Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
0376
Ahora, no querían decir ellos que Pablo hacía algo que era contrario a la ley del
Imperio Romano ni contrario a la ley de Corinto. Lo que querían decir era que obraba de
una manera contraria a la ley del sistema mosaico. Y veamos entonces lo que ocurre.
Leamos los versículos 14 al 17 de este capítulo 18 de los Hechos:
Muchos han condenado a este hombre Galión. Lo describen como un juez típico e
insensible de aquel entonces. Pero quisiéramos decir algo en defensa de Galión. Damos
gracias a Dios por él, y vamos a decirle por qué, amigo oyente. El probablemente es la
primera persona que hizo una separación entre la Iglesia y el estado. Galión dijo que si la
cuestión tocara la religión o alguna otra cosa religiosa, debían tratarla ellos mismos. El era
un magistrado romano y tenía interés en la ley romana, pero mientras el caso no
involucrara la ley romana, él no intervendría. No quería intervenir en asuntos religiosos.
Dice aquí que Galión no quiso ser juez de estas cosas. ¡Claro que no! Es un magistrado
secular. Y no piensa entrar en la Iglesia para tratar de arreglar una disputa en cuanto a la
doctrina de la predestinación o la del libre albedrío. No le atañe a él, y por esa razón, no
entrará en eso. Continuemos ahora leyendo el versículo 18 de este capítulo 18 de los
Hechos:
Hay muchos que culpan a Pablo por haber hecho un voto. Dicen que este es el hombre
que predicó que no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia, y por tanto no debe haber
hecho este voto. Pero, espere un momento, amigo oyente. Cualquiera que diga esto en
cuanto a Pablo, en realidad hace una pequeña ley para Pablo. Tales personas están
diciendo que Pablo debía hacer las cosas de acuerdo a lo que ellos piensan. Bajo la gracia,
amigo oyente, si usted quiere hacer un voto, muy bien puede hacerlo. Y si no quiere hacer
un voto, pues, no tiene que hacerlo. Pablo nunca obligó a nadie a hacer un voto. El hecho
es que dijo muy enfáticamente que nadie tiene que hacer eso. Pero, si Pablo quiere hacer
un voto, eso le atañe a él. Esa es la maravillosa libertad que tenemos hoy en día bajo la
gracia de Dios.
Permítanos decir amigo oyente, que hay muchos super santos por allí, quienes forman
Lo siento mucho amigo oyente, pero no quiero tener nada que ver con esas asociaciones
exclusivistas. Y por favor no me dicte lo que puedo o no puedo hacer. El Señor es el que
me dice lo que me es permitido hacer y lo que no me es permitido hacer. Y trato de
obedecerle a El. Quiero seguirle a El.
La Biblia nos dice lo que debemos hacer en cuanto a tales cosas. Si uno quiere comer
carne, tiene libertad de comer carne. Si uno desea guardar cierto día, tiene libertad para
guardarlo. Dice el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 10, versículo
31: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” El
comer carne no le hace más acepto ante Dios, amigo oyente; ni tampoco lo hace el
abstenerse de comer carne. No vamos pues a culpar aquí a Pablo. En este pasaje
particular, el pobre Galión y Pablo, en verdad se hallaban en apuro con sus críticos. De
modo que deseamos defender a los dos.
Pablo pues, regresa ahora de su segundo viaje misionero. La ciudad de Corinto ha sido
el punto más lejano de su viaje y ahora va de regreso. Navega de Cencrea. Cencrea es un
puerto al lado oriental de Corinto. Hay un canal que atraviesa la península corintia hoy,
pero, no lo había en aquel entonces. En verdad halaban los barcos por allí. Si usted va hoy
Usted recordará amigo oyente, que cuando Pablo salió en su viaje, el Espíritu de Dios
no le había permitido ir a Efeso. Pero, ahora al regreso, se detiene en Efeso; sin embargo
no se queda allí por mucho tiempo. Prosigamos con los versículos 20 y 21:
Ahora, quizá, alguien se preguntará otra vez por qué Pablo guardaba las fiestas judías.
Recuerde usted sus antecedentes. Era judío, así como Simón Pedro. Tenía antecedentes
del sistema mosaico. El sabía que muchos de sus amigos estarían en Jerusalén para la
fiesta. Y quizá quería subir para testificarles del Señor. El cree que le es necesario en todo
caso guardar esta fiesta en Jerusalén. Sin embargo, Pablo está bajo la gracia; y amigo
oyente, si él quiere guardarla, eso le atañe a él.
De todos modos, notemos que Pablo vio que se le había abierto una puerta grande y
eficaz en Efeso. Pablo tenía corazón de misionero, y quería regresar a ellos. Efeso era una
de las grandes ciudades del Imperio Romano. Sigamos adelante, ahora con el versículo 22
de este capítulo 18 de los Hechos:
Vemos pues, que Pablo desembarcó en Cesarea. Ahora, Cesarea y Jope eran los
puertos desde donde uno subiría a Jerusalén. Se fue, pues, a Jerusalén y dio allí su
informe. Luego volvió al norte a su Iglesia que estaba en Antioquía. Y esto concluye el
segundo viaje misionero de Pablo. Ahora, fíjese usted que en seguida Pablo sale en su
tercer viaje misionero. Leamos el versículo 23 de este capítulo 18 de los Hechos:
Este es ahora el tercer viaje de Pablo a través de Galacia. Veremos que también
incluirá la ciudad de Efeso, en su tercer viaje misionero, y que tendrá allí un gran
ministerio. Pero, veremos que mientras tanto, otro ha entrado en Efeso. Es otro gran
predicador de la Iglesia primitiva. No es tan conocido como Pablo, pero podremos
aprender mucho acerca de él. Creemos que todo lo que las Escrituras dicen en cuanto a
este hombre Apolos es bueno. Leamos, pues, el versículo 24 de este capítulo 18 de los
Hechos:
Ahora, Apolos era judío, y por tanto tenía los antecedentes de la ley. Su nombre era
Apolos, un nombre griego. De modo que, era helenista de la Diáspora. Sin embargo, no
había nacido en Grecia ni en aquella región de Macedonia. Nació en Alejandría en la parte
norte de Africa, que en realidad está en el norte de Egipto. Ahora, Alejandría era una
ciudad fundada por Alejandro Magno. Era uno de los grandes centros de la cultura griega.
Allí había una gran universidad y también una de las mejores bibliotecas de todo el mundo.
Se nos dice que Apolos era un hombre elocuente, y un gran predicador. También era
poderoso en las Escrituras. Es decir, conocía muy bien el Antiguo Testamento.
Continuemos con el versículo 25 de este capítulo 18 de los Hechos:
Había sido instruido en el camino del Señor. Esto quiere decir que había tenido una
educación formal en las Escrituras. Pero, no quiere decir en manera alguna que hubiese
recibido una revelación directa. El hablaba con fervor de espíritu, o sea que tenía una
verdadera pasión para las cosas de Dios. Este es el testimonio que se da en cuanto a él.
Francamente, amigo oyente, tenemos que concluir que Apolos era un gran hombre, un
hombre sobresaliente.
O sea que Priscila y Aquila convidaron a Apolos a su casa para comer con ellos después
del culto. Vieron que él no había oído hablar acerca de Jesús, y por tanto le contaron
acerca de El. Continuemos con el versículo 27 de este capítulo 18 de los Hechos:
Apolos era un hombre con muchos talentos, pero, antes de aquel tiempo en que Aquila
y Priscila le llevaron a casa para comer, no conocía el evangelio de la gracia de Dios. Aquí
tenemos pues, un caso en que una mujer ayudó mucho a un predicador. Ella le enseñó algo
que él no sabía. Y el versículo 28 dice:
Aquí tiene usted la declaración número doce en cuanto a Apolos. Aceptó a Jesucristo
como su Mesías. Había conocido el Antiguo Testamento y había sabido del bautismo de
Juan. Y, ahora, cuando Aquila y Priscila le testificaron acerca de Jesús, él creyó. Luego,
con su profundo conocimiento del Antiguo Testamento le fue posible predicar a los judíos,
enseñándoles por medio de las Escrituras que Jesús era el Cristo.
Y así concluye el capítulo 18 de los Hechos de los Apóstoles. Llegamos ahora al capítulo
Usted recordará que Pablo había pasado por Efeso en su viaje de regreso de su
segundo viaje misionero, y que les había dicho que volvería a ellos si Dios se lo permitía.
No se había quedado en Efeso previamente y no había tenido ningún ministerio allí.
Ahora regresa a Efeso, pero le ha precedido el gran predicador Apolos, como lo vimos
en el capítulo anterior. Al comienzo, Apolos no conocía nada acerca de la muerte, ni de la
resurrección de Jesucristo. Recuerde que Aquila y Priscila tuvieron que tomarle aparte y
contarle, hablarle acerca de Jesús. Todo lo que Apolos había predicado hasta entonces era
el bautismo de Juan. Y eso era todo lo que conocía. Como resultado de esto, los que
habían oído su prédica habían sido instruidos solamente hasta el tema del arrepentimiento
y el bautismo de Juan, por tanto no habían recibido el Espíritu Santo. Pablo, pues,
descubrió esto ahora, en su venida a Efeso.
Y les dice: “¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Ellos contestaron que ni
siquiera habían oído si había un Espíritu Santo. Habían sido instruidos sólo hasta el
bautismo de Juan. No habían sido instruidos en cuanto al Señor Jesús y no sabían nada
Es que estos discípulos habían sido bautizados, pero todavía no habían sido salvados.
No habían recibido el Espíritu Santo porque no eran salvos. No ve, amigo oyente, que en el
momento en que usted confía en Cristo, usted es regenerado por el Espíritu de Dios, el
Espíritu de Dios viene a morar en usted, y así es sellado por el Espíritu Santo, y bautizado
en el cuerpo de creyentes por medio del Espíritu Santo. Esto sucede en el momento preciso
en que usted cree y confía en Cristo. Pablo descubrió que eso no había pasado con esta
gente. Ahora, Pablo les explica que es necesario confiar en el Señor Jesucristo para ser
salvos, y como lo veremos ahora, muchos respondieron a su mensaje y creyeron. Leamos
ahora los versículos 4 y 5 de este capítulo 19 de los Hechos:
Pablo tuvo que salir de la sinagoga porque recibió mucha oposición. Cambió entonces
su centro de operaciones y comenzó a enseñarles diariamente en la escuela de Tiranno, que
se menciona aquí. Ahora, ¿Cuál era esta escuela de Tiranno? Bueno, era una escuela para
los efesios. Tenían su siesta al mediodía, probablemente unas dos o tres horas. Creemos
que Pablo consiguió esos cuartos durante ese tiempo de la siesta; y fue entonces, cuando
vinieron para escuchar a Pablo. Nos imaginamos que quizá alquiló el salón, y allí en la
hora de la siesta al mediodía, Pablo predicó la Palabra de Dios por un período de dos años.
Como resultado de esto, toda la provincia de Asia oyó la Palabra de Dios, tanto judíos como
griegos.
Esto nos da algún concepto de cómo la Palabra de Dios crecía en ese tiempo. Al
parecer, desde este lugar ventajoso la Iglesia en Colosas tuvo sus comienzos. Es que Pablo
les escribió a los colosenses de la misma manera como escribió a los romanos, sin haberles
visitado antes. Sin embargo, Pablo fue el fundador de esas iglesias. ¿Cómo puede ser?
Ahora, sabemos que los corintios habían deseado que Pablo les visitara, pero él les
escribió diciendo allá en su primera carta a los Corintios, capítulo 16, versículos 7 al 9:
“Porque no quiero veros ahora de paso, pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el
Señor lo permite. Pero estaré en Efeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta
grande y eficaz, y muchos son los adversarios.”
Por dos años el evangelio se proclamó en Efeso a fin de que todo el mundo lo pudiese
escuchar en la provincia de Asia. Creemos que las siete iglesias de Asia Menor debieron su
existencia a la predicación del apóstol Pablo en este lugar. Y creemos que podemos decir
con certeza, que aquí fue donde Pablo tuvo su ministerio más grande de toda su vida tan
admirable.
Y aquí, amigo oyente, vamos a detenernos por hoy porque nuestro tiempo ya ha tocado
a su fin. Continuaremos Dios mediante considerando este capítulo 19 de los Hechos, en
nuestro próximo programa. Hasta entonces pues, que Dios le bendiga abundantemente.