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Teoría Evolucionistas

Charles Darwin

Fue un científico británico que sentó las bases de la moderna teoría evolutiva, al
plantear el concepto de que todas las formas de vida se han desarrollado a través de un
lento proceso de selección natural. Su trabajo tuvo una influencia decisiva sobre las
diferentes disciplinas científicas, y sobre el pensamiento moderno en general. Nacido en
Shrewsbury, Shropshire, el 12 de febrero de 1809, Darwin fue el quinto hijo de una
acomodada y sofisticada familia inglesa. Su abuelo materno fue el próspero empresario
de porcelanas Josiah Wedgwood; su abuelo paterno fue el famoso médico del siglo
XVIII Erasmus Darwin. Tras terminar sus estudios en la Shrewsbury School en 1825,
Darwin estudió medicina en la Universidad de Edimburgo. En 1827 abandonó la carrera
e ingresó en la Universidad de Cambridge con el fin de convertirse en ministro de la
Iglesia de Inglaterra. Allí conoció a dos influyentes personalidades: el geólogo Adam
Sedgwick y el naturalista John Stevens Henslow. Este último no sólo ayudó a Darwin a
ganar confianza en sí mismo, sino que también inculcó a su alumno la necesidad de ser
meticuloso y esmerado en la observación de los fenómenos naturales y la recolección de
especímenes. Tras graduarse en Cambridge en 1831, el joven Darwin se enroló a los 22
años en el barco de reconocimiento HMS Beagle como naturalista sin paga, gracias en
gran medida a la recomendación de Henslow, para emprender una expedición científica
alrededor del mundo. 

Su trabajo como naturalista a bordo del Beagle le dió la oportunidad de observar


variadas formaciones geológicas en distintos continentes e islas a lo largo del viaje, así
como una amplia variedad de fósiles y organismos vivos. En sus observaciones
geológicas, Darwin se mostró muy sorprendido por el efecto de las fuerzas naturales en
la configuración de la superficie terrestre. 

En aquella época, la mayoría de los geólogos defendían la teoría catastrofista, que


mantenía que la Tierra era el resultado de una sucesión de creaciones de la vida animal
y vegetal, y que cada una de ellas había sido destruida por una catástrofe repentina, por
ejemplo una convulsión de la corteza terrestre (véase Geología: Siglos XVIII y XIX).
Según esta teoría, el cataclismo más reciente, el diluvio universal, había acabado con
todas las formas de vida no incluidas en el arca de Noé. Las demás sólo existían en
forma de fósiles. En opinión de los catastrofistas, cada especie había sido creada
individualmente y era inmutable, es decir, no sufría ningún cambio con el paso del
tiempo. Este punto de vista (aunque no la inmutabilidad de las especies) había sido
cuestionado por el geólogo inglés sir Charles Lyell en su obra en dos volúmenes
Principios de Geología (1830-1833). Lyell sostenía que la superficie terrestre está
sometida a un cambio constante como resultado de fuerzas naturales que actúan de
modo uniforme durante largos periodos de tiempo. 
A bordo del Beagle, Darwin descubrió que muchas de sus observaciones encajaban en
la teoría uniformista de Lyell. No obstante, durante su viaje por Sudamérica, también
observó gran diversidad de plantas, animales y fósiles, y recogió gran número de
muestras que estudió a su regreso a Inglaterra. En las islas Galápagos, situadas frente a
la costa de Ecuador, observó especies estrechamente emparentadas pero que diferían en
su estructura y en sus hábitos alimenticios, y concluyó que estas especies no habían
aparecido en ese lugar sino que habían migrado a las Galápagos procedentes del
continente. Darwin no se dio cuenta en ese momento que los pinzones de las diferentes
islas del archipiélago pertenecían a especies distintas. Más tarde, ya en Inglaterra,
llegaría a la conclusión de que, cuando los pinzones llegaron al archipiélago desde el
continente encontraron gran variedad de alimento, y al no tener competidores y estar
aislados geográficamente, sufrieron una rápida adaptación a los distintos ambientes; con
lo cual aparecieron nuevas especies que descendían todas ellas de un antepasado
común. 

Tras su regreso a Inglaterra en 1836, Darwin comenzó a recopilar sus ideas acerca del
cambio de las especies en sus Cuadernos sobre la transmutación de las especies. La
explicación de la evolución de los organismos le surgió tras la lectura del libro Ensayo
sobre el principio de población (1798) del economista británico Thomas Robert
Malthus, que explicaba cómo se mantenía el equilibrio en las poblaciones humanas.
Malthus sostenía que ningún aumento en la disponibilidad de alimentos básicos para la
supervivencia del ser humano podría compensar el ritmo de crecimiento de la
población. Este, por consiguiente, sólo podía verse frenado por limitaciones naturales,
como las hambrunas o las enfermedades, o por acciones humanas como la guerra. 

Darwin aplicó de inmediato el razonamiento de Malthus a los animales y las plantas, y


en 1838, había elaborado ya un bosquejo de la teoría de la evolución a través de la
selección natural. Durante los siguientes veinte años trabajó sobre esta teoría y otros
proyectos de historia natural. Darwin disfrutaba de independencia económica y nunca
tuvo necesidad de ganarse la vida. En 1839 se casó con su prima, Emma Wedgwood, y
poco después se instalaron en la pequeña propiedad de Down House, en Kent. Allí
tuvieron diez hijos, tres de los cuales murieron durante la infancia. 

Darwin hizo pública su teoría por primera vez en 1858, al mismo tiempo que lo hacía
Alfred Russel Wallace, un joven naturalista que había desarrollado independientemente
la teoría de la selección natural. La teoría completa de Darwin fue publicada en 1859
como El origen de las especies por medio de la selección natural. Este libro, del que se
ha dicho que “conmocionó al mundo”, se agotó el primer día de su publicación y se
tuvieron que hacer seis ediciones sucesivas. 
En esencia, la teoría de la evolución por selección natural sostiene que, a causa del
problema de la disponibilidad de alimentos descrito por Malthus, los jóvenes miembros
de las distintas especies compiten intensamente por su supervivencia. Los que
sobreviven, que darán lugar a la siguiente generación, tienden a incorporar variaciones
naturales favorables (por leve que pueda ser la ventaja que éstas otorguen), al proceso
de selección natural, y estas variaciones se transmitiran a través de la herencia. En
consecuencia, cada generación mejorará en términos adaptativos con respecto a las
anteriores, y este proceso gradual y continuo es la causa de la evolución de las especies.
La selección natural es sólo parte del amplio esquema conceptual de Darwin. Introdujo
también el concepto de que todos los organismos emparentados descienden de
antecesores comunes. Además ofreció un respaldo adicional al antiguo concepto de que
la propia Tierra no es estática sino que está evolucionando. 

Las reacciones ante El Origen de las especies fueron inmediatas. Algunos biólogos
adujeron que Darwin no podía probar su hipótesis. Otros criticaron su concepto de
variación, sosteniendo que ni podía explicar el origen de las variaciones ni cómo se
transmitían a las sucesivas generaciones. Esta objeción en concreto no encontró
respuesta hasta el nacimiento de la genética moderna a comienzos del siglo veinte .
Fueron muchos los científicos que siguieron expresando sus dudas durante los ochenta
años siguientes. Sin embargo, los ataques a las ideas de Darwin que encontraron mayor
eco no provenían de sus contrincantes científicos, sino de sus oponentes religiosos. La
idea de que los seres vivos habían evolucionado por procesos naturales negaba la
creación divina del hombre y parecía colocarlo al mismo nivel que los animales. Ambas
ideas representaban una grave amenaza para la teología ortodoxa. 

Darwin pasó el resto de su vida ampliando diferentes aspectos de los problemas


planteados en El Origen de las especies. Sus últimos libros, entre los que se encuentran
La variación de los animales y plantas bajo la acción de la domesticación (1868), La
descendencia humana y la selección sexual (1871), y Expresión de las emociones en el
hombre y los animales (1872) eran exposiciones detalladas sobre temas que sólo
disfrutaban de un espacio limitado en El origen de las especies. La importancia de su
trabajo fue ampliamente reconocida por sus coetáneos. Darwin fue elegido miembro de
la Sociedad Real (1839) y de la Academia Francesa de las Ciencias (1878). Tras su
muerte en Down, el 19 de abril de 1882 se le rindió el honor de ser enterrado en la
abadía de Westminster. 
El Darwinismo 

Es importante tener en cuenta dos aspectos muy distintos de la aportación de Darwin. Él


recogió un gran número de pruebas que demostraban que la evolución había tenido
lugar y elaboró la única teoría conocida sobre los mecanismos de la evolución de las
especies. Estos descubrimientos también fueron realizados por Wallace de forma
independiente. El nombre de Darwin se superpone en el recuerdo al de Wallace debido
al gran acúmulo de evidencias que Darwin expuso con gran claridad y fuerza en el texto
de El origen de las especies. 

Darwin conocía algunas pruebas fósiles y las utilizó para demostrar el hecho de la
evolución, aún cuando los geólogos de su época no fueron capaces de adjudicar fechas
exactas a dichos fósiles. En 1862, el eminente físico lord Kelvin inquietó a Darwin al
demostrar en su calidad de autoridad, y hoy sabemos que se equivocó, que el Sol, y por
tanto la Tierra, no podía tener una antigüedad superior a 24 millones de años. Aunque
esta estimación era mucho más acertada que la fecha de 4004 a.C. que en aquel
entonces apoyaba la Iglesia para la creación, no concedía el tiempo suficiente que
necesitaba la evolución que Darwin proponía. Kelvin utilizó esta estimación y su
inmenso prestigio científico como herramientas en contra de la teoría de la evolución.
Su error estaba basado en la presunción de que el Sol liberaba calor mediante
combustión, en lugar de por fusión nuclear, algo difícil de saber en aquella época. 

Además de los fósiles, Darwin utilizó otra prueba menos directa, aunque en muchos
sentidos más convincente, para demostrar el hecho de que la evolución había tenido
lugar. Las modificaciones que habían sufrido los animales y plantas domesticados eran
una prueba persuasiva de que las variaciones evolutivas eran posibles, y de la eficacia
del equivalente artificial del mecanismo de evolución propuesto por Darwin, la
selección natural. Por ejemplo, la existencia de razas locales aisladas tiene una
explicación fácil en la teoría de la evolución; la teoría de la creación sólo podría
explicarlas si se asumen numerosos “focos de creación” esparcidos por toda la
superficie terrestre. La clasificación jerárquica en la que se distribuyen de forma natural
los animales y las plantas sugiere un árbol familiar: la teoría de la creación tiene que
establecer suposiciones complejas y artificiales acerca de los temas y variaciones que
cruzaban la mente del creador. Darwin también utilizó como prueba de esta teoría el
hecho de que algunos órganos observados en adultos y embriones parecían ser vestigios.
De acuerdo con las teorías de la evolución, estos órganos, como los diminutos huesos de
miembros ocultos de las ballenas, son un remanente de los miembros o patas que
utilizaban para caminar sus antecesores terrestres. Su explicación plantea problemas a la
teoría de la creación. Por lo general, la prueba de que el proceso de la evolución ha
existido consiste en un gran número de observaciones detalladas que, en conjunto,
adquieren sentido si asumimos la teoría de la evolución, pero que sólo podrían ser
explicadas por la teoría de la creación si suponemos que el creador lo disponía
cuidadosamente para confundirnos. Las pruebas moleculares modernas han contribuido
a demostrar la teoría de la evolución más allá de las ideas más extravagantes de Darwin,
y el proceso de la evolución tiene tantas garantías de seguridad como cualquier ciencia. 

Refiriéndonos de nuevo a la evolución, la teoría que Darwin y Wallace propusieron de


su mecanismo, la selección natural, tiene menos garantías. Ésta sugiere la supervivencia
no aleatoria de variaciones de las características hereditarias originadas al azar. Otros
británicos victorianos, como Patrick Matthew y Edward Blyth, habían propuesto con
anterioridad algo parecido, aunque en apariencia lo consideraron sólo como una fuerza
negativa. Parece que Darwin y Wallace fueron los primeros que se dieron cuenta de
todo su potencial como una fuerza positiva para dirigir la evolución de todo ser vivo.
Evolucionistas anteriores como el abuelo de Darwin, Erasmus, se habían inclinado hacia
una teoría alternativa del mecanismo de la evolución, asociada en la actualidad por lo
general al nombre de Lamarck. Esta enunciaba que las mejoras adquiridas durante la
vida de un organismo, como el crecimiento de los órganos con el uso y su atrofia con el
desuso, eran hereditarias. Esta teoría de la herencia de las características adquiridas
tiene un atractivo emotivo (por ejemplo, para George Bernard Shaw en su prólogo a
Volviendo a Matusalén), aunque la evidencia no la apoya, ni es teóricamente
convincente. Incluso si la información genética pudiera de alguna manera viajar `hacia
atrás' desde los cuerpos celulares al material hereditario, es casi inconcebible que el
desarrollo embrionario pudiera invertirse de forma que las mejoras adquiridas durante la
vida de un animal se codificaran de nuevo en sus genes. Inconcebible o no, la evidencia
está en su contra. En la época de Darwin existían más dudas acerca de esta cuestión y,
de hecho, el propio Darwin consideró una versión personalizada del Lamarckismo, en
aquellos momentos en que su teoría de la selección natural se enfrentaba a dificultades. 

Aquella dificultad surgió de las ideas que existían en aquella época sobre la naturaleza
de la herencia. En el siglo XIX se asumía casi de forma universal que la herencia era un
proceso combinado. En esta teoría, los descendientes no sólo tienen un carácter y
apariencia intermedia, producto de la combinación de la de sus padres, sino que los
factores hereditarios que transmiten a su propia descendencia son así mismo
combinaciones intermedias debido a que se produce una inextricable fusión. Se puede
demostrar que si la herencia es de tipo combinada es casi imposible que la selección
natural darwiniana actúe, ya que la variación disponible se divide a la mitad en cada
generación. Esto se expuso en 1867 y preocupó a Darwin lo suficiente como para
conducirlo hacia el Lamarckismo. Este concepto pudo haber contribuido también al
hecho aislado de que el darwinismo fuera relegado temporalmente a principios del siglo
XX. La solución al problema que tanto inquietó a Darwin descansa en la teoría de la
herencia particular desarrollada por Johann Mendel y publicada en 1865, pero que
desafortunadamente no fue leída por Darwin, ni prácticamente por nadie, hasta después
El Neodarwinismo 

Los estudios de Mendel, retomados a finales del siglo, demostraron lo que Darwin
insinuó vagamente en cierta época, que la herencia es particular, no combinada. Sean o
no los descendientes, formas intermedias entre sus dos padres, ellos heredan y
transmiten partículas hereditarias separadas; que hoy en día denominamos genes. Un
individuo hereda o no un gen específico de uno de sus padres. Esto mismo puede
aplicarse a los padres, por tanto un individuo puede también heredar o no un gen
específico de uno de sus abuelos. Cada uno de sus genes procede de uno de sus abuelos
y, antes de ello, de uno particular de sus bisabuelos. Este argumento puede ser aplicado
repetidamente a un número indefinido de generaciones. Los genes únicos y separados se
distribuyen de forma independiente a través de las generaciones como en las cartas en
una baraja, en lugar de combinarse como los ingredientes de un puré. Esto marca la
diferencia de la plausibilidad matemática de la teoría de la selección natural. Si la
herencia es particular, la selección natural puede actuar. Como establecieron por
primera vez el matemático británico G. H. Hardy y el científico alemán W. Weinberg,
no existe una tendencia propia de los genes a desaparecer del “conjunto” de genes. Si lo
hacen será debido a procesos fortuitos, o a la selección natural —porque algo relativo a
dichos genes influye en la probabilidad de que los individuos que los posean sobrevivan
y se reproduzcan. La versión moderna del darwinismo, denominada neodarwinismo,
está basada en esta idea. Esta fue elaborada entre los años 1920 y 1930 por los
genetistas R. A. Fisher, J. B. S. Haldane y Sewall Wright, y consolidada con
posterioridad en la década de los años cuarenta en la síntesis conocida como
Neodarwinismo. La revolución reciente experimentada por la biología molecular
iniciada en la década de los años cincuenta, ha reforzado y confirmado, más que
modificado, la teoría de los años 1930 y 1940. La teoría genética moderna de la
selección natural puede resumirse en lo siguiente: los genes de una población de
animales o plantas que se entrecruzan sexualmente constituyen un “conjunto” de genes.
Los genes compiten en este “conjunto” de la misma manera que las moléculas
primitivas que se reproducían lo hacían en el “caldo” primitivo. En la práctica, la vida
de los genes del “conjunto” de genes transcurre o asentándose en cuerpos individuales
que ellos ayudan a construir, o transmitiéndose de un cuerpo a otro a través del
espermatozoide o del óvulo en el proceso de la reproducción sexual. Ésta mantiene los
genes mezclados y el hábitat a largo plazo de los genes es el “conjunto” genético.
Cualquier gen que se origina en él es resultado de una mutación u error aleatorio en el
proceso de copia de los genes. Una vez que se ha producido una mutación nueva, ésta
puede extenderse a través del “conjunto” genético por medio de la mezcla sexual. La
mutación es el origen último de la variación genética. La reproducción sexual y la
recombinación genética debida al cruzamiento, muestran que la variación genética se
distribuye con rapidez y se recombina en el “conjunto” genético. Es probable que de
cualquier gen de un “conjunto” genético existan varias copias que procedan de la misma
mutación, o de mutaciones paralelas independientes. Por consiguiente, se puede decir
que cada gen tiene una frecuencia en el “conjunto” de genes. Mientras que algunos
genes, como el del albinismo, son genes raros en él, otros son habituales. 

Impacto social de la teoría de Darwin 

El sociólogo Herbert Spencer, formuló la teoría de que los grupos sociales humanos
pueden clasificarse según su capacidad diferencial para dominar la naturaleza y el resto
de los grupos humanos. Desde este punto de vista, las personas que alcanzan riqueza y
poder son consideradas las más aptas, mientras que las clases socioeconómicas más
bajas las menos capacitadas. Los seguidores de esta teoría afirman que el progreso
humano depende de la competitividad. Esta teoría fue utilizada por algunos como base
filosófica para el imperialismo, el racismo y el capitalismo a ultranza. Hoy en día, sin
embargo, tanto los sociobiólogos como los ecólogos evolutivos tratan de explicar los
cambios sociales y culturales en términos evolutivos; entre el determinismo genético de
los primeros y el positivismo, más acorde con el trabajo de Darwin, de los segundos. 

Wallace, Alfred Russell (1823-1913) 

Naturalista británico conocido por el desarrollo de una teoría de la evolución basada en


la selección natural. Nació en la ciudad de Monmouth (hoy Gwent) y fue
contemporáneo del naturalista Charles Darwin. En 1848 realizó una expedición al río
Amazonas con el también naturalista de origen británico Henry Walter Bates y, desde
1854 hasta 1862, dirigió la investigación en las islas de Malasia. Durante esta última
expedición observó las diferencias zoológicas fundamentales entre las especies de
animales de Asia y las de Australia y estableció la línea divisoria zoológica (conocida
como línea de Wallace) entre las islas malayas de Borneo y Célebes. 

Durante la investigación Wallace formuló su teoría de la selección natural. Cuando en


1858 comunicó sus ideas a Darwin, se dio la sorprendente coincidencia de que este
último tenía manuscrita su propia teoría de la evolución, similar a la del primero. En
julio de ese mismo año se divulgaron unos extractos de los manuscritos de ambos
científicos en una publicación conjunta, en la que la contribución de Wallace se titulaba:
"Sobre la tendencia de las diversidades a alejarse indefinidamente del tipo original". Su
obra incluye El archipiélago Malayo (1869), Contribuciones a la teoría de la selección
natural (1870), La distribución geográfica de los animales (1876) y El lugar del hombre
en el Universo (1903).
Eras Geologicas

PRECÁMBRICO
            Precámbrico, en geología, la más antigua de las divisiones de la escala de
tiempos geológicos para las que se reconocen estratos rocosos. La era incluye todo el
intervalo comprendido entre la formación de la corteza sólida de la Tierra, hace más de
4.000 millones de años, y el comienzo y rápida evolución de la vida en los mares, hace
570 millones de años. En el transcurso de estos miles de millones de años, la superficie
terrestre experimentó multitud de cambios importantes. En alguna fase temprana del
precámbrico, la corteza se diferenció en las rocas 'simáticas' (sílice y magnesio), oscuras
y pesadas, que revisten las gigantescas fosas en las que comenzaron a formarse los
primeros océanos, y las rocas 'siálicas' (sílice y aluminio) que flotan sobre el sima y
forman los continentes. Al mismo tiempo, la corteza se dividió en placas tectónicas, y
dio lugar a la deriva continental. Los primeros océanos se convirtieron en el hogar de las
bacterias y algas aerobias de reciente aparición. Se cree que estas formas tempranas de
vida marina fueron las responsables de la generación de oxígeno, vertiendo el gas a la
atmósfera primitiva durante millones de años y preparando el camino para la evolución
de criaturas marinas dependientes del oxígeno durante el cámbrico, periodo del
paleozoico.

Estromatolitos
Estructuras redondeadas formadas por la actividad de las algas cianofíceas

            Las rocas del precámbrico consisten en general en 1) una extensa serie de
estratos ígneos y sedimentarios metamórficos, como gneis, esquistos, pizarras, cuarcitas
y calizas cristalinas; 2) rocas ígneas, ligeramente alteradas y 3) rocas sedimentarias que
contienen fósiles de vida marina primitiva uni y pluricelular, como algas, trazas de vida
más primitiva, como bacterias y en las rocas precámbricas más jóvenes la fauna
ediacarana, un conjunto de invertebrados marinos complejos de cuerpo blando, que no
evolucionaron. Las rocas del precámbrico son ricas en menas y otros minerales: la mena
de hierro de la región del lago Superior; oro, níquel y cobre, y canteras de piedra
empleadas en la construcción como el granito y el mármol. Otros minerales de
importancia económica presentes en las rocas del precámbrico incluyen el grafito, el
granate, la apatita, el talco, el esmeril y el feldespato.

                                                

Vida en los primeros tiempos

PALEOZÓICO

PERÍODO CÁMBRICO (570 a 500 millones de años)


            Una explosión de vida pobló los mares, pero la tierra firme permaneció estéril.
Toda la vida animal era invertebrada, y los animales más comunes eran los artrópodos
llamados trilobites (extintos en la actualidad) con miles de especies diferentes.
Colisiones múltiples entre las placas de la corteza terrestre crearon el primer
supercontinente, llamado Gondwana.
                                          Formas de vida primitivas

PERÍODO ORDOVÍCICO (500 a 430 millones de años)


            El predecesor del océano Atlántico actual empezó a contraerse mientras que los
continentes de esa época se acercaban unos a otros. Los trilobites seguían siendo
abundantes; importantes grupos hicieron su primera aparición, entre ellos estaban los
corales, los crinoideos, los briozoos y los pelecípodos (moluscos bivalvos o almejas).
Surgieron también peces con escudo óseo externo y sin mandíbula -son los primeros
vertebrados conocidos- sus fósiles se encuentran en lechos de antiguos estuarios de
América del Norte.

Trilobites

PERÍODO SILÚRICO

(430 a 395 millones de años)


            La vida se aventuró en tierra bajo la forma de plantas simples llamadas
psilofitas, que tenían un sistema vascular para la circulación de agua, y de animales
parecidos a los escorpiones, parientes de los artrópodos marinos, extintos en la
actualidad, llamados euriptéridos. La cantidad y la variedad de trilobites disminuyeron,
pero los mares abundaban en corales, en cefalópodos y en peces mandibulados.

PERÍODO DEVÓNICO

(395 a 345 millones de años)


            Este periodo se conoce también como la edad de los peces, por la abundancia de
sus fósiles entre las rocas de este periodo. Los peces se adaptaron tanto al agua dulce
como al agua salada. Entre ellos había algunos con escudo óseo externo, con o sin
mandíbula, tiburones ancestros y peces óseos a partir de los cuales evolucionaron los
anfibios. (Aún existe una subespecie de los tiburones de esta época). En las zonas de
tierra, se hallaban muchos helechos gigantes.
 

PERÍODO CARBONÍFERO

(345 a 280 millones de años)


            Los trilobites estaban casi extinguidos, pero los corales, los crinoideos y los
braquiópodos eran abundantes, así como todos los grupos de moluscos. Los climas
húmedos y cálidos fomentaron la aparición de bosques exuberantes en los pantanales,
en ellos se formaron los actuales lechos de carbón más grandes. Las plantas dominantes
eran los licopodios con forma de árbol, los equisetos, los helechos y unas plantas
extintas llamadas pteridospermas o semillas de helecho. Los anfibios se extendieron y
dieron nacimiento a los reptiles, primeros vertebrados que vivían sólo en tierra.
Aparecieron también insectos alados como las libélulas (de tamaños gigantescos) y las
cucarachas, abundantísimas, por lo que a este período se le conoce también como
"período de las cucarachas"
 

                                         
                            Ostracodermos fósiles                                                Placodermos
fósiles

PERÍODO PÉRMICO (280 a 225 millones de años)


            Las zonas de tierra se unieron en un único continente llamado Pangea, y en la
región que correspondía con América del Norte se formaron los Apalaches. En el
hemisferio norte aparecieron plantas semejantes a las palmeras y coníferas auténticas
que sustituyeron a los bosques de carbón. Los cambios en el medio, resultado de la
redistribución de tierra y agua, provocaron la mayor extinción de todos los tiempos. Los
trilobites y muchos peces y corales desaparecieron cuando terminó el paleozoico.

A.- Anfibio   B.- Réptil

MESOZÓICO

PERÍODO TRIÁSICO (225 a 195 millones de años)


            El principio de la era mesozoica quedó marcado por la reaparición de Gondwana
cuando Pangea se dividió en los supercontinentes del Norte (Laurasia) y del Sur
(Gondwana). Las formas de vida cambiaron considerablemente en esta era, conocida
como la edad de los reptiles. Aparecieron nuevas familias de pteridospermas, y las
coníferas y los cicadofitos se convirtieron en los mayores grupos florales, junto a los
ginkgos y a otros géneros. Surgieron reptiles, como los dinosaurios y las tortugas,
además de los mamíferos.
 

PERÍODO JURÁSICO (195 a 136 millones de años)


            Al desplazarse Gondwana, el norte del océano Atlántico se ensanchaba y nacía
el Atlántico sur. Los dinosaurios dominaban en tierra, mientras crecía el número de
reptiles marinos, como los ictiosaurios y los plesiosaurios. Aparecieron los pájaros
primitivos y los corales formadores de arrecifes crecían en las aguas poco profundas de
las costas. Entre los artrópodos evolucionaron animales semejantes a los cangrejos y a
las langostas.
 

PERÍODO CRETÁCICO (136 a 65 millones de años)


            Los dinosaurios prosperaron y evolucionaron hacia formas más específicas, para
desaparecer de forma brusca al final de este periodo, junto a muchas otras formas de
vida. (Las teorías para explicar esta extinción masiva tienen en la actualidad un gran
interés científico). Los cambios florales de este periodo fueron los más notables de los
ocurridos en la historia terrestre. Las gimnospermas estaban extendidas, pero al final del
periodo aparecieron las angiospermas (plantas con flores).
 
 
Paisaje del Mesozóico

CENOZÓICO

PERÍODO TERCIARIO (65 a 2,5 millones de años)


            En el terciario se rompió el enlace de tierra entre América del Norte y Europa y,
al final del periodo, se fraguó el que une América del Norte y América del Sur. Durante
el cenozoico, las formas de vida de la tierra y del mar se hicieron más parecidas a las
existentes ahora. Los fósiles característicos de este período son los Nummulites. Se
termina de formar la Patagonia y el levantamiento de la cordillera de los Andes. La
hierba era más prominente, y esto provocó cambios en la dentición de los animales
herbívoros. Al haber desaparecido la mayoría de los reptiles dominantes al final del
cretácico, el cenozoico fue la edad de los mamíferos. De esta forma, en la época del
eoceno se desarrollaron nuevos grupos de mamíferos, como los parecidos a caballos
pequeños, los rinocerontes, los tapires, los rumiantes, las ballenas y los ancestros de los
elefantes. En el oligoceno aparecieron miembros de las familias de los gatos y de los
perros. En el mioceno los marsupiales eran numerosos, y surgieron los antropoides
(semejantes a los humanos). En el plioceno, los mamíferos con placenta alcanzaron su
apogeo, en número y diversidad de especies, extendiéndose hasta el periodo cuaternario.

Carnívoro arcáico, Creodonte, devorando a un caballo ancestral, Eohippus

PERÍDO CUATERNARIO (desde hace 2,5 millones de años hasta la actualidad)


            Capas de hielo continentales intermitentes cubrieron gran parte del hemisferio
norte. Los restos fósiles ponen de manifiesto que hubo muchos tipos de prehumanos
primitivos en el norte y sur de África, en China y en Java, en el pleistoceno bajo y
medio; pero los humanos modernos (Homo sapiens) no surgieron hasta el final del
pleistoceno. Más tarde, en este periodo, los humanos cruzaron al Nuevo Mundo a través
del estrecho de Bering. Las capas de tierra retrocedieron al final y empezó la edad
moderna. Se inicia el descenso y retroceso continental desde el estrecho de Magallanes
hasta las Antillas y se generan ríos y lagunas.
Colegio Mixto Asturias

Curso: Comunicación Y Lenguaje

Maestra: Edlín Mazariegos

IV Unidad

Teoría Evolucionista Y las Eras Geológicas

Laisha Gómez

Huehuetenango 3 de Octubre de 2011

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