Está en la página 1de 5

Área de Humanidades y Lengua Castellana

Página |1

NOCHE NEGRA 1

Ya llevaba rato dormida, no mucho,


pero si un tiempo, me desperté en
mitad de la noche, miré el reloj y me
di cuenta de que eran las 2:54 AM.,
sabía que debía tener sueño
profundo y que me costará
mantenerme despierta, pero
extrañamente, este no era el caso.
Me puse a buscar algo que hacer
para cansarme rápido y volver a
dormir, así que busqué mi peluche
favorito… un pequeño perrito de color
marrón, con ojos algo grandes de
color azul claro y mirada algo triste
pero tierna igualmente, le hablé solo
por hablar, sin prestar atención a lo
que le decía, pero a los pocos
minutos de haber empezado, noté
algo extraño e inquietante. Sus ojos,
antes color azul cielo, ahora eran rojo
sangre, con un toque carmesí, eso me inquietó un poco, así que decidí dejar de hablarle
a mi peluche, pensando que se debía a que ya me empezaba a dar sueño, entonces
cerré los ojos lentamente.

Justamente antes de cerrarlos completamente, mi mirada reparó en una pequeña figura,


la veía borrosas por tenerlos casi cerrados, así que los abrí con curiosidad, y me acerqué
lo más que pude a esa figurita que estaba en el techo, me paré en la cama y alcé la
cabeza a más no poder, y me di cuenta de que era algo parecido a un tuqueque
descomunal, que a simple vista se veía que era del tamaño del brazo de una chica de 14,
que eran los que tenía, me asusté inmensamente y me quedé viéndolo, solo porque no
podía moverme, esa criatura gigante, que debería ser mínimo del tamaño de mi meñique,
pero ahí estaba, gigante y grotesco, no podía siquiera respirar, una que otra vez superaba
el miedo y pavor e inspiraba dos o tres veces, no más.

Pasados unos minutos, aunque a mí me pareció que pronto amanecería, logré salir del
trance y sumirme inmediatamente en sueño profundo y muy necesario, creyendo que
podría tener la suerte de no soñar nada y despertar sabiendo que todo era producto de
mi imaginación… pero el sueño lo empeoró todo…
.

1
Documento obtenido de Udai, A. (2012). Noche negra. Recuperado de
https://www.elpensante.com/relatos-de-terror-noche-negra-por-alan-udai/.
Área de Humanidades y Lengua Castellana
Página |2

II

Mis ojos se cerraron, buscando refugio de las rarezas que acababa de presenciar,
esperando que pudiese descansar de todo eso… Todo estaba negro. No sé por qué, pero
me sentía tranquila, a salvo, en mis sueños. Gloriosos segundos de tranquilidad ocuparon
mis pensamientos… pero lo vi, un ojo gigante me vigilaba detrás de mí, no sé cómo no
lo vi, era inmenso, y además, sus lágrimas eran sangre, me seguía muy cuidadosamente,
pero al ver que lo encontré, no sé cómo lo supe, pero enfureció y aceleró su paso, parecía
que estuviese corriendo, si tuviese piernas, claro, pensé “debo correr más rápido si no
quiero que me aplaste”, todo parecía tan real, que sentí que si aquél ojo me pasaba por
encima, moriría instantáneamente, así que corrí… corrí a más no poder, aceleré el paso
todo lo que pude, pero sentía que de nada servía, que dentro de unos segundos quedaría
reducida a pedazos esparcidos por doquier…

Afortunadamente, encontré una especie de salida extraña, algo parecido a una puerta de
forma rara, pero salí igualmente, me encontré con un paisaje familiar, el patio de mi casa
de vacaciones, todo normal, hice como que nada pasó y olvidé aquél ojo enojado que
esperaba adentro, pensé que había despertado de una pesadilla y que me había dormido,
encontré la puerta de salida, y fue cuando desperté por completo, pero no…

III

Había escapado de aquél ojo que lloraba sangre y me perseguía, una puerta había sido
lo que me salvó de morir aplastada por aquella figura tétrica que amenazaba mortalmente
mi vida, creí que si era aplastada por aquello, moriría tanto en el sueño como en la
realidad, pero lo que me esperaba atrás de aquella puerta era algo totalmente diferente
a lo que esperé… Unas figuras deambulaban como inconscientes por todos lados,
algunas se me hacían irreconocibles y extrañas, pero la mayoría de ellas las conocía,
ohh si, las conocía a casi todas, amigos, familiares, compañeros, conocidos… Todos
muertos, caminando, llorando sangre y con los ojos completamente negros, sin prestar
la más mínima atención a los demás que estaban allí, caminando medio dormidos y
medio despiertos, ya que esquivaban con gran velocidad cualquier cosa que
obstaculizara su camino, mucho más que la velocidad que sabía que tenía cada uno,
pero por alguna razón, todos era excesivamente rápidos. Desperté.

No soporté ese sueño, no sabía que pasaba ni que significaba todo esto, ¿acaso me volví
loca?, ¿mi inconsciente me trata de decir algo?, ¿qué se supone que haga frente a todo
esto?, la respuesta no venía por más que buscase y buscase…

IV

La pesadilla, increíblemente, no terminaba con ese horrendo sueño, que,


inexplicablemente, me había aterrorizado por completo… Deseaba tranquilizarme un
poco, y no se me ocurrió ninguna otra forma de hacerlo a mitad de la noche que no fuese
Área de Humanidades y Lengua Castellana
Página |3

con un vaso de agua fría… Fui directo a la cocina a buscar el vaso, pero justo antes de
siquiera tocarlo, una persona, o eso creí que era, me miraba directo a los ojos desde la
ventana que tenía en frente. Me encontré con una niña con el pelo liso y negro, largo y
vestida con una bata rosada y larga, me miraba con una mirada inescrutable, aunque
logré identificar un pizca —pero muy pequeña y no estoy segura de que si estoy en lo
correcto—, no desviaba la mirada, y no parpadeaba tampoco, solo tenía esa mirada que
tanto me inquietaba.

Por unos segundos, olvidé completamente mi entorno, no me di cuenta si quiera de que


un grillo estaba haciendo ese típico ruido que hacen, solo estaba atrapada en la mirada
de aquella niña. Inescrutable. Indescriptible. Inquietante…Inhumana. Al cabo de algunos
momentos —digo momentos, porque no sé realmente cuánto tiempo pasó—, fue que
algo me hizo reaccionar y despertar de aquel trance. Un pequeño perro —casualmente
muy parecido a mi perrito de peluche—, se le acercó, y lo tomó en brazos, sin dejar de
mirarme. Inmediatamente cuando lo tuvo en brazos, empezó a acariciarlo. No sé cómo
ni por qué, pero volví a caer en la hipnosis de aquella mirada, esta vez distinta, aunque
no estoy segura en qué…

Pasó el tiempo… Seguía atrapada en esa mirada, pero extrañamente, me sentía más
fuera de mí misma, como si me durmiera sin saberlo, como si el mundo se me escapara
de entre los dedos y no pudiese hacer nada para impedirlo… Sentía muchas cosas, y no
sentía nada al mismo tiempo, estaba turbada, cada vez me volvía más inconsciente de
lo que estaba a mí alrededor…

—Debo salir de esta hipnosis— pensé con todas mis fuerzas, ya que me costó mucho
darme cuenta de que estaba hechizada por aquella mirada, de lo contrario me podría
afectar mucho. Pero no lo logré, deseaba con todas mis fuerzas salir de ese estado tan
inconsciente, pero lo insuficientemente fuerte como para no darme cuenta de que estaba
atrapada. El suelo parecía el vacío, el aire ya ni lo sentía, todo estaba muerto para mí,
incluso pensé por unos instantes muy cortos, que incluso había perecido, solo me
concentraba en aquellos ojos…Penetrantes…Hipnotizantes… No conseguí salir de aquel
trance…

— ¡Sabrina! ¿qué fue eso? – ¿Qué pasa mi amor? ¿Por qué lloras?
— ¿Llorando?, yo no estaba llorando…

O eso creía, pero, ¿qué era esa voz, que, por unos momentos me había sacado de esa
hipnosis?, me resultaba muy familiar, pero no conseguía recordar de quién era, la
respuesta estaba solo a unos centímetros de voltear mi cuello a la derecha solo por unos
segundos…
Área de Humanidades y Lengua Castellana
Página |4

Luché como jamás lo hice, di todo lo que tenía para lograr mover mi cuello solo un poco,
solo unos centímetros, por unos segundos, solo para saber de dónde venía esa voz, ¡solo
un poco!…

— ¡Hija responde por favor! – gritó nuevamente esa voz… un momento, ¡¿Hija?!

¡Era Mi Madre!, solo la voz de una madre puede expresar tanta angustia, dolor y tristeza
al mismo tiempo en una pocas palabras como “¡Hija responde por favor!” Esa idea fue lo
suficientemente fuerte como para que finalmente pudiera salir de la mirada que me atrapó
tanto tiempo, desprendiéndome del mundo y hacerme creer que nada excepto esa mirada
existía, finalmente podía voltear ese cuello que solo conseguí mover una fracción de
milímetro… Pero inmediatamente… Todo desapareció… Como si nada hubiese existido,
pasado, vivido, o siquiera…soñado…

VI

Desperté…

— ¿Q-q-qué p-pasó? – tartamudeé – ¿D-donde…?


— Shhhhhh –me interrumpieron– debes descansar Sabrina, eso que hiciste fue
demasiado peligroso –me dijo una mujer con dulzura, pero a la vez con rectitud
mínima.
— ¿Ma-m-má?, ¿q-qué me p-pasó? – traté de articular.
— Te explicaré luego hija, por ahora, solo duerme…

Y negro de nuevo…

— ¿Mamá que me pasó? –dije luego de estar inconsciente por un día.


— Sabrina, ¿no recuerdas nada, hija? – me preguntó mi madre.
— ¿Qué sucedió?
— ¡Aaay hija!, ¿no recuerdas a la bruja?, ¿no lo recuerdas? –¿Bruja?, ¿de qué habla mi
madre? –Te quería llevar Sabrina, la bruja casi te secuestra –dijo, conteniendo un
muy audible sollozo–, tuvimos que colgar cruces Diego y yo, se volvió un cuervo y
casi te lleva–
— ¿Qué está pasando aquí?, pregunté asustada.
— Casi no te salvamos a tiempo –sollozos de nuevo…
— ¿Bruja?, ¿cruces?, ¿cuervo?, ¿me quería raptar una bruja?, ¿de dónde salió todo
esto?, solo recuerdo que me desperté en la madrugada a beber agua, y que tuve una
pesadilla antes y después de eso, pero… ¿Cuáles eran?…

Mi vida fue normal luego de ese momento confuso, no sé de qué hablaba mi mamá con
respecto a brujas y cuervos, no tengo idea a que se quería referir, pero ya todo acabó, o
eso creo… Solo un rastro extraño me quedó de aquel supuesto encuentro con una bruja
que me quería raptar… Gatos, criaturas aparentemente inofensivas, belleza sin igual
algunos poseen, pero desde ese momento, quedé marcada… No puedo ver ningún gato,
Área de Humanidades y Lengua Castellana
Página |5

no, jamás puedo verlos, fotos, videos, dibujos, me paralizo, caigo inconsciente, y pierdo
memoria con respecto a ese encuentro, recuerdos que vuelven con el paso de los meses,
incluso a veces, años, pero igual, no sé aún, treinta y cinco años después de esa charla,
y fallecida mi madre unas horas después, no he conseguido descifrar eso que me quiso
decir, pero, hay tres cosas de las que estoy segura… Primera: ella dio su vida por
salvarme, sea lo que sea que me amenazaba. Segunda: hay muchas cosas que
desconozco de esta realidad. Y la Tercera: los peligros no son solo de este mundo, sino
también del otro mundo…

También podría gustarte