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LA VIDA Y LOS TIEMPOS DE JESUS 8 Se er 5 bores ea CULE mG los puntos de vista y los le- Poy estab ae aon ne ae CEU ee Maal Tiguroso método de la investi- Pets Mie Geter mem cele ehig culdadosamente y en todos STC ea ac fanzas de Jesus en relacion POST eel bea eal Peetae) sme OER RTE setae rrollo religioso ¢ intelectual. 12 ee Edersheim es de interés espe- cial. Partiendo de sus comien- vos traza el desarrollo de las fea eae erent en re ardeese cee tr ete Pees Cae Re ieeile wel Mer lela Cone) que expulsaron al Cristo de Evangelios de tal sistema, Las. Petia era it rete ny dua de una profusion y rique- za de detalles de la vida jud que duminan la vida de Cristo RMR a he See Tsaile ima Se eRe ea oT muy + Te ee SUS eran eer ey er Edersheim la eseribid, a pes me marie tte toate ery Seats oem mee tc CS Loses OE eect mci nes de los eruditos. SORE ein es pe See RG Re ee Ce) en una imagen total y bien delineada, y donde su signifi- eado para los hombres de Sess Cora (oom Cea Ce sr UE mayor fuerza y claridad. Es Pima ee Oe Cen ea) PRs ee meee Tce yeocién clara hacia la eter- PVCU MEER Zsa nO ELE TEC Sacer os ALFREDO EDERSHEIM PCRS ate Oe ee ea) de padres judios, ¢ ingresé en PROSE Ctr ESL de recibié su edueacian que PMC i coaatic tae I ets Ts omelets) eta nme tec iano Juan Dunean y se marché con él a Escocia. Es- tuclié Leologia en el New Colle- ge de Edimburgo ydespuésen EMO easter Mees og tim SCM nme eC aly re cMinrerctenite Okabe To em emg yi tentec Mme ae ls) como misionero a los judios POUR CSSe GTP Unt tt A Pepe Ca ew, ace plo el carge de profesor de SEE CTO Te Mes cme MOL eg dad de Oxford, donde murid Como Mere eal Toe aks ae ea TIEMPOS DE JESUS EL ME- fyi ee eae nt rotate RTO Coes eS Cid investigacian constante ere Rest) ame set ces a Senn remo ree attra en nt de Loders. Dorset, Inglaterra fs sin duda la obra mis fia- ea een rt wud iiglesa acerca de la vida Cia eee teeeae ee Soi ee eau Lee mee ee) eerie Pea LA VIDA Y LOS TIEMPOS DE JESUS EL MESIAS Tomo Il Alfred Edersheim LA VIDA Y LOS TIEMPOS DE JESUS EL MESIAS Tomo Il CONTENIDO DEL SEGUNDO TOMO Lista de Abreviaciones 0.0.0. oe. se sae LIBRO IV EL DESCENSO: : DESDE EL MONTE DE LA TRANSFIGURACION AL VALLE DE LA HUMILLACION Y DE LA MUERTE I LaTransfiguracién... . Tl. Elia siguiente de la Transfiguracién. TIL. Los dhimos sucesos en Galilea, el dinero del tributo, la disputa por el camino, la prohibicién al que no segufa con los disefpulos, y la consiguiente ensefianza de Cristo i TV. Elviaje a Jerusalén. Orden eronclég Evangelio. Primeras incidentes junto al eamino... es. ¥. Mae incidentes en el camino a Jerusalén, Lamisién y regreso delos Setenta. El hogar de Betania. Marta y Maria... aa VI. Ena Fiesta de los Taberndculos. Primer discurso en el Templo VIL. Enel ciltimo dia, el gran Diadelafiesia ... VIII, Laensefanza nel Templo enel octavo dfa de la Fiesta IX. La curacién del ciego de nacimiento X. El«Buen Pastore y su «rebafio tii Tabermaculos 2. ee ees ens aes de la dhtima parte de los relatos del 19 31 Ly 37 67 81 101 115 127 XIV. XV. XVI. XVII. XVII XIX. XXI. XXII. XXII. Los primeros discursos en Perea. A los fariseas respecto a los dos Reinos, Su lucha, Lo que califica al discipulo para el Reino de Dios. y cémo se iba sometiendo al Reine del mal Lacomidaen la casa del fariseo, Comidas y fiesias entre los, judics. Clima advertencia de Cristo en Perea respecto al Fariseismo ... hi A los discipulos. Dos sucesos y su moraleja En la Fiesta de la Dedicacién del Templo... La segunda serie de pardbolas, Las dos parébolas de quién es nuestro prdjimo:|a primera, respecto al amor que, sin que se le pida, nos da en nues- tranecesidad; la segunda, iene al amor que se muestra cuando pedimos en nuestra necesidad Las tes parfbolas de advertencia: al individuo, alanacién y ala teocracia, El rico insensato. La higuera estéril. La gran cena, Las tes parfbolas del Evangelio sobre 1a recuperacién de lo perdido: la o- veja perdida, la dracma perdida, él hijo perdido. EI mayordomo injusto. Dives y Lézaro. Notas sobre Ia agricultura judaica. Precio de los productos. Escrituras y documentos legales. Lino de pérpura y lino fino. Ideas judas sobre el Hades Las tres iltimas pardbolas de la serie de Perea: El juez injusto, El fariseo. pagado de s{ mismo y el publicano. El siervo sin misericordia .. Los discursos de Cristo en Perea. Fin del ministerio de Perea La muerte y la resurreccidn de Lazaro. La cuestin de los milagros y de este milagrode milagros. Ideas del misticismo negative sobre esta historia. Los Tilos de los judios para sepultar y sus sepulturas El viaje a Jerusalén, Partida de Efrain por el camino de Samaria y Galilea, Curacién de los diez leprosos. discurso profético del Reino venidero. Sobre el divorcio: ideas judaicas sobre el mismo, La bendiciGn de los nifios .., Los tltimos incidentes de Perea. El joven rico que se marché triste. El dejarlo todo por Cristo. La profecta de su. Pee La peticién de Salomé, y de Jacobo y Juan En Jericé yen Betania, Jeried, Inviiado en casa de Zequeo. La euracidn del ciego Bartimeo. El complot en Jerusalén. En Betania y en la casa de Simén elleproso : tie LIBRO V LA CRUZ Y LA CORONA El primer dia de la semana de Pasién. Domingo de Ramos, La entrada del Rey en Jerusalén El segundo dia de la semana ade Pasion. La jguera estéril, La limpieza eel Templo. El hosanna de los nifios 135 145 157 169 177 187 197 209 229 243 253 273 285 297 aul 323 XL Xi. XIV. xy, XVI ee . Teologia y literatura rabinicas El tercer dia de la semana de Pasién. Los sucesos de este dia, La pregunta sobre la autoridad de Cristo. La pregunta del iributo a César. La blanca de Is viuda, Los griegos que procuraron ver a Jess, Sumario y retrospeceisn del ministerio piiblico de Cristo Eltercerdfa de la semana de Pasién. Las tihimas controversias y discursos. Los saduceos y la resurreccién. El escriba yel gran mandamiento. Pregunta delos fariseos sobreel Hijo y el Sefior de Davi ‘a final al pueblo: los ocho *ayes, Despedida El tercer dia de la semana de Pa: én. La Gltima seri ede ‘paribolas, a bs fariseasy al pueblo, En el camino a Jerusalén: la parfbola de los labradores ena vifla, En el Templo: la parabola del «no» y el «sie de los dos hijos. La parabola de los labradores. La parébola de las bodas del hijo del rey y la del vestido de boda... ... oe El atardecer del tereer dia de Pasign, En el monte de los Olivos: Discurso alos discipulos referente alas postrimerfas... oo. see cee vee eee = Atardecer del tercer dfa de la Semana de Pasién. En el Monte de los Olivos. Ultimasparabolas alos discipulosreferentes a las postrimerias. La pardbola de las diez virgenes. La parébola de los talentos. Parabola suplementaria de Jas minas y de! pasar cuentas del rey con sus siervos y ciudadanos rebeldes. El cuarto dfa de la semana de Pasién. Jestis en su ultimo deseanso sabdtico antes de su agonfa y los sanedristas en su inquietud. La traicién, Judas: su carécter, apostasia y su fin El quinto dia de la Semana de Pasin. «;Preparadnos la Pascual» La cena pascual. La institucidn de la Cena del Seftor Los limos discursos de Cristo. La oracién de ee Gewemanf ... ... ... 7 Jueves por la noche. Ante Ands y Caifés, Pair Seis La mafiana del viernes Santo «Crucificado, muerte y sepultado» Sobre la resurreccién de Cristo entre los muertos... El tercer dia resucité de los muertos, subid a los cielos APENDICES Escritos pseudoepigréficos Filén de Alejandrfa y la teolo, : Tdeas rabsnicas respecto a la legitimidad de las imégenes, representaciones pictoricas en monedas, ete... ... Resumen dela sifu dene ade de Ajo eiGrande hasta el acceso al trono de Herodes ... ... 329 345 365 381 403 4lT 429 441 465, 48s 499 9 537 575 ‘585, él 617 629 651 XVIL XVII XIx. {ndice de autores més usados en esta Obra... ses soe see cee see nee nee van eee Indice de textos de los cuatro Evangelios referidos en los voldimenes I y IL Indice analitico de temas Lista de los Macabeos, de la familia de Herodes y de los Sumos Sacerdotes, los procuradores romanos de Judea y los gobernadores romanos de Siri Sobre la fecha de la Natividad de nuestro Seftor : Tradiciones rabinicas sobre Elias, €l precursor del Mesias e Lista de los pasajes del Antiguo Testamento aplicados mesignicamente en los eseritos antiguas rabinicas .., ... Sobre la supuesta sinagoga del Templo Sobre la profecia de Isaias 40: Sobre el bautismo de prosélitos. Angelologia ¥ Derionologia judas, La eaida de los gc. La ley en los tiempos mesidnicos 2 BS Hi. La localizacién de Sicar y la fecha de la visita de nuestro Seftor « Samaria Sobre las ideas judaicas acerca de los demonios y los endemoniados, junta con algunas notas sobre el intercambio entre los judios y los cristianos en dos primeros siglos . Las ordenanzas ylaley delsibado tal como estin establec jasen la Mishnah y el Talmud de Jerusalén Haggadah sobre Simedn Kepha (leyenda de Simon Pedro) .. Sobre el castigo eterno, segtin los rabinos y el Nuevo Testamento .. 675 679 683 689 733 WI B39 743 765 769 773 783 799, 805 813 821 833 LISTA DE LAS ABREVIACIONES USADAS EN LAS REFERENCIAS A LOS ESCRITOS RABINICOS UTILIZADOS EN ESTA OBRA La Mishnah se usa siempre citandola segun el tratada, capitulo (Pereq) y parrafu (Mishnah), el capitulo marcade en numeres remanos, y el parrafo en numeros corrientes o ardbigos. Asi, Ber, ii, 4 significa el Tratado Mish- nico Berakhoth, capitulo segundo, parrafo cuarto. El Talmud de Jerusalén se distingue por la abreviacidn Jer. delante del nombre del Tratads. Asi, Jer. Ber. es la Jer. Gemara, v Talmud. del Tratado Berakhoth. La edicién de la cual se hacen las citas es la usada comunmen- te, Kroteschin, 1866, 1 vol. fol, Las citas se hacen o bien por capitulus v pa- rrafos (Jer. Ber. ii, 4), 0, en estos volumenes, principalmemte por la pagina y la columna. Hay que notar que en los escritos rabinicos cada pagina es realmente dable, distinguiénduse, respectivamente, come a y b; siendo ala de la izquierda del lector, y 6 su anverso, o sea, cuando se da vuelta a la pagina, la que queda a la mano derecha del lector, Pero en la Gemara de Jerusalen (y en el Yalkut (ver mas abajo], como en todas las obras en que se mencionan la pagina y la columna [col.]), la cita, con frecuencia —en estos valiimenes casi siempre—, se hace por pagina y columna (habiendo dos columnas en cada lado de una pagina). Asi, micmtras Jer. Ber. ii. 4 seria el capitulo Il. par. 4, la cita correspondiente por pagina y columna en este caso seria Jer. Ber. 4 d: notando que es la cuarta columna en é (del otro lado) de la pagina 4. El Babyl. Talmud (Talmud de Babilonia) es en todas sus ediciones nu- merado de modo igual, asi que la cita hecha se aplica a todas las ediciones. Tiene doble pagina, y se cita con el nombre del Tratado, el numero de la pagina, y ao bien b Seguin el referido sea uno u otro lade de la pagina. Las citas se distinguen de las de la Mishnah por el hecho de que en la Mishnah se emplean numeros romanos y corrientes (para marear capitulus v parra- fos), mientras que en el Talmud de Babilonia el nombre del Tratado va se- guido por un numero ordinario, indicande la pagina, junto con una ao bien b, para marcar el lado de la pagina a que se refiere. Asi, Ber. 4 a significa: Tratado Berachoth, p.4, primer lado, o sea lado izquierdo de la pagina 10 LISTA DE LAS ABREVIACIONES, He usado la edicién de Viena, pero esta, como va he explicado, no tiene importancia. Para facilitar la comprobacion de lus pasajes aludidos he ci- tado en muchos casos también las lineas, o bien desde arriba o desde la base. La abreviacién Tos. (Tosephia, additamentum) antes del nombre de un Tratado se refiere a las adiciones hechas a la Mishnah despues de su redac- cidn, Esta redaccion data del tercer siglo de nuestra era. El Tos. se extiende solo a 52 de los tratados de la Mishnah. Estan insertados en cl Talmud al fin de cada Tratado, y estan impresos en paginas dubles en cuatro colum- nas (col. y ben p.a; col.e y den p. b). Son citadus generalmente por Pereq y Mishnah; asi, Tos. Gitt. i. 1, 0 (mas raramente) por pagina y columna, Tos. Gitt. p. 150 a. La ed, Zuckermandel, cuando es citada, se indica de mado especial Ademas, el Tratado Aboth del rabino Nathan (Ab. del R. Nath.) y los Tratados mas pequenos Sopherim (Sopher.}, Semachoth (Semach.}, Kallah (Kall. o Chall.), Derekh Erets (Der. Er.), ‘kh Erets Zuta (comunmente Der. Er. 8.) y Pereq Shalom (Per. Shal.) son insertados al fin del vol. ix. del Talmud. Estan impresos en cuatro columnas (en doble pagina) y citados por Pereq y Mishnah. Los Hamados Septem Libri Talmudici parvi Hierosolymitani son publi- cadas por separado (ed. Raphael Kirchheim, Fref. 1851). Som los Masse- cheth Sepher Torah (Mass. Seph. Tor.}, Mass. Mezuzah (Mass. Mesus.), Mass: Tephillin (Mass. Tephi Mass, sitsith (Mass, Ziz.), Mass. Abhadim By s. Cuth.), ¥ Mass, Gerim (Mass. Ger.). Es- tan impresos y citados segiin paginas dobles (a y 6). dides los llamados Chesronoth haShas, una colec- cion de pasajes expurgados en las ediciones ordinarias de los diversos Tra- tados del Talmud. Aqui hemos de terminar, lo que de otro modo asumiria proporciones indebidas, con una lista alfabética de las abreviaciones, aun- que sélo de los libros principales a que nos hemos referida. Ab, Zar. El Tratado Talmudico Abhodah Zarah, sobre la idolatria, Ab. El Tratado Talmudico Pirgey Abhoth, dichos de los padres Ab. de R. Nath. El Tratado Abhoth del rabino Nathan, al fin del vol. ix, en el Bab. Talm. Arakh, El Tratado Talmudico Arakhin, sobre la reden- cién de personas o cosas consagradas al San- wari Bab. K. El Tratado Talmudico Babha Qamma («La pri- mera puerta»), el primero de los grandes Tratados sobre la Ley Comin. Bab. Mets. fo Mez.] El Tratado Talmudico Babha Metsia («Puerta media»), el segundo. Bab. B. Bechar, Bemid R. Ber. Ber. R. Bets. fo Bez] Biecur. Chag. Chall, Chull. Debar R Dem. Ech. R. Eduy. Erub. Midr. Esth. Gitt. LISTA DE LAS ABREVIACIONES 1 El Tratado Talmidico Babha Bavhra («Ultima puerta»), el tercero de los grandes Tratados sobre la Ley Comin. El Tratado Talmudico Bekhoroth, sobre la con- sagracion al Santuario de los primogénitos La Midrash 0 comentario Bemidbar Rabba, so- bre Numeros. El Tratado Talmudico Berakhoth, sobre oracio- nes y bendiciones. La Midrash o comentario Bereshith Rabba, so- bre el Génesis. El Tratado Talmidico Bersah, leyes sobre un huevo escondido en saébado y dias de ayuno, y otros puntos relacionados con la santifica- cién en estos dias El Tratado Talmudico Bikkurim, sobre primi- cias, El Tratado Talmudico Chagigah, sobre afren- das festivas en las tres grandes Fiestas. El Tratado Talintidico Challah, sobre la prime- ra masa (Ntimerus 15:17). El Tratado Talmudico Chullin, la ribrica sobre el modo de matar carne y temas afines. La Midrash Debharim Rabba, sobre Deuterono- mio. El Tratado Talmidico Demai, referente a [ru- tos sobre cuya diezmo no hay certeza. La Midrash Ekhah Rabbathi, sobre lamenta- ciones (citada también como Mid. sobre La- meni), El Tratado Talmudico Eduyorh (Testimanios) sobre determinaciones legales promulgadas © confirmadas en ciertas ocasiones, decisivo en la historia de Israel. El Tratade Talmudico Erubhin, sobre la con- juncién de limites del sabado (v. Apéndi- ce XVID. La Midrash sobre Ester. El Tratado Talmadico Gittin, sobre el divorcio. 12 Horay Jad, [0 Yad.] Jebam, [o Yebam.] Jom. [generalmen- te Yom] Kel, Kerith. Kethub. Kidd. Kil. Kinn. Midr. Kohel. Maas. Maas Sh. Machsh. Makk, [o Mace.) Mechit. Megill. Meil. Menach Midd. LISTA DE LAS ABREVIACIONES El Tratado Talmudico Herayoth (Decisiones). sobre ciertas transgresiones no intencio- nales. El Tratado Talmidico Yadayim, sobre el lava- miento de man El Tratado Talmidico Yebhamoth, sobre el le- virato. El Tratado Talmidico Yoma, sobre el Dia de la Expiacién. El Tratado Talmidico Kelim, sobre la purifica- cién de muebles y vasos. El Tratado Talmudico Kerithuih, sobre el cas- tigo por medio del «cortar». EL Tratado Talmidico Kethubhoth, sobre con- tratos matrimoniales. El Tratado Talmudico Qiddushin, sobre despo- sorios. El Tratado Talmidico Kilayim, sobre uniones ilegitimas — (Levitico 19:19; Deuteronomio 22:9-11). El Tratado Talmudico Qinnint, sobre la ofren- da de tértolas (Levitico 5:1-10; 12:8). La Midrash sobre Qoheleth o Eclesiastés. El Tratado Talmidico Maaseroth, sobre diez- mos leviticos. El Tratado Talmudico Maaser Sheni, sobre se- gundos diezmos (Deuteronomio 14:22 y ss.) El Tratado Talmudico Makhshirin, sobre li- quidos que pueden contaminar a dejar in- mundo (Levitico 11:34, 38) El Tratado Talmidico Makkoth, 0 castigo por azotes. El Tratado Talmtidico Mekhilia, un comenta- tio sobre parte de Exodo, que data de la pri- mera mitad del segundo siglo. El Tratado Talmudico Megillah, referente a la lectura del («rollo»), Libro de Ester y sobre la fiesta de Ester. El Tratado Talmudico Meilah, sobre la conta- minacién de cosas consagradas El Tratado Talmadico Menachoth, sobre ali- mentos consagrados. El Tratado Talmidico Middoth, sobre medidas y ordenacién del Templo Mikv, Moed K. Naz, Ned, Neg. Nidd. Ghol, On. Par. Peah Pes. Pesigta Pirgé de R. Eliez. Rosh haSh. Sab. Sanh. Sebach. Shabb. Shebh, LISTA DE LAS ABREVIACIONES 13 El Tratado Talmudico Migvaoth, sobre ablu- ciones ¢ inmersion El Tratado Talmudico Moed Qatan, o medias fiestas, El Tratado Talmudico Nazir, sobre el nazareato. El Tratado Talmudico Nedarint, sobre los votos. El Tratado Talmiidico Negain, sobre la lepra. El Tratado Talmadico Niddah, sobre impure- zas leviticas femeninas (menstruo). El Tratado Talmiidico Oholoih, sobre contami- nacién de tiendas y casas, especialmente por defunciones muertos. El Tratado Talmudico Oriah, sobre ordenanzas relacionadas con Levitico 19:23. El Tratado Talmudico Parah, sobre el becerro rojo y purificacion con sus cenizas. El Tratado Talmidico Peah, sobre el resto que hay que dejar para los pobres al segar. El Tratado Talmidico Pesachim, sobre la Fies- ta Pascual. El libro Pesigta, una serie interesantisima de meditaciones 0 breves discusiones y platicas sobre porciones del Leccionario para los sa- bados y dias festives principales. El Pirgé Haggadico de! rabino Eliezer, en 54 ca- pitulas, un Tratado discursivo sobre la historia de Israel, desde la creacién a Moisés, con in- sercion de 3 cap. (xlix-li) sobre la historia de Aman y la liberacién mesidnica futura. El Tratado Talmudico Rosh haShanah, sobre la Fiesta de Afio Nuevo. El Tratado Talmudico Zabhim, sobre ciertas contaminaciones leviticas. El Tratado Talmidico Sanhedrin, sobre el Sa- nedrin y jurisprudencia criminal. El Tratado Talmidico Zebhachim. sobre sa- crificios, El Tratado Talmudico Shabbath, sobre obser- vancias del sabado. El Tratado Talmudico Sebhiith, sobre el aio sabat! 14 LISTA DE LAS ABREVIACIONES, Shebhu, El Tratado Talmidico Shebhuoth, sobre jura- mentos, etc. Shegal. El Tratado Talmudico Shegalim, sobre tributos del templo y otros. Shem R. La Midrash Shemoth Rabba, sobre Exodo. Shir. haSh R. La Midrash Shir haShirim Rabba, sobre los Cantares de Salomén. Siphra. El antiguo Comentario sobre Levitico, que da- ta del segundo siglo. Siphwé El comentario atin mas antiguo sobre Nume- ros y Deuterono: Sor. El Tratado Talmiidico Sotah, sobre la mujer acusada de adulterio. Stak, EI Tratado Talmudico Sukkah, sobre la Fiesta de los Tabernaculos. Taan, El Traiado Talmudico Taanith, sobre ayuno y dias de ayuno. Tam. El Tratado Talmtidico Tamtid, sobre el servicio y sacrificios diarios en el Templo. Teb. Yorn. El Tratado Talmudico Tebhul Yom («baiiado del dia»), sobre impurézas cuando hay inmer- sin al atardecer del mismo dia Tem. El Tratado Talmtidico Temmrah, sobre sustitu- cién de cosas consagradas (Levitico 27:10), Ter. El Tratado Talmudico Terumoth, sobre los tri- butos sacerdotales en frutos Tohar. El Tratado Talmidico Toharoth, sobre conta- minaciones menores. Tanch. El Comentario Midrashico Tanchuma (o Yelandenu), sobre el Pentateuco Ukz. El Tratado talmudico Ugtsin, sobre conta nes de frutos por envolturas, tallos, etcétera. Vavvik. R. La Midrash Vavyikra Rabba, sobre Levitico. Yall, El gran «collectaneunts: Yalkut Shimeoni, que es una scafena» sobre todo el Antigua Ts tamento, que contiene también citas de bros perdidos para nosotros. Ya puede entenderse que solo hemos dado indicaciones brevisimas, y por tanto imperfectas, sobre el contenido de los diversos Tratados Talmu- dices. Ademas de dar las Leyes relacionadas con cada uno de los temas so- bre los que tratan, hay comentarios sobre toda clase de tépicos afines; es mas, la discusién con frecuencia pasa a otros temas diferentes de los prin- cipales del tratado. LIBRO IV, LIBRO V, APENDICES E INDICES LIBRO IV El descenso DESDE EL MONTE DE LA TRANSFIGURACION AL VALLE DE LA HUMILLACION Y DE LA MUERTE «Mas Dios nos libre de que el hombre crea Sélo Io que contempla con sus ojos; Hace un error quien piensa que es mentira Una cosa que él no toca o hace, Pues algo no deja de ser cierto Porque uno no haya podido verlo.» Craucer, Prdlogo a la Leyenda de las Mujeres Buenas I La Transfiguracién Mateo 17:1-18; Marcos 9:2-8; Lucas 9:28-36 La gran confesién de Pedro, como apéstol representativo, habfa puesto el fundamento de la Iglesia como tal. A diferencia de las opiniones variadas que habfan dado incluso los que estaban mejor dispuestos hacia Cristo, Pedro declaré, abierta y francamente, que Jestis era el mismo Cristo de Dios, el cumplimiento de toda la profecfa del Antiguo Testamento, ¢l heredero de la promesa del Antiguo Testamento, 1a realizacién de la esperanza para Israel del Antiguo Testamento y, a través de Israel, para toda la humanidad. Sin esta confesién, los cristianos podrfan haber sido una secta judfa, un partido religioso, una escuela filoséfica, y Jestis un maestro, un rabino, un. reformador, un gufa de hombres. Pero la confesién que marcé a Jestis como el Cristo, también marc6 a sus seguidores como la Iglesia. Los separaba aellos, como le separaba a El, de todos los que les rodeaban; los congregaba en uno, a saber, Cristo; y sefialaba los cimientos sobre los cuales habfa de ser erigido el edificio no hecho de manos. Nunca habfa sido una respuesta ilustrativa tan exacta como ésta: «Sobre esta Roca» —osada, destacada, bien definida, inamovible— «edificané mi Iglesia», Sin duda, esta confesién también marcaba el punto culminante de la fe de los apéstoles. Nunca lleg6 a un punto mis alto, después de este momento, 20 EL DESCENSO AL VALLE DE LA HUMILLACION hasta que vino su Resurreccién. Es més, la historia que sigue, parece mas bien un retroceso de ella; empezando con una acusada renuencia a aceptar el anuncio de su muerte, y terminando con una clara aversi6n a compartir ‘sus sufrimientos 0 a creer en su Resurrecci6n. Y si nos hacemos cargo de las circunstancias entenderemos, por lo menos, sus dificultades iniciales. El punto mas alto de su fe habfa precedido al desengafio mds aplastante; la confesidn de que El era el Cristo, antecede al anuncio de sus sufrimientos y muerte inminente en Jerusalén. A la proclamacién de que El era el Mesias divino no habfan seguido promesas de una gloria préxima en el Reino mesidnico, sino al contrario, el anuncio de un rechazo publico cierto, y lo que parecfa una terrible derrota. Estas posibilidades nunca habfan entrado seriamente en la idea que se habfan formado del Mesfas; y la declaracién de lo peor, y esto en cl futuro préximo, hecha en aquel momento, tiene que haber sido un golpe que harfa tambalear todas sus esperanzas. Era como. si hubieran alcanzado la cumbre maxima, sdlo para ser lanzados desde alli a la sima mas profunda. Por otra parte, era necesario que en este estadio de la historia de Cristo, e inmediatamente después de su proclamacién, se vieran enfrentados de modo franco con los sufrimientos y el rechazo del Mesfas. Era necesario para los apéstoles, como lo muestra la reprensién de Pedro al cabo de poco; y, Sea dicho con reverencia, era necesario para el mismo Sefior, como parecen indicar las mismas palabras que dice a Pedro: «Quitate de delante de mf, Satands; me eres tropiezo». Porque —como hemos dicho— zno fue la reprensién al discfpulo, hasta cierto punto, una revalidacién de la gran tentaci6n inicial de Satands, después de los cuarenta dfas de ayuno en cl desierto? Y, en vista de todo ello, y de lo que siguié a continuacién, nos atrevemos a decir que era apropiado que hubiera un intervalo de «seis» dias, 0, como dice Lucas, incluyendo el dfa de la confesién de Pedro y la noche de la Transfiguracién de Cristo, «unos ocho dias». La crénica de lo que hizo Jestis estos dias es significativa que quede en blanco en los Evangelios, pero no podemos dudar que estuvieron Ilenos de pensamientos y ensefianzas referentes a su muerte, terminando con la revelacién del monte de la Trans- figuracién. Hay otros blancos en el relato, ademds de éste al cual nos hemos referido. Procuraremos rellenarlos lo mejor que podamos. Quizd fuera un sdbado el dfa en que Pedro hizo la confesién; y los «seis dias» de Mateo y de Marcos pasan a ser «unos ocho dfas» para Lucas, cuando contamos a partir de este sébado hasta el término del otro, y suponemos que fue al anochecer cuando el Salvador ascendié al monte de la Transfiguracién con los tres apdéstoles: Pedro, Santiago y Juan. Apenas puede caber duda alguna de que EL ASCENSO AL MONTE HERMON 21 Cristo y sus discfpulos no habfan abandonado las cercanfas de Cesarea,' y, por ello, que la «montafia» tiene que haber sido una de las laderas del gigantesco y nevado Herm6n. En este retiro semigentil de Cesarea de Filipos El podfa ensefiarles mejor, y ellos, sin interrupcién o tentacién por parte de los fariseos y escribas, aprender este misterio terrible de su su- frimiento. Y en aquella ingente barrera montafiosa que dividfa las tierras judfas y las de los gentiles, y mientras contemplaban, como habfa hecho Moisés antafio, la tierra que habfa de ser ocupada en toda su extensiGn, en medio de la solemne soledad y la grandeza majestuosa del Hermén, parece sumamente apropiado que se hiciera, como hecho anticipado y con palabra declamatoria, 1a atestacién divina de la proclamacién de que El era el Mesfas, y también de que, en un mundo que estaba en poder del pecado y de Satands, el Elegido de Dios habfa de sufrir, para que, mediante su rescate, El pudiera conquistarlo para Dios. Pero jqué fondo, aquf, para la Transfiguracién; qué ambiente para la visi6n, qué ecos para la voz del cielo! Era al atardecer,* y, como hemos sugerido, el atardecer después del sdbado, cuando el Maestro y los tres discfpulos, que estaban mas intima- mente unidos con El en el corazén y el pensamiento, ascendieron por el camino que se dirigfa a una de las alturas del Hermon, En todos los sucesos mis solemnes de la historia de la tierra ha habido la seleccién y separacién de unos pocos que han presenciado los grandes actos de Dios. Solo, aparte de su hijo, que era el sacrificio destinado, subié Abraham al Moria; solo contemplé Moisés, en la tremenda extensién del desierto, la zarza ardiente, y solo, en la cumbre de] Sinaf, estuvo en comunién con Dios; solo estaba Elfas en Horeb, y, sin otro compafiero a la vista que Eliseo, fue levado al cielo. Pero Jestis, el Salvador de su pueblo, no podfa estar solo del todo, excepto en los intercambios mds fntimos de su alma, en la gran contienda de su primera tentacién y en la comunidn solitaria de su corazén con Dios. Estos son misterios que las alas extendidas de los 4ngeles, que reverente- mente esconden sus rostros, ocultan de la visién de la tierra y aun de los cielos. Pero, por otra parte, en la encrucijada mds solemne de esta historia, Jestis no pod{a estar sola, y, con todo, estaba a solas con estos tres escogidos suyos, los ms afines a El, y que representaban mejor su Iglesia. Lo mismo 1. Segiin una antigua tradicién, Cristo habia dejado Cesarea de Filipos, y la escena de la ‘Transfiguracién fue elmonte Tabor. Pero: 1) no hay noticia alguna de su partida, datos que sucle dar Marcos; 2) al contrario, Marcos menciona la partida después de la Transfiguracién (9: 30); 3) el monte Tabor estaba coronado en aquel tiempo por una ciudad fortificada, lo cual habria hecho del mismo un lugar poco apropiado para la Transfiguracién, 2. Esto queda implicado no sélo en el hecho de ao Tos discipulos estaban cargados de suefio, sino también en la escena matutina que sigue (Lucas 9:37), 22 EL DESCENSO AL VALLE DE LA HUMILLACION ocurrié en la casa de Jairo, en el monte de la Transfiguracién y en el huerto de Getsemant. Como nos informa Lucas, y solo él, fue para «orar» que Jestis se los llev6 aparte, arriba en el monte. «Orar», sin duda, en relacién con «aquellas palabras» (9:2), puesto que su recepcién requerfa la ensefianza directa del Padre Celestial, como habfa ocurrido con la confesién de Pedro reciente, de la cual, la transfiguracién era yerdaderamente el complemento, el otro aspecto, el pindculo gemelo. Y la transfiguracién, con el ministerio glo- Tificado y la voz del cielo presentes, fue la respuesta de Dios a esta oracién. Lo que se ha afirmado ya, nos convence de que no podfa haber sido a uno de los picos m4s altos del Hermén que Jesus llevé a sus compaficros, como afirman algunos escritores modemos. Hay tres picos elevados: los del norte y el sur, de una altura equivalente (9.400 pies sobre el nivel del mar y casi 11.000 sobre el valle del Jordan), a unos 500 pasos el uno del otro, y un tercer pico, mAs al oeste (unos 100 pies mds bajo), separado de los otros por un valle estrecho, Ahora bien, subir a la cumbre del Hermén, incluso desde el punto mds cercano, es un ascenso digno de un alpinista, pesado y fatigoso, que les habrfa ocupado todo un dfa (seis horas para el ascenso y cuatro para el descenso), y habria requerido provisiones de alimento y agua; en tanto que lo vivo del aire habria hecho imposible pasar Ja noche allf arriba.? Y no hay alusi6n alguna en el texto, ni la mds leve indicacidn de estas dificultades o preparaciones, que sin duda habrian sido necesarias. En realidad, uno tiene, al leer, la impresién contraria. «Y los Ilev6 aparte a un monte alto», «a orars, Ya se habfa puesto el sol del sdbado, y el aire era deliciosamente fresco para ¢l verano, cuando Jesiis y los tres disc{pulos empezaron el ascenso. Desde cualquier parte del pafs, incluso desde Jerusalén o Tiro, podfa verse el Hermén coronado de nieve. Y ahora se alzaba ingente delante de ellos, como ante un viajero en el Oeste, el Monte Rosa o el Mont Blanc* a la hora gloriosa del ocaso: primero de color rosa, luego ensombreciéndose a rojo; después, «la palidez de la muerte y la oscuridad impedian ver la nieve, en répida sucesién» (Tristram, w.s., p. 667). Desde allf arriba, como describe otro viajero (Conder, u. s., vol. i., p. 264), «sobre la escena se extendid el rojo profundo del rubf, y se fueron afiadiendo sombras de ptirpura. El mar de Galilea qued6 iluminado con un delicado matiz amarillo verdoso, entre los oscuros 3. El candn. Tristram escribe: «Nos causa molestias lo rarificado de la atmésfera.» En yeneral, nuestra descripciin se deriva del candn, Tristram: «Land of Israel»; del capinin ler: «Tent-Work in Palestine», y Badeker-Socin: «Palistina», p. 354. 4. Unodesusnombres, Shenir (Deuteronomio 3:9; Cantares 4:8; Ezequiel 27:5), significa Monte Blanco. En los escritos rabinicos es designado como la «montafa nevada. UNA PANORAMICA EXCEPCIONAL 23 precipicios de las colinas circundantes. El tono fue desapareciendo a los pocos minutos, seguido de una coloracién pdlida, un gris de acero... Una larga sombra piramidal fue deslizéndose por la ladera de levante del Hermén y alargandose por Ja gran Ilanura; Damasco qued6 tragado por ella; y finalmente el extremo de esta sombra contrastaba claramente con el cielo, en forma de cono oscuro contra el resplandor del crepiisculo. Era la sombra de la misma montafia, que se extend{a a m4s de setenta millas por la lanura: la sombra mds maravillosa que he podido contemplar en parte alguna. El sol pasé por cambios extrafios en su forma, visto a través de los espesos. vapores —a veces parecia casi cuadrado, otras era como la cipula del Templo—, hasta que al fin se hundié en el mar y desaparecié como una chispa azul». Y por encima, en el cielo, aquel dia de verano fueron aso- mando una tras otra las estrellas con fulgor oriental. No sabemos exacta- mente la direccidn que siguieron los caminantes, ni hasta qué punto Ilegaron en su camino. Pero sélo hay un camino que Ileva de Cesarea de Filipos al Hermén, y no podemos equivocamos si lo seguimos. Primero transcurre entre colinas cubiertas de vides punteadas de moreras, albaricoqueros ¢ hi- gueras; luego, a través de trigales, en que los perales sustituyen a las higue- ras; luego, por un bosquecillo de robles, y entre barrancos rocosos, en que el suelo est4 cubierto por arbustos enanos. Y cuando vamos subiendo, la cuesta se vuelve cada vez mds empinada hasta que se cruzan las primeras acumulaciones de nieve, después de las cuales se ven laderas en que alternan hierba, grava y anchas pinceladas de nieve. La cumbre del Hermon en verano —y s6lo se puede subir en verano o en otofio— estd libre de nieve, pero por doquier aparecen retazos de nieve en zonas umbrias. La cumbre misma est4 cubierta de tierra, que, hasta unos 500 pies mds abajo, da vida a numerosas plantas, herb4ceas y matorrales.’ A medida que ascendieron aquel atardecer de sdbado, el aire fresco debe haber dado 4nimos a los caminantes, y la vista y olor de la nieve —que su lengua, seca, sentirfa deseos de saborear (Proverbios 25:13)— debe de haberlos refrescado, No sabemos qué parte del glorioso panorama que se ve desde el Hermén se hallaba ante sus ojos. Desde allf se ve gran parte de Siria, desde el mar hasta Damasco, desde el Lfbano y el barranco de la Letanfa a las montafias de Moab; o abajo por el valle del Jordin hasta el mar Muerto; o sobre Galilea y Samaria, hasta Jerusalén a lo lejos. Pero, entretanto, todo ha quedado cubierto por la oscuridad de la noche. ¥ ahora la luna resplandece en deslumbrante esplendor, proyectando luengas 5. Nuestra descripcién estd basada en el relato grifico del ascense del canén. Tristram (u. 5. PP. 609-613), 24 EL DESCENSO AL VALLE DE LA HUMILLACION sombras sobre la montafia e iluminando la nieve, que reflejaba este brillo sobre los objetos circundantes. Fueron a un monte alto «a orar», Aunque el texto no Io afirma de modo explicito, apenas podemos dudar de que El oré con ellos, y menos atin de que El or6 por ellos, como hizo el profeta por su siervo cuando la ciudad estaba rodeada de jinetes sirios: para que sus ojos fueran abiertos y pudieran contemplar las huestes del cielo, pues «eran muchos mas los que estaban con ellos que con los otros» (2° Reyes 6:16, 17). Y, sea dicho con profunda reverencia, Jestis oré en favor suyo también. Porque, tal como la palida luz de la luna brillaba sobre 1a nieve acumulada en los barrancos del Hermén, la luz de la noche inminente brillaba sobre el frio lustre de 1a muerte en el futuro. Necesitaba oracién para que pudiera reinar perfecta calma en su coraz6n, en el sosiego de su propia entrega, la serenidad absoluta de su fe y la victoria de su obediencia sacrificial. Y necesitaba oracién, también, como una introduccién y preparacién para su transfiguracién. Verdadera- mente, s¢ hallaba sobre el Hermén, Era el ascenso mds elevado, la pers- pectiva mds dilatada en el pasado, presente y futuro de su vida terrenal. ‘Con todo, era de noche en el Hermon. Y ésta es la visién humana, o mejor, leantrépica, de esta oraci6n y sus consecuencias. Seguin lo entendemos, la oracién con ellos ya habfa cesado, o se habia fundido y pasado a una oracién silenciosa para cada uno, o Jests ahora oraba solo, aparte, cuando ocurrid lo que da a esta escena un aspecto tan verfdico y verdaderamente humano. Era natural que estos hombres de hdbitos simples, por la noche, y después de un largo ascenso, y azotados por el aire vivo de la montafia, se sintieran adormilados. Y sabemos también como un hecho psicoldgico que, en viva reaccidn después de la influencia abrumadora de una emocidn intensa, este sopor puede extenderse sobre los miembros y los sentidos, «Estaban rendidos de suefio», 0 sus ojos estaban cargades, como vemos después en Getsemanf (Mateo 26:43; Marcos 14:40).* Con todo, lucharon con el suefio, y es conforme a la experiencia el que siguieran un buen rato en este estado de semisopor durante la con- yersacién entre Moisés y Elfas y Cristo, y que se hallaran «plenamente despiertos» «para ver su gloria y los dos hombres que habfa con El». En todo caso, este rasgo descriptivo, lejos de ser, como han sefialado algunos erfticos negativos, un «embellecimiento posterior, s6lo podfa formar parte del texto primitivo, puesto que no es posible concebir un motivo racional para afiadirlo posteriormente.” Lapalabra usada es la misma. También ocurre, en sentido figurado, en.2*Corintios 1:8; 1* Timoteo 5:16. "7. Meyer estd en un error al suponer que Ia tradicién, sobre la cual se funda el relato de LA TRANSFIGURACION 25 Lo que vieron fue a su Sefior, que, mientras oraba, «se habfa transfor- mado».* La «forma de Dios» resplandecfa a través de la «forma de siervo»; «el aspecto de su faz era otro» (Lucas),’ «brillaba como ¢l sol» (Mateo).2* Es més, toda la figura parecfa bafiada en la luz, los mismos vestidos eran mas blancos que la nieve sobre la que brillaba la luna: «cuales ningin Javador de este mundo puede emblanquecerlas asf» (Marcos), «resplan- decientes» (Lucas), «blancos como la luz». ¥ vieron y oyeron atin mds que esto, Vieron «con El a dos hombres» (Lucas), a quienes, en su sensibilidad altamente aguzada para los fenémenos espirituales, no tuvieron dificultad alguna en reconocer, considerando lo que habfan ofdo de su conversacién, como Moisés y Elfas." La columna ahora quedaba completada: la base era la Ley; el fuste, el profetismo, del cual Elfas cra el mayor representante —en su primera misién, como cumplimiento del primer objetivo de los profetas: el llamar a Israel para que regresara a Dios; y en su segunda misiGn, este otro aspecio a la obra de los profetas: el preparar el camino para el Reino de Dios—; y el capitel, Cristo mismo —una unidad que encajaba en todas sus partes—. Y oyeron también que hablaban de «su €éxodo —partida— que estaba a punto de tener lugar en Jerusalén» (Lucas). Aungue el término «éxodo», «partida», ocurre para otros sentidos que la «muerte»,'* hemos de tener presente su significado en contraste con lo que el mismo evangelista designa como el Nacimiento de Cristo, como su «venida» eladSov,(Hechos 13:24). En realidad, implica no sélo su muerte, sino la forma de ella, incluso su resurreccién y ascensién, En este sentido podemos comprender mejor lo que se pone en los labios de Moisés y de Elfas sobre el cumplimiento de su partida o éxodo, cumplimiento que habla de tener lugar en toda su plenitud y asf completar la Ley y la Profecfa, el tipo y la prediccién. Y con todo esto aquella noche de gloria no habfa terminado atin, Se ha Lucas, amplifica los relatos de Mateo y de Marcos, Con el canén. Cook, me inclino a pensar con Resch, que, a juzgar por el estilo y otras cosas, Lucas derivé. = noccia dal mismo origen jue los materiales para la mayor comprendida desde el cap. 9:51 al cap. 18:17. ¥ A Sobre el peculiar sentido aoe palabra popg7}, comp. ‘itepa Lightfoot, en Filipenses, 127~133. PP* Bata expresiGn de Lucas, lejos de indicar un embellecimiento sobre ls otros relatos,en todo caso marcarfa un retroceso. 10, Apenas se puede decir que haya a esto un paralelo rabinico —y menos una ilustracién— enel hecho de que en los escritos rabinicos se diga que el rostro de Moisés, antes.de su muerte, también brillaba como el sol, porque la comparacion, en realidad, es biblica, Este lenguaje, naturalmente, tenfa que ser familiar a Mateo, 11, Godet sefiala el significado enfitico de otrives: en Lucas 9:30 = quippe qui :los cuales no eran otros que. 12, En algunos de los Apécrifos y en Josefo, as{ como en 2* Pedro 1:15. 26 EL DESCENSO AL VALLE DE LA HUMILLACION notado una peculiaridad extrafia respecto al Herm6n por «la extrema rapi- dez con que se forman nubes en su cumbre. En pocos minutos se forma una densa capa en la cumbre de la montafia, y répidamente desaparece» (Conder, us., vol. i, p. 265). Casi parece como si esto, asf como la posicién natural del mismo Hermén, hubieran de servir, por asf decirlo, como fondo de la escena que iba a tener lugar. De repente pasé una nube sobre el lugar en que estaban —no una nube corriente, sino «una nube luminosa», una nube iluminada, lena de luz—. Al colocarse entre Jestis y los dos repre- sentantes del Antiguo Testamento, se dividiéd y los envolvid. Lo mds significativo es que fuera uma nube, aunque luminosa, y esto indicaba la presencia de Dios, a la cual revelaba y al mismo tiempo velaba. Y esta nube no envolvia a los discfpulos; 1a luz de la misma cafa sobre ellos..Un terror indescriptible se apoderé de los discfpulos. De buena gana habrfan retenido lo que les daba la impresién que se les escapaba de las manos. Una visién asf no habfa sido concedida nunca a un mortal, y ellos 1a contemplaban; ya habfan ofdo la conversacién del ciclo; habfan saboreado el alimento de los Angeles, el pan de su presencia. ;No podia perpetuarse la vision, 0 por Jo menos prolongarse? En la confusién de su terror, no sabfan sino expre- sarlo con un anhelo extatico de que continuara aquello que tenfan, en su sincero deseo de hacer todo lo que pudieran para retenerlo —hacer tiendas para los visitantes celestiales*—, y ellos mismos esperar y atender, en humilde servicio y reverente atencién, lo que su cansancio y embotamiento les habfa impedido gozar de modo pleno, Lo sabfan y lo sentfan: «Seflors, «Rabbi», «Maestro»; «bueno es que nos estemos aquf»; y anhelaban estar allf; pero no podfan ver, en su temor, cémo podian conseguirlo, excepto en el lenguaje de la ignorancia y la confusién semiinconsciente. «No sabiendo lo que decfan». En la presencia de la nube Iuminosa que envolvia @ aquellos santos glorificados, ellos hablaban desde fuera, desde Ja oscu- ridad que los cireundaba. Y ahora la nube luminosa se extendfa; ya su borde los alcanzaba.“ El temor del cielo habfa cafdo sobre ellos; porque el contacto con lo celestial distiende, casi hasta la ruptura, el vfnculo que une el cuerpo y el alma. «

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