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Arterapia y arte contemporáneo

Margarita Cortes Pérez

El autor señala las dificultades primero para conceptualizar el arte y después ver como esa
definición impacta en el concepto arterapia.

En arterapia se llama artistant a la persona que inicia un proceso terapéutico.

La arterapia es actualmente posible porque el arte se liberó de toda norma canónica, de


toda obligación que no emane de las reglas de juego que el artista mismo inventa.
Al no ser el artistan un artista, la actividad que realiza en nombre del arte no es arte, es
más bien una metáfora, algo que se asemeja al arte.
Me lleva a cuestionar, ¿Cuáles son los parámetros o características que debe tener un
artista para ser llamado artista?
¿Qué define lo que es arte y no que no es?

Desde un enfoque, el arte contemporáneo incluye en su definición solo la dimensión


estética de la producción humana. Aquello que provoque en el otro una admiración
perdurable.
Este “debe ser” de la representación artística, cuya forma es mediatizada por el
aprendizaje de los modelos canónicos, es un prejuicio a deconstruir en arterapia. En las
sesiones la falta de instrumento artísticos del artistan vuelve a menudo sus representaciones
feas, confusas, rabiosas, desordenadas o ingenuas.

El déficit técnico del artistant introduce una imprevisibilidad que es la misma que el artista
contemporáneo desafía en forma calculada. Para Danto (1989) las salpicaduras de Pollock
son un monumento erigido de honor del azar, y cuando Pollock se limita a “ejecutar la
voluntad de la pintura misma”, no cree estar expresando nada de su ego personal.

Si la arterapia puede incluir la palabra “arte” es porque el arte ha perdido sus reglas
canónicas.
El objetivo seré por tanto sostener simbólicamente cada intención, sin perder de vista la
principal, que es curarse.

El proceso de arterapia se vuelve así la escena dramática que contienen la realidad social
histórica del sujeto, una obra siempre será una representación acertada.
Es en los problemas de la puesta en acto donde pueden advertirse los obstáculos
inconscientes que produce una resistencia a captar la armonía de la imagen, de la
emotividad que emana en ella, incluso bajo el aspecto o el espectro de fealdad.

La ceguera estética por tal o cual estilo es un síntoma de alineación social, tanto del
iletrado que encuentra absurdo el arte contemporáneo, como del burgués que rechaza el
arte primitivo.
El loco pinta su locura, el débil mental pinta con la pobreza de sus recursos, cada uno
encuentra en la actividad artística su lugar, pues el proceso arterapia se presenta como un
espacio donde la tolerancia recibe a todos sin reservas.

El arte contemporáneo no busca ni gustar ni despertar los sentimientos agradables que


acompañan la belleza, pues su paladar es radicalmente diferente. Es gracias a las
propuestas de los movimientos modernos como el Fluxus, ready made, hapening, arte
Dada, quienes se negaron a producir arte decorativo, el arte no está en el objeto, sino en
la idea. El arte no es objetal, es la experiencia, la idea.
Desde esta perspectiva el artista conceptual crea un arte ideológico, cerebral, peleados
con el objeto, interesados en crear arte con la vida misma. El arte tiene que ir la mente, a
los conceptos, a cuestionarte.

Es desde todas estas propuestas que podemos acompañar e interesarnos por el proceso
interno del artistant y llevar a la consciencia todos aquellos pensamientos, sentimientos,
sensaciones para que sea el artistant quien decida qué hacer con ello.

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