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Los ángeles no eran arminianos

El curioso título de esta entrada es


en realidad una cita del gran
predicador inglés del siglo XIX
Charles Spurgeon, en referencia al
texto de Lucas 2:14, cuando una
multitud de las huestes angelicales
apareció de repente a un grupo de
pastores, alabando a Dios por el
nacimiento de Cristo.
Los ángeles no cantaron esa noche: “Gloria a
Dios en las alturas, y en la tierra paz a los
hombres de buena voluntad” (como muchos
suelen citar este texto). No. Su canto de
alabanza no exalta la buena voluntad del
hombre, sino la buena voluntad de Dios:
“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz
entre los hombres en quienes Él se
complace” (LBLA).
Por eso alguien dijo una vez que
todas las religiones del mundo
presentan al hombre tratando de
alcanzar a Dios; pero sólo el
cristianismo nos muestra a Dios
alcanzando al hombre. De no haber
sido por la iniciativa divina no
habría ningún evangelio que
predicar.
La salvación es del Señor. Él la diseñó. Él la
llevó a cabo. Él la aplica con poder en los
corazones de aquellos a quienes les place. Y
eso es precisamente lo que los ángeles
expresan en su canto.
“Los ángeles no eran arminianos” – dice
Spurgeon. “Ellos cantaron: Gloria a Dios en las
Alturas. Ellos no creían en una doctrina que
destrona a Cristo, y coloca la corona en la
cabeza de los mortales. Ellos no creían en un
sistema de fe que hace que la salvación
dependa de la criatura… No, mis hermanos;
puede haber predicadores que se deleiten en
predicar una doctrina que magnifica a los
hombres; pero los ángeles no se deleitan en
ese evangelio. Las únicas buenas nuevas que
hacen a los ángeles cantar son aquellas que
ponen a Dios de primero, a Dios al final [y] a
Dios en el medio… en la salvación de Sus
criaturas”.
En Su buena voluntad Dios decidió salvar al
hombre, a pesar del precio tan alto que tendría
que pagar por nuestra salvación: la
encarnación y muerte de Su propio Hijo,
nuestro Señor Jesucristo. Y en base a esa
obra redentora, hoy ofrece por medio del
mensaje del evangelio salvación gratuita para
todo aquel que cree.
¡Alabado sea Dios porque la salvación de los
pecadores está en Sus manos! De haber
estado en las nuestras nadie sería salvo.

© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento


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