EL SUPLEMENTO

CULTURAL DE
EL MUNDO
Nº77 DOMINGO
1 DE MARZO
DE 2020

PERIODISMO
Las mujeres que hicie-
ron más anchos y plura-
les los periódicos. PÁG 6

ENSAYO
Adorno y los ‘Rasgos
del nuevo radicalismo
de derechas’. PÁG 8

ARTE
Arco cierra su edición
2020: Miseria y gloria
de las ferias. PÁG 12

CINE
La reivindicación del
derecho al aborto es
‘La ola verde’. PÁG 14

Roberto
Saviano
“El crimen es,
con frecuencia,
la alternativa
a la falta de
perspectivas’’
El autor de ‘Gomorra’
relata en su nuevo libro,
‘Beso feroz’, cómo son
los jóvenes cachorros
de la nueva Camorra
POR IRENE HDEZ. VELASCO
FOTOGRAFÍAS
ANTONIO HEREDIA
HOJA 2 EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020

Cuentan que los
NA criadores ilega-
RRA les de perros de
TIVA pelea tienen un
modo infalible para saber si
un cachorro recién nacido se-
rá o no un buen can de lucha.
Lo arrancan de la tetilla de su
madre y se lo colocan junto a
la cara. Si el cachorrillo lame
la mejilla del criador, como
sucede en la mayoría de los
casos, no sirve. Pero si, aun
medio ciego y sin dientes, tra-
ta de morder, es que ha naci-
do para luchar. Ese intento de
mordisco se conoce como be-
so feroz. Y ese es el título de
la última novela de Roberto
Saviano (Nápoles, 1979), que
publica ahora en España Ana-
grama y que narra una san-
grienta realidad: las andanzas
de una banda de adolescentes
de la Camorra. Saviano, que
vive bajo protección policial
desde que hace casi 15 años
publicó Gomorra, relata en
Beso feroz las ansias de co-
ches de lujo, armas, sexo, co-
caína y violencia de la nueva
generación de camorristas.
~ El ‘beso feroz’ es la prueba
para saber si un cachorro es
apto para ser perro de pelea.
palabras
explotación, a la falta de
perspectivas.
~ ¿Y eso hace al que elige la
vía del crimen organizado
menos culpable?
~ No lo sé. Estoy tentado a
decir que sí, que quizás les
hace menos culpables. Pero
al mismo tiempo no se puede
callar la responsabilidad de
las políticas que tratan al sur
de Italia como un granero de
votos fáciles para luego aban-
donarlo inmediatamente des-
pués de las elecciones.
~ ‘Beso feroz’ cuenta cómo es
la despiadada camorra de los
más jóvenes, adolescentes sin
una familia que les guíe, sin
escuela, sin leyes... ¿En qué
medida somos responsables,
como sociedad, de que aca-
ben en el crimen organizado
al no ofrecerles alternativas?
~ Nuestra responsabilidad es
prestar atención al fenómeno.
Un fenómeno internacional y
en crecimiento al que sólo se
le presta atención cuando las
agresiones se transforman en
homicidios. Y sólo cuando los
ROBERTO
que mueren son personas
consideradas buenas. Para
estos chavales abandonados
vale la misma cínica regla
que se aplica a mafiosos y ca-
morristas: mientras se maten
entre ellos, por nosotros bien.
Pero esa regla no funciona,
porque entre nosotros y ellos
no hay ninguna separación.
~ Estos jóvenes camorristas
son muy distintos de los vie-
jos, a los que desprecian.
Quieren notoriedad, mientras
los viejos camorristas busca-
ban anonimato, y no tienen
miedo a morir jóvenes, mien-
tras que los viejos aspiraban a
llegar a ancianos. ¿Qué ha
provocado ese cambio de
mentalidad?
~ Paradójicamente, y hasta
hace unos años, en las orga-
nizaciones criminales se te-
nía la percepción de que se
podía hacer carrera. Y, para
hacerla, era necesario enta-
blar negociaciones con las
partes consideradas sanas en
la sociedad: con la realidad
productiva y con la política.
Para que los negocios fueran
bien y crecieran, era necesa-
rio tratar de pasar inadverti-
do, tener el control del terri-
torio pero sin llevar a cabo
acciones llamativas. La idea
de los viejos camorristas era
dar a sus descendientes la
posibilidad de encontrar un
camino que superase las lógi-
cas criminales. Hoy, los jóve-
nes no creen que los riesgos
que corren podrán dar esta-
bilidad a sus hijos, a sus nie-
tos. Piensan en el aquí y el
ahora. No tienen relación
con la política, interaccionan
con el tejido económico sólo
para las actividades de las
que se ocupan, principalmen-
te el tráfico de drogas. Son
económicamente menos sóli-
dos porque no son hormigas
sino cigarras. Pero no por
eso son menos peligrosos.
~ ¿Son incluso más peligro-
sos que los de las generacio-
nes anteriores?
~ Su peligrosidad reside en
que no dan ningún valor al
futuro. No se imaginan el fu-
turo. Ven su vida proyectada
únicamente en el presente.
Mejor morir ahora que enve-
jecer, mejor morir a los 16 o
19 años que una vida rom-
piéndose la espalda. La falta
de trabajo, de perspectivas y
de esperanza no siempre se
traduce en emigración, resig-
nación o depresión. Puede
traducirse en energía des-
tructiva. Aquí se trata de cha-
vales jovencísimos que ges-
tionan zonas de tráfico de
drogas enormes, y una zona
de tráfico de drogas es equi-
parable a un gran supermer-
cado. Se trata de chavales
que son unos genios, llenos
de talento, con habilidades
organizativas superiores a la
media pero que en el mundo
legal no tienen sitio.
~ ¿Esos adolescentes pueden
ser un producto del sistema
de la Camorra, que los con-
trola y los consume?
~ Son producto del mundo
en que vivimos, ni más ni
menos. Y quien los consume
no es el mundo que nos gus-
ta definir del crimen, quien
los controla y los consu-
me es nuestro mundo. Un
mundo que crea bolsas de

¿Cuáles son los ingredientes
para que un adolescente se
convierta en camorrista?
~ Convertirse en camorrista
en menos fácil de lo que pue-
da parecer, pero hay elemen-
tos que seguramente crean
las condiciones para favore-
cer el paso a la otra parte. El
abandono temprano de la es-
cuela, ese es el ingrediente
fundamental. Dejar el colegio
en un contexto en el que el
tejido económico es asfixian-
te significa en cierto sentido
convertirse en esclavo. No es-
clavo por fuerza (ni inmedia-
tamente) de las organizacio-
nes criminales, sino también
de empleadores sin escrúpu-
los que pagan menos de lo
que es legal y en negro a cha-
vales y chavalas que luego se
convierten en hombres y mu-
jeres sin instrucción y con
frecuencia sin forma-
ción. Las oportunida-
des negadas llegan a
tal punto que uno
se pregunta: ¿Para
qué me voy a
romper la espal-
da por 500, 600,
700 euros al
mes cuando
existe una vía
alternativa?
El crimen
es con fre-
cuencia la
alternati-
va a la
“Hasta
marginalidad que preferi-
mos ignorar hasta que inva-
que no legali- den nuestro espacio vital. Te-
nemos una actitud paterna-
cemos todas las lista que nos hace sentir la
conciencia tranquila, pero
drogas no dare- que fracasa totalmente. La
prueba es la actitud que to-
mos un golpe a dos tenemos frente al tráfico
de drogas y las cárceles. Has-
las organizacio- ta que no legalicemos las
drogas, todas ellas, no dare-
nes criminales” mos un golpe fatal a las orga-
nizaciones criminales. Y has-
ta que no comprendamos
que las cárceles deben basar-
se en criterios de reeduca-
ción y reintegración, no po-
dremos decir que vivimos en
una sociedad civil.
~ Usted era muy joven cuan-
do vio su primer muerto, al
que luego siguieron muchos
más. ¿Cómo hizo en un am-
biente así de violento para to- res gritando, sus insultos a
mar el buen camino? dios y a las fuerzas del or-
Las andanzas de una ~ Era un chavalillo cuando vi den… Quería que mi narra-
banda de adolescentes mi primer muerto, estaba con ción fuera diferente, más cer-
mis compañeros de colegio, y cana, tal vez más humana. El
centran la nueva novela quizás exorcizamos ese mo- buen camino, si queremos
del escritor italiano, ‘Beso mento riéndonos. Siempre se llamarlo así, es un camino
feroz’, bajo protección policial ríe cuando uno se encuentra que tomas cuando ves un fu-
ante situaciones demasiado turo, cuando te imaginas en
desde 2006. “Las oportunidades grandes para comprenderlas. el futuro, cuando ves pers-
negadas llegan a tal punto que Y luego he visto otros. Cuan- pectivas. Emigrar también es
uno se pregunta: ¿para qué me do estudiaba en la universi- una perspectiva. En las orga-
dad, iba a los lugares donde nizaciones criminales entra
voy a romper la espalda por 500 tenían lugar asesinatos para quien no ve otro camino que
o 600 euros cuando existe una contar lo que estaba ocu- no sea ese.
vía alternativa?”, se pregunta rriendo, pero no como perio- ~ En ‘Beso feroz’ hay una
dista. Me interesaba contar lo madre que apoya que su hijo
POR IRENE HDEZ. VELASCO que el periodismo no siem- opte por el mal camino. ¿Có-
pre consideraba necesario mo es de importante la fami-
contar. La reacción del cara- lia para que un joven se con-
biniere a la sangre y a las he- vierta o no en camorrista?

AVIANO ces de la víctima, los cuerpos

descompuestos, los familia-
~ La familia, la sociedad civil
y la política son responsables
 HOJA 3

“Los jóvenes
camorristas
son más
peligrosos
porque no dan
ningún valor
al futuro, ven
su vida sólo
en presente”

“Era un
chavalillo
cuando vi mi
primer muerto,
en el colegio.
Quizá
exorcizamos
ese momento

ANTONIO HEREDIA
riéndonos”

en igual medida. En las zonas
más difíciles, donde las fami-
lias a menudo luchan para
llegar a fin de mes, donde hay
situaciones desastrosas, pro-
blemas de drogadicción, de
prisión, de abandono, todos
los colegios tendrían que te-
ner un horario prolongado.
Los niños, desde la guardería
a la escuela primaria, de los
tres a los 13/14 años, debe-
rían pasar en el colegio al me-
nos ocho horas al día. La es-
cuela es el único tratamiento.
Y hasta que la política nacio-
nal y la local no lo tengan cla-
ro, en muchas zonas del sur
de Italia no habrá esperanza.
~ En ‘Beso feroz’ usted pone
en boca de los jóvenes camo-
rristas y otros personajes fra-
ses reales. ¿Cómo consigue,
viviendo desde hace casi 15
años bajo escolta, saber lo
que se cuece en las calles?
~ Parece absurdo, pero algu-
nas realidades se conocen
mejor leyendo documentos
de los juzgados que pateando
las calles. Los diálogos de La
banda de los niños y de Beso
feroz han sido todos, o casi
todos, pronunciados real-
mente por personas bajo in-
terceptación telefónica o am-
biental. Creer que se conoce
una ciudad porque se conoce
su skyline, porque se mira
hacia arriba y se observa su
maravilloso al cielo, porque
se mira desde lejos y se ve el
Vesubio que domina el golfo
y a las gaviotas que descan-
san en el Castillo del Huevo
es una bonita ilusión. Una
ciudad es muchas cosas y
muchas de ellas no son visi-
bles a simple vista, es necesa-
ria una lupa, estudiarlas.
~ Desde 2006, cuando pu-
blicó ‘Gomorra’, vive bajo
protección policial. ¿Ha va-
lido la pena el altísimo pre-
cio pagado?
~ No lo sé, a veces pienso
que no. Gomorra ha conse-
guido una enorme atención a
un fenómeno que en Italia es-
taba infravalorado y en el res-
to del mundo rodeado de le-
yendas: tras su publicación
en Europa se ha comprendi-
do finalmente que la Mafia
no es Coppola (la típica gorra
siciliana) y escopeta, sino em-
presarios de altísimo nivel.
Gomorra, más allá de las
amenazas de los clanes que
he denunciado, me ha traído
el resentimiento de muchos
“No sé si ha napolitanos e italianos, las
acusaciones por parte de po-
valido la pena líticos –de Berlusconi a Renzi,
de Salvini a Di Maio, por citar
estar desde sólo aquellos con los que el
2006 bajo encontronazo ha sido más
acalorado– de haber difama-
protección do al país, de ser un ave ra-
paz, de haberme enriquecido
oficial. La vida con las desgracias de mi tie-
rra. En 2011 la hija de Berlus-
que hago no es coni prácticamente me echó
mía, alejado de de Mondadori, editorial con
la que había publicado Go-
todo y de todos” morra, como prueba de que
las empresas familiares no
eran inmunes a los dictados
del amo. Si todo esto hubiera
servido para algo, entonces
tal vez hubiera valido la pena.
Pero no se habla de crimen
organizado excepto cuando
hay muertos, no se afronta el
problema de la legalización,
los traficantes de droga son
encarcelados creyendo que
sean la causa de todo mal
mientras que son peones de
un juego más grande. Como
siempre, se acusa a quien
cuentan las cosas y no a quie-
nes no tienen ninguna inten-
ción de resolver un drama
que afecta a todos.
~ ¿Cuál es el sacrificio más
grande que ha debido hacer?
~ Renunciar a mi vida. Por-
que la vida que hago no es la
mía, y no es una vida tolera-
ble: alejado de todo y de to-
dos, teniendo siempre que
defender mis palabras, como
si contar lo que sucede
fuera un pecado mortal.
e
HOJA 4 EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020 LA OLIGAR-
QUÍA DE LAS
BESTIAS...

palabras
FERNANDO
PESSOA
200 págs.
El Paseo.
18,95 euros.
Traducción:
El mundo ina- Manuel Moya debe repartir sus atenciones, antirreaccionario: un nacio-
LITE barcable de Pessoa se va encontrando nalista singular que se guía
RA Pessoa es una dentro de sí mismo, porque por este lema: «Todo por la
TURA religión. Sus crear es más importante que Humanidad; nada contra la
72 heterónimos nos recorren vivir. O porque, en Pessoa, Nación». Es anticomunista y
la vista, nos pueblan la reti- escribir es vivir. antisocialista. Un hombre
na de fantasmas que deam- Situados en su mundo, que se habría encontrado
bulan dentro de Pessoa y en que siempre nos envuelve cómodo en el parlamenta-
nosotros. Uno siempre pue- como el viento salino de Lis- rismo inglés.
de dialogar con el hombre boa, afrontamos ahora sus ¿Aparece su liberalismo
que siempre lo acompaña, cuentos políticos en el volu- victoriano en La oligarquía
pero Pessoa guarda un uni- men titulado La oligarquía de las bestias y otras ficcio-
verso, un desdoblamiento en de las bestias y otras ficcio- nes políticas? El tipo de diá-
la empatía que le hace ser nes políticas, publicado por logo abierto que establecen
otros desde el centro de sí la editorial El Paseo. Han si- los personajes, desde postu-
mismo, para volver al fin so- do traducidos y editados por ras poco asumibles entre sí,
bre sus pasos y revelarse al Manuel Moya, que ya ha tra- sólo se concibe desde una
fondo del espejo que nos mi- ducido para Visor los poe- tradición acostumbrada al
ra por dentro. Si hablamos mas de Pessoa/Álvaro de juego de contrarios. Esta-
de Pessoa, estamos en Lis- Campos y, también en Visor, mos ante un hombre que
boa y somos ese hombre publicó su edición de Men- cree en la libertad personal
con decenas de rostros. Sus saje. Manuel Moya es ade- por encima de todo. Por eso
heterónimos no son un cam- más poeta sensorial de am- el progreso y el bienestar so-
bio de nombre para seguir plio calado y narrador de cial no pueden convertirse
escribiendo sobre los mis- fondo en su novela Las ceni- en la coartada para la nega-
mos asuntos, con el desaso- zas de abril, ambientada, ción del individuo. Libertad
siego del espíritu asistiendo precisamente, en el Portugal de culto, por supuesto. Y ca-
al océano de su soledad. No: predemocrático. O sea: está pitalismo sin recortes.
sus heterónimos son identi- en el paño luso y lo conoce. El relato Visiones de Pan-
dades que pueden rastrearse Tiene razón en su presen- taleão tiene como virtud la
en lo que escriben, que tie- tación de estas interesantes acumulación lírica de obje-
nen un sentido y alcanzan ficciones políticas: conoce- tos que nos llaman por den-
un final. mos los rostros cambiantes tro, que nos puntean desde
Hay una poética en cada de Pessoa, pero no su ideo- la realidad. Reacción es una
uno de los hombres que ha- logía ni su acción política. novela inacabada que se
bitan en Pessoa: podemos Ese romanticismo que reco- convertiría en un espléndido
ser Pessoa en el dionisíaco y rre su cuerpo desde los vie- relato, y Elogio histórico de
panteísta Álvaro de Campos; jos tiempos en Sudáfrica, D. Miguel Roupinho es una
podemos revelarnos más es-
toicos, en la contemplación
de una naturaleza que nos
devuelve nuestros interro- La formación política de
gantes, como en Alberto
Caeiro; podemos ser un
Pessoa empieza en sus
Pessoa que se contempla sin años en el Imperio
elaboración excesiva ni
equipaje de verosimilitud, Británico en África y
entre lo que aparenta y lo
que dice, poco camuflado,
se alimenta del mito
en Benardo Soares; o Ricar-
do Reis, que se encontrará
del sebastianismo
con su creador en

FERNANDO
esa dimensión de cuando traducía El cuervo y maravilla en la que un hom-
tiempo líquido que Annabel Lee, de Poe, lo re- bre togado, paciente de un
orbita en el plane- encontrará en el sebastianis- psiquiátrico, nos destripa co-
ta Saramago.
Estamos ante
un hombre desdo-
PESSOA mo: el mito portugués tras la
muerte del rey Sebastián, en
la batalla de Alcazarquivir,
mo civilización –algo que va-
le todavía para hoy– anclán-
dose en Esquilo, como ecua-
blado que nunca
estará solo. Por Escritos políti- en 1578, que un día volverá
como Arturo de Camelot, o
dor o filo cortante y
deslenguado entre la edad
eso mi heterónimo
favorito es Alexan- cos, levemente como el Cid, para salvarnos
desde las tinieblas.
arcaica de Micenas, con la
fiebre de Orestes, y el des-
der Search. Tam-
bién fue el prime-
ro: Pessoa lo con-
conservadores lengua inglesa, res- se cartas a sí mismo. Ahí es-
El cadáver del rey nunca
aparecerá, y muchos hom-
bres creerán serlo, o se lo ha-
moronamiento occidental
tras la caída de Roma, que
padecemos aún.
cibió con 12 años, ‘La oligarquía de las bestias y pira su literatura y tá la grandeza de Pessoa, rán creer a otros, como el Cuestiones que uno no
al ingresar en la conoce pronto a ese orden emocional y prác- Pastelero de Madrigal. Ese suele pensar cuando piensa
Durban High otras ficciones políticas’ reúne Shakespeare, a tico que a veces cuesta ima- cadáver real, ese pulso regio en Pessoa, un escritor políti-
School. Huérfano un puñado de cuentos del Byron, Keats y She- ginar en él, que nos respon- entre la realidad y la ficción, co que padeció también sus
de padre, su ma- lley, a Tennyson y a de lo siguiente años des- tiene su presencia en este li- propios diálogos contra una
dre, Maria Magda-
escritor lisboeta que sirven Milton. Puro ro- pués: «Con una falta tal de bro. A través de diálogos vi- tiranía a la que definió como
lena Pinheiro, para dibujar su perfil político, manticismo remon- gente con la que coexistir, brantes, de humanismo lúci- una oligarquía de bestias.
vuelve a casarse
con el comandan-
propio de un burgués defensor tando sus venas in-
fantiles, con lo que
como hay hoy, ¿qué puede
un hombre de sensibilidad
do, los personajes despliegan
los conflictos entre sus opi-
Así, paseando por su jardín,
o sentados en el despacho
te João Miguel Ro- acérrimo de la libertad ya apuntaba hacia hacer, sino inventar sus ami- niones, que reflejan una gran de un banquero, como en el
sa, cónsul de Por- su espacio mítico. gos, o cuando menos, sus complejidad en su mente po- excelente El banquero anar-
tugal en Durban. POR JOAQUÍN PÉREZ AZAÚSTRE Pero antes de to- compañeros de espíritu?». lítica. Para Pessoa, la monar- quista, descubriremos que el
Ese viaje de Lis- do, el niño Fernando Aquí tenemos a un niño que quía sería el sistema ideal en verdadero pensamiento li-
boa a Durban, en la Repúbli- Pessoa de apenas 12 años ha ya presagia al hombre, su Portugal, si no fuera por los bertario consiste en el indivi-
ca de Sudáfrica, entonces elegido ser Alexander estructura y su mundo. En portugueses. No reniega de dualismo radical para ascen-
colonia británica, lo marca Search, su primer heteróni- esa soledad ante sus herma- su origen burgués ni de su der en la escala social y
para siempre: educado en la mo. ¿Por qué? Para mandar- nos, con los que la madre clase. Es conservador, pero remontar la vida.
e

RODRIGO
REY
ROSA
“Los escritores
nos hemos
vuelto
superfluos”
NA Sin saberlo, Ro-
RRA
drigo Rey Rosa
escribió en Tán-
TIVA ger un libro so-
bre experimentos con perso-
nas en un centro secreto en
plena selva de Guatemala que
sí existía en la realidad. La no-
vela se llama Cárcel de árbo-
les (Seix Barral), igual título
que el documental que sobre
aquello también dirigió tiem-
po después. «Oíamos los gri-
tos desde aquí», dice en esa
película una campesina con
ojos de miedo. Rodrigo Rey
Rosa firmó, en estado de gra-
cia, Severina (Alfaguara), re-
lato sobre la inquietante irrup-
ción de una ladrona de libros
en la apacible vida de un li-
brero. Y ahora, Carta de un
ateo guatemalteco al Santo
Padre (Alfaguara), también
ficción pero no del todo, una
novela sobre la expropiación
de unas tierras de cofrades
mayas por parte de la Iglesia
de Roma.
«Nunca me preocupo por
qué escribo sobre esto o aque-
llo», dice Rodrigo Rey Rosa
(Guatemala, 1958). Sólo se
pregunta si lo que le llama la
atención le da para escribir.
«En este caso es un tema de
mucha actualidad en Guate-
mala, pero muy poco ventila-
do en la prensa. Oí un caso
extraordinario, la ex comu-
nión de unos fieles por un
conflicto de tierras. En el con-
texto de Guatemala se explica
por racismo. En todos los juz-
gados se dio la razón a la co-
fradía kaqchikel pero al llegar
a la Corte Suprema de Guate-
mala, que es completamente
blanca, se revertió ese fallo».
La carta a la que alude el tí-
tulo del libro, dirigida al actual
papa Francisco, supone cierta
«nota de esperanza, la inter-
vención de alguien que no es-
El autor de
la deliciosa
‘Severina’
aborda en
‘Carta de
un guate-
malteco
ateo al
Santo
Padre’ la
difícil con-
vivencia de
ciertas
religiones y
la irrea-
lidad: “Hay
muchas
cosas muy
difíciles de
explicar”,
confiesa
POR MANUEL
LLORENTE
tuviera demasiado interesado
en los bienes terrenales sino
en el bien de sus feligreses».
Uno de los cambios que se
produjeron tras «el conflicto
armado» en Guatemala es el
de mayor libertad hacia el cul-
to maya. «Eso no pasaba an-
tes, estaba reprimido o escon-
dido; y en el tiempo de la colo-
nia, prohibido y castigado».
Un velo de irrealidad pare-
ce que nubla o desdibuja al-
gunos pasajes de la novela.
«De pronto, todo había oscu-
recido. No se trataba de un
eclipse, como pensó un mo-
mento antes, al principio del
cambio. Había sido como si
un velo inmenso o un filtro se
hubiera extendido a todo lo
ancho del firmamento».
«Creo», dice Rey Rosa en el
bar del hotel Wellington de
Madrid a media mañana,
«que es un fenómeno de per-
cepción que le puede pasar a
cualquiera. A muchos les ha
ocurrido que no han podido
explicar una experiencia vi-
sual». Seguramente, pero hay
otros momentos en el libro
que se escapan de la percep-
ción habitual. «Yo creo que la
realidad es misteriosa, hay
muchas cosas que son muy
difíciles de explicar y sobre to-
do cuando se encuentran dos
formas de creencias, o formas
de ver el mundo, muy distin-
tas según los perjuicios».
En Carta de un ateo... hay
una presencia de hombres
con el pelo cortado «a lo mili-
tar», como si la presencia del
Ejército en un país tan frágil
siguiera ahí, acechante. En el
pasado, «los soldados fueron
reclutados a la fuerza, sufrie-
ron un lavado de cerebro
profundo. Hoy es una mane-
ra de sobrevivir, de encontrar
empleo y de tener cierto po-
der, una salida social y eco-
EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020 HOJA 5
palabras
considerar que todo puede
ser posible, inexplicable. «Yo
así veo la realidad. Hay mu-
chas cosas inexplicables que
son posibles. La idolatría…
Desde el punto de vista mu-
sulmán, nosotros somos idó-
latras porque adoramos obje-
tos. Eso es muy relativo. Qué
es idolatría y qué es una reli-
gión genuina. De eso trata el
libro. Como no es nuestra re-
ligión es idolatría».
Rey Rosa, que ha vivido en
Tánger y Estados Unidos
(donde estudió año y medio
cine), dirigió la película Lo
que soñó Sebastián (2004),
basada en su novela homóni-
ma, estrenada en el Festival
de Sundance y presentada en
la Berlinale. Pero sobre todo
es autor de Cárcel de árboles,
el documental basado en ese
relato largo ubicado en la sel-
va guatemalteca de Petén, en
buena parte ya arrasada. «Me
enteré 10 o 20 años más tar-
de». El hospital funcionó en-
tre 1974 y 1988.
También ha sido Rey Rosa
traductor de una docena de li-
bros. «Es un buen ejercicio».
Por ejemplo, Diario personal
de Paul Léautaud. «Eran unos
diarios íntimos, muy escabro-
sos de su vida sexual. Me lo
sugirió Pere Gimferrer para
Seix Barral. A Láutaud lo co-
nocí a través de La otra aven-
tura, un libro de Bioy sobre
sus lecturas favoritas que de-
bería reeditarse». Rey Rosa
está releyendo a Conrad,
Nostromo. En los cinco últi-
mos años se empapó de Le
Carré, que antes desdeñó por
prejuicios. «Supongo que por-
que era un best seller, cuando
es uno de los autores más in-
teresantes de los todavía vi-
vos». Pero quien le fascina
realmente es Borges. «Para
ALBERTO DI LOLLI mí es como lo que él decía de
otros autores, casi sinónimo
nómica a un callejón sin sali- mundo. «El número de guar- de la literatura. Él me hizo
da. Aún hay un ejército bas- dias de seguridad privada que querer probar suerte».
tante numeroso y temido». hay duplica, si no triplica, y «A los novelistas no se les
También se habla en el libro hay quien dice que quintupli- toma en serio», se lee en la
que el general Ríos Montt, ca, al número de policías na- novela. ¿Esto puede ser una
quien sembró el terror en los cionales. Esos guardias van ventaja? «Hoy la ficción está
años 80, fue condenado pero con escopetas y armas de de capa caída. La necesidad
una vez muerto. «Fue conde- gran calibre». La tasa de ho- de historias, de fantasía na-
nado en vida a 80 años de micidios en 2013 fue de 39,9 rrativa, se va más al cine o la
prisión por genocidio y crí- por cada 100.000 habitantes, televisión. Los escritores so-
menes contra la según un infor- mos una clase un poco inne-
Humanidad, pe- me de la ONU. Y cesaria, nos hemos vuelto un
ro por presiones Rey Rosa agrega poco superfluos». Descreído
sociopolíticas CARTA que un relator de de las escuelas de letras («son
ese juicio se de- DE UN ATEO la ONU dijo en más interesantes por la gente
claró nulo por GUATELMATECO 2012 que había que puedas conocer más que
alguna irregula- AL SANTO PADRE más muertes en por lo que te puedan ense-
RODRIGO REY ROSA
ridad técnica el país (en paz) ñar»), dice: «La receta es leer
192 págs. Alfaguara.
por la Corte de por armas de a fondo a los escritores que te
18,90 euros.
Constitucionali- fuego que du- gustan, la lectura es la mejor
dad del país. rante la guerra. escuela». Y está de acuerdo
Después se le volvió a encon- Aparecen también en Car- con otro pasaje de Carta de
trar culpable, pero ya muer- ta de un ateo... una mezcla un ateo...: «El arte es el es-
to. Culpable por genocidio». de brujerías, de creencias. Y fuerzo frustrado de capturar
Guatemala, junto a Hondu- se lee: «¿Pero qué mal podía la esencia de la vida». «Sí, un
ras y El Salvador, es uno de haber en la supuesta idolatría esfuerzo inevitablemen-
los países más violentos del de esta gente?», que lleva a te frustrado».
e
HOJA 6
Patrocinio de Bied-
EN ma (1848–1927) es
SA de las primeras
YO mujeres a las que
se llamó, y por tanto se acep-
tó como tal, periodista en un
medio. Fue en La Ilustración
Ibérica en 1889. No fue la pri-
mera, pero desde luego, era
«infrecuente en España para
una mujer», tal y como expli-
ca el profesor Bernardo Díaz
Nosty en Voces de mujeres.
Periodistas españolas del si-
glo XX nacidas antes del fi-
nal de la Guerra Civil. Re-
cuerda también que en 1909,
«en Madrid, seguían llaman-
do periodistas a las vendedo-
ras de periódicos en la calle».
El libro es un impresio-
nante trabajo de expurgo de
quien lleva años dedicados a
rastrear en periódicos y a
contar la historia del perio-
dismo. Contiene 216 perfiles
de mujeres que de manera
continuada trabajaron en
prensa. El criterio era que es-
tuvieran vivas en 1900 y que
hubieran nacido antes de
1939. Aunque este trabajo se
presenta como un punto de
partida, una primera aproxi-
mación, «que estas páginas
sirvan de orientación a otros
trabajos más completos,
donde se corrijan probables
errores, amplíen la informa-
ción y la nómina de las in-
cluidas», escribe Díaz Nosty,
en un momento de rescate
de pioneras.
Algunas de las periodistas
que aparecen, como Carmen
de Burgos o Sofía Casanova,
han sido ya reivindicadas, pe-
ro son solo la muestra de un
tejido de escritoras de prensa
mucho más denso de lo que
se suele creer. En ese sentido,
el profesor Díaz establece
tres tipos de olvido, modali-
dades de olvido, dice. Habla
del olvido natural y de perio-
distas «olvidadas por la ex-
clusión llevada a cabo por las
ideologías dominantes y sus
medios. Ciertamente, nume-
rosas mujeres que, ya en el
siglo XIX, escribieron en la
prensa lo hicieron no solo pa-
ra dar a conocer composicio-
nes poéticas o ilustrar las pá-
ginas de la mujer –moda, ho-
gar, cocina, familia feliz…–,
sino también los pensamien-
tos emergentes, afines a las
corrientes europeas de mo-
dernización.
Ajenas, cuando no contra-
rias, a las orientaciones de la
gran prensa, quedaron prácti-
camente fuera de foco, entre
otras, muchas naturalistas,
fsurieristas, krausistas, espiri-
tistas, anticlericales, librepen-
sadoras, masonas, anarquis-
tas, socialistas y republicanas,
impulsoras de la transforma-
ción del papel de las mujeres,
cuyo contenido desarrollo
personal estaba tutelado, en
EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020
palabras
Rosario de Acuña (1850-1923).
Pionera de la igualdad social.
Josefina Carabias (1908-1980). La
primera periodista todoterreno.
MUJERES
PERIODISTAS
‘Voces de mujeres. Periodistas
españolas del siglo XX nacidas
antes del final de la Guerra Civil’
reúne la historia de 216 mujeres
periodistas. Carmen de Burgos o
Sofía Casanova son parte de una
doble reivindicación: rescatar
algunas autoras del olvido y dar
cuenta de cómo el periodismo es
difícil de entender sin el talento
de tantas profesionales pioneras
POR ALOMA RODRÍGUEZ
manera incuestionable, sino
de ese otro oficio que de ma-
nera más o menos intensa y
más o menos tangencial tam-
bién ejercieron. Patrocinio de
Biedma, que «elaboró un pen-
samiento relativo a la función
de la prensa y sobre las reglas
básicas del buen periodismo:
veraz, no sometido a los pode-
res económicos e impulsor de
la modernización social», ya
se había referido a eso: «el pe-
riodista nunca alcanzaba la
fama del escritor, ya que su
trabajo estaba destinado a
dársela a otros». Los ejemplos
más claros son los de Carmen
Martín Gaite –habitual cola-
boradora como crítica litera-
ria en periódicos– o Ana Ma-
María Lejárraga (1874-1974). Escrito- Luisa Carnés (1905-1964). Se hizo sitio ría Matute, también Carmen
ra, feminista y diputada por Granada. en los principales periódicos. Laforet, que publicaba un dia-
rio en ABC, pero también
Emilia Pardo Bazán, que, se-
gún escribe Díaz, «traspasó la
frontera del periodismo litera-
rio, que no la habían sobrepa-
sado la mayoría de sus coetá-
neas, y se adentró en la prác-
tica informativa, mediante
crónicas que descubrían su
tránsito por el mundo real y
por los laberintos de su mun-
do interior».
No es la única sorpresa que
trae este monumental trabajo.
El orden cronológico de los
perfiles permite observar la
evolución de la situación so-
cial y política española en el
siglo XX, de un retraso con
respecto a otros países euro-
peos, pero con muchas co-
Pilar Narvión (1922-2013). Sagaz Teresa Pàmies (1919-2012). Valiente rrientes liberales y demócra-
iniciadora del periodismo político. entre el periodismo y el activismo. tas, a la llegada de la Segunda
República y, después, el parón
y retroceso brutal de la guerra
y la posterior dictadura. Con-
forme el libro avanza, los lu-
gares de fallecimiento de las
periodistas saltan el océano:
México, Argentina, etcétera,
fueron destinos habituales de
las periodistas que escogieron
el camino del exilio, es el caso
de Luisa Carnés (1905–1964),
por ejemplo.
Pero no era un novedad:
Eva Canel (1856–1932) había
gran medida, por la Iglesia». cio que llevó a cabo y para la llevado desde bien pronto una
Díaz Nosty reúne aquí a que contó con más de 1.462 vida a caballo entre América y
las más de 200 firmas feme- opiniones. España. En Cuba se hizo ami-
ninas más o menos habitua- En ese sentido, este trabajo ga de José Martí, a pesar de
les en prensa en el siglo XX es una doble reivindicación: ser ella absolutamente contra-
con esa vocación de rescate, en primer lugar, trata de res- ria a la independencia de Cu-
de poner ese material a circu- catar del olvido a muchas mu- ba y él, el líder del movimien-
lar para que quizá suceda jeres periodistas, to emancipador.
con otras lo que ha sucedido pero además (y Canel tenía una
con María Lejárraga aquí está la se- idea del periodis-
(1874–1974) o Carmen de gunda dimen- mo muy clara:
Burgos (1897–1932), cuyo sión) es también VOCES DE «el periodista de-
atractivo está también en su una reivindica- MUJERES BERNARDO DÍAZ NOSTY be caminar para
personalidad: no solo fue una ción del oficio 628 pág. Renaci- acercarse a la
periodista y escritora que se periodístico, que miento. 29,90 euros verdad. Pero, pa-
reivindicaba y se convertía quedó en un se- ra escribir debe
en parte de la noticia, tam- gundo plano en utilizar la cabe-
bién llevó a la práctica en su el caso de mujeres que sí al- za, no los pies. Aquí descubrí
vida lo que pregonaba en sus canzaron la relevancia como mi vocación, por azar, quizá,
textos, la libertad. También escritoras de novelas y cuyo pero no por casualidad». Ca-
innovó en su oficio, como le prestigio se mantiene. En esos nel fue editora de varios me-
reconoce Díaz, al recordar casos el rescate no es tanto de dios que había fundado su
una encuesta sobre el divor- ellas, que están en el canon de marido y de los que ella se en-

cargó al enviudar. Un dato cu-
rioso sobre esta pionera es
que si en vida del marido se
declaraba feminista y liberal,
tras su muerte, libre para de-
cir lo que pensaba, confesó
ser monárquica, católica y no
lo que se entendía por femi-
nista. Rosario Acuña
(1850–1923), otra de las pio-
neras, destacó primero como
dramaturga, después, ya en la
prensa, como una defensora
del librepensamiento, enemi-
ga de la Iglesia y de la «mo-
derna Inquisición». Acuña es
un ejemplo de que costaba
más ser feminista que anticle-
rical, para ella, «la regenera-
ción de las mujeres pasaba
por el fin de la opresión de la
Iglesia», pero las consideraba
también «culpables de la pasi-
vidad ante su degradación».
Una figura que merece la
pena rescatar es la de Josefi-
na Carabias (1908–1980),
«una de las grandes periodis-
tas del siglo XX», como re-
cuerda Díaz. Carabias, que se
había hecho popular gracias a
la radio, destacó por las «en-
trevistas con ingenio», «los re-
portajes insólitos», «las cróni-
cas desde la calle o el Parla-
mento siempre con un
lenguaje sencillo, correcto y
sugerente», pero también se
atrevió con el nuevo periodis-
mo, los reportajes vividos, co-
mo los llamó otra reportera,
Magda Donato (un pseudóni-
mo, en realidad). Carabias lo
hizo todo: entrevistó a Una-
muno, fue corresponsal en
Washington y París y tuvo que
cubrir la desaparición de Ben
Barka. Otro ejemplo de profe-
sionalidad y ejemplo para to-
da la profesión es Pilar Nar-
vión (1922 - 2013), tenida por
la periodista más brillante de
la dictadura. En Roma cubrió
el ascenso de Juan XXIII, en
París el de Charles de Gaulle,
la independencia de Argelia y
las revueltas de mayo del 68.
Ya en España, siguió la Tran-
sición, cubrió el 23 F y advir-
tió a sus compañeras más jó-
venes: «Niñas, apuntad la ho-
ra y fijaos bien en todo lo que
pasa; esto es lo que en los li-
bros de historia se llama un
golpe de Estado». Narvión
creía que «el periodismo es la
última aportación seria a los
géneros literarios».
Voces de mujeres lanza mu-
chos guantes que podrían re-
cogerse, como la importancia
de la aparición de la radio. Y
muestra una pluralidad ideo-
lógica que a priori no se espe-
ra, cuando hoy parece que to-
do ha de ser blanco o negro, y
enseña que los atajos no son
buena ayuda para entender la
historia. Es un libro apasio-
nante que permite intuir con
pincelada justas la tradición
de mujeres periodistas
españolas.
e
Con la bomba
NA atómica, la hu-
RRA manidad
TIVA
aprendió a torno al descubrimiento de
destruirse. ¿Qué pasaría si,
más de un siglo después, la
humanidad hubiera apren-
dido a combatir «su inevita-
ble destrucción»? Esta es la
pregunta central de Sinfin
(Literatura Random Hou-
se), la última novela de
Martín Caparrós. El escri-
tor y periodista argentino
mira hacia 2070, un futuro
en el que el morir se con-
vierte en algo del pasado:
los intentos de preservación
del cuerpo a pesar del paso
del tiempo han quedado
obsoletos y la muerte se
convierte en «el fracaso de
nuestra civilización», al que
debe hacerse frente.
El hallazgo del Tsian, en
chino «paraíso», hace posi-
ble aquello que las religio-
nes nos acostumbraron a
creer: que el cuerpo es sola-
mente una carga, que es po-
sible vivir más allá de él. Y,
en efecto, el Tsian es el me-
canismo que permite «la
transferencia de nuestras
mentes a robots», es decir,
que permite seguir viviendo
más allá del cuerpo, inevita-
blemente caduco.
Si en La historia, un his-
toriador argentino indaga
en la vida de una civiliza-
ción sobre la que se asienta
el mito fundacional de su
país, en Sinfín, una relatora,
consciente de que su labor
es «mirar lo visible para ver,
allí, lo que no sabemos o no
queremos ver», narra la his-
toria de Tsian, de su descu-
brimiento y, sobre todo, in-
daga en el relato mítico que
en torno a su hallazgo se ha
construido. La narradora de
Sinfín trata de desmontar
«LaMásBellaHistoria» en
Tsian, para explicarnos la
historia real, reivindicando
así el papel de la crónica co-
mo género y del periodista,
de aquel que no solo cuenta
los eventos, sino que trata
de «relacionarlos, pensar-
los, explicarlos». Y como el
protagonista de La historia,
la relatora relaciona, piensa
y explica los hechos que es-
tán detrás del descubri-
miento de Tsian: la investi-
gación y la experimentación
necesarias para su perfec-
cionamiento plantearán, an-
te todo, la pregunta sobre el
fin y la justificación de los
medios que permiten po-
nerlo en práctica.
Tras la cuestión maquia-
vélica, habrá de preguntarse
acerca del valor –social, eco-
nómico, político, cultural–
del hallazgo: ¿a quién con-
viene realmente su inven-
ción? ¿De dónde surge el de-
seo de prolongar infinita-
mente la vida? ¿Qué se
esconde tras esta promesa
de vida sin límites? «Haga-
mos un paraíso en la Tierra,
mis amigos/ en lugar de es-
perar hasta más tarde», di-
cen unos versos de Heinrich
Heine, versos que parecen
explicar el deseo de «esos
europeos ricos desesperados
por el derrumbe de sus paí-
ses, de sus vidas, de su fe»
por buscar una salida en esa
vida otra que ofrece el Tsian.
Ante el derrumbamiento de
todo, el Tsian se presenta co-
mo una forma de huida, no
solo de la muerte, sino y, an-
te todo, del tiempo y del es-
pacio que se habita. Cuando
HOJA 7
MARTÍN
tea el mito como el relato
que no es percibido como
ideológico, si bien su origen
CAPARRÓS
está precisamente ahí, en el
discurso del poder. «El mito
es vivido como una palabra
Crónica de la
inocente; no porque sus in-
tenciones sean ocultas, sino
porque están naturaliza-
extinción de das», porque es consumido
«inocentemente», escribía
la muerte y Barthes y lo que hace la re-
latora de Sinfín es, precisa-
otros mitos mente, mostrar lo que se es-
conde tras Tsian y su mito,
construido sobre mentiras
‘Sinfín’, la nueva novela del «perfectamente innecesa-
escritor argentino, presenta rias».
Sinfín es, en realidad. una
un mundo nuevo de vidas crónica o, como diría el pro-
eternas y almas en fuga pio Martín Caparrós, una fic-
ción sin novela. Se proyecta
hacia el futuro para narrar la
POR ANNA MARIA IGLESIA historia del Tsian, de su uso
político, de su conversión en
una herramienta de control
y de poder y en una mercan-
las personas se dieron cuen- ta: «Ya no estamos acostum- cía para la especulación. Pe-
ta de que «el mundo –cruel, brados a vivir en el mundo ro también para narrar un
fallido– era apenas un esce- material. (…) Llevamos Occidente que se viene aba-
nario para sus sonrisas, que años viviendo mucho más jo: los nacionalismos, los flu-
daba igual que fuera de ver- tiempo en nuestro truVís, en jos migratorios, la pobreza
dad o digital o repintado», nuestros mundos propios, creciente, las guerras religio-
cuando el mundo virtual no que en el espacio material. sas, la ineptidud de los líde-
solo substituyó, sino que se ¿Qué diferencia, entonces? res y la tecnologización ma-
hizo más atrac- ¿Qué será el siva, que hace dispensables
tivo que el ma- Tsian sino la a miles de trabajadores, hun-
terial, el Tsian prolongación den Europa en la más terri-
fue la manera casi igual de ble de las miserias. En este
SINFÍN
de seguir vi- MARTÍN nuestras vi- escenario, Tsian es un mito
viendo en una CAPARRÓS das?». compensatorio: su existen-
espacialidad y 488 págs. Random En El secreto cia real no importa, lo que
en una tempo- House. 20,90 euros y las socieda- importa es la creencia en él.
ralidad parale- des secretas, ¿Es posible vivir fuera del
la y, pronto, se Georg Simmel mito? ¿Es mejor, a veces, vi-
convirtió en la alternativa de estudiaba hasta qué punto el vir en la mentira? Todo esto
todos aquellos creyentes secreto era útil al poder; el parece preguntarse Sinfín,
que, un día, vivieron «con la ensayo del sociólogo ale- encontrando la respuesta
esperanza de terminar en el mán dialoga en parte con la en su propia forma narrati-
cielo cristiano». novela de Caparrós como va: siendo la crónica de una
Como le dice un persona- también lo hace Mitologías, historia que se resiste
je a la periodista protagonis- donde Roland Barthes plan- a ser contada.
e
Martín Caparrós. JAVIER LUENGO
HOJA 8 EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020

palabras
Habían pasado
FILO apenas 20 años
SO desde el final de
FÍA la Segunda Gue-
rra Mundial cuando la som-
bra del nazismo volvió a insta-
larse sobre la sociedad alema-
na. Un país que se creía
vacunado contra la ideología
que condujo al totalitarismo y
al Holocausto veía cómo el
Partido Nacionaldemócrata
de Alemania (NPD), una pe-
queña organización neonazi
que había nacido en 1964, te-
nía cuatro años después dipu-
tados en siete parlamentos re-
gionales. Y no se trataba sólo
de un grupo de viejos nostál-
gicos que consideraban humi-
llante la derrota alemana y
añoraban los años del Reich.
Entre sus filas había cientos
de jóvenes que no eran ni
adolescentes en 1945.
Un fenómeno para muchos
inexplicable en un país con
una prosperidad bien asenta-
da, que había interiorizado su
responsabilidad moral en los
desastres que asolaron el con-
tinente y que formaba parte
del pequeño grupo de nacio-
nes empeñadas desde finales
de los 50 en la construcción
de la Comunidad Europea.
Eso fue lo que llevó a Theodor
W. Adorno, cuya vida estuvo La Policía alemana se vio obligada a proteger a los líderes de una extrema derecha que volvía a ganar elecciones en los años 60. CORDON PRESS
marcada por la llegada de
Hitler al poder, a reflexionar
sobre las causas y los Rasgos
del nuevo radicalismo de de-
DISCURSOS miento como los elementos
psicológicos que sostenían vi-
va la posibilidad del fascismo.
pleo tecnológico» sobrevuela también los miedos a la de-
sobre unos trabajadores que pauperación y a la llegada
se «sienten ya potencialmente masiva de trabajadores ex-
recha. Y así tituló la conferen-
cia que pronunció el 6 de abril DEL ODIO «La convención de la depura-
ción civilizadora-democrati-
de más (...) se sienten ya en tranjeros que están detrás de
realidad potencialmente de- los discursos supremacistas,

de 1967 en la Universidad de
Viena y que se publica ahora
por primera vez gracias a la
transcripción completa de
una grabación inédita.
Enemigo de los paralelis-
mos históricos –muy proclives
a simplificar la complejidad
de las transformaciones socia-
les–, Adorno no se propuso
identificar lo que estaba ocu-
rriendo a finales de los 60 en
la Alemania Occidental con el
declive de la República de We-
imar y la ascensión del nazis-
mo. Decidió rastrear el sustra-
to material y señalar los ele-
mentos comunes que existían
en dos momentos históricos
que conocía bastante bien.
Nacido en Fráncfort en
1903, el músico y filósofo ale-
mán de origen judío había te-
nido que abandonar el país
con destino a EEUU cuando
el régimen nacionalsocialista
le había retirado de su puesto
en el Instituto para la Investi-
gación Social (IfS, por sus si-
glas en alemán). Primero en
Nueva York y luego en Cali-
fornia, junto a Max Horkhei-
mer, continuó desarrollando
su teoría crítica del capitalis-
mo, de inspiración marxista y
freudiana, que había iniciado
en colaboración con diversos
miembros de la conocida co-
“Siguen vivas
las condiciones
sociales que
determinan
el fascismo”
Se edita por primera vez la
conferencia que Adorno
pronunció en 1967, alertando
sobre el auge de la extrema
derecha en Alemania. Un texto
de inopinada actualidad
POR FERNANDO PALMERO
mo Escuela de Fráncfort, fun- rica cuál era la relación que
dada en la Universidad de la los jóvenes alemanes mante-
ciudad del Meno en los años nían con los ecos de la dicta-
20. Tras finalizar la guerra, dura nazi, la ocupación aliada
Horkheimer y Adorno deci- y la asunción por parte de to-
dieron regresar a Alemania da la nación de la culpa por
en 1949 para refundar el IfS, los horrores de la guerra. Las
que pasó a dirigir hasta su conclusiones, explica el histo-
prematura muerte en 1969. riador Volker Weiss en el Epí-
Desde su reapertura, el IfS logo a aquella conferencia in-
se dedicó a desarrollar una se- cluido en el libro que acaba de
rie de trabajos demoscópicos publicar la editorial Taurus,
para conocer de forma empí- apuntan al miedo y al resenti-
ca», afirma Weiss, «a duras
penas era capaz de mantener
a raya la latencia del fascismo.
Ante cualquier flaqueza de la
instancia superior y dándose
los correspondientes estímu-
los, reaparecía rápidamente,
según un patrón que recuerda
ciertos procesos conocidos
por el psicoanálisis». ¿Pero
cuáles eran esos estímulos
que propiciaban la reapari-
ción del radicalismo en unos
momentos en los que no ha-
bía partidos fascistas?
Adorno comenzaba su con-
ferencia afirmando que «el ra-
dicalismo de derecha» se ex-
plica «por el hecho de que en
todo momento siguen vivas
las condiciones sociales que
determinan el fascismo». La
primera de ellas, «la tendencia
a la concentración de capital
dominante» que provoca «la
posibilidad de desclasamien-
to, de degradación, de unas
capas sociales que, según su
conciencia subjetiva de clase,
eran totalmente burguesas y
deseaban mantener sus privi-
legios y su estatus social». No
se trata, por tanto, de una si-
tuación de crisis económica,
sino de su «posibilidad», real
o imaginada. Porque, «a pesar
de los síntomas de prosperi-
dad, el espectro del desem-
sempleados». Y a ese miedo, racistas, xenófobos, antisemi-
que se convierte en el elemen- tas o islamófobos. Y de aten-
to legitimador del discurso ra- tados como los de Breivik en
dicalizado, se une la «sensa- la isla noruega de Utoya, los
ción de la amenaza política ocurridos en la localidad neo-
proveniente del exterior», que zelandesa de Christchurch
los alemanes occidentales de contra dos mezquitas, los tiro-
los años 60 localizaban en las teos mortales en la sinagoga
masas carentes de libertad de Pittsburgh, o los recientes
que vivían en los países del en la localidad Alemana de
otro lado del Telón de Acero. Hanau. El terrorismo de ex-
El miedo se transforma en trema derecha se ha converti-
odio en unos discursos sin do de esta forma en una ame-
fundamento teórico, en los naza si no superior, al menos
que se «promete algo a todo el equiparable al yihadismo.
mundo» y que se convierten En todo el mundo, los dis-
directamente en propaganda, cursos en favor de la demo-
repetida y amplificada por cracia, la tolerancia y el respe-
unos medios que to a los derechos
presentan a es- humanos están
tos movimientos dejando paso a
como los repre- la propaganda
RASGOS DEL
sentantes de la NUEVO RADICA- del odio que cul-
«verdadera de- LISMO DE tivan movimien-
mocracia». DERECHA tos como los de
Pasados más THEODOR Abascal, Le Pen
W. ADORNO
de 50 años, las o Salvini, en Es-
96 páginas. Taurus.
conclusiones de paña, Francia e
14,90 euros
Adorno pueden Italia, AfD en
servir para en- Alemania o el
tender el avance de la ultrade- euroescepticismo que ha con-
recha, ya que, «no es ningún ducido al Brexit. Frente a
problema psicológico ni ideo- ellos, proponía Adorno, «no
lógico, sino un problema tre- hay que oponer mentiras a
mendamente real y político». mentiras (...) sino luchar» con
La globalización, que ha pro- «la fuerza aplastante de la ra-
piciado una cierta prosperi- zón, con la verdad real-
dad mundial, ha despertado mente no ideológica».
e
EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020 HOJA 9

HOJA 10
art PINTURA
ESCULTURA
FOTOGRAFÍA
ARQUITECTURA
CÓMIC
Hans Ulrich Obrist, comisario de arte y director de la Serpentine Gallery de Londres, en la exposición de Ian Cheng en Madrid.
Si no supiése-
AR mos nada de ar-
TES te contemporá-
neo y si alguien,
un día, nos presentara en
una fiesta a Hans Ulrich
Obrist, con sus gafas Le Cor-
busier y sus trajes un poco
de otro tiempo, y si entonces
le preguntásemos a Obrist a
qué se dedica, ¿qué diría él?
«Creo que no emplearía la
palabra curator para descri-
birme porque se usa dema-
siado. Hasta los asesores
que compran arte para los
coleccionistas se llaman cu-
rators a sí mismos. Supongo
que diría que hago exposi-
ciones. Exposiciones de arte,
pero no sólo de arte: de mú-
sica, de arquitectura, de di-
seño, de literatura... Le diría
que dirijo una institución de-
dicada al arte, la Serpentine
Gallery de Londres. Y, bue-
no, después le iría contando
que hacer exposiciones está
bien porque es un formato
muy libre, que permite crear
conexiones, construir puen-
tes. Diría que el trabajo de
dirigir un sitio como la Ser-
pentine consiste en llevar el
arte a otros campos, abrirle
las puertas».
Hans Ulrich Obrist, quizá
el curator más famoso del
mundo, está en Madrid co-
mo comisario de la muestra
Emissaries del artista esta-
e
EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020
HANS
ULRICH
OBRIST
“La palabra
‘curator’ se usa
demasiado”
El director de la Serpentine
Gallery trae a España la obra
de Ian Cheng, “un videojuego
que se juega a sí mismo” y
reflexiona sobre el arte, su
libertad y todas sus derivadas
dounidense Ian Cheng, pro-
movida por la Fundación
Sandretto Re Rebaudengo.
¿Cómo explicar la exposi-
ción? Cheng ha instalado
tres grandes pantallas en los
salones de la Fundación Fer-
nando Flórez de la calle San
Mateo. En ellas se puede ver
el devenir infinito de una se-
rie de personajes a los que
s
POR LUIS ALEMANY
Cheng ha dotado de un al-
goritmo que se parece a una
lógica, a una inteligencia, y
a los que ha colocado en es-
cenarios apocalípticos. Los
personajes interactúan por
su cuenta, como en una fan-
tasía de inteligencia artifi-
cial. «La obra es, a la vez,
futurista y anacrónica. Es
un vídeo que se ha liberado
del loop. Es un videojuego
que se juega a sí mismo»,
explica Obrist.
Muy bien. ¿Diría Obrist
que ese trabajo como se-
ñor-que-hace-exposicio-
nes, exposiciones como la
de Cheng, incluye una par-
te de expresión personal?
¿O es que el arte ya no va
de eso? «Por mi parte, creo
que no. Creo que mi traba-
jo tiene mucho más que ver
con crear conexiones. Vivi-
mos en un mundo que tien-
de a crear silos, espacios
aislados. Y tenemos que
romper ese aislamiento. En
eso consiste mi trabajo. En
ayudar al arte, en buscarle
un lugar más importante en
el mundo».
«El éxito de un proyecto»,
continúa, «está más allá del
hecho en sí. Llenar una sala
durante unos meses es una
parte del trabajo. Pero la ver-
dadera medida del éxito es-
tá en el largo plazo. El pro-
yecto del que más satisfecho
me he sentido nunca se lla-
maba Do it, duró 25 años,
empezó en un museo y ter-
minó en un currículo esco-
lar. Con Ian Cheng me pasa
algo parecido, he podido tra-
bajar con él desde hace 10
años. Era un estudiante y en
seguida se le reconocía co-
mo alguien genial. Pero lo
importante ha sido comple-
OLMO CALVO
tar un camino hasta llegar a
una exposición como esta,
que nunca será la misma,
siempre seguirá evolucio-
nando porque tiene un siste-
ma nervioso propio. Es una
experiencia nueva y por eso
ya es un éxito».
Más: «No hay una estética
con la que podamos identifi-
car nuestra tiempo. Pero hay
temas: la posibilidad de la
extinción de la vida por la
crisis medioambiental, la de-
sigualdad, nuevos experi-
mentos en el arte y la tecno-
logía, en ecología y la desi-
gualdad. Si unimos esas tres
ideas, ¿qué nos sale? Un ins-
tinto de ir más allá del indi-
vidualismo, de buscar algo
más comunitario».
Al final, Obrist siempre
“Nuestro
tiempo no tiene
una estética
pero sí tiene
temas: la
extinción de
la vida, la
tecnología y la
desigualdad”
está hablando de conexio-
nes. ¿Qué le parece, enton-
ces, la desconexión del arte
contemporáneo con el públi-
co amplio? Incluso con el
público educado.
«Hace unos días, cogí una
taxi muy temprano para ir a
la Serpentine y bueno, se dio
la clásica conversación de
taxista y cliente. –¿Usted tra-
baja aquí? –Sí, ¿por qué? Re-
sultaba que el taxista había
ido en verano con su hija de
15 años al parque [la Ser-
pentine Gallery está en me-
dio de Kensington Gardens]
y para la niña fue una espe-
cie de revelación. Ahora
quiere ser arquitecta y está
obsesionada con Zaha Ha-
did. Yo lo escuchaba y pen-
saba que para este tipo de
cosas se levanta uno a traba-
jar... Entonces le pregunté:
¿Y usted? ¿Entró al museo?
–No, yo no voy a museos.
–Pero si en Londres los mu-
seos son gratis. –No, los mu-
seos no están hechos para
mí. Para la gente como no-
sotros... Yo creo de verdad
que el arte y la arquitectura
tienen un poder, que pueden
tranformar a la gente. A la
hija del taxista, por ejemplo.
Yo también crecí en una fa-
milia que no tenía nada que
ver con el arte. Pero para po-
der ejercer ese poder, tene-
mos que salir de nuestro

agujero, crear el mayor nú-
mero de zonas de contacto
entre el arte y el resto de la
sociedad. Llenar el parque
de esculturas, poner carteles
en las calles, hacernos vira-
les si hace falta».
Por desgracia, por el mun-
do circula una actitud escép-
tica hacia el arte, como si fe-
rias como Arco fuesen el em-
perador desnudo que recorre
la ciudad. ¿Ha sido para bien
que el dinero eligiera el arte
en vez de la poesía o la músi-
ca de cámara? «Se sorpren-
dería si viera la cantidad de
artistas jóvenes que incluyen
la poesía en sus obras. Le
puedo dar ejemplos de Cana-
dá, Berlín, Estados Unidos,
Martinica... En la Serpentine
trabajamos con poesía. Y sí,
la filantropía es importante
para conseguirlo. Yo creo en
los museos que se nutran de
fondos públicos y privados».
Lo que provoca escepticis-
mo no es la filantropía sino la
inversión. «Pero yo no me de-
dico a eso. Yo me dedico a las
instituciones públicas. Mi ma-
dre recortaba los artículos so-
bre arte que aparecían en el
periódico de mi ciudad... Es-
tamos hablando de un perió-
dico de provincias de Suiza.
Cuando era adolescente, en
los 80, me llamaron mucho la
atención dos recortes que
creo que fueron importantes
para mí. En uno se hablaba
de un escultor alemán llama-
do Joseph Beuys que se había
afiliado al Partido Verde y que
decía que su escultura tenía
un significado social. En rea-
lidad, es la misma idea de la
que hablábamos antes... La
otra noticia era sobre la llega-
da de Andy Warhol a Milán
para volver a pintar La última
cena. Bueno, a lo que voy es
que ese tipo de noticias me
atrajeron al arte».
«Al cabo de los años, esas
noticias desaparecieron y
fueron sustituidas por noti-
cias sobre subastas y cotiza-
ciones», continúa Obrist. «Yo
no quiero participar de eso,
yo tengo que hablar del con-
tenido del arte, no de esas de-
rivadas. ¿El dinero? Parte de
nuestro trabajo consiste en
hacer posibles los sueños de
los artistas, los proyectos que
parecían irrealizables. ¿Para
eso tenemos que conseguir
dinero? Sí, obviamente».
¿Algo más? Sí: una anécdo-
ta de Agnès Varda. «Cuando
la conocí, vino a ver cómo tra-
bajaba y me dijo: qué libertad
tan maravillosa tenéis. Mi tra-
bajo consiste en meter ideas e
imágenes en cajas de 90 mi-
nutos o en cajitas más peque-
ñas si son cortometrajes. Vo-
sotros habéis eliminado las
cajas. Eso es lo que me
gusta del arte».
e perfección la capacidad de
HOJA 11
EDWARD
de Hopper, ambos están
adoptando posturas ante el
hastío de la vida. En cual-
HOPPER
quier caso, la estancia de
Hopper en España insufló al
pintor una convicción: la luz
en Europa era muy diferen-
Un mundo te a la de América, excepto
en nuestro país, porque –en
congelado su opinión– los cielos despe-
jados y el solazo que tene-
mos aquí ofrecía una atmós-
La Fundación Beyeler de fera de color similar a la de
ciertas partes de América.
Basilea repasa la obra del La exposición en la Fun-
pintor estadounidense dación Beyeler abunda en
recorriendo los caminos los paisajes de Hopper,
siempre en un segundo pla-
cruzados que van de sus no de interés respecto a los
escenas urbanas al escenarios urbanos.
Su profundo interés en
paisajismo, indagando en sus el color y su virtuosismo en
viajes a Europa y la la representación de la luz
y la sombra se dejan ver en
influencia de maestros como estas visiones que congelan
Rembrandt o Goya por un momento la natura-
leza cambiante propia del
POR MERY CUESTA paisaje. En ellas, Hopper
subraya la mano del hom-
bre y su incursión civiliza-
Edward Hopper Hopper para representar la da: el estoico faro, la silen-
PIN es uno de los soledad y la desesperanza ciosa casa de campo, un
TU pintores e ilus- que puede suscitar la ciudad pequeño poste anodino, las
RA tradores más re- en el individuo. ¿Qué tipo de cansadas vías del ferroca-
conocidos de la historia del carga emocional transmitirá rril. El hálito galvanizante
arte del siglo XX. Sus pintu- su pintura cuando el autor de la ciudad alcanza el
ras al óleo de escenas de la salga fuera, al aire libre? Lo campo y enrarece el am-
vida urbana realizadas entre prodigioso de Hopper es biente, o lo que es lo mis-
las décadas de los 20 y los que sobre el asfalto o sobre mo: la sensación de desa-
60 se han introducido de tal una colina, la sensación es liento no nos la quitamos
manera en la cultura visual la misma: la de estar ence- de encima aquí tampoco.
contemporánea que llega un rrado en un tupperware, la Los paisajes de Hopper
momento en que se ignora de respirar el gas Hopper completan el panorama
si fue primero su pintura o que produce una aguda que el pintor ha dejado co-
el cine en el que parece ins- punzada de melancolía. La mo penetrante legado que
pirada, si se escribieron pri- clave de la pintura de es el reperto-
mero las novelas que mues- Hopper reside en la propia ‘Hopperia- rio visual y
tran un lienzo de Hopper en pintura, es decir, en el uso na’. De emocional de
la portada o fue el lienzo el que hace de la técnica del arriba la América
que inspiró la novela. Sus óleo y en sus referentes pic- abajo: melancólica
atmósferas tienen un poder tóricos. ‘Lighthouse definida por
de penetración fulminante: Hopper nace en una pe- hill’ (1927), los reversos
una vez se entra en contacto queña villa del estado de ‘Gas’ (1940), sombríos del
con ellas se instalan en la Nueva York en 1882. Con ‘Cobb’s progreso. El
subjetividad de uno, y sus vi- veintipocos años comienza Barns’ cine se en-
siones de la América de la una serie de viajes a Europa (1930), ‘Lee cargaría de
primera mitad del siglo XX que le harán recalar en Lon- shore’ (1941), a m p l i f i c a r
pasan a ser las nuestras. dres, Madrid, Berlín o en el ‘Orleans’ este legado
La exclusiva Fundación París de los años 10, el de (1950) y de la mano
Beyeler en Suiza ofrece has- las vanguardias y la eferves- ‘Railroad’ de realizado-
ta el mes de mayo una gran cencia fauvista y cubista. Pe- (1929). res como Al-
retrospectiva de Edward ro a Hopper no le trae la éli- fred Hit-
Hopper. El gustazo de en- te intelectual de afanes rup- chcock, Wim Wenders o
contrarnos con esas visiones turistas y fragmentarios, Todd Haynes.
suyas/nuestras está asegura- sino más bien algunos clási- Vistos desde 2020, los
do, pero la exposición desea cos y otros modernos que paisajes de Hopper se
desplazar ligeramente el fo- buscan, como él, la densi- vuelven aún más ideales y
co del Hopper poeta pictóri- dad atmosférica: Degas, legendarios porque están
co urbano hacia el Hopper Courbet, Pisarro, Manet y muy alejados de la natura-
paisajista. Seguramente el los mastros Rembrandt (con leza que podamos encon-
cuadro más exitoso del pin- querencia por el lienzo Ron- trar en la actualidad.
tor sea Night hawks (1942), da de noche) o Goya. Hopper es hoy más soña-
una imagen que es un must Hopper visitó el Museo do y añorado que nunca.
de los calendarios de pared. del Prado en su estancia en No en vano, antes incluso
En ella, tres personajes Madrid en la década de los de acabar este artículo,
solitarios están sentados en 10 y se sintió profundamen- me he sentido impelida a
la barra de un dinner ameri- te atraído por el aragonés, cambiar mi fondo de es-
cano; es de noche, y el am- en especial por sus pinturas critorio y colocar uno de
biente en el bar es sordo, na- negras. Y es que aunque la sus cuadros. Siempre nos
die habla, nadie se comuni- tremebundez de Goya pa- quedará, congelado en un
ca. El cuadro encarna a la rezca distanciarse de mucho tupper, el mundo de
de las visiones en suspenso Hopper.
e
 e
HOJA 12 EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020

art s

Franco, como
recurso. La
imagen del
dictador en la
obra ‘Franco no
fue tan malo
como dicen’, de
Riiko Sakkien, en
la Galería
Forsblom en
esta edición de
Arco. ANTONIO HEREDIA

ARCO
sí mismos y negocian sus pro- Franco o cualquier otra pro- visor, o consultor, o curator, manidad con obras de arte.
yectos ante comités de políti- vocación bobalicona, no son o mejor aún, por un influen- Ya ningún producto cultural
cos locales o de curadores in- para el público normal. Es- tial young curator, y obra en escapa a su destino comer-

Miseria y
ternacionales con igual soltu-
ra. Aun así, resulta incómodo,
incluso contraproducente,
gloria de las aceptar que el motor de la ac-
tividad artística es el lucro
tán pensadas y diseñadas pa-
ra facilitar el fecundo en-
cuentro entre el coleccionis-
ta y el galerista, las
verdaderas estrellas que ca-
consecuencia. Es decir, man-
da el que dice que algo es
bueno y lo demuestra sacan-
do la tarjeta de crédito y pa-
gando lo que haga falta con
cial. Puede que su sentido no
se agote en la transacción
económica; puede incluso
que trasmita ideas, afecte
sensibilidades o infecte tem-

ferias de arte económico y no un propósito

La cita de Madrid, como las
de Basel o Frieze, son “tan
enervantes como necesarias,
tan frívolas como importantes
y describen la negociación
actual entre el capitalismo y
la cultura”, sostiene el
ensayista en este artículo
POR CARLOS GRANÉS
El artista califor- ma es que entonces llegan
AR niano John Bal- ARCO, Art Basel y las demás
TES dessari solía de- ferias y resulta imposible di-
cir que encon- simular. Allí, en primer pri-
trarse a su galerista merísimo plano y de manera
vendiendo sus obras en una un tanto pornográfica, se re-
feria de arte era tan incómo-
do como sorprender a los pa-
vela aquello que el mundo de
la cultura prefiere ocultar: la
dres haciendo el amor. Hay huella del dinero, la relevan-
cosas que sabemos que ocu- cia del dinero, la omnipoten-
rren, como que los padres cia del dinero.
tienen sexo o que el arte se
convierte en mercancía con
Tal vez los sueños de pure-
za ya no le quitan el sueño a
pasmosa facilidad, pero es
mejor hacerse el tonto o mi-
demasiados artistas, al menos
a los exitosos que han sabido
rar para otro lado. El proble- convertirse en empresarios de
superior. La cultura siempre
obtuvo legitimidad apelando
a su poder crítico, analítico o
revolucionario, y eso aún si-
gue vigente. Hoy hay que de-
nunciar el calentamiento glo-
bal o reivindicar a las victi-
mas; es lo que exige la
corrección política imperante.
Por eso en las ferias el artis-
ta prefiere hacer sólo un ca-
meo mientras monta sus pie-
zas para luego desaparecer.
El actor que en cambio bus-
ca un primer plano en el que
puede mostrar lo bien dota-
do que está es el coleccionis-
ta, ese invitado VIP que tiene
acceso a todas las fiestas y a
los stands ocultos donde se
sirve champaña francesa. Él
viene a lo suyo: a mostrar
músculo financiero y a dis-
frutar de esa nueva forma de
turismo, el cultural, que es
en gran medida la razón por
la cual florecen ferias y festi-
vales de arte, literatura y las
demás artes por todo el
mundo.
Y es que estas ferias, así se
conviertan en eventos me-
diáticos –incluso populache-
ros– gracias al tonto de turno
que hace una obra sobre
lientan la temperatura para
que hierva y arda un mundi-
llo que necesita del perma-
nentemente interés mediáti-
co y del relumbrón social.
Esa efervescencia hace
que el mundo del arte sea su-
premamente inestable. No
hay reglas fijas, ni criterios
objetivos, ni valores estéticos
preestablecidos, y quien
manda no es el que más ba-
gaje cultural tiene, más sofis-
ticación detenta o más títulos
académicos acumula. Manda
el que impone su criterio de
forma un tanto tajante, qui-
zás aconsejado por algún ad-
“Los tiempos
en que el
creador
apabullaba al
público con su
talento sin
pagar peaje al
capitalismo
han acabado”
tal de llevarse la pieza. En
medio de la indeterminación
que rige el mundo del arte
contemporáneo, la única rea-
lidad, lo único que impone
un juicio incuestionable, es
el dinero.
Todo esto tiene algo de
obsceno e irritante y carica-
turizable, sin duda, pero
también es verdad que hoy
en día, cuando se producen
más libros, más obras de ar-
te, más películas y más con-
tenidos culturales que nunca
en la historia de la humani-
dad, las ferias, las bienales y
los festivales son la mejor
manera que hemos encon-
trado para que los campos
artísticos capten la atención
del público, se abran hueco
en el calendario y sobrevivan
en la tumultuosa economía
de mercado.
Los que nos movemos en
estos feudos hemos perdido
la pureza. Ya no podemos
fingir que ignoramos que
nuestros padres follan ni que
dependemos de unas indus-
trias culturales aceitadas,
ojalá bien hirvientes y bien
ardientes, para poder seguir
escribiendo, filmando o com-
batiendo los males de la hu-
peramentos con pasiones y
anhelos, pero hoy en día el
mediador de este proceso es
el mercado.
Los tiempos en que el crea-
dor apabullaba al público con
su talento sin pagar peaje al
capitalismo han acabado. Ya
no hay revolucionarios, sólo
actores que juegan a la revo-
lución para mejor medrar en
los campos culturales. Y sí, es
difícil no sentir cierta nostal-
gia romántica por esos tiem-
pos puros en los que importa-
ba menos lo recaudado en
ventas que la capacidad para
soliviantar deseos y emocio-
nes. Pero también es cierto
que aquellos días nos dejaron
terribles pulsiones políticas y
decenas de poetas muertos
en las guerrilleras latinoame-
ricanas.
De manera que esto es lo
que nos queda, ARCO, Art
Basel, Frieze, eventos tan
enervantes como necesarios,
tan frívolos como importan-
tes, que resumen bien la ne-
gociación contemporánea
que se da entre el capitalis-
mo y la cultura. Es decir, en-
tre el superficial mercado y
las vetas más profun-
das del talento humano.
e

mc
TEATRO ÓPERA
DANZA MÚSICAS
Beverly Glenn-Co-
MÚ peland no ha teni-
SI do una vida fácil.
CA Nació como mujer
afroamericana en Filadelfia y
se formó como pianista clási-
ca, aunque se ganó la vida
como músico de programas
infantiles, como Barrio Sésa-
mo, hasta que se convirtió en
un hombre transexual. En
1986 hizo un álbum,
Keyboard fantasies, que pu-
blicó en casete y vendió unas
pocas copias. Glenn-Cope-
land vivió 30 años de margi-
nación y olvido, pero un día
un japonés redescubrió el
disco y lo convirtió en una
obra de culto. Para Dan
Snaith (Hamilton, 1978), es
algo más: representa la capa-
cidad para transformar las
malas experiencias en algo
hermoso. Como un abrazo.
Que es lo que él ha pretendi-
do hacer en Suddenly, su pri-
mer trabajo como Caribou en
cinco años.
En ese tiempo, Snaith se
ha hecho un nombre entre
los DJs y productores de mú-
sica de baile más punteros.
Era una consecuencia natu-
ral: de la psicodelia sintética
de los primeros discos de Ca-
ribou, como Andorra (2007),
saltó luego al sonido expansi-
vo de los clubs de Berlín y
Londres con Swim (2010),
una fórmula que fraguó con
Our love (2014). Desde en-
tonces había abandonado
Caribou para centrarse en
Daphni, su proyecto más pu-
ramente electrónico para la
pista. Parecía que allí se iba a
quedar, en discotecas y festi-
vales a las cuatro de la maña-
na, hasta que una serie de
pequeñas desgracias empe-
zaron a suceder. De repente.
Como el título de este último
álbum. Familiares y amigos
murieron, hubo divorcios ca-
taclísmicos en su entorno y
su padre atravesó una enfer-
medad complicada.
Entonces recordó el disco
de Glenn-Copeland y su espí-
ritu: «Tomar las adversidades
y usarlas para unir a la gente,
que es lo que ocurre en estos
momentos: las personas con,
por ejemplo, conciencia polí-
tica se agrupan y encuentran
fuerza en la compañía de
otros». Él mismo analizó el
ás ra
as
papel que había tomado en
todos los «de repente» que le
habían surgido. «Y me vi dan-
do apoyo, reconfortando,
tranquilizando y, sí, dando
abrazos», recuerda.
Suddenly es también, de
forma menos explícita, una
crónica histórica emocional.
«Es decir, de todos los cam-
bios que hemos atravesado
todos durante estos cinco
años, ya sea desde un punto
de vista político o no. Así, la
primera canción, Sister, es
«una respuesta al movimiento
MeToo», explica. Pero, lejos
de calmar la conciencia de
Snaith, esta aproximación vie-
ne, en su caso, con una frus-
tración: «Tengo un gran cono-
cimiento de la historia de la
EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020
música y, en el caso específico
de la década de los 60 del si-
glo pasado, se trata de música
de protesta. Yo, en cambio,
nunca he conseguido hacer
nada explícitamente político y
lo considero un gran fallo, una
flaqueza de mi música, que
no sabe conectar con la políti-
ca de estos tiempos».
«No he hecho un disco en
plan ‘Que te follen, Trump’,
que es algo que espero que
haga la gente. Pero yo no soy
Tras cinco años centrado en su
así», se escuda. «Nunca esta-
ré en primera fila de las pro-
testas ni seré el más airado,
baile y en cuidar de los suyos,
porque soy ligeramente opti-
mista y esperanzado, por mu-
cho que mi optimismo sobre
este mundo se haya visto
cuestionado».
HOJA 13
Snaith presentará este
nuevo disco en la próxima
edición del festival BBK Live
de Bilbao, después de su pa-
so por el Primavera Sound
de Barcelona. Es ahí donde
se verá la capacidad de Cari-
bou para seguir haciendo lo
que le hace grande: retorcer
el pop hasta límites inespera-
dos. «Me encanta un montón
de música pop», empieza
aclarando. «Pero, por encima
de todo, me gusta la melodía.
No hago música super obtu-
sa o abstracta o imposible de
escuchar. Aún así, mi pop fa-
vorito es aquel que lleva algo
subversivo. Yo intento lo mis-
mo: algo que suene familiar,
pero que, de repente, llegue
un cambio inesperado que te
haga sentir cosas».
Es lo que pasa con You
and I, una de las piezas de
Suddenly, que empieza como
una canción convencional,
pero que termina siendo de
todo menos convencional.
«No quiero que un tema
avance de un modo predeci-
ble, sino jugar con las reso-
nancias emocionales. Tam-
poco va de hacer las cosas
raras porque sí», enfatiza.
Por eso Suddenly es un
viaje alucinante en que las
sensaciones de extrañeza y
de cercanía se superponen.
Un sample de Gloria Barnes
en Home favorece conexio-
nes neuronales con la música
afroamericana de los últimos
50 años. Ravi, en cambio, pa-
GETTY
rece una sesión de Daphni.
«Son un fan de la música ob-
CARIBOU sesivo. Siempre estoy bus-
cando», dice. Y pone como
ejemplo su gargantuesca
“Mi gran fallo playlist de Spotify. «Esto tie-
ne un riesgo, que es el de po-
es no saber ner el zoom para atrás, pen-
sar que hay mil millones de
hacer música
piezas de música en el mun-
do y preguntarte qué sentido
tiene añadir más. Pero tienes
política” que olvidarlo», recomienda.
«Has de engañarte pensando
que hay algo único con lo
que puedes contribuir. Lo cu-
‘alter ego’ de electrónica de al es algo absurdamente egó-
latra en un mundo saturado
de música. Pero no queda
Dan Snaith oficia ‘Suddenly’, otra», suspira mientras re-
disco sobre improvisos que cuerda aquellas canciones de
Glenn-Copeland que parecía
presenta en el BBK Live que nadie iba a escu-
char nunca.
e
POR DARÍO PRIETO
HOJA 14 EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020
panllas
t a CINE
SERIES
VIDEO-
JUEGOS
CI
NE
Son las olas las
que hacen ver el
mar. Y, de forma
aún más radical,
el océano es sólo océano
cuando ellas protestan y se
rebelan contra su inmensa
monotonía azul. Con este
convencimiento, Juan Sola-
nas se dispuso a recorrer
las calles de su país, Argen-
1.
tina, en cuanto en 2018 em-
CINE. SEIS PELÍCULAS DE ESTRENO pezó la tramitación de la
POR PHILIPPE
ENGEL
primera ley del aborto. Pa-
ra situarnos, el marco de
La ola verde (que sea ley),
así se llama el documental
que se estrena el próximo
2.
viernes, es la historia del
frustrado intento de que el
‘DE
NUEVO
Senado aprobara la ley que
ya venía ratificada en el
OTRA Congreso. Pero más allá del
VEZ’ rigor estadístico e histórico
de ese mar de fondo, lo que
Romina Paula, actriz icónica cuenta, ya se ha dicho, son
‘NO CREAS QUE VOY A GRITAR’ del Nuevo Cine Argentino, las olas. Durante dos me-
Una absoluta maravilla: la depresión del director, debuta a su vez como ses, y especialmente a las
Frank Beauvais, contada a través de un incesante realizadora con una autofic- puertas mismas de la vota-
monólogo lírico y melancólico, ilustrado con un ción en la que se muestra a sí ción, las avenidas de un
montaje de planos robados de unas 400 películas,
visualizadas con enfermiza pasión cinéfila y recorta-
misma, junto a su madre y a
su hijo, en un momento en el
país entero literalmente se
conmovieron, se alzaron y
das sin que aparezca ninguna cara conocida. Real- que trata de encontrarse, finalmente rompieron con-
mente, otra forma de ver el cine. (Estreno: 27/03). separada de su pareja y tra el asfalto. Y contra los
experimentando con otra
chica. (Estreno: 27/03).
muros de la Cámara Alta.
Nunca antes el movimiento
3.
‘BLANCO feminista de probablemen-
EN
BLANCO’
te ningún país del mundo
se sacudió de encima com-
plejos para recibir lo que
estaba destinado a ser una
Algo así como un western de la Patagonia, victoria histórica. No fue
retrato alucinado de la colonización y del así, pero la ola aún brama.
exterminio indígena a través de un «No se consiguió, pero
fotógrafo obsesionado con las ninfas (como con la nueva presidencia,
4.
un David Hamilton avant la lettre) interpre- hay mayoría congresista
tado por Alfredo Castro. Dirige el también La cineasta verde (por el color de la
chileno Théo Court. (Estreno: 20/03). mexicana Lisa protesta) y han aumentado
Avilés se inspiró los votos entre los senado-
en el libro res. La crónica de la pelícu-
L’Hotel, de la, pese a lo que pueda pa-
‘LA Sophie Calle, recer en un primer mo-
para este retrato mento, no es la de una
CAMA- de una kely, que derrota, sino la de una vic-
RISTA’ imagina la vida toria en marcha», dice el
de los clientes a director desde un conven-
partir de lo que cimiento tranquilo, con los
abandonan. ojos abiertos. A nadie se
5.
(Estreno: 06/03). oculta que, y pese al respe-
to con el que son recogidas
‘LA CANDIDATA las opiniones contrarias,
PERFECTA’ ésta es una película a favor
de la causa y pensada des-
Arabia Saudita, desde de el primer momento para
el interior de un nicab, la celebración y hasta la fu-
6.
pero con humor. Una ria. Y es ahí, en la revuelta,
refrescante propuesta en el tumulto encendido,
de Haifaa Al-Mansour. donde el documental hace
(Estreno: 06/03). fuerte. Se trata de capturar
la fiebre de las calles y ha-
cerlo desde la vibración de
lo evidente. Pocas veces un
movimiento feminista, o
sólo popular, se mostró y
‘UN ACUERDO exhibió más activo, más
creativo, con tanto poder
ORIGINAL’ de convencimiento.
Romane Bohringer y Philippe Rebbot «Hay algo que une la
dirigen, protagonizan y reviven su propia protesta de las madres
separación: de cuando se mudaron a dos de la Plaza de Mayo en
pisos del mismo rellano, con la habitación pie de guerra silenciosa
de los niños en común. (Estreno: 27/03). por sus hijos desapare-
A las puertas
del 8-M, se
estrena la
película de
Juan Solanas
que no sólo
registró el
movimiento
cidos y la de sus nietas em-
peñadas en terminar con
los horrores que deja a su
paso la clandestinidad del
aborto. Las primeras visten
un pañuelo blanco y las úl-
timas, lo hacen verde», co-
menta Solanas. La película
se estructura en cuatro
grandes bloques. De un la-
do, retazos del debate en el
Parlamento que se alargó
popular a pie más allá de las 24 horas se-
de calle guidas; a su lado, y en pa-
ralelo, distintas generacio-
cuando nes de feministas van mo-
Argentina delando el sentido de una
ira que también es conven-
votaba su
cimiento; del otro, el fervor,
primera ley y, en ultimo lugar, los testi-
del aborto, monios del horror.
Por estos últimos se da a
sino que conocer la historia de Ana
levanta María Acevedo, que conta-
ba con 19 años y tres hijos
testimonio de cuando se le diagnosticó
un horror, el cáncer. Los médicos le ne-
garon la quimioterapia de
de la rigor en cuanto se descu-
clandesti- brió que volvía a estar em-
nidad, que barazada. Un comité ético
compuesto por personal sa-
recorre un nitario y representantes de
la Iglesia católica fallaron a
LA favor del feto. La decisión
acabó con la vida de las
dos. La madre, Norma,
LEY aparece y reclama justicia.
En otro momento, se cuen-
ta la historia de una mujer
DE
que, tras presentarse en un
hospital aquejada de hemo-
rragias, fue acusada, arres-
LA
tada y condenada a siete
años de cárcel. Todo ello
por lo que quedó demostra-
CALLE
do que fue un aborto es-
pontáneo.
Son sólo dos casos entre
mil que el hijo del también
continente cineasta Fernando E. Sola-
entero. ‘La
nas y autor del mítico do-
cumental La hora de los
ola verde (que hornos utiliza a modo de
violentísima ilustración. La
sea ley)’, película, en claro homena-
estrenada en je a la cinta del progenitor,
Cannes, une la utiliza textos que surgen de
la nada con tipografía in-
protesta del mensa. Por ellos sabemos
pañuelo que sólo el 2% de los títulos
blanco de las
de propiedad de la tierra
en Argentina está a nom-
madres de la bre de mujeres. Y es ahí,
en esos datos, a lo que se
Plaza de Mayo
cose la reivindicación que
con sus nietas va mucho más allá de la
propia enormidad de la ley
POR LUIS que aún no es.
MARTÍNEZ «De toda la vida», razona
el director, «milito en la
igualdad y eso me une al fe-
minismo. Me considero un
animal político y si hago ci-
ne es para intentar cambiar
las cosas». La filmografía
del que habla, sin embargo,
discurre al margen de lo
que se puede considerar un
cine militante en sentido
estricto. Pese a que Nordes-
te, su primer largometraje,

sí se acercaba a una preo-
cupación evidente por las
heridas de la miseria, Un
amor entre dos mundos,
con Jim Sturgess y Kirsten
Dunst, se movía entre lo
fantástico, el lirismo exa-
cerbado y la más simple y
evidente locura. «Mis dio-
ses son Fellini y Tarkovski
y mi convencimiento es que
la poesía sólo es válida si
cambia el mundo», comen-
ta a modo de nota al pie. Y
le creemos.
Sea como sea, ahora no
hay más lírica que la que
arde. Aunque la cinta pre-
fiera y se obligue a quedar-
se en la marea (se antojan
indiscutibles todas las esce-
nas robadas desde el borde
de la acera), no quiere de-
jar de sondear el mar, el del
fondo. Y ahí que aparece el
tantas veces nombrado pa-
triarcado como exigencia y
enemigo. «Más allá del do-
lor inmediato que causa la
ilegalidad del aborto, está
el esquema, la estructura
de pensamiento, que se im-
pone sobre el cuerpo de las
mujeres. El patriarcado es
una manera violenta de
ejercer el poder», dice, se
detiene y recuerda: «Cuan-
do presentamos la película
en Cannes, una mujer me
contaba lo que le había pa-
sado en Francia en los
años 70. Cuando acudió al
hospital por una complica-
ción tras abortar, se nega-
ron a anestesiarla. Le dije-
ron que sufriera ahora ya
que no había pensado en
las consecuencias cuando
había gozado. Eso mismo
cuenta una mujer en la pe-
lícula. La historia de domi-
nación y poder es la misma
en la Francia del pasado y
en la Argentina de ahora».
Cuenta Solanas que, pe-
se a todo, el impacto de la
presentación de la película
en la Croisette el pasado
mes de mayo fue enorme.
Como descomunales fue-
La ola de
las mujeres.
Distintas
escenas del
furor en las
calles argentinas
antes de la
votación de la
ley. CARAMEL
ron las reacciones en su
país cuando se estrenó en
plena campaña presiden-
cial. «Obligó a los candida-
tos a pronunciarse», dice.
También confía en que siga
la ola: «Sólo en Uruguay y
en Cuba, el aborto es legal
en Latinoamérica. En mu-
chos países, además, no só-
lo no es legal sino que es
un completo anatema».
Probablemente (o con to-
da seguridad) la película
no sirva para cambiar nin-
HOJA 15
guna opinión. Solanas lo
sabe, aunque en su fuero
interno desee la duda pues-
to que Argentina tiene que
volver a votar. Las opinio-
nes de los que están en
contra, que las hay, son re-
cogidas con el rigor y la dis-
creción debidas. Pero siem-
pre sin ocultar la posición
de partida. Lo que cuenta
en definitiva es la contun-
dencia de la ola. Y detrás de
ella o, precisamente
por ella, el mar.
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HOJA 16

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EL MUNDO. DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020

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Las revistas literarias

POR En lo que a literatura se refiere, me
crié con las revistas, y acaso por eso
JUAN me parece que no hay nada que pue-
BONILLA da compararse con ese formato. Sin
duda venir de una infancia en la que no me perdía nunca ni el
AS COLOR ni DON BALÓN, ayudó a que me aficionara. Al
principio fue LA LUNA DE MADRID, con su formato grande
y su diseño descabellado, donde igual te hablaban de
Bukowski que entrevistaban a Leopoldo María Panero o pu-
blicaban relatos de Fernando Márquez. En Jerez, de donde
soy, se publicaba una revista excepcional, dirigida por Fran-
cisco Bejarano y Felipe Benítez Reyes: FIN DE SIGLO. Ahí
descubría uno a Cansinos, a
Lasso, a Fortún, pero también leía
a poetas que eran jóvenes enton-
mercado de San Antonio en Barcelona, se me fuga la mirada
al resplandor amarillo de una cubierta en la que sólo hay una
flecha blanca, un nombre y un número: SUR, 172. El primer
texto de la revista es La Escritura de un Dios de Borges. Hay
un montón de ejemplares de la revista, cada número con una
tapa de color distinto. Hago cálculos por ver cuántos puedo
llevarme mientras repaso los sumarios –que figuran en las
contracubiertas en una ventana blanca. Puedo comprar tres
ejemplares, y me llevo el 172, el 56, donde aparece Pierre Me-
nard, autor del Quijote y el 167, donde se publica por vez pri-
mera Emma Zunz. Desde entonces, sin la más mínima prisa
ni ansia alguna, trato de completarla a sabiendas de que no
seré capaz. Soy pésimo como coleccionista, no logro comple-
tar nunca ninguna colección.
Con SUR, la gran empresa de Victoria Ocampo y acaso la
más importante revista en español del siglo XX junto a Revis-
ta de Occidente de Ortega y Vuelta de Octavio Paz, es imposi-
ble no nombrar AMAUTA, la revista que hizo en Lima Mariá-
tegui, consiguiendo un increíble ejército de colaboradores
puestos bajo la advocación inicial y memorable: «Esta revis-
ta, en el campo intelectual, no representa un grupo. Represen-
ta más bien un movimiento, un espíritu». Y, si nos quedamos
en España, hay que citar a las dos gacetas: la de Giménez Ca-
ballero, La Gaceta Literaria, y la gran revista canaria Gaceta
de Arte, o a Litoral, y, ya en la gue-
rra, a Hora de España, en el ban-
do republicano, y la imponente

GALLEGO
ces y cuyos nombres se me apare- Vértice o la negra Jerarquía, en el

epíl go

&REY
cían por vez primera: Villena, bando franquista. La Gaceta Li-

POR
Abelardo Linares, Julio Martínez o teraria tuvo una heroica continua-
Mesanza, Lorenzo Martín del ción, El Robinson Literario de Es-
Burgo, Ana Rossetti... La lista se- paña, seis números redactados ín-
ría interminable. Unos te decían tegramente por Gecé después de
más, otros menos, pero el resulta- que su conversión al fascismo es-
do final era espléndido. FIN DE pantara a todos sus colaborado-
SIGLO me llevó, además, a un res. También revista de un solo
viaje de doble dirección: hacia autor –casi– es Die Fackel de Karl
adelante, las revistas que o estu- Krauss, que duró casi 40 años, en
vieran ya vivas o fueran a salir –la lo que se ve que su modernidad
impresionante POESIA, CALLE es muy antigua, porque una de
DEL AIRE, RENACIMIENTO, las señas de identidad de algunos
CONTEMPORANEOS–, y hacia escritores de finales del XVIII y
atrás, las revistas del aún reciente principios del XIX es que funda-
pasado –JUGAR CON FUEGO, ban sus periódicos y los escribían
que hacía García Martín en Avi- de la primera a la última página.
lés, NÚMERO que hizo Andrés Dado que mi alemán es nulo,
Trapiello en Madrid–. nunca me ha dado por buscar
La revista era un género en sí esas joyas. Y de un solo autor, o
mismo, y casi se podría escribir casi, era también una de las revis-
una historia de la cultura de cual- tas que hizo Wyndham Lewis:
quier país sin salir de ellas, las The Enemy –tres números entre
grandes, de larga duración, como 1927 y 1928 para declararle la
Revista de Occidente, y las que guerra a una vanguardia de la
apenas alcanzaban a quienes co- que había sido uno de los inaugu-
laboraban. Era la obra perfecta: radores. Precisamente de ese pe-
coral, unánime, variada, permitía riodo (1914-1915) es BLAST, su
tantas posibilidades, procuraba primera revista, de la que salieron
tantas vías, tantas combinaciones sólo dos números, uno con cu-
en las que alcanzar el rigor y el bierta magenta y el título en dia-
humor, lo grave y lo leve, el recreo gonal y caracteres gigantes, y otro
y el confesionario, sin que unos con un impresionante grabado
negasen a los otros, sino que pu- vorticista. Es para mí, sin duda, la
jasen por trenzar una armonía. cumbre del género «revista litera-
Creo que desde entonces soñé ria» con su papel fuerte, su tipo-
con dirigir alguna vez una y cum- grafía atrevida, su alineación de
plí mi sueño cuando, hará ya casi jóvenes autores entre los que es-
20 años, Carlos Font me propuso taban Pound, Eliot, Rebeca West,
que inventáramos una revista. La Ford Madox, Gaudier-Brzeska,
llamamos Zut porque es la última sus inauditas ganas de sacudir un
palabra que dijo Apollinaire y por- mundo que, cansado de estar
que es el nombre de una preciosa muerto, había decidido volar
isla croata. Duró 11 números. Si por los aires.
e
me preguntaran, de cuanto has
hecho, ¿de qué te sientes más or- Juan Bonilla es escritor. Su último li-
gulloso?, sin dudarlo diría que de bro publicado, junto a Juan Manuel
la revista Zut. Bonet, es Tierra negra con alas (An-
Un milagroso domingo de hace tología de la poesía vanguardista la-
ya treinta y tantos años, en el tinoamericana)

DIRECTOR: ANTONIO LUCAS. REDACTOR JEFE: MANUEL LLORENTE. JEFE DE SECCIÓN: PABLO GIL.
REDACCIÓN: LUIS ALEMANY, LUIS MARTÍNEZ, DARÍO PRIETO, VICENTE ZABALA. PUBLICIDAD: CARLOS.PICCIONI@ELMUNDO.ES