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ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
SUMARIO
Notas y Comentarios
Recensiones bibiliográficas 91
Libros recibidos 96
LOYOLA
Centro de espiritualidad
Introducción
I. — A L O C U C I Ó N DEL PAPA
Fidelidad y disciplina
Por eso os digo: sed siempre fieles a vuestro Instituto, que Pablo VI,
«como garante supremo de la fórmula del Instituto y como Pastor uni-
versal de la Iglesia» (Carta al padre general, 15 de febrero de 1975) quiso
que se conservase en su plena integridad. Sed fieles igualmente a las nor-
mas de vuestro Instituto que Pablo VI y más recientemente ]uan Pablo I,
indicó en la alocución preparada, poco antes de morir, para vuestra con-
gregación de procuradores; especialmente en cuanto se refiere a la austeri-
dad de vida religiosa y comunitaria, sin ceder a tendencias secularizantes;
un sentido profundo de disciplina interior y exterior; la ortodoxia de la
doctrina con fidelidad plena al supremo magisterio de la Iglesia y del Ro-
mano Pontífice, fuertemente querida por San Ignacio, como bien sabéis
lodos; y el ejercicio del apostolado, propio de una Orden de presbíteros
(Gregorio XIII, «Ascendente Domino»), solícitos del carácter sacerdotal
de su actividad, incluso en las más diversas y difíciles empresas apostólicas,
llevadas a cabo con la ayuda válida y preciosa de los queridos hermanos
coadjutores, mediante el ejercicio de sus tareas.
1. Reacciones de la Prensa
3. El Concilio Vaticano II
1
Mon. Ign. Epp. XII, 321. Carta a Juan de Verdolay. Venecia, 24 julio de 1537.
2
Mon. Ign. Const. I, 32.
3
Mon. Ign. Epp. I, 149. BAC, 671. (Las citas 'BAC hacen referencia a las Obras
Completas de San Ignacio de Loyola, Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 3.* edi-
ción. 1977).
4
«Contra tantas adversidades y contradicciones y varios juicios, [el pontífice, Vica-
rio de Cristo Nuestro Señor] ha aprobado y confirmado todo nuestro modo de proceder,
viviendo con orden y concierto, y con facultad entera para haber constituciones». Mon.
Ign. Epp. I, 154.
5
Mon. Ign. Font. Narr. I, 234.
6
La víspera de salir de Roma para Lisboa y la India, 15 de marzo de 1540, deja
firmada su declaración sobre las Constituciones que puedan hacerse: «Yo, Francisco,
digo assí: que concediendo Su Santidad nuestro modo de vivir, que estoy a todo aquello
que la Compañía ordenase acerca de todas nuestras constituciones, reglas y modo de
vivir» (Mon. Xav. I, 811). Y el 15 de enero de 1544, al saber la aprobación oral de la
Compañía, escribe desde Cochín a los compañeros de Roma: «Entre muchas mercedes
que Dios nuestro Señor en esta vida me tiene hechas y hace todos los días, es esta
una, que en mis días vi lo que tanto deseé, que es la confirmación de nuestra regla
y modo de vivir» (ibid. p. 294). Cfr. Mon. Ign. Epp. I, 142, carta de 19 dic. 1538.
20 H. P. PEDRO ARRUPE, S. I . 4
5. Las Constituciones
7
Cfr. nota 2.
5 EL MODO NUESTRO DE PROCEDER' 21
6. En la mente de Ignacio
0
Nadal V, 52. n.° 33.
10
Ibld. 199, n.° 184. Cfr. también p. 304 n.° 69, p. 330 n.° 86, p. 490 n.° 3, p. 662
n.° 42, p. 785, n.° 13.
u
Font. Narr. I I , pp. 3-5; Font. Narr. III, p. 515 n.° 147.
EL MODO NUESTRO DE PROCEDER" 23
12
Nadal V, 442-443 n.° 224. Cfr. ¡bld. 57-60.
13
Font. Narr. III, p. 790.
1 1
Nadal, Pláticas de Coimbra, p. 75-76 n.° 14.
13
Nadal, IV, p. 651. Cfr. también MHSI Reglas, p. 490.
16
Mon. Ign. Epp. III, 510. BAC, 804 n.° 6.
17
Form. Inst. n.° 1.
24 R. P. PEDRO ARRUPE, S. I . 8
agresividad apostólica que, por una parte, la hace apta para 'mi-
siones' difíciles y, por otra, la convierte en blanco de persecu-
ciones.
13. Por última, el cuarto voto, suprema expresión de un vínculo
especial con el Sumo Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra,
a cuyo servicio inmediato e incondicional se pone la Compañía des-
de su nacimiento. No solo son las Fórmulas del Instituto las que
se abren con esta profesión de especial obediencia al Papa, sino
que, años antes de que las Fórmulas se escribiesen, esa obedien-
cia al Sumo Pontífice fue uno de los elementos nucleares del grupo
de primeros compañeros. Esa especial obediencia es uno de los
18
pilares fundamentales de nuestro modo de proceder.
— Tres instrucciones dio a los PP. Broét y Salmerón para la misión a Irlan-
da, y de ellas forma parte ese estupendo tratado de prudencia y sicología que
el mismo Ignacio intituló «Del modo de negociar y conversar en el Señor»™.
Corría el mes de setiembre de 1541.
16. Es imposible, sin rebasar los límites a que aquí tengo que
c i r c u n s c r i b i r m e , el hacer ni siquiera una síntesis del enorme
caudal de consejos y sugerencias —obligadamente muy concretas,
abundantes y heterogéneas— que San Ignacio da en estas y otras
instrucciones. Pero no olvidemos que ellas son la traducción, en
términos de vida real, del nivel profundo de nuestro modo de pro-
ceder institucional. Ese modo de proceder va configurando, no lo
olvidemos, la imagen del jesuita que comienza a actuar en el es-
cenario religioso de su t i e m p o . Pero, si valen como muestra, aquí
van algunas c i t a s :
Este peligro es tanto mayor cuanto que los inmediatos sucesores de San
Ignacio en el Generalato, contribuyeron a consolidar, por motivaciones muy expli-
cables, esta legislación subsidiaria. Laínez introdujo pocas reformas y adicio-
nes; Borja edita todo el conjunto de Reglas en 1567, y queda sustancialmente
fijado en un Corpus que tras la edición del P. Mercuriano en 1580 es prácti-
camente definitivo. Con pocas correcciones y adiciones de Acquaviva, son apro-
badas por la Congregación General VII en 1616 y se mantienen inmutables
(aunque con matizado grado de vigencia) durante más de tres siglos hasta la
26
Congregación General XXVII (1923) y la edición de 1932 .
21. Cuando, muerto ya San Ignacio, Nadal visitaba las casas y co-
legios de la Compañía explicando las Constituciones, llevaba
siempre consigo un cuadernillo en que había anotado ideas y su-
gerencias para sus pláticas. Tal cuadernillo tiene este t í t u l o : «Del
3
modo de proceder en la Compañía» °. Del medio centenar de que
consta, entresaco algunas:
27
Sobre el número de Jesuitas en vida de San Ignacio, Cfr. André RAVIER: Saint
Ignace fonde la Compagnie de Jésus. 1974. p. 288.
M
Nadal. Pláticas de Coimbra, p. 55 n.° 24.
30
Nadal V, 723 y IV, 614. Edición trilingüe en C.I.S. «Subsidia» n.° 8, Roma, Curia
Generalicia. 1974.
13 EL MODO NUESTRO DE PROCEDER" 29
— Su vocación es como una claridad que irradia de Cristo: ella los llena y
los mueve. Nace de ahí un impulso y decidido empeño de combatir por la
salvación y perfección de las almas, bajo la obediencia de la Iglesia jerárquica
romana.
— El modo de vivir, en lo exterior, es común, pero pobre. Y en lo interior,
se esfuerza, con la gracia divina, en tener mucha perfección.
— Sigue la perfección de todas las virtudes... y muy intensamente la obe-
diencia y la abnegación y la oración... en todas las operaciones.
— El modo de proceder de la Compañía es con suavidad y firmeza.
— Examina con mucha diligencia la vocación de cada uno... y la ayuda y
confirma con largas probaciones.
— Tiene grande libertad para poner a cada uno en su grado.
— Tiene prontitud en todos sus ministerios, aun a costa de la vida.
— Tiene facilidad de hallar oración y a Dios en todas las cosas.
— Las virtudes han de ordenarse a la acción.
— Sigue muy especialmente la obediencia de entendimiento.
— Tiene deseo de padecer por Cristo.
— La conversación es clara, alegre, devota, fácil, familiar y común.
— El jesuita nunca ha de estar ocioso, ni tiene coloquios si no es para hacer
fruto.
— Tiene libertad en el Señor para conversar y tratar con todos, pero no
tiene familiaridad con mujeres, aunque sean devotas, ni cura de monjas.
— Los Superiores no están obligados a seguir el consejo de sus consultores.
29. No hay por qué detenerse aquí en los puntos menos lumino-
sos que habrían de completar ese cuadro ideal, ni dedicarse
a desmontar lo que en él pudiera parecer t r i u n f a l i s m o a algunos.
Se podría objetar que este tipo de información era propicia a cierto in-
dividualismo, o que la reglamentada expresión de la vida espiritual podía dege-
nerar en formalismo, o que la disciplina era de marcada tendencia proteccio-
nista y podían producirse inhibiciones y represiones sicológicas. Y habrá quien
diga que la Compañía, tan compacta y uniforme, podía dar la impresión de
aislamiento, suficiencia y superioridad. Otros reprocharán que la pastoral, desarro-
llada a veces al margen de la coordinación diocesana y de otros religiosos
17 "EL MODO NUESTRO DE PROCEDER' 33
34. Si esta evolución, por otra parte, tiene que hacerse convivien-
do en comunidades cuyos miembros reaccionan de un modo
excesivamente diferenciado ante este problema — d e l integrismo al
s e c u l a r i s m o — las dificultades objetivas se complican con las ten-
siones interpersonales. Los puntos de divergencia son, entre otros,
los siguientes:
— ¿Cuáles son, en nuestro modo de proceder los límites entre los puntos
esenciales y los contingentes?
— ¿Qué elementos deben ser imagen del jesuita a escala universal, y
cuáles pueden dejarse a la libre opción o a las exigencias de la inculturación?
— ¿Dónde se fija a la secularización un límite no superable?
— ¿Cómo conciliar la vida de inserción y las exigencias-tipo de la vida reli-
giosa, personal y comunitaria?
— ¿Hasta dónde es posible identificarse con los pobres y oprimidos en su
lucha por la justicia que indefectiblemente pasa por una estructura política?
— ¿Qué valoración merecen las grandes obras apostólicas institucionales?
19 EL MODO NUESTRO DE PROCEDER 35
39. La formación
Es obvio que son comunes a todos los jesuitas los dos primeros niveles
que, al principio de esta conferencia, distinguía en nuestro modo de proceder,
es decir: el nivel más profundo de las notas fundamentales o institucionales
de nuestro carisma, y el nivel intermedio de las actitudes u opciones apostó-
licas que de ellas se derivan casi por lógica necesidad. Son esas actitudes y
opciones de base (de las que me ocuparé más adelante) las que, a la larga,
dan la imagen histórica de la Compañía.
Pero queda el nivel más periférico y cortical, el de las apariencias exter-
nas, mucho más contingente y susceptible de acomodación. Naturalmente, no
podría darse una descripción univalente que fijase la tipología ideal del jesuita.
La etapa de formación, la edad, el tipo de ocupación, las circunstancias de am-
biente, cultura, medio de trabajo, etc. no sólo admiten, sino que imponen mil
variantes. Creo, sin embargo, que 'per modum negationis' podría concretar un
poco la respuesta, excluyendo algunos modelos en los que sería más difícil
reconocer la vigencia de los elementos profundos del modo de proceder de
la Compañía. Sé muy bien que ninguno de los bocetos que apuntaré se da en
la realidad en estado puro. Pero en estos tipos he agrupado convencionalmente
una variedad de rasgos externos que, en diverso grado y mil diferentes com-
binaciones, pueden darse en jesuitas concretos.
40 R. P. PEDRO ARRUPE, S. I . 24
— oración y acción
— empeño por la perfección propia y ajena
— recurso a los elementos sobrenaturales y humanos
— pluralismo y unidad
— esfuerzo propio y dependencia total de Dios
— medios eficaces y pobreza
— inserción y universalidad.
30
Ej. [230-37].
37
CG 32, d. 4, 35.
3 8
Form. Inst. 4, 6; Carta 'de la Perfección', 1; CG 32, d. 2, 25.
38
Ej. [362].
40
Ej. [353].
29 EL MODO NUESTRO DE PROCEDER 45
lación, y en otro nivel, amor que se hace catequesis cercana a cualquiera y con
cualquiera «niños y gente r u d a » " .
— amor que hace vivir, sentir y sufrir los problemas y limitaciones de la
Iglesia como propios, ejerciendo con la libertad y humildad de hijos de Dios
el caritativo servicio de una crítica 'que edifica' y es, fundamentalmente, auto-
crítica.
" ORLANDINO. Nicolás: Historia S.l. Pars Prima. Roma 1614. Libro V, 62. Epp.
mixtae I, 266.
La pobreza en el
carisma fundacional ignaciano
Pero, si es así, ¿por qué no dejar renta para todo? Y acuden también a
razones apostólicas. Las Ordenes religiosas que las admiten son más bien las
contemplativas. Las otras son las que «ayudan más a los próximos en la vida
mixta»". No quieren tener asegurado el comer, vestir y calzar: «porque la abun-
dantia de todo lo necesario no nos aga seer perezosos para trabajar in agro
dominico, y que la pobreza nos haga despertar para el mayor provecho y salud
10
de las á n i m a s » .
Podían saber que era opinión común de los canonistas que las iglesias (o
sacristías) de los franciscanos podían tener rentas; y los mendicantes, recibir
limosnas perpetuas: «Nec hoc est habere reditus recipiendo gratis et petendo
11
extra i u d i c i u m » . En el documento «Fundación de casa», san Ignacio y sus
compañeros habían explicitado que la Compañía no había de tener derecho sobre
tales rentas, y que su administración habría de estar en manos de la ciudad
12
o de alguna persona p r i n c i p a l . La redacción estaba terminada para febrero
de 1541; pues la copia que se conserva es de Antonio Estrada ,que salió de
1 3
Roma a principios de ese m e s .
quiera negesidades para los enfermos, asta en tanto que estén buenos para
laborar in Domino. ítem los portes de las cartas, viático, tanto cerca el comer,
quanto el vestir, no dando pero para ir a cavallo de consuetudine, ecetto en
caso de enfermedad o necesidad; haciendo traer y retraer libros, vestes y
otras cosas negesarías, y ansí cerca el vestir, en el retornar, todas las quales
cosas podrá dar la sacrestía con licencia y juizio del superior, como arriba es
13
d i c h o » . El escrito lo firmaron los compañeros presentes en Roma, en nombre
16
de los a u s e n t e s . Pero no parece que a san Ignacio dejara tranquilo por mu-
cho tiempo ese compromiso o vía media.
ANÁLISIS ESPIRITUAL
A) El tiempo de elección
B) Transcendencia fundacional
1. Motivaciones ascético-místicas:
1. — Darán mayor edificación, pues con esa pobreza estricta manifestarán que
no buscan beneficios de este mundo [ 6 ] .
2. — Tendrán mayor libertad de espíritu y podrán hablar con mayor eficacia de
las cosas espirituales, para mayor provecho de las almas [ 7 ] .
3. — Podrán persuadir mejor a los prójimos a la verdadera pobreza y abnegación
cristiana, al mostrarse ellos mismos fieles seguidores de la palabra de
Cristo: «Qui reliquerít domum, vel fratres, aut sórores, aut patrem, aut
matrem, aut uxorem, aut filios, aut agros propter nomen meum, centuplum
4 1
accipiet, et vitam aeternam possidebít», M t . 19, 29 [ 9 ] .
4. — El tener que recibir limosnas diariamente servirá de acicate para ayudar
espirítualmente al prójimo [ 8 ] .
5. — Sin rentas, estarán más dispuestos para caminar en misión y pasar adver-
sidades, y por ello serán más diligentes para la ayuda de los prójimos [ 1 0 J .
6. — Esa es la pobreza que tomó Jesucristo para sí, y la enseñó a sus apósto-
les y discípulos al enviarlos a predicar [ 1 2 ] .
7. — Y la que los compañeros y él mismo, Ignacio de Loyola, aceptaron al
tomar como cabeza a Jesús, «para ir debajo de su bandera para predicar
y exhortar, que es nuestra profesión» [ 1 3 ] " .
b) Implícitamente apostólicas:
3. Cristocéntricas:
a) Ventajas apostólicas:
VISION PANORÁMICA
N O T A S
I
Véanse: Ejercicios, nn. 95-98 y 145-147; A. JIMÉNEZ OÑATE, El origen de la
Compañía de Jesús. Carisma fundacional y génesis histórica (Roma, 1966); C. de DAL-
MASES, Las meditaciones del reino y de dos banderas y la vocación a la Compañía
de Jesús según el P. Nadal, Manresa 20 (1948) 311-320; M. RUIZ JURADO, Ejercicios y
Constituciones, Manresa 43 (1971) 149-166; J. de GUIBERT, La spiritualité de la Compagnie
de Jésus (Roma, 1953) pp. 130, 137-138, 533.
a
Mon. Ign., Constituciones S.I., t. I, 78-81.
' Ibid., 29. Cf. texto correspondiente a la nota 56 de este trabajo.
4
Ibid., 70-71 y Prooemium, CCXI-CCXII; J. WICKI, Pfarrseelsorge und Armut der
Professhauser. Ein Motu proprio Pauls III aus der Vorgeschichte des rdmischen Gesü
(1549), Archivum Historicum S.I., 11 (1942) 69-82; G. SWITEK, Praedicare in paupertate.
Estudios sobre el concepto de pobreza según Ignacio de Loyola (Roma, 1975) 113-145.
G
Const. antes cit. I, 61-65. La copia que se conserva fue escrita por Antonio
Estrada, que salió de Roma a principios de febrero; por tanto, hay que datar la com-
posición del documento en el invierno 1540/41, o en los meses precedentes del otoño:
G. SCHURHAMMER, Die Anfánge des rómischen Archivs der Gesellschaft Jesu, Archi-
vum Historicum 8.1,, 12 (1943) 93.
" Const., I, 62.
7
Ibid., 63.
* Ibid., 63.
1
Ibid., 64.
w
Ibid., 64.
I I
Cf. Summa Sylvestrina, Legatum I I , q. 4, tertium: es la opinión de P. de Palude
con el cual concuerdan Guido de Baisio y Guillermo Farinieri, general de la Orden de
Menores Franciscanos. Véase a propósito de las rentas, en esa misma q. 4: «Primum.
15 POBREZA Y CARISMA IGNACIANO 61
Fratribus minoribus non licet habere annuos reditus... secundum Card. ¡n d. ele. exivl
post Fed. eos possunt habere, si relicti sunt ad certum usum divini cultus...»
12
«...Sy alguno pidiere la casa o la renta della y quisiere hazer pleyto, que la
ciudad o la persona principal le rresponda, y si tiene derecho lo defienda, si le pareciere.
Si la ciudad o algunos quisieren echar fuera de la casa y de la rrenta della a la Com-
pañía; que la Compañía tenga paciencia, como no tenga derecho a ella», Const., I, 64-65.
Aunque el trozo aparece tachado en el manuscrito, ya los editores de Monumenta
pensaban que la tachadura debió de hacerse mucho después, si se compara con las
¡deas mantenidas en el documento posterior de marzo 1541, al que aludiremos en seguida.
12
Cf. nota 5 de este trabajo.
14
Const., I, 36.
15
Ibid., 37.
16
Firman «Iñigo, Paschasius Broet, Salmerón, Laynez, Claudius Jaius, Jo. Coduri»,
Ibid., 46.
17
La muerte del P. Coduri le había dejado solo en la composición de las Consti-
tuciones de la Compañía de Jesús. Coduri murió el 29 de agosto de 1541: Mon. Ign.,
Epp. I, 406-407. Sobre el modo de componer las Constituciones que tenía el santo:
Fontes Narrativi I, 97-98 en MHSI. La parte del Diario Espiritual de san Ignacio, que
se nos ha conservado, muestra que, al menos desde el 2 de febrero hasta el 12 de
marzo de 1544, estuvo deliberando sobre la materia de pobreza que estamos tratando:
Const., I, 86-126.
18
Ibid., I, 95.
" Ibid., I, 90-9-.
2 0
Ibid., I, 91. Véase cómo esta iluminación y consuelo espiritual refuerza el n. 12
de las razones del santo para no tener renta.
2 1
Cf. vol. 1—11, pág. 261-272. A continuación estudia como ejemplar del segundo
tiempo la contenida en el Diario Espiritual de san Ignacio: Ibid., pág. 272-295.
2 2
Ejercicios, n. 177. El módulo al que nos referimos: nn. 178-183.
2 2
El cuarto punto del módulo aludido dice así: «Considerar raciocinando cuántos
cómodos o provechos se me siguen con el tener el oficio o beneficio propuesto, para
la alabanza de Dios nuestro Señor y salud de mi ánima; y, por el contrario, considerar
asimismo los incómodos y peligros que hay en el tener. Otro tanto haciendo en la se-
gunda parte, es a saber, mirar los cómodos y provechos en el no tener; y asimismo,
por el contrario, los incómodos y peligros en el mismo no tener», Ibid., n. 181. El subraya-
do es nuestro.
24
Ibid., n. 176.
2 5
Const., I, 88. También SWITEK en su obra «In Armut predigen», observa la rela-
ción existente entre la deliberación sobre la pobreza contenida en el Diario y la de
nuestro documento. Nuestro análisis difiere algo del suyo, en cuanto atendemos a la
indicación que nos da el santo sobre cuándo toma sus papeles de las razones, en par-
ticular la del día 16 de febrero sobre los dos tipos de elección. Por otra parte, no
nos parece que se interrumpa o trastorne propiamente el ritmo de elección que sigue
el santo, con el «punto o tentagión que en amaneciendo me vino es a saver solamente
para la yglesia», párrafo que tachó. Pues por lo que sigue, sin solución de continuidad,
«con mucha claridad y notigia y con asaz devogión, queriendo en todo gerrar contra
aquel puncto...», y por lo que escribe los demás días, da la impresión que apenas rozó
su alma aquel pensamiento. Tratamos de distinguir también entre los diversos pasos
que da san Ignacio en la aplicación de los diversos modos de elección según los
Ejercicios. Cf. G. SWITEK, In Armut predigen (Würzburg, 1972) pág. 153-158.
2 6
Ejercicios, n. 183.
27
Véanse los días 9 y 10 del Diario: Const., I, 89-90.
2 8
Pasa por unas elecciones durante «una hora, mirando el punto y mirando la
renta dada (probablemente se refiere a la de Santa María de la Strada), paregléndome
seer nudos y inpidimientos del enemigo, con mucha tranquilidad y paz elegiendo y ofre-
ciendo al Padre el no tener ni para la yglesia». A continuación, pasa al otro modo:
«...y tornando por las otras elegiones lo mismo, no sin moción interior y lágrimas»,
Ibid., 95.
2
" Es el tercer punto del módulo dicho: Ejercicios, n. 180.
" En todo el proceso que se nos ha conservado, se puede decir que se confirma
todos los dís sin interrupción en lo mismo, en no tener ninguna clase de rentas. En
esos días, hasta el 12 de marzo, se contienen casi todas las gracias más extraordina-
rias, consolaciones y mociones que conocemos por su Diario.
62 MANUEL RUIZ JURADO, S. I . 16
3 1
Ejercicios, n. 181.
3 2
Ibid., n. 169: es la condición que pone san Ignacio para toda buena elección.
33
Cont., I, 78. Con ese título encabeza sus consideraciones.
34
Al final de cada motivación, indicamos entre paréntesis en el texto el número
correspondiente a la lista de san Ignacio, que copiamos a continuación:
-CÓMODOS Y RAZONES PARA NO TENER COSA ALGUNA DE RENTA
a
1. La Compañía toma maiores fuergas spirituales y maior devotión,
asimilando y viendo al Hijo de la Virgen nuestro Criador y Señor, tanto
pobre y en tantas adversidades.
a
2. En no querer cosa cierta se confunde más toda abaricia mundana.
a
2. Parege que con maior afecto se une con la Yglesia, seyendo uni-
formes en no tener cosa alguna, considerando en el sacramento a Christo
pobre.
a
3. Se facilita más a esperarlo todo en Dios nuestro Señor, separán-
dose de todas cosas del século.
a
4. Ayuda más a humillar y a más unir con quien se humilló sobre
todos.
4.* Vive más olvidada de toda consolación secular.
5.° Vive más en continua esperanga divina y con mayor diligencia en
su servicio.
6.° Ay maior edicificagión en general, viendo que no se busca cosa
deste século.
7. Con maior libertad de spíritu y con maior eficagia se habla de
todas cosas spirituales para el maior provecho de las ánimas.
8. Se ayuda y se desperta más a ayudar splritualmente a las ánimas,
como cotidianamente reciba limosnas.
9. Se persuade mejor a los otros a la vera pobreza, guardando aquella
según que Christo nuestro Señor mueve, deziendo: si quis dimiserit pa-
trem, etc.
10. Parege que serán más diligentes para ayudar a los próximos, y
más dispuestos para peregrinar, y pasar adversidades.
11. La pobreza, no teniendo cosa alguna de renta, es más perfecta
que teniendo en parte o en todo.
12. Esta tomando nuestro común Señor para sí, mostró la misma a
sus apóstoles y discípulos queridos inbiándolos a predicar.
13. Esta elegiendo todos diez, nemine discrepante, tomamos por ca-
bega al mismo Jesú nuestro Criador y Señor para yr debaxo de su ban-
dera para predicar y exortar, que es nuestra profesión.
14. Desta manera nosotros pidiendo, nos fué concedida la bula, y
después esperando la expedigión por un año, y perseverando en el mismo
asensu, nos fué confirmada por su santidad.
15. Proprio es de Dios nuestro Señor seer inmutable, y del enemigo
mutable y variable». Const., I, 79-81.
" Ejercicios, n. 97: el subrayado es nuestro.
M
' Ibid., n. 98.
37
Ibid., n. 173.
38 15
IV capítulo: Const., I, 19 (cf. 12", 13 ).
39
Const., I, 15: todos estos conceptos pasaron a la redacción de la bula oficial
«Regimini militantis Ecclesiae», Ibid., 25. Las pequeñas variantes introducidas no afectan
a esas ¡deas. Y en la bula de 1550 «Exposcit debitum» se conservarán también: Ibid., 374.
40
Examen, nn. 53. 61.
4 1
Se ve que el santo cita aquí de memoria, cuando escribe «si quis dimiserit
patrem etc.», cometiendo el mismo error que en el Examen, c. IV. «Cada uno de los
que entran en la Compañía, siguiendo el consejo de Christo nuestro Señor, qui dimi-
serit patrem etc.», Const., II, 50. Nos parece evidente que quiere referirse al texto por
nosotros citado.
42
Const., I, 80. Cf. la fórmula del Instituto de la Regimini militantis Ecclesiae, n. 3:
Ibid., I, 26. En la expresión «ir debajo de su bandera», se puede encontrar una referen-
cia al «sub crucis vexillo Deo militare» del n. 3 citado; en el tomar «por cabeza al
mismo Jesucristo nuestro Criador y Señor», se puede oir el eco de «Jesu nomine insigniri
cupimus... soli Domino... serviré», del mismo n. 3 de la bula.
17 POBREZA V CARISMA IGNACIANO 63
43
Puede ser significativo que sea el n. 1, el primer motivo que anota, cuando
trata de enumerar los que tiene para no aceptar rentas: Ibid., I, 79.
" No es difícil entrever el fondo de la meditación de las dos banderas y de la
del Rey, de los Ejercicios, nn. 95-98. 144-147. Cf. Monumenta Nadal, V, 40. 288 ss. y
789-790.
4 5
En diciembre de 1552, el día 24, escribía san Ignacio una circular a diversos sitios
donde estaba ya establecida la Compañía. En ella comienza diciendo: «Per diverse litere
intendiamo, che Dio N.S. visita le RR. VV. con l'efetto della santa povertá, cloé
l'incomoditá et mancamento d'alcune cose temporali, quali sarebbeno necessarie per
la sanitá et ben'essere del corpo. Non é poca gratia, che si degna far la divina sua
bontá, dar questo gusto attuale di quello, che sempre deve esser nel desiderio nostro
per conformarci alia guida nostra Jesu Christo secondo ¡I voto et instituto santo di
nostra religione», Epp., I, 564-565. En el texto B de las Constituciones, se incluyó este
párrafo, que quedó ya en ellas: «Amen todos la pobreza como madre, y según la medida
de la santa discretión a sus tiempos sientan algunos effectos della-, Const., I I , 366.
46
La devoción de este número hace recordar la contemplación ignaciana del na-
cimiento de Jesús: «Mirar y considerar lo que hacen, así como es el caminar y trabajar,
para que el Señor sea nacido en suma pobreza, y a cabo de tantos trabajos, de hambre,
de sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz; y todo esto por
mí», Ejercicios, n. 116. El subrayado es nuestro, para ver la unión ignaciana de pobreza
y adversidades, con el Hijo de la Virgen, contemplado y asimilado con devoción. Hici-
mos advertir en la nota precedente que la carta circular de san Ignacio sobre la pobreza
y sus efectos está firmada la vigilia de Navidad.
4 7
La uniformidad en no tener cosa alguna se establece entre la Compañía y la
iglesia; pues la Compañía no puede tener, y tampoco tendrían sus iglesias. Así ha
interpretado también uno de los copistas de los apógrafos que se conservan: véase el
aparato crítico de la edición de Momumenta Histórica S.I.: «...con mayor afecto se
une... seyendo uniformes en no tener cosa alguna que en parte», Const., I, 79. Sabemos
Que tener en parte es tener rentas la iglesia.
48
Cf. nota 36; Fontes Narrativi I, 204: «Y visto que no tenían cabeza ninguna entre
sí, ni otro prepósito sino a Jesucristo, a quien sólo deseaban servir, parecióles que
tomasen nombre del que tenían por cabeza, diciéndose la Compañía de Jesús», el
año 1537 antes de llegar a Roma.
4 9
Const., I, 104.
5 0
Ibid. San Ignacio se refiere a la gracia recibida en su viaje de Venecia a Roma,
en el otoño de 1537. Se suele situar en la Storta. Vino en cumplimiento de la petición
Que estaba haciendo durante todo aquel tiempo de preparación a su primera misa, de
que la Virgen le pusiera con su Hijo divino: Fontes Narrativi I, 313-314. 496-499; I I , 133.
5 1
Cf. nota anterior. Nadal asegura, refiriéndose a la eximia ilustración del santo
en Manresa: «Ad illam gratiam ac lucem referre solebat, si quando interrogaretur vel
de alus rebus seriis, vel de ratione Instituti Societatis, si quid esset definiendum»,
Mon. Nadal V, 612. Probablemente alude al testimonio del P. González de Cámara: Font.
Narr. I, 609-610. En los Ejercicios, n. 147 hace pedir a nuestra Señora, «que yo sea
recibido debajo de su bandera, y primero en suma pobreza espiritual, si su divina
majestad fuere servido y me qusiere elegir y recibir, no menos en la pobreza actual...».
52
«Añadía de mi parte, haziendo quanto era en mí, y esto último se terminava
para los compañeros que avían firmado», Const. S.I., I, 105.
53
Como hicimos en la nota 34, copiamos aquí el texto a cuya numeración se refieren
los peréntesis colocados al final de cada una de las ventajas.
«LOS INCÓMODOS PARA EL NO TENER COSA ALGUNA DE RENTA SON
LOS CÓMODOS AL TENER EN PARTE O EN TODO
a
1. Parece que la Compañía con el tener en parte o en todo, se
conservaría mejor.
2." Teniendo, no serán así molestos ni desedificativos a otros por
pidir, mayormente seyendo clérigos los que avían de pidir.
3." No ternán tantas mociones y turbationes a la desordenada solicitud
en buscarlo, teniendo.
a
4. Podrán vacar más ordenada y quietamente a los oficios y orationes
concertadas.
5." El tiempo de demandar o buscar se podría predicar, confesar y
darse a otras obras pías.
64 MANUEL RUIZ JURADO, S. I . 18
1
Salvo en el n.° 65 y como recurso de suplencia.
68 JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS 4
más tarde. La gran fuerza del mal en el mundo reside en esos pro-
cesos misteriosos, aparentemente ajenos a él y a veces semicons-
cientes, por los que un día llega a hacerse plausible o necesario.
Como el Dr. Balmy de Buero Vallejo, o como Erik Dorf, el abogado
de las S.S. en Holocausto, el hombre nunca se entrega a la mons-
truosidad por ella misma; sino como resultado de un proceso sutil
que la ha hecho supuestamente lógica o necesaria, y la ha despro-
visto de su carácter t e r r i b l e . A compensar esto va precisamente
el «triple coloquio» ignaciano del n.° [ 6 3 ] .
Quien revela esa increíble fuerza explosiva del mal, del mal
nuestro de cada día, es precisamente la Cruz: la misma imagen del
Crucificado, a cuya luz leyó Pablo el pecado de paganos y judíos,
el pecado de la «sabiduría», y también el de la «religión» huma-
na. En mi opinión, no entendería nada de esta 'primera semana',
quien pretendiese ver en ella una serie de consideraciones racio-
nales o de argumentaciones filosóficas sobre el mal. El pecado es
«revelación». Y es simplemente el Crucificado, quien revela que
ésta es una humanidad donde al Justo se le quita de en medio por-
que molesta, porque concita iras, por la razón que sea.
Hay, por tanto, una perfecta trabazón, más psicológica que ló-
gica, entre 'primera semana', meditación del 'rey t e m p o r a l ' y 'se-
gunda semana': Jesús no es contemplado como «modelo» ascético
a imitar, ni como maestro que da lecciones; sino como opción últi-
ma que seguir, y como piedra angular que construir y por la que
apostar: la victoria de la Misericordia sobre el mal. Todos los Ejer-
cicios se encaminan precisamente a alimentar esa decisión, a so-
pesarla y a confrontarla con los obstáculos e impedimentos que
puedan ir surgiendo a lo largo del proceso.
TA JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS 10
Una palabra pues sobre cada una de las dos laderas de esta
pendiente.
dola se salve», esto es, acepte la recta doctrina sobre el punto controverti-
do, y así se libre de lo que a uno le parece la nota de error o herejía.
Todos estos puntos parece que suponen una mentalidad muy apta
para los diálogos ecuménicos, que el Espíritu Santo promueve hoy entre
los c r i s t i a n o s .
II. — San Ignacio puso esta nota en su libro de los Ejercicios pro-
bablemente debido a las persecuciones a que se v i o s o m e t i d o por falsas
inteligencias de frases del l i b r i t o .
¿De cuándo data este «presupuesto» como elemento integrante del
librito? La encontramos ya en la primera copia manuscrita que conoce-
mos de los Ejercicios. Es la del sacerdote inglés Helyar, que se halla
en la Biblioteca Vaticana, códice Regin. lat. 2004 (códice Reginense).
Heylar era un clérigo humanista que en París, huyendo de la persecución
de Enrique VIII, había hecho los ejercicios en 1535, antes d e l m e s d e
a b r i l ; porque entonces regresó a su t i e r r a . Los ejercicios los haría bajo
la dirección del Beato Pedro Fabro, o, tal vez, del m i s m o San Ignacio;
tuvo empeño en copiar, al menos hacer algunos e x t r a c t o s , de algunas
partes de los e j e r c i c i o s ; y en esa copia hecha por él aparece ya el Pre-
1
supuesto .
A n t e s de 1535 San Ignacio había sido acusado en París ante el Inqui-
sidor O r i , por los rumores levantados con ocasión de los e j e r c i c i o s dados
2
a Peralta, Castro y A m a d o r . Y antes, en Alcalá y Salamanca, había
sido examinado sobre su proceder y sus doctrinas morales.
Más adelante, en 1554, el hombre de confianza del santo y promul-
gador de las Constituciones de la nueva Orden en España, el P. Jerónimo
Nadal, prometía volver por los Ejercicios y defenderlos contra una censura
que había e s c r i t o Tomás de Pedroche. El Arzobispo Siliceo de Toledo
estaba mal informado sobre las doctrinas de los Ejercicios.
El e s c r i t o de Nadal, aclarando y defendiendo los Ejercicios, se en-
cuentra publicado en Monumenta Histórica S.L, en t r e s partes o fragmen-
t o s : la primera parte en Epist. P. Nadal IV, 820-826; la segunda parte en
Chronicon Polanci III, 525-573; y la tercera parte en £p/sf. P. Nadal IV,
826-873. Todo el escrito se conoce con el nombre de Apología exercl-
tiorum.
Si hablamos en particular de esta apología o defensa de los Ejerci-
cios, realizada ante las acusaciones censorias de un c a t ó l i c o , es porque
nos parece un caso m a n i f i e s t o en que, por d e f i c i e n t e información sobre
el sentido de las frases censuradas, se dan pasos en falso o palos de
ciego. La censura de Tomás de Pedroche puede leerse en la m i s m a co-
lección de Mon. Hist. S.l. en el v o l u m e n Chronicon Polanci III, 501-524.
En la Apología del P. Nadal se quiere demostrar la ortodoxia de todas
las proposiciones censuradas, lo que se hace con precisión escolástica
y en tono p o l é m i c o . ¡Cuánto más sencillo hubiese sido si el censor, antes
1
Cf. J. CALVERAS. Estudios sobre la redacción de los textos latinos de los Ejerci-
cios anteriores a la Vulgata: Archiv. Hist. S.l. 31 (1962) 24-27.
2
Cf. Monum. Hist. S.I., Fontes narrat. de S. Ignatio I, 31-32; Acta P. Ignatii n. 77-81:
Fontes narrat. I, 468-474.
3 M. NICOLAU: "PRESUPUESTO Y DIAL, ECUMÉNICO" 89
3
Institution de la religión chrétienne lib. IV. c. 17, n. 19; ed. Genéve 1958, p. 368.
1
Ibid. n. 20, p. 368s.
5
Ibid. n. 32, p. 383s.
• Ibid.
7
L'Eucharistie, Memorial du Seigneur, Sacrifice d'actions de gráce et d'intercession,
Neuchatel 1963, p. 262, donde cita el análisis de la noción de substancia en Calvino por
H. Gollwitzer, Coena Domini, München 1937, p. 120ss.
8
Más ampliamente tratamos este punto sobre el pensamiento de Calvino y el
pensamiento católico del Concilio de Trento en nuestro libro Nueva Pascua de la Nueva
Alianza, Madrid (Studium) 1973, p. 143ss.
• L. C p. 273-278. Cf. Nueva Pascua de la Nueva Alianza, n. 517ss., p. 327-330. En
la p. 329 de nuestro libro, lín. 10, hubiera sido más exacto traducir: «objetivamente pre-
sentes en la eucaristía para la comunión» (no: por la comunión).
Recensiones bibliográficas
Hace algún tiempo se dio cuenta en esta Revista (Manresa, 1977, pg. 281)
de una obra de este mismo autor: Unterwegs zum Orden, que estudiaba la
génesis espiritual y el desarrollo de las relaciones ¡nterpersonales en la histo-
ria fundacional de la Compañía de Jesús. Era el texto de la tesis doctoral del
P. Wilkens, que repetidas veces ha publicado artículos en nuestra Revista. La
que hoy presentamos viene a ser en realidad aquella misma obra: pero, aparte
de que esté en francés, se diferencia del texto alemán en que ha sido algo
abreviada, y queda así más accesible, al ser descargada de la instrumentación
propia de una tesis doctoral; y es válida incluso para quienes no lean el alemán.
En el número de diciembre de 1979, pgs. 333-362, ha aparecido reelaborado
uno de los capítulos o pasajes de la tesis alemana; ya en el encuadre origina!
parecía un excursus incrustado con excesivo relieve en el itinerario de los com-
pañeros hacia la fundación de la Orden: es el incidente iniciado en Bassano
entre S. Rodríguez e Ignacio.
Esta obra está en línea con una serie de estudios, que de diversas formas,
se han realizado estos últimos años: hay en ellas un objetivo básico común:
el de establecer genéticamente la identidad de la Compañía. Las Constituciones
vinieron «muy tarde»; con mucha anterioridad estaba «todo hecho», ya que, en
efecto, por poner un ejemplo, Javier misionaba en el Oriente sin Constitucio-
nes; pero marcado con muy hondo sello de identidad jesuítica. ¿Cómo es que
se llegó a ese «todo hecho», cuando todo estaba por hacer?
Wilkens arranca desde Loyola, desde los claroscuros de la cama de un
herido, que se sentía trasformado entre «consolaciones y desolaciones». Sigue
a Iñigo a través de Montserrat, de Manresa, de la gira de Jerusalén, para en-
contrarle, tras Barcelona, Alcalá y Salamanca, en París rodeado de los «com-
pañeros» que habían de arrodillarse ante Fabro un 15 de agosto de 1534; com-
pañeros, a los que había de encontrar a principios de 1537 en Venecia: eran
sus amigos en el Señor.
En el estudio de Wilkens nos parece de singular importancia el itinerario
que estos Compañeros, al solicitar en setiembre de 1539 la aprobación ponti-
ficia, habían delimitado en estos términos: «magistri parisienses... sponte pau-
peres Christi sacerdotes». Esos puntos suspensivos intermedios son los que
Wilkens intenta llenar genéticamente en la parte central de este su estudio.
El grupo de peregrinos parte de París, como grupo de amigos en el Señor (pg.
190); y un 15 de abril de 1939 terminan en la Eucaristía aquella su deliberación
de cuyas decisiones resultaba ya una Orden religiosa; su aprobación iba a ser
propuesta al Papa (pgs. 326-327).
(,'2 MANRESA. VOL. 5 2 (1980) RECENSIONES
Los capítulos 10, 11, 12 nos dan ya lo que es en Fabro la propia discre
ción espiritual, con ejemplos concretos sacados del Memorial. La naturaleza mis
ma de este escrito no da lugar a que se formule en él una doctrina coherente
sobre el discernimiento. Pero hay pasajes que, de hecho y como de paso, expli
can tal doctrina: como el encuentro con Canisio ( n . 3 0 0 ) ; o el análisis que de
sus propias experiencias internas realiza con ocasión de la diversidad de es
píritus en sí observada respecto al fruto que se hacía en Alemania (245), o
más tarde, ya en 1545, respecto a las propias buenas obras (405). El autor
destaca un formulario redactado por el propio Fabro (n. 50) al mes de iniciado
su diario: son cuatro puntos para discernir el valor de las acciones. O cuando
distingue expresamente los dos espíritus con calificaciones y efectos contra
puestos ( n . 302). El último capítulo se refiere a la obediencia y al discernimiento,
apoyándose también en el epistolario.
Como conclusión, y con la calificación de hombre a la vez ordinario y
extraordinario para Fabro, logramos una como definición de la espiritualidad de
Pedro Fabro: toda su vida está examinada y reflejada en el Memorial desde el
punto de vista de los espíritus. La continuidad de tal examen y vivencia hace
que por el Memorial pasen de hecho todos los acontecimientos de la vida per
sonal y apostólica de Fabro, porque todo es examinado desde el espíritu y
según el espíritu. Fabro posee extraordinaria sensibilidad al «espíritu» tanto de
orden natural como de sobrenatural; juegan simultáneamente su personalidad y
la gracia.
El Memorial induce, según el autor, a compararlo con el Diario Espiritual
de Ignacio; este Diario resulta de comprensión muy difícil. Son distintas las ca
racterísticas del Memorial; en éste se refleja una vida jesuítica y apostólica
vivida en tensión de espíritus. Es admirable la fina visión que Fabro tiene del
fondo de su vida como reflejo de los espíritus: es una vida activa en continua
comunicación con Dios bajo la acción del Espíritu.
Ojalá se cumpla el deseo del autor, de que este libro no se limite a solos
aquellos que están familiarizados con la espiritualidad ignaciana; aun quienes
no lo estén, pueden encontrar en el Memorial de Fabro una actitud espiritual
profunda de un hombre que recorre su camino hacia Dios dejándose guiar por
el Espíritu. Por nuestra parte desearíamos, que al menos los dedicados dentro
de la espiritualidad ignaciana a la doctrina sobre discernimiento espiritual, co
nozcan el fondo espiritual de Fabro: éste vive espontáneamente, por así decirlo,
una vivencia espiritual que O'Leary analiza y descubre con precisión y amplitud.
J. Iturrioz
ORDOÑEZ MÁRQUEZ, J.: Teología y esperitualidad del Año Litúrgico. BAC (403).
Madrid, 1978. 415 pp.
Que el Año Litúrgico tenga su teología y su espiritualidad es innegable.
Pero, no pocas veces, parece que el Año Litúrgico se quiere reducir a esa
especie del paso de los tiempos, en los que se recuerdan los diversos miste-
rios de la Vida de Cristo, sin una referencia especial a la teología y a la
espiritualidad cristiana.
Con la reforma litúrgica se quiso dar al Año Litúrgico su verdadero senti-
do teológico. Aunque esta reforma litúrgica fue aceptada bastante bien en Es-
paña, parece que ha ¡do perdiendo su fuerza y vigencia. Es que realmente no
se llegó a profundizar en la reforma Litúrgica con toda la fuerza que contenía.
El libro que presentamos a los lectores está dividido en dos partes: la
primera estudia la Liturgia y Espiritualidad cristiana; y la segunda, la espiri-
tualidad cristiana en el marco del Año Litúrgico.
En la primera parte, después de una explicación de la Iglesia, como co-
munidad de adoradores, estudia el lugar de Cristo, la Eucaristía y los sacramen-
tos y la oración en la Liturgia de la Iglesia. La relación de la Liturgia con la
fe, la historia de la salvación y el ministerio sacramental y de la palabra es
el contenido de los capítulos finales de este parte, que termina con el de la
Liturgia, marco permanente de la conversión cristiana.
En la segunda parte encuadra la espiritualidad cristiana en el marco del
Año Litúrgico, recorriendo todos los períodos de éste, tal como nos los pre-
senta la Iglesia.
Creemos que el libro puede ¡luminar esplendorosamente muchos aspectos
de la espiritualidad cristiana en el marco del Año Litúrgico; y podrá ser para
muchos una guía segura y consoladora para poder vivir espiritualmente todos
y cada uno de los períodos del Año Litúrgico.
A. Arza