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Luis F. Aguilar
1. El nacimiento de la disciplina
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El texto es una reelaboración del texto de la conferencia impartida en la Reunión Anual del INPAE,
Guadalajara, 17 de mayo 2018, en ocasión del reconocimiento que se me hizo por “Excelencia en la
trayectoria académica”. El contenido responde al tema que los directivos del INPAE me pidieron abordar
y que considero son importantes en el contexto actual, en el que se han agudizado los problemas
directivos de los gobiernos democráticos y en el que nuestra disciplina de Política Pública ha reconocido
sus defectos y ha explorado nuevos caminos.
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que la disciplina de PP ya se había institucionalizado en el medio académico
norteamericano y que “la orientación” de las ciencias sociales hacia el estudio
de las políticas, observable en los años cincuenta, se había vuelto ya un
“campo” de estudio, académicamente reconocido y practicado por numerosos
investigadores, a pesar de las primeras oposiciones. (Evidentemente hay
otros autores pioneros en la disciplina de PP, como Edward S. Quade, autor
que aprecio, y también Yehezkel Dror, aunque su entusiasta propuesta
disciplinaria manifiesta una agenda no solo cognoscitiva).
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alcanzar. Esta tarea es ‘normativa’, de normatividad técnica, puesto que los
enunciados causales probados de las ciencias naturales y sociales y de sus
aplicaciones prácticas exitosas señalan las acciones idóneas y efectivas a
decidir a fin de realizar efectivamente los fines públicos preferidos y resolver
los problemas públicos.
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de hecho se deciden las políticas y sus características, sino en considerar que
los resultados cognoscitivos de sus investigaciones, particularmente cuando
señalan las causas de los defectos y fallas de análisis, diseño e implementación
de políticas, son una actividad preliminar para avanzar a través del análisis y
del cálculo, científicamente sustentado y económicamente racional, hacia el
diseño de la política apropiada y efectiva, que es la tarea del Knowledge In,
que representa la razón de ser y la culminación de la disciplina. 2
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Sin entrar en detalle y discusión, es notorio que el auge disciplinario de la PP en nuestro medio y
mundialmente se debe en gran medida a investigaciones que son de carácter politológico y sociológico,
las cuales destacan, describen y a veces explican el proceso como se toman realmente las decisiones de
política, por lo que se enfocan en señalar las circunstancias sociales, económicas, políticas o
institucionales que favorecen u obstaculizan la decisión de una determinada política y/o en señalar el
número y perfil de los participantes en la decisión, sus límites cognoscitivos, sus ideas sobre los
problemas y sus soluciones, sus intereses políticos en juego, sus inclinaciones ideológicas, las normas
formales o informales que siguen en la promoción y concertación de determinadas opciones de política.
En mucho, las nuevas teorías del proceso de la PP (“coaliciones promotoras”, “corrientes
independientes”, “equilibrio interrumpido”…) y los enfoques del Régimen de PP, caen en el campo del
“conocimiento de”. Nos enseñan el modo como los gobernantes, actores políticos y actores sociales
adoptan sus decisiones y las llevan a cabo, pero no son muy relevantes sus contribuciones a la efectividad
e idoneidad de la PP, al señalamiento de cuáles son las acciones conducentes para producir los objetivos
de valor público y para remover o controlar problemas socialmente nocivos. La capacidad crítica que
muestra su enfoque de estudio y sus estudios no se acompaña con un aporte constructivo de mejora de
su efectividad y costo-efectividad, aunque será siempre valioso el señalamiento de los
condicionamientos limitantes y los defectos de las políticas a fin de evitarlos en los nuevos diseños e
implementaciones.
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mantiene su vigencia y ha acrecentado actualmente su importancia. En efecto,
la disciplina de PP se planteó por primera vez la cuestión central de estos
tiempos, que se pregunta sobre la real capacidad y eficacia directiva de los
gobiernos democráticos, dado que su desempeño y resultados suscitan hoy
dudas, preocupaciones y decepciones o despierta ilusiones postdemocráticas.
El régimen democrático resuelve muy bien la cuestión de la legitimidad de las
autoridades públicas y de los gobernantes, pero no la cuestión de la
efectividad de los gobiernos legítimos.
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las libertades políticas, económicas, civiles, intelectuales, si éstas no ocasionan
males públicos y daños a terceros. El ámbito de la política pública no es total,
en correspondencia con el ámbito de lo público, delimitado por el ámbito
privado, constitucionalmente garantizado y socialmente constitutivo. Este
tercer supuesto significa que la disciplina de PP tiene sentido y es solo posible
de practicarse y valorarse en los regímenes democráticos. Por consiguiente, se
trata justamente de Policy Sciences of Democracy, como propuso y afirmó
correctamente H. Lasswell.
4. La disciplina considera que las ciencias sociales han superado sus fases
iniciales ensayísticas, ideológicas y axiológicas, y acreditan ahora validez
cognoscitiva, en razón de que su ejercicio ha incorporado métodos heurísticos
y de validación empírica, por lo que sus conceptos, clasificaciones y enunciados
causales son verificables, mensurables, o descartables. Las ciencias sociales
han madurado, son ahora ciencias, ciencias causales y, a semejanza de las
ciencias naturales, pueden ofrecer resultados probados para sustentar la
efectividad de las políticas. Si la cuestión central de la disciplina es la
efectividad de las políticas decididas, la efectividad refiere a causalidad y la
causalidad refiere al método científico, como antes afirmado. No hay otro
camino. En razón de la capacidad de las ciencias sociales actuales para producir
y validar empíricamente sus enunciados de causa-efecto, el estudio de la
política pública es Ciencia, son Policy Sciences, al plural por su carácter multi e
interdisciplinario, en correspondencia con la complejidad de la composición y
causalidad de las realidades y hechos sociales. El tercer supuesto conlleva la
epistemología neopositivista de la época, que es debatible, pero incluye el
supuesto correcto de que la efectividad se sustenta en enunciados causales
probados.
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establecido de las entidades públicas están obligados a asegurar la efectuación
exitosa de la decisión de su superioridad. El supuesto de que en la actividad
directiva del gobierno lo fundamental es el proceso de decisión –el supuesto
quinto– y no el arreglo y funcionamiento de la administración pública, separó
desde su comienzo la disciplina de la PP de la disciplina de la administración
pública, lo que en la práctica condujo a una indiferencia o menosprecio de la
disciplina de PP hacia la estructura administrativa pública y sus procesos, con
consecuencias cognoscitivas y prácticas perjudiciales para la efectividad del
gobernar. Los estudios sobre las fallas del proceso de implementación de las
políticas obligarán diez años después, justamente en razón de la efectividad, a
revisar el supuesto inicial de la disciplina de que el punto crucial para el éxito
de las políticas es la corrección de la decisión, que incluye la corrección de la
definición del problema y la racionalidad en la construcción y selección de las
opciones. El giro consistió en señalar que la inefectividad se debe también a
procesos postdecisionales. Los ortodoxos de la disciplina argumentaron que
las fallas de implementación son de origen político y administrativo, por lo que
son objetos de estudio de la ciencia política o de la administrativa, y no tienen
nada que ver con una deficiencia de la disciplina de la PP, a menos que se
muestre que la implementación fallida se debe a errores decisionales del
contenido de la PP (lo que ocurre con frecuencia en la realidad).
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incrementalismo decisional de la PP puede ir corrigiendo progresivamente los
errores y las externalidades negativas de las políticas que afectan otros grupos
y localidades sociales. Estas políticas marginales, elaboradas por los “ajustes
mutuos” que tienen lugar entre los poderes fácticos divergentes y la agencia
de gobierno, pueden considerarse públicas (en un sentido débil) al no ser
ilegales, no alterar o romper el equilibrio social establecido y mejorarlo, y al
tampoco ocasionar daños y males sociales previsibles. En contraste, las
políticas de cambio o reforma social (“big steps”), que suelen ser resultado de
decisiones unilaterales del gobierno o de una élite dominante, que tiene
capturado al gobierno, rompen el equilibrio establecido de poder en la
sociedad, con la consecuencia de agravar más que mitigar el problema público
y de generar inestabilidad política en otras áreas de la vida social.
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condición principal o suficiente para asegurar la eficacia directiva del gobierno.
En contraste, hay que afirmar que la correcta efectuación de las políticas
decididas es un proceso que, además de la corrección decisional, pasa por la
estructura organizacional, las normas, los procesos, la dirección, la gerencia y
la operación de las entidades de la administración pública, así como por las
reacciones ofensivas o defensivas de los actores sociales y políticos hacia la
política decidida.
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la administración pública, entre el análisis y la gestión, entre la decisión y la
gerencia.
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satisfactorio) más que el criterio del “maximizing”, que es el propio y esencial
de la razón técnica estricta.
En la misma línea, se ubica una segunda posición que comparto y que señala
que el análisis técnico de la política procede según el modelo de la producción
artística y artesanal (Art and Craft), como afirma G. Majone (al que se sumó
después A. Wildavsky), puesto que ante las limitaciones de ordenamiento de
los objetivos preferidos y las limitaciones de información y conocimiento que
el decisor enfrenta en la elaboración de la política está obligado a dialogar con
la ciudadanía para construir la mejor PP posible bajo esas restricciones o está
obligado a explicar y justificar que la PP decidida o a decidir es la mejor posible
bajo las restricciones del contexto y del conocimiento. El análisis de sustento
de la decisión de la PP trabaja para dar la mejor forma posible a los materiales
informativos, cognoscitivos, financieros, legales, políticos que le son
disponibles y que condicionan y limitan el diseño de la PP y la decisión. En el
fondo, la razón técnica, que sustenta la elaboración de la PP, debe
complementarse y justificarse con la razón dialógica, comunicativa, mediante
comunicación e interlocución con la ciudadanía.3 Las Ciencias de las Políticas
de la Democracia no se reduce únicamente al trabajo analítico del círculo de
los asesores expertos del gobierno sino comprende y revalora la democracia
deliberativa a través del diálogo y la discusión del gobierno con la ciudadanía
interesada y conocedora en varios asuntos públicos y decisiones.
La segunda línea rompió filas con la razón técnica, al señalar sus límites
prácticos más que los cognoscitivos. Señaló la inoperancia de la razón técnica,
porque muy raramente los fines u objetivos de una política, cuya realización
3
Es conveniente hacer notar que la disciplina de PP en su formato tradicional no incorporó
paradójicamente temas y modelos de interlocución con la ciudadanía y de participación ciudadana. A
ello se debe que no otorgó el lugar que merece la comunicación de la política, solo recientemente
incorporada como una actividad del Ciclo de la Política. En el régimen democrático, que se caracteriza
por ser “gobierno abierto”, es injustificable que el gobierno no informe y explique a la ciudadanía acerca
de los actores que participaron en la deliberación y decisión de la política, en las argumentaciones que
se utilizaron para decidirla y descartar otras opciones, y que no justifique su corrección institucional y
técnica y que tampoco informe sobre sus resultados ni explique o justifique la eventual brecha entre lo
realizado y lo deseado o exigido.
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determina la razón técnica, están predefinidos con claridad, ordenados,
estables y son más bien confusos, genéricos o bajo disputa. La condición
frecuente de los gobiernos y de los ciudadanos es la ambigüedad en el
ordenamiento valorativo de los fines y objetivos públicos. En esta situación la
razón técnica no tiene un parámetro para definir las acciones causalmente
apropiadas y eficaces. Lo común en la elaboración de la PP es la
interdependencia entre los fines que se quieren alcanzar y lo que los
instrumentos y recursos pueden hacer, la tensión entre lo deseable y lo
factible, entre el conocimiento requerido y el conocimiento en uso, que
modifica progresivamente la relación medios-fines y causas-efectos y termina
por influir en la configuración de la decisión final por ciertos objetivos y ciertas
acciones. En este enfoque, la razón técnica no tiene una lógica autónoma ni es
determinante de las acciones que hay que decidir. Se ajusta más bien a los
ajustes entre los fines y los medios que alcanzan los sujetos políticos,
interesados en una PP específica, delimitando objetivos y presionando
instrumentos, por lo que no determina la acción causalmente eficaz y
eficiente, sino reproduce o justifica las acciones que los actores consideran
aceptables para los fines que han aceptado.
En esta dirección, pero con mayor radicalidad, se hicieron presente voces que
declararon que “la interacción social”, “la transacción política”, es más decisiva
que el análisis racional en la solución de los problemas sociales y la elaboración
de las políticas. Esta posición radical, al supeditar la policy al politics, el
conocimiento a los intereses en juego, disuelve la disciplina de las políticas
públicas en la ciencia política. El corolario final práctico de estas
consideraciones es resignarnos a que el gobierno no podrá jamás ser un
tomador de decisiones racional, un gobierno con la capacidad efectiva de
realizar el interés general público, siendo dominado fatalmente por los
intereses y poderes en juego. La conclusión es realista y refleja la situación,
pero también levanta y refuerza la cuestión actualmente, central y decisiva
acerca de la real capacidad y eficacia directiva del gobierno, atravesada por
escepticismo y desconfianzas y tentaciones autoritarias blandas.
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Estas dos líneas siguen presentes ora en tensión ora en complementación. La
línea de una estricta razón técnica, orientada al diseño de la política costo-
eficiente y causalmente efectiva, sigue siendo practicada por economistas,
analistas de políticas, programadores, expertos en sistemas tecnológicos y
científicos de datos, gerentes por resultados, mientras la línea de la anti-razón
técnica, más involucrada en la averiguación de los hechos políticos del proceso
decisorio y orientada a la viabilidad política de las políticas y a lo socialmente
aceptable según la cultura política y las circunstancias de una sociedad es el
ejercicio que prefieren politólogos, sociólogos, antropólogos que han
recientemente establecido como objeto de investigación la gobernanza del
gobierno.
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análisis social y político de los entornos en los que se ubica el gobierno y
buscan conocer el modo como de hecho se deciden las políticas, acaso con la
intención de que las PP sean socialmente responsivas y políticamente viables,
pero no siempre incluyen el análisis de su corrección causal y costo-eficiencia
o, cuando lo hacen, el análisis suele ser una actividad dependiente de la
consideración política, cuyos resultados son políticas que jamás alcanzan sus
objetivos y resuelven problemas, alimentando el escepticismo y la
desconfianza social en la capacidad directiva de los gobiernos.
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la evidencia de que las situaciones sociales más perjudiciales y apremiantes
eran el efecto de las decisiones equivocadas de la alta dirección de gobierno
(presidente, primer ministro, ministros o secretarios de estado, gobernadores)
y no eran imputables exclusiva o principalmente a la estructura, normas,
procesos y desempeño del personal de la administración pública. Por primera
vez los problemas y males sociales que se enfrentaban y padecían se
imputaron principalmente al gobierno, a su proceso de gobernar, y no a la
administración pública, que en los diagnósticos ha sido habitualmente
incriminada como la principal causa de los males sociales por las fallas
operativas y aun institucionales (corrupción) de su personal o por su
desorganización y mal diseño de procesos.
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misma. No estudió la gobernanza del gobierno y la gobernanza de la sociedad,
que son precisamente el objeto de conocimiento de la disciplina de la PP.4
4 Puede afirmarse acaso que la propuesta de la NPM de crear Agencias Ejecutivas Independientes (en
algunos países llamados Órganos Constitucionales Autónomos), que deciden y operan con
independencia del gobierno, sometido a los altibajos de la política partidaria, es un cuestionamiento
directo a la corrección directiva de la alta dirección gubernamental. Indirectamente lo es. Sin embargo,
el NPM no se planteó tampoco la cuestión sobre el gobierno o el modo como se gobiernan las agencias
ejecutivas independientes ni formuló sus principios, normas y estándares para asegurar la corrección de
las decisiones de los dirigentes de las agencias independientes. Lo más fue la crítica a la estructura
central, jerárquica y burocrática de la administración pública y exigió descentralización y
empoderamiento de los operadores expertos, pero no hizo consideraciones sobre la alta dirección de la
nueva estructura de las entidades públicas, fuera de insistir en la evaluación de su desempeño y sus
resultados. No es casual que hoy sea tema cognoscitivo e institucional importante el gobierno de las
entidades públicas o “el gobierno corporativo público”. Remito a mi libro reciente: “La Gobernanza del
Sector Público” (2019, El Colegio de Jalisco)
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gobiernos sociales desarrolladores, que tuvieron un rol determinante en los
años importante del desarrollo del continente y se afirmaron con fuerza en los
años de la guerra fría, cuando se bloqueó la expansión de la opción social-
comunista, y la crisis política de los regímenes autoritarios, civiles o militares,
de un buen número de los gobiernos desarrolladores. La acumulación de los
errores de política económica y social y la acumulación y prolongación de los
atropellos a los derechos humanos y civiles desembocaron en la crisis terminal
del estado desarrollador de formato autoritario. Las dos crisis, la fiscal y la
política, por los costos sociales que ocasionaron y por las esperanzas de
transformación que despertaron, abrieron la oportunidad para la recepción de
la disciplina.
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insistir que gobernar por políticas públicas significa respetar la ley pública,
incorporar la opinión, la participación, la corresponsabilidad del público
ciudadano, cuidar los recursos públicos de los contribuyentes y producir
servicios de valor públicos. Una segunda contribución, más importante aún,
fue señalar que la transición democrática no concluye en el momento en que
se instituyen procesos electorales legales, competitivos y ciertos en sus
resultados, y se destituye y sustituye pacíficamente a los gobernantes
(“alternancia”), sino que la democracia es una forma de gobierno, es gobierno
de la sociedad, y requiere de normas y prácticas que aseguren la calidad y
efectividad social de las decisiones directivas. Mérito de la disciplina fue
advertir que, en virtud de la democratización y reconstrucción (inconclusa) del
Estado de derecho, la cuestión central actual ya no se centra en la legitimidad
política del gobernante en su cargo y actuación, sino en la efectividad directiva
del gobernante legítimo.
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improcedencia de elaborar políticas económicas y sociales con instrumentos
de intervención gubernamental innecesaria y desincentivadora, sin diferenciar
entre las situaciones, capacidades y actividades de los varios actores
económicos y sociales. Contribuyó asimismo a consolidar el equilibrio de las
finanzas públicas, que ha sido la referencia fundamental del análisis y diseño
de las políticas. Para ello, enfatizó el análisis de costo-beneficio, costo-
efectividad en el análisis de PP, fomentó la evaluación del desempeño de las
unidades administrativas y de la calidad de sus bienes y servicios públicos y
contribuyó al establecimiento del presupuesto y la gestión por resultados. 5
5. Obviamente este énfasis en los principios de economía, eficiencia, eficacia en el diseño de políticas, que
implican conductas de austeridad y recorte del gasto innecesario o ineficiente, nos ha llevado a ser tildados
injustamente como emisarios del consenso neoliberal mundial, aunque la necesidad de un nuevo equilibrio
entre la regulación estatal y la libertad de los mercados, la fortaleza de las finanzas públicas y la innovación
de los mercados por la racionalidad del productor y del consumidor es incuestionable y defendible, en el
entendido de que los problemas de la desigualdad y la pobreza son prioritarios en la agenda pública de los s
gobierno sociales democráticos del continente.
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que incluía supuestos y principios que son disonantes con las arraigadas
tradiciones intelectuales, políticas y culturales de nuestros países. Enumero
algunos de esos problemas.
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cuadraba bien con los gobiernos autoritarios blandos o rígidos de la región, o
arraigaba en las tesis de la modernización y desarrollo, elaboradas e
impulsadas por CEPAL-ILPES, o refería al PPBS norteamericano de esos años (el
“Sistema de Planificación, Programación y Presupuestación”, creado en 1965),
que destacaba el componente de los costos de los planes y programas y
contribuía desde ese enfoque al ordenamiento de sus objetivos y acciones del
gobierno. El Plan contribuyó o trató de contribuir al ordenamiento financiero
y administrativo de las decisiones del gobierno y a la racionalidad de sus
actividades directivas. Sin embargo, debido a los defectos de información y
conocimiento del gobierno, a sus inclinaciones imperativas, reacias a convivir
con diferencias y libertades, y su tendencia a politizar sus acciones directivas,
el Plan terminó por ser únicamente el plan de acción del gobierno y de su
sistema administrativo más que el plan rector de la actividad social del país.
Regularmente la aceptación de los objetivos y acciones del Plan por los actores
sociales fundamentales del desarrollo económico y social fue una aceptación
más simulada que real y más convenenciera que convencida.
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lo gubernamental es público, pero lo público trasciende a lo gubernamental.
Las décadas de participación de los ciudadanos en nuestros países en la
definición de la agenda de gobierno y en la configuración de las políticas ha
evidenciado que el gobierno efectivo de la sociedad para ser efectivamente
gobierno implica conversación, coproducción, coautoría, corresponsabilidad
con grupos, sectores y localidades de ciudadanos. La realidad actual es un
gobernar asociado, colaborativo y corresponsable: una nueva gobernanza
pública.
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en evaluar solo la acción del gobierno, como si el gobierno fuera todavía el
actor dominante del contexto social y el único responsable de las fallas y
fracasos de las políticas, sin considerar las acciones de los ciudadanos,
supuestamente destinatarios pasivos de las políticas, que empero por lo que
hacen o dejar de hacer son concausas del éxito o fracaso de las políticas. Han
popularizado además la exigencia de la “evidence-based policy”, una exigencia
racional aceptable, pero sin haber ofrecido lo que se debe entender como
evidencia en el campo de la política y cuál es la evidencia relevante,
manteniendo el supuesto de que gobierno y sociedad tienen en todos los
asuntos información completa y conocimiento causal. 6
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La crítica de algunos investigadores a los organismos internacionales tiene justificación. Los datos y
recomendaciones de sus documentos son con frecuencia menos sólidos de lo que creen o creemos que son,
pero aprovechan su preeminencia sobre los gobiernos nacionales para imponerlas, ignorando las críticas que
se hacen a su información, métodos y recomendaciones. Por lo demás, los organismos internacionales
financieros empezaron a hablar de PP por lo menos una década después de la academia y, en concordancia
con su naturaleza predominantemente financiera, enfatizaron su componente financiero y su contribución
instrumental a la política de ajuste y a la salud financiera de la hacienda del Estado, lo cual es indudablemente
una exigencia racional responsable, pero que no agota otros componentes de la PP y menos las materias, tipos
y usos de la evaluación.
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los mismos estados nacionales y rebasan las atribuciones, facultades e
instrumentos de los gobiernos territoriales.
Considero que son varios los defectos del ejercicio académico y profesional
actual de la disciplina, que tienen varias causas, efectos y manifestaciones. Los
principales defectos son, en mi opinión:
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particularmente, la participación ciudadana y la interlocución entre gobierno
y ciudadanía.
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La definición de PP, que es una acción intencional, orientada hacia objetivos públicos, y una acción
causal, idónea para realizar los objetivos, es elaborada por el gobierno y la ciudadanía a través de diversas
relaciones y con diversa influencia en la elaboración y decisión de su contenido. No obstante, lo que hace
que una determinada política sea pública, sea de interés público, de naturaleza pública y disponga de
recursos públicos, es la decisión de la autoridad pública legítima.
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intangibles del conocimiento), los cambios tecnológicos (acceso a la
información, automación de la producción y la administración, conectividad,
inteligencia artificial), sociales (individualización, pluralismo, diferenciación y
autonomía de los subsistemas que componen la sociedad, oscilaciones entre
cosmopolitismo y provincialismo).
Los cambios de estas décadas han sido efecto y causa del entramado de las
múltiples y diversas relaciones de interdependencia que los actores sociales
han establecido en los varios campos en los que desarrollan sus vidas. Y el
número, la variedad y la articulación de las relaciones de interdependencia
entre los actores sociales son el origen de la complejidad de la configuración y
funcionamiento de la sociedad actual. Este entramado de relaciones sociales,
multiforme, integrado por múltiples factores causales y por varias líneas o
secuencias causales que se enlazan y son solo analíticamente divisibles, es el
origen de los hechos que acontecen en la vida asociada y, particularmente, el
origen de aquellas situaciones sociales que, por sus daños y costos,
consideramos problemas sociales insufribles e inaceptables que se deben
resolver.8
8Este punto merece un desarrollo fino y explícito, para argumentar suficientemente que la complejidad
social actual en lo general y en hechos específicos es el efecto y la manifestación de la interdependencia
entre los actores económicos, políticos, sociales, gobierno incluido, y entre sus relaciones.
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que por un centro único y supremo. Algunos autores señalan correctamente
que se ha transitado de “un centro de gobierno a un sistema de gobierno”.
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análisis y la elaboración de la PP, sino que las PP son hoy la expresión y la acción
directiva del nuevo modo de gobernar.
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Una observación precautoria. Insistir en que el análisis de los problemas
públicos y la elaboración de las políticas en modo de interrelación
gubernamental-social, entre gobierno y ciudadanía, no significa rebajar la
exigencia irrenunciable de la calidad pública y la calidad técnica de la política,
las cuales no quedan aseguradas simplemente por el hecho de que son
producto de decisiones colegiadas, producidas por actores gubernamentales y
extra-gubernamentales a través de conversación, debate y concertación.
Por último, hay que recordar y acentuar que, si bien el contenido o la materia
de la PP (objetivos, acciones, actores, instrumentos, tiempos, recursos) que
puede ser y ha de ser el resultado de una obra conjunta entre la agencia
gubernamental y las organizaciones económicas y civiles de la ciudadanía, el
agente que otorga al contenido o materia de la política su calidad de público,
de validez pública, de acceso a recursos públicos, es únicamente el gobierno,
que es la autoridad pública legitima. El gobernar colegiado no erosiona la
facultad del gobernante que es el agente que decide sobre lo público en el
Estado.
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exclusivamente en el problema público particular que se quiere resolver y en
la población objetivo particular que se quiere atender, sin tomar en
consideración la complejidad de la composición y causalidad del problema
público particular y el contexto de vida de su población objetivo, sin registrar
y definir sus relaciones con otros problemas y sin articular su análisis y
deliberación con otras políticas y otros análisis de políticas que abordan otras
dimensiones y otros factores causales del mismo problema o abordan otros
problemas relacionados con el problema en cuestión, que con frecuencia es
su causa y/o efecto.
Los últimos años nos han hecho aprender que el problema particular es efecto
y expresión de otros problemas irresueltos y que su solución no puede ser
particular, autocontenida y autoreferida, diseñada y efectuada de manera
independiente, sino exige heurística y prácticamente una perspectiva integral
y contextual de análisis y, en la práctica, un haz coherente de políticas
simultáneas o de políticas antecedentes y sucesivas. Muchos proponen
entender el ámbito o el conjunto de las PP como un sistema integrado por
múltiples políticas particulares y por sus interrelaciones. Por consiguiente,
advierten que si no se tiene un enfoque sistémico al analizar y diseñar una
política particular, que es un componente del sistema, es muy probable la
inefectividad de la política y el dispendio de recursos públicos. El asunto a
debatir si es posible tener información y conocimiento del sistema de políticas,
que es a su vez un subsistema del sistema político, económico, de sociedad.
Otros investigadores, tal vez más realistas, sugieren que el análisis de la política
particular incluya siempre el estudio de la relación que tiene o se estima que
tiene con otras políticas afines, que abordan aspectos y componentes de la
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realidad que la política busca atender y/o con otras realidades (problemas,
situaciones, tendencias, comportamientos) que pueden ser conjeturadas
como las causas o los efectos de la realidad que la política particular atiende,
el problema que quiere resolver o el objetivo que quiere alcanzar.
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Éste es otro tema de importancia, que tiene que ver con la gobernanza de las entidades públicas, con el
modo como son gobernadas actualmente, y que debe reformarse y dar origen a otra forma de dirigir las
corporaciones públicas, sin procesos unipersonales de amplia autonomía del dirigente, que son
frecuentemente cerrados y carente de controles apropiados para verificar la validez institucional y técnica de
las decisiones de los altos ejecutivos de las entidades públicas. Esta es una de las razones por las que ha surgido
el estudio de la gobernanza o alta dirección de las entidades públicas, internacionalmente denominado “la
gobernanza corporativa pública” o “la gobernanza del gobierno”.
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Hay algo más. El particularismo dominante de la disciplina se debe sobre todo
a que la elaboración y desarrollo de la PP no se ubica al interior de una
estructura y proceso de gobernanza y se la entiende como la acción directivo
de una gobernanza pública específica, que incluye el asunto particular de una
política particular, pero que abarca e integra muchos más asuntos, más
demandas y más políticas, pues el gobernar abarca el conjunto de la sociedad
y no cubre únicamente campos y sectores particulares y, si es inteligente y
responsable, coloca la elaboración de una PP en el marco mayor de la totalidad
de su acción de gobierno. El resultado de este olvido es la dispersión,
fragmentación, incomunicación, descoordinación, incoherencia y
contradicción entre las políticas y la rivalidad presupuestal entre ellas, en vez
de que el análisis y diseño de la PP se realice desde la premisa de la gobernanza
de la sociedad en su conjunto y se practique en interrelación con las otras
políticas y los otros análisis de políticas.
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actuales hay un movimiento favorable a la digitalización de sus procesos
administrativos internos y de sus procesos de servicio, que se extiende a la
digitalización del proceso de elaboración de la PP y a la incorporación de los
procesos automatizados de la inteligencia artificial en las funciones públicas.
El análisis y diseño actual de las políticas se sustenta en grandes volúmenes de
datos de fuentes diversas, tecnológicamente adquiridos y procesados
(estadística y algorítmicamente), que ofrecen información más completa y
actual sobre la composición, la extensión, las causas y la evolución previsible
de las situaciones económicas y sociales y de los problemas y riesgos públicos,
sobre el perfil de los ciudadanos destinatarios de las políticas y sobre la
asignación eficiente de recursos... Facilitan también la gestión de la
implementación a través de modelos automatizados de información y
contribuyen a la evaluación de los productos y resultados de las políticas. La
incesante innovación de la conectividad mediante dispositivos tecnológicos y
plataformas cada vez más accesibles y socialmente generalizadas hace posible
y consolida el intercambio de información e interlocución en tiempo real entre
los organismos de gobierno y la ciudadanía, lo que contribuye a la
coproducción y coautoría de las políticas.
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