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UNIDAD II Segunda Parte

La competencia del tribunal


Jurisdicción y competencia

Entre los conceptos de jurisdicción y competencia existe una relación de


continente a contenido. Jurisdicción, en una noción primaria, etimológica, es la
facultad de declarar la voluntad de la ley para el caso concreto. Competencia es
la medida o porción de jurisdicción que tiene asignada el juez. La competencia
es calificada como un límite interno de la jurisdicción, pues plantea la
separación de funciones entre los distintos órganos internos del poder judicial. Y
se la distingue de los llamados límites externos de la jurisdicción, que comprenden
los límites constitucionales e internacionales. Por los primeros se determina si el
juez debe conocer en lugar de un órgano administrativo (conflicto de atribuciones:
Art. 65); por los segundos si debe conocer en lugar del juez extranjero.

Principio de pluralidad de órganos jurisdiccionales


El ejercicio de la jurisdicción no puede estar encomendado a un solo órgano,
por el ingente número de casos que debería atender y la inconveniencia de
concentrar en un solo lugar la administración de justicia. Es necesaria una
pluralidad de órganos jurisdiccionales que funcionen simultáneamente y que
permitan la distribución del trabajo. Esa multiplicación de órganos judiciales es
actuada por la ley sobre la base de tres criterios:

a) Criterio objetivo, atinente a la naturaleza de las causas y del derecho


sustancial tutelado, en cuanto a su cualidad (competencia material) y a su
cantidad (valor). En este sentido dice el Código Modelo Procesal Civil para
Iberoamérica en el artículo 23.4, que «en base a la nat ura leza de la mat eria ,
su im portancia práct ica y el v o l u m e n d e l o s a s u n t o s q u e s e t r a m i t e n ,
se procurará l a especialización de los Tribunales, tanto en primera como en
segunda instancia, conforme con lo que disponga la ley orgánica respectiva».
Criterio funcional, que atiende a la función que cumple el tribunal, s ea en cua nto
a l gr ad o (pr im er a inst a ncia , s egu nda inst an cia , casación), sea en cuanto a
la actividad que le corresponde cumplir el proceso (sustanciador. Mediador,
ejecutor, juez comisionado para evacuación de pruebas o para practicar actos de
ejecución, corno por ej. medidas cautelares).

c) Criterio territorial, en base al cual se pretende diseminar los t r ibu na les


en la geo gr a fía nac iona l, c er can os a l dom ic ilio del interesado o el lugar donde
ocurrieron los hechos. Las ciudades más populosas tendrán más tribunales y en las
localidades menos pobladas los tribunales tendrán varias competencias
asignadas, incluso por la materia.

Competencia objetiva por razón de a materia


La llamada competencia objetiva, atiende a la cualidad y cuantía de los
elementos objetivos de la causa; esto es, el petitum y la causa petendi. Unas
reglas de competencia toman en cuenta el objeto mediato de la pretensión
(naturaleza de la cuestión), como ocurre en la competencia de los interdictos
posesorios, y otras toman en cuenta el d e r e c h o s u s t a n c i a l q u e c o n s t i t u y e e l
t í t u l o d e l a d e m a n d a (disposiciones legales que regulan la cuestión discutida),
corno es del caso la jurisdicción especial laboral y del Tránsito. La competencia se
conmesura al quid disputatum (quid decidendum), lo que se disputa, lo que hay que
decidir. Ello no significa que la competencia material dé-penda de la índole de las
normas aplicables; es decir, si el juez laboral, por ej., tiene que aplicar un
artículo del Código Civil, o el juez or dinar io un ar t íc ulo de una ley
especia l. De pend e s ólo de la naturaleza de la causa de pedir o del objeto, lo
cual determinará la aplicación de ciertas reglas. No deja ser competencia del
juez de Tránsito el conocimiento, por ej., de la demanda de indemnización por
desafío moral de viniente de accidente de automovilístico aunque las normas
aplicables sean los artículos 1.193 y 1.196 del Código Civil (cfr CSJ, SPA, Sent.
19-oct-64); al igual que es competente el juez del trabajo para conocer de una
transacción sobre una relación laboral, aunque las normas aplicables sean las del
derecho común que regulan este modo de autocomposición (cfr CSJ, Sent. 28-10-
71).

Competencia civil
La competencia civil consiste propiamente en una jurisdicción "residual", a la
cual corresponde el conocimiento de todos aquellos asuntos que no han sido
atribuidos específicamente, en razón de la materia, a otros Órganos jurisdiccionales.

El juez civil conoce de asuntos de familia salvo aquellos que correspondan a la


protección del niño y del adolescente; todas las pretensiones de interés
patrimonial que reclamen declaración de existencia de un derecho (o la
inexistencia de un derecho) o el cumplimiento de una obligación fuente sea
un contrato, el cuasi-contrato, el delito, el cuasi delito o la propia Ley, Dejando a salvo
—repetirnos— las obligaciones. Que competen a otras materias, tales como las
obligaciones derivadas del contrato del trabajo, las de índole mercantil, las
que debe el Estado o institutos y empresas del Estado.

Competencia mercantil
La jurisdicción comercial es plena en los asuntos que la ley somete a su competencia,
en el sentido de que en las causas comerciales el juez tiene autoridad —según el
artículo 1.082 C. Com.— para declarar y satisfacer, mediante ejecución, el derecho
en juicio ordinario o especial, y resolver cualquier incidencia relacionada con el
asunto (aún cuando las normas de fondo toquen a una Ley especial o a otro Código:
verbigracia, Ley sol-)re Depósito Judicial, reglas supletorias sobre medidas preventivas
y otros institutos).
Según el artículo 1.090 C. Com., corresponde a la jurisdicción comercial el
conocimiento: 1) de toda controversia sobre actos de comercio entre toda especie de
persona, es decir, aun entre los no comerciantes. Los actos de comercio son
enumerados distintamente en el artículo 2° del mismo Código. Los actos subjetivos de
comercio, es dec ir , los que pueden ser com ercia les sólo pa ra uno de los
involucrados en el contrato o negocio jurídico planteado en la litis, determinan
también la competencia comercial, a tenor del artículo 1.092. 2) De las controversias
relativas a letras de cambio y a pagarés a la orden en que haya a la vez firmas de
comerciantes y de no comerciantes, aunque respecto a éstos tengan el carácter de
obligación meramente civil. 3) De las acciones contra capitanes de buques,
factores, dependientes y otros subalternos de comerciantes, sólo sobre los hechos del
tráfico de la persona a que están destinados. 4) De las acciones de capitanes de
buques, factores, dependientes y otros subalternos de comerciantes contra los
armadores y comerciantes, sólo por operaciones del tráfico de la persona a quien
sirven. 5) De las acciones de los pasajeros

Competencia Laboral

Los Tribunales del Trabajo son competentes para sustanciar y decidir los
asuntos contenciosos relativos al hecho social trabajo y a l a pr e s t a c ió n
p e r s o na l d e t r a b a j o s o s e r v ic i o s , i n c l u s i v e l os relacionados con intereses
colectivos o difusos, que no correspondan a la conciliación ni al arbitraje, con
excepción de los litigios entre funcionarios y la Administración Pública en
particular; las solicitudes de ca lificac ió n de de sp ido fu nda da s en la
est a bilidad la bora l, consagrada en la legislación del trabajo, así como las
solicitudes de amparo por violación o amenaza de violación de los derechos y
garantías constitucionales de trabajo y seguridad social establecido en la nuestra
Constitución. También le competen los litigios relativos a la a pli ca ción de las
nor ma s de segur idad social ( Art . 28 LO PT). Igualment e corresponde el
conocim iento a l juez la boral de las acciones derivadas de actos ilícitos
cometidos por el patrono en perjuicio del trabajador, como por ej., el accidente
de trabajo causado por negligencia del patrono respecto a la conservación de las
normas de seguridad (aparte la indemnización sin culpa del Art. 560 Ley
Orgánica del Trabajo), o la responsabilidad por acto ilícito cometido por las
personas en ejercicio de sus cualidades de em pleador o t r a baja dor . Y aún
cua ndo la r elación de t rabaj o sea de or igen contractual, la responsabilidad
no participa de esa naturaleza; son aplicables las normas sobre responsabilidad
extracontractual de los artículo 1.185 y siguientes del Código Civil, pues el origen
inmediato de la obligación resarcitoria, radica en la culpa civil y en las normas
proteccionistas del trabajador (Arts. 87 y ss de la Constitución) y no en las
estipulaciones contractuales individuales o colectivas.

Competencia de Tránsito
La determinación de la competencia material de tránsito está fundada en
la naturaleza del acto ilícito que se aduce como causa de pedir (causa petendi)
de la reclamación. Si la causa o relación jurídico-material controvertida en
el proceso puede ser calificada jurídicamente como accidente de tránsito,
entonces habrá de afirmarse la competencia material del juez.

¿Qué debemos, entonces, entender por accidente de tránsito? Un accidente de


tránsito es el hecho ilícito producido por un vehículo, en el sentido legal de la palabra
con motivo de su circulación, siendo los elementos de la definición: a) Dentro de
la amplia gama de actos (humanos) y hechos ilícitos, el accidente de tránsito
pertenece a aquellos que son producidos por una cosa. Los daños ocasionados por
las mismas personas o por los animales son totalmente ajenos y extraños al
concepto.
b) En segundo término, es necesario que la cosa dañosa sea calificable,
legalmente, como vehículo. La Ley y su Reglamento son prolijos al establecer
la clasificación de los artefactos que pueden catalogarse como vehículos: de
tracción humana, de tracción animal, motocicletas, automóviles y camionetas de
pasajeros, autobuses y de carga. En cuanto a los vehículos de tracción animal
conviene aclarar que están constituidos por dos elementos: el artefacto o aparato
del cual se tira y la bestia de tiro; esta última no constituye por sí misma, en
ningún caso, un vehículo, como tampoco lo es la bestia que sirve como
cabalgadura. Es menester que el animal esté uncido a un carruaje; de lo
contrario, el daño que produzca será reclamable en sede ordinaria con arreglo al
artículo 1.192 Código Civil. c) El concepto de circulación supone que el automóvil
se encuentra inmerso en el tráfico, es decir, sujeto a los deberes de circulación
que imponen las normas administrativas de tránsito terrestre. La producción del
daño con motivo de la circulación debe entenderse de tres maneras: i) Daño producido
por un vehículo en circulación, decir, que se desplaza en el momento de producir el
siniestro. ii) Daño producido por causas de circulación actualizadas en momento
anterior al hecho ilícito. Un automóvil puede ser causa de accidente de
tránsito aunque en el momento que éste ocurra se encuentre estacionado. El objeto
dañoso ocasiona el daño muchas veces sin necesidad de desplazamiento y aún cuando
no participe materialmente en la colisión, como por ej., el vehículo mal aparcado. iii)
Daños causados por las cosas transportadas si se produce al momento de
encontrarse el vehículo en circulación; basta que la circulación del vehículo de
carga sea una concausa del daño producido.

Para establecer si el hecho ilícito es o no un accidente de tránsito, carece de toda


trascendencia precisar la naturaleza de la cosa que ha sido objeto del daño. Sea o
no ésta un vehículo, indistintamente, no influirá para precisar el carácter del hecho
ilícito.

Vale también aclarar, que algunos hechos ilícitos pueden ser calificados
corno accidentes de circulación únicamente para una de las partes involucradas. Del
mismo modo que la doctrina mercantil habla de actos subjetivos de comercio en
consideración al carácter que de comerciante tiene el sujeto de derecho,
podemos hablar aquí de accidentes de tránsito relativos, pues su concepción como
tales está en relación, no al sujeto, sino a la naturaleza de la cosa dañosa. Estos
casos ocurren cuando se produce un choque entre un vehículo y cualquier
otro objeto no calificable como tal. Imagínese un siniestro que se produce entre un
automóvil y, supongamos, una mezcladora de cemento emplazada en la vía. El hecho
ilícito, desde el punto de vista del conductor y propietario del automóvil que
demandan, "no será un accidente de tránsito, porque el daño lo ha producido una
cosa no calificable corno vehículo, y por tanto, el juez llamado a conocer de la acción
resarcitoria será el juez ordinario con arreglo a la norma común del artículo 1.193
del Código Civil. Desde el punto de vista de la demanda que propone el
propietario de la mezcladora de cemento, el hecho ilícito será un accidente
automovilístico, pues la cosa dañosa es u n a u t o m óv i l, y po r e n de , el j u e z d e
t r á n sit o c on oc er á d e la reclamación con arreglo a la primera parte del artículo
21 de la Ley de la materia.

Competencia agraria
Esta jurisdicción especial entraña la materia concerniente a la protección y
fomento de las actividades agrícolas y pecuarias, dado el manifiesto interés social
que revisten como producción económica básica. Sin embargo, no son otras
distintas a las del derecho común las instituciones de derecho privado en base a
las cuales deben ser resueltos los casos y las instituciones procesales que
informan el itinerario de estos procesos

Las leyes sociales agrarias propenden al logro de los postulados de la justicia social
en la distribución de los bienes a cuyo propósito pesa la llamada "hipoteca social"
sobre los bienes públicos; el esfuerzo a favor de un orden social más justo no
regulado exclusivamente por la ley del mercado que no atiende ni puede
atender por su misma dinámica, la exigencias de la justicia. «Existen numerosas
necesidades humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado» (JUAN PABLO
II, Centesimus Annus, 34).

En el orden de la competencia material, la ley atribuye a la competencia


agraria el conocimiento de las demandas relativas a: acciones declarativas,
petitorias, reivindicatorias y posesorias en materia agraria; deslinde judicial de
predios rurales; acciones relativas al uso, aprovechamiento, constitución de
servidumbres y demás derechos reales, para fines agrarios; acciones sucesorales
sobre bienes afectos a la actividad agraria; acciones derivadas del derecho de
permanencia: procedimientos de desocupación o desalojos de fundos; acciones
derivadas de perturbaciones o daños a la propiedad o posesión agraria;
acciones derivadas de contratos agrarios; acciones de indemnización de daños y
perjuicios derivados de la actividad agraria; acciones originadas con ocasión a lh
constitución del patrimonio familiar agrario; acciones derivadas de conflictos
suscitados entre sociedades de usuarios, uniones de prestatarios, cooperativas y
demás organizaciones de índole agrario; acciones derivadas de crédito
agrario; acciones y controversias surgidas del uso, aprovechamiento, fomento y
conservación de los recursos naturales renovables que determine la ley;
acciones derivadas del uso común de las aguas de regadía y de las organizaciones
de usuarios de las mismas. En general, todas las acciones y controversias entre
particulares relacionados con la actividad agraria (Art. 212 Decreto-Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, 13-11-2001).

Las leyes sociales agrarias propenden al logro de los postulados de la .justicia social
en la distribución de los bienes a cuyo propósito pesa la llamada "hipoteca social" sobre
los bienes públicos; el esfuerzo a favor de un orden social más justo no regulado
exclusivamente por la ley del mercado que no atiende ni puede atender por su
misma dinámica, la exigencias de la justicia. «Existen numerosas necesidades
humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado» (JUAN PABLO II,
Centesimus Annus, 34).

En el orden de la competencia material, la ley atribuye a la competencia


agraria el conocimiento de las demandas relativas a: acciones declarativas,
petitorias, reivindicatorias y posesorias en materia agraria; deslinde judicial de
predios rurales; acciones relativas al uso, aprovechamiento, constitución de
servidumbres y demás derechos reales, para fines agrarios; acciones sucesorales
sobre bienes afectos a la actividad agraria; acciones derivadas del derecho de
permanencia: procedimientos de desocupación o desalojos de fundos; acciones
derivadas de perturbaciones o daños a la propiedad o posesión agraria;
acciones derivadas de contratos agrarios; acciones de indemnización de daños y
perjuicios derivados de la actividad agraria; acciones originadas con ocasión a la
constitución del patrimonio familiar agrario; acciones derivadas de conflictos
suscitados entre sociedades de usuarios, uniones de prestatarios, cooperativas y
demás organizaciones de índole agrario; acciones derivadas de crédito
agrario; acciones y controversias surgidas del uso, aprovechamiento, fomento y
conservación de los recursos naturales renovables que determine la ley;
acciones derivadas del uso común de las aguas de regadía y de las organizaciones
de usuarios de las mismas. En general, todas las acciones y controversias entre
particulares relacionados con la actividad agraria (Art. 212 Decreto-Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, 13-11-2001).

Jurisdicción constitucional
La jurisdicción constitucional persigue asegurar la integridad, supremacía y
efectividad de la Constitución, a cuyo fin ésta ha dotado a la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia de las atribuciones necesarias para anular los
actos públicos emanados de los poderes públicos, incluso del Poder Judicial,
incluidas en él las decisiones de otras Salas de dicho Tribunal Supremo, así como
también tiene la atribución necesaria para ejercer una jurisdicción plena que
le permita asignar la interpretación del texto normativo y salvar sus
dificultades o contradicciones. La tutela constitucional satisface, a la par, el
interés privado de los justiciables, ejerciendo a tr a v és de la s ac ci one s de
a m par o, a cc io nes de n ulid a d de act os legislativos y el recurso
extraordinario de revisión previsto en el artículo 336,10 de la Constitución
de la República (TSJ-SC, Sent. 2501-2001).

Jurisdicción de Protección del Niño y del Adolescente

La co m p et e n c i a es p e cia l a f a v or de l ni ño y de l a d o l es c e n t e co nc ier ne
a t o dos a q ue llos a s unt o s q ue m ir a n a la pr ot ec ci ón y formación del menor:
guarda, custodia, alimentos y salvaguarda de su p a t r i m o n i o . D e a c u e r d o a l
a r t í c u l o 2 ° d e l a L e y O r g á n i c a d e Protección del Niño y del Adolescente,
«se entiende por niño toda persona con menos de doce años de edad. Se
entiende por adolescente toda persona con doce años o má s y menos de
dieciocho a ños de edad...»

La o r g a n iz a c ió n j u d i c ia l e st á i nt e g r a d a p or los T r i b u na l e s de
Protección del Niño y del Adolescente. Cada Tribunal consta de una Sa la de
Juicio y de una C orte Super ior, cada una de ellas con un presidente y un
secretario. La Corte Superior está integrada a su vez por una o más Salas de
Apelaciones (Art. 175 LOPNA). De manera que el concepto de "tribunal" engloba
la organización judicial en las dos instancias. A la Sala de Casación Social del
Tribunal Supremo de Justicia corresponde conocer del recurso de casación en
materia de menores, según lo dispone el artículo 262 in fine de la Constitución
de la República.

No encontramos en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y d e l


A d o l e s c e n t e u n a d i s p o s i c i ó n q u e d e f i n a p o s i t i v a m e n t e l a competencia
material de los Tribunales de Protección del Niño y del A d o l e s c e n t e , p u e s e l
a r t í c u l o 1 7 3 i n c u r r e e n u n p l e o n a s m o a l establecer que a ellos corresponde
«el ejercicio de la jurisdicción para la resolución de los asuntos sometidos a su
decisión» (sic). La única precisión para definir la competencia material es, pues, la
minoridad.
Sin embargo, ¿corresponderá a estos tribunales el conocimiento de aquellos
casos en los que hay litigantes mayores y menores de en la misma posición
procesal o posiciones encontradas, como por Ej si los hijos mayores y menores
de edad inquieren la paternidad a un mismo sujeto demandado por considerar
que él es su padre, su progenitor. La Sala Plena ha señalado que cuando los
menores son demandantes, el asunto no es competencia de los tribunales de
Protección, lo cual se explica porque se pretende la obtención, el reconocimiento o el
rescate de un bien o de una cualidad jurídica (TSJ-SP, Sent. 14-02-2002). Debe
entenderse que la jurisdicción de protección de menores constituye un fuero
atrayente respecto a los asuntos en los que el sujeto demandado o uno de los
litisconsortes pasivos sea un menor de 18 años, aún cuando los restantes
litigantes sean mayores de edad. Esta parece ser la solución adoptada por el
Tribunal Supremo de Justicia en Sala de Casación Social (cfr TSJSCC, Sent.
19-06-2003), la cual resulta harto conveniente para evitar el dispendio del aparato
judicial y el riesgo de sentencias contrarias o contradictorias originadas en una
división de la continencia de la causa (cfr Arts. 79 a 81).

La competencia del órgano de primer grado lo define el artículo 177, y el


artículo 452 regula la pertinencia del procedimiento oral establecido, como regla
general, en los artículos 454 y siguientes. El procedimiento de adopción (Art. 493 y
ss) y los asuntos de alimentos y de guarda (Art. 511 y ss) tienen sus
respectivos procedimientos especiales.

De acuerdo al artículo 177 de la Ley mencionada, corresponde a esta


jurisdicción especial (llamada comúnmente jurisdicción de m enor es o de
prot ección de m enores) el conocimient o de los siguientes asuntos:
A) Asuntos de familia: filiación; privación, extinción y restitución de la patria
potestad, guarda, obligación alimentaria, colocación familiar y en entidad de
atención, remoción de tutores, curadores, pro-tutores, y miembros del consejo de
tutela, adopción, nulidad de adopción, divorcio o nulidad del matr imonio,
cua ndo ha ya hij os niños o adolescentes, divorcio o nulidad del matrimonio, cuando
uno a ambos cónyuges sean adolescentes, cualquier otro afín a esta naturaleza
que deba resolverse judicialmente.
B). Asuntos patrimoniales y del trabajo: administración de los bienes y
representación de los hijos, conflictos laborales, demandas contra niños y
adolescentes; cualquier otro afín a esta naturaleza que deba resolverse
judicialmente. C ). A su nt os pr ov en ient es de l os C onsej os de P r ot ecc ión o de
lo s Consejos de Derechos: desacato de los particulares, instituciones públicas
o priva da s u or ganismos del Estado, a la medida s de protección impuestas
por los Consejos de Protección; disconformidad de particulares, instituciones públicas
o privadas u órganos del Estado, con la s m edida s de prot ección impuest a s por
los C onsej os de Protección, agotada la vía administrativa; abstención de los
Consejos de Protección; disconformidad de las entidades de atención y de las
Defensorías del N iño y del Adolescente con las decisiones del Consejo de
Derechos que nieguen y revoquen el registro o inscripción de programa; aplicación
de sanciones a particulares, instituciones públicas o privadas, excepto las
previstas en la Sección 4° del Capítulo IX de este Título y cualquier otra de naturaleza
afín que deba resolverse judicialmente.

D). Otros asuntos: procedimiento de tutela; autorizaciones requeridas p a r a


el matrimonio, cuando uno o ambos contrayentes sean
adolescentes; pedidos basados en la discrepancia entre los padres, en
relación al ejercicio de la patria potestad; régimen de visitas;
autorizaciones requeridas por los padres, tutores y curadores 11 inserción,
rectificación o supresión de partidas relativas al estado civil d e ni d os y
a dol e s c e nt es ; cu a l qu ier otro de n a t ur a l ez a afín qu e de ba resolverse
judicialmente.

E). Acción de protección contra hechos, actos u omisiones de particulares, órganos


e instituciones públicas o privadas que amenacen o violen derechos colectivos o
difusos, de los niños y adolescentes.
Competencia objetiva en razón de la cuantía
El valor del objeto en litigio es otro criterio determinador de la competencia. El del
Código de Procedimiento Civil establece varias reglas para establecer el valor de
la demanda. O para estimarlo, si no e s p o s i b l e d e t e r m i n a r l o , c o m o o c u r r e
e n l a s d e m a n d a s d e indemnización de daño moral. Otras demandas son
inestimables en dinero por no pretender bienes patrimoniales, como ocurre en las
pertenecientes al derecho de familia (filiación, adopción, interdicción civil, divorcio,
separación de cuerpos, etc.). Cuando es establecido el valor de la demanda, es posible
precisar entonces el tribunal al cual corresponde el conocimiento del asunto en razón
de la cuantía. En razón de la pérdida del valor adquisitivo del signo monetario,
recurrente año a año, el legislador se ha remitido en nuevas leyes a un valor
referencial, el de la Unidad Tributaria, que es determinado por la autoridad
administrativa cuando razones de corrección monetaria o indexación, lo
aconsejen. Así, la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia establece que
el el recurso de casación es admisible sólo cuando el valor de la demanda
exceda de 3.000 U.T.

El valor de la demanda tiene importancia también para determinar el monto de


los honorarios profesionales de los abogados de la parte vencedora, pues dichos
honorarios no pueden ser superiores al 30% del valor de lo litigado (Art. 286).
Reglas para determinar el valor de la demanda
El valor de la causa, a los fines de la competencia, se determina en base a la
demanda (Art. 30). Dicho valor se determina sumando al capital adeudado, los
intereses vencidos, los gastos hechos en la cobranza y la estimación de los
daños y perjuicios causados con anterioridad a la presentación de la demanda (Art.
31).

Cuando una demanda contenga varios puntos, se sumarán todos ellos. Las
diferentes reclamaciones deben tener una misma causa de pedir. De lo contrario
debe entenderse son pretensiones distintas y autónomas, no sumables, acumuladas
inicialmente en la demanda. Valgan los siguientes ejemplos: si en juicio de
responsabilidad civil derivada de accidente de tránsito el actor reclama la
indemnización de daños y perjuicios materiales, el lucro cesante resultante
de la inaptitud de su automóvil para circular, el daño emergente que deviene
de su incapacidad temporal para trabajar por motivo de las lesiones sufridas, los
gastos médicos y de hospitalización que amerita su curación y el daño moral que
sufre por la muerte, en el accidente, de un pariente suyo acompañante, habrá allí
distintos puntos de una sola pretensión, puesto que la causa petendi es la misma:
el acto ilícito (colisión) que ocasionó la retahíla de daños sufridos por la víctima
demandante. Pero si demando a una misma persona el pago de cánones de
arrendamiento, la devolución (repetición) de un dinero mal pagado y la cancelación
de un precio de compra-venta pendiente, es claro que las causas de pedir o
títulos son diferentes, porque tienen origen en contratos o cuasi-contratos, no sólo
conceptualmente sino realmente distintos. Por tanto, en este último caso no
deben sumarse las cuantías de cada uno de las pretensiones autónomas
demandadas, da da la aut onom ía qu e da la pec uliar idad del t ít ulo. H a y, en
t al supuesto, una acumulación objetiva inicial de pretensiones (Art. 77).

L a s o b l i g a c i o n e s p a g a d e r a s p e r i ó d i c a m e n t e ( p e n s i o n e s d e jubilación
o alimentarias, cuotas de ventas a plazo), el valor de la demanda lo
determina la suma de las pensiones o cuotas demandadas. P ero si est uv iere
discut ida la entera relación jurídica (por ej., la validez del acto o contrato
que genera esos pagos periódicos), el valor lo determinará la acumulación de 2, 10
ó 12. (Arts. 35 y 36).
Es t a s r e g l a s t i e ne n c a d a v ez m e n os a p l i c a c i ón pr á ct ic a . La tendencia
actual de la legislación en la dinámica forense es la de no establecer límites
cuantitativos a los tribunales de primera instancia.

C o m p e t e n c i a f u n c i o n al

Siguiendo el criterio funcional del cual anteriormente hemos hablado, la


com pet encia funcional se atr ibuye en at ención a la diversidad de cometidos
encomendados a los órganos judiciales sobre una misma causa, o a la
diversidad de providencias que puedan adoptarse en un mismo proceso. La
competencia funcional no está regulada en nuestro Código a pesar de que responde
perfectamente al concepto de competencia, como medida o porción de
jurisdicción, tanto en cuanto se otorga la potestad de conocimiento de un juicio en
atención a la función que toca desempeñar al juez, sea de sustanciador de la
causa (competencia funcional de primer grado), de revisor (competencia
funcional de alzada o segundo grado); o bien, la de juez sustanciador, mediador,
ejecutor, o de juez comisionado, etc. La competencia del tribunal para
conocer del recurso de invalidación (Art. 329) es un ejemplo de competencia
funcional: al tribunal que hubiere dictado la sentencia ejecutoriada cuya
invalidación se pide o el tribunal que hubiere homologado el acto con fuerza de
sentencia (cfr Art. 1.930 CC). Como puede verse, el criterio determinador no es la
materia del asunto controvertido, ni su valor, ni el territorio, sino la categoría o
carácter que tiene el órgano como tribunal de la causa.

Competencia territorial
La competencia territorial (ratione loci) obedece a un criterio totalmente
diverso a los anteriores. Determinado por la necesaria multiplicación de
tribunales de un mismo tipo para cubrir el volumen d e d e m a n d a s s e g ú n l a
d e n s i d a d d e m o g r á f i c a l o r e q u i e r a . L a diseminación de tribunales de un mismo
tipo en la geografía nacional, contribuye a actuar la garantía de fácil acceso a la
justicia, evitando a los ciudadanos la molestia de tener que trasladarse a un
lugar distante para demandar lo que en justicia corresponde o desembarazarse
de un reclamo o demanda improcedente. El criterio territorial acomete la
ne c es ida d de r epr od uc ir e l d is eño de t r ibu na les f u nda do e n lo s criterios
cualitativo, cuantitativo y funcional, es decir, la producción en serie de
tribunales de un mismo tipo, en cantidad suficiente para desplegar el trabajo
judicial a ellos encomendado. «Del mismo modo (para poner un burdo parangón —
dice CALAMANDREI) el fabricante de maquinarias construye pr imerament e un
modelo de máquina que responde t écnicam ente en abstracto a una
determ inada fina lidad industrial, y luego encara el problema de la fabricación
en serie de un número de máquinas, iguales todas ellas al modelo, que baste
para las exigencias concretas de aquella determinada industria».
En definitiva, la administración de justicia necesita distintos tipos de
tribunales y pluralidad de tribunales de un mismo tipo.
La jurisdicción, en orden al territorio, está distribuida en atención a dos reglas:
el criterio personal y el criterio real. Según el primero, se distribuye la
competencia según la ubicación territorial de la persona, concretamente de la
persona demandada, conforme al principio actor sequitur forum rei, el actor
sigue el fuero del reo. Aquí el genitivo rei concierne al nominativo reus (reo) y
no a res (cosa); en forma que, aunque también pudiera afirmarse según el
criterio real— que el actor sigue el «fuero» de la cosa, o la competencia que
determina la ubicación de la cosa litigiosa, el adagio significa la primera
acepción dada. El criterio real atiende a la ubicación territorial de la cosa de-
mandada, y por tanto es de colegir que dicho criterio real se aplica sólo en el
caso de las pretensiones concernientes a derechos propter rem, sean
derechos reales que reclaman una obligación general de respeto, sean
derechos personales que tienen un correlativo obligado concreto y un objeto
determinado.
El forum o fuero, es la relación de carácter territorial que liga uno de los
elementos de la pretensión con la circunscripción de cada órgano jurisdiccional,
y aparece considerada por la ley como causa determinadora de la competencia
(GUASP). La ley ofrece normalmente varios fueros concurrentes para un mismo
tipo de pretensiones o demandas: como expresa CALAMANDREI, esa
concurrencia puede ser electiva o sucesiva. En el primer caso, queda a
escogencia del actor cuál de los fueros o tribunales conocerá de su demanda;
en el otro supuesto, la segunda opción opera sólo en defecto de la primera, y la
tercera sólo en defecto de la segunda. En este artículo 40, los fueros que da la
ley son sucesivamente concurrentes, ya que el demandante puede proponer la
demanda en el lugar de residencia del demandado, únicamente en el caso de que no
tenga domicilio (forum domicilii) conocido; y podrá proponerla en el lugar donde
se le encuentre sólo si se desconoce también su residencia.

Ahora bien, los fueros son electivamente concurrentes en cuanto a las reglas de
competencia contenidas en los artículos 40 y artículo 41, pues el actor tiene la
opción, libremente, de elegir las reglas de una u otra disposición para
determinar el tribunal que conocerá de su demanda, siempre y cuando se trate
de una demanda sobre derechos personales o sobre derechos reales mobiliarios.
Igualmente, el artículo 42 también prevé fueros efectivamente concurrentes,
pudiendo el actor optar por una de las tres alternativas que da la norma, a su elección.

El artículo 40 comprende las acciones reales mobiliarias y las acciones


personales, cualesquiera que ellas sean; valga decir, las concernientes a
derechos creditorios (sobre cosa indeterminada) y las concernientes a bienes
determinados (verbigracia, el derecho que tiene el comodante o subarrendador, no
propietario, a que se le devuelva la cosa, terminado el contrato).
El artículo 28 del Código Civil reputa domicilio al de la agencia o sucursal, en lo que
concierne sólo a los hechos, actos y contratos que ejecuten o celebren por medio del
agente o sucursal. Ello significa que, a elección del actor, puede ser presentada
la demanda en el domicilio estatutario principal o en el domicilio funcional que
nace a raíz y a partir del establecim iento de la sucursal o agencia. Tal
esta blecimient o o const it ución — creem os— no depende de la participación
y registro de la sucursal en el Registro Mercantil, tratándose de una empresa
de esta índole, sino del funcionamiento efectivo de dicha sucursal o agencia en una
localidad distinta de donde se encuentra la sede principal de dirección y
administración general.

Esta es la tesis del maestro MARCANO RODRÍGUEZ, que


compartimos: «Puede acontecer que una sociedad, a consecuencia de su
extenso y complicado giro de negocios, tenga varias oficinas de
administración y economía en diferentes localidades, que asuman una especie
de personería propia, con un personal independiente de la dirección general,
con negocios peculiares y privativos, y que, en una palabra, adquieran derechos
y contraigan obligaciones con relación a su radio particular de acción; y en este
caso, los terceros no pueden ser c o n s t r e ñ i d os a pr o p o n e r s u s d e m a n d a s
c o nt r a la s oc i e d a d p or vinculaciones particulares con esas dependencias,
ante la autoridad judicial del domicilio del establecimiento principal, sino
que, cada un o de es os lug ar es de be co ns ider ar se com o un d om ic ili o de l a
sociedad para todo lo relativo a las obligaciones de que sea deudora la sucursal».

La citación de la empresa demandada puede procurarse también en la


sucursal y agencia, con sujeción a dicho artículo 28 del Código civil.
El fuero de cumplim ient o de la obliga ción ( for um destinat ae s ol uti oni s)
o bed ec e a la c ir cu nst a nc ia d e que, c o mú nm ent e , los elementos de juicio
relevantes a la litis se encuentran en el lugar de la ejecución o incumplimiento
del contrato. El fuero de ubicación de la cosa (forum rei sitae) obedece al
criterio real antes enunciado y es propio de las acciones reales. En el lugar donde
está situada la cosa se encuentran los elementos de juicio convenientes para la
prueba y ello justifica que el proceso deba ventilarse allí.

El artículo 41 vincula entre sí los criterios objetivo y subjetivo


determinativos de la competencia territorial, al exigir la ubicación territorial
de la persona y la cosa demandadas en un mismo lugar, o la per sona y e l
lu ga r de or igen de la ob liga ción; el cua l pue de ser contractual (forum
contractus), de acto ilícito (forum commissi delicti) o de cualquier otra fuente
de las obligaciones (el cuasicontrato, el cuasidelito y la ley).
Las demandas relativas a derechos reales sobre bienes inmuebles se
propondrán ante la autoridad judicial del lugar donde esté situado el inmueble
(forum rei sitae), la del domicilio del demandado (forum domicilii), o la del
lugar donde se haya celebrado el contrato (fórum contractus), caso de hallarse allí el
demandado; lodo a elección del demandante (Art. 42).

Desplazamiento voluntario de la competencia territorial


La competencia por el territorio puede derogarse por convenio de las partes, caso en
el cual la demanda puede proponerse ante la autoridad judicial del lugar que se
haya elegido como domicilio (pactum de foro prorrogando) (Art. 47 y Art. 32 CC). El
pactum que deroga el fuero territorial asignado por la ley, implica la escogencia de un juez
competente por la materia para conocimiento del asunto.
¿Por qué la ley autoriza la derogación de sus nos ____ mas sobre la ordinaria
competencia territorial, si el artículo 5° establece la inderogabilidad convencional
de la competencia? La razón radica en que la competencia ratione loci responde a la
necesidad de crear pluralidad de órganos jurisdiccionales de un mismo tipo, es decir, con
una misma competencia objetiva, para evitar la aglomeración de trabajo en un único
tribunal nacional y evitar las molestias de traslado de las personas desde lugares lejanos
a la sede del tribunal para defender allí sus derechos. Pero como se trata, en
definitiva, de la pluralidad de tribunales de un mismo tipo, con igual competencia
objetiva, no existe interés público en esta clase de competencia: es indiferente para la
administración de justicia que conozca de un juicio laboral el juez de trabajo de otra
Circunscripción, puesto que ambos son jueces laborales. Por ello el legislador permite en
esta disposición que sean modificadas por las partes las reglas de competencia
te rri to ria l me dia nte la ren uncia o e lecc ión d e dom icilio, o, indirectamente, al
precluir el ejercicio de la excepción previa de incompetencia.

Competencia territorial inderogable


La derogación no podrá efectuarse cuando sé trate de causas en las que debe intervenir el
Ministerio Público, ni en cualquier otro en que la ley expresamente lo determine (Art.
47). Tales causas son los juicios de oposición y anulación del matrimonio,
interdicción e inhabilitación civil; juicios de divorcio o de separación de cuerpos
contenciosa, de rectificación de los actos del estado civil y los de filiación; el juicio o
incidente de tacha de falsedad de instrumentos (Art. 438 ss) y en los demás casos previstos
por la ley.

Queda excluido el pacto derogatorio de la competencia en estos casos


porque, existiendo interés público en el proceso —justificado por la necesaria
intervención del Ministerio Público a fin de garantizar el control de la prueba que
puede ejercer dicha Magistratura requirente (Art. 133 in line).

«C ua l qui er a q ue s ea el cr it er io d e v inc ula ci ón s eg ún e l c ua l determine


la ley la competencia por razón del territorio, ésta viene a ser inderogable en
aquellos procedimientos en que el órgano judicial e s t á p r o v i s t o d e p o d e r e s
i n q u i s i t o r i o s , q u e s ó l o p u e d e n s e r provechosamente puestos en práctica si
el proceso se desenvuelve en el fuero establecido por la ley; en defecto de la
cual, si las partes fuesen libres para derogar convencionalmente la competencia,
alejando el proceso del lugar donde se ha lla n las circunsta ncias que hay
que inv e s t i ga r , v e n dr ía n e l la s a a nu la r de es e m o do lo s p o de r es de
indagación consentidos al juez en interés público...» (CALAMANDREI). Piénsese
por ejemplo en el juicio de divorcio, en el que la ley asigna como fuero
especial el último domicilio conyugal (Art. 754). Si los cónyuges desavenidos
en el consortium omnis vitae se aviniesen para elegir un fuero especial a los
fines del div orcio, ¿cómo podría el r e p r e s e n t a n t e d e l M i n i s t e r i o P ú b l i c o ?
A s i m i s m o , e l j u i c i o d e int er d ic ció n o inh a b ilit a c ió n y el de l a t ac ha de
fa lse da d d e u n instrumento, tienen una causa o litis relevante al interés
público, sea por la capitidisminución a la libertad que conllevan los primeros,
sea por el delito que involucra el segundo; y por tanto, el proceso debe
dilucidarse en el lugar donde se encuentran los elementos de juicio, las pr ueb a s,
pa r a q ue s ea ef i ca z e l co nt r ol of ic ia l enc om e nda do a l Ministerio público.
Desplazamiento voluntario de la jurisdicción

Según llevamos dicho, la ley permite que haya una variación de la competencia
territorial por voluntad de las partes, sea unilateralmente, como en el caso de la
renuncia de domicilio prevista en el artículo 46; sea de consuno por virtud de
pacto expreso, así también autoriza la modificación de la jurisdicción por
voluntad de las partes, según se colige del artículo 2° del Código de
Procedimiento C ivil; esto es, cuando existe sumisión de las partes a la
jurisdicción extrajera o a árbitros privados que resuelvan en el exterior,
cuando no verse la litis sobre bienes muebles sitos en Venezuela ni esté en
juego el orden público interno.

El fuero territorial establecido voluntariamente por las partes, r eci be el


nom br e d e fuer o dis posit iv o o fac ult at iv o, y p ued e ser establecido también
tácitamente. Esto ocurre cuando el demandado no opone la primera cuestión
previa de declinatoria de jurisdicción por incompetencia territorial, la cual no
puede ser denunciada de oficio ni t a rdía m ent e, com o los ot r os casos de
in com p et e nc ia (A r t. 34 7) . Igualmente se fija tácitamente la competencia
facultativa cuando el demandante no objeta y se aviene (Art. 356) a la
designación del juez t erritorial que haya hecho el demandado al momento de
oponer la cuestión previa, haciendo un subsanación errónea, pero vinculante
para el juez señalado competente, a tenor del artículo 60 in fine).

La competencia por valor puede ser fijada también tácitamente, lo cual


ocurre en el caso de que el demandado no objete la estimación e x i g u a o
e x a g e r a d a q u e e l a c t o r h a y a a p l i c a d o a s u d e m a n d a (CALAMANDREI).
Como el juez no está autorizado para denunciar de oficio el defecto o exceso
del valor atribuido, deberá conocer del asunto, desde que la cuantía formal
de la demanda se inscribe en los límites cuantitativos que tiene asignada su
jurisdicción. Este acuerdo tácito o velado de las partes —totalmente
inusitado en la práctica judicial— puede llevar incluso, de modo indirecto, a
la modificación de la competencia funcional, si queda excluido o incluido,
según el caso, el recurso de casación por virtud de la estimación no impugnada.

Desplazamiento de la competencia por conexión


Puede haber modificación o desplazamiento de la competencia en razón de
la conexión o concomitancia entre dos o más asuntos, que hace que un
mismo juez los resuelva (a veces conjuntamente) aún cuando uno de ellos no
sea de su competencia ordinaria.
La causa del desplazamiento de la competencia en estos casos, obedece a
dos razones fundamentes, una de interés público y otra en la que predomina el
inter és privado. La primera t iende a evitar dos sentencias contradictorias
sobre asuntos que se relacionan entre sí, lo cual resultaría una grave
incoherencia y arrojaría desprestigio sobre la justicia. Se busca, por otro lado,
aplicar el principio de economía procesal de interés privado, pero también
beneficioso para la causa pública, pues al decidir dos o más casos con un
solo fa llo en un solo proceso, se ahorran costos, esfuerzos, evitando
repetir los mismos actos, producir las mismas pruebas y requerir idéntica
actividad del Tribunales diferentes.Losp (Vescovi).

La conexión puede ser objetiva, por versar sobre el mismo objeto (cadera
res) o tener la misma causa de pedir (eadem causa petendi), o bien puede ser
subjetiva (eadem personae), por tratarse de las mismas personas (Art. 52).
Cuando existe identidad de sujetos, objeto y causa de pedir, se dice que hay
litispedencia, esto es, que la misma causa ha sido postulada en dos demandas
generativas de procesos diferentes. D e a ll í que la le y or d ena c a nc el ar una
d e e llas , la pr op ues t a e n segundo lugar (Art. 61).

El desplazamiento de ciertas competencias puede darse en los casos de


acumulación de pretensiones; al contestarse la demanda si el demandado propone
reconvención (contra demanda) y también en ciertos supuestos de intervención
de terceros.
Veamos algunos casos legales que conllevan desplazamiento de la '
competencia. En materia de fiadores o de otros tipos de garantía, la
demanda accesoria contra el fiador o garante puede proponerse en el tribunal
donde esté la causa principal (Art. 48), aún cuando de acuerdo a la
competencia por el fuero territorial del fiador sea en una localidad distinta. Así
también, las pretensiones deducidas por el demandado en la con t estación a la
dem anda , pueden incr ementar el va lor de lo discutido en el juicio, en
cuyo caso los autos deben ser pasados al tribunal de mayor jerarquía en el
orden cuantitativo de la competencia (Art. 50).

El forum conexitatis se da, propiamente, en los supuestos de conexión


subjetiva u objetiva antes vistos, regulados, como se ha dicho, por el
artículo 52, así como en la litispendencia (Art. 61) y cuando haya continencia
entre las causas (Art. 52 in fine).
Existe continencia (de contener) cuando el tema a decidir (thema decidendum) de
una causa más amplia comprende o engloba el de la otra. Se puede poner el
siguiente ej em plo: Se demanda sentencia merodeclarativa de propiedad
sobre un inmueble y en juicio aparte es demandada la reivindicación del
inmueble. Esta segunda demanda es c o n t i n e n t e de la primera, pues
c o m p r e n d e e n s í u n a p r e v i a e inexcusable declaración de certeza sobre la
propiedad, como único medio de obtener la vindicación o restitución del
inmueble. Entre un inter dict o r est itut orio y un interdicto de am paro
incoados am bos respecto a las mismas partes y la misma cosa, existe también una
relación de continencia, donde el interdicto a s slihliorio es el juicio cont inente
y el de am pa r o el cont enido: el des poj o engloba la perturbación, es la
máxima perturbación que sufre la posesión.

Sólo estos últimos casos de continencia, conexión y litispendencia son los que
pueden dar lugar a la regulación de competencia que analizaremos
seguidamente.

Cornpetencla procesal lnternacional


La legislación moderna, informada por la globalización se aparte del sistema
del Código napoleónico que hacía residir la competencia procesal internacional en
la nacionalidad de las partes, y de la cual es una reminiscenciaaunque para
disponer lo contrario __________________________ el aparte del
artículo 1° del Código de Procedimiento Civil: "Los jueces tiene la obligación de
administrar justicia tanto a los venezolanos como a los extranjeros, en la medida en
que las leyes determinen su competencia para conocer del respectivo asunto".

El pr oceso pena l cons er va la r e gla sobre nac iona lidad del imputado
para determinar la competencia procesal sobre delitos cometidos por
nacionales. El Código Penal señala que la extradición de un venezolano no podrá
concederse por ningún motivo; pero deberá ser enjuiciado en Venezuela, a
solicitud de parte agraviada o del Ministerio Público, si el delito que se le imputa
mereciere pena por la ley venezolana.(Art. 6). La Constitución de la República no
permite la extradición de los venezolanos en ningún caso (Art. 69), aún
cuando el delito que se averigua haya dañado intereses colectivos internacionales o
a la humanidad entera (lesa humanidad). Esta normativa que se basa en la
vetusta concepción de vasallaje regio sobre los súbditos de un reino, no
tiene vigencia actual, en una globalización que interactúa intensamente las
relaciones entre los países creando el nuevo término "ciudadanos del mundo".
En el ámbito del proceso civil y según el régimen actual, la determinación
de la jurisdicción del juez venez olano fr ente a l extranjero, nada tiene que ver
con la nacionalidad ni con el domicilio de las partes. La Ley de Derecho
Internacional Privado (1998) sustituye las reglas (casi iguales) del Código de
Procedimiento Civil sobre esta materia, y señala (Art. 40) que la jurisdicción
nacional conocerá también de las demandas entiéndese las de carácter
patrimonial— contra personas no domiciliadas en el país, aun en el caso de esas
personas ni siquiera se encuentren en su territorio. P er o pa ra qu e e sta
v a st eda d d e la j ur is dic ci ón v en ez ola na t e ng a cumplimiento es menester que
se den los supuestos de uno cualquiera de los t r es or dina les que prev é la
Ley : 1) E l pr im er o de ellos la atribuye si se trata de de controversias
sobre bienes situados en el territorio de la República. Es consecuencia de la
soberanía nacional, pues mal puede desentenderse la función pública de la
Nación de parte de su territorio, aunque fuese minúscula. 2) Cuando la
fuente de la obligación es un contrato o proviene de un hecho acaecido en el
país o cuando la obligación tiene que ser cumplida en el país, también tiene
jurisdicción el juez naciona l. 3) C uando el demanda do haya sido citado
personalmente en el territorio de la República. 4) Cuando las partes se hayan
sometido a la jurisdicción venezolana, aún cuando no s e de n nin gu no de los
s upu est os pr e v ist os en l os t r e s or din a le s anteriores. El sometimiento puede
ser expreso, y equivale al precepto inverso del artículo 2 del Código de
Procedimiento Civil que trata del s om et im ient o de la j ur isd icc ió n na c io na l a l
j uez e xt r a nj er o. La sumisión tácita resultará, por parte del demandante,
del hecho de int erponer la dem anda y, por pa rt e del dem anda do, del
hecho de r ea liz ar en el j u ici o, per so na l me nt e o por m ed io de a p oder a d o,
cualquier acto que no sea proponer la declinatoria de jurisdicción u oponerse a
una medida preventiva.

Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los juicios


originados por el ejercicio de acciones sobre el estado de las personas o las
relaciones familiares, cuando el Derecho venezolano s ea co m p et e nt e, de
a cu er do con las d is p os ic i on es de la L ey de D er ec ho Int er na ciona l
priva d o, pa ra r e gir e l fo ndo del lit ig io, y cuando las partes se sometan
expresa o tácitamente a su jurisdicción, siempre que la causa tenga una
vinculación efectiva con el territorio de la República (Art. 42 Ley).
En orden a los intereses personales de los menores, los tribunales venezolanos
tendrán jurisdicción para dictar medidas provisionales de protección de las
personas que se encuentren en el territorio de la República, aunque carezcan
de jurisdicción para conocer del fondo del litigio (Art. 43 Ley).

Fin de la segunda parte

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