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Notas conceptuales sobre la Salud Colectiva y sus prácticas ii

Autora: M. Yadira Córdovaiii

―…el objetivo central de la Revolución Bolivariana es lograr la satisfacción plena de las


necesidades fundamentales para la vida, para el desarrollo y crecimiento de la vida del
pueblo, la vida llena, la vida plena‖. Hugo Chávez Frías.iv

Resumen. Notas conceptuales…

Asumir simultáneamente la defensa de la Patria frente al acoso de la guerra, y la lucha por


la transformación radical, requiere de un movimiento social y político coherente y
contundente que pueda impulsar los cambios esenciales, porque de eso es de lo que trata la
salud colectiva, de un movimiento de lucha por la emancipación de los pueblos, lo que hace
necesario volver constantemente sobre la concepción de la salud y sus prácticas. Así que
nos planteamos transitar de nuevo la aproximación a lo que es la concepción de la Salud
Colectiva en el mundo occidental.

Algunas premisas de las que parte la concepción de salud y enfermedad expresan la


relación de poder de una sociedad que han permitido marcar marcado dos grandes rutas
ético-epistemológicas para la concepción y la práctica de la salud: Salud Pública y Salud
Colectiva. Como consecuencia, la concepción y práctica de salud y de enfermedad se
corresponden con la manera cómo está organizada esa sociedad para producir, para pensar
y para relacionarse con la naturaleza, y con lxs semejantes, de acuerdo al rumbo que llevan
los intereses dominantes en esa sociedad, para lo que el basamento científico ha sido un
soporte esencial. Por ello, nos acercamos a buscar las raíces ético-epistemológicas
subyacentes que han sostenido el quehacer en salud durante la modernidad y su presencia
contemporánea, tiempo histórico (originado aproximadamente en el siglo XVI) donde
Nuestramérica ha tenido un papel fundamental. Cabe decir desde la Colonia a las luchas
anticoloniales.

De manera que en este artículo abordamos una revisión de varios autores que han trabajado
desde la visión occidental para contribuir a la divulgación y siembra de la concepción de
Salud Colectiva y sus prácticas, en el marco del esfuerzo de la Revolución Bolivariana por
transformar el espacio o campo de la salud, para tributar a la construcción de condiciones
para la vida en plenitud, la vida digna como materialización de la Suprema Felicidad
Social.

ii
Artículo desarrollado a partir de la Conferencia presentada a la Maestría en Salud Colectiva del Instituto de
Altos Estudios Arnoldo Gabaldón; sobre la síntesis de diversas clases en la Maestria en Practica Social y
Salud-UCV; y en el Diplomado de Introducción a la Epidemiología-Cesacodevi-UBV. Febrero 2020. Venezuela
iii
Córdova, Marlene Yadira. Profesora Titular Jubilada de la Universidad Central de Venezuela. Prof
colaboradora de CESACODEVI-UBV.
iv
Chávez F, Hugo. Caracas, 22 Mar/2011. AVN.

1
Abstract

Simultaneously assuming the defense of the Homeland against the harassment of war, and
the fight for radical transformation, requires a coherent and forceful social and political
movement that can promote essential changes, because that is what collective health is all
about, from a movement of struggle for the emancipation of peoples, which makes it
necessary to constantly return to the concept of health and its practices. So we plan to go
again the approach to what is the conception of Collective Health in the western world.

Some premises from which the conception of health and disease express the power
relationship of a society that have enabled two major ethical-epistemological routes to be
marked for the conception and practice of health: Public Health and Collective Health. As a
consequence, the conception and practice of health and disease correspond to the way in
which that society is organized to produce, to think and to relate to nature, and to the like,
according to the direction that the dominant interests are taking in that society, for which
the scientific base has been an essential support. For this reason, we approach to look for
the underlying ethical-epistemological roots that have sustained the health work during
modernity and its contemporary presence, historical time (originated approximately in the
16th century) where Our America has had a fundamental role. It is possible to say from the
Colony to the anti-colonial struggles.

So in this article we address a review of several authors who have worked from the western
vision to contribute to the dissemination and sowing of the concept of Collective Health
and its practices, within the framework of the effort of the Bolivarian Revolution to
transform the space o health field, to pay for the construction of conditions for life in
fullness, dignified life as a materialization of the Supreme Social Happiness.

Palabras clave: Proceso salud-enfermedad, Salud colectiva, Vida digna, Praxis, Buen vivir

Introducción
Inicio con la expresión de Hugo Chávez sobre el objeto de la Revolución Bolivariana ya
que no hay manera de comprender el alcance de la concepción y praxis de la salud
colectiva, si no es desde lo que significa la vida en plenitud como expresión concreta de la
causa social y el compromiso con la Patria, dos ejes sobre los que estructuró toda su obra.
Lo que nos dice el Cmte Chávez sobre la vida digna, es una de las ideas que atraviesan toda
la revolución, contenida en el concepto de Suprema Felicidad Social que nos legó nuestro
Libertador Simón Bolívar, presente en la concepción del Buen Vivir heredada de los
ancestros nuestroamericanos, fundamento de la Utopía Concreta de Simón Rodríguez, en la
noción del Vivir Viviendo que nos propuso el mismo Cmte Chávez. El Libro Azul (2013)
escrito por Chávez entre los años ‗90 y ‗91, antes de que lo conociéramos públicamente,
nos plantea que el Proyecto Nacional Simón Bolívar es el camino, es la estrategia para la
construcción de la utopía concreta en el espíritu de Simón Rodríguez, la que se construiría
2
solamente en América, porque era el territorio que tenía las condiciones para ello. De modo
que al caminar el debate de la concepción de salud y sus prácticas, estamos reafirmando el
horizonte de sentido de la Revolución Bolivariana: la Suprema Felicidad Social; con las
tensiones, contradicciones, esperanzas y expectativas que ello genera.

Para la realidad venezolana, ante nuestras expectativas e interpelaciones, es necesario


preguntarse y constatar lo que se ha logrado en salud durante el proceso de transformación
bolivariana ¿De dónde, cuándo y para qué se creó Barrio Adentro-BA? También
preguntemos ¿Para qué y cómo se generó el programa de formación de médicos integrales
que hoy están dando la batalla en todo el territorio, indiscutiblemente que con dificultades,
con carencias? ¿Qué papel cumplen las ASIC con relación al proyecto de creación del
Sistema Público Único Nacional de Salud-SPUNS? Las contradicciones, debilidades o
desviaciones corresponden a la dificultad que suponen los procesos políticos, complejos e
incompletos, en su construcción. Lo hacemos desde una ética del conocimiento y la praxis
de la educación, de la salud, de la ciencia, del ambiente, de la vida en general que nos
coloca como horizonte de sentido, la Suprema Felicidad Social, a lo que hay que crearle
condiciones objetivas y subjetivas de materialización, aun en las condiciones que impone la
guerra a la cual estamos sometidos como pueblo que atenta contra esas condiciones.

Enfrentar simultáneamente el acoso de la guerra, la pandemia COVID 19, el significativo


retorno de lxs migrantes venezolanxs y la lucha por la transformación radical, requiere de
un movimiento social y político coherente y contundente que pueda impulsar los cambios
esenciales, porque de eso es de lo que se trata la salud colectiva, de un movimiento de lucha
por la emancipación de los pueblos, lo que hace necesario volver constantemente sobre la
concepción de la salud y sus prácticas.

Así, al intentar conceptualizar la salud en una perspectiva crítica, necesariamente debemos


tener presente la noción de vida digna.

No obstante, cada vez que hablamos de la salud, terminamos hablando de la enfermedad


porque es una racionalidad qué que está tan incrustada en nuestro hacer y en nuestro pensar,
que aun cuando leemos, discutimos, escribimos, siempre nos va llevando hasta allá.
Terminamos razonando desde ahí porque se convirtió en una ideología, en una manera
identitaria de razonar la salud. Es una racionalidad que contradictoriamente pareciera
abarcar la vida completa y es develándolo, en su cuestionamiento, cuando alcanzamos a
estar conscientes, a ―exorcizar‖ lo que se oculta y se muestra o no, en su poderío
subliminal.

Sin embargo, hoy, con todas las indiscutibles transformaciones logradas en el curso de la
Revolución Bolivariana, se constata la persistencia, reproducción conceptual e
institucionalización de problemas que se han ido abordando, con intrepidez, riesgos,
denuedos y capacidad resolutiva, pero con limitados alcances en medio de lo que, a pesar

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de su vitalismo, se identifica claramente como efecto de la permanencia de sus
determinaciones (Dussel, 1996).

Algunas premisas de las que parte la concepción de salud y enfermedad expresan la


relación de poder de una sociedad, se corresponden con la manera cómo está organizada
esa sociedad para producir, para pensar y para relacionarse con la naturaleza, de acuerdo al
rumbo que llevan los intereses dominantes en esa sociedad, donde el basamento científico
ha sido un soporte esencial. Ello nos indica la necesidad de develar, descifrar los
fundamentos que están presentes en la concepción de salud y en la concepción de las
prácticas que tienen como substrato los códigos de la supuesta neutralidad las ciencias. En
ello los aportes de investigadores en el campo de la salud han producido categorías que
permiten develar la red de interrelaciones entre ciencia, concepto de salud y prácticas
dominantes, que sustentan el modelo biomédico, que a su vez se sintetiza y expresa como
doctrina en el Modelo Medico Hegemónico.

En la sociedad capitalista occidental y sus tiempos de alienación/aceleración, los conceptos


de salud Pública, Modelo Médico Hegemónico-MMH y medicalización, juegan papel
central, al ser categorías que explican cómo la concepción y práctica de la salud y la
enfermedad han generado una estructura de funcionalismos, normas sociales,
―oportunidades‖ y poderes simbólicos que nos permiten aceptar, que la vida se explique por
oposición a la muerte y las enfermedades, así como la invisibilización de los intereses
detrás de las grandes casas fabricantes de medicamentos, equipamientos médicos y
odontológicos, o detrás de la disputa por los modelos de dirección y gestión de los sistemas
de salud.

La disputa en el campo de la salud implica una confrontación entre lo privado y lo público,


entre la racionalidad instrumental y la racionalidad amorosa del cuidado; implica
confrontación entre lo que vamos explicando como Salud Colectiva y nuestras propias
concepciones, porque ello tiene repercusiones en el modelo de atención, en el modelo de
organización, en los perfiles de los profesionales que se forman, en las decisiones
territoriales que se toman. No es una lucha cualquiera; en realidad es por el modelo de
sociedad que se expresa en cada uno de los espacios y los intersticios que hay entre esos
espacios, lo que produce moratorias, incongruencias y contradicciones que no pueden si no
sorprendernos en los procesos sin alcances de transformación del espacio o campo de la
salud.

Así que nos planteamos transitar de nuevo la aproximación a lo que es la concepción de la


Salud Colectiva en el mundo occidental, ya que tenemos muy poco conocimiento sobre la
contribución a la humanidad de lo que es el pensamiento de los pueblos de Asia. Tampoco
conocemos en su justa dimensión, lo que suponen cosmogonías indígenas y africanas, que
no alcanzamos a descifrar porque el resultado del periodo colonial fue precisamente
confiscar, silenciar e invisibilizar los saberes de los pueblos indoamericanos originarios, e

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imponer las visiones y conceptos europeos occidentales de la salud y de la enfermedad
(Castro, 2008). De manera que lo que abordamos en este artículo es una revisión de varios
autores que han trabajado desde la visión occidental para contribuir a la divulgación y
siembra de la concepción de Salud Colectiva y sus prácticas.

Ello nos coloca de cara a desafíos éticos, políticos, teóricos, conceptuales y técnicos
enormes porque estamos atravesando una crisis mundial y nacional que interroga los
paradigmas que sostienen la acción dominante en el campo de la salud, al mismo tiempo
que cuestiona todo el andamiaje ético-epistémico que subyace en el pensamiento de la
modernidad, materializado en la edificación de la sociedad actual. Así que resulta
indispensable, aun a riesgo de ser reiterativos, transitar constantemente la discusión teórico-
metodológica y político-ideológica, sobre la concepción y práctica de la salud-enfermedad,
y la ratificación de la finalidad de la salud colectiva: la emancipación humana, la vida en
dignidad. Eso es lo que es la salud colectiva.

De la conceptualización y prácticas de la Salud. Dimensiones


Las diferentes concepciones de salud y enfermedad que han servido como base de las
prácticas en salud de occidente desde la antigua Grecia, hasta el siglo XX, están
íntimamente ligadas a la búsqueda de explicaciones y prácticas ante las afecciones
humanas, así como a la constitución de la ciencia, campo fuertemente permeado por las
tensiones económico-sociales, políticas y culturales propias de cada contexto y de cada
momento histórico.

Han existido y existen explicaciones inscritas en distintas cosmogonías que no alcanzamos


a comprender por la complejidad que les da origen en el marco de códigos culturales otros:
vinculadas a la relación con la naturaleza; también aquellas de origen religioso que
atribuyen las enfermedades al designio divino. Las aproximaciones a las concepciones
sobre salud nos han mostrado como el cuerpo de creencias generadas en los modos de
producir y pensar en cada momento histórico, han dado lugar a distintos modos de explicar
lo que acontece con el cuerpo y las enfermedades y han organizado los modos como se da
la respuesta social, en la cual se van tejiendo y entrecruzando tramas discursivas y prácticas
que se corresponden desde distintos epistemes con lo que conocemos como alud Publica,
Medicina Preventiva, Medicina Comunitaria, Medicina ocial, y alud Colectiva. l
abordar estas visiones, necesariamente hacemos en este texto un recorrido histórico-lógico
y epistemológico que nos acerca a la comprensión de lo que ha sido la determinación de las
prácticas en cada uno de los campos asociados a las definiciones de las prácticas y
epistemes anteriormente mencionadas, sobre lo cual seguidamente pasamos a exponer.

El recorrido histórico en la conceptualización de salud y enfermedad que pasamos a


enunciar es complejo y contradictorio, desarrollándose entre visiones amplias de cambio o
visiones conservadoras, aun tomando solo el mundo occidental. Ese camino se puede

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sintetizar en: la concepción de la Grecia antigua, correspondiente a la noción hipocrático-
galénico-arábiga, observación, registro, análisis, y que puede considerarse una referencia de
la salud pública (SP) en el mundo occidental, puesto que relacionaba el ambiente físico y
social con la salud; la visión medieval temprana con la enfermedad como castigo divino o
el concepto de "especie morbosa nominal" de Thomas Sydenham, siglo XVII. Luego, en la
modernidad temprana (s.XV-XVI), se va configurando la base empírica de la concepción
de salud y su práctica con el concepto de ―la enfermedad como lesión del órgano‖ de
Xavier Bichat; la "especie morbosa lesional" de la Anatomopatología de Juan Bautista
Morgagni-siglos XVII y XVIII; medicina anatomoclínica del siglo XIX, y el concepto de
―la lesión como clave del diagnóstico‖ de Hermann Boerhaave, entre otros (Universidad del
Rosario, 2019; Universidad de Antioquia, 2000). En la confrontación de visiones
conservadoras y liberales, resaltamos la teoría miasmática, del ambiente malsano, hasta la
aceptación universal del contagio producto de la larga historia de epidemias, infección y
contagio (siglo XIX); la teoría del germen-unicausal opuesta a la visión social inicial (siglo
XX); en medio de tales desarrollos encontramos también el acontecer en la disciplina
―salud pública,‖ asociada al neoliberalismo, en contra de lo que desde los años noventa
comienza a perfilarse hacia lo que es hoy día la visión de la salud colectiva (Breilh, 1999).
En este escrito la abordaremos en su momento. De allí en adelante vamos a encontrar que
los esfuerzos por conceptualizar la salud y la enfermedad de los pueblos nos remiten a
definiciones que se entrecruzan. Han surgido e ―insurgido‖ según las dinámicas de poder en
el mundo.

Todo el acontecer histórico señalado, le da la estructura a la medicina, definida como


ciencia o como profesión vinculada al proceso social y al desarrollo científico desde la
perspectiva biológica (Liborio, 2013). Su centro ha sido el cuerpo como espacio de
concentración y materialización de la vida orgánica, ampliada a la relación médico-
paciente, mediante el ejercicio clínico a los que suman elementos psicológicos y sociales, y
que se ha complejizado en la medida que distintos enfoques han reconocido peso a las
condiciones de vida, ampliando el espectro de sus prácticas, generando tensiones no
resueltas entre el espacio de la atención clínica individual y el espacio de la atención a la
vida de las comunidades. Esto se ha venido abordando por la vía de las especialidades, una
de ellas es la Salud Pública, estructurada y nutrida por los modelos de ciencia y de sociedad
que le van direccionando en lo político-ideológico y en lo teórico-metodológico.

De la salud-enfermedad, sus prácticas y el campo de la salud


En función de la aproximación a la conceptualización, comprensión, y construcción
agrupada bajo la terminología ―salud y sus prácticas‖, elaboramos planteamientos a partir
de dos dimensiones, ambas con un claro substrato ético, y que no están separadas en la
cotidianidad de la práctica. Se trata de una dimensión político-ideológica, en el plano de las
prácticas sociales y una dimensión teórico-metodológica, en el plano de los conceptos y
métodos, resaltando que es el substrato ético lo que imprime la direccionalidad a las

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decisiones y se pone de manifiesto mediante las decisiones de formación, creación de
saberes, dirección de sistemas y servicios de salud, marcando la relación con las y los
sujetos de la vida colectiva. Es decir ¿Desde dónde explicamos? ¿Hacia dónde vamos?
¿Sobre qué, con y para quien construimos y formulamos todas las expresiones de las
prácticas en salud? En nuestra perspectiva, la dimensión político-ideológica le imprime
dirección a las decisiones de política pública en un doble marco de relación: a) disputa por
poder, control político y alcance de dirección o gestión; b) determinación como expresión
ideológica y por tanto dominación de clase en los llamados por Althusser ―aparatos
ideológicos del Estado‖. Esto marca el sentido hacia dónde avanzamos, desde dónde y
hacia cual modelo de sociedad se busca construir, apoyándose necesariamente en las
decisiones que seguidamente se expresarían en el campo/dominio de ―lo público‖. La
fundamentación ética que atraviesa las dos dimensiones mencionadas, imprime la
direccionalidadv a las decisiones y se pone de manifiesto en todo lo que se conceptualiza, se
impulsa y se hace lo que Retamozo (2015) denomina la ontología social en Zemelman,: ¿Es
en función de los intereses del capital o en función del derecho a la salud de los pueblos?
¿Se generan explicaciones que develan la determinación social de los conceptos y del
accionar, o contribuimos a su ocultamiento?

Esas dos dimensiones concurrentes organizan y configuran los elementos componentes de


lo que significa el Proceso Salud-Enfermedad Colectivo y sus Prácticas. A saber:

I. Proceso salud-enfermedad colectivo, que abarca:

a) La producción y distribución de salud enfermedad y sus determinaciones, lo que implica


la consideración de las desigualdades socialesvi generadas en la estructura de clases.

b) La concepción de salud y los modelos explicativos provenientes de las concepciones del


saber;

c) Los métodos para la explicación, investigación y comprensión de la distribución y


procesos de determinación y condicionamiento de la aparición de los perfiles de salud y
enfermedad en las poblaciones.

II. Las prácticas sociales de la salud, organizadas social y culturalmente


considerando las dinámicas de poder presentes, y la direccionalidad que van
siguiendo dichas prácticas o modos de construcción del saber y el hacer, que
comprenden:

v
Tomamos la noción de direccionalidad de Hugo Zemelman (1989)…”la direccionalidad es el esfuerzo
constante por asegurar que lo que es viable se traduzca en realidades concretas” En: De la historia a la
política: la experiencia de América Latina. Siglo XXI editores. México.
.

7
a) Creación, distribución y acceso a subjetividades, pensamientos, saberes, tecnologías,
conocimientos en torno a la salud-enfermedad;

b) Formación y acción del talento formal-institucional y el talento tradicional que existe en


nuestras comunidades, en nuestros pueblos;

c) Producción, gestión o dirección de servicios y sistemas de atención, así como prácticas


populares de salud.

La estructura de poder en salud se manifiesta en la conformación del llamado campo de la


salud. Es éste un campo donde se tejen y materializan, como expresión de la reproducción
social, las prácticas y sus implicaciones desde y para los modos de vivir, padecer,
comprender, sanar o morir. Esos modos tienen un contexto en el cual se desarrollan y
donde se producen las prácticas que tienen que ver con el hacer, con el pensar, con la
posibilidad de crear, de transformar, de atender y de cuidar a los pueblos en función de lo
que significa, lo que entendemos, lo que queremos entender con salud, o lo que queremos
entender como bienestar (si estamos hablando de los estados organizados a partir de la
concepción del bienestar); eso implica que se expresa en la producción y gestión de
servicios de salud, en la producción de saberes y conocimientos, en la formación de talento
humano como campos componentes de la práctica.

Los sujetos que forman parte de ese campo, los procesos, las tecnologías en cada tiempo y
lugar, reflejan experiencias de la cultura y también características estructurales,
conformando un cuerpo de teorías, métodos, normas, saberes, organización, planes, que van
configurando lo que conocemos como el sistema de salud entendido integral, social,
cultural y políticamente. Su movimiento y funcionamiento no es homogéneo; esta cruzado
por múltiples expresiones de poder en lo técnico, administrativo y político, ejercidos por
sujetos que no necesariamente van en la misma dirección (Testa, 1993). Esto da lugar a que
tengamos modelos de organización de la salud que atienden a visiones y posturas éticas
distintas. Hernández (2008) distingue tres posturas: ―la liberal, la liberal-redistributiva (que
incluye posturas socialdemócratas) y una posición de ―igualitarismo social‖, donde ubica a
la medicina social latinoamericana. Esto frente a las posturas marcadamente neoliberales
que aceptan sólo la desigual-igualdad de oportunidades y que tienden a dar por válidas las
diferencias sociales, en tanto que, supuestamente, objetivan esfuerzos y méritos‖. e refiere
entonces a que la concepción liberal del estado, acepta la existencia de las desigualdades
que generan también desigualdades en la distribución de la enfermedad; siendo considerada
y aceptada como natural. En la visión liberal-distributiva se plantea: sí, es así, pero
éticamente tenemos la responsabilidad de actuar contra las enfermedades, de disminuir las
desigualdades y de alguna manera amortiguar los daños que producen las grandes
contradicciones del capitalismo. La visión con dirección transformadora nos plantea que
necesitamos cambiar la esencia fundamental de la sociedad para que pueda cambiar la vida

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colectiva y en consecuencia pueden cambiar los patrones de enfermedad o los perfiles
epidemiológicos (Hernández en González, 2009). Eso es cambiar la vida.

Las respuestas sociales se concretan en los sistemas de salud que han organizado los
Estados. La manera como los estados han conceptualizado y organizado institucionalmente
la atención a la enfermedad, responde a los intereses dominantes según los objetivos de
cada momento histórico, que a su vez perfilan las prácticas dominantes; que para el mundo
occidental capitalista, es la Salud Pública-SP, mediada por la racionalidad medicalizante.

Sobre el modelo biomédico, la ciencia, el capitalismo.


El modelo biomédico se estructura a partir del avance del conocimiento que se reconfigura
en y desde la filosofía positivista y el método científico, cónsonos con las necesidades del
capitalismo mercantil, ahora neoliberal. Ese proceso de transfiguración del pensamiento, la
producción de ciencia y el capital, se subsumen en los intereses del capitalismo en sus
diferentes modalidades y van modelando los rumbos que toman las prácticas en salud.

Así que la comprensión de la concepción dominante de salud en el mundo capitalista de


occidente requiere plantear algunas premisas, amplias pero estructurantes:

I. La concepción de salud y de enfermedad contiene y expresa las relaciones de


poder y de posicionamiento de una sociedad en cada momento histórico.

II. En países capitalistas, la concepción de salud es reduccionista y, valiéndose de


la su direccionalidad y control sobre ciencias y tecnologías, el/los Estado(s)
ha(n) contribuido a la imposición de un determinado modelo de desarrollo
sistema de y explotación social y resultante en destrucción de la naturaleza.

Cuando revisamos la historicidad de las concepciones de salud y de enfermedad que


dominan el mundo de hoy, destaca que la concepción biologicista hegemónica ha sido a su
vez medular en la construcción de las bases del capitalismo. Vamos encontrando que esa
concepción coincide, insurge con la emergencia en el inicio de la modernidad (s.XVII), la
cual es un sistema cultural basado en la racionalidad cartesiana, base científica e
instrumental, sobre la cual se va estructurando inicialmente un tipo de desarrollo y
despliegue conducente al capitalismo. Tal proceso se exporta y expande con la invasión
europea hacia Abya Yala (América). A esa hegemonía contribuye grandemente el uso de la
concepción de ―salud‖ dominante que demarca los umbrales de normalidad y anormalidad,
respondiendo al pensamiento y métodos funcionalistas. En ello estamos inmersos y con ello
caminamos y dormimos. Es la concepción que conviene a los intereses económicos,
políticos, y culturales del capital.

En la concepción de salud y estructuración del modelo biomédico fue determinante la


investigación, ―…trabajos en la microbiología y …en el campo de la fisiología, se inició
…la primera revolución científica en la medicina, que empieza a finales del siglo XlX...

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con la aparición y perfeccionamiento de las técnicas en biología molecular. Esta revolución
científica consiste sin embargo en una reduccionista aproximación de la ciencia a la
fisiología y a la fisiopatología humanas…‖ (Universidad de ntioquia, 2000). Canguilhem
(1971) plantea: ―…confrontamos la concepción ontológica de la enfermedad, que la
concibe como el opuesto cualitativo de la salud, con la concepción positivista, que la deriva
cuantitativamente del estado normal.‖

La modernidad consolidó un vínculo entre la producción, el poder y la ciencia


institucionalizada. Esta relación del capitalismo y la ciencia, la convierte en otro
instrumento de explotación y de dominación, a lo que sirvieron determinantemente, los
avances científicos del siglo XIX, porque contribuyeron a estructurar el paradigma
científico que pasó a justificar todo el modelo de dominación (Labastida, 1977;
Córdova,1985); La concepción y práctica hegemónica de salud se fue convirtiendo en
vehículo del sistema capitalista subsumiendo en su seno las contradicciones entre el
capitalismo y la vida.

Por ello es importante reconocer las contradicciones básicas que tiene el capitalismo dados
sus impactos en los perfiles de salud-enfermedad y en la configuración de las prácticas
sociales de la salud, siendo la principal, la contradicción capital-trabajo, en torno a lo cual
se articulan las contradicciones capital-naturaleza; capital-igualdad de géneros; capital-
igualdad étnica. En realidad son contradicciones entre el capital y la vida.

La contradicción capital-trabajo se manifiesta en la lucha permanente que se desarrolla


entre el trabajo vivo y la apropiación de la plusvalía. El trabajo es el proceso mediante el
cual se producen los bienes que requieren las y los seres humanos para su reproducción
individual y para la reproducción de la sociedad. Eso genera la principal contradicción entre
la necesidad de producir los bienes, el desgaste de quienes los producen, la necesidad social
del trabajo y los intereses del capital. A partir de esta contradicción se organiza la sociedad:
la política, la educación, la base jurídica, entre otros planos. Durante la creación y
producción, el trabajo humano genera la plusvalía para el dueño de los medios de
producción, mientras acumula para sí el desgaste de su fuerza de trabajo (Marx, 1975;
Laurell, 1978; Colucci, 2019)

A partir del trabajo se producen los valores de uso, los objetos, los bienes que requerimos
para la vida pero en el marco de los intereses dominantes se genera una contradicción entre
su finalidad como valor de uso o como valor de cambio, se gesta una contradicción que
produce daños a la vida individual y colectiva según como están organizadas las
sociedades.

Capital-naturaleza. El ―progreso‖ se abre paso contra el medio ambiente. El proceso de


trabajo social se produce por la acción humana para transformar un objeto que proviene de
la naturaleza. En el capitalismo-modernidad, el conocimiento se usa principalmente para

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dominar la naturaleza; la noción de dominación es destructiva, es confiscatoria, con los
efectos sobre el planeta que vamos conociendo cada vez con más profundidad. Esa
destrucción y peligro nos trasciende y alcanza a las generaciones futuras, lo que nos lleva a
la destrucción de la vida presente y futura. Esto antagoniza la posibilidad de vivir en
armonía con la naturaleza, como nos viene de nuestros pueblos ancestrales.

Capital-Igualdad de género. Se expresa en una relación de discriminación y sobre-


explotación de la mujer. La discriminación de la mujer es expresión de los intereses de
dominación. La mujer ha sido portadora de saberes que transmitidos históricamente, por
tanto es un referente de vida fuera de los códigos de la dominación; significaba una traba
para la nueva andamiaje socio-económico que fue construyendo el capital. Al respecto
Federici (2010), nos entrega otra mirada de la contradicción capitalista que ha generado el
patriarcado, al señalar unos supuestos de investigación ―…que incluyen: i) el desarrollo de
una nueva división sexual del trabajo que somete el trabajo femenino y la función
reproductiva de las mujeres a la reproducción de la fuerza de trabajo; ii) la construcción de
un nuevo orden patriarcal, basado en la exclusión de las mujeres del trabajo asalariado y su
subordinación a los hombres; iii) la mecanización del cuerpo proletario y su
transformación, en el caso de las mujeres, en una máquina de producción de nuevos
trabajadores‖.

Capital-Igualdad Étnica-racial (racismo). Pone de relieve la invasión, despojo,


esclavización, exterminio y explotación colonial, que conminó a los pueblos originarios de
Nuestra América y los grupos afrodescendientes, oprimidos en tanto sujetos colectivos y
como individuos, con mayor crueldad en América y en África. Con la esclavización y el
exterminio de los pueblos originarios del Abya Yala, se produjo un genocidio y al mismo
tiempo la aniquilación cultural, y con ello la desaparición de saberes ancestrales, entre ellos
los referidos al cuidado de la vida.

Para la comprensión del movimiento de las contradicciones, es necesario resaltar que en las
relaciones de poder y en las relaciones de propiedad de los medios también juega un papel
relevante el control del conocimiento contenido en la tecnología, las técnicas, los métodos,
y que allí también está presente un sistema de dominación en las distintas ramas de la
ciencia. u uso viene acompañado de la noción de ―progreso‖, con la visión subyacente de
que la ciencia y la tecnología pueden avanzar infinitamente para generar un orden que
corresponde a los intereses del capital. No es el investigador como persona quien se entrega
al capital, es como sujeto constructor de racionalidades cientificistas que se utilizan como
argumento a favor de la explotación y la hegemonía.

Al analizar la estructura y composición de conceptos, conocimientos, y de las técnicas que


se manejan, está de por medio un saber científico que las va fundamentando. Ello evidencia
que la ciencia también ha sido importante en la reproducción, control y legitimación del
poder.

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Con relación a la salud, la posibilidad de aceptar las explicaciones biológicas que dejan
fuera la determinación social, se ha sustentado en el inmenso arsenal de conocimientos en
el campo microbiológico, fisiológico, neurológico; en el desarrollo de sofisticados procesos
bioquímicos, nanotecnológicos, de ingeniería genética, o en el desarrollo productos
científico-tecnológicos que circulan en la comunicación cotidiana porque además del uso
específico para el cual se desarrolla un saber científico o una tecnología, se van
incorporando nuevas necesidades y anhelos al imaginario simbólico colectivo para dirigir
las decisiones de gobierno, de grupos de mercado de las y los individuos.

Esa estructura simbólica que sostiene la hegemonía capitalista también se sustenta en la


ciencia. Al mirar los mapas de la producción científica y las industrias farmacéuticas, y las
tecno-médicas, encontramos como coinciden directamente con los mapas de distribución de
poder hegemónico en el mundo y participan de la reproducción de la estructura simbólica
que sustenta la hegemonía capitalista. El poder simbólico de ciencia se transfiere al campo
de la salud. Hay una visión del mundo, hay una manera de actuar en el mundo, hay un
poder que nos permite obtener lo que queremos sin necesidad de usar la fuerza (Bourdieu,
1973). Allí la concepción y el discurso en salud, han jugado un papel fundamental

El mismo Bourdieu (1973) sintetiza el poder simbólico como poder de constituir, ―…de
enunciar, de hacer ver y hacer creer, de confirmar o de transformar la visión del mundo, y
de este modo la acción sobre el mundo…un poder casi mágico que permite obtener el
equivalente de aquello que es obtenido por la fuerza‖. En la relación del discurso en salud y
el poder simbólico que logra en la sociedad occidental, la racionalidad médica, el discurso
medicalizante, sustentado en la biología ha jugado un papel determinante y constituye el
fundamento de lo que conocemos como enfoque biologicista de la salud. (Mercer en
Achard, 1980)

Modelo Medico Hegemónico.


La fundamentación de la visión biologicista en salud, predominante en -y desde- la
modernidad, se estructura en el Modelo Médico hegemónico-MMH, cuya columna es la
racionalidad médica, que en realidad no se refiere a la profesión médica como tal. Se refiere
a una ―racionalidad‖ que ha sido el instrumento ideológico y político fundamental que ha
organizado las prácticas y el ejercicio del poder mediante una concepción biológica
medicalizante de la salud. Es una racionalidad ―médica‖ que nos hace permanentemente
pensar en enfermedad, pensar en el hospital, pensar en la medicina y explicar lo que ocurre
en la sociedad a partir de las mismas categorías de la enfermedad. e caracteriza por ser:
biologista, ahistórico, pragmático, mercantil, útil a la acumulación de capital proveniente
del complejo fármaco y tecnológico, excluyente de prácticas naturales o ancestrales,
fundamentado en la racionalidad cientificista como criterio de verdad y a la vez de
exclusión. Se considera que nació en el siglo XVIII con el avance del mecanicismo, con los
principios evolucionistas y positivistas que nos impusieron una visión de su ideología de lo

12
normal de lo patológico, aquello que era y es aceptado por las clases dominantes
(Menéndez, 1981)vii

Hemos formado y fuimos nosotrxs mismos formadxs en la perspectiva de la naturaleza y


significado de ―lo normal y lo patológico‖, en el cuestionamiento de la ideología que
transformaba a lo humano y viviente en estructuras mecánicas, en necesidad de
medicamentos; igual hemos acudido, participado y vivido, intensos períodos de renovación
de conceptos y de metodologías. Canguilhem, quien hace grandes contribuciones para la
comprensión de las relaciones entre las ciencias y el campo de la salud (1971) rechaza
precisamente el acomodo de tales conceptos de lo normal y lo patológico: ―La definición
psico-social de lo normal por lo adaptado entraña una concepción de la sociedad que la
asimila subrepticia y abusivamente a un medio ambiente, es decir a un sistema de
determinismos, cuando en realidad es un sistema de coacciones que contiene, ya y antes de
todas las relaciones entre el individuo y ella, normas colectivas de apreciación de la calidad
de tales relaciones.‖

En ese caso, ―la medicina científica se naturaliza y constituye como modelo terapéutico
exclusivo y forma parte de una estructura socio-política, socio-económica, socio-ideológica
y socio-científica que la fundamenta, que al mismo tiempo excluye las otras prácticas
curativas‖ (Menéndez, E)viii.

Por encima de su papel en atención médica directa a la enfermedad, el MMH estructura el


campo de la salud como espacio social e institucional de:

a) Explotación y acumulación de capital;

b) Reproducción de la estructura de clases sociales;

c) Reproducción ideológica y legitimación del modelo de dominación.

a) Los sistemas de salud son instrumento principal de intereses comerciales y de mercado,


siendo mayormente modelados y direccionados por conceptos y códigos de la industria
farmacéutica y biotecnológica, las corporaciones aseguradoras, los medios de
comunicación masiva, colegios profesionales y sociedades científicas, en interacción con el
colectivo social y los consumidores (Cabral, 2008). Grandes investigaciones (componente
de la práctica en salud), son contratadas por los laboratorios farmacéuticos y van generando
criterios médicos que mueven los umbrales a partir de los cuales se produce un diagnóstico.
En ese marco de funcionamiento ―…los pacientes son apenas insumos y materias primas
del proceso de acumulación capitalista‖ (Martins, en Cabral, 2004).

vii
Menéndez, Eduardo (1980, 1986, 1994). En diversos trabajos se ocupa de plantear y develar la
constitución ético-epistemológica que se encuentra detrás de la racionalidad dominante en el
campo de la salud.

13
b) El MMH es también un espacio de reproducción de la estructura de clases sociales; el
funcionamiento, su modelo de gestión y de organización, cuyo fondo es clasificatorio de:
los que pueden pagar, los que no pueden pagar, los que reciben asistencia caritativa, los que
tienen los seguros.

c) Los sistemas de salud intervienen en la reproducción ideológica, porque contribuyen a la


diseminación y aceptación de los valores que hegemonizan una sociedad: el orden, el
antagonismo sociedad-naturaleza, lo disfuncional, entre otros. Son instrumento de
legitimación del modelo de dominación; sus acciones, además de resolver problemas
generados en la dinámica de la injusticia social y en la poca capacidad resolutiva de los
sistemas de atención, contribuyen a su aceptación legitimada por la verdad ―científica‖ de
lo que es posible .

La medicalización se sustenta en la preeminencia del parámetro ―lucro‖ frente al derecho a


la salud. Por ejemplo: coadyuva en este caso con el mercado de lo estético la producción
de nuevos ideales del cuerpo y del comportamiento asociados a la belleza y juventud, al
éxito, la eficiencia y autosuficiencia, valores que llegan hasta la ilusión de la inmortalidad.
Mata (2019) es enfática al afirmar que ―En el capitalismo la racionalidad en salud
permanece sujeta al cuerpo valorativo y normativo del complejo médico-industrial con
marcados impactos colectivos en la subjetividad en salud y la consecuente alienación e
introyección de determinados patrones occidentales de consumo‖. El tema del cuerpo,
ahora se mueve entre la salud y la estética del cuerpo, la cirugía, las inyecciones, los
estiramientos, los gimnasios, las mallas, los zapatos, los programas de televisión; hay toda
una industria alrededor. Los pacientes, las personas, son así insumos y materia prima del
proceso de acumulación capitalista. Es este el razonamiento que se filtra y va
fundamentando las decisiones públicas en el campo de la salud del capitalismo.

La medicalización implica la elaboración de categorías y estándares que informan normas,


discursos y prácticas de ámbitos cada vez más amplios de la vida. Estos procesos se llevan
a cabo de formas muy diversas: la medicina es hoy en día una gran industria transnacional;
un ámbito de investigación científico-tecnológica intensiva; un sistema de la gran mayoría
de los estados nacionales; un poderoso discurso sobre la vida, la muerte, el bienestar.
(Murguía, Ordorica y Lendo, 2016)

Es el Estado quien toma las decisiones, cuyo contenido responde al modelo dominante,
para atender la salud de los pueblos.

Las consecuencias negativas que genera el MMH y la medicalización concentrada en la


enfermedad y las especialidades, se configura como sigue:

 Modelo de atención relacionado con los intereses económicos, la intensificación del


consumo de equipos y fármacos, el aumento de los costos de la atención médica,

14
centrado en el aumento de los costos en medicamentos y equipos, y administración
de personal.

 Alto consumo y obsolescencia de equipos y de fármacos, incluyendo a aquellos que


tienen consecuencias negativas para la salud, con el consecuente aumento del costo
de la atención médica y odontológica

 Aumento sensible de la iatrogenia, lo cual recae en el profesional médico u


odontológico, y exime a las casa fabricantes.

 Carencia de relación entre el aumento de costos, eficiencia y la capacidad de


prevención y/o control de enfermedades.

 Escasa comprensión de la relación entre los perfiles de morbi-mortalidad de los


países y la determinación de la producción social y económica de la enfermedad, la
composición de los costos de atención.

De la Salud Pública
En un complejo discurrir político y económico, durante los siglos XVIII-XIX y XX la
concepción de salud se había venido desplazando del campo de las explicaciones
vinculadas a la vida colectiva, hasta llevarlas al desarrollo en el terreno de los
microorganismos. Ciertamente, en respuesta a los problemas sociales demandantes y la
necesidad de estabilidad para el modelo de acumulación, la estructura de poder del mundo
occidental fue construyendo la respuesta institucional para la población en lo que
conocemos como Salud Publica-SP. Esta puede definirse con Vicente Navarro (1998) como
―…la actividad encaminada a mejorar la salud de la población‖. Navarro también afirma
con audacia: ―La salud pública… no es una rama de la medicina…sino, antes al contrario,
la medicina constituye una rama de la salud pública.‖(Navarro, 1998).

Sin embargo su significado ha cambiado históricamente. Grandes hitos marcan la


concepción y práctica de la Salud Pública. La medicina hipocrático-galénica, ya
mencionada; la dilucidación de la transmisión del cólera, base de la epidemiologia de John
Snowix, o la prevención de enfermedades infecciosas mediante vacunación de Edward
Jenner y Louis Pasteurx, constituyen aportes sustantivos a la configuración del pensamiento
causal en el terreno de las enfermedades que sustenta la epidemiología clásica, pilar de la
Salud Pública desde el siglo XIX (Medina y Koschwitz, 2011).

ix
John Snow (1813-2013). Precursor del método epidemiológico. Hizo importante aporte a la
medicina, por el cálculo de tasas y estimación de la probabilidad de infección, a partir de la
observación sistemática sobre el cólera en Londres.
x
Louis Pasteur (1822-1895). Químico, físico, matemático y bacteriólogo francés, con
descubrimientos trascendentes en las ciencias naturales; también la pasteurización; desarrolló
la teoría germinal de las enfermedades infecciosas, base inicial para las vacunas.

15
En el inicio del siglo XX, es importante mencionar la contribución de Charles Winslowxi
(1920) a la SP. u definición de alud Pública es prácticamente un ―mantra‖ en todos los
países del mundo, aunque parte de la misma ha sido históricamente cercenadaxii. Tal como
lo plantea en 1957 una de sus alumnas, Ira V Hiscock la definición original Winslow la
formula y la publica en 1920, en los siguientes términos:

―La Salud Pública es la ciencia y arte de prevenir las enfermedades, prolongar


la vida y promover la salud física y mental y la eficiencia, a través de los
esfuerzos organizados de la comunidad para la salud ambiental , el control de
las infecciones comunitarias, la educación de los individuos en los principios de
la higiene personal, la organización de los servicios médicos y de enfermería
para el diagnóstico temprano y el tratamiento preventivo de las enfermedades y
el desarrollo de la maquinaria social que asegure a cada individuo en la
comunidad un nivel de vida adecuado para el mantenimiento de la salud;
organizando estos beneficios de tal manera que garanticen que cada
ciudadano acceda a los derechos y libertades que le asisten por nacimiento, en
cuanto a salud y longevidad.”

Basándose en los trabajos de Hiscock, Núñez-Dentin hace destacar que generalmente el


último párrafo de la definición aportada por Winslow se cita sólo en la siguiente forma: ―…
y el desarrollo de un mecanismo social que asegure a cada uno un nivel de vida adecuado
para la conservación de la salud; organizando estos beneficios de tal modo que cada
ciudadano se encuentre en condiciones de gozar de su derecho natural a la salud y a la
longevidad.” Plantea Núñez-Dentin que así lo hace Milton Terris en 1992 e igualmente
otros notables profesionales de la Salud Pública tales como Mario Rovere en 2011 y, en
Cuba, 2013, Miguel Márquez, por sólo nombrar algunas publicaciones en las que terminan
soslayando la visión de la organización de la salud pública para garantizar derechos y
libertades que al ciudadano le asisten por nacimiento. Núñez descubre en el curso de la
escritura de su trabajo, que Derickson en el año 2000 y en el 2002 Fee y Brown develan un
contenido sociopolítico de interés. Hablan del ambiente en los EEUU con respecto a la
Guerra Fría y los eventos del McCarthismo, indicando a su vez que había sido durante la
profundización del conservadurismo desde finales de los años 40 hasta muy entrados los
años 50, cuando muchos de los más preclaros oficiales del gobierno y del trabajo en
instituciones públicas, lo mismo que profesores y líderes de la salud pública, fueron
perseguidos y perdieron sus posiciones. Señala que inclusive ellos utilizan la expresión
“fueron silenciados”.

xi
Charles E Amory Winslow (USA 1877-1957) micólogo, botánico, bacteriólogo y experto en Salud
pública, figura muy importante en la salud pública, en el mundo occidental en general. Se ocupó en
trabajo e investigación en el saneamiento del agua y acueductos; trabajó los últimos años de su
vida en amplios aspectos de la salud pública.

16
Coincidencialmente, es también a finales de los ‘40 después de la II Guerra mundial y con
el orden de poder establecido, cuando se acuerda por parte de la Organización Mundial de
la Salud la definición de salud que predomina hasta hoy, ―La salud es un estado de
completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o
enfermedades‖ (OM , 1948).

A esta visión se responde a mediados de los ‘50 con el concepto de la enfermedad como un
desequilibrio de la tríada Agente, Huésped, Ambiente, la tríada ecológica, basada en la
―historia natural de la enfermedad‖ y los cinco niveles de prevención de los autores
Leavell y Clark. Es de interés señalar que tales autores al introducir la sistematización de la
historia natural en términos de niveles de prevención insertan en la práctica médica el
concepto de la Promoción de la Salud y la Protección Específica de la Enfermedad como
pilares de la Salud Pública desde donde iniciar y consolidar políticas de salud (Gómez y
González,2004).

Al respecto Guilherme Rodrigues señala:

―…la medicina preventiva como formación discursiva surge en un campo integrado por tres
corrientes: 1) el surgimiento de la higiene en el siglo XIX, íntimamente ligada al desarrollo
del capitalismo y a la ideología liberal; 2) la discusión de los costos de la atención médica
en los Estados Unidos en las décadas de 1930 y 1940, configurándose una crisis frente a la
amenaza de intervención estatal y una reacción de las organizaciones corporativas médicas,
contrarias a cualquier forma de ―medicina estatal‖ o ―medicina socializada‖; 3) la
redefinición de responsabilidades médicas en el período posterior a la Segunda Guerra
Mundial…ante la creciente demanda y concientización de que el acceso al cuidado médico
es un derecho social de todo ciudadano.‖ (Rodrigues en rouca, 1971/2008)

En 1977, en plena expansión neoliberal, la Asamblea Mundial de la Salud (Resolución


WHA 30,43), acordó "la principal meta social de los gobiernos y de la OMS debe ser
alcanzar para todos los ciudadanos del mundo, para el año 2000, un nivel de salud que les
permita llevar una vida social y económicamente productiva" (SPT 2000). Posteriormente
en la ciudad de Alma Ata-URSS, se realizó el Congreso Internacional de Atención Primaria
en Salud, OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), con
participación de 134 países, donde se asumió que la Atención Primaria-APS, era la
estrategia para alcanzar tales objetivos, como parte de un desarrollo general con espíritu de
justicia social (Castellanos, 1998)

Como síntesis, traemos el planteamiento de Rubén Gómez-Arias quien hace destacar que la
noción de ― alud Pública‖ es polisémica y compleja, punto de encuentro de tres nociones y
campos de acción: la salud, lo público y el Estado. La salud como condición de
productividad, reflejando a su vez valores éticos e intereses políticos diferentes a lo que
denomina la ―salud pública liberal‖. Este autor identifica contradicciones, inconsistencias y

17
matices entre las múltiples definiciones y enfoques de la SP y aporta una clasificación de
las etapas por las cuales ha atravesado: 1.Concepción primitiva, donde no hay concepción
de salud como bien de interés público; 2. Concepción antigua: se desarrolla la idea de ―lo
público‖ pero la salud y la enfermedad continúan siendo asuntos individuales;
3.Concepción liberal normativa: la salud de la población es de interés público, ligado a
notable desarrollo en Europa del comercio y de las fueras productivas, una acumulación de
riquezas vinculada al comercio con Oriente y la explotación de mérica, el ―nuevo‖
continente y un crecimiento importante de la población; todo ello ligado al nacimiento del
Estado Moderno con la idea de mantener orden y riquezas, más la idea del utilitarismo
como expresión filosófica del capitalismo, beneficio y rentabilidad; se organizan sistemas
de información que dan origen a estadísticas y demografía; se desarrollan paquetes de
medidas higiénicas y se pone en marcha la llamada policía médica: vigilar, controlar e
incrementar el valor de los cuerpos trabajadores; 4.Concepción liberal de mercado y salud
pública como asistencia pública, atendiendo la enfermedad sin amenazar los principios
liberales en los que la salud se identifica con mercado de servicios médicos. En el
desarrollo de este punto Gómez- rias expresa: ―la poderosa influencia de la medicina
liberal hizo que la salud pública y la epidemiología fortalecieran su dependencia original
con la medicina y se aplicaran como medicina social en las colonias de Inglaterra y Francia.
Este enfoque colonialista de la salud pública y de la epidemiología dio origen a la noción de
medicina tropical.

Las distintas acepciones de la SP resumen visiones técnicas como campo de saberes, como
complemento de la práctica médica, otras de instrumento político, otras de espacio de
construcción ideológica, cuyo edificio conceptual, metodológico y técnico está sostenido
principalmente, como hemos señalado, por dos concepciones de salud: la concepción
biologicista y la concepción ecologicista.

La concepción biologicista constituye la base filosófica positivista de la SP, asumiendo que


solo se admite como conocimiento aquello verificado por la ciencia. Su método es
básicamente, el método inductivo experimental, centrado en el empirismo, con lógica
cartesiana. El enfoque epidemiológico que acompaña el desarrollo de la SP está orientado a
la medición del daño o enfermedad, que se concentra en la teoría unicausal o noción de
causa-efecto lineal, utilizando categorías de persona, tiempo y lugar como variables que
ubican y definen a la persona, al individuo enfermo. Su respuesta social es casi
exclusivamente curativa.

La concepción ecologicista, asociada al modelo de Leavell y Clark, basado es la tríada


ecológica: condiciones del agente, del huésped y del ambiente, en visión de sistema en
equilibrio, son las que al final confluyen para desencadenar una enfermedad o volver al
equilibrio del cuerpo. Su basamento filosófico es positivista-estructuralista. La visión de la
salud es de perspectiva biológica, sistémica natural. Su enfoque epidemiológico es el de
riesgo con explicación multicausal, para lo cual la estadística juega un papel muy relevante

18
porque permite establecer asociaciones causales de naturaleza formal. El enfoque
epidemiológico es el enfoque del riesgo. Utiliza las categorías de persona, tiempo y lugar,
con una connotación natural. La persona, edad, sexo, la ocupación en su valor técnico; las
características de la persona son condiciones externas al objeto que estamos estudiando. El
lugar en su expresión natural, climática, geográfica, es estudiado como espacio físico que
nos aporta características biológicas como: el clima, la temperatura, la humedad en el
ambiente, la vegetación, la fauna. El tiempo en su expresión cronológica. Su orientación en
la respuesta social es nuevamente la curación administrada por los llamados niveles de
prevención de Leavell y Clark, y el fortalecimiento de acciones preventivas individuales.

Aun cuando se reconocen como importantes giros en el desarrollo conceptual de la SP, el


discurrir histórico ha demostrado que su desempeño la coloca en el espacio de tensión entre
distintos intereses frente al poder, lo que le ha llevado a evidenciar, desde la década de los
´80 una crisis esencial.

La crisis de la Salud Pública


Hemos expresado como la relación entre la salud pública, los sistemas de atención en salud
y la dinámica de las sociedades es condicionada y va condicionando desde el poder, todo el
esfuerzo de los Estados por responder a las necesidades de salud. El peso que ejercen los
modelos de acumulación de capital va desbordando grandemente el alcance de la acción
organizada de los sistemas que intentan responder a las políticas desde la mirada biológica
o ecológica que le ha dado fundamentación a dichos sistemas. Durante las décadas de los
‘60, ‘70 van acumulándose y emergiendo problemas de salud estructural que dan cuenta de
la contradicción entre los modelos de acumulación y la vida de los pueblos, sobre todo en
Nuestramérica considerada una de la regiones de mayor desigualdad para ese tiempo. En la
década de los ‘80, llamada la ―década perdida‖, se exacerban las condiciones destructivas
que le impone el neoliberalismo a los países, con consecuencias inmediatas en la
reemergencia de perfiles epidemiológicos ya superados, y mayor deterioro o
desmantelamiento de los sistemas públicos atención a salud, entre otros. En respuesta,
grandes movilizaciones socio-políticas se producen en los países, que van adquiriendo
sentido desde el movimiento de la Medicina Social y de la Salud Colectiva, así como la
definición SPT2000 y la Estrategia de Atención Primaria, convirtiéndose en vectores de
presión sobre distintos organismos para la discusión y reconceptualización de la salud y de
la Salud Pública.

A principios de la década de los ‘90, la OP -OMS, sobre la base de las conclusiones de un


ciclo de debates sobre Teoría y Práctica de la Salud Pública, señalaba:

a) La práctica dominante ha ubicado la salud de los pueblos como un campo profesional


denominado salud pública con una práctica circunscrita a la atención de la enfermedad y
eventualmente a su prevención; que responsabiliza al Estado y a las personas de la situación

19
de salud igual que la salud individual y biológica; soslaya los daños que viene produciendo
el capitalismo en la sociedad.

b) La Salud Pública como concepción y práctica dominante de la modernidad, omite la


determinación histórico-social de la vida colectiva, al concebir a la salud y la enfermedad
como problemas en parcelas aisladas, generadas por riesgos materiales o sicológicos, con
explicaciones causales inmediatas.

c) Históricamente ha demostrado incapacidad para atender las necesidades sociales porque


se ve en imposibilidad de utilizar el conocimiento producido para impactar la realidad; se
legitima a partir de una visión tecnocrática al separar lo político de lo técnico, y proponer
soluciones técnicas a dimensiones de carácter político, sin considerar la construcción de
viabilidad; su práctica es individual y medicalizante; se asienta en la sumatoria de prácticas
individuales que corresponden a la acción clínica. Esto es, que aunque se atienda a un
millón de seres humanos, es un millón de individuos.

d) Presenta vacíos en la teoría y práctica por limitaciones que le impone su dependencia del
poder hegemónico, la medicina curativa y el pensamiento positivo-biologicista (OPS-
OMS, 1991).

En el marco de la crisis de la SP, importantes aportes de distintos campos del saber y sus
prácticas, han develado sus bases epistemológicas, o la racionalidad que subyace detrás. Su
elemento central o núcleo discursivo y praxiológico es el de la medicalización que se
estructura en el Modelo Medico Hegemónico, lo cual nos permite explicar el alcance de la
crisis como las consecuencias de un modo de explicar y hacer en salud.

Es la situación descrita, la que le da nuevo impulso a la concepción social de la salud que


venía re-insurgiendo desde los años ‘60 con antecedentes desde el siglo XVIII, y que
constituye el avance de lo que será posteriormente el movimiento de la Salud Colectiva.

La Medicina Social, antesala a la Salud Colectiva.


La concepción social de la salud como corriente enmarcada dentro del pensamiento crítico
del conocimiento y la práctica en el campo de la salud, tiene algunos antecedentes e
inspiración en las ideas de emancipación que guiaron la lucha anti-colonial en el Siglo
XVIII, en las acciones revolucionarias de Europa del Siglo XIX y en el razonamiento
epidemiológico crítico del siglo XX (Acero, 2013).

Al cambiar el modo de producción, como consecuencia de la estructuración del capital


enrumbado hacia el capitalismo, impulsado por la Revolución Industrial, la Medicina
Social va tomando cuerpo institucional en varios países europeos. El proceso histórico,
produce exigencias que inciden en la generación de importantes avances en el terreno
biológico que cambiaron sensiblemente el ejercicio de la medicina. Como se afirmó antes,
un papel muy importante jugaron los descubrimientos de naturaleza biológica y

20
microbiológica, así como el cambio radical que ya se había venido gestando con el impulso
del método científico como el único método legitimado para producir conocimiento,
fundamentado en los postulados del positivismo. Por otra parte, los estudios que se
realizaban en los espacios fabriles, generaban argumentos para la lucha de las clases
trabajadoras nacientes. La confluencia de nuevos conocimientos y métodos de la ciencia,
las necesidades del capitalismo, junto con la presión por los perfiles de morbimortalidad
emergentes, marcan las políticas de salud en Europa. Esto va conformando una urdiembre
donde se desarrolla una trama que va expresándose en la configuración de la Medicina
Social y en aportes al andamiaje de la salud pública, aunque corresponden a enfoques
distintos.

Desde una mirada enlazada con las luchas sociales, en el terreno de la Medicina Social se
producen importantes saltos como resultado de las luchas enfrentadas a las corrientes
conservadoras contagionistas. Se destacan en este proceso Guerinxiii, R Villerméxiv; y el
muy reconocido Virchowxv quien expresa que la política no es otra cosa que la medicina en
gran escala. En Alemania en 1850, Newman (1819-1908) señalaba principios como: a) la
salud del pueblo es un problema de toda la sociedad; b) la sociedad tiene la obligación de
proteger la salud de sus miembros; c) las condiciones sociales determinan la salud y la
enfermedad y esto debe ser estudiado; d) la terapia médica debe estar junto a la Social.

El componente mental de la salud insurge con Freud. ― finales del siglo XlX, igmund
Freud demuestra que las parálisis histéricas no siguen la lógica de la neurología y por lo
tanto la sintomatología no corresponde con los trayectos nerviosos de los músculos
paralizados. Se establece así la relación entre la psicología y la patología, entre mente y
enfermedad, como un nuevo campo de determinación de los procesos mórbidos,
reconociéndole al hombre, además de la dimensión biológica, la dimensión psíquica como

xiii
Jules R. Guérin (Francia 1801-1866). Se le atribuye la expresión “medicina social”, como eje de
la medicina en Francia, publicada en la “Gazzette Médicale” de París en 1848. La caracterizaba
como la relación de la medicina con la sociedad. En: Fajardo OG (2004). La expresión medicina
social surgió en 1848, reemergió en la tercera década del siglo XX. ¿Qué es la medicina social en
el siglo XXI?. Rev Fac Med UNAM . 2004;47(6):256-257.
xiv
Louis-René Villermé (París 1782- Paris 1863). precursor de los estudios sobre epidemiología
social y la influencia de los factores socioeconómicos y la pobreza sobre la salud y la mortalidad,
en los inicios de la industrialización en Francia; señaló importancia del entorno social, de las
investigaciones sobre higiene, del registro estadístico y de las estadísticas demográficas. En:
https://es.linkfang.org/wiki/Louis_Ren%C3%A9_Villerm%C3%A9
xv
Rudolf Ludwig Karl Virchow (Prusia, 1821 - Berlín, 1902) médico patólogo, antropólogo, político y
biólogo alemán. Considerado el "padre de la patología moderna". Defendió que la salud humana
es asunto de interés social y que las condiciones socio-económicas, debían analizarse
científicamente como causas de enfermedad; la medicina como base científica de la organización
social. Apoya crear un ministerio de sanidad y una profunda reforma de la enseñanza. En:
https://www.historiadelamedicina.org/virchow.html

21
una realidad con características propias y diferentes a la biológica.‖ (Universidad de
Antioquia, 2000)

En el siglo XX, la visión social de la salud o Medicina Social se plasmó en obras como las
de Henry Sigerist (1938), quien escribió el artículo ―Medicina socializada‖ donde decía: ―el
pueblo tiene derecho a la atención médica y la sociedad tiene la responsabilidad de cuidar a
sus miembros… Los médicos de las estaciones locales de salud, deben organizar comités de
ciudadanos para realizar encuestas de salud, tareas de educación para la salud y realizar una
variedad de actividades sociales y de salud. Cada ciudadano debe tener una asistencia
médica gratuita…”

Entre los años ‘40 y ‘50, como resultado de los acuerdos de la postguerra, en Europa se
conforma el Estado de Bienestar, que además pretendió ser un freno a los avances
socialistas en salud que provenían de la URSS. Eso influyó grandemente en la
conformación de los sistemas de seguridad social, como accionar del Estado frente a los
nuevos grupos sociales que se venían generando con los cambios en el modelo de
acumulación; estábamos pasando supuestamente a un modelo sustitutivo de importaciones,
que debería industrializar nuestros países, por lo tanto emergía una nueva clase obrera junto
con una nueva clase empresarial nacional. Nacen así los seguros sociales en gran parte de
Nuestramérica.

Desde los años ‗60, en Nuestramérica, el modelo de acumulación económica comenzó a ser
develado e interpelado. En el marco de tales cuestionamientos, la insurgencia de
movimientos sociales y la crisis social en ascenso, se producen señalamientos sistemáticos
al modelo de salud que impulsan la insurgencia de la Medicina Social.

―Desde los finales de los sesenta se da una polémica intensa respecto al carácter de la
enfermedad. Lo que se discute es si ésta es esencialmente biológica o, por el contrario,
social. Hay así un cuestionamiento profundo del paradigma dominante de la enfermedad
que la conceptualiza como un fenómeno biológico individual. Las razones del surgimiento
o, mejor dicho, del resurgimiento de esta polémica deben buscarse tanto en el desarrollo de
la medicina misma, como en la sociedad en la cual se articula‖ (Laurell, 1986).

Breilh (1999) sintetiza: ―La crítica de los modelos positivistas que se esgrimieron para
explicar la salud humana y las condiciones saludables o destructivas del ambiente
construido por el ser humano está presente en el movimiento latinoamericano de la Salud
Colectiva desde los años setenta‖. e avanza a buscar las raíces ético-epistemológicas
subyacentes que han sostenido el quehacer sanitario en nuestra región por su ―limitada
interpretación y resolución tanto de la salud como de la enfermedad caracterizada por la
poca capacidad para abordar la complejidad de las necesidades sociales de los individuos y
las poblaciones… no ha procurado un paradigma capaz de solventar epistemológica,
metodológica y praxiológicamente el objeto de la salud, como tampoco su determinación

22
social, económica y cultural para producir bienestar a los grupos humanos…‖ (Casallas,
2017) De ello dan cuenta los aportes teóricos y prácticos de Juan César García, Asa Cristina
Laurell, Sergio Arouca, Jaime Breilh, Edmundo Granda, Mario Testa, Pedro Luis
Castellanos, Sonia Fleury, Juan Samaja, Naomar Almeida F, Jairnilson Silva P, Eduardo
Menéndez, Norma Núñez Dentin, entre otrxs, reconociendo que en generaciones sucesivas
van destacándose importantes hacedorxs del pensamiento y obra en Salud Colectiva. Estxs
asumen la militancia en la medicina social, con lo que contribuyen a la construcción de
pensamiento y acción, así como a la configuración de un campo de lucha como es el de la
Salud Colectiva, estableciendo así la ruptura con el paradigma dominante.

La Medicina Social entonces se entiende como la corriente de pensamiento crítico que


redefine la noción de la salud y aporta el concepto ―salud-enfermedad‖; reconoce el
contexto social y asume la necesidad de producir cambios sociales para el mejoramiento de
las ―condiciones de salud‖. Es el germen de la determinación social y su historicidad, en la
explicación de la salud-enfermedad, que se ha avanzado en Nuestra América. La
concepción crítico social, se despliega como respuesta social hacia la transformación
integral por la emancipación.

Insistimos en que los cambios en la concepción de salud-enfermedad van marcando


distintos componentes de la práctica en el quehacer: Lo que se estudia de la salud y la
enfermedad, desde que lugar y como se explica; lo que se investiga y como se aborda; a
quien se forma y como; para que, para quien, como se organizan y se conducen los sistemas
de salud; que y como se atiende a quienes tienen una enfermedad. En todos esos
componentes se expresa la confrontación ético-epistemológica en el terreno del proceso
salud-enfermedad y sus prácticas, según el contexto donde se produce y reproduce el
modelo de sociedad y el de salud. La dilucidación y profundización ético-epistemológica en
el encuentro con los movimientos sociales, provoca el nacimiento de la Salud Colectiva.

De la Salud Colectiva. Implicaciones


La Salud Colectiva representa un salto cualitativo ético y epistemológico; nace como
resultado de un largo proceso histórico-social que pasa por la resignificación y
redimensionamiento de la Medicina Social, la interpelación a la Salud Pública, y el
encuentro socio-político con los movimientos sociales en lucha por el derecho a la vida y la
salud, desencadenados en toda Nuestramérica. Este salto tiene en Brasil un referente
importante como lo fue el movimiento por la Reforma Sanitaria, que incorpora
contundentemente la discusión sobre el Estado y la salud; Fleury (1990) dice: ―Una
introducción al concepto histórico-estructural en el área de la salud inaugura un nuevo
paradigma en el conocimiento de la relación entre medicina y sociedad, y
consecuentemente en el papel del Estado en dicha relación‖.

La Salud Colectiva. Concepción y prácticas.

23
La mayor comprensión sobre las diferencias entre las concepciones, visiones y modelos de
salud, coincidentes con enfoques de la ciencia, permite poner de relieve las implicaciones
teórico-metodológicas, sociales y políticas como alcance de la Salud Colectiva (SC), que
más que una concepción o visión constituye el paradigma que insurgió frente a las
insuficiencias y crisis de la Salud Pública. Anteriormente hicimos una síntesis de las
implicaciones de la concepción biologicista y la concepción ecologicista de la salud. El
paradigma histórico-social de la SC, también supone reconocer los alcances teórico-
metodológicos y prácticos en tres componentes fundamentales: en la conceptualización del
objeto, en los métodos para su abordaje, y en la praxis que se genera. Sus categorías
analíticas fundamentales son determinación histórico-social del proceso salud-enfermedad,
el proceso de trabajo a partir de la relación de los seres humanos con la naturaleza, la
reproducción social con sus vínculos con los procesos de producción y reproducción; en
consecuencia asume también la clase social, la cultura, la etnia, y junto a ello las
desigualdades: de clase o grupo social, de etnia, de género.

La concepción crítico-social de la salud, que sostiene la SC, se fundamenta filosófica y


metodológicamente en el pensamiento crítico dialéctico-materialista, que asume el proceso
salud-enfermedad como concreción biológica, sometida a la determinación constante de los
procesos histórico-sociales y culturales que se van tejiendo en el modo de producción y la
reproducción social. Para esta concepción, el enfoque epidemiológico es el de la
epidemiología crítica. Se utilizan las variables persona, tiempo y lugar, con un poder
explicativo que superan la connotación natural al ser re-conceptualizadas. La variable
―persona‖ que pasa a ser considerada en su condición de clase y grupo social; la variable
―lugar‖ también recupera su carácter geohistórico, con su carga cultural; y la variable
―tiempo‖ se resignifica en la historicidad de los procesos y la correspondencia con los
modos de producción, diferenciando lo estructural y lo coyuntural. Como tal, el paradigma
de la Salud Colectiva, se constituye con categorías explicativas provenientes de diversos
campos del saber y la práctica, al mismo tiempo que crea y re-crea categorías propias que
den cuenta de la complejidad y determinación histórico-social, entre otras: Proceso Salud-
Enfermedad, Perfil Epidemiológico que permite develar la diferencialidad entre grupos,
clases o países, Modelo Medico Hegemónico, Medicalización.

El enfoque de la determinación histórica, base de la alud Colectiva, establece que ―la


enfermedad es la expresión de las relaciones entre las formas de propiedad el poder y la
división del trabajo, así como de las relaciones entre las formas, a través de las cuales la
producción y la reproducción propias del capitalismo producen diferencias en la calidad de
la vida de las distintas clases sociales, los géneros y las etnias… centra la acción política en
propuestas dirigidas a favorecer los procesos sociales de emancipación. Procesos, que
tienden a la transformación en las relaciones de poder entre aquellos beneficiarios del
actual orden social y la lucha contra todas aquellas formas de explotación que conducen a
modos de vida determinantes del deterioro de la salud. (Acero y otros, 2013)

24
Nos ubica en un marco ético-epistemológico para el análisis riguroso del objeto salud-
enfermedad, lo mismo que de los sujetos de los perfiles epidemiológicos diferenciales, en
miras a la comprensión de la relación entre las condiciones histórico-sociales de
desigualdad y poder como substrato en el que se encuentra el sentido de la práctica en salud
colectiva, como espacio contrahegemónico de lucha y transformación, para lo que es
necesario descifrar la complejidad que entrañan las relaciones esenciales que delimitan su
objeto y definen sus finalidades, teoría y método.

Sobre el Objeto de la Salud Colectiva.


- El objeto de la Salud Colectiva (SC). Su objeto es la el proceso de Salud-enfermedad-
(PSE) de los pueblos, que constituye la expresión de procesos de determinación y
condicionamiento de carácter histórico, social, económico, cultural, ambiental y biológico,
donde materializan su vida los grupos, las clases, los colectivos; es una visión de lo
colectivo. Laurell (1986) expresa: ―…la naturaleza social de la enfermedad no se verifica
en el caso clínico sino en el modo característico de enfermar y morir de los grupos
humanos‖. uperamos la visión dicotómica que separa la salud de la enfermedad; nos
apartamos de la concepción de salud como ausencia de daños, ausencia de enfermedad:
―…un fenómeno colectivo que muestra una distribución diferencial en la población de tal
manera que los diferentes grupos clase o países manifiestan patologías típicas en un
momento y contexto dado; es decir, así definida, la salud-enfermedad tiene un carácter
histórico‖ (Laurell, . 1982) También un carácter territorial. Al conceptualizar el objeto
tenemos que asumir que el objeto salud-enfermedad es de naturaleza compleja es
contradictorio porque la vida se mueve a partir de las contradicciones; es dinámico, es
colectivo. ―El proceso salud-enfermedad desde el punto de vista epidemiológico es la
síntesis de un conjunto de determinaciones que operan en una sociedad concreta y que
producen en los diferentes grupos la aparición de riesgos o potencialidades características,
los cuales a su vez se manifiestan en la forma de perfiles o patrones de enfermedad o salud‖
(Breilh, 1995).

Indiscutiblemente que en el nivel individual están la expresión orgánica y la psicológica


que deben ser atendidas y cuidadas clínica, eficaz y afectivamente: eliminar una infección,
atender una fractura, reparar un diente, atender y acompañar situaciones emocionales,
efectuar una cirugía. No se trata de negar la biologicidad y emocionalidad presentes en el
proceso. Se trata de no perder de vista que lo que ocurre en el cuerpo y el espíritu es
expresión de las condiciones de vida del grupo social de origen, y que esas condiciones a su
vez están sintetizando el modelo de reproducción social que se está dando en esa sociedad.
La salud colectiva, entonces, genera otro concepto clave, el de Perfil Epidemiológico-PE:
―…para enlazar producción y distribución de la salud y exponer su complejidad[…] que
sintetiza los dos ejes de dicha complejidad: el dimensionamiento general, particular y
singular, y la antítesis entre procesos saludables, protectores o perfeccionantes, versus
procesos malsanos, peligrosos, deteriorantes o vulnerabilizadores de la salud‖ (Breilh,

25
2013). Es una categoría que si bien cuantifica la presencia de las patologías y los daños, va
mucho más allá porque reconoce y explica cómo es que se expresan los modos y
condiciones de vida que corresponde con los perfiles de reproducción social, que sintetizan
las contradicciones de clase generadas en el modo de producción, en un momento
determinado. Con ello se supera el reduccionismo que ha supuesto la utilización
esquemática de la clasificación internacional de enfermedades que nos coloca las entidades
por separado. Morbilidad y mortalidad: por cardiovasculares, por accidentes, por
gastrointestinales, etc.

Los procesos de determinación se tejen en el espacio geo-histórico donde coexisten en una


alta complejidad, a partir de las relaciones con la naturaleza y las relaciones entre los
propios seres humanos, gestadas en largos procesos de evolución y de subsunción de los
distintos niveles de materialización de la vida: físico-químico-biológico- psicológico-
social-cultural; así como de transformación, que le imprimen historicidad al tiempo y al
lugar, como la producción social del espacio que se transforma en territorio. ―…los
procesos de su configuración y funcionamiento, está moldeado por las condiciones
naturales y en determinación por los modos de producción a escala local, nacional y hoy
mundial. (Iñiguez, 1994). Es decir, es en lo concreto donde se tejen los procesos de
determinación histórico-social, la Reproducción social y el perfil epidemiológico de los
grupos o clases sociales.

Y en esta línea de pensamiento, el mismo autor (Breilh, 2015) define la epidemiología


crítica, como el estudio interdisciplinario e intercultural de los procesos que determinan la
producción y distribución de la salud colectiva, los cuales abarcan el conjunto de
relaciones sociales, ideas y prácticas organizadas que llevan a efecto los seres humanos
para realizar su reproducción social como grupos cohesionados alrededor de los intereses
estratégicos que impone el sistema económico-político, de acuerdo a su inserción
económica de clase, filiación cultural y de género, así como también como estrategias en el
dominio individual. Breilh añade entonces que la epidemiología crítica puede mirarse
como fuente de conocimiento y referentes éticos para la acción en la salud colectiva.

A modo de resumen, asumimos lo que plantea Breilh (2013) en cuanto a que la corriente
latinoamericana de la salud colectiva y epidemiología crítica, plantea tres categorías
centrales que son atravesadas por las contradicciones del capitalismo, cuya contradicción
central es la de capital-trabajo: a) Determinación social de la salud; b) Reproducción social;
y c) Metabolismo sociedad-naturaleza, a saber:

Determinación social de la salud. Es el eje de la crítica al paradigma empírico-funcionalista


de la epidemiología basada en la historia natural de la enfermedad, y redefine las
herramientas para abordar la relación entre la reproducción social, los modos de vivir y de
enfermar y morir.

26
Reproducción social. Refiere a la génesis y desarrollo de relaciones sociales que van más
allá del trabajo como relación con la naturaleza, relación de los hombres entre sí; abarca el
desarrollo contradictorio de las relaciones sociales, con la intermediación de: ideología,
filosofía, arte, educación, el Estado, etc. Nos permite explicar los modos cómo se organiza
una sociedad para resignificar lo que es la organización estricta del proceso de trabajo. La
sociedad, para reproducirse, para garantizar su permanencia histórica va generando formas
de organización y de expresión institucional, y de valores y cultura: eso es la reproducción
social, marcada precisamente por los intereses que se mueven en los procesos productivos
más generales de una sociedad.

Metabolismo sociedad-naturaleza. Procesos por medio de los cuales los seres humanos
organizados en sociedad, independientemente de su situación en el espacio (formación
social) y en el tiempo (momento histórico), se apropian, circulan, transforman, consumen y
excretan, materiales y/o energías provenientes del mundo natural (…) que genera
determinación recíproca lo cual a su vez condiciona la manera como las sociedades se
configuran (Toledo, 2008). Es el modo cómo se establece la relación de una sociedad con la
naturaleza para convivir armónicamente con ella, para dominarla, explotarla o destruirla –
caso del capitalismo-. Ese metabolismo tiene que ser estudiado en el marco de la salud
colectiva por qué es la posibilidad de explicar las razones de la destrucción planetaria, y
develar que responsabilidad tenemos con las próximas generaciones, lo cual representa un
enorme desafío ético y científico-técnico, desde la salud colectiva en la lucha por la
emancipación de los pueblos.

La otra implicación de la Salud Colectiva es su método.

- Salud Colectiva y Método. Su método es dialéctico histórico lo que produce una ruptura
epistemológica con el positivismo y su método inductivo experimental. Se inscribe en el
método general para producir conocimiento que nos aporta la dialéctica histórica. Nos
exige un abordaje desde la totalidad y su movimiento. Parte del reconocimiento de las
contradicciones como base del movimiento y transformación del ser, conocer y hacer. Para
ello se vale de categorías que permiten conceptualizar los procesos histórico-culturales,
sociales, económicos, y biológicos que se expresan en el proceso salud enfermedad,
redimensionado en el concepto de perfil epidemiológico.

Al referirnos a las categorías, nos lleva a buscar y construir las que permitan develar la
esencia y las conexiones internas del proceso en estudio. Descifrar las relaciones y
contradicciones internas y el movimiento que le ha traído hasta este momento, que se
materializa en planos de concreción interrelacionados: general, particular, singular. Así, al
hablar de la determinación, los elementos que llaman de contexto, forman parte del proceso
que estamos estudiando, de manera que nuestro esfuerzo es encontrar las categorías que nos
permiten develar cómo están presentes esos procesos que en apariencia son externos, pero
que en realidad son intrínsecos al movimiento y los dominios desde donde se configura.

27
Las categorías dan cuenta de la historicidad de los procesos. Una es el espacio geohistórico
donde se desarrolla la vida colectiva; el espacio contiene y produce historicidad; es vivo, de
manera que la relación que establecemos como colectivo con ese espacio tiene
repercusiones en él, y tiene repercusiones también en los grupos sociales. En el plano del
modo de producción, el espacio sintetiza el metabolismo del capital con la naturaleza. Nos
enlaza con la categoría de reproducción social: cómo están organizadas las fuerzas
productivas y el proceso de trabajo en una sociedad, para producir la vida material,
intelectual y espiritual, en su expresión local, regional, nacional: En él se concreta el
momento histórico por el cual está atravesando esa sociedad. Metodológicamente, el
análisis de la determinación de salud de los pueblos, incorpora el estudio del espacio social,
económico y político, en el que adquiere expresión la lucha de clases como manifestación
de contradicciones fundamentales. Allí se definen las formas específicas en las que se
realiza la vida colectiva, a partir del lugar que se ocupa en la estructura de clases y grupos
sociales de acuerdo a la dinámica socio-histórica y la disputa por los proyectos histórico-
sociales.

En esta relación caben de nuevo las observaciones de Jaime Breilh, cuando en su proceso
de repensar y debatir sobre el poder y la determinación social de la salud, expresa que si
asumimos el pensamiento crítico como una herramienta de objetividad científica, y si
estamos conscientes de la complejidad del movimiento social y de las implicaciones éticas
del saber en salud, podemos descifrar los requisitos para una epidemiología "dura" y
rigurosa, la cual no solamente depende de la precisión, confiabilidad y validez de sus
procedimientos empíricos, cálculos y observaciones, sino de una comprensión rigurosa de
cómo al redefinir el papel ético-político de la investigación epidemiológica desde un
paradigma integral, surge la necesidad de nuevos criterios de objetividad y de
comprensión del sujeto científico, y de explicar la situación de salud de modo holístico,
superando las ambigüedades y reducciones del pensamiento empírico que se enmascaran
tras de la sofisticación matemática (Breilh, 2015).

-Salud Colectiva y Praxis. En consecuencia de lo anterior, la asunción de la Salud


Colectiva, nos interroga sobre la praxis que se genera a partir de este salto teórico-
metodológico. Nos exige el compromiso con la emancipación de los pueblos, y el derecho a
la salud y a la vida. Partimos de que los seres humanos, clases y grupos sociales son
portadorxs de su historia, portadorxs de nuestra cultura, por lo tanto lo que ocurre con el
cuerpo biológico y su dimensión psicológica es expresión de esa carga histórica; somos la
expresión de ello. No es que la cultura y la historia están fuera de lo que somos. El orgullo
que sentimos por la estirpe de libertadores y de ser indígenas y africanos, es porque somos
todo eso; porque somos portadores de una carga histórica y cultural. Nos lleva a la
redefinición del papel de los trabajadores de la salud, de los investigadores y del alcance de
su actuación; la responsabilidad en los procesos de lucha y transformación de las
condiciones de vida, y en la lucha contra el poder de dominación y la explotación en el

28
mundo. Entonces, no se trata de un conocimiento, una ciencia o un saber contemplativo,
sino que la salud colectiva éticamente nos vincula con las luchas por la emancipación de los
pueblos; no hay manera de pensar en la producción de las condiciones para la salud, los
protectores de la vida, si no lo vinculamos a esas luchas que permiten justamente ir
alcanzando nuevos espacios de convivencia y de realización humana

―El movimiento de la salud colectiva…es un eslabón importante de un proyecto de


emancipación humana profunda, un movimiento de propuesta alternativa que lleva
orgullosamente el sello: hecho en América Latina y tiene en la ciencia epidemiológica un
instrumento valioso‖ (Breilh, 1998).

El eje a partir del cual se edifica una praxis cuya génesis es la Salud Colectiva, tiene como
centro la construcción del proyecto histórico de la emancipación, a partir de las
potencialidades contenidas en cada espacio social y la direccionalidad que le imprimen los
sujetos en lucha. Los colectivos socio-políticos en su condición de clase, se constituyen en
sujeto histórico de la transformación de las condiciones de vida, recuperando
colectivamente el saber y la práctica que le han sido expropiadas históricamente.
Breilh(2013) nos dice: ―el movimiento de la salud colectiva es un eslabón importante del
proyecto de emancipación humana profunda o movimiento de propuesta alternativa que
lleva orgullosamente el sello hecho en América Latina y tiene en la ciencia epidemiológica
un instrumento valioso‖.

Plantea la defensa y construcción de la salud como expresión de la participación


protagónica, porque está reconociendo la existencia de sujetos históricos, del sujeto
colectivo, del sujeto social. El sujeto en ejercicio de su soberanía lo hace a través de la
participación protagónica, enmarcada en el enfoque crítico. La defensa y construcción de la
salud como expresión de la participación protagónica por parte de los actores sociales
transformados en sujetos históricos, en ejercicio de su soberanía. Para el caso venezolano
un eje fundamental es la participación protagónica. El sistema de salud tiene como uno de
los sujetos sociales decisivos, a las comunidades como parte del poder popular. El poder
popular, organizado en consejos comunales, comités de salud, milicias, gobiernos
comunitarios, constituye la base popular del sistema de salud, más allá del sistema de
atención, actuando siempre sobre la base del principio de la unidad. Este proceso se aleja de
la visión burocratizante, al sostenerse en el pueblo-sujeto, el que tiene conciencia de sí y
para sí, que lleva adelante el proyecto de transformación nacional en unidad cívico-militar.

La unión Salud Colectiva y ciencia adquiere un nuevo sentido, el servir de fundamento a la


transformación. Esta perspectiva las convierte en instrumentos clave para la práctica social,
como conjunto de haceres y saberes que pone en marcha una sociedad para conocer su
salud y transformarla, que no se reducen sólo a las expresiones institucionales, sino que
abarcan la vida colectiva, la vida plena. Eso supera la noción de sistema de atención - lo
incluye indiscutiblemente pero- estamos hablando de la vida en dignidad.

29
Al abrazar la Salud Colectiva, asumimos una práctica de construcción contrahegemónica
frente a las prácticas dominantes en salud pública.

El enfoque crítico de la salud, la salud colectiva, nos proporciona herramientas de


pensamiento y acción. Por lo que hemos dicho, conceptualizamos el objeto, el método y
para la acción, conceptualizamos nuestras prácticas para buscar la coherencia entre
pensamiento y acción; requiere del aporte de la epidemiología crítica, la planificación
estratégica situacional, la educación popular, la economía política, la ecología política. Otra
de las características de la concepción de salud colectiva y su praxis es que reconoce la
subjetividad en el marco de la igualdad en la diversidad.

Coincidimos con Breilh (2013) al afirmar que nuestra praxis debe tener direccionalidad
para: a)Develar el movimiento de la vida, su metabolismo sociedad-naturaleza, los modos
de vivir en el marco de la reproducción social, cuyo eje es la acumulación de capital; b)
Acompañar el esfuerzo histórico de los pueblos por derrotar y desmontar modelo
civilizatorio consumista, contaminante y derrochador.

En otro plano, es necesario referir el proceso de diversificación del enfoque social de la


salud. Cuándo se inició el proceso de debate en los años 60, se planteó la concepción social
de la salud, sobre la idea de la determinación social. Rápidamente el poder a través de sus
diferentes caminos, actores, instituciones fue captando el concepto y lo devolvió vaciado de
su historicidad y carga de lucha. Se generaron debates y se pudo diferenciar lo que es la
visión de los determinantes, como conjunto de factores estáticos que pueden explicar el
proceso de salud enfermedad hasta un punto, a diferencia de la determinación que
construye nuevas explicaciones y métodos de comprensión para asumir que es un proceso,
actuando y operando permanentemente para modelar y estructurar la esencia de los
procesos.

El avance en teoría y práctica del enfoque social de la salud, como Medicina Social y luego
como Salud Colectiva, se va diversificando según las prácticas, y marcos teórico-
metodológicos. Según Jaime Breilh, ha dado lugar a cuatro corrientes (Breilh, 2013):

-Corriente de los determinantes sociales. Es la perspectiva del sujeto institucional, busca


realizaciones técnicas, corrigiendo las distorsiones que amenazan la legitimidad del orden
social. El enfoque de determinantes sociales, ―…se fundamentan en la distribución desigual
del poder y de los ingresos según categorías como el género y la etnia, considera que los
efectos en la salud se derivan de la posición social que ocupan las personas de acuerdo a
características demográficas como los ingresos, la escolaridad y la ocupación y que se usan
para hacer estratificación social… u praxis se orienta a disminuir la vulnerabilidad y las
consecuencias desiguales de la enfermedad…que promuevan la igualdad de oportunidades,
el control del riesgo y el acceso a los medios y servicios esenciales para reducir la
pobreza…‖(Breilh, 1998; Acero y otros, 2013)

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-Corriente etno-social corresponde a una identidad crítica académica. Explica desde los
modos de vida y una etnografía conectada al movimiento de la cultura; asume como criterio
la transformación del patrón de inequidad y de los riesgos.

-Corriente eco-social nace del ecologismo crítico, desde la lucha de grupos sociales que
trabajan por la equidad social, de género y etno-cultural; un posicionamiento crítico que
busca la rendición de cuentas y responsabilidad del poder. ―La multifactorialidad, que
incluye lo social en lo medioambiental como uno más de los factores en acción, servirá de
base para la propuesta de la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud de la
OM …‖ ( cero y otros, 2013).

-Corriente de la determinación social. El proceso de trabajo con sus momentos de


producción y consumo marcaron los debates iniciales. Abarca la reproducción social, las
relaciones sociales, los procesos metabolismo-naturaleza; metabolismo del capital.
Desarrolla líneas de pensamiento y acción en salud y trabajo, participación, acción
intersubjetiva e intercultural. Plantea el modelo estratégico vinculado a los sectores sociales
que están en lucha; sobrepasa la acción institucional para transitar su acción política
colectiva, vinculada a la exigencia de los derechos, del derecho a la vida y a la salud.
Contiene la intencionalidad de construir una nueva civilización. Se constituye sobre la base
de: a) lo inherente a la sociedad capitalista, que en los momentos de producción y
reproducción genera sus formas de propiedad, poder y división del trabajo, que son la
génesis de las diferencias en la calidad de la vida de las distintas clases sociales, así como
de géneros y etnias, debido al patriarcalismo, las inequidades y hegemonías con sus
diversas formas de discriminación, colonialismos y racismos; b) las diferencias en
condiciones de vida que se expresan en distintos perfiles de salud, enfermedad y atención
como consecuencia de las inequidades por clase, género y etnia; c) el conjunto de sentidos
y significados de la salud y de la vida que se materializan en prácticas en salud, como
dimensión de los modos de vida de los individuos y las colectividades; d) el papel de los
significados y la subjetividad, dónde, lo simbólico de la salud también puede ser entendido
desde una perspectiva de poder, resistencia y conflicto (ALAMES, 2008).

Las corrientes mencionadas se desafían ante la alerta que plantea Breilh (2014). En su
perspectiva crítica analiza y advierte de procesos históricos que marcan el orden social y
expanden las posibilidades tecnológicas de subordinación de los modos de vivir,
amplificando el sometimiento de las colectividades a patrones de conducta masiva, nuevos
territorios de análisis y preocupación. Jaime Breilh prefigura y alerta inclusive a cerca del
advenimiento de una era de subsunción radical de los procesos de la vida, que afectará
negativamente no solo nuestro general modo de vivir, pensar y aspirar, sino nuestra más
profunda intimidad cotidiana, desde otra vía de determinación y subsunción. El carácter
novedoso de este proceso plantea nuevas preguntas al campo de la salud pública y la
prevención; requiere de una relectura de la realidad y de un giro necesario para comprender
nuevas dimensiones de la determinación social de la vida y la salud, lo cual presupone la

31
aplicación de nuevas categorías del análisis y desafíos inéditos para la epidemiología
crítica.

La prefiguración de futuro, exacerbada con el impacto de la Pandemia COVID 19, se suma


a las inmensas tareas de la salud Colectiva. La SC en su proyección práctica se corresponde
hoy más que nunca, con el proyecto emancipador, el bloque histórico, para lo que cuenta
con la existencia de un cuerpo de conocimiento científico e instrumental, que le permiten
avanzar como una totalidad diversa en movimiento con carga científica, carga política y
fundamentación ética.

Síntesis de características básicas de la concepción de Salud Colectiva.

En síntesis podemos afirmar que la concepción de la Salud Colectiva:

 Representa un salto cualitativo frente al concepto de salud pública tradicional

 Forma parte de la corriente del pensamiento crítico de la salud

 Parte de la salud-enfermedad como un objeto complejo, sometido a determinación


socio-histórica

 Metodológicamente se vale de categorías y operaciones que permitan develar la


esencia o conexiones internas del proceso salud-enfermedad colectiva,

 Su sentido lo vincula con las fuerzas sociales inscritas en un proceso dialéctico de


transformación

 Constituye la expresión de los procesos de determinación y condicionamiento que


operan en el espacio geohistórico, moldeado por las condiciones naturales y por los
modos de producción a escala local, nacional y también mundial.

 Desde la perspectiva del proyecto de liberación humana es un espacio socio-político


de acción-reflexión-transformación, a partir de la apropiación y socialización de
conocimientos y métodos que permiten la comprensión de la salud como espacio de
lucha y de acción participativa para la materialización del proyecto de liberación
humana desde la dignificación de la vida colectiva.

 La concepción de salud colectiva, si bien tiene referentes de otros lugares del


planeta, realmente se construye, se divulga, se defiende desde América Latina para
la humanidad.

 Nace desde Nuestramérica, al igual que otras conceptualizaciones y


reconceptualizaciones de frontera epistemológica que se inscriben el eje
emancipador que nos atraviesa y que contienen una gran carga de sueños colectivos.
Conceptos que corresponden a distintos planos y campos del saber y sus prácticas,
32
pero todos vinculados a la emancipación: educación emancipadora, Pedagogía de la
esperanza, Teoría de la Dependencia; Salud Colectiva; Epidemiología crítica;
Investigación-Acción-Participativa-Transformadora; Planificación Estratégica
Situacional; Educación Popular, Integración Docencia-Servicio, Buen vivir, Vivir
Bien, Vivir Viviendo.

Salud Colectiva y Vivir Bien, Buen Vivir, Vivir Viviendo.


Para cerrar estas notas traemos la necesidad de profundizar en la propuesta de vida en
armonía, de vida digna, que nos viene de nuestros pueblos originarios; ésta nos invita a
acercarnos a otra cosmogonía para comprender la vida y la salud-enfermedad como parte
indivisible del universo vital, en una conjunción de conceptos y visiones que aproximan la
visión del Vivir Bien, el Buen Vivir, el Vivir Viviendo, que bien pueden encontrarse con la
noción de vida en dignidad.

Desde la cosmovisión aymara, "del jaya mara aru " o " jaqi aru ", "suma qamaña" se
traduce de la siguiente forma: Suma: plenitud, sublime, excelente, magnífico, hermoso.
Qamaña: vivir, convivir, estar siendo, ser estando. Entonces, la traducción que más se
aproxima de "suma qamaña" es "vida en plenitud"…la traducción del kichwa o quechua
(runa simi) es la siguiente: Sumak: plenitud, sublime, excelente, magnífico, hermoso(a),
superior. Kawsay: vida, ser estando, estar siendo. Vemos que la traducción es la misma que
en aymara: "vida en plenitud. (Huanacuni, 2010)

Nuestra aproximación a estas cosmogonías apenas se despliegan a partir de los procesos de


trasformación constitucional, en Ecuador (2008) y Bolivia (2009). La Constitución de
Ecuador reza: "el derecho de la población a vivir en un ambiente sano y ecológicamente
equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir, sumak kawsay‖. En la
Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia se lee: ―el Estado asume y promueve
como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no
seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñan dereko (vida
armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida
noble)‖.

En el 2010, durante la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los
Derechos de la Madre Tierra, en Cochabamba (Bolivia), Evo Morales planteó el Buen Vivir
como el paradigma para enfrentar al cambio climático. Para Evo Morales se trata de
"Construir un socialismo comunitario en armonía con la Madre Tierra. Ésta es nuestra
manera de estar en el mundo. Nuestra visión de armonía con la naturaleza y entre los seres
humanos es contraria a la visión egoísta, individualista y acumuladora del modelo
capitalista.‖ (Morales, Evo en Huanacuni, 2010)

Ambas concepciones tienen diferencias pero resultan un desafío ético frente a la


destrucción producida por el capitalismo y sus modelos de desarrollo (Cortez, 2011)

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El mismo Cortez recalca ―…el ―sumak kawsay‖ es un ejercicio político que transforma el
discurso del mestizaje desde el cual se habían diseñado e implementado proyectos de
modernización en por lo menos cuatro campos estrechamente vinculados: la producción de
subjetividades desde una concepción de ciudadanía de corte liberal, relaciones de género
estructuradas desde concepciones patriarcales, objetivación de la naturaleza para fines de
producción y una comprensión y ejercicio políticos de carácter monocultural.‖(Cortez,
ídem). Este aseveración es absolutamente coincidente con el contenido ético planteado
desde el ca de la salud Colectiva y armonioso con la construcción de vida digan, del vivir
viviendo planteado para la Revolución Bolivariana.

David Choquehuanca (2010), como estudioso del Vivir Bien, canciller y actor fundamental
en la formulación y aprobación de la Constitución del estado Plurinacional de Bolivia,
expresaba: ―Queremos volver a Vivir Bien, lo que significa que ahora empezamos a valorar
nuestra historia, nuestra música, nuestra vestimenta, nuestra cultura, nuestro idioma,
nuestros recursos naturales, y luego de valorar hemos decidido recuperar todo lo nuestro,
volver a ser lo que fuimos‖. Nos señala cuatro elementos que son: saber escuchar, saber
compartir, saber vivir en armonía y en complementariedad, y saber soñar.

El saber escuchar es asumir la inviabilidad del orden social que privilegia el capital como
eje del campo político, es apropiar la vida como el motor de las relaciones sociales
legitimando las cosmovisiones y prácticas que la sustentan.

El saber compartir que es saber distribuir la riqueza de manera equilibrada entre todos,
dejar de competir para complementarnos, es saber que todos somos hermanos y hermanas y
que tenemos una sola madre qué es la naturaleza, la Pachamama que es la tierra.

El vivir en armonía que nos dice que es la interacción entre personas, conocimientos,
prácticas y lógicas racionales. Al decir principios de vida culturalmente diferentes, está
hablando de la diversidad. Es visibilizar, incluir la voz de los que son excluidos. Cómo
complementarnos de manera equilibrada para que el más abandonado tenga la posibilidad
de compartir la educación, la salud, la convivencia natural y comunal.

Defender la identidad es valorar y recuperar la identidad. La identidad implica disfrutar


plenamente una vida basada en valores que se han resistido por más de 500 años (desde la
conquista española) y que han sido legados por las familias y comunidades que vivieron en
armonía con la naturaleza y el cosmos. Uno de los objetivos principales del Vivir Bien es
retomar la unidad de todos los pueblos.

Tales principios se concretaron en la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia


como: a) Suma manqaña: saber comer; b) Suma Umaña: saber beber; c) Suma thokoña:
saber danzar; d) Suma ikiña: saber dormir; e) Suma irnakaña: saber trabajar; f) Suma
lupiña: saber meditar; g) Suma amuyaña: saber pensar; h) Suma mañana munayasiña: saber
amar y ser amado; i) Suma istaña: saber escuchar. Su sentido se encuentra en el marco del

34
compromiso con la vida y de la lucha por la emancipación. Nos viene de nuestra
ancestralidad para alimentar la lucha de los pueblos oprimidos y de quienes asumimos la
tarea de acompañar la gran épica de la transformación por la emancipación humana.

La vida digna, en plenitud, el vivir viviendo aportado por Hugo Chávez (2011), representa
la síntesis del sentido de la emancipación. Es construir condiciones que cada vez nos
propicien y conduzcan a construir una praxis para vivir en armonía como la gran historia de
la existencia colectiva.

La dimensión constructiva de la praxis como la acción humana consciente con


direccionalidad, parte de la convicción de que la producción y activación de futuro tiene
espacio y tiempo en una realidad socio-histórica, como resultante de múltiples procesos de
determinación, cuya activación tiene como condición de posibilidad la construcción de
sujetos políticos capaces de hacer de la utopía, historia (Zemelman, 1989)

Conclusión
Al abrazar el paradigma de la salud colectiva, estamos asumiendo una praxis dirigida hacia
la transformación en el sentido de la dignidad de la vida colectiva, lo que supone una
direccionalidad ética concretada en:

a) Elaboración conceptual y teórica sobre el objeto;

b) Comprensión y decisión sobre la direccionalidad, alcance y sentido de la transformación;

c) Reconocimiento e integración del sujeto protagónico en el proceso: el pueblo en sus


diversas formas de unidad y organización en poder popular;

d) Desarrollo de la subjetividad y conciencia colectiva sobre las prácticas y la capacidad de


transformación;

e) Integralidad de la acción transformadora sobre todos los componentes de la práctica en el


espacio o campo de la Salud Colectiva;

f) Capacidad de movilización y construcción de viabilidad en dirección al horizonte de


sentido asumido: la emancipación humana;

g) Formulación y conducción de procesos programáticos de creación y recreación de


saberes y tecnologías que permita acompañar y profundizar en el conocimiento de cada uno
de los componentes de la Salud Colectiva, sistematizar los debates y experiencias
transformadoras, y producir los bienes y servicios necesarios para la capacidad resolutiva
de los sistemas de atención y la independencia científico-técnica en el marco de la
soberanía sanitaria;

35
h) Develar y construir conexiones entre los saberes ancestrales y las propuestas
emancipadoras desde el campo de la Salud Colectiva, en una praxis de encuentro en el
proceso de emancipación anticolonial.

Cerramos esta revisión con palabras de Edmundo Granda (2004)xvi refiriéndose a la salud
colectiva: ―…es buscar el desarrollo de las ciencias de la salud para potenciar con ellas el
desarrollo de la salud y la felicidad, así como la disminución del sufrimiento de los
enfermos y controlar las enfermedades controlables; es el empeño porque nuestras
instituciones tengan sabor a nosotros a pesar de que cada día nos quieren convencer que no
vale la pena lo humano. Esa cosa llamada Salud Colectiva, es algo que vale la pena darle
cariño e impulsar su crecimiento porque en última instancia es crear ―aquello‖ que es una
gran realidad: la solidaridad para generar el mundo que soñamos‖.

Salud Colectiva es pensamiento y acción militante por la vida en dignidad…

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