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¡Por fin! Amaneció.

Posiblemente la peor noche de toda su vida, el


bagaje de recuerdos que le perturbaban, los olores de la vieja y grande
mansión, los ruidos extraños, la incesante lluvia, y el aroma fresco de la
fragancia utilizada por el viejo. 

Después de la noche más larga de su vida, debe asumir la realidad, una


realidad despiadada, que no es más que enfrentar a un pueblo de doble
moral, lleno de personas conservadoras que se creen los dueños de la
verdad.

De camino a la plaza de mercado La gente le volteaba el rostro para no


saludarle y otros meneaban la cabeza como en símbolo de que no
aprobaban ni siquiera su presencia. Ya en la plaza de mercado, todos se
negaron a atenderle. Bueno casi todos, excepto Tulia quien ante la
mirada acusadora del pueblo, sintió compasión de ella, tal vez algo le
recordaba a su juventud, acercándose a ella dijo:

- Daniela aliméntese bien, la salud del bebé es lo más importante ahora.


Lo demás, no prestes atención.

Daniela le contesto - gracias Tulia, pero no valgo ni la saliva que gastaste


en ese consejo.

Sorprendida por tal respuesta Tulia le replica;

- Pobre Niña, ¿quién te habrá dañado tanto para que pienses así?

- Nadie señora, solo la vida, pues el destino me ha condenado con


gustos particulares y diferentes a los de la gente común.

- Mujer, ya deja de darte látigo, ven a mi casa en la noche y cenamos,


eres primeriza, te daré unos cuantos consejos. Por otra parte tener
gustos diferentes no es pecado.
Partió a su hogar feliz, posiblemente porque hace rato no tenía alguien
con quien desahogarse. “Será noche ideal” pensó Daniela.

Espero ansiosamente que llegara la Hora de ir a cenar donde Tulia, la


soledad de la casa del viejo la consumía. Al mismo tiempo parecía que
el viejo siguiera ahí. El olor de su perfume estaba fresco, en otras
palabras era como si lo acabaran de usar. Esto le generaba un poco de
miedo. Pues el viejo siempre decía: así sea muerto vendré a echarme mi
colonia. “viejo no vengas a asustarme, los muertos no usas perfume”
pensó para sus adentros.

De camino a casa de Tulia se encontró a Lenin el comunista del pueblo,


estaba repartiendo unos panfletos criticando al gobierno local, le acusaba
de ser unos lacayos de los terratenientes del pueblo.

Lenin nunca se la llevo muy bien con el viejo, por muchas razones, entre
ellas amorosas, por eso siempre estaba en contra de él. Además Daniela
siendo nieta del viejo nunca tuvo la oportunidad de entablar una
conversación con el revolucionario del pueblo, y aprovechando el
momento, Daniela le pregunto - ¿por qué siempre estás tan amargado y
en contra de todo?

Respondiéndole Lenin – no es amargura, es simplemente que usted es


una señorita burguesa y siempre ha tenido comodidades, por eso nunca
sabrás por que luchamos los pobres.

Daniela lo mira con un poco de gracia y le responde - burguesa la del


medio, seguido de una carcajada.

Lenin se sonroja y pide disculpas por haberle dicho burgués, a lo que


Daniela contesta.

- No te preocupes Lenin, la gente siempre pensara cosas de uno,


algunas serán ciertas y otras serán mentiras, lo importante es estar
tranquila, sin importar lo que diga la gente.
-Y como saber si uno está tranquilo, ¿se puede medir la tranquilidad?
pregunta Lenin

-Claro que sí, La tranquilidad de una persona se mide, en el tiempo en


que esta se queda dormida después de ir a la cama.

Después de esa respuesta Lenin recordó su infancia, cuando no tenía


preocupaciones, no pensaba en revoluciones, esas que lo amargan, tan
solo jugaba, mayor preocupación era que no lo encontraran cuando
jugaban a las escondidas.

Mientras divagaba con la mirada perdida susurro - mierda extraño mi


infancia.

Siguieron caminando y platicaron amenamente hasta llegar a la casa de


Tulia.

Antes de tocar la puerta Daniela le pregunta a Lenin

¿Eres casado con Tulia?

- No, el matrimonio es una empresa sin éxito que nos invita a consumir y
cumplir una agenda capitalista. Le Respondió Lenin con fervor.

Lenin era padrastro del hijo mayor de Tulia, es decir El hijo no reconocido
del coronel. 
- oye lennin a pesar de lo complicado que eres y de tida esa revolución
tuya en esa cabeza, criaste hijo ajeno,pues el hijo de tulia no era tuyo
¿cierto?
- ah eso si, señorita daniela. Como.dicen por ahí padre no es el que
engendra, sino el cria y lo crié bien.

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