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Casi en Casa BILLY GRAHAM Casi en Casa REFLEXIONES SOBRE LA VIDA, LA FE Y EL FIN DE LA CARRERA ( Grupo NELSON ‘Usa dvs de Thomas Nelson Publishers Desde 1798 NASHVILLE DALLAS MEXICO DE. RIO DE JANEIRO 2011 por Grupo Nelson’ Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América, Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com Titulo en inglés: Nearing Home © 2011 por William P. Graham, Jr. Publicado por Thomas Nelson, Inc. Todos los derechos reservados. Ninguna porci6n de este libro podria ser reproducida, almacenada en algiin sistema de recuperaci6n, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio—mecinicos, fotocopias, grabacién u otro—excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorizaci6n previa por escrito de la editorial. A menos que se indique lo contrario, todos los textos biblicos han sido tomados de la Santa Biblia, Version Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Biblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Biblicas Unidas. Usados con permiso. Reina-Valera 1960° es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia. Citas biblicas marcadas “Nv1” son de la Nueva Versi6n Internacional® nv1® © 1999 por la Sociedad Biblica Internacional. Usada con permiso. Citas biblicas marcadas “iii” son de La Biblia Dios Habla Hoy, 3era. Edicién®, © 1996 por la Sociedad Biblica Internacional. Usada con permiso. Citas biblicas marcadas “pt” son de la Palabra de Dit Mundial de Traduccién de la Biblia. 's para Todos © 2005 por el Centro Editora General: Graciela Lelli Traduccién: Miquel A. Mesias Adaptacién del diseno al espanol: Grupo Nivel Uno, Inc. ISBN: 978-1-60255-701-7 Impreso en Estados Unidos de América 111213 1415 BTY987654321 CONTENIDO Reconocimientos v Introduccion vii Capitulo 1: Una carrera a casa 1 Capitulo 2: No se jubile de la vida 15, Capitulo 3: El impacto de la esperanza 29 Capitulo 4: Considere los afios dorados 45 Capitulo 5: Fuerza que disminuye pero c6mo mantenerse fuerte 63 Capitulo 6: El destino de la muerte 83 Capitulo 7: La influencia sobre los impresionables 99 Capitulo 8: Un cimiento que perdura 5 Capitulo 9: Raices fortalecidas con el tiempo 127 Capitulo 10: Entonces y ahora 145 Notas 161 Acerca del autor 163 (Copyright atari RECONOCIMIENTOS gradezco profundamente a todos los que me han animado a escri- + \bir este libro, especialmente a mi hijo Franklin y a mis editores de Thomas Nelson, David Moberg y Matt Baugher. Mi asociado por mucho tiempo, el doctor John N. Akers, trabajé conmigo para preparar el manuscrito para la publicacién; sin su ayuda no se habria termi- nado. Agradezco también las contribuciones del doctor David Bruce, Stephanie Wills y Patricia Lynn de mi personal, y de Donna Lee Toney. (Copyright atari INTRODUCCION unca pensé que viviria hasta esta edad. Toda mi vida se me enseid c6mo morir como cristiano, pero nadie jamas me ensend como debia vivir los aos antes de morir. Hubiera querido que lo hicieran, porque ahora soy viejo, y créanme, no es facil. Quienquiera que lo dijo tenfa raz6n: la vejez no es para enclenques. Retina a cualquier grupo de viejos, y casi puedo garantizarle cual seré su tema favorito de conversacién: sus mas recientes dolores y achaques. Pronto cumpliré noventa y tres afios, y sé que no resta mucho para que Dios me Ilame a casa en el cielo. Mas que nunca espero ese dia; no slo por las maravillas que sé que el cielo tiene guardadas para mi y para todo creyente, sino porque sé que finalmente todas las molestias y aflic- ciones que me agobian en esta etapa de mi vida se acabaran. En el aio pasado los problemas fisicos comunes a la vejez en realidad han hecho mella en mf, También espero ese dfa porque me volveré a unir con Ruth, mi amada esposa y mejor amiga por casi sesenta y cuatro afos, que fue a su hogar en el 2007 para estar con el Sefior que ella amé y sirvié con vii INTRODUCCION tanta fidelidad. Aunque me regocijo porque las luchas de ella con la debilidad y el dolor se acabaron, todavia siento como si me hubieran arrancado una parte de mf mismo, y me hace mis falta de lo que jamés pude imaginarme. No, la vejez no es para enclenques. Pero eso no es toda la historia, ni tampoco Dios propuso que lo fuera. En tanto que la Biblia no soslaya los problemas que enfrentamos al envejecer, tampoco pinta a la vejez como un tiempo que haya que abo- rrecer 0 una carga que haya que aguantar apretando los dientes (si nos queda alguno todavia). Tampoco nos pinta en nuestros tiltimos anos como intitiles e inefectivos, condenados a pasar nuestros tiltimos dias en un aburrimiento interminable o en una actividad insulsa hasta que Dios finalmente nos Ileve a casa. Mas bien, la Biblia dice que Dios tiene una razon para dejarnos aqui; si no la tuviera, nos Ilevarfa al cielo mucho mas pronto. Pero, :cudl es el propésito para estos afos, y como podemos alinear nuestras vidas a tal propésito? ¢C6mo podemos, no sdlo aprender a hacerle frente a los temores, luchas y limitaciones crecientes que enfrentamos, sino también a fortalecernos por dentro en medio de todas estas dificultades? ;C6mo podemos enfrentar el futuro con esperanza en lugar de con desespe- ranza? Estas son algunas de las preguntas con las que me vi obligado a bregar al envejecer; y tal vez lo mismo es cierto para usted. Este libro, sin embargo, no se escribe sdlo para viejos. Se escribe para personas de toda etapa en la vida; incluso los que nunea han pen- sado mucho en cuanto a envejecer. La razén es sencilla: la mejor manera de enfrentar los retos de la vejez es prepararnos para ellos ahora, antes de que Ileguen. Le invito a explorar conmigo no sélo las realidades de la vida al envejecer, sino también la esperanza y satisfacci6n—e incluso el gozo—que seran nuestros una vez que aprendamos a mirar a estos aos desde el punto de vista de Dios, y descubrir su fortaleza que nos sostiene todos los dias. viii INTRODUCCION Algtin dia nuestra jornada en la vida se acabara. En un sentido todos estamos casi en casa. Al hacerlo asf, es mi oracién que usted y yo no sélo aprendamos lo que significa envejecer, sino que, con la ayuda de Dios, también aprendamos a envejecer con gracia y hallar la direcci6n que necesitamos para terminar bien, —BILLy GRAHAM ix (Copyright atari | UNACARRERA ACASA Enséfianos de tal modo a contar nuestros dias, que traigamos al coraz6n sabiduria. —SALMO 90.12 Recuerde que, como hijo fiel de Dios, espera la promocién. —Vance HAVNER L a vejez ha sido la mayor sorpresa de mi vida. Los jévenes viven para el aqui y clahora. Cualquier pensamiento hacia adelante parece estar en forma de suefos que prometen finales de cuentos de hadas. Aunque me acerco a los noventa y tres, no parece haber pasado mucho tiempo desde cuando yo era uno de esos muchachos sofadores, Ileno de gran expectativa, planeando una vida que satisfaria hasta mi tiltimo deseo. Puesto que habia pocas cosas en la vida que queria mas que el béisbol, en mi juventud me dediqué al deporte y esperaba que mi pasin por el juego me Hevaria derecho a las grandes ligas. Mi meta era sencilla: con el bate en la mano pararme en el plato, concentrado en el juego. A menudo CASI EN CASA me imaginaba bateando un gran cuadrangular de grandes ligas impul- sando la pelota hasta los asientos del estadio y oyendo a la multitud rugir atronadoramente mientras yo corria, triunfante, tragindome las bases. Con todos esos pensamientos, jams imaginé lo que me esperaba. Después de entregarle mi coraz6n a Cristo, arrepintiéndome de mis pecados y poniendo toda mi vida en sus manos, mis suefos, junto con el bate, se acabaron. Por fe, habia abrazado plenamente el plan de Dios, con- fiando en que él me guiarfa todo el camino. Lo hizo, lo hace, y lo hard. Al mirar hacia atras, veo como la mano de Dios me guid. Siento su Espiritu conmigo hoy, y mas reconfortante es el conocimiento de que no me abandonara durante este tiltimo esfuerzo conforme me acerco a casa. Si eso no me da un sentido de esperanza, nada me lo dara. JUGADOR DE GRANDES LIGAS PARA DIOS, He seguido siendo aficionado al béisbol, no necesariamente de un equipo sobre otro, sino al juego mismo: el trabajo en equipo, la estrate- gia, y el reto de derrotar al contrincante; pero el béisbol no fue el plan de Dios para mi. Con todo, él me enseié cémo integrar estos importan- tes componentes en el servicio para él. El Seior me ha bendecido con un equipo leal de hombres y mujeres cuyos corazones laten al unfsono con el mio; decididos a conducir a otros al hogar eterno con Cristo. La estrategia de nuestro equipo ha sido cumplir el mandato del Seftor de ir por todo el mundo y predicar a Cristo con el propésito de derrotar al oponente: Satands. Cuando empecé a predicar, nunca fue mi intencién hacerlo en un estadio de béisbol, o en ningtin otro estadio, Estaba acostumbrado a predicar en iglesias cuando pastoreaba, y en auditorios cuando viajaba con Juventud para Cristo. En 1945, al finalizar la 11 Guerra Mundial, varios de nosotros del equipo de Juventud para Cristo tuvimos el privi- legio de predicar en el estadio Soldier Field de Chicago. UNA CARRERA A CASA Los detalles se me escapan por ahora, pero recuerdo la primera vez en que me puse de pie en un estadio al aire libre para predicar el evangelio. Me habian invitado para celebrar una reuni6n evangelfs- tica a nivel de ciudad en Shreveport, Louisiana. Cuando el auditorio local se hizo chico, los organizadores no tuvieron otro remedio que mudar la reunién al aire libre. Ellos estaban inseguros sobre cémo la gente se sentiria asistiendo a una concentracién evangelfstica en un estadio. Yo, estaba mas bien nervioso. Pensé en mis suehos de muchacho. En lugar de un bate en la mano, tenia lo que ahora sé que es un privilegio mucho mayor: pararme detrés de un piilpito, con la Biblia en la mano, inmerso en el poder del Espiritu Santo. No estaba dirigiendo un espectaculo ante graderfos Henos de fanaticos sino pronunciando la Palabra de Dios a corazones Ilenos de pecado que buscaban la verdad. La vida, en verdad, esta llena de sorpres Ss. Ahora, muchos anos después, todavia disfruto al ver a un bateador que cruza triunfalmente el plato, pero nada me entusiasma mas que ver al Espiritu Santo obrando en los corazones cuando se proclama el evangelio en estadios, por el aire, y por todo el mundo. Una pelota de béisbol puede ser impulsada al rincén mas distante del estadio mas grande, pero la Palabra de Dios va hasta los tiltimos rincones de la tierra, proclamando las buenas noticias de salvacion, Todavia me entusiasma simplemente pensar en el impacto. Jesucristo, en efecto conquist6 la muerte, y por su resurreccién fue victorioso, Antes de dejar la tierra, impartié a sus seguidores la mayor de todas las estrategias: Vayan por todo el mundo y prediquen el evan- gelio. Después de escuchar sus palabras, ellos alzaron la vista para ver a su Salvador casi en casa. Le pregunto, gpara qué casa se esta preparando usted? Algunos pasan sus vidas edificando lo supremo en casas de ensuefo a fin de disfrutar de sus tltimos afios. Algunos se hallan cambiando sus cuentas 3 CASI EN CASA bancarias por residencias dentro de las cercas de un centro de jubilacion. Otros pasan sus tiltimos aos en asilos. Para ustedes, que no conocen a Jesucristo, escoger su hogar eterno es la decis jon mas importante que jamas tomaran, Para el creyente, el tltimo kilémetro de camino es un testimonio de la fidelidad de Dios, porque él dijo «Voy, pues, a preparar lugar para vosotros» (Juan 14.2). Sin que importe dénde pone su cabeza por la noche, espero que sus pensamientos sean en cuanto a acercarse a ca a, Y me gustaria explorar esos pensamientos con usted en las paginas que siguen. Alguien dijo: «El don de la vejez son los recuerdos». Aunque he tenido que desistir de casi todos mis viajes, la vida misma todavia me motiva al observar la mano de Dios obrando, no sdlo en mi vida sino también en las vidas de los que me rodean y por todo el mundo. Estos tiltimos aos me han traido el don de la observacién y reflexion. Aunque eso pudiera sonarles horroroso a algunos, la reflexién es biblica: Y te acordards de todo el camino por donde te ha traido Jehova tu Dios. (Deuteronomio 8.2) Acuérdate . .. gudrdalo. (Apocalipsis 3.3) Para que os acordéis, y hagais todos mis mandamientos. (Niimeros 15.40) Acordaos de la palabra . . . de Jehova. (Josué 1.13) Haced memoria de las maravillas que ha hecho. (1 Crénicas 16.12) Hay recuerdos que vale la pena revivir vez tras vez. A menudo oigo a personas menores que yo hablar de noches sin poder dormir. Hay ocasiones en que yo también las tengo; pero enton- ces recuerdo las maravillosas obras que Dios ha hecho, y recuerdo lo que el salmista poéticamente escribio: 4 UNA CARRERA A CASA Cuando me acuerde de tien mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, Y asi en la sombra de tus alas me regocijaré. Esta mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido. (Salmo 63.6-8) Hay un gran consuelo disponible, inclusive para los ancianos, cuando recordamos a Dios. No sélo que Dios nos instruye que recordemos, sino que la Biblia revela que el Selor mismo recuerda; y que él escoge no recordar. «Porque él conoce nuestra condicién; Se acuerda de que somos polvo» (Salmo 103.14); y a los que se arrepienten dice: «No me acordaré mas de su pecado» (Jeremias 31.34). Me alegro de recordar esa promesa. Debido a que me he arrepentido de mi pecado, Dios decide perdonarlo, Esto es un atisbo dentro del coraz6n de nuestro Salvador. El Antiguo Testamento estd leno de tales recuerdos. Incluso dice: «Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos» (Isafas 46.9). A la sociedad actual tal vez no le guste la palabra viejo, y sin embargo los j6venes pagan una pequefa fortuna por pantalones que parecen vie- jos. Los coleccionistas dan gran valor a las antigiiedades porque son . . . iviejas! Otros compran automoviles chatarra, los restauran y después con orgullo los conducen por la carretera fanfarroneando de . . . lo viejo. Han desaparecido los dias cuando a la vejez se la admiraba, obser- vaba y respetaba. Al crecer, se me ensefié a observar a mis mayores, pero habia sdlo unos pocos a quienes yo consideraba ancianos. En realidad no conoci a mis abuelos (excepto por una abuela que murié cuando yo estaba en la primaria), asi que tuve poca oportunidad de observar a mis parientes cercanos bien entrados en aitos. Tal vez la persona de mas ahos en nuestra familia que puedo recordar haber visto con regularidad era un tio que a menudo venia a nuestra casa para la cena los domingos. CASI EN CASA Segiin recuerdo, era empleado de limpieza en la corte de justicia del condado en Charlotte, y yo siempre esperaba sus visitas porque por lo general contaba relatos interesantes de la politica local y otros sucesos en lacorte. Para mi, me parecfa viejo (aunque a lo mejor no haya tenido mds de sesenta aitos, puesto que todavia estaba trabajando), asi que si alguien me hubiera preguntado entonces si yo pensaba que algtin dia seria tan viejo como mi tfo, probablemente hubiera dicho: «Ni en suciios». Hasta donde yo sepa, pocos miembros de mi familia extendida vivieron mucho mis allé de los setenta; mi padre fallecié a los setenta y cuatro aitos después de sufrir una serie de embolias debilitadoras. Después de nuestra cruzada de 1957 en la ciudad de Nueva York—una maraton exigente de dieciséis semanas de reuniones que me dejaron fisi- camente agotado—les dije a algunos de mis asociados que debido al ritmo intenso, incesante de nuestro trabajo no esperaba vivir mas alla de los cincuenta aios (en ese entonces tenia treinta y ocho). Repetidos problemas fisicos en los aos que siguieron—algunos menores, y otros mas serios—también me hicieron dudar de que alcanzara el largo nor- mal de la vida. Los problemas aiadidos de la edad media sélo parecian respaldar mi teorfa. Y sin embargo Dios en su bondad tenia otros planes para mi. No estoy exactamente seguro de cuando sucedié, pero con el paso de los aftos, gradualmente me fui dando cuenta de que estaba envejeciendo. La edad media—tuve que admitir—se iba desvaneciendo a la distan- cia, y me acercaba répidamente a lo que diplométicamente Ilamamos los aiios maduros. A veces mi edad se mostraba de mancras pequeiias (incluso humoristicas): el ocasional bochorno de olvidarse el nombre de un buen amigo, el darme cuenta a reganadientes de que la mayoria de personas que vefa en un avidn 0 con quienes me cruzaba en la calle me parecfan extremadamente jévenes, la experiencia de que algtin mesero en un restaurante me hiciera el descuento para personas de la tercera edad antes de preguntarme si me correspondia. Pero también se revelaba 6 UNA CARRERA A CASA de maneras mis serias, mas significativas: una declinacién lenta pero inexorable en la energfa, enfermedades que ficilmente pudieran haber terminado en invalidez o incluso la muerte, el obvio envejecimiento, e incluso muerte, de personas que habia conocido casi toda mi vida, las valientes pero dificiles luchas de mi esposa Ruth conforme los aitos pasa- ban y ella se debilitaba cada vez mas. Empecé a identificarme con relatos que ofa de otros. «La mayoria de mis pacientes de edad media padecen de negacién», le dijo un médico a uno de mis asociados. «Piensan que siempre podran jugar deportes exte- nuantes © viajar a donde se les antoje o continuar trabajando doce horas al dfa. Simplemente dan por sentado de que si algo sale mal, yo podré arreglarlo. Pero un dia van a despertarse y descubrir que no pueden hacer todo lo que en un tiempo hacfan. Algtin dia van a ser viejos, y no les va a gustar porque no estan preparados emocionalmente para serlo», No puedo decir con toda verdad que me ha gustado envejecer. A veces quisiera poder todavia hacer todo lo que en un tiempo hacia; pero no puedo. Quisiera no tener que enfrentar los achaques e incertidum- bres que parecen ser parte de esta etapa de la vida; pero lo hago. «{No envejezcas!» le he dicho en son de broma a mas de una persona en aos recientes. Pero, por supuesto, esa no es una opcidn; la vejez es inevitable si vivimos lo suficiente. Y la vejez definitivamente tiene sus desventajas; seria deshonesto decir lo contrario. La Biblia no esconde el lado negativo de envejecer; ni tampoco debemos hacerlo nosotros. Una de las descripciones mas poéticas (y sin embargo, mas candidas) en toda la literatura de las dificultades de la vejez viene de la pluma del escritor de Eclesiastés, en el Antiguo Testamento. Después de examinar lo insulso de la vida sin Dios, anima a sus lectores a entregarle sus vidas a él mientras todavia son jévenes. zLa raz6n? No s6lo que Dios les dard significado y alegrfa a sus vidas ahora mismo, sino que si se demoran mucho, seré demasiado tarde para disfrutar de las buenas dadivas de Dios. Vuélvete a Dios ahora, insta: a CASI EN CASA antes que vengan los dias malos, y Ileguen los aitos de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscu- rezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la Iluvia; cuando temblaran los guardas de la casa, y se encorvaran los hombres fuertes, y cesarén las muelas porque han disminuido, y se oscureceran los que miran por las venta- nas; y las puertas de afuera se cerraran, por lo bajo del ruido de la muela; . .. cuando también temerdn de lo que es alto, y habra terrores en el camino. (Eclesiastés 12.1-5) Detras de sus expresiones poéticas esta la realidad del peso de la edad en nuestras mentes y cuerpos: fuerza que declina . . . visién que falla . . . manos que tiemblan . . . articulaciones artriticas . . . olvido . . . pér- dida del ofdo . . . soledad . . . temor de la debilidad que aumenta . . . la lista parece casi interminable. (Hebreos 13.5). SABIDURIA PARA LOS VIEJOS Al ir envejeciendo es facil sentir que no hay nada mas por conquistar, asf que algunos se retiran al coche de golf o a la mecedora. Hay quie- nes dicen: «Ya lo he visto todo». Otros fanfarronean: «jYa estuve allf, y lo hice!» La verdad es que adquirimos nuevas experiencias hasta que morimos. Puedo asegurarles que mi esposa Ruth experimenté muchas cosas en sus tiltimos dias en la tierra. Experimenté la paz de Dios que él prometid. Puede haber muchas experiencias comunes a todos los que envejecen, pero cada individuo tiene circunstancias singulares. Algunos quedan viudos; otros tienen hijos que no expresan interés en ellos. Algunos cuidan a un cényuge invalido; otros envejecen juntos. Alguien d cuidado mejor!» Casi lo tinico que nos viene sin esfuerzo es la vejez. : «Si yo hubiera sabido que iba a vivir todos estos aitos, me hubiera Pero la vejez no nos exime de cumplir nuestros propésitos en la vida. EI salmista rogaba la bendicién del Setor en una tarea de lo més noble cuando dijo: Bo image not available image not available image not available CASI EN CASA dificiles, Hablando humanamente, tenfa razon para amargarse y ser des- crefdo, Su esposa, no obstante, le persuadié a que asistiera a nuestra cruzada de 1949 en Los Angeles, en donde realizamos reuniones de evangelizacién y predicamos el evangelio por seis semanas de corrido. Cuando Louis volvié la segunda noche, en lugar de escurrirse temprano como habia planeado hacer cuando se extendiera la invitacién, dijo que el Espiritu Santo se apoderé de su coraz6n, y él pas al salén de oracién en donde se arrepintié de su pecado, entregandole su vida por completo al Sefor Jesucristo. «Billy», me dijo durante nuestra visita, «en cuesti6n de momentos mi vida cambié para siempre. Desde esa noche nunca he tenido otra pesadilla de mi cautiverio. El Sehor me transform6 radicalmente». Lo que sucedié en la vida de Louis después de su conversion es un relato emocionante. Aunque tuve que acicatearlo para que me contara lo que habfa hecho desde entonces, él dio gloria al Sefor por usarlo, incluso a los noventa y cuatro afios. Louis es uno de aquellos cactos que florecen al anochecer. Todavia sirviendo al Senior, esta invirtiendo en las vidas de otros el fruto de su experiencia, Algunos de su misma edad pero mas que nada nifnos oyen su experiencia asombrosa conforme los relatos histéricos de su captura y rescate se ensefan en las escuelas ptiblicas. El testimonio de Louis y la palabra de Dios estin impactando a todas las generaciones con el espiritu de esperanza, porque, como la Biblia dice: «En tu palabra he esperado» (Salmo 119.114). Quisiera que todos tuvieran la oportunidad de conversar con alguien como Louis Zamperini. El es una inspiracién, Es cierto que no todos tienen una experiencia como la suya para contar, y, ino es bueno eso? Cuando Louis estaba cautivo como prisionero de guerra, dudaba que Ilegara a la edad de jubilacién. Sufrié los retos de la vejez debido al brutal tratamiento y falta de alimentacién, y su cuerpo empez6 a desba- ratarse. La mayorfa de nosotros nunca hemos experimentado eso a los veintiocho anos. 34 image not available image not available image not available CASI EN CASA LA DETERMINACION DEL OBJETIVO éQuiere decir eso que esta mal relajarse y disfrutar de la vida en nuestros aitos de jubilacién? No, de ninguna manera; decir eso serfa decir que Dios no quiere que disfrutemos de las cosas buenas que él nos da; lo cual no es cierto. El escritor de Eclesiastés dijo: «Si el hombre vive muchos anos, y todos ellos los disfruta» (Eclesiastés 11.8, nv1). El apéstol Pablo repitié cl mandamiento del Antiguo Tes amento de que los hijos honren a sus padres, «para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra» (Efesios 6.3). Dios sabe que necesitamos descanso, y ejercicio, y relaja- cién. Después de un perfodo agotador del ministerio Jestis animé a sus discipulos: «Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco» (Marcos 6.31). Pero, ges eso todo lo que hacemos? Si nuestros tinicos objeti- vos durante nuestros anos de jubilacién son disfrutar de la vida y pasarla lo mejor que sea posible, entonces bien podemos haber cafdo en la trampa de la actividad vacfa, insulsa. Mas que eso, nos habre- mos olvidado una de las verdades centrales de la Biblia: cada dia, sin eX epcion, es un don de Dios, que se nos confia para que lo usemos para su gloria. Esto es verdad en sus afios de trabajo, y es igualmente verdad en su jubilacién. LA BUSQUEDA DELA CLAVE zCudles, entonces, la clave para una jubilacién exitosa? Vea su jubilacién como una dadiva de Dios, La jubilacién no es algo que simplemente sucede si uno tiene suficientes ahos como para acogerse a ella, y ni siquiera es una recompensa por los afios servidos; es un don de Dios. Una vez que se entiende esto, la jubilacién se ve de manera diferente. Dios nos dio estos afios, por pocos o muchos que resulten ser, para que podamos hacer su voluntad. La amonestacién de Pablo se aplica 38 image not available image not available image not available CASI EN CASA y otros ministerios que llevan a las personas a Cristo. Esto hard que se esfuerce y le presentard un reto de profundizar en su propia fe. Animese con lo que Pedro escribid cerca del fin de su vida: «Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Seftor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3.18). Al hacerlo, usted ayudard a otros a hacer lo mismo, Haga lo que haga, mantenga ocupada su mente y su cuerpo; no le dé a la holgazaneria o aburrimiento la oportunidad de echar raices en su alma. Al diablo le encanta el que esta ocioso 0 aburrido; sabe que esto conduce a la tentacién o al desaliento; pero quien se ocupa con activida- des dignas es mucho menos vulnerable. Recuerde la amonestaci6n de la Biblia: «No le den oportunidad al diablo» (Efesios 4.27, pHx). CUANDO SE TRABAJA CON POCAS ALTERNATIVAS Tal vez, sin embargo, usted se esté diciendo para sus adentros: «Lo que usted sugiere puede ser bueno para otros, pero yo no tengo otras opcio- nes. Todo lo que puedo hacer es mantenerme a la par con los problemas que enfrento, y la situacién no mejora en nada». Nunca sabemos lo que cl futuro guarda para nosotros, pero Dios sf lo sabe. Por eso Jestis nos insta a que no nos dejemos paralizar por el temor del futuro sino que confiemos nuestras vidas a las manos de Dios: «7Y quién de vosotros podra, por mucho que se afane, anadir a su estatura un codo? . . . Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os seran afadidas» (Mateo 6.27, 33). A menudo pienso en mi suegro, el doctor L. Nelson Bell. Por vein- ticinco aios él y su esposa, Virginia, sirvieron en China como médicos misioneros. (Mi esposa nacié y crecié allf.) El era una de las personas mas ocupadas que jamas conoci; y también una de las mas dedicadas. Uno de mis recuerdos més fuertes que tengo de él es la manera en que cuid6é de su esposa después de que ella sufrié una serie de embolias debi- litantes. Qued6 confinada a una silla de ruedas y requerfa atenci6n casi 42 image not available image not available image not available CASI EN CASA alcanzar sus bodas de oro, a los cincuenta anos de casados, tienen setenta aitos o mas. Recuerdo cuando Ruth y yo celebramos nues- tras bodas de oro en 1993. Ella estaba muy orgullosa de que todavia podia ponerse el mismo vestido de bodas que hizo en su juventud. Yo estaba simplemente orgulloso de todavia poder pararme junto aella. La Biblia menciona el oro en su descripcién de las tierras que rodeaban al Edén (Génesis 2.1 1-12). Ningtin otro metal se menciona (Hageo 2.8). Aunque se lo valoraba en alto grado, se lo usaba en abundancia: de en las Escrituras més que el oro, y Dios dice: «mio tazones a coronas, de escudos a campanas, de vasijas a cetros, de alta- res a tronos, de bisagras hasta calles. La Biblia habla de oro selecto, oro precioso, oro fino, oro perfecto, hilos de oro, piezas de oro, talentos de oro, oro puro, polvo de oro, querubines de oro, ¢ incluso ratones de oro (1 Samuel 6). Pero el oro no se usaba para propésitos divinos. Los hombres también fundian el precioso metal para formar idolos, dioses a su semejanza. Insensatamente valoraban el oro mas que a Dios. La Biblia ensefia que virtudes tales como la sabiduria, el conoci- miento, la reputacién, y la fe, son mas valiosas que el oro: Yo, la sabiduria, habito con la cordura, Y hallo la ciencia de los consejos. . . Conmigo esta el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mio es el poder. Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan. Las riquezas y la honra estan conmigo; Riquezas duraderas, y justicia. Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado. (Proverbios 8.12, 14, 17-19) image not available image not available image not available CASI EN CASA La vida es incierta; no sabemos lo que el futuro guarda. La Biblia advierte: «Cuando no sabéis lo que sera manana. Porque gqué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y Inego se desvanece. . . . y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado» (Santiago 4.14, 17). Puesto que la muerte es una realidad innegable, debemos prepararnos con diligencia para los tiltimos aios de la vida. Las cosas de esta naturaleza son serias. No me parece broma tomar a la ligera un evento tan monumental, aunque admiro a otros que pueden aligerar corazones agobiados y poner una chispa en ojos llenos de lagrimas en tiempo de afliccin. Una familia que respalda a nuestra organizacion conté una experien- cia de una hermana mayor cuya salud andaba mal. No se habia casado ni tenia hijos, asi que sus hermanos con cariito estaban cuidandola en sus tiltimos dias. Persuadiéndola a que los acompaiara para hablar con el director de la funeraria, éste les mostré varios paquetes y pregunté: «Cul prefiere?» Los hermanos miraron a la hermana y le preguntaron: «zCual te gustaria?» Sin cambiar la expresin, la hermana dijo: «Cuando llegue el momento, jsorpréndanme!». Eso concluyé la reunidn, y todos volvieron a casa con corazones aligerados y la planificacién completa. En contraste, un abogado que no practicaba lo que predicaba murié inesperadamente de un ataque cardiaco apenas en sus setenta. Por déca- das las personas en su comunidad lo habfan buscado pidiendo consejo legal: transferencia de propiedades, disputas entre vecinos, conflictos de familia, testamentos y herencias; toda la gama de asuntos legales que a menudo necesitan la intervencién de un abogado, Sus clientes tenian confianza en él, no sélo por su conocimiento de la ley sino también por su sabiduria practica y su sentido comiin. Incluso al reducir su carga de trabajo y emplear a un socio mas joven para que se hiciera cargo, la gente con todo segufa buscandolo a él para pedirle consejo. Cientos llegaron a su funeral, y la familia qued6 abrumada por las tarjetas y cartas de perso- nas que él habia ayudado a través de los anos. El periddico local publicé 5° image not available image not available image not available CASI EN CASA debemos tomar antes de que se conviertan en problemas? Permitame sugerir tres pautas generales, Planee de manera realista para su jubilacion Numerosos sitios Web y otros recursos pueden ayudarle a caleular cudnto necesitard tener ahorrado a fin de tener una jubilacién confor- table; y, sin embargo demasiadas personas nunca hacen esto, y acaban ahorrando muy poco. A veces no es posible ahorrar para la jubilacién. Pienso en las cartas que recibo de padres solteros o desempleados que simplemente no pueden ahorrar nada. Pero para los que pueden, ahorrar exige disciplina. Aproveche al maximo el plan de jubilacién de la empresa en donde trabaja (si lo tiene), y tome prestado de ese fondo sdlo en emergencias extremas. Muchas compafiias también proveen maneras de depositar una parte de cada cheque de pago automaticamente en una cuenta de ahorros. Algunas empresas incluso depositan en paridad las contribuciones del empleado a un plan de jubilacién. «Paguese usted mismo primero» es un viejo adagio que le sirve bien. El ejemplo pintoresco de la Biblia de la hormiga que diligentemente guarda alimento para el futuro ilustra una leccién practica pero profunda: Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; . . . Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. (Proverbios 6.6, 8) He ofdo decir, y de todo corazén concuerdo que como en toda empresa de éxito, el cimiento de una buena jubilaci6n es la planificacién. Debo afiadir a eso la necesidad de la oracién. La Biblia nos dice que oremos por todo, asi que ore que Dios tome posesién de su vida total y 54 image not available image not available image not available CASI EN CASA una muerte natural»), Este documento expresa lo que una persona desea que suceda antes de su muerte; especificamente, lo que la per- sona desea que suceda en caso de una incapacidad fisica 0 mental © una emergencia médica seria. Las directivas avanzadas se han vuelto importantes principalmente debido a que los avances médicos pueden prolongar la vida de una persona mucho mis alld de su expectativa normal, incluso en circunstancias agudas. strechamente asociados con la directiva avanzada puede haber otro tipo de documentos legales, tales como otorgamiento de poder notarial que autoriza a otro para actuar a nombre de uno en caso de que uno no pueda funcionar por cuenta propia. Un «otorgamiento de poder para atencién de la salud» le permite a uno designar a un familiar u otra persona de confianza para que tome decisiones médicas respecto a la atenci6n a uno si uno ya no puede tomarlas por uno mismo. De manera similar, un «otorgamiento de poder financiero» designa a alguien que pueda hacer decisiones financieras a nombre de uno en caso de incapaci- dad. Siempre tenga cuidado en cuanto a firmar cualquier documento de esta naturaleza bajo presién (tal como cuando esta recibiendo atencién médica de emergencia) para asegurarse de que no cambia sus verdaderos deseos 0 contradice algo que ya ha firmado previamente. Estos son asuntos dificiles, complejos y emocionales que hay que decidir; pero cuando el consenso médico es que ya no hay esperanza razonable de recuperacién, mi propia conviccién es que las medidas extremas simplemente retardan artificialmente la muerte de una per- sona, pero no prolongan su vida. En tanto como sea posible, tales asuntos se deben decidir antes de que se vuelvan necesarios, y enton- ces establecerlos en un documento legal valido. Una vez que surge una emergencia médica, por lo general es imposible que el paciente exprese sus deseos de manera tal que dé direccién legal y clara al médico o al hospital. Incidentalmente, muchos hospitales ahora tienen en sus sitios Web formularios sugeridos para atender estos asuntos. 58 image not available image not available image not available CASI EN CASA a> CAST EN CASA CON PLANTFICACION RESPONSABLE. Estamos agradeciendo con gozo en toda circunstancia, o estamos haciendo de nuestros tltimos afos en la tierra insoportables para nosotros mismos y para nuestros seres mds queridos? ;Estamos obe- dientemente poniendo las cosas en su lugar a fin de que otros sepan que fuimos seguidores responsables de Cristo? ;Estamos preparando- nos para la muerte con la certeza de que Jestis esté preparando nuestra bienvenida al hogar? Cuando lleguemos a nuestro destino, gsabran otros donde estamos? El libro de Hebreos tiene mucho que decir en cuanto a volunta- des y testamentos: «Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es valido entre tanto que el testador vive» (Hebreos 9.16-17). Jestis vino y moré entre los seres humanos. El fue el ejemplo de cémo vivir, y como morir. El vino para morir a fin de que nosotros podamos vivir. También resucité a fin de cumplir la promesa que hizo: «voy, pues, a preparar lugar para vosotros» (Juan 14.2). Por eso, la Biblia dice: «Estimada es a los ojos de Jehova / La muerte de sus santos» (Salmo 116,15). Esta es una maravillosa Ultima voluntad y testamento. Tal vez nos impacientamos por las circunstancias en los aos que nos restan de vida, pero al esperar la reunion con nuestro Salvador, recorde- mos /a voluntad de Dios para nosotros: «Estad siempre gozosos . . . Dad gracias en todo, porque ésta es /a voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jestis» (1 Tesalonicenses 5.16-18, énfasis aiadido). 62 image not available image not available image not available CASI EN CASA Una abuela y su nieta habjan salido de compras un dia, y cada vez que el teléfono mévil de la nifa timbraba, ella al instante respondia diciendo el nombre de quien Ilamaba. Después de varias llamadas tele- fonicas, la abuela se quedo perpleja y pregunto: «Querida: ;como sabes dad de hablar?» La nieta contuvo una risita, se abraz6 al cuello de su abuela, y el nombre de la persona antes de que siquiera tenga la posibi le dijo: «Ks la nueva tecnologia, abuelita. Identificacién del que llama». Cuando la nieta explicé cémo funcionaba, la abuela dijo: «Pues bien, te digo que no teniamos esa tecnologfa en mis dfas, Mi vecina era la que identificaba a los que lamaban; teniamos una linea compartida». Entonces la nieta fue la que se qued6 perpleja hasta que oy6 la asom- brosa narraci6n de lineas telefonicas compartidas, antes de su tiempo. Pues bien, Ruth nunca tuvo que identificarse cuando me Ilamaba en mis muchos viajes por todo el mundo, Cuando levantaba el auricu- lar y la ofa hablar, conocia la voz de mi esposa. Eso fue afos antes de teléfonos méviles ¢ identificacién del que llama. Nunca tuve que pedir a mis hijos que se identificaran por nombre cuando Ilamaban por telé- fono. Facilmente pod{a distinguir las voces de Gigi, Anne, y Bunny, y de Franklin y Ned. Mis hermanas Catherine y Jean, y mi hermano, Melvin, eran voces inequivocas para mi. Puedo recordar cuando respondia el teléfono y ofa la dulce voz de mi madre. Nunca tuve que preguntar quién llamaba. Nosotros reconocemos las voces de nuestros seres queri- dos y de quienes se comunican con nosotros. De la misma manera, si nos comunicamos con el Senor Jestis mediante la oracion y meditando en su palabra, nuestros espiritus iden- tificardn su voz. Jestis dijo: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen» (Juan 10.27), El Seftor no esperaria que oigamos su voz si él no lo hiciera posible. El envia su voz poderosa (Salmo 68.33) y dice que podemos ofrla (Salmo 95.7); «¥ les daré coraz6n para que me conozcan que yo soy Jehové» (Jeremfas 24.7); y «Escuchad mi voz, y seré a voso- tros por Dios» (Jeremias 7.23). 66 image not available image not available image not available CASI EN CASA aitos, y los consideran viejos, y a sus abuelos como ancianos. Los abuelos miran a sus hijos y nictos como jévenes para siempre. Y, sin embargo, los niftos siempre estén aumentando su edad todo lo répido que pueden. Pregtntele a un nifo cuantos aiios tiene, y la respuesta siempre termi- naré con «y medio». Un nifio de diez ahos no puede esperar a tener doce. El de doce aitos quiere ser adolescente. El adolescente quiere tener edad suficiente para casarse. Los matrimonios tienen ansia de que sus hijos se casen a fin de convertirse en abuelos, Cuando Ilegan a la etapa de abuelos, empiezan a quejarse de ser viejos. Nuestra sociedad esta hecha de contradicciones obsesivas: los jOvenes quieren que se les premie con grandes empleos sin obtener la experiencia, los que Ilegan a la edad madura se jactan de hacer ejercicio en el gimnasio pero no pueden esperar para jubilarse a fin de descansar, y los viejos quieren beber de la fuente de la eterna juventud. La verdad es que el éxito instantaneo les priva a los jovenes de la jornada; pero es en el camino que obtenemos conocimiento, recogemos recuerdos, y tenemos un sentido de logro que hace de la vida una experiencia satisfactoria. A los viejos a menudo se les engafa mediante drogas y cremas mila- grosas que prometen belleza y vigor renovados. Juan Ponce de Leén, explorador espaftol que en un tiempo viajé con C stobal Colén, partié en btisqueda de la fuente magica de agua que las personas Ilamaban la fuente de la eterna juventud. Corria el rumor de que beber de sus aguas lo mantendrfa a uno joven. Ponce de Leén estaba decidido a hallar esa fuente legendaria; y en su lugar hallé Florida; que con el tiempo se convirtié en puerto de jubilacién de los Estados Unidos de América. jCuantos matrimonios han empacado sus pertenencias, cortado sus rai- ces, y salido de casa y familia para establecer sus quehaceres domésticos en un condominio junto a wna cancha de golf en Florida; con un asilo de ancianos al otro lado de la calle! Un cirujano plistico del Estado Sunshine le puso por nombre a su clinica privada Fountain of Youth Institute (Instituto Fuente de la Jo image not available image not available image not available CASI EN CASA en el escenario cantando con los demis los grandes cantos de la fe hasta muy entrada la noche. Cuando Bill y Gloria Gaither vinieron a mi casa a visitarme al dia siguiente, me contaron cémo Cliff anduvo hasta el centro de la plataforma y dirigié el gran coro y la congregacién para cantar «Bendita seguridad». Otros me informaron que a pesar del baston de Cliff, él dirigié esa noche con gusto. He visto a Cliff dirigir cientos de coros enormes con el correr de los afios, pero me habria gustado estar alli. Sin que importe quién sea usted, nada detendré por completo la legada de la vejez, y le guste o no, mientras mas viva, mas sus molestias e incapacidades Ilegaran a ser sus companeras. En lugar de negar las realidades y estragos de la vejez, es mucho mejor admitirlos y prepararse para ellos; y, por la gracia de Dios, incluso recibirlos con brazos abiertos como parte del plan de Dios para la vida. CUANDO LA VIDAAMINORA EL PASO Si tuviera que resumir en una palabra los cambios que nos vienen al envejecer, probablemente tendria que usar la palabra declinacién. Mas obvia es la declinacién en la fuerza fisica y la capacidad de hacer todo lo que en un tiempo hacfamos. Gradualmente nuestros miisculos se endurecen y pierden su fuerza, nuestra movilidad se reduce, nuestro oido y vista empiezan a deteriorarse, nuestras acciones son mas lentas, nuestra energia fisica empieza a desvanecerse. Por mucho que quisiera que fuera diferente, a los noventa y dos aftos ya no puedo levantarme por mi mismo de una silla, Hace varios aftos mis médicos insistieron en que empezara a usar un caminador para impedir que perdiera el equilibrio y me cayera. Hubiera sido insensato ignorar sus advertencias. Conforme aumenta la edad, disminuye la energfa. Todo parece Ile- var mas tiempo, incluso recuperarse de una enfermedad o de perfodos de actividad. Alguien me pregunté una vez cual fue mi mayor sorpresa 4 image not available image not available image not available CASI EN CASA de memoria, a menudo se introducen subrepticiamente en nuestra vida sin que nos demos cuenta de ellas. @Cuales son estos peligros ocultos? Por cierto uno es el miedo. Cuando enfrentamos las incertidumbres de la enfermedad 0 una incapacidad cre- ciente, 0 la soledad, o la tensién econdmica, es natural afanarnos por lo que nos va a suceder. Pero a veces nuestros afanes nos abruman, y nos deja- mos absorber tanto por ellos que lo que sea que los motiva llega a ocupar todos nuestros pensamientos. En lugar de tener una preocupacién pasa- jera, nos dejamos llevar por el miedo y la ansiedad crénicos ¢ implacables Otro peligro oculto que a menudo se lo relaciona al miedo y la ansie- dad es la depresién. Miramos hacia atras y pensamos en todas las cosas que hemos hecho en la vida, y ahora nos desalentamos al pensar que nunca mas podremos volver a hacerlas. Los médicos nos dicen que la depresion es uno de los problemas més comunes (y mis serios) que muchos viejos enfrentan, aunque a menudo pasa sin que se la detecte. Sintomas comunes tales como la fatiga, el olvido y los estados de soledad facilmente se descar- tan como efectos del envejecimiento, cuando se pudieran tratar. Un peligro oculto de clase diferente es la célera. A nadie le gusta perder el control. A todos nos gustaria seguir siendo independientes al envejecer. Pero a menudo eso no es posible, y esto no es facil aceptar. «Nunca he visto a mi madre asf antes», me dijo una persona. «Ella solfa ser muy amable, pero ahora se las toma contra mi cada vez que entro en su habitacion. Sé que eso no esta bien. Detesta no estar en su propia casa y tener que depender de otros para que la atiendan, aunque realmente no habia otra alternativa». Sus comentarios podrfan repetirlo incontables otras personas. A veces, la ira no sdlo es contra otros sino también contra Dios: «Si Dios en realidad me amara, no hubiera permitido que esto me sucediera». Un amigo me comentd hace poco: «Al envejecer las personas 0 se mejoran ose amargan». Desdichadamente, a menudo la que gana es la amargura. Otro peligro puede introducirse subrepticiamente en nosotros al envejecer: soledad intensa, incluso sentimientos de abandono. «A nadie 78 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or 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