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Revista Ciencia Jurídica y Política. Volumen 1, Numero 2.
Revista Ciencia Jurídica y Política. Volumen 1, Numero 2.
REVISTA
CIENCIA JURÍDICA Y POLÍTICA
Consejo Científico
Sergio Ramírez Mercado
(Academia Nicaragüense de las Ciencias Jurídicas y Políticas)
Carlos Tünnermann Bernheim
(Academia Nicaragüense de las Ciencias Jurídicas y Políticas)
Francesc Pérez Amorós
(Universidad Autónoma de Barcelona-España)
Ángel Guillermo Ruiz Moreno
(Universidad de Guadalajara-México)
Gonzalo Salerno
(Universidad Nacional de Catamarca-Argentina)
Ana Margarita Vijil
(Universidad Politécnica de Nicaragua)
Ada Esperanza Silva
(Academia Nicaragüense de las Ciencias Jurídicas y Políticas)
Cairo Manuel López
(Universidad Politécnica de Nicaragua)
Hugo Roberto Mansueti
(Universidad de Buenos Aires-Argentina)
Martha Elisa Monsalve Cuellar
(Universidad de la Gran Colombia-Colombia)
Comité de Redacción
Escuela de Ciencias Jurídicas y Políticas-ICEJP
Mario Tórrez Tórrez
Danny Ramírez Ayérdiz
Óscar Castillo Guido
José Antonio Moreno
Fernando Centeno Chiong
Cuido de edición
Francisco Arellano Oviedo, PAVSA
Diseño y diagramación
Francisco Arellano Lacayo, PAVSA
Presentación
Lydia Ruth Zamora.......................................................................................... 7
Artículos
Concepto del acoso moral en el ordenamiento jurídico laboral español
Francisco Pérez Amorós...............................................................................11
Reseñas
Palabras en ocasión del homenaje especial al dr. Rodolfo Sandino
Argüello, de parte de la asociación de abogadas y abogados de la
Universidad Centroamericana (UCA)
Ileana Pérez López.......................................................................................123
Presentación
I. Introducción
C
omo es sabido, mucho se ha comentado y comenta sobre el acoso
moral del trabajador, y todo desde tantas ópticas y vertientes que
se ha convertido en un tema multidisciplinar2 que también ha me-
recido enfoques integradores3.
Pero también es de general conocimiento que en no pocas ocasiones se
12 niega su existencia —nada es acoso— y en otras se alude con tal profu-
sión —todo es acoso— incluso con la falsa pretensión de proteger a los
trabajadores ante cualquier situación de conflicto con el empresario, una
práctica esta que por retorsiva cuando no torticera para nada beneficia a
nadie y muchos menos al trabajador realmente afectado por tal tipo de
asedio4. Desde el propio foro judicial ya se ha explicitado que el conflicto
5 Entre otras varias sentencias dictadas en el mismo sentido, y a simple modo de v.gr.
sirva la cita de la del Tribunal Superior de Justicia de Galicia de 17 de noviembre de
2003.
Francisco Pérez Amorós
N
o resulta necesario un largo discurso para justificar que —ante
la imposibilidad de la cita de normas de ámbito internacional o
supraestatal6— la primera mención legal que se debe efectuar
14
es la de orden constitucional, referencia que en sí misma considerada ya
permite anticipar un primer referente del concepto jurídico del acoso
moral laboral. Valga adelantar que los pasajes de la Constitución espa-
ñola (CE, en adelante) que sirven de anclaje a lo que aquí interesa son el
10.1 y el 157, a los que se dedicará algunas consideraciones líneas abajo.
Tal y como se ha adelantado, la legislación laboral, dicho sea en el sen-
tido estricto de la expresión, no recoge de manera directa y expresa el
concepto de acoso moral. Para elaborarlo habrá que recurrir a una vía
indirecta de doble entrada: se tratará de deducir de aquellos supuestos
de asedio en el trabajo que ya estén configurados en la normativa vigente
los elementos que puedan servir para definir el hostigamiento moral en
particular, y todo ello se deberá complementar debidamente con la ayuda
de la doctrina científica y judicial, dos fuentes estas abundantes y rele-
vantes tal y como se ha apuntado.
Superados ciertos trances8 y antecedentes9 —también útiles a los efectos
conceptuales referidos— merece cita particular la Ley Orgánica 3/2007
de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres10, que sin
ser íntegramente un texto laboral en el sentido estricto de la expresión y
sin tratar del acoso laboral en particular de forma expresa, no obstante,
intensifica su proceso de laboralización en un doble sentido.
En primer término, porque tal Ley contempla y configura dos supues-
tos de supuestos particulares de hostigamiento operativos en el trabajo
—“sexual” y “por razón de sexo”— de cuyo patrimonio común se puede
derivar un concepto genérico de acoso en el trabajo, del que a su vez, —y
esto es importante a nuestros efectos— se pueden deducir referentes para
confeccionar una primera configuración del acoso moral en concreto11 y
del que no da cuenta la repetida Ley.
Y en segundo lugar, porque tal Ley 3/2007 modifica las leyes laborales
básicas —sustantivas, adjetivas y sancionadoras12— dando cabida ex-
presa en las mismas a los dos supuestos de acoso laboral precitados per-
mite componer una configuración más laboral del acoso en el trabajo en
sentido general, y a su vez —y esto es todavía más importante a nuestros
efectos— posibilita deducir indirectamente la configuración laboral del
acoso moral en el trabajo en concreto. Así pues, en este sentido operan
y se proyectan sobre el acoso moral las categorías e instituciones estable-
cidas, entre otras normas laborales, en las siguientes: el Texto Refundido
de la Ley del Estatuto de los Trabajadores13 (en adelante LET); la Ley
Reguladora de la Jurisdicción Social14 (en adelante, LRJS); y, el Texto
Refundido de la Ley sobre Infracciones y sanciones en el Orden Social15
(en adelante, LISOS).
Por lo demás se puede convenir de forma pacífica que la repetida Ley
3/2007 fue una ocasión perdida para tratar del acoso moral y lograr así
su laboralización —¿por qué se contemplan en dicha Ley los otros dos
supuestos de acoso y no el moral?—, incuria que mejor se puede de-
nunciar si además se tiene presente que, en sede parlamentaria, se había
rechazado una propuesta de Ley sobre acoso moral en el trabajo que
planteaba una más que aceptable configuración de tal tipo de asedio en
concreto16. Aunque se podría argüir que la Ley 3/2007 trataba de acosos
E
n este apartado conviene dilucidar dos cuestione básicas: si algu-
nos de los derechos que lesiona el asedio moral laboral son de con-
dición constitucional, y, en su caso si son de rango fundamental.
Existen previsiones legales, y argumentos doctrinales y judiciales mayo-
ritarios que entienden —con acierto— que todos los bienes y derechos
menoscabados por el asedio moral en el trabajo se encierran en un solo17:
la dignidad de la persona ofendida, entendida más que como un derecho
en sentido estricto como un crisol derechos o un derecho de derechos,
y al que como tal, la Ley de Leyes dedica su pasaje 10.118. Y a mayor
precisión se puede añadir, desde buen principio, que el vituperio de la
dignidad de la persona —dicho sea con disculpas por la redundancia por
Oficial de las Cortes Generales de 23 de noviembre de 2001 Serie N, n.° 175.1 y que
fue rechazada el 12 de marzo de 2002) en el que se define el acoso moral en el tra-
bajo en los siguientes términos, que por su indudable interés reproducimos: “Toda
17
conducta abusiva o violencia psicológica que se realice de forma sistemática sobre
una persona en el ámbito laboral manifestada especialmente a través de de reite-
rados comportamientos, palabras o actitudes que lesione la integridad psíquica y
que pongan en peligro o degraden las condiciones de trabajo”. Una definición que,
junto a aspectos susceptibles de mejora, aporta buenos referentes para determinar
y explicar los elementos básicos para conceptuar el acoso moral desde la óptica
jurídico laboral; valoración positiva que queda de manifiesto si se comprueba cómo
y de qué manera se elabora tal concepto en estas páginas.
17 GARCÍA CALLEJO, JM.: Protección jurídica contra el acoso moral en el trabajo o
la tutela de la dignidad de los trabajadores. Edit. Federación de Servicios Públicos
de Unión General de Trabajadores. Madrid, 2003.
18 RAMOS QUINTANA, MI.: “La dignidad de la persona en las relaciones de traba-
jo”, en: “BAYLOS GRAU, A. y otros (Coordinadores): La Jurisprudencia constitu-
cional y social en el período 1999-2010. Libro Homenaje a María Emilia Casas”.
La Ley. Madrid, 2015, págs. 241 a 278.
Francisco Pérez Amorós
E
n este apartado se procederá a identificar, con la concisión propia
del caso, los tres elementos básicos de la relación jurídica de aco-
so moral en el trabajo sobre los que sustentar la conceptuación del
mismo desde la vertiente jurídica. Labor que se realizará al amparo de
la normativa aplicable enumerada líneas arriba y que aquí se resume28, y
ral por acoso psicológico descendente e indemnización por daños materiales y mo-
rales”. Aranzadi Social, n.° 9/2006.
Concepto del acoso moral en el ordenamiento jurídico laboral español
B) El sujeto acosado
En el supuesto de acoso moral en el trabajo, el ofendido o sujeto pasivo
es siempre el trabajador, porque nadie más puede ser el titular del/los
derecho/s vituperado/s por un acoso moral en el trabajo, y porque de na-
die más depende el objetivo final que persigue tal hostigamiento laboral
dicho sea en los términos que se exponen a continuación.
C) Sujeto acosador versus sujeto acosado: sujeto “fuerte” versus sujeto
“débil”.
En punto a los sujetos de la relación de acoso moral en el trabajo convie-
ne confirmar a la vez que abundar en una circunstancia ya anotada (supra
I.3). El acoso laboral se da entre sujetos desiguales porque a su vez lo son
de una relación jurídico laboral bilateral; y a mayor precisión resulta que
el sujeto “fuerte” (poder de organización y administración, de control y
disciplinario) es, precisamente, el acosador, y el “débil” (dependencia
—incluso personal— y consiguiente subordinación), es, concretamente
el acosado. Una combinación que entreteje una potencial situación letal
que por sí misma y desde buen principio, ya deja traslucir aspectos que
ayudan a definir el acoso moral.
La conducta del acosador moral debe satisfacer tres exigencias: una ma-
terial (tipo de conducta); otra legal (derecho denigrado); y la tercera de
orden intencional (tendenciosidad o fin último perseguido).
A) Elemento material: una conducta pluriforme, reiterada, duradera, po-
tencialmente lesiva, y planificada o sutil.
Al respecto de este referente, sirvan las cuatro consideraciones siguien-
tes:
1ª) La conducta del acosador se puede materializar por medio de muy
diferentes tipos de comportamiento o mediante una prolija panoplia
de actuaciones: v.gr, cualquiera comportamiento verbal o modales
incluidas las físicas, y cualquiera de ellas, se puede ejecutar tanto por
cualquier acción como omisión. Tan amplio inventario de posibles
conductas del ofensor hace del acoso moral una afrenta tan casuística
como sutil33.
2ª) La conducta del acosador es compleja porque se compone de varios
actos o hechos puntuales de distinta condición que de forma sistemá-
tica se suceden durante un tiempo. Reiteración y duración son pues
características de la conducta de acoso moral, pero sin que se pueda
preestablecer un número mínimo de veces ni una duración mínima
de tal conducta denigrante34.
3ª) El referido comportamiento el acosador debe tener entidad o poten-
cialidad lesiva suficiente para lograr el menoscabo, precisamente, de
aquel bien en particular —la dignidad e integridad moral— que me-
24
jor hace posible alcanzar el fin último que persigue: ya se ha adverti-
do, no todo conflicto prefigura un acoso moral. Un voltaje lesivo que
se puede y debe valorar por medio de múltiples baremos e indicios
E
numerados y glosados los tres elementos que diseñan la relación
de acoso moral en el trabajo —subjetivo, objetivo y finalista— se
está en disposición de formular un concepto jurídico del mismo.
El acoso moral consiste en una conducta ofensiva (objeto) del empresa-
rio (sujeto activo o acosador), que lesionando la dignidad e integridad
moral (derecho menoscabado) del trabajador (sujeto pasivo o acosado),
pretende que el mismo autoabandone su puesto de trabajo (finalidad).
En esta fórmula con la se expresa el concepto de acoso moral —como en
la de cualquier otra categoría jurídica— solo tienen cabida los elementos
básicos al efecto, sin necesidad de incluir otros aspectos de la categoría
definida por significativos que sean a otro fin. Según reza el título de es-
tas páginas no se pretende tratar del acoso moral en el trabajo, sino, única
y exclusivamente de su concepto jurídico.
Este planteamiento conceptual, es el que se mantiene mayoritariamente
en muchas sentencias dictadas en torno al acoso moral, y al respecto sir-
va sacar a colación una pieza judicial que parte de la idea que tal asedio
es una conducta abusiva de violencia psicológica al que se somete al tra-
bajador de forma sistemática (el mobbing presenta como elementos ca-
racterizadores las notas de frecuencia, intensidad y permanencia) a una
persona en el ámbito laboral, manifestada especialmente a través de rei-
terados comportamientos, palabras o actitudes que lesionen su dignidad
e integridad psíquica, y que pongan en peligro degraden sus condiciones
de trabajo; actitudes de hostigamiento que conducen al aislamiento del 29
interesado en el marco laboral, produciéndole ansiedad, estrés, pérdida
de autoestima y alteraciones psicosomáticas, determinando en ocasio-
nes el abandono de su empleo por resultarle insostenible la presión a
que se encuentra sometido43.
L
a configuración conceptual del acoso moral —un tema intemporal
de actualidad44—, al que se refieren estas páginas, tal y como se
ha reiterado, no agota todos los aspectos de tal categoría.
No se pueden considerar ahora todas las vías de tutela frente al acoso,
tanto las preventivas como las reparadoras, ya sean judiciales o de otra
naturaleza incluidas las administrativas, y entre las que merecería cita
particular la tutela de la Inspección de Trabajo (preventiva, reparadora
y sancionadora y la de las instancias judiciales ya sea por medio de pro-
cesos ordinarios o por modalidades propias de la tutela de los derechos
fundamentales encaminados a reponer al afectado en el disfrute de los
derechos conculcados o a extinguir la relación laboral a voluntad del
acosado por incumplimiento del empresario con las debidas indemniza-
ciones laborales y civiles a que hubiere lugar.
Y asimismo, quedan al margen de este ensayo todas y cuantas considera-
ciones del acoso están relacionadas con la prevención de los riesgos la-
borales en materia de seguridad y salud laboral y con el sistema público
de seguridad y protección social.
30
So what the law of Amparo, and specifically article 76 bis, in its section
IV, should respect is that principle pro person, besides respecting inter-
national treaties that have been signed and sanctioned and which raises
them to constitutional rank and in labor manners it should be respected
in the same way that our systems of our Magna Carta are.
According to the entire reform the term “Individual Guarantees “ is sup-
plied by Human Rights and it integrates that the agreements or treaties
in which the alteration of those referred to in the Constitution and the
treaties that agreed upon will be null and void
The term discrimination will be used to refer to any limitation, preju-
dice or advantage that is not objective and reasonable, that produces any
detriment of human rights, the treatment of distinction is not necessarily
considered offensive, but it does affect our human dignity.
As expressed by the Minister President of the Supreme Court of Justice
and the Council of the Federal Judiciary Juan Silva Meza on his lec-
ture, Methodology for the teaching of Constitutional Reform on human
rights, “Just who understands himself as a holder of human rights, will
be able to oppose to its violation on detriment of any person” because
they acquire effectiveness when their holders seize them, consider them,
understand them and assimilate them as part of their daily lives.
It should also be noted that the term “every individual” was varied by
“all the people”, which also represents a language according to a more
humanistic view . The system that is incorporated for the reception of In-
ternational Treaties on Human Rights is one of the most advanced, while
integrating a block of Constitutionality. Regarding the explanation of the
alleged “In the United Mexican States ...” I consider that it remains valid
the conclusion that it does not only refer to Mexican territory, but also
34 to an axiological or evaluative statement binding on all the authorities of
the Mexican State a corresponding duty to respect, protect and promote
these rights, regardless of the spatial location of the person.
That is why the adoption of an interpretive principle pro homine. To
unravel the meaning of the rules concerning human rights, the meaning
that will allow broader protection should be encouraged. With every-
thing that entails the establishment of principles such as universality,
interdependence, indivisibility and progressiveness.
The first big change that should be noted is the name of the subject of
rights: it is no longer the individual but the person, with this name the
connection they have with what is considered sacred, inviolable, the
human is evoked: dignity. This section establishes the rule that allows
reception of jurisprudence, observations, general comments and recom-
mendations of international bodies established by international treaties
to which Mexico is a party.
La reforma del artículo primero constitucional y el principio pro persona...
Introducción
E
l motivo del presente artículo es el de proponer una alineación del
derecho laboral, regido por el artículo 123 Constitucional y su res-
pectiva ley reglamentaria, la Ley Federal del Trabajo y la legis-
lación de amparo, vista desde el punto de vista de las reformas de 2011
en el artículo 1º de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en la que al reconocer que todas las personas en este país,
gozaran de los derechos humanos, gozarán no solo de las prerrogativas
contenidas en el texto constitucional, sino también de los recopilados
en los Tratados Internacionales celebrados y ratificados por el Estado
Mexicano. Congruentemente con esta declaración se establece que este
espíritu tutelar también es prolongable a las garantías para su protección.
Por su parte, nuestra Constitución establece que: “Todas las autoridades,
en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, res- 35
petar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con
los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y pro-
gresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, san-
cionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos
que establezca la ley” (Artículo 1º Constitucional).
Esto trasciende no solo al derecho constitucional sino que afecta el ám-
bito de varias ramas del derecho como lo son la del derecho penal y el
laboral, de este último es de lo que se aborda en este artículo, dado que
existe un desequilibrio procesal generado ya hace muchos años al reco-
nocerle el Estado mexicano de la posrevolución, la desigualdad del tra-
bajador frente al patrón, que en su momento histórico se justificaba dada
la anarquía que imperaba en este tema y al subdesarrollo de nuestro Mé-
xico y que se requería, dado el estado que guardaban las situaciones en
Carlos Hinojosa Cantú; María Garza Guerra y Alma Rosa González Ramírez
E
n el proceso de determinar el alcance del principio pro persona, debe
tomarse en cuenta que esta interpretación “a favor” sintetiza la me-
tafísica que subyace a los derechos humanos, la cual responde al re-
conocimiento de que, dentro del proceso de aplicación del Derecho, existen
cuestiones estructurales que determinan un desequilibrio de poder entre las
partes. Justamente, la interpretación bajo el principio pro persona es una
herramienta que se da a quien juzga para combatir dichos desequilibrios. 39
Respecto a este tema debe añadirse que en el tercer párrafo del artículo
primero se establecen una serie de principios que a mi juicio serán pauta
para la interpretación, al establecer que se hará de conformidad con los
principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresi-
vidad. Por lo que conceptualmente debemos precisarlos:
Por universalidad se concibe, de conformidad con la doctrina interna-
cional de los derechos humanos, que estos corresponden a todas las per-
sonas por igual. La falta de respeto de los derechos humanos de un indi-
viduo tiene el mismo peso que la falta respecto de cualquier otro y no es
mejor ni peor según el género, la raza, el origen étnico, la nacionalidad
o cualquier otra distinción. Este se convierte en el principio fundamental
por el que se reconoce igual dignidad a todas las personas y con él se
Carlos Hinojosa Cantú; María Garza Guerra y Alma Rosa González Ramírez
La obligación de respetar
S
e contrae a evitar las medidas que obstaculicen o impidan el dis-
frute del derecho de que se trate. Principalmente la obligación de
respetar significa no violar por acción o por omisión alguna de los
derechos reconocidos en las convenciones de derechos humanos. La
Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia del caso Ve-
lázquez Rodríguez sostuvo:
La primera obligación asumida por los Estados Partes, en los términos
del citado artículo, es la de “respetar los derechos y libertades” reco-
nocidos en la Convención. El ejercicio de la función pública tiene unos
límites que derivan de que los derechos humanos son atributos inheren-
tes a la dignidad humana y, en consecuencia, superiores al poder del
Estado. Como ya lo ha dicho la Corte en otra ocasión.
La obligación de garantizar
47
La obligación de reparar
L
a última parte del tercer párrafo del artículo primero constitucional es-
tablece que todas las autoridades tienen el deber de reparar las viola-
ciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.
De conformidad con los principios generales que derivan internamente
del derecho de las obligaciones y externamente del Derecho Internacio-
nal, ante la comisión de un acto ilícito, como es la violación de las nor-
mas internacionales en materia de Derechos Humanos por parte de un
Estado, este es internacionalmente responsable y, en consecuencia, tiene
el deber de reparar.
5 Ibidem.-
Carlos Hinojosa Cantú; María Garza Guerra y Alma Rosa González Ramírez
L
a primera modificación sustancial a este precepto es la incorpora-
ción de la posibilidad no solo de suspender, sino también de res-
tringir el ejercicio de los Derechos Humanos y sus garantías. De
esta incorporación se infiere que ahora no solo se contempla la posibili-
dad de vedar el ejercicio absoluto de un Derecho Humano, sino también
algún aspecto específico de él.
La reforma del artículo primero constitucional y el principio pro persona...
p
or lo que toca a las causas de la restricción o suspensión ahora de
los Derechos Humanos y sus garantías, subsisten las contempladas
en el artículo antes de su enmienda, a saber: casos de invasión,
perturbación grave de la paz pública, o de cualquier otro que ponga a la
sociedad en grave peligro o conflicto. No obstante, lo anterior, se advier-
te que en el tercer párrafo del artículo en examen se incorporan requisitos
adicionales que deberán cumplirse, en adición a las causas ya referidas,
para fundar y motivar la suspensión o restricción. En efecto, se agrega
que esta debe ser proporcional al peligro a que se hace frente, observan-
do en todo momento los principios de legalidad, racionalidad, proclama-
ción, publicidad y no discriminación.
En el Dictamen de las Comisiones Unidas Puntos Constitucionales y
Estudios Legislativos con opinión de la Comisión de Reforma del Estado
del Senado de 7 de abril de 2011 se explican los principios que deberán
respetarse para poder restringir o suspender el ejercicio de los Derechos
Humanos y sus garantías:
Los principios
Principio de legalidad, que implica la existencia de normas que lo regu-
len y de los consiguientes mecanismos de control.
Principio de proclamación, supone dar a conocer dicha suspensión, por
lo que resulta imposible la existencia de suspensiones de derechos tácitas 49
o secretas.
Este principio de proclamación en Estados de excepción se refiere a un
acto oficial que debe ser evaluado desde un enfoque de conjunto que ar-
monice el derecho constitucional y el derecho internacional.
Principio de no discriminación, implica la imposibilidad de emplear
criterios discriminatorios en el establecimiento y aplicación de la sus-
pensión de derechos.
Principio de notificación: según los instrumentos de derechos humanos
ratificados por el país, es indispensable notificar la suspensión a la Orga-
nización de Estados Americanos (OEA).
Principio de temporalidad: la medida debe estar limitada en el tiempo,
y en ningún caso puede convertirse en una situación permanente.
Carlos Hinojosa Cantú; María Garza Guerra y Alma Rosa González Ramírez
Propuesta
En esa medida,se propone hacer una declaratoria que:
1.- La defensa de la indivisibilidad de los derechos humanos como fór-
mula para una real garantía de los derechos económicos, sociales y
culturales.
Primero.- Existe un reconocimiento amplio con un listado extenso de de-
rechos laborales consagrados en los tratados internacionales de derechos
humanos de la región. Con todo, se observa que los derechos laborales
52 no son un tema recurrente en los pronunciamientos de la Comisión Inte-
ramericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (Corte IDH), cuyo motivo no es la ausencia de
violaciones a estos derechos, sino la gravedad de otras violaciones a los
derechos humanos, como el derecho a la vida y a la integridad de las
personas. La mayoría de los pronunciamientos de la CIDH o de la Corte
IDH se refieren a la violación del derecho a la vida e integridad física,
dejando un poco de lado la evidente vulneración al desarrollo progresivo
de derechos económicos y sociales del patrón, pues mecanismos, ins-
trumentos y garantías para que las víctimas, representantes o cualquier
persona tenga acceso al mismo por la vulneración de derechos laborales.
Fuentes de información
Alegre, Marcelo y Gargarella, Roberto. El Derecho a la Igualdad.
Aportes para un constitucionalismo Igualitario.
Artículo 1.º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-
canos.
Corte Interamericana de los Derechos Humanos, El Derecho a la in-
formación sobre la asistencia consular en el marco de las garantías
del debido proceso legal-Opinión consultiva OC-16/99 del 01.10.99, 53
Serie A, n.°16.
Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, (casos, actua-
ciones y normas).
Carbonell, Miguel, Derechos Humanos en la Constitución mexicana,
disponible en http//biblio.jurídicas.unam.mx/libros/8/3567/7.pdf
Ferrajoli, Luigi, “El principio de igualdad y diferencia de género” en
CRUZ PARCERO, Juan, Vázquez, Rodolfo, Debates constituciona-
les sobre los derechos humanos de las mujeres, SCJN, México. 2009,
p.3.
Adhesión de México: 24 de marzo de 1981.
Ratificación de México: 26 de marzo de 1981.
Carlos Hinojosa Cantú; María Garza Guerra y Alma Rosa González Ramírez
54
Dilemas actuales del derecho de familia
Dilemas actuales
del Derecho de Familia
I. Introducción
D
esde hace muchos años, uno de los debates a nivel nacional e
internacional más sonados sobre el derecho de familia, es el re-
lacionado a la naturaleza jurídica y al carácter autónomo de esta
disciplina jurídica dentro del mundo del Derecho; a la fecha, ni a nivel
nacional ni a nivel internacional existe un consenso doctrinal o un trata-
miento jurídico uniforme para responder a ambas interrogantes, por lo que
el debate no ha sido superado y sigue teniendo vigencia en la actualidad.
Ante la inexistencia de un criterio uniforme que nos permita superar esta
discusión doctrinal, se ha podido notar que las respuestas a estas grandes
interrogantes las brinda el tratamiento jurídico que la legislación interna
de cada país da a esta disciplina jurídica, de manera tal que podemos
considerar el Derecho de Familia como un derecho independiente en la
medida en que las características de la legislación de cada país le otorgue
ese carácter garantizándole la autonomía legislativa, la autonomía orgá-
nica y autonomía didáctica que requiere para ser autónomo o como un
derecho dependiente del derecho civil en caso de que no le otorgue esos
niveles de autonomía.
Lo mismo ocurre con el debate sobre la naturaleza jurídica del mismo,
pues se considera privado o público en la medida en que la legislación
nacional de cada país garantiza o no la intervención del Estado en las
relaciones familiares de cara a proteger el interés superior de la familia
y sus miembros. Sobre este punto, la doctrina ha establecido un criterio
56 ecléctico que concilia la discusión de lo público y lo privado, llegando a
considerar el derecho de familia como un derecho de naturaleza mixta:
público-privado; público-social e inclusive de naturaleza trivalente, es
decir, un derecho que concilia dentro de sí lo público, lo privado y lo
social.
El presente ensayo efectúa una revisión crítica de la postura tradicional
que se aferra a concebir el derecho de familia como parte integrante del
Derecho Civil y como un derecho de naturaleza jurídica privada, y expo-
ne las razones para expresar las diversas definiciones existentes sobre el
Derecho de Familia y asimismo el contenido que dicha rama posee, esto
con el objetivo de que podamos tener una base para la comprensión del
presente escrito.
Dilemas actuales del derecho de familia
P
arte determinante para poder definir la naturaleza y autonomía de
una rama del derecho son los alcances, el espectro de protección
o de regulación de la materia, teniendo en cuenta esto es prudente
determinar el contenido y los límites del Derecho de Familia.
b) Definición de Familia
La familia es el elemento más importante para la sociedad y el Estado,
así lo establece nuestra propia Constitución en su artículo 70, señalando
que es “el núcleo fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protec-
ción de esta y del Estado”, esta protección se extiende automáticamente
a todos sus integrantes, ya que la familia procura el desarrollo de estos,
de esta manera la familia también cumple con su función social.
Debido a la variedad que existe en la forma de constituir una familia,
definirla puede ser una tarea muy complejo, por ello se han generado una
gran variedad de conceptos, algunos de ellos son:
Es un conjunto de personas que conviven bajo el mismo techo, organi-
zadas en roles fijos (padre, madre, hermanos, etc.) con vínculos consan-
guíneos o no, con un modo de existencia económico y social comunes,
con sentimientos afectivos que los unen y aglutinan. Naturalmente pasa
por el nacimiento, luego crecimiento, multiplicación, decadencia y tras-
cendencia. A este proceso se le denomina ciclo vital de vida familiar. 7
Organismos internacionales se han dado a la tarea de tratar de definir el
58 concepto de familia, en este sentido, consideran que:
La familia debe ser definida como nuclear. Comprende las personas
que forman un hogar privado tales como los esposos o un padre o madre
con un hijo no casado o en adopción8.
c) Modelos de Familia
Existe diversas formas en que están constituidas una familia, en vista de
ello se creó una clasificación, entre las más comunes tenemos:
1) Familia monoparental: toda agrupación familiar de hijos depen-
dientes económicamente de uno solo de sus progenitores con el
cual conviven, y que es a la vez el que ostenta, sea de hecho o
de derecho, la custodia sobre los mismos10.
2) Extensa o ampliada: es aquella que define a la familia extendida
como aquella estructura de parentesco que habita en una misma
unidad doméstica (u hogar) y está conformada por parientes per-
tenecientes a distintas generaciones11.
3) Familia homoparental: es aquella compuesta por dos hombres o
dos mujeres, ya sea con hijos adoptivos, o hijos biológicos de
alguno de los dos12.
59
A
ntes de proceder a abordar los dilemas sobre la naturaleza ju-
rídica del derecho de familia, es menester que abordemos pri-
meramente los diversos criterios para determinar la naturaleza
jurídica del derecho de familia.
Continuando con el eje del presente apartado, tenemos como quinto crite-
rio el que analiza la norma por su contenido, la cual contraviene a la teo-
ría del interés, dicho criterio consiste en que solamente “puede [hacerse
dicha] división [con relación a su] contenido [, puesto que constituye] el
supuesto o la consecuencia de las mismas, o sea, a objetos inmanentes y
no transcendentales al derecho; así, hay normas que solo poseen “validez
dispositiva”, esto es, que ellas y su contenido solo valen cuando las par-
tes no han convenido otra cosa (v. gr., las que fijan el interés legal en los
contratos), y normas que poseen validez “taxativa”, es decir, que valen
aunque las partes convengan lo contrario …. pero esta división, puede
hacerse coincidir con la distinción entre derecho público y privado, no
tiene nada que ver con el criterio del interés, porque el derecho taxativo y
el dispositivo protegen derechos públicos y privados al mismo tiempo”19.
Como sexto criterio podemos observar a la teoría del fin, la cual consiste
en que se toma en consideración “el criterio teleológico de finalidad úl-
tima que se propone uno y otro sector del ordenamiento jurídico”20. Por
último, pero no menos importante, tenemos la teoría del Derecho mate-
rial y formal que hace coincidir el primero con el privado y el segundo
con el público.
30 Lucio Mendieta y Núñez. Derecho Social. (México: Editorial Porrúa. 1967) Págs.
66-67.
Mario Isaías Torres y José Alejandro Castillo
V. Conclusión
D
espués de haber analizado diferentes teorías sobre la autonomía
del Derecho de Familia y sobre su naturaleza jurídica, se puede
concluir que ambos aspectos están íntimamente relacionados con
las características que la legislación nacional da a cada una de las disci-
plinas jurídicas, de tal manera que en Nicaragua podemos afirmar que el
Derecho de Familia es una rama autónoma del derecho, al otorgarle la
legislación nacional la autonomía legislativa y orgánica, pues posee su
propio cuerpo jurídico (código de familia), sus propios procedimientos
especializados y sus propias autoridades judiciales.
En cuanto a su naturaleza jurídica, hemos considerado oportuno señalar
que posee una naturaleza jurídica trivalente, por cuanto podemos obser-
var en sus diferentes instituciones características propias del derecho pri-
vado (matrimonio y derechos sexuales y reproductivos), derecho público
(alimentos, relación parental, etc.) y de derecho social.
VI. Bibliografía
Alvarez Torres, O. M., & Mon, I. M. (2013). “El Derecho Familia ¿Dere-
cho Social o Privado?”. Revista de la Facultad de Ciencias Sociales
y Jurídicas de Elche, 1(9), 45.
Atlantic Internacional University. (21 de mayo de 2015). La justicia ro-
mana. Obtenido de http://www.aiu.edu/cursos/Derecho%20Roma-
68
no/pdf%20leccion%203/lecci%C3%B3n%203.pdf
Coral Borrero, M., & Torres Cabrera, F. (2002). La Familia en la Cons-
titución Nacional de 1991. (Bogotá: Ediciones Doctrina y Ley, Ltda.
Cursos de Introducción al Derecho. . (21 de mayo de 2015). Obtenido
de Teorías sobre la distinción entre derecho público y derecho pri-
vado.: http://derechouniangeles.blogspot.com/2012/10/teorias-so-
bre-la-distincion-entre.html
Echeverri., G. M. (2001). Introducción al Derecho de Familia. Medellín:
Editorial Librería Jurídica Sánchez R. Ltda.
Estimativa y Jurisprudencia en Capitulo Quinto: Derecho público y De-
recho privado. (22 de mayo de 2015). Obtenido de http://biblio.juri-
dicas.unam.mx/libros/3/1047/18.pdf Págs. 195-196
Dilemas actuales del derecho de familia
L
a Constitución de 1987, reformada ya muchas veces, pero parti-
cularmente su reforma de 1995 hizo nacer en nuestro sistema jurí-
dico-político un nuevo modelo de organización que con el tiempo
ya transcurrido podemos decir definió el verdadero Estado constitucio-
nal de Derecho. El legislador constitucional proyectó de esta manera una
nueva legitimidad y un diseño del poder y de Derecho cuya realidad
cotidiana necesitó importantes transformaciones posteriores, tanto de la
mentalidad y la cultura jurídica cuanto de la actividad de los operadores
jurídicos. El objetivo radical de este proceso fue la imposición de límites
y vínculos al poder y la garantía de los derechos fundamentales.
71
Permanece abierta la cuestión sobre qué haya de entenderse por Esta-
do constitucional y están sometidos a debate sus rasgos definitorios. No
obstante asumiré que constitucionales son aquellos sistemas donde existe
una constitución democrática que establece auténticos límites jurídicos
al poder para la garantía de las libertades y derechos de los individuos y
que tiene carácter normativo.
Desde este punto de partida puedo aproximarme, aunque con trazos real-
mente gruesos, a algunas de las características del constitucionalismo
contemporáneo, concretamente a aquellas que tienen mayor proyección
en la posición de los derechos fundamentales2.
5 Marina GASCÓN ABELLÁN: “El sistema de fuentes del Derecho español: Cons-
titución y principio de legalidad” en Jerónimo BETEGÓN y OTROS: Lecciones de
Teoría del Derecho, McGraw-Hill, Madrid, 1997, págs. 288 y ss.
6 Luis PRIETO: Justicia constitucional…, cit., págs. 113 y ss.
Óscar Castillo Guido
D
74 e entre los contenidos de la constitución, los derechos son, en
este paradigma, la pieza fundamental. Este modelo atribuye a
los derechos el papel de ser la justificación más importante del
Derecho y del Estado y por tanto, desde esta perspectiva, el Estado no es
sino un instrumento de tutela de los derechos fundamentales y como tal
fundamento impone fines y objetivos que deben ser realizados8.
Uno de los rasgos que mejor definen el Estado constitucional de Derecho
es la orientación del Estado a la protección de los derechos al margen
(o incluso por encima) de la ley: no se trata, pues, de la eficacia de los
derechos en la medida y en los términos marcados en la ley, sino de la
estos derechos los que disponen límites materiales para los poderes pú-
blicos y privados y establecen, asimismo, los fines básicos a los que estos
deben orientarse. En el Estado constitucional, los derechos fundamen-
tales son a la vez garantías institucionales, normas objetivas del siste-
ma jurídico y derechos subjetivos, en tanto que libertades, potestades,
pretensiones e inmunidades normativas protegidas por el ordenamiento
jurídico. Junto a esta doble dimensión, objetiva y subjetiva, se caracte-
rizan por presentar una especial fuerza o resistencia jurídica frente a la
acción de los poderes públicos, incluido el legislador y también en las
relaciones entre particulares9.
En este modelo, por lo tanto, los derechos fundamentales pueden ser
pensados como límites o prohibiciones que afectan al legislador. Esto es,
los derechos no son ilimitados, no son absolutos, pero tienen un conteni-
do constitucionalmente tipificado o predeterminado y, salvo habilitación
expresa, no pueden ser cercenados por el legislador. El legislador no
puede introducir límites a los derechos donde la constitución no lo hace.
Sin embargo, como escribe L. Prieto10 no puede sostenerse la idea de que
entre los derechos constitucionales y sus límites hay fronteras nítidas, o
que es posible formular un catálogo taxativo de los supuestos de hecho
y sus excepciones correspondientes a los enunciados de derechos cons-
titucionales.
De las aportaciones actuales, aunque con evidentes diferencias, sobre
derechos fundamentales y constitucionalismo, es posible considerar la
existencia en la doctrina de tres tesis que podrían derivarse del diseño
76 del constitucionalismo contemporáneo: la tesis de la integridad de los
derechos fundamentales o su continuidad axiológica; la tesis de la indis-
tinción estructural de los mismos; y la tesis que muestra las diferencias
entre derechos y garantías.
13 Roberto BIN: “Diritti e fraintendimenti”, Ragion Practica n.º 14 (2000), pág. 16.
Óscar Castillo Guido
15 Luigi FERRAJOLI: Derechos y garantías. La ley del más débil, Prólogo de P. An-
drés Ibañez, traducción de P. Andrés Ibañez y A. Grepi, 1999, págs. 37 y ss. Un
debate a propósito de estas y otras tesis de Ferrajoli en Antonio DE CABO y Ge-
rardo PISARELLO (eds.): Los fundamentos de los derechos fundamentales, Trotta,
Madrid, 2001.
Óscar Castillo Guido
Bibliografía
Aguiló, Josep: (2001) “Sobre la Constitución del Estado Constitucio-
nal”, Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho n.º 24.
Alexy, Robert: (1993) Teoría de los derechos fundamentales, (traducción
de Ernesto Garzón). Madrid, CEC.
Óscar Castillo Guido
85
Astrid Bracamontes
1 Máster en Derecho Penal y Derecho Procesal Penal y en Currículo. Jefa del Área de
Estudios Generales y Derecho Privado de la Escuela de Ciencias Jurídicas y Políti-
cas de la UPOLI. Docente de Derecho Penal y de Derecho Procesal Penal.
La víctima después del proceso penal
Introducción
P
ara iniciar el artículo iniciaremos recordando los conceptos de víc-
tima y victimología, desde el inicio del estudio del derecho pe-
nal cuando nos enseñaban nuestros maestros de derecho penal. La
Teoría del Delito y analizábamos los elementos de objetivos de la tipici-
dad, desarrollábamos los sujetos del delito y estudiamos al sujeto pasivo,
denominado como víctima, quien era la persona sobre la cual recaía la
ofensa, el daño, a quien se le vulneraban bienes jurídicos tutelados por
la ley penal.
También aprendimos que la victima además de la persona sobre la cual
recae el daño de manera directa, pueden ser otras personas que también
se denominan víctima, como por ejemplo en los casos donde la víctima
directa es la persona que pierde la vida; sin embargo esta no puede recla-
mar por la vulneración del bien jurídico protegido por la norma y la ley
señala quienes pueden considerarse víctimas , la autoridad administrati-
va afectada y las personas naturales y jurídicas, en este sentido la víctima
no se puede definir únicamente como la persona que directamente recibe
el daño.
Asimismo la víctima puede ser el sujeto pasivo de la conducta, que es
quien recibe directamente la acción del sujeto activo y el sujeto pasivo
del delito, quien es el titular del bien jurídico tutelado.
Pero existen otros autores que definen a la víctima: Es la persona física
que sufre un daño provocado por un sujeto. El daño puede ser físico, 87
moral, material, psicológico.
Legislaciones Modernas como Nicaragua definen a las víctimas en cua-
tro tipos:
1- Al ofendido directamente por el hecho punible.
2- Al cónyuge , conviviente en unión de hecho estable, hijo o padre
biológico o adoptivo, parientes dentro de tercer grado de afinidad
o segundo de afinidad, a los herederos en los hechos punibles cuyo
resultado sea la muerte directamente del ofendido .
3- A los socios o asociados o miembros, respecto de los hechos punibles
que afectan a una persona jurídica, cometidos por quienes la dirigen,
administran o controlan.
Astrid Bracamontes
civil en sede penal, aquí una posibilidad de poder reclamar daños civiles
que se pudieron originar de una acción penal demostrada o no demostra-
da penalmente pero sí civilmente, pero que tan eficaz puede ser en ese
resarcimiento y que sucede con el daño es psicológico.
La víctima sigue siendo menospreciada por nuestros sistemas, una inves-
tigación de la víctima después del proceso penal, para chile y Guatemala
establece que la falta de credibilidad del sistema de justicia es la que tie-
ne a la víctima mas víctima que nunca, pues la justicia es estos países es
muy frágil, en muchos proceso penales en estos países la violación a los
derechos humanos es lo mas típico como que fuera una conducta normal.
Y es que no existe un programa integral de resarcimiento para víctimas
después del proceso penal.
En Nicaragua la víctima no se considera satisfecha con un condena, en
el caso de la violencia hacia las mujeres la víctima después del proceso
penal tiene más terror que al inicio porque su miedo radica en pensar en
la privación de su vida después del cumplimiento de la condena.
Y el Estado que garantiza a estas víctimas sí considera que su rol ya ter-
minó y bien terminado con una sentencia condenatoria.
Y en delitos patrimoniales no se ha despojado de su patrimonio de mane-
ra arbitraria y hay una condena?, eso es todo lo que al Estado le corres-
ponde y esa perdida que puede conllevar a la víctima a una situación de
riesgo en su patrimonio y hasta en su integridad psicológica.
90
Helen Mack, presidenta de la fundación Myrna Mack y miembro de la
junta directiva de DPLF, señaló que en Guatemala lo que impide las
garantías de protección a la víctima es la impunidad y que la pobreza es
un gran obstáculo para cumplir con estas garantías de protección para la
víctima.
La experiencia chilena ha sido muy positiva de ahí deberíamos de apren-
der y es que a través del uso persistente y incansable de los tribunales,
los representantes de las víctimas han podido avanzar desde la impunidad
hasta las condenas y reparaciones, pero para esto fue necesario capacitar a
jueces, así como que las cortes nacionales usaran el derecho internacional.
En Nicaragua pocas veces los jueces utilizan los tratados internacionales
para la búsqueda de reparación del daño. Es necesario emprender una
cultura activa de derechos humanos.
La víctima después del proceso penal
Conclusión
P
odemos concluir diciendo que la responsabilidad del Estado fren-
te a la víctima no termina con una sentencia condenatoria pues
requiere de la protección del mismo, la víctima aun después del
proceso tiene miedo y ese miedo muchas veces es capaz de llegar a co-
meter delito, la víctima puede llegar a tener pérdidas patrimoniales que
lo ubiquen en una situación de riesgo, psicológicamente la víctima no
supera su trauma, al que fue expuesto por un agente externo como por
ejemplo en un delito de lesiones física, psicológicas y sexuales.
Realmente la víctima no tiene un papel protagónico y nuestros sistema
de justicia son garantes de los derechos del acusado y la víctima es re-
legada, ante la representación de otras instituciones creadas para velar
por ellos, el Estado reconoce a la víctima y se encuentra regulado en la
norma, pero la protección está dudosa y después de la sentencia conde-
natoria no existen mecanismos en nuestro país que nos permitan conocer
la situación de la víctima y si sus bienes jurídicos no están en peligro.
Recomendaciones
S
e considera un problema serio, lo que la víctima enfrenta después
del proceso penal, tras una sentencia condenatoria por lo que en
esta investigación se recomienda:
Bibliografía
1. Incidente de reparación integral de perjuicios en la Ley 906 de 2004.
Nelson Saray Botero, Magistrado de la Sala Penal Tribunal, Primera
Edición, Abril 2013.
2. Ley Número 406 Código Procesal Penal de la República de Nicara-
gua, Asamblea Nacional, 2002.
3. Ley Número 641 Código Penal de la República de Nicaragua, Asam-
blea Nacional, 2008.
4. Ley número 779, Ley Integral de Violencia contra las Mujeres y de
reformas a la ley 641, Asamblea Nacional, 2013.
5. El derecho de las víctimas en el procedimiento penal colombiano.
www.revistas.ustatunja.edu.co/index.php/iaveritatem/article/down-
load/574/701.
6. Garantías de la víctima y del ofendido, Jorge Ojeda Velásquez www.
biblio.juridica.unam.mx/libros/62680/19.pdf.
7. www.unilibre.edu.co/verbaiuris/images/stories/vol1/dpr2.pdf.
8. Los derechos de la víctima en la Unión Europea www.revistas.usc.es/
export/sites/default/boletincede/documentos/editorialfebrero2014_
derechosvictimas_NataliaPerezRivas.pdf.
93
Julio Ismael Camacho Solís
Introducción
E
95
n su concepción original el Estado de Derecho se caracterizó por la
ideología liberal, mediante cinco elementos o principios básicos; los
cuales en conjunto están llamados a limitar la actuación del poder
político, garantizando el ejercicio de las libertades individuales que está
obligado a reconocer, proteger y respetar el propio Estado; posteriormente
se agrega como sexto elemento a la democracia tridimensional a mencio-
nar: 1) Generalidades, igualdad, certeza de la ley; 2) Soberanía popular; 3)
División de poderes; 4) Límites de la discrecionalidad en el ejercicio de la
autoridad administrativa; 5) Garantía y protección de los Derechos Huma-
nos fundamentales; 6) Democracia tridimensional. Fue así que el Estado
de Derecho se constituyó como el orden legal voluntario, creado desde
dentro de la sociedad burguesa, bajo la sentencia de que solo es posible so-
meterse a los mandatos de la ley y no a la voluntad inconstante y arbitraria
de quienes ejercen el poder político. Pero no puede dejarse de recordar que
Julio Ismael Camacho Solís
L
o que atañe que los conflictos individuales y los de índole colec-
tivo en materia laboral hoy día resultan complejos, costosos, que
propiamente son generados por el enorme rezago histórico y prag-
mático, que programáticamente estandarizados son los que de manera re-
sidual se generan por el actuar de las juntas de conciliación y arbitraje,
tribunales burocráticos, a lo que se suman con un singular retraso y le-
targo; los juzgados de distrito, tribunales colegiados y en muchos casos
hasta la misma Corte Suprema de Justicia de nuestro país, que ni aun con
la reforma laboral reciente, que utilizada como factor de cambio político
fue causa superior o tangible para evitar que, hoy día, el enorme retraso
y acumulamiento procesal y judicial haya disminuido en alguna medida
96 eso determina que siga siendo el mayor problema en el ámbito litigioso
de índole laboral, que incluso no pasa por demasiadas demandas, juicios
o promociones, si no que más bien se basa en la enorme improvisación y
falta de especialización, así como por el desconocimiento de instrumentos
internacionales, doctrina, jurisprudencia y hasta prácticas costumbristas
del diario litigio; así como la deficiente capacitación y profesionalización
en materia laboral, ahondando el rezago existentes, que implica la res-
ponsabilidad de gestión de quienes cumplen la labor de impartir justicia
laboral y en algunos casos muchas veces se generaran verdaderos caos y
conflictos que se derivan por resoluciones inverosímiles, incongruentes,
inexplicables e inútiles en todos los ámbitos vinculantes que incluso pasa
por la falta de ética y moral jurídica; generando además una enorme carga
social, amén del deterioro económico y perdida financiera para las partes
en conflicto laboral, llámense estos trabajadores en conflictos de manera
individual, así contra patrones o empresas determinadas, conflictos que
La justicia social y los conflictos laborales
11 Ibídem, p.36
12 Alarcón; Angélica, Resolución alternativa de conflictos Una opción democrática
de acceso a la justicia. Una forma de intervención humanizante en la asistencia
jurídica gratuita, jurídica de Chile, Chile, 2003. p. 89.
Julio Ismael Camacho Solís
L
a palabra conflicto se deriva de la voz latina confligere, que sig-
nifica combatir y en sentido amplio se entiende como tal, con-
troversia, antagonismo, desacuerdo, rivalidad, desencuentro. El
diccionario de la Real Academia Española trae varias acepciones del
término conflicto: lo más recio de un combate, punto en que aparece
incierto el resultado de la pelea, combate y angustia de ánimo, situación
La justicia social y los conflictos laborales
24 Ibidem, p. 78
25 Mertens, L.; Organización Regional Interamericana de Trabajadores. Crisis Econó-
mica y Revolución Tecnológica: Hacia Nuevas Estrategias de las Organizaciones
Sindicales. Caracas, Venezuela: Nueva Sociedad, 1990. pág. 54-55.
Julio Ismael Camacho Solís
C). Conflictos mixtos: se entiende por tales los que al mismo tiempo
envuelven una cuestión jurídica y una reivindicación económica,
son los más frecuentes en la práctica. No obstante, que los con-
flictos de derecho común y los de trabajo, no se diferencian
sustancialmente, se presentan con ciertas notas características que
hacen de uno y otro dos fenómenos distintos.
Como elementos diferenciadores se han señalado los siguientes:
a) En los conflictos de trabajo, todo interés que se derive de la re-
lación laboral, tratándose especialmente de conflictos colectivos,
tiene su repercusión en el campo social ya que la comunidad vela
porque se observen y cumplan las normas legales que tratan de
equilibrar los factores de la producción, cuales son el capital y el
trabajo. En cambio en los conflictos de derecho común, los inte-
reses objeto de la pretensión, se encuentran ligados y atañen
exclusivamente a los individuos o sujetos del conflicto.
b) Los conflictos de trabajo tiene un sentido mixto: patrimonial y
personal, ello como resultado del carácter personalísimo de la
prestación y del factor salario, a diferencia de los conflictos co-
munes en donde lo que se realza es el interés patrimonial, pues su
objeto se concreta dentro de un ámbito de carácter pecuniario.
c) También se diferencian en la denominada despersonalización de
las partes propia de los conflictos de trabajo, pues debido a su
misma naturaleza trascienden de su simple consideración indi-
vidual de los sujetos, entendiéndose por tanto, que el diferendo 107
se ha producido entre el capital y el trabajo. Por el contrario, en
los conflictos de derecho común, como anteriormente se dijo, se
debaten intereses que se ligan específicamente al patrimonio de
los individuos.
d) Otra diferencia es la pronunciada desigualdad económica exis-
tente entre los extremos de la relación laboral, patrón o empresa y
trabajador, que coloca a este último en situación de inferioridad
económica, desigualdad que la Ley laboral ha tratado de equili-
brar a través de ventajas. Para superar esa inferioridad los traba-
jadores delegan, en organizaciones sindicales facultades para que
obren en su nombre y representación frente al empleador. En los
conflictos de derecho común las partes en contienda se conside-
ran en un mismo pie de igualdad ante la ley.
Julio Ismael Camacho Solís
31 Jurisprudencia: Apéndice 1975, 5ª. Parte, 4ª. Sala. Tesis 37, p. 45.
Julio Ismael Camacho Solís
32 Jurisprudencia: Apéndice 1975, 5ª. Parte, 4ª. Sala, Tesis 286, pp. 268 y 269.
33 Tesis 489, Apéndice 1988, Segunda Parte, p. 849.
La justicia social y los conflictos laborales
36 Ibidem, p.33.
37 Ibídem
38 Aldana, Francisco, El arte de la negociación empresarial, Editorial Trillas, 2007. p.
25.
39 Ibidem,. p. 26
La justicia social y los conflictos laborales
Bibliografía
ALARCÓN, Angélica, Resolución alternativa de conflictos Una opción 119
democrática de acceso a la justicia. Una forma de intervención hu-
manizante en la asistencia jurídica gratuita, Jurídica de chile, Chile,
2003.
ALDANA, Francisco, El arte de la negociación empresarial, Editorial
Trillas, 2007.
ALFIE, Ana, Revista Latinoamericana de Derecho Social, Número 15
julio-diciembre 2012.
CABANELLAS, Guillermo, Tratado de Derecho Laboral, Tomo I, Vo-
lumen I, Argentina, Editorial Claridad, 1987.
40 Ibídem, p.35.
41 Ibídem
Julio Ismael Camacho Solís
OTRAS FUENTES
DICCIONARIO, RAE.www.realacademia.org.23 enero 2013.
AGENDA, Laboral, Editorial Isef, México, 2014.
WWW.diccionariousual.org/documentos/irl/15/0272012.
WWW.ilo.org/sistems/documents/12/01/2014.
Reseñas
Palabras en ocasión del homenaje especial al Dr. Rodolfo Sandino Argüello...
124
Antes sí, con la venia de ustedes y la del maestro, quisiera brevemente
recordar algunos breves pasajes de la docta vida del Dr. Sandino Argüe-
llo, quien en su juventud, fue escritor prolífico, así nos los recuerda el
historiador y documentalista nicaragüense Jaime Arellano, al afirmar de
nuestro insigne jurista, que fue precursor del rescate histórico-literario
en el país, y nos legó: la primera aproximación crítica al Movimiento
Nicaragüense de Vanguardia: “El Vanguardismo y la poesía actual”,
trabajo inédito de 60 páginas mecanografiadas que presentó como tesis
de bachillerato, dirigido por su profesor Ángel Martínez Baigorri y que
obtuvo el premio (Exalumnos del Colegio Centroamérica en 1946).
Dicen que en cada nicaragüense habita un poeta, y el maestro también se
estrenó muy joven en estas artes, y en 1949, aparecieron varios poemas
suyos en la antología Nueva Poesía Nicaragüense, y luego en 1954, pu-
blicó su poemario Muriendo abril, bajo el cuidado editorial de Ernesto
Mejía Sánchez.
Palabras en ocasión del homenaje especial al Dr. Rodolfo Sandino Argüello...
Y qué decir de su amplia obra jurídica, entre las que destacan: Deontolo-
gía jurídica y poder judicial; Derecho laboral nicaragüense; Compen-
dio de derecho del trabajo nicaragüense; Lecturas laborales.
En reconocimiento a su brillante trayectoria, a su amplia formación in-
telectual forma parte como miembro honorario de la Academia Nica-
ragüense de la Lengua y de la Academia de Geografía e Historia de
Nicaragua.
Y por supuesto, Director, decano durante dos períodos de la facultad de
derecho de la UCA, su alma mater, donde dedico sus mejores años de su
vida académica y de ejercicio intelectual.
El maestro, se distinguió y se sigue distinguiendo por ser “manso y hu-
milde de corazón”, así muchísimas veces lo expresó desde las aulas de
clases, los estrados de tribunales, y como conferencista nacional e inter-
nacional. Sus enseñanzas y consejos han tenido siempre un alto conteni-
do ético, moral, bien recuerdo sus palabras “De qué le sirve al hombre,
a la mujer agregó yo, ganar el mundo si pierde su alma”.
Y cómo olvidar también una parte del epígrafe que contiene su tesis doc-
toral en derecho: “Qué importa la riqueza y los suntuosos automóviles
y los nombres famosos y los amargos éxitos de la política, los placeres
fugaces, la fortuna y la fama y la gloria, si el hombre siente que la vida
le deja el corazón vacío, la inteligencia desorientada y en la boca has-
tiada el gusto a muerte de la ceniza.”
Salud, maestro, eternamente gracias, por ser para nosotros vivo ejemplo 125
de disciplina, estudio y constancia. Muchas gracias y que Dios lo conti-
núe llenando de múltiples bendiciones.