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INSTITUTO RAFAEL HALLER

NOMBRE DEL ALUMNO: VALERY


ITZEL RICO DIMAS

ASIGNATURA: GESTION DE
ARCHIVOS

GRUPO: 502-AB TURNO:


VESPERTINO

FECHA DE ENTREGA: 30 DE
NOVIEMBRE

DESORDENES ALIMENTICIOS
INDICE:

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INTRODUCCION
L os desórdenes alimenticios son un problema que tienen muchas personas estos se dividen en
tres que son la:

Obesidad: Este se da en diferentes tipos de personas por diferentes causas como las personas que
sufren de bulling y se refugian en la comida, cuando una persona sufre de bullig todos los días en el
colegio lo que tienden a hacer es comer en exceso y es donde tienen el problema psicológico porque
sienten esa necesidad de llenar esas necesidades que les provoca el ser molestados.

Bulimia: Es un problema, enfermedad que se da por mayoría en las mujeres y es cuando una persona
come en exceso para después correr al baño y devolver lo consumido, su causa puede ser porque se
sienten con exceso de peso, piensan que se sentirán mejor, inseguridad, rechazo por otras personas,
etc.

Anorexia: Esta enfermedad causa que las personas que la padecen se sientan con exceso de peso, se
vean gordas y la persona al sentirse así le puede causar depresión y deja de comer, esto provoca que
la persona se obsesión con que debe bajar de peso y rechace sus alimentos.

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DESARROLLO
Bulimia
La bulimia y la anorexia son similares. En el caso de la bulimia, quien la padece se da grandes
atracones de comida (comiendo en exceso) y después trata de compensarlo con medidas drásticas,
como por ejemplo el vómito inducido o ejercicio físico excesivo para evitar subir de peso.

Con el tiempo, esto puede resultar peligroso, física y emocionalmente. También puede
provocar comportamientos compulsivos (es decir, comportamientos que son difíciles de evitar).

Un diagnóstico de bulimia se da cuando alguien recurre a los atracones y a la purga de manera


regular, al menos dos veces por semana, durante un par de meses. Estos atracones no son
equiparables a situaciones como ir a una fiesta, comer cantidades excesivas de pizza y al día siguiente
decidir ir al gimnasio y comer de forma más sana.

Las personas bulímicas comen grandes cantidades de comida de golpe (generalmente comida
chatarra) y suelen hacerlo a escondidas de los demás.

Frecuentemente comen alimentos no cocidos o que aún están congelados, o sacan comida de la
basura.

Suelen sentir que no pueden dejar de comer y solo lo hacen cuando están demasiado llenos como para
seguir comiendo. La mayoría de las personas que padecen bulimia luego recurren a los vómitos, los
laxantes o al ejercicio físico excesivo.

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Si bien la anorexia y la bulimia son muy similares, las personas anoréxicas suelen ser muy flacas y
suelen tener un peso inferior al normal. Por el contrario, las personas que son bulímicas pueden tener
un peso normal o estar un poco excedidas en su peso.

La bulimia es el trastorno alimentario más frecuente en adultos, y afecta ya a más del 2% de las
adolescentes entre 14 y 18 años. Conoce cómo prevenirla y evitar sus graves consecuencias sobre la
salud

La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que consiste en una falta de control
sobre la comida, con una ingesta de grandes cantidades de alimentos en un corto periodo de
tiempo (atracones), acompañada por conductas compensatorias como consumo excesivo de laxantes o
vómitos autoinducidos, lo que la diferencia de otros trastornos de la conducta alimentaria como
la anorexia nerviosa. El enfermo mantiene estas conductas en secreto, por lo que a veces es difícil que
las personas de su entorno detecten el problema.

La bulimia, junto con la anorexia nerviosa, constituyen los trastornos de la conducta


alimentaria (TCA) de más rápido crecimiento en la población joven, caracterizados por un conjunto
de comportamientos dirigidos a conseguir o mantener lo que el paciente considera como peso
aceptable, siguiendo unas dietas totalmente irracionales y con un angustioso miedo a engordar.

La bulimia no necesariamente conlleva una alteración del peso y genera un sentimiento de culpa y
vergüenza.

Se presenta en el 90% de los casos en mujeres; también pueden sufrirla hombres, aunque su
proporción es cerca de diez veces menor, con cifras ascendentes en estas últimas décadas. Es
frecuente en adolescentes y en el inicio de la edad adulta, aunque algunos casos pueden aparecer en la
infancia y en mujeres mayores de 40 años. Su prevalencia se estima en torno a 1-3% de la población,
aunque con cifras probablemente no del todo reales pues se suele mantener oculto, con una clara
evolución a la cronicidad. Algunos grupos sociales como modelos, deportistas o bailarinas, tienen
mayor prevalencia de este problema.

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Esta porc iento de e nfer me dad
Mujeres Hombres

enfermedad se constantemente en mujeres, más que en hombres.

La bulimia nerviosa, llamada frecuentemente bulimia, es un trastorno de la alimentación grave y


potencialmente mortal. Las personas con bulimia pueden esconderse para darse atracones —comer en
exceso— y luego purgar, es decir, tratar de eliminar las calorías extra de manera poco saludable. Por
ejemplo, alguien con bulimia podría provocar el vómito o ejercitarse en exceso. A veces las personas
hacen una purga después de comer solo un pequeño tentempié o una comida normal.

La bulimia puede categorizarse de dos maneras:

Bulimia purgante. Te provocas vómitos o haces un uso inadecuado de laxantes, diuréticos o enemas
con frecuencia después de un atracón.

Bulimia no purgante. Usas otros métodos para eliminar las calorías y evitar el aumento de peso, por
ejemplo, hacer ayuno, dietas estrictas o ejercitarse en exceso.

Sin embargo, estos comportamientos suelen superponerse, y el intento de eliminar las calorías extra
se llama generalmente purga, independientemente del método que se utilice.

Si tienes bulimia, probablemente estés preocupado por tu peso y tu figura corporal. Tal vez te juzgues
con severidad y dureza por los defectos que son producto de tu autopercepción. Dado que está
relacionada con la imagen de uno mismo —y no solo con la comida— la bulimia puede ser difícil de
superar. Pero un tratamiento eficaz puede ayudarte a sentirte mejor sobre ti mismo, adoptar conductas
alimentarias más saludables y revertir las complicaciones graves.

La bulimia es la ingesta excesiva de alimentos que después se intentan compensar con conductas
anómalas como vómitos, abuso de laxantes y diuréticos, o dietas restrictivas intermitentes lo que se
acaba convirtiendo en una costumbre que modifica la conducta de la persona enferma.
La bulimia nerviosa está ligada al sexo femenino: un 90-95% de las personas afectadas son mujeres y
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la edad de aparición suele estar entre los 18 y 20 años, y muchos casos provienen de una anorexia mal
cuidada.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha clasificado la anorexia y la bulimia como trastornos
mentales y del comportamiento. Es una enfermedad mental, ya que el temor a engordar y la falta de
autocontrol sobre la alimentación, hace que los sentimientos y pensamientos determinen un estado
anímico y mental que acaba en procesos depresivos.

Hay diversas maneras de detectar la enfermedad, entre las cuales podemos destacar las siguientes:

Atiborrarse o comer descontroladamente, incluso durante periodos de dos horas.

Sensación de no poder parar de comer.

Hacer ayunos o dietas muy rigurosas, para compensar los excesos de comidas anteriores.

Provocarse vómitos que la persona enferma no reconoce.

Aspecto aparentemente saludable, cosa que hace más difícil detectar la enfermedad.

Abuso de laxantes y diuréticos.

Ir a menudo al WC después de comer.

Preocupación por el propio peso.

Menstruaciones irregulares.

Problemas con la dentadura.

Cambios de humor y depresiones fácilmente detectables.

Trastorno de la alimentación de origen neurótico que se caracteriza por períodos en que se come
compulsivamente, seguidos de otros de culpabilidad y malestar, con provocación del vómito; se
observa generalmente en mujeres jóvenes.

"la bulimia no suele provocar grandes alteraciones del peso"

Como se desarrolla
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Existen factores de diversos tipos que influyen en el desarrollo de la bulimia nerviosa. Determinados
rasgos de personalidad, como la inseguridad o la tendencia a la impulsividad, hacen que las personas
sean más vulnerables a desarrollar la enfermedad. 
También puede influir el que existan antecedentes familiares de bulimia y de depresión. El haber
tenido obesidad, con los comentarios sociales que ello conlleva, también supone un factor de riesgo.
La presencia de un conflicto, ya sea familiar, entre amigos, de pareja o laboral, suele ser la causa
desencadenante en personas predispuestas.
Al igual que en la anorexia nerviosa, el inicio de una dieta de adelgazamiento por la influencia actual
del modelo social de extrema delgadez es un factor a veces determinante. Algunas profesiones o
aficiones como gimnastas, bailarinas o modelos, tienen mayor riesgo de desarrollarla. c
Aunque no se ha conseguido encontrar una causa orgánica que origine este trastorno de la conducta
alimentaria (TCA), se cree que existen varios factores que pueden desencadenar la bulimia nerviosa.
Por un lado, numerosos estudios científicos localizan genéticamente el trastorno en el cromosoma
10 de las personas afectadas, con una alteración en los niveles o en la actividad de sustancias
neurotransmisoras en ellas (serotonina, noradrenalina, dopamina). Por otro, suele haber una
susceptibilidad en estos enfermos demostrada seguramente a través de otros casos familiares o
circunstancias determinadas en su ambiente personal.
Una baja autoestima puede conducir a una excesiva preocupación por el aspecto físico, lo que lleva a
realizar dietas restrictivas, que no siempre producen los resultados deseados, alternadas con episodios
de consumo incontrolado de comida, que provocan un desequilibrio metabólico. El paciente tiene
sentimientos de culpabilidad a consecuencia del atracón, y su preocupación por engordar genera otras
conductas como el vómito autoinducido y el abuso de laxantes. 
El enfermo puede sentirse también presionado por los patrones de belleza considerados lineales por la
sociedad, y por la necesidad de ser delgado y atractivo para sentirse aceptado. Experiencias de
rechazo social o un fracaso sentimental pueden hacerle creer que perder peso es un requisito
indispensable para tener éxito.
Otra causa, presente también en el trastorno de anorexia, es una falsa percepción de la imagen
corporal: el enfermo se ve gordo aunque su peso sea normal para su edad y constitución.
El paciente con bulimia oculta sus atracones y vómitos, y a diferencia del anoréxico su peso no suele
oscilar demasiado, por lo que es difícil que las personas de su entorno se den cuenta de su problema.
Hay, no obstante, ciertos signos que pueden alertar de la presencia de la enfermedad:
Síntomas de la persona con bulimia
La persona con bulimia tiene una preocupación continua por la comida, y siente deseos incontrolables
de comer, especialmente alimentos con alto valor calórico (hidratos de carbono, dulces...).
Consume grandes cantidades de comida en cortos periodos de tiempo (cada dos horas o incluso
menos).
Para contrarrestar el aumento de peso, el paciente puede provocarse vómitos, abusar de laxantes
(forma purgativa), consumir fármacos que reducen el apetito o diuréticos. Otras veces recurre al
ejercicio físico para compensarlo (formas no purgativas). Hay, pues, que sospechar, cuando una
persona se encierra en el baño nada más terminar de comer.
Es característico de este trastorno que el paciente padece un sentimiento de culpa, vergüenza o
autorreproche por esta conducta.

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De la misma forma, otros síntomas de bulimia pueden ser ayunar durante largos periodos de tiempo,
seguir dietas muy restrictivas y realizar ejercicio intenso.
La bulimia generalmente se presenta en pacientes con antecedentes previos de anorexia nerviosa, y
con un intervalo entre ambos trastornos de varios meses o años.
Los pacientes con bulimia manifiestan apatía, fatiga, irritabilidad y cambios en el ritmo del sueño, lo
que genera una pérdida del rendimiento laboral o escolar, y el abandono del cuidado personal.

hacer dieta deprecion


riesgo
de riesgo
Factores de

influencia social baja autoestima


Factores

cambio en hambitos
problemas emosionales
alimenticio

Otros síntomas que se pueden apreciar en un reconocimiento médico son: una ligera distensión
abdominal con presencia de estreñimiento, hipertrofia de las glándulas parótidas, pérdida del esmalte
dental, lesiones en la garganta, desequilibrio de electrolitos, edemas en extremidades y abrasiones en
el dorso de las manos; todo esto debido a la inducción al vómito. El uso de laxantes y diuréticos
también produce desequilibrio de los fluidos y electrolitos.
En los bulímicos se presentan, además, alteraciones endocrinas; en las mujeres es frecuente la
aparición de irregularidades en el ciclo menstrual o amenorrea.
¿Cómo se pueden prevenir los trastornos de conducta alimentaria?
La prevención se puede realizar en diferentes ámbitos, como en la familia o en el colegio:

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Los centros escolares pueden suponer una fuente de información muy válida, tanto para los padres
como para los alumnos, mediante conferencias impartidas por profesionales. Asimismo, las actitudes
de los profesores y de las compañeras ante la sospecha de un caso, pueden resultar determinantes en
la detección.
En casa, la prevención se basa en una adecuada relación familiar, con supervisión directa por parte de
los padres y promoviendo un ambiente favorable para el diálogo. A pesar de que los padres puedan
sentirse como “intrusos” en la intimidad de sus hijos, cuando se sospeche alguna conducta alimentaria
alterada es muy importante que la observen de cerca. El hábito de comer en familia es una de las
principales medidas preventivas.

Si no se trata a tiempo, un trastorno del comportamiento alimentario puede tener


consecuencias muy negativas en la vida de una persona. Las consecuencias físicas pueden
llegar a ser graves.

Existe tratamiento, aunque la recuperación puede llevar un largo tiempo.

El pediatra o el médico de familia suele detectar los primeros síntomas y pueden comenzar el


tratamiento, con controles de peso y recomendaciones a la paciente y a la familia. Cuando este primer
paso no sea suficiente, se deberá acudir a un especialista en psiquiatría o psicología. En las menores
de 18 años, el papel de los padres es fundamental y es imprescindible que se involucren en el
tratamiento.
El tratamiento principal es la modificación de la conducta alimentaria alterada, con reestructuración
de conceptos erróneos y creación de conciencia de enfermedad.
En la bulimia nerviosa, los fármacos denominados ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina), en especial la fluoxetina, son efectivos en la reducción de los atracones y los vómitos. En
la anorexia nerviosa solo se deben emplear cuando haya síntomas ansiosos o depresivos.
En los casos más graves puede ser necesaria la hospitalización, con mayor frecuencia en los casos de
anorexia, cuando la restricción es importante y se ha desarrollado desnutrición, deshidratación,
tensión baja, etc.
Es importante detectar estos trastornos en fases tempranas porque, si no se tratan a tiempo, pueden
tener consecuencias muy negativas

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Anorexia
La anorexia consiste en un trastorno de la conducta alimentaria (TAC) que supone una pérdida de
peso provocada por el propio enfermo y lleva a un estado de inanición. Se caracteriza por el temor a
aumentar de peso, y por una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que hace que el
enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado. Por ello inicia
una disminución progresiva del peso mediante ayunos y la reducción de la ingesta de alimentos.
Normalmente comienza con la eliminación de los carbohidratos, ya que existe la falsa creencia de que
engordan. A continuación rechaza las grasas, las proteínas e incluso los líquidos, llevando a casos de
deshidratación extrema. A estas medidas drásticas se le pueden sumar otras conductas asociadas
como la utilización de diuréticos, laxantes, purgas, vómitos provocados o exceso de ejercicio físico.
Las personas afectadas pueden perder desde un 15 a un 50 por ciento, en los casos más críticos, de su
peso corporal. En España hay unos 250.000 casos de anorexia diagnosticados. Esta enfermedad suele
asociarse con alteraciones psicológicas graves que provocan cambios de comportamiento, de la
conducta emocional y una estigmatización del cuerpo. Todo esto tiene consecuencias graves en la
relación del enfermo con su entorno.
Es importante distinguir la anorexia de otros trastornos alimentarios muy frecuentes, aunque más
leves. El 80 por ciento de los jóvenes pasan por etapas en las que empeora su relación con los
alimentos y los evitan, lo que no indica en ningún momento que estén desarrollando la enfermedad.
La edad de inicio de la anorexia se sitúa en la primera adolescencia, en torno a los 12 años, si bien la
población más afectada se encuentra entre los 14 y 18. Es más frecuente en las clases sociales media
y media-alta.
En un 95 por ciento de los casos la anorexia afecta a mujeres jóvenes, aunque en los últimos años se
ha producido un aumento en hombres, en mujeres adultas y en niños. Los hombres tienen más
posibilidades de ocultar el trastorno ya que no están sometidos a un juicio social tan fuerte. Esto
favorece que el tratamiento sea más difícil, pues la enfermedad se diagnostica cuando ya se encuentra
en un estado muy avanzado.
Existen colectivos más propensos a sufrir estos trastornos, es el caso de las gimnastas, las bailarinas o
las modelos. En la anorexia nerviosa se pueden distinguir dos subtipos:
Subtipo restrictivo: La reducción de peso se consigue mediante dietas o ejercicio físico intenso y el
enfermo no recurre a sobre ingestas, atracones o purgas.
Subtipo bulímico: El enfermo recurre a las purgas, aunque haya ingerido una pequeña cantidad de
alimento.
 
La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia», es un trastorno de la
alimentación que se caracteriza por el peso corporal anormalmente bajo, el temor intenso a aumentar
de peso y la percepción distorsionada del peso. Para las personas con anorexia, es muy importante
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controlar su peso y su figura corporal, y hacen todo tipo de sacrificios que suelen interferir en su vida
de forma significativa.
Para evitar aumentar de peso o para seguir adelgazando, las personas anoréxicas suelen restringir
demasiado la cantidad de comida que consumen. Para controlar el consumo de calorías, pueden
vomitar después de comer o usar de modo indebido laxantes, suplementos dietéticos, diuréticos o
enemas. Además, para intentar bajar de peso, pueden ejercitarse en exceso. No importa cuánto baje de
peso, la persona continúa sintiendo temor a aumentar de peso.
En realidad, la anorexia no se trata de la comida. Es una manera extremadamente poco saludable y, en
ocasiones, mortal de intentar afrontar los problemas emocionales. Cuando tienes anorexia, lo que
haces con frecuencia es equiparar la delgadez con la autoestima.
La anorexia, al igual que otros trastornos de la alimentación, puede tomar el control de tu vida y
volverse muy difícil de sobrellevar. Pero con tratamiento, puedes lograr una mejor percepción de
quién eres, volver a tener hábitos de alimentación más saludables y revertir algunas de las
complicaciones graves que causa la anorexia.
La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por una  restricción
de la ingesta alimentaria, lo que da lugar a una considerable pérdida de peso que se mantiene por
debajo del mínimo esperable para la edad, sexo o el desarrollo evolutivo de cada paciente, hasta llegar
en ocasiones a un estado de grave desnutrición.
Esta pérdida de peso está originada por la propia paciente, a través de una disminución de la ingesta
de alimentos que se acompaña frecuentemente de conductas encaminadas a perder peso: auto
provocación del vómito, uso o abuso de laxantes y diuréticos o la práctica de ejercicio físico intenso.
La mayoría de las veces se tratan en consultas externas, aunque en algunos casos más graves es
necesaria la hospitalización para realimentación o estabilización de problemas médicos (desnutrición,
deshidratación).

SABER MÁS SOBRE LA ANOREXIA NERVIOSA 


La anorexia es unas 10 veces más frecuente en mujeres que en varones (90 de cada 100 pacientes con
trastorno de conducta alimentaria son mujeres), y más de la mitad de los casos empiezan antes de los
20 años.
La anorexia afecta a casi el 1% de las chicas jóvenes y al 3 por 1.000 de las mujeres.
Hay poblaciones de mayor riesgo, como familiares de pacientes con trastornos de conducta
alimentaria, depresión o ansiedad y profesiones donde se requiere un peso bajo, dieta restrictiva, o
una forma corporal determinada (gimnastas, bailarinas de ballet, etc.).
Son enfermos que por regla general no piden inicialmente ayuda de forma voluntaria, sino que llegan
a la consulta del profesional a través de padres o profesores, cuando el proceso ya está instaurado.

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Ventas Esta enfermedad puede provocar otras
complicaciones médicas importantes por desnutrición
severa. Asimismo, suele ir asociada a otros problemas
10% psiquiátricos.

90% La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria


que provoca un miedo intenso a aumentar de peso –
incluso estando por debajo del peso ideal-, así como
una preocupación excesiva y exagerada por la figura.
Hombres Mujeres 4º trim.
La persona que sufre esta patología posee a menudo
una imagen distorsionada de su propia figura o
imagen corporal, por lo que se percibe a sí misma con sobrepeso, obesidad o formas
desproporcionadas.
Todo ello se traduce en conductas que buscan perder peso o evitar aumentarlo, mediante restricciones
de la ingesta de alimentos o la práctica exagerada o compulsiva de ejercicio físico. En consecuencia,
se produce una elevada pérdida de peso que, en los casos más graves, puede derivar en malnutrición.
En el caso de las anorexias purgativas, se recurre también a los vómitos, el uso de laxantes y de
diuréticos para perder peso.
Se trata de un trastorno mental grave, muy relacionado con alteraciones psicológicas como una baja
autoestima, que resulta más frecuente entre las mujeres jóvenes. Tiende a la cronicidad y puede
repercutir muy negativamente en la vida familiar, social y académica o laboral de la persona enferma.

La anorexia afecta a una de cada cien adolescentes, según datos de la Asociación Española de
Pediatría. De acuerdo a la FEACAB (Federación Española de Asociaciones de Ayuda y Lucha contra
la Anorexia y la Bulimia), el 90-95% de las personas que la sufren son mujeres con edades
comprendidas entre los 12 y los 25 años. Aunque es más frecuente entre los 12 y los 17 años, puede
afectar también a niños, mujeres adultas y hombres
jóvenes.

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Como se desarrolla
Factores desencadenantes:
La propia obesidad del enfermo.
Obesidad materna.
Muerte o enfermedad de un ser querido.
Separación de los padres.
Alejamiento del hogar.
Fracasos escolares.
Accidentes.
Sucesos traumáticos.

Hasta el momento no se ha determinado una causa biológica clara sobre el origen de la anorexia.


Aunque hay muchos factores socioculturales que pueden desencadenarla, es probable que una parte
de la población tenga una mayor predisposición física a sufrir este trastorno, independientemente de
la presión que pueda ejercer el entorno. Por ello existen de factores generales que se asocian a un
factor desencadenante o cierta vulnerabilidad biológica, que es lo que precipita el desarrollo de la
enfermedad.
Sin embargo, aún no se han podido identificar los desencadenantes de la vulnerabilidad. Se habla de
un gen que puede predisponer a padecer anorexia, pero no hay estudios concluyentes al respecto. Sí
se sabe que muchas madres de jóvenes anoréxicas también han sufrido en el pasado trastornos en la
conducta alimentaria.
Hasta el momento se había señalado especialmente a la moda, la belleza y al culto al cuerpo como
principales causantes de la enfermedad, pero hoy se sabe que en su aparición también intervienen
otros factores. El origen de la anorexia se encuentra, en definitiva, en una combinación de factores
biológicos (cambios físicos), psicológicos y sociales. De esta manera se pueden distinguir dos tipos
de factores: desencadenantes y generales.
Síntomas
Los signos y síntomas físicos de la anorexia nerviosa están relacionados con la inanición. Este
trastorno también incluye problemas emocionales y conductuales asociados con una percepción irreal
del peso corporal y con un temor muy intenso a aumentar de peso o a engordar.
Puede ser difícil advertir los signos y síntomas debido a que la noción de peso corporal bajo es
diferente para cada persona, y es posible que algunas no parezcan extremadamente delgadas. Además,

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sus sintomas
pueden ser

las personas con anorexia suelen esconder su delgadez, sus hábitos alimentarios o sus problemas
físicos.
emosuonales conductuales fisicos

Síntomas físicos
Los signos y síntomas físicos de la anorexia pueden ser los siguientes:
Pérdida de peso excesiva, o no lograr el aumento de peso previsto para el desarrollo
Aspecto delgado
Recuento de células sanguíneas anormal
Fatiga
Insomnio
Mareos o desmayos
Pigmentación azulada en los dedos de la mano
Cabello fino o quebradizo, o pérdida de cabello
Vello suave como pelusa que cubre el cuerpo
Ausencia de menstruación
Estreñimiento y dolor abdominal
Piel seca o amarillenta
Intolerancia al frío
Ritmo cardíaco irregular
Presión arterial baja
Deshidratación
Hinchazón de los brazos o las piernas
Erosión dental y callosidades en los nudillos por la provocación de vómitos
Algunas personas con anorexia tienen episodios de atracones y purgas, similar a lo que les ocurre a
las que tienen bulimia. Sin embargo, las personas que padecen anorexia por lo general luchan contra
un peso corporal anormalmente bajo, mientras que aquellas que padecen bulimia suelen tener un peso
normal o por encima de lo normal
Síntomas emocionales y conductuales
Los síntomas conductuales de la anorexia pueden incluir intentos de bajar de peso de las siguientes
maneras:
Restringir estrictamente la ingesta de alimentos mediante las dietas o el ayuno
Hacer ejercicios de forma excesiva
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Darse atracones y provocarse vómitos para eliminar los alimentos, lo que puede incluir el uso de
laxantes, enemas, suplementos dietarios o productos herbarios
Estos son algunos de los signos y síntomas emocionales y conductuales:
Preocupación por los alimentos, que a veces incluye cocinar comidas elaboradas para los demás, pero
no comerlas
Saltar comidas o rehusarse a comer con frecuencia
Negar el hambre o poner excusas para no comer
Comer solo unos pocos alimentos «seguros», por lo general, con bajo contenido de grasas y calorías
Adoptar rituales rígidos para las comidas o la alimentación, por ejemplo, escupir la comida después
de masticarla
No querer comer en público
Mentir sobre la cantidad de comida que se ingirió
Sentir temor a aumentar de peso, que puede incluir pesarse o medirse el cuerpo repetidas veces
Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben
Quejarse por estar gordo o tener partes del cuerpo que son gordas
Cubrirse con capas de ropa
Estado de ánimo indiferente (falta de emociones)
Retraimiento social
Irritabilidad
Insomnio
Disminución del interés en las relaciones sexuales
Cuando consultar al médico
Desafortunadamente, muchas personas con anorexia no quieren hacer un tratamiento, al menos al
principio. El deseo de mantenerse delgado se antepone a la preocupación por la salud. Si estás
preocupado por un ser querido, pídele encarecidamente que hable con un médico.
Si tienes alguno de los problemas mencionados más arriba, o crees que puedes tener un trastorno de la
alimentación, busca ayuda. Si les estás ocultando tu problema de anorexia a tus seres queridos, intenta
encontrar a una persona en quien confíes para hablar sobre lo que está ocurriendo.

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Obesidad
Qué es
La obesidad es una enfermedad crónica tratable que aparece cuando existe un exceso de tejido
adiposo (grasa) en el cuerpo.
Los expertos advierten de que sus efectos más negativos se producen porque actúa como un agente
que acentúa y agrava a corto plazo y de forma muy evidente patologías graves como la diabetes,
la hipertensión, las complicaciones cardiovasculares (especialmente la cardiopatía isquémica), e
incluso algunos tipos de cáncer, como los gastrointestinales.
Con excepción de las personas que son muy musculosas, aquellas cuyo peso supera en un 20 por
ciento o más el punto medio de la escala de peso según el índice de masa corporal (IMC), son
consideradas obesas. 
La obesidad puede ser clasificada como leve (del 20 al 40 por ciento de sobrepeso), moderada (del 41
al 100 por cien de sobrepeso) o grave (más del cien por cien de sobrepeso). La obesidad es grave en
solamente el 0,5 por ciento de las personas obesas.
Algunos
Mexico 2018 investigadores
sugieren que,
por término
medio, la
influencia
genética
contribuye en
un 33 por
ciento

Mujeres Hombres

aproximadamente al peso del cuerpo, pero esta influencia puede ser mayor o menor dependiendo de
la persona

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó sobre
la necesidad de cambiar los hábitos alimenticios en México, donde el 73% de la población adulta
padece sobrepeso u obesidad.
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Obesidad significa tener un exceso de grasa en el cuerpo. Se diferencia del sobrepeso, que significa
pesar demasiado. El peso puede ser resultado de la masa muscular, los huesos, la grasa y/o el agua en
el cuerpo. Ambos términos significan que el peso de una persona es mayor de lo que se considera
saludable según su estatura.
La obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que aquellas
que quema. El equilibrio entre la ingestión de calorías y las calorías que se pierden es diferente en
cada persona. Entre los factores que pueden afectar su peso se incluyen la constitución genética, el
exceso de comida, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física.
La obesidad aumenta el riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardiacas, derrames cerebrales,
artritis y ciertos cánceres. Si usted está obeso, perder por lo menos de cinco a 10 por ciento de su peso
puede retrasar o prevenir algunas de estas enfermedades. Por ejemplo, si usted pesa 200 libras, el
cinco al 10 por ciento serían unas 10 a 20 libras.
La obesidad es el trastorno metabólico más frecuente de la sociedad desarrollada y afecta al 20% de la
población española.
Puede manifestarse en cualquier etapa de la vida y su prevalencia aumenta progresivamente con la
edad. Calcular el índice (IMC) es la forma más práctica de conocer si existe obesidad.
Junto con los factores ambientales, las causas de la obesidad pueden ser el aumento de la ingesta
calórica, la predisposición genética y, excepcionalmente, causas hormonales o enfermedades
neurológicas.
Una dieta correcta debe aportar la cantidad de calorías, proteínas, hidratos de carbono, lípidos,
minerales, vitaminas, agua y fibra adecuados en función de la edad, el sexo, la etapa de desarrollo, la
situación del organismo, etc.
Las dietas variadas permiten asegurar la ingestión proporcionada de todos los nutrientes, ajustando
individualmente las calorías necesarias en función de la actividad desarrollada.

La obesidad se define como un aumento de composición de grasa corporal. Este aumento se traduce
en un incremento del peso y aunque no todo incremento del peso corporal es debido a un aumento del
tejido adiposo, en la práctica médica el concepto de obesidad está relacionado con el peso corporal.
La obesidad debe ser entendida como una enfermedad crónica, de forma semejante que lo es la
diabetes mellitus o la hipertensión arterial.
La obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que suele iniciarse en la infancia y
adolescencia, y que tiene su origen en una interacción genética y ambiental, siendo más importante la

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parte ambiental o conductual, que se establece por un desequilibrio entre la ingesta y el gasto
energético.
La obesidad es la enfermedad metabólica más prevalente del mundo occidental y es fuente de una
gran morbimortalidad y costes.
El incremento del riesgo de mortalidad en relación a la obesidad está, en parte, asociado a las
alteraciones que constituyen el denominado síndrome metabólico.
Los efectos económicos de la obesidad son muy importantes. El coste económico atribuido a la
obesidad incluye el coste directo (atención a las enfermedades relacionadas con la obesidad) y el
indirecto (por pérdida de productividad laboral).
Según la OMS, en la actualidad 1200 millones de personas tienen problemas de
sobrepeso/obesidad y, aproximadamente el mismo número de personas sufre desnutrición. De
continuar este proceso de sobrecarga ponderal con la tendencia actual, en el año 2040 la totalidad de
la población europea tendría sobrepeso. En España la Encuesta Nacional de Salud (ENS, 2013) refleja
que un 27,8% de la población española que tiene entre 2 y 17 años, padece obesidad y sobrepeso, y se
manifiesta de forma similar en ambos sexos. En la población adulta, la obesidad afecta ya al 17% de
la población de 18 y más años (18% de los varones y 16% de las mujeres). Desde la primera Encuesta
Nacional de Salud en 1987, la obesidad sigue una línea ascendente en ambos sexos, más marcada en
hombres que en mujeres.
Los factores educativos, sociales y económicos también están impactando de manera diferente en las
cifras españolas: así la obesidad crece según se desciende en la escala social, y el nivel educativo es
menor.
Los pacientes obesos tienen un mayor riesgo de padecer ciertas neoplasias, especialmente de tumores
hormono dependientes. En mujeres obesas es más frecuente el cáncer de endometrio, el de mama y el
de vesícula biliar. En los hombres el cáncer de próstata, y en ambos sexos el de colon y recto.
Grados de obesidad
Según el Índice de Masa Corporal
I.M.C.
18,5-24,9 Kg/m2 Normo peso
25-26,9 Kg/m2 Sobrepeso grado I
27-29,9 Kg/m2 Sobrepeso grado II
30-34,9 Kg/m2 Obesidad tipo I
35-39,9 Kg/m2 Obesidad tipo II

40-49,9 Kg/m2 Obesidad tipo III o mórbida50 kg/m2 Obesidad tipo IV o extrema

Como se desarrolla
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Hay muchas causas implicadas en la aparición del problema. Además de una mala alimentación o la
falta de ejercicio físico, también existen factores genéticos y orgánicos que inducen su aparición.

También pueden influir los factores socioeconómicos. En algunos países desarrollados, la frecuencia


de la obesidad es más del doble entre las mujeres de nivel socioeconómico bajo que entre las de nivel
más alto.
El motivo por el cual los factores socioeconómicos tienen una influencia tan poderosa sobre el peso
de las mujeres no se entiende por completo, pero se sabe que las medidas contra la obesidad
aumentan con el incremento del nivel social.
Las mujeres que pertenecen a grupos de un nivel socioeconómico más alto tienen más tiempo y
recursos para hacer dietas y ejercicios que les permiten adaptarse a estas exigencias sociales.
Y, por último, están los factores psicológicos, que durante un tiempo fueron considerados como una
importante causa de la obesidad. Se consideran actualmente como una reacción a los fuertes
prejuicios y la discriminación contra las personas obesas.
Uno de los tipos de trastorno emocional, la imagen negativa del cuerpo, es un problema grave para
muchas mujeres jóvenes obesas. Ello conduce a una inseguridad extrema y malestar en ciertas
situaciones sociales.
Síntomas
La acumulación del exceso de grasa debajo del diafragma y en la pared torácica puede ejercer presión
en los pulmones, provocando dificultad para respirar y ahogo, incluso con un esfuerzo mínimo.
La dificultad en la respiración puede interferir gravemente en el sueño, provocando la  parada
momentánea de la respiración (apnea del sueño), lo que causa somnolencia durante el día y otras
complicaciones.
La obesidad puede causar varios problemas ortopédicos, incluyendo dolor en la zona inferior de la
espalda (lumbalgia) y agravamiento de la artrosis, especialmente en las caderas, rodillas y tobillos.
Los trastornos cutáneos son también frecuentes. Dado que las personas obesas tienen una superficie
corporal escasa con relación a su peso, no pueden eliminar el calor del cuerpo de forma eficiente, por
lo que sudan más que las personas delgadas.
Del mismo modo, es frecuente la tumefacción de los pies y los tobillos, causada por la acumulación a
este nivel de pequeñas a moderadas cantidades de líquido (edemas).

Prevención
Llevar una dieta sana y equilibrada, junto con la práctica regular de ejercicio físico son claves para la
prevención de la obesidad.
Los expertos aconsejan realizar un mínimo de cinco ingestas de alimentos al día en raciones
reducidas, así como seguir un patrón alimentario cercano a la dieta mediterránea, es decir, bajo en
grasas y rico en frutas y verduras.
En cuanto al deporte, la constancia es fundamental. La recomendación es practicarlo de forma
habitual al menos tres veces por semana durante 45 minutos. La intensidad debe adecuarse a las
necesidades y al estado físico de la persona.

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Tipos
periferica
central o OIbecida
o
androide d
eminoide
Tratamientos
La mejor forma de tratar la enfermedad La obesidad periféricaacumula
localiza la grasa en el tronco yes previniéndola y para ello, debe detectarse precozmente en
el depósito de grasa de cintura
predispone a sufrir complicaciones
los pacientes en los que a partir de los 20-25 años comienza apara cambiar
abajo yelproduce
peso. problemas
metabólicas (especialmente
de sobrecarga en las
Los médicos la diabetes tipo
consideran que 2 y las dislipemias)
una persona obesa debe ser considerada como un enfermo crónico que
articulaciones.
requiere un tratamiento a largo plazo, con normas alimentarias, modificación de los hábitos de
conducta, ejercicio físico y terapia farmacológica.
Los nuevos enfoques terapéuticos están basados en promover una pérdida de peso con programas de
control de las enfermedades y problemas asociados, que dan lugar a problemas vasculares, cardiacos
y metabólicos.
El obeso no debe perder kilos sino masa grasa, con pérdidas pequeñas y duraderas que impliquen
una rentabilidad metabólica. Es necesario consolidar la pérdida de peso a largo plazo, y además,
reducir el riesgo de muerte prematura, de enfermedad cardiaca, metabólica y vascular.
En ciertos casos, los médicos pueden decidir que, además de cambiar la dieta y realizar ejercicio
físico, es necesario completar el tratamiento con fármacos, que deben ser administrados con una dieta
moderadamente hipocalórica y equilibrada.
Para detectar la aparición de esta enfermedad de forma básica se calcula el índice de masa
corporal (IMC) el cual se obtiene dividiendo el peso de la persona entre su estatura en metros elevada
al cuadrado. Luego es necesario conjugar varios factores, principalmente los hábitos de consumo de
alimentos: cantidad, horas, el entorno social, de igual forma los antecedentes familiares.
Prevenir la obesidad
En el año 2005 se puso en marcha en España la Estrategia NAOS (Estrategia para la Nutrición,
Actividad Física y Prevención de la Obesidad) desde el Ministerio de Sanidad y Consumo, a través de
la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), con objeto de sensibilizar a la
población del problema que la obesidad representa para la salud, y de impulsar todas las iniciativas
que contribuyan a lograr que los ciudadanos, y específicamente los niños y los jóvenes, adopten
hábitos de vida saludables, principalmente a través de una alimentación saludable y de la práctica
regular de actividad física.
El grado de obesidad se establece con relación al índice de masa corporal (IMC) o índice de Quetelet,
se mide en kg/m2. Se obtiene al dividir el peso del individuo en kilogramos entre el cuadrado de su
atura en metros, ya que numerosos estudios han demostrado su correlación con la grasa corporal total.
En la obesidad el exceso de tejido adiposo puede distribuirse por todo el cuerpo o puede concentrarse
especialmente en determinadas regiones corporales, así hablamos de obesidad central y de obesidad
periférica. Cuando el exceso de grasa se acumula de forma preferente en la cavidad abdominal,
hablamos de obesidad abdominal o central. La forma más exacta de cuantificar la grasa visceral es la
medición de la grasa intraabdominal mediante tomografía computarizada o resonancia magnética
abdominal a nivel de cuarta vértebra lumbar; una segunda forma sería mediante la ecografía
abdominal. En la práctica habitual, la definición de obesidad central se basa en el perímetro de la
cintura o en el cociente entre el perímetro de la cintura y el perímetro de la cadera. La Federación
Internacional de Diabetes (FID) en 2005, para definir la obesidad central propone distintos puntos de
corte en función de la etnia de los sujetos, que es para los europeos  80 cm en la mujer y  94 cm en
el varón.

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Conclusión

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Glosario

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Bibliografía

Observaciones
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