Está en la página 1de 3

El género es una de las barreras más

importantes en el acceso a la
educación.
Marcelo Bojorge – Estudiante de Administración
Toda persona tiene derecho a la educación, tal declaración hoy en día es una gran historia
de progreso para la humanidad. Para la fecha en que las Naciones Unidas proclamaban la
“Declaración Universal de Derechos Humanos” en 1948, el 44% de la población mundial
era analfabeta (Our World in Data, 2020). Hoy esa cifra es mucho menor (13% de la
población en 2016), en cambio, cada generación es más instruida o educada que la anterior.
La educación es el principio de sociedades más igualitarios, no obstante, hay un estimado
de 258 millones de niños, adolescentes y jóvenes, es decir, el 17% de la población total, que
no tiene la oportunidad de ir a una escuela hoy en día (UNESCO, 2020). El género es una
de las barreras que frenan la inclusividad y obstaculizan que muchas mujeres gocen de su
derecho a una educación.
Cuando las oportunidades para ingresar al sistema educativo no son igual entre todos los
individuos de una sociedad y entre distintos estratos sociales estamos ante una desigualdad
educativa. Dependiendo del contexto, las niñas tienen mayores limitaciones en el acceso,
logro del aprendizaje y la continuidad de la formación académica por numerosas razones
(UNESCO, 2019). El legado de la discriminación del pasado es tal que las mujeres siguen
representando casi dos tercios de los adultos analfabetos (UNESCO, 2020). A las mujeres
aún se les considera que su única finalidad es en actividades del hogar y no en posiciones
más activas de la economía o la política. Los estereotipos de género o el embarazo y
matrimonio adolescente imponen una carga en las mujeres que las apartan de las aulas de
clase.
Cuando una niña se queda sin la posibilidad de asistir al colegio, también se le limita el
rango de opciones para su futuro. Es decir, el sistema educativo tiene una finalidad
formativa, de transferir competencias útiles tanto para el individuo como para la sociedad.
El progreso humano se caracteriza por estás habilidades y hábitos que se adquieren desde
muy temprano que, eventualmente, serán los determinantes para el pleno desarrollo de la
vida económica y social de un individuo. Por lo tanto, sin educación también se frena el
potencial de una niña para decidir por sí misma y abre la puerta para que las mujeres sufran
otro tipo de desigualdades a lo largo de su vida.
Una cantidad importante de mujeres han sido excluidas del sistema educativo. Si bien es
cierto que ahora los gobiernos han comprendido la necesidad moral, económica y social de
invertir más en las mujeres, aún hace falta reducir esa desigualdad educativa que sigue
latente y que en algunos países se ha incrementado en los últimos años. Es necesario
derribar estereotipos que imponen una carga excesiva en las mujeres y le obstaculizan el
pleno desarrollo de sus capacidades y las alejan de mantenerse en el sistema educativo.
Todos los niños y las niñas del mundo no deberían estar alejados de un aula de clase, su
único lugar debería ser en un pupitre o delante de un libro. Empoderar a las niñas y
brindarle el acceso que se merecen a una educación de calidad es lo más acertado.
Referencias
Our World In Data, (2020). Literate and illiterate world population: population 15 years
and older. De Our world in Data: https://ourworldindata.org/global-education
UNESCO (2019). Educación e igualdad de género. UNESCO website:
https://es.unesco.org/themes/educacion-igualdad-genero
UNESCO, (2020a). Global Education Monitoring Report. Inclusion and education: all
means all. UNESDOC website:
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000373718
UNESCO, (2020b). Informe de la UNESCO ilustra los avances en la educación de las niñas
en los últimos 25 años, ahora amenazados por el Covid-19. UNESCO website:
https://es.unesco.org/news/informe-unesco-ilustra-avances-educacion-ninas-
ultimos-25-anos-ahora-amenazados-covid-19

También podría gustarte