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MERCADO DE BONOS
PROFESOR
JUAN URREA
PRESENTA
CONTADURIA PUBLICA
2020
Aunque últimamente se haya corregido en parte esta tendencia con las informaciones que se
dan sobre la prima de riesgo, llama mucho la atención la preponderancia que la Bolsa ha
tenido sobre el mercado de bonos en los medios de comunicación.
¿Y por qué es tan importante el mercado de bonos? En primer lugar, porque en gran medida
es el que establece los tipos de interés a largo plazo para la economía en su conjunto. En
segundo lugar, porque juzga diariamente las políticas económicas de los distintos gobiernos y
tiene capacidad para castigarles subiendo el coste de su deuda (que básicamente es lo que
lleva sucediendo en España desde hace unos años).
Para entender la importancia del mercado de bonos basta con identificar a sus principales
actores:
Los principales emisores de los mercados de bonos son agentes económicos que
necesitan grandes sumas de dinero, como las grandes empresas, pero por su importancia y por
la cantidad de dinero que manejan, debemos destacar sobre todo a los gobiernos que emiten
deuda pública.
Del mismo modo, los principales inversores en los mercados de bonos son los agentes
económicos que mayores sumas de dinero manejan: fondos de pensiones, fondos de
inversión, fondos soberanos... Estos agentes no solo mueven cifras gigantescas de dinero, sino
que de ellos depende el bienestar y el futuro de millones de trabajadores y pensionistas del
mundo entero.
Pero vayamos por partes. Para hablar del mercado de bonos es imprescindible saber qué se
negocia en ellos, y para ello debemos hablar de los empréstitos. A menudo, los gobiernos y las
grandes empresas necesitan sumas de dinero tan grandes que sería imposible encontrar un
banco que se las prestase; en esos casos, recurren a la emisión de empréstitos.
En realidad, un empréstito no es más que un gran préstamo dividido en partes iguales. Cada
una de estas partes se llama obligación. Las obligaciones son títulos-valores (como las
acciones) cuyo comprador adquiere el derecho a percibir un interés periódico o acumulado y al
que el emisor del título se compromete a devolver el importe del mismo en un plazo
determinado. Siguiendo con la comparación con las acciones, mientras que éstas te convierten
en copropietario de una empresa, las obligaciones te convierten en acreedor de un préstamo
concedido a una empresa o país. Eso sí, el término obligación es demasiado teórico, los
mercados financieros denominan bonos a los títulos de deuda, así que esa es la denominación
que utilizaremos en el resto de la entrada.
En esta representación gráfica se puede ver una explicación simplificada de este proceso:
Cada bono tiene un valor nominal, que es el valor oficial que se le da al emitirlo y que
supuestamente es la cantidad que paga el comprador al adquirirlo (aunque puede venderse
por menos si se emite con una prima de emisión). Los bonos también tienen un tipo de interés
fijado en la emisión, pero el comportamiento del mercado de bonos puede hacer que los
intereses reales percibidos por los poseedores de los bonos se alejen mucho del tipo de interés
fijado por el emisor. Veamos cómo puede suceder esto explicando brevemente el
funcionamiento de los mercados primario y secundario de bonos:
Mercado Primario: es el mercado de emisión, es decir, en el que los prestatarios ponen a la
venta los títulos de deuda. Por ejemplo, el gobierno español podría poner a la venta en el
mercado primario bonos de deuda a diez años con un valor nominal de 1.000 € y un interés del
5% anual. Esto significa que el comprador de un bono recibiría un interés de 50 € al año y al
cabo de diez años se le devolverían los 1.000 € invertidos.
Mercado Secundario: es el mercado de negociación, en el que los bonos van cambiando de
manos. El comprador original de los bonos los vende a otros inversores, y estos los van
vendiendo sucesivamente a otros posibles compradores. El comportamiento de este mercado
secundario es el que puede tener un impacto clave en la economía:
Imaginemos un escenario en el que el mercado de bonos se asusta ante el enorme tamaño de
la deuda pública española (que se acerca peligrosamente al 100% del PIB). En esta situación,
los inversores empezarían a preocuparse por la posibilidad de que el gobierno español sea
incapaz de devolver su deuda. En tal caso, el precio del bono español caería, ya que los
inversores intentarían desembarazarse de él para comprar títulos más seguros.
De este modo, el bono que se emitió a 1.000 € en el mercado primario podría acabar
vendiéndose por 800 € en el mercado secundario. En principio, al gobierno español no le
afectan los vaivenes del mercado secundario, y seguirá pagando 50 € al poseedor de dicho
título, sea quien sea. Sin embargo, ese poseedor ya no cobrará un interés del 5%, sino del
6,25%, ya que percibirá unos intereses de 50 € por un título que le costó 800 €
(50/800=0,0625).
El problema para el gobierno es que, cuando vuelva a acudir al mercado primario a emitir
bonos, los inversores no aceptarán intereses inferiores al 6,25%, lo que encarecerá
enormemente el coste de la deuda.
Como se puede imaginar, todo este proceso acabaría desencadenando un auténtico círculo
vicioso en el que el pago de mayores intereses empeoraría el déficit, y este aumento del déficit
provocaría nuevos aumentos en el tipo de interés pagado por la deuda. En esta coyuntura, o
bien se renuncia a devolver parte de la deuda, o bien se recortan las demás partidas de gasto o
bien se suben los impuestos.
Además, como mencionamos al principio del texto, el mercado de bonos es también
importante porque determina los tipos de interés a largo plazo de la economía. En efecto,
teniendo en cuenta que los bonos de deuda pública son considerados los activos con más
seguridad de los mercados financieros, los tipos de interés que se piden por ellos influyen en
todos los demás. Por seguir con el ejemplo anterior, si al estado español se le pide un 6,25% de
interés por sus títulos de deuda, ¿qué no se le pedirá a cualquiera de sus bancos o demás
empresas, que en principio son prestatarios mucho menos seguros? Y como una cascada, los
tipos pedidos a estas empresas repercutirán en el conjunto de la economía. De este modo, que
la deuda española sea más cara que la alemana no sólo significa que el Tesoro Público alemán
se financia de forma más barata que el español, sino que las empresas alemanas también lo
hacen, con todas las repercusiones que eso tiene para la inversión, la actividad y el empleo.
Para cerrar esta breve explicación sobre el funcionamiento del mercado de bonos,
enumeraremos los principales títulos de deuda pública emitidos por la Hacienda española,
muchos de los cuales os sonarán por haberlos leído en la prensa o por las campañas
publicitarias del Tesoro:
Letras del Tesoro: son títulos de deuda con vencimiento inferior a 18 meses
(normalmente se emiten a seis o doce meses). Se emiten mensualmente con un valor de 1.000
€.
Bonos del Estado: son títulos de deuda que se emiten con vencimientos de tres y cinco
años. Como las Letras del Tesoro, se emiten mensualmente y la inversión mínima es de 1.000
€.
Obligaciones del Estado: son títulos de deuda a muy largo plazo, ya que se emiten a
diez, quince o treinta años. En concreto, la diferencia de interés entre el bono español a diez
años y el bono alemán del mismo plazo en el mercado secundario es la que se utiliza para
calcular la prima de riesgo.
Como señalé al comienzo de la entrada, los principales compradores de estos títulos son los
inversores institucionales (grandes fondos de pensiones, fondos de inversión, etc.), aunque en
la coyuntura actual es la banca española la principal compradora de nuestra deuda pública. No
obstante, cualquiera de vosotros podría invertir en bonos españoles, ya sea a través de un
banco que haga de intermediario o a través de una cuenta directa en el Banco de España.
Lógicamente, lo normal es que la deuda pública española se emita en euros, pero el Estado
también realiza emisiones en moneda extranjera, normalmente en yenes, dólares, libras o
francos suizos. Eso sí, estas emisiones sí que están dirigidas específicamente a inversores
institucionales internacionales y son muy difíciles de adquirir por inversores particulares.