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Estructura de dominio azteca

Los aztecas y sus aliados establecieron su dominio sobre numerosos pueblos, especialmente
en el centro de México, la región de Guerrero y la costa del golfo de México, así como algunas
zonas de Oaxaca. Poseían además enclaves en varias posiciones estratégicas en la región de
Tabasco (Xicalanco) y dominaban la ruta entre el corazón de Mesoamérica y la rica región
del Xoconochco —ubicadas en el sur del actual Estado mexicano de Chiapas— que era
regida directamente por los mexicas.
Los mexicas expandieron su control económico, principalmente mediante tributación, a través
de una amplia región del actual centro de México, con excepciones importantes de control
político en altépetl disidentes o fronterizos. Formalmente, se trataba de un conjunto de
dominios inicialmente regidos de los tres estados integrantes de la Triple Alianza —
Texcoco, Tlacopan y México-Tenochtitlan—, aunque es verdad que los mexicas de
Tenochtitlan encabezaron esta confederación y fueron el estado más expansionista de los tres
mencionados. Por otra parte, los mexicas nunca establecieron un dominio directo sobre los
pueblos conquistados.
Exactamente, la élite gobernante de la Triple Alianza se apropiaba de la producción de las
otras naciones mesoamericanas mediante la imposición de un tributo, que era fijado de
acuerdo con la especialización económica y geográfica de los dominados y recolectado por
un calpixque, o recaudador. Los dominadores no impusieron su religión ni su lengua a los
dominados. Aunque es cierto que los estados sometidos no tenían independencia política
total, seguían gobernados por grupos locales. Solo en algunos casos, los mexicas
establecieron un control militar en ciertos puntos estratégicos de sus dominios.
El modo en que los mexicas impusieron su dominio sobre otros pueblos mesoamericanos fue
diverso, no ajustándose a una estructura imperial tradicional como en las monarquías
europeas. Aunque se suele señalar el carácter militar de varias conquistas mexicas, también
establecieron una complicada red de alianzas matrimoniales con las élites locales para
asegurar la lealtad hacia el poder de México-Tenochtitlan. Tal fue el caso, por ejemplo, de
los zapotecos del istmo de Tehuantepec. El dominio del Estado mexica en Mesoamérica no
fue total. Varios estados mesoamericanos fueron capaces de resistir el empuje de los
tenochcas y sus aliados, entre ellos los popolocas de Teotitlán del Camino,
los tlapanecos de Yopitzinco, el señorío de Metztitlán (norte de Hidalgo),
los mixtecos de Tututepec, la confederación Tlaxcalteca y el estado tarasco de Michoacán. De
sobra es conocido que los tlaxcaltecas eran enemigos acérrimos de los mexicas, que les
habían impuesto la obligación de participar de la Xochiyáoyotl a cambio de su independencia.
Tampoco debe dejar de mencionarse que los mexicas nunca pudieron derrotar a los tarascos,
y que la presencia de este pueblo impidió la expansión de sus dominios hacia el occidente.
El fin del régimen de dominio internacional de los mexicas y sus aliados en Mesoamérica
concluyó con la Conquista española de México-Tenochtitlan. En este suceso, que se suele
tomar como punto final del desarrollo independiente de la civilización indígena
mesoamericana, participaron no solo los expedicionarios europeos, sino, decisivamente, sus
aliados indígenas provenientes de numerosas naciones tributarias de la Triple Alianza que
vieron en los recién llegados una oportunidad de poner fin al dominio tenochca.

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