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Entre los filósofos que estudiaremos en este periodo histórico tenemos a Platón con su
obra “La República”, siendo esta una propuesta ética, política, social, económica, etc.
También el filósofo escribió “El Político” y “Las Leyes”, el fundamento de su filosofía
política es el lema socrático “Virtud es conocimiento”, esto significa para Platón que debe
existir una buena vida tanto para los individuos como para los estados, la cual puede ser
objeto de estudio filosófico. La tesis principal es que el hombre bueno tiene que ser un
buen ciudadano y esto difícilmente puede lograrse si no existe a la par un estado bueno y
justo, porque lo que es bueno para el hombre es también bueno para la polis.
Más realista que Platón, Aristóteles estudió las diversas formas de gobierno algunas
positivas y otras negativas, entre las primeras tenemos la monarquía, la aristocracia y la
democracia, con respecto a la segunda, la tiranía, la oligarquía y la demagogia.
A finales del siglo XVI, la sociedad europea está sufriendo grandes cambios económicos y
sociales entre los que podemos mencionar los estados nacionales, las monarquías
absolutas, surgimiento de la burguesía, etc. Y en consecuencia, se da la necesidad de
generar nuevos enfoques políticos que mediaticen las contradicciones existentes.
Debemos destacar la figura de Maquiavelo con su obra “El Príncipe”, este autor en esta
obra propone soluciones prácticas para los gobernantes para que puedan conquistar su
poder y retenerlo. Con Maquiavelo se separa el acto de gobernar de la moralidad
intrínseca que todo acto político debe tener. La conocida expresión, el fin justifica los
medios que se desprende de “El Príncipe”, apunta a que el monarca debe necesariamente
usar cualquier recurso, por inmoral que nos parezca para lograr la unidad del estado y por
lo tanto su fortaleza.
En los inicios de la modernidad se genera una serie de obras a las cuales se denomina
utopías, Thomas Moro escribió su obra “Utopía”, inspirada en La República de Platón en
donde en el libro V, los interlocutores de Sócrates, después de escuchar el planteamiento
de un estado “perfecto”, se preguntan si tal ideal es posible. Utopía traducida
significa ningún lugar, el significado que Moro le da es el siguiente: No hay tal lugar pero
puede haberlo, entonces lo que debemos hacer siguiendo a Marx es crear las condiciones
objetivas, materiales y culturales para que pueda existir un mundo mejor.
A lo largo de esta época se desarrolla una amplia reflexión sobre la filosofía política, con
autores como Hobbes, defensor del absolutismo político, Locke, Montesquieu, Rousseau,
en los cuales se anuncia la división de poderes y el contrato social. La ilustración hace
suyo el optimismo burgués, enfatizando su idea de progreso económico y social.
Por último, estudiaremos la sociedad actual la que está viviendo una de las más complejas
situaciones que se han dado en el curso de la historia. El hombre hoy más que nunca
necesita de instrumentos que le ayuden a interpretar la realidad social, nos encontramos
en una sociedad llenos de espectros compulsivos, socavadoras de las leyes morales
impersonales o anónimas, silenciadoras de la consciencia individualizada. Por lo tanto, hoy
más que nunca es necesario introducir la moral en la política.
Aquí pasaremos a estudiar al estado definiéndolo como una asociación, ya que toda
asociación no se forma sino, en vista de algún bien, por tanto, que todas las asociaciones
tienden a una bien de cierta especie, siendo el bien de las asociaciones aquella que
encierra todas las demás, y se le llama Estado. Al respecto la familia se convierte en un
pequeño Estado.
Estas primeras asociaciones, la del señor y el esclavo, la del esposo y la mujer, son las
bases de la familia, el griego tiene derecho a mandar al bárbaro, puesto que, la naturaleza
ha querido que bárbaro y esclavo fuesen una misma cosa. La primera asociación de
muchas familias, pero formada en virtud de relaciones que no son cotidianas, es el pueblo,
que justamente puede llamarse colonia natural de la familia. “Si los primeros estados se
han visto sometidos a reyes y si las grandes naciones lo están, aún hoy, es porque tales
estados se formaron con elementos habituados a la autoridad real, puesto que en la
familia el de más edad es el verdadero rey”.
Las familias forman los pueblos y la asociación de muchos pueblos forma un Estado
completo, que llega, si puede decirse así, a bastarse absolutamente a sí mismo, teniendo
por origen las necesidades de la vida, y debiendo su subsistencia al hecho de ser éstas
satisfechas.
Así el Estado procede siempre de la naturaleza, lo mismo que las primeras asociaciones,
cuyo fin es la felicidad. Que el Estado es un hecho natural, que el hombre es un ser
naturalmente sociable, y que el que vive fuera de la sociedad por organización y no por
efecto del azar, es ciertamente, o un ser degradado, o un ser superior a la especie
humana.
No puede ponerse en duda que el Estado está naturalmente sobre la familia y sobre cada
individuo, porque el todo es necesariamente superior a la parte, lo que prueba claramente
la necesidad natural del Estado y su superioridad sobre el individuo es que, si no se
admitiera, resultaría que el hombre no puede ser nunca miembro del Estado y sería o un
bruto o un dios. Puesto que ya hemos dicho que el hombre es un ser sociable y político por
naturaleza.
Maquiavelo concluye que el príncipe debe aparentar poseer ciertas cualidades, ser capaz de
fingir y disimular bien para lograr sus propósitos y poder ser temido y respetado, el monarca
debe utilizar cualquier recurso por inmoral que este pueda parecer, para lograr la unidad del
estado y su perdurabilidad.
Al analizar el libro más conocido del filósofo político inglés Thomas Hobbes, escrito en 1651y
titulado con el nombre “El Leviatán”, esta fuente de la filosofía política establece los
fundamentos del derecho natural y se le conoce como el defensor de un absolutismo
político. La estancia de Hobbes en Europa está vinculada al miedo político y en particular al
miedo al poder en general. La conexión que se puede descubrir entre su actitud vital y su
pensamiento político descansa por ende en el miedo. Aunque es posible abstraer la noción
de miedo, como Hobbes con tanta frecuencia hace, cada período cultural parece definido por
una clase de miedo; miedo bíblico, miedo religioso, miedo moral, miedo político.
En el seno del gran artificio político, es decir, la institución que hace posible las demás
instituciones, el Estado o Leviatán, nada que vaya contra el poder político es lícito. La
libertad del ciudadano está determinada por los términos del acuerdo en virtud del cual
nació el Estado. Nadie puede oponerse al estado ni servir a otro señor: en este sentido el
Estado es un monstruo que nunca está satisfecho, y devora a quien se le opone.
Desde luego, Hobbes defendía la monarquía absoluta y estaba convencido de que era la
mejor forma de Gobierno, pero la monarquía absoluta no es una consecuencia de los
principios lógicos del pacto político fundamental ni implica un ejercicio arbitrario y por
completo personal del poder. De los principios lógicos del pacto se deriva cualquier forma de
gobierno, y el proceso histórico del pensamiento político posterior demuestra que en la
teoría hobbesiana del pacto estaba incoada la moderna teoría democrática. Sin embargo
Hobbes, legitima el absolutismo político en base a que en estado de naturaleza, lo natural es
el conflicto, la inseguridad y la pérdida de su vida y de sus bienes, y por ende los hombres
deciden a través del contrato social ceder su libertad al gobernante a cambio de la seguridad
de su vida y de sus bienes.
Hobbes considera que en el estado natural por lo tanto, el hombre tiene derecho a lo que
existe en el mundo, que para regular los actos se debe formar un contrato social, ya que
si quien no está sujeto a ninguna ley civil peca en todo cuanto hace contra su conciencia,
porque no tiene otra regla que seguir, sino su propia razón, no ocurre lo mismo con quien
vive en un Estado, puesto que la ley es la conciencia pública mediante la cual se ha
propuesto ser guiado.
Pero, ¿quiénes son los gobernantes? Son quienes tienen el poder, los que dominan y a
veces y, a veces, llegan a explotar al grupo al que gobiernan. Los gobernados son los
sometidos; algunas veces, su actitud es pasiva y tolerante, aunque también pueden ser
rebeldes e inconformes y, entonces, cuando luchan por destituir a quien los oprime, la
política se convierte en una lucha por el poder.
La actividad que tiene por objeto regular y coordinar la vida social por medio de una
función de orden, defensa y justicia para mantener la superación y la cohesión de un
grupo social determinado.
Para Maurice DUVERGER, la política puede ser concebida como una lucha o como un
elemento de integración.
Adherirse a una u otra tesis dependerá de la situación del individuo o grupo determinado.
Es decir, las clases pobres, oprimidas o insatisfechas no creen que el poder asegure un
orden real; conciben a este último como una caricatura de orden, y en este sentido la
política es lucha, pues detrás del orden se oculta la dominación de los privilegiados. En
cambio, las clases acomodadas o ricas creen que la sociedad marcha en armonía, y desde
este punto de vista la política es un medio de integración, en tanto que el poder garantiza
un orden auténtico. Por ello, Maurice DUVERGER concluye que la política tiene una
esencia ambivalente que varía según las épocas, las circunstancias y los países, ya que
por un lado constituye un instrumento de dominación de ciertas clases sobre otras, y por
otro es un medio que permite asegurar un orden social y la integración de los individuos
con miras al bien común.
En política hay dos niveles de análisis: la micro política, que se funda en el contacto
personal y en las relaciones interindividuales, y la macro política, ámbito en el que no
existe contacto personal y las relaciones son mediatizadas, administrativas o mediante un
contacto teatral o ficticio. Los ejemplos clásicos de esto último son el apretón de manos del
ministro o un discurso del Presidente.
…La política es la actividad humana central, el medio por el cual la conciencia individual
es llevada al contacto con el mundo natural y social en todas sus formas, y por ello las
relaciones sociopolíticas sobrevivirán incluso a la desaparición del Estado (Antonio
GRAMSI).
Dentro del campo de estudio de la política actualmente existen opiniones como las del
filósofo alemán Jürgen HABERMAS, que aconsejan retornar a los fundamentos de la
política clásica, a la vida buena y justa; el regreso a los orígenes, es decir, cuando el
ciudadano expresaba sus problemas y la política se basaba en un mayor entendimiento,
buscando el bienestar dentro de un orden instituido.
HABERMAS contrasta estas ideas con la intención que atribuye Thomas HOBBES a la
política, en el sentido de ser la base científica para el establecimiento de las condiciones
que permitan el orden correcto de la sociedad.
Poder
Aristóteles, también cuestionaba el mandato patronal que ejercía sobre los esclavos; pero
existe otra forma en que el hombre rige a individuos de la misma categoría, a la cual se le
denomino poder político, por tratarse de un poder que se ejerce sobre hombres libres. Es
una dirección sobre personas y no sobre cosas o animales. Aristóteles establece la
diferenciación del poder político con base en las tres societátes: paternal, despótica y
política.
A finales del siglo XVII, John LOCKE, en su Ensayo sobre el gobierno civil, se planteaba la
interrogante: “¿Cómo mostrar la diferencia entre el gobernante de una sociedad política, el
padre de familia y el capitán de un barco?” La cuestión fundamental resiste en establecer
sobre qué bases se fundamenta el poder.
Sin embargo, WEBBER planteó un criterio a partir del cual el poder político que cuenta con
los medios de coacción física se diferencia del poder económico, que se basa en la
posesión de bienes o riquezas, y del poder ideológico, que se apoya en el control de los
medios de persuasión.
En el caso del poder económico, éste, por ejemplo, se vale de ciertos bienes en una
situación de escasez para inducir a la gente a observar una conducta determinada,
generalmente la ejecución de algún tipo de trabajo. En la posesión de los medios de
producción reside una enorme fuente de poder por parte de quienes los poseen. El poder
del dueño de una empresa deriva de la posibilidad que la posesión o la disponibilidad de
los medios de producción le proporcionan para comprar la fuerza de trabajo a cambio de
un salario. En general, todo poseedor de bienes abundantes es capaz de condicionar,
mediante concesión de compensaciones o la promesa de otorgarlas, el comportamiento de
quien se encuentra en una situación de debilidad y de penurias.
En cambio el poder ideológico se basa en la influencia que las ideas formuladas de cierta
manera por una persona investida de autoridad, como el sacerdote, el intelectual o el
científico, tienen sobre la conducta de los demás. Al difundir sus valores y sus
conocimientos, cumplen un proceso de socialización necesario para la cohesión e
integración del grupo.
Por último, el poder político se sustenta en la posesión de los instrumentos por medio de
los cuales se ejerce la fuerza física; por ejemplo, las armas de todo tipo; es coactivo y el
poder supremo, porque de alguna manera todos se encuentran subordinados a él. En
otras palabras lo que distingue al poder político de los demás es la exclusividad para el
uso de la fuerza contra el resto de los grupos que actúan en determinado contexto social.
2. El poder tradicional, se basa en la creencia del carácter sacro del poder. La
fuente de este poder es la tradición.
El estado, al igual que el suelo sobre el que se halla situado, no es un patrimonio. Consiste
en una sociedad de hombres sobre los cuales únicamente el Estado tiene derecho de
mandar y disponer. Es un tronco que tiene sus propias raíces. Emmanuel Kant.
Estado
Antes de que se conformara el Estado con las características propias del actual, hubo
distintas organizaciones políticas. Para algunos autores el nacimiento del Estado fue
consecuencia directa de los regímenes monárquicos de los siglos XVI y XVII en Europa
Occidental. La corriente marxista afirma que para entender su origen es necesario
considerarlo como parte de un proceso de desarrollo. Friedrich ENGELS, en su obra El
origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, afirma que éste se constituyó al
dividirse la sociedad en clases ―, y ante la necesidad de frenar los antagonismos entre los
grupos sociales. Para Karl MARX han existido cuatro tipos de Estado: el esclavista, el
feudal, el burgués y el socialista, cada uno de los cuales ha tenido su propio modo de
producción.
En la comunidad primitiva existía una sociedad sin clases, pero ésta dio paso al Estado
esclavista. Así se originó el primer régimen de explotación en la historia. En el Estado
feudal los terratenientes gozaban de plenos derechos; ya no eran “dueños” de los
campesinos (esclavitud), pero podían apropiarse del producto de su trabajo y obligarlos a
sujetarse a ciertas condiciones ventajosas para el patrón (servidumbre).
Desde un punto de vista general, el Estado se define como la autoridad suprema existente
de un territorio que está capacitada para ejercer poderes soberanos, tanto normativos
como los que se valen de la violencia legitimada sobre los habitantes de ese espacio
territorial. Es decir, el poder del Estado es el poder supremo de la sociedad, el que se
coloca por encima de los demás, como el material o económico. El Término Estado abarca
dos nociones distintas pero ligadas entre sí.
En primer lugar, es el conjunto de la organización del gobierno; así, puede haber
regímenes democráticos, absolutistas, monárquicos, teocráticos, militares y
republicanos, entre otros. Es decir, se trata de la organización del poder dentro de
un conjunto social determinado, con una estructura económica y una ideológica, y
con una serie de aparatos institucionales y de normas jurídicas destinadas a
regular el funcionamiento de la sociedad.
Se considera que el fin último del Estado tiene que ver íntimamente con las
funciones o acciones que ejerce, las cuales son diversas: sociales, políticas,
económicas y jurídicas. De todas estas funciones, que se dan en los diferentes
ámbitos, las sociales son indispensables para lograr la convivencia humana
mediante el orden, la armonía y la organización social. En cuanto a las funciones
políticas, si el poder se manifiesta en agrupaciones humanas el Estado se ocupará
de la organización de dicho poder y de la vida política. Para alcanzar este objetivo,
el Estado cuenta tanto con aparatos institucionales como con el derecho. De él
surgen instituciones, por ejemplo, los partidos políticos, los sindicatos y las
asociaciones civiles.
En el ámbito económico, las funciones del Estado se basan en el régimen jurídico
de la propiedad y en el sistema de producción, y puede deducirse que esto es lo
que determina la naturaleza de casa Estado y de su sistema político.
Por su parte, las funciones jurídicas del Estado pueden resumirse en tres: legislar,
administrar y juzgar. La primera consiste en la facultad para dictar leyes,
reglamentos o decretos; la segunda se relaciona con la atención de los intereses
de la comunidad mediante la introducción de servicios públicos (agua potable, luz
eléctrica, pavimentación, recolección de basura, seguridad interna y externa,
policía, defensa militar, etc.), y la tercera se encarga de resolver los conflictos entre
particulares, o bien entre un particular y un órgano del Estado, por medio de
sentencias o resoluciones judiciales, impartiendo justicia en los tribunales mediante
jueces o magistrados.
En El espíritu de las leyes, publicado en 1748, Charles Louis
MONTESQUIEU¹⁹ atribuyó al Estado tres funciones esenciales: crear las leyes que
gobiernes al pueblo; aplicarlas, así como resolver los conflictos y las diferencias
que se presenten entre los individuos. Esta visión acerca del papel del Estado
representativo llevó a plantear la separación o división entre los poderes otorgados
a tres órganos distintos (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), a fin de alcanzar un
equilibrio en el poder capaz de garantizar la libertad y contrarrestar los peligros de
la tiranía.
Tradicionalmente, en el pensamiento político han existido dos corrientes de
concepción respecto del Estado: la liberal y la marxista.
Para la concepción liberal, el Estado preserva la libertad política, los derechos
individuales y la igualdad jurídica entre todos los hombres. El Estado se concibe no
como el centro de la organización social en su conjunto, sino como una institución
entre otras; así, acaba siendo un árbitro y no una estructura destinada al control de
la vida social. Frente al predominio del liberalismo económico, expresado en la
consigna laissez faire-laisser passer (dejar hacer, dejar pasar), que significa
libertad económica sin ninguna restricción estatal, el Estado desempeña una
función relativamente secundaria.
Sin embargo, el desarrollo del capitalismo y la necesidad de una distribución más
equitativa de la riqueza alteraron la función del Estado moderno. Posteriormente,
durante el siglo XIX se estableció la concepción marxista del Estado, según la cual
éste no es imparcial en la lucha de clases, sino el instrumento de opresión de las
clases dominantes sobre las clases oprimidas. Visto así, el Estado monopoliza la
violencia legítima, pero lo hace en provecho de una clase, la dominante, a fin de
mantener las relaciones sociales vigentes. Su aparato y sus normas jurídicas se
utilizan para someter a los distintos grupos en función de los intereses de la clase
dominante.