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Linda Espinosa - 201620817

María Fernanda Sanabria - 201611469


Santiago García - 201821134
Alicia García - 201713093

La relación con nuestro país a través de la música

El texto se elabora a partir de una música propuesta por la clase, cada uno de nosotros hizo
una selección de canciones con las que tuvimos diferentes construcciones de nación y de
región, que los podrán percibir en los trabajos individuales propuestos. Es importante
mencionar que cada uno de los integrantes del grupo no somos nacidos en la ciudad de
Bogotá, considerándolo una ventaja para poder interrelacionar el multiculturalismo no
centralizado que caracteriza a Colombia, es decir, como grupo le aludimos a la capital del
país un distanciamiento nacional mayor que el de cualquier otro territorio. la idea central del
ensayo es interrelacionar nuestras vivencias, sentimientos, conflictos, y reflexiones de
nuestros territorios como una comunidad política, en el texto de Ingrid La construcción de la
nación: debates disciplinares y dominación simbólica son varios los elementos que nos
ayudan a elaborar el concepto de nación, la estratificación, la ubicación, la historia. fueron
pilares para desarrollar tres discusiones: la dimensión familiar, la dimensión geográfica y la
dimensión colonial. las discusiones las convergimos lo mejor posible para no caer en un
trabajo disperso.

Canciones seleccionadas:

- Ay mi llanura - Arnulfo Briceño


- Muy antioqueño - Grupo Nueva Gente
- El bunde tolimense - Garzón y Collazos
- El sanjuanero - Maria Varilla y fandango viejo

1. Dimensión familiar

Inicialmente, la música sirve de base para cimentar nuestros ideales. A medida que crecemos
escuchamos diferentes tipos de música y con el paso de los días seleccionamos la que más
nos gusta. ¿Pero por qué nos gusta? ¿Por qué nos inclinamos por cierto tipo de música y otra
la preferimos omitir? Aunque muy pocos tienen el gusto de tener acceso a grandes variedades
de música, la mayoría de individuos logran desarrollar un gusto personalizado, estilizado y
único por la música. Esto se debe a que cada tipo de música se adapta a nuestra personalidad,
a lo que sentimos por el mundo o lo que deseamos para la vida y sobretodo a lo que nos
muestran nuestras familias desde pequeños. Así, un niño en crecimiento se ve influenciado
por todo tipo de música. Y actualmente, al haber tecnología tienen aún más acceso a una gran
variedad de géneros musicales. Sin embargo, a partir de los años 50 y 60 la música llegó a
muchos más hogares (gracias a la radio o la televisión) y ya luego se podía acceder a discos
de vinilo y equipos de casetera. Esto último provocó (y sigue provocando), que la música se
convirtiera en un referente social, y sobretodo familiar en donde muchas generaciones pueden
encontrar diversas identidades, un ideal, un objetivo o un motivo para explorar otras formas
del conocimiento artístico, como el baile o el teatro.

Antes de llegar a la conclusión anterior y al momento de escuchar la playlist que tenemos,


pudimos notar que algunos de nosotros no nos sentíamos personalmente representados con
ninguna de las canciones; de hecho, al escucharla, intentábamos encontrar música que
escucharamos con regularidad o nos gustara, pero no fue fácil y de hecho, no la encontramos.
Luego, al expandir un poco el campo de lo que nos hace sentir representados, intentamos no
sólo verlo desde el punto de vista específico de lo que nos gusta sino de lo que nos es familiar
y con lo que hemos crecido. Así, pudimos utilizar, a nuestro favor, la tesis anterior acerca de
las influencias que recibimos en la infancia y hacer que la música de la playlist tomara otro
camino y nos hiciera sentir algún tipo de representación. Entonces, nos permitimos afirmar
que lo que nos identifica no es sólo lo que creemos como un constructo personal, sino que es
también el cúmulo de tradiciones, actividades y características que me rodean, al igual que a
mi familia y, de forma más general, a mi región.

Así mismo, nos encontramos con grandes músicos como Rodolfo Aicardi, Héctor Lavoe,
Rafael Orozco Maestre o Pastor López quienes aunque no están en la playlist, también
trascienden con su mensaje musical a través del tiempo, y aún, en las generaciones más
jóvenes, logran impactar con sus sonidos fiesteros y siguen siendo la preferencia de todas las
familias colombianas al momento de celebrar en épocas decembrinas o en cualquier fecha del
año. Y su valor recae en el sentimiento que pueden revivir a través de los sonidos que emanan
los recuerdos más recónditos y sinceros del corazón.

2. Dimensión geográfica

No solemos pensar que la música tenga una relación espacial con diferentes factores o incluso
con otra música. Sin embargo, la geografía y el análisis espacial pueden demostrar que la
música no solo tiene propiedades espaciales importantes en cuanto a cómo influye, sino
también dónde se toca y dónde se pueden desarrollar los lugares. El vínculo entre geografía y
música es evidente debido al hecho de que muchos tipos diferentes de música a menudo usan
la ubicación o la geografía como parte de sus letras. Esta geografía dentro de la música tiene
importantes implicaciones económicas y sociales, mientras que el mapeo y la comprensión de
dónde se reproduce la música puede proporcionar una visión más profunda de las
circunstancias económicas y el panorama político del lugar.

Los sonidos mágicos colombianos van desde el bambuco y la salsa hasta el rock y el pop,
dependiendo de la región del país de la que estemos hablando. Los mismos sonidos musicales
se pueden aprender o experimentar de manera muy diferente. Así mismo, la dimensión
geográfica logra de cierta forma crear, modificar, ensamblar nuestras identidades . Pero es
necesario explicar más a fondo este cuestionamiento, ya que sería descortés de nuestra parte
con el lector que ha seguido estas letras dejar en el papel una contestación tan escueta y un
tanto confusa. Consideramos que la relación que existe entre música e individuo se marca
directamente por la necesidad de reconocerse dentro de la sociedad a la que pertenece y de
disfrutar de los espacios que esta ofrece. Si un colombiano viaja al extranjero y decide salir a
una fiesta para conocer gente de ese país, sin duda, en medio del baile buscará demostrar sus
dotes en salsa, cumbia, reggaetón, champeta, vallenato, (o cualquiera que sea el género que le
pongan) y en ese proceso, en el que se vea obligado a disfrutar también de géneros
alternativos como rock, son cubano, rap o dancehall, se sentirá identificado con la música con
la cual nació y agradecerá haber disfrutado de esa música durante su infancia porque le
permite en su adultez reconocerse a sí mismo como colombiano, como un ciudadano con
costumbres definidas y con una idiosincrasia perteneciente al trópico del continente
americano. La música ayuda a los individuos a definir, no solo su personalidad, sino también
su capacidad de entendimiento con el mundo. Le permite desarrollar un pensamiento creativo
y ensoñador, en el que también puedan observar problemáticas sociales o situaciones en las
que se ve afectada la humanidad. Es decir, que la música también puede ser usada como una
herramienta educativa de transformación cultural y social, con que los individuos, pueden
desarrollar su identidad, sus preferencias artísticas, su sentido de pertenencia, sus ideologías
políticas o creencias religiosas y su perspectiva crítica del mundo que lo rodea. Conociendo
la música de mi país, logramos asimilar las situaciones que vivieron nuestros antepasados,
situaciones de guerra, narcotráfico y despojo en donde muchas veces fueron flageladas las
familias colombianas. Así mismo, entendemos sus sueños y las esperanzas que depositaron
en el arte, en la música para que fuera esta la que transformara a las futuras generaciones y
lograran cambiar el rumbo de un país millonario en naturaleza y artistas, pero asediado por la
destrucción que deja a su paso la maquinaria política. La música de nuestro país es como una
lupa por la cual podemos observar de cerca a nuestros semejantes.

El problema radica, sin embargo, en que frecuentemente no nos sentimos necesariamente


identificados directamente con la música tradicional de nuestros respectivos antepasados y
regiones, sino con la imagen romántica y vendedora (proveniente de estrategias de marketing
infinitamente replicadas) de Colombia como un país donde los géneros musicales
tradicionales son los mismos en toda su geografía, en todas sus regiones. En esa situación,
sería posible caer en el equívoco de pensar en Colombia como una nación unívoca, única y
homogénea. Se estaría pasando por encima de tantas diferentes tradiciones, cosmovisiones y
problemáticas que, a través de la música, las distintas naciones (en las diferentes locaciones
geográficas del país) quieren plasmar en sus expresiones artísticas. En este sentido, se estaría
dejando a un lado la empatía y el reconocimiento del proceso de construcción de nación
experimentado por una porción significativa de personas, en favor de una forma elitista y
antipluralista de reconocer a Colombia, a sus respectivas naciones, y a nuestro lugar al
interior de las mismas. En palabras de Bolívar (2005) estaríamos cayendo en el vicio de
construir la nación a partir de violencias simbólicas o “procedimientos y tipos de relación que
parecen inofensivos (...) pero que a la larga imponen un sello particular al poder político y se
traducen en dominación” (p. 95).

3. Colonialismo

También hay que tener en cuenta que la música sirve como un espejo o canal, por el cual se
pueden observar los contextos socio-culturales, religiosos, económicos y políticos de la época
en la que fue creada. Es decir, que nos sirve como un reflejo de lo que fueron los artistas en
los años anteriores y cómo era la sociedad en la que vivían, cómo se comportaban los
policías, las mujeres, los niños, los curas, los ladrones, los obreros, etc. Asimismo, transmiten
los pensamientos o ideologías de los tiempos en los que habitaron en la tierra.

Ahora bien, aunque la mayoría de las veces no pensamos intuitivamente, ni reconocemos, las
connotaciones raciales de algunas expresiones artísticas, haciendo un análisis más profundo
de algunas de las canciones elegidas fue posible dar cuenta de estas. Sin embargo, como antes
quedó evidenciado, lo hicimos más desde la perspectiva regional que cada uno de los
integrantes del grupo pudo darle a este escrito. Lo relacionamos, claro está, con nuestras
vivencias personales en torno a la región en la que nacimos y crecimos, pero también con el
entorno familiar en que vivimos y que vino a construir algunas de las identidades que
creemos compartir con un grupo de gente determinado. Sin embargo, es inevitable que estas
formas en las que nos miramos y consideramos entre las distintas gentes y las distintas
naciones terminen, como indica Quijano (2015) produciendo, reproduciendo y complejizando
las relaciones sociales y de poder alrededor de “la vieja idea de raza”.

Así las cosas, para algunos integrantes de este grupo fue mucho más clara su conexión con la
música de su respectiva región, mientras que, para otros, fue bastante difícil relacionarse a
profundidad con la música tradicional de su región. Para algunos fue, incluso, más fácil
relacionarse con la música de otras regiones del país que con la de la propia región. A nuestro
juicio, es posible que esto también se remita a la idea de Quijano de la existencia de
diferentes epistemes (la hegemónica y las alternativas) que están en una pugna constante por
la producción de la memoria y del conocimiento. Esto se ve reflejado en que sí, por supuesto
que estamos expuestos a las tradiciones musicales y culturales características de nuestras
regiones, pero también lo estamos a otras expresiones culturales y artísticas provenientes de
otras regiones del país e incluso de fuera del mismo. Es en esa pugna entre los distintos
epistemes en la que, muy probablemente, se construyen las diferentes identidades.

En la región norte de Colombia, más específicamente en Córdoba y Sucre, algunos de los


géneros exponentes son: El porro, la cumbia, el fandango, etc.. Estos son un claro ejemplo de
lo mencionado en párrafos anteriores: es decir, de cómo la música puede ser un reflejo de las
relaciones y los comportamientos sociales. Aunque muchas veces esto no se escuche
directamente en las letras, sí se puede ver de manera implícita en los lugares donde se tocan
estos géneros, las épocas en que se escribió e incluso las personas que son los exponentes. Un
ejemplo de esto sería el siguiente: la música tradicional cordobesa se toca en su gran mayoría
por hombres y en eventos como las corralejas, que son también un reflejo directo de las
relaciones socio-culturales. Por un lado, el hecho de que sean los hombres quienes son los
mayores exponentes de la música, nos muestra una realidad posiblemente misógina; y, por
otro lado, las corralejas son una representación del pasado colonial, ya que nos muestran una
forma de aculturación (pues son un evento extraído de las tradiciones europeas); además,
refuerzan poderes hegemónicos y un paternalismo ejercido por parte de los dueños de las
haciendas, quienes suelen proporcionar su ganado, alcohol y en el algunos casos incluso el
terreno; logrando así un protagonismo y alcanzar un mayor nivel social dentro y fuera de los
eventos.

Conclusión

En conclusión, nuestras vivencias, sentimientos, conflictos, y reflexiones de los territorios


contribuyen a una construcción de comunidad política, de la nación Colombiana, y nos
ayudan a evidenciarla como una manifestación de diversidad y pluralidad. Las diferentes
experiencias (todas ellas significativas) de construcción de las naciones colombianas aportan
a pensar el país desde múltiples perspectivas y, como diría Quijano, epistemes que chocan
unas con otras para ayudar a construir la imagen o imágenes que tenemos de una u otra
comunidad y nación. A través de las diferentes discusiones abordadas en los apartados
anteriores del texto pudimos, desde cuatro perspectivas diferentes, discutir —entre
similitudes y diferencias— la relación de cada uno de nosotros con nuestro país, pero
sobretodo con nuestra región y nuestra nación, a través de la música que nos caracteriza o
que, al menos, debería hacerlo.
Bibliografía

Bolívar, I. J. (2005). La construcción de la nación: debates disciplinares y dominación


simbólica. Colombia Internacional, 62, 86-99.

FLACSO Ecuador. (Productor). (2015). Aníbal Quijano en el III Congreso Latinoamericano


y Caribeño de Ciencias Sociales [Video en Youtube]. Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=OxL5KwZGvdY&t=991s

Hernández, Aura Angélica (2014). “La Fiesta en Corralejas: las contradicciones de un


patrimonio no patrimonializable”. En: Boletín de Antropología. Universidad de
Antioquia, Medellín, Vol. 28, N.o 46, pp. 143-160

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