Evelyn Sarai Angeles Mateos

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NUEVO ORDEN MUNDIAL A PARTIR DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA
INFORMACIÓN Y SUS INNOVACIONES

El sistema mundial ha tenido múltiples cambios a través de distintos procesos

históricos. Podemos destacar la segunda revolución industrial como transición de
una sociedad tradicional hacia una sociedad moderna que se fundamenta sobre
una valoración de la comunicación y las innovaciones tecnológicas que
permitieron la eficiencia de ésta.

A partir de la Segunda Guerra Mundial se crearon tecnologías que aumentaran la

eficacia de la comunicación entre los Estados con fines estratégico-militares.
Posterior a ésto, estas innovaciones tecnológicas conformaron las bases para el
desarrollo de las telecomunicaciones a nivel global, y podemos decir que desde
ese momento, se dio un proceso de integración mundial, es decir, de
globalización. Se dieron intercambios económicos y comunicativos siguiendo una
racionalidad capitalista. Con la aparición del telégrafo en 1789, se suprimieron las
barreras interprovinciales, se rediseñó el mapa administrativo y comenzaron a
implantarse instrumentos de gestión económica y demográfica a través de medios
de transporte y comunicación. Además, con el telégrafo como principal medio de
comunicación, se formó la Unión Telegráfica Internacional que a pesar de que el
telégrafo era de acceso público, el Estado se reservó el derecho de controlar las
transmisiones para que no se afectará la seguridad del mismo. Siendo la primera
reglamentación técnica de una red, significó el principio de una administración
renovada para cubrir los nuevos riesgos que presentaba el panorama tecnológico
así como, las afecciones a la sociedad, la violación de privacidad de los civiles, en
este caso. Podemos traspolar este suceso a lo ocurrido en México hace algunos
meses, la propuesta de la Ley de Seguridad Interior, el gobierno se reserva el
derecho de vigilar el contenido que circula, lo que siempre se ha hecho, pero
también se reserva el proceder de manera inmediata contra el actor civil. Con esta
idea, podemos observar las desventajas que trae consigo una sociedad
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digitalizada y sobre todo abierta, porque todo el contenido en la red digital, es
público, realmente.

Un aspecto del cual es importante hablar, es sobre la relación que existe entre
tener el control para gestionar las telecomunicaciones, que éste viene a partir del
poder adquisitivo de acuerdo al nivel económico y poder político de cada Estado, y
por consiguiente el dominio del espacio y de la ideología. El dominio del espacio
se da respecto a la ubicuidad de los avances tecnológicos, es decir, el país más
desarrollado tecnológicamente de una zona será el que controle a los de su
alrededor. En materia geopolítica, los grandes Estados ya no colonizan a los
pueblos cerca de ventajas naturales como se hacía en un principio para el
establecimiento y permanencia de una civilización, ahora el imperialismo se
manifiestan cuando los Estados poderosos, es decir política y económicamente,
absorben a los minisistemas y las economías con ventajas tecnológicas y
científicas, privandolos de su existencia autónoma.

En el sistema económico mundial, la economía se mide a través de los avances

tecnológicos, los medios y vías de comunicación y los altos índices de consumo,
de ahí que cada vez se amplie más la brecha entre los países desarrollados y los
del Tercer Mundo. Como lo planteó Marcial Murciano (1992), existe una asimetría
y un desequilibrio mundial respecto a la distribución de las tecnologías de la
información entre los Estados. O como Manuel Castells lo propuso, la velocidad de
la difusión tecnológica es selectiva, social y funcional (2002).

Retomando los procesos históricos globales, después de la Segunda Guerra

Mundial, Estados Unidos de América se posicionó como potencia mundial debido
a su expansión económica y poder político-militar al ganar la guerra y no haber
sido afectado en gran medida. Surgieron las compañías multinacionales que
gestionaron a través de la difusión de sus contenidos modalidades de integración
sociocultural. Sobre esta lógica, podemos retomar a Marshall McLuhan, quien
decía que la uniformización de la información es la base para la construcción de
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una política y economía mundiales. La industria audiovisual estadounidense
permitió la expansión de la cultura norteamericana, el cine y la televisión
principalmente permitieron la difusión de la información que otorgaba las pautas
para el comportamiento social, desde las acciones más simples hasta las más
técnicas, pero siempre a favor del capitalismo. La publicidad jugo un papel
fundamental al contribuir en la orientación y definición del consumo material y
simbólico. Se dio así una reconstrucción del sistema social con la inserción de
nuevos valores para conformar una ideología y por ende una nueva cultura, en la
cual se homogeneizan las características más particulares. Los procesos
comunicativos adquieren una nueva dimensión, las modalidades del intercambio
de información significan la regulación del comportamiento social. La sociedad de
masas pasa a ser el centro de toda acción comunicativa política para la inserción
de los mismos principios éticos y conductuales.

Actualmente se sigue actuando sobre esta racionalidad capitalista. Nos

encontramos inmersos en el consumismo, lo que se traduce a un exceso de
información, somos una sociedad que cada vez traspolamos más la realidad hacia
las plataformas digitales y verdaderamente, como lo afirmó McLuhan las
tecnologías son extensiones del cuerpo humano. Sin embargo, información no es
sinónimo de conocimiento, las industrias bombardean a la sociedad con contenido
de todo tipo para la creación de una racionalidad de consumo sobre la cual actuar,
la distribución de productos es constante e inmediata que resulta casi imposible
una desconstrucción del sistema social en el que cohabitamos. Como se planteó
anteriormente, quienes tienen el poder de controlar los medios, además tienen el
poder de universalizar la información para la creación de discursos políticos
internacionales que se traducen en prácticas sociales. Las tecnologías en materia
de telecomunicaciones promueven la formación de organizaciones
internacionales. Esta idea se puede entender desde dos perspectivas; por un lado
tenemos la formación de bloques de Estados con intereses económico-políticos en
común que actúan mediando los valores globales a través de las tecnologías. Por
otra parte, tenemos a la sociedad red, los consumidores se vuelven productores y
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distribuidores de contenidos, sin embargo, aunque se entienda como una ventaja,
existe una irrebasabilidad de esta condición libertaria, es decir, existe un
imperialismo basado en el dominio estructural simbólico por parte de quienes
gestionan el flujo y distribución de información hacia la sociedad civil. Se sigue
controlando lo que se distribuye en pro de una construcción cultural capitalista.

El Estado es quien financia en parte las investigaciones tecnológicas, por lo que

se vuelven tecnologías descentralizadas, accesibles, abiertas. Se da la constante
innovación tecnológica para el mercado de acuerdo a una praxis social, como lo
mencionaba Wallerstein, y el conocimiento científico aplicado a la actividad
productiva con fines económicos. En realidad el Estado es el principal actor en la
revolución tecnológica actual.

Como se ha venido mencionando a lo largo de este trabajo, el progreso

civilizatorio abarca una forma nueva de representar a la ciencia, a la industria y a
la innovación técnica. Los avances tecnológicos modifican los paradigmas en
todos los planos sobre los que se desarrolla una sociedad y la vida misma.
Hablando en materia de biotecnología, por ejemplo, brindan la capacidad potencial
de manipular la vida, incluso la humana, podemos observar ésto claramente en su
aplicación en la industria agrícola, en la modificación genética que se realiza en
especies de consumo humano para la aceleración del flujo de capital.
De igual manera, la innovación tecnológica representa un cambio operacional
dentro de las organizaciones productivas de bienes y servicios respecto a la
eficiencia del trabajador. Los medios de transporte y vías de comunicación, la
maquinaria empleada, las tecnologías digitales promueven un cambio en el
modelo de administración del tiempo, tal como sucedió con la máquina de vapor
en la primera revolución industrial.

Como conclusión es relevante centrarnos en las industrias culturales y su actividad

dentro del marco de la geocultura, ya que gracias a ellas se dan los modelos de
estructuración social. Universalizadas sistemáticamente en un orden mundial,
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proponen las bases para la conformación de estructuras sociales de acuerdo a los
discursos con carga ideológica previamente pensados por los actores que
gestionan la información. Las repercusiones de esta transnacionalización son, por
un lado, que la cultura nacional se va desintegrando, se pierde el sentimiento
nacionalista que antes se elevaba en gran medida para ampliar los horizontes y
consumir contenidos universales. Una persona ya no se identifica con una sola
cultura, porque la globalización permite la uniformización de pensamiento y
comportamiento, lo que hoy en día es la lógica del desarrollo que ha sido impuesta
desde años atrás. Y por el otro lado, la información adquiere una condición
económica dentro de la racionalidad de producción y consumo de bienes y
servicios, lo que permite la permanencia del sistema capitalista sobre el que
siempre se ha actuado y se seguirá haciendo.
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BIBLIOGRAFÍA

Briggs, A., B. y P.,(2002) De Gutenberg a Internet. Una historia social de los

medios de comunicación. España, Taurus.

Castells, M., (2002) La Era de la Información: economía, sociedad y cultura.

México Siglo XXI.

Matterlart, A., (2003) La Comunicación Mundo, Historia de las ideas y de las

estrategias. México. Siglo XXI.

Murciano, M., (1992) Estructura y dinámica de la comunicación internacional

Barcelona, Bosch.

Wallerstein, I., (2007) Geopolítica y geocultura. Ensayos sobre el moderno

sistema mundial. España, Kairos.