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El desarrollo infantil es un camino lleno de altibajos: con la misma rapidez con que

los niños hacen gala de sus avances también retroceden, casi siempre víctimas de los
conflictos que les rodean. De hecho, es natural que los niños pequeños tengan
problemas ocasionales para dormir, se hagan pis en la cama de vez en cuando, lloren sin
motivo aparente, discutan con sus hermanos o tengan arrebatos de ira. Por lo general,
estas reacciones suelen ser de corta duración y no suelen interferir en su desarrollo.

Sin embargo, existen determinadas circunstancias que se escapan del control de los
padres y desbordan sus recursos para hacerle frente a la situación. Se trata de conductas
que se convierten en una señal de alarma e indican que es necesario consultar a un
especialista.

5 señales que indican que ha llegado el momento de


consultar a un psicólogo infantil
1. Se produce una regresión en el comportamiento que no se supera

Las regresiones, “dar un paso atrás”, son un mecanismo natural en el desarrollo de


los niños que les ayuda a lidiar con situaciones difíciles. Se trata de una estrategia
inconsciente en la que los pequeños vuelven a manifestar conductas inmaduras que ya
habían superado (usar el chupete, el biberón o los pañales) como un mecanismo de
defensa para regresar a ese momento en el que se sentían más seguros y protegidos. Sin
embargo, una vez que el niño gana seguridad y confianza, supera la regresión y vuelve
al mismo punto en que se encontraba antes. El problema comienza cuando el pequeño
no puede superar por sí solo esa regresión, lo cual indica que no es capaz de
enfrentarse a la situación que la ha provocado. En este caso, es fundamental acudir a
un psicólogo que ayude al pequeño a superar esta etapa y le brinde las herramientas que
necesita para enfrentar la situación.

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