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La alfarería en la provincia de Albacete (España), como fenómeno etnográfico

posterior a la romanización, mezcla influencias de la herencia cultural morisca en


la región manchega, concretamente de las vecinas provincias de Toledo y Cuenca, con
las del también próximo Levante español.1

Sus centros más importantes fueron Villarrobledo, uno de los mayores productores de
tinajas de España,2 y Chinchilla de Montearagón.

Jarra sin vidriar de Chinchilla (Albacete)

Índice
1 Documentación histórica
2 Centros alfareros mayores
2.1 Chinchilla de Montearagón
2.1.1 Tipología, glosario y técnicas
2.2 Villarrobledo
2.2.1 Cultura tinajera
3 Centros alfareros menores
3.1 La Roda
3.2 Hellín
3.3 Tobarra
3.4 Albacete
3.5 Pozuelo
3.6 Peñas de San Pedro
4 Véase también
5 Referencias
6 Bibliografía
7 Enlaces externos
Documentación histórica
Las referencias más antiguas al oficio de la alfarería en tierras de la actual
provincia de Albacete se encuentran en las ordenanzas de Chinchilla de 1441.3
Menciones posteriores mucho más concretas pueden leerse en la Ordenanza de olleros
de 1509.4

Ya en 1576, en las Relaciones topográficas de Felipe II, citan Chinchilla de


Montearagón como cibdad en que se haze mucha y muy buena obra de barro
especialmente ollas y crisoles para fundir metal y escelentisymos cántaros. El
barro es bermejo, ay blanco enpero no es tal.

En el siglo XVIII hay referencias concretas en las encuestas de 1755 para el


Catastro de Ensenada, donde ya aparecen los apellidos de antiguas familias
alfareras como los Carcelén y los Gimena; nuevas citas, ya en el siglo XIX, pueden
encontrarse en los Diccionarios de Sebastián Miñano (1826), Seudo Malte-Brun (1832)
y de Pascual Madoz.5

Centros alfareros mayores

Proceso de elaboración de las cuerveras : bizcocho, primera cocción y vidriada.


Composición de Pilar Belmonte Useros.
Chinchilla de Montearagón
Los estudios más completos de la alfarería chinchillana parten de dos archivos, el
Histórico Provincial de Albacete y el Municipal de Chinchilla; su estudio y el
complementario trabajo de campo han corrido a cargo del etnólogo José Sánchez
Ferrer.

En el plano etnográfico también ha sido muy importante la labor de recopilación de


piezas hecha por el matrimonio Belmonte-Useros, creadores del Museo de cerámica
nacional instalado en esta localidad desde 1980.
Las ollerías de Chinchilla aparecen documentadas en las Relaciones topográficas de
Felipe II (1576) y en los Diccionarios más conocidos del siglo XIX; tras el
esplendor del XVIII y el XIX, sobrevendría, como en el resto de España, su crisis
alfarera. Los 36 talleres de 1904 eran 26 en 1924, diez en 1943 y solo tres en
1973. Los últimos maestros alfareros de Chinchilla de Montearagón, Antonio Carcelén
y los hermanos Luis y Antonio Tortosa, cerraron sus talleres a comienzos del siglo
XXI. En el museo ha quedado el testimonio de su trabajo y la música de sus nombres
y apodos: "Peroles", Valeriano, los "Coloraos", los Molinas, Indalecio, "Pintili",
los "Leandros", "Realico", los "Espinas", "Brincatapias", el "Mudo", Mariano
Tortosa...

Tipología, glosario y técnicas


Tradicionalmente se ha trabajado la alfarería de agua tanto sin vidriar (cántaras y
tinajas domésticas), como vidriada solo en el interior (alcuzas, cuerveras, tarros
de ordeño, jarras) o con vidriado exterior (en los botijos y botijones)6 Más
singulares son piezas como los morteros para preparar el atascaburras,7 el corciol
(lebrillo grande para aclarar la ropa), el bacín o las populares cuerveras.8 El
método más antiguo para decorar este tipo de piezas es a la trepa,9 y los motivos
más habituales: gallos, racimos de uvas o custodias. Los colores más tradicionales
en este foco son el blanco, el amarillo y el verde.

En el histórico ámbito troglodita de cuevas-alfar de este enclave arqueológico,10


se han utilizado tradicionalmente hornos morunos con doble cámara vertical y techo
abierto. En cuanto al glosario, las piezas de boca grande aquí se llaman obra
abierta, la cacharrería sin vidriar obra parda y a la acción de vidriar: arcolar.11

Añadir, por último, que la alfarería chinchillana tuvo en el pintor Benjamín


Palencia un ilustrador de excepción.12

Villarrobledo
Tras cuatro siglos de industria tinajera manchega, en esta localidad fronteriza con
las provincias de Toledo y Cuenca, casi todo lo que queda es orgullo y recuerdos.
Ambos están muy presentes en el Centro de la Tinajería, que se inauguró en
noviembre de 2008; en él se recrean las distintas fases de fabricación de las
tinajas en cuatro espacios expositivos, desde la extracción de la materia prima en
los barreros y el traslado del barro a las fábricas, hasta el uso final de las
tinajas en las bodegas, tras haber sido cocidas en el horno.13

Cultura tinajera

Tinajas cilíndricas de Villarrobledo.


Se ha supuesto que la actividad alfarera en Villarrobledo, como en el resto de la
provincia, llegó con la población morisca expulsada de Andalucía en 1571. Su
industria, en principio en talleres familiares y lejos del casco urbano, llegaría a
alcanzar características gremiales. La primera cita documental a los tinajeros
locales es del siglo XVII y aparece en el Arancel de Reformas y Precios de las
Mercaderías, Salarios, y Jornales de 1627 hecho en virtud de las Reales
Pragmáticas, donde se regula el precio de las tinajas por arrobas.14

La prosperidad de la alfarería local quedó determinada por la alta calidad de la


materia prima, extraída de las barreras o pozos situados entre el Cementerio
Municipal y la Ermita de la Virgen.15

Las tinajas de Villarrobledo, originalmente ovoides, como las situadas por


Cervantes en El Toboso, requerían un largo proceso de elaboración; en invierno se
secaban y en primavera o verano se cocían. Eran necesaria una veintena de hombres
para transportar la tinaja del patio del alfar al horno, bajo la dirección de un
capataz. Los hornos, exteriormente cuadrados y con cúpula achatada, tenían dos
bocas, contrapuestas, para la leña. Tras 24 horas de "cochura" (cocción), se
dejaban enfriar de tres a cuatro días. Villarrobledo llegó a tener, entre 1915 y
1930, 72 hornos en activo, un 90% de ellos con capacidad para tinajas de quinientas
arrobas y un 10% con cabida para tinajas de 250 arrobas.

Además de la industria tinajera, las guías de alfares del siglo XX, recogen la
existencia en Villarrobledo de otros talleres dedicados a la producción de macetas,
bellos brocales de pozo y variada alfarería de agua. Sobresalió el de las hermanas
Nava Martínez, hijas de alfarero, cuyas obras urdidas a mano, siguiendo ancestrales
técnicas de alfarería hecha por mujeres, serían luego objeto de búsqueda por los
anticuarios.16 Nombres para la memoria alfarera de este pueblo: Adrián Navarro
Calero, Benita Nava "la Cantarillera", Blas Lozano, María Antonia "La Morena" y sus
hijos, y los últimos tinajeros villarrobletanos: José Gimena, Tomás Gómez "Orozco"
y Agustín Padilla Girón.
Centros alfareros menores
La Roda
La proximidad de la autovía del Este y la abundancia y calidad de los barros ha
atraído a la localidad alfareros procedentes de Chinchilla, como las sagas
familiares de los Cebrián Molina y los Carcelén.

Hellín
En Hellín y la vecina población de Isso la cacharrería estuvo siempre ligada a la
producción de tejas, baldosas y morteros para la resina. En la zona se han
encontrado diversos yacimientos arqueológicos –como el de El Tolmo de Minateda–,
con abundante ajuar alfarero de diferentes periodos y algunos hornos islámicos del
siglo ix.17

También tuvo Hellín fábrica de loza de herencia morisca, con vidriado blanco y
decoración azul de la que guarda una interesante colección el Museo Comarcal de
Hellín.18

Tobarra
Foco morisco importante, en el que solo queda cerámica industrial. Fueron famosos
sus tostadores para el azafrán.19

Albacete
Procedente de Chinchilla, continúa trabajando desde 1990 Jesús Carcelén, en la
ciudad de Albacete, en un taller artesano situado en la calle Santiago Rusiñol.

Pozuelo
Tuvo alfarería vidriada muy fina decorada en tierra blanca, al estilo de Cuerva.

Peñas de San Pedro


El Museo de cerámica de Chinchilla de Montearagón conserva una interesante muestra
de alfarería antigua hecha en esta localidad por alfareros procedentes de
Chinchilla.

Un estudio del Equipo Adobe registra además como pequeños focos donde hubo
actividad alfarera las siguientes localidades: Alatoz, Alcaraz, Carcelén, Caudete,
Cotillas, Elche de la Sierra, Higueruela, Ossa de Montiel, Socovos, Villapalacios y
Yeste.20
Véase también
Museo de cerámica de Chinchilla de Montearagón
Tinaja
Referencias
Lizarazu de Mesa, María Asunción: Alfarería popular en la provincia de Albacete:
estudio etnográfico. Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y
Archivos, 1983. Etnografía Española, n.º 3 (1983), pp. 267-384.
García Gómez, María Dolores: Cuatro siglos de alfarería tinajera en Villarrobledo.
Instituto de Estudios Albacetenses. Diputación de Albacete, 1993.
Lizarazu de Mesa (1983), p. 268
Para referencias eruditas, consultar en la Bibliografía los manuales de Natacha
Seseña (p. 267) y especialmente José Sánchez Ferrer (pp.25/83).
Sánchez Ferrer (1989), p. 75.
Seseña (1997) p. 217.
Plato invernal típico chinchillano a base de bacalao, patata y aceite.
Para contener cuerva, bebida hecha con vino y limón, similar a la sangría y el
zurracapote.
Se usa una plantilla de cartón, por ejemplo naipes usados, en la que se recorta el
dibujo que decorará la pieza.
Sánchez Ferrer, José: Análisis arquitectónico de los alfares de Chinchilla.
Albacete, 1992.
Seseña (1997), p. 216.
Tarragó Pleyan, José A.: La cuerva, bebida manchega. Ilustraciones de B.Palencia.
Albacete, 1974. Comunidad Turística de la Mancha y C.I.T.E.
Puesta en marcha del Centro de Tinajería de Villarrobledo.
Lizarazu de Mesa (1983), pp. 317-345
"Los pozos se abrían en campos de cebada, cuyos dueños vendían el subsuelo a los
poceros mientras ellos mantenían la superficie dedicada a los cultivos. Se marcaban
con un trípode de palos, en el que se colocaba la polea para subir y bajar las
espuertas del barro extraído. El pozo, trabajado a pico, apenas tenía 80
centímetros de diámetro y una profundidad en función de la veta. A partir de ahí se
construían galerías, cuyo tamaño dependía también del grosor de la veta de barro,
algunas eran tan bajas que el trabajo debía hacerse casi reptando"."Alfarería
tinajera" en el sito de la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Villarrobledo.
Seseña (1997), p. 215.
Los hornos de El Tolmo de Minateda.
López Precioso, Francisco Javier (2009). «La loza esmaltada hellinera». Instituto
de estudios albacetense "Don Juan Manuel". ISBN 978-84-96800-28-1.
Etnología de las comunidades autónomas. José Luis Acín Fanlo y Matilde Fernández
Montes, Instituto de Filología (C. S. I. C.) Departamento de Antropología de España
y América. p.244.
Equipo Adobe (1991) Viaje a los alfares perdidos de Albacete.
Bibliografía
VV.AA. (1975). Guía de los alfares de España. Madrid, Editora Nacional. ISBN 84-
2761-293-1.
Sánchez Ferrer, José (1989). El alfar tradicional de Chinchilla de Montaragón.
Albacete, Instituto de estudios albacetenses. C.S.I.C. ISBN 84-87136-09-5.
García Gómez, María Dolores (1993). Cuatro siglos de alfarería tinajera en
Villarrobledo. Instituto de Estudios Albacetenses. Diputación de Albacete. ISBN 84-
87136-43-5.
Useros Cortés, Carmina; Belmonte Useros, Pilar (2005). Museo de cerámica nacional.
Piezas de alfarería de toda España. Albacete, Museo de Cerámica Nacional.
Chinchilla de Montearagón. ISBN 84-609-5626-1.

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