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Taller Derecho Internacional Humanitario
Taller Derecho Internacional Humanitario
2. Cuáles son las normas que regulan el DIH. Enunciarlas y describir Según
su criterio,
Las personas fuera de combate y las que no participan directamente
en las hostilidades: tienen derecho a que se respete su vida y su
integridad física y moral y además podrán gozar de ser atendidos bajo
cualquier circunstancia.
TEXTO 2.
Desde la perspectiva de El Cura, comandante militar del Bloque Calima, el
balance bélico del grupo paramilitar y la guerrilla era comparable. Es decir, que los
bandos enfrentados habían tenido triunfos y derrotas militares en una proporción
similar. Sin embargo, a partir de los Acuerdos de la Verdad es posible afirmar que
el grupo paramilitar no fue sobresaliente en términos militares. La inferioridad
numérica y táctica de los primeros años de operación, sumada al desconocimiento
de los territorios, los llevó a una actividad bélica limitada y poco frecuente, razón
por la cual la alianza con la fuerza pública fue primordial a la hora de ingresar a
una zona y obtener beneficios mutuos. Sin embargo, admite que el combate no
fue lo que le permitió arrebatarle territorios a la subversión. Por este motivo, la
estrategia paramilitar no se concentró en combatir a la guerrilla, sino en violentar a
la población civil, bajo el entendido de que apoyaba y comulgaba con la
insurgencia86 (Cubides, 1999, página 163; Huhle, 2001, página 70). Bajo ese
argumento, al igual que en las demás regiones del país donde operaron, los
paramilitares cometieron cientos de masacres, asesinatos, amenazas, abusos
sexuales y demás infracciones al Derecho Internacional Humanitario. Antes de la
irrupción pública del Bloque Calima se cometieron algunos hechos violentos que,
aunque no fueron reconocidos por la estructura paramilitar, coinciden con su
modus operandi, por lo que es factible que estén asociados al periodo de
inteligencia previa referido por Román y Pescado. La semana del 26 de junio de
1999 un grupo de encapuchados llegó a una finca ubicada enla vereda Platanares,
al oriente del municipio de San Pedro, y asesinó a dos jóvenes trabajadores con
varios disparos en la cabeza. Según la versión de los pobladores al menos diez
campesinos fueron desaparecidos (González, 2012, página 130). Dos semanas
después masacraron cinco jóvenes cuyos cuerpos fueron encontrados por
campesinos en la región montañosa de El Naya. El 27 de julio, día que la prensa
denunciaba la circulación de panfletos amenazantes, un comando de hombres
fuertemente armados irrumpió con lista en mano en la vereda La Virgen
(corregimiento El Palomar del municipio de Dagua) y decapitó a cuatro miembros
de una misma familia. Pese a que los testigos aseguraron que los responsables de
la masacre hacían parte de un grupo paramilitar, la Policía restó credibilidad a la
versión y culpó a las FARC (González, 2011, páginas 13-14; 2012, página 130). El
primer hecho violento oficial que se le atribuye al Bloque Calima sucedió el 31 de
julio de 1999 en el corregimiento La Moralia (Tuluá). Mientras se celebraban las
1
CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTORICA. Trujillo: una tragedia que no cesa. Primer Informe de
Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. 2008. Disponible en línea en
http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2008/informe_trujillo.pdf
fiestas de la Virgen del Carmen los paramilitares llegaron en dos camiones,
reunieron a cerca de 500 campesinos en la plaza y mientras uno de los
comandantes daba un discurso anunciando la llegada de las AUC a la región, un
encapuchado –alias El Flaco, un guerrillero capturado que se convirtió en
informante– acusó a Sandra Patricia Urrea Jaramillo de ser la novia de alias
Óscar87, uno de los jefes del Frente Sexto de las FARC. A ella y a su padre,
Orlando Urrea Hurtado, les amarraron las manos contra la espalda y los llevaron a
la carretera que conduce a la vereda Monteloro, donde los asesinaron con varios
disparos en la cabeza. Ambas víctimas pertenecían a la organización campesina
de Los Yarumos, la cual fue casi aniquilada por los paramilitares, al igual que otras
organizaciones sociales del centro del Valle del Cauca. El informe Patrones y
campesinos, del CNMH, presenta el relato de un poblador que explica que “casi el
80% de los presidentes de las JAC88 era de Yarumos, muchos los
desaparecierony uno no entiende cómo pudieron saber nombres y todo de las
personas. Acabaron prácticamente con el proceso organizativo, ellos sabían por
quiénes iban. Ellos buscaron acabar con el proceso organizativo” (CNMH, 2014,
página 248). Un habitante y líder de la zona relató así la irrupción paramilitar (…)
para arrancar el tema está la llegada de los paramilitares al corregimiento, que fue
en un momento muy especial porque fue realizando las fiestas de la Virgen del
Carmen, que era una tradición que se tenía en el corregimiento. Nosotros siempre
en julio, se celebran pues las fiestas de la Virgen, donde celebraba toda la
comunidad. Y pues ese día no fue la excepción, estaba toda la zona de La Moralia
recogida y parte de La Marina. Ese día habíamos quemado un castillo [pólvora] y
había una tranquilidad absoluta en la zona y todo era fiesta. Hasta tipo 7:30 de la
noche que llegaron en unos camiones camuflados, encarpados; y eso en par
veinte, treinta segundos, estaba el pueblo ya rodeado de toda esta gente. Y pues
lo primero que hicieron fue hacer apagar los equipos que habían prendido y dieron
la orden de que nos teníamos que reunir todos en el parque, en la plaza principal.
Llegaron ahí y la gente que no salía de las casas pues iban y la sacaban. A todo el
pueblo lo reunieron ahí y se presentaron allá en el pueblo como las Autodefensas
Unidas de Colombia y que iban a acabar con la guerrilla y que iba a correr sangre
por toda la región. Eso fue algo impresionante porque pues nadie se esperaba ese
momento y solamente se sentía miedo, terror, porque nosotros sí sabíamos de
que existían las AUC, pero no en el Valle, y que donde estaban solamente se
hablaba era de muertos y pues ya nos imaginábamos lo que nos iba a esperar a
nosotros también (…) empezaron a recoger gente de ahí por medio de unos
encapuchados que llegaron y ellos iban señalando a quiénes sacaban de la
comunidad y los fueron sacando hacia un lado del pueblo. Ya después de la
presentación y que sacaron a los compañeros del grupo donde estábamos, tipo
diez de la noche, pues escuchar uno las descargas y cuando ya fuimos a
corroborar habían matado al compañero Orlando Urrea y a su hija Sandra. (…)
Después que pasan las cosas es que uno empieza a atar cabos de lo que se veía
en la zona, gente extraña que llegaba con ciertas cosas, unos tratando de vender
mercancía, otros simplemente llegaban a la zona haciéndose pasar por personas
de por ahí del vicio (…) O sea, se inventaban estrategias que uno inocentemente
iba cayendo porque ellos iban preguntando cómo era la región, pero uno nunca
pensaba si eran personas que de pronto hubieran enviado a hacer inteligencia en
la zona. Y eso lo viene uno a ver cuándo ya pasan las cosas y empiezan a habitar.
Pero en el momento no, fue una cosa sorpresiva. Es más, uno escuchaba a la
mayoría de dirigentes de la zona, inclusive hasta misma gente del monte que
decían que supuestamente iban a llegar los paramilitares al Valle, pero no a La
Moralia; de pronto inclusive se hablaba mucho de las zonas de Trujillo, de pronto
de los lados de Pradera, pero en La Moralia jamás, eso nunca se escuchó. Y
desafortunadamente nos tocó fue a nosotros recibirlos en una situación de esas,
pero en el momento eso fue una sorpresa total (CNMH-DAV, contribución
voluntaria, entrevista líder campesino, 2015, 22 de septiembre, Tuluá). Durante las
primeras semanas de agosto, el Bloque Calima cometió varios asesinatos en el
área rural de Tuluá y Buga. El 2 de agosto mataron en Monteloro (Tuluá) a
Rodrigo Arcos Morales y Jorge Iván Palacios Llano, éste último propietario de la
vivienda donde presuntamente el 8 de noviembre de 1998 el Ejército asesinó a
cinco personas que asistían a una fiesta bajo la acusación de ser guerrilleros,
pese a ser reconocidos pobladores de la región89. Ese mismo día se presentaron
combates entre las AUC y un grupo de guerrilleros del Movimiento Jaime Bateman
Cayón. Estos combates y los rumores que se generaron en la zona alta de Buga y
Tuluá sobre la avanzada paramilitar originaron la primera oleada de desplazados
hacia los cascos urbanos de los dos municipios. El 21 de agosto fueron
asesinados en La Habana (Buga) los hermanos Diego y Oscar Pérez García
(Giraldo, 2005, páginas 7-8). En la madrugada del 23 de agosto, 85 integrantes del
Bloque Calima se desplazaron hacia la población de El Placer (Buga). El Cura
afirmó que los camiones en los cuales se movilizaron pertenecían a Don Diego,
mientras que HH afirmó que eran del Batallón Palacé del Ejército90. Una vez en el
pueblo los paramilitares se dividieron en dos grupos a cargo de alias Sisas y
Catori, el primero quedó encargado de prestar seguridad a las afueras del caserío
mientras el segundo sacó a los pobladores de sus casas y asesinó a cuatro
pobladores91 que fueron señalados como auxiliadores de la guerrilla por los
informantes (alias El Flaco y Jason). Los paramilitares acusaron a los pobladores
de apoyar a la guerrilla y les dieron un plazo de 48 horas para abandonar la zona.
También dañaron los teléfonos de Telecom, pintaron grafitis alusivos a las AUC y
saquearon el caserío. En su retirada tuvieron un prolongado combate de doce
horas con integrantes del Sexto Frente de las FARC. Alrededor de las cinco de la
tarde huyeron hacia Tuluá (El País, 2008, 2 de marzo). Por la misma época los
paramilitares cometieron otra masacre en el corregimiento de Ceilán
(Bugalagrande) Estábamos nosotros haciendo las matrículas del mes de agosto y
llega un grupo de “soldados”. Nosotros, pues, que llegaron soldados. No llegaron
con el brazalete blanco que decía AUC sino solamente con las prendas militares.
Nosotros los atendimos, les dimos qué tomar, era un grupo de 15 personas. Ellos
nos interrogaron, nos dijeron que quiénes éramos, nos revisaron las carpetas, las
hojas de vida. Y nosotros, pues, no le vimos ninguna malicia ¿cierto? porque igual,
pues hasta se nos extrañó que estuviera por allá en medio del monte el Ejército,
que nunca se había visto allá. Nos dijeron que, ya cuando ya nos hicieron parar a
todos los docentes, que fuéramos al patio, a la cancha múltiple, y ya allá se
presentaron y cuando ya dijeron que eran las Autodefensas Unidas de Colombia-
Bloque Calima, pues entonces ya ahí todo el mundo empezó a hacer la referencia
con las masacres que ya habían pasado meses atrás. Entonces ya hubo unas
compañeras que gritaban, lloraban, otras se desmayaban, porque nosotros ya
sabíamos ellos qué era lo que estaban haciendo. Y si habían llegado a nuestra
vereda era porque iban a acabar con todo el mundo allí, porque nadie era
auxiliador de la guerrilla, pero teníamos que convivir con ellos ¿sí? Ellos hacían
parte de la comunidad de esa vereda. Entonces nos dijeron, les damos una hora
para que desocupen la vereda. Y nosotras nos habíamos ido… habíamos llegado
de Bugalagrande en el carro de la Alcaldía, bien vestidas, en tacones,
maquilladas, yo me acuerdo que ese día yo tenía un vestido… Y nos dijeron tienen
una hora para desocupar o si no los ajusticiamos, porque ustedes son auxiliadores
de la guerrilla, ustedes aquí hacen reuniones con la guerrilla, ustedes aquí los
promocionan, ustedes aquí les hacen los panfletos, ustedes aquí trabajan con
ellos de la mano, ustedes son auxiliadores activos de la guerrilla. Pues lo que
pudimos agarrar, lo que pudimos coger carretera abajo, estamos hablando de
cuatro horas a pie para poder llegar a la vía a Sevilla. Se dañaron los tacones, se
dañaron los zapatos. En ese tiempo nadie tenía celular, eso no existía, no
sabíamos qué estaba pasando en la vereda. Llegamos ahí a la Estelia y de ahí
nos recogió la camioneta a los cinco docentes que pudimos salir y nos llevaron a
Bugalagrande a la alcaldía. Allá contamos lo que nos había pasado y nos dieron
alojamiento allí. Ya ellos por teléfono fijo avisaron a la iglesia a Ceilán porque
éramos dos docentes de Ceilán, ya se dieron cuenta que nosotros estábamos bien
(…) Al otro día lamentablemente era un río de sangre la vereda. Acribillaron siete
familias; hubo desplazamiento masivo de toda la vereda, no quedaron sino los
perros y los gallos y las vacas en la calle. Y toda esta gente llegó al municipio de
Bugalagrande y allí pues seguimos trabajando con los niños en el coliseo para no
desampararlos pues en educación (CNMH-DAV, contribución voluntaria, taller de
memoria, 2015, 6 de octubre, Tuluá). 2
4. En base a los textos expuestos responder:
a) ¿Se vulneraron normas de Derechos humanos?, de ser así ¿cuáles?
Si se vulnero,
Los combatientes capturados y las personas civiles que estén en
poder de la parte adversa tienen derecho a un trato decente
2
CENTRO NACIONAL DE MEMORIA HISTÓRICA. Bloque Calima de las AUC. Depredación paramilitar y
narcotráfico en el suroccidente colombiano. 2018. Disponible en línea en
http://centrodememoriahistorica.gov.co/wp-content/uploads/2020/02/bloque-calima-auc.pdf
Las partes en conflicto y los miembros de las respectivas fuerzas
armadas no tienen derecho ilimitado.
Las partes en conflicto harán distinción en todo tiempo:
Se vulnera la norma.