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Características generales de la arquitectura gótica

El gótico supone, entre otras muchas cosas, un cambio radical en la


manera de construir que se produce como consecuencia lógica de los
estudios de carácter geométrico, matemático y aritmético a los que se
había llegado. Las aportaciones constructivas de este período fascinarán
aun buen número de personajes del siglo XIX, como Viollet-le-Duc, e
inspirarán el nacimiento del Neogótico.

Las principales características de la arquitectura gótica son las


siguientes:

La utilización del arco apuntado es uno de los principales logros


constructivos que permiten erigir edificios más elevados, disminuyendo
el empuje lateral, y además ayudan a acentuar ópticamente la
sensación de esbeltez que se pretende crear en el edificio gótico. Este
tipo de arco había sido utilizado ya en la arquitectura románica de
Borgoña y de Provenza, así como en la arquitectura cisterciense. A lo
largo del desarrollo del estilo gótico se utilizan otros arcos como el
conopial, escarzano, carpanel, mixtilíneo, el tudor,...

La bóveda de crucería es otra de las piezas fundamentales de la


arquitectura gótica. La bóveda de crucería está formada por el cruce de
dos arcos apuntados. Inventada a principios del siglo XII, conforman
una estructura resistente sobre la que se colocan los ligeros plementos
o elementos de relleno que configuran la bóveda (resultan así
estructuras sumamente ligeras, llegando, los plementos, a tener
espesores de hasta diez centímetros y ser construidos con piedras
blandas que pesaban menos y se labraban mejor, reduciendo coste y
tiempo en la ejecución de la obra). Este sistema además de ligero y
versátil, permite cubrir espacios de diversa configuración formal, con lo
que posibilita un gran número de combinaciones arquitectónicas. Con
ellas, en definitiva, se podían concentrar los empujes en los cuatro
puntos del vértice y posteriormente apearlos por medio de los elementos
sustentantes, que podían ser los pilares o columnas pero también el
sistema de estribo y arbotante. Como consecuencia, los gruesos muros
de la arquitectura románica pudieron ser reemplazados por ligeros
cerramientos con ventanales que permitieron la aparición de la vidriera
y facilitaron que el edificio alcanzase alturas insospechadas. Así se
produjo una revolución en las técnicas constructivas. La más sencilla es
la bóveda cuatripartita pero poco a poco se van enriqueciendo su traza:
bóveda sexpartita, bóveda de terceletes y bóvedas estrelladas formadas
por terceletes y nervios secundarios como son los combados (nervios
curvos que se sitúan en la bóveda con fines ornamentales y no
constructivos), en una simbiosis entre la necesidad funcional y el gusto
estético.
El muro pierde importancia frente al vano, cuyas dimensiones
aumentan considerablemente. Este incremento del tamaño del vano
obedece al decisivo protagonismo que adquiere la luz dentro del espacio
sagrado. Estos vanos van decorados con tracería calada. En el siglo XIII
el arco cobijaba un rosetón con trifolio o cuatrifolio y dos arcos menores
que repetían el mismo motivo. Según evoluciona el estilo la decoración
evoluciona progresivamente hasta que en el siglo XV aparecen los
ventanales de arco flamígero (en forma de llama). Para aumentar el
movimiento ascendente del vano y del conjunto se suelen completar
ventanas y puertas con una moldura angular: el gablete. Las vidrieras
son un elemento esencial en la arquitectura gótica. No fueron creadas
para dar luz, ya que los templos son sombríos sino para crear un
espacio trascendente. Es la luz de Dios la que se recibe en el templo.

Como elemento sustentante se emplean gruesos pilares sobre los que


descansan los capiteles y nervios de las bóvedas. Adquieren un gran
desarrollo en el gótico porque se van adosando a ellos pequeñas
columnas a medida que se multiplican los nervios de la bóveda llegando
a convertirse en pequeños haces de columnas (baquetones).Al principio
estas columnas tienen un pequeño capitel y una basa propias pero
llegan a desaparecer formando un solo capitel corrido como si fuera una
cinta decorada que da vuelta a todo el pilar.

En lo que se refiere al alzado interior de los edificios religiosos,


fundamentalmente las grandes catedrales, hay que señalar que, en un
primer momento, seguirá apareciendo la tribuna, que más tarde se irá
modificando en su estructura, para finalmente desaparecer por
completo y ser sustituida por una estrecha galería de servicio llamada
triforio. Se configura así una estructura interna tripartita formada por
las arcadas inferiores, el triforio, cegado o abierto al exterior, y el
claristorio, cada vez más importante, donde se localizan las grandes
vidrieras.

Todo este complejo sistema constructivo debía estar necesariamente


reforzado en el exterior con contrafuertes, en los que descansan los
arbotantes. Estos son arcos o tirantes de piedra que arrancas en el
exterior del edificio donde se produce la carga de la bóveda de crucería y
transmites el empuje de esta a un contrafuerte exterior, cumpliendo
además la función de ser canales por donde bajan las aguas del tejado.
Sobre los contrafuertes aparecen los pináculos. Algunos historiadores
consideraron durante cierto tiempo que los pináculos tenían una simple
función decorativa, pero hoy podemos afirmar que su función es la de
ejercer una fuerza vertical que neutralice los empujes laterales
transmitidos por los arbotantes a los contrafuertes. De cualquier forma,
la profusión de contrafuertes con sus pináculos contribuyen a la
decoración exterior del edificio y dan ese aire ascendente propio del
estilo gótico. Las gárgolas también tenían una función muy clara, ya
que servían para eliminar el agua evitando que esta pudiese
deteriorar..las cubiertas. Las gárgolas toman las formas más fantásticas
de las que es capaz de crear la imaginación del artista.
Los elementos técnicos y estructurales antes mencionados se orientan
en función de los que son los dos elementos más importantes del gótico
y que, de alguna forma, permiten explicar a los demás: el interés por la
elevación y la luminosidad de los edificios.

El edificio gótico es estilizado y de gran altura, invitando al creyente a


elevar su mirada al cielo. Esta tendencia a la verticalidad irá creciendo
a medida que pase el tiempo y exista un mayor dominio de las técnicas
constructivas. Por ello, las primeras catedrales, más pesadas y
horizontales, darán paso a edificios más esbeltos y livianos. El sistema
seguido es el hasta ahora comentado: La bóveda concentra los empujes
en los nervios y éstos transmiten a las columnas -a veces columnillas
colocadas a contralecho-; pero éstas sólo pueden soportar esfuerzos
verticales. La componente horizontal de los empujes de la bóveda ha de
ser resistida por los arbotantes que progresivamente van transmitiendo
los empujes tanto de la bóveda como del viento a los estribos y botareles
que se equilibran con peso : los pináculos. Por tanto, el origen de todo
este sistema estructural reside en la bóveda de crucería que ordena y
condiciona en cascada todos los elementos estructurales que
intervienen en las construcciones góticas. Los elementos que mayor
cantidad de materia necesitaban - y por tanto mayor porcentaje de
participación en los costes globales de la obra de fábrica - eran
justamente los estribos o botareles que equilibran los empujes
horizontales de los arbotantes por medio de la adición de masa pesante.
En el gótico consiguieron desarrollar leyes de construcción empíricas
que se podían entender por medio de relaciones entre las partes de los
elementos que intervienen en el proceso constructivo.

Igualmente, la conversión de la catedral como la nueva “Jerusalén


celeste”, llevará a la sustitución de los muros por vidrieras que permiten
el paso de una luz coloreada que ofrece un aspecto especial, sagrado, al
interior de los edificios. Las propias vidrieras tendrán un sentido
religioso al filtrar a través de sus imágenes sagradas la luz exterior. Y es
que, para los siglos XII y XIII, la luz era la fuente y la esencia de toda
belleza visual. Fue la divulgación de la filosofía neoplatónica y la
vinculación que establece esta filosofía del concepto de Dios con el
ámbito de la luz, la que tendrá una mayor repercusión en la nueva
arquitectura. En efecto, Dios es como la luz, capaz de traspasar los
cuerpos sólidos sin romperlos (caso del cristal), de ser fuente de vida, y
de ser también principio y motivo de alegría y felicidad. La idea,
difundida especialmente a través de los escritos del abad Surger,
tampoco era completamente nueva, porque ya el Pseudo-Dionisio el
Aeorpagita la había utilizado con la misma intención mucho antes. Por
poseer luminosidad se consideran hermosas a las estrellas, al oro y a
las piedras preciosas. En la literatura filosófica de la época y también en
la épica cortesana los términos "lúcido", "luminoso" y "claro" son los
adjetivos que se utilizan con más frecuencia para describir la belleza
visual. Esta preferencia estética se ve intensamente reflejada en las
artes decorativas de la época, que se deleitan en la vistosidad de objetos
relucientes materiales brillantes y superficies pulidas. La aparición de
la vidriera, movida por la asombrosa idea de sustituir los muros opacos
por otros transparentes, refleja este mismo gusto. Para el pensador
medieval la belleza no era un valor independiente de los demás sino
más bien el resplandor de la verdad, el brillo que despide la perfección
ontológica, y esa cualidad de las cosas que indica que tienen su origen
en Dios.

Estas últimas reflexiones nos acercan al sentido y los orígenes del


propio arte gótico. Algunos autores subrayarán la importancia de las
innovaciones técnicas (bóveda de crucería, arbotantes,…) y su carácter
funcional como elemento explicativo a partir del cual se crea toda una
estética novedosa (Se pone el acento en la técnica, los procedimientos
de construcción y sus condicionamientos formales; la forma de los
edificios, su evolución, están muy ligadas al desarrollo lógico de los
elementos constructivos); para otros, en cambio, las nuevas
necesidades plásticas son la causa de estas invenciones y no al revés,
es decir, la necesidad de abrir el muro para conseguir más iluminación
era la causa del recurso funcional a la bóveda de crucería. Relacionado
con ello, algunos autores explican las relaciones entre el sistema de
pensamiento escolástico, dialéctico, y el sistema de la arquitectura. Una
summa (clarificación de todo el conocimiento humano y universalidad
enciclopédica) teológica, una totalidad como la catedral (engloba todo el
conocimiento de la época en sus estructuras, vidrieras o esculturas).
Igualmente la perfecta separación entre las partes y su combinación
entre sí, la utilización de la geometría al servicio del proyecto divino, etc.
Finalmente, se subraya igualmente la influencia del contexto cultural e
histórico vivido con el renacimiento urbano, el desarrollo artesanal y
comercial, la expansión de las monarquías feudales (promotoras de
buena parte de las grandes catedrales) o el crecimiento de los cabildos
catedralicios a la par que la propia ciudad, para la cual la catedral es
símbolo de la prosperidad material vivida.

La catedral gótica

La ciudad gótica medieval significa y simboliza la liberación de la


misma, de los poderes vigentes en el mundo rural: los señores feudales
y los monasterios o abadía, quienes ejercían unos derechos y un poder
subsiguiente sobre todos territorios y las personas existentes bajo sus
respectivas jurisdicciones.

Las ciudades se ponen preferentemente bajo la protección del rey y éste


a su vez las utiliza para controlar o contrapesar el poder de ciertos
señores feudales. Las ciudades se organizan autónomamente. Surgen
las universidades y los comerciantes se instalan definitivamente debido
a sus ventajas fiscales. Surge la burguesía. Es en este momento cuando
se necesitan edificaciones que representen el poder de la ciudad,
aprovechando la institución de nuevas diócesis o para dar cobijo a los
crecidos cabildos catedralicios con toda la carga litúrgica que esto
necesitaban (la catedral, imagen del poder de los obispos, quienes
gracias a la burguesía podían eclipsar ya a los monasterios). Es en este
ambiente donde nacen las catedrales urbanas.

De esta forma, a la vez que durante el Gótico se construyeron muchos


edificios de carácter civil, algunos de ellos tan hermosos como el Palacio
de los papas de Aviñón, sobre todo, se hicieron edificios religiosos y, en
concreto, catedrales, las cuales se distinguían por su altura del resto de
las construcciones urbanas. Las catedrales surgieron como centro
espiritual y sociológico de la ciudad medieval, en cuya construcción
participaron todos sus miembros, desde el primer patrocinador; el
obispo, incluyendo al cabildo y la monarquía, hasta la nobleza, la
burguesía y el pueblo llano , que se empeñaron en convertirla en
realidad, aunque tal empresa exigiera muchos años, generalmente
siglos. Muchas de ellas custodiaban importantes reliquias que
reportaban grandes beneficios económicos en forma de generosas
limosnas.

Por lo general, las catedrales se construían en lugares en los que ya


había existido otro edificio con anterioridad, ya que durante la Edad
Media el lugar elegido para la ubicación de un edificio es algo
primordial. La planta de la catedral es de cruz latina con tres o cinco
naves entre las que la central sobresale en altura por encima de las
laterales. Cuando esta diferencia está muy acentuada estamos ante
edificios “ad triangulum”, sin embargo, cuando la diferencia no es muy
pronunciada hablaremos de tendencia “ad quadratum”. Las naves
laterales se unen por detrás de la central creando la girola en torno a la
cual se hallan las capillas radiales.

La planta simboliza la crucifixión de Cristo y los pilares del crucero a


los evangelistas. En los pies existen dos torres que flanquean la fachada
con tres portadas decoradas. En ocasiones también se advierte la
existencia de portadas monumentales en los brazos del crucero. En la
parte central de este último se ubica el cimborrio que se remarca en
altura con una aguja, algunas de ellas bellamente caladas.

Las fachadas adquieren un gran desarrollo no sólo la principal sino


también las dos del crucero. Forman paños rectangulares donde la
decoración se extiende ampliamente rebasando las portadas. La
fachada principal está apoyada en torres laterales formadas por pisos
de masa hueca y rematadas con terraza o con un cuerpo apiramidado
llamado chapitel. También sobresalen campanarios y cimbórrios
siempre rematados con las agujas de los pináculos Bajo el tejado hay
cornisas de arquería y rosetones. Las portadas se colocan entre los
grandes contrafuertes de las fachadas, son abocinadas como las
románicas pero se multiplican las arquivoltas y estatuas de las jambas.
Las portadas de las catedrales eran, al mismo tiempo que un método de
divulgación de la doctrina cristiana, el escenario en el que tenía lugar la
representación de misterios y autos sacramentales.

La luz, queda dicho, desempeña un papel, fundamental en el arte gótico


puesto que simboliza la presencia divina y penetra a través de las
vidrieras realizadas con fragmentos de vidrios de múltiples colores. El
rosetón (con doble significado, aludiendo al sol, símbolo de Cristo, y a la
rosa, símbolo de María), situado a los pies de la iglesia, es un gran vano
de forma circular que permite el paso de luz coloreada y contribuye a
crear un ambiente de religiosidad, que sitúa al creyente en un mundo
celestial, en la Jerusalén celeste.

La arquitectura civil

Como ya hemos comentado, el desarrollo comercial y artesano significó


un aumento del crecimiento urbano y del peso de la ciudad que creó
nuevas necesidades y amplió otras. Estas nuevas necesidades
provocaron la aparición de una arquitectura civil funcional que se
convertía, al tiempo, en imagen representativa y simbólica de los
burgos. Son, por tanto, las regiones europeas de mayor vida artesanal
las que primero ven nacer y consolidarse una arquitectura civil de
prestigio.

La arquitectura civil se caracteriza por la diversidad de edificios y


tipologías. Entre los de carácter representativo convendría señalar los
ayuntamientos. Símbolo de las libertades ciudadanas , suelen ser
edificios sencillos cada vez más decorados (Flandes, Italia). En ellos
destaca la sala del concejo y, en ocasiones aúnan las funciones
mercantiles (mercado, almacén y negociado mercantil), jurídicas y
administrativas, mientras que en otros se separan. Los mercados y las
lonjas tienen su origen en las loggia italianas, pórticos donde se
llevaban a cabo las transacciones comerciales y que fueron sustituidos
por edificios con grandes salones. De las lonjas, podemos destacar las
de la Corona de Aragón (Palma, Valencia, Barcelona).

Las viviendas urbanas son edificios rectangulares organizados alrededor


de un patio central desde donde se accede al primer piso. Otras
construcciones de carácter civil son las puertas y murallas, de carácter
defensivo, las atarazanas (grandes salas longitudinales para la
construcción y reparación de barcos) y los hospitales. Éstos, con une
esquema heredado del monasterio, están constituidos por una sala
rectangular con cubierta de madera y por un altar o capilla al fondo,
para que los enfermos puedan asistir a las ceremonias religiosas.

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