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La evidencia sobre la culpabilidad de Osama Ben Laden no interesa a Estados Unidos; su objetivo
es establecer su derecho a actuar como y cuando le dé la gana y fijar con claridad su credibilidad
como matón global En este Perfil se publica una versión editada del discurso pronunciado por
Noam Chomsky en el Massachusetts Institute of Technology el 18 de octubre de 2001, transcrito
por Z Magazine
La pregunta más importante es ¿qué está sucediendo ahora mismo y qué podemos hacer al
respecto? La segunda tiene que ver con la suposición de que lo ocurrido el 11 de setiembre
es un acontecimiento histórico. Pienso que es cierto, y debemos preguntarnos exactamente
por qué. La tercera se relaciona con el título de esta charla, La guerra contra el terrorismo:
¿qué es exactamente esta guerra y qué es el terrorismo? La cuarta tiene que ver con los
orígenes de los crímenes del 11 de setiembre, y la quinta con ¿qué opciones políticas
existen en el combate de esta guerra contra el terrorismo, y en el trato de las situaciones
que la provocaron?
¿Qué es el terrorismo?
Esto nos hace retornar a la pregunta ¿qué es el terrorismo? Hay algunas respuestas
fáciles y una definición oficial. Se puede encontrar en el código de Estados Unidos
o en los manuales del ejército estadunidense: terror es el uso calculado de la
violencia o de la amenaza de violencia para lograr objetivos políticos o religiosos a
través de la intimidación, la coerción o la provocación de miedo. Eso es terrorismo.
Es una definición bastante justa y creo que es razonable aceptarla. El problema es
que no puede ser aceptada, porque si es aceptada, vienen todas las consecuencias
erróneas. Por ejemplo, las que acabo de mencionar. Hay ahora mismo un
importante esfuerzo en la ONU para tratar de desarrollar un tratado exhaustivo
sobre el terrorismo. Cuando Kofi Annan recibió el Premio Nobel se informó que
había dicho que deberíamos de dejar de perder el tiempo con el tema y poner manos
a la obra. Pero existe un problema. Si se utiliza la definición oficial de terrorismo,
se llegará a resultados desacertados. No se puede proceder así. Si se lanza un
vistazo a la definición de guerra de baja intensidad, que es una política oficial de
Estados Unidos, se ve que es una paráfrasis muy próxima de lo que acabo de leer.
En realidad, una guerra de baja intensidad es simplemente otro nombre para el
terrorismo. Es el motivo por el cual todos los países denominan todo acto horrendo
que cometen contraterrorismo. Sucede que nosotros lo llamamos contrainsurgencia
o guerra de baja intensidad. No podemos utilizar la verdadera definición. Tenemos
que encontrar cuidadosamente una definición que no lleve a consecuencias
indeseadas. Hay varios problemas adicionales. Algunos se presentaron en diciembre
de 1987. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución muy
enérgica contra el terrorismo, condenando la plaga en términos muy firmes,
llamando a todos los Estados a combatirla por todos los medios. Fue aprobada por
unanimidad. Un país, Honduras, se abstuvo. Dos naciones, las de costumbre,
votaron en contra: Estados Unidos e Israel. ¿Por qué iban a votar Estados Unidos e
Israel contra una importante resolución condenando enérgicamente el terrorismo, en
realidad utilizando en gran parte los mismos términos que estaban siendo usados
por la administración Reagan? Hay una razón. Existe un párrafo que dice que nada
en esa resolución infringe los derechos de los pueblos que luchan contra regímenes
racistas y colonialistas o contra la ocupación militar extranjera, a continuar con su
resistencia con la ayuda de otros Estados extranjeros, en su justa causa. Estados
Unidos e Israel no pueden aceptar algo semejante. La razón principal por la que no
lo podían permitir en esa época era África del Sur, un país calificado oficialmente
de aliado. Había una fuerza terrorista en África del Sur. Se llamaba Congreso
Nacional Africano. Oficialmente, constituía una fuerza terrorista. África del Sur, al
contrario, era un aliado y, evidentemente no se podía apoyar las acciones de un
grupo terrorista que luchaba contra un régimen racista. Sería algo imposible. Hay
otro caso. El de los territorios ocupados por Israel desde hace 35 años. Apoyado
sobre todo por Estados Unidos para impedir una solución diplomática desde hace
30 años. En esa época había otro motivo. Israel estaba ocupando el sur del Líbano y
encontraba la resistencia de lo que Estados Unidos llama una fuerza terrorista,
Hezbolá, que finalmente logró expulsar a Israel del Líbano. Y no podemos
permitirle a nadie que luche contra una ocupación militar, cuando la apoyamos. Por
eso Estados Unidos e Israel tuvieron que votar contra la principal resolución de la
ONU contra el terrorismo. Como dije antes, un voto de Estados Unidos en contra es
esencialmente un veto. Así que nada de todo esto fue publicado, y nada de esto ha
aparecido en los anales del terrorismo. Si uno mira los trabajos de gran erudición
sobre el terrorismo, no se ve nada de lo que acabo de mencionar. La razón es que
los que tienen los fusiles no son los que quisiéramos. Hay que afinar
cuidadosamente las definiciones y la erudición para llegar a las conclusiones
correctas; de otra manera no constituye una erudición respetable y un periodismo
honorable. Los problemas de este tipo son los que obstaculizan los esfuerzos por
desarrollar un tratado exhaustivo contra el terrorismo. Tal vez debemos convocar a
una conferencia académica o algo parecido para tratar de ver si podemos descubrir
una manera de definir el terrorismo, que produzca exactamente las respuestas que
nos gusten, no las otras. No será fácil.
Haití
Esto es fácil de probar. No tenemos que inventar casos. Por ejemplo, en los últimos
años Haití ha solicitado a Estados Unidos que extradite a Emmanuel Constant, un
asesino importante. Es uno de los principales responsables de la matanza de unas 4 mil
ó 5 mil personas a mediados de los años 90, bajo la junta militar, que casualmente
estaba siendo apoyada por las administraciones Bush y Clinton. Tienen muchas
evidencias. En esa materia no hay problemas. Ya ha sido juzgado y condenado en Haití
y las autoridades piden a Estados Unidos que lo entregue. Bien, quiero que ustedes
realicen su propia investigación. Vean cuánto se ha discutido el tema. Haití renovó el
pedido hace dos semanas. Pero el caso ni siquiera fue mencionado. ¿Por qué vamos a
entregar a un asesino convicto responsable del asesinato de 4 mil ó 5 mil personas hace
dos años? En realidad, si lo entregáramos, quién sabe lo que diría. Tal vez diría que
estaba siendo financiado y ayudado por la CIA, lo que probablemente es cierto. No
queremos abrir esa puerta. Y no es el único caso.
Costa Rica
Quiero decir que durante unos 15 años, Costa Rica, que se ha llevado el premio de la
democracia, ha estado tratando de que Estados Unidos le entregue a John Hull, un
propietario de tierras en Costa Rica al que acusan de crímenes terroristas. Estaba
utilizando la tierra, aseguran con bastante evidencia, como una base para la guerra de
Estados Unidos contra Nicaragua, lo que no es una conclusión controvertible. La Corte
Mundial y el Consejo de Seguridad la respaldan. Así que tratan de conseguir que
Estados Unidos lo entregue. ¿Han oído hablar del tema? No. En realidad confiscaron
las tierras de otro terrateniente estadunidense, John Hamilton. Pagaron una
compensación y convirtieron sus terrenos en parque nacional, porque esas tierras
también estaban siendo utilizadas como base para el ataque de Estados Unidos contra
Nicaragua. Costa Rica fue castigada por hacerlo. Fueron castigados mediante la
retención de la ayuda: «No aceptamos ese tipo de insubordinación de nuestros aliados».
Podemos continuar, y si se abre la puerta a preguntas sobre extradición, nos conducirá
en direcciones muy desagradables. ¿Y qué pasa con las reacciones en Afganistán? La
retórica inicial hablaba de un ataque masivo que mataría visiblemente a mucha gente y
también de un ataque contra otros países en la región. Bien, la administración Bush se
apartó sabiamente de esa idea. Todos los dirigentes extranjeros, la OTAN, los
especialistas, y supongo que también sus propias agencias de inteligencia, le dijeron
que sería la cosa más estúpida que podrían hacer. Simplemente sería como si abrieran
oficinas de reclutamiento para Ben Laden en toda la región. Es exactamente lo que
quiere. Y sería extremadamente dañino para sus propios intereses. Así que se apartaron
de esa idea, y se están orientando hacia lo que describí antes: una especie de genocidio
silencioso. Una propuesta sensata está a punto de ser considerada: que haya una
iniciativa de la ONU que reúna a afganos expatriados o a supuestos dirigentes tribales
del interior, que mantendría totalmente fuera del asunto a rusos y estadounidenses. Son
los dos países que prácticamente han borrado al país del mapa en los últimos 20 años.
Deben permanecer fuera del asunto y pagar indemnizaciones. Pero es su único papel.
Es concebible que una iniciativa de la ONU para reunir a elementos del interior de
Afganistán, que podría tratar de construir algo sobre las ruinas, funcionaría, con mucho
apoyo y ninguna interferencia. Si Estados Unidos insiste en controlar el proceso, igual
podríamos abandonarlo. Tenemos una experiencia histórica al respecto. Recordarán que
al principio el nombre de esta operación iba a ser una cruzada, pero lo dejaron de lado
porque los agentes de relaciones públicas les dijeron que no funcionaría. Después iba a
ser Justicia Infinita, pero los agentes de relaciones públicas les dijeron: «Esperen un
momento, ustedes suenan como si fueran una divinidad». Así que no funcionaría. Y
entonces lo cambiaron a Libertad Duradera. Sabemos lo que significa. Pero nadie ha
señalado hasta ahora, por suerte, que eso contiene una ambigüedad [Endure = ‘durar’
en inglés, también significa soportar, aguantar dolor o sufrimiento, N.d.T]. Endure
implica sufrir. Y hay mucha gente en el mundo que ha sufrido lo que llamamos
libertad. Por suerte tenemos a una clase educada de excelente comportamiento, así que
nadie ha señalado esa ambigüedad.