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¿Hemos de renunciar a Hegel?

Debate sobre la vigencia del proyecto hegeliano *


ROMANO GARCÍA t
Universidad de Extremadura

«Hegel no negó el porvenir. Ningún porvenir renegará de Hegel.»


E. Bloch 1

Nadie duda de las dificultades que siente proceso en el campo social y político. En
todo estudioso de Hegel: dificultades de tal sentido, el sistema hegeliano descansa
interpretación y -no digamos- de adhe- en esta afirmación: «La razón rige el mun-
sión. También existe gran unanimidad en do y, por tanto, la historia universal ha
reconocer que Hegel es irrefutable cuando transcurrido racionalmente. Esta convic-
es confrontado desde dentro del sistema: ción y evidencia es un supuesto con res-
y así, Tugendhat propone criticarlo desde pecto a la historia como tal. En la filosofía
fuera, con la ayuda de Heidegger, Mead empero no es un supuesto. En ella está
y Wittgenstein ---<;omo veremos más ade- demostrado, mediante el pensamiento
lante-. Asumimos, al exponerlas, tales especulativo, que la razón es la sustan-
dificultades -que implican, en el sentir cia» 4(LFH 1, 20; W 12, 20). La filosofía
de algunos, la necesidad de «renunciar a hegeliana de la historia, como explica
Hegel» 2_, condición para que adquieran Collingwood, «no es una reflexión filosó-
una mínima fuerza los argumentos de una fica sobre la historia, sino la historia misma
posible reivindicación del proyecto hege- elevada a una potencia superior y vuelta
liano. filosófica en cuanto distinta de la mera-
mente empírica, es decir, historia no mera-
I. Iniciamos el debate afrontando los
mente comprobada como hechos, sino
argumentos esgrimidos para renunciar a
comprendida por aprehensión de las razo-
Hegel.
nes por las que acontecieron los hechos
A. Uno de los más fuertes se relaciona como acontecieron» 5. Esa comprensión de
con la llamada abolición de la narrati- la historia hizo decir a Hannah Arendt que
vidad 3. Hegel fue «el primer gran pensador que
La filosofía de la historia es fundamen- consideró seriamente a la historia» 6.
tal en el pensamiento hegeliano. Pero la El Noüs de Anaxágoras, la Providencia
historia que estudia Hegel no es la del his- cristiana y la teodicea de Leibniz palidecen
toriador, sino la del filósofo: historia del ante la razón gobernadora del mundo,
proceso de realización de la libertad, que inmanente a él. Leamos otra vez a Hegel:
es tarea de la razón. La Enciclopedia des- «[La razón es] potencia infinita, porque la
cribe, de manera completa, tal proceso de razón no es tan impotente que sólo alcance
racionalización y liberación. Y los Princi- al ideal, a lo que debe ser, y sólo exista
pios de la filosofia del Derecho exponen ese fuera de la realidad, quién sabe dónde, qui-

• El Profesor Romano García falleció el 28 de marzo de 1998. después de haber entregado este trabajo
que lsegoria publica ahora en homenaje a su memoria.

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zá como algo particular en las cabezas de satisfacerse en la infinitud del saber, de


algunos hombres». Y, por otro lado, «la la mediación pensante de la totalidad de
razón, por ser potencia infinita, no ha la tradición con el presente». La herme-
menester, como la acción finita, condicio- néutica se basa en «el ideal de una Ilus-
nes de un material externo; no necesita tración total [acabada], de la ruptura [abo-
de medios dados, de los cuales reciba el lición] total de los límites de nuestro hori-
sustento, los objetos de su actividad; se ali- zonte histórico, de la superación de la pro-
menta de sí misma y es ella misma el mate- pia [nuestra] finitud en la infinitud del
rial que elabora» (LFH 1, 20; W 12, 21). saber, en una palabra, en la omnipresencia
«Tal credo filosófico -comenta del espíritu que sabe históricamente» 8. Ni
Ricoeur- refuta, en la Fenomenología y Schleiermacher, ni Von Humboldt han lle-
en la Enciclopedia, de manera obstinada, gado a ver las exigencias que este proyecto
la escisión entre un formalismo de la idea conlleva: «Es la involucración panteísta de
y un empirismo del hecho» 7. toda individualidad en lo absoluto lo que
Además, el proceso histórico significa hace posible el milagro de la comprensión;
la unificación del espíritu subjetivo y el también aquí el ser y el saber se inter-
espíritu objetivo en el espíritu absoluto, penetran mutuamente en lo absoluto» 9.
proceso que no es más que la vuelta del Fue Hegel quien advirtió las exigencias del
espíritu a sí mismo: en tal proceso no pare- planteamiento: «Hegel pensó hasta el final
ce haber lugar para la contingencia y la (extremo] la dimensión histórica en la que
novedad. He aquí las afirmaciones con las tiene sus raíces el problema de la herme-
que Hegel cierra la Introducción general néutica... Por eso, la confrontación con él
de las Lecciones sobre la filosofia de la his- es tan importante para el problema her-
toria universal: «El espíritu fue siempre lo menéutico. La filosofía del espíritu de
que es ahora... El espíritu sigue teniendo Hegel pretende lograr una mediación total
en sí todas las fases del pasado... Siempre de historia y presente» 10. Gadamer se pre-
nos ocupamos del presente cuando gunta: «¿No nos obliga esto a dar (la] razón
recorremos el pasado... El espíritu sigue a Hegel? ¿No tendremos que admitir como
teniendo, en su fondo actual, los momentos fundamento de la hermenéutica la media-
que parece tener detrás de sí» (LFH 1, 150; ción absoluta de [entre) historia y verdad
W 12,105). tal como la pensaba Hegel?. 11. La res-
Esta comprensión de la historia ha pro- puesta de Gadamer es tajante: no.
vocado muy duras objeciones -tras ser Gadamer no refuta a Hegel: reconoce
valorada, es cierto, en su grandiosidad- «su superioridad frente a todos sus críti-
por parte de algunos de los más ilustres cos'> 12; aducir contradicciones, apelar a
estudiosos de Hegel: Gadamer, Rícoeur, críticas hechas desde sus presupuestos
Tugendhat, Habermas, por citar sólo aque- resulta estéril. Pero el proyecto es inviable.
llos de los que nos haremos eeo con algún Gadamer aduce que nuestra conciencia
detenimiento. histórica implica la conciencia de la situa-
ción: «El concepto de situación se carac-
1. Gadamer, en uno de los más bri- teriza por que uno no se encuentra frente
llantes capítulos de su Verdad y método. a ella y, por tanto, no puede tener un saber
relaciona este proyecto de Hegel con el objetivo de ella. Se está en ella, uno se
proyecto de la hermenéutica. En efecto. encuentra siempre en una situación cuya
La hermenéutica afronta el problema de iluminación es una tarea a la que nunca
la relación del presente con la tradición se puede dar cumplimiento por entero...
-con el pasado-: en tal sentido, «la exi- Pero esta inacababilidad no es defecto de
gencia de la hermenéutica sólo parece la reflexión, sino que está en la esencia

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misma del ser histórico que somos. Ser his- «todas las grandes creaciones de la historia
tórico quiere decir no agotarse nunca en el están para Hegel prcincluidas en el germen
saberse.: El concepto de la situación se del que dialécticamente salen; en este sen-
determina justamente en que representa tido, no se produce en la historia nada radi-
una posición que limita las posibilidades cal» 19. Queda, así, abolida la historia: el
de ver. Al concepto de la situación le per- progreso es un regreso, el desarrollo es
tcnccc esencialmente el concepto de hori- un retorno.
zonte» 13. Falla el presupuesto que sostiene La renuncia es dolorosa en proporción
al sistema hegeliano: da mediación abso- a la grandiosidad de lo que se abandona:
luta de [entre1historiay verdad» 14• «Porque Zqué lector, una vez que ha sido
2. También Ricoeur se aparta de seducido, como nosotros, por la potencia
Hegel en este punto, señalando que, con de su pensamiento, no sentirá el abandono
ello, su posición es próxima a la de Gada- de Hegel como una herida, que, a dife-
mer 15. En el capítulo «Renunciar a Hegel» rencia precisamente de las heridas del
de Temps et récit, dedica un apartado a Espíritu absoluto, no acaba curándo-
«La imposible mediación total»: "La fini- se?» 20.
tud de la interpretación [autocomprensión
B. El otro argumento se relaciona con
de la conciencia histórica] significa que
la abolición de la subjetividad y conciencia
todo pensamiento pensante posee sus pre-
individuales.
supuestos que no domina»; la interpreta-
ción puede ser afectada por acontecimien- 1. Ricoeur, al renunciar a Hegel, pone
tos que le desbordan: el intento de Hegel también el énfasis en otro punto: la absor-
es también «un fenómeno hermenéutico, ción de la conciencia individual por la ins-
una operación interpretante, sometida a titución, la comunidad y el Estado. Hegel
la misma condición de finitud». El pro- ha expresado claramente su visión de este
yecto hegeliano, aunque constituye una problema con el tema de astucia de la
tentación, resulta inviable. Renunciar a razón, El espíritu del mundo se anexiona,
Hegel significa «renunciar a descifrar la en el espíritu del pueblo, como instrumen-
trama suprema». Pero aplicar al mismo to de sus designios, los intereses de los
Hegel la condición finita de la autocom- individuos: en éstos -en sus voluntades-e-
prensión de la conciencia histórica «no existen objetivos determinados y finitos
constituye un argumento contra Hegel; sig- que conocen y otros que les sobrepasan
nifica que nosotros no pensamos según y que pueden desconocer; esto último da
Hegel, sino después de Hegel» 16. lugar a que la acción individual produzca
3. Por otro lado, el progreso de la efectos no queridos y que poseen su lógica
libertad ~su efectuación-e- coincide con propia: «Las vidas de los individuos, al bus-
el retorno del Espíritu a sí mismo, cons- car y satisfacer sus propios fines, son a la
tituye, realmente, una autopresencia. La vez el medio y el instrumento de algo supe-
filosofía ve la vida de lo absoluto sin tem- rior y más amplio, de algo que ellas no
porización real: «La identidad entrela expli- saben y que realizan inconscientes»
citación y el retomo a sí es el presente eter- (LFH 1, 70; W 12, 40). Es lo que ocurre
no» 17, La consecuencia es inevitable: sEsta con los grandes hombres, que satisfacen
adecuaciónde la efectividady de lapresencia sus pasiones pero sirven los designios de
marca la abolición de la narrativaen la con- lo absoluto. «Con la ruina de lo particular
sideración pensante de la historia» 18. se produce lo universal., Se puede llamar
La historia es evolución y la evolución a esto el ardid de la razón» (LFH 1, 85;
es ~nos recuerda Zubiri- obra de la «ra- W 12, 49) 21, que se manifiesta más aún
zón dialécticamente constituida»; pero cuando los grandes hombres históricos

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-<<los grandes individuos en [de J la his- Hegel, en el proceso que relaciona al indi-
toria universal» (LFH 1, 78; W 12, 45)- viduo con el Estado, distingue espíritu sub-
fracasan, aunque su fracaso comporta un jetivo y espíritu objetivo, pero separa del
progreso de la libertad. Más aún: el mal espíritu a la conciencia [individual]: «La
no ocurre en vano; de ahí que la astucia cuestión -argumenta Ricouer- es evi-
de la razón evoque los planteamientos de dentemente de una gravedad esencial.
la teodicea 22. Si antes hablábamos de abo- Para Hegel, el término mismo de espíritu
lición de la narratívidad, ahora debería -Geist- implica una discontinuidad radi-
hablarse de abolición de la subjetividad cal con toda conciencia fenomenológica,
individual. es decir, con una conciencia escindida de
Lo absoluto realiza su propio drama sí misma por la carencia y que hace depen-
absorbiendo los dramas humanos, como se der su ser del reconocimiento de otra con-
indica en el escrito sobre el Derecho Natu- ciencia... Se puede uno preguntar si esta
ral: «La pena es la restauración de la liber- hipóstasis del espíritu, elevado por encima
tad y el criminal también queda libre... La de la conciencia individual, incluso por
relación del crimen y de la pena es un encima de la intersubjetividad, no es res-
momento del absoluto mismo» 23 (DN 53 ponsable de otra hipóstasis, la misma
Y54; W 2,480). Por tanto, da singularidad hipóstasis del Estado» 25. Se trata de la
pura que existe en la muerte es su propio ontologización del espíritu y del Estado.
contrario, la universalidad» (DN 53; W 2, Ricoeur expone, a continuación, tres
479). Estamos ante «la tragedia que el puntos decisivos. En primer lugar, pode-
absoluto juega consigo mismo, fa saber] mos rechazar la hipóstasis hegeliana por-
él se engendra a sí mismo eternamente en que disponemos de una alternativa posi-
la objetividad, se entrega, en esta expe- bilitada por la quinta de las Meditaciones
riencia que es la suya, a la pasión y a la cartesianas de Husserl, que deriva de la
muerte y de estas cenizas se eleva en su relación intersubjetiva las comunidades
majestad» (DN 69; W2, 495). -entre ellas, el Estado- y las institucio-
Apoyándose en esa interpretación de la nes. Las instituciones son reifícaciones y
pena de muerte, escribe Richir con cierto objetivaciones de la interacción de los suje-
patetismo: «Lo que, en la interpretación tos individuales. La razón práctica regula
hegeliana de la pena de muerte, nos lleva la dialéctica «libertad-institución». De
ineluctablemente a indignarnos es que des- acuerdo con Husserl, el espíritu objetivo
precia precisamente la singularidad huma- se constituye «por la vía de la intersub-
na, el enigma irreductible que el ipse o jetividad» 26 de las conciencias individua-
sí mismo constituye por sí mismo ... No le les. Hegel sustancializa las entidades colec-
deja la menor oportunidad [al criminal] de tivas; Husserl las desustancializa: lo social
realizar por sí mismo la prueba [experien- tiene valor de adjetivo, no de substantivo.
cia] de la conducción de su propia muerte En segundo lugar, según Hegel el indi-
a su particularidad, de su acceso a él mismo viduo se sabe en el espíritu y el espíritu,
como a su propio enigma... Pensar que la se sabe en el Estado. Esa ciencia conduce
singularidad pura, que vive la muerte, es a una disposición que permite abusar de
su propio contrario, la universalidad, es los individuos, y puede engendrar la tiranía
pensar que no existe estatuto para la sin- -peligro que ya había reconocido Pla-
gularidad pura» 24, tón-. Si la reificación y objetivación
Las dificultades de la posición hegeliana dependen de la interacción entre losindi-
no se derivan de su crítica del formalismo viduos, el saber acerca de estas institucio-
kantiano ni de su defensa de la mediación nes se resentirá de la probabilidad huma-
institucional y estatal. Se derivan de que na. No existe una teoría de la praxis: la
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razón práctica no es teoría de la praxis. derechos a la conciencia, criticándola sólo


Sólo existe la teoría de las cosas necesarias cuando «la voluntad subjetiva se autono-
e inmutables; la razón práctica se sitúa en miza de todo designio comunitario» 33_fa_
un terreno intermedio entre lo necesario milia, sociedad civil, Estado-s-: 10 que cri-
y lo arbitrario. Pero esto garantiza la «so- tica es la conciencia «abstracta, limitada
briedad" de la razón práctica y «su apero y formal» 34 (PPD, § lOS, 151; W 7, 206),
tura a la discusión ya la crítica» 27. que condiciona y subordina su relación con
En tercer lugar, esa función crítica «de- el bien al deber (PPD § 133 Y su Agr., 171;
senmascara los mecanismos solapados de W7, 250-51) y a la soledad delfucro interno
distorsión por los cuales legítimas objeti- (PPD § 136 Y su Agr., 173; W 7, 254; d.
vaciones de la relación comunitaria devie- también: PPD § 137 Ysu Agr., 174-5; W7,
nen alienaciones intolerables» 28. En tal 254-6 y 258; asimismo: PPD § 139, 176-7;
sentido, «la sustitución del espíritu obje- W7, 260-61) 3'; frente a la conciencia «abs-
tivo hegeliano por la intersubjetividad pre- tracta» Hegel defiende la «conciencia ver-
serva los criterios mínimos de la acción dadera>" pero tal «conciencia verdadera>,
humana» 29, que permiten responsabilizar es la disposición ética, el «punto de vista
a los agentes de sus acciones. Sin ellos, ético» (PPD § 137, 174; W7, 254). La con-
se reifican las relaciones sociales. La expli- ciencia moral, «abandonada a su solo jui-
cación husserliana «adquiere valor de pro- cio, nunca se verá libre de confundir el
testa»; de tal manera que, «por muy rei- bien y el mal» 36. Con palabras de Hegel,
ficadas que estén las relaciones humanas, «es así como esta interioridad de la volun-
constituyen precisamente la desgracia y el tad es mala» (PPD § 139 Obs., 176; W 7,
mal de la historia, no su constitución pri- 261). Hay que reconocer con Hegel que
mordial" 30; adquiere, por tanto, «rango de el individuo «no deviene humano más que
instancia crítica a la que debe someterse bajo la condición de ciertas instituciones;
también el Geist hegeliano» 31. De ahí el la obligación de servir estas instituciones
interés que tendría la subordinación del es también ella una condición del desarro-
espíritu objetivo a la intersubjetividad. llo del agente humano... Es impresionante
(Ahora bien. Tal objeción vale para el la requisitoria que Hegel ha dirigido contra
Hegel de la madurez, pero no para sus la conciencia moral [kantiana] cuando ésta
escritos de juventud, que Ricoeur no tiene se erige en tribunal supremo con una alta-
en cuenta en la discusión: estudiaremos nera ignorancia de la Sittlichkeit en la que
esta matización más adelante.) se encarna el espíritu de un pueblo» 37.
En Soi-méme comme un autre, Ricoeur Pero el problema es el siguiente: la Sitt-
ha vuelto sobre el problema de la «renun- lichkeit hegeliana significa la mediación
cia a Hegel», para señalar, otra vez, el pun- institucional como instancia de juicio supe-
to débil de la Aufhebung de la conciencia rior a la conciencia moral e independiente
individual por el Estado. Como de costum- de ella. Ricoeur plantea la siguiente obje-
bre, Ricoeur intenta comprender el pro- ción: «¿Qué ocurre cuando la vida ética
yecto hegeliano en su profundidad y le de un pueblo está fundamentalmente
expresa su adhesión hasta tropezar con la corrompida? ¿No es entonces cuando la
dificultad, a su juicio, insuperable. En tal integridad de la vida ética se refugia en
sentido, procede primero a un profundo la conciencia de aquellos individuos que
elogio de la Slttlichkeit hegeliana, que «no la mentira y el miedo han dejado de inti-
ha dejado de instruirnos» 32, considera, midar?» 38. Oc otra manera: «Cuando el
siguiendo a Eric Weil, que el Estado hege- espíritu de un pueblo es pervertido hasta
liano es un Estado liberal basado en la el punto de alimentar una Sittlichkeit mor-
Constitución, Es más: Hegel reconoce tífera, es finalmente en la concencia moral

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de un pequeño número de individuos, inac- sin que por ello el individuo pierda su iden-
cesibles al miedo y a la corrupción, donde tidad». Tal identidad es una «identidad de
se refugia el espíritu, que ha desertado de 10 diferente, restablecimiento de la unidad
las instituciones devenidas criminales» 39. a partir de la no identidad» 43, lo que impli-
y es que «lo que finalmente es inadmisible ca una superación de la alienación y el
en Hegel es la tesis del espíritu objetivo acceso a la universalidad: «El yo que es
y su corolario, la tesis del Estado erigido el nosotros y el nosotros que es el yo.') 44
en instancia superior dotada del saber de (F 113; W3, 145).
sí» 40. De otra manera: lo grave consiste Tugendhat se hace eco de la crítica que
en la ontologización y sustanciación del la Escuela de Heidelberg -Dieter Hen-
Geist, al margen de las conciencias indi- rich, Ulrich Pothast, Conrad Cramer- ha
viduales. realizado de la autoconciencia hegeliana:
2. Ernst Tugendhat ha expresado sus «Todos los intentos de hacer comprensible
reparos, con notable originalidad, a lo lar- la estructura del saber de sí mismo con-
go de Autoconciencia y autodetermina- ducen a paradojas». Pero hay que buscar
ción 41. La objeción de Tugendhat desem- una salida a tales paradojas, «supuesto que
boca en la acusación de que, en Hegel, tengamos interés en una praxis gobernada
es abolida la posibilidad de la critica. por la razón». Tal salida -que no realizó
Para la filosofía moderna, de Descartes la citada Escuela- podría lograrse
a Hegel, el concepto de autoconciencia se recurriendo a otros «puntos de vista», ya
refiere a un saber de sí mismo como prin- que «de otra manera permaneceríamos
cipio metodológico de la filosofía y como atascados en una interpretación inmanen-
fundamento de una existencia ilustrada y te, como es habitual en la literatura sobre
autónoma. De ahí que Hegel salude con Hegel» 45. Los otros puntos de vista que
alborozo la aparición de Descartes en sus utiliza Tugendhat son, principalmente, los
Lecciones sobre la historia de la filosofia 42; de Heidegger, Mead y Wittgenstein.
«Aquí, ya podemos sentimos en nuestra Tugendhat se enfrenta a Hegel con dos
casa y gritar, al fin, como el navegante des- objeciones muy graves. Una se refiere al
pués de una larga y azarosa travesía por esquema «sujeto-objeto» sobre el que se
turbulentos mares: itierral- (LHF III, 252; basa la autoconciencia hegeliana; esta difi-
W 20, 123). De Descartes parte la auto- cultad es superada por Heidegger. La otra
conciencia de carácter epistémico y basada se refiere a que Hegel no introduce la pre-
en la relación sujeto-objeto. gunta por la verdad ni la discusión cuando
Pero Hegel, sobre la huella de Fichte, la autoconciencia aspira a la vida buena;
considera la autoconciencia como un com- esta dificultad es resuelta, según Tugend-
portarse práctico consigo mismo: hay que hat, por George Herbert Mead.
entenderla como un hacerse, como un Heidegger es «el único que encontró
construirse; la persona no es sólo sustancia una clarificación estructural» para la rela-
con estados internos o externos, sino tam- ción práctica consigo mismo. En las «Ano-
bién un ser activo en contextos intersub- taciones» a Psicología de las concepciones
jetívos y con capacidad de autodeterrni- del mundo de K. Jaspers, nos advierte Hei-
narse -es 10 que quiere ser y 10 que degger que el «soy» no es una mera varian-
hace-o Y, por otro lado, introduce un ele- te del «es» aristotélico. El ser, en la situa-
mento de gran importancia: la relación ción del «soy», es considerado como haber
consigo mismo se constituye en la inter- de ser; cuando digo «soy», no realizo una
subjetividad. La vida verdadera y buena mera contemplación de mi ser -no me
consiste en «la relación afirmativa del indi- relaciono estéticamente con él-; cuando
viduo con su entorno, con su prójimo, etc., digo (soy» me estoy preocupando por mí:

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la relación con el ser adquiere la forma que se sabe libre, en la que el deber-ser
de la preocupación; ese haber de ser es la absoluto es igualmente ser, tiene realidad
existencia ----como explica en Ser y Tiem- como espíritu de un pueblo... La persona
po-r-. Este comportarse no es una repre- cumple así su deber, como suyo y como
sentación, ni es conciencia de algo, sino algo que es, sin elegir reflexivamente, y en
que consiste en afirmar o negar el propio esa necesidad se posee a sí misma y posee
ser, en decir «sf» o «no» frente a él. Este su verdadera libertad» (E § 514,442; W 10,
planteamiento queda lejos de la identidad 318). El deber es identificado con el ser.
de la subjetividad con la objetividad en la Por otro lado, las leyes e instituciones de
cual se cumple la autoconciencia hege- la comunidad son «existentes en sí y para
liana 46. sí» (PPD § 144,191; W7, 294) y constituyen
Mead, por su parte, introduce una tema- «una autoridad y un poder absolutos e infi-
tización revolucionaria. La autoconciencia nitamente más sólidos que el ser de la natu-
consiste en «hablar consigo mismo», que raleza» (PPD § 146, 192; W7, 295).
es, a su vez, una interiorización del «hablar Así, «Hegel no admite la posibilidad de
con los otros»; este hablar con los otros una relación crítica, auto-responsable con
puede significar hablar con otro en grupo la Comunidad o con el Estado: más bien
o hablar con todo ser racional. En esto, lo que se nos dice es que las leyes existentes
enlaza con Hegel. Pero la estructura de tienen una absoluta autoridad, que lo que
esta hablar consigo y con los otros sólo el individuo tiene que hacer está estable-
puede consistir en tomar posición con el cido por la Comunidad. La conciencia
«sí» o con el «no» y, además, en preguntar moral privada del individuo tiene que desa-
por la verdad: Mead añade a Heidegger parecer y en el lugar de la reflexión entra
una responsabilidad que implica la pregun- la confianza: esto es lo que Hegel quiere
ta por la verdad; cuando me enfrento con decir con la superación de la moralidad
mi haber de ser ----con el «sí» o el «00»- en la etícidad» 50. ¿Qué es la libertad para
afronto la verdad. Mead introduce un ele- Hegel? Cumplir las exigencias de la comu-
mento crítico ausente en los planteamien- nidad. «En una comunidad ética es fácil
tos hegelianos y asimismo en los heideg- decir qué debe hacer el hombre, cuáles son
gerianos: la intersubjetividad es «una inter- los deberes que debe cumplir para ser vir-
subjetividad de sujetos críticos de sí mis- tuoso. Él no tiene que hacer otra cosa que
mos y recíprocamente entre sí respecto de lo que le es indicado, señalado y conocido
la verdad». En Hegel los sujetos no se pre- a partir de sus relaciones) (PPD § 150
guntan por la vida buena: se trata de una Obs.; 194; IV 7,298). En lugar de la elec-
«relación cerrada con la verdad» 47. ción reflexiva, entra entonces la confianza,
Pero relacionar a Hegel con Heidegger como se deduce de este pasaje: «De esta
y Mead sólo es posible desde la proble- manera la sustancialidad ética ha obtenido
mática de la libertad: en esta problemática su derecho y éste su validez. Dicho de otro
Hegel los supera. El comportamiento prác- modo: en ella han desaparecido la obs-
tico consigo mismo desde la libertad de tinación y la conciencia del individuo que
la voluntad, desde la voluntad racional es fuese para sí y se opusiese a ella) (PPD
expuesto en la Introducción a los Principios § 152, 196; W7, 302-3).
(PPD § 21-§ 24, 84-6; W 7, 71-5) Y en la Para Hegel, la eticidad existente-pre-
Enciclopedia 48 (E § 469-§ 482, 418-427; sente es lo racional. Lo existente es asu-
W 10, 288-302). mido sin posibilidad de contestación. Se
La gran dificultad del planteamiento podría aducir que, de acuerdo con Hegel,
hegeliano está en su naturalismo ético 49, lo real no coincide con lo fáctico. En tal
que se refleja en este pasaje: «La sustancia caso, lo real se desplaza al futuro. Enton-

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ces, se impone el deber. Pero Hegel niega tamente el abandono por Hegel de su tesis
el deber. Por todo ello> «la filosofía de juvenil.
Hegel es consciente y explícitamente la
filosofía de la justificación de lo existente ... II. ¿Hemos de aceptar la propuesta de
Pero la justificación de lo existente es exac- Ricoeur: «Renunciar a Hegel», que hemos
tamente lo contrario de la pregunta prác- referido varias veces? ¿Debemos, para
tica por la verdad» 51. Tal pregunta sig- expresarlo con él mismo de otra manera,
nificaría, en el contexto hegeliano, la vani- «salir del hegelianismo», debemos elegir
dad de la subjetividad. La libertad es con- el «éxodo fuera del hegelianismo»? 53
cebida como unidad de individuo y comu- La recomendación no resulta tan clara.
nidad: «El sujeto es libre realmente sólo La cuestión es más compleja de lo que
cuando se sabe uno con lo objetivo, res- aparenta. La complejidad nos obliga a
pecto de lo cual se relaciona activamente, hacer algunas aclaraciones y precisiones
porque ya no depende de algo extraño a antes de entrar en una confrontación con
él» 52. Se pierde, así, el sentido que el tér- los argumentos expuestos.
mino «libertad) tiene en el lenguaje Debemos referirnos, en primer lugar,
común. Lo mismo ocurre con la verdad, a la ambigüedad formada por el sistema
y el método (dialéctico), que pueden ser
que es concebida como unidad de sujeto
y realidad.
separados. Si negáramos la posibilidad de
tal separación, no podríamos explicarnos
Supongamos el Estado más bueno: no
lo que Marx se· incorporó de Hegel; ni el
lo sería, si exigiera -como es el caso,
entusiasmo de Lenin por la Lógica hege-
según Tugendhat- la renuncia a la res- liana; ni el evolucionismo de Darwin -se-
ponsabilidad, si exigiera una adhesión gún Nietzsche: «sin Hegel no hubiese teni-
incondicional. Y aduce el pasaje en que do lugar Darwin» ni las huellas hege-
se apoyan los detractores del Estado hege- lianas en Kierkegaard., No deberíamos
liano: «El Estado, en cuanto realidad de perder la riqueza de análisis e intuiciones
la voluntad sustancial, realidad que ésta tie- que nos ofrece el método. Pero es que,
ne en la autoconciencia particular elevada además, el «vicio»sistemático está ausente
a su universalidad, es lo racional en sí y de algunos escritos hegelianos -los juve-
para sí. Esta unidad sustancial es el abso- niles y, en ciertos aspectos, los de Jena-.
luto e inmóvil fin último en el que la liber- Por otro lado, muchas expresiones del
tad alcanza su derecho supremo, así como discurso hegeliano -las más decisivas-
este fin último tiene un derecho superior han sido objeto de malentendidos. Como
a los individuos, cuyo supremo deber es ser observa Maríni, «las palabras tienen sus
miembros del Estado» (PPD § 258, 258; aventuras semánticas» 55, lo que, en algu-
W7,399). nos casos, conlleva un empobrecimiento
3. Habermas opone reparos parecidos de su significado: es lo que ha ocurrido
a los anteriores, pero expone previamente con bastantes términos y expresiones hege-
una tesis hegeliana defendible, la conte- lianas. Una de nuestras tareas consistirá
nida en los escritos juveniles y en algunos en devolver a tales expresiones -por ejem-
de Jena: frente a ellos perderían su validez plo, «sociedad civil», «Estado», etc.- el
las dificultades aducidas anteriormente. significado exigido por el contexto.
En tal sentido, habría que afirmar que la También resulta interesante estudiar
posición de Mead -con la que Tugendhat algunos temas de Hegel desde la metáfora
se propone corregir a Hegel- está ya en -que es sustancial y permanente en su
los escritos juveniles. Se verá más adelante. obra-o Su idealismo especulativo ha sido
Pero Habermas señala y explica inrnedía- considerado como una metáfora -«Hegel

166 ISEGORíN2D (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

piensa metafóricamente» 56_: metáfora ra «encontrar el eslabón entre plasticidad


que esconde significados realistas. Preci- y temporalidad» y, así, «la proposición es
sando y ampliando la propuesta de Mer- el lugar en que el sujeto se promete el
cier-Josa, diríamos que desmetaforizar a porvenir, y la plasticidad permite percibir
Hegel equivale a desidealizarlo, aislarlo el juego conjugado de la necesidad y de
del sistema especulativo. S1 los desmeta- la sorpresa [novedad} en la filosofía espe-
forizamos, los planteamientos hegelianos culativa». El tiempo hegeliano es tiempo
se muestran ricos en recursos para la solu- lógico y tiempo cronológico. Esa relación
ción de los problemas políticos. del sujeto con el accidente posee carácter
plástico; como explica el mismo Hegel en
A. Afrontemos la primera dificultad: el prefacio a la Fenomenología.. «sólo logra-
abolición del tiempo y de la historia. rá adquirir un valor plástico la exposición
Catherine Malabou ha realizado un filosófica [la filosofía] que sepa eliminar
estudio sobre la función de la plasticidad rigurosamente el tipo de las relaciones
temporal en la dialéctica hegeliana, en el usuales [establecidas por la tradición]
que se dedica a refutar la acusación heí- entre las partes de la proposición» (F 43;
deggeriana 57 de que, en Hegel, opera una W 3, 60) 59. En arte, plasticidad significa
visión vulgar del tiempo: «El sistema hege- capacidad de recibir y dar formas, capa-
liano como clausura sobre sí mismo de un cidad de evolucionar. Como inmanente a
presente intemporal, que anula de ante- la subjetividad, la plasticidad significa «el
mano toda trascendencia y todo adveni- sujeto como instancia originaria de recep-
miento del acontecimiento». Sin embargo, ción y de donación de su propia forma,
desde la plasticidad, el porvenir no es, en posibilidad de su auto-determinación» 60.
Hegel, un simple momento del tiempo La plasticidad es solidaria de la dialéc-
-un ahora que no es todavía presente-, tica -cuyo motor es la negatividad-o La
sino el nombre dado a la estructura de relación que sostiene a ambas consiste en
anticipación inmanente a la subjetividad «no ser lo que se es». En tal proceso, «la
tal como ella se despliega en el sistema 58. adquisición de la forma es a la vez anu-
Esa estructura consiste en un «ver venir» lación de la forma. El acontecimiento se
(se espera algo, pero no se sabe qué). vuelve contra sí mismo -Hegel lo muestra
La autora; para apoyar su tesis, parte sin cesar-i-: eso explica que los lectores
de la comprensión hegeliana de la propo- piensen que, en Hegel, no existe el acon-
sición. Debe rechazarse la proposición tecimiento» 61.
entendida tradicionalmente como predica- La autora acaba proponiendo «una
ción, o sea, como mera yuxtaposición de interpretación del "saber absoluto" que no
sus términos -sujeto, cópula, predica- lo reduce a una clausura del desarrollo
do-, sin relación de necesidad entre ellos; espiritual en el éxtasis de un presente eter-
el predicado o accidente le llegaría al suje- no, sino que lo considera como la apertura
to desde fuera: el sujeto no produciría sus de un tiempo nuevo» 62.
propias determinaciones. La proposición La tesis es profunda y muy brillante.
especulativa o filosófica implica una rela- Quizá se le pueda oponer que la contin-
ción que consiste en una identidad dia- gencia forma parte de «la tragedia que el
léctica: el predicado emerge necesaria- Absoluto juega consigo mismo eternamen-
mente del sujeto. Malabou añade: acciden- te», en la que «el Absoluto se engendra
te, en griego, se dice sumbebekás; de sumo eternamente en la objetividad y... se entre-
ba-nein, que significa, a la vez, «seguir lógi- ga a la pasión y a la muerte y de estas
camente» y «acontecer» o «sobrevenir»: cenizas se eleva a la gloria» -como decla-
este recurso etimológico permite a la auto- ra Hegel en el artículo sobre el Derecho

ISEGORíN2D (1999) 167


NOTAS Y DISCUSIONES

Natural (DN 69; W 2, 495). Todo estaría en Hegel mismo, como para dar crédito
decidido de antemano, incluida la con- a esta necia opinión» 66.
tingencia. Hay que citar el bello pasaje de la Con-
Para que la interpretación de Malabou clusión de las Lecciones sobre la historia
resulte eficaz, se requiere previamente que de la,fiiosofia: «Hasta aquí ha llegado el
desmetaforicemos el planteamiento hege- Espíritu del Mundo... Lo que nuestra mira-
liano: la des-metaforización o des-ideali- da abarca rápidamente en el recuerdo tar-
zación pondría de manifiesto que a Hegel dó largos siglos en realizarse. En la rea-
no le ha pasado desapercibido ningún lidad, el concepto del Espíritu aspira a una
registro de la realidad: tampoco el tiempo evolución totalmente concreta, a plasmar-
como creación de novedades. Resumien- se en una existencia externa, en toda su
do: Hegel no bloquea la narratividad, aun- riqueza, a desarrollar ésta y a brotar de
que la interprete al modo idealista. ella. Avanza sin cesar, pues sólo el Espíritu
Debernos tener en cuenta, con Koyré, es progreso. A veces parece como si se
que la «mayor originalidad» de Hegel con- perdiese y olvidase; pero, contraponiéndo-
siste en «su insistencia en el futuro», en se interiormente, se desarrolla sin cesar
«otorgar al futuro primacía sobre el pasa- interiormente... hasta que por fin, forta-
do» 63. Hannah Arendt sigue a Koyré en lecido dentro de sí, rompe la corteza terres-
su exposición sobre la relación del tiempo tre que le separaba de su sol, de su con-
con la voluntad en Hegel: «El tiempo es cepto; revestido de nueva juventud, calza
generado por el desasosiego innato del las botas de siete leguas» (LHF 1lI, 513;
W20,456).
espíritu, por su tendencia hacia el futuro,
La reconciliación hegeliana no sólo
por sus proyectos y su negación del pre-
afecta a Prusia, afecta a la historia entera,
sente estadio" 64.
entendiendo a ésta como progresiva racío-
Tras la transparencia entre historia y nalizacíón. Como afirma D'Hondt, Hegel
verdad -su mediación total y abso1uta- «justifica todos los órdenes establecidos
late la tesis de que la razón y la verdad sucesivamente» 67; por tanto, justifica el
son inmanentes a la historia y no se limitan derrocamiento de la figura envejecida y la
a la condición de mero deber. Esa tesis, instauración de la nueva. No existe el final
por otro lado, no implica que se dé el final de la historia. Se trata del espíritu del mun-
de la historia en una configuración histó- do, de la historia a la que se subordinan
rica determinada, no supone la eliminación los pueblos y las instituciones: es «el gran
de la narratividad. También Koyré reco- viento de la historia, aunque este viento
mienda distinguir, en la obra de Hegel, sople en una cabeza especulativa» -es-
entre sistema y dialéctica: el sistema exige cribe D'Hondt en otro lugar-o Es decir:
el cierre de la historia, pero la primacía «Cada etapa del viaje del espíritu acaba
concedida al futuro «exige -como comen- delante del tribunal de la universalidad
ta Arendt- que el tiempo no termine terrestre»; el tribunal es la historia del
jamás en tanto que existan los hombres mundo: pero no se trata de proceso jurí-
sobre la tierra» 65. Como advierte Ricoeur dico, sino de evolución. Aquí no hay ino-
mismo, «no nos detendremos tampoco en centes ni culpables: «El tribunal no castiga
el prejuicio más tenaz según el cual Hegel culpables, como Kronos, liquida sobrevi-
habría podido creer que la historia habría vientes: todo lo anacrónico pasa: estruc-
llegado a su término al ser comprendida turas familiares, sistemas económicos, pue-
por la filosofía hegeliana: los indicios del blos y civilizaciones. ¿Cómo hubiera podi-
inacabamiento de la historia del Estado do Hegel considerar eterna la Prusia de
son bastante numerosos y bastante claros, Federico Guillermo III?)}. Y, si la historia

168 ISEGOAíN20 (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

es el tribunal, es que no hay tribunal supre- ni una razón natural abstracta ni una razón
mo alguno trascendente: «El "tribunal" divina trascendente, sino la razón humana,
hegeliano no se sitúa por encima de la la de las personas finitas. Y la relación
mélée. Forma parte de la disputa de los que él afirma entre razón y pasión no es
pueblos; mejor: no es más que la disputa, una relación entre Dios o la naturaleza,
el proceso mismo del conflicto en el que como racionales, y el hombre, como apa-
se implican, la ley dialéctica de contradic- sionado, sino una relación entre la razón
ción y de sobrepasamiento, inmanente, que humana y la pasión humana». Esta visión
siguen todas las cosas en este mundo» 68. «anuncia en verdad una nueva concepción
La filosofía hegeliana de la historia per- del hombre, dinámica en vez de estática,
mite dos lecturas -que ha sugerido Solan- y significa que Hegel trabaja para apartarse
ge Mercier-Josa-: el espíritu puede exten- de la teoría abstracta y estática que pre-
der su actividad a otros pueblos, despo- valeciera en el siglo XVIU,> 70.
seyendo a Europa de su exclusividad para Algo parecido ocurre con la expresión
detentar el universal concreto, pudiéndose Espíritu del Pueblo. El término «del» posee
afirmar, entonces, que el espíritu emigra dos significados: pasivo -el pueblo sería
hacia otros pueblos para «trabajar» nega- mero instrumento del espíritu (éste sería
tivamente y resolver las contradicciones, el sujeto)- o activo -el sujeto sería el
pero puede afirmarse también que Europa pueblo y el espíritu la relación del pueblo
aún no ha cancelado las contradicciones consigo mismo, el grado de su libertad-o
de la sociedad civil, encontrándose, en tal La trascendencia de la primera alternativa
caso, en la situación tan injusta que des- -de carácter pasivo y que se relaciona con
criben los Principios: una masa empobre- el ardid- es una forma mistificada de
cida por debajo del nivel de la «dignidad expresar la necesidad --condicionamien-
de subsistir gracias al propio trabajo y la tos, determinaciones con los que, según
propia actividad» (PPD § 244, 251; W 7, Marx, los pueblos producen su vida-: esa
389): el pueblo germánico -Europa- aún necesidad condena a cada pueblo a morir
no ha madurado, aún «trabaja» en la y ser relevado. Aunque para Hegel el
reconciliación de la libertad subjetiva con espíritu de cada pueblo es un grado de
la voluntad sustancial, ya que «la sociedad libertad -sentido activo-, al final la
civil fracasa en la satisfacción de las nece- necesidad lo condena a desaparecer
·:.....,....sentido pasivo- 71.
sidades de todos por el trabajo de cada
uno», ya que «esta dialéctica [de la socie- B. Corresponde, ahora, estudiar la
dad civil} obtiene como resultado el oponer acusación de bloqueo de la subjetividad y
una gran masa de hombres tendencialmen- conciencia individuales, en sus dos vertien-
te excluidos tanto de la producción como tes principales: imposibilidad de actuación
del consumo de la riqueza general y de de la conciencia individual frente al espíritu
la cultura a un pequeño número de indi- objetivo y frente al Estado, e imposibilidad
viduos en cuyas manos se concentran de la capacidad crítica y contestataria.
riquezas desproporcionadas» 69.
1. Examinemos primero si la identidad
Una objeción muy tópica, en relación
considerada como identidad de la subje-
con la filosofía hegeliana de la historia,
tividad y de la objetividad -identidad total
se refiere al ardid de la razón. También
gestada por el absoluto- bloquea la auto-
aquí se impuso el malentendido. También
nomía y el protagonismo de la subjetividad
aquí hay que aplicar la desmetaforización;
individual.
a ello nos ayuda esta observación de
Collingwood: «La razón cuyos planes se a) Como hemos indicado ya, la acu-
ejecutan en la historia no es, para Hegel, sación valdría para el Hegel de la madurez,

ISEGORíN20 (1999) 169


NOTAS Y DISCUSIONES

pero no para sus escritos de juventud. destino (W 1, 342 Y ss.): en «una situación
Habermas también ha objetado a Hegel social en la que todos los miembros alcan-
su adhesión a la filosofía de la reflexión zan sus derechos y satisfacen sus necesi-
subjetiva que caracteriza a la modernidad dades» el culpable introduce una disocia-
-aunque ésta resulte corregida por ción y «viola las relaciones éticas»: al opri-
aquél- pero percibe en los escritos de mir las vidas ajenas, la totalidad se le vuelve
juventud una vía para la pacificación de extraña y es sentida como un «destino hos-
las contradicciones de la modernidad que til»: la «perturbación de un equilibrio
no implicaba el esquema «sujeto-objeto», intersubjetiva» desemboca en una concien-
típica de la filosofía moderna: el Hegel cia desdichada, hasta que el culpable acaba
juvenil aborda la pacificación desde la reconociendo «en la aniquilación de la vida
acción comunicativa n. ajena la carencia de la propia», Lo per-
turbado y perdido -y que, ahora, se año-
i) En plena juventud, Hegel se enfren- ra- no es una relación sujeto-objeto, sino
ta a la crisis que caracteriza a su tiempo. una relación intersubjetiva -«mundo
De ella nos hablan sus escritos juveniles; intersubjetívamente compartido» 75, en el
los políticos expresan la crisis de una mane- que funciona el reconocimiento recípro-
ra más directa y sugestiva que los teoló- co-. Hegel se aparta de la modernidad
gicos: aluden a las contradicciones y al basada en la relación reflexiva entre sujeto
impulso humano que aspira a resolverlas y objeto. [Contrasta esta visión -desde la
con el cambio de la realidad social. Así, intersubjetividad comunicativa y colabora-
en La Constitución de Alemania escribe, dora, que actúa en la polis griega y en el
refiriéndose al ámbito jurídico de la vida cristianismo primitivo- con el tratamiento
social: «Las leyes han perdido su vieja vida, dado al mismo problema (el delito) en el
la verdadera vida actual no ha sabido artículo sobre el Derecho Natural ...,....desde
estructurarse en leyes» 73 (EP 35; W 1, el absoluto, que no concede oportunidad
465). La política y la religión han devenido a la subjetividad individual-l.
fuerzas petrificadas y extrañadas -alíe- Nos explicamos que, en su magistral
nantes-o De ahí esta manifestación en estudio sobre Kierkegaard, Jean Wahl,
otro escrito de la misma época 74: «La ima- haya aludido a las huellas de Hegel en el
gen de tiempos mejores y más justos han padre del existencíalismo; incluso se atreve
tomado violentamente asiento en el alma a hablar de afinidades entre Kierkegaard
de los hombres y la nostalgia, el urgente y el joven Hegel-«todavía no hegeliano»,
deseo de un estado más puro y más libre «Hegel pre-kicrkegaardianos-e-: «Nos
han movido a todos los ánimos y los enfren- vemos impulsados a preguntar si en los
tan a la realidad» (MB, traducción nuestra; fragmentos teológicos de Hegel no se han
Wl,268-9). esbozado ideas que encontrarán su verda-
Hegel intuía, entonces, que la solución dero desarrollo, no en el sistema posterior
dada por la filosofía de la reflexión no can- de Hegel, sino en el pensamiento de su
celaba el desgarramiento, producía falsas adversario» 77.
identidades, generaba la pacificación «me- Esa orientación deja huellas en la Filo-
diante la violencia de una subjetividad sofia del espíritu de Jena y en el Sistema
represora» 75. En sus escritos de juventud, de la eticidad. El contexto no es) aquí, el
Hegel resuelve el problema mediante la delito, sino la autoafirmación del yo. En
razón comunicativa que se despliega en la estas obras, el yo solo se afirma auténti-
vida intersubjetiva. Habermas ha comen-: camente al ser reconocido por los otros,
tado el conocido pasaje sobre el delito que en su identidad con la totalidad que no
aparece en El espiritu del cristianismo y su anula las particularidades. Cada concien-

170 ISEGOAíAl20 (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

cía, sin perder su diferencia y autonomía, dad» 81, que implica una ruptura con el
participa en la totalidad, actuando en tres pasado. Pero la totalidad ética comunica-
campos: lenguaje, trabajo y familia tiva estaba ligada indisolublemente a la
-amor~. política antigua y a la comunidad cristiana
El espíritu es «el medio en el que un primitiva.
yo comunica con otro yo y a partir del Por otro lado, en la época de Jena,
cual, como de una mediación absoluta, se Hegel se familiariza con la economía polí-
forman ambos sujetos recíprocamente»; la tica; ésta le pone de manifiesto que la
conciencia es «el medio en el que los suje- sociedad civil no contiene ninguna simio
tos se encuentran, pero de modo que, sin litud con las sociedades antiguas. La socíe-
encontrarse, esos sujetos no podrían existir dad moderna es una sociedad despoliti-
como sujetos» 78, El universal concreto con- zada: la economía se ha emancipado del
siste en la comunidad de los sujetos autó- poder, constituyendo dos esferas distintas:
nomos: «Pueden los particulares identifi- valor de cambio y poder. Ya no se puede
carse los unos con los otros y, sin embargo, recurrir al ideal antiguo.
mantenerse a la vez como no idénticos los Ahora bien, Hegel percibe también que
unos frente a los otros. La idea original la filosofía moderna -la filosofía de la
de Hegel consiste en que al yo sólo se lo reflexión- no resuelve el problema, vién-
puede concebir como autoconciencia si es dose obligado a corregirla. La filosofía de
espíritu, si pasa de la subjetividad a la obje- la reflexión propone una identidad [uni-
tividad de un universal, en el que sobre ficación, reconciliación] falsa. Hegel expli-
la base de la reciprocidad, los sujetos que ca en qué sentido lo es: «Una falsa iden-
se saben a sí mismos quedan asociados tidad es la relación de causalidad entre lo
como no idénticos>, 79. absoluto y su manifestación, pues a esta
ii) Pcro Hegel abandona ese camino relación subyace la contraposición abso-
-razón comunicativa en vez de razón luta. En ella subsisten ambos opuestos,
rcflexiva-, recién descubierto. Ese giro pero con rango diferente; la unificación
ocurre en Jcna mismo. es violenta. El uno subordina al otro; uno
domina, el otro resulta sometido...; la iden-
En un texto de esa época escribe Hegel: tidad, que debe ser absoluta, es sólo una
«La necesidad de la filosofía surge cuando identidad incompleta» (DFSCH 53; W 2,
el poder de unificación [reconciliación] 48). Lo infinito de la filosofía de la
desaparece de la vida de los hombres, y reflexión es algo puesto por el entendi-
los opuestos pierden su viva relación e inte- miento -que es «una razón que se agota
racción y cobran autonomía... En la esci- en la negación de lo finito» 82_,
sión dada, [la filosofía] es el intento nece- La identidad verdadera y completa se
sario de superar la contraposición de la encuentra en el absoluto que genera y uni-
subjetividad y de la objetividad cristaliza- fica a la subjetividad y la objetividad, Como
das [petrificadas]... En la actividad infinita ha señalado muy bien Marcel Me1Y, Dife-
del devenir y del producir la razón ha uni- rencia y Creer y saber, «delatan constan-
ficado lo que estaba dividido y ha rebajado temente una exaltación, no sentimental,
la escisión absoluta a una escisión relativa, sino intelectual, debida al descubrimiento
que está condicionada por la identidad ori- del Absoluto» 83. El absoluto descubierto
ginaria» 80 (DFSCH2ü; W2, 25). Pero ¿qué «no es ningún término de la relación, el
filosofía? La modernidad le exigía operar yo o el no-yo, lo finito o lo infinito, la
desde sí misma y, por tanto, desde la . necesidad o la libertad, es para Hegel la
reflexión. Hegel desea mantenerse en la relación misma». Es un absoluto cuya
«autofundarnentación de la moderni- «consistencia y movimiento» consiste en

ISEGORíA/20 (1999) 171


NOTAS Y DISCUSIONES

«impedir y contrarrestar todas las abso- «En la totalidad ética se escenifica la tra-
lutízacíones [unilaterales]» 84. El absoluto gedia 88 que el Absoluto juega (representa)
no es previo al proceso del mundo. O de consigo mismo eternamente, o sea, el
otra manera: el sujeto de la relación es Absoluto se engendra eternamente en la
la relación misma. La trinidad filosófica objetividad y en esta forma suya se entrega
«espíritu-naturaleza-espíritu» es de carác- a la pasión y a la muerte y de estas cenizas
ter monista. Pero Hegel recoge todos los se eleva a la gloria» (DN 69; W 2, 495).
términos y momentos de la relación: la Afirmación semejante aparece al final de
identidad pasa por las diferencias, por la Creery saber: «La idea de la absoluta liber-
noche de la contradicción hacia la luz de tad [implica] el dolor absoluto o el Viernes
la identidad absoluta: por el calvario -pa- Santo especulativo, que era ya histórico,
sión- y Viernes Santo de la contradicción (implica] restablecerlo en toda la verdad
hacia la Pascua de la totalidad. Estamos y la dureza de su ateísmo, dureza desde
ante la «fiebre de construcción dialéctica» la cual únicamente puede y tiene que resu-
que le conducirá a la Enciclopedia 85. La citar la suprema totalidad en toda su serie-
subjetividad ya no es, así, un poder repre- dad y desde su más profundo fundamento,
sor. Pero tal solución implica un gran coste, a la vez omniabarcante y con la figura de
pues «con ese concepto del absoluto Hegel la más risueña libertad» 89(CS 194; W 2,
cae por detrás de las intuiciones de su épo- 432-3).
ca de juventud» 86. Estos planteamientos llevados al terre-
El problema de la sociedad moderna no de la sociedad civil y del Estado hacen
es la mediación de lo particular y lo uni- que la superación de la desgarradura de
versal. Esa mediación puede realizarse la primera se resuelva con el segundo, La
mediante dos fórmulas o modelos: mono- universalidad de la totalidad ética se sobre-
lógico y dialógico. A partir de Jena, Hegel pone al individualismo de la sociedad
opta por el modelo monológico: un abso- moderna. Las instituciones mediatizan a
luto como subjetividad infinita que se la subjetividad. La lógica de lo absoluto
extraña en la objetividad renaciendo de que se extraña y se recupera «impone el
esas cenizas y accediendo a la gloria del institucionalismo de un Estado fuerte», el
saber absoluto, en cuyo autoconocimiento «enérgico institucionalisrno» de la filosofía
lo universal y lo particular se unifican. del derecho de Hegel que sustituye a la
Inaugura, así, lo que será su filosofía defi- «autoorganización democrática» 90. Todo
nitiva: el idealismo dialéctico 87. está pre-juzgado y pre-decidido.
Resulta muy interesante contrastar las Paradójicamente, con esa solución aca-
dos vías, los dos modelos. La dialéctica de ba imposibilitando la crítica de la moder-
la relación intersubjetiva de los escritos de nidad, que se había propuesto. En su ar-
juventud va asociada a una «relación de tículo «Sobre la esencia de la crítica filo-
interacción entre dos oponentes iguales en sófica», de la época de Jena, Hegel estudia
principio». En cambio, la dialéctica de la dos clases de crítica. Una se refiere a la
relación entre el absoluto y sus «otros» crítica de la vida religiosa y política en sus
excluye el diálogo: el otro -la naturaleza, formas petrificadas, cristalizadas, posítivi-
la conciencia subjetiva- no es más que zadas -vida reprimida y anquilosada-o
«la imagen en negativo» del absoluto. Esta La otra se relaciona con el relevo de la
dialéctica monológica incluye la dialéctica filosofía de la reflexión de Kant y Fiehte:
del sacrificio, como explica Hegel en el la filosofía de lo absoluto significa la obje-
artículo sobre el Derecho Natural, donde tividad de la razón -contra la cual no
se nos habla de la tragedia que el mismo valen los lamentos de la conciencia sub-
absoluto vive eternamente en sí mismo: jetiva-i-; la crítica se dirige ahora a los

172 ISEGORfN20 (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

impacientes. Esta actitud inspira el Pre- vida intersubjetiva. Por esta línea, una
facio de los Principios de la filosofía del autoorganización democrática de la socie-
derecho, y se insinúa ya en la segunda dad hubiera podido ocupar el lugar del
redacción de la Introducción a La Cons- aparato estatal monárquico» 92.
titución de Alemania. De ahí el comentario b) Por otro lado, la conciencia indi-
de Habermas: «Hegel puede descargar a vidual aparece, en algunas secuencias de
la filosofía de sus esfuerzos críticos diri- las obras de la madurez, como autónoma,
gidos a confrontar la corrupta existencia en el sentido de que no le es impuesto
de la vida social y política con su concepto, todo como decidido de antemano.
después de que reconoce con un suspiro' La efectividad o realidad verdadera se
de alivio que el espíritu ha dado un tirón, debe al Concepto que la alcanza gracias
que el principio de la razón se ha presen- a su trabajo negativo -anulación de sus
tado en la realidad y se ha tomado obje- determinaciones- y positivo -producción
tivo. Es tan sólo cuestión de tiempo y de de nuevas determinaciones-s-: el Concep-
las circunstancias contingentes cuándo to, mediante la contradicción, disuelve sus
pasará la nueva época por encima de la determinaciones para crear otras. La nadi-
oposición de aquellos que le oponen resis- ficación que el Concepto realiza en su tra-
tencia impotentemente y será reconocida bajo da paso a lo nuevo. La contradicción
universalmente en su principio. Por vez es la prueba de fuego, la encrucijada, como
primera ahora, Hegel puede darse por explica el mismo Hegel en la Ciencia de
satisfecho con reconocer al espíritu que la Lógica 93: «Algo es viviente sólo cuando
se ha tornado objetívo., y volverse críti- contiene en sí la contradicción y justamen-
camente contra aquellos que aún no han te es esta fuerza de contener y sostener
entendido la lección de la historia mundial. en sí la contradicción. Pero si algo exis-
Un indicio vendría representado por la vic- ten te ... no puede tener en sí mismo la con-
toria de Napoleón sobre Europa. Éste es tradicción, entonces ésta no es [su] fun-
el tenor del escrito de combate [1817] con- damento, sino que perece en la contradic-
tra los Estados provinciales württembur- ción» (L 387; W 6, 76)-. Por eso, la efec-
gueses» 91. tividad puede truncarse: como señala tan
iii) Tras hacernos cargo de las dificul- oportunamente Rosenfield, «si no se tiene
tades derivadas de esta vía «absolutista» cuidado, podría concluirse que, como el
y monológica, debemos tener en cuenta orden del mundo lleva un contenido lógico,
nuevamente que, antes de esa opción, las instituciones políticas y sociales que lo
Hegel recorrió otra vía y propuso otra solu- integran son verdaderas. Nada más con-
ción, aunque después las abandonara. Se trario a la elaboración hegeliana». Hay que
trata de la vía dialógica de los escritos de afirmar, más bien, que la realidad social
juventud. En resaltarla -insistimos- ha y política es «esencialmente portadora de
puesto gran énfasis Habermas: «En la uni- un poder para convertirse en otra distinta
versalidad de un consenso no forzado, de lo que es» 94.
alcanzado entre iguales y libres, queda El citado pasaje de la Lógica se asemeja
abierta a los individuos una instancia de a otro de la Filosofía del espíritu II de lena.
apelación a la que pueden recurrir incluso También aquí se trata de una bifurcación
contra las formas particulares de concre- y de una ambigüedad. Refiriéndose a la
tización institucional de la voluntad noche de las imágenes -imágenes que
común. En los escritos de juventud se man- habitan, sin orden, en la subjetividad-,
tenía todavía abierta la opción de desarro- escribe Hegel: «Esa noche uno la percibe
llar la totalidad ética como una razón cuando mira al hombre a los ojos --en-
comunicativa encarnada en un plexo de tonces se ve una noche que se hace espan-

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NOTAS Y DISCUSIONES

tosa-; aquí os cae encima la noche del cia de Estado e individuo y que comienza
mundo». El filósofo añadió al margen; así: «El Estado es la realidad efectiva de
«Poder de hacer salir de esa noche a las la libertad concreta» (PPD § 260,264; W7,
imágenes o [más bien] dejarlas abismarse 406), queriendo decir «concreta» que se
en ella» (PHE JI, 195; GW 8, 180-81). opone a la mera declaración formal de los
En el magnífico estudio que precede a derechos y requiriendo dos condiciones
su traducción de la Filosofía del espíritu JI, esenciales, que resume y explica Fleisch-
Taminiaux, tras acusar insistentemente a mann: «Se requieren, en primer lugar, la
Hegel de bloquear la autonomía de. la con- libertad y los derechos del individuo de
ciencia individual, reconoce refiriéndose al llevar una vida privada (familia) y de ejer-
pasaje que hemos comentado: «En un solo cer una profesión libremente escogida (co-
momento parece que Hegel advierte esa lectividad). Pero, de otro lado, es necesario
irreductibilidad (de la Iesneinigkeit)'>, hasta también que el individuo reconozca al
el punto de considerar ese pasaje como Estado. Esto implica, ante todo, que no
«incongruente con el contexto» 95, sienta [experimente] los intereses del Esta-
La subjetividad humana encierra una do como diametralmente opuestos a los
ambigüedad terrible -encrucijada de la suyos. Sabemos ya que para Hegel el inte-
libertad y autonomía de la conciencia indi- rés subjetivo es el principio motor de toda
vidual-: puede resurgir o, más bien, pere- acción de orden "moral" universal: según
cer. La voluntad es agente de un proceso él la iniciativa individual no debe ser aho-
y un trabajo que puede frustrarse. En el gada, y la participación en los asuntos
auto engendramiento del espíritu, el pro- públicos debe ser fomentada». Por otro
ceso puede detenerse en cualquier nivel. lado, hay que reconocer que «el Estado
El hombre puede optar por la irraciona- es también verdaderamente el ámbito de
lidad, aun estando dotado de racionalidad. las satisfacciones individuales.; Es nece-
El énfasis debe recaer no en el hecho de sario, por tanto, que el individuo sienta
que, como en el Concepto, también en el que el Estado le necesita, que es esencial
hombre ocurre la superación de ese su contribución» 97.
momento, sino en que esa situación de La síntesis hegeliana podría enunciarse
bifurcación es constitutiva del hombre: el así: «El principio de los Estados modernos
abismo se refiere a la posibilidad de lo bue- tiene la enorme fuerza y profundidad de
no y de lo malo: «O bien el hombre edifica dejar que el principio de la subjetividad
su mundo de acuerdo con formas de uni- se perfeccione hasta llegar al extremo inde-
versalidad moral y política, o bien se hunde pendiente de la particularidad personal
en el egoísmo de su particularidad.¿ El para, al mismo tiempo, retrotraerlo a su uni-
hombre no depende más que de él mismo, dad sustancial, conservando así a ésta en
es decir, de su razón y de las formas de aquel principio mismo» (PPD § 260, 264;
sociabilidad que se da... No es algo dado W 7, 407). Hegel añade: «Lo universal tie-
de una vez por todas ... El abismo que for- ne, pues, que ser activo, pero, por otro
ma parte de su ser no desaparece de su lado, la subjetividad debe desarrollarse en
horizonte» 96. forma completa y viviente. Sólo si ambos
e) Finalmente, incluso en las obras momentos se afirman en su fuerza puede
más importantes de la madurez, individuo considerarse que el Estado está articulado
y Estado, moralidad y eticidad son, para y verdaderamente organizado» (PPD § 260
Hegel, interdependientes. Agr., 264; W7, 407). y también: «El interés
particular no debe ser dejado de lado o
í) Leamos el epígrafe § 260 de los reprimido, sino que debe ser puesto en
Principios, que establece la interdependen- concordancia con lo universal, con lo cual

174 ISEGORIA/20 (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

se conserva él mismo y (también] lo uni- opresion del individuo como el Estado


versal» (PPD § 261 Obs., 266; W 7, 409). alcanza su fin, sino únicamente por su
La Enciclopedia explica así las tareas del satisfacción "del individuo"». La libertad
Estado: «Su trabajo consiste en una rela- personal del ciudadano no se logra -aun-
ción con el extremo de la singularidad que se prepara- en la sociedad civil. «La
como conjunto de los individuos, en dos duración del Estado dependerá necesaria-
sentidos: en primer lugar, ha de conservar- mente de su fidelidad o de su infidelidad
los como personas, haciendo de su derecho a su propia vocación de garantizar la liber-
una realidad necesaria y favoreciendo su tad»; y su vocación consiste en una «ac-
bien -bien que es buscado por cada uno tividad continuada. al servicio de la libero
para sí mismo, pero que posee asimismo tad» 98.
una dimensión universal-, o sea, el Esta- Fleischmann resume así el problema:
do debe proteger a la familia y dirigir a «Frente a la familia (intimidad) y la socie-
la sociedad civil; en segundo lugar, ha de dad civil (libertad individual, libre albe-
hacer converger hacia la voluntad sustan- dría) el Estado parece revestir un carácter
cial el derecho y el bien [de los individuos] de coacción exterior (áusserüche Notwen-
y todas las disposiciones de espíritu y acti- digkeit}. Pero este cuadro autoritario no
vidades del individuo, que tiende a cons- es para el Estado un fin en sí. Él no puede
tituirse en centro, y dominar [así] cualquier tener autoridad y coacción por esencia; su
resistencia de esas esferas subordinadas fuerza reposa sobre el hecho de que puede
manteniéndolas en la unidad inmanente aportar al individuo satisfacciones desco-
y sustancial» (E § 537, 453; W 10,330-31). nocidas de la vida privada, y sobre todo
El Estado representa la moral realizada, el sentimiento de la utilidad pública» 99.
la plena identificación de los derechos y ii) Una de las cuestiones por las que
de los deberes. En un Estado bien orde- más ataques ha recibido Hegel se relaciona
nado, el deber no significa renuncia a la con el ínstitucionalismo. Hay que hacer
propia libertad -la obediencia que exige justicia a Hegel en dos cuestiones.
el Estado para el equilibrio de la comu- Por un lado, hay que rescatar su con-
nidad se contrapesa con los derechos indi- cepción de la voluntad, expuesta al
viduales--: «Los individuos tienen deberes comienzo de los Principios de la filosofía
respecto del Estado en la misma medida de! Derecho: en una interacción dialéctica,
en que tienen también derechos sobre el los contenidos del querer adquieren sen-
Estado» (PPD § 261, 265; W 7, 408). De tido por la intervención formal de la uni-
otra manera: «Deber y derecho forman versalidad; en tal sentido, «la singularidad
unidad... El hombre tiene derechos en la deja de ser un modo de ser y actuar íne-
medida en que tiene deberes y (tiene] fable e incomunicable; por su constitu-
deberes en la medida en que tiene dere- ción dialéctica, conjuga el sentido y la in-
chos (Der Mensch ha! insofern Rechte, als dividualidad», por tanto -concluye
er Pflichten; und Pflichten; insofem er Rechte Ricoeur-, «pensar la singularidad como
hat)» (PPD § 155, 197; W7, 304). Con esa individualidad con sentido me parece una
compensación y ese equilibrio, los ciuda- de las más innegables adquisiciones que
danos obtienen la satisfacción. Tiene razón una reconstrucción del concepto de razón
FIeischmann: de acuerdo con Hegel, «el práctica debe incorporar» 100.
ciudadano esclavo del Estado, que existe Por otro lado, frente a Kant que deja
para el Estado, no puede tener lugar en a la voluntad en da idea vacía de ley gene-
el mundo moderno», cuyo rasgo esencial ral» , con el peligro de caer en la arbitra-
-el valor del individuo- percibió Hegel riedad, Hegel «sujeta» a la voluntad
como nadie. De ahí que «no sea por la mediante las mediaciones concretas cons-

ISEGORíN2D (1999) 175


NOTAS Y DISCUSIONES

títuidas por «las estructuras sucesivas del La voluntad será auténticamente Ubre,
orden familiar, económico y político». Esta si incorpora a su actividad la mediación
Sittlichkeü que se apoya en la moralidad de las instituciones y del Estado. La bús-
y la redime con la incorporación de las queda del término medio como concilia-
instituciones «constituye el verdadero con- ción de los extremos es una de las mejores
cepto de razón práctica» IOt. Y el interés claves para comprender a Hegel. Su pro-
de este planteamiento crece si percibimos, yecto puede resumirse en el intento por
en él, una recuperación, «con los recursos evitar los extremos del mercado (Hobbes)
del pensamiento moderno», del plantea- y de la virtud ciudadana (Robespierre) lOS.
miento aristotélico: «El bien del hombre Esa mediación apaciguadora es ejercida,
y la tarea o funcián del hombre -esos con- de acuerdo con el derecho, por las ins-
ceptos tan preciosos del libro r de la Ética tituciones universalmente reconocidas.
a Nicómaco- sólo se realizan completa- Los conflictos no desaparecen, pero son
mente en la comunidad de los ciudada- arbitrados. Los extremos son violentos: la
nos». Pero, de acuerdo con el mundo violencia política -que. tiene en Hegel a
moderno, en la ley que gobierna a la comu- uno de sus mejores intérpretes 106_ es evi-
nidad debe encontrar el individuo «sentido tada por la mediación. Como comenta
y satisfacción»: la voluntad de cada uno
Flcischmann, «estas consideraciones cons-
se reconoce en la voluntad comunitaria, tituyen ya una banalidad que aturde, pero
¿se ha inventado algo mejor en nuestros
Ricoeur va más lejos: «La idea que [Hegel]
días?» 107,
propone, a saber, [que] la acción [indivi-
Lo mismo hay que decir de la sustitución
dual] se dota de sentido en y por la vida
del voto censitario y universal (de carácter
política, no ha sido desplazada e incluso,
atomizado y abstracto -en sentido hege-
de alguna manera, no ha sido todavía
liano-) por una representación por gru-
alcanzada» 102. No ha sido todavía alcan-
pos profesionales de la sociedad civil, de
zada porque el Estado que nos propone
acuerdo con su organización diferenciada:
Hegel posee «forma incoaetiva y tenden-
se trata de «una representación orgánica
cial». Es verdad que los hechos de la vida de los intereses de los ciudadanos», según
contemporánea lo desmienten cada día Michel J acob, quien argumenta con razón:
más: se tiende a una libertad liberada de «Examinado de cerca, ¿no es así como fun-
las instituciones, consideradas coaccionan- cionan de hecho los países más avanzados
tes y represivas. No obstante, Hegel segui- en nuestros días": junto al sistema parla-
ría teniendo razón; olvidamos (da terrible mentario, entran en juego las asociaciones
ecuación establecida por Hegel en el capí- profesionales, sindicatos obreros, campe-
tulo sobre el Terror en la Fenomenología sinos, patronos, ctc., ejerciendo una fuerza
del Espíritu: la ecuación entre la libertad mayor que la de los simples diputados» 108,
y la muerte cuando ninguna institución Por eso Ricoeur invita a olvidar los «ar-
mediatiza la libertad. El divorcio entre gumentos políticos que denuncian en
libertad e institución, si fuese durable, mar- Hegel un apologeta del Estado represivo,
caría la más grande negación de la idea o sea, un defensor del total itarismo» 109.
de razón práctica» 103. El formalismo kan- Ni la idea de la apropiación de Hegel por
tiano recibe un mazazo, que Findlay des- los nazis, ni la acusación de afinidad de
cribe de la siguiente manera: «Hegel ve Hegel con el nazismo lanzada desde el libe-
en la imparcialidad positiva del Imperativo ralismo y liderada por KarI Popper, tienen
categórico una mera transformación de la hoy justificación. En tal sentido, Habermas
negativa imparcialidad mortal de la gui- ha observado que «ambas interpretacio-
llotina» 104. nes, formas distintas de interpretar la mis-

176 ISEGORíN20 (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

ma melodía, ya han sido contradichas [re- Uno se refiere a la rebelión de la con-


futadas] enérgicamente por Marcusey Rit- ciencia moral defendiendo unos intereses
ter. El Hegel que se opone a la consu- privados frente a la universalidad del dere-
mación terrorista de la Revolución bur- cho; en este conflicto, Hegel descalifica a
guesa, pero nunca a sus ideales, el Hegel la conciencia moral.
que defiende los principios históricamente Pero el filósofo alude a otro conflicto,
progresistas del derecho natural racional ahora entre la conciencia moral de una víc-
tan vehementemente contra los nuevos tima de la miseria extrema y el derecho;
Ultras como contra los nuevos franconía- en este conflicto, Hegel justifica la rebelión
nos, este Hegel difícilmente puede ser con- y la «ilegalidad» de la primera contra el
siderado como el causante de Carl Schmitt segundo: se trata de las situaciones de «mi-
o de Binder, Larenz y otros» (lO. seria» (PPD § 128, 166; W 7, 241), como
iii) En relación con este problema, «el robo de pan que puede prolongar la
Domenico Losurdo ha realizado una labor vida»: aunque «constituye manifiestamen-
muy interesante y muy amplia. En una de te un atentado a la propiedad de un hom-
sus obras estudia la recepción de Hegel bre, sería injusto considerar esta acción
en Europa, especialmente en Alemania. como un robo ordinario. Si no se le per-
Con una precisión admirable Losurdo des- mitiera a este hombre, cuya vida peligra,
monta el mito en que devino la acusación actuar así, se le consideraría como privado
de Popper al pensamiento hegeliano de de derechos, y se le negaría su libertad
ser una fuente directa del nazismo alemán. al negarle su derecho a vivir» (PPD § 127,
Se nos explica de manera convincente Agr., 166; W 7, 240-41). Existe aquí «el
cómo pudo producirse tal atribución, por- derecho de exigir no ser enteramente sacri-
que no existe nada más diametralmente ficado al derecho» (PPD § 127, Agr., 167;
opuesto al nazismo que la filosofía política W 7, 241): linteresante juego de palabras!
de Hegel, hasta el punto de que, como Al pobre de extrema necesidad le asiste
escribe el autor, «Schmitt tenía razón al el derecho de la contestación; adviértase:
hacer coincidir la muerte de la filosofía «derecho» y no mera concesión. Frente a
hegeliana y del "Estado de funcionarios la injusticia cometida por la conciencia
hegelianos" con la Machtubemahme de marginada -lesión de la propiedad-, se
Hitler» 11l, citando a continuación estas cometería otra injusticia mayor, precisa-
palabras del propio Schmitt: «Ese día [30 mente, la total negación 'de la existencia
de enero de 1933] Hegel, por así decirlo, de su libertad. Hegel acoge, en su arti-
ha muerto» 112. culación, aparentemente tan rígida, la vali-
dez de la rebelión de la conciencia moral
2. Estudiemos ahora si es cierto que,
frente al hambre y miseria. Comenta
en la obra de Hegel, no hay lugar para
Losurdo: «Queda uno desconcertado al
el ejercicio de la capacidad critica y pro-
encontrar esta declaración en un teórico
testataria.
de la objetividad de las instituciones» 114.
a) Debemos señalar que tampoco esta El mismo problema puede ser conside-
objeción vale en relación con los escritos rado desde la perspectiva social. Hegel ha
juveniles, en los que, como vimos, la acti- escrito, con este motivo, páginas memo-
vidad comunicativa implica el diálogo. rables. En ellas nos habla de «la caída de
b) Pero -incluso en la etapa de una gran masa [de hombres] por debajo
madurez- no es cierto que Hegel no acoja de un cierto nivel mínimo de subsistencia»,
la crítica y la protesta. El filósofo distingue, . lo que facilita el «que se encuentren en
en los Principios} dos conflictos entre la pocas manos riquezas desproporcionadas»
conciencia moral y el derecho 113. (PPD § 244, 251; W 7, 389). La lógica del

fSEGORíA/20 (1999) 177


NOTAS Y DISCUSIONES

«sistema de las necesidades» provoca una Losurdo, comentando ese pasaje, ha


acumulación de riquezas en pocos y una explicado el sentido profundo de la rebe-
masa de pobres (PPD § 243, 250-51; W 7, lión: «La contestación objetiva que ejerce
389). [provoca] la miseria extrema frente a 10
Los individuos son arrancados a la fami- que Hegel define como "derecho formal"
lia por la sociedad civil, pero al menos para cuestiona un contenido determinado, y lo
convertirlos en hijos suyos -"hijos de la cuestiona en nombre de la reivindicación
sociedad civil» (PPD § 238, 249; W 7, [exigencia] de una clase social de participar
386)-; pero los pobres son arrojados de en la comunidad ética de la que ha sido
la sociedad civil, no son reconocidos como excluida por un orden político-social deter-
hijos suyos: son condenados a la miseria minado; se trata, por tanto, de una con-
y a la angustia. Estamos ante una clase testación que expresa no el rechazo de la
social; no se trata de un estamento: éste ley y de la universalidad en cuanto tales,
salvaguarda el interés común -relacio- sino al contrario la exigencia de una uni-
nándose, por un lado, con la determinación versalidad más rica, de leyes e instituciones
sustancial de la familia y, por el otro, con más ricas» 111,
la determinación racional del Estado-«-, No se trata de defender la esfera privada
Cuando la clase social de los pobres frente a la objetividad pública, sino de par-
interioriza esa humillación y siente indig- ticipar en la universalidad ética. De ahí que
nación frente a tamaña injusticia, se rebela Hegel, que siempre ha criticado el «bie-
contra «la situación miserable a que es con- nestar» reclamado como exigencia privada,
no dude en defenderlo, cuando forma par-
denada y por la que es privada de aquel
te del contenido de la ley y de las ins-
bien-estar que sería la condición de su
tituciones, en la parte dedicada a la socie-
satisfacción y de su consentimiento al
dad civil: se trata de «que el bienestar par·
orden común» 115. Es entonces cuando
ticular sea tratado como derecho y [sea] rea-
adopta la revuelta, deviniendo populacho
Iizado» (PPD § 230, 246; W 7, 382). No
-plebe (P6bel)-, como explica el mismo
se trata de defender a la conciencia moral
Hegel: «La miseria en sí misma no con-
frente a la eticidad. Diríase que Hegel
viene a nadie en plebe; ésta aparece sólo
defiende siempre a la eticidad, pero de
con la disposición de espíritu que se asocia diferente manera -según el caso-: en el
a la miseria, a saber, la rebelión contra primer conflicto, descalificando a la con-
los ricos, la sociedad, el gobierno... Es así ciencia moral; en el segundo -que aca-
como se produce en la plebe ese mal que bamos de examínar-s-, la conciencia moral
consiste en no creer en el honor de ase- es aceptada como demanda de una eticidad
gurarse su subsistencia gracias a su trabajo más rica, capaz de evitar las desigualdades.
y, sin embargo, creer que debe tener ase- Losurdo insiste: «Según el punto de vista
gurada su subsistencia como un derecho, de Hegel, todavía válido, la seriedad y la
Contra la naturaleza ningún hombre puede sinceridad de esa angustia moral se jus-
afirmar un derecho, pero en el estado de tifican en la medida en que coinciden con
sociedad la indigencia adquiere la forma el esfuerzo por realizar una nueva situa-
de una injusticia de la que es víctima tal ción ética en el seno de la cual apelar a
o cual clase social (dieser oder jener Klasse). la buena voluntad y a la conciencia moral
La importante cuestión de saber cómo se del individuo resulte superfluo o represen-
puede remediar la pobreza es un problema te sólo un interés secundario» ll8.
que agita y atormenta a las sociedades
modernas» (PPD § 244, Agr., 251; W 7, IIJ. Pensemos que las observaciones
389-90) 116, anteriores no permiten afirmar, a pesar de

178 ISEGORíN20 (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

las oportunas dificultades planteadas por Estado-entendimiento no es una organi-


Gadamer, Ricoeur, Tugendhat, ctc., que zación, sino una máquina; el pueblo no
todavía necesitamos a Hegel ~como decía es el cuerpo orgánico de una vida común
Kolakowski de Kant-e- 119. y rica, sino una pluralidad atomizada y
Quizá la actitud correcta no consista ni enfermiza... Fiat justitia, pereat mundus es
en renunciar a Hcgel -perdiéndolc~, ni la ley, no ya en el sentido en que Kant
en asumirlo -repitiéndolo, con evidente lo ha enunciado: que llegue el derecho
anacronismo-, sino en suprimirlo y con- aunque perezcan todos los canallas del
servarlo a la vez, utilizando su método mis- mundo, sino en el sentido de que el dere-
mo. Eríc Weil es considerado como mode- cho tiene que llegar, aunque al punto sean
lo de la manera en que debemos enfren- extirpados de raíz la confianza, el gozo,
tarnos a Hegel para atribuirle vigencia: el amor y todas las potencias de una iden-
comprenderle de diferente modo a como tidad auténticamente ética» (DFSCH 102
él mismo se comprendió 120. Lo que afirma y 103; W2, 87).
Castoriadis de la democracia griega, al y en La constituclán de Alemania escri-
compararla con la moderna, podríamos be en el mismo sentido: «Existe un per-
afirmarlo nosotros de Hegel: es «un ger- juicio fundamental según el cual el Estado
men, no un modelo» 121. En tal sentido, es una máquina de un solo resorte que
en el campo de la política Hegel constituye, comunica su movimiento a infinidad de
en palabras de Chátelet, «una referencia otros mecanismos» (EP 50; W 1, 481); en
indispensable; no, como había soñado ese Estado la economía queda totalmente
Hegel, en cuanto su política sabe y con- controlada y planificada: los ciudadanos
cluye, sino porque en ella se imponen con deben producir y consumir de acuerdo con
fuerza cuestiones que nuestras sociedades las normas del Estado. La «máquina jerár-
no resuelven más que con sangre y ruinas, quica» hace que los ciudadano!': se sientan
y porque en ella se esbozan soluciones inútiles y sin dignidad (EP 52-3; W 1,482).
esenciales y discutibles» 122. Por el contrario, según Hegel, el Estado
Desde esa posición ya no tendría sen- debe confiar a la iniciativa de los ciuda-
tido argumentar que las observaciones y danos todo lo que no se relacione con su
sugestiones de Hegel quedan invalidadas, seguridad exterior e interior, dejando en
en su raíz, por su mistificación especula- sus manos «el poder de organización y ges-
tiva, por su idealismo. Tendría sentido si tión» de la economía. Más aún: «Esta liber-
adoptáramos a Hegel como un modelo, lo tad es en sí misma sagrada, aunque no
que no es el caso. obtuviera resultados útiles» (EP 51; W 1,
Podemos aludir a varios puntos que lo 482).
confirman: Por otro lado, debemos tener en cuenta
-Manfred Riedel lo señaló de forma defi-
1. Por un lado, Hegel, en su escrito nitiva~ que Hegel incorpora a la filosofía
sobre Fichte y Schelling, procede a una política la categoría, antes desconocida, de
refutación del Estado racional fichtcano sociedad civil como realidad distinta y
con observaciones que limitan con nuestra opuesta al Estado: «La sociedad civil es
problemática más reciente: tal Estado es la diferencia que se sitúa entre la familia
incompatible con el mantenimiento de la y el Estado» (PPD § 182 Agr., 214; W 7,
libertad individual. Todo el nervio de la 339). La actividad productiva y las rela-
argumentación alude al carácter mecánico ciones y funciones económicas se sitúan
-no vivo- del Estado racional fichteano, fuera de la familia y al margen del Estado.
que realmente no está inspirado por la Como advierte Riedel, se trata de «una
razón, sino por el entendimiento: «Este sociedad despolitizada y fundamentada

ISEGORíAl2D (1999) 179


NOTAS Y DISCUSIONES

sobre la libertad y la igualdad de los indi- teoría de la sociedad civil»; por ello, es
viduos, cuyo centro de gravitación se tras- correcto afirmar que «la teoría hegeliana
lada, con la revolución industrial de Ingla- de la sociedad civil permanece como una
terra, de la forma política de organización contribución incontestable en la interpre-
a la economía» 123. El mismo comentarista tación del mundo social» 127.
añade en otro lugar: «Lo que Hegel con Hasta podría decirse que Hegel con el
el término "sociedad civil" llevó a la con- concepto de «sociedad civil» introduce un
ciencia de su tiempo no fue otra cosa que neologismo en cuanto al contenido 128: per-
el resultado de la revolución moderna: la tenece a la Filosofia delDerecho, cuyo § 182
formación de una sociedad despolitizada consagra la «destradicionalización» 129 del
mediante la concentración de la política concepto de «sociedad civil». Conclusión:
en el Estado, fuera principesco o fuera «No es casualidad que la discusión sobre
revolucionario, y [mediante] el desplaza- la relación entre libertad, derecho y Estado
miento de su centro de gravedad a la eco- sobre la base de una sociedad "en sí"
nomía... Fue gracias a ese proceso que fue- emancipada de un dominio político haya
ron separadas por primera vez, en el inte- comenzado con Hegel; la dilucidación de
rior de la sociedad europea, las condicio- esa relación es hoy más urgente que
nes civiles y las políticas, condiciones que, nunca» 130,
en el pasado, significaron una y la misma
cosa -"communitas civilis sive politica", a) Pues bien, Hegel rechaza la plani-
según Tomás de Aquino; "sociedad civil ficación estatal de la actividad económica
o política", según Locke-» 124. Desde de la sociedad civil. Henri Denis, que ha
Aristóteles hasta Kant, incluyéndo a Hob- dedicado gran atención a esta cuestión, no
bes y Locke, «civil» fue sinónimo de «po- duda en afirmar: «La crítica hecha por
lítico». La «sociedad civil» hegeliana cons- Hegel a la economía Intrínsecamente pla-
tituye así «la más audaz innovación des- nificada conserva en nuestros días toda su
pués del concepto de "soberanía" de Bodin fuerza. La validez de esta crítica no depen-
y del de "voluntad general" de Rous- de de la cuestión de saber si el filósofo
seau» 125. A tal hallazgo contribuyó, sin ha imaginado o no la generalización de
duda alguna, su conocimiento de la eco- la producción capitalista. La refutación
nomía política de Ricardo, Say, Smith y hegeliana de las tesis de Fichte se funda
Stewart. en una exigencia que presenta a sus ojos
Hardimon, confirmando a Riedel, expli- un carácter absoluto: los individuos tienen
ca que la sociedad civil hegeliana significa que ser libres y no pueden serlo si el Estado
<da emergencia de una nueva configura- decide soberanamente sobre el género de
ción social: una esfera social separada, pri- trabajo que afecta a cada uno y sobre la
vada, en la cual los agentes viven para sí naturaleza de las tareas que han de cum-
mismos sin participar en los asuntos polí- plir» 131. La trágica experiencia del Este
ticos. El núcleo de esa nueva esfera es la prueba el acierto de Hegel. Existen lagunas
moderna economía de mercado. Su nueva que hacen que su concepción de la socie-
forma de vida -la del burgués como opues- dad civil quede sobrepasada en nuestros
ta a la del ciudadano- fue promovida por días, ya que su racionalidad se basa en los
la naturaleza de las relaciones económicas estamentos y las corporaciones; se trata
capitalistas», por «el desarrollo del capi- de una sociedad artesanal más que de una
talismo, el comienzo del industrialismo y sociedad industrial. Pero esas lagunas pue-
el ascenso de la burguesía» 126. La com- den ser subsanadas recurriendo al propio
prensión de tal fenómeno nuevo convierte Hegel, recurriendo no a los contenidos del
a Hegel en «el verdadero creador de la sistema, sino al método dialéctico.

180 ISEGORíN20 (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

b) Hegel nos aporta otra lección fren- ducírse: «Pertenece al modo de incidir
te a cierto marxismo que prevé y anuncia Dios en el mundo el que el Estado exista»
la desaparición del capitalismo: nada (PPD § 258 Agr., 260; W 7, 403). Según
menos hegeliano que pensar que las con- Colliot-Thélenc, no se trata de «la deifi-
tradicciones acabarán destruyendo al capi- cación de una realidad mundana, es decir,
talismo; la contradicción es la caracterís- su transposición a un elemento heterogé-
tica más importante de lo que es vivo: «Al- neo que le conferiría su sentido último»,
go es viviente sólo cuando contiene en sí sino de algo inverso: <da demanda dirigida
la contradicción y justamente [lo vivo] es a los creyentes de mirar dónde está la única
esta fuerza de contener y sostener en sí efectividad verdadera, a saber, en las ins-
la contradicción» (L 387; W 6, 76). tituciones que organizan la vida colectiva»,
La experiencia ha demostrado que no pues «nada hay más extraño a Hegel que
está en el poder del hombre sustituir lo reclamar a la creencia las claves del sentido
vivo por lo mecánico y por lo muerto. Los de la vida terrestre» 136. En un sentido muy
comunismos del Este lo intentaron y ya parecido explica Fleischmann el significa-
conocemos los resultados. El sistema de do de la expresión wirklicher Gott o «Dios
las necesidades posee rasgos de entidad real» (PPD § 258 Agr., 260; W7, 403): «La
viva: «El diagnóstico de Hegel es perfec- política ha realizado eficazmente lo que
tamente justo. Si el Estado es el respon- la religión no hacía más que imaginar y
sable único de la producción y de la dis- proyectar en el más allá» 137.
tribución de los bienes no tolerará quc los El Estado así entendido se convierte en
ciudadanos contesten sus decisiones y les el símbolo de una razón que puede resolver
prohibirá el libre uso de los diversos los conflictos con que tropezamos en la
medios de expresión» 1:12. En tales socie- conquista de la libertad. De acuerdo C.oD
dades no existen ni Iíbertad sindical (or- estas reflexiones, nos explicamos lo que
ganizaciones obreras), ni libertad fuera del escribió Gans, discípulo de Hegel, sobre
ámbito del trabajo. «Suprimiendo el capi- losPrincipios.- «[Esta obra] está toda hecha
tal privado se destruye toda posibilidad del metal de la libertad» 138. Hay que aña-
para la sociedad civil de constituirse y vivir dir que toda su obra está fabricada con
frente al Estado. El resultado que se ha ese metal de la libertad.
obtenido [países del socialismo real] con-
firma enteramente el juicio de Hegel según 2. No por eso se convierte Hegel en
el cual sin una oposición de la sociedad defensor del liberalismo de los economis-
civil y del Estado no es posible la liber- tas franceses o ingleses. Y así, en el Sistema
tad» 133, Por tanto, «la planificación inte- de la vida ética) nos advierte de los peligros
gral se revela incompatible con el man- de la libertad económica si se libra a sí
tenimiento de las libertades individuales; sola: estaríamos ante otro mecanismo cie-
cuestión que, sin embargo, está hoy en el go, ante otra máquina. El poder debe con-
centro de la ciencia de la sociedad» 134, trolar esa desigualdad y destrucción que
c) Entonces, ¿qué decir de la supuesta provoca el mercado dejado a sus fuerzas
divinización del Estado atribuida a Hegel? como laissez[aire total; dispone para ello
El éxito, entre los críticos de Hegel, de de elementos como los estamentos y las
la expresión «lo divino sobre la tierra» para corporaciones.
referirse al Estado está en proporción a Hegel reconoce la insuficiencia de los
su incomprensión -como apunta Cathe- modelos antiguos -poUs, cristianismo pri-
rine Colliot-Thélene-c- 135, El texto hege- mitivo- para operar en el mundo moder-
liano dice: Es ist der Gang Gottes in der no que descansa en el valor de la indi-
Welt, dass der Staat ist, que debería tra- vidualidad. Pero Hegel ha visto asimismo

ISEGORíN20 (1999) 181


NOTAS Y DISCUSIONES

las insuficiencias del Estado liberal que se o por parte de otros, a la idea de que los
limita a satisfacer los valores individuales. conflictos exigen una revolución. La dia-
En esto último ha insistido Ilting: «Se com- léctica podría introducir la vida ética en
prenderá mal la significación de la con- ambas sociedades-sociedad civil hege-
cepción hegeliana del Estado mientras no liana y sociedad capitalísta- 142.
esté claro que ella, en la teoría hegeliana 3. Ni puro horno socialisticus -sin
del Estado moderno, tiene la función de intereses personales-i-, ni puro homo oeco-
subsanar el defecto manifiesto de la con- nomicus ~ue sólo atiende intereses indi-
cepción liberal del Estado» 139. Ante el viduales- 143. Hegel cuestiona el derecho
énfasis de Hegel sobre la importancia deci- y la moral de la modernidad -que surge
siva de la totalidad deberíamos poder con Hobbes- por la insuficiencia de los
detectar lo que se esconde detrás: una crí- planteamientos individualistas liberales, y
tica profunda -que todavía sigue teniendo recurre a la antigüedad griega -Platón y
fuerza y eficacia- de las insuficiencias del Aristóteles- para corregir el individualis-
liberalismo. mo con la comunidad institucionalizada,
Era natural que, en un contexto histó- pero también cuestiona a los griegos con-
rico y social caracterizado por el surgi- frontados con el ideal moderno -que ha
miento de los totalitarismos fascista y descubierto la individualidad, sin cuyo
comunista, un liberal como Karl Popper valor no se puede construir ninguna teoría
buscara antecedentes culpables y arreme- política-o Realmente aspira a una síntesis
tiera contra Marx, Hegel y, más atrás, con- de ambas tendencias.
tra Platón 140. Pero «podemos suponer que Los derechos del individuo (derechos-li-
Hegel hubiera respondido en seguida que bertades) constituyen el legado de la tra-
precisamente éste era el problema: si pue- dición liberal desde Locke; los derechos
de el Estado moderno ser liberal y nada relacionados con la justicia, la perspectiva
más». Ahora -después del contexto his- de la totalidad y la intervención estatal (de-
tórico de Popper-, «resulta claro que los rechos-créditos) representan el legado de
problemas del Tercer Mundo no pueden la tradición socialista. Los liberales han
ser resueltos con los medios de la política ignorado o, al menos, infravalorado los
liberal. Esto confirma la visión de Hegel derechos-créditos, los derechos sociales;
acerca de los límites del principio libe- los socialistas, al revés, han ignorado o, al
ral» 141. menos, infravalorado los derechos-liberta-
En esa dirección, Henri Denis va muy des. Unir esas dos tradiciones, armonizar-
lejos: sugiere que Hegel podría ayudarnos las, es una necesidad sentida por Hegel
a salir del capitalismo con una salida dis- (y por nosotros todavía): «Esa síntesis está
tinta de la propuesta por Marx. La socie- en el centro de la reflexión de Hegeb
dad civilhegeliana no coincide con la socie- -afirma Pinson-i- 144.
dad capitalista -en la que no tienen sen- La tarea de toda filosofía política con-
tido los estamentos y corporaciones-i-, siste hoy en la articulación, conciliación y
pero la dialéctica que lleva en aquélla a síntesis de esas dos exigencias ineludibles.
que los intereses contrapuestos de los esta- A la historia de la filosofía política corres-
mentos y de las corporaciones puedan con- ponde estudiar cómo han resuelto esa sín-
verger mediante un arbitraje puede rea- tesis los filósofos: en nuestro caso, estudiar
lizar la misma función, en relación con las cómo la ha resuelto Hegel.
clases sociales, en la sociedad capitalista. Hegel nos ofrece una magnífica expo-
Podría parecer imposible esto último, pero sición de «el derecho de la particularidad
esa imposibilidad se debería a la defensa del sujeto a encontrar su satisfacción o,
a ultranza del1assez[aire por parte de unos lo que es lo mismo, el derecho de la libertad

182 ISEGORíN20 (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

subjetiva constituye el punto central y crí- se ha manifestado Claude Pinson: reco-


tico que marca la diferencia entre los tiem- noce una dimensión lockiana en Hegel,
pos modernos y la antigüedad» (PPD § 124 pero añade: «Un liberalismo temperado
Obs., 163; W 7, 233). Hegel restablece la por un holísmo predominante» 148.
Sittlichkeit griega corrigiéndola con lo que Debemos reconocer que Hegel ha
la destruyó: el espíritu del derecho, la per- expresado de forma definitiva la exigencia,
sona y la propiedad. «¡Qué apuesta -co- al menos, de una armonización entre libe-
menta D'Hont-: se trata para Hegel de ralismo y socialismo. Quien ha señalado
fabricar una nueva Siulichkeit utilizando esto con más claridad ha sido Solange Mer-
como ingredientes lo que había corrom- cier-Josa: «La lección hegeliana permane-
pido y destruido la antigua: la propiedad, ce viva para nosotros si la traducirnos corno
el atomismo (la atomización), la revuelta la idea de que Europa sigue siendo un
individual, la desviación criminal, el dere- motor de desarrollo histórico en la lucha
chol» Se trata ahora de «una Sittlichkeit por un nuevo orden económico y político
pasada por el Purgatorio del derecho y mundial que sea socialista y democrático.
de la moralidad, de los que conserva lo El socialismo democrático Zno implica la
esencial, tras suprimirlos y sobrepasar- conciliación de la libertad subjetiva y la
los» 145. Y la Siulichkeit culmina en el voluntad sustancial? El universal concreto
Estado. hegeliano, Zno prefigura lo que hoy se rei-
La desaparición del socialismo real y el vindica con la expresión socialismo demo-
deterioro de la socialdemocracia no impli- crático? Interpretada así, y retomando la
can la desaparición de la exigencia de los expresión de Ricoeur, la "metáfora" per-
derechos-créditos -resumidos en el valor manece "viva"» 149.
de la justicia-, lo que implican es la bús- Insistimos en que, a pesar de su impreg-
queda de otra fórmula para los derechos nación idealista, el proyecto afecta de
sociales, cuya exigencia mantiene Hegel. manera apasionante al hombre y a la socie-
Acudir a él para patrocinar el triunfo defi- dad de nuestros días. De ahí que nos parez-
nitivo de la democracia liberal -y un ca acertado este diagnóstico de Rosenfield:
supuesto final de la historia-s-, como hace «La violencia de los acontecimientos his-
Fukuyama, es arrebatar a la síntesis hege- tóricos que han marcado a los siglos XIX
liana uno de los elementos que la cons- y XX nos ha planteado de nuevo, con una
tituyen, destruyéndola. agudeza acrecentada, la problemática a la
De ahí el interés de esta observación que Hegel se esforzó en contestar: écomo
de Ilting: «Los problemas que debían organizar libremente las aportaciones del
seguirse del nacimiento del proletariado individuo y de la comunidad en el seno
industrial los anticipó con una expresión de un solo y único movimiento de media-
con visos de profética: "Por medio de esta ción? Pensar en el individuo como miem-
dialéctica suya la sociedad civil es llevada bro de una comunidad libre es uno de los
más allá de sí" (§ 246). Su filosofía política temas con que nos debatimos todavía» 150,
estaba justamente dispuesta para desarro-
llar un socialismo liberal... [Pero] Hegel
no sacó las consecuencias que se siguen Postscriptum
del planteamiento de su filosofía políti-
ca» 146. Hegel debería haber ido en el Hemos estudiado los temas fundamentales
sentido y dirección de la síntesis entre libe- de la filosofía política de Hegel en el con-
ralismo y socialismo. Ilting piensa que pre- texto problemático de nuestro tiempo,
domina, en la eticidad, la inspiración pla- reintroduciéndolos así en la historia, a la
tónico-aristotélica 147. En el mismo sentido que podrían aportar más de una ayuda.

ISEGORíN20 (1999) 183


NOTAS Y DISCUSIONES

Al finalizar este trabajo, su autor espera GW: Gesammelte Werke, Bd, 8, edición de
que, en el peor de los casos, se le acuse la Rheinisch-Westfalische Akademie
de «hegelilis», pero nunca de «hegelia- der Wissenschaften, Hamburg, Meiner,
nería» 151. 1976.
L: Ciencia de la Lógica, trad. de Augusta
SIGLAS UTILIZADAS y Rodolfo Mondolfo, Buenos Aires,
PARA LOS TÍTULOS DE OBRAS Solar-Hachette, 1968.
DE HEGEL LFH: Lecciones sobre la filosofta de la his-
toria universal, trad. de José Gaos, Méxi-
co, Fondo de Cultura Económica, 1953,
cs: Creer y saber,trad. de Jorge Aurelio LHF: Leccionessobrehistoriade lafilosofía,
Díaz, Bogotá, Grupo Editorial Norma, trad. de José Gaos, México, Fondo de
1992. Cultura Económica, 1977.
DN: Des manieres de traiter scientifiquement MB: Dass Magistrate von der Bürgem gewalt
du droit naturel, traduction et notes par verden müssen (1798), en Werke in zwan-
Bernard Bourgeois, París, Vrin, 1990. zig Bdnden, Bd. 1, Frankfurt am Main,
DFSCH: Diferencia entre los sistemas de Suhrkamp Vcrlag, 1970.
filosofía de Fichte y Schelling, trad. de PHE II: Jenaer Realphilosophie JI, trad. al
Carmen Paredes, Madrid, Tecnos, 1990. francés por Jacques Taminiaux: «Philo-
E: Encyclopédiedes sciencesphilosophiques sophíe de l'esprít (1805-06)>>, en Nais-
en abrégé (1830), traduit de l'allemand sanee de la philosophie hégéliennede I'É-
par Maurice de Gandillac sur le texte tat, París, Payot, 1984.
établi par Fríedhelm Nicolin et OUo PPD: Principes de la philosophie du droit
Poggeler, París, Gallimard, 1970. ou droit naturel et science de I'État en
EP: Ecritspolitiques, Michc1 Jacob y Pierre abrégé, textc presenté, traduit et annoté
Quillet (eds.), París, Champ Libre, 1977. par Robert Derathé, París, Vrin, 1989.
F: Fenomenología del espiritu, trad. de W: Werkein zwanzig Bánden, Frankfurt am
Wenceslao Roces, México, FCE, 1966. Main, Suhrkamp Verlag, 1970.

NOTAS

I Ernst Bloch, El pensamiento de Hegel, México, nisch- Westfálische Akadernie der Wissenschaften,
Fondo de Cultura Económica, 1949, p. 8- Hamburg, Meíner, 1976, se citará: CI;¡'~ Utilizamos la
1 La expresión pertenece a Paul Ricocur, Tcmps traducción de Jacques Tarniniaux, «Philosophie dc l'es-
et recit, HI, París, Seuil, 1983, p. 280. prit (1805-06»>, en Naissance de la philosophie higé-
., Ricoeur.oo, cit., p. 289. lienne de l'État, París, Payot, 1984: PHE JI.
• Hegel, Lecciones sobre la filosofía de la historia s R. G. Collingwood, Idea de /a historia, México.
universal I, «Introducción general», trad. de José Gaos, Fondo de Cultura Económica, 1965, p. 117. Cursivas
México, Fondo de Cultura Económica, 1953 (en ade- del autor.
lante y dentro deltexlu, LFlll). ó H. Arendt, La vida del espíritu, Madrid, Centro
Las referencias a los escritos de Hegel tendrán doble de Estudios Constitucionales, 1984,p. 300.
expresión: una primera para las traducciones -y edi- , Ricoeur, op. cit., p. 282.
ciones aisladas->, con la sigla atribuida y la página, a Gadamer, Verdad y método 1, trad. de Ana Agud
y otras para G. W_F. Hegel, Werke in zwanzig Biinden, y Rafael de Agapito, Salamanca, Sígueme, 1993, p. 416.
Frankfurt am Main, Suhrkarnp, 1970: W, con el volu- Como puede advertirse, hemos introducido algunos
men correspondiente y la página. Se exceptúa la Phi- matices en la traducción.
losophie des Geistes (1805-06), Ienaer Realphilosophle 9 Gadamer,op. cit., pp_416 Y225.
TI, en Gesammelte Werke, Bd. 8, edición de la Rhei- 10 Gadamer,op. clt., p. 420.

184 ISEGORíN2D (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

11 Gadamer,op. cit., p.415. ,5 En § 135 Obs. (173; W 7, 253), Hegel remite a


L2 Gadamer,op. cit., p.417. la crítica expuesta en la Fenomenologia y en la
•1 Gadamer, op. cit., p. 372. Cursiva del autor. Enciclopedia.
14 Gadamer, op. cit., p. 415. Cursiva del autor. >6 Rieocur, Sol méme, op. cit., p. 397.

15 Ricoeur, Temps et récit. op. cü., p. 299. n, 1. " Ricoeur, Soi méme, op. cit., pp. 296·98.
,. Ricoeur,op. dt.,p. 298. Cursivas nuestras. '" Rieoeur, So! méme, op. cit., p.397.
" Ricoeur,op. cit., p. 291. Cursiva del autor. YJ Ricoeur, Soí méme, op. clt., p. 298.
40 Ricceur, Soi meme, op. cit., ibid.
I~ Ricoeur.on. cit., p.289. Cursiva del autor.
41 Ernst Tugendhat, Autoconciencia y autodetermi-
19 X. Zubiri, Los problemas fundamentales de la
metafísica occidental. Madrid, Alianza, 1994, p. 312. nación. Una interpretación lingüístico.¡;¡nalitica. Madrid,
Fondo de Cultura Económica, 1993.
2~ Ricoeur.op, cit., pp. 298-99.
4' Hegel, Lecciones sobre la historia de la filosofía,
41 Zubiri traduce List como listeza, treta, añagaza.
1lI, México, FCE, 1977 (en adelante, LHF llf).
Cfr.op. cit.. p. 114.
" Tugendhat, Autoconciencia y autodeterminacián;
22 Ricoeur, op. cit., p. 281.
op. cit., pp. 34·35,
" Hegel, Des manieres de traiter scientifiquement du
" Hegel, Fenomenología del espíritu, trad. de Wen-
droit naturel, trad. el notes par Bernard Bourgeois,
ceslao Roces, México, FCE, 1966, referida en el texto
París, Vrin, 1990 (en adelante, DN). Los paréntesis
eomoF.
son del traductor,
H Tugendhat,op. cit., p. 10.
24 Mare Richir, Da sublime en politique; París, Payot,
46 Tugendhat,op. cit., p. 30.
1991, pp. 226-27.
41 Tugendhat,op. cit., p. 35.
2' Ricoeur, Du texte a l'action. Essais d'herméneu- 4S Citamos de acuerdo con la Encyclopédie des sclen-
tique JI, París, Seuil, 1986, p. 255. ces philosophiques en abrégé (1830), traduit de l'alle-
'" Ricoeur, op. cit., p. 282, Ricoeur, en otro lugar mand par Maurícc de Gandillac sur le texto établi par
de la misma obra, ha estudiado detenidamente esa Fríedhelm Nicolin et Otto Poggcler, París, Gallimard,
posibilidad de corregir a Hegel mediante Husserl. Par- 1970 (E).
te. como antes, de la quinta Meditación cartesiana de 49 Tugendhat.op. cit., p. 212.
Husserl, confrontada con el capítulo VI-«Espíritu»- 5lJ Tugendhat,op. cu., p. 273.
de la Fenomenología del espíritu. Pero considera nece- si Tugendhat,op. cit., p. 274.
sario complementar el trascendentalismo de Husserl 51 Tugendhat,op. cit., p. 121.
con los contenidos de la reflexión de Weber. Cfr.op. cit.,
~~ Ricocur, Temps et récit, op. cii.., pp. 280, 293 Y
pp. 299-3Ü1.
298·99.
21 Ricoeur, Du texte,op. cit., p. 257.
54 Nietzsche, El Gay Saber, § 357, trad. de Luis Jirné-
zs Ricoeur, Du texte, op. cit., p. 258. nez Moreno, Madrid, Narcea, 1973, p. 378. Cfr. Samt-
,. Ricoeur, Du texte, op. cit., p. 301. lichc We'*e, bd 3, Colli-Montinari, Berlín, De Gruyter,
3" Rícocur, Du {me, op. cit., pp. 301-02. 1980, p. 598.
]1 Rícoeur, Du texte, op. cit.; p. 302. 55 Giuliano Marini, «Estructura y significados de
]2 Paul Rlcoeur, Soi-méme comme un autre, París, la sociedad civil hegeliana», en Estudios sobre la sFt-
Seuil, 1990, p. 297. losofia del Derecho» de Hegel, Gabriel Amengual (cd.),
H Ricoeur, Soi-méme, op. cit., p. 397, n. 3. Madrid, CEC, 1989, p. 247.
].1Para las citas de los Principios de fa filosofía del -'ti Solange Mercíer-Josa, Pour lire Hegel el Marx,

derecho utilizamos la traducción francesa de Robert París, Éditions Sociales, 1980, p. 16.
Derathé, Principes de la philosophie du droit Ol< drou 51 Cfr. Heidegger, Ser y tiempo, &82, trad. de José

naturel et science de /'État en abrégé, París, Vrin, 1989 Gaos, México, Fondo de Cultura Económica, 1962,
(en adelante, PPD). Tras la sigla va la página de Dera- pp. 461·69.
thé; a continuación, corno de costumbre, el volumen ss Catherine Malabou, «L'avenír de Hegel ou de
y página de Werke. la plasticité tcmporclle en dialectique», en Hegel
Tuvimos que prescindir de la versión castellana de aujourd'hui, P. Vcrstraeten (coord.), París, Vrin, 1995,
J. L Vermal, Barcelona, Edhasa, 1988, que traduce p. 226. Se trata de.] resumen -aJmentado- de su
siempre el habitual «an und für sich» hegeliano por tesis, dirigida por Jacques Derrida y leída recientemen-
«en si y por si», mientras Dcrathé por «en soi et pour te en París X·Nanterre,
soi» y Carlos Díaz (Madrid, Libctarias/Prodhufi, 1993) 59 Además de las matizaciones introducidas, hemos
«en si y para sí», pero este último, curiosamente, al corregido «relieve» (trad. Roces) por «valor» (carác-
agradecer su deuda para con ella califica de «magistral» ter), de acuerdo con la traducción de J. Hyppolite,
(p. 40, n. 23) la traducción de Vermal, También tra- La phenomenologie de l'e~prit, 1, París, Aubier Mon-
ducen correctamente -«en si y para sí»- Alfredo taigne, sld, p. 55.
Llanos (Buenos Aires, Siglo XX, 1987) Y Mues-Ce- 00 Malabou,op. cit., p. 226.
ballos (México, Universidad Nacional Autónoma, 61 Ma1abau,op. cit., p. 232.
1985). 61 Ma1abou,op. cil., p. 227.

ISEGORiN20 (1999) 185


NOTAS Y DISCUSIONES

ó3 Koyré, Eludes d'histoire de la pensée philosophie, ciencia de sí a través de una reflexión que prohibía
París, Vrin, 1961, p. 177. Kojeve hará derivar la pri- todo recurso sistemático a las ejemplaridades del pasa-
macia del futuro en primada de la muerte. do» (p. 46).
'"' H. Arendt, op. cit., p. 300. 82 Habermas, Discurso, op. cit., p. 38.
ss H. Arendt, op. cit., p. 303; cIT. Koyré, op. cit., ~, Marcel Mery, «Introductíon», en Hegel, Premie-
p.189. respublications, París, Ophrys, 1975, p. 70.
6ó Ricoeur, Temps el récit, op. cit., p. 293, n. 1. ""' Habermas, Discurso, op. cit., p. 89.
b1 J acques D'l londt, llege: filósofo de la historia ss M. Mery, op. cit., p. 74.
viviente, Buenos Aires, Amorrortu, 1971, p. 69 (segunda " Habermas, Discurso, op. cit., p. 35.
cursiva nuestra). 87 Cfr. Mario Rossi, De Hegel a Marx, A. Hegel e
ss D'Hondt, «La pcrsonne et le droit obstruir selon lo Stato, J, La [ormazione del pensiero de Hegel, Milán,
Hegel», en Droitet liberté selon Hegel, Guy Planty-Bon- FeltrinclJí, 1976, p. 172-
jour (ed.), París, PUF, 1986, pp, 113-115 Y119. 8~ Esa tragedia está escrita en la Gran Lógica, que
ea Solange Mercier-Josa, Retour sur le jeune Marx. es una gramática lingüística (Habermas, Discurso,
Deux études sur le rapportde Marx a Hegel, París, Méri- Dp. cit., p.45).
diens Klincksieck, 1986, pp. 179-180. •• Hegel, Creer y saber, trad. de Jorge Aurelio Díaz,
ID Collingwood,op. cit., p. 120.
Bogotá, Grupo Editorial Norma, 1992, p. 194 (citado
71 Mercier-Josa, Pour lire Hegel et lIJan, 01', cit.,
eS).
pp. 27-28. «Marx "desmetaforiza" a Hegel»: la con- 90 Habermas, Discurso, op. cit., pp. 57 Y58.
tradicción del espíritu consigo mismo es metáfora de ., Habermas, Teoría y praxis. Estudios de filosofia
la lucha de clases. Lo universal en sí y para sí es la social, Madrid, Tecnos, 1987, p. 154.
sociedad sin clases, es la clase universal -expresión ., Habermas, Discurso, op. cit., p.57.
de la supresión de todas las c1ases- (Pour lire Hegel 9J Hegel, Ciencia de la Lógica, trad. de Augusta y
el Marx, op. cit., pp. 9 Y 31). En otro lugar escribe Rodolfo Mondolfo, Buenos Aires, Solar-Hachette,
la autora: «[La astucia de la razón] es una manera
1968 (en adelante L),
metafórica de pensar el proceso por el cual la historia
". Denis Rosenfield, Polltica y libertad. La estructura
se universaliza" tRetour sur le jeune Marx, op. cit.,
logica de la «Filosofia del Derecho» de Hegel, México,
p.l3l).
Fondo de Cultura, 1989, pp. 21-22.
72 Habermas se ha ocupado de ello en algunas de
., Taminiaux, Naissance de la philosophie hégélienne
sus obras. Así, en el Discurso de la modernidad (Madrid,
de l'État, op. cit., p. 178.
Taurus, 19l::9) se ha fijado en los escritos de juventud
.. Dcnis Roscnficld, Del mal. Ensayo para introducir
-especialmente en los teológicos- de Hegel.mientras
en filosofia el concepto del mal, México, FCE, 1993,
que en Ciencia y técnica como ideología (Madrid, Tec-
nos, 1984) ha estudiado las huellas de ese plantea- pp. 171 Y172.
'Jl Eugéne Fleischmann, La philosophie politiquc de
miento en los escritos de lena -las dos Filosofías del
Hegel sous forme d'un commentaire des Fondements de
espíritu y el Sistema de la vida ética-~
la philosophie du droit, París, Gallimard, 1992, p. 264.
7> "La constitución de l'Allemagne», en Hegel,
Ecrits politiques, Miehel Jacob y Pierre Ouillet (eds.), .. Fleischmann, La philosophie politique de Hegel,
París, Champ Libre, 1977 (citado EP). op. cit., pp. 268 Y 282.
" «Das Magistrate van del' Bürgcrn gcwalt vcrdcn "" Fleischmann, La philosophie politique de Hegel,
rnüssen (1798)>>, en Werke in zwanzig Blinden, op. cit., op. cit., p. 266.
ioo Ricoeur, Du texte ti l'action, op. cit., p. 253.
bd 1, trad. nuestra (citado Mil).
15 Habermas, Discurso,op. cit.• p. 48.
nu Ricoeur, Du teste l'action, op. cit., pp, 253-54.
á

102 Ricocur, Du texte iI l'action, op. cit., p. 254.


J, Habermas, Discurso, op. cit., pp. 43 '1 44.
IQ' Ricocur, Du texte ii l'action, op. cit.; pp. 254-55.
" Jean Wahl, Études kierkegaardiennes, París, Vrin,
1974, pp. 151 Y154. 1Il4 Jahn Niemeyer Findlay, Reexamen de Hegel, Bar-

,. Habermas, Ciencias y técnicas, op. cit., p. 16. celona, Grijalho, 1%9, p. 125.
7' Habermas, Ciencias y técnicas, op. cit., p. 18. ti" Stcvcn Smith, «Hegel's critique of Liberalismo»,
&0 Hegel, Diferencia entre los sistemas de filosofía de en American Political Science Review, 80 (121-139),
Fichte y Schelling, trad. de Carmen Paredes, Madrid, p. 137. Cfr. Renato Christi, Le Iiberalisme consC1Vateur,
Tecnos, 1990 (citadoDFSCH). París, E. Kimé, 1993, p. 197, n. 12.
81 Habermas, Discurso, op. cit., p. 46. Tal «auto- 106 P. Quilet, «Notice» sobre «Acles de l'Assamblée

fundamentación» es explicada pur Habermas en mús des Étals du Royaume de Wurtemherg en 1815 et 1816.
de un pasaje.: "La modernidad no puede ni quiere Analyse critique», en Hegel, Ecrits politiq[lcs, op. cit.•
tomar sus criterios de orientación de modelos de otras p.197.
épocas. tiene que exlraer SU normatividad de sí misma... 107 Flcisebmann, «Dialectique et contlit», en He¡:el

No tiene más remedio que echar mano de sí misma. ella philosophie du droil, op. cit., p. 74.
Esto explica la irritahílidad de su autocumprensión» 10' Jaeob, «Noüee» sobre «A propos du "Reform-
(íd., p. 18). <<Justificación de la modernidad desde sí biU" anglais», en Hegel, Ecrits politiques, op. cit., p. 354.
misma» (ibid.). «La época moderna había cobrado con- m. Rícoeur, Du texte a laetioll, op. cit., p. 293, n. l.

186 ISEGORíA/20 (1999)


NOTAS Y DISCUSIONES

'''' Habermas, Teoríay praxis, op. cit.• p. 161. 12" Manfred Riedel, «Dialettica nelle istituzion],

.11 Losurdo, La catástrofedelta Germanía e la imma- Sulla struttura storica e sisternatica della filosofla del
gil/e di Ilegci, Instituto Italiano per gli Studi Filcsofici, diritto di Hegel», en VV, Fllosofia e societa in Hegel,
1987, que hemos leído en su traducción francesa Hegel Trcnto, Verifiche, 1977, p. 50.
et la catástrofe allemande, París, Albín Michel, 1994, "4 M. Ricdcl, di concetto di "socíeta civile" e iI
p.129. problema dclla sua origine storíca», en Hegel fra tra-
Losurdo es un estudioso de Hegel al que ha defen- dizione e rivoluzÍOne, Roma-Batí, Laterza, 1975,
dido dc las tradicionales -y ya tópicas- acusaciones pp, ]42-43.
de fascismo l/vant la leure. Cfr. Hegel, Marx e la tra- m Z. A Pelczynski, «The signiñcance of Hegel's
dizione liberale, Roma, Editori Riuniti, 1988, y espe- separation of the state and civil society», en The Stute
cialmente Hegel el [a catastropheallemande, citada más and Civil Society, Z. A. Pelczynski (ed.), Cambridge
arriba. U níversity Press, 1984, p. 4.
126 Michael Hardirnon, Hegel'sSocial Philosphy. The
En otro lugar explica Losurdo cómo, a partir de
1848. el pensamiento de Hegel -de manera especial Project al Reconciuauon.. Cambridge Universlty Press,
el ideal de la eticidad->- es barrido del ámbito alemán 1994, pp. 189·190.
y "encuentra asilo en un país donde el proceso revo- m Maspetlol, Esprit objecti]e! sociologiehégélienne,
lucionario simbolizado por el "Risorgimcnto" se París, Vrin, 1983. p. 104.
encuentra en plena expansión". Son los hermanos Spa- ". Ricdel, «TI concctto di "societa cívile" e il pro-
venta, especialmente Bertrando, los que lo acogen blema dclla sua origine storíca», op. cit., p. 126.
como instrumento revolucionario, Su herencia será m Riedel, «I1 concctto di "societá civile" e il pro-
recogida por Antonio Labríola, que confesará, en carta blema della sua origine storíca», op. cit., p. 143.
1)0) Riedcl, «Dialettica nelle istituzioni», op. cit.,
(14-UI-1894) a Engels: "Quizá -y sin quizá- yo he
devenido comunista debido a mi educación (riguro- p.60.
samente) hegeliana» (<<1..3 révolution de lfl48: I'image ". Henri Denís, Logique lzégéJiellne el systémes éco-
de Hegel en Halle et en Allcmagnc», en Reme de nomiques, París, PUF, 1984, p. 34.
Méraphysique, núm. 1, 1:994, pp. 32-33). 112 Denis, Logique hégéliellne, op. cit., p. 159.

LB Denis, Logique hégé/ienne. op. cit., pp. 160-61.


'" Carl Schmitt, Staat, Bewegung, Volk, Hamburg,
1933, p. 32; Losurdo, op. cit., p. 129. JJ< Dcnis, Logique hégéliellne, op. cit., p. 152.

m D. Losurdo, «Tensión morale et primat de la m Catherine Colliot-Théléne, Le désenchantement


politique chez Hegel», en Actuel Marx, núm. 10 de l'État. De Hegel a Max Weber, París, Éd. de Minuit,
(Ethique et poluique], 1991, p. 76. 1992, p. 62.
'" Losurdo, «Tension morale», op. cit., ibid. "" Colliot-Théléne.co, cit., p.63.
IJ] Fleischmann,op. cit., p. 258.
'" J.-P. Lefehvre et P. Macherey, Hegel el la sociéte,
París, PUF, 1984, p. 45.
IJ" Eduard Gans, en VOJ1..1!ort zur Rechtsphilosophie,
SW (Samtlichc Wcrkc), 7, Frommann, Stuttgart, Jubi-
>l. Se anticipan aquí cuestiones analizadas por Marx
y otros sociólogos: la clase y la relación entre ser y
laumausgabe, pp. 6-7, aro Planty-Bonjour, Le projet
hégélíen; op. cit., p. 123, YE. Weil, Hegel y el Estado,
conciencia de clase (Lefebvre-Macherey, Hegel et la
up. cit., p. 7I.
société, op. cit., !bid.).
1:\9 Karl-Heinz Ilting, "La estructura de la Filosofia
111 Losurdo, «Tensión rnorale», op. cit., pp. 77-78.
del Derecho de Hegel», en Estudios sobre la «Filosofía
11; Losurdo, «Tensión moralev.op, cit., p. 80.
del Derecho» de Hegel, op. cit., p. 83.
'" Leszek Kolakowski, «Warum brauchen wir ."" Bcnsaíd ha parodiado el titulo de una famosa
Kaut?», Merkur; núm. 9-10,1981. obra de Popper -,\liseria del historicismo-« con estos
no Gilhert Kirscher, «Hegel anjourd'hui?»,Archives términos: «miserias del popperismo» (Marx l'intempes-
de Philo~'opf¡ie, núm. 47, 1984, p. 320. líf, París, Fayard, 1996, p. 21).
121 Cornclius Castoriadis, Los dominios del hombre: 141 llting, «La estructura». op. cit., pp. 91-92.
las encrncijadasdel label"itlto, Barcelona, Gcdisa, 1988, 142 n. Denis, "Société civite hégélienne et eaptta-
p. 99. Cursiva del autor. Iisme», en Droit el liberté se/on Hegel, Ptanty-Bonjour
In Chatelet, «Hegel, Príncipes de la philo~ophic du (eJ.), up. cit., pp. 85·86.
droit», en Dictionnaire des oeuvres politiques (sous la W Denis, Logique hégélienne, up. cit., p. 152.
dtrcetion de F_Chiitelet, O. Duhamel, Evelyne Pisier), 144 Jean.Claude Ptnson, Hegel, le dmi! el le libéra-

PUF, 19&6, p. 318. lurne, París, PUF, 1989, p. 6.


Z. A. Pclczynski afirma dc manera scmejante que 14' D,Hondt, «La personne et le droit abstrait selon
Hegel nos ayuda a tener consciencia del problema polí· llege[,', en Draft et liberté selon Hegel, Planty-Bonjour
tico y «nos proporciona el utillaje para afrontarlo..>, (eJ.),op. cit., pp. 108-09.
lo cual «no es una conquista sin valor» [«Thc signi- op.
,.. llting, «La estructura», cit., p. 91.
ficanee of Hegel's separation of state and civil society», '" llting, «La estructura". op. cit., p.79.
en The stale ¡¡nd cil'il society, Z. A. Pelczynski (ed.). '4' rinson, Hegel, le droit et le libéralisme, op. cit.,
Cambridge Univcrsity Press, 1984, p. 13]. p.212.

ISEGORIN20 (1999) 187


NOTAS Y DISCUSIONES

14. Mcrcier-Josa, Retour sur le jeune Marx, op: cit., Küng, La encamación de Dios. Introducción al pen-
p.lS0. samiento de Hegel como prolegómenos para una cris-
'so Denis Rosenfield, Política y libertad; op. cit; tologlafutura (Barcelona, Herder, 1974), en cuya pági-
p.293. na 13 se traduce así el mismo pasaje: «El que una
1.\1 El término forma parle del vocabulario de vez estuvo enfermo de "hegelitis" jamás se cura del
Nietzsche: Consideraciones iruempesnvas, 1, 6 (Sdmt- todo.»
liche Werke, op. cit., bd 1, p. 191: "Wer einmal au der «Hegelianería» refleja muy bien en castellano el jui-
Hegeiei.: erkrankte, wird nie wieder ganr curiert»). La cio de valor negativo de Nietzsche sobre Hegel -de
traducción por Sánchez Pascual del pasaje dice: «Jamás ahí el acierto de Sánchez Pascual->; «hegelitís» aludiría
vuelve a curarse del todo nadie que haya estado enfer- simplemente a una profunda pasión por Hegel, capaz
mo de hegelianerfa» (Madrid, Alianza, 1988, p. 81). de producir trastornos pero sin implicar un juicio nega-
Para el contexto presente sirve mejor el término «he- tivo respecto al agente que los produce. Sería nuestro
gelitis», que utiliza Rufino Jimeno, traductor de Hans caso.

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