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Socialmente consideramos que los números naturales nos vienen dados, que han existido siempre

tal y como los conocemos, es por ello que identificamos un número asociándolo de modo
espontáneo a su nombre como un objeto más de nuestro entorno.

Las actividades de contar o de designar un orden a los números parecen formar parte de la
naturaleza humana y, socialmente se considera que, para realizarlas, no hay nada que saber, esto
debido a que lo llevamos a cabo de manera automática, con gran naturalidad, sin cuestionarnos
las condiciones de su realización. Es por ellos que podemos ver como los niños desde muy
pequeños pueden distinguir y comparar cantidades e incluso desde que inician a hablar pueden
nombrar los números, aunque no en el orden correcto.

Es en la escuela en donde los niños inician la construcción de los primeros conocimientos


numéricos es por ello que se considera necesario generar situaciones que les permitan llevar a
cabo tareas de comparación, igualación, distribución, reparto, coordinación, ordenación numérica
donde el número y la numeración adquieran sentido y funcionalidad.

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