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TEOLOGIA BIZANTINA CORRIENTES HISTORICAS Y TEMAS DOCTRINALES JOHN MEYENDORFF e a= RISTIANDAD ‘Dealt ae pblcao por Fordham Unies Press ‘New York 18S “Til ga BYZANTINE THEOLOGY Lo ayo al espato! DIONISIO MINGUEZ Derechos para tdos os pales de lengua espaol en EDIGIONES CRISTIANDAD, 5. ‘Madi 2002 ISBN: £47057-408-X Depo legal M. 7.040-2003 Print in Spin Anza, §.L.-Fuenlabrds (Madd) vil EL CISMA ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE Las controversias cristolégicas del siglo V provocaron, Jomo yase ha visto, l ruptura definitiva entre el crstianismo daron solos en su fielidad comtin « Caleedor dos expresiones culturales més importantes del cristianismo en el imperio romano. El cisma que terminé por separarlos no se puede identficer con ningrin acontecimiento espectt- (0; ni siquiera se puede precisar la fecha conereta de esa separacién. La enemistad politica entre Bizancio y el imperio franco, las progresivasdivergencias intelectuales y précticas, Jos desarrolos uilaterales de lateotoga y de la elesiologia, son factores que incidieron profundamente en el proceso de separacién, Pero, a pesar de los elementos histéricos que abrieron cada ver mas la brecha entre las dos mitades del cristanismo, también hubo fuerzas pokiticas que trabajaron a favor dela unin. Por ejemplo, durante los siglos XIII y XIV, Jos emperadores bizantinos se esforzaron sistemdticamente por restablecer la antigua comunién ecesistica con Roma, para conseguir ast el apoyo de Occidente en su lucha contra Ja amenaza de los turcos.. En realidad, ni el cisma ni el fracaso de los intentos de reunficacién se pueden expliar tnicamente por factores, socio-polttcos o culturales, Las dificultades creadas por la historia se podrian haber resuelto, si hubiera habido un eri- Aerio eclesiol6gico unitario para solucionar Tos problemas teolégicos,cannicos o litirgicos que mantenfan separados a Oriente ya Occidente, Pero el desarrollo medieval de la idea del primado de Roma como referencia dltima en materias 172 -Troocta sizawrina.conRIENTES HISTORICAS doctrinales contrastaba radicalmente con la concepcién de Iglesia que prevalecta en Oriente. Por tanto, no podia haber acuerdo sobre los problemas ni sus posibles soluciones, ‘mientras hubiera una divergencia en la nocién de autoridad ena Iglesia, 1, La curstion es, LIOQUE Los bizantinos consideraban la cuesti6n del Fitioque ‘como el punto central de diveryencia con Roma. En su opi- nin la Iglesia latina, al aceptar un credo con interpolacio- xs, no s6lo se oponia al texto adoptado por los concilios ecuménicos como expresin de la fe eristiana universal, sino que atribuia autoridad dogmtica a una falsa concepcidn de a Trinidad. Entre los bizantinos, hasta los que se podfan ‘onsiderar més moderados —por ejemplo, Pedro, patriarca de Antiogufa, que se opuso al sistemdtico antlatinismo de Miguel Cerulario, patriarca de Constantinopla—, sostenfan «que esa interpolaci6n era no s6lo cun mal, sino incluso el més ppemicioso de todos los males»'. Por lo general, os bizantinos no tenfan perfecto conoci- riento de las complicadas eircunstancias histéricas que lle varon a la aceptacin del Filiogue en Oceidente, tales como la interpolaci6n de ese término en el eredo, que se produjo en Espafa en el siglo VI como medida para reforzar la postura anti-arriana dela Iglesia espatiola; la difusién del credo inter- polado por todo el imperio franco: el uso que Carlomagno hizo de la interpolaci6n en su polémica antisgriegy la refe- "Pdr de Aniogt arta Mig Cras Wil Ata seri gua de centres elec greeting 186) 198. FL CISMA ENTREORIENTE ¥ OCCIDENTE 173 rencia que hicieron post factum algunos teblogos francos aa obra de Agustin De ‘Trinifate, para justificar la interpolacién (que el propio Agustin jamais se habia planteado); y fnal- mente, ls aceptacin del Filiogue en Roma, probablemente en el aiio 1014, Focio fue el primero que en 866 ofecié abiertamente, por parte grega, una exhaustiva refutacin del texto interpolado, al considerarlo no sélo como una altera- cin textual introducida en el Iejano Occidente por ciertos francos «bérbaros>, sino también como un arma de propa ganda anti-bizantina entre los vecinos bilgaros,recienternen- te convertidos al eristianismo por los griegos, de lo que el ‘propio patriarca bizantino se consideraba responsable. Fin su encielica a los patrarcas orientales (866), Focio considera el Filogue como la «corona de todos los males» introducidos en Bulgaria por los misioneros fancos*. Ya se ha visto que la principal objecin teoligica a la interpolacién consistia en que comportaba una confusin de los caracteres hipostticas de las tres personas de a Trinidad, por lo que resultaba una nueva forma de modalismo, 0 de «semi-sabe- lianismo». Después del concilio de los afios 879-880, que rnfificé solemnemente el texto original del credo y conden formalmente a todo el que se atreviera a scomponer otra pro- fesign de fe» 0 a corromper el credo con «palabras legtimas, 6 adiciones 0 substraccionesy’, Focio se considers plens- mente satisfecho, Para celebrar lo que él entendia como la victoria final de la ortodoxia, escribi6 una minuciosa refutar ‘ign de la doctrina sobre la edoble procesién» —su célebre ‘Mistagogia— en la que incluso lleg6 a feictar al papa Juan ‘VIII por haber hecho posible ese triunfo‘. * Fac cis, 8 PG 102, 7236, Mans XVI 580 Fk, ia 89 PG 102, $8038, 174 -TROLOGIA nZANTINS, CORRIENTES HISTORLCAS Después dela adopcisn definitiva del Fiogue en Roma y en todo el Oceidente el problema no pudo sino plantearse en cualquier encuentro, polémico 0 amistoxo, entre griegos y Intnos. La literatura bizantina sobre el tema es extremada- ente voluminosa y se ha estudiado con dedicacién en algu- nas obras de referencia, como las monografiss de Martin Juge, Hans-Georg Beck y otros. Los argumentos de Focio sel Filioque es una interpolac6n ilegiimo, adestruye la ‘monarquia del Paden y erlativiza Ia realidad de Ia existen- «ia personal o hipesttica en el seno de la Teinidad>— cons- ttuian el ncleo de la discusién Pero en muchas ocasiones, Ja controvesia qued6 reducida una interminable enumnera- ién, por ambas partes —latinos ygriegos—, de textos pati tieos a favor de sus respectivas posturas. Las controversias sobre autoridades antiguas se centraban frecuentemente en los textos de aquellos Padres —especiakmente, Atanasio, Cirilo de Alejandra y Bpifanio de Chipre— cuyo principal interés residia en la polémica antarrana o antinestoriana es deci, la railicacin de la identiad de Cristo como eterno y preexistente Logos divino. Con referencia al Esp Santo se empleaban, nevtablemente, expresionessemjantes las due se habian adoptado on el siglo VI en Espafa, onde la interpolacién habia aparecido por primera ver. Determina- dos textos btbicos, como Jn 20,22 («A continuacién sols sobre ellos y les dijo: Recibid el Espiritu Santo») se aducfan como prueba de la divinidad de Cristo: si el «Espiritu de Dios» es también el eBspirta de Cristo» (ef Rom 8,9), no cabe duda que Cristo es «consustanciaby con Dios. En ese mismo sentido se puede decir que el Espirit Santo es el Espiritu epropio» del Hijo” e incluso que el Espirit eproce- Atma Sera 1 PC 26,6258 CISA ENTRE ORINTE Y OGCIDENTE 175 de sustancialmente de ambos», Padre ¢ Hijo". En su comen- tario a esos textos, en el que reconocia su correspondencia, con el pensammiento patrstco latino, Méximo el Gonfesor los interpreta correctamente, en el sentido no de que cel Hijo es clorigen del Espiritu, porque «sélo cl Padre es el origen del [Hijo y del Espriea Santo», sino que «el Espitita procede a través del Hijo, expresando as la unidad de naturalezan’. En ‘otras palabras, de la actividad del Espiritu en el mundo des- pués de la encamacién se puede deducir la consustancial- ddad de las tes personas de la Trinidad, pero no se puede inferir ninguna causalidse en la eterna relacién personal entre el Hijo yel Espiritu [No obstant, algunos telogosdenominados Latindphrones (€ sce mentalidad latinas) por los bizantinos, especialmente Juan Becoos (1275-1282), entronizado como patriarca por el ‘emperador Miguel VIII Paledlogo con la misi¢n explicita de promocionar en Bizancio la Union de Lyon (1274), se esfor- zaron por encontrar textos patisticos griegos sobre la proce- sign del Espirita ca través del Hijo», en favor del Filicgue latino. Segin los Latingphrenes, tanto «del Hijo>, como «a través del Hijon,eran expresiones legitimas de la misma fe tr- nitaria, ‘La réplica habitual de la parte ortodoxa consistia en demostrar que, en la teologia biblicay patristic, la procesion cde» 0 «a través de» el Hijo se reficre alos charfsmata del Espfritu Santo, y no a su propia existenciahipostitca’ Por- ‘que, de hecho, pmenma puede referirse tanto al donante como al don, en sf mismo; y en ese timo caso, la procesin del «Espiritu> de, o a través de, el Hijo, —a través del Cristo * Git, Tears POS, 8A, » sino el Contin, Cara a Mine PG 91, 136AD. * Elam se nchentn on Fc Magi, 58; PG 102,337 176 TrOLOGHaBizaNTINA. CORRIENTES HISTORICAS histérico, del Hijo hecho hombre— curve on el tiempo ypor tanto, no es equiparable ala procesién etcena del Espiritu de Ta hipéstasis del Pade, tniceefuente de divinidads, Sin embargo, los principales teblogos ortodoxos bi nos de los siglos XIII y XIV tldaron esa réplica de ciente, Gregorio de Chipre, sucesor de Beccos en el patriarcado (1283-1289) y gran canciller del conclio (1285) que rechaz6 oficialmente la Unidn de Lyon, procuré que la asamblea aprobara un texto que, 2 la vez que condenara el Filioque, reconociera una ceterna manifestacién» del Espiritu através del Hijo*. Lo que sirvi6 de contexto ala postura con- cilia fue la nocién de que ls chartsmata del Espritu no son realidades temporales creadas, sino la eterna gracia increada 6 «energia» de Dios. A esa vida divina increada, el hombre sélo tiene acceso en el cuerpo del Logos hecho hornbre. Por consiguiente, la gracia del Espiritu no nos lega epor medio» ‘0 adesde» el Hijo: lo que se nos concede no es la propia hipéstais del Espiritu ni una gracia temporal creada, sino la ‘ananifestacin» externa de Dios, distinta de su persona y de su esencia, Ese es el argumento que esgrimié también el gran teéogo bizantino del siglo XIV Gregorio Palamads, que, como Gregorio de Chipre, reconoce formalmente que, en cuanto cnerga, cel Espitita Santo es el Espira de Cristo, que pro- cede de dl; Cristo es el que lo envfa con su soplo y lo mani- fiesta, pero en su propio ser yen su exstenca, es el Esprit de Cristo, pero no procede de Cristo, sino del Padre» Gon el paso del tiempo, se hizo cada vex mis evidente que la dispute sobre el Filioque no era una pura discusién vetbal —porgue habfa un sentido en el que las dos partes Cregri de Chip, Tome de 1285 PG 142, 240. Gregorio Pads, Tater apes 5. or B Bobinho en B.C tous PalaeaSgramat Tess 162) 7, HL CISMA BNTRE ORIENTE ¥ OCCIDENTE 7 cstaban de acuerdo en afirmar que el Espiritu procede «del Hijo», sino un debate sobre sila existencia hipostitca de las personas de la Tiinidad se pod reducr a sus relaciones intemas, como admits Occidente despues de Agustin o sila ‘experiencia primaria del cristiano era lade una Trinidad de personas, cuya existencia persoral no se podfa reducir a su tesenciacomén, El problema era el siguiente: la tr-personali- dad o consustancaldad, cue el contenido primari y esen- cial dela experiencia religiosa crstana? Pero para situar el debate a ese nively emprender un verdadero dislogo sobre el nifeleo de problema, ambas partes necestaban entender ple- hamente la postura dela otra. Por desgracia, eso nunca oct rrid, Incluso en el Concilio de Florencia, donde hubo innumerable confontaciones sobre el tema del Ficgue, la iscusin se cente6 en meros intentos de adaptar las dos for- ‘mulaciones, a griegs y la latina, Como decision final el con- ‘lio adopt6 una definicién de la Trinidad bésicamente agustiniana, ala vex que afirmaba que las formulacionesgrie~ gas no estaban en contradieidn con ella Pero,naturalmente, fe medida no fue la solucin del problema fundamental 2, OTRAS CONTROVERSIAS insu enciclica del afio 867, Focio habfa crticado tara- algunas pricticas litérgicas y eanénicas que los misione- ros francos habfan introducido en Bulgaria: oposicién all matrimonio de los sacerdotes, prvilegio de administrar la confirmacién reservado exelusivamente alos obispos, ayuno delos sabados, ete; pero su ertica més despiadada iba con- ira el hecho de que los misioneros exigieran a los neobauti- zados biilgaros su total abandono de las précticasgriegas. Gon todo la critica no considerabala diversidad de précticas disciplinares como un obsticulo para la unidad de la Iglesia. 178 Trovocta nizanrana conransTEs HIsTORICAS La interpolaci6n latina del eredo yla ensevtanza que en ella se reflgja eran los iinicos problemas doctrinales que, segin Focio, podian conducira un cisma. PPor lo general, ésa era la acttud que predominabs entre los ins cualificados tedlogos de Bizancio. Pedro de Antio- {quia (hacia el ao 1050) y Teofilacto de Bulgaria (hacia el ato 1100) afirman expresamente que el Filiogue es el tinico pro- blema real que divide a Oriente y a Occidente. Incluso més tarde, cuando el desarrollo auténomo de las dos teologias iba a crear necesariamente nuevos problemas, se ve que muchos te6logos eminentes de Bizancio, en sus tratados anti-latinos, no logran suscitar otro problema que no sea el de la proce- sion del Espiritu Santo, Sin embargo, a nivel menos ilustrado, como el de la reli siosidad popular, la polémica adquirié una tonalidad ms inc- siva y se orient6 cas siempre hacia temas bastante periféricos. Cuando algunos reformadore francos —bien intencionados, pero mal informados— que actuaron en Bulgaria en tiempos de Focio,oen Italia en la época de Miguel Cerulario, atacaban las pricticas de la Iglesia grieya, esta reaccioné casi siempre com un contraataque a la disciplina latina y asus ritos, As ae como el csta del siglo XT qued6 casi exclusivamente reduci- do a una disputa sobre prictica rituals. Ademds de los pro- blemas enumerados por Focio, Miguel Cerulario menciona ‘como «bereits latinas» el uso de pan sin levadura para la cele- Jbracin eucarstca la suavidad del ayuno, el bautismo de una sola inmersién y no de tres, y otros temas semejantes'", ‘Los polemistas posteriores no hicieron mis que repetir, 0 ‘Jo més ensanchar, la lista de hereias elaborada por Cerula- " Mipiel Ceuai, Carta «Per de dnt po Canis Wi tao sorta, 170185. EL CISMABNTRE ORIENTE ¥ 0CCIDENTE 179 tio. Pero de los problemas subyacentes a oe a he entre los rego oe conieré como verdadero problema telco a veces nn ive deinportncia comparable al dl Fliogue— fue el de lox pas dios ex deci el wo de pan sin levadara pralaceleracn cari, Dea qe, Facials dela Edad Me, lo igor ylon avon cae. terizuran aot latinos com canta los argumentoe que algunos amigo ycontempordneot de Cerlarin-Letn de Ohridey Nice Extéato—soian copie con la prcia ling que repiieron wu se- sores e pueden reduciraests tes: eluso de pan dino (1) stuns cotumbre ud, (2) que contradic lo datos hist os, como se recogen en Tos evanglion sindpics (Jets ples spam) (@) suvalrsinbolcn x de emer n0 ld eid, porgue lara ene panes como elala en fl cuerpo. ln deildad de ess argunenton no necesita expla, El segundo aumento en particular, pda resoler alguios problemas exegicos itrios Po em- po, fuel dm cena una eleracn realmente pascal? Porgue sil fi, wv que sare pan fimo. O, ges que Jess viol dlberdametela ly, paranar una cer aia ‘a? Elermino arf que normale sic pan, 086, ‘pan atte decir, pan si Los polemnistas griegos también echaron mano del tercer argumento en el contexto eristol6gico de la controversia con los armenios. Fl propio Nicetas Estézatos se vio implicado en tun debate con los armenios que, después de que su territorio hhubiera sido conquistado por los emperadores maced del siglo X, mantenfan estrechos contactos con Bizancio. Los armenios usaban pan sin Ievadura en la celebracién de la ceucaristia, por lo cual los griegos establecieron un paralelis ‘mo entre esa préctica y la cristologia monofisita —0 mejor dicho, apolinarista— de los armenios. Para que el pan, que 180 THOLOGIA azaNTesa: conmiENTES HISTORICAS simbolia la humanidad de Cristo, peda rellejarlaortodoxia de Calcedonia tendré que estar sanimado> por un dinani mo interno y en plena posesién de las energias vitals del tombe, Portant, os latinos linia os semen fisias en el uso de pan dzimo, es deci, muerto» ellos mis- ‘mos caen en apolinarismo y nicgan que Cristo, en cuanto hhombre, tuviera alma, Por eso, durante Ia Edad Media, ¢ incluso después, en los paises sriegos y eslavos se pensaba ue los latinos habian caido en la cherejia apolinarista. Esa sews apres por empl, en los esis del mone iloteo, cl famoso ideslogo ruso del siglo XVI, que se atrevi6 ‘bres caombne de dere Roman Desde finales del siglo XIII, a ereciente precisién termi- nbc de Escola sobre denn dea als des pués de la muerte y sobre el purgatorio, que se proyects sobre teologi lana contempordne, se elo en varios never ete logs tino y gig. La comin Prof sign de Fe que tavo que firmar el emperador Miguel VII Palelogo (1259-128) cian estensa cdusulaen aque se afirmaba que las almas, antes de entrar en el cielo para sgozae los fatos del arrepentimiento,atienen que ser purilica- das, después dela muerte, porel fuego del purgatorion,y que bh oraci6n por los difimtos puede alviar sus «sulrimientoss Aunquc la tradicin bizantina siempre ha reconocido que la ‘oracién por los clfuntos es Keita y necesaria, que la solidari- dad entre todos los miembros del Cuerpo de Cristo no se rompe con la muerte y que, porlaintercesién dela Iglesia, los difuntos pueden estar més cerca de Dios, tambin ha ignora- do siempre la idea de una redencién «por satisfaccién, que <6 lo que expresa el concepto legalsta de «penas del purga- ° Mansi XX, 708, FL CISMA ENTRE ORINTE ¥ OOCIDENTE 181 torion. En relacién a esa idea, la mayoria de los teslogos bizantinos se sintieron mas estupefactos que impresionados, de modo que nunca se leg6 a situar ese problema en el con texto de wna doctrina sobre la slvacin, nico nivel en el que se habria podido claborar una refutaciin convincente 0 tna alternativa aceptable. Incluso en Florencia, donde por prime- rayez se entablé un largo dislogo sobre el problems de fon- do la discusin se limits a puntos coneretos que nada tenfan aque ver con la idea de redencién”. Todo terminé con una fastidiosay aburrida aceptacién por parte de la mayoria gre a de una presentacién del tema bastante detallada y de cardcter puramente latino. En las décadas anteriores al Concilio de Florencia, el conocimiento cada vex més aropio que los bizantinos habian adquirido sobre ls prictcaslitirgicas latina lev6 a plante- ar otro problema que interesaba alas dos Iglesias: la relacion ‘que se establece en el canon eucaristco entre las palabras de Ia institucién y la invocacién del Espiritu Santo, o eepfcle- siss. Los polemistas bizantinos, mientras reprochaban a los latinos la ausencia de una cepiclesisy en el canon romano de Jamis seialaban que todos los actos sacramentales se reali- ‘an por la accién del Espiritu Santo. Elfamoso escitor esp tual Nicolés Cabasilas (F antes del afo 1391),ensu Explicacin dela liturgia divina’, invoca a favor de este punto la autori- dad del propio sto latino, cuya autenticidad cristina reco- noce explictamente, El autor reeuerda que la invocacién del Bepfrtu forma parte del rito latino de la ordenacién y que la © Los documento importants bre tdci ean publ pr Teicen Perla Orel (Psi 1903) 116. » Nicol ban, Exp daha cna caps 29:0 (ePrice, [SG tis [Ps 1967] 1781095 tdci ingen De JM Hey FA MNaly (Ln 1960] 7-79)

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