,חזרנו לקרוא החודשים בשם שנקראים בארץ בבל להזכיר כי שם עמדנו ומשם העלנו ה רמב”ן שמות י”ב La última de las cuatro Parashót es Parashát HaJódesh y debe ser leída el Shabát anterior al día de Rosh Jódesh Nisán. Se llama Shabát HaJódesh pues, además de la Parasháh semanal, se lee una lectura especial extraída de Shemót 12:1-20, que comienza con las palabras: «Hajódesh hazéh lajém rosh jodashím… - Este mes es para ustedes el comienzo de los meses…». Mediante la lectura de Parashát HaJódesh recordamos la consagración del mes de Nisán, como el primero de los meses del año, ya que en él, Dios nos ha sacado de la tierra de Egipto de una casa de esclavitud. Al igual que en Parashát Sheqalím, si Rosh Jódesh Nisán cae un día de Shabát, entonces ese mismo Shabát será Shabát HaJódesh. Javerím, en unos pocos días comenzaremos el mes de Nisán. Leeremos este Shabát la Parasháh semanal Vayaqhél-Pequdé, y sacaremos un segundo Séfer Toráh para leer Parashát HaJódesh. En el calendario hebreo hay 12 meses (o 13 cuando hay un año “bisiesto”, y se agrega un segundo mes de Adár, lo cual sucede más o menos cada tres años). En la Toráh los nombres de los meses se definen con números ordinales: Primer mes, segundo mes, tercer mes, etc. El mes de Nisán, es el primero de los 12 meses del año. Dicho sea de paso, para quienes se guían por el calendario gregoriano, aquí hay algo raro…. Enero es el primer mes de los meses del año y también es el primer mes del año, es decir, en Enero comienza el nuevo año. En el calendario hebreo, sin embargo, el año comienza en el séptimo mes del año, que es el mes de Tishrí (en hebreo moderno dicen “Tishrí”), y el primer mes de los meses es Nisán. El mes que hoy llamamos “Nisán” (no confundir con la automotriz japonesa “Nissan”, sin acento en la “a”) fue elegido como el primer mes del año, por ser el mes de Pésaj: Para que cada vez que contemos los meses recordemos el gran milagro de nuestra redención. Así, cuando decimos “el tercer mes” estamos diciendo, “el tercer mes, contando desde el mes de nuestra redención“. Algo parecido, aunque en sentido contrario, ocurre con los días de la semana. Los días de la semana en hebreo, como en portugués, se cuentan con los ordinales: Primer día ( )יום ראשוןdomingo, segundo día ()יום שני, lunes, etc. Y cada vez que contamos los días lo hacemos en referencia al Shabát: Cuando decimos en hebreo “Lunes” ()בשבת שני, estamos diciendo: “Hoy es el segundo día, contando hacia el Shabát”. Así cada vez que mencionamos un día de la semana nos acordamos del Shabát. Pero hoy en día, aunque seguimos contando los días de la semana con números ordinales, ya no contamos los meses con sus nombres ordinales sino que decimos: Nisán, Iyár, Tishrí, etc. ¿Por qué? Estos nombres ¡no son nombres hebreos! En realidad estos eran los nombres de los meses en la antigua Babilonia y luego en Persia (tal como figuran en Meguilát Ester). La gran pregunta es: ¿Por qué los judíos abandonamos los nombres bíblicos de los meses y adoptamos los nombres no-judíos de los meses de Babilonia? Rambán (Moshéh Ben Najmán) (12:2) explica que esto tiene que ver con una profecía de Yirmeyáhu (Jeremías). Yirmeyáhu tuvo la difícil tarea de anunciar que si el pueblo de Israel persistía en su abandono de la Toráh, el Bet HaMiqdásh (Sagrado Templo) y Yerushaláim serían destruidos, y que los sobrevivientes serían llevados como cautivos a Babilonia. Pero también consoló al pueblo, anunciando que HaShém milagrosamente los traería otra vez desde Babilonia hasta la tierra de Israel. Este gran milagro ocurrió en el año 538 aec, cuando, como dice en los dos últimos pesuqím (versículos) del Tanáj, el emperador persa Kóresh (Ciro), anunció que HaShém se reveló a él, y le ordenó reconstruir Su Casa, el Bet HaMiqdásh, en Yerushaláim. Milagrosamente Kóresh también invitó a todos los yehudím que quisieran regresar a Israel a hacerlo bajo su protección. Yirmeyáhu había profetizado la destrucción y el exilio de Israel (capítulo 16:9-13) y también el regreso del pueblo judío a su tierra. Y allí mismo (16:14-15) dijo que cuando esto suceda, cuando HaShém haga regresar al pueblo judío de la tierra de Babel hacia Israel: “…ya no se dirá [solamente] que HaShém … sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino que se dirá que HaShém trajo de regreso a los hijos de Israel [a su tierra] desde la tierra del norte (Babel) y desde todos los países donde los había exiliado” . Nuestros Sabios entendieron que esto no quiere decir que el recuerdo de la Redención de Babel vaya a reemplazar al recuerdo de la redención de Egipto. De hecho, no existe ningún evento en la historia judía que sea mencionado y recordado tantas veces como nuestra liberación de Egipto. Hay decenas de Mitzvót, no sólo Pésaj sino también Shabát, Tefilín, Shemá, etc. que nos recuerdan la salida de Egipto. Pero, ¿qué hacemos entonces con la indicación del profeta Yirmeyáhu: Recordar el gran milagro de la redención de Babel? Rambán explica que ésta es la razón por la cual contamos los meses con los nombres babilónicos. Para seguir la indicación del profeta Yirmeyáhu. Y cada vez que mencionamos el nombre de uno de los meses de nuestro calendario, recordamos nuestro exilio en Babel y nuestra milagrosa redención de ese terrible cautiverio.