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Edad del Cobre

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Pepita de cobre.

Mineral de cobre.

La Edad del Cobre, también llamada Calcolítico (gr. χαλκός, jalkós 'cobre';


gr. λίθος, líthos 'piedra') o Eneolítico (lat. aenĕus 'cobre'; gr. λίθος, líthos 'piedra'),
es un período de la prehistoria ubicado entre el Neolítico (Nueva Edad de la
Piedra) y la Edad del Bronce.
El cobre fue uno de los primeros metales que usó el hombre, utilizándolo
inicialmente en su estado natural, el cobre nativo, ya que desconocía los
mecanismos por los cuales se podía fundir el mineral. En estos primeros tiempos
lo moldeaba gracias a las técnicas del martillado y/o del batido en frío, por lo que
esta fase no es considerada todavía calcolítica sino neolítica. El perfeccionamiento
de las técnicas cerámicas le permitió la experimentación con los
procesos metalúrgicos, comenzando así a comprenderlos. Cuando ya los
controlaba empezó a realizar diversas aleaciones con otros minerales, siendo las
más habituales la mezcla con arsénico, primero, y la posterior con estaño, la cual
dio lugar al bronce. También fueron usados el oro y la plata.

Índice
 1Introducción
 2Contextualizando el Calcolítico
 3Calcolítico inicial en el Próximo Oriente
 4Balcanes en el IV milenio a. C.: primeros protoestados europeos
o 4.1Karanovo-Gumelnitsa
o 4.2Vinça
o 4.3Cucuteni-Tripolje
o 4.4Tiszapolgar
 5Pueblos de los kurganes
 6El Egeo entre el IV y el III milenio a. C.: el alba de las culturas clásicas
o 6.1Heládico inicial
o 6.2Cicládico inicial
o 6.3Minoico inicial (o antiguo)
 7Malta: primeros templos megalíticos
 8Foco autóctono peninsular: Vila Nova y Los Millares
o 8.1Vila Nova
o 8.2Los Millares
 9Mediodía francés
 10Herederos de los protoestados balcánicos
o 10.1Cerdanova
o 10.2Pecel-Baden
 10.2.1Boleraz
 10.2.2Vucedol
 11Vaso campaniforme
 12Cerámica cordada
 13Expansión del megalitismo
 14Véase también
 15Referencias
o 15.1Bibliografía
 16Enlaces externos

Introducción[editar]

Cobre nativo.

Anteriormente al VI milenio a. C. se han encontrado artefactos de cobre en el sur


de Turquía y norte de Irak, pero, posiblemente, habían sido trabajados en frío o
calentados ligeramente para conseguir algo de ductilidad. En la cueva
de Shanidar (montes Zagros, Irak) se han hallado colgantes hechos con cuentas
de cobre en niveles correspondientes al 9500 a. C., o sea, del Neolítico inicial.1
Pero las primeras evidencias claras de fundición (señaladas por la presencia
de escorias de cobre) se han hallado en Çatalhöyük, en Anatolia, y corresponden
a un momento cercano al 6000 a. C. A lo largo del VI milenio aparecen más
pruebas metalúrgicas por todo el sur de Anatolia, Irak y los Zagros iraníes, de lo
cual se ha deducido que el sur de Anatolia y el Kurdistán (zonas ricas en
minerales de cobre) pudieron ser las áreas nucleares donde se consiguió su
fundición por primera vez.2 En Pakistán se fundía el cobre hacia el 4000 a. C. y,
poco después, también en el norte de la India, Israel y Jordania.3 En Egipto y en
los Balcanes se encuentran artefactos de cobre nativo no fundidos
correspondientes al V milenio a. C., pero es durante el IV milenio a. C. cuando se
produjo el auge de la metalurgia calcolítica balcánica, en un proceso de
características autóctonas que terminó por expandirse a la Grecia continental y,
posteriormente, a buena parte del resto de Europa, gracias a las redes de
intercambio (de objetos e ideas) existentes desde el Neolítico. En el sur de
la península ibérica se han detectado también procesos metalúrgicos de origen
autóctono durante el III milenio a. C., relacionados con las culturas
arqueológicas de Los Millares y Vila Nova.2
En América hay constancia de la fundición del cobre desde principios del I milenio
a. C., en los altiplanos boliviano y peruano, realizándose aleaciones
con plata y oro desde el 500 a. C. en las actuales Colombia y Perú. Casi siempre
sirvió para fabricar objetos rituales o de prestigio, siendo pocos los artefactos
utilitarios encontrados. Solo a partir de la fase Chimú se comenzó a usar el cobre
arsenicado (su forma y textura es como excremento duro y brillante). 1

Contextualizando el Calcolítico[editar]
Aunque el Calcolítico debe su nombre y siempre se ha identificado con el uso de
los primeros metales por parte del hombre, hay muchos otros procesos de cambio
asociados que son incluso más importantes que la propia metalurgia:

 la intensificación de la producción;
 los nuevos modelos de ocupación del territorio;
 la especialización artesanal;
 el incremento de los intercambios;
 la estratificación social.
Todos ellos juntos provocaron a partir del V milenio a. C. en el entorno
del Mediterráneo oriental un fenómeno que se ha denominado emergencia de las
primeras sociedades complejas. Dentro de este conjunto de procesos la
metalurgia fue únicamente una innovación tecnológica relativa, ya que fundir
minerales cupríferos no requiere de técnicas especiales, sino solo de un cierto
perfeccionamiento de los métodos utilizados para la fabricación de cerámica: la
fusión del cobre se realiza a 1083 ºC, temperatura que había sido casi alcanzada
por algunas comunidades ceramistas en el Neolítico. 2
El aumento de la productividad en la agricultura se debió conseguir gracias al uso
del arado; en el Mediterráneo, además, con las técnicas de regadío y la
domesticación de la vid y del olivo, de todo lo cual se han encontrado indicios. Así,
se pudieron ampliar las superficies en explotación y, gracias a la aparición
del carro, transportar los excedentes producidos para su intercambio. En la
ganadería se produjo lo que se ha venido a denominar revolución de los
productos derivados, consecuencia del aprovechamiento de la fuerza motriz del
ganado, de la leche (y sus derivados) y de la lana. 4

Lingote de cobre minoico. Hallado en Zakros.

Para Renfrew, Chapman y sus seguidores, la complejidad social fue el resultado


del incremento y diversificación de la producción y los intercambios. Marginados
actualmente los modelos difusionistas, el debate se ha centrado últimamente en la
importancia que tuvieron en la transmisión cultural los contactos entre grupos
humanos, probados por abundantes evidencias. Gracias a los intercambios se
generalizó el uso de la rueda y del carro por Europa central y occidental, mientras
que la metalurgia del cobre se extendió acompañando la expansión del
vaso campaniforme. La uniformidad y extensión de los fenómenos
campaniforme, cordado y globular suele ser interpretada como resultado del
comercio a larga distancia.5
Todos estos cambios provocaron el paso del modo de producción
doméstico neolítico, autárquico y dirigido por grandes hombres, a una serie
de economías integradas e interdependientes, controladas por jefes estables,
que, ejerciendo la coerción, se apropiaban de los excedentes, con lo cual
comenzaron a generarse las primeras grandes desigualdades en el seno de las
sociedades. Asimismo se produjo un claro crecimiento demográfico, que provocó
la expansión, estabilización y nuclearización de las poblaciones, que, sobre todo
en el área mediterránea, alcanzaron niveles considerados como proto-urbanos,
con estructuras suntuarias, cierto urbanismo y una incipiente jerarquización de los
asentamientos. A estas sociedades se les ha dado el calificativo de pre-
estatales.64
El carácter transformador de la metalurgia probablemente debió incidir en
las mitologías calcolíticas generando divinidades demiúrgicas (modificadoras de la
materia), y la estratificación social se debió reflejar también en unos panteones
más jerarquizados, regidos por deidades masculinas y guerreras, que desplazaron
a las diosas madre neolíticas.4
Virtualmente cada aspecto de la vida en el calcolítico está asociada a lo ritual. Se
llevaban adelante ceremonias para honrar a los Dioses y a los cuerpos celestiales.
Es en esta Edad que emerge el concepto de "santuario" —la morada terrenal de
los Dioses—. Tres santuarios del calcolítico han salido a la luz: al Oeste del Mar
Muerto, en Ein Guedi, en Tuleilat el-Ghassul, Jordania, y en Gilat, parte Norte del
desierto del Néguev.

Calcolítico inicial en el Próximo Oriente[editar]

Área de difusión del uso del cobre nativo en el Calcolítico:      7500 a. C.      7500 – 7000 a. C.      7000 – 6500
a. C.     6500 – 5500 a. C.

El cobre comenzó a ser fundido en el sur de Anatolia durante el VI milenio a.


C. para realizar adornos y/o complementos mientras se seguían utilizando las
mismas herramientas líticas (o de otros materiales) del Neolítico, ya que los
artefactos fabricados en este metal (sin ningún tipo de aleación) eran menos
eficaces que los de sílex u obsidiana. Las primeras evidencias proceden
de Çatalhöyük, pero en niveles correspondientes a los años centrales del milenio
aparecen también en Hacilar algunas piezas de cobre fundido
como punzones, agujas y adornos.
En Mesopotamia la metalurgia del cobre (y del plomo) se detecta en
las culturas de Samarra (Irak) y Tell-Halaf (Siria), hacia mediados del VI milenio
a.C. En ambas se había empezado a practicar la agricultura de regadío y se
elaboraron cerámicas hechas a mano de alta calidad, sobre todo los grupos
halafienses, que construyeron santuarios, realizaron pequeñas esculturas y
utilizaban sellos. En el sur mesopotámico destaca el yacimiento de Eridu (para los
sumerios la ciudad más antigua, con estratos pertenecientes al principio del V
milenio a. C.) que participó inicialmente de las anteriores culturas y donde se
construyó un templo de pequeño tamaño. De la misma época El Obeid nos ha
legado cerámica hecha a torno, armas y adornos de metal, así como templos
monumentales que anticipaban los posteriores zigurat.7
Desde el 5000 a. C. en Ugarit (Siria) y desde el 4500
en Palestina y Biblos (Líbano) comenzaron a manufacturarse pequeñas
cantidades de objetos metálicos que en el caso de Biblos no solo fueron de cobre
sino también de oro y plata.
En el valle del Nilo se desarrolló a partir del 4000 a. C. la cultura de Nagada,
correspondiente al período predinástico y conocedora ya de la metalurgia, aunque
la mayoría de los objetos encontrados se fabricaron en piedra. Ha sido
considerada un protoestado, con agricultura de regadío y una extensa necrópolis
con claras diferencias sociales. Durante esta época aparecieron las convenciones
artísticas8 y los signos religiosos (de inicial carácter totémico) que estructuraron
posteriormente el Egipto faraónico. Asimismo, se desarrolló una importante
artesanía que utilizó de manera limitada los minerales de cobre, oro y plata
(procedentes seguramente de la península del Sinaí) para
crear alfileres, amuletos y otros adornos.9

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