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REPÚBLICA ARGENTINA
V E R S I Ó N T A Q U I G R Á F I C A
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
3 de agosto de 2016
Sr. Gil Lavedra.- Si fuera legislador dejaría la figura del arrepentido para delitos muy
graves, obviamente para el lavado de dinero, delitos de corrupción, que en este momento
hay una muy fuerte demanda pública, la trata, pero revisaría un poco la nómina para tratar
de restringirla. Es una decisión legislativa.
Por otro lado, respecto al momento, lo dije, para mí tiene que ser en el curso de la
investigación, que termina con la acusación por parte del fiscal.
Es decir, por nuestra provincia de Entre Ríos pasan quienes vienen de Paraguay y de
Brasil y siguen para otro lado. Entonces, ¿cómo lo utilizan? Con la Gendarmería –esta es la
verdad–; en los primeros momentos de la investigación, ofreciendo una entrega vigilada. Y
esto en definitiva no importa a un arrepentido, sino a alguien que va a colaborar con la
investigación, a quien le dicen: siga como si usted no nos vio. Es otro instituto; pero así es
como lo utilizan.
Una sola vez se utilizó en la provincia de Entre Ríos el arrepentido de la ley de trata
–también está en esta ley–, pero se utilizó en una trata laboral, no sexual.
Entonces, estos datos también tienen que hacernos pensar en qué otras herramientas
serían eficaces, porque necesitamos herramientas, efectivamente. No es que no necesitemos
herramientas. Necesitamos herramientas eficaces para esta criminalidad organizada que ha
venido para quedarse.
En ese sentido, acá se hablaba de que el arrepentido ha venido para quedarse. Pero
no; lo que ha venido para quedarse en la Argentina son nuevas formas de criminalidad. Y los
jueces y los fiscales tenemos que capacitarnos, prepararnos y poner ahí el énfasis: en la
capacitaicón y en la preparación.
Yo les digo que ciertamente tengo frecuencia de trato con los fiscales federales y
ellos admiten que el testigo de identidad reservada ha sido eficaz en los delitos de lesa
humanidad, pero porque el Ministerio de Justicia en estos delitos se ha preocupado de hacer
ágil a ese procedimiento de testigo de identidad reserada. Y lo ha sostenido. Pero no lo ha
sostenido así en los otros programas: en los de trata y en los de narcotráfico. Esto también
sería una ayuda para la investigación de este tipo de delitos.
Por eso, me voy a permitir leerlo, porque considero que es una norma que debería
estar en cualquiera de estas leyes, dado que es imprescindible.
Entonces, también sería la oportunidad de poder tener en cuenta esto, porque acá se
trae un procedimiento más restrictivo que el de la ley modelo de las Naciones Unidas.
Esta ley modelo tiene recursos: tiene recurso de resposición y de apelación, por
ejemplo. O sea, tiene los recursos que prevén los códigos locales. Este proeycto que se
acaba de sancionar es restrictivo en cuanto a los plazos, a las notificaciones, a las
excepciones y en cuanto a los recursos. Y al procedimiento que se le va a dar a los recursos.
Entonces, ¿dónde está en esta ley el debido proceso?
Estas y otras consideraciones que aquí se han hecho me parece que se perciben aquí
en la Cámara de Senadores, razón por la cual creo que se ha abierto esta instancia. Porque
estas cosas se visualizan. Por eso, me parece que esta era una oportunidad única para no
dejar de decir que esto va a impactar en las provincias argentinas y que el federalismo acá en
esta casa estaría ausente si no se consulta por lo menos a las legislaciones de cada provincia,
que tiene sus propios sistemas de enjuiciamiento y sus propias reglas procesales. Para mí fue
una oportunidad maravillosa poder decirlo, como representante del Poder Judicial de una
provincia argentina, aunque creo que se debería poder escuchar a otras tantas, como la de
Entre Ríos. Porque sin perjuicio de los profesores y académicos que han pasado, está
también el derecho de las procincias, que acá se va a ver afectado.
Vamos al proyecto, para no cansar a todos aquí, que ya han escuchado bastante.
Tiene errores de redacción. Tiene defectos de técnica legislativa. Hace una selección de
determinados delitos, como ya dijimos. Y es el Parlamento el que tiene la misión política de
delinear el ámtibo criminal.
Un aspecto que tiende a zanjar alguna duda que señaló un consejero en alguna
jornada que vimos en la universidad de El Salvador sobre el arrepentido, tiene que ver con la
vieja ley de drogas donde surgía el pacto ya señalado, porque lo que se podía acordar
durante la instrucción sumarial podía no ser homologado, al ser visto distinto por los jueces.
Entonces, esto tiende a dar sanción en cuanto a que se termina por consensuar una pena
aplicable. Y esto, a la luz del código actual, tiene alguna penumbra porque está todavía
discutida la posibilidad de ver si los jueces pueden imponer mayor pena que el fiscal.
Yo sigo pensando, pese a que soy juez hace siete años, que no podemos excedernos
de la pretensión punitiva, más allá de los baremos que nos pone el fiscal. Y en esto
recomiendo dar una lectura del voto en disidencia de los doctores Zaffaroni y Lorenzetti en
el fallo “Amodio”, donde dicen que todo exceso en la pretensión punitiva –es decir, ir más
allá de lo que pide el fiscal– significa violentar el debido proceso. Esto no sabemos qué
suerte va a tener en el Código Procesal, que está suspendido en su vigencia.
Los artículos 272 y 273 establecen que no se puede dar más pena que el fiscal y que
no se puede aplicar una calificación jurídica posterior a la delineada por el fiscal, en tanto no
sea objeto de debate. Vamos a dar un ejemplo: si el fiscal acusó por homicidio culposo, el
tribunal no podría condenar por homicidio doloso con dolo eventual, siempre en esta línea
delgada que tiene el dolo eventual con la culpa con representación.
Entonces, defectos de redacción, el proyecto los tiene. Cosas para mejorar, también
las hay. Sin embargo, yo leí en el diario que el senador Pichetto dijo que no iba a ser
aprobado en veinticuatro horas. Celebro que los senadores se tomen su tiempo y lo estudien.
Nosotros nos ponemos a disposición de ustedes, para seguir trabajando en materia adicional,
para que nos puedan brindar la mejor herramienta de política criminal posible.
Yo siempre digo, y por eso me gusta participar de estas reuniones –estuve invitado
también cuando se discutió la ley 27.063– que en definitiva el Código Procesal para
nosotros es como la sartén para el cocinero: cuanta mejor herramienta nos den ustedes,
mejor vamos a legislar.
Sra. Negre de Alonso.- ¿Cual es su opinión respecto de la diferencia que había entre
Garrido y Sancinetti con respecto a la pena en el caso que fueran falsos los datos que
proporciona el colaborador?
Sra. Negre de Alonso.- Había diferencias en cuanto a la graduación de la sanción penal para
el caso de información falsa...
Sra. Negre de Alonso.- Si uno lo compara con el testigo falso, y Sancinetti dijo que era tan
grave imputar a una persona que estaba bien esta pena tan alta, con un mínimo de cuatro…
Sr. Báez.- Sí, es lo que prevé el proyecto. Y esta es una decisión que van a tomar ustedes.
Creo que es válido que haya un mecanismo para que no haya una suerte de venta de humo
de información y que ésta sea verificada.
Pero insisto: hay que monitorear y dar esta posibilidad de seguir luchando contra la
criminalidad organizada.
Hay algo de lo que dijo el doctor Jacobucci en lo que tenía razón: la ilustración fue
un fenómeno importantísimo; el límite al avasallamiento a las garantías individuales por parte
del Estado fue una cuestión que hemos verificado. Pero creo que hoy tenemos que tender a
un modelo donde garantías y eficiencia vayan a un punto de equilibro. Tomemos todo lo que
viene de la Revolución Francesa en materia de derechos individuales, pero adaptémosnos a
la realidad de la criminalidad de hoy. Cuando nosotros estamos con el viejo exhorto, la
criminalidad organizada vuela; se desplaza de fronteras trasnacionales. Necesitamos
instrumentos apropiados. Yo les pido –obviamente, no quiero asumir una cuestión de pater
familia respecto de los senadores dado que ustedes tienen mucha experiencia en materia
legislativa– que se tomen el tiempo que sea necesario para darnos el mejor instrumento de
política criminal posible.
Sr. Pichetto.- En realidad, no está en discusión el tema del arrepentido como instrumento
de investigación en el Congreso. Este Congreso, en la década del 90, cuando sancionó la ley
23.737, ya instaló las figuras del arrepentido, del informante y de la entrega vigilada;
institutos que sirven para la investigación.
En función de realidades, lo que queremos es que el instrumento sirva. Por lo tanto,
quiero hacerle dos preguntas. Una, ¿en qué etapa funcionaría el arrepentido dentro del
marco del proceso? Le adelanto mi postura: para mí, esta figura tiene que ir en la etapa de
instrucción. Cuando se larga el juicio, en el marco de la apertura a juicio oral, la elevación de
la causa a juicio, para mí está agotada esta etapa.
La otra pregunta que le quiero hacer es desde el punto de vista práctico, porque
estamos viendo en la actualidad que hay arrepentidos que se arrepienten por etapas. Hacen