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Origen de la Navidad
Orígenes grecorromanos
La Navidad no es una festividad que aparezca en la Biblia ni tiene
orígenes judeocristianos. Se fundamenta en tradiciones
grecorromanas ligadas con el solsticio de invierno.
En la Biblia no se menciona la fecha en la que nació Cristo aunque
aporta ciertas señales, como que los pastores aún cuidaban a sus
rebaños en los campos, además de un dato muy importante
aportado por los hebraístas, los cuales encontraron que la palabra
hebrea que se tradujo como pesebre es “suca”, las sucas eran
tiendas o cabañas improvisadas que se construían durante la fiesta
judía del Sucot, que se llevaba a cabo entre septiembre y octubre.
En estas cabañas improvisadas, vivían, comían y dormían, y eran un
recordatorio de los 40 años en los que vivieron en cabañas
improvisadas en el desierto, después de su escape de Egipto.
Tomando esto en cuenta, Jesús nació no en un pesebre rodeado de
animales, sino en una suca construida por José para la fiesta del
sucot.
Muchas de las representaciones y tradiciones de la Navidad tal como
hoy la celebramos provienen de tradiciones grecorromanas como la
fiesta del Sol invicto el 25 de diciembre, una fiesta dedicada al
nacimiento del dios sol, la cual se fusionaba con la saturnalia, una
fiesta de siete días dedicada a Saturno. En estos días se preparaban
grandes banquetes, se intercambiaban regalos y se bebían grandes
cantidades de alcohol, además de incluir actividades como orgías.
Los colores empleados para los adornos son el color rojo, símbolo
del nacimiento (por su asociación con la sangre) color de la vida y
predominante en primavera…, y el verde, símbolo de la tierra y la
naturaleza. Las manzanas y las piñas eran otros elementos
simbólicos utilizados para la ocasión, ya que representan la
fertilidad, la sabiduría y la vida después de la muerte. Es evidente la
experiencia de ciclo de renovación a partir del solsticio de invierno.
Arbol de navidad cristiano
Bonifacio. De regreso a su territorio de misión, de un viaje al
vaticano, en el siglo V, pasaba por un pueblo en el bosque de Hessen,
Alemania. Iba a ser un pueblo más en el camino, pero Bonifacio y sus
compañeros se detuvieron a observar. Se fijó en que los aldeanos,
que no eran cristianos, adoraban a un árbol.
Ellos creían que ese roble era el hogar del dios Thor, deidad del
trueno en la mitología nórdica. La tradición recoge que se ofrecía un
sacrifico humano a los pies del árbol en la mitad del invierno. Para
salvar la vida del niño que iban a sacrificar ese año, se puso en medio
y con un hacha derribó el árbol.
La historia cuenta que Bonifacio encontró cerca de donde había
caído el roble un pequeño abeto. Lo cogió y se lo ofreció a los
aldeanos como sustituto, hablándoles de Jesucristo, cuyo amor por
el hombre no se acababa, al igual que el verde de las hojas del abeto.
Con los restos del roble, además, se edificó una iglesia en honor de
San Pedro.
Lucía 13 de diciembre
Sus orígenes se remontan a la Era Vikinga y la leyenda de Lussi
Langnat.
Huldra es una criatura fabulosa de aspecto humanoide que habitaba
en los bosques. Su nombre se deriva de una raíz que significa
"cubierto" o "secreto". También conocida como Skogsra (espíritu del
bosque) o Tallemaja, en el folklore sueco y Ulda en el folklore lapón.
Es una especie de ninfa.
La huldra recordaba en su fisionomía a una mujer de extraordinaria
belleza con una cola de zorro o vaca y una espalda con el aspecto de
un tronco putrefacto. Cuando una huldra se topaba con un hombre,
lo seducía y, frecuentemente, tenía relaciones sexuales con él. Si la
huldra se sentía satisfecha, podía dar al hombre una recompensa.
Las huldras siempre son del sexo femenino y están dotadas de una
fuerza sobrehumana, poderes sobrenaturales y una alta resistencia
a las heridas. Según las leyendas, acostumbran a aparecer frente a
los humanos entre la neblina o la lluvia, siempre de forma gentil y
amigable.
Lucía de Siracusa
Fue educada en la fe cristiana. Consagró su vida a Dios e hizo un voto
de virginidad. Su madre, que estaba enferma, la comprometió a
casarse con un joven pagano y ella, para que se librase de ese
compromiso, la persuadió para que fuese a rezar a la tumba de
Águeda de Catania a fin de curar su enfermedad. Como su madre
sanó, Lucía le pidió que la liberara del compromiso, le dejara
consagrar su vida a Dios y donara su fortuna a los más pobres. Su
madre accedió. Pero su pretendiente la acusó ante el procónsul
Pascasio debido a que era cristiana, en tiempos del emperador
Diocleciano.
Joulupukki
Joulupukki es el nombre finés de Santa Claus o Papá Noel. El nombre
de Joulupukki literalmente significa Cabra de Navidad que procede
de la tradicional imagen de la cabra como símbolo navideño en los
países escandinavos. La palabra finesa "pukki" proviene de la palabra
sueca "bock", que significa "ciervo" o "macho cabrío".
Nuuttipukki es la palabra finesa con la que se designa la larga
tradición en la que hombres vestidos con pieles de animales y
máscaras con cuernos de cabra solían salir y recorrer casa por casa
asustando a la gente en busca de las sobras de la comida navideña.
la residencia de Joulupukki se sitúa en Korvatunturi y su taller en
Rovaniemi.
Jolakotturinn
El gato de Yule (Islandés: Jólakötturinn) es un gato enorme y
perverso del folclore islandés que vaga por el campo nevado durante
la época navideño comiéndose a la gente que no ha recibido nuevas
ropas que vestir antes de Nochebuena.El gato de Yule se ha asociado
con otras figuras del folclore islandés, como mascota doméstica de
la gigante Grýla y sus hijos, los muchachos de Yule.
La amenaza de ser devorado por el gato de Yule era usado por los
granjeros para incentivar a sus trabajadores a terminar de procesar
la lana de otoño antes de Navidad. Quienes participaran en el trabajo
recibirían nuevas ropas, pero aquellos que no, no recibirían nada y
serían perseguidos por el gato monstruoso. También se ha
interpretado que el gato no se come más que la comida de aquellos
sin nuevas ropas durante las fiestas navideñas. La percepción del
gato de Yule como bestia antropófaga fue popularizada
parcialmente por el poeta Jóhannes úr Kötlum en su poema
Jólakötturinn.
Gryla
Grýla es una gigante mítica que vive en las montañas de Islandia. La
mayoría de las historias contadas sobre Gryla son para asustar a los
niños[1], mencionándose su nombre en la Edda del siglo XIII de
Snorri Sturluson.
Grýla no estaba directamente relacionada con la Navidad hasta el
siglo XVII.[2] Para cuando se convirtió en la madre de los jólasveinar.
Terry Gunnell postula que la costumbre medieval de disfrazarse
como Grýla puede relacionarse con otras tradiciones[3] como
Julebukk o la Cabra Yule y cuyo nombre puede significar "amenaza"
o "amenazante".
Tiene la habilidad de detectar a los niños que se portan mal durante
el año. En la época navideña, baja de las montañas a las ciudades
cercanas por comida. Deja su cueva y caza a niños. Devora a niños
como su tentempié favorito. Según la leyenda, nunca hay escasez de
comida para Gryla.
Según el folclore, Grýla se ha casado tres veces. Se dice que su tercer
marido Leppalúði vive en su cueva en los campos de lava
Dimmuborgir, con el gran Gato Yule negro y sus hijos. Cuando se
acerca la Navidad, Grýla sale a buscar niños malos. La leyenda de
Grýla ha aparecido en historias, poemas, canciones y obras en
Islandia y, en ocasiones, Grýla muere al final.
Gryla (2016)
22/10/2016 (US)
Drama, Comedia, Terror
A man finds himself mistakenly taken hostage by a troll-size debt
collector and driven into the mountains. Things go from bad to
considerably worse when a real troll shows up. Fortunately for the
man, this particular troll is very particular about what she eats.
Tomas Heidar Johannesson
Director, Writer
Jolasveinar
Los muchachos u hombres de Yule (islandés: jólasveinarnir o
jólasveinar) son personajes del folclore islandés que en tiempos
modernos se han convertido en la versión islandesa de Santa Claus.
Su número ha variado con el tiempo, pero en la actualidad se
considera que son trece.[1] Colocan recompensas o castigos en los
zapatos de los niños colocados en los alféizares durante las últimas
trece noches antes de Nochebuena. Cada noche, un muchacho de
Yule visita a cada niño, dejando regalos o patatas podridas,[2] según
el comportamiento del niño durante el año.
Los muchachos del Yule se originan en el folclore islandés.[3]
Inicialmente, su número y representaciones varían enormemente
según el lugar, con cada muchacho individual variando de un mero
bromista a un monstruo homicida que come niños.