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Competencia civil
La competencia civil consiste propiamente en una jurisdicción "residual", a la
cual corresponde el conocimiento de todos aquellos asuntos que no han sido
atribuidos específicamente, en razón de la materia, a otros Órganos jurisdiccionales.
Competencia mercantil
La jurisdicción comercial es plena en los asuntos que la ley somete a su competencia,
en el sentido de que en las causas comerciales el juez tiene autoridad —según el
artículo 1.082 C. Com.— para declarar y satisfacer, mediante ejecución, el derecho
en juicio ordinario o especial, y resolver cualquier incidencia relacionada con el
asunto (aún cuando las normas de fondo toquen a una Ley especial o a otro Código:
verbigracia, Ley sol-)re Depósito Judicial, reglas supletorias sobre medidas preventivas
y otros institutos).
Según el artículo 1.090 C. Com., corresponde a la jurisdicción comercial el
conocimiento: 1) de toda controversia sobre actos de comercio entre toda especie de
persona, es decir, aun entre los no comerciantes. Los actos de comercio son
enumerados distintamente en el artículo 2° del mismo Código. Los actos subjetivos de
comercio, es dec ir , los que pueden ser com ercia les sólo pa ra uno de los
involucrados en el contrato o negocio jurídico planteado en la litis, determinan
también la competencia comercial, a tenor del artículo 1.092. 2) De las controversias
relativas a letras de cambio y a pagarés a la orden en que haya a la vez firmas de
comerciantes y de no comerciantes, aunque respecto a éstos tengan el carácter de
obligación meramente civil. 3) De las acciones contra capitanes de buques,
factores, dependientes y otros subalternos de comerciantes, sólo sobre los hechos del
tráfico de la persona a que están destinados. 4) De las acciones de capitanes de
buques, factores, dependientes y otros subalternos de comerciantes contra los
armadores y comerciantes, sólo por operaciones del tráfico de la persona a quien
sirven. 5) De las acciones de los pasajeros
Competencia Laboral
Los Tribunales del Trabajo son competentes para sustanciar y decidir los
asuntos contenciosos relativos al hecho social trabajo y a l a pr e s t a c ió n
p e r s o na l d e t r a b a j o s o s e r v ic i o s , i n c l u s i v e l os relacionados con intereses
colectivos o difusos, que no correspondan a la conciliación ni al arbitraje, con
excepción de los litigios entre funcionarios y la Administración Pública en
particular; las solicitudes de ca lificac ió n de de sp ido fu nda da s en la
est a bilidad la bora l, consagrada en la legislación del trabajo, así como las
solicitudes de amparo por violación o amenaza de violación de los derechos y
garantías constitucionales de trabajo y seguridad social establecido en la nuestra
Constitución. También le competen los litigios relativos a la a pli ca ción de las
nor ma s de segur idad social ( Art . 28 LO PT). Igualment e corresponde el
conocim iento a l juez la boral de las acciones derivadas de actos ilícitos
cometidos por el patrono en perjuicio del trabajador, como por ej., el accidente
de trabajo causado por negligencia del patrono respecto a la conservación de las
normas de seguridad (aparte la indemnización sin culpa del Art. 560 Ley
Orgánica del Trabajo), o la responsabilidad por acto ilícito cometido por las
personas en ejercicio de sus cualidades de em pleador o t r a baja dor . Y aún
cua ndo la r elación de t rabaj o sea de or igen contractual, la responsabilidad
no participa de esa naturaleza; son aplicables las normas sobre responsabilidad
extracontractual de los artículo 1.185 y siguientes del Código Civil, pues el origen
inmediato de la obligación resarcitoria, radica en la culpa civil y en las normas
proteccionistas del trabajador (Arts. 87 y ss de la Constitución) y no en las
estipulaciones contractuales individuales o colectivas.
Competencia de Tránsito
La determinación de la competencia material de tránsito está fundada en
la naturaleza del acto ilícito que se aduce como causa de pedir (causa petendi)
de la reclamación. Si la causa o relación jurídico-material controvertida en
el proceso puede ser calificada jurídicamente como accidente de tránsito,
entonces habrá de afirmarse la competencia material del juez.
Vale también aclarar, que algunos hechos ilícitos pueden ser calificados
corno accidentes de circulación únicamente para una de las partes involucradas. Del
mismo modo que la doctrina mercantil habla de actos subjetivos de comercio en
consideración al carácter que de comerciante tiene el sujeto de derecho,
podemos hablar aquí de accidentes de tránsito relativos, pues su concepción como
tales está en relación, no al sujeto, sino a la naturaleza de la cosa dañosa. Estos
casos ocurren cuando se produce un choque entre un vehículo y cualquier
otro objeto no calificable como tal. Imagínese un siniestro que se produce entre un
automóvil y, supongamos, una mezcladora de cemento emplazada en la vía. El hecho
ilícito, desde el punto de vista del conductor y propietario del automóvil que
demandan, "no será un accidente de tránsito, porque el daño lo ha producido una
cosa no calificable corno vehículo, y por tanto, el juez llamado a conocer de la acción
resarcitoria será el juez ordinario con arreglo a la norma común del artículo 1.193
del Código Civil. Desde el punto de vista de la demanda que propone el
propietario de la mezcladora de cemento, el hecho ilícito será un accidente
automovilístico, pues la cosa dañosa es u n a u t o m óv i l, y po r e n de , el j u e z d e
t r á n sit o c on oc er á d e la reclamación con arreglo a la primera parte del artículo
21 de la Ley de la materia.
Competencia agraria
Esta jurisdicción especial entraña la materia concerniente a la protección y
fomento de las actividades agrícolas y pecuarias, dado el manifiesto interés social
que revisten como producción económica básica. Sin embargo, no son otras
distintas a las del derecho común las instituciones de derecho privado en base a
las cuales deben ser resueltos los casos y las instituciones procesales que
informan el itinerario de estos procesos
Las leyes sociales agrarias propenden al logro de los postulados de la justicia social
en la distribución de los bienes a cuyo propósito pesa la llamada "hipoteca social"
sobre los bienes públicos; el esfuerzo a favor de un orden social más justo no
regulado exclusivamente por la ley del mercado que no atiende ni puede
atender por su misma dinámica, la exigencias de la justicia. «Existen numerosas
necesidades humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado» (JUAN PABLO
II, Centesimus Annus, 34).
Las leyes sociales agrarias propenden al logro de los postulados de la .justicia social
en la distribución de los bienes a cuyo propósito pesa la llamada "hipoteca social" sobre
los bienes públicos; el esfuerzo a favor de un orden social más justo no regulado
exclusivamente por la ley del mercado que no atiende ni puede atender por su
misma dinámica, la exigencias de la justicia. «Existen numerosas necesidades
humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado» (JUAN PABLO II,
Centesimus Annus, 34).
Jurisdicción constitucional
La jurisdicción constitucional persigue asegurar la integridad, supremacía y
efectividad de la Constitución, a cuyo fin ésta ha dotado a la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia de las atribuciones necesarias para anular los
actos públicos emanados de los poderes públicos, incluso del Poder Judicial,
incluidas en él las decisiones de otras Salas de dicho Tribunal Supremo, así como
también tiene la atribución necesaria para ejercer una jurisdicción plena que
le permita asignar la interpretación del texto normativo y salvar sus
dificultades o contradicciones. La tutela constitucional satisface, a la par, el
interés privado de los justiciables, ejerciendo a tr a v és de la s ac ci one s de
a m par o, a cc io nes de n ulid a d de act os legislativos y el recurso
extraordinario de revisión previsto en el artículo 336,10 de la Constitución
de la República (TSJ-SC, Sent. 2501-2001).
La co m p et e n c i a es p e cia l a f a v or de l ni ño y de l a d o l es c e n t e co nc ier ne
a t o dos a q ue llos a s unt o s q ue m ir a n a la pr ot ec ci ón y formación del menor:
guarda, custodia, alimentos y salvaguarda de su p a t r i m o n i o . D e a c u e r d o a l
a r t í c u l o 2 ° d e l a L e y O r g á n i c a d e Protección del Niño y del Adolescente,
«se entiende por niño toda persona con menos de doce años de edad. Se
entiende por adolescente toda persona con doce años o má s y menos de
dieciocho a ños de edad...»
La o r g a n iz a c ió n j u d i c ia l e st á i nt e g r a d a p or los T r i b u na l e s de
Protección del Niño y del Adolescente. Cada Tribunal consta de una Sa la de
Juicio y de una C orte Super ior, cada una de ellas con un presidente y un
secretario. La Corte Superior está integrada a su vez por una o más Salas de
Apelaciones (Art. 175 LOPNA). De manera que el concepto de "tribunal" engloba
la organización judicial en las dos instancias. A la Sala de Casación Social del
Tribunal Supremo de Justicia corresponde conocer del recurso de casación en
materia de menores, según lo dispone el artículo 262 in fine de la Constitución
de la República.
Cuando una demanda contenga varios puntos, se sumarán todos ellos. Las
diferentes reclamaciones deben tener una misma causa de pedir. De lo contrario
debe entenderse son pretensiones distintas y autónomas, no sumables, acumuladas
inicialmente en la demanda. Valgan los siguientes ejemplos: si en juicio de
responsabilidad civil derivada de accidente de tránsito el actor reclama la
indemnización de daños y perjuicios materiales, el lucro cesante resultante
de la inaptitud de su automóvil para circular, el daño emergente que deviene
de su incapacidad temporal para trabajar por motivo de las lesiones sufridas, los
gastos médicos y de hospitalización que amerita su curación y el daño moral que
sufre por la muerte, en el accidente, de un pariente suyo acompañante, habrá allí
distintos puntos de una sola pretensión, puesto que la causa petendi es la misma:
el acto ilícito (colisión) que ocasionó la retahíla de daños sufridos por la víctima
demandante. Pero si demando a una misma persona el pago de cánones de
arrendamiento, la devolución (repetición) de un dinero mal pagado y la cancelación
de un precio de compra-venta pendiente, es claro que las causas de pedir o
títulos son diferentes, porque tienen origen en contratos o cuasi-contratos, no sólo
conceptualmente sino realmente distintos. Por tanto, en este último caso no
deben sumarse las cuantías de cada uno de las pretensiones autónomas
demandadas, da da la aut onom ía qu e da la pec uliar idad del t ít ulo. H a y, en
t al supuesto, una acumulación objetiva inicial de pretensiones (Art. 77).
L a s o b l i g a c i o n e s p a g a d e r a s p e r i ó d i c a m e n t e ( p e n s i o n e s d e jubilación
o alimentarias, cuotas de ventas a plazo), el valor de la demanda lo
determina la suma de las pensiones o cuotas demandadas. P ero si est uv iere
discut ida la entera relación jurídica (por ej., la validez del acto o contrato
que genera esos pagos periódicos), el valor lo determinará la acumulación de 2, 10
ó 12. (Arts. 35 y 36).
Es t a s r e g l a s t i e ne n c a d a v ez m e n os a p l i c a c i ón pr á ct ic a . La tendencia
actual de la legislación en la dinámica forense es la de no establecer límites
cuantitativos a los tribunales de primera instancia.
C o m p e t e n c i a f u n c i o n al
Competencia territorial
La competencia territorial (ratione loci) obedece a un criterio totalmente
diverso a los anteriores. Determinado por la necesaria multiplicación de
tribunales de un mismo tipo para cubrir el volumen d e d e m a n d a s s e g ú n l a
d e n s i d a d d e m o g r á f i c a l o r e q u i e r a . L a diseminación de tribunales de un mismo
tipo en la geografía nacional, contribuye a actuar la garantía de fácil acceso a la
justicia, evitando a los ciudadanos la molestia de tener que trasladarse a un
lugar distante para demandar lo que en justicia corresponde o desembarazarse
de un reclamo o demanda improcedente. El criterio territorial acomete la
ne c es ida d de r epr od uc ir e l d is eño de t r ibu na les f u nda do e n lo s criterios
cualitativo, cuantitativo y funcional, es decir, la producción en serie de
tribunales de un mismo tipo, en cantidad suficiente para desplegar el trabajo
judicial a ellos encomendado. «Del mismo modo (para poner un burdo parangón —
dice CALAMANDREI) el fabricante de maquinarias construye pr imerament e un
modelo de máquina que responde t écnicam ente en abstracto a una
determ inada fina lidad industrial, y luego encara el problema de la fabricación
en serie de un número de máquinas, iguales todas ellas al modelo, que baste
para las exigencias concretas de aquella determinada industria».
En definitiva, la administración de justicia necesita distintos tipos de
tribunales y pluralidad de tribunales de un mismo tipo.
La jurisdicción, en orden al territorio, está distribuida en atención a dos reglas:
el criterio personal y el criterio real. Según el primero, se distribuye la
competencia según la ubicación territorial de la persona, concretamente de la
persona demandada, conforme al principio actor sequitur forum rei, el actor
sigue el fuero del reo. Aquí el genitivo rei concierne al nominativo reus (reo) y
no a res (cosa); en forma que, aunque también pudiera afirmarse según el
criterio real— que el actor sigue el «fuero» de la cosa, o la competencia que
determina la ubicación de la cosa litigiosa, el adagio significa la primera
acepción dada. El criterio real atiende a la ubicación territorial de la cosa de-
mandada, y por tanto es de colegir que dicho criterio real se aplica sólo en el
caso de las pretensiones concernientes a derechos propter rem, sean
derechos reales que reclaman una obligación general de respeto, sean
derechos personales que tienen un correlativo obligado concreto y un objeto
determinado.
El forum o fuero, es la relación de carácter territorial que liga uno de los
elementos de la pretensión con la circunscripción de cada órgano jurisdiccional,
y aparece considerada por la ley como causa determinadora de la competencia
(GUASP). La ley ofrece normalmente varios fueros concurrentes para un mismo
tipo de pretensiones o demandas: como expresa CALAMANDREI, esa
concurrencia puede ser electiva o sucesiva. En el primer caso, queda a
escogencia del actor cuál de los fueros o tribunales conocerá de su demanda;
en el otro supuesto, la segunda opción opera sólo en defecto de la primera, y la
tercera sólo en defecto de la segunda. En este artículo 40, los fueros que da la
ley son sucesivamente concurrentes, ya que el demandante puede proponer la
demanda en el lugar de residencia del demandado, únicamente en el caso de que no
tenga domicilio (forum domicilii) conocido; y podrá proponerla en el lugar donde
se le encuentre sólo si se desconoce también su residencia.
Ahora bien, los fueros son electivamente concurrentes en cuanto a las reglas de
competencia contenidas en los artículos 40 y artículo 41, pues el actor tiene la
opción, libremente, de elegir las reglas de una u otra disposición para
determinar el tribunal que conocerá de su demanda, siempre y cuando se trate
de una demanda sobre derechos personales o sobre derechos reales mobiliarios.
Igualmente, el artículo 42 también prevé fueros efectivamente concurrentes,
pudiendo el actor optar por una de las tres alternativas que da la norma, a su elección.
Según llevamos dicho, la ley permite que haya una variación de la competencia
territorial por voluntad de las partes, sea unilateralmente, como en el caso de la
renuncia de domicilio prevista en el artículo 46; sea de consuno por virtud de
pacto expreso, así también autoriza la modificación de la jurisdicción por
voluntad de las partes, según se colige del artículo 2° del Código de
Procedimiento C ivil; esto es, cuando existe sumisión de las partes a la
jurisdicción extrajera o a árbitros privados que resuelvan en el exterior,
cuando no verse la litis sobre bienes muebles sitos en Venezuela ni esté en
juego el orden público interno.
La conexión puede ser objetiva, por versar sobre el mismo objeto (cadera
res) o tener la misma causa de pedir (eadem causa petendi), o bien puede ser
subjetiva (eadem personae), por tratarse de las mismas personas (Art. 52).
Cuando existe identidad de sujetos, objeto y causa de pedir, se dice que hay
litispedencia, esto es, que la misma causa ha sido postulada en dos demandas
generativas de procesos diferentes. D e a ll í que la le y or d ena c a nc el ar una
d e e llas , la pr op ues t a e n segundo lugar (Art. 61).
Sólo estos últimos casos de continencia, conexión y litispendencia son los que
pueden dar lugar a la regulación de competencia que analizaremos
seguidamente.
El pr oceso pena l cons er va la r e gla sobre nac iona lidad del imputado
para determinar la competencia procesal sobre delitos cometidos por
nacionales. El Código Penal señala que la extradición de un venezolano no podrá
concederse por ningún motivo; pero deberá ser enjuiciado en Venezuela, a
solicitud de parte agraviada o del Ministerio Público, si el delito que se le imputa
mereciere pena por la ley venezolana.(Art. 6). La Constitución de la República no
permite la extradición de los venezolanos en ningún caso (Art. 69), aún
cuando el delito que se averigua haya dañado intereses colectivos internacionales o
a la humanidad entera (lesa humanidad). Esta normativa que se basa en la
vetusta concepción de vasallaje regio sobre los súbditos de un reino, no
tiene vigencia actual, en una globalización que interactúa intensamente las
relaciones entre los países creando el nuevo término "ciudadanos del mundo".
En el ámbito del proceso civil y según el régimen actual, la determinación
de la jurisdicción del juez venez olano fr ente a l extranjero, nada tiene que ver
con la nacionalidad ni con el domicilio de las partes. La Ley de Derecho
Internacional Privado (1998) sustituye las reglas (casi iguales) del Código de
Procedimiento Civil sobre esta materia, y señala (Art. 40) que la jurisdicción
nacional conocerá también de las demandas entiéndese las de carácter
patrimonial— contra personas no domiciliadas en el país, aun en el caso de esas
personas ni siquiera se encuentren en su territorio. P er o pa ra qu e e sta
v a st eda d d e la j ur is dic ci ón v en ez ola na t e ng a cumplimiento es menester que
se den los supuestos de uno cualquiera de los t r es or dina les que prev é la
Ley : 1) E l pr im er o de ellos la atribuye si se trata de de controversias
sobre bienes situados en el territorio de la República. Es consecuencia de la
soberanía nacional, pues mal puede desentenderse la función pública de la
Nación de parte de su territorio, aunque fuese minúscula. 2) Cuando la
fuente de la obligación es un contrato o proviene de un hecho acaecido en el
país o cuando la obligación tiene que ser cumplida en el país, también tiene
jurisdicción el juez naciona l. 3) C uando el demanda do haya sido citado
personalmente en el territorio de la República. 4) Cuando las partes se hayan
sometido a la jurisdicción venezolana, aún cuando no s e de n nin gu no de los
s upu est os pr e v ist os en l os t r e s or din a le s anteriores. El sometimiento puede
ser expreso, y equivale al precepto inverso del artículo 2 del Código de
Procedimiento Civil que trata del s om et im ient o de la j ur isd icc ió n na c io na l a l
j uez e xt r a nj er o. La sumisión tácita resultará, por parte del demandante,
del hecho de int erponer la dem anda y, por pa rt e del dem anda do, del
hecho de r ea liz ar en el j u ici o, per so na l me nt e o por m ed io de a p oder a d o,
cualquier acto que no sea proponer la declinatoria de jurisdicción u oponerse a
una medida preventiva.