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Hoy vamos a hacer un poco de patria en 

Viajeros Blog y vamos a hablar de


la gastronomía andalusí, en especial, de la cordobesa. ¿Qué tiene de
especial? Pues muy sencillo, que la gastronomía actual bebe de toda la historia
que este territorio ha tenido, desde la invasión romana, pasando por los árabes
y acabando por los cristianos. No es que vayamos a hacer aquí un curso de
historia de Córdoba, pero sí vamos a ver cuáles son los aspectos más
importantes y jugosos de uno de los territorios de este país.
Podríamos decir que la cocina de Córdoba está, en gran parte, influenciada
por la época de los árabes en España, que constituyeron el reino de Al-
Andalus hasta la reconquista cristiana. Desde esto ya ha llovido mucho, pero
todavía perduran muchas tradiciones y, sobre todo, sabores que los
musulmanes nos dejaron en herencia para que hoy día podamos disfrutarlas,
como por ejemplo el uso de berenjenas, el cabello de ángel o sus múltiples
especias.
Los platos de la cocina del lugar se basan también en cuestiones
geográficas: uso de las verduras de huerta y la carne, dado que Córdoba no
es un territorio que colinde con el mar, la carne está presente en la mayoría de
sus platos. Como ejemplo de ambos usos encontramos el salmorejo, una
deliciosa sopa fría parecida al gazpacho, que bien se puede tomar como
entrante o como acompañante actuando en forma de salsa. Por otra parte, si
preferimos tomar carne, podemos tomar rabo de toro, muy típico en Córdoba.

Pero en este artículo nos vamos a centrar en un producto de la región. Se trata


del pastel cordobés (o “manolete”). Este pastel, que combina los sabores
dulces con los salados, está hecho a base de una masa de hojaldre,
manteca de cerdo y cabello de ángel, y normalmente aparece presentado
relleno de jamón serrano y con azúcar espolvoreada por encima. Este pastel,
que bien se puede tomar como postre o durante cualquier hora del día, suele
venir presentado con vino de pasas, que no hace más que acentuar el gusto
dulce-salado que de por sí ya posee.

El pastel cordobés aparece en dos versiones. La primera, en forma de pastel


grande, y se suele comer durante las reuniones familiares; la segunda, de una
manera más reducida, de unos 12 a 14 centímetros, y suele ser conocida por el
nombre de “manolete”. Según la leyenda, este torero siempre que iba a
Córdoba, solicitaba tener siempre a su disposición algún pastel durante todo el
tiempo que duraba su visita, por lo que las pastelerías de la ciudad acabaron
por dedicarle el nombre.

Esta receta se creó en el s.XIX, aprovechando las cualidades que daba la


huerta, la harina de trigo y la cidra (que es de donde proviene el cabello de
ángel). En concreto, lo crearon entre algunas de las confiterías de la ciudad y
su introducción en la cultura gastronómica cordobesa fue tan exitosa que desde
entonces esta receta no ha perdido ni un ápice de su popularidad y apego en la
ciudad donde nació.

El pastel cordobés se suele consumir durante todo el año, pero


especialmente en las siguientes fechas: el 24 de octubre, San Rafael; y durante
el 17 de noviembre, San Acisclo y Santa Victoria, que se conmemora la jornada
del pastel cordobés. Así que en cualquier momento podemos acercarnos a esta
ciudad del sur de España a disfrutar de su gastronomía, a pasear por la
Mezquita o el Alcázar de los Reyes Católicos.

Link: https://viajerosblog.com/pastel-cordobes-la-delicia-gastronomica-de-cordoba.html

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