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EXÉ GESIS

DANIEL 9:24-27

La siguiente exégesis trata sobre las setenta semanas que el ángel le explica a Daniel en
el libro que lleva su mismo nombre, el capítulo 9 versículos 24 al 27.

No es el propósito de este trabajo dar o justificar una interpretación a la profecía,


aunque en algunos casos se presentan interpretaciones de algunos autores para dar énfasis a la
explicación del texto mismo.

La exégesis en sí, tiene por objetivo recurrir al texto bíblico en su idioma original para
poder enriquecer la interpretación profética y poder comprender cual fue realmente el mensaje
que Dios quería revelar en su Santa Palabra.

Se citarán los versículos, se realizará una traducción tentativa y luego se explicará que
quiso decir el autor con lo que escribió.

Con respecto a la traducción, el autor de esta exégesis recurrió a las traducciones


provistas por el software BibleWorks 7, la Biblia interlineal Hebreo Español y un manual de
gramática Hebrea. También se usaron fuentes de otros autores para enriquecer la explicación
de algunos términos.

Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la
visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

Es muy interesante notar que las palabras hebreas para “semanas” y para “setenta”

usan las mismas consonantes ~y[i’buv' (semanas de siete días), ~y[iøb.vi (setenta). Si
bien las raíces son parecidas pero no iguales parece que al usar sus plurales idénticos el ángel
que le da la visión a Daniel quiere llamar la atención al lector para destacar el número de la
perfección: 7. Y es que la profecía se cumpliría de una forma exacta, precisa, con perfección
temporal.

La profecía de las setenta semanas habla de la misión de un pueblo que debe pedir
perdón por sus pecados y prepararse para recibir al Mesías. Por eso no es de extrañar que el

1
mismo Jesús haya instado a Pedro a perdonar 70 veces 7 (Mateo 18:22). Es una profecía con el
propósito restituir al hombre a la perfección con la que Dios lo creó.

Con respecto a su interpretación es interesante notar que en el seudoepigráfico Libro de

los Jubileos, al igual que en la Mishna, se usa ~y[i’buv' para indicar un período de siete
años.1 No sería la primera vez que se aplica la interpretación de día por año en la profecía ya
que la misma Biblia nos enseña a contar así (Números 14:34 y Ezequiel 4: 6, 8). Otro argumento
que justificaría esta interpretación sería tener en claro que si las semanas fuesen literales no
sería posible reconstruir una ciudad en tan poco tiempo.2

El texto continúa diciendo que estas semanas “están determinadas” ( %T:ïx.n<). La

palabra $tx en la Biblia sólo aparece aquí. Se usa en el hebreo postbíblico y su significado es
"cortar", "separar", "determinar", "decretar".3

Las 70 semanas se dan en respuesta a la oración que hace Daniel los primeros 23
versículos del capítulo 9 porque no entendía la visión del capítulo 8. En este encontramos un
período de tiempo de 2300 días de tardes y mañanas (2300 años literales), por lo tanto es
lógico interpretar que las setenta semanas están “cortadas” de la profecía del capítulo 8 de las
2300 tardes y mañanas. La profecía de las 70 semanas fue dada para entender los 2300 días.

“Sobre/contra tú” “pueblo/gente/nación”. Hacemos notar que la preposición l[;( está


en segunda persona, “tu”, o sea, el ángel le habla a Daniel y le va a hablar de su pueblo, país,

nación, etc., “^åM.[;” que está en estado constructo y también en segunda persona singular.
Es decir que esta profecía de las setenta semanas debía ser de especial interés para el pueblo

de Daniel, la nación judía. El énfasis sigue con “y sobre tu ciudad santa” (^v,ªd>q' ry[iä-
l[;w>) es decir Jerusalén. Una profecía específica para Israel que tendría que ver con
Jerusalén.
1
Francis D. Nichol El Comentario Bíblico Adventista.7 Vols. (Buenos Aires, Argentina: Asociación casa editora
sudamericana, 1990), 877
2
Shea, William H. Daniel una Guía Para el Estudioso (Buenos Aires, Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009),
149.
3
Comentario Bíblico Adventista, 877.

2
El texto continúa diciendo que este límite de tiempo será para “terminar/completar”

(aLe’k;l.) con “la transgresión” ([v;P,øh;). En otros pasajes de la Biblia se traduce

[v;P, como fraude (Ex.22:9), rebelión (2Re. 3:7), falta (Prov. 17:9), ofensa (Prov. 19:11),
prevaricación (Is. 59:13), iniquidad (Is. 59:20). La versión Reina Valera de 1960 emplea la
palabra “terminar” aunque el Comentario Bíblico Adventista nos presenta la posibilidad de

traducir aLe’k como “completar”. En ese caso el pasaje haría referencia al hecho de que
dentro de este período los judíos llenarían la copa de su iniquidad. 4

El texto nos dice que Israel debería “poner fin al pecado”, sin embargo en el hebreo

podemos leer “pecados” en plural (tAaJ'x;, sust. común fem. plural absoluto), aunque otra
posible traducción podría ser “ofrenda por los pecados”. Entonces la traducción sería “poner fin
a la ofrenda por los pecados”, si este es el caso podríamos atribuir esta declaración a Cristo
muriendo en la Cruz. Una vez muerto Jesús ya no era necesario seguir llevando al Templo
ofrendas por los pecados porque en él se cumplieron todos los símbolos y rituales antiguos. 5

“Y para cubrir/expiar” (rPEåk;l.W) “iniquidad/culpa” (!wOë['), “y para

traer/traer dentro” (aybiÞh'l.W), “justica de” (qd<c,ä), “perdurable/de larga

duración/desde tiempos antiguos/eterna” (~ymi_l'[o)), “y para sellar” (~Tox.l;w>),

“la visión y profeta” (aybiên"w> !Azæx'), “y para ungir” (x:voßm.liw>), “Santo


de” (vd<qoï), “Santos” (~yvi(d"q")).

Israel debía dejar:

- La transgresión de la Ley
- El fraude - La justicia (perdurable)
- La rebelión Y reemplazarlos por - Sellar la visión y la profecía
- La maldad - Ungir al Santo de los Santos
- El pecado

4
Comentario Bíblico Adventista, 878
5
Ibíd.

3
La Justicia Perdurable: Como se mencionó antes esta frase se puede traducir como “la
justicia que es perdurable, o de larga duración, o desde tiempos antiguos. Dios le recuerda al
pueblo que Él les enseño a vivir de manera justa en el pasado pero ahora viven injustamente.
También destaca que esta justicia es de carácter perdurable, de larga duración. Dios le dio a
Israel una forma de justicia que no debían alterar.

Sellar la visión y la profecía: Un dueño coloca su sello para hacer obvio que es
propietario de una cosa. En este sentido Daniel tenía que dejar bien en claro que esta profecía
llevaba el nombre de Dios y es de su autoría. Por otro lado el sello de una carta sólo podía
romperse en manos del destinatario, en este caso el único destinatario es Israel.

Ungir al Santo de los Santos: Generalmente el ungimiento se daba a reyes y sacerdotes


(Ej.: Lev. 4:3, 1 Sam. 9:16), el aceite del ungimiento representaba al Espíritu de Dios (1 Sam.
16:13) por lo tanto una persona ungida era una persona con el Espíritu Santo, consagrada a
Dios. No aparece en otros pasajes de la Biblia el título “Santo de los Santos” pero reiteradas
veces en el Antiguo Testamento Dios se llama a sí mismo Santo y exhorta a su pueblo a ser
santos (ver por ejemplo Lev. 11:44, 45; 19:2; 20:26).

El ángel le está diciendo a Daniel que finalizando la profecía de las setenta semanas
aparecería Dios mismo entre los judíos, y debía ser ungido porque Él cumple la función de Rey y
también curiosamente cumpliría la función de Sumo Sacerdote.

Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén
hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y
el muro en tiempos angustiosos.

“Y sabe tu” ([d:’tew>), “y entiende tu” (lKeøf.t;w>), “desde la salida de”

(ac'ämo-!mi), “la palabra/asunto/discurso” (rb'ªd"), “para restaurar” (byvih'l.) “y

para construir a Jerusalén” (tAnÝb.liw> ~Øil;’v'Wr)y>), “hasta el Mesías


soberano/líder/príncipe (dygIën" x:yviäm'-d[;), “semanas siete” (h['_b.vi

~y[iÞbuv'), “y semanas sesenta y dos” (~yIn:©v.W ~yViävi ~y[iúbuv'w>),

4
“volverá” (bWvT'), “y [se] reconstruirá” (ht'n>b.nIw>), “la plaza” (bAxår>), “y el

foso” (#Wrêx'w>), “y en angustiosos/sufridos tiempos” (~yTi([ih' qAcßb.W).


En el versículo 2 del capítulo 9 encontramos a un Daniel que estudiaba las profecías de
Jeremías (Jeremías 25:11, 12; 19:10) y sabía que los 70 años de cautiverio en Babilonia pronto
llegarían a su fin, ahora se le revela qué más pasaría cuando volviesen.

El ángel le revela a Daniel a partir de cuando él debe empezar a contar. Desde que se dé
la orden o decreto para volver y construir Jerusalén.

Siendo que las semanas se empiezan a contar desde la salida para construir Jerusalén
debemos conocer en qué fecha ocurrió esto. Ya que existieron 3 decretos 6 para regresar a
Jerusalén analizaremos cual se ajusta más a los detalles del texto bíblico.

1. El decreto de Ciro (Esdras 1:2-4) en el año 538 a.C. permite regresar a los judíos a Judá y
reconstruir el Templo. Esta fecha no puede ser porque la visión se refiere a Jerusalén,
reedificar solamente el templo no cumpliría con la especificación de construir toda la
ciudad. La obra se vio igualmente estorbada por los samaritanos.
2. Darío I emitió el segundo decreto en el 520 a.C. El Templo fue terminado aunque nada
sucedió con las ruinas de Jerusalén.
3. En Esdras 7:12-26, él mismo recibe autoridad gubernamental y tiene a su disposición los
fondos del tesoro real para comenzar a trabajar en la reconstrucción de Jerusalén en el
año 457 a.C. aunque los gobernadores del occidente se le oponen y Artajerjes detiene
nuevamente la obra, pero luego gracias a Nehemías el rey permite que se reanude el
trabajo. Es este decreto que se ajusta más a las especificaciones proféticas porque ahora
Jerusalén es reconstruida en este tiempo.

Desde este punto hasta la llegada del Mesías pasarían 69 semanas, pero lo interesante
es que el ángel no le dice el número “sesenta y nueve”, sino que lo divide en 7 semanas y, 62
más. ¿Por qué esta división? Probablemente el tiempo que duró la reconstrucción de Jerusalén

6
Ver Martínez, Carmelo. Apuntes de Clase Daniel, 66; Doukhan, Jaques B. Secretos De Daniel (Buenos Aires:
Asociación Casa Editora Sudamericana 2007), 143; Shea, William H. Daniel una Guía Para el Estudioso (Buenos
Aires, Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 154-158.

5
fue de 49 años. Sesenta y dos semanas más tarde (434 años después) aparecería el Mesías. Es

notable que la palabra Mesías deriva del verbo xvm que quiere decir “ungir”. El Mesías es el
Santo de los Santos ungido.

La oposición de los gobernantes persas contra la obra de Nehemías convirtió a esta


etapa en un tiempo angustioso. (Neh. 4).

Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de
un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin
de la guerra durarán las devastaciones.

“Y luego/después [de]” (yrEÛx]a;w>), “las semanas”(~y[ibuV'h;), “sesenta y

dos” (~yIn:ëv.W ~yViävi), “se cortará/quitará/eliminará” (trEîK'yI), Mesías”


(x:yviÞm'), “mas no” (!yaeäw>), “él mismo” (Al=), “y la ciudad” (ry[i’h'w>),

“Santa” (vd<Qoøh;w>), “destruirá/corromperá/pondrá en ruina” (tyxiv.y:), ”el

pueblo de” (~[;ä), “un príncipe” (dygIÜn"), “el que vendrá/a de venir” (aB'h;), “y su

fin/el fin de él” (ACåqiw>), “como inundación” (@j,V,êb;), “y hasta” (d[;w>), “[el]

fin” (#qEå), “[de la] guerra”, (hm'êx'l.mi), “durarán/establecerán” (tc,r<Þx/n<), “las

devastaciones/las desolaciones” (tAm)mevo).

Después de las 62 semanas se quita la vida al Mesías, no en la semana 62. Algo


importante que resaltar aquí es la misión que vendría a realizar el Mesías. Si bien es Rey de
reyes, Santo de los santos etc., él no vendría para establecer un reinado terrenal, sino vendría a
morir para liberar al hombre del pecado. El concepto de Mesías sostenido por los líderes
religiosos en tiempos de Jesús como libertador político no tiene sustento bíblico.

Con respecto a la frase “se quitará la vida al Mesías” el hebreo usa la palabra trk,
traducida más literalmente como “cortar” en vez de “quitar”. Esta palabra aparece en términos
legales del pentateuco cuando se condenaba una persona a la muerte, pero también estaba
asociada al contexto del pacto hecho posible por medio de los sacrificios (Gén. 15:10; Jer.

6
34:18). Daniel anuncia la muerte del Mesías en términos evocadores del pacto manifestado por
la muerte del cordero en el sistema levítico. La profecía, entonces, identifica al Mesías con el
sacrificio del pacto.7

Luego vendría el pueblo de un príncipe que destruiría nuevamente la ciudad y el


Santuario. Este “luego” no necesariamente formaría parte de las 70 semanas, el ángel va más
allá de estas. Dado el caso podríamos interpretar sin ningún problema esta declaración con la
destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. Es notable que quien lleva a cabo la destrucción no
es “el príncipe” sino “su pueblo”. La LXX reza “Rey de Naciones”. Fue así como el ejército
romano destruyó el Templo aún sin la aprobación de su “príncipe”, el emperador Tito. Elena de
White nos presenta esta escena:

[…] finalmente Tito dispuso tomar el templo por asalto. Resolvió, sin embargo, que si
era posible evitaría su destrucción. Pero sus órdenes no fueron obedecidas. A la noche,
cuando se había retirado a su tienda para descansar, los judíos hicieron una salida
desde el templo y atacaron a los soldados que estaban afuera. Durante la lucha, un
soldado romano arrojó al pórtico por una abertura un leño encendido, e
inmediatamente ardieron los aposentos enmaderados de cedro que rodeaban el
edificio santo. Tito acudió apresuradamente, seguido por sus generales y legionarios, y
ordenó a los soldados que apagasen las llamas. Sus palabras no fueron escuchadas.
Furiosos, los soldados arrojaban teas encendidas en las cámaras contiguas al templo y
con sus espadas degollaron a gran número de los que habían buscado refugio allí. [..]
"Tito vio que era imposible contener el furor de los soldados enardecidos por la lucha;
y con sus oficiales se puso a contemplar el interior del sagrado edificio. Su esplendor
los dejó maravillados, y como él notase que el fuego no había llegado aún al lugar
santo, hizo un postrer esfuerzo para salvarlo saliendo precipitadamente y exhortando
con energía a los soldados para que se empeñasen en contener la propagación del
incendio. El centurión Liberalis hizo cuanto pudo con su insignia de mando para
conseguir la obediencia de los soldados, pero ni siquiera el respeto al emperador
bastaba ya para apaciguar la furia de la soldadesca contra los judíos y su ansia
insaciable de saqueo. Todo lo que los soldados veían en torno suyo estaba revestido de
oro y resplandecía a la luz siniestra de las llamas, lo cual les inducía a suponer que
habría en el santuario tesoros de incalculable valor. Un soldado romano, sin ser visto,
arrojó una tea encendida entre los goznes de la puerta y en breves instantes todo el
edificio era presa de las llamas. Los oficiales se vieron obligados a retroceder ante el
fuego y el humo que los cegaba, y el noble edificio quedó entregado a su fatal destino. 8

El lenguaje figurado de una inundación es una descripción apropiada de la manera en


que el ejército romano finalmente “fluyó” dentro de Jerusalén para conquistarla. 9

7
Doukhan, 149
8
White, Elena. El Conflicto de los Siglos (Idaho: Pacific Press Publishing Association, 1954), 37, 38.
9
Shea, 167

7
Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el
sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta
que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

“Y el confirmará” (ryBiîg>hiw), “el pacto” (tyrI±B.), “a/para/de muchos”

(~yBiÞr:l'), “semana” ([:Wbåv'), “una” (dx'_a,), “y media” (yci’x]w:), “la

semana” ([:WbøV'h;), “hará cesar” (tyBiäv.y:), “sacrificio” (xb;z<å), “y la ofrenda”

(hx'ªn>miW), “y sobre/contra” (l[;’w>), “ala” (@n:ÜK.), “abominaciones”

(~yciWQvi), “desolador” (~meêvom.), “y hasta destrucción” (hl'K'-d[;w>), “y lo

determinado” (hc'êr"x/n<åw>), “será derramado”(%T:ßTi) “sobre desolador”

(~me(vo-l[;).

Antes de la muerte del Mesías el texto retrocede al comienzo de la semana 70 para


explicar un poco más Su obra. La semana 70 comienza en el año 27 d.C. y se extiende hasta el
año 34 d.C. Aunque a mitad de semana su vida será quitada, la influencia de su trabajo duraría
media semana más. 70 semanas estaban destinadas al pueblo de Israel, su fin se dio en el año
34 cuando los judíos rechazan totalmente la muerte expiatoria de Cristo con el apedreamiento
de Esteban. Finalizando las 70 semanas Israel no sería más el Pueblo escogido.

Era la intención del Mesías confirmar el pacto antiguo, no dar uno nuevo. El pacto que
debía ser confirmado nuevamente era el pacto que Dios dio a Abram el cual identificaba a su
descendencia como su pueblo (Gen. 15:18; 17:2, 4, 7, 9, 10, 11, 13). Sólo que ahora la
circuncisión sería la del corazón (Rom. 2:29). Muchos confirmarían ese pacto aunque el resto no
lo haría. Jesús es la confirmación y el cumplimiento del Pacto de Dios con su pueblo, porque
Dios siempre cumple su parte del Pacto.

A la mitad de la semana haría cesar el sacrificio y la ofrenda. 3 ½ años después de su


bautismo, Jesús fue crucificado en la cruz para salvar al hombre del pecado. Todo el sistema

8
ritual de los sacrificios ya no servía más porque ahora había muerto el cordero de Dios (Juan
1:29).

La segunda mitad del versículo 24 no es muy clara y traducciones posteriores le han


agregado algunas palabras.

William Shea emplea la siguiente interpretación:

“La expresión “sobre el ala de” debe ser vista como un modismo que significa seguir de
cerca. En otras palabras, las abominaciones vienen primero, seguidas rápidamente por
la desolación. La desolación fue causada por el ejército romano después de su
conquista en Jerusalén. Las abominaciones fueron esas cosas que sucedían en
Jerusalén antes de su destrucción y desolación. Mientras las tropas romanas irrumpían
a través de las defensas del norte de la ciudad, tropas judías resistieron desde el
mismo edificio del templo. Era una estructura fuerte, y, por consiguiente, hacía las
veces de una fortaleza. Esto requirió que los soldados romanos atacaran el edificio del
templo, aunque su general quería preservarlo. En la batalla subsiguiente el templo se
quemó. Nunca fue el propósito de Dios que su templo se convertiría en una fortaleza
para pelear en la guerra; y al proceder así, colmaron de maldición ese espacio santo.
Después de ese abominable curso de acción vino la destrucción y la desolación,
exactamente como la profecía lo describió.”10

CONCLUSIÓN

Las setenta semanas forman parte de una profecía más grande, la de los 2300 días. Esta sección
cortada de 490 años estaba revelada para el pueblo Judío.

Cumple un propósito doble, 1) Exhortar al pueblo israelita a una preparación espiritual para
recibir al Mesías, 2) Acrecentar la fe de todos los que hayan aceptado al Mesías luego de las
setenta semanas transformándolos así en un nuevo pueblo escogido por Dios.

Esta, como muchas otras profecías, revela a un Dios interesado en que sus criaturas conozcan
sus planes futuros. Siempre hay un llamado a prepararse para cumplir el propósito máximo del
Padre de estar nuevamente y eternamente con sus hijos amados.

“Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.” Juan 14:29

10
Shea, 171

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