Este fábula nos dice que es necesario que pensemos mucho cuando nos adulen y lo que se ve bonito
puede hacernos daño.
El cuervo era tan vanidoso que se olvidó de pensar y de la verdad que el zorro era astuto; el elogia era tan maravilloso que el cuervo se perdió en la imaginación y finalmente, perdió el queso. En la vida, lo mejor que hacer es apartarnos de los astutos. Pero cuando encontramos con ellos, debemos estar calmado y no creer totalmente en ellos. Lo más importante es conocer a nosotros mismos.