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Mientras se desata la guerra en el resto del mundo, el avión en el que viajan los alumnos de una

academia inglesa se estrella en una isla desierta, convirtiendo a sus ocupantes en jovencísimos
náufragos. Los chicos, cuyas edades oscilan desde preescolar hasta más o menos la secundaria, se
verán de pronto desprovistos de comida, ropa, protección… y normas.

Uno de los mayores, Ralph, hace sonar una caracola que atrae a sus compañeros al que será el
punto de reunión de la isla. La caracola, desde entonces, será símbolo de asamblea y Ralph, por su
aparente temple y madurez, será nombrado líder.

Aunque el muchacho intenta organizar las cosas (señala la importancia de construir refugios,
organiza la búsqueda de comida…), los niños son difíciles de comandar: los peques están
asustados por la presencia de una supuesta bestia marina, los vigilantes del fuego descuidan su
tarea y los refugios dejan de construirse a los pocos días. Por si no fuera suficiente, a Ralph le
surge un rival en liderazgo: Jack, el jefe de los niños cazadores.

Al principio, Jack no podría considerarse un chico malvado. Es el abusón de la clase y la idea de un


mundo sin reglas para él es el paraíso, pero la lanza que se ha fabricado apenas tiene filo y los
jabalíes de la isla aún le dan miedo. Sin embargo, por mucho que lo que Ralph, el bueno de Piggy o
el optimista Simón digan suene lógico, Jack irá poco a poco dejándose poseer por su lado más
salvaje.

A medida que las semanas pasan y el rescate no ocurre, los argumentos de Ralph suenan cada vez
más conservadores, la caracola va perdiendo su poder y el grupo de cazadores de Jack pierde el
miedo a cazar de verdad. ¿Por qué Ralph no deja de parlotear y dar órdenes? ¿Qué importa si le
robamos las gafas a Piggy? ¿Qué pasará si decidimos ir a cazar a la bestia en plena noche?

Solo son unos niños, pero el aislamiento acabará transformando a estos jóvenes náufragos en
salvajes, y esta isla paradisiaca se convertirá en el lugar más peligroso de la Tierra.

La anarquía reina en la isla, Piggy y Simon son asesinados, Ralph casi muere en manos de sus
otrora amigos, es salvado milagrosamente por un adulto que vio humo y decide investigar, cuando
los niños lo ven lloran y termina el horror vivido en aquella isla ya que la autoridad del adulto se
impone en cuestión de segundos.

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