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3 - Der Admitivo Contemporáneo-Manuel A Restrepo PDF
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Resumen
Texto
Consideraciones preliminares
El Derecho Administrativo correspondiente al Estado Regulador
Caracter’sticas del Derecho Administrativo Neopolicial
ÊÊÊÊ1. La bœsqueda de la eficacia y la eficiencia mediante la simplificaci—n normativa y
procedimental
ÊÊÊÊ2. La instrumentaci—n normativa a travŽs de la potestad reguladora de autoridades
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Consideraciones preliminares
Teniendo en cuenta esa distinci—n, puede afirmarse sin vacilaciones que en el Estado
Gendarme el derecho administrativo fue el derecho del poder de polic’a,[1] y en el
Estado Intervencionista lo fue el del servicio pœblico.[2] El interrogante que hay que
despejar es cu‡l es el derecho administrativo que
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responde al modelo de Estado Regulador y cu‡les son las caracter’sticas que lo hacen
distinto de los anteriores.
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En el Estado Regulador existe un retorno del protagonismo del mercado que lleva a un
proceso de desestatizaci—n de funciones a su favor, principalmente en el ‡mbito
empresarial, mediante procesos concurrentes de liberalizaci—n,[3] privatizaci—n,[4]
contractualizaci—n[5] y fomento;[6] pero el rŽgimen jur’dico aplicable a la estructura y
actividad de la Administraci—n sigue estando condicionado por la bœsqueda de la
realizaci—n eficaz y eficiente de las prestaciones sociales a las cuales la ciudadan’a no
est‡ dispuesta a renunciar.
De esta manera, el derecho administrativo del Estado Regulador tiene que resolver las
tensiones que se presentan entre los intereses del mercado,
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Para tratar de resolver esas tensiones, esta nueva forma de derecho administrativo
policial se caracteriza por (i) la bœsqueda de la eficacia y la eficiencia mediante la
simplificaci—n normativa y procedimental, (ii) la instrumentaci—n normativa a travŽs
de la potestad reguladora de autoridades independientes y no de la potestad
reglamentaria del Gobierno, (iii) la ampliaci—n de los espacios de autorregulaci—n y
autocontrol por parte de los sujetos vigilados, y (iv) la utilizaci—n de instrumentos
propios del derecho reflexivo m‡s que de mecanismos impositivos de intervenci—n.
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para controlar las conductas de los particulares incida lo menos posible en sus
actividades y no afecte la competitividad. Ello se traduce en la racionalizaci—n o
supresi—n de tr‡mites, la eliminaci—n de funciones duplicadas, la reducci—n de plazos,
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Para quienes defienden la necesidad de la existencia de este tipo de —rganos, por las
razones antes vistas, su configuraci—n dentro de la estructura de la administraci—n,
aunque rectifica la tradicional vinculaci—n jer‡rquica, no determina una desvinculaci—n
inconciliable con las reglas constitucionales, pues ellas no conservan las funciones de
direcci—n pol’tica y normativa, que siguen en manos del Gobierno, correspondiŽndoles
de manera exclusiva las atribuciones atinentes a la regulaci—n, interventoras, del
respectivo sector.
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En la medida en que se produce una pŽrdida progresiva de soberan’a por parte del
Estado, derivada de la desmonopolizaci—n de la facultad de adoptar decisiones
vinculantes, emergen individuos, grupos y organizaciones privadas con capacidad
para imponer sus propias decisiones o para hacer que las decisiones legislativas,
La crisis de la forma de atenci—n prestacional de las demandas sociales por parte del
Estado, lleva primero a su contractualizaci—n y luego a su privatizaci—n. En ese
escenario se desarrollan los mayores avances en especializaci—n y profesionalizaci—n,
en desmedro del papel cl‡sicamente asignado a la Administraci—n Pœblica, que
conducen a que en cada campo sean los propios operadores quienes determinen el
correcto ejercicio de la actividad, los procedimientos tŽcnicos pertinentes y las
limitaciones Žticas.
As’, el Estado se ve forzado a reconocer que el orden jur’dico aplicado por los
prestadores privados de los servicios esenciales deja de ser el que emana de su
voluntad y pasa a serlo la verificaci—n de las reglas de autocontrol definidas por los
propios prestadores, de manera que el derecho administrativo tiende a ser una
regulaci—n de la autorregulaci—n, de constataci—n de cumplimiento de las
reglamentaciones privadas a las cuales el Estado atribuye efectos vinculantes.
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Ahora bien, vista esa precisi—n del alcance del ejercicio de la funci—n de polic’a que se
privilegia, aunque sin excluir, sobre las de prestaci—n y fomento, conviene identificar
las tŽcnicas de intervenci—n a las cuales recurre la administraci—n inspectora para el
cumplimiento de su papel. En ese sentido, se destacan principal, aunque no
exclusivamente, las autorizaciones, las visitas y las sanciones.
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Para los efectos pertinentes, baste recordar que el debido proceso adjetivo comprende
derechos previos a la decisi—n[10] y derechos frente a la decisi—n,[11] mientras que el
debido proceso sustantivo implica la suficiencia del sustento f‡ctico, la razonabilidad
de la decisi—n Ðque el C—digo Contencioso Administrativo enuncia como la adecuaci—n
de la misma a los fines de la norma y la proporcionalidad a los hechos que le sirven de
causa− y la congruencia en los medios empleados. De manera que, de la
discrecionalidad amplia del derecho de polic’a en el siglo XIX, se pasa a una
Conclusi—n
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Bibliograf’a
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[2] Entendido como la actividad de prestaci—n positiva, que debe ser provista
interrumpidamente y en igualdad de condiciones a todos los asociados, para
satisfacer sus necesidades esenciales.
[4] La privatizaci—n puede estar referida desde la sustituci—n del rŽgimen jur’dico
aplicable a las entidades prestadoras por el derecho privado hasta la enajenaci—n de
la propiedad pœblica, pasando por la transferencia de la gesti—n a prestadores
privados sin mutar su propiedad.
[6] Esta forma de intervenci—n indirecta, que es propia del Estado intervencionista, se
privilegia en el Estado regulador en lugar de la intervenci—n directa, dirigiendo
recursos pœblicos para incentivar el desarrollo de determinadas actividades
econ—micas por parte de los privados.
[7] Debe tenerse en cuenta que la actividad externa de la Administraci—n que tiene
relevancia jur’dica, usualmente ha de llevarse a cabo por procedimientos
contemplados en otras leyes, de manera que aquella queda condicionada
enteramente fuera de la disposici—n de la propia organizaci—n autora de la actividad.
[9] Sobre este particular, Garc’a de Enterr’a considera que la fuente de la potestad
sancionadora de la administraci—n no reside en el poder de polic’a sino en la
capacidad ordenadora de las actividades privadas que tiene la administraci—n como
atribuci—n propia y que es del ejercicio de esa atribuci—n que emana la legitimaci—n
para imponer sanciones a los particulares. VŽase: Garc’a de Enterr’a y Fern‡ndez,
1986, 96.
[11] Los derechos frente a la decisi—n son los de motivaci—n suficiente, resoluci—n
plena y estricta de todas las cuestiones y an‡lisis de los argumentos del administrado.