Está en la página 1de 59
La BALSA DE LA MEDusA ENSAYOS SOBRE IDENTIDAD, CULTURA Y FIN DE SIGLO EN UruGuaY ‘BNortlySouth Cente Coleccion DESAMIOS Esta serie se propone desafiar auna reflexion abiesta, plusidisciplinariay centrada en el cambio necesario ‘para lograr una sociedad jusia ya su vez enfrentar el desafio que los cambios plantean Se ha publicado en esta coleccién: La crisis del soctalismo de estado y mas alla de Rodrigo Arocena Identidad unuguaya: :mito, criss 0 afirmacion? compilaci6n de Hugo Achugar y Gerardo Caetano Signas reales det Uruguay imaginario de Fernando Andacht Iusuacién de carat Ta balsa de la Medusa Géricavlt, 1819 Gragmento) © 1992, Ediciones Trilee Misiones 1408 Casilla de Correos 12203 11300 Montevideo, Uruguay Tel fax. 953950 Isp 97432-0465 La BALSA DE LA MEDUSA ENSAYOS SOBRE IDENTIDAD, CULTURA Y FIN DE SIGLO EN UruGuay Huco AcHuGar EDICTONES TRILCE ato °AQ5 1G9Q Horifrocua: Loner Liorery Univer of ie ADVERTENCIA URUGUAY, FL TAMANO DE LA UrOPiA DE FIN Dr SIGIO A FIN DE SIGLD FIN DE SIGLO: POSTMODERNIDAD Y POSTDICTADURA, ¢PERO HAY UNA MANERA DE SER URUGUAYO? Eseacios cuctunates La ESUETICA DE LA ORDINAREZ, (O 1A ORDINARIEZ COMO VALOR) HACIA UNA PEQUENA GRAN CULTURA EL RESIDUO FINAL APENDICE: TRANSFORMACIONES CULTURALES EN EL URUGUAY DE FIN DE SIGLO n 29 37 55 6 101” 4 Matilde ya Juan porque me dieron un pais a Maria porque Uruguay le duele T: como Pablo Harari me plante6 el «lesafio,, hace casi un afo, lo que sigue es, apenas, un ensayo de opiniOn cultural, ua conjunto de re- flexiones que intenta estimular y provocar otras reflexiones. No se trata, sin ‘embargo, de una reflexion sistemstica aunque si cesarrollada a lolargo de estos ‘timos afios, Bvidencia de esa labor pasada es que algunos capitulos recogen, parcialmente, ensayos publicados con anterioridad en distintos semanarios ¥ revistas. Algunos fueron totalmente reescritos y otros especialmente redactados para esta ocasion, Lo que el lector o la lectora se dispone a leer no es un estudio académico sobre Ia cultura uruguaya. No se trata de una lectura «cientifica- de Ja 0 Jas cculturas uruguayas nitampoco deuna auscultacién del futuro, Es una opinién, una mds, nada més y nada menos. El muy académico estudio s6lo serd realizable con la acumulaci6n de vabajos parciales de muchos individuos que, en el mejor de los casos, recién est comensando. Bl ensayo de futurclogia 6 de prospectiva, factible en otras creas, lampoco es viable ea relacién con cl Universo cultural porlo escaso de los datos que hoy poseemos. Es muy posible que otros valoren los shechos o los -fendmenos- en este ensayo aludidos de diversa manera -ojald asi sea~, y cue incluso tomen en cuenta elementos que este ensayo deja de lado u -olvids y que permitifian nuevas opiniones. Entodo.caso, dado que, adeints de otros pecados mayores, he cometido el de publicar poesia, el lector o la tsctora siempre puede descartar las péginas siguientes como si se tratara de algo anodino 0 fiti; es decit, de poesia. O puede, también, desecharlo, comosise tatara del dlirio de un poeta;es decir, del despreciable e incl divague de un especimen en proceso de extinciin, Parafraseando a Raymond Williams podria decir que culturaes una de las 05 0 tres palabras més complicadas de nuestro idioma. La nocién de cultura quemanejoes cercana—s6lovecina de barrio~a la usada en las ciencias sociales y enllos estudios culturales y alejada ~apenas habita el mismo continente— del uso antropologico y de! belleletistico, Por cultura no se entiende el universo de las bellas letras y las bellas artes, © mejor aun, no Gnicamente ni privilegiadamente esas artes, Hay una tradicion académica y también coloquial que tiende a identificar cultura con ilustraci6n o informacién. En slgunos casos se distingue cultura ilustrada de cultura popular (incluso hay quienes distinguen entre cultuca populary cultura urbana, cultura popular y cultura de masas) peroen muchos ‘casos pareceria haber un sobrentendido juicio de valor en favor de la lamada calla, verdadera+ o «ilustrada Cultura, tal como se la emplea en este uabajo, es algo similar en parte a la ngciOn de imaginario social y de imaginacién simbélica y, por lotanto, inchuye desde las artes hasta la forma de utilizaci6n del espacio cotidiano. Otra nocién de la que se parte es la de nacin como comunidad imaginada (Benedict Anderson). El imaginario social (Cornelius Castoriadis, aunque usado de un modo muy libre) y el imaginario simb6lico constituyen, de cierto modo, la ‘cultura de una sociedad, de una comunidadinterpretativa (Stanley Fish). ¥ por supuesto esto ¢ realizado no s6lo por quienes hacen poemas, esculturas, sinfontas y candombes sino también por aquellos o&tos que realizan tanto ‘iscursos politicos como publicitarios. Fs ésa dimension imaginaria,simbolica de Is cultura uruguaya lo que me interesa, algo cercano al modo como se expresan algunas mentalidades, aunque no implica el estudio de las ‘mentalidades. En suma, se entiende por cultura en este ensayo las estructuras de pensamiento y de sentimiento peroen funcion de su formalizaci6n o de su expresion simbélica. Expresion que muchasvecesse realiza a través de objetos ‘ode discursos orales sin registro lingtiistico. No se trata de un ensayo global de todos Jos aspectos de la/las culturas en Uniguay. En todo caso la reflexién slobal y ttalizante, ademés de estar bajo serio cucstionamiento, es tarea que ‘sobrepasa, por suerte, lo individual Por Gltimo y para reiterarlo una vex mis, el presente libro pertenece a ese tipo discursivo conocido como -ensayor; ¢s decir, esa forma libérrima de la escritura que noaspira alconocimiento cintficonitiene, como dice el DRat, el ‘aparato ni la extensiOn que requiere un tratado completo sobre la misma ‘materia. Es una escritura 0 un acto que pretende pesar algo ~ el pals peizo, aunque al mismo tiempo se abrieran a otros horizontes, La dictadura posterior, ¢1 exlic, el insilioy fa consecuemte democracia han dificultado la tarea en mis de un sentido, Del cima de esa etapa de nuestra 16, Resuha interesante ver lo sostenio por Ral Jacob en -E1 Uruguay feliz realidad o Utopia? en Vida y cultura en el Ro de la Plate, XVII Cursos internacionales de verano, Universidad de la Replica, Montevideo, 1987, pp. 37-48 17. Cabria hacer referencia a todo el pensamiento nacional que insist en nuestra ‘condicién europea. Por supuesi, siempre han existido quienes pensaron a Uns Buny deads y en Amécca Latina sus nombres son demasiado conccidos. para Gitarlos aqui 1» historia me he ocupado en otras oportunidades, por lo que ahora solo cabe sehalar que estamos liegando a este fin de siglo con toda una historia de mGkiples paises pensados ~historia que no ha sido escrita todavia~ y 90 estamos legando desde el vacio. Sa mocha cosas, cela Renan, esa des pats cscs de toda nacion, No creo que, en relaci6n conic tratado en este ensayo, sea lo ms aconsejable para nuestro pats.” Olvidar puede ser ideologicamente incons- ‘Gente, como sostiene Michel Pécheux, y puede resultar también de la pere2a jntelectual que esti en a base de afirmaciones soberbias como la dela historia ‘comienza conmigo--Y puede, también, resutar deun acto deliberado por parte ide quienes desde el poder quieren que oividemos. ‘Olvidar y recordar, entonces, no son s6lo mecanismos dignos de ser cesnudiados por los psicoanalistas sinoinstencias fundamentales nla construc: ‘Gén de toda nacion. Olvidar y recordar, ademés, pueden ser normas esta- blecidas por el poder de la -distinciOn- y del «gusto» (en el sentido de Pierse Bourdieu) que apuntan a construir un modelo de lo que es legtimo preservar. nese sentido, a distinci6n yel buen gusto dela sociedad uroguaya ban venido aconsejando como conducia correcta, 21 no distinguirse, el no amar Ia atencién, Dado que «somos un pais de clase medias, hay que olvidar todo quello que implica un salirse de eauce. Dado que somos todos iguales., nose debe mostrar/recordat ni éxito ni fraczso, ni pasado indigno ni presente texitoso, A esa conducta s¢ la ha llamado 0 catacterizado como el modelo mesoctitico de la sociedad uruguaya Por otra parte, el modelo mesocratico de que se ha hablado pudo fructiicar porla uniformizacin y la homogeneizacén de un pais pequefo, sin mayores Centres 0 polos de desarrollo (salvo el de la capltal) y sit: uiayores Areas o Ccentros de desarrollo «dramaticoy para bien o para mal nunca tuvimos una frontera al sur como los argentinos ni un far westcomo los estadounicenses. La misma supuesta subsumisi6n de lo diferente dentzo de una suerte de caldo ‘bniforme permitis el éxito de una mentalidad y de una propuesta ideol6gica ‘qué veia Uruguay como un pais sin problemas, sin tensiones, sin mayores tragedias salvo ls que ocasionalmente oftecia la madre naturaleza o la casi snatural- de la pobreza de los «marginale (aunque no se los percibiera como tun problema grave). Er Gemeinde 0 gigante no slo 20 -xisib= ene nosotros 36 ie aunque, contradictorios somos, en lo tts fntimo de auestros corazoncitos Sabemos que somos grandes, geniales, sino que, por si fuera poco, a lz hipocresia agregamos el hecho de sostener que la desmesura no 8 reco mendable. Tis Pedro Bonavita, y la cita fuera de contexto seguramente traiciona su pensamicnto aunque posiilita continuar mi argumento, sostenia: 18, Emest Renan, -Quiest.ce qu'une nation (1882), en Discours ef conférence, Calman Lévy, Paris, 1887, pp: 277-505. 2» 2). Real de Aza, Toro, p. 78 ‘Aca nada corresponde al -gigamtismo. ¥ ello es loable, y el que no sea capar de aceptario con jabilo que lo acepte con resignacion. Nada de lo que la naturaleza puso bajo 0 sobre ‘Tietra, nos aconseja tomar el camino de los gigantismos.”” Eltamafio de nuestra esperanza no puede ser gigante, nosadviete Bonavita y sin embargo, -Uruguayos campeones de América y del Mundo- Parafraseando a Roque Stenz Peta se podria decirque la aparente mentalidad oyinante fe de un Aroguay para a Bamaniado, cs mejor, ade un Uruguay es ya la humanidad., Neda, sin embargo, posiblita o posbil “tog ee -nbargo, posiblita o posbilitaba tal la advertencia de Bonavita fue precedida por otras teflexiones: Julio Martinez Lamas en 1930 sostenfa ala vez que la-ciqueza y a pobreza: dei pais {¥ de la region por oposicion a Bstados Unidos) estaba determinada por el ssuelo de América, con lo cual nos salvsbamos de toda responsabliad Riqueze, pobreza, latifundio, emigraciGn de los unuguayos estaban determi- radios por la inexistencia de captales econémmicos en la campafa que pos) biltaran Ia evolucin industrial” Fstamos encl filo dela crisis de la década det teins ¥ cn los prolegomenos del modelo de sustituciOn de importaciones. La Utopia es posible en el pais pero se necesita inversion. No podtemos ser Estados Unidos pero hay altematvas: hay riqueza y hay pobreza en el pais Aunque quizisriqueza y pobreza no materialsino dela otra. Fl paises poquetio ¥€s pobre pero nosoros, aparentemente, no somos responsables. YY Unuguay es una frontera, un hoger de paso, EI Rio de la Plata y junto con {Lnvestro pais fucron lugat de psu hacia ots regiones maravillosas, hata a Siera de Plata que presidia un indio y que luego sera Potost Ast, desde sus comienzos esta 20na del mundo no era en si, sino que era en razon de lo que anunciaba, de aquello que estabs mds alla aunque en sus cercanias, Pacaje hacia otrasticcras, tierra de nadie, ssburbio del mundo. Fstastevras nuestaseo fueron en sini siquiera para los propios indios que las habitaban ya que ellos ‘mismos eran perieria del universotupt, los emotos confines del tacaro, los arrabales del mundo amerindio y los arrabales de la colonia espattola y portuguesa. Fn verdad, solo empezamos a tener sentido evundo nos conver. limos en limite, en zona en disputs entre dos culturas y dos imperios, nando 19 Bonaviactado por ea de Arte, p36. 20. ale a penn second ln anc sogia por Gerardo Caetano en senso “Hered oacioalsmaginarioceiectvien di raguay Lasincns gecesi dd Gerentioyrespeio dl excola qe pregunads sOutesla athe conn ik fa Ia homies ctado pr Cactano del wabjo de Ber os ence > Star, La Enshanza Priari rant o trom 1943 1030) ca tes a decidimos, en realidad cuando los europeos decidieron, que los pobres infelices de los indios se habian comido 4 Solis y encima dominaban un territorio de valor eelativo pero valor al fin). Desde el inicio fuimos campo de. batalla entre evropeos y americanos, entre barbaros y civilizados, entre es pafloles y portugueses, entre argentinos y brasilefos. pais frontera o la frontera como pais? Todo pais, toda nacién presupone la frontera. Fronteras espaciales,lingUisticas,raciales o culturales. Pero Uri guayesohasidohastael presente la frontera misma, Ya frontera por definicion es loque abre y lo que cierra; lo inclusivo y bexcluyente; es umbral, lagar de Utfnsito.¥ la fronteraes poross y por porosa generadora del miedo loextraio yalo demasiado conocido. La frontera lievaen silo -siniestro», lo tmbesmnlich de que habla Sigmund Freud. 1a frontera ha sido el pais y la frontera es 1o inestable, lo ambguo, lo permanentemente dual. Pero la frontera es, sobre todo, una mentalidad, un espacio simbélico. Inchuso en sus variantes, en sus formulaciones concretas, locales y triviales como el Puerto de Montevideo, el Chuy, Rivera, alto, Fray Bentos, Colonia Fl mismo vaclamiento del centro del pais y su volcarse alos limites dan venta de la persistencia, de la voluntad y del cardcter de frontera de Uruguay. Posible- mente y en cierto modo, también, lo hipécrita Pero mis alld de lo fisico, entonces, la frontera pertenece al orden de lo simbélico. humanos viviendo en sociedad, anscurre desfibrado en maltiples tiempos sin concierto. Hay dias que, frente a la reiteracion de la estupidez de la guerra y de la ret6rica -democriticar encubrierdo los intereses encondmicos estratégicos de los poderosos, frente.a los fracasos de ciertas formas de la utopia social y frente a la persistencia de los peores rasgos del egotsmo del ser humano; en este fin, de siglo hay dias que, debo con‘esarlo, me he sentido y me siento tentado de cantar junto con Eddie Brickell and The New Bohemians: -I quit. give up. Nothingis good enough for anybody else...) Now being alone isthe best way to be. La solidaridad es ua valor en crise y la apuesta al golipsisme ana adeptos diaadia, Lautopia parece serun valoren decadencia y deescaso recibo entre académicos, jovenes narcisistas y te6ricos fukuyamas Es elespirinude fin de siglo, dran, Puede ser; puede ser también que aunque Jos tiempos no se repitan y que ena dispersi6n de la hora presente haya ot-os dlimasespiritvales, algunas diagn6sticos oftezcan similaridades sorprendentes, con otros hechos de otro fin de siglo, el pasado final del siglo XIX, Enel ierte de ese mismo siglo XIX, José Ensique Rod6 daba una sintesis det ambiente espititual del momento diciendo: HI movimiento de las ideas tiende cada vez més al indivi- Gualismo enla producci6a y ainen a docttina, ala dispersion de las voluntades y de fuerzas, a la variedad inarm6nica, que es el signo caracteristico dela transici6n. Ya no se profesa el calto de una misma Ley yla ambic’6n deuna labor colectiva, sino la fe del temperamento propio yl teorfa dea propia genialidad. Yanose 32, -Abandono. Me rindo. Nada es suficientemente bueno para nadie mis (.) Ahora ‘estar solo es la mejor manera de esta.» (Mi tracuecir. ~ aspira a edificar el majestuoso aleazar donde una generacion de hombres instalard su pensamiento, sino la tienda donde dormir el suefo de una noche, en tanto apacecen los obreros que han de Jevantar el templo cuyos muros veran llegar el porveni, dorada la frente por el fulgor de la mafiana, Las vooes que concitan se pierden en la indiferencia, Los esfuerzos de clasificaci6n resultan anos 0 engafiosos. Los imanes de las escuelas han perdido su fuerza de atraccién, son hoy hierro vulgar que se trabaja en el laboratorio de la critica. Los cendculos, como legiones sin armas, se disuelven; los maestras como les dioses se van... Més alli de la impostacién de una voz que hoy suena demasiado acartonada, demasiado trabajada para el bronce, es (me parece) obvio el paralelo de lo descrito por Rod6 con la hora presente. La fragmentacién y el individualismo sefalados por el ensayista uruguayo hacia 1897 en El que vendré no le impidi6 saludar el futuro: El vacto de nuestras almas s6lo puede ser llenado por un, ‘grande amor, porun grande entusiasmo; y este entusiasmo y ese amor s6lo pueden serles inspirados por la vietud de una palabra nueva. (..) a duda es en nosotros un arsioso esperar; una nostalgia mezclada de remordimientos, de anhelos, de temores; una vaga inguietud en la que entra por mucha pant el ansia de crees, que fs casi una creencia... Esperamos; 0 sabemos a quien. Nos aman; no sabemos de qué mansin remota y obscura. También nosotros hemos levantado en nuesro corazén un templo al dios desconocido, Rod6 esperaba un mesias, un profeca, Hay quienes han querido leer en esas palabras el advenimiento detn renovadorpoético y mencionana Rubén Dario, Hay. otros que han credo ver en esa expera de un -dios desconocido» un anuncio en clave divina de! laico José Batlle y Ord6iez. Un anuncio, Uktimo, dificil de creer. La exaltacion de Rod6 anunciaba y denunciaba un deseo, No otra cosa, Mas que hablar del faturo, estigmatizaba su presente y, a ‘ese desmoralizado presente, le infundfael deseo, Eldeseo de un cambio, para decirlo con sus palabras, -el viento de la tarde recoge de todos los labios el Dalbucir de un mismo anhelo infinity esta es la hora en que ‘a caravana de la decadencia’ se detiene, angustiosa yfatigada, en la confusa profundidad del hosizonte... En Rod6, e! fin de sigho se cerraba con el deseo puesto en Ef que vendri. Pocos afios después ya estarla ganado por el desaliento 0, al menos, por el descreimiento, Hacia 1915, en cotrespondencia con Joaquin Torres Garciay en respuesta al proyecto del pintor de reornar a su patria, Rods aunque trasmitiendo conceptos de Domingo Laporte- seré lapidario: no vuelva, no 30 tiene nada que hacer en este pais. -EI que vendré no habta llegado 0, peor todavia, no habia colmado sus expectativas, Enla bisagra de esos dos siglos, el quese iba yel que acababa de legar, julio. Herrera y Reissig escribia Los nuevas charriias y ambien otros ensayos; la sombra de Roberto de las Carreras aparece como un faatasma en e308 ma- nuscritos."*De esos trabajos en prosa de Julio Herrera s6lo circul6 wna parteen tuna suerte de sintesis que bajo el titulo Epilogo wagneriano a la Politica de fasion publicara en 1903. Fl poeta de -Tertulia Iundtica- sefiala que la mediania orogréfica del pais simboliza ala perfeccion el espiritu de nuestra tierra; comenta la actiqud de los viajeros que habiendo recorrido otras partes del mundo regresan a nuestro pais diciendo sta es una tierra en que no sucede nada, da gusto vivir aqui...\; secoge el comentario deun francés 4Bello pais para después de muertob; ve en. Jas huelgas, -en las furias estent6reas de la bramadera proletaria- y -en las insGlitas epilepsias del organismo social, 1a conspiracion del hambre que ailla. Por todos ladoss; vaticina que launin de una inmigracién cosmopolita con la Poblacion criolla habra de procesar el sedimento explosivo de una sociedad sin tipo, fruto fermentante del entsevero aborigen con las resacas ultramarinas yheredera desequilibrada de predisposiciones contradiciorias, elractariasa su rogreso: dice que -ha legadc hasta creer que en esta tierra no existen los intelectuales sino de nombre»; en fin, ofrece un cuadso de la sociedad y del modo de ser del uruguayo que 20 podia causar mayor placer en los oidos de la sociedad autocomplaciente (en el poder 0 no) del momento. Pero anuncia que “Tiempos mejores vendrin y hombres de saber profundo (.) harén algo mas que guitarear de ofdo... en el imperio de Zapic6n. La virulencia, el deseo de dpater les bourgeots, ta vehcwuciicia ue tales eSECOS 1a eterna descalificacion que las opiniones de los poetas han merecido en este pais desactivaronsu polémica y ‘ermental lectura de la sociedad y de la cultura uuruguaya, Lo que va de fin de siglo a fin de siglo no es poco, 1a violenta transformaci6n entre aquel entonces y nuestro telematico hoy 19 s6lo ha sido tecnologica y pelitica. Hemos visto la revolucién mexicana, la 33, Agradezco'a Gabriel Peluffo pot esta referencia ala correspondencia entre Rods y Torres Garcia. Segin Peluffo, Redo consulta con el diector del Museo Nacional de Bellas Artes y asesor plistico de José Batlle y Ordsez, Domingo Laporte, sobre la posibilidad laboral de joaquin Torres Garcia en Uruguay. La correspondencia entre ...ugar donde nacen poetas y jugadores de football Asi yo pienso que llegard a escribirse un dia en las geografias, en fos diccionarios y en las cartas de mar Lomuiviseyombline snespetencs ecasasen testa hiss E pores exaloce Aig oclthnlsdeanctal gues pescigcse Second suavacne, Peto marnoylosubine omeele sag ee hinaaicostolrgode tn mutator yenexe stesso tn de lo wapatsen con eta, ator se onan cea eas camper ex cecoumcsvatog ean eneslon tl prose ells encuran na prauntednersion deo marlin a Sine, delo mica fn nginylncxpencncdelcigonobesioeeds extuiaiencamentenosdechdbancncastecsperansacieriegnn fentendiamos la supersticion como un signo de atraso; pero san Gono, la moneda Steel pts de eg onyx egos de ea ceon pnee e rch Unpas den nts etna yest de eltatisnoenn/tonoeode mesa chscnsehce: mente ea ‘el balneario y el boliche. : : Hoy, malenrain median, Eay quicnss gen «la quel det tecnologia odel Mercosur Uno delosios, bans ns tacos lorbiones Limensbionene,caasnyo sgn desde opeae aoc ete rely pre wanton dose mended yocse ata ea 35 cotidiano, Una tecnologia nueva sinuna nueva mentalidad daréun consumidor ppasivo, Delentusiasmado optimiseno de Rodo y del imperio de Zapicon en vias de transformaci6n de Julio Herrera y Reissig poco queda. Entre aquel fin de siglo y éste que hoy nos desvela, media algo definitivo: nuestra experiencia ‘coridiana de uruguayos desnorteados, nuestra pequefa historia nacional, La Edad de Oro se termin6, sempieza otra? la integracion regional sera el ‘Alba de Oro de la préxima Edad Idem la que todos aspiramas y creemostener derecho? Los uraguayos que han estado tomando los navios en este dlkimo tercio de siglo prefieren no contestar esas preguntas; se van y punto. La narraci6n de la historia nacional debe comenizar por desterrar los mitos y los ‘monumentos que han caducado. No potrd, ¢s0 es inevitable, ser narrada sin tener en cuenta a los dioses del momento. En todo caso, debera ser plural, ‘masculina y femenina, letrada e iletrada, laica y religiosa, blanca y mestiza, , cn ‘tr0s reacclonatio- yen otras, simpleme:te joven. Todo lo cual contribuye a una, sis posible, mayor confusin acerea deo que es la postmodemida. 39. estudio de Ia nveva derecha en Uruguay apenas ha comenzado y esté lejos de ofrecer todavia ms que hipétesis de trabajo. Los ide6logos de esta nueva derecha Concentraron, de preferencia, sus ariculos en Jaguey Punto y aparte 39 ‘con publicitada preocupacion de amplios sectores de los partidos tradiciona~ les. En ese sentido, la discusion entre los distntos sectores del pensamiento nacional se ha profundizado estando todo casi todo en discusion, Por otra parte y en relacién con la posmodernidad, hay una conciencia dlifusa y popularizada (es decir, popular, entre un sector de Ia élite potitica y niversitaria © profesional para la cual éa, la postmodemidad, podria ser descrita 0 entendida como una etapa que se inicia después de la segunda postguerra, 0 quizis después de la revoiucién cubana y de la guerra de Vietnam, oentre 1968 y 1973 (golpe de estado en Unuguay y Chile), Serf laera el rock, Ia TV y el video, del Boom de la literatura latinoamericana, de los satélitesy la aventura del espacio, dela dependencia y el capitalismo tardio de asmultinacionales y de los shopping centers (legados a Uruguay en fos ochen- 1a, pues antes preferiamos las galeriasal estilo europeo), del tercer mundoy las computadoras, dela centralidad 0 no del proletariado como sujeto social, dela ciisis de los macro relatos y de ls ideologias, de los setenta egoistas.o pasotas y del fin de siglo sn dioses y con democracics restringidas, socialismo real y ex- ssocialismos. Todo esto no siempre entendido al mismo tiempo, ya que los recortes y cruzamienios son miltiples; pareceria ser 0 pareceria entenderse, enire otras muchas cosas, como la postmodernidad. Postmodesnidad que, al menos en América Latina, puede signiiicar para algunos socidlogos y polit6logos latinoamericanos una mala pélabra® mientras par arquitectos, plisticos y aun para ciertos otros idetlogos, una nocién adecuada o instrumental, Para algunos ottos es posibye hablar de una postmodernidad conservadora y de otra revolucionaria,**o deuna postmodernidad hegeminica yuna postmodernidad contracultural. Estamos, cre0, nos guste o1no y a pesar de twdo, en la posunudesnidad, una capa que si bien conesporide en las sociedades del llamado Primer Mundo a la postindustralizaci6n, en América Latina yen especial en Uruguay es un fenéeeno cultural con incidencia en la roposicién de ios distintos modelos de desarrollo o de modelos econémicos. Estamos en la postmodernidad pesiférica cue es propia y que entre nosotcos supone, ademés, la coexistencia de ots tiempos o modos de producir, modems y premodemos, siempre desde la periferia Esta discusion, con 40. Véase la entrevista a Agustin Cueva en Cuadernos de Marcha, eneto de 1989, y también el uso coloqulal que realiza Danilo stor del rmino, en algunos ariculos, de Brocha. 41, Sobre Ia discusion en las clencias sociales latinoamericanas pueden ser sufciente suestra el rsimero especial de la revista David y Goliath sobre Postmodernidad y las actas del VII congreso de ALAS realizaco en Montevideo entre el 2y el 7 de dliciernbre de 1988. 42, Remo amiensayo; Fin de siglo, reflexiones desde la periferia,,que sera publicado porla Fundacién Vicente Huidobro (Santiago de Chile) en 1993, donde desarrollo rmisideas sobrela postmodermidad. En ese trabajo, ene cras ideas, sefalo que: No hay una Uiniea postmodernidad, como no hubo una nica modernidad 4“ Fundamentos diversos, atraviess el pais y asienta 0 disefia un escenario particularen la comprensiGn del debate internacional sobre la postmodernidad ¥, Sobre todo, de la inserci6n de auestzo pais en el mundo de hoy, es decir, el Unaguay de la postdictadura o Uruguay finisecular. La discusién en el pais ha incluido tanto los pasos que se deberia dar para lograr la modernizacion, la de la derecha y la de la i2quierda, es decir, la neo- liberal, yla otra que apuesta a la solidaridad social. La modernizaci6n identifi- cada ya con la privatizaci6n, estatizacion o nacionalizacion de la actividad econémica y de la banca, asi ccmo también con la reforma universitaria 0 educativa, ¢l debate sobre los derechios humanos violados duraniela dictadura y la crisis de las izquierdas. Pedria parecer entonces que la etapa de la posidictadura uruguaya fuera, simplemente, un micro periodo dentro del gran aliento de la postmodemidad occidental. O, dicho de otro modo, la postmodernidad habria comenzado para Uruguay cuando -el suizo pais de las vacas gordas- se adelgaz6 hasta este presente de democracia semitvtelada en el que los militares siguen teniendo (o siguen aspicandoa tenes) una presencia politica y no ya meramente profesional, Sabemos, sin embargo, que li discusion sobre la postmodernidad en el ‘4mbito latinoamericano toca melodias mis complejas. Sabemos también que Ja postmodernidad es, para los lainoamericanos, en el mejor de los casos y tat como lo sefiala Fernando Calderon, simulténea con la premodernidad y la modemidad. Sabemos que en la 7ulgarizacion de la discusion a que estamos asistiendo todo ¢s postmodemo y nada es postmoderno; sabemos que en ‘Uruguay y también enel resto de América Latina partede la reflexion es mera reproduccion mecinica de refleriones surgidas en otras realidades y poco deriva de investigacioncs nacidas de uestias ciuynstancias. Pero saberus también que el desarrollo desigual y contradictorio de Unuguay y del resto de América Latina hace que toda disausi6n cultural tenga una dindmica propia en funcion de su realidad yen funciba de nuestra tradicion de paises importadores de tecnologia, en un mundo dende el aislamiento no existe y donde las fronteras nacionales son nis étnicas y econdmnicas que politicas; y, sobre todo, en funcion de un tiempo de Ia historia de los seres humanas en el cual la planetarizacion cs un hecho que convive con la intensificaci6n de los particularismos, de las diferenciasy de las distintas variantes de los ismos que {denen su matriz en los individual smos. Inserto el mismo pais en un mundo postmoderno, aunque no necesaria mente en la postmodemmidad del primer mundo -por todo aquello de la no industria y del desarrollo desigual y combinado~, el pais se dispone a ingresar nel siglo XXI, Entendamonos, el se dispone-es una (ormulacion ret6rica que encubre el hecho de que entra, esti entrando o va a entrar con vna relativa Independencia de su voluntad; es decir, que el movimiento general de la 48. Ver David y Goliath, vimero citado, a historia, de la economia nacional, regional y mundial y del desarrollo tecnolo- ‘8ic0 Gientifico lo esta levando a golpes sin que sus llagas y mutilaciones, sus incapacidades o su conciencia hagan del proceso un acto volitive pleno. Es en exte escenario, apenas apuntado en las paginas anteriores, que la ‘cultura uruguay y el pais todo ha comenzado a vivi su fin de siglo. Un fin de siglo cargado de mucha ret6rica acerca del cambio (gatopardiano?) y, en especial, de mucha desesperanza, en paricular entre los j6venes que siguen emigrando y también entre aquellos que no pueden 0 no encuentran los recursos o las Fuerzas para hacerlo, Desesperanza que un andnimo montev ‘deano expresara en un terrible y revelader grafts «Algunos nacen con suerte, ‘otros en Uniguay-. No se trata, pues, de ura desesperanza trigica u operistica, sino de una desesperanza gris, mediocre, de clase media, que no surge de una ‘atistrofe sino del desgaste que la crisis econ6mica, la dictacura yla falta de un proyecto dinémaico ha producido en los suefios del ciudadano medio. Elparrafo anterior, escritoen su primere versi6n a fines de los ochenta, exige hoy, en 1992, una modificacién. Sibien es posible que para muchos toclavia la desesperanza, expresada de un modo brutal en el grafiti citado, siga siendo ‘valida, para otros muchos el cambio preducido por fa integracion regional introduce una diferencia sustancial: el horizonte del imaginatio social. La presente etapa de la integraciOn, funclamentalmente econémica, que aparece cena realidad de los cuatro patses signataros del Acuerdo Marco de Asuncion no desvela mayormente a argentinos y brasilefios. Es comprensible que preocupe y mucho a uruguayos ¥ paraguayas. La variante del Mercosuc 0 de una integracion mayor y el aparente 0 definitivo fin de la “guerra fria- trans formanel panorama uruguayo, notanto anivel delo cotidiano perosien cuanto alhorizonte. cultural ¢ ideolégico, aera lis ceglas del juego incidieado on el imaginario. Hay, sin embargo, tendencas de largo plazo que se siguen _manifestando; de ellas nos ocupamos en estas paginas, es decir, neste esbozo de reflexién sobre el estado de la cultura y sobre los diferentes proyectos y su incapacidad por convertrse en hegemén.cos, lo que 2 veces hace pensar en. castuna ausencia de proyectos. No son, nopodrian serestas péginas, un aporte dotallado ni globalizador. Les globalizaciones han entrado en crisis y los ‘grandes sistemas explicativos y narratives, o ciertos modos de globalizar, han sido puestos en tela de juicio. Junto con las globalizaciones han sido, ademas, puestos en cuestién, en el Uruguay de hoy, Jos mitos constructores de la identidad nacional. Los mitos, implicados en las expresiones sla Suiza de América, el pais de las vacas, gordas., 4a Atenas del Plata, -cl Welfare Stato, son historia antigua. En la postdictadura postmodemna de Uruguay, los mitos fundadores estin muertos “© heridos de muerte y algunos de ellos suenan hoy grotescos. Mitos, verdaderos sarcasmos en la actualidad, que se han ido a pique y que no entusiasman a los escasos sobrevivientes que navegamas en esta caética balsa del presente, A la caducidad de estos mitos se suma la ausencia sino de mitos, a = de proyectos trascendentes que logren interpelar interpelar en el sentido althusseriane) al conjunto 0a Ics sectores mayoritarios del pais Pero el Uruguay de fin de siglo a la vez que cancela mitos y consignas Posibilta otros. Por eso, impacto que ha eausado en el imaginanio de la sociedad el diorama de la integraciOn regional. Somos, ya lo consideramos antes, escasamentereligiosos y herederos del sobretodo laico de don José. £5 Certo que es dificil interpelar desde la crisis y desde la pobreza pero lo que se compricha es que terminada ls dictadura no existe un proyecto unificador trascendente que impulse el pais. La integraci6n regional, gran diosa det ‘momento, ha despertado tanto recelas como entusiasmos y si bien ha sido aprobada con mayorias abrumadora en el Parlamento, también es cierto que se dice, en vor alta y baja, que el apoyo a la integracién se da porla sencilla razon de que no hay otra alternativa, ¥ que siel Mercosur no funciona, habea de ser otra la integraci6n regional, otro el salvavidas, ota la ilusion, El graft: -Algunos nacen con suerte, otros en Uruguay: susttuye a Como <1 Uruguay no hay» y seguramente aparecerd el que se ria del espejismo de] Mercosur como el que lo proponga como la Ultima esperanza. La formula de Alberto Methol Ferré «Han acabado cuatro décadas del Uniguay Fantasma es expresiOn, grafti oral (si cabe el oximoron), de una consigna que sustituye al pasado. Hay una frase que, sinembargo, est herida de muerte, enterrada s6lo recordada itnicamente: ;Como #1 Uruguay no hay, al menos en su aspecto Petizamente soberbio. La postdictadura ha sido la era de la vuelta de la democracia y del desexilio pero es también la de los sueitos recortados y la socialdemocracia (ensus variantes de centro, derecha, izquicrdas). Fsla época del cambio necesario, dela superaci6n dela negra década de la dictadura, pero también de la amnisia alos torweadeies y Uel intemo popular por revert Ia amnistfa mediante el referendum. la sociedad uruguaya esta vviendo su fin de siglo y sabe necesario el cambio. No es casual que duran el aio electoral de 1989 las consignas de algunos sectores hayan apostado al cambio cualtativo-o@l creer para crecem, al eanimeses, «contra el pais gris, ala -otra manerae de hacer politica. No es casual quela coalicién de izquierca, el Frente Amplio, se haya fractarado (y que quiz vuelva a fracturarse) y no es casual que la apvesta de los sectores conservadores presentes en los dos ultimos gobiernos jueguen y hayan jugado 2 continuismo hablando del -cambio en paz- 0 de volver al Uruguay de 1910 sumindole tecnologia, como sostavo en la television un candidato a presiden- te, La conciencia de una necesidad de cambio (cualquiera, la integracion regional grande ola del Mercosur o lo que sea) y también la inoperancia de la interpelaci6n ideologico-discursiva es decir, no a inerpelacion parlamentaria sino la althusseriana) proceden de una desesperanza que oculta la intima conciencia de que la historia camina demasiado répido para un pais-cultoy sin mayores problemas- pero que no esté ni siquiera en la privilegiada asidtica periferia del mundo, a [DRL CONSINSO AL MALESTAR DE La CULTURA Una sociedad puede en cierto momento lograr un relativo grado de integracion aun cuando ello implique una unidad basada en el rechaz0 0 ene! destronamiento o en el aplastamiento de oto grupo de dicha sociedad, Freud, tel mando, al estudiar el comportamiento deia vida de ciestas comunidades ha sefialado que llega un momento en que los hombres (los hermanos de la famili) destronana la autoridad (el padre) al hacerlo descubren que el grupo puede ser mas fuerte que dicha autoridad, Tal unidad se basa en las restric Giones que fos hijs tienen que imponerse mutuamente a fin de lograr mante- nerla nueva situacién. La sociedad uruguaya supo unirse para mantener la metéfora de Freud- como hermanos durinte la dictadura. Es cierto, sin embargo, que la caida de la autoridad pater fue avis una abdicacion que un destronamientoyy que ello ha condicionado el presente. También es cierto que loshermanos ntentaron arse una ley mediante un consenso nacional, Por otra pare, la ausencia o caida, relativa, dela autoridad paterna podria estartambién cen las rafoes de la necesidad que el pueblo uruguayo siente de caudillos 0 lideres carismaticos tanto en la derecha como en la izquierda. El culto a la personalidad de casi todos los sectores politicostanto en el Partido Colorado Comoenel Nacional, ene Frente Amplioy enel Nuevo Espacio esanecesidad de ungir como salvador a.un «padre», més ue @ ua programa, huele sospe- chosamente a una nostalgia de la autoridad perdida.” Nostalgia encasnada en figuras del pasado y de! presente: la de don José, en algunos casos, la de los mulitares, en otos, y aun la del simple hombre providencial con y sin divisa, tradicional 0 no. “Terminada la dictaduea ~y sobre todo la resistencia a Na Uictadasam el consenso nacional, queen su momento fuera encamado por la CONAPRO y por el-tio de libenads congregado en torno al Obelisco, agoniz6 aniquilado por diversas manos. En especial porla nueva etapa del pats que, habienclo puesto, s6lo entre paréntesis, a los actores de ia vagicomedia anterior, posibiité © {A Sgmoed Feod deseo estas eas n Totem» Tar ambien en H maestro (aulure de ea fna obra quetoraat ac Tot and Tabu 912 {Sythe vedo show how tne way ed from this fary tothe succeeding sage of Cemanuna fen re fer of band of brothers in overpowering the fates the ‘Shs tad made the dicovery tat» combination can be aronger than 2 single india The tlemie clare is based on he rericions which the sons had iipote anon onset onder cokephisnewatate of falsineing Theaboo- ‘iServance were theft" or tan 5 Fred, Te Sundar Edition of be mpl Works, Vlume XO 1927-1931, The Hogarth Pres, London, 1961 Too-01 45 En ent sentido ls coosecuensias de la mene de Whison Fence el Paso Nacional la bdogueda de un sotto, pohacen sto confiar anterior Ago Nnlaepoada cersealadoenelFrate Api ylanecestadde ungircauillosen fnequirc. “ enero nuevas reglas de juego. Si durante la dictadura la consigna fue odos coniracllos,, es decir, los hermanoscontra laautoridad paterna delos militares, nego, es decir ahora, parece ser «cdos contra todos. O «algunos todos contra algunos por aqui- y algunos otros por alld. Las nuevas reglas del juego no enfrentaron simplemente grupos econ6micas y politicos sino también jévenes Y viejos, hombres y mujeres. La juventud y la vejez, la renovacion y Ja sestauraci6n no cortaron, obviamente, a la sociedad uruguaya con el cuchillo de Ia historia cronolégica 0 de la ideologia. Durante la dictadura, la alianza ‘generada por un enemigo preciso no pasibilié la discusion adentro, Una vez aleanzada la democracia, las tensiores propias de una sociedad marcada, sobre todo, por un diferente sentimiento de culpa entre ios diversos hermanos hizo evidente que la antigua alianza muriera. Un sentimiento de culpa que nace del hecho de que la sociedad uruguaya sabe, consciente o inconscientemente, que haa salido de la catastrofe de la dictadura sin haber logrado aclarar dudas y secelos y sin haber logrado castigat a todos los responsables, Sabe que en 0 interior conviven quienes han podido violar los mas elementales derechos hhumanos y sabe que no han podido ser castigados. Una parte de la sociedad, Iamayoria de os partidos tradicionales como actotes principales, entiende que cl no-castigo, la amnistia, es una forma de cerrar el pasado y de acallar e! sentimiento de culpa en aras de una supuesta paz. El malestar de la cultura unuguaya tiene pues un fundamente ético y si bienel referéndum intent6 hacer una especie de lavado de la culpa, 2s cierto que la mala conciencia de la otra parte importante del pais, prefirio vivir con la culpa antes que atriesgarse a obtener justicia, Esta «mala conciencia,, éste temor a perder el amor del padre militar leva a la pérdida de la reunificaci6n de los hermanos. Es esta situacion la queha afectactoa la totalidad de la cultura uruguaya ves desde esta situaciéin que se debe leer su accionar desde los ochenta en adelante, pues esa culpa no sti suficientemente elaborada. El referéndumn, aun en su impresionante gesta yen su fracaso, no ha logrado ni logrard borrar el sentimiento de aulpa de una sociedad que est dispuesta, parcialmente, a vivir sin justicia y. sin una conciencia moral adecuada.” : Una sociedad que, en otto orden de cosas aunque con el mismo valor simbélicoacepta, entre oiros compertamientos, la corrupci6n, la coima y el ro- bo como rasgos de-a viveza uruguaya-*es una sociedad en la quela culpa no 46. Con respecto al sentimiento de calpa ver Civiliration and iis Discontents de Sigmund Freud, especialmente el cspxulo VIE. 47. Para una reflexién desde otra perspectiva pero en cierto modo convergente (o ‘complemeniaria) con mi argumentacion, vease MarceloNN. Vifiar, Memoria facts. radas, en Identidad uruguaya: pmo, crisis 0 afirmacion? 46. Al respectoes sumamente ilustrativoel ensayo de Martin Rama -E pais de los vives, parcialmente reproduckio en Cuacemas de Marcha N® 67. Aunque desde una perspectiva econémica, Martin Rama hace una lectura simbélico-culturalede nves- lta sociedad que en cierto modo es zonvergente con lo planteado aqui, 4 solo no esti suficientemente elaborada sino donde: 0 noe siente culpa~yes0 todavia parece ser peor-o se entiende que es intl intentar modificarla norma cotidiana de la corrupci6n. La ausencia de reclamos de los ciudadanos que consumen, servicios o bienes materiales, edcaci6n o discursos hipécritas, ha alcanzado el nivel de una resignacion fatalista que se integra perfectamente cn sa suerte de cracia-, en la cultura, en la educacion yen la conciencia nacional, Se pensabz que el pais habia conservado su espectro ideologico como parecié demostrar el resultado de las dos Gltimas elecciones aun tomando en cuenta el triunfo del Frente Amplio en Montevideo-, la Universidad era reconsteuida, tos intelectuales y politices silenciados 0 cexiliados volvian a expresarse, se continuaban o se iniciaban empresas cul turales o editoriales, se volvia a ser democritico, civilizado, poco latinoame- Hieano y muy europeo. La iusién dur6 poco. El reencuentso de la sociedad de la cultura uruguaya en la nueva democracia ha sido mucho mas traumdtico de lo que muchos pensaron, desearon o deseaban."* Los efectos apenas comienzan a sentirse. La metifora de -los ojos en la aucx es particularmente reveladora por su ‘operatividad en distintos sectores y grupos de la sociedad,® Ja alianza de los hermanos habia incluido a miembros de todas las -generaciones pero una vez relegadoel padre militar asu condicion de vigilante © tutor mas menos democritico, surgi el disenso, Todo esto en la cultura tadicional ~o «alta cultura aparece con cierta claridad. Elsentimiento de culpa, en el caso de las bellas letras, tiene que ver, aun cuando no sea necesariamente la tinica explicaci6a vilida o posible, con el deseo inconsciente de tcemplazar (legitima o ilegitimamente) un poder Jargamente admirado y mitificado durante la etapa de la represi6n cultural en tiempos de la dictadura militar. Entre los escritores fue que el motivo parece haber adquirido una mayor notoriedad. Asi, la lamada generacin del 45 que agrupara entre otros a Mario Denedeti, Angel Rama y EmirRodriguez Monegal Y¥ que tuviera su momento culminante y de poder en los afios anteriores a la dictadura fue puesta en la picota poralgunos sectores de jévenes escritores. La polémica en torng a la generacién del 45, por muy clasicamente parricida que haya sido, consciente o inconscienlemente, evidencio que frente al hecho de a vuelta de los sobrevivientes de la generacion al ejercicio del poder cultural, a evaluaci6n del pasado ola rememoraci6n del pasado glorioso no era posible 49. En disintas publicaciones peribdicas se dio cuenta de este dificil trinsito; en el semanario Brecha, por ejemplo, durante el 2fo 1986 hubo una serie de notas sobre el tema del desencventso, Se efectuaron desce 1985 conferencias y coloquies para -elaborar y registrar las experienclasde exo ydelacdrcel entre otrosenelinstituto s Testimonios: auspiciado por el Patido Socialists. Todavia hoy, y eeguramente por mucho tiempo, se debate la intensidad 6 n0 de lamado capagon cultural. del pas, orante ladictadura Gl respecto véase la polémica enue el eritico de cine yceramiata Jorge Abondanza y el escritor Fernando Butazzoni en los datios El Pa y La Re ‘publica, respectivamente). 5D, Sobre este tema ver el capitulo 10 hay wna manera de ser wroguayor. sin un ceno nivel de enfretamiento” Fero duro poco yo loge realmente ‘una revision ni del pasado ni del presente.* “mulestar de lacutrsuigonyacs en fenbmeno qu no parece habs de agovage en esta etapa de a posdctadua, Bn esperial porque para disover el dEseonceto imperante no parece sufcente a aspircion ye deseo de wna iegracin aciica, Por ota pare, la ein cra tanto de presene co del pasado exge un abajo que apenas est comenzando” Y que una vez divlgado vo necesaramente Rabel de suponer el aoverdo y i negraion dlc Mis nun la evsion del pasado es aa ver, desea ytemida,tlerada Y poi bch con ma sn tipi Ln exe end ae posblefigear que dicho malestarbabrade continvary abra de etirel in Salo uruguay, ‘LA RNGMENTADA CLLTURA LRUGUAYA, Sise piensa enl espacio de la cultura nacional-ta balsa de la Medusa a que me refer‘ en otra oportunidad- se vera que cohabitan en un gran caos, venes, eee ornerseneemct enon ce en ees tt se ie chs ry aera a 7 deter Peete Ue t cece erry orange nt Sopa cean rae er Ec tn apes eens cena oreo comune eee ee fae eee ee ee eee eee ea epi nee myenats eer es ee ee ee eee cee ee ns —— ¥ viejos, izquierdasos y derechosos, marginales y ofiialisas suponiendo o queriendo suponer que la salvacion puede o pudo estar préxima: La salvacion el Mercosur es para algunos equivalence al grit alegre de tierra, ierras para ‘108 és un nuevo diorama, una fivolidad e incluso algo peor aun, el abismo por donde nos precipitaremas y donde terminaremos hasta por perder, junto ‘on auestras industias, nuestra problemitica identidad nacional. Es posible que el caos que domina la balsa sea precisamente uno delos ra9g0s propios de Ja postmodemidad. La pérdida de un proyecto global, 0 por lo menos la roliferacion de proyectos dispares asi como las extrafas alianzas y relaciones antagonicas entre la cultura ilustrada e insttucionalizada y a cultura popular y alternativa (0 entre la cultura duszada y la cultura de los medios masivos de comunicacion) podrian ser entendidos como rasgos de una cultura sino Postmoderna al menos afectada por a postmodemidad. Utilizo el condicional ¥yeeltono hipotético por la sencilla raz6n de que no es posible ver todavia sila situaci6n presente tiene sentidoy diteccion ni cuales son sus rasgos fundamen- tales. lo que resulta evidente, sin embargo, es que no hay, como en cierto modo pado haber antes en la historia de la cultusa ursguaya ~quizis durante los Sesenta y aun antes durante los veine-, una suerte de centeo hegemonico ocasi de diseccion cultural. Hoy més que nunca es posible hablar de una fragmentacién dela cultura uruguaya. Se podrfa airmar que, en verdad, setrata de la coexistencia de varios disausos dent de la cultura uriguaya sin que ninguno acabe de tener un poder hegem6nico. Hay un relativo consenso respecin de algunos valores pero no de orientaciones, proyectos 0 politicas culturales Por ejemplo, tanto la administcacién colorada y aun mucho mas la del Partido Nacional han mostrado una twemenda vaguedad en erminos de Propuestas culturales ~incluido loreferido a la ensenianz-, lo que demucsira {que para la administraciOn cultura lo que sigue habiendo es mucha retdica y escasas medidas concretas. Algo deesto se puede ver de ott modo sise ationde alas actinudes entomno 2 los valores det -parnaso-uruguayo. En este sentido serfa posible mencionar laexistencia de algunos nombres: juanCarlos Onett, Mario Benedetti Eduardo Galeano, Armonia Somers, CrstinaPeri Rossi, MarioLevrero, Tomas de Matos, Paul Baccino, Leo Mastiah (este ultimo no para todo el mundo), entre los narradores, y Gonzalo Fonseca, Luis Solari, Nelson Ramos, Espinola Géme2, Jnuis Damiani, Arostegui, Agueda di Candro entre los plsticos que son si no universal al menos mayoritariamente reconocidos *Peronoeestanto al nivelde 54, Dentro de a Wamnada cutura Justa seria posible encontrar tal hipotétice con: senso. La mencigin de estos nombres tiene un caricter ejemplifcatorio a los efectos cde miargumento ya que, en realidad, si se tatara de establecet la ndmina de cre adores culturales de consenso aun enel Uruguay de hoy yteniendoen cuenta fades losdiscursos de fa sociedad sera imposible mencionar un solo nombre. Ni siquiera Juana de Ibarbourou o juan Zorrilla de San Martin quienes por su cardcter de coast ‘mits identifieadores de la nacionalidad podrian ser considerados universales, © Ja ecreaciéns artistica en si misma donde surgen las difesencias sino de las politcas culturales y de las apuestas estéticasc ideologicas. Se dirs: es0 ocurre ‘Siempre y en todas partes. Podria argumentarse qué no es asiy que la cultura ‘uruguaya conoci6 otrora €l magisterio y el proyecto cultural de un Carlos Vaz Ferreira. Se podtia argumentar ademas la presencia de un Angel Rama, de un Tones Garcia, de un Zum Felde, de un Emir Rodriguez Monegal. Habla polémicas y muy grandes, es verdad, Pero ala distancia y desde este presente aparecen formando, en cada uno de sus momentos, parte de una «mentalidad engiobante-* (Una rapida revision de los distintos sectores ideolégicas hoy en jucgoen le ‘utara nacional es altamente revelador. La inconsistencia de la politica cultural de los gobiemas democraticos resulta evidente: aspiran a una reforma edu- ‘cativa yuniversitaria pero retacean los fondos solicitados por la Universidad. Se reconoce el pape! cenizal de la mujer en la sociedad contemporinea (hasta se tiene el gesto de ingresar a una mujer, Delmira Agustini, en el Pante6n Nacional), pero mientras unonombra ministra de cultura auuna mujery encazga de la ensefianza secundaria a otra, el niimero de escritoras presentes en los bligatorios programas oficiales de enseftanca media es infimo yel nGmero de mujeres en los partidos tadicionaleses practicamente nulo. Eltema dela mujer no esté mucho mejor dentro de las izquierdas, Por otra parte, el presidente de tumo recibe en visita especial y publicitads a Jacques Derrida y 4 cantantes populares, entre otros a Luis Aguil, al tiempo que la policia montada reprime 2 los jovenes que asisten a un recital del grupo britdnico de reggae UB 40 0 preside actos -como el ya mencionado del traslado de los restos de Delmira “Agustini~realizados con un criterio y una retorica que huele a mas de medio ‘siglo de antiguedad, acanumanienn y Luisikvia. Pomenta cl arte y se eacanda liza con los dibujos de Larrocca 0, en otto momento, con la referencia al ‘erotismo y a la sexualidad de nuestras muy er6ticas poetas tutelares. Inaugura ferias de libros y exposiciones de piotura y permite que la Biblioteca Nacional cesié semicerrada durante meses por desperfectas eléciicos 0 por escandalosas carencias presupuestales. otelaomo de islets porsu pate apucsaaleaismoy no sabe qe hacer con la insurgencia de algunos jOvenes. Desconoce la cultura que no cencaja en su modelo, descubre a Sting por su trabajo a favor de los desapare- cidos,intenta aceptaral rock nacional pero sigue condenando el imperialismo 3 Dios negro mena enfobancesfadectre mr. Mererocon cla {on oe onidad dale gue daa pal moment lea peo, fort mence e'de unm cars Gusta acpi por los dios acer fader, 56. Inerpesionfialisno de aquleco de alec de que parson de poet (rarercepin precincts dle Cat) ela crsdtradatin ‘roraranentccnanos dela aque, eagoque ecient dren iret ropa den auntie a hinge cade 50 ‘cultural sin mayor aniliss y se encierra en un gueto politico-estético, Celebra ‘manifestaciones de cultura popular o de la cultura urbana tradicionales como asmurga+o mas recientes como el fenmeno del canto populas, pero no logra produc un andlisis ni una interpretacion de dicho fenomeno que vaya mas all de lo periodistico. Es decir, lo celebra en el espacio piblico pero le retacea el espacio también pblico de la acade-nia ” Celebra el testimonio y la novela no ficcional pero se desconcierta con cieras formas dela nueva vanguardia. Tiene un discurso populista y pluralista pero a la hora de antologizar la poesia, rechaza la produccién de un sector de la creacién nacional por -feistar refugiindose en valores casi decimenénicos. Por otra parte, el testimonio es uno de los fendmenos mAs importantes durante 1a postdictadura, Especie de catarsis de la conciencia nacional han proliferado los testimonios asf come la llamada -literatura carcelaria. El testi- ‘monio representa una nueva escritura yuna acci6n politico-cultural queintenta recuperar la memoria hist6rica. A la vez demuestra la erosién de una con: ‘epciéin elitesca de la literatura y el ingreso de expresiones (:postmodemas?) que tienden a barrerla distinciOn entre vida y arte. Eltestimonio, por éltimo, no expresa solamente la experiencia carcelaria o politica como lo demuestra La nifia, el buevo duro y el chocolate, de Ramona Caraballo. En este sentido la inmpei6n de nuevas voces en el discerso cultural uruguayo -j6venes, mujeres, homosexuales, discurso carcelario.o marginal~logra su mayorexpresividaden estas testimonios aunque no necesar amente-y a pesar del éxito de libreria de algunos de ellos implique una alteracion en la nocién dominante de lo que se considerael canon de las bellasletras uruguayas, Eltestimonio mas importante, al mismo tiempo que bestsellerde la época dela nueva democracia, ha sido Las manos en ef fuego, de Ene Gonzilez Bermejo, el cual, aunque claramente (testimonial, demuestra en su escritura una fuerte conciencia estética. Otros testimonios tienen una mayor presencia si no de lo ficcional al menos de lo ovelistico, mientras otros—Pernéndez Huidobro, etcétera- estén mésanclados ‘eno contra-hist6rico. La literatura testimonial se ha visto ademis acrecentada or Ia publicacién de material escri:o en las césceles a cargo de un centro ‘especializado en tal tipo de literatura, Literatura que sigue siendo considerada ‘como marginal ~a pesar de la reciente institucionalizaci6n por parte de la IMM. mediante un premio al g&nero- y que no encuentra su lugar en los cursos de literatura que se imparten en el pais 2 nivel secundario, Mientras tanto, algunos mayores continan en su tradicional tarea de aplastara los jovenes sin escuchar sus cuestionamienitos, al mismo tiempo que sefialan la necesidad de darles un lugar; los jOvenes tinder publican una serie de revistas subserrdneas tratando de hacerse oir, cuestionan a Benedetti, a ‘Onetti ya otros més pero vuelven, a veces, a inventar la polvora por ignorar la 57, Lastinicas excepciones sonloslibros de Milita Alfaro sobre el cantante popular Jaime Roos y sobre el camaval, y los trabajes de Gustavo Diverso, 3 historia de la cultura nacional, Algunos deestos jovenes~de los cuales muchos yano cumplen los treinta y cinco afos- han intentado empresas editoriales y criticas de interés* asi como espectéculos y perfomances, -Arte en la Iona y Lirco,, que han buscado un espacio diferente como alternativa al espacio institucional de una cultura que sienten ne representativa de sus intereses. Ese espacio diferente, libre o heterodoxo, fue de hecho un espacio contestatario. En un atticulo que publicaran algunos de los organiradores a modo de balance de la experiencia, se terminaba preguntando: Que es el poder cultural? qué es la cultura? ges a gente? son los artistas? 20 los Artistas? ¢qué es la critica? donde ests Ia juvennud? sque hace? qué piensa? qué quiere? se esta moviendo algo.en Montevideo? qué? qué signified arteen ta lon.) ;p0r qué tan poca gente cree en las propuestas abiesta? gpor qué tantos pruritos 0 escozores? cpor qué Jos debates? zqué es una perfomance? donde estin tus sentidos? qué es el arte? gquiénes 50n los vicjos?zquiénes son los jovenes?cviste que se puede?” las preguntas hablan por sfsolas tntc dela btisqueda de los ovenes como, del alto poder disalvente de su desconcierto. No toman nada como dado y evident, yen 650 consist su fuerza, Todas esas preguntasson en realidad una sola pregunta: quiénes somos? la mistra no se refiere slo alos jovenes sino también al conjunto del pais. La pregunta final: ~viste que se puede?- es de hecho la afiemacién de que si se puede, ellos piensan que pueden ser una sociedad, una cultura, una nacién. Pero les jévenes no son los inicos en tratar de pensar la sociedad. {Tas mujeres, porsu pane, ademas de sus publiczciones y nuanifestaciones comienzan a expresarse de nuevas maneras. Los intentos plisticoiterarios ‘Viva la pep, la antologfa de narradorasde Ediciones Trl y las proyectadas antologlas de escrtoras impulsadas tante por Arca como por Cotidiano Mujer ‘y Ediciones de Uno son muestras de un proyecto inédito en la historia reciente pero, lamentablemente, no tienen todavia una trascendencia mayor. La con ciencia de -genero- empieza a estar presente de un modo bastante importante fen algunos sectores de nuestra sociedad, incluso en la ensefanza de la historia aunque todavia sea un fenomeno restringido. Mas eficacia, por el Como ejemplo se pueden mencionar edkorates como Viniin, Ediciones de Uno, + ere pola pomoetony dissin -a rae foc del seer nsitaconalieads Sc auurbvein’ de autores racionsleso stineamertanos poco 6 naa conoeidos ‘helpmle Tambidn, ene muchas tay, tevsa La orja cortadaa Waves de no EE sus ctteos, Uropuay Conazzo, Bae timo, ademie-de una revision de a obra {Fike de Zam Felde bs empezado a comin port soda se fa rea feminists feclanando corals ausenca de ona letra sexualzada de Delmira Agostini So Eiculo se tia, sgresivamente, Dende es la concha de Delta 59, Goaavo tscala Rosario Conifer y Calos Mion Arte en la lona, Un crs ala tmandibl, en Cualaracs de Marcha 31, mayo, 1968, pp 75-78. G0. Weaseal especie lo hiwore historia eataso por Geom y Ediciones Tale, Montevideo, 192 52 contrario, parecen haber tenido las mujeres en lo empresarial. Pero en este ‘280, (Pienso en Manos del Uruguay), se rata de una dimensién industralizada de a cultura que ha llegadoa Tokio y New York quetiene que verdeun modo tangencial con los proyectos feministas y mucho més con la exploracion de caminos no tradicionales de ex2oraci6n, Hay también sectores iustrados no comprendidos en lo anterior. Me refiero ‘aun grupo como cel de la revista Poética, de circulaci6a no muy notoria, ya su. ‘entorno que mantiene una apuesta a rigor estético-aunque enmarcadaenuna poética muy definida— y que apenas se manifiesta piiblicamente. Aunque es end Uruguay, Tambien Rody Tea eesiena cacmauems inp atc eenolgia yl Uruguay del 2000, lee/Frsvn, Mentevideo, o caracterizado como -cultura del se, cultura de la importacién., y cultura del reciclajes.” Incluso, se podria hablar de otras cortes, ce otros mods de leer la debil hererogeneidad de. nuestro pais, de otras comunidades culturales que posiblemente se solaparan con algunas de las mencionadas antes. Comunt dades integradas por quienes, ~j6venes desempleades y futuros migrantes, empresarios dinémicos, representantes de las nuevas tecnologias, etcétera-, piensan que han heredado el viento y que deben construirun Uraguay nuevo que deben dejarlo caer y abandonarel barco, Poriltimo, desearia considerar algunas reflexiones mas en relaci6n con la supuesta fuerte homogeneidad cultural de nuestro pais, Sesostiene o se podria, sostener que, en definitiva, toda sociedad o toda cultura presenta los rasgos de lo descrito anteriormente como indicacior de diversidad de culturas y que, én. realidad, la tal diversidad no es otra cosa que el pluralismo, la riqueza y la heterogeneidad inherente a toda scciedad organizada. Més aun, que la heterogencidad cultural propia de psises como Peni, Ecuador, Guatemala, eicétera, no es ni remotamente comparable al caso de Uruguay. En definitiva, la argumentaci6n que se apoya en el presupuesto ideolbgico -es decir, mitificante ¢ inconsciente- de que ia sociedad uruguaya ¢s fuertemente homogénea no creo que dé cuenta de nuestra realidad. Dicha argumentacién propone que todos somos iguales, mas ricos o mas pobres, pero al fin y al cabo todos somos lo mismo. Creo, y no ¢s mis que una hipStesis, que ta discurso y tal presupuesto es producido desde la clase media ©, mejoraun, desde una perspectiva hegeménica ena clase media que, anivel ideol6gico, no puede 0 no quiere saberse diversa y plural; desde una pers pectiva que ha reiterado hasta el cansancio el mito de la -europeidad: de la sociedad uruguaya, tanto a nivel esnico como cultural. Una perspeciiva que no puede entender su propia sociedad como integrada heterogéneamente (aun de modo débil); perspectiva que por supuesto se autocaracteriza 0 es caracterizable como «blanca, masculina y heterosexual. El uruguayo y.la ‘uruguaya que son interpelados por esa perspectiva 0 por ese discurso ideo- logico no pueden reconocer, salvo como enfermos o extrafios, las comuni- dades intexpretativas o culturales inegradas entre otros posibles de ser ‘enumerados- por los mulatos, los negros, los mestizos, las mujeres no ma chistas y los gays uruguayos ©, para utilizar una imagen de antes, por -los pitucos. 1a hipétesis de la homogeneidad fuerte, por supuesto, no es patr- monio exclusivo de las capas medias de nuestro pais; desde las diversas comunidades culturales y sociales también se estigmatiza al extrafio y al diferente, es decir, al perteneciente a otra comunidad cultural o interpretativa Asi, el montevideano habla del -canaro- del -pajuerano, ciertos sectores de la sociedad siguen hablando de -culturas pitucas-, otros de -culturas chetas- 0 "72. Ver mi aniculo De Maracand a la cultura del reciclajo, en Cuadernos de Marcha setiembre de 1990, a de «culturas © grupos humanos chong hablando de personas -chumingas- Ouro modo de pensar, a considerar, sostiene 0 podria sostener que la diversidad existe pero que el grado de tal civersidad no es tal como para poder hablar de culturas 0 subculturas dentro dela sociedad uruguaya; una suerte de hipétesis de -homogencidad débil ma non troppo. sostiene o sostends'a que, ‘endefinitiva, la cultura uruguayaes una y quel énfasisenla diversidadatiende alo no sigaificante. incluso, en alguna variante de tal tipo de argumentacién, ‘esposible encontrara aquellos que sostienen que, hablandoen plata, la cultura ‘unaguaya ¢s claramente idenificable con el pamnaso (claro, no utilizan esta terminologia pues al habitar ellos mismos el sagrado espacio de la cultura laureada no se dan cuenta de que hablan en prosa) y que referencias a lo popular, alo marginal oa lo minoritario (les mujeres son minoria; aunque: cierto hay que reconocerlo que las mujeres no machistas son minora) indican tuna preocupacién culturalista o casi antropol6gica indigna o impropia de quienes deberian ocuparse de los orgasmos (otra palabra que no vtilizarfan) propios o inherentes a los transportes de kx poesfa, la autorreferencia del artefacto lingiisticoo plistico, olos meta-meta-meta discursos del discurso que discurre pero no corre y nada mete a pesar del imperative meta-meta. La diversidad, para esta argumentaci6n, es anecd6tica y, como es sabido, la anécdota es falaz y trivial. Lo unico trascendente es aquello que navega en el ‘océano de fa Cultura con maytiscula, de la mano del absoluto espirita hegeliano.Fsta misma argumentaci6n, malque le pese, se mueve dentro deuna ‘comunidad interpretativa e imaginasia queesté constituida por la mayoria (hay por supuesto muchas excepciones) de la intelligentzta uruguaya —blancos, colorados, trentstas, pegepistas y etcétera, todos juntos, todos mezclados, san berenito, santa marfa, todos mezclados-, aunque no por la mayoria de las, comunidades culturales uruguayas ya que muchas si no la mayoria de las ve- ces, producen y consumen simbolizaciones cultura, bah- sin tener noticia de aexistencia de los grandes valores nacionales de La Cultura Uruguay, Para ellos, 0 sea: para ese sector de Ia intelligentzta uraguaya, por supuesto, la historia y la justicia estético-caltural borrass toda esta chichara de los locos y enfermos (a pesar de que algunos han leido 2 Foucault) que intentan desconstruir el discurso tradicional y hegeménico del estamento ilustrado luruguayo. Por si quedan dudas de adénde estoy apuntando, quiero decir que mucho culto escritory lector de Brecha, Brisqueda, La juventud, ElPats, EID{a, Mate Amargo, Graffiti, La Reptblica, Cuadernos de Marcha, Relaciones, ct- cétera y por qué no de los ex La Democracia, Altemativa, 20/21, La Hora, etcétera, comparte el espiritu de lo afirmado por el ex-Ministro de Cultura Garcia Costa cuando, euférico (restauracioa nostalgiosa dex) prometia volver alos fastos de la cultura uruguaya durante la década del sesenta En una perspectiva hist6rica, se podifa sostener que la fragmentacion -débil o fuerte de la sociedad uruguaya ¥ en consecuencia de su cultura, si y aun otros sectores responden, a bien existente desde siempre, parece haber aflorado a la conciencia social luego det trauma de la dictadura y del agravamiento dela crisis econ6mica yla consecuente crisis 0 replanteo de la viabilidad del pais.” En esa linea de pensamiento es posible hablar de ideologemas -en e} sentido de ideas 0 dramatizaciones productoras de narraciones-,” que orga- nizan ciertos discursos. Es decir, qu2 el modo en como ~se cuenta el cuento- tiene que ver en como se ha vivido 7 desde dénde se vive la historia. Habria, en ese sentido, nécleos organizadores del relato ©, si se prefiere, de os scenarios con que se piensa el pais. I discurso cotidiano del arse que merece reflexiones comoel articulo dde Tomas Linn «Los muchachos se nos van, perteneciente a una comunidad. cuyo comte atraviesa clases sociales y edades diversas, es posible desde un. imaginario 0 desde el pais entendido como una comunidad imaginada donde alviejo dicho Como el Uruguay no hay-se le agrega la expresion-p'a disse» La cultura producida 0 propia de la comunidad integrada por slos que se vane postula a nivel del imaginario algo terrible: la imposibilidad de vivir en la comunidad imaginada que la educacion, la radio, la televisién y el arte de aquellos que tienen el poder cultural y social proponen. Es decir, propone la negacién del deseo de imaginar corro viable la comunidad imaginada, que es la Nacién 0 que le proponen que es la NaciGn. Es cierto que estén también, como un subgripo ouns subcomunidad, aquellos que se van pero fosilizanel imaginario por medio de la nostalgiay conservan o siguen siendo interpelados por un diseurso que apuesta ala uruguayidad. Esos son les que enel extranjero como se puede observaren alguna zona de! estado de Nueva Jersey en Estados ‘Unidos intentan reproducir las condiciones de vida del pais 0 del -paisito- Pero incluso entre estos éltimos la nostalgia, la fosilizacién, la mitificacién del lar abandonado termina por prodacir y consumir una cultura que otras comunidades, existentes entre los que se quedan, ya no quieren o intentan cambiar. Esenel marco delo sefialado anteriormente que seria necesatio eflexionar Gcolectivamente?) sobre ciertas propuestas emanadas desde diversas individualidades 0 comunidades oulturales uruguayas con respecto al desarto- lo de fa cultura nacional Y, en especial, porel hecho de que las propuestas ‘que atiendan més que a restaurat, a crear, a producir, a consinir la cultura uruguaya del presente y de cara al préximo siglo XXI son escasas y poco articuladas. De MaRicani a LA CULTURA DEL RECICLAE Durante el perfodo comprendids, aproximadamente; entre 1960 y 1990, TB. Con relacion a estos temas ver el Apéndice JA Frederic Jameson, The Pobical Uneonseious, 1981, 75, Para una consideracién de otto tipo sobre los cambios culturales produeidos ‘durante las tltimas décadas en nuesro pais, remito al Apendice. 6 1a‘cultura urvguaya hegemonica ha vist el dearrollo de distintas imégenes ~ideologemas~que han expresado 0 configurado, supuestamente, la particu laridad de nuestra sociedad. Entre las muchas’ imagenes claboradas por distinios sectores de la cultura nacional hegem@nica cabe seflarse la ser “Maracand y utopia, restauracion y redclaje. Cabra analizar, ademés, el presente estancamicnto de la cultura uraguaya hegemOnica. Estas imagenes Condensan sentimientos y proyectos més o menos colectivos, mis o menos inclusivos de los sectores rectores de la sociedad o de la cultura. Es Gero que nantes ni ahora dicha totalida fue algo mas que una expresidn de deseos, un ‘constructo derivado del -peasar deseoso- (wishfull thinking) mas que de Ia observacitn de la realidad social “Maracand+ 0 -Uniguayos campeones tuvo su concrecidn histérica en 0 hacia 1950 con el triunfo hstorco y emblemético de musta hazafa futbolis: tica, Es cierto que, en parte, venia de antes no s6lo por los anteriores éxitos fabolisticos oporla autocomplacencia mesocratica del Uniguay batlista, sino también por una produccién cultural hegeménica que tencia a mizacse endogamicamente el ombligo. En la orguliosa cuforia implica en el-odo lo podemos- que desencaden6 Maracand estavo, dentro de los limites dela entonces insurgente generaciéa del 45, la imagen paradéjica de que a cultura uraguaya heredada no era partca- larmente valiosa salvo la explosion del 900, Torres Garcia yu gente hizo abla rasa con la mayor parte dela pinture anterior, los erticoskteraiosy caltales fen su mayorta, condenaron el siglo XIX y la generacién o geacraciones intermedias entre a suya y e1900, comode escaso o nulo valor -por pesto con las excepciones de siempre. a nacién imaginada, la cultara uniguaya, debia medirse por parametros de valor universal. Si ramos campeones de ‘América y del Mando la cultura urigoaya tenia que ser universal (esto con Independencia de teméticas regionales 0 universales, encrafavivistas 0 universalist). Todo lo podiamos, Framos diferentes que el resto de América Latina, sobre todo, éramos mejores. Enuun momento posterior, otro seétoru otra comunidad tuvo como imagen discursiva central el-asaltoal cielo, cl pas comola comunidad que podia hacer realidad la utopia social. Esa comunidad cultural se nut, bésicamente, de quella produccion simbélica que reafimaba sv pertenencia al credo y 3 religion dc ls utépicos. Todo, ocasitodo, loque no fuera o convergiera hacia élasalto al cielo erasilenciado, desprectado o consicerado desubicado, Seguta siendo valido el voluntarsta todo lo podemos- pero ahora con una carga mesiénica particular, Este sector 0 corminidad dominada por la utopia se aniaul6 con otros sectores sociales y conotras comunidades nivel cultural. Es decir, intent6intepertaro de hecho imerpel6 discursivamenteindividualidades pertenecientes a otras comunidades culturales ideologicas. Fue tiempo de cambios y de pases, de cruces y mezcles {a grancalura deese entonces, porlaque algunas todavia suspiran, fue en su inmensa mayoria producida e interpretada desde una comuniclad cultural a que imaginaba un Uruguay totalnente distinto al de aquellos sectores en el gobiemo aunque, paraddjicamente, en gran parte detentores del poder cultu- ral Es importante recordar que exponentes mayores de la comunidad cultural dominada por el todo-1o-pademas utépico fueron hacia el final del periodo encarcelados, censurados y destemrados. En el cruce de discursos emitidas por los distintos sujetos sociales en el Uruguay de la postdictadura reaparece, ya textualmente, ya implicada, la metifora de -los ojos en la nucas. La imagen atiende a la relacion entze furwro ¥ pasado y porimplicacion al presente. Fs usada como una reconvencion de la derecha hacia quienes desean recordar y revisar el pasado, adquiciendo ‘entonces un sentido negativo 0, por el contrario, acta como un necesario recordatorio de quienes entienden que la mejor manera de no cometer exrores cenel futuro es aprender leccién del pasado. La metafora parece especialmen- teadecuada para dar cuenta de la historia reciente y dela ambivalente respuesta quel entimiento de culpa de la sociedad uruguaya produce. Pero tambien es y ha sido usada en Ia discusi6n universitaria,” en la més general de la cultura y las bellas letras y en relaciésa con las soluciones econdmicas que el pais necesita. Ha sido ademés usada con respecto a la actitud con que volvieron ‘muchos desexiliados yaa actitud con que los funcionariosestatales destituidos porla dicradura volvieron a sus antiguos puestos de trabajo. Eneste sentido, la ‘metéfora se asocia, ademis, con bt designacion de restauradores y renova~ dores. Volver al pasado perdido, a la etapa anterior a la agresién del padre militar, fue para muchos la verdade-atarea dela nueva etapa democrdtica. Para otros, por el contrario, la tarea consisti6en creer que el pasado estaba enterrado Yy que se trataba de crear nuevas condiciones para un Uniguay que la dictadra |habia aislado del mundo y que ahora se encontraba desfasado de la revalucin tecnologica y politica del resto del mundo, Restauradores hubo y hay, de derecha y de izquierda, que conocieron el exilio y que no lo conocieron. “Los ojos ena nuca-es también otra expresi6n del sentimientode culpa dea cultura uruguaya” goa rec cor Rae ince BIS a tc ace nr fidintyntia Steseeetiadea tare PO, Sa ed cet attest ee AaTiac ales eat ree Ravenscar ele ache Se nde 1S peters eenmatae Tpespicunnansetit Geechee em esate {Bernabs, Bernabe! 1988) puede set leida como revisién del pasado y funciona, de hecho, como una metafora del presrte ahisora de a novela cs rartada or oa He ruanhtane te aurnaghc puree io oR deme meats peace Mery nl i tne ik erga ars bidet iors athonestletasedteen te eter oem eer 6 ee pee ere re Kare ia enirarem arom ee Costa, fue central en gran parte de la izquierda como lo es en alguna que oa comunidad cultural. La comunidad cultural hegeménica apunto y apunta 2 mca ohh commen mi pe tig ene er eae a inecesariges creer, como queria Zorrilla de San Martinen La leyenda patria, que nes eee pct cee ar rerio que si ha sido hecho no ha sido ensefado) rechazan la anquilosada a pellet lene Dp ere informaci6ny la tecnologia contempordea que Siren enel planes spenas 7 opt eg es een opera 6 demasiado largo este capitulo como para proceder a una consideracién minuciosa de cada una de estas yotras culturas en el Unuguay conteinporineo. Pero no resisto una minima caracterizacion incompleta. 1a cultura del irse se nutre, fundamentalmente, de dos elementos: uno nostélgico, que salva del naufragio aquellos elementos que habrin de compo. nerel museo de la memoria y que abandona todo intento de construccion, todo. intento de conjugar colectivamente los verbos ea futuro en relacién con la comunidad que abandona; otro que abre un universo simbélico donde visas, ‘idiomas, certficaciones, pasajes son factores clave, y que evidencia la disposi- ion a latransculturacion, La cultura del irse noes nueva; yaen plena época del ‘todo lo podemos: estaba vigente y la comunidad cultural ut6pica oftecié un discurso voluntarista y csperaniado que decia -Hermano, no te vayas, atin queda una esperanza. La cultua del irse no se produce s6lo en virtd de Fazones econ6micas aunque éstas sean las més poderosas. O para decirlo de ‘otro modo, los uraguayos no son expulsados s6lo por razones economicas, también hay otro tipo de expulsisn: lade la intolecancia, Durante los tiempos de la dictadura, la intolerancia era politica 0 ideol6gica; ahora en Ia post- dictadura los factores expulsores derivados de la intolerancia son otros. Los restauradores 0 los dogmiticos que no desean el cambio expulsan -o san- cionan de muchas maneras~a aquellos que proponen el cambio 0 propugnan Ia excelencia productiva. Paradojalmente, la sociedad uraguaya no se percibe como opuesta al cambio o a ta excelencia productiva, pero el arrastre 0 la inercia de loya conocido-por muy mediocre que sea~tetmina por ahogar todo. esfuerzo de transformacion. 1a cultura de la importacién, de larga data también en Unaguay, en sus sspoctos més relevantes se anticula hoy en dia con la formulacion universalista y planetaria que el desarrollo de la comunicaci6n via satélite hace posible, EL planeta es una aldea y el simaulcast una realidad cotidiana. Para qué producir telenovelas 0 cine si es mejor y més barato importarlos, Por qué prohibirse de Madonna o del espectéculo de The Wall en Berlin si es0 es lo de hoy. Por qué insistiren la produccion nacional sino tiene nivel aristico 0 tecnologico. Por ‘quéestableeérun dilema de hierrc entre lonacional yloimportado sise pueden gozar las dos cosas, La cultura de la importaci6n termina muchas veces por darse la mano con la cultura del ise y apunta, en muchas oportunidades, a la ‘estética del simulacro, La feria o festival dela comida que se realiza enel parque Rodé, los shousy graftisen inglés, las decoraciones y arquitecturasson muchas veces simulacros. La copia vale tanto como la cosa. Es el aire de estos tiempos ostmodernos, El fendmeno no 2s exclusivamente urvguayo pero también indica una cultura que tiene su propio universo simbélico. Es cierto también «que el sincretismo cultural latinoxmericano se articul6 y se articula sobre la importacion. Importacién muchas veces caética y decidida por los importadores ms que por los consumnidores. ¥ ¢s cierto que el sincretiseno da como resultado una cultura diferente a la importada. Pero no es menos cierto o que la comunidad imaginada ¢ imaginaria que produce y consume una cultura de importacién puede ser creativa 0 puede ser meramente reproductora. En todo caso, en lugar del todo-lo-podemes, esa cultura afirma el compremas todo-1o-que-podamos, lo que realizado sin proyecto 0 salvajemente puede no ser positive, Por tillimo, fa cultura del reciclaje abarca, en algunos aspectos, tanto a la ‘cultura del hurgador de basura como ¢ la cultura de alguna comision de patrimonio que reciela casasy higurios. Fs, en definitiva ya la vez, la cultura de Ja pobreza y Ia cultura de Ia recuperaci6n de la memoria, Fs una cultura ambigua y ambivalente que tanto vuelve atrds, a los desechos de la historia para steciclarlose como se welea sobre los desechos del presente también para sreciclarlos.. Reciclar, la onda es secichr. Se reciclan antiguas casas para residencias de ancianos donde Ios uruguayos de la tercera edad tienen que subir escaleras y sortear innumerables cbsticulos propios de viviendas que fueron pensadas para seres humanas en la plenitud fisica. Se recicla Capitsio COntental escrito hacia finales de los sesenta como si el conocimiento sobre muchos de los temas no hubiera crecids 0 mejorado, Se recicla porque no tenemos medios para construir o crear casas nuevas. O peor, porque es mas barato volver a lo de antes que construir Io de mafana, Se reciclan antiguos funcionarias y no se emplea alos jovenes; a estos se les invita airse, La cultura del eciclajees realista. Qué hacemos conios viejos, qué hacemos con labasura, ‘qué hacemos con las casas ruinosas. (Los desperdiciamos? Tiene potencial el vviejofuncionario, iene potencialla basura, tiene potencial el viejo Ford, tiene potencial la casa antigua. (Qué hacer con ellos? Los reciclamos. Yesta bien que astsea, pero no puede dejar de observarse que el esfuerzo por reciclar supone una postergacion del futuro y un volver al pasado. Supone: la nevesatiay just revaloraci6n de la tradicion y del pasado pero supone tambien retacearle rubros a la dificultosa constnucei6n del fururo, No se trata de abandonar el reciclaje sin mis, se (rata de conjugatlo con una apuesta al futuro. Se trata de ponerla mente en.otro ciclo que nosea séloel de recuperar, eciclaje mediante, el pasado, Un ciclo que permita también -ciclar- y no s6lo sreciclas- En la caracterizaci6n de lo anterior hay mucho mas de lo sefialado; hay también cierto empuje vehemente que deberia ser umizado y repensado 0 reformulado, Hay, ademés, angustia por un pais que sigue 2 la deriva y que, ‘como enel cuento de Quiroga, parece estar dando vueltas sobre si mismo en ‘un riesgoso remolino. ¥ hay conciencia de que la problematica de las culturas ‘uruguayas, y por lo tanto de la naciOn, necesita de un examen y sobre todo de ‘unaaccion que pueda das cuenta del pres=nte y muy especialmente deese siglo XXI que se nos sigue viniendo encima inexorablemente, Espactos CULTURALES ‘ADENRO Y AFUERA, DD ii se» estes sumides ena consideracin de fos _sujetos sociales que olvidamos la importancia del espacio ® No es que 20 tvigramos una nocién de espacio en terminos del centro y de a pesifer delosimperis yde as neocolonas, del nore ydelsur,delestey deloesie.Pezo tales categoria espaciales eran en verdad metdforas del orden politico mo dal, uaslaciones de ots conflicts. El imaginario moldea, ene otras cosas, el espacio, Pn este sentido, el espacio delo privado y de lo pbblieoestéorganizado precisamenteen funcion de una representacin y de una acién que prescribe ambitosdiferenciados. En < imaginasio que se.constiuye en socledades que interactian con otas sociedades existe siempre un adeno y un afuera, Ya sea en Uniguay, en Francia, en Zaire oe China, Ls auetintradica en cOmmo legen el adeno afuciaen as comunidades qe Fabian esos espacono como so comstioye cl imaginario social en selacion coa esas categoriasespaciales Sibien hay una historcidadinnegable tanto delespaciomismo como de as representaciones de dicho espacio y de sus fronteras, es vilido tambien sostener que para algunos espacios hay determinantes de permanencia mas sostenida, Esto sucede con particular fuerea.en aquéllos donde la vida scialy econémica tiene un proceso de cambio lento ode significacion despreciable En el caso de Uniguay, una soviedad estancada 0 de cambio #rumo de caracol, el hecho es que su condicién de pals fromera he ejeredo una representacion cultural del espacio que hace 2 algunos rasgos de so debit 0 problemiticaidentidad. Al mismetiempo,elpropio itmode cascol de vetea Vida social y econsmica (ademas, claro est, del tiunfo de la clase poderosa ‘montevideana) ha hecho posibleque haya perdurado el pecado original de wn 78. La ponencia de Anuro Pereyra Pspacioy cultura nacional, recogida en Cia marcosur (Politica ¢ indusinas cultural) Posi Eaiciones Tee, Montcvilec, Bi poste sung sess una eta itrme's tesla ot capitulo representa una de Ins pocse excepctonce auniue eerie ean Sis Posergacion del expacio en los mas cukursles nae 80 Gen a 6 pais macrocéfalo, Asi, al estilo de las ciudades-repéblica como Io fueron ‘Venecia o Florencia, tenemos por un lado Montevideo y por ouo, al campo, Ja campafia, el interior, la pintoresca y despoblada Repablica a escasa movilidad social y econémica del pais ha permitido que su caricter de pais frontera, atrapado entre Brasil y Argentina, haya operado ya como campo de batalla, ya como zona de paso, ya como zona franca del ‘contrabando, ya como santuario de las conmociones de los vecinos. Hl hecho de que ia etapa de mayor movilidad social y econémica de! pais haya estado vinaulada ala llegada ce inmigrantes europeas es decir, al ingreso del afuera fen nuestro adentro- es central en la representacion del espacio nacional. ‘Tenemos, siempre hemos tenido, una fuerte conciencia del adentro y del afuera. Tenemos, siempre hemos tenido, una clara conciencia de ser pats puerto, pais-puerta de entrada y puerta de salida. Tensionados entre el adentro Yel afuera, pais de paso 0 de refugio, hemos construido distintas representa- nostalgia por ese tipo de boliches pero, en verdad, aquella experiencia de lo sagrado para la sociedad masculira que se realizaba en la version criolla de! club briténico ha perimido o esta petimiendo. Confieso que no estoy seguro de sabersime causa mayor alegra, pero es un hecho. El masculino boliche © incluso el mixto café son parte ce una etapa de la sociedad que aparece amenazada por el ritmo y los nuevos espacios de soctalizacion, La Fema De TrastAN NaRvata 1a feria de Tristan Narvaj es ala ver un evento y un espacio cultural, un espacinatravesade parla misma exxatificacion social yecontbusice wut el1e0 dela ciudad. Se trata de un espacio abierto donde Ia columna central-la propia «alle Tristin Narvaia~ylos margenes donde se desfibra,consituyen una suerte de frontera. En este sentido es positleafrmar que el caricterabiento del Feria, ~se puede ingresar por cualquier parte- encubre en realidad una fuente estructuracion, Estructuracn que prescribe el establecimiento de canales de . El guarango es agresivo® Su accién se emparenta con la guerra, la guerra sucia El guarangoy la guaranga no se distinguen por clase social o por sexo y son znormalmente celebrados ellos ¥ sus guarangadas como ejemplos de lo -vivos- que somos. Pero, eato es neccsario afirmaro larsmente, a propia catética de Ja ordinariez puede ser objeto de la guarangada. Después de todo, la ‘guarangueria no supone otra Cosa que el ejecicio del poder de quien se siente ‘dominante. La estética de la ordinariez, en cambio, es el reclamo de sujetos cuyas:conductas han sido entendidas como despreciables y por 1o mismo discriminadas, El guarango y la guaranga nc transgreden, agreden, Abusan, se sienten centro; son, por lo mismo, hijos dela arrogancia. Son hijos del Uruguay que no sive, del que no podemos, no puedo, sentirme orgulioso, Ellas son la ‘contracara de esa moneda falsa que es la autoimagen del uruguayo culto, solidario, tolerante, democritico, Ellos son la escoria, no estos nuevos -ordi- narios- que, en definitva, plantean o batalan por otro sistema de valores, un sistema en Si mismo menos aristocratico y diferente del hegeménico, 83. La palabra guarango posiblemente deriva, segiin ancta el Diccionario de la Real Academia, del quechua waranga y podria refer a mil o jefe de mil hombres de ‘guerra a ‘Un Estado no puede crear una cultura, pero puede acabar con. ella Horacio Vazquez Rial J ‘maginar el origen del mundo 9 el de una cultura por medio de un acto magico es una enorme tentacion, Pero las culturas no se erean de modo magico mediante un acto de volustad individual ni por un acto de gobiemo, apenas si se destrayen. imaginar una pequefia gran cultura en Uruguay aunque no de modo mégico ni tampoco individualmente—esa es la utopia, se, el desafio Peto entre imaginar la utopia y ratar de construrla hay un abismo, Dadas las caracteristicas de la etapa histbrica que vive el pas y la situaciOn tanto de la educacién coma dela cult, porque, entonces, proponeree ciquicra proyec- ‘ar una pequefa gran cultura para Uruguay?, 2por qué no dejatla sola y que solitaviva como pueda? Quiass porqueel deseo utépico consiste precisamente ‘en eso: en la fantasia, en el proyecto que no fructificard (el pesimismo ¢s hij del shack detos stent, de os achentay sigue obese) pero que permite el sueho. He dudado mucho si utilizar la Fase suna pequefia gran cultura: (por la que Finalmente me decid), oa otra de «na gran cukura pequetae (que fue la primera ue me surgié en la escritura). La diferencia me parece algo mis sustancial que la polémica acerca de cudntos angeles caben en fa punta de un alfilr. La idea que buscaba/busco expresarestérelacionada con a necesidad de construir una cultora ‘basada en a excelencia pero que al mismo tiempo sea una cultura adecuada-, pata ‘recordar lo planteado por el poeta yfosofo Oribe. Bs decir, pequedia por adecuada Y grande por su excelencia, Una paquetia gran cultura 6 afin con la idea de un equetio gran pats totalmente cottraria con la idea del -pais petizo-y del manido “Comoel Uruguay no hay», Una pequetia gran cultura es afin con experienciascomo lade! Lau se oponeal gesto imperalista que rechaza todo cuestionarniento ytodo Intento de cambiar o de mejorar fo que los habitantes del -pais petizo- entienden como «spléndidon 8 Desde donde planificar el svefio ola utopia de la pequefia gran cultura de ‘un pequeno pais frontera?, «desde las ruinas de le escuela valeriana, sentados cenlos pescantes de los caritos de basura o enlos tenderetes de los vendedores informales?, xiesde el juego de luces de-Locomotivery los miles de d6lares que costé su instalaci6n?, gdesde la arrogancia profesoril y académica 0 des- de el -basureado- estudiante?, zdesde Onetti, desde Jaime Ross, desde don Joaquin Torres Garcia, desde Obdulio Varela, desde Juana de Tharbourou, desde el Tanque Sisley, desde la villa de Pando, desde el rio Olimar 0 desde Tranqueras? a respuesta insinuada a lo largo de las paginas anteriores pareceria ser: desde la multplicidad heterogénea de comunidades y espacios que es, nuestra sociedad Desde la real tolerancia y no desde este simulacro, autocomplaciente ¢ hipScrta, de tolerancia en que vivimos. ero habria que empezar porestablecer para quién es 0 seria esa pequeha agran cultura. :A quién le pertenece Uruguay, quiénes son sus duefios? Esta la respuesta politica que da un sector: los duefias del pais son los estancicrosylos, srandes empresarios, Incluyendo ademas losextranjeros, banca y compra de eras mediante, que son o serfan los fururos nuevos duefios. Hay otras, respuestas: Uraguay es de quiones se sienten duefios del pais. Alo que cabria preguntar: principal. La evaluacion de ese viejo -plarr posiblemente no favoreceria regulary en cambio favoreceria aquelio de ‘dejar la muliplicaci6n sin lite de las loves. Pero, después detodo, limitees necesario?Sin normas no hay educacion, superacion 0 creaciOn, Hl limite y las normas nes han obsedido toda nuestra historia, af menos la mds reciente del siglo XX Creo que en Unguay hay exceso de normas, Creo que las aormas en Uruguay son perversas 0 se han pervert, que en funcidn de la norma se reprime al débil o al enemigo citcunstancial, que en funcion de la sacrosanta medida y de la norma, en lugar de producir, reprimimos, repriminos y reprimimos. Pero también ¢s cierto, sobre todo en Uruguay, que -hecha la ley, hecha la trampa. Como seftalara ‘Martin Rama,* on <] pais de los vivas- no se respetan las colas, nose pagan los (sibutos pues siempre vendré la amnistia, se pastergan pagos y producciones pues siempre se espera que vendréalguna ley, alguna medida, algcn gobierno que desauiorizard o derogari la presente norma. Y¥ entonces ocurte que tenemos exceso de normas pero que las normas no se cumplen o se cumplen selectivamente. Tenemos normas pero tenemos ccoimas, Tenemos normas pero tenemos intespretaciones, amiguismos, roscas, etcetera Y entonces ocurre que quien se queda en la observancia de la norma y produce es castigado. ¥ tenemos que quien se queda en la observancia de la Borma y no pred o produce mal es premiado, Se premia a quien e queda enel mol Es sabido que esta sociedad nuastra ¢s, por definicion, desconfiada y por eso elexceso, la necesidad obsesiva dela norma. Desconfianza que no impice de hecho, el france nila chantada. Desconfianea que parece presupone! wins jnclinacién congénita de los ciudacanos uruguayos al fraude y al wafico de 10 -trucho-. Desconfianza de una mentalidad de petizas que siempre esperan el ataque, la agresi6n, Desconflanza de una mentalidad que est siempre dis puesta a la gusrangada, a la estafe. Desconfianza propia también es justo decirto en homenaje a aquellos uraguayos y urugiiayas que Valen a pena, de quienes han sido demasiadas veces estafados. Por otro lado, hay normas imprescindibles y hay ejemplos de normas Positivas. Las normas no crean auncue puedan posibilitar. Ni ausencia total de norms ni exceso. Bl poder de la norma puede ahogar la creaividad pero también propiciarla (Foucaul), Las soluciones no pueden ser pensadas en términos maniqueos, en planteos de todo o nada 85, Sobre las normas en materia culture es interesante ver La riormativa cultural det Uruguay. Marces furidices, econdeicas organizaciones de la cultura. 1940- 1990, de Claudio Rama y Gustavo Delgado, Fundacién de Cultura Universitaria, Montevideo, 1992 86. Mania Rama, ar, cit Qué es una pequena gran cultura? Zs une cultura adecuada, como queria ‘osetia Emilio Oribe? Se podria pensar quequizas en algin momentotuvimos tuna pequefia gran cultura, que el alto nivel de nuestra educacién y nuestra supuesta informacion acerca de la cultura occidental eran esa adecuada equetta gran cultura. No creo que haya sido asl yen todo caso, lo que es mas importante, ya no loes. "Ona pect gran cultures odebera er oua cose. Debei inci entre ‘otras cosas el sentimiento de la necesidad de wna cultura propia en un mundo interconectado y, sobre todo, la decisi6n deinvertren construir dicha cultura 1a pequefia gran cultura de Uruguay pasa por la inversiGn en el potencial tecnologico, en €lapoyoa los esfuerzos realizados por aquellos individuos que ‘apuestan a una industria Cultural que agrega trabajo y creatividad y no que se ppliega a la divisa de es mas barato importar que producir.. No se crea que mi ‘tema pasa por la sustinucion de importaciones que presupone el aislamiento aldeano. Nada de es0, 0 no necesariamente eso. Pasa por una revision de los contenidas de la educaci6n, de nuestra television, de nuestra prensa escritay radial, Pasa por una multiplicaci6n de los, ‘entros de investigacion y su extension mis alld de Montevideo, pasa por la creaci6n de Consejos-nacionales 0 departamentales- de Cultura que no sean una colecciGn de viejas y ancianas glorias nacionales, pasa por creacién de {nstancias reales y no burocriticas ni unipersonales de la cultura. @asa por un plan elaborado de modo democritico y colectivo, una suerte de plan quinquenal de creacion de una pecueita gran cultura? Es decis, pasa porlaelaboracin de normas?y sobre todo, zes responsabilidad del Estado”, ces rnecesario tener un plan oun proyecto cultural? Hay individuos aqui yen otros (patses de América Latina que ven en los proyectos culturales uisa veisiGn Je Satands 0 de Stalin o de Mussolini. Hay varias cosas: una, la de empezara entender que la cultura olos recursos financieros para la cultura no deben ser administrados por individuos de buen ‘corazéno queenta intimidad de suhogarescribenun poemita ocuentitoouna novel, ni por -compaiieros- 0 y no (me) parece ser, hasta cierto punto, saludable. Pero ¢l placer infantil de algunos de transgredir el taba y decir/eseribir: eta, «culo», -pijay conchar, no deja de mostrar una carencia del conjunto de la sociedad: la falta de libertad para manejar c6digos y convenciones, la radical imposibilidad de hacer pablico, lo privado. Muestra también la existencia de una fracci6n hegeménica terriblemente represora y pacata. Al mismo tiempo, muestra la dificultad de mantener lo privado y 1o pablico como espacios independientes. Es ciesto que el establecimiento de qué es puiblico y qué es privadoes un acto autoritario y arbitrario, También es cierto que toda sociedad distingue entre lo unoy lo otro. La censura con que el sistema patriarcal (machista, por supuesto) hha condenado a la mujer en relacion con lo piblico ha sido ya seftalada hasta elhartazgo. La frase «mujer pGblica-cs, ala vez, una descripcién de la mujer que ocupa un espacio tradicionalmente reservado al hombre y un eufemismo de -prostituta/ putas Lamujer, enlo privado de la casa, yel hombre, ena via ptblica. Fsta division de tareas ha sido liquidada por la realidad econdmica de nuestro pais con la incoxporaci6n en los sltimos aiies al mercado laboral de un nimero muy grande de mujeres. No ocurre lomismo en elespacio simbélice nienel espacio donde se ejerce realmente el poder. Abi estin las cimaras de senadores y diputados, ahi estin las dirigencias de las panidns politicos y de los cindicatoa, ¢ incluso los directories de las ‘empresas publica y privadas, para probar lo evidente: el escaso nmero de mujeres en cargos de responsabiliad péblica, En el espacio simbolico de nuestra sociedad, el cuerpo pablico de los ‘uruguayos y la representacién del poder son los propios de la mentalidad de ‘un hombre blanco, de origen europeo, heterosexal, ya cristiano, ya laico—en ‘materia religiosa somos bastante permisivos— incluso, presente en la mentali- dad de algunas mujeres y de algunos miembros de los sectores minoritarios. ‘Una mentalidad que puede quizés hasta no tomar en cuenta algunos rasgos, débiles, de carécterétnico: se puede ser un tantoacriollado en el colorde su piel ~hay una ciena cuota de mestizaje aceptable— pero se sabe que su aspiracion - ‘es otra, En todo caso, el cuerpo péblico no puede ser mujer ni negro ni indio ‘ni homosexual. Salvo para ser objeto de la irrisiGn, de la butla o del carnaval El carnaval, el mito de la garra aborigen en el deporte, la prostitucién son tiempos, espacios y funciones aceptados para que ese otr0/ e508 otros cuerpos truguayos s¢ constituyan en el centro o alcancen una forma parbdica 0 degradada del poder. 93 Cunstarestpuo Dos: -LACULTURA TRADICIONAL © LAS INSTTTUCIONES CULTURALES Lacultura tradicionales-ha sido-enun sentido, la tlamada-alta cultura. De modo curioso, «alta cultura rima con alla costura. Le alta cultura, por otra parte, no necesariamente es siempre la cultura de las clases altas, Mas aun, se ha hablado de la democratizacion de a sociedad uruguaya y dela consecuente

También podría gustarte