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No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día (Salmo 91.5, LBLA)
*Somos vulnerables*
Mejor que la simple seguridad temporal, que nos permitiría descansar sanos y salvos
durante apenas setenta u ochenta años, la promesa que Dios hace a Su pueblo en el Salmo
91, y en toda la Biblia, es nuestra máxima seguridad —que *no importa lo que nos suceda
en este mundo, Dios nos tiene en Su mano. Él sabe. A Él le importa. Él está obrando
en los peligros más grandes y los dolores más duros de la vida para tu máximo bien. *
El Salmo 91 no promete que lo peor que este mundo tiene para ofrecer no vendrá
sobre el pueblo de Dios, sino que cuando venga, no estaremos solos, abandonados ni
destruidos. Su gracia es demasiado dinámica y poderosa para mantenernos simplemente
fuera de peligro; Él nos sostiene en condiciones difíciles y nos lleva a la máxima
seguridad. La seguridad que recibimos de Dios no significa que no habrá gran dolor
—físico, emocional y espiritual. Ser llevado en las alas de las águilas no significa que el
polluelo nunca abandonó el nido, sino que cuando estaba aleteando y cayendo del
cielo, incapaz de volar por sí mismo y salvarse, su madre acudió al rescate.
Jesús experimentó un gran dolor físico y una crisis emocional aún mayor cuando
cargó con nuestro pecado y Se sintió desamparado por Su Padre. Pero las promesas del
Salmo 91 Le dieron los medios espirituales para avanzar hacia el dolor del Calvario, no
para huir de él. Sabía que Dios estaría con Él en el mayor problema y que Su Padre lo
levantaría a la gloria de Su diestra. “Me invocará, y le responderé; yo estaré con él en la
angustia; lo rescataré y lo honraré” (Salmo 91.15).
Él te levantará
Jesús sabía que la promesa de Dios acerca de ángeles guardándolo (Salmo 91.11-12)
no Lo alejaría de la cruz, sino que Su Padre lo levantaría. Jesús tropezaría contra la piedra
en el Calvario, pero al hacerlo, “hollaría al león” y “a la serpiente” (Salmo 91.13). En
Cristo, no necesitamos temer el terror de la noche, la flecha que vuela de día, o cualquier
pestilencia o destrucción (Salmo 91.5-6) —no porque seamos inmunes a las dificultades en
este mundo, sino porque seremos llevados de manera segura a través de ellas hacia la
seguridad definitiva.
*Salmo 91*
*1* El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. * 2*
Yo le digo al SEÑOR: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.» * 3* Sólo
él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, * 4* pues te cubrirá con
sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte! * 5* No
temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, * 6* ni la peste que acecha en las
sombras ni la plaga que destruye a mediodía. * 7* Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil
a tu derecha, pero a ti no te afectará. *8* No tendrás más que abrir bien los ojos, para ver a
los impíos recibir su merecido. *9* Ya que has puesto al SEÑOR por tu[y] refugio, al
Altísimo por tu protección, *10* ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad
llegará a tu hogar. *11* Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.
*12* Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna. * 13*
Aplastarás al león y a la víbora; ¡hollarás fieras y serpientes! * 14* «Yo lo libraré, porque él
se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre. * 15* Él me invocará, y yo le
responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores. * 16*
Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación.»