19 de Abril 2018
SISTEMA DE LISTAS ABIERTAS: ¿EL FIN
DE LAS OLIGARQUÍAS ELECTORALES?
POR: RAMIRO GARCÍA PEREIRA /
ANALISTA POLÍTICO
“El liderazgo de una nación
siem-pre reside en un pequeño
número de hombres,
Que hace que el resto trabaje
para nutrirse de ellos mediante
el gobierno”
-Voltaire (ensayo sobre las
cos-tumbres y el espíritu de las
nacio-nes)
Desde que la humanidad se ha
organizado socialmente bajo alguna
clase de Gobierno, se han levan-
tado temores hacia los mismos, la
percepción de que los gobernantes
tienden a aprovecharse de
sus gobernados bajo
inescrupulosas tácticas ha
llevado a levantar gran-des
revoluciones, guillotinamien-tos,
fusilamientos y otros sucesos
históricos, que han terminado con
la vida de gobernantes
torpes, inescrupulosos,
maliciosos o sim-plemente
desafortunados, que no han
sabido captar las señales de
descontento popular a lo largo de
la historia humana.
Un miedo muy común entre los
ciudadanos de las democracias
modernas, ha sido y es, el temor
de estar siendo gobernados por una
oligarquía encubierta bajo un manto
de competencia electoral viciada.
A continuación,
revisaremos parte de la teoría
política conocida como “elitismo”,
la cual analiza y describe los
procesos mediante los cuales
grupos de hombres y mu-jeres
organizados, se las arreglan para
encontrar los mecanismos con
los cuales ejercer y mantener el
poder sobre las masas
desorganizadas.
Y finalmente, se analizarán los
distintos métodos existentes para
la adjudicación de escaños
en el parlamento, en búsqueda
del mejor modelo para
combatir la formación de
oligarquías rígidas y y coordinan entre sí las acciones
permanentes, ya que éstas, son
potencialmente peligrosas para la
salud democrática de una nación.
La postura filosófica que rige a
este trabajo, es la creencia en que
el poder público debe rotar de
manos e ideas cada determinado
tiempo, para evitar vicios que
vienen acom-pañados con el
acostumbramiento a ejercer el
poder sobre otros.
Partidos Políticos, Oligarquías y
Democracia (“La historia es un ce-
menterio de aristocracias”-Vilfredo
Pareto)
Por el año 1896 se publica “La
clase dominante” del politólogo
Gaetano Mosca, obra que propone
un concepto ampliamente debatido
hasta nuestros días, el concepto de
“Clase Política”, con admiradores
y detractores, Mosca propone que
existen dos clases sociales en una
sociedad, los dominantes y los
dominados.
Advierte que estas elites de po-
der tienden a volverse hereditarias,
y a corromper la salud guberna-
mental de las naciones, ya que, con
el tiempo, debido a las prácticas
endócrinas degeneran en élites me-
diocres que terminan por perjudicar
a toda la sociedad.
Con algunas diferencias, el so-
ciólogo y filósofo político Charles
Wright Mills (basado en trabajos
del politólogo Franz Leopold Neu-
mann), en su obra “La Élite del Po-
der” (1956), estudia la conformación
de oligarquías militares, políticas,
económicas y de otra naturaleza,
y describe el cómo se organizan
necesarias para guiar los destinos
de las distintas naciones, llega a
la conclusión luego de estudiar
fraternidades universitarias de los
EE.UU., de que el poder es here-
ditario, y la democracia solo sirve
como una gran fachada.
Por su parte el economista y
filósofo político J.A. Schumpeter
en su conocida obra “Capitalismo,
Socialismo y Democracia” (1942),
en la cual elabora una concepción
“minimalista” de la Democracia, a
la que define como “ese arreglo
institucional para llegar a decisiones
políticas en las que algunos indivi-
duos adquieren el poder de decidir
sobre otros, mediante una lucha
competitiva por el voto del pueblo”,
y añade “la voluntad del pueblo es
el producto y no el poder motivador
del proceso político”, definiendo
así el modo en cómo las élites ma-
nipulan a los ciudadanos para que
participen del proceso democrático
creyendo que es el pueblo el que
tiene el poder, cuando en realidad
son manipulados por las élites en
búsqueda de legitimación.
Este repaso sobre la teoría
elitista de la política no estaría
completo sin mencionar al politó-
logo ítalo/germano Robert Michels
y su afamada “Ley de Hierro de
la Oligarquía”, presentada en su
trabajo “Los Partidos Políticos”
(1911), la hipótesis central del libro
es que todos los partidos políticos,
incluso aquellos que dicen ser
igualitarios como los de izquierda,
son dominados por una oligarquía.
Por lo tanto, dicha “ley” afirma que
sin importar cuán democrática sea
una organización, siempre existirá
una élite dominante.
¿Un sistema electoral más justo?
Existen básicamente tres for-
mas de adjudicar escaños en los
parlamentos bajo el sistema de
representación proporcional, y
tienen que ver directamente con el
cómo se conforma la elección de
los candidatos dentro de las listas
partidarias.
Dependiendo de la norma elec-
toral que rija en cada país, los
votantes podrán elegir a sus re-
presentantes mediante una lista
previamente configurada en un
orden determinado por los partidos
políticos (listas cerradas), podrán
elegir de entre todos los candidatos
dentro de la lista a quién más gusten
(listas abiertas), o incluso podrán
elegir un diputado de un partido y un
senador de otro partido (listas libres
o conocido como panachange).
En Uruguay tenemos un sistema
de listas bloqueadas, es decir, los
partidos nos entregan a los votan-
tes, una lista con un orden que no
puede ser alterado por nosotros,
y si queremos votar a alguien en
particular de alguna lista, tendremos
que respetar el orden preestable-
cido por el partido, y bajo ninguna
forma podremos elegir a un senador
de un partido y a un diputado de
otro partido, ni si quiera podremos
elegir dentro de un mismo partido
a un diputado de una lista, y a un
senador de otra.
Los sistemas de listas bloquea-
das ofrecen nula flexibilidad a los vo-
tantes, y les dan un gran poder a las
cúpulas partidarias, de tal manera
que los votantes están obligados a
elegir candidatos en un orden rígido
impuesto por el partido.
Los sistemas de listas abiertas,
por el contrario, le otorgan al votante
la libertad para seleccionar exacta-
mente al candidato que se desea
votar, pudiendo incluso dentro de un
mismo partido, elegir un senado de
un grupo y una diputación de otro, lo
cual se traduce en un mayor control
del votante sobre el partido.
A su vez, en el método de listas
libres o panachange, los ciudada-
nos tienen el máximo control sobre
los partidos y sobre los políticos
individualmente, al poder elegir a
los políticos que más les guste para
cada cámara, independientemente
a qué partido político pertenezcan.
Cómo hemos visto a la luz de la
teoría elitista, dentro de los partidos
políticos se configuran oligarquías
que dominan las discusiones, las
estrategias de voto en el parla-
mento (libertad de conciencia vs
voto mandatario), e incluso las
posiciones ideológicas de unos
sobre otros, dependiendo de la
correlación de fuerzas dentro de
cada partido y sus respectivas
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fracciones internas.
Un sistema de listas bloqueadas
fomenta la aparición de oligarquías
permanentes, rígidas y omnipoten-
tes dentro de cada partido, e inclu-
so se puede hablar de oligarquías
interpartidarias (concepto de clase
política de Gaetano Mosca), que
pueden llegar a generar distorsio-
nes en la representación de los in-
tereses ciudadanos (los oligopolios
cerrados generan ineficiencias).
Esto puede verse ante situacio-
nes en los que casos de corrupción
son amparados o tolerados por
todos los partidos sin importar su
ideología, el interés de la ciuda-
danía es que la corrupción sea
combatida, pero muchas veces
los intereses de la clase política
pueden llegar a chocar con los de
la ciudadanía.
Conclusiones
Los mecanismos de listas abier-
tas, o listas libres parecen ser ga-
rantías que los ciudadanos tienen
frente al poder, pudiendo elegir
entre varios candidatos sin importar
del partido que sean, parece un
reto interesante por enfrentar, pero
es necesario al menos debatirlo
socialmente.
Hay muchos ejemplos de paí-
ses en los que el sistema de listas
abiertas ha sido aplicado total
o parcialmente con éxito, como
son los caso de: Islandia, Suecia,
Noruega, Finlandia, y varios
países más, dónde la Institucio-
nes Democráticas son de las más
fuertes y confiables del mundo, así
como de los más bajos índices de
corrupción del planeta.
Naturalmente la preparación
cívica de los ciudadanos, es la me-
jor arma de la que disponen para
defenderse ante las arbitrariedades
del poder, si acompañamos este
requisito fundamental para la salud
democrática, con una mayor liber-
tad para elegir a quién realmente se
quiera elegir para ocupar los cargos
electivos parlamentarios, estare-
mos apostando a una Democracia
madura, avanzada y que centre su
poder en los ciudadanos, y no en
los partidos.
Si es que estamos condenados
a ser gobernados por aristocracias
como creía Pareto, entonces per-
mítasenos elegirlas y controlarlas
de la mejor forma posible.