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PANORAMA DE LAS FINANZAS PUBLICAS EN MÉXICO A

NUEVE MESES DE LA PANDEMIA COVID-19.

Durante el presente año, la economía mexicana ha profundizado su tendencia


declinante, iniciada hace un bienio, al entrar a la recesión más severa de la
historia moderna del país. Como en otras latitudes, la causa principal de la
contracción han sido las acciones de distanciamiento social y confinamiento para
evitar el contagio del coronavirus.
Ante la gravedad del descalabro, el apoyo de la política fiscal debería ocurrir
principalmente en dos vertientes, que son, en principio, complementarias.
La primera se activaría, sin intervención directa del gobierno, mediante los
denominados 'estabilizadores automáticos', los cuales se refieren a ciertas
características estructurales que pueden poseer los presupuestos
gubernamentales y amortiguan las fluctuaciones económicas.
Un par de ejemplos son la recaudación tributaria, que guarda una relación directa
con el PIB, y las transferencias gubernamentales, como los beneficios por
desempleo, cuya asociación es inversa.
Así, en una recesión, las obligaciones fiscales de los particulares se reducen y se
incrementa la asistencia del gobierno, lo cual suaviza el desplome del gasto
privado. Lo contrario sucede en las expansiones.
Un segundo camino, con intervención directa del gobierno, consistiría en medidas
fiscales orientadas a atender la emergencia. Los rasgos de la presente recesión
sugerirían las siguientes prioridades.
Es importante señalar que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público presentó
las cifras de finanzas y deuda pública al cierre de agosto 2020. Dentro de la
información presentada, se incluye evidencia sobre el desempeño de los ingresos
y los gastos públicos en los primeros 8 meses de 2020, y el impacto de la
pandemia sobre éstos.
Además, deja claras las prioridades del gobierno, y contextualiza los cambios y
ajustes hechos a raíz de la crisis económica que actualmente se desenvuelve.
Entre enero y agosto, los ingresos públicos presupuestarios – que incluyen
ingresos petroleros, ingresos por recaudación de impuestos (tributarios) e ingresos
de las empresas productivas del estado, entre otros conceptos – tuvieron una
caída considerable al comparar con el mismo periodo de 2019: año con año, el
dinero disponible disminuyó (-)2.3%.

Además, los ingresos públicos fueron (-)4.8% menores a los que el gobierno tenía
programados para el periodo. En particular, los ingresos petroleros sufrieron una
fuerte contracción imprevista, consecuencia del episodio de bajísima demanda
global y precios del barril de crudo que pisaron terreno negativo.
PANORAMA DE LAS FINANZAS PUBLICAS EN MÉXICO A
NUEVE MESES DE LA PANDEMIA COVID-19.

También hubo cambios en la recaudación tributaria: los ingresos por IVA fueron
(-)5.3% menores a los programados, y lo recaudado por IEPS fue (-)12.2% menor
a lo esperado, ambos consecuencia de la caída en los ingresos y el consumo de la
población del país.

En la contraparte, el gasto público en los primeros 8 meses de 2020 fue (-)6.5%


menor al programado para el periodo. Hubo subejercicios notables en ramos como
el de Presidencia y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, donde el gasto
entre enero y agosto fue (-)77% y (-)13.4% más bajo que lo que se había
contemplado en el Presupuesto.

En el rubro de salud, el gasto destinado a la Secretaría de Salud, de la cual


depende la Dirección General de Epidemiología, fue 2.3% mayor al que se tenía
contemplado; sin embargo, el IMSS y el ISSTE registraron un subejercicio de
(-)2.5% y (-)4.1% respectivamente. Algunos subejercicios adicionales relevantes
son el de educación pública, de (-)3.4%, así como el del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (Conacyt), de (-)2.2%.

Es importante recalcar que el gasto del gobierno representa un estímulo directo a


la actividad económica, y debe dirigirse a rubros prioritarios acorde al escenario de
profunda incertidumbre por el que atraviesa el país.

A pesar de la necesidad de un gasto que estimule la provisión de servicios de


salud, la transición del sistema educativo a una modalidad remota, y el desarrollo
de la ciencia y la tecnología que contribuya a la recuperación social y económica
del país, las finanzas públicas a agosto demuestran que el gobierno ha sufrido
serios desajustes en sus gastos e ingresos programados.

Es en este contexto que La Cámara de Diputados aprobó el dictamen que elimina


o modifica la operación de 109 fideicomisos, bajo el argumento de que “el país
dispondrá de más recursos para continuar con las acciones y programas sociales
y proyectos prioritarios, así como orientar recursos adicionales para la atención de
la pandemia y la recuperación económica del país”.

En la lista de fideicomisos afectados por el dictamen, están instituciones que se


dedican a atender rubros como ciencia, tecnología, educación y derechos
humanos, y en los que el gobierno ha recortado el gasto, o sub-ejercido el
asignado, hasta ahora.

La fuerte presión presupuestaria que enfrentan las instituciones -tanto público


como privadas- inhibe el potencial de crecimiento y desarrollo que el país
necesitará para superar los efectos de la pandemia de COVID-19.

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