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¡CAFÉ!

CAMARADAS ARRIBA FALANGE ESPAÑOLA


PÁGINA MENSUAL DE NOTICIAS Y OPINIONES
AÑO 1 Nº 35 BUENOS AIRES SETIEMBRE DE 2008
(LOS DOCUMENTOS
PONTIFICIOS DEMUESTRAN
QUE EL
NACIONALSINDICALISMO
SE APEGA PERFECTAMENTE
A LA DOCTRINA SOCIAL
José María Permuy Rey DE LA IGLESIA)
LA DOCTRINA
SOCIAL DE LA
IGLESIA FRENTE
AL CAPITALISMO
¡SORPRÉNDETE!
¡CAFÉ! - AÑO 1 Nº 35 - Buenos Aires - SETIEMBRE DE 2008 2

LA DOCTRINA
SOCIAL DE LA
IGLESIA FRENTE
AL CAPITALISMO
Frente a algunos liberales doctrinarios,
que intentan confundir, pretendiendo
compatibilizar el capitalismo y la
Doctrina Social de la Iglesia, las
encíclicas de los Papas dejan bien claro
no sólo su diferencia sino su oposición.

por José María Permuy Rey


http://josemariapermuyrey.blogspot.com/

Revista Arbil Nº 50
http://www.arbil.org/(50)perm.htm

El autor demuestra con los testimonios


documentales de los Papas que
nuestra Doctrina Nacionalsindicalista
se apega estrictamente a la Doctrina
Social de la Iglesia.
3 ¡CAFÉ! - AÑO 1 Nº 35 - Buenos Aires - SETIEMBRE DE 2008

Alguien tan poco sospechoso de económico parece imponerse a es-


heterodoxia como el profesor Wil- cala planetaria, están empeñados
helmsen ha escrito que en el siglo XIX en querer identificar el liberalismo
“el desfile intolerable de damas libe- con el cristianismo, el capitalismo
rales y de sus maridos que, vestidos con la Doctrina Social de la Iglesia,
de levita y chistera, iban a misa to- a base de interpretaciones retorci-
dos los domingos y ultrajaban el sen- das, de párrafos del Magisterio sa-
tido de justicia de los desposeídos” cados de contexto, y de medias ver-
ayudó “a la propaganda comunista, dades que suelen ser, realmente, las
que se empeñaba en identificar el li- peores mentiras.
beralismo con el cristianismo”. “Era A quienes tal cosa procuran, no les
un cristianismo muy cómodo”. “El vendría mal releer aquellas duras
liberalismo ya había borrado lo reli- palabras que, ya en 1873, pronuncia-
gioso de la vida pública”. “La fe se ra el Beato Pío IX: “No faltan algunos
retiró de los rincones del alma no to- que intentan poner alianza entre la luz
cados por la vida pública. La religión y las tinieblas, y mancomunidad en-
se redujo a la beatería, un fenómeno tre la justicia y la iniquidad a favor de
típicamente liberal. Muchas familias, las doctrinas llamadas católico-libe-
cuyo bienestar dependía del robo de rales. Los que tal hacen, de todo pun-
los bienes de la Iglesia, no faltaban to son más peligrosos y funestos que
nunca a sus devociones en la igle- los enemigos declarados porque,
sia, domingo tras domingo. Como la encerrándose dentro de ciertos lími-
conciencia liberal quería engañarse a tes, se muestran con apariencias de
sí misma, no es de extrañar que el probidad y sana doctrina para aluci-
comunismo, por haberse dado cuen- nar a los imprudentes amadores de
ta de esta mala fe, fuera capaz de en- conciliación, y seducir a las gentes
gañar a las masas. ¡Si esto es el cris- honradas que habrían combatido el
tianismo, entonces, abajo el cristianis- error manifiesto”. En consecuencia,
mo! Es una lástima tener que decir que un año después, el Romano Pontífi-
aquí el comunismo tenía razón” (Fe- ce animaba a los cristianos a “incul-
derico D. Wilhelmsem, El problema de car en los ánimos todo cuanto esta
occidente y los cristianos, 1964). Santa Sede tiene enseñado contra
Al igual que en el siglo XIX, tam- las perversas o cuando menos fal-
bién hoy la Iglesia corre el grave ries- sas doctrinas profesadas en tantas
go de que millones de seres huma- partes, y señaladamente contra el Li-
nos que sufren en el mundo el yugo beralismo católico, empeñado en
de la explotación capitalista, se ale- conciliar la luz con las tinieblas y la
jen de ella, confundidos por la perni- verdad con el error”.
ciosa propaganda de algunos partida- Más reciente, pero no menos cla-
rios del capitalismo liberal que, en es- ra, es la advertencia de Pablo VI en
tos momentos en que el liberalismo su Octogesima Adveniens, donde,
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tras rechazar el marxismo, sigue di- entiende un sistema económico que
ciendo: “Tampoco apoya el cristiano reconoce el papel fundamental y po-
la ideología liberal, que cree exaltar sitivo de la empresa, del mercado, de
la libertad individual sustrayéndola a la propiedad privada y de la consi-
toda limitación, estimulándola con la guiente responsabilidad para con los
búsqueda exclusiva del interés y del medios de producción, de la libre
poder, y considerando las solidarida- creatividad humana en el sector de
des sociales como consecuencias la economía, la respuesta ciertamen-
más o menos automáticas de inicia- te es positiva, aunque quizá sería más
tivas individuales y no ya como fin y apropiado hablar de “economía de
motivo primario del valor de la orga- empresa”, “economía de mercado”,
nización social”. o simplemente de “economía libre””.
Ignorando todas estas reprobacio- Lo que no dicen es que, a conti-
nes, algunos individuos que se de- nuación, el Santo Padre aclara: “Pero
claran católicos y al mismo tiempo si por “capitalismo” se entiende un
fervorosos liberales, han emprendi- sistema en el cual la libertad, en el
do una especie de “cruzada” propa- ámbito económico, no está encuadra-
gandística destinada a cantar las ex- da en un sólido contexto jurídico que
celencias del sistema capitalista y la ponga al servicio de la libertad hu-
sobre todo su presunta afinidad con mana integral y la considere como
el catolicismo. una particular dimensión de la mis-
Los valedores del “capitalismo ca- ma, cuyo centro es ético y religioso,
tólico”, definen el capitalismo como entonces la respuesta es absoluta-
aquel sistema de organización econó- mente negativa”. Por esta razón, ad-
mica basado en la propiedad privada, vierte el Vicario de Cristo, “se puede
incluso de los bienes de producción; hablar justamente de lucha contra un
que utiliza el mecanismo de los pre- sistema económico, entendido como
cios como el instrumento óptimo para método que asegura el predominio
la eficiente asignación de los recur- absoluto del capital, la posesión de
sos; y en el que todas las personas, los medios de producción y la tierra,
libremente, pueden decidir las activi- respecto a la libre subjetividad del
dades que deben emprender, asu- trabajo del hombre. En la lucha con-
miendo el riesgo del fracaso a cam- tra este sistema no se pone, como
bio de la expectativa de poder disfru- modelo alternativo, el sistema socia-
tar del beneficio si éste se produce. lista, que de hecho es un capitalis-
Partiendo de tal definición, para de- mo de Estado, sino una sociedad
mostrar –siempre según ellos– que Juan basada en el trabajo libre, en la em-
Pablo II es favorable al capitalismo, presa y en la participación. Esta so-
echan mano de un párrafo de la encícli- ciedad tampoco se opone al mer-
ca Centesimus Annus (CA), en el que el cado, sino que exige que éste sea
Papa afirma: “Si por “capitalismo” se controlado oportunamente por las
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fuerzas sociales y por el Estado, de con el consiguiente dominio de las


manera que se garantice la satisfac- cosas sobre los hombres, están lejos
ción de las exigencias fundamenta- de haber desaparecido; es más, para
les de toda la sociedad”. los pobres, a la falta de bienes mate-
Como se ve, la primera definición riales se ha añadido la del saber y de
del Papa parece, aparentemente, muy conocimientos, que les impide salir del
similar a la dada por los “liberal-ca- estado de humillante dependencia”.
tólicos”. Ahora bien, hay que tener Por todo ello –entre otras razones–
en cuenta que los apologistas del li- “la doctrina social de la Iglesia asu-
beralismo económico consideran me una actitud crítica ante el capita-
que el capitalismo vigente en nues- lismo liberal”. Más claro imposible.
tros tiempos a lo largo y ancho del Por otra parte, no hay más que
mundo, aunque perfeccionable, res- comparar lo que los abanderados del
ponde a ese primer supuesto, es de- “capitalismo católico” entienden por
cir, puede encuadrarse dentro de la propiedad privada y mercado libre,
primera de las afirmaciones del San- con el sentido que la Iglesia atribuye
to Padre. Y aquí es donde pienso que a esas mismas palabras, para darse
incurren –consciente o inconsciente- cuenta de que, si bien coinciden los
mente– en la manipulación de las pa- términos, los significados son diame-
labras pontificias, ya que la realidad tralmente opuestos.
es más bien –a mi juicio y, como ve- En lo referente al mercado es cla-
remos más adelante, también según ro el distanciamiento del Magisterio
el criterio del Papa– que, por el con- con respecto a las teorías liberales.
trario, el capitalismo de nuestros Según la Centesimus Annus “existen
días coincide con el criticado y con- numerosas necesidades humanas
denado en la segunda de las defini- que no tienen salida en el mercado.
ciones y, sobre todo, en cuanto se Es un estricto deber de justicia y de
refiere al predominio absoluto del verdad impedir que queden sin sa-
capital sobre el trabajo. tisfacer las necesidades humanas
Así, el mismo Juan Pablo II, en la fundamentales y que perezcan los
Solicitudo Rei Socialis (SRS), reco- hombres oprimidos por ellas”.
noce que actualmente “en Occiden- “Es deber del Estado proveer a la
te existe, en efecto, un sistema ins- defensa y tutela de los bienes colecti-
pirado históricamente en el capitalis- vos, como son el ambiente natural y
mo liberal”; y afirma que “se puede el ambiente humano, cuya salvaguar-
hablar hoy día, como en tiempos de dia no puede estar asegurada por los
la Rerum Novarum, de una explota- simples mecanismos de mercado”.
ción inhumana”; y que “a pesar de “He ahí un nuevo límite del merca-
los grandes cambios acaecidos en do: existen necesidades colectivas y
las sociedades más avanzadas, las cualitativas que no pueden ser satis-
carencias humanas del capitalismo, fechas mediante sus mecanismos;
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hay exigencias humanas importantes Para la Iglesia Católica “la propie-
que escapan a su lógica; hay bienes dad de los medios de producción,
que, por su naturaleza, no se pueden tanto en el campo industrial como
ni se deben vender o comprar. Cier- agrícola, es justa y legítima cuando
tamente, los mecanismos de merca- se emplea para un trabajo útil; pero
do ofrecen ventajas seguras. No obs- resulta ilegítima cuando no es valo-
tante, conllevan el riesgo de una “ido- rada o sirve para impedir el trabajo
latría” del mercado, que ignora la de los demás u obtener unas ganan-
existencia de bienes que, por su na- cias que no son fruto de la expan-
turaleza, no son ni pueden ser sim- sión global del trabajo y de la rique-
ples mercancías”. za social, sino más bien de su com-
Con respecto a la propiedad priva- presión, de la explotación ilícita, de
da, conviene recordar que la Iglesia la especulación y de la ruptura de la
no ha dejado de denunciar que, his- solidaridad en el mundo laboral. Este
tóricamente –y más aún hoy– han tipo de propiedad no tiene ninguna
sido y son precisamente los partida- justificación y constituye un abuso
rios del liberalismo quienes, en vir- ante Dios y los hombres” (CA).
tud de la libre concurrencia por ellos Es por ello que el principio cristia-
postulada, más han contribuido a no del derecho a la propiedad, como
destruir la pequeña propiedad que, bien explica la Laborem Exercens
ante la competencia del gran capital, (LE), “se diferencia del programa del
tiende a desaparecer, a ser absorbi- capitalismo, practicado por el libera-
da y a concentrarse en manos de lismo y por los sistemas políticos que
unos pocos. En la Mater et Magistra, se refieren a él, en el modo de enten-
Juan XXIII, refiriéndose a los tiempos der el derecho mismo de propiedad.
de Pío XI –en sus días y en los nues- La tradición cristiana no ha sosteni-
tros la situación es todavía peor–, es- do nunca este derecho como absolu-
cribía: “La libre concurrencia, en vir- to e intocable. Al contrario, siempre
tud de una dialéctica que le era intrín- lo ha entendido en el contexto más
seca, había terminado por destruirse amplio del derecho común de todos
o casi destruirse a sí misma; había a usar los bienes de la entera crea-
conducido a una gran concentración ción: el derecho a la propiedad pri-
de la riqueza y a la acumulación de un vada como subordinado al derecho
poder económico enorme en manos al uso común, al destino universal
de pocos, y éstos muchas veces no de los bienes”.
son ni dueños siquiera, sino sólo de- “Además, la propiedad según la
positarios y administradores, que ri- enseñanza de la Iglesia nunca se ha
gen el capital a su voluntad y arbitrio”. entendido de modo que pueda cons-
Y es que, como señalábamos más tituir un motivo de contraste social
arriba, media un abismo entre el con- en el trabajo. Como ya se ha recor-
cepto de propiedad liberal y el católico. dado anteriormente en este mismo
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texto, la propiedad se adquiere ante hechas por expertos en la doctrina


todo mediante el trabajo, para que ella social católica y también por el Supre-
sirva al trabajo. Esto se refiere de modo mo Magisterio de la Iglesia. Son pro-
especial a la propiedad de los medios puestas que se refieren a la copropie-
de producción. Desde ese punto de dad de los medios de trabajo, a la par-
vista, pues, en consideración del tra- ticipación de los trabajadores en la
bajo humano y del acceso común a gestión y o en los beneficios de la
los bienes destinados al hombre, tam- empresa, al llamado “accionariado”
poco conviene excluir la socialización, del trabajo y otras semejantes. Inde-
en las condiciones oportunas, de cier- pendientemente de la posibilidad de
tos medios de producción”. aplicación concreta de estas diversas
“Desde esta perspectiva, sigue propuestas, sigue siendo evidente
siendo inaceptable la postura del “rí- que el reconocimiento de la justa po-
gido” capitalismo, que defiende el sición del trabajo y del hombre del tra-
derecho exclusivo a la propiedad pri- bajo dentro del proceso productivo
vada de los medios de producción, exige varias adaptaciones en el ám-
como un “dogma” intocable en la bito del mismo derecho a la propie-
vida económica. El principio del res- dad de los medios de producción”.
peto del trabajo, exige que este dere- “El mero paso de los medios de
cho se someta a una revisión cons- producción a propiedad del Estado,
tructiva en la teoría y en la práctica. dentro del sistema colectivista, no
En efecto, si es verdad que el capital, equivale ciertamente a la “socializa-
al igual que el conjunto de los me- ción” de esta propiedad. Se puede
dios de producción, constituye a su hablar de socialización únicamente
vez el producto del trabajo de gene- cuando quede asegurada la subjeti-
raciones, entonces no es menos ver- vidad de la sociedad, es decir, cuan-
dad que ese capital se crea incesan- do toda persona, basándose en su
temente gracias al trabajo llevado a propio trabajo, tenga pleno título a
cabo con la ayuda de ese mismo con- considerarse al mismo tiempo “co-
junto de medios de producción, que propietario” de esa especie de gran
aparecen como un gran lugar de tra- taller de trabajo en el que se com-
bajo en el que, día a día, pone su promete con todos. Un camino para
empeño la presente generación de conseguir esa meta podría ser el de
trabajadores. Se trata aquí, obvia- asociar, en cuanto sea posible, el tra-
mente, de las distintas clases de tra- bajo a la propiedad del capital y dar
bajo, no solo del llamado trabajo vida a una rica gama de cuerpos in-
manual, sino también del múltiple tra- termedios con finalidades económi-
bajo intelectual, desde el de planifi- cas, sociales, culturales: cuerpos
cación al de dirección. Bajo esta luz que gocen de una autonomía efecti-
adquieren un significado de relieve va respecto a los poderes públicos, que
particular las numerosas propuestas persigan sus objetivos específicos
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manteniendo relaciones de colabora- hora de afrontar de manera adecua-
ción leal y mutua, con subordinación da y realista estos problemas; pero
a las exigencias del bien común y que eso no basta para resolverlos. Es
ofrezcan forma y naturaleza de comu- más, existe el riesgo de que se difun-
nidades vivas; es decir, que los miem- da una ideología radical de tipo capi-
bros respectivos sean considerados talista, que rechaza incluso el tomar-
y tratados como personas y sean los en consideración, porque a priori
estimulados a tomar parte activa en considera condenado al fracaso todo
la vida de dichas comunidades”. intento de afrontarlos y, de forma fideís-
Aquí vemos apuntada otra pro- ta, confía su solución al libre desarro-
funda diferencia entre los que pos- llo de las fuerzas de mercado” (CA).
tulan el capitalismo y las enseñan- “Tras el derrumbamiento del edifi-
zas de la Iglesia. cio ideológico del marxismo-leninis-
Aquéllos consideran que el fraca- mo en los antiguos países comunis-
so del colectivismo marxista, y su tas, no se detecta tan sólo una pérdi-
estrepitosa caída demuestra que no da de la orientación, sino también un
existe otra opción económica más apego ampliamente extendido al in-
justa y eficaz que el liberalismo eco- dividualismo y al egoísmo que carac-
nómico. Para ellos cualquier alterna- terizaban y siguen caracterizando a
tiva al capitalismo tiene que ser irre- Occidente. Semejantes actitudes no
mediablemente un socialismo más pueden transmitir al hombre un sen-
o menos encubierto, como el comu- tido de la vida y darle esperanza.
nismo, la socialdemocracia, o el lla- Todo lo más, pueden satisfacerlo
mado Estado del bienestar. No con- temporalmente con lo que él interpre-
ciben otra forma de socialización ta como realización individual. En un
que aquella que atribuye al Estado mundo en el que ya no existe nada
la propiedad de los medios de pro- verdaderamente importante, en el
ducción, o su control por medio de que puede hacerse lo que se quiera,
la presión fiscal. existe el riesgo de que principios,
Sin embargo, el Papa, denuncia verdades y valores trabajosamente
esa postura maniquea, advirtiendo adquiridos en el curso de los siglos
que “queda mostrado cuán inacep- queden frustrados por un liberalismo
table es la afirmación de que la de- que no deja de extenderse cada vez
rrota del socialismo deje al capitalis- más” (Juan Pablo II, Discurso a los
mo como único modelo de organiza- obispos alemanes de las provincias
ción económica”. eclesiásticas bávaras en visita “ad
“Ingentes muchedumbres viven limina” 4-12-92).
aún en condiciones de gran miseria Es evidente, a la luz de estas últi-
material y moral. El fracaso del siste- mas palabras, que la indiscutible y
ma comunista en tantos países eli- evidentemente intrínseca perversi-
mina ciertamente un obstáculo a la dad del comunismo no hace bueno
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al capitalismo liberal. Y además no tenía reparo en enseñar que “el Es-


hay que olvidar que, como ya dijera tado puede, en el interés común, in-
Pío XI en su Divini Redemptoris, fue tervenir para reglamentar su uso, [el
el liberalismo el que preparó el cami- uso de la propiedad] o incluso, si no
no al socialismo: “Para comprender se puede proveer equitativamente de
cómo el comunismo ha conseguido otro modo, decretar la expropiación,
que las masas obreras lo hayan acep- dando la indemnización convenien-
tado sin discusión, conviene recor- te. Para idéntico fin, deben ser garan-
dar que los trabajadores estaban ya tizadas y fomentadas la pequeña y
preparados por el abandono religio- media propiedad en la agricultura, en
so y moral en el que los había dejado las artes y oficios, en el comercio y
la economía liberal”. en la industria; las uniones coopera-
Pero además, Juan Pablo II pro- tivas deben asegurarles las ventajas
pugna –como acabamos de leer–, de la gran hacienda; donde la gran
frente al reduccionismo, escepticis- empresa aún hoy se manifiesta más
mo y desconfianza de los liberales, productiva, debe ofrecerse la posibi-
la invención y adopción de modelos lidad de suavizar el contrato de tra-
de socialización que asignen la pro- bajo con un contrato de sociedad”.
piedad de la empresa y de la tierra, “Por otra parte, –según Juan XXIII
no exclusivamente al capital o al Es- en la Mater et Magistra (MM)– la ac-
tado, sino al trabajador; es decir, mo- ción de los poderes públicos en fa-
delos de socialización que no sólo no vor de los artesanos y los cooperati-
atentan contra la propiedad privada, vistas halla su justificación, además,
sino que contribuyen a su difusión y en el hecho de que unos y otros son
universalización; sitúan al trabajo en portadores de genuinos valores hu-
una posición de prioridad frente al manos y contribuyen al progreso de
capital, dejando de ser una mera mer- la civilización”.
cancía para pasar a ser el protago- “Además, moviéndonos en la di-
nista de la economía; y tienden a sus- rección trazada por Nuestros Prede-
tituir el salariado por la participación cesores, también Nos consideramos
de los trabajadores en los beneficios, que es legítima en los obreros la as-
la gestión y la propiedad de la em- piración a participar activamente en
presa en la que aportan su esfuerzo la vida de las empresas, en las que
físico, intelectual o directivo. Postu- están incorporados y trabajan”.
lados, todos estos, reiteradamente “Una concepción humana de la
recomendados por la Iglesia Católi- empresa debe, sin duda, salvaguardar
ca desde León XIII. la autoridad y la necesaria eficacia de
Pío XII –y aquí también se puede la unidad de dirección; pero no pue-
apreciar una honda divergencia entre de reducir a sus colaboradores de
liberalismo y catolicismo en cuanto al cada día a la condición de simples si-
papel del Estado en la economía– no lenciosos ejecutores, sin posibilidad
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alguna de hacer valer su experiencia, dignidad y del respeto de las perso-
enteramente pasivos respecto a las nas y los pueblos. Dicho sistema se
decisiones que dirigen su actividad”. ha convertido, a veces, en una justi-
“Conviene, por último, recordar ficación ideológica de algunas acti-
que el ejercicio de la responsabilidad, tudes y modos de obrar en el campo
por parte de los obreros, en los or- social y político, que causan la mar-
ganismos de producción, responde ginación de los más débiles. De he-
a las legítimas exigencias propias de cho, los pobres son cada vez más
la naturaleza humana”. numerosos, víctimas de determina-
“No basta afirmar el carácter natu- das políticas y de estructuras fre-
ral del derecho de propiedad privada, cuentemente injustas”.
incluso de los bienes de producción, Dos décadas antes Pablo VI ya ha-
sino que también se ha de propugnar bía dado la voz de alarma ante las
insistentemente su efectiva difusión primeras manifestaciones de este
entre todas las clases sociales”. “nuevo” liberalismo: “Se asiste a una
¿Estarían dispuestos los “católi- renovación de la ideología liberal.
cos” liberales a proponer a los em- Esta corriente se apoya en el argu-
presarios capitalistas que ofrezcan a mento de la eficiencia económica, en
sus trabajadores la posibilidad de la voluntad de defender al individuo
asociarse como copropietarios de la contra el dominio cada vez más in-
empresa? ¿Qué mejor forma de de- vasor de las organizaciones, y tam-
fender la propiedad y la libre iniciati- bién frente a las tendencias totalita-
va? ¿Cómo reaccionarían si el Esta- rias de los poderes políticos. Cierta-
do, –que según ellos no debe apenas mente hay que mantener y desarro-
intervenir en la economía más que llar la iniciativa personal. Pero los
creando un marco jurídico adecuado cristianos que se comprometen en
para el funcionamiento del sistema– esta línea, ¿no tienden a su vez a
arbitrase los medios conducentes a idealizar el liberalismo, que se con-
ofrecer dicha posibilidad a los traba- vierte así en una proclamación de la
jadores, como sugería Pío XII? libertad? Ellos querrían un modelo
Por último, en su Exhortación nuevo, más adaptado a las condicio-
Apostólica Ecclesia in America, Juan nes actuales, olvidando fácilmente
Pablo II condena severamente el neo- que en su raíz misma el liberalismo
liberalismo con estas palabras: filosófico es una afirmación errónea
“Cada vez más impera un sistema de la autonomía del individuo en su
conocido como “neoliberalismo”; actividad, sus motivaciones, el ejer-
sistema que haciendo referencia a cicio de su libertad. Por todo ello, la
una concepción economicista del ideología liberal requiere también,
hombre, considera las ganancias y por parte de los cristianos, un atento
las leyes del mercado como paráme- discernimiento” (Carta Apostólica
tros absolutos en detrimento de la Octogesima adveniens).
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En conclusión; como dicen las sujeto a una determinada visión


Orientaciones para el Estudio y En- ideológica, o a una estrategia políti-
señanza de la Doctrina Social de la ca bien precisa”.
Iglesia, de la Congregación para la Es lo que ocurre con el análisis
Educación, el catolicismo “no se deja marxista, pero “este peligro de la in-
dominar por las implicaciones so- fluencia ideológica sobre el análisis
cioeconómicas de los dos principa- sociológico existe también en la ideo-
les sistemas, capitalismo y socia- logía liberal que inspira el sistema ca-
lismo, sino que se abre a una nue- pitalista; en él los datos empíricos es-
va concepción”. tán frecuentemente sometidos, por
Por eso no es admisible la preten- principio, a una visión individualista de
sión de unos pocos de querer justifi- la relación económico-social, en con-
car su incoherencia, su acompleja- traste con la concepción cristiana”.
miento, su falta de imaginación per- “No se puede encerrar ciertamen-
sonal o la desesperada salvaguardia te el destino del hombre entre estos
de oscuros privilegios e intereses dos proyectos históricos contrapues-
privados, tergiversando a su antojo tos, pues sería contrario a la libertad
el Magisterio de la Iglesia para acer- y a la creatividad del hombre”.
carlo a sus particulares planteamien- Es evidente, pues, que la Doctrina
tos político-económicos. Hay que te- Social de la Iglesia no sólo no es fa-
ner en cuenta, según la Congrega- vorable al capitalismo sino que, como
ción para la Educación, que “el análi- bien decía el Breviario de Pastoral
sis sociológico no siempre ofrece una Social de la Comisión Episcopal de
elaboración objetiva de los datos y de Doctrina y Orientación Social en
los hechos, en cuanto que, ya en el 1959, “la Iglesia lo ha reprobado
punto de partida, puede encontrarse como contrario al derecho natural”.

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