Nuestra visión enmarcada en el paradigma crítico de la neurodiversidad, la persona
autista pasa de ser un defecto de una alteración funcional a un acierto de adaptación
natural bajo determinadas circunstancias. El cerebro autista, está especialmente capacitado para tareas que implican la sistematización de la información. Así mismo presentan, en muchas ocasiones, una memoria excepcional, una hiperfocalización en tareas específicas, una percepción especialmente desarrollada en lo referente a los sentidos y en relación a los detalles y un interés y habilidad menor por el ámbito social. Como resultado de esta nueva visión, las intervenciones en el terreno del autismo se basan en llevar a cabo intervenciones centradas en orientadas hacia la regulación sensorio-motriz, el desarrollo de la comunicación y de la autonomía.