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y desnutrición al año
Sólo América del Sur y el Caribe podrían disminuir la pobreza en 2015
"La mayoría de esos niños fallecen a causa de enfermedades infecciosas curables, como
diarrea, neumonía, paludismo (malaria) y sarampión. Habrían sobrevivido si su cuerpo y
sistema inmunológico no estuviera debilitado por el hambre y la malnutrición", explicó
la FAO, que publicó hoy en Roma su informe anual sobre seguridad alimentaria.
"Los esfuerzos por disminuir 50 por ciento antes de 2015 el número de personas que
padecen hambre en los países en vías de desarrollo avanzan muy despacio y la
comunidad internacional se halla muy lejos de alcanzar los objetivos" establecidos en
varios encuentros políticos durante los pasados 10 años, aseguró Jacques Diouf, director
general de la FAO, en el prólogo del informe anual El estado de la inseguridad
alimentaria en el mundo.
El informe empleó datos de 2004, según los cuales había 852 millones de personas
desnutridas entre 2000 y 2002. Esa cifra incluye "815 millones de personas en países en
desarrollo, 28 millones en naciones con economías en transición y 9 millones en países
industrializados".
La FAO precisó que no dispone de cifras más recientes, y que las más actuales sobre el
número de personas que padecen hambre se publicarán en el informe de 2006.
El reporte puntualizó que de las 530 mil muertes de mujeres al año debidas a
complicaciones en el embarazo y el parto, 99 por ciento ocurren en países en desarrollo
y el hambre contribuye a esos fallecimientos en muchos casos.
Según la FAO, "cerca de 75 por ciento de la población con hambre y en la pobreza vive
en zonas rurales de los países con ingresos bajos". En estas regiones reside la mayoría
de los casi 11 millones de niños que pierden la vida antes de cumplir 5 años y de los 121
millones que no van a la escuela, y en ellas se producen los 300 millones de casos de
paludismo agudo y el millón de decesos por esta enfermedad cada año.
Por tanto, "para disminuir el número de personas que padecen hambre debe concederse
prioridad a las áreas rurales y a la agricultura como base del sustento en esos lugares",
sostuvo Diouf.
Además, añadió, se debe asegurar a los niños una alimentación adecuada, pues ello "es
crucial para romper el círculo vicioso hambre-pobreza".
Se requiere, por una parte, "aumentar la productividad y los ingresos de las personas
pobres que padecen hambre en sectores como el riego en pequeña escala, infraestructura
(carreteras, recursos hídricos), pesca y silvicultura", puntualizó.
Por otro lado, hay que "proporcionar acceso directo a los alimentos y crear redes de
protección social para los pobres, con ayuda alimentaria para madres y niños pequeños,
comedores escolares, huertos escolares y programas de comida por trabajo", expuso.
Diouf añadió que 33 por ciento de personas que viven en Africa subsahariana están
subalimentadas. Este índice ha disminuido muy lentamente, aunque el ritmo del
progreso realizado era ligeramente mejor en los 90 que en la actualidad.
En América Latina la desnutrición bajó de 59.5 millones de individuos (13 por ciento de
la población) en 1990-1992 a 52.9 millones (10 por ciento) en 2000-2002. Haití, con 47
por ciento de su población desnutrida, es el caso más grave en la región, seguido de
Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Guatemala, Honduras y Bolivia, países que
tienen entre 21 y 27 por ciento de su población desnutrida.
En el país, 15 estados no tienen leyes que protejan a niños: Red por los Derechos
Por ello, el relator considera que no sólo hay que acabar con los
hambrientos, sino evitar que haya más, por lo que propone
consagrar el derecho de que las personas que no pueden
alimentarse no sean deportadas, y evitar que los terrenos
agrícolas dejen de dedicarse a producir alimentos para
destinarse a la fabricación de biocombustible.
"Es una tragedia lo que ocurre todos los días en las costas
atlánticas y mediterráneas, miles de personas que mueren
ahogadas", agregó, y criticó a la Unión Europea (UE) por querer
concluir un acuerdo de libre comercio con el grupo de países
ACP (ex colonias europeas independizadas recientemente en
África, Caribe y Pacífico) que, a su entender, "va a beneficiar
solo al norte".
"Los gobiernos deberían reconocer sus obligaciones extraterritoriales acerca del derecho a
la alimentación", señaló Ziegler al presentar el informe.
Miles de muertes
Según él, más de 17.000 niños menores de cinco años mueren de malnutrición a diario.
Latinoamérica
"Son más urgentes que nunca las medidas para cumplir el objetivo de la
Cumbre Mundial sobre la Alimentación, de reducir para el año 2015, por lo
menos a la mitad, la cifra de 1996 de personas con hambre en el mundo",
afirmó Jacques Vercueil, titular de la Dirección de Análisis del Desarrollo
Económico y de la Agricultura, de la FAO, dependencia responsable de la elaboración del SOFA
98. En noviembre de 1996 se reunieron en Roma jefes de Estado y de gobierno de 186 países
para celebrar la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, y se comprometieron a reducir a la
mitad para el año 2015 el número de personas con desnutrición crónica en todo el mundo.
El incremento de la cifra de personas con hambre se debe sobre todo a la falta de avance en la
reducción de la pobreza en el mundo. "El SOFA 98 señala que la distancia cada vez mayor de la
distribución de los ingresos en muchas partes del mundo también es una tendencia preocupante
con relación a la desnutrición", según palabras de Vercueil.
En un informe especial sobre la alimentación urbana, se calcula que para el año 2005, más del 50
por ciento de la población mundial estará en las ciudades y la falta de seguridad alimentaria será
un problema cada vez mayor. Más del 90 por ciento del crecimiento demográfico urbano durante
los próximos 20 años se dará en las ciudades del mundo en desarrollo. Este informe analiza una
serie de temas relacionados con el veloz crecimiento de las ciudades, incluso las necesidades de
consumo y las responsabilidades tanto del Estado como del sector privado, así como los servicios
de comercialización de las zonas urbanas.
Uno de los principales objetivos de ese capítulo especial es "crear consciencia entre los
gobiernos, los donantes y los organismos de desarrollo, de las actividades rurales no agrícolas" y
de la función catalizadora que pueden desempeñar en el desarrollo rural y agrícola, al sacar a la
población rural de la trampa de la pobreza.
26 de noviembre de 1998
18 de noviembre de 2005
En el mundo hay 852 millones de personas hambrientas, una cifra que crece desde el año
2000 en aproximadamente seis millones anuales. Los datos son estremecedores: cada
cuatro segundos una persona muere de hambre en el mundo, sobre todo en África y cada
año mueren seis millones de niños menores de cinco años por el hambre y sus
consecuencias. Los expertos aseguran, sin embargo, que en el mundo hay comida para
alimentar a un tercio más de la población existente.
En el mundo
El hambre como
causa de la guerra
EMILIO MENÉNDEZ DEL VALLE 20/01/1984
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Reformas estructurales
No opina así la UNCTAD. A menos que se consumen de una
vez las necesarias reformas estructurales, el Tercer Mundo
continuará sufriendo un descenso importante en la venta de
sus productos básicos, la demanda mundial seguirá sin
crecer y el comercio internacional disminuirá, el
proteccionismo se institucionalizará y la ayuda
internacional al desarrollo se retraerá.
Proceso modernizador
Cuando Seidú Badian, ministro de Desarrollo del Malí de
Modibo Keit a de los años 60, avisaba de los peligros socio-
económicos que esta aculturación representaba para África
se le presentaba como marxista y radical. Ahora se pretende
que los pueblos afroasiáticos vuelvan a los modelos socio
culturales en su mayor parte arrasados por el proceso
modernizador, modelos cuya desaparición Badian y otros
teóricos tercermundistas temían. Así, el proceso
modernizador ha producido, por un lado, el
desquiciamiento y la neurosis psicosocial (vía aculturación)
que facilita la aparición de los Idi Amín y afines, y, por otro
lado, está originando efectos desmodernizadores para los
baremos occidentales. Tales como la cancelación de
proyectos industriales de desarrollo, el deterioro del sistema
sanitario, el aumento de la delincuencia y de la mendicidad
urbanas, y el descenso del nivel de vida de las clases medias
(inexistentes antes de la implantación colonial).
Consecuencias políticas