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GEORGES 0) HUBERMAN IMAGENES PESE A TODO MEMORIA VISUAL DEL HOLOCAUSTO i . a BS Fe fe i ul ronatages nat oneal 20 pr Lex tin Mima, Pr Traticclonde Marana Mace ‘brat Marl shea sEitaobase breil PAP. soma sn ae Gancla concn Powe de Putin dt Serle deCompeaciny Asie Aeie Enlace racine Esara ye! Mister franc eos Entrees smn gece rtiay sne earza elt el ori s SoSeaabcoennnls ncn epac ence ot EagTyracnttsconpresdes temas Hert a Sejrgorsd en nodes sie opetane ition © 2008 Les Ete do mit (© 2004 dela true Marana Mirae (S204 detadns an estsonesen case om, Ecce Pl ac SA Fetrupaoscom spn: 64492-16837 ‘eptits epa 5-40.389/2008 prs en Hore 5.L, ina, 3 €2030 Baca mores Expat Pint Spain Diles,a tusamigos y conocidos, que sino vuelves, es porque tu singre se ha paralizado y se ha heladoal ver, esas horribles y feroces escenas, al ver cémo han pere= ido los incentes y desprotegidos nifios de mi pueblo ‘abandonado. Diles que, situ corazin se vuelve de [pedal eu ce- ‘ebro se transforma en un fifo mecanismo de pensar y ‘tumineda en unsimpleaparato fotogrifico, nopor ello volveris de nuevo a ellos (1 Cogeme fuerte de la mano y no tiembles [blanco] porque tendris que ver cosas atin peores. Z.Ganvowsa, Roulaux dAuschwita 1 (0944) pags 24.25, PRIMERA PARTE Imagenes pese a todo [LJinctuso completamente rayaco unsimple rectingulo detreinta y cinco milimetros: salva elhonor detodo lo real J-L.Gonunn, Hisoirelo du cinéma, Paris, Gallimard-Gaumont, 1998, |, pég 86. seri CAPITULD 1 Cuatro trozos de pelicula arrebatados al infierno Para saber hay que imaginarse Debemos tratar de imaginar lo ‘que fie el infierno de Auschwitz en el verano de 1944, No in- ‘voquemos lo inimaginable. No nos protejamos diciendo que maginar eso, de todos modos -puesto que es verdad-, no pode- ‘mos hacerlo, que no podremos hacerlo hasta el final. Pero ese imaginable tan duro, se lo debemos, A modo de respuesta, de deuda contraida con las palabras y las imagenes que algunos deportados arrebataron para nosotros a la realidad horrible de su experiencia. Asi pues, no invoquemos lo inimaginable. Era ‘mucho mis dificil para los prisioneros, sustraer del campo esos 1pocos fragmentos de los que actualmente somos depositarios, con el agravante de soportarios de una sola mirada, Estos frag- ‘mentos son para nosotros mas preciosos y menos sosegadores «que todas las obras de arte posibles, arrebatados como fueron a ‘ua mundo que losdeseaba imposibies. Asi pues, pes a todo, ima- genes pese al infierno de Auschwits, pesea los riesgos corridos. A cambio, debemos contemplarlas, asumirlas, tratar de contar- las. Pese a todo, immgenes: pese a nuestra propia incapacidad pa- ra saber mirarlas tal y como se merecerian, pese a nuestro propio mundo atiborraco, casi asfixiado, de mercancia imagi- natia. Entrelos prisionerosde Auschwitz alos que lasSS quisieron a to- da costa eliminar la posibilidad de atestiguar se encontraban, Por supuesto, los miembros det Sorderkommando, el «comando a raienes ese a especiah de detenidos que se ocupaba, sin proteccién, del exter- inio de masas. Las $Ssabfan de antemano que una sola palabra de un miembro superviviente del Sonderkommando anularia to- daslas negaciones, todas las argucias ulterioressobre la gran ma: sacre de los judios en Buropa' «Haber coneebido y organizado las escuadras especiales fue el delito mis demonfaco del nacio- nabocialismo -escribe Primo Levi-. Uno se queda aténito ante este refinamiento de perfidia y de odio:tenian que ser los judios quienes metiesen en los hommos a los judos, tenia que demos- trarse que los judos[.] se prestaban a cualquier humillacion, hhasta la de destruinse a si mismnos* Hl primer Sonderkommanio de Auschwitz fue creado el 4 de julio de 1942, durante la «seleccién» de un convoy de judios es lovacos cuyo destino era la cdmara de gas, A partir de ese mo- mento, se sucedieron doce equipos: éstos eran suprimidos al cabo de algunos meses, cy la escuadra que la sucedia, como ini- “un «columna de basalto» hecha de carne, de su carne, de nuestra propia carne- que se derrumba al abrir las puertas. Sa- ‘car los cuerpos tino a uno, desvestirlos fantes, al menos, de que alos nazis se les ocurriera la idea de utilizar un vestuario), Lim- piar a chorto toda la sangre, todos los humores, todes los licores ‘un lembre del Sonderkorananch cue se itr decnce leulaciones str ‘esas. Sobre sufusclonamienca ye proces de Inomunieacion,wease Weller, Les Chambres a gaz ont exist Ces documents, ces tsmolenages, \eschitires Pars, Galimars, 1961. Kogon, M. Langbein yA. Ricker, ‘Les Chambres gaz seereto’Etat (1983), Pars, Minuit, 2984 (reed. Po. tis, Le Seu, 1987). J-C. Prassac, Auschontz: Technique and Operation of the Gas Chambor, Nueva York, Beate larfeld Foundation, 1969, i, Les Crématoies d’auschnita. Lamachierle dy meurte de masse, Pats, ‘CNRS Eitions, 1993 (que anotaenlapéa. 38: «..J matarde un gatpe 2 centenares de hombres congas en un espacle cere era algp sin pre fecenies, y el seevto que radeata ia operacion llama todavia mas Ia stencin de aqulios que no patiicaban en eli, fueran la 5S 09s de {enidos, a gulenes sles abla prfbeo fornarmente ebservare roce 9»). U, D, Adam, «Les chambres a gaz», L’Allemagne nazi et fe no cide ji: colfloque de VEHESS, Pars juillet 1962, Pars, Gallmaré-Le Seuil, 1985, pags. 236-261. F Fiper, «Gas Chambers ané Crematoria, ‘Anatomy ofthe Auschuit2 Death Camp, ¥. Gutman y M. Bereabum (comps.), Sloomingten-Inelanapalis, Indiana University Press, 1994, pags. 157-182 5. H. Lancooin, Hommes et frmmes 4 Auschwite (1975), Parl, USE, 2994, pig, 202. » 20 acumulados, Extraer los dientes de oro, para el botin del Reich. Introducir los cuerpas en los grandes hornes de los cremato- trios. Mantener la inhumana cadencia. Alimentarlos con carbon de coque. Retirar las cenizas Inumanas bajo esa especie de ama teria informe, incandescent y blanquecina que se derramaba en regueros ly quel al enfiiarse tomaba un color griséiceo».. TH+ turar Jos huesos, esa tiltima resistencia de Jos pobres cuerpos a su industrial destrucci6n. Hacer montones con todo ello, arro- jarios al rio cercano © utilizarlos como material de nivelacién para la cartetera en construccién cerca del campo. Pisar lento cincuenta metroscuadrados de cabelleras humanas que quince detenidos se dedicaban a carcar sobre unas grancles mesas. En ocasiones, pintar de nuevo el vestuario, confeccionar setos de plantas ~camuflaje-, cavar fosas de incineracién suplementa- rias para los gaseamientos extras. Limpiay, reparar los hornes sgigantes de los crematorios. Volver a empezar todos les dias, ba- jo la amenaza de las $5, Sobrevivir de este modo durante un tiempo indeterminado, borrachos, trabajando dia y noche «corriendo como posesos para acabar con todo ello cuanto antes»! «No tenjan rostro humano, Eran caras desfiguradas, enaje- nnadas», han declarado aquellos que pudieron verlos.” No obs- tante sobrevivian, durante el tiempo que se les concedia, en Ja ignominia de su labor. Un miembro del equipo respondié a tuna detenida que le preguntaba como podia soportar un traba- josemejante:«Evidentemente, podria arsojarme a la alambrada elécrica, como tantos de mis compafieros, pero quiero vivir En nuestro trabajo, si no te vuelves loco el primer dia, te acos- tumbrasa ello.* Es un decir. Algunos sencillamente se 2110} ronal fuego, pese a que crefan estar sacostumbrados. 6. F Waller, Trois ans dons une chambre a gaz d/Auschwte, op. ct, pags 104, 136, 158-159, 169-175, 167-180. H. Langtein, Hommes et Fentnes& Auschuit, op. et, pigs. 192-202. 7. H. Lanabein, Hommes et femmes & Auschwit, ep. cit, pag 393. B, fold, pags. 194-298. Si una supervivencia tal sobrepasa cualquier juicio mo- ral (como escribié Primo Levi? y cualquier conflicto trigico (como comenté Giorgio Agamben),” entonces, 2qué puede realmente significar, bajo semejante sometimiento, el verbo resis? (Sublevarse? Bra una manera digna de suicidarse, de anticipar la eliminacién prometida, A finales de 1942 fracas6 un primer proyecto de rebelién. Posteriormente, de los cua- trocientos cincuenta miembros implicados en la gran suble- vaci6n de octubre de 1944 ~como minimo el crematorio IV fue incendiado y destruido- ninguno sobrevivié, Solamen- te» trescientos de ellos debian ser gaseados en breve.” En lo mais profundo de esa desesperanza fundamental, [a «llaunada a resistir» probablemente se desprendié de los propios individuos, destinados a desaparecer, para fijarse en seales sus- ceptible de ser emitidas més alli de las fronteras del campo: « mo informar de las atrocidades que se cometian aqui seguia siendo nuestra mayor preocupacién." Asi, en abril de 1944, gracias @ su perseverancia, Filip Miller habia reunido algunos locumentos ~un plano de los crematorios IV y V, una nota so- bre su funcionamiento, una lista de los nazisen activo asi como tuna etiqueta de Zyklon B- para transmnititlos a dos prisioneros que planeaban evadirse.” Una tentativa que los miembros del Sondertomimando sabjan sin esperanza Por esta razén, en alguna 9, P. Led, Les Mafragés eles escapés, op. ct, pi. 56s. nadiees- {alautorizad a uzaaros, los que conoce la experiencia de fs Lager nai menos, las demas. 10. 6. Agamben, Ce gu reste d'auschwt,Larhive ee tron. Homo Sacer, 111 (1998), Pars, Rhages, 1998, rag. 125 (rat. cast: Le que qundade Auschuite, Valencia, Pre-Textes, 20023, ALF Malle Tris ans dans une chambre @ ge o’Ausctvts, ap. cl, pas. 209-222. Ladocumentacién sobre ios efectos dela rebelinna sida Feunia por JC, Pressac, Les Crématoires d”auschwitz, op.cit, pas. 93. Sobre la ejecuctin publica oe los citimos ametinados, ease P. Lew, Si C'est unomme (1987), Paris Jllaré, 1987 (ed. 1999), pigs. 159-161 rad, cast: $i esto es in hombre, Barelora, £1 Aleph, 2002), 12. F Molle, Tris ans dans une chambre & gaz e/Ausehwits, ep. ct, pag. 118. 13. bi, pags. 163-268. a onaatun Wy soovevasue ocasién confiaron sus testimonies al secreto de la tierra: las ex cavaciones realizadas en las inmediaciones de los crematorios de Auschwitz han sacado a la luz -a menudo mucho tiempo después de la Liberacién— los escritos conmovedores, cas ilegi- Dies, de estas esclavos de la muerte™ Como si, de algiin modo, lanzaran botellas ala tierra, salvo que no siempre contaban con botellas en las que poder preservar su mensaje, En él mejor de Jos casos, contaban con tuna escudilla de hojalata.® Estos escritos suftfan el asedio de dos amenazas athadidas. Por una parte, a ineladible desaparicién del propio testigo: «Las $S nos repiten a menudo que no dejaréin vivo a un solo testigo» Pero, asimismo, el miedo a que el propio testimonio no desapareciera era transmitido al exterior: éno corria el ries- 0, en offcto, de resultar incomprensibie, de ser juzgado como absurd, inimaginable? «Lo que ocurria exactamente-tal y como revelaba Zalmen Lewental en el trozo de papel que se disponfa 2 ocultar bajo tierra ningin ser humano puede ima- gindrselos"* Fue en la unién de esas dos imposibilidadles -la préxima desa- parici6n del testigo, la certera irrepresentabilidad del testimo- nio- donde surgié la imagen fotogréfica, Un dia de verano de 1944, los miembros del Sonerkommando sintieron la imperiosa necesidad, cuin peligrosa para ellos, de arrebatar a su infernal trabajo algunas fotografias susceptibles de ser los testimonios del horror especifico y de la amplitud dela masacre, Arrebatar TA, Viase L, PoFakow, Auschwitz, Pars, Julia, 1968, 9898. 62-65 9 259-171 (ead, cast: Auzchts, Barcelona Orsi, 2988). 8. Mary, Des ‘ix dans fa null. Le résistance ulve& Auschwitz Brkenau (1963), Pa Fs, Plo, 1982, N. Coker, «Diaries ofthe Sondertonmandor, Anatemy ofthe Auchwitz Death Camp, op. cl, 949s. 522-534 15, Sobre la dseripcin islea de ls Rovieaux “Ausf als pr la humacady, por fo tants, parialmante lesb, vase 8. Mark, Des vor ans fant op lt, pao. 179290. 36. Citado por H. Langtein, Hommes et femmes & Auschwitz, op. cit, ig. 3. algunas imagenes a ca realidad, Pero también puesto que una imagen esté concebida para ser mirada por otro arrebatar pa- rel pensamiento humano en general, el pensarniento de «fuxe- rr, un imaginable del que nadie, hasta entonces (pero eso ya es mucho decir, puesto que todo ello fire muy bien planeado an- tes deser ejecutado), habia vislumbradolla posibilidad, Es sorprendente que semejante deseo de arrebatar a tra: gin se concretase en el momento mas indescriptible -como se ha calificado a menudo-de la masacre de judios: un momento en el que no habia lugar, entre los queasistieron a ello, alelados, para el pensamiento ni para la imaginacién. Tiempo, espacio, mirada, pensamiento, pathos; todo estaba ofuscado por la enor- midad mecinica de la violencia producida. En el verano de 1944, se produjo la cmarea> de judios hiingaros: entre el 15 de mayo y el 8 dejulio fireron deportados a Auschwitz cuatrocien- tos treinta y cinco mil.” Jean-Claude Pressac (cuya escrupulosi- dad comprobatoria excluye en general todos los adjetivos, a Jfortior’ todas las férmulas de empatia) escribe que fue ése sel episodio mas demencial de Birkenatnesencialmente practica- do en los crematorios I IL, y V." Asi en un solo dia fueron ex- terminados veinticuatro mil judjos hingares, Hacia el final del ‘verano, las SS se encontraron con que no tenfan Zyklon B, En- tonces, dos no aptos de los convoyes [a saber, las victimnas selec- cionadas para ser ejecutadas iamediatamente] fueron arrojados irectamente a las fosas ardientes del crematorio V y del Bun- kker 2s, es decir, quemacos vivos.En cuanto a los gitanos, freron ‘gaseados en masa a partir del primero de agosto.” Como de costumbre, los miembros del Sonderiommando destinados a los crematorios tuvieron que preparar toda la in- fraestructura de esta pesedilla, Filip Miller recuetda que se pro- cedi6 «al taponamiento de las fisuras de las paredes de los TT. A, Weviorka, Dtportation t yénociok. Entre la mémeire et ous, Pati, Plan, 1992 Ce, 1995), pos, 225-259, LB, J.-C, Prsea, Les Cremataies c/Auschite, op. ct, 9. 90. 19. Toi, p59. 91, 23 26 homes con tierra refractaria,al revestimiento de las puertas de acero Fundido con una pasta negra, y al engrase de los herrajes {.J. Sustituiamos las refillas deterioradas y comprobabamos de arriba abajo el estado de las seis chimeneas, realizando las repa- raciones necesiiias. Con la ayuda de unos electricistas tevisiba- ‘mos también minuciosamente los ventiladores. Para acebar, tuvimos que pintar de nuevo los muros de los cuatro vestuarios xy de las ocho cimaras de gas. Al parecer todos estos trabajs te- nian como objetivo poner en perfecto estado las instalaciones de aniquilamiento.” Pero, sobre todo, bajo la orden del Haupischorfilhrer Otto Moll -un miembro de les $S particularmente temido y detes- tado, encargado personalmente de la liquidacién del Sonder- kommando desde 1942- tuvieron que cavar fosas de incinera- cién al aire libre, detrés del crematorio V* Filip Miller ha relatado con todo detalle la experimentacién técnica y la ges- tidn de la obra dirigidas por Moll: desde el proyecto de los con- ductos destinadosa recoger la grasa, hasta la superficie de hor- mig6n en la que los «obrero» deberian pulverizar los huesos ‘mezclados con las cenizas humanas.” Incluso los setos vegeta- les plantados a modo de mamparas para que todo esto fuera invisible desde el exterior (fig. 1). Es significativo que desde el crematorio V; situado en un pequeiio bosque de abedules ~al que Birkenau debe su nombre-, no exista ninguna vista parte de las remotas vistas aéreas) que no esté camuflada por alguna barrera vegetal (fig. 2.° 2D. F Miller, Tots ans dans une chambre & env d’Auschurtz, op. et pig. 69. 21. Ibid, poy. 170. 2. Ibid, pigs. 165-283, 2B. La documentacion score el crematoria V se encuertra dsponile en ‘J-C. Pessat, Etude e realsation des Krematorion V et Vd’ Auschwtz Eleleraus, atiemzorerazie ele gnocide ull, o. cit, pas. 539-584 1s, Ausehuita: Teconique and Operatin ofthe Gas Chambers, op. ct pgs. 379-428, Leon Poliakey (Auscnwt, op. cit, pags. 51-82) yahaaia Stason earia del 6 de noviembre de 1043 en la. que las SS 0 Auszh wits encargan plantas verdes para el camuflaje de los cremateries 1. Andnimo Calemén), Seto de camuflaje del crematorio V de Auschwitz, 1943-1944, Oswiecim, Museo de Estado de Auschwitz- Birkenau (negativo r? 860), ¢Arrebatarle una imagen @ este infierno? File parecia do- blemenie imposible. Imposible por defecto, puesto que los por- menores de las instalaciones estaban camuflados, ya veces s0- terrados. ¥ porque, después de su trabajo bajo el estricto control de las SS, se incomunicaba de nuevo escrupulosamente a los {YI EVvé de [uno de 1948, Oswald Pohl todavia cones un crdlto pa- a a eeafcacion de una segunca cerca intero,pavaevtar que los dete- nidos vessn as oan, JC. Presiat, Les Cremagores ¢'Auscnwt, op. Cit, pa, 91, Sabre el camuae del pasa» de Trebinka,veasee test ‘mario may precico del SS Franz Sushorm!,reunio por C. Laszmann, ‘Shoah, Parl, Fayaré, 1965, pags. 123-128 trad. cast: Spoah, Mads, ‘arena, 2003). ‘candescentes envolvian innumerables troncos carbonizados y ‘consumidos |] Contrariamente a lo que ocurtia en los crema tories, donde el calor podiia mantenerse con la ayuda deven- 9 tiladores, en las fosas en cambio, cuando el material humano ‘comenvala a arr: la combustin si poa mantenersesi el recirculabaentre les cuerpos Como alla larga, los cerpostenian, tendencia aretorcerse al no Hegar aite procedente del exterior el ‘equipode les hameres delcual formata parted derramar sin descanso sobre la mas aceite; metanolo gresahnumanaen ebulli- ‘in, recogida en les eistemas del fondo de la fsa sobre sus dos ‘caraslaterales,Con la ayuda de unas anges espéitulas dehierro de ‘extremo curv, depostibamos en cibosla grasa hirvien¢o, pro- ‘curando protegernos as manoscon unosmitones, Tras haber ver- tido la grasaen la fsa se elevaban por todos es rincones posbles, silband y cepitando, chorros de lamas, Unas espess volitas le hhumo oscurecan el cielo sparciendo un olor aacetea gresa. a benaol y a came quemad. Hl equipo diuro, formado por nos lento cuarenta detenidos trabnjaba en el sector de los cremato- rios IV y V. Aproximadamente veinticino porteadores de cad vveres se ecupaban de evacuar los cuerpos de las tres cimaras de sgsdel rematorio V y de arrastrarios hasta ls fos L] os centinelas de as $$ que pemmanecian en los miradores del otto lado ce la red de alambradas.en el sector dels fosas, parecfan bastante tfestornados por el especticilo dantesco del que eran testigos, ya muchos les costaba soportar la visién de Jas horribles escenas gue ocurrian ante sus ojos. [.] Algunos, muertos parecian volver la vida. Bao el efecto del intenso ca Jor, se retorcian dando la sensacién de estar suftiendo dotores, insoportables Sus brazos y piernas se movian como en una pe Jicula a cimara lenta.sustroncos se ergufan de nuevo Ta in tensidad del fuego era tal que los cadiiveres eran devorados, lentecamente por las Hamas Se formaban ampollas en su pial, estallando una tas otra, Casi todos os cuerpos untados de gra 26 2, Annimo (alemén), E/ crematoria V de Auschwitz, 1943-1944, Oswiecim, Museo de Estado de Auschwitz-Birkenay negative n° 20995/508). miembros del Sonderkommando en tina «eélula subterréinea ly] aisladax2" Imposible por exceso, porquela visién de esta cadena monstruosé, compleja, parecfa sobrepasar cualquier tentativa de registro. Filip Miiller escribe que, «en comparacién con lo que [Otto Moll] habia imaginado y lo que empezaba a realizar- se, el Infierno de Dante slo era un juego de nifios* ‘Con los primeres fulgores el alba, prendimes fuego a las os fo- ses en las que habfamos amontonado casi dos mil quinientos ccuerpos; dos horas después eran ya irreconocbles Las llamas in- 2A. Testimonio de Filip Muller recogido er ibid, pap. 82. Sigve as: ‘Desde ese momento éramor “portadors de Un sicreto". No éeblamos hablar con ead, ni entrar en contacto coe ringin pisicne. Ni siauiora can as 85, salva los que estaban al mando dela Aktion. 25. F Mille, Trois ans dans une chambve a gaz d’Auschwite, op. ct pig. 281. saestaban sembrados de ciatrices negras de quemaduras.Bijo elefecto del ardiente calor, ala mayoria dees muertos se es = vventaba el abdomen. Su carnese consumia produciendo inten- sossilbidos y chisporroteos. 26 [LJ Laincineracién dur entre cinco y ses horas. Hl residuo de la combustién lenaba todavia cas un tercio de Ia fsa. La su- perfiie, de un color bancogrisfoserescent, estaba sembradia de innumesables erineos hurnanes. Cuando la superficie dela ‘masa de las centzas s habia enfrado lo suficiente, se arvofaban ala fos unas abla fords de chapa. Algunes detenids baja- ‘banal fondo dela fesa y sacaban a golpe de pala Ia ceniza ain caliente al exterior oan equipadoscon guantes ygorrasde pro- tecién en forma de pltill; sin embargo, a menudo les alcan- zabon las particulas de ceniza adiente que no cesaban le caer, alzadas por el viento, provocindbles graves lsiones en la cara y en Jos ojos Por esta azn, también seles equipaba con unas g- fs protectors, ‘ras haber vaciado as fosis los residus,setransportaban a toda velocidad Ios restes en unas carretills hasta el depésio de cenizasyseamasaban en montones de altura de un hombre™ ‘Arrancarle una imagen a eso, ¢a pesar de es0?Si Costaralo que costase habia que darle forma a este inimaginable. Las posibili- dades de evasi6n de Auschwitz eran tan escasas que la simple cemisién de una imagen o de tna informacién ~un plano, unas ci fras, unosnombres-se convertia en Ja urgencia misma, uno de entre los iltimos gestos de humanidad, Algunos detenidos ha- bian podido escuchar la BBC en los despachos que limpiban. (Otros consiguieron emitir amadas de socorrp. «Hl zislamiento del mundo exterior formaba parte de las presiones psicol6gicas lercitas sobre los detenidos ~escribe Hermann Langbein-. En- 26, Ibid, pags. 183-189. Viase tambien, entre otos el testimanio de 6. Wier, toile jaune a Vheure ce Vieny. De Ovarey a Avihwitz, Pai, Fayard, 1973, pans. 266-207. E. Koaon, H. Landbain y A Rocke, Le Chambres 4 gaz secret d'Eta, op. ct, pegs 214235, precian que las fosas mean 12 merase larg, 6 de ancho y 1,30 de profunciéze. Er Uunahava se quemaban milpersenas en elas. Vease tambien JC. Pressac, ‘tude et alton des Kremaccrien IV et V>, at. it, pigs. 839-384, ‘Sigtesxittenco una dvergencia ente algunos testinarios dls mier> bros del Sorlerkommandy los analsis de Pressac sobre ol plartezmian to dos as foss fueron construicas porque los hormas del crematorio V slaban defections o fen porguene daban abast. tte os esfuerzas que realizamos para defendernos del terroris- ‘mo psicoldgico, contébamos por supuesto con los que intentae ban romper el aislamiento. Este timo factor adquirié de afto enafiomayor importancia para la moral de losdetenidosa me- dida que evolucionaba la situacién militar” Por su parte, en 1944, losjefes cle la Resistencia polaca pedian fotos. Asi es como, segiin un testimonio obtenido por Langbein, un trabajador ci- vil consigui introducir una cimara fotografica a hurtadillas y hacerla llegar a los miembros del Sonderkorimando2* Probable- mente, en Ja cdmara s6lo quedaba un poco de pelicula virgen. La toma de vistas necesitaba un dispositivo completo de vi- gilancia colectiva,Se dafié intencionadamente el tejado del cre- ‘matorio V demanera quealgunos miembros del equipo fueron mandadlos por las $S a reparatlo, De este modo, David Smu- Jewski pudo hacer guardia desde alli arriba: observaba a aque- los -especialmente a los vigilantes de los miradotes contiguos- que precisamente tenfan como tarea supervisar el trabajo del Sonderkortmando. Escondida en el fondo de un cubo, la camara egé a manos de un judo griego Namatlo Alex -hoy todavia sin identifica, puesto que se ignora su apellido- apostado mas abajo, delante de las fosas de incineracién, que supuestamente trabajaba en ellas con los demas miembros del equipo. ‘Terrible paracoja la de esta cémara ascura: para conseguir sa- carel aparato del cubo, bajar el visor, acercarlo aa cara y tomar una primera secuencia de imagenes figs 3-4) el fotdgrafo tuvo que esconderse en la cémara de gas apenas -quiza todavia no 27. H. Langbein, La Révistance dans les camps de concentration natio- raux-socalses, 1938-2945 (1960), Pals, Fayard, 1981, p89. 297 en general, pags, 297-313) 2B, Id, Lee Hommes et formes & Auschwitz, op. city 99.253: «Sta risiaw [Gocznsk’ ha testifiado que Mordarsk, un trabajar civil pola o,cuyo ugar de trabajo 0 se enzontraba lejos, rtredvio una camara de «contrabendo ene campo, Lieb hasta el Sonderkeramande dsimulada en tl Goble foro de ura esculia de sonar. Puesto que larecorstrucc6n de Lanabein no est eenta de Irexacitudes, tambien cabe la pesiiisad fe que obtusiera fa maquira en el Canal de Auschuits, el ggentesca slmacen de efectos robados.a las vctias. Fo 30 3-4, Anénime (miemibra del Sonderkommanda de Auschwitz) Incineracién de los everpos gaseados en fosas al aire libre, delante de fa cémara de gas del crematorio V de Auschwitz, agosto de 1944, Oswiecim, Museo del Estado de Auschwitz-Birkenay (negativos n® 277-278) del todo~ se habian retirado sus victimas, Se ha colocedo hacia atrisen el espacio sombrio, La oblicuidad y la ascuridad en las sti le protegen. Se envalentona, camibia de eje y avanza ‘unos pasos: la segunda imagen es un poco mis frontal y ligera- ‘mente més cercana, Por lo tanto, mas arriesgada. Pero también, paradéjicamente, es menos movida, mis nitida. Comosiel mie do hubiera desaparecido por un instante ante la necesidad de llevar a cabo ese trabajo, arrancar una imagen, Frecisamente, que a 2 ussenes ese a Ton ‘vernos en ella el trabajo cotidiano de los dems miembcos del equipo, el de arrancar de los cadéveres, que todavia yacen envel suelo, sa tiltima apariencia humana, Los gestos de los vivos ex- ppresain el peso de los cuerpos y la tarea que van a ejeautar con Ja inmediatez de las determinaciones: estirar, arastias, artojar EL humo que se ve detrés es el de las fosas de incineracién; los cuerpos colocadosal tresbolillo sobretin metzo y medio depro- fandidad, los chasquidos de ta grasa, los olores, a materia bi mana retorciéndose, todo lo que dice Filip Miiller esti aqui, bajo esta pantalla de humo que la fotografia ha fijado para no- otros, Detras esta el bosque deabedules.El viento sopla hacia el norte, quizés al noroeste® (En agosto de 1944, recuerda Primo Levi, hacia mucho calor en Auschwitz. Un viento térrido, tro pical, levantaba nubes de polvo ce los edificios destrozados por los bombartleos aéreos, nos secaba el sucor sobre la piel y nos espesaba la sangre en las venas:}” ‘Tras esconder la cémara -en su mano?, édentro del cubo?, den el faldén desu ropa?- el fotdgrafo desconocido» se arries ga entonces a salir del crematorio, Bordes el muro. Gira dos ‘veces la derecha y lega asial otro lado de la construccién. al sur Después, avanza hacia el bosque de abedules, al aire libre, ‘Alli también contimia el infierno: un «convoy» de mujeres, ya esvestidas se dispone a entrar en la cimara de gas. Las SS es- ‘én asu alrededor. Fllo impide sacar el aparato con total liber a4, y atin menos enfocar. El «fotdgrafo desconocido» toma dos imagenes a toda prisa, sin mirar, quizd mientras sigue ca- minando (figs. 5-6). En una ce las dos imagenes ~evidente- mente sin una ortogonalidad ni una orientacién «correcta, ‘vemos, en el Angulo inferior derecho, a un grupo de mujeres 29. Véaie JG, Pressac, Auschwitz: Technique and Operation of the Gas Chambers, 09. it, pas. 422-424, quien ha vazado una mieuclosa reconstuccion de estas Imagenes. Pressacorecisa que entre [os perso rajesfotograiados se encuentra un oficial de as 5S sitade de espalas {asi se entice mejor el viesgo qua corriaren los miembros de| Sonder- ornmando\ 30. P Lev, Les Naufagés et les rescaps, op cit, pag. 77 {que parecen estar caminando 0 bien esperando su turno. Otras tres mujeres, en un plano mas préximo, van en sentido contrario. La imagen es muy bortosa. Sin embargo, podemos ver, de perfil, a un miembro del Sonderkommando, reconocible or st gorra. En el borde de la foto, a Ja derecha, se adivina la chimenea del crematorio IV La otra imagen es pricticamente abstracta apenas detectamos la cima de los abedtules. De cara al sur, el fot6grafo tiene la luz de frente, La imagen esta que- mada por el sol que penetra a través de las ramas. Después, Alex vuelve hacia el crematoria, probablemente por el Jado norte. Le devuelve répidamente la cémara a David ‘Szmulewski, que ha esperado hasta entonces sobre el tejado, vi gilando cualquier eventual movimiento de los SS. En total, 1a operacién no habré durado més de quince o veinte minutos, Szmulewski colocaré de nuevo la miquina en el fondo del cu- o® Se extraeri el segmento de pelicula, se Hevard al campo central finalmente, sesacard de Auschwitz dentrodel tubo de pasta de dientes donde lo escondié Helena Dantén, empleada del comedor de las $S* Llegard poco tiempo después, el 4 de septiembre de 1944, hasta la Resistencia polaca de Cracovia, junto 2 una nota escrita por dos presos politicos, Jozef Cyran- ‘Kiewice y Stanislaw Klodzinski (fig. 2: Ungente. Enviad 1o mis pido posible dos rollos de pelicula de metal para un aparato fotogrfico 6 x 9,Podemos hacer fotos. ‘Mandamos fotos de Birkenau mostrando detenios enviados a 1a cimara de ges. Una foto representa una de las hogueras al a- 1 libre donde se queman los caveres, porque el cematori zo esti en condiciones para quematlos a todos. Delante de la Ihoguera hay cadveres que vanaser arrojados. Ota foto repre- senta un lugar en el bosque en el que los detenidos se desvisten BA. Véase J. Prassa, Auschnita: Technique and Operation ofthe Gas Chambers, op. et, 989. 424, donde se ctao testinanio de! propo Si- mulewsk,superivente él equi. 32. Vease H. Langbein, Hommes et frre & Auschwitz, op. ct, oi 258 2 34 5-6, An6nima (miembro del Sonderkommando de Auschwitz), ‘Mujeres empujadas hacia la ccimara de gas del crematorio V de Auschwite, agosto de 1944, Oswlecim, Museo de Estado de ‘Auschwitz-Birkenau (negativos n” 282-283), Después se los envia a lacmara presuntamente para ducia de gas, Enviad los rollos lo mas ripido posible. Enviad estas fotos inmediatamente a Tell; creemos que las fotos, ampliadas, se ‘pueden enviar ms lejos” 33. Citado ytraducido) por B, Boguslauska-Swisbockay . Ceglousta, KL Ausctwite. Fotografie dakumentair, Varsoua, Keajowa Agencia Wy davmioze, 1960, pig. 18. El nombre con el cdo «Tels designa a Ter. ‘sa Lasorka-Estreiche, mlemtro, en Cracovia, de un comit clardestina se ayuda alos prisiorees de Ins campos de concentracion, Vea, igual men te, R, Bogislawske-Swsbecka y T. Swibocka, «/schwitz in Decumer tary Photographs», Zuschuit, A History in Photograols, 7. Swiebocka (com.), Csveci Varswia-SloaminetorIndianioelia Atschit- Ei nas Museum Ksiacea I Wiedza-ediana University Press, 1993, pass. 42-43 y 172-176, dende se precisan los nombres de aquellos detenichs 4: taribienfermaron parte de esta aperacéa: Sziomo Oragen, su her mano Jost y Alter Szmul Fajn2yiberg (conse en e\camga bajo el nome de Starisav Jankowski. Segdn el testmonie de Alter Fajnay berg, el anarato podria haber sido ura Leica (Clément Chercux me cvirda que so es imposible pasta que el formato de as inigenes es de exe) 36 ; é z Ramee’ Forel ganar nan Arran 1p. PMN we alight T- CII) oarun~ theres 27 fon merney ta Lye’ ‘t AS ses any = : ig 3- 2e arades De HA prprbcctatn aie Lea Fags E aeiete a a pec com rare AF ng LOWE hly pore nabinon Aon Fen te promt ‘ Powey tit wwlecrele. [13 04, 1411,1%54 W832), CD 7. Jozef Cyrankiewice y Stanislaw Klodzinskl, Mensaje drigido ata Resistencia polaca, 4 de septiembre de 1944, Oswiecim, Museo de Estado de Auschwitz-Birkenau. caPiTuLo2 Contra todo lo inimaginable ‘Se pueden enviar mis lejos.» ¢Adénde, mas lejos? Podernes for- ‘ular la hipétesis que mas all de la Resistencia polaca ~perfec tamente al corriente de la masacre de los jucios-, se trataba de enviar estas imagenes a una zona mais occidental del pensamien- tb, de le cultura, de la decisi6n politica, donde tales cosas podian ‘weavia ser llamadas inimaginables. Las cuatro fotografias arre- ‘batadas por los miembros del Sonderkommando al crematorio V de Auschwitz estin dirigidasa io inimaginable ylorefdan dela manera més desgarradora que existe Para refutar lo inimaginable, varios hombres se arriesgaron colectivamente a morit y, lo que es peor todavia, asufiirla suerte reservada a este tipo de tentativas:Ia tor ‘tara, por ejemplo, la abominable tortura que el oficial de las SS, ‘Wilhelm Boger,llamaa bromeando su «aiiquina de escribir! «Se pueden enviar més lejos: las cuatro imeigenes arrebata as al infiemo de Auschwitz se dirigen, de hecho, a des espa ios, a dos épocas distintas de lo inimaginable. Lo que refutan, en primer lugares lo inimaginable fomentado por la propia or- ganizacién de la Solucién finals. i un miembro judio de la re- sistencia de Londres -y por lo tanto, que trabajaba en circulos bien informados- puede admitir que era, en ese momento, in- capaz de imaginar Auschwitz o Treblinka,équé diremos enton- cces del resto del mundo? 1. Vease H. Arendt, «Le prces dAvschitzy (1966), bad, S. Courtine: Denamy, Auschwitz et Jerusalem, Pars, Devxtemps Terce, 1991 (ed. 1997), pia. 255. 2, véase R. Aron, Mémoires, Paris, Jullrd, 1983, pig. 176 trad 3 rcenes Pes ‘Como bien haanalizado Hannah Arendt, Jos nazis xestaban totalmente convencidos de que una de las probabilidaces de éxito de su empresa residia en el hecho de que nadie del exte- rior podria creérselo>? ¥ es esta terrible constatacién sobre las informaciones recibidas en determinadas ocasiones pero «re- ‘chazadas debido mismamente a su enormidad» lo que babré perseguido a Primo Levi hasta en la intimidad de sus pesadillas: suftir, sobrevivir, contarlo ~y entonces no ser creidlo porque resulta inimaginable! Como si una injusticia fundamental si- ‘guiera persiguiendo a los propios supervivientes en su voca ia de dar testimonio. Muchos investigadores han analizado detalladamente esta maquinaria de desimaginacién que permitia a este SS decir: «Tal ‘yer haya sospechas, discusiones, investigaciones ce los historiado- res pero no podisi haber ninguna certidumbre porque con voso- {ros serdn destruidas las pruebas. Aunque alguna prueba llegase a subsistir, y aunque alguno de vosotres legara a sobrevivir, la ‘gente cir que los hechos que contiisson demasiado monstruo- sos para ser crefdoss? Sabemos que la «Sohucién final Fue prote- gida por un secretismo total: silencio, informacién soterrada® aks Meri Madi, Alon, 1985): «Que sabiamos nos, {Sate det grub? Ane de oa conti lara, enpeeeptn ee Imas omens siete cs camps de concertracin ren ele, San rds gor unos gadis greidaron reload mo ene bs Pre 2t pottess sno ene os criminals e derecho Comins en ee a srrtatadra alta pra camara gs easeshao a rar ecala de ‘Tesco locenfis, ols ag y trae no pot nase tals, 05 cos 3M verdes tects de a sens sil et use es caro ae cenenvatiany (2950), Aust et Jerse, op cy pa. 207, bev, Ls artayés et es recap op. cl, pags 1-12. Vese Mhasncnt teat be Maca edna sotre Cl, prea, gts el tro se. Wis, Le Wit Par, Wil, 1958, pas. 1718. £estmeni de Simon iesnha ctado por P Lv, Les Navratset ies scape, pe 98.1 Vee W. Lagu Le Terre Seeet La «Solin fale et formation etutee (1960), Paris, Gallimard, 1981.8. Courtsisy A faye cory Ql svat wo?Lextermiaton desis, 1048-7945, Pork a Docooerte 1987, pgs. 7-16 (seat gu seer, rate te eration Pero como los detalles sobre el exterminio se empezaron a fil- ‘rar scasi desde el comienzo de las masacres,” se precis5, junto alsilencio, un discurso reciproco:lleno de retrica, dementias; una completa estrategia de las palabras que, en 1942, Hannah Arendt definia como ela elocuencia del diablon’ Asi pues, las cuatro fotografiasarrebatadas a Auschwitz por Jos miembros del Sonerkommando fueron, también, cuatro re- futaciones arrebatadas a un mundo que los nazis descaban ofuscado; es decir, sin palabras ni imgenes Desde hace tiempo, todos Ios analisis sobre el universo concentracionario conver- gen en.un mismo hecho: los campos Fueron los laborstorios, las miiquinas experimentales de una desaparicion generalizada, Deso- paricion de a psique y desintegracién del vinculo social, segtin un anilisis realizado por Bruno Bettelheim, poco tiempo des pués-en 1943-, tris dieciocho meses en Buchenwald y Dachau: «El campo de concentracién era el laboratorio donde la Gesta- po aprendia a desintegrar le estructura euténoma de los ind- viduos ly al vencer la resistencia civib,’ En 1950, Hannah Arendt hablaba de Jos campos como de los «laboratorios de un experimento de dominacién total [., un objetivo Unicamente alcanzable en las circunstancias extremas de un infiemo fabri- ado por hombres».” Uninfierne fabricado también por hombres para hacer de- saparecer la lengua de sus victimas: «Alli donde se ¢jerce la vio- T. Wi. Laquour, Le TerrfantSezre, op cit, pig. 238 BH, Arent, «.éloquence du dates (1942), Ausehwite et Jéuzalem, op lt, pags. 33-34 9. B Betti, . Vase sabre ase epsoco el testimonia tecnico ¢insostenite del S$ Franz Suchomel, retagdo po C LLanzmana, Sioa, of. ct, pigs. 68-70. En else precisa que en Teeblin- ka se camtiaba ~es ect se asesiraba~ cada dae! Sonderkommand, 1G. 1-0. Pressac, Auschwitz: Technique and Operation of the Gas Ghambers of ity pags. 290-383, 7. Lo qus contort en tedavia ris prciosa la aprerimacion estricta- mente arqueotsica de Ls trabales tirnéos por Jean-Claude Pressac, ala ue rind homemae . Vidal‘Naguet, «Sur une interprtation a rand mas Sacre: Arno Mayer ela “solution fnale"> (1990), Les Jaf fa mémore et le préset, II, Par’, La Décowerte, 1991, pigs. 262-266, Sobre ia uestion del tio earrasaosy de su utilzacon (alm erqeeléyca) ‘nel fine Shoar vase 6. Didi-Nuterman, «Le leu malgr® aut» 1995), Phasmes. Essais sur !appariton, Pari, Milt, 1998, pags. 228-242, a a 48, Andrimo (ruso), Ruinas del crematorio V de Auschwitz, 1945-1944, Oswiecim, Museo de Estado de Auschwitz-Birkenau «negative n* 908). De hecho, Filip Miller ha precisado que, hasta su destruc: ‘Gi6n, el crematorio V continuaba «incinerando los cadiiveres de Jos presos fallecicos en el campo principal», cuando ya se habia interrumpido el gaseado de judios. Después, los miembros det ‘Sonderkommando tuvieron que «quemar, bajo una estricta vigi- lancia,[. todos los documentos sobre los detenidos: ficheros, actas de defimcién, actas de acusacién y otros papeles de ese ti- po." Y es que, junto con las herramientas para la desaparicién, Inaba también que hacer desaparece os archives, 1a memoria de la (2946), Avs et rues lem, op. ct, pig. 152. (4, «Le procs & Auschwitz, at. ck, pays. 233- 259. Unas rflexionesretomadas por G, Agamben en de Paul Cela, vease €. Traterio, L'Wistlreachirge Essa sur Auschwitz et les Intllectots, Pars, Le Cerf, 1997, pig, 153 (trad. cast: La nistora des. fsarcada; eayo sobre Auschwitz y os inelectuaies, Barcelons, Herd 2001). © Moschard, ~ rminon-Indlandpolis, dana University Pest, 2968.5. Fema, , ar. cil, pags. 55-145. Vease, al contrary, la reacclon de Aane-Lise Stem, superviviente de oscamons 1 puedo en ‘ender mas © menes 2 Sheshane Fela cuando habla del “esti det acto memo de testimonio ocular” tambien de Su tsis sobre el Holo~ ‘austa core “un scosteciniente sin tatige un econteimlentsexyo pra eet hetério es Ia clteracibn litera de 0s testges”. Al mismo tern, ‘me indie abseutamente, me rego aartonderay. AL. Stem, «So's dé ‘erte... toigne! Paycharalyse; tmoigner:Couble-bind?», Le Shoe. Tmolonages savlrs, cours, op. ci, pag. 21. "43. Censber nil retrmar aq el cebate ral planteat ue enrenta a Clause Lanzmanncon Jorge Semprin (tase Le Mande des débats, ayo de 2009, gs. 11.15) sobre a eisterciay la utiidas de un higottico t+ ne Ge archive sobre las camara de 938 perfectamente la impresionante trama ~durante cerca de diez hhomas- deimagenes visuales y sonoras, de rostros, de palabras y de lugares filmados, todo ello compuesto segiin unas opciones formales y un compromiso extremo con la cuestion de lo figu- rable Porsu parte, el Dachat-Projeckt de Jochen Gerz y su invisible “Monument contre le racisme, en Sarrebriick, han suscitado tam- ‘bién nuevos comentarios sobre la Shoah en general: a Shoah, existid y permanece sin imagem, escribe asf Gérard Wajeman; es incluso algo «sin castros visibles e inimaginables; el «objeto invisible e impensable por excelencia»; la «produccién de algo Irepresentable»; «un cesastre absoluto totalmente desprovisto de mirada»; una «destrucci6n sin ruinasy; «mds allé de la imagi- nacién y de este lado de la memoriav; «algo sin mireda»;con el fin de que se nos imponga la causencia de cualquier imagen de las cdmaras de gas." Las dos pobresimégenes encuadradas des- dela propia puerta de una cdmara deges, en el crematorio V de Auschwitz, en agosto de 1944, 2no basian para refutar esta bella estética negativa? Por otra parte, Zcémo se legislaria,e incluso se interpretaria, tal acto de imagen desde una reflexién sobre el jercico de arte, por muy justa que ésta fuese? «Existe un limite enel que el ejerciciodel arte, sea cual sea, se convierte en un in- sulto ala desgracia», escribe Maurice Blanchot Bsaltamente significativo que Blanchot, pensador por excelen- cia de la negatividad sin tregua -sin descanso, sin sintesis-,jus- tamente ro haya hablado de Auschwitz bajo la autoridad abso- Iuta de lo inimaginable o de lo invisible. En cambio, Blanchot escribe que, en los campos, es «lo invisible lo quel se ha hecho vi “B_ Véase 6. Did Huberman, «Le iu malar tout, art. ek, pgs. 228 242, 45. 6. Wajeman, (Objet dy sic, Paris, Verte 1998, pags. 21, 23, 236, 239, 244, 247, 248, etcetera 4. M. Blanchot, L'Ecriture ay désaste, Pars, Gallimard, 1980, pig, 12. 5 sa sible para siempre». {Gémo pensar esta paradoja? Georges Ba- taille puede ayudarnos a hacerlo, puesto que no tuvo repares en interrogar el medido silencio de Sartre a propésito de las ci- rmaras de gas en sus Réflexions sur Ta question juve. * Ahora bien, Bataille ~pensador por excalencia de lo disforme sin tregua~ habla de Auschwitz con los términos..del semejante. Generalmente, en el hecho de ser hombre hay un elemento.car- sgante, repugnant, que es necesario superar: Pero ese peso y esa repulsién nunca han sido tan pesados como después de Ausch- wiv. Igual que todos nosotres, jos responsables de Auschwitz te nian olf, una boca, una vee, wna razén humana, se csban¥ ‘tenian hijos: como las Pirimides o la Acropolis, Auschwitz es cl ‘hecho, el signo clel hombre, La imagen del hombre es insepara- Dle, desdeentonces de la de wna cémara de gas.” Comprometer aqui la imagen del hombre, es hacer de Ausch- Witz, desde ahora, un problema fundamental para la antropo- logia, Como dice Bataille, Auschwitz es un hecho inherente,a’ nosotros. No se trata, por supuesto, de confundir alas victimas con sus verdugos, Peto esta evidencia debe contar con el hecho antropolégico -ese hecho de la especie humana, como escribia Robert Antelme en el mismoafio- de un semejante que inflige aa su semefante la tortura, la desfiguraci6n y la muerte:

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