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CONSEJO DE LA JUDICATURA FEDERAL

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Ministro Presidente

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INSTITUTO DE LA JUDICATURA FEDERAL

COMITÉ ACADÉMICO

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CONSEJO EDITORIAL

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Sandra Serrano García (FLACSO-México)
Fernando Villaseñor Rodríguez (Escuela Libre de Derecho)
Jorge Alberto Witker (IIJ-UNAM)

EDITOR RESPONSABLE

Ramón Ortega García


Secretario Técnico de Investigación y Publicaciones
Número 48, 2019.
La Revista del Instituto de la Judicatura Federal es una publicación editada y distribuida
por el Instituto de la Judicatura Federal, órgano auxiliar del Consejo de la Judicatura Fe-
deral. Palacio de Justicia Federal, Sidar y Rovirosa No. 236, Colonia Del Parque, Alcaldía
Venustiano Carranza, C.P. 15960, Ciudad de México. Tel. 51338900, Exts. 6685 y 6614.
Editor: Rafael Caballero Hernández.
Asistentes editoriales: Omar G. Roldán Orozco y Veronica Ordoñez Amador.
Diseño de portada: Daniel León Aviña.
Número de certificado de licitud de título, 10459; número de certificado de licitud de
contenido, 7373; certificado de reserva de derechos al uso exclusivo del Instituto de la
Judicatura Federal, el género de publicaciones periódicas, 04-2004-102212264300-102.
© 2005 Instituto de la Judicatura Federal.
ISSN (1405-8073)
Tiraje: 2000.
Contenido

Presentación IX

Estudios. Aplicación de la jurisprudencia extranjera


en las resoluciones judiciales nacionales

Claudia Alonso Medrano


Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad
de los derechos humanos 1

Cesar Holguín Angulo


Jerarquía de las normas de derechos humanos contenidas en los tratados
internacionales suscritos y ratificados por el Estado mexicano 23

Adán Maldonado Sánchez


Los precedentes de las Cortes regionales de protección de los derechos humanos
y su influencia en las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación 43

Foro

Luis Fernando Barreda Vázquez


Las escuelas judiciales en México: Su eventual transformación
en instituciones de educación superior 63

José Sebastián Gómez Sámano


Una interpretación de la equidad bajo los conceptos de la “isonomía”
y la “epikeia” 85

Francisco M. Mora-Sifuentes
Fundamentos y dimensiones del federalismo 105

Verónica Lorena Osornio Plata


El interés legítimo y sus notas distintivas a partir de lo resuelto
en la contradicción de tesis 111/2013 143

Silverio Rodríguez Carrillo


Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación para las autoridades administrativas,
conforme al nuevo paradigma constitucional de los derechos humanos 171
Elba Sánchez Pozos
Nulo interés del Estado mexicano, ante la evidente violación
de derechos humanos por el retardo en el cumplimiento de laudos favorables
a servidores públicos 191

Fernando Silva García


Interés legítimo y leyes auto-aplicativas: criterios de identificación
a través de la práctica del juicio de amparo 209

Francisco Tortolero
Etienne Luquet
La difícil regulación de Internet 233

Comentarios Jurisprudenciales

Francisco Ballesteros Gallegos


Contradicción de tesis 198/2017: Comisión Federal de Electricidad
como autoridad responsable en el juicio de amparo 257

Alejandro Hernández Urías


Contradicción de tesis 234/2017: Libertad caucional en amparo directo
en materia penal 267

“Primer concurso de ensayo jurídico. El Poder


Judicial de la Federación: una propuesta de cambio”

Licurgo Daniel Solorio Banda


Juzgar en la incertidumbre: el desafío actual del Poder Judicial 279

Mario Armando Sandoval Islas


El papel del juez en la actualidad frente al procedimiento abreviado. Análisis
de sentencias del Poder Judicial de la Federación 289

Adolfo Aldrete Solares


La prisión preventiva oficiosa como límite a la facultad de ponderación
del juez en México 301

Reseñas

Rafael Caballero Hernández


Ramirez Vidal, Gerardo y Jimenez, Manuel de J. (eds.), Ensayos sobre
retórica jurídica, IIF-UNAM, México, 253 pp. 313
Augusto Fernando Carrillo Salgado
Paulson, Stanley, La filosofía del derecho y tres ensayos de posguerra
de Gustav Radbruch, Marcial Pons, España, 2019, 233 pp. 321
Presentación
Me es sumamente grato presentar a ustedes el número 48 de la revista académica
más emblemática del Poder Judicial de la Federación. En esta ocasión la sección
“Estudios” está dedicado al tema: “Aplicación de la jurisprudencia extranjera en las
resoluciones judiciales nacionales”. La intención ha sido promover el uso de las he-
rramientas jurídicas del derecho comparado y del convencional, así como fomentar
el dialogo —nacional e internacional­— entre los operadores judiciales de diversas
Cortes o tribunales. En México se trata de un tema en ciernes, que se encuentra en
proceso de consolidación tras una larga etapa de asimilación.
En efecto, la transición hacia un nuevo orden constitucional en concordancia
con el sistema internacional de derechos humanos ha requerido de una constante
capacitación de los profesionales del derecho en nuestro país. Aún no se consolida
la correcta utilización, por parte de la judicatura, de lo que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha denominado “parámetro de regularidad constitucional”; y
el mundo académico continúa reflexionando sobres sus alcances y sus límites.
Es por ello que en la sección “Estudios” se abordan diferentes ángulos del tema
señalado, esto es, la jerarquía de las normas de derechos humanos contenidas en
los tratados internacionales de los que México forma parte; la cuestión sobre la
jurisprudencia extranjera y la progresividad de los derechos humanos; o bien, los
precedentes de las Cortes regionales de protección de los derechos humanos y su
influencia en las resoluciones de nuestra Suprema Corte. Estos interesantes acerca-
mientos dejan ver el abanico de oportunidades que ofrece el estudio de la jurispru-
dencia extranjera. Pero hay que tener cuidado, puesto que la descontextualización,
el anacronismo, las específicas circunstancias de los casos, entre otros, son riesgos
que conlleva esta novedosa forma de interpretar y argumentar las resoluciones
judiciales nacionales.
Por otro lado, por primera vez, en este número se incluyen los ensayos ganado-
res del “Primer concurso de ensayo jurídico. El Poder Judicial de la Federación:
una propuesta de cambio”, en el que participaron estudiantes de instituciones de
educación superior públicas y privadas de todo el país, así como los estudiantes que
se encuentran inscritos en alguno de los cursos impartidos por el Instituto de la
Judicatura Federal. El resultado: tres ensayos que vale la pena leer para compren-
der la forma como se percibe, desde las aulas, al Poder Judicial.
Por lo demás, las ya clásicas secciones de la Revista cuentan, como es tradición,
con sesudas e interesantes colaboraciones. Esperamos que el lector lo disfrute.

Dr. Ramón Ortega García


Editor responsable

XI
_________________________________________
ESTUDIOS.
APLICACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA
EXTRANJERA EN LAS RESOLUCIONES
JUDICIALES NACIONALES
_________________________________________
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA, SINÓNIMO DE


PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS
FOREIGN JURISPRUDENCE, SYNONYM OF PROGRESSIVE
HUMAN RIGHTS

Claudia Alonso Medrano*

Resumen: En el proceso evolutivo de los derechos humanos, el


derecho internacional ha tenido un papel muy importante, no sólo
con la constitución de grandes catálogos de derechos y la creación de
Cortes y organismos para su control, sino en su promoción progresiva.
Así pues, la jurisprudencia extranjera debe reconocerse como otra
fuente relevante de derecho que coadyuva en la protección y disfrute
de los derechos humanos.

Palabras clave: Progresividad; derechos humanos; dignidad;


internacionalización; jurisprudencia extranjera.

Abstract: In the evolutionary process of human rights, International


Law has played a very important role, not only with the constitution
of large catalogs of rights and the creation of courts and agencies
for their control, but in their progressive promotion. Thus, foreign
jurisprudence must be recognized as another relevant source of law,
which contributes to the protection and enjoyment of human rights.

Keywords: Progressivity; human rights; dignity; internationalization;


foreign jurisprudence.

Fecha de recepción: 13/09/2019


Fecha de aceptación: 23/09/2019

* Secretaria del Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Decimosexto


Circuito.

1
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

Sumario: I. Introducción. II. Progresividad de los derechos


humanos. III. Internacionalización de los derechos humanos. IV.
El Estado mexicano y su relación con el derecho internacional. V.
Influencia de la jurisprudencia extranjera. VI. Conclusiones. VII.
Referencias.

I. Introducción

L a cuestión de los derechos humanos surgió en primer lugar en el


interior de los Estados, con los grandes textos ingleses, america-
nos y franceses, en los que en ningún momento se contempló lo
concerniente a las relaciones entre Estados; fue a partir de las declaraciones
humanos que comenzó propiamente la internacionalización de los derechos
humanos, que caracterizaron las siguientes décadas con la idea de proteger
internacional y regionalmente los derechos humanos, mediante declaraciones
y pactos obligatorios para los Estados participantes, y con la creación de comi-
siones y cortes para su eficacia procesal.
A este nivel internacional, la creación de normas ha aumentado de manera
significativa en las últimas décadas; en igual número se han realizado con-
venciones y se han impartido conferencias por los organismos internacionales
sobre diversos temas como la niñez, las mujeres, política social, armas, racismo
y medio ambiente. Acciones a las que se suman las visitas de organismos con
fuertes recomendaciones en materia de protección de derechos humanos, jun-
to con las condenas de Cortes Internacionales que demandan un cambio en
las políticas públicas en materia de protección e incluso de reparación de los
derechos humanos cuando éstos han sido violados.
En este proceso México no podía quedarse atrás. Como aporte novedoso
de la reforma de 2011, se sugirió incorporar el principio de interpretación de
las normas de derechos humanos, el de mayor protección a las personas en el
goce y ejercicio de sus derechos; así como también estatuir como obligaciones
del Estado, la de respetarlos, protegerlos, garantizarlos y promoverlos, de con-
formidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad
y progresividad. Reformas con las cuales —se dijo— pondrían a la legislatura en
turno como una de las más avanzadas y progresistas que ha habido en los tiempos
modernos.
Por su parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la con-
tradicción de tesis 293/2011, ha sostenido sustancialmente que la apreciación,

2
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

valoración, integración y la aplicación de los derechos humanos de fuente


nacional o internacional, se rige por su contenido esencial y no por un nivel
jerárquico, de ahí que reconoció o, mejor dicho, advirtió del artículo 1o. cons-
titucional, que existe un acervo constitucional de derechos humanos, donde se
integran en el mismo rango, la Norma Suprema y los provenientes de fuente
internacional.
Bajo este contexto, la hipótesis que se plantea es que la jurisprudencia ex-
tranjera, sustentada por las Cortes internacionales, coadyuva en el progreso
de los derechos humanos, que sirve para incrementar el grado de tutela en su
promoción, respeto, protección y garantía.
Con este propósito, en el punto II se explica el fenómeno evolutivo de los
derechos humanos.
En la tercera parte, se destaca cómo la protección y promoción de los dere-
chos humanos se ha convertido en una cuestión prioritaria para la comunidad
internacional, que ha llevado a un incipiente consenso universal, en un esfuerzo
por fortalecer su protección y garantizar su disfrute, el cual se vio concretado
con el establecimiento de los Sistemas Internacionales de Protección, así como
con la instauración de Comisiones, Cortes y Tribunales Supranacionales, a
quienes se les ha delegado facultad jurisdiccional.
La cuarta parte de este artículo se refiere a la inserción del derecho inter-
nacional de los derechos humanos en el sistema jurídico mexicano, a la luz del
artículo 1o. de la Constitución Mexicana. En este punto se plantea la cuestión
de cómo la reforma de 10 de junio de 2011, crea un nuevo paradigma para los
operadores jurídicos, influida por la tendencia mundial a la incorporación de
los derechos humanos al derecho constitucional.
Para demostrar la tesis planteada, se analizan diversos criterios jurispru-
denciales emitidos por la Corte Interamericana, que muestran en la praxis, este
proceso de progresividad de los derechos humanos y la influencia que irradia
al ordenamiento jurídico de los Estados.
Estamos en medio de un proceso de construcción de una cultura universal
de observancia y protección de los derechos humanos, en cuyo desarrollo la
jurisprudencia extranjera es protagonista.

3
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

II. Progresividad de los derechos humanos

Desde los albores de los años 50, Jean Dabin1 pensaba que había tres causas
para la movilidad o variación de los derechos humanos a través de la historia:
El primero, los progresos de la civilización material que han hecho aparecer
nuevas especies de bienes y con ellos, nuevas especies de derechos, para ilustrar
lo anterior da como ejemplo, la radiofonía, la telegrafía sin hilos y la aviación; a
lo que hoy podemos sumar la experimentación genética, las operaciones en la
web, vuelos espaciales, por mencionar algunos.
La segunda causa la atribuía a una conciencia más aguda que ha hecho
descubrir pertenencias no advertidas anteriormente, como los derechos econó-
micos y sociales, a los que en la actualidad se agregan los culturales.
Como tercer motivo, expone que la misma técnica de la regla jurídica puede
progresar, ya sea en un perfeccionamiento de los instrumentos, en la definición
de los conceptos, de los medios de prueba y coacción, lo que permite captar y
medir mejor ciertas pertenencias más sutiles y delicadas.
De hecho, el propio fenómeno de la positivación de los derechos, produci-
do a partir del Siglo XVIII, es muestra de su avance.2
De esta manera, los derechos humanos poseen una tendencia progresiva,
ya que su concepción y protección nacional, regional e internacional se va am-
pliando, tanto en número y contenido, como en los medios para su protección.
En este proceso, la internacionalización de los derechos humanos se cons-
tituye en el segundo detonante de su progresividad.3

1
David, Jean, citado en Bidart Campos, Germán J., Teoría general de los derechos humanos, UNAM-
Instituto de Investigaciones Jurídicas, México, 1989, p. 132.
2
“El proceso de positivación expresa en la cultura jurídica y política la pretensión de que los
derechos dejen de ser razón sin fuerza y que la fuerza se racionalice con esos criterios morales”.
Peces-Barba Martínez, Gregorio, Derecho y derechos fundamentales, Colección El Derecho y la
Justicia, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, pp. 333-334.
3
En la tesis 2a./J. 35/2019 (10a.), la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
explica que el principio de progresividad que rige en materia de los derechos humanos
implica tanto gradualidad como progreso. La gradualidad se refiere a que, generalmente,
la efectividad de los derechos humanos no se logra de manera inmediata, sino que conlleva
todo un proceso que supone definir metas a corto, mediano y largo plazos. Por su parte, el
progreso implica que el disfrute de los derechos siempre debe mejorar. Tesis 2a./J. 35/2019
(10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, febrero de 2019, p. 980.

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Número 48, julio - diciembre de 2019

III. Internacionalización de los derechos


humanos

La Guerra fue la que, sin duda, generó la toma de conciencia general de la


necesidad de control de la fuerza del poder estatal por la comunidad interna-
cional, lo que obligó a constituir instancias internacionales de protección frente
a la magnitud del daño producido a los seres humanos por sus propios gober-
nantes, lo cual, progresivamente, aseguró la dignidad y los derechos humanos
de toda persona, y proclamó la universalidad de éstos.
La Segunda Guerra Mundial, en específico, fue el desencadenante para
la internacionalización de los derechos humanos, pues con ella comenzó el
movimiento internacional, con las declaraciones universales y regionales de
estos derechos.
Particularmente con la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
se adicionó un nuevo principio a esta materia, la dignidad humana que, aunque
no fue definida, constituye el reconocimiento del valor absoluto de la persona
humana, del donde emerge un frente común contra la barbarie, al basarse en
el fundamento del régimen universal de los derechos humanos, hasta llegar al
derecho nacional de los Estados.
Los esfuerzos por una protección eficaz de los derechos humanos, se vieron
concretados con el establecimiento de los Sistemas Internacionales, así como
con la instauración de Comisiones, Cortes y Tribunales Supranacionales, a
quienes se les ha delegado facultad jurisdiccional con la potestad de aplicar
e interpretar instrumentos internacionales en los asuntos sometidos a su au-
toridad, al grado de que la interpretación de los Tratados Internacionales se
impone como un criterio vinculante para los jueces y tribunales locales.
Para su cumplimiento, existen mecanismos y procedimientos en el plano re-
gional e internacional que atienden denuncias o comunicaciones individuales,
que ayudan a garantizar que las normas internacionales de derechos humanos
sean efectivamente respetadas, aplicadas y acatadas en el plano local.
Cada vez más, se observa cómo el derecho internacional repercute sobre el
estatal y viceversa; al extremo que algunos Estados han llegado a constituciona-
lizar directamente los textos internacionales sobre derechos humanos, en lugar
de —o junto a— su propio acervo de derechos fundamentales.
Al día de hoy, la protección y promoción de los derechos humanos se ha
convertido en una cuestión prioritaria para la comunidad internacional, su

5
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

internacionalización se ha transformado en un derecho común, en la concertación


de un corpus iuris, en el que se concentran normas internacionales e instrumen-
tos no vinculantes, hasta el grado de que los Estados se han sometido a la juris-
dicción de tribunales supranacionales, al reconocer expresamente como parte
de su ordenamiento jurídico interno a los Tratados Internacionales, así como
los criterios emitidos por las Cortes Internacionales de los sistemas universal y
regionales de protección.
Tal es el caso de la Constitución de Austria, en cuyo artículo 9o. declara que
las reglas generalmente admitidas del derecho internacional rigen como parte
integrante del derecho de la Federación.
O como la Constitución de Perú, donde, luego de un listado de un nutrido
número de derechos fundamentales, aclara en su artículo 3o.:

La enumeración de los derechos establecidos en este capítulo no excluye


los demás que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga
o que se fundan en la dignidad del hombre, o en los principios de
soberanía del pueblo, del Estado democrático de derecho y de la forma
republicana de gobierno.4

Es destacable también la novena enmienda a la Constitución de los Estados


Unidos de América.
En ella se establece que el hecho de que en la Constitución se enumeren
ciertos derechos, no deberá interpretarse como una negación o menospre-
cio hacia otros que son también prerrogativas del pueblo, 5 en una completa
apertura.
Estamos siendo testigos de una incipiente conciencia internacional, regional
y nacional de que la defensa y protección de los derechos, debe ser prioridad de
toda organización sociopolítica.

IV. El Estado mexicano y su relación con el


derecho internacional

Con la adhesión a la Convención Americana sobre Derechos Humanos el


24 de marzo de 1981, México reconoció la competencia contenciosa de la

4
Constitución Política del Perú, disponible en: http://www.tc.gob.pe/legconperu/constitucion.html.
5
Constitución de los Estados Unidos de América, disponible en: http://www.cato.org/pubs/
constitution/amendments_sp.html.

6
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Número 48, julio - diciembre de 2019

Corte Interamericana de Derechos Humanos que, junto con la Comisión


Interamericana, es el segundo órgano competente para conocer de los asuntos
relacionados con los compromisos contraídos con la convención.
Sobre este reconocimiento, el Estado Mexicano formuló una declaración
particular, publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 24 de febrero de 1999,
mediante la Declaración para el reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en los siguientes términos:

1. Los Estados Unidos Mexicanos reconocen como obligatoria de


pleno derecho, la competencia contenciosa de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, sobre los casos relativos a la interpretación o
aplicación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de
conformidad con el artículo 62.1 de la misma, a excepción de los casos
derivados de la aplicación del artículo 33 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos.
2. La aceptación de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos solamente será aplicable a los hechos o a los
actos jurídicos posteriores a la fecha del depósito de esta declaración, por
lo que no tendrá efectos retroactivos.
3. La aceptación de la competencia contenciosa de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos se hace con carácter general y
continuará en vigor hasta un año después de la fecha en que los Estados
Unidos Mexicanos notifiquen que la han denunciado.

Al respecto, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación


en la tesis 1a. XIII/2012 (10a.), sostuvo que la ratificación de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y el reconocimiento de la jurisdicción
contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos generan, como
una consecuencia ineludible, que las sentencias emitidas por dicho tribunal
internacional —en aquellos casos en los cuales México haya sido parte en el jui-
cio— resulten obligatorias para el Estado Mexicano, incluidos todos los jueces
y tribunales que realicen funciones materialmente jurisdiccionales.
Ese alto Tribunal señaló que esta obligatoriedad alcanza no sólo a los
puntos resolutivos de las sentencias en cuestión, sino a todos los criterios in-
terpretativos contenidos en su parte considerativa. Dicha tesis, fue publicada
bajo el rubro: “corte interamericana de derechos humanos. efectos de sus
sentencias en el ordenamiento jurídico mexicano”. 6

Tesis 1a. XIII/2012 (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I,
6

febrero de 2012, p. 650.

7
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

Otro antecedente de relevancia es que, en julio de 2002, un ejercicio inédito


estaba desarrollándose en el país en materia de derechos humanos; paralela-
mente a la firma del acuerdo de sede de una Representación de la Oficina del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en
México, se inició una revisión de la situación de la vida nacional y sobre los dife-
rentes problemas de derechos humanos, con la participación de representantes
de organismos civiles y entidades gubernamentales, por medio de consultas,
foros, trabajo de campo y seminarios, de las que se obtuvieron propuestas y
recomendaciones expuestas en los diferentes capítulos del Diagnóstico presen-
tado en diciembre de 2003, bajo la responsabilidad del Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Anders Kompass.
Dentro de las recomendaciones de alcance general, se alude a la primera
por ser la que apela a una reforma a la Constitución, la cual se formuló en los
siguientes términos:

1. Reformar la Constitución para incorporar el concepto de derechos


humanos como eje fundamental de la misma, y reconocer a los tratados
de derechos humanos una jerarquía superior a los órdenes normativos
federal y locales, con el señalamiento expreso de que todos los poderes
públicos se someterán a dicho orden inter-nacional cuando éste confiera
mayor protección a las personas que la Constitución o los ordenamientos
derivados de ella […].7

En esa misma década, México es condenado por la Corte Interamericana


de Derechos Humanos en cinco casos relevantes, por violación a diversos de-
rechos humanos:
El primero es la sentencia de la Corte Interamericana de 16 de noviembre
de 2009, dictada en el caso “Campo Algodonero”, 8 que constituye un partea-
guas en el sistema interamericano de protección de los derechos humanos, por
ser la primera sentencia en donde al Estado se le responsabiliza internacional-
mente por no cumplir la obligación de garantizar el derecho a una vida libre
de violencia, prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la Mujer en un
caso de homicidio y violación.

7
Kompass, Anders, Diagnóstico sobre la situación de los derechos humanos en México, Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México, México, 2003,
p. VII.
8
Corte IDH, Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México, (Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas), Sentencia de 16 de noviembre de 2009, Serie C 205.

8
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Los alcances de esta sentencia en el ordenamiento jurídico mexicano, se


relacionan con el reconocimiento de justicia para las familias de las víctimas; la
figura del feminicidio, homicidio por cuestión de género; el desarrollo de la ju-
risprudencia a partir de la Convención de Belém do Pará; y la instauración de
protocolos y su homologación con los protocolos, manuales, criterios ministe-
riales de investigación, servicios periciales y de impartición de justicia, utilizados
para investigar todos los delitos que se relacionen con desapariciones, violencia
sexual y homicidios de mujeres, conforme al Protocolo de Estambul, el Manual
sobre la Prevención e Investigación Efectiva de Ejecuciones Extrajudiciales,
Arbitrarias y Sumarias de las Naciones Unidas y los estándares internacionales
de búsqueda de personas desaparecidas, con base en una perspectiva de géne-
ro. Este asunto sentó además precedente en materia de reparación, ya que al
considerar la situación de discriminación estructural en la que se enmarcaron los
hechos, la Corte Interamericana estableció que las reparaciones debían tener
una vocación transformadora de dicha situación, de tal forma que éstas tengan
un efecto no sólo restitutivo, sino también correctivo, por lo que entre las medidas
de reparación se incluyeron algunas orientadas específicamente a identificar y
eliminar los factores causales de discriminación.
En el segundo caso, Rosendo Radilla Pacheco vs. México, 9 se condena al Estado
a cumplir diversas obligaciones por conducto de sus órganos, que tuvo una
proyección decisiva en las reformas a la Constitución Mexicana, sobre todo por
el alcance que le dio el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La trascendencia del asunto por los temas de fondo tratados, se relacionan
con la desaparición forzada de personas; la delimitación de la jurisdicción
militar, sólo a casos donde no intervienen particulares; la obligación de prac-
ticar de oficio, el control de convencionalidad; además de que se reconoció el
interés jurídico de las víctimas del ofendido para comparecer y tener acceso al
expediente. Así, dentro de las obligaciones impuestas para el Poder Judicial de
la Federación, como parte del Estado Mexicano, se estableció que los jueces
deben realizar un control de convencionalidad ex officio, y que debe restringirse
el fuero militar en casos concretos donde sólo participan militares.
En cumplimiento, la Suprema Corte de Justicia de la Nación abrió el expe-
diente varios 912/2010, en donde: a) reconoció la obligatoriedad de la sentencia
emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos; b) la obligación
únicamente de los jueces federales a realizar un control de convencionalidad

Corte IDH, Caso Radilla Pacheco vs. México, (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
9

Costas), Sentencia de 23 de noviembre de 2009, Serie C 209.

9
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

de oficio de las leyes respecto de la Convención Americana sobre Derechos


Humanos;10 c) determinó que a partir de ese momento el fuero militar esta-
blecido en el artículo 57 del Código de Justicia Militar no podrá operar bajo
ninguna circunstancia frente a situaciones que vulneren derechos humanos de
civiles; en tanto que se impuso al Poder Judicial de la Federación la obligación
de crear programas o cursos permanentes relativos al análisis de la jurispruden-
cia del sistema interamericano, especialmente en los temas relativos a límites
de la jurisdicción militar, garantías judiciales y protección judicial, y estándares
internacionales aplicables a la administración de justicia; la creación de un pro-
grama de formación sobre el debido juzgamiento de hechos constitutivos de
desaparición forzada de personas; así como la utilización de la prueba circuns-
tancial, los indicios y las presunciones, entre otras medidas de reparación.11
El tercer asunto corresponde al de Inés Fernández Ortega y sus familiares, vs.
México;12 lo relevante de esta sentencia de 30 de agosto de 2010, es que se im-
puso la obligación de garantizar un recurso efectivo, la capacitación a funciona-
rios; implementar reformas pertinentes para compatibilizar el artículo 57 del
Código de Justicia Militar con los estándares internacionales en la materia y de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y establecer un recurso
efectivo de impugnación de tal competencia; efectuar programas y cursos per-
manentes de capacitación, sobre investigación diligente en casos de violencia
sexual contra las mujeres, que incluyan una perspectiva de género y etnicidad;
así como programas o cursos permanentes y obligatorios de capacitación y
formación en derechos humanos, dirigidos a los miembros de las Fuerzas
Armadas.
Otra sentencia condenatoria se obtuvo en el caso Rosendo Cantú y otra, vs.
México,13 el 31 de agosto de 2010.

10
En sesión de 12 de julio de 2011, el Pleno de la Suprema Corte resolvió que la obligación a
realizar el control de convencionalidad de oficio, es para todos los jueces. Tesis P. LXVII/2011
(9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I, diciembre de 2011, p. 535,
titulada: “control de convencionalidad ex officio en un modelo de control difuso de
constitucionalidad”.
11
Información disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/AsuntosRelevantes/pagina/Seguim entoAsuntos
elevan tesPub.aspx?ID=121589&SeguimientoID=225.
12
Corte IDH, Caso Fernández Ortega y Otros vs. México, (Excepción Preliminar, Fonda, Reparaciones
y Costas), Sentencia de 30 de agosto de 2010, Serie C 215.
13
Corte IDH, Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México, (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas), Sentencia de 31 de agosto de 2010, Serie C 216.

10
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

La quinta condena se sumó a las anteriores en el caso Teodoro Cabrera García


y Rodolfo Montiel Flores vs. México, en la resolución del 26 de noviembre de 2010,14
la Corte Interamericana declaró al Estado Mexicano, como garante de los de-
rechos consagrados en la Convención Americana sobre Derechos Humanos.15
En estas sentencias nuevamente se exhortó al Estado al establecimiento
de un recurso efectivo, a reformar el Código de Justicia Militar y a capacitar a
funcionarios en materia de derechos humanos, principalmente.
A estas condenas al Estado Mexicano, se añaden las observaciones finales del
Comité de Derechos Humanos, con motivo del quinto informe que rindió
México (CCPR/C/MEX/5), en marzo de 2010, cuyo objetivo fue el de pro-
porcionar información detallada sobre las medidas adoptadas por el Estado,
para promover el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; dentro
de las observaciones, se destacaron aspectos positivos, como la adopción de
la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la
Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, entre otras medidas
legislativas.
Sin embargo, el organismo internacional mostró su preocupación por la fal-
ta de progresos significativos en la aplicación de las recomendaciones que con
anterioridad había efectuado el Comité, entre ellas las relativas a la violencia
contra las mujeres, el despliegue de las fuerzas armadas para garantizar la se-
guridad pública y la falta de protección de los defensores de derechos humanos
y periodistas, a lo que se adicionó otras quince observaciones.
Entre las principales recomendaciones que se hicieron, se destaca la
siguiente:

14
Corte IDH, Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, (Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas), Sentencia de 26 de noviembre de 2010, Serie C 220.
15
En el capítulo I de la Convención se enumeran como deberes:

Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos

1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna […].

Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno

Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el Artículo 1 no estuviere ya
garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprometen
a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta
convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias […].

11
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

El Estado parte debe adoptar medidas para garantizar que las autoridades,
incluidos los tribunales, en todos los estados, sean conscientes de
los derechos enunciados en el Pacto y de su deber de garantizar su
aplicación efectiva, y que la legislación tanto a nivel federal como estatal
sea armonizada con el Pacto (párrafo 5).

Finalmente, en octubre de 2010, la Relatora Especial sobre la independen-


cia de los magistrados y abogados, visitó México y conoció de las propuestas
de reforma a la Constitución, por lo que al rendir su informe ante la Asamblea
General de las Naciones Unidas, en abril del 2011, instó al Gobierno Mexicano
para que dichas reformas entraran en vigor a la brevedad, lo que así ocurrió dos
meses después, con las reformas publicadas en el Diario Oficial de la Federación,
el 6 y 10 de junio.
De esta manera, las reformas a la Constitución Federal de 2011 no fueron
una casualidad, sino que se forjaron, sí, derivado de la necesidad de resolver la
problemática que representa la protección de los derechos humanos en el país,
pero también como resultado de la demanda social e internacional que hace
patente que el sistema nacional de protección de los derechos humanos no pue-
de ser un sistema cerrado, sino abierto a complementarse con el internacional,
para su perfeccionamiento, como se demuestra a continuación.
A partir de la modificación de 10 de junio 2011, la Constitución Federal con
la frase: “las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta
Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano
sea parte”, reconoce a dichos instrumentos, como parte de las normas consti-
tucionales, de modo que jerárquicamente los equipara al señalar que los dere-
chos humanos consagrados tanto en la Ley Fundamental como en los tratados,
en unidad, son motivo de goce y protección, aunque limitado a los Tratados
Internacionales en que México sea parte.
Prueba de lo anterior es que en el párrafo segundo del propio artículo 1o.
constitucional, se establece que: “Las normas relativas a los derechos huma-
nos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados
internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia”.
Lo que confirma el artículo 133 constitucional, en el que se subraya el
reconocimiento de la vigencia de los Tratados Internacionales en el ordena-
miento jurídico interno y la obligación de las autoridades nacionales de aplicar

12
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

los derechos humanos de conformidad con la Constitución y los Tratados


Internacionales vigentes en el país.
De hecho, desde antes de la reforma, el Ministro en retiro Silva Meza se
pronunció en el sentido de que la mayoría de los integrantes de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, comprendía que la Constitución General de
la República, los Tratados Internacionales que estén de acuerdo con ella y las
Leyes Generales del Congreso (en ese orden), conforman un orden jurídico
superior, de carácter nacional por debajo del cual, a su vez, se ubicarían las
leyes federales/locales y por supuesto, en un escalón normativo inferior, los
reglamentos y las normas administrativas.16
Aunque esto no impidió el surgimiento de la polémica respecto a la je-
rarquización de los Tratados Internacionales, lo cierto es que la reforma a la
Constitución ofrece cambios operativos en la progresividad y protección de los
derechos humanos.
En principio, se cambió el paradigma de las garantías individuales que otorga-
ba la Constitución Federal por el reconocimiento de los derechos humanos de
la persona, con la obligación que ahora se impone a todas las autoridades del
país, para que en el ámbito de sus competencias promuevan, respeten, prote-
jan y garanticen los derechos humanos de conformidad con los principios de
universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad que, sin duda,
posibilita el enriquecimiento del contenido, sentido y alcance de los derechos
en el ámbito nacional.
En la disposición constitucional también quedó establecido el principio de
interpretación conforme y el principio pro persona, con los que se busca privilegiar
el criterio más amplio de protección de los derechos fundamentales, lo cual
implica su tendencia progresiva, pues con ellos el espectro de protección se ex-
pande a otros derechos y no sólo a los derechos humanos constitucionalizados.
A estas posibilidades, se suma la obligación que tienen los jueces y tribu-
nales de la República, de observar los criterios emitidos por los órganos inter-
nacionales y regionales de derechos humanos, que podrán ser orientadores
y obligatorios para el Estado Mexicano, aunque con la salvedad de que no
contradigan las disposiciones de la Carta Magna y sí, en cambio, redunden en
una ampliación de su ámbito protector, como lo explicó la Suprema Corte de
Justicia de la Nación en la tesis: “jurisprudencia emitida por la corte intera-

Silva Meza, Juan N. y Silva García, Fernando, Derechos fundamentales, Porrúa, México, 2009, p.
16

326.

13
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

mericana de derechos humanos. es vinculante para los jueces mexicanos


siempre que sea más favorable a la persona”.17

Conforme a este criterio, los jueces mexicanos están condicionados jurídi-


camente a las directrices interpretativas que establece la Corte Interamericana,
no sólo en los asuntos en los que México sea parte, sino en todos los casos en
que resulte más favorable a la persona.
Es por estas razones que se comparte la opinión del Ministro en retiro Juan
N. Silva Meza y su coautor, en cuanto a que junto con el orden jurídico nacio-
nal, coexiste un orden jurídico internacional que ha nacido, por regla general,
a partir del consentimiento de los Estados, pero especialmente como reacción
de la sociedad civil internacional a determinados hechos históricos, cuya con-
sagración y garantía, inclusive, ha venido a legitimar al Estado constitucional
contemporáneo. En ese sentido, los Tratados Internacionales sobre derechos
humanos se han llegado a concebir como Constituciones suplementarias o
adjuntas al estado Constitucional de nuestros días.18
Como prueba de la trascendencia de la reforma constitucional, la Suprema
Corte de Justicia de la Nación implementó diversos protocolos de actuación para
quienes imparten justicia en casos que involucren personas, comunidades y pueblos indígenas, niñas,
niños y adolescentes, personas migrantes y sujetas de protección internacional,
y para juzgar con perspectiva de género, en los que presenta los lineamientos
necesarios de actuación judicial para dar cabal cumplimiento a lo dispuesto
por la Constitución y las normas internacionales en la materia.
Asimismo, con el empleo de los avances tecnológicos, en su página oficial
de internet, ese alto tribunal ha puesto a disposición para su consulta, no sólo
las jurisprudencias, criterios aislados y sentencias relevantes de ese tribunal
supremo, sino también de la Corte Interamericana, al igual que la normati-
vidad nacional e internacional; también instaló un buscador de criterios in-
terpretativos de los mecanismos convencionales del Sistema Interamericano19

Con este criterio, la Suprema Corte superó la tesis que sostenía que los criterios emitidos por la
17

Corte Interamericana, siempre que fueran más favorables a la persona, sólo eran orientadores.
Tesis P. LXVI/2011 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I,
diciembre de 2011, p. 550, titulada: “criterios emitidos por la corte interamericana de
derechos humanos cuando el estado mexicano no fue parte. son orientadores para los
jueces mexicanos siempre que sean más favorables a la persona en términos del artículo
1o. de la constitución federal”.
18
Silva Meza, Juan N. y Silva García, Fernando, op. cit., nota 17, p. 332.
19
Este espacio virtual contiene la jurisprudencia contenciosa de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, analizada y sistematizada a partir de los primeros 30 artículos de la

14
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

y del Sistema Universal20 de protección y promoción de los Derechos


Humanos.21
La reforma constitucional de 2011 representa un avance significativo en
materia de protección de los derechos humanos, signo de esta evolución en
la que es imposible permanecer inmutable si queremos que el respeto y la
protección de los derechos sea una realidad en nuestro país.

V. Influencia de la jurisprudencia extranjera

La jurisprudencia en el sistema interamericano al que el Estado Mexicano per-


tenece, se integra con los criterios interpretativos de la Corte Interamericana
en asuntos de naturaleza contenciosa, sin necesidad de que se siga un proce-
dimiento formal distinto. A diferencia de la jurisprudencia nacional que debe
cumplir con ciertos requisitos que le otorguen esa categoría, pues de esto de-
pende su obligatoriedad; mientras que la fuerza vinculante de la jurisprudencia
interamericana deriva principalmente de un principio de progresividad.
Esta obligatoriedad es, en principio, para los Estados que hayan sido parte
en el asunto contencioso en que se haya emitido el criterio, por así disponerlo
la propia convención (artículo 68).
Sin embargo, en una completa muestra de progresividad, los criterios inter-
pretativos de la Corte Interamericana son recibidos por algunos Estados para
la resolución de asuntos, aun los provenientes de casos en los que no hayan sido
parte, de resultar más favorable para la protección de los derechos humanos;
esto, sin ánimo de desplazar la legislación o jurisprudencia nacional, sino de
armonizar y ampliar las fuentes de derecho.

Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH). Adicionalmente, se pueden


encontrar algunas de las principales jurisprudencias de la Suprema Corte de Justicia mexicana,
relacionadas con los derechos humanos reconocidos en la Constitución Política y en los
Tratados Internacionales de los que México es parte.
20
Este espacio virtual contiene la interpretación que han realizado los deferentes Comités de las
Naciones Unidas, en materia de Derechos Humanos, analizada y sistematizada a partir del
contenido normativo de los principales tratados internacionales del Sistema Universal.
21
El buscador ha sido desarrollado como una iniciativa conjunta de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación en México y la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos, con el propósito de lograr que cada vez más personas
puedan familiarizarse con el desarrollo jurídico del sistema universal, en materia de derechos
humanos.

15
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

Tal es el caso de México pues, como se precisó, el Pleno de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia P./J. 21/2014 (10a.), estable-
ció que los criterios jurisprudenciales de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, con independencia de que el Estado Mexicano haya sido parte en
el litigio ante dicho tribunal, resultan vinculantes para los jueces nacionales
al constituir una extensión de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
Ejercicio que la propia Corte Interamericana ha realizado al acoger, por
ejemplo, la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos, en el
caso Genie Lacayo vs. Nicaragua,22 entre otros, en donde para precisar el término
plazo razonable, al tratarse de las garantías judiciales a que se refiere el artícu-
lo 8.1 de la Convención Americana, invocó los elementos que ha señalado
aquella Corte Europea en relación con este concepto, ante la analogía entre lo
dispuesto en la Convención Americana y el artículo 6o. del Convenio Europeo
para la Protección de Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales;
de esta manera, determinó que, de acuerdo con la Corte Europea, se deben
considerar tres elementos para determinar la razonabilidad del plazo en el cual
se desarrolla el proceso: a) la complejidad del asunto; b) la actividad procesal
del interesado; y c) la conducta de las autoridades judiciales.
Esto, como una clara muestra de que se debe llevar a la praxis la aplicación
y armonización de las distintas fuentes de derechos humanos en busca de su
más amplia protección.
La Corte Interamericana también ha recurrido a la jurisprudencia de la
Corte Europea u otros tribunales, para aclarar o precisar algún aspecto rela-
cionado con los derechos humanos, por ejemplo, en la sentencia dictada el 5 de
febrero de 2001, correspondiente al caso Olmedo Bustos y otros vs. Chile,23 se refirió
a lo resuelto por la Corte Europea para destacar la importancia que tiene el
respeto a la libertad de expresión y el que la restricción o suspensión a este
derecho, debe ser proporcionada al fin legítimo que se persigue.
En el caso Acevedo Buendía y otros vs. Perú,24 para dar contundencia a su argu-
mento relacionado con la progresividad de los derechos económicos, sociales y

22
Corte IDH, Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua, (Fondo, Reparaciones y Costas), Sentencia de 29
de enero de 1997, Serie C 30.
23
Corte IDH, Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) vs. Chile, (Fondo,
Reparaciones y Costas), Sentencia de 5 de febrero de 2001, Serie C 73.
24
Corte IDH, Caso Acevedo Buendía y Otros (“Cesantes y Jubilados de la Contraloría”) vs. Perú, (Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas), Sentencia de 1 de julio de 2009, Serie C 198.

16
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

culturales, la Corte Interamericana efectuó un estudio comparativo del parecer


de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos y el Comité del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, de los que obtuvo un consenso respecto
a la valoración sobre la progresividad de los derechos de este carácter y los
indicadores que permiten determinar y apreciar, razonablemente, tanto el
progreso como el retroceso en esta materia.
En la sentencia dictada el 26 de noviembre de 2010, en el caso Cabrera García
y Montiel Flores vs. México,25 la Corte Interamericana explicó que la seguridad
también debe entenderse como la protección contra toda interferencia ilegal o
arbitraria de la libertad física, y refirió que el Tribunal Europeo, en similares
términos, ha declarado que la seguridad personal implica la protección res-
pecto a la libertad física, de modo que no pueden ignorarse las amenazas a la
seguridad de personas no detenidas o presas.
En el mismo asunto, dicho tribunal señaló que las declaraciones obtenidas
mediante coacción no suelen ser veraces, ya que la persona intenta aseverar lo
necesario para lograr que los tratos crueles o la tortura cesen, por lo que dar
valor probatorio a declaraciones o confesiones obtenidas mediante coacción,
que afecten a la persona o a un tercero, constituye a su vez una infracción a un
juicio justo, de ahí que concluyó que excluir la prueba que haya sido encontrada
o derivada de la información obtenida mediante coacción, garantiza de manera
adecuada la regla de exclusión.
Para robustecer lo anterior, invocó lo resuelto en el Case of John Murray v. UK,
y el Case of Jalloh v. Germany, en donde de modo similar, el Tribunal Europeo
señaló que: “…el uso de declaraciones obtenidas como resultado de torturas o
malos tratos como evidencia para establecer los hechos en un proceso penal
hace que dicho proceso sea en su totalidad injusto y esta conclusión es indepen-
diente del valor probatorio asignado a tales declaraciones, o de si su utilización
fue decisiva para la condena”.
Luego de esta precisión, la Corte Interamericana sostuvo que algunos de
estos elementos del derecho internacional se ven reflejados en el derecho
Mexicano, en concreto, en el artículo 20 de la Constitución vigente al momento
de los hechos, el cual reprodujo, ya que en éste se establecía que: “queda pro-
hibida y será sancionada por la ley penal, toda incomunicación, intimidación o
tortura. La confesión rendida ante cualquier autoridad distinta del Ministerio
Corte IDH, Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, (Excepción Preliminar, Fondo,
25

Reparaciones y Costas), Sentencia de 26 de noviembre de 2010, Serie C 220.

17
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

Público o del juez, o ante éstos sin la asistencia de su defensor carecerá de todo
valor probatorio”.
Todo lo anterior sirvió de preámbulo para que la Corte procediera a anali-
zar si, en dicho caso, se utilizó una confesión coaccionada.
Como se ve, la interpretación de los derechos fundamentales por diversas
Cortes internacionales llega a ser similar o igual que puede ser útil para refor-
zar criterios o para renovar o consensar ideas a partir de un estudio compara-
tivo; de esta forma, se contribuye al desarrollo del derecho internacional de los
derechos humanos en México.
Muestra de lo anterior, es lo ocurrido en el caso Radilla Pacheco contra México,
en donde para determinar cuáles son los elementos concurrentes y constitutivos
de la desaparición forzada de personas, la Corte Interamericana acudió a la de-
finición del artículo III de la Convención Interamericana sobre Desaparición
Forzada de Personas, y a otras definiciones contenidas en diferentes instru-
mentos internacionales; luego de enumerar tales características, precisó que la
jurisprudencia del Sistema Europeo de Derechos Humanos —como en varias
Cortes Constitucionales de los Estados Americanos y altos tribunales nacio-
nales— coinciden con dicha caracterización. Igual alusión hizo al referirse a la
validez de una reserva, en un caso resuelto en contra de Suiza.
Lo determinado en estos asuntos ha puesto de manifiesto la relevancia de
contemplar no sólo las determinaciones adoptadas por la Corte Interamericana,
sino también la interpretación efectuada por otras cortes, como el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos; es decir, abrir las puertas al corpus iuris del
derecho internacional de derechos humanos, pues sólo en esta pequeña mues-
tra, se trataron dos temas que resultan relevantes para México: la desaparición
forzada de personas26 y la cuestión del respeto a la libertad de expresión.27
Es un hecho innegable que los derechos humanos y la dignidad de la per-
sona han rebasado fronteras, dejaron de ser temas que sólo incumben a los
filósofos.

26
Según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en 2012 la Comisión estaba
investigando 2,126 casos de presunta desaparición forzada. Información disponible en:
http://amnistia.org.mx/nuevo/wpcontent/uploads/2014/07/Mexico_Aumento_Violaciones_DH_01_0
3_2013.
27
De acuerdo al informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, al menos 85
periodistas fueron asesinados entre 2000 y agosto de 2013, y otros 20 desaparecieron
entre 2005 y abril de 2013, disponible en: http://www.hrw.org/es/world-report/2014/country-
chapters/121995.

18
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

VI. Conclusiones

Desde el nacimiento de la noción actual del derecho internacional de los de-


rechos humanos, con la firma de la Carta de las Naciones Unidas en 1945 y
la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948,
se ha desarrollado un amplío sistema de protección y defensa conformado por
numerosos instrumentos en el plano internacional, regional y local.
Los crímenes de guerra —que mostraron un total y simultáneo desprecio
a los valores y necesidades humanas fundamentales a la vida, la identidad y la
integridad— fueron los que, sin duda, desencadenaron la internacionalización
de los derechos humanos, hecha mediante declaraciones y posteriormente por
medio de la firma de Tratados Internacionales, que se traduce en un recono-
cimiento jurídico de las aspiraciones de la humanidad, hacia el respeto de la
persona humana.
Otro aspecto relevante a favor de la internacionalización de los derechos
humanos, es su aportación en el proceso de su progresividad.
La reforma constitucional de 2011 en materia de derechos fundamentales,
sin duda, revistió de una nueva jerarquía a los Tratados Internacionales en
materia de derechos humanos; introdujo los principios de universalidad, indi-
visibilidad, progresividad, interdependencia de los derechos, como parámetros
de su aplicación; e incorporó la expresión clara del principio pro persona como
rector de la interpretación y aplicación de las normas jurídicas que favorezcan
y brinden mayor protección a las personas, así como explicitó los deberes de
respeto y protección a cargo de las autoridades.
Como se advierte, el tema en debate es tan profuso que es imposible acotar
con conclusiones definitivas. Para hacer efectiva la protección y justiciabilidad
de los derechos humanos, se requiere que la norma donde se reconocen, y su
interpretación, se fortalezcan y reconstruyan con la experiencia jurisprudencial
progresiva proveniente de las Cortes Internacionales, tarea para la cual están
llamados los operadores jurídicos.

VII. Referencias
BIBLIOGRÁFICAS

Bidart Campos, Germán J., Teoría general de los derechos humanos, UNAM- Instituto de
Investigaciones Jurídicas, México, 1989.

19
Jurisprudencia extranjera, sinónimo de progresividad...
Claudia Alonso Medrano

Kompass, Anders, Diagnóstico sobre la situación de los derechos humanos en México, Oficina del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en
México, México, 2003.
Peces-Barba Martínez, Gregorio, Derecho y derechos fundamentales, Colección “El Derecho
y la Justicia”, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993.
Silva Meza, Juan N. y Silva García, Fernando, Derechos fundamentales, bases para la
reconstrucción de la jurisprudencia constitucional, Porrúa, México, 2009.

ELECTRÓNICAS

Observaciones finales del Comité de Derechos Humanos, Comité de Derechos


Humanos 98º período de sesiones Nueva York, del 8 a 26 de marzo de.2010,
disponible en:.https://www.cjf.gob.mx/documentos/.../28.%20OMex-DH-5-2010.
doc
Varios 912/2010, “Caso Rosendo Radilla Pacheco”, Suprema Corte de Justicia de
la Nación, disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/AsuntosRelevantes/pagina/
SeguimientoAsuntosRelevantesPub.aspx?ID=121589&SeguimientoID=225
Amnistía, Aumento de Violaciones, Amnistía, México, disponible en: http://amnistia.
org.mx/nuevo/wp-content/uploads/2014/07/Mexico_Aumento_Violaciones_
DH_01_03_2013
Informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, disponible en: http://www.
hrw.org/es/world-report/2014/country-chapters/121995

NORMATIVAS

Constitución.de.Austria.
Constitución.de.los.Estados.Unidos.de.América.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Constitución.Política.del.Perú.
Convención.Americana.sobre.Derechos.Humanos.

JURISPRUDENCIALES

Corte IDH, Caso Acevedo Buendía y Otros (“Cesantes y Jubilados de la Contraloría”) vs. Perú,
(Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas), Sentencia de 1 de
julio de 2009, Serie C 198.
Corte IDH, Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, (Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas), Sentencia de 26 de noviembre de 2010, Serie C 220.
Corte IDH, Caso Fernández Ortega y Otros vs. México, (Excepción Preliminar, Fonda,
Reparaciones y Costas), Sentencia de 30 de agosto de 2010, Serie C 215.
Corte IDH, Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua, (Fondo, Reparaciones y Costas), Sentencia
de 29 de enero de 1997, Serie C 30.
Corte IDH, Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México, (Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas), Sentencia de 16 de noviembre de 2009, Serie
C 205.
Corte IDH, Caso Radilla Pacheco vs. México, (Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas), Sentencia de 23 de noviembre de 2009, Serie C 209.

20
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Corte IDH, Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México, (Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas), Sentencia de 31 de agosto de 2010, Serie C 216.
Corte IDH, Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) vs. Chile, (Fondo,
Reparaciones y Costas), Sentencia de 5 de febrero de 2001, Serie C 73.
Tesis 2a./J. 35/2019 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t.
I, febrero de 2019.
Tesis 1a. CDV/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t.
I, noviembre de 2014.
Tesis 1a. XIII/2012 (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t.
I, febrero de 2012.
Tesis P. LXVII/2011 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t.
I, diciembre de 2011.
Tesis P. LXVI/2011 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t.
I, diciembre de 2011.

21
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

JERARQUÍA DE LAS NORMAS DE DERECHOS


HUMANOS CONTENIDAS EN LOS TRATADOS
INTERNACIONALES SUSCRITOS Y RATIFICADOS
POR EL ESTADO MEXICANO
HIERARCHY OF HUMAN RIGHTS NORMS CONTAINED IN
INTERNATIONAL TREATIES SIGNED AND RATIFIED BY THE
MEXICAN STATE

Cesar Holguín Angulo*

Resumen: Este trabajo analiza la tesis sobre la igualdad jerárquica entre


la Constitución y las normas de derechos humanos establecidas en los
tratados suscritos por el Estado mexicano; la cual no ha alcanzado
plenitud respecto del principio pro persona como consecuencia de
la reforma constitucional de 2011 y la interpretación sistemática por
parte de la SCJN. Se aborda el trato jurisprudencial y doctrinal que se
ha dado en el orden jurídico nacional a la jerarquía de las normas de
derechos humanos contenidas en tratados internacionales.

Palabras clave: Jerarquía de normas constitucionales; derechos


humanos; tratados internacionales.

Abstract: This paper analyzes the thesis on hierarchical equality


between the Constitution and the human rights norms established in
the treaties signed by the Mexican State; which has not reached fullness
with respect to the constitutional reform of 2011. The jurisprudential
and doctrinal treatment that has been given in the national legal order
is addressed to the hierarchy of human rights norms contained in
international treaties.

Keywords: Mexico; hierarchy of constitutional norms; human rights;


international treaties.

Fecha de recepción: 07/05/2019


Fecha de aceptación: 23/09/2019

* Consejero de la Judicatura del Poder Judicial del Estado de Baja California.

23
Jerarquía de las normas de derechos humanos...
Cesar Holguín Angulo

Sumario: I. Introducción. II. Jerarquía normativa de las normas


de derechos humanos contenidas en tratados internacionales
suscritos y ratificados por el Estado mexicano, antes de la reforma
constitucional del 10 de junio de 2011. III. La nueva postura de la
Corte frente a las reformas constitucionales de derechos humanos
de 2011. IV. Conclusiones. V. Referencias.

I. Introducción

E l 10 de junio del año 2011 fueron publicadas, en el Diario Oficial de


la Federación, reformas que materializaron, en nuestro texto consti-
tucional, modificaciones sustantivas en materia de derechos huma-
nos que han sido reconocidas por parte de la doctrina nacional, como “el cambio
constitucional en materia de derechos básicos más importante del último siglo, que representa un
nuevo paradigma para el respeto, protección, garantía y satisfacción de los derechos humanos”.1
Es de señalarse que esta reforma tuvo repercusiones en once artículos
de la Constitución Federal y estuvo acompañada de nueve disposiciones transi-
torias, normas transitorias cuyos mandatos esencialmente se dirigieron a orde-
nar al Congreso de la Unión y a las legislaturas de las Entidades Federativas, la
expedición (conforme a su ámbito competencial) de nuevas leyes o modifica-
ciones a las existentes con el objeto de desarrollar los nuevos contenidos cons-
titucionales, en materias como la reparación del daño por violación a derechos
humanos, el derecho al asilo, la suspensión y restricción del ejercicio de los
derechos humanos y sus garantías, la expulsión de extranjeros, la autonomía
constitucional de las comisiones estatales de derechos humanos, entre otras.
En atención a esto —y dada la amplitud y profundidad de la temática in-
corporada en la reforma constitucional de derechos humanos de 2011— re-
sulta plausible considerar que ésta detonó en el ámbito nacional, un cambio
normativo de grandes dimensiones que propugna por medio de sus reglas y
principios, dotar de mayor eficacia a los derechos humanos de los gobernados,
e imponer correlativamente a las autoridades de los tres niveles de gobierno la
obligación de promoverlos, respetarlos, protegerlos y garantizarlos; tarea titá-
nica que continúa en proceso y en la que, para su cumplimiento, es innegable
la contribución realizada por los tribunales del Poder Judicial de la Federación
mediante su vasta jurisprudencia.
1
Carmona Tinoco, Jorge Ulises, “La reforma y las normas de derechos humanos propuestas
en los tratados internacionales”, en Carbonell, Miguel y Salazar, Pedro (coords.), La reforma
constitucional de derechos humanos (un nuevo paradigma), UNAM, México, p. 39.

24
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

En este contexto, se aprecia la importancia del estudio desarrollado en este


documento, relativo a la jerarquía normativa que guardan, dentro del orden
jurídico nacional, las normas de derechos humanos contenidas en los tratados
internacionales suscritos y ratificados por el Estado Mexicano, tópico que,
como se observará, también encuentra, en la reforma constitucional de dere-
chos humanos de 2011, un cambio importante en su concepción que ha resul-
tado polémico y cuestionado por la delimitación de sus fronteras y alcances,
particularmente por el criterio adoptado por el Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación en la resolución de la contradicción de tesis 293/2011 y
cuyos debates revelan información interesante que forma parte del presente
estudio.

II. Jerarquía normativa de las normas de


derechos humanos contenidas en tratados
internacionales suscritos y ratificados por
el Estado Mexicano, antes de la reforma
constitucional del 10 de junio de 2011

Comienzo este apartado señalando que, en el orden constitucional vigente, los


tratados internacionales son una fuente del derecho expresamente reconocida,
entre otros, por los artículos 1, 15, 27, 76, 89, 103, 105 y 133, lo que acredita su
relevancia dentro del sistema jurídico nacional.
De igual forma, es oportuno mencionar que para la confección o modi-
ficación de un tratado internacional, las autoridades competentes, es decir,
el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y el Senado de la República,
deben atender las normas a las que el profesor Luigi Ferrajoli ha denominado
como de democracia formal2 y de democracia material3; las primeras referidas
a un procedimiento específico que debe seguirse para la creación de un trata-
do internacional; las segundas, concernientes a los contenidos materiales que
establece la Constitución Federal y que deben ser observados por toda norma
internacional suscrita y ratificada por el Estado Mexicano.
En cuanto al procedimiento, los artículos 76 fracción I, 89 fracción X y 133
señalan lo siguiente:

2
Ferrajoli, Luigi, Derechos y Garantías (La ley del más débil), trad. Perfecto Ibáñez Andrés y Greppi
Andrea, Trotta, Madrid, 2001, p. 32.
3
Op. cit., p. 32.

25
Jerarquía de las normas de derechos humanos...
Cesar Holguín Angulo

Artículo 76. Son facultades exclusivas del Senado:


I.- […] Además, aprobar los tratados internacionales y convenciones diplomáticas que
el Ejecutivo Federal suscriba, así como su decisión de terminar, denunciar, suspender,
modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones interpretativas sobre los
mismos;

Artículo 89. Las facultades y obligaciones del Presidente son las


siguientes:
X.- Dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales, así como terminar,
denunciar, suspender, modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones
interpretativas sobre los mismos, sometiéndolos a la aprobación del Senado. En la
conducción de tal política, el titular del Poder Ejecutivo observará los
siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos;
la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción
de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales;
la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el
desarrollo; el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la
lucha por la paz y la seguridad internacionales;

Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que
emanen de ella y todos los Tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados
y que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán
la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán
a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en
contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los Estados.

Por su parte, la tesis aislada P.XIX/2008 del Pleno de la Suprema Corte


de Justicia de la Nación ha reconocido otro aspecto de carácter formal que
debe ser observado en el proceso de creación de los tratados internacionales.
tratados internacionales. para su validez es innecesario el refrendo
del secretario de gobernación.

“Conforme al artículo 92 de la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos, los reglamentos, decretos, acuerdos y órdenes del Presidente
de la República deberán firmarse por “el Secretario de Estado a que el
asunto corresponda”; por tanto, como los tratados internacionales y sus
modificaciones, así como las convenciones diplomáticas son celebrados
por el propio Ejecutivo Federal y una vez aprobados por el Senado son
Ley Suprema de la Unión en términos del artículo 133 constitucional,
es evidente que el decreto que ordena su publicación debe firmarlo el Secretario de
Relaciones Exteriores, al que corresponde el asunto, acorde con los artículos
28, fracción XII, de la Ley Orgánica de la Administración Pública
Federal y 7, fracción IX, del Reglamento Interior de la Secretaría de

26
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Relaciones Exteriores, siendo innecesario el refrendo del Secretario de


Gobernación, ya que este requisito corresponde al acto de promulgación
de las leyes y decretos expedidos por el Congreso de la Unión”.4

De la interpretación sistemática de los artículos 76 fracción I párrafo se-


gundo, 89 fracción X y 133 de la Constitución Federal, así como de la tesis
aislada XIX/2008 del Pleno de la Corte, se advierte que, para la confección o
modificación de un tratado internacional, se requiere que:

1. El Titular del Poder Ejecutivo Federal, lo celebre;


2. El Senado de la República, lo apruebe, y
3. El Secretario de Relaciones Exteriores, lo refrende.

Por su parte, en cuanto a las normas de democracia sustancial que de-


ben ser atendida por los tratados internacionales suscritos y ratificados por el
Estado Mexicano, destacan las dispuestas en los artículos 15 constitucional
(que a continuación se transcribe) y 89 fracción X (líneas arriba fue transcrito).

Artículo 15. No se autoriza la celebración de tratados para la extradición de reos


políticos, ni para la de aquellos delincuentes del orden común que hayan tenido en el
país donde cometieron el delito, la condición de esclavos; ni de convenios o tratados en
virtud de los que se alteren los derechos humanos reconocidos por esta Constitución y en
los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte.

Por tanto, para que las normas de fuente internacional se conviertan en nor-
mas de derecho interno alineadas con los mandatos constitucionales, necesa-
riamente deben estar a lo dispuesto por las normas sustantivas materializadas
en los artículos 15 y 89 fracción X de la Constitución Federal que irradian a
todos los derechos humanos consagrados en la Ley Fundamental.
Una vez analizado el marco constitucional que regula como una norma
de derecho internacional puede transformarse en norma interna y, por tanto,
vinculante para todas las autoridades mexicanas. Pasamos a realizar un breve
recorrido cronológico por las tesis emitidas por la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, previas a las reformas constitucionales de junio de 2011, en las
que se delinea históricamente la jerarquía normativa reconocida a los tratados
internacionales, para lo cual es oportuno dejar asentado que dichas tesis fueron
dictadas en un contexto histórico distinto al actual y bajo un marco constitucio-

Tesis P. XIX/2008, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XXVII,


4

febrero de 2008, p. 23.

27
Jerarquía de las normas de derechos humanos...
Cesar Holguín Angulo

nal que también ha cambiado. En primer lugar, traemos a este estudio la tesis
P./92 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación perteneciente a la
octava época que a la letra dice:

Leyes federales y tratados internacionales. Tienen la misma


jerarquía normativa.

De conformidad con el artículo 133 de la Constitución, tanto las leyes


que emanen de ella, como los tratados internacionales, celebrados por el
ejecutivo Federal, aprobados por el Senado de la República y que estén
de acuerdo con la misma, ocupan, ambos, el rango inmediatamente
inferior a la Constitución en la jerarquía de las normas en el orden jurídico
mexicano. Ahora bien, teniendo la misma jerarquía, el tratado internacional no
puede ser criterio para determinar la constitucionalidad de una ley ni viceversa. Por
ello, la Ley de las Cámaras de Comercio y de las de Industria no puede
ser considerada inconstitucional por contrariar lo dispuesto en un tratado
internacional.5

De acuerdo con esta tesis, en el año de 1992, la Suprema Corte de Justicia


sostenía que los tratados internacionales guardaban una posición de jerarquía
inferior frente a la Constitución Federal, pero de igualdad jerárquica frente a
las leyes federales (este criterio fue omiso en cuanto a las leyes estatales). Por
ello, cuando las leyes federales colisionaban con los tratados internacionales,
no se reconocía una prevalencia automática de estos últimos frente a aquéllas.
En esta línea histórica —y bajo un marco constitucional idéntico al que exis-
tía cuando tuvo lugar el criterio del año de 1992, pero con una conformación
distinta de los integrantes del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, en los años de 1999 y 2007— el máximo tribunal dictó dos nuevas
tesis, una de ellas identificada como P. LXXVII/99 y la otra como P. IX/2007,
mediante las que ratificaba el criterio de mayor jerarquía de la Constitución
Federal frente a los tratados internacionales, pero en las que reconocía en es-
tos últimos, un mayor peso frente a las disposiciones de las Leyes Generales,
Federales (en sentido estricto) y Estatales en caso de entrar en conflicto.

5
Tesis P. C/92, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, t. X, diciembre de
1992, p. 27.

28
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Tratados internacionales. Se ubican jerárquicamente por encima


de las leyes federales y en un segundo plano respecto de la
constitución federal.

Persistentemente en la doctrina se ha formulado la interrogante respecto a la jerarquía


de normas en nuestro derecho. Existe unanimidad respecto de que la Constitución
Federal es la norma fundamental y que aunque en principio la expresión “serán la Ley
Suprema de toda la Unión” parece indicar que no sólo la Carta Magna es la suprema,
la objeción es superada por el hecho de que las leyes deben emanar de la Constitución y
ser aprobadas por un órgano constituido, como lo es el Congreso de la Unión y de que
los tratados deben estar de acuerdo con la Ley Fundamental, lo que claramente indica
que sólo la Constitución es la Ley Suprema. El problema respecto a la jerarquía
de las demás normas del sistema, ha encontrado en la jurisprudencia y
en la doctrina distintas soluciones, entre las que destacan: supremacía
del derecho federal frente al local y misma jerarquía de los dos, en sus
variantes lisa y llana, y con la existencia de “leyes constitucionales”, y
la de que será ley suprema la que sea calificada de constitucional. No
obstante, esta Suprema Corte de Justicia considera que los tratados
internacionales se encuentran en un segundo plano inmediatamente
debajo de la Ley Fundamental y por encima del derecho federal y el
local. Esta interpretación del artículo 133 constitucional, deriva de
que estos compromisos internacionales son asumidos por el Estado
mexicano en su conjunto y comprometen a todas sus autoridades frente
a la comunidad internacional; por ello se explica que el Constituyente
haya facultado al presidente de la República a suscribir los tratados
internacionales en su calidad de jefe de Estado y, de la misma manera,
el Senado interviene como representante de la voluntad de las entidades
federativas y, por medio de su ratificación, obliga a sus autoridades. Otro
aspecto importante para considerar esta jerarquía de los tratados, es la relativa a que
en esta materia no existe limitación competencial entre la Federación y las entidades
federativas, esto es, no se toma en cuenta la competencia federal o local del contenido
del tratado, sino que por mandato expreso del propio artículo 133 el presidente de
la República y el Senado pueden obligar al Estado mexicano en cualquier materia,
independientemente de que para otros efectos ésta sea competencia de las entidades
federativas. Como consecuencia de lo anterior, la interpretación del
artículo 133 lleva a considerar en un tercer lugar al derecho federal y
al local en una misma jerarquía en virtud de lo dispuesto en el artículo
124 de la Ley Fundamental, el cual ordena que “Las facultades que no
están expresamente concedidas por esta Constitución a los funcionarios
federales, se entienden reservadas a los Estados”. No se pierde de vista
que en su anterior conformación, este Máximo Tribunal había adoptado

29
Jerarquía de las normas de derechos humanos...
Cesar Holguín Angulo

una posición diversa en la tesis P. C/92, publicada en la Gaceta del


Semanario Judicial de la Federación, Número 60, correspondiente a
diciembre de 1992, página 27, de rubro: leyes federales y tratados
internacionales. tienen la misma jerarquía normativa; sin embargo, este
Tribunal Pleno considera oportuno abandonar tal criterio y asumir el que considera la
jerarquía superior de los tratados incluso frente al derecho federal.6
Tratados internacionales. Son parte integrante de la ley suprema
de la unión y se ubican jerárquicamente por encima de las leyes
generales, federales y locales. Interpretación del artículo 133
constitucional.

La interpretación sistemática del artículo 133 de la Constitución Política


de los Estados Unidos Mexicanos permite identificar la existencia de un
orden jurídico superior, de carácter nacional, integrado por la Constitución
Federal, los tratados internacionales y las leyes generales. Asimismo, a
partir de dicha interpretación, armonizada con los principios de derecho
internacional dispersos en el texto constitucional, así como con las
normas y premisas fundamentales de esa rama del derecho, se concluye
que los tratados internacionales se ubican jerárquicamente abajo de la Constitución
Federal y por encima de las leyes generales, federales y locales, en la medida en
que el Estado Mexicano al suscribirlos, de conformidad con lo dispuesto
en la Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados entre
los Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones
Internacionales y, además, atendiendo al principio fundamental de
derecho internacional consuetudinario “pacta sunt servanda”, contrae
libremente obligaciones frente a la comunidad internacional que no
pueden ser desconocidas invocando normas de derecho interno y cuyo
incumplimiento supone, por lo demás, una responsabilidad de carácter
internacional.7

Con estos nuevos criterios de la Corte, derivados de una mutación constitu-


cional, es como, en mi opinión, empieza a permear en los operadores jurídicos
nacionales, la trascendencia de la aplicación de los tratados internacionales, ya
que de forma incipiente diversos tribunales federales y estatales, comenzaron
a fundamentar sus resoluciones en normas contenidas en tratados, aunque evi-
dentemente no con la frecuencia y profundidad con la que ahora se hace con
motivo de la reforma constitucional de derechos humanos de 2011 y criterios

6
Tesis P. LXXVII/99, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. X, noviembre
de 1999, p. 46.
7
Tesis P. IX/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XXV, abril de
2007, p. 6.

30
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

que con sustento en ella ha dictado la Suprema Corte de Justicia de la Nación,


los cuales serán motivo de análisis en el siguiente apartado.

III. La nueva postura de la Corte frente a


las reformas constitucionales de derechos
humanos de 2011

A finales del año 2011, ubicados en el inicio de la décima época y con motivo
de las reformas constitucionales de derechos humanos publicadas en el Diario
Oficial de la Federación de fecha 10 de junio de ese año, el Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación desarrolló, dentro de la resolución del conocido
caso Radilla Pacheco, un nuevo criterio contenido en la siguiente tesis aislada y
en el que —si bien es cierto que se empieza a gestar la idea de elevar las normas
de derechos humanos contenidas en tratados internacionales como normas
de la mayor gradación dentro del sistema jurídico nacional— no se definía cla-
ramente la relación jerárquica entre las normas constitucionales y los tratados
internacionales de derechos humanos.

Parámetro para el control de convencionalidad ex officio en


materia de derechos humanos.

El mecanismo para el control de convencionalidad ex officio en materia


de derechos humanos a cargo del Poder Judicial debe ser acorde
con el modelo general de control establecido constitucionalmente.
El parámetro de análisis de este tipo de control que deberán ejercer
todos los jueces del país, se integra de la manera siguiente: a) todos los
derechos humanos contenidos en la Constitución Federal (con fundamento en los
artículos 1o. y 133), así como la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la
Federación; b) todos los derechos humanos contenidos en tratados internacionales en
los que el Estado Mexicano sea parte; c) los criterios vinculantes de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos derivados de las sentencias en las
que el Estado Mexicano haya sido parte, y d) los criterios orientadores
de la jurisprudencia y precedentes de la citada Corte, cuando el Estado
Mexicano no haya sido parte.8

Con posterioridad, y para mantener el orden cronológico que se viene si-


guiendo, en el año 2012, las Salas Primera y Segunda de nuestro alto tribunal
tuvieron la oportunidad de pronunciar criterios sobre el tema que nos ocupa

Tesis P. LXVIII/2011, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Decima Época, t. I, diciembre


8

de 2011, p. 551.

31
Jerarquía de las normas de derechos humanos...
Cesar Holguín Angulo

y en los que podemos apreciar la profundización de la incertidumbre sobre el


rango normativo de los tratados internacionales de los derechos humanos.

Supremacía constitucional. La reforma al artículo 1º de la


constitución política de los estados unidos mexicanos, de 10 de
junio de 2011, respeta este principio.
La reforma al artículo 1o. de la Carta Magna, publicada el 10 de junio
de 2011, en modo alguno contraviene el principio de supremacía
constitucional consagrado desde 1917 en el artículo 133 del propio
ordenamiento, que no ha sufrido reforma desde el 18 de enero de 1934,
y en cuyo texto sigue determinando que “Esta Constitución, las leyes
del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los Tratados que
estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el
Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley
Suprema de toda la Unión”, lo cual implica que las leyes y los tratados
internacionales se encuentran en un plano jerárquicamente inferior al
de la Constitución, pues en el caso de las leyes claramente se establece
que “de ella emanan” y en el de los tratados “que estén de acuerdo
con la misma”. Por otra parte, la reforma de 2011 no modificó los
artículos 103, 105 y 107 constitucionales, en la parte en que permiten
someter al control constitucional tanto el derecho interno, como los
tratados internacionales, a través de la acción de inconstitucionalidad, la
controversia constitucional y el juicio de amparo. Además, el propio artículo
1o. reformado dispone que en nuestro país todas las personas gozan de los derechos
humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que
México sea parte, pero categóricamente ordena que las limitaciones y restricciones a su
ejercicio sólo pueden establecerse en la Constitución, no en los tratados; disposición que
resulta acorde con el principio de supremacía constitucional. Principio que también es
reconocido en el ámbito internacional, en el texto del artículo 46 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales,
al prever la posibilidad de aducir como vicio en el consentimiento la existencia de una
violación manifiesta que afecte a una norma de importancia fundamental de su derecho
interno.9

Principio pro persona. Criterio de selección de la norma de derecho


fundamental aplicable.

De conformidad con el texto vigente del artículo 1o. constitucional,


modificado por el decreto de reforma constitucional publicado en el
Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, en materia de

9
Tesis 2a. LXXV/2012, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Decima Época, t. III, octubre
de 2012, p. 2038.

32
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

derechos fundamentales, el ordenamiento jurídico mexicano tiene dos


fuentes primigenias: a) los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos; y, b) todos aquellos derechos humanos
establecidos en tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte.
Consecuentemente, las normas provenientes de ambas fuentes, son normas supremas
del ordenamiento jurídico mexicano. Esto implica que los valores, principios
y derechos que ellas materializan deben permear en todo el orden
jurídico, obligando a todas las autoridades a su aplicación y, en aquellos
casos en que sea procedente, a su interpretación. Ahora bien, en el supuesto
de que un mismo derecho fundamental esté reconocido en las dos fuentes supremas
del ordenamiento jurídico, a saber, la Constitución y los tratados internacionales, la
elección de la norma que será aplicable —en materia de derechos humanos— atenderá
a criterios que favorezcan al individuo o lo que se ha denominado principio pro persona,
de conformidad con lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 1o. constitucional.
Según dicho criterio interpretativo, en caso de que exista una diferencia entre el alcance
o la protección reconocida en las normas de estas distintas fuentes, deberá prevalecer
aquella que represente una mayor protección para la persona o que implique una menor
restricción. En esta lógica, el catálogo de derechos fundamentales no se
encuentra limitado a lo prescrito en el texto constitucional, sino que
también incluye a todos aquellos derechos que figuran en los tratados
internacionales ratificados por el Estado mexicano.10

De esta suerte, con motivo de los criterios discrepantes sostenidos por


ambas Salas, quedaron claras las posturas sostenidas por cada uno de los mi-
nistros de la Suprema Corte respecto a la posición que en el orden jurídico
mexicano debían guardar las normas de derechos humanos incorporadas a tra-
tados internacionales de derechos humanos, posturas encontradas que fueron
aún más visibles en los debates desarrollados con motivo de la resolución de la
contradicción de tesis 293/2011 por parte del Pleno de la Corte que tuvieron
lugar los días 12, 13 y 15 de marzo de 2012 y en el que el resultado del proyecto
de sentencia modificado presentado por el ministro Zaldívar Lelo de Larrea,
fue de cinco ministros a favor y cinco ministros en contra de dicha propuesta.
Posturas que pueden resumirse brevemente de la siguiente manera.
1. Los ministros que votaron a favor del proyecto modificado, se pronuncia-
ban porque, en caso de conflicto o colisión entre normas de derechos huma-
nos contenidas en la Constitución y en tratados internacionales, prevaleciera la
norma que ampliara derechos; es decir, buscaban proyectar con plena eficacia
el principio pro persona y, por tanto, no establecer una jerarquía permanente

Tesis 1a./J. 107/2012, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Decima Época, t. II, octubre
10

de 2012, p. 799.

33
Jerarquía de las normas de derechos humanos...
Cesar Holguín Angulo

entre ambos instrumentos jurídicos, sino una especie de jerarquía móvil11 en


atención las condiciones del caso concreto. A manera de ejemplo, podemos
citar la argumentación expuesta por el propio ministro Zaldívar:

Por eso decimos que tenemos que abandonar una vez que están
incorporados estos tratados el tema de jerarquía, y entenderlo más
bien como una red, como una masa, como un conjunto normativo que
interactúan recíprocamente y que tenemos que ver en cada caso, preferir
el que sea de mayor beneficio para la persona, no significa que el tratado sea superior a
la Constitución ni significa que el tratado sea contrario a la Constitución, significa que
esta masa de derechos forma el bloque de validez de todo el orden jurídico mexicano, y
son el haz de derechos que tenemos los mexicanos.12

2. Por su parte, los ministros que se decantaron por votar en contra del
proyecto modificado, se pronunciaban porque, en el caso del conflicto o co-
lisión entre ambos instrumentos normativos, prevaleciera siempre la norma
constitucional independientemente de que fuera más restrictiva que la norma
contenida en el tratado internacional de derechos humanos. A manera de
ejemplo, se transcriben los argumentos expuestos por la ministra Luna Ramos
y el ministro Aguirre Anguiano:

Ministra Luna Ramos.


Entonces, eventualmente y lo hemos visto, puede haber discrepancias
entre el tratado internacional incluso con la Constitución o con la
legislación interna, y con la Constitución, vuelvo a insistir, no hay ningún
problema, porque prevalece desde mi punto de vista en este artículo 133
constitucional, el principio de supremacía constitucional.13
Ministro Aguirre Anguiano.
Siendo para mí la Constitución guardián, por razón de supremacía o
de jerarquía, no puede masificarse o conjuntarse o integrarse a bloque
alguno, razón por la cual estoy en contra de la propuesta.14
11
Moreso, José Juan, “Conflictos entre principios constitucionales” en Miguel Carbonell
(coord.), Neocontostitucionalismo(s), Trotta, Madrid, 2003, p. 103.
12
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 13
de marzo de 2012. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, p. 26, disponible en:
http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/13032012PO.pdf
13
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 13
de marzo de 2012. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, p. 8, disponible en:
http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/13032012PO.pdf
14
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 13
de marzo de 2012. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, p. 30, disponible en:
http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/13032012PO.pdf

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Al darse la votación dividida de cinco votos a favor y cinco en contra del


proyecto presentado por el ministro Zaldívar —ante la ausencia del voto de-
cisivo a cargo del ministro Pardo Rebolledo quien no pudo participar en la
votación porque se encontraba atendiendo una comisión asignada por el Pleno
de la Corte— propuso elaborar un nuevo proyecto en el que se incorporarían
algunos de los planteamientos realizados por el resto de los integrantes del
Pleno de la Corte con la finalidad de ser sometido a discusión en un momento
posterior, petición que, una vez aprobada, postergó la definición del Tribunal
Constitucional sobre este relevante controversia constitucional y, por lo tanto,
la mantuvo sin definición.
Es oportuno comentar que, previamente, con posterioridad y dentro del
debate de marzo de 2012 de la contradicción de tesis 293/2011, la doctrina em-
pezó a producir obras como la “La Reforma Constitucional de Derechos Humanos”,
‘’Las Reformas en Derechos Humanos, Procesos Colectivos y Amparo’’ y “Los Derechos
Humanos en México’’ en las que prácticamente por unanimidad juristas de la
talla de Héctor Fix Zamudio, Salvador Valencia Carmona,15 José Luis Ochoa
Caballero16 y Ariel Alberto Rojas Caballero17 asumieron el criterio que ante el
choque entre dos normas siempre debería prevalecer aquella que fuera más
expansiva del derecho humano en cuestión.
Fue hasta los días 26, 27 y 29 de agosto y 2 y 3 de septiembre de 2013, en
donde se retoma, en el seno de la Corte, la discusión de la contradicción de
tesis 293/2011, días clave para la definición jerárquica de los tratados interna-
cionales de derechos humanos, en virtud de que en esas fechas tuvieron lugar
los debates sobre el nuevo proyecto de sentencia elaborado por el ministro
Zaldívar y en los que después de que cada ministro hizo expresó su forma
de entender la relación que debían guardar las normas constitucionales y las
normas de derechos humanos contenidas en tratados internacionales, diez de
ellos terminaron por consensar el criterio expresado de la siguiente forma por
el ministro ponente.

15
Fix Zamudio, Héctor y Valencia Carmona, Salvador, Las reformas de Derechos Humanos, Procesos
Colectivos y Amparo (como nuevo paradigma constitucional), Porrúa - UNAM, México, 2013, p. 23.
16
Ochoa Caballero, José Luis, “La cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona
(artículo 1º segundo párrafo, de la Constitución)”, en Carbonell, Miguel y Salazar Pedro
(coords.). La reforma constitucional de Derechos Humanos (un nuevo paradigma), p. 116.
17
Rojas Caballero, Ariel Alberto, Los Derechos Humanos en México (Análisis y comentarios a la reforma
constitucional del 10 de junio de 2011, Bases del Derecho Internacional de los Derechos Humanos), Porrúa,
México, 2012, p. 38.

35
Jerarquía de las normas de derechos humanos...
Cesar Holguín Angulo

En tal sentido, recogiendo estas opiniones de siete de los señores ministros


integrantes de este Tribunal Pleno, envié a ustedes una propuesta de
modificación de proyecto en la cual se conserva el rango constitucional de los
derechos humanos de fuente internacional, pero se establece también que cuando hay
una restricción expresa en la Constitución, se tendrá que estar a lo que marca la norma
constitucional.18

Propuesta consensada de la que derivó la tesis P./J. 20/2014.

Derechos humanos contenidos en la constitución y en los


tratados internacionales. Constituyen el parámetro de control de
regularidad constitucional, pero cuando en la constitución haya
una restricción expresa al ejercicio de aquéllos, se debe estar a lo
que establece el texto constitucional.

El primer párrafo del artículo 1o. constitucional reconoce un conjunto


de derechos humanos cuyas fuentes son la Constitución y los tratados
internacionales de los cuales el Estado Mexicano sea parte. De la
interpretación literal, sistemática y originalista del contenido de las
reformas constitucionales de seis y diez de junio de dos mil once, se
desprende que las normas de derechos humanos, independientemente de su fuente, no
se relacionan en términos jerárquicos, entendiendo que, derivado de la parte final del
primer párrafo del citado artículo 1o., cuando en la Constitución haya una restricción
expresa al ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica la norma
constitucional, ya que el principio que le brinda supremacía comporta el encumbramiento
de la Constitución como norma fundamental del orden jurídico mexicano, lo que a su
vez implica que el resto de las normas jurídicas deben ser acordes con la misma, tanto
en un sentido formal como material, circunstancia que no ha cambiado; lo que sí ha
evolucionado a raíz de las reformas constitucionales en comento es la
configuración del conjunto de normas jurídicas respecto de las cuales
puede predicarse dicha supremacía en el orden jurídico mexicano. Esta
transformación se explica por la ampliación del catálogo de derechos
humanos previsto dentro de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, el cual evidentemente puede calificarse como parte
del conjunto normativo que goza de esta supremacía constitucional.
En este sentido, los derechos humanos, en su conjunto, constituyen el
parámetro de control de regularidad constitucional, conforme al cual
debe analizarse la validez de las normas y actos que forman parte del
orden jurídico mexicano.19
18
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 26 de agosto
de 2013. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, disponible en: http://207.249.17.176/
PLENO/ver_taquigraficas/26082013PO.pdf
19
Tesis P./J. 20/2014, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Decima Época, t. II, abril de
2014, p. 202.

36
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Es de señalarse que el criterio aprobado en aras de alcanzar un consenso


por diez de los once ministros que integran al Tribunal Pleno, aunque coincide
con la opinión generalizada de la doctrina mexicana referente a que las normas
de derechos humanos contenidas en tratados internacionales no se relación en
términos jerárquicos frente a las normas constitucionales, también es cierto
que materialmente se aparta de ella cuando disminuye la eficacia y valor del
principio pro persona establecido en el párrafo segundo del artículo 1 constitu-
cional, definición criticada por el ministro Cossío Díaz, único ministro que
emitió un voto en contra de la propuesta consensada y sobre lo cual sostuvo su
posición argumentando en los siguientes términos:

Yo no puedo encontrar como este concepto de “no se relacionan en términos jerárquicos”


entendiendo que cuando en la Constitución hay una restricción expresa
al ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica
la norma constitucional. Algunos de los señores ministros propusieron
desde el comienzo que esto era un tema de jerarquía, hay una prevalencia
de una disposición constitucional respecto de estas cuestiones, que son las
convencionales. Que después se pueden hacer ejercicio de ponderación,
sí, pero se hacen a partir de una regla que está determinando la posición, no voy a decir
jerárquicamente superior, aunque para no contradecir, pero sí de prevalencia en este
mismo sentido.
Entonces, creo que es bastante —al menos para mí y lo digo con
mucho respeto— simple entender que si tengo por un lado derechos
constitucionales y del otro lado, derechos convencionales, y van a
prevalecer las restricciones, limitaciones que tengan los derechos
constitucionales, el principio pro persona ya no juega como un equilibrador o como
un universalizador si cabe esta expresión, si no tiene una posición prioritaria, ni
siquiera lo de jerárquica respecto de los derechos convencionales.20

En sentido distinto al sustentado por el ministro Cossío, los ministros de la


Segunda Sala no sólo se adhirieron al criterio del Pleno de la Corte, sino que
lo reforzaron desde una perspectiva e interpretación del derecho internacional,
en particular apoyados en la Convención Americana de Derechos Humanos,
de donde derivó la tesis aislada 2ª. CXXVIII/2015.

Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día
20

3 de septiembre de 2013, p. 29, disponible en: http://207.249.17.176/PLENO/ver_


taquigraficas/03092013PO.pdf

37
Jerarquía de las normas de derechos humanos...
Cesar Holguín Angulo

Restricciones constitucionales al goce y ejercicio de los derechos


y libertades. Adicionalmente a que se traten de una manifestación
expresa del constituyente mexicano que impide su ulterior
ponderación con otros instrumentos internacionales, también se
encuentran justificadas en el texto de la convención americana
sobre derechos humanos.

Conforme a lo resuelto por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia


de la Nación en la contradicción de tesis 293/2011 (*), las restricciones
constitucionales al goce y ejercicio de los derechos y libertades prevalecen
sobre la norma convencional, sin dar lugar a emprender algún juicio
de ponderación posterior; razonamiento que generó, a su vez, que esta
Segunda Sala emitiera el criterio jurisprudencial número 2a./J. 119/2014
(10a.) (**), relativo a que son inoperantes aquellos agravios en los cuales
se pretenda desconocer el texto de la Ley Fundamental cuando se esté en
presencia de una disposición que contenga una restricción, prohibición,
limitación o excepción constitucional. Ahora bien, adicional a ello, de
lo previsto en los numerales 30 y 32.2 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, se desprende que los Estados Parte han dispuesto
que las restricciones convencionalmente permitidas, son aquellas que por razones de
interés general se dictaren en las leyes domésticas, con el propósito para el cual han sido
establecidas, además de resultar ineludibles por razones de seguridad y por las justas
exigencias del bien común, en una sociedad democrática. En este sentido, las restricciones
constitucionales encuentran sustento también en el propio texto del instrumento
internacional en cita, pues se tratan de una manifestación soberana del Constituyente
Originario o del Poder Revisor de la Norma Fundamental, en el que se incorporan
expresamente este tipo de finalidades en la Constitución General.21

Como se señaló, el criterio del Pleno, aunque novedoso ha sido blanco


de fuertes críticas. A manera de ejemplo, tenemos la del profesor Santiago
Corcuera Cabezut, quien expresó “esta decisión me parece verdaderamente
decepcionante, pues la Corte construyó una especie de “cúspide” al edificio
jurídico en México integrado por normas restrictivas de derechos contenidas
en la Constitución. En esta cúspide habitan las peores normas. Las normas
de rango más elevado ahora son las que restringen derechos; por ejemplo, el
“arraigo”, o como lo llamo yo, el pólipo cancerígeno.22

21
Tesis 2a. CXXVIII/2015, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Decima Época, t. II,
noviembre de 2015, p. 1299.
22
Corcuera Cabezut, Santiago, “La Suprema Corte ha vulnerado los derechos humanos”, Revista
el Mundo del Abogado, núm. 175, noviembre 2013, p. 18.

38
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

IV. Conclusiones

Con apoyo en los elementos señalados y los argumentos esgrimidos a lo largo


de este trabajo, me permito exponer brevemente las siguientes conclusiones:
1. Hasta antes de la reforma constitucional de derechos humanos del año
2011, en los criterios dictados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
las normas contenidas en tratados internacionales, incluidas las relativas a
derechos humanos, guardaban una posición jerárquica inferior respecto a las
normas constitucionales.
2. La reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación de
fecha 10 de junio de 2011, obligó a nuestra Suprema Corte a revisar al amparo
de las nuevas reglas y principios que se incorporaron al texto constitucional,
los criterios que había dictado con anterioridad sobre el tema que es objeto del
presente estudio.
3. Después de dos años de haber sido publicada la reforma constitucional
de derechos humanos y tras intensos debates que tuvieron lugar en el seno
del Pleno de la Corte del proyecto de sentencia de la contradicción de tesis
293/2011, en los que se asumieron diversas posiciones por parte de los señores
ministros, 10 de ellos se pronunciaron a favor de que las normas de derechos
humanos establecidas en tratados internacionales no se relacionaran en tér-
minos jerárquicos con las normas constitucionales, pero que en caso de que
existiera una restricción constitucional, ésta siempre deberá prevalecer frente
al tratado.
4. Si bien es cierto que la definición adoptada por la Corte, y que se señala
en el punto anterior, se alinea desde una óptica formal con los criterios doctri-
nales e incluso con la postura asumida por el ministro Cossío (único ministro
disidente), también lo es que se aleja materialmente de las concepciones de
estos últimos, ya que establece la prevalencia fija de las restricciones constitucio-
nales frente a los derechos humanos que, de forma más amplia, se encuentran
establecidos en tratados internacionales.
5. En mi opinión, el criterio señalado en los puntos 3 y 4 de estas conclu-
siones da pie a las contradicciones advertidas por el ministro Cossío, en virtud
de que la solución que encuentra para resolver el conflicto que eventualmente
surja entre ambos cuerpos jurídicos, sólo puede entenderse bajo un criterio
de jerarquía; por tanto, considero que la tesis de igualdad jerárquica entre
Constitución y normas de derechos humanos de fuente internacional sustentada

39
Jerarquía de las normas de derechos humanos...
Cesar Holguín Angulo

por la mayoría de los ministros además de vaciar de contenido al principio “pro


persona”, mantiene en un nivel jerárquico inferior a los tratados internacionales
de derechos humanos frente a las normas constitucionales.
6. De igual forma, en mi opinión, el criterio señalado en el punto 4, deja
duda sobre la aplicabilidad de la tesis P./J. 21/2014 aprobada por 6 de los
11 ministros que participaron en los debates de la misma contradicción de
tesis 293/2011, en aquellos casos en los que las sentencias que dicte la Corte
Interamericana de Derechos Humanos se pronuncien por hacer prevalecer
el contenido de un derecho humano establecido en un tratado internacional
frente a una norma constitucional por resultar más amplio en su protección.
7. Con apoyo a las consideraciones 5 y 6, estimo que la discusión jurídica
sobre la que centra el presente estudio, continuará siendo objeto de intensos
debates que, probablemente, generen un cambio de criterio de la Corte, no
obstante las consecuencias jurídicas, políticas, económicas y sociales que ello
pueda producir. Es importante no olvidar que, por lo menos desde la brillan-
te exposición realizada por el profesor Hans Kelsen en su obra “La Garantía
Jurisdiccional de la Constitución”23, la relación jerárquica entre normas cons-
titucionales y tratados internacionales ha sido un tema polémico objeto de
diversas correcciones en su interpretación y alcance.

V. Referencias
BIBLIOGRÁFICAS

Carbonell, Miguel (ed.), Neoconstitucionalismo(s), 1a. ed., Trotta, Madrid, 2003.


Carbonell, Miguel y Pedro Salazar (coords.), La reforma constitucional de Derechos Humanos
(un nuevo paradigma), 1a. ed., Porrúa-UNAM, México, 2012.
Carpio, Enrique, Derechos fundamentales. Interpretación constitucional. La Corte y los derechos, 1a.
ed., Porrúa-IMPDPC, México, 2009.
Corcuera Cabezut, Santiago, “La Suprema Corte ha vulnerado los derechos humanos”,
Revista el Mundo del Abogado, núm. 175, noviembre 2013.
Ferrajoli, Luigi, Derechos y Garantías (La ley del más débil), trad. de Perfecto Ibáñez Andrés
y Greppi Andrea, 2a. ed., Trotta, Madrid, 2001.
Fix Zamudio, Héctor y Valencia Carmona, Salvador, Las reformas de Derechos Humanos,
Procesos Colectivos y Amparo (como nuevo paradigma constitucional), 1a. ed., Porrúa-
UNAM, México, 2013.
Kelsen, Hans, La garantía jurisdiccional de la Constitución, trad. Rolando Tamayo y Salmorán,
1a. ed., Porrúa, México, 2001.

Kelsen, Hans, La garantía jurisdiccional de la Constitución, trad. de Rolando Tamayo y Salmorán,


23

Porrúa, México, 2001, p.33.

40
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Rojas Caballero, Ariel Alberto, Los Derechos Humanos en México (Análisis y comentarios a
la reforma constitucional del 10 de junio de 2011, Bases del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos), 1a. ed., Porrúa, México, 2012.

ELECTRÓNICAS

Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 12
de marzo de 2012. Fecha de consulta 26: de septiembre de 2018, disponible
en: http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/12032012POsinnombres.pdf
y http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/12032012POsinnombres.pdf
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 13
de marzo de 2012. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, disponible
en: http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/13032012PO.pdf
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 15
de marzo de 2012. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, disponible
en: http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/pl201200315v2.pdf
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 26
de agosto de 2013. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, disponible
en: http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/26082013PO.pdf
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 27
de agosto de 2013. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, disponible
en: http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/27082013PO.pdf
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 29
de agosto de 2013. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, disponible
en: http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/29082013PO.pdf
Versión taquigráfica del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día 3 de
septiembre de 2013. Fecha de consulta: 26 de septiembre de 2018, disponible
en: http://207.249.17.176/PLENO/ver_taquigraficas/03092013PO.pdf

NORMATIVAS

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Convención Americana de Derechos Humanos.
Tesis jurisprudenciales y aisladas del Pleno y Salas de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación.

41
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

LOS PRECEDENTES DE LAS CORTES REGIONALES


DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
Y SU INFLUENCIA EN LAS RESOLUCIONES DE LA
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
THE PRECEDENTS OF THE REGIONAL COURTS FOR THE
PROTECTION OF HUMAN RIGHTS AND THEIR INFLUENCE
ON THE RESOLUTIONS OF THE SUPREME COURT OF
JUSTICE OF THE NATION
Adán Maldonado Sánchez*

Resumen: A partir de la reforma constitucional del 10 de junio de 2011


en materia de derechos humanos y su interpretación por parte del Pleno
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se incorporó a las técnicas
de interpretación y argumentación de los derechos humanos el llamado
bloque de constitucionalidad. Es por medio de dicho bloque de normas
que los precedentes emanados de las cortes establecidas por los sistemas
regionales de protección de los derechos humanos, vía el diálogo
jurisprudencial, adquieren relevancia (adjudicación constitucional) en
las resoluciones que emite la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Palabras clave: Jurisprudencia internacional; precedente; control


de constitucionalidad; derechos humanos; bloque de convencionalidad;
constitucionalismo global.

Abstract: Since the constitutional reform of June 10, 2011 in the field
of human rights and its interpretation by the Supreme Court of Justice,
the so-called parameter of constitutional regularity was incorporated into
the techniques of interpretation and argumentation of human rights,
which subsumes the conventionality block. It is through this block of
rules that the precedents emanating from the Courts established by the
regional systems for the protection of human rights, via jurisprudential
dialogue, acquire relevance (constitutional adjudication) in the
resolutions issued by the Supreme Court.

Keywords: International jurisprudence; precedents; constitutionality


review; human rights; conventionality block; global constitutionalism.

Fecha de recepción: 16/09/2019


Fecha de aceptación: 25/09/2019

* Licenciado en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Michoacana de San Nicolás


de Hidalgo, y Candidato a Maestro en Derecho Procesal Constitucional por la Universidad
Panamericana (sede Ciudad de México). Miembro de la Asociación Mundial de Justicia
Constitucional. Abogado postulante y socio fundador de Maldonado & Sánchez Abogados.
Contacto: adan.maldonado@hotmail.com; twitter: @adanmaldonado.

43
Los precedentes de las Cortes...
Adán Maldonado Sánchez

Sumario: I. La reforma constitucional en materia de amparo y


derechos humanos de junio de 2011 y las contradicciones de tesis
293/2011 y 21/2011. II. La Suprema Corte de Justicia de la Nación
y los regímenes de protección de los derechos humanos. III. El
fenómeno del diálogo jurisprudencial. IV. La influencia de los
precedentes internacionales en las resoluciones de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación. V. Conclusiones. VI. Referencias.

I. La reforma constitucional en materia de


amparo y derechos humanos de junio de 2011
y las contradicciones de tesis 293/2011 y
21/2011

E l 6 y 10 de junio de 2011, se reformaron diversos artículos de


nuestra Carta Magna; la primera reforma introdujo cambios es-
tructurales al juicio de amparo; la segunda, amplió esencialmente
el catálogo de derechos humanos en un bloque de constitucionalidad/convencionalidad.
En seguida destacamos lo relevante de las citadas reformas constitucionales:
1. Reforma constitucional en materia de amparo (6 de junio 2011).
a) Los Plenos de Circuito1 competentes para resolver contradicción de tesis
(sobre la interpretación de la Constitución y normas generales así como
los requisitos para su interrupción y sustitución). Arts. 94 y 97, fracción
XIII CPEUM.
b) La petición de urgente resolución de amparos, controversias constitucionales y acciones
de inconstitucionalidad2 por parte de las Cámaras del Congreso, mediante
su presidente, o el Ejecutivo Federal, por conducto del consejero jurídico
del gobierno, atendiendo al interés social o al orden público (art. 94 CEPUM).
c) La ampliación del radio protector del juicio de amparo para incluir, tanto a nor-
mas generales, como actos y omisiones, que vulneren los derechos hu-
manos y las garantías para su protección, reconocidos en la Constitución
y en los Tratados Internacionales en los que México sea parte (art. 103
CPEUM).

1
La integración y funcionamiento de los mencionados Plenos de Circuito se encuentra
regulado mediante el Acuerdo General 8/2015 del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal.
2
Cuyo trámite se encuentra desarrollado en el Acuerdo General 16/2013 de 8 de octubre de 2013
del Pleno de la SCJN.

44
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

d) La incorporación del interés legítimo individual o colectivo, 3 siempre que el acto


reclamado viole los derechos reconocidos por esta Constitución y con
ello se afecte su esfera jurídica, de manera directa o en virtud de su
especial situación frente al orden jurídico (art. 107, fracción I CPEUM).
e) El aviso de inconstitucionalidad de normas generales a las autoridades emisoras por
parte de la SCJN, al resolverse así en amparo indirecto en revisión por
segunda ocasión consecutiva (art. 107, fracción II, segundo párrafo
CEPUM). No aplica en normas de carácter tributario.
f) La declaratoria general de inconstitucionalidad, por haberse establecido en
«jurisprudencia por reiteración» la inconstitucionalidad de normas ge-
nerales, si en 90 días naturales después de la notificación la autoridad
emisora no supera el problema de inconstitucionalidad4 (art. 107, frac-
ción II, tercer párrafo CPEUM). No aplica en normas de carácter tributario.
g) La ampliación de la deficiencia en materia de conceptos de violación y agravios (art.
107, fracción II, quinto párrafo CPEUM). 5
h) La incorporación del amparo adhesivo6 a efecto de que subsista el acto
reclamado (art. 107, fracción III, inciso a), segundo párrafo CEPUM).
i) El mandato constitucional de ejecución y pleno cumplimiento de las sentencias de am-
paro7 (art. 107, fracción XVI, último párrafo CPEUM).
Cfr. La jurisprudencia P./J. 50/2014 (10a.): «Interés
3
legítimo. contenido y alcance para
efectos de la procedencia del juicio de amparo (interpretación del artículo 107,
fracción i, de la constitución política de los estados unidos mexicanos)», GSJF, t. I,
noviembre de 2014, [IUS 2 007 921].
4
El Acuerdo General 15/2013, de 23 de septiembre de 2013, del Pleno de la SCJN regula el
procedimiento para la declaratorio general de inconstitucionalidad.
5
Cfr. La jurisprudencia XXVII.1o.(VIII Región) J/3 (10a.): «suplencia de la queja deficiente
en el juicio de amparo. procede cuando el juzgador advierta la violación de derechos
humanos», SJFG, t. III, marzo de 2013, [IUS 2 003 160].
6
Cfr. La jurisprudencia P./J. 10/2015 (10a.): «amparo adhesivo. la modulación impuesta
para impugnar por esta vía sólo cuestiones que fortalezcan la sentencia o violaciones
procesales, es razonable en términos de los artículos 17 constitucional y 25 de la
convención americana sobre derechos humanos», GSJF, t. I, mayo de 2015, [IUS 2 009
172].
Cfr. La jurisprudencia 1a./J. 42/2007 (9ª): «garantía a la tutela jurisdiccional prevista en el
7

artículo 17 de la constitución política de los estados unidos mexicanos. sus alcances»,


sjfg, t. xxv, abril de 2007, [ius 172 759]; y la tesis aislada i.3o.c.71 k (10a.): «derecho
fundamental de ejecución de sentencia previsto en el artículo 17 de la constitución
federal. definición y alcance», GSJF, Libro 18, mayo de 2015, t. III, [IUS 2 009 046]; y la
jurisprudencia 2a./J. 9/2016 (10a.), sentencias de amparo. su cumplimiento debe ser total,
atento a los principios de congruencia y de exhaustividad, Gaceta del Semanario Judicial de la

45
Los precedentes de las Cortes...
Adán Maldonado Sánchez

2. Reforma constitucional en materia de derechos humanos (10 de junio 2011).


a) Se sustituyó la categoría de «individuo por «persona», para incluir tanto a las
personas naturales como jurídicas como centro de imputación de los derechos
reconocidos en la Constitución y Tratados Internacionales y las garan-
tías para su protección;
b) Se incorporó a nivel constitucional para el análisis de los derechos hu-
manos, las directrices de interpretación conforme y principio pro personae;
c) Se estableció a cargo de todas las autoridades en el ámbito de sus compe-
tencias, la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos
de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia,
indivisibilidad y progresividad;
d) Se insertó de manera expresa, el principio de reserva constitucional (arts. 15 y
29 CPEUM);
e) Se estableció el núcleo duro de derechos y garantías judiciales indisponibles en
materia de restricciones y suspensión de derechos humanos;8y
f) La transferencia de la facultad de investigación9 de hechos que constituyan
graves violaciones a los derechos humanos a la CNDH, que correspon-
día a la SCJN (art. 102, apartado B, último párrafo).

Bajo este escenario, a partir de la reforma constitucional de 10 de junio


de 2011 en materia de derechos humanos y su interpretación por parte del
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la contradicción de tesis
293/2011 y la diversa 21/2011 se incorporó a las técnicas de interpretación y
argumentación de los derechos humanos el llamado bloque de constitucionalidad
(parámetro de regularidad constitucional) que subsume al bloque de convencionalidad. Es
por medio de dicho «bloque de normas» que los precedentes emanados de las
Federación, t. I, febrero de 2016, [IUS 2 010 987].
8
Cfr. CPEUM, art. 29, párrafo segundo […] no podrá restringirse ni suspenderse el ejercicio de los derechos
a la no discriminación, al reconocimiento de la personalidad jurídica, a la vida, a la integridad
personal, a la protección a la familia, al nombre, a la nacionalidad; los derechos de la niñez; los
derechos políticos; las libertades de pensamiento, conciencia y de profesar creencia religiosa
alguna; el principio de legalidad y retroactividad; la prohibición de la pena de muerte; la
prohibición de la esclavitud y la servidumbre; la prohibición de la desaparición forzada y la
tortura; ni las garantías judiciales indispensables para la protección de tales derechos.
9
La CNDH podrá investigar hechos que constituyan violaciones graves de derechos humanos, cuando así lo
juzgue conveniente o lo pidiere el Ejecutivo Federal, alguna de las Cámaras del Congreso
de la Unión, el gobernador de un Estado, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México o las
legislaturas de las entidades federativas.

46
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

cortes establecidas por los sistemas regionales de protección de los derechos


humanos (interamericano, europeo, africano, árabe y asiático), vía el «diálogo
jurisprudencial», adquieren relevancia (adjudicación constitucional) en las resolu-
ciones que emite la Suprema Corte de Justicia de la Nación, máxime que en
la presente investigación se sostiene que los derechos humanos constituyen un
«patrimonio común de la humanidad» que conecta a los sistemas jurídicos del
mundo, al grado de poder hablar de un «constitucionalismo global» latu sensu.

II. La Suprema Corte de Justicia de la Nación y


los regímenes de protección de los derechos
humanos10

En México, por vía de reforma constitucional en materia de derechos huma-


nos en junio de 2011, la dicotomía entre tratados internacionales in genere, por
un lado, y tratados internacionales de derechos humanos,11 por otro, ha sido
superada para incorporar una lectura de constitucionalismo atenuado al resolver
el Pleno de la SCJN la contradicción de tesis 293/2011, en la cual determinó
que los derechos humanos previstos en la Constitución y en los tratados inter-
nacionales conforman un parámetro de regularidad constitucional (bloque de
constitucionalidad) y que, por tanto, su relación no es de carácter jerárquico,
sino de colaboración. No obstante, en materia de restricciones a los derechos
humanos, prevalecerán las cláusulas constitucionales (constitucionalismo atenuado).
Asimismo, en la contradicción de tesis 21/2011 la SCJN, acentúa que las restric-
10
El presente apartado forma parte de la obra: Maldonado Sánchez, Adán, El bloque de
constitucionalidad en México. Hacia su integración y aplicación, pról. de Juan N. Silva Meza, presentación
de Ernesto Rey Cantor, Tirant Lo Blanch, México, 2019, pp. 197-203.
11
Ya desde el Amparo Directo en Revisión (ADR) 537/2002, se había realizado el planteamiento
de la ubicación jerárquica de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos en
el sistema de fuentes en México, mismo que fue desechado por el Pleno de la SCJN por
improcedente al considerar que los Tratados Internacionales no constituían una violación al
artículo 133 y que, por tanto. el planteamiento se había realizado entre normas secundarias
“leyes ordinarias”, pues se impugnaba la inconstitucionalidad del artículo 88 de la Ley para
el Tratamiento de Menores Infractores para el Distrito Federal en Materia Común y para
toda la República en Materia Federal por ir en contra de los artículos 37, inciso b) y 40 inciso 4), de
la Convención Internacional de los Derechos de los Niños, en comparación con la ampliación de los
derechos de los menores infractores prevista por dichas normas convencionales. El proyecto
original rechazado por la mayoría, proponía declarar fundados los conceptos de violación. Fue en el voto de
minoría de Sánchez Cordero y Juan Díaz Romero, que se argumentó que se trataba de un asunto de
suma importancia para establecer la jerarquía de los T.I dentro del orden jurídico mexicano que establezca
criterios sobresalientes en la historia del Alto Tribunal, la forma en que los TI se inscriben en nuestro
sistema de derechos y la jerarquía de los que establecen derechos humanos (p. 5 del voto).

47
Los precedentes de las Cortes...
Adán Maldonado Sánchez

ciones permiten atender al caso concreto, bajo la óptica de la «ponderación»;


es decir, la supremacía de las cláusulas constitucionales sólo es virtual en razón
del principio pro personae e interpretación conforme.
Bajo este contexto, respecto al derecho internacional in genere en el sistema
jurídico mexicano, la SCJN fijó su postura en los amparos en revisión 2069/91,
1475/98 y 120/2002;12 mientras que las normas convencionales de derechos
humanos en el sistema de fuentes fue discutido por el Pleno de la SCJN en
la CT 293/201113 mediante la cual definió que la Constitución y los Tratados
Internacionales son un bloque que integra el «parámetro de regularidad cons-
titucional»,14 sin perjuicio de que las cláusulas constitucionales prevalezcan si
se trata de restricciones a los derechos humanos, a esta conclusión jurídica se
le puede denominar «constitucionalismo atenuado»; sin embargo, esta postura la
matizó al resolver la diversa CT 21/2011, donde apostó al pluralismo atenuado.
Previo a la reforma constitucional de derechos humanos en junio de 2011,
la doctrina jurisprudencial de la SCJN respecto a la ubicación de los tratados
internacionales (in genere) en el sistema de fuentes, derivada de la interpreta-
ción del artículo 133, no gozaba de estabilidad, pero experimentó una gran
evolución debido al análisis de los amparos en revisión 2069/91, 1475/98 y
120/200215 que resolvió el Pleno de la SCJN, los cuales fijaron tres posturas

12
En este último ya se hablaba de los tratados internacionales en materia de derechos humanos
como una «extensión de la Constitución», aunque no fue punto de discusión expreso, por lo
que la referencia a los mismos fue de carácter de obiter dicta.
13
Existen antecedentes donde el bloque de constitucionalidad se encontraba en construcción al
interior de la SCJN, especialmente en el amparo en revisión 120/2002 resuelto el 13 de
febrero de 2007, tal y como lo hacía ver en su voto particular Silva Meza, así como el «marco
referencial de constitucionalidad» desarrollado en el voto de minoría por Juan Díaz Romero y Olga
Sánchez Cordero de García Villegas en el ADR 537/2002 resuelto el 14 de octubre de 2002.
14
Desde la discusión de los amparos en revisión 120/2002, 1976/2003, 787/2004, 1084/2004,
1651/2004, 1277/2004, 1576/2005, 1738/2005, 2075/2005, 74/2006, 815/2006, 948/2006,
1380/2006, y el amparo directo en revisión 1850/2004, José de Jesús Gudiño Pelayo, en su
voto particular, anunciaba que: […Precisamente en razón de ello, creo que debe hacerse una
muy importante distinción, a la postre salvedad, y es la relativa a los tratados sobre derechos humanos, ahora
también referidos como “derechos fundamentales”. Y es que, precisamente por su objeto, abordan
una materia que escapa el ámbito del derecho ordinario y que merece especial tratamiento, al que por ahora
no me referiré en tanto escapa la materia puesta a discusión en los amparos en que voté en
contra. Me atrevería a afirmar, que muchos de los problemas y de la polémica que ha suscitado, sobre todo
en los tiempos actuales, el tema de la jerarquía de los tratados se disolvería o cobraría otra dimensión
si fuéramos categóricos al distinguir en el tratamiento entre tratados que versen sobre derechos humanos y los que
no.
15
Asimismo, puede citarse una importante tesis aislada, emitida por la entonces Sala Auxiliar
de la SCJN en 1970, cuyo rubro es constitución, supremacía de la. es un derecho público

48
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

sobre la jerarquía de las normas internacionales en el ordenamiento jurídico


nacional:

a) Amparo en Revisión 2069/91: Los tratados internacionales se ubican al mis-


mo nivel que las leyes federales y en un plano inferior a la Constitución.
b) Amparo en Revisión 1475/98: Los tratados internacionales que estén de
acuerdo con la Constitución, por cumplir con los requisitos formales
y materiales para tal efecto, se ubican jerárquicamente por encima de las leyes
federales y locales.
c) Amparo en revisión 120/2002: Donde el Pleno de la SCJN determinó: (I)
la existencia de un orden jurídico superior, de carácter nacional, integrado
por la Constitución, los tratados internacionales y las leyes generales; (II) la supre-
macía de los tratados internacionales frente las leyes generales, federales
y locales bajo el principio pacta sunt servanda (monismo internacional).

En este sentido, en 1992, con motivo de la resolución dictada en el amparo


en revisión 2069/91, la Suprema Corte de Justicia de la Nación colocó a los tratados
internacionales en el mismo nivel que las leyes federales, al determinar que ambos cuer-
pos normativos ocupan un rango inmediatamente inferior a la Constitución y
que, en consecuencia, uno no puede ser empleado como parámetro de validez o regularidad
del otro. Con base en los razonamientos anteriores, se aprobó la tesis aislada de
rubro leyes federales y tratados internacionales. tienen la misma jerar-
quía normativa.16

El segundo pronunciamiento dentro de esta línea jurisprudencial ocurrió


con motivo del estudio del amparo en revisión 1475/98. En dicho asunto, el
Tribunal Pleno estableció que los tratados internacionales que estén de acuerdo con la
Constitución, por cumplir con los requisitos formales y materiales para tal efecto, se ubican
individual. fuentes y evolución de este derecho, 7a. época, Sala Auxiliar, Informe 1970,
Parte III, [IUS 807 296]. Dicha tesis en la parte conducente señala: «…La supremacía de la
Constitución en México estriba en estar, ésta, sobre cualquier ley federal o tratado internacional, o
sobre cualquier ley local que esté en pugna con ella, sin que ninguno de los actos del poder público
administrativo o del Poder Judicial, federal o local, que no tengan lugar en un juicio de
amparo, queden fuera de esta supremacía constitucional, lo cual es significativo para el orden
jerárquico constitucional mexicano, por encarecer que la Constitución está por encima de cualquier
otra ley o tratado, o de cualquier otro acto del poder público que la contradiga o la viole, y
lo que define, en su esencia más nítida, esta supremacía de la Constitución, es su expresión como un
derecho individual público de la persona humana o de las personas morales…».
16
Cfr. La tesis P. C/92 (8a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, núm. 60, diciembre de
1992.

49
Los precedentes de las Cortes...
Adán Maldonado Sánchez

jerárquicamente por encima de las leyes federales y locales, al argumentar que, si las nor-
mas de derechos humanos previstas en tratados internacionales amplían los
derechos fundamentales, podría considerarse que están al mismo nivel de la Constitución.
Este pronunciamiento dio lugar a la emisión de la tesis aislada de rubro trata-
dos internacionales. se ubican jerárquicamente por encima de las leyes
federales y en un segundo plano respecto de la constitución federal ,17
lo que implicó la interrupción del precedente mencionado.
En dicho precedente, la SCJN precisó que —si las normas de derechos
humanos previstas en tratados internacionales amplían los derechos funda-
mentales— podría considerarse que están al mismo nivel de la Constitución,
literalmente, dijo:

Puede darse el caso de convenios internacionales que amplíen las garantías


individuales o sociales y que por no estar dentro de las normas constitucionales
no podrían ser aplicadas a nuestro derecho. En este caso conviene analizar las
características de la norma internacional que se pretende aplicar y en función de
ella atender a la finalidad de las disposiciones constitucionales de que se trata.
En el ejemplo, es evidente que, si el tratado obliga a ampliar la esfera de libertades de
los gobernados o compromete al Estado a realizar determinadas acciones en beneficio de grupos
humanos tradicionalmente débiles, deben considerarse como constitucionales. Situación diversa de
la que por contrario méreme la esfera de protección de la Constitución […]18

Finalmente, un tercer pronunciamiento se emitió con motivo de la resolu-


ción del amparo en revisión 120/2002, dentro del cual el Tribunal Pleno sostu-
vo en síntesis: (I) la existencia de un orden jurídico superior, de carácter nacional,
integrado por la Constitución, los tratados internacionales y las leyes generales;
(II) la supremacía de los tratados internacionales frente las leyes generales,
federales y locales; y (III) la existencia de una visión internacionalista de la
Constitución (monismo internacional),19 por lo que de acuerdo con la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados, el Estado mexicano no puede invo-
car su derecho interno como excusa para el incumplimiento de las obligaciones
contraídas frente a otros actores internacionales, pues todo tratado en vigor
obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe, argumentación
que condujo a la tesis de rubro tratados internacionales. son parte inte-
grante de la ley suprema de la unión y se ubican jerárquicamente por

17
Cfr. La tesis P.LXXVII/99 (9a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, t. X, noviembre de
1999.
18
Cfr. Considerando Quinto del engrose del AR 1475/98, p. 88.
19
Dicho argumento jurídico constituye el antecedente del «constitucionalismo atenuado» que se
alcanzó con motivo de la Contradicción de Tesis 293/2011.

50
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

encima de las leyes generales, federales y locales. interpretación del


artículo 133 constitucional .20
Por otra parte, al igual que el amparo en revisión 1475/98, con el carácter de
obiter dicta, la SCJN estimó que las normas convencionales cuyo contenido esté
referido a derechos humanos, su jerarquía corresponde a la de la Constitución
Federal, en los siguientes términos:

[…] esta Suprema Corte no se ha pronunciado respecto a la jerarquía


de aquellos tratados internacionales cuyo contenido esté referido a
derechos humanos, caso en el cual, pudiera aceptarse que la jerarquía de
éstos corresponda a la de la Constitución Federal misma, al concebirse
dichos instrumentos internacionales como una extensión de lo previsto
por ésta […]

El precedente construido en el amparo en revisión 120/2002, respecto a


la jerarquía de los tratados internacionales en el orden jurídico nacional, daba
cuenta de las diversas normas que contiene el artículo 133 constitucional, dentro de
las cuales destacan:

a) El principio de supremacía constitucional;


b) Los parámetros bajo los cuales se ha erigido la jerarquía normativa del
ordenamiento jurídico mexicano;
c) La extensión de la Constitución vía tratados internacionales de derechos
humanos.

Para la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el artículo 133 constitucio-


nal contiene una noción de jerarquía formal de las normas que integran el sistema de
fuentes, según la cual los tratados internacionales se encuentran jerárquica-
mente por debajo de la Constitución y por encima del resto de normas jurídicas que
forman parte del entramado normativo mexicano (teoría dualista).
Con este contexto —a pesar de que tanto en la discusión y el engrose de los
amparos en revisión 1475/98 y 120/2002 como en los votos particulares de José

Cfr. La tesis aislada P. IX/2007 (9a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, t. XXV, abril
20

de 2007. Este criterio no contó alcanzó la votación requerida para integrar jurisprudencia.
Sobre este tópico, existe un excelente trabajo de investigación: Suprema Corte de Justicia de
la Nación, La jerarquía de los tratados internacionales respecto a la legislación general, federal y local, conforme
al artículo 133 constitucional, Decisiones relevantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
núm. 36, México, 2009, p. 274.

51
Los precedentes de las Cortes...
Adán Maldonado Sánchez

de Jesús de Gudiño Pelayo y Juan N. Silva Meza y en el voto de minoría del amparo
directo en revisión 537/2002, suscrito por Juan Díaz Romero y Olga Sánchez
Cordero de García Villegas— se vislumbraba que la jerarquía de los tratados
internacionales tenía que escindirse en dos: a) tratados internacionales in genere y b)
tratados internacionales en materia de derechos humanos para resolver categóricamente
su ubicación en el sistema de fuentes (Gudiño Pelayo). Asimismo, en su voto
particular, Juan N. Silva Meza consideró que los tratados internacionales que
amplían los derechos humanos constituyen una extensión de la Constitución21 y
conforman junto con la Norma Fundamental un bloque de constitucionalidad,22
cuya construcción jurídica es una herramienta de «hermenéutica constitucio-
nal» que permitiría resolver el problema de los tratados internacionales, no desde
el aspecto de criterio jerárquico, sino del de primacía.23 Sobre este tópico en el voto de
minoría del amparo directo en revisión 537/200224 ya se aludía al «marco refe-
rencial de constitucionalidad» en el cual se encontraban los tratados internacionales
que ampliaban los derechos humanos.
En cuanto al tema de las normas convencionales, el artículo 133 constitu-
cional ha sido motivo de diversas interpretaciones y matices jurisprudenciales. Así, con

21
Así en el engrose del amparo en revisión 1475/98, la SCJN, precisó: «Puede darse el caso de
convenios internacionales que amplíen las garantías individuales o sociales y que por no estar
dentro de las normas constitucionales no podrían ser aplicadas a nuestro derecho. En este caso
conviene analizar las características de la norma internacional que se pretende aplicar y en función de ella atender
a la finalidad de las disposiciones constitucionales de que se trata. En el ejemplo, es evidente que si el
tratado obliga a ampliar la esfera de libertades de los gobernados o compromete al Estado a realizar determinadas
acciones en beneficio de grupos humanos tradicionalmente débiles, deben considerarse como constitucionales…»;
Mientras que en el Amparo en Revisión 120/2002, se determinó: «…esta Suprema Corte no
se ha pronunciado respecto a la jerarquía de aquellos tratados internacionales cuyo contenido
esté referido a derechos humanos, caso en el cual, pudiera aceptarse que la jerarquía de éstos corresponda a la
de la Constitución Federal misma, al concebirse dichos instrumentos internacionales como una
extensión de lo previsto por ésta…».
22
Es en este momento que se hace referencia por primera vez al bloque de constitucionalidad
al interior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el voto particular de Juan N.
Silva Meza relativo al amparo en revisión 120/2002, resuelto el 13 de febrero de 2007. Sin
embargo, aparece dicha institución jurídica en la discusión de la Controversia Constitucional
31/2006, resuelta el 7 de noviembre de 2006, que derivó en la siguiente tesis jurisprudencial
P./J. 18/2007 (9ª) estatuto de gobierno del distrito federal. junto con la constitución
política de los estados unidos mexicanos integra bloque de constitucionalidad en
materia electoral, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, t. XXV, mayo de 2007.
23
Cfr. Voto particular de Juan N. Silva Meza en el AR 120/2002.
24
Dicho ADR 537/2002, fue declarado improcedente y resuelto el 14 de octubre de 2002, por
lo que el tema de la jerarquía de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, pudo haber sido
tratado antes del emblemático amparo en revisión 120/2002, resuelto el 13 de febrero de
2007 y antes de la contradicción de tesis 293/2011, resuelta el 3 de septiembre de 2013.

52
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

motivo de la resolución dictada en el amparo en revisión 2069/91,25 la SCJN


colocó a los tratados internacionales en el mismo nivel que las leyes federales, al señalar
que ambos cuerpos normativos ocupan un rango inmediatamente inferior a
la Constitución y que, en consecuencia, uno no puede ser empleado como parámetro de
validez o regularidad del otro.26 Posteriormente en el amparo en revisión 1475/98, el
Pleno estableció que los tratados internacionales que estén de acuerdo con la Constitución,
por cumplir con los requisitos formales y materiales para tal efecto, se ubican jerárquicamente
por encima de las leyes federales y locales.27 Finalmente, con motivo de la resolución
del amparo en revisión 120/2002, dentro del cual el Tribunal Pleno de la SCJN
sostuvo en síntesis lo siguiente:28

a) La existencia de un orden jurídico superior, de carácter nacional, integrado por


la Constitución, los tratados internacionales y las leyes generales;
b) La supremacía de los tratados internacionales frente las leyes generales, federales y
locales; y
c) La existencia de una visión internacionalista de la Constitución, por lo que, de
acuerdo con la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados,
el Estado mexicano no puede invocar su derecho interno como excusa
para el incumplimiento de las obligaciones internacionales (pacta sunt
servanda: monismo internacional).

25
Promovido por Manuel García Martínez en contra de la aplicación de la Ley de las Cámaras
de Comercio y de las Industrias, por presuntamente contrariar un tratado internacional sobre
la materia; se determinó que las leyes federales y los tratados internacionales ocupaban el
rango inmediatamente inferior a la Constitución en la jerarquía de las normas en el orden
jurídico mexicano y que gozando ambas de la misma jerarquía, el tratado internacional era
insuficiente para considerar inconstitucional la ley federal cuestionada.
26
Cfr. La tesis aislada P. C/92 (8ª) leyes federales y tratados internacionales. tienen la
misma jerarquía normativa, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, núm. 60, diciembre de
1992.
27
Dicho amparo en revisión dio lugar a la emisión de la siguiente tesis aislada P. LXXVII/99 (9ª)
tratados internacionales. se ubican jerárquicamente por encima de las leyes federales
y en un segundo plano respecto de la constitución federal, Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación, t. X, noviembre de 1999, lo que implicó la interrupción del precedente antes
mencionado.
28
De este recurso de revisión derivó la tesis aislada P. IX/2007 (9ª) tratados internacionales.
son parte integrante de la ley suprema de la unión y se ubican jerárquicamente por
encima de las leyes generales, federales y locales. interpretación del artículo 133
constitucional, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, t. XXV, abril de 2007, Este criterio
no alcanzó la votación requerida para integrar jurisprudencia al obtener 6 votos.

53
Los precedentes de las Cortes...
Adán Maldonado Sánchez

Este último criterio del Tribunal Pleno de la SCJN respecto a la jerarquía de los
tratados internacionales en el orden jurídico nacional considera que el artículo 133
constitucional contiene diversas normas y establece la jerarquía formal de las nor-
mas en el sistema de fuentes y añade en su ratio decidendi que los tratados internacio-
nales, cuyo contenido esté referido a derechos humanos, pudiera aceptarse que
la jerarquía de éstos corresponda a la de la Constitución Federal al concebirse
dichos instrumentos internacionales como una extensión de lo previsto por ésta. Es
oportuno indicar que en las sentencias de los amparos en revisión 2069/91 y
1475/98 se contempló la posibilidad de que los derechos humanos de fuente
internacional pudieran convertirse en una extensión de la Constitución.29 Con estos
precedentes, así como con la reforma constitucional de 10 de junio de 2011
que incorpora expresamente los derechos humanos contenidos en los tratados internacionales in
genere al catálogo de derechos fundamentales previstos en la Constitución y lo
resuelto en la contradicción de tesis 293/2011 el bloque de constitucionalidad
en México, llamado «parámetro de control de regularidad constitucional», «masa de dere-
chos» o «red de derechos», cuenta con una quinta función al erigirse como parámetro
de reserva constitucional con matiz de aplicación de «preferencia normativa» en
materia de restricciones/limitaciones a los derechos humanos, caso en el cual
prevalecen las cláusulas constitucionales, 30 en virtud del tamiz de «validez material»
prevista por los artículos 15 y 133 constitucionales. 31

29
Así en la sentencia del amparo en revisión 2069/91 el Pleno de la SCJN señaló la superioridad
de los tratados internacionales frente a las leyes federales y locales, mientras que en el amparo en
revisión 1475/98, argumentó que, si las normas de derechos humanos previstas en tratados
internacionales amplían los derechos fundamentales, podría considerarse que están al mismo nivel de la
Constitución.
30
Al igual que José Ramón Cossío Díaz no se comparte esta conclusión jurídica sostenida en el
engrose de la contradicción de tesis 293/2011, pues desnaturaliza al bloque de constitucionalidad
«parámetro de control de regularidad constitucional» reconocido en la primera parte del
artículo 1º constitucional y finca un obstáculo de desarrollo, armonía y evolución del principio
pro personae en materia de derechos humanos, pues cierra las puertas de resolver caso por caso
con el conjunto de normas constitucionales y convencionales que tipo de restricciones resultan
menos dañinas y de mayor compatibilidad a nuestra realidad generacional pues establece la regla
de preferencia normativa de las cláusulas constitucionales en materia de restricciones a los derechos humanos.
31
La presente argumentación ha sido mejorada, respecto de la vertida en el engrose de la
CT 293/2011, que literalmente establece: «De acuerdo con lo anterior, puede decirse que
el requisito previsto en el artículo 133 constitucional refuerza la interpretación de que los
tratados internacionales se encuentran en una posición jerárquica inferior a la Constitución,
mientras que el requisito previsto en el artículo 15 constitucional garantiza que, con
independencia de la jerarquía normativa del instrumento que las reconozca, las normas
internacionales de derechos humanos, y no el tratado en su conjunto, se integren al parámetro
de regularidad contenido en el artículo 1o. constitucional. Así, las normas internacionales de
derechos humanos que cumplan con el requisito material previsto en el artículo 15, pasarán

54
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

III. El fenómeno del diálogo jurisprudencial

La convergencia entre el derecho internacional de los derechos humanos


(DIDH) y el derecho constitucional de las naciones (DC), incentiva en diálogo
jurisprudencial entre los órganos judiciales internacionales encargados del con-
trol de convencionalidad y los que asumen el control de constitucionalidad a
nivel doméstico. Este fenómeno de intercambio de precedentes entre las altas
cortes de control de constitucionalidad y convencionalidad frente a los tribu-
nales regionales de protección de los derechos humanos constituye la columna
vertebral de lo que se ha denominado «constitucionalismo global».
Sobre esta tendencia, se pueden ver los trabajos del Consejo de Europa
y especialmente los de la Comisión de Venecia en el ámbito de la justicia
constitucional. De manera destacada, en el marco de la primera Conferencia
Mundial sobre Justicia Constitucional, en la Declaración Final32 se expresó:

Las presentaciones y discusiones en la Conferencia Mundial mostraron


una preocupación común por la defensa de los derechos humanos y
el estado de derecho, tanto a nivel regional como global. La inspiración
mutua también se extrae cada vez más de la jurisprudencia de los tribunales pares de
otros países e incluso de otros continentes, lo que da lugar a la fertilización cruzada
entre los tribunales a escala mundial. Si bien las constituciones difieren,
los principios básicos subyacentes, en particular la protección de los
derechos humanos y la dignidad humana y el respeto de la Constitución
y el estado de derecho, forman un terreno común. El razonamiento legal
con respecto a la aplicación de estos principios en un país puede ser
una fuente de inspiración en otro país, a pesar de las diferencias en sus
Constituciones.33

Asimismo, al uso de precedentes internacionales por parte de las cortes


constitucionales domésticas y viceversa, se le conoce como las doctrinas de la
«fertilización cruzada», «cross jurisprudence» o «diálogo interjudicial,» las cuales

a formar parte del catálogo constitucional de derechos humanos, desvinculándose del tratado
internacional que es su fuente y, por lo tanto, de su jerarquía normativa, para gozar, en
consecuencia, de supremacía constitucional en los términos previamente definidos».
32
Texto íntegro disponible en: https://www.venice.coe.int/WCCJ/WCCJ_resolution_E.pdf
33
Extracto citado en: Deschamps, Marie and St-Hilaire, Maxime and Gemson, Pierre N., “The
cross-fertilization of jurisprudence and the principle of proportionality. Process and Result
from a Canadian Perspective”, abril 2010, disponible en: https://ssrn.com/abstract=2327537,
http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.2327537. Fecha de consulta 10 de septiembre de 2019.

55
Los precedentes de las Cortes...
Adán Maldonado Sánchez

sostienen, típicamente, una teoría universalista del derecho comparado, 34 ins-


crita dentro del multicitado constitucionalismo global. Ha dicho Anne Peters que
el diálogo jurisprudencial es el procedimiento más discutido para promover
la integración de diferentes regímenes es el diálogo judicial, lo que significa la
atención mutua de los tribunales a la jurisprudencia y las citas cruzadas entre
los criterios de fuente doméstica y los generados en la jurisdicción internacional
o regional. 35
Dicho diálogo jurisprudencia genera «compatibilidad comunicativa» y una
«comunidad interpretativa», que no necesariamente conduce a unidad normati-
va, 36 pues los contornos y extensión en la interpretación y aplicación del bloque
de constitucionalidad/convencionalidad estará delimitada por diversos factores
como el uso del margen de apreciación, el principio de proporcionalidad, el
principio de protección equivalente, entre otras técnicas y directrices para la
interpretación, argumentación y aplicación de los derechos a las que acuden los
altos tribunales domésticos.

IV. La influencia de los precedentes


internacionales en las resoluciones de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación

Como ha quedado establecido, la Suprema Corte de Justicia de la Nación des-


de el análisis y discusión y resolución del amparo en revisión (AR) 120/2002,
dentro del cual sostuvo al abordar la ubicación jerárquica de los tratados inter-
nacionales in genere:

a) La existencia de un orden jurídico superior, de carácter nacional, integrado


por la Constitución, los tratados internacionales y las leyes generales.
b) La supremacía de los tratados internacionales frente las leyes generales,
federales y locales; y
c) La existencia de una visión internacionalista de la Constitución (monismo
internacional).
34
Damiano Canale, “Usos y teorías del derecho comparado en la argumentación judicial”,
Carlos Bernal Pulido et al (coords.), El precedente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Centro
de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2018, p. 30.
35
Peters, Anne, “The refinement of international law: From fragmentation to regime interaction
and politicization”, International Journal of Constitutional Law, Vol. 15, Issue 3, july 2017, p. 689.
36
Peters, Anne, “The refinement of international law: From fragmentation to regime interaction
and politicization”, International Journal of Constitutional Law, Vol. 15, Issue 3, july 2017, p. 695.

56
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Así, con motivo de la discusión de la CT 293/2011 y la CT 21/2011, cuyos


precedentes leídos mancomunadamente permiten concluir que se abordaron
aspectos capitales que fortalecen, justifican y legitiman el diálogo jurispruden-
cial, a saber:

a) El reconocimiento de un bloque de constitucionalidad (parámetro de regu-


laridad constitucional) integrado por los derechos humanos de fuente
internacional y de fuente nacional (CT 293/2011).
b) El desplazamiento del criterio de jerarquía por el principio de prevalencia ante la
colisión de normas entre las contenidas en la Constitución y los tratados
internacionales en materia de derechos humanos (CT 293/2011).
c) El reconocimiento de la vinculatoriedad de la jurisprudencia interame-
ricana, aunque el estado mexicano no sea parte, previas condiciones de
aplicabilidad (CT 21/2011).
d) El carácter transversal de los derechos humanos en atención a su con-
tenido material y axiológico sin importar su ubicación jerárquica (CT
21/2011).
e) Se matiza la supremacía de las cláusulas constitucionales sobre las
normas convencionales que establecen restricciones al ejercicio de los derechos
humanos37 bajo el principio «pro persona» que permite la ponderación al
caso concreto, pero interpretando «conforme a las restricciones establecidas en
la Constitución» respecto de aquellas previstas en los instrumentos inter-
nacionales (CT 21/2011).

Bajo este marco jurisprudencial, la Suprema Corte de Justicia de la Nación,


tanto en Pleno como en Salas, ha mantenido un uso activo de precedentes
internacionales para robustecer las consideraciones de sus resoluciones.

En contra de este matiz, se pronuncia Franco González Salas en su voto concurrente,


37

reiterando su criterio de los votos emitidos en el AR 120/2002; CC 155/2007, Varios 912/2010


y CT 293/2011, quien esencialmente dijo: «…mi posición invariable ha sido que el primer y
fundamental referente del juez constitucional mexicano al realizar juicios de constitucionalidad
e, inclusive, de convencionalidad, en términos de la reforma del 10 de junio de 2011, debe ser
nuestra propia Constitución; por ello, las restricciones, suspensiones, limitaciones o excepciones en relación
a ciertos derechos humanos, establecidos en nuestra Ley Fundamental, deben prevalecer como sustento del control
constitucional de todo el orden jurídico nacional, aún sobre disposiciones de tratados internacionales
en materia de derechos humanos que pudiesen ser consideradas más favorables…». Cfr. Voto
Concurrente de Fernando Franco González, pp. 4-5.

57
Los precedentes de las Cortes...
Adán Maldonado Sánchez

V. Conclusiones

Primera. A partir de la reforma constitucional de 10 de junio de 2011 en mate-


ria de derechos humanos y su interpretación por parte del Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en la contradicción de tesis 293/2011 y la diversa
21/2011 se incorporó a las técnicas de interpretación y argumentación de los
derechos humanos el llamado bloque de constitucionalidad (parámetro de
regularidad constitucional) que subsume al bloque de convencionalidad. Es
mediante dicho bloque de normas, que los precedentes emanados de las cortes
establecidas por los sistemas regionales de protección de los derechos humanos
(interamericano, europeo, africano, árabe y asiático) vía el diálogo jurispruden-
cial, adquieren relevancia (adjudicación constitucional) en las resoluciones que
emite la Suprema Corte de Justicia de la Nación, máxime que en la presente
investigación se sostiene que los derechos humanos constituyen un patrimonio
común de la humanidad que conecta a los sistemas jurídicos del mundo, al
grado de poder hablar de un constitucionalismo global latu sensu.
Segunda. Previo a la reforma constitucional de derechos humanos en junio
de 2011, la doctrina jurisprudencial de la SCJN respecto a la ubicación de
los tratados internacionales (in genere) en el sistema de fuentes, derivada de la
interpretación del artículo 133, no gozaba de estabilidad, que experimentó una
gran evolución con motivo del análisis de los amparos en revisión 2069/91,
1475/98 y 120/200238 que resolvió el Pleno de la SCJN, los cuales fijaron tres
posturas sobre la jerarquía de las normas internacionales en el ordenamiento
jurídico nacional:

Amparo en Revisión 2069/91: Los tratados internacionales se ubican al


mismo nivel que las leyes federales y en un plano inferior a la Constitución.

Asimismo, puede citarse una importante tesis aislada, emitida por la entonces Sala Auxiliar
38

de la SCJN en 1970, cuyo rubro es constitución, supremacía de la. es un derecho público


individual. fuentes y evolución de este derecho, Séptima Época, Sala Auxiliar, Informe
1970, Parte III. Dicha tesis en la parte conducente señala: «…La supremacía de la Constitución
en México estriba en estar, ésta, sobre cualquier ley federal o tratado internacional, o sobre cualquier ley
local que esté en pugna con ella, sin que ninguno de los actos del poder público administrativo o
del Poder Judicial, federal o local, que no tengan lugar en un juicio de amparo, queden fuera
de esta supremacía constitucional, lo cual es significativo para el orden jerárquico constitucional
mexicano, por encarecer que la Constitución está por encima de cualquier otra ley o tratado,
o de cualquier otro acto del poder público que la contradiga o la viole, y lo que define, en su
esencia más nítida, esta supremacía de la Constitución, es su expresión como un derecho individual
público de la persona humana o de las personas morales…».

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Amparo en Revisión 1475/98: Los tratados internacionales que estén de


acuerdo con la Constitución, por cumplir con los requisitos formales
y materiales para tal efecto, se ubican jerárquicamente por encima de las leyes
federales y locales.
Amparo en revisión 120/2002: Donde el Pleno de la SCJN determinó: (I) la
existencia de un orden jurídico superior, de carácter nacional, integrado por
la Constitución, los tratados internacionales y las leyes generales; (II) la supremacía
de los tratados internacionales frente las leyes generales, federales y
locales bajo el principio pacta sunt servanda (monismo internacional).

Tercera. La convergencia entre el derecho internacional de los derechos


humanos (DIDH) y el derecho constitucional de las naciones (DC), incentiva
en diálogo jurisprudencial entre los órganos judiciales internacionales encar-
gados del control de convencionalidad y los que asumen el control de consti-
tucionalidad a nivel doméstico. Este fenómeno de intercambio de precedentes
entre las altas cortes de control de constitucionalidad y convencionalidad frente
a los tribunales regionales de protección de los derechos humanos constituye
la columna vertebral de lo que se ha denominado «constitucionalismo global».

VI. Referencias
BIBLIOGRÁFICAS

Canale, Damiano, “Usos y teorías del derecho comparado en la argumentación


judicial”, Carlos Bernal Pulido et al (coords.), El precedente en la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, 2018.
Maldonado Sánchez, Adán, El bloque de constitucionalidad en México. Hacia su integración y
aplicación, Tirant Lo Blanch, México, 2019.
Peters, Anne, “The refinement of international law: From fragmentation to regime
interaction and politicization”, International Journal of Constitutional Law, Vol. 15,
Issue 3, july 2017.

HEMEROGRÁFICAS

Suprema Corte de Justicia de la Nación, La jerarquía de los tratados internacionales respecto


a la legislación general, federal y local, conforme al artículo 133 constitucional, Decisiones
relevantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, núm. 36, México, 2009.

ELECTRÓNICAS

Deschamps, Marie and St-Hilaire, Maxime and Gemson, Pierre N., “The cross-
fertilization of jurisprudence and the principle of proportionality. Process and

59
Los precedentes de las Cortes...
Adán Maldonado Sánchez

Result from a Canadian Perspective”, abril 22, 2010, disponible en: https://
ssrn.com/abstract=2327537, http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.2327537. Fecha de
consulta 10 de septiembre de 2019.

NORMATIVAS

Acuerdo General 8/2015 del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal.


Acuerdo General 15/2013, de 23 de septiembre de 2013, del Pleno de la SCJN regula
el procedimiento para la declaratoria general de inconstitucionalidad.
Acuerdo General 16/2013 de 8 de octubre de 2013 del Pleno de la SCJN.

JURISPRUDENCIALES

Jurisprudencia P./J. 50/2014 (10a.), t. I, noviembre de 2014, [IUS 2 007 921].


Jurisprudencia XXVII.1o.(VIII Región) J/3 (10a.), t. III, marzo de 2013, [IUS 2 003
160].
Jurisprudencia P./J. 10/2015 (10a.), t. I, mayo de 2015, [IUS 2 009 172].
Jurisprudencia 1a./J. 42/2007 (9ª), t. XXV, abril de 2007, [IUS 172 759].
Jurisprudencia 2a./J. 9/2016 (10a.), t. I, febrero de 2016, [IUS 2 010 987].
Jurisprudencia P./J. 18/2007 (9ª), t. XXV, mayo de 2007, [IUS 172 524].
Tesis aislada I.3o.C.71 K (10a.), t. III, mayo de 2015, [IUS 2 009 046].
Tesis aislada, 7a. época, [IUS 807 296].
Tesis aislada P. C/92 (8ª), diciembre de 1992, [IUS 205 596].
Tesis aislada P. LXXVII/99 (9a.), t. X, noviembre de 1999, [IUS 192 867].
Tesis aislada P. IX/2007 (9ª), t. XXV, abril de 2007, [IUS 172 650].

60
_____________________________________

FORO
_____________________________________
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

LAS ESCUELAS JUDICIALES EN MÉXICO: SU


EVENTUAL TRANSFORMACIÓN EN INSTITUCIONES
DE EDUCACIÓN SUPERIOR
JUDICIAL SCHOOLS IN MEXICO: THEIR EVENTUAL
TRANSFORMATION INTO HIGHER EDUCATION INSTITUTIONS

Luis Fernando Barreda Vázquez*

Resumen: El presente estudio aborda un suceso singular que se viene


presentado en varias escuelas judiciales del país: su transformación
y evolución en instituciones de educación superior, que representa
un valor agregado para el ámbito jurisdiccional. Sin embargo, en esa
transición a institución de educación superior, que califica y distingue
entre escuelas judiciales clásicas y escuelas judiciales avanzadas,
se han detectado errores en los ordenamientos que las regulan,
relacionados con la vía y modelo jurídico elegidos en comparación
con los contemplados en la legislación educativa, al no ser el idóneo ni
el mejor si se atiende a la naturaleza jurídica de las escuelas judiciales
en tanto entidades del Estado.

Palabras clave: Escuelas judiciales; instituciones de educación


superior; educación judicial; enseñanza judicial.

Abstract: The present study addresses a unique event that has been
presented in several judicial schools in Mexico: its transformation and
evolution in institutions of higher education. However, in this transition
to an institution of higher education, which qualifies and distinguishes
between classic judicial schools and advanced judicial schools, errors
have been detected in the regulations that regulate them, related to the
legal route and model chosen in comparison with those contemplated
in the educational legislation, not being the ideal nor the best if one
attends to the legal nature of judicial schools as entities of the State.

Keywords: Mexico; judicial schools; higher education institutions;


judicial education.

Fecha de recepción: 19/02/2019


Fecha de aceptación: 12/04/2019

* Especialista en Derecho constitucional, Poder Judicial, Legislación educativa y Lingüística


jurídica.

63
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

Sumario: I. Introducción. II. Denominación y fines. III. Naturaleza


jurídica de las escuelas judiciales. IV. Similitud y relación de las
escuelas judiciales con instituciones de educación superior. V. Tipos
o clases de escuelas judiciales. VI. Escuelas judiciales clásicas.
VII. Escuelas judiciales avanzadas. VIII. El caso del Instituto de la
Judicatura Federal. IX. A manera de conclusión.

I. Introducción

E ste documento estudia un suceso singular que se viene presentado


en varias escuelas judiciales del país. Su transformación y evolución
en instituciones de educación superior (esto es, en planteles educa-
tivos) suceso que representa un valor agregado para los órganos jurisdiccionales
en general, y para los profesionales del derecho en lo particular que egresan de
este tipo de áreas académicas de los poderes judiciales en tanto lo hacen con
grado de especialidad,1 maestría y/o doctorado; ventajas importantes respecto a
otras escuelas judiciales que aún no poseen ese estatus. Dicha transformación
tiene su origen en diversos factores, entre los que destacan: I) La convicción
de que los cursos de actualización y capacitación tradicionales, objeto esencial
de las escuelas judiciales, por sí mismos no son suficientes. II) El nacimiento,
en algunas instituciones de educación superior, de los llamados posgrados
profesionalizantes, eventos académico-formativos orientados al conocimiento
actualizado y vinculado con el desempeño de determinados perfiles profesio-

1
Hasta hace relativamente poco tiempo el estudio de especialidad no otorgaba grado académico,
sólo diploma al considerarse como curso; sin embargo, con las reformas a la legislación
universitaria de varias instituciones de educación superior, autónomas por ley (entre ellas
la UNAM), como por ejemplo al Reglamento de Estudios de Posgrado, la especialidad en
tanto un tipo de educación superior, conforme al artículo 37, tercer párrafo de la Ley General
de Educación (DOF del 13 de julio de 1993, actualizada por última reforma DOF de 19 de
enero de 2018) y sus correlativos a las entidades federativas y Ciudad de México, otorga el
grado académico correspondiente; no obstante, el artículo 3º de la Ley para la Coordinación
de la Educación Superior, al referirse a la especialidad sigue hablando de cursos, al señalar:
“El tipo educativo superior es el que se imparte después del bachillerato o de su equivalente. Comprende la
educación normal, la tecnológica y la universitaria e incluye carreras profesionales cortas y estudios encaminados
a obtener los grados de licenciatura, maestría y doctorado, así́ como cursos de actualización y especialización”.
Por su parte, la Ley Reglamentaria del Artículo 5 Constitucional Relativo al Ejercicio de las
Profesiones en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México (DOF de 26 de mayo de 1945,
actualizada por última reforma DOF de 19 de enero de 2018), aplicable, conforme a su
artículo 13 y normativa en materia de profesiones, en toda la República vía convenios de
coordinación con las entidades federativas para la unificación del registro profesional, es
omisa respecto a estudios de posgrado y especialidades.

64
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

nales; verbigracia de jueces, magistrados y personal jurídico auxiliar de órganos


jurisdiccionales, que en la práctica vienen a sustituir los viejos conceptos de
actualización y capacitación que tradicionalmente ofrecen las escuelas judiciales
clásicas. III) La distinción conceptual, a la luz de las ciencias de la educación y
psicopedagogía, entre formación intelectual y formación profesional, concep-
to que ha cobrado fuerza en las últimas décadas y que alude a tres aspectos
esenciales: a) un proceso de instrucción integral que incluye la actualización
de conocimientos y el desarrollo de ciertas habilidades indispensables para
determinadas tareas especializadas bajo parámetros profesiográficos y pro-
fesiológicos;2 donde, en el caso de las escuelas judiciales, están orientadas al
desarrollo de destrezas requeridas en el ejercicio jurisdiccional; b) un moldeo
en la persona dirigido a perfeccionar ciertas cualidades innatas propias de la
personalidad; y c) un proceso psíquico, consciente e inconsciente, que origina
cierta pertenencia al poder judicial. Esta formación profesional, de acuerdo con
las disciplinas señaladas, no se presenta en el proceso de enseñanza-aprendizaje
universitario; es decir, en la formación intelectual.
Sin embargo, en esa transición a institución de educación superior que cali-
fica y distingue entre escuelas judiciales clásicas y escuelas judiciales avanzadas,
según se haya tomado o no la decisión de transformarlas hacia ese nuevo estatus,
se han detectado errores en los ordenamientos que las regulan, relacionados
con la vía y modelo jurídico elegidos en comparación con los contemplados en
la legislación educativa, al no ser el idóneo ni el mejor si se atiende a la natu-
raleza jurídica de las escuelas judiciales en tanto entidades del Estado. Errores
que si bien no se pueden calificar de graves, es importante que la autoridad
administrativa y/o jurisdiccional que las administra, en la hipótesis de llegar a
tomar la decisión de transformarlas en instituciones de educación superior, los
tome en consideración.
La metodología que se desarrolla en este trabajo es eminentemente prác-
tica, se concentra en el análisis de las disposiciones constitucionales y legales
que regulan a las escuelas judiciales en el país. Se presta especial atención
al enunciado de las leyes orgánicas, reglamentos internos y se confronta con
el lenguaje empleado en la pedagogía y en el discurso legal de la legislación
educativa, particularmente por lo que hace a la educación superior.

Disciplinas propias de las ciencias de la educación que estudian el ejercicio profesional a


2

partir de la tipología de la institución educativa, el perfil del profesionista y las habilidades


requeridas para determinada actividad profesional.

65
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

En las críticas y comentarios, se trata en lo posible de construir argumentos


cortos y precisos, en un lenguaje claro y sencillo. Como fuentes de información
se acude al Diario Oficial de la Federación, Gaceta, Periódico o Diario Oficial de
las entidades federativas y Ciudad de México; en su caso, a los acuerdos gene-
rales de los órganos colegiados de los poderes judiciales, esto es, del Pleno de
los Consejos de la Judicatura publicados en la web; el Pleno de los Tribunales
Superiores de Justicia de Ciudad de México y entidades federativas; en con-
secuencia, este documento carece de fuentes de información secundaria, es
decir, doctrina y referencias bibliográficas.

II. Denominación y fines


Instituto de la Judicatura, Instituto de Estudios Judiciales, Instituto de
Capacitación Judicial, Instituto de Especialización Judicial, Centro de
Capacitación Judicial, Centro de Estudios Judiciales; son algunas de las
denominaciones que utilizan la gran mayoría de leyes orgánicas de los poderes
judiciales de la Federación, de las entidades federativas y Ciudad de México,
para referirse a las áreas funcionales o espacios académicos que dentro de sus
estructuras administrativas y/o jurisdiccionales, tienen como objetivo y función
esencial “formar intelectual y profesionalmente”3 a los servidores públicos
que prestan sus servicios en tareas propias de las diversas categorías o cargos
jurisdiccionales;4 o bien, a los profesionales del derecho que aspiran a ellas, así
se constituye lo que en el medio forense se denomina como carrera judicial;5
conocidas popularmente, en el ámbito jurídico, con el nombre genérico de
“escuelas judiciales”.6

3
Note el lector que en la definición que se desarrolla se utiliza la palabra “formar” y no otra,
como “actualizar” o “capacitar”; esta sutil distinción es importante para el mensaje que se
quiere transmitir en este trabajo.
4
Arts. 110 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación; 188 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Ciudad de México y los correlativos a las leyes orgánicas de los poderes
judiciales de las entidades federativas. En adelante la referencia a la Ley o Leyes, se entenderá
como Ley Orgánica del Poder Judicial o leyes de los poderes judiciales.
5
Arts. 105 de la Ley de la Federación; 87 de la Ley de la Ciudad de México y los correlativos
a las entidades federativas.
6
Por método, se excluye de este estudio a las escuelas judiciales en materia electoral de los
poderes judiciales de la federación, entidades federativas y Ciudad de México, así como los
llamados tribunales administrativos y tribunales constitucionales autónomos.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

III. Naturaleza jurídica de las escuelas


judiciales

Desde un punto de vista interno —es decir, a la luz de las disposiciones cons-
titucionales y legales que las regulan, en términos del lenguaje utilizado en el
enunciado que las define, y de acuerdo con la ubicación que señala el organi-
grama correspondiente en sus documentos básicos— las escuelas judiciales se
constituyen generalmente como unidades administrativas de carácter centrali-
zado,7 u órganos auxiliares8 dependientes jerárquicamente del Consejo de la
Judicatura, cuando éste existe, o de una entidad similar; o bien, del Tribunal
en Pleno o en su defecto del Presidente del órgano jurisdiccional. Desde un
punto de vista externo, es decir, bajo la óptica del orden jurídico nacional en su
conjunto, forman parte de la estructura orgánica del Poder Judicial; técnica y
jurídicamente se consideran entidades del Estado.
Esta última concepción, cobra especial importancia por el fenómeno que
se presenta en algunas escuelas judiciales del país, al adoptar el estatus de ins-
tituciones de educación superior por medio de la figura del Reconocimiento
de Validez Oficial de Estudios (REVOE), sea a nivel secretario del ramo o por
decreto del gobernador de la entidad federativa; modelo jurídico que a la luz
de la legislación educativa es propio de las instituciones de educación superior
privadas, es decir, de particulares,9 lo que constituye un error de los ordena-
mientos que así lo disponen, salvo el caso del Instituto de la Judicatura Federal,
que ha tramitado el registro de planes y programas de estudio, en su calidad de
institución pública como establecimiento educativo, ante la Dirección General
de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública, como más adelante se
detalla.
7
A excepción de la escuela judicial del Estado de México que se constituye como un órgano
desconcentrado del Consejo de la Judicatura. Arts. 153 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
del Estado de México, y 4 segundo párrafo de su Reglamento. Así como el Instituto de
Estudios Judiciales del Tribunal Superior de Justicia de Ciudad de México, constituido como
un órgano desconcentrado del Consejo de la Judicatura. Art. 272 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de Ciudad de México.
8
Como es el caso del Instituto de la Judicatura Federal. Art. 92 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación.
9
Arts. 54 a 59, de la Ley General de Educación, y correlativos a las entidades federativas
y Ciudad de México; en relación con los acuerdos 17/11/17 por los que se establecen los
trámites y procedimientos relacionados con el reconocimiento de validez oficial de estudios
de tipo superior (DOF de 13 de noviembre de 2017); y 18/11/18 por el que se emiten los
Lineamientos por los que se conceptualizan y definen los niveles, modalidades y opciones
educativas de tipo superior (DOF de 27 de noviembre de 2018), y correlativos a las entidades
federativas y Ciudad de México.

67
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

IV. Similitud y relación entre las escuelas


judiciales y las instituciones de educación
superior

Las escuelas judiciales suelen ser identificadas, por las leyes orgánicas que las
rigen, como “áreas” o espacios “académicos”; en este contexto, tienen cierta
similitud con la actividad docente que desarrollan las instituciones de educa-
ción superior que ofrecen programas y planes de estudio tradicionales de es-
pecialidad, maestría y doctorado, denominados “pos-grados” o “post-grados”;10
sin embargo, salvo un número importante de casos de excepción, los eventos
académicos que imparten carecen de validez oficial de estudios, por lo que
están legalmente impedidas para expedir constancias, certificados, diplomas
y títulos de grado, con efectos ante terceros que permitan eventualmente a sus
egresados acreditar oficialmente ante otras instancias los estudios ahí realiza-
dos, a pesar de poseer instalaciones físicas, planta docente, y planes y progra-
mas de estudio en forma idéntica o muy similar a las instituciones de educación
superior. En la práctica, esta circunstancia representa para los egresados de las
escuelas judiciales, en lo individual, ciertas desventajas si se compara con egre-
sados de posgrado de las escuelas de derecho de las instituciones de educación
superior.
Ante este escenario, un buen número de leyes orgánicas de los poderes ju-
diciales, nueve de treinta y tres, para ser exactos, han sido reformadas en varios
sentidos; lo que origina la existencia de diversos tipos o clases de escuelas judi-
ciales en el país; donde en un extremo se encuentran las “clásicas” que no han
sido reformadas, y en el otro, se ubican aquellas que han evolucionado hacia
otro estatus jurídico; con ello se presentan avances significativos y novedosos
en su estructura orgánica y fines, al transformarse de simples áreas o espacios
académicos a instituciones de educación superior, con todos los efectos jurídi-
cos, académicos y formativos que implica, entre ellos: impartir eventos acadé-
mico-formativos, especialidades, maestrías y doctorados, con validez oficial de
estudios que les permite expedir títulos de grado a los servidores públicos de
los organismos jurisdiccionales o aspirantes a serlo.

Es usual en la lengua española o castellano, el uso indistinto del prefijo latino pos- y post-, ambos,
10

de acuerdo a las reglas de la lingüística, son correctos; si bien se recomienda preferentemente


el uso de pos- en todos los casos, incluidos aquellos en los que la siguiente palabra empieza
con vocal, como: poselectoral, posindustrial, posgrado, etc., sólo se recomienda el empleo de
post- cuando el prefijo se une a palabras que comienzan con “s”, para evitar así el contacto de
dos “s”, verbigracia: postsoviético.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

V. Tipos o clases de escuelas judiciales

De un análisis al enunciado legal de las leyes orgánicas y normativa interna


en lo que interesa, se desprenden diversos indicadores o elementos que las
distinguen unas de otras, principalmente respecto al estatus jurídico de la es-
cuela, oferta formativa, así como en el diseño y contenido de las unidades de
aprendizaje. En este contexto, las escuelas judiciales pueden ser clasificadas en:
clásicas y avanzadas, en varios niveles (según la vía jurídica elegida para consti-
tuirse como institución de educación superior), y la oferta académico-formativa
ofrecida.

VI. Escuelas judiciales clásicas

Se entiende por escuelas judiciales clásicas, para los efectos de este trabajo,
aquellas que no presentan novedades significativas; por dicha expresión se
entiende que todo elemento que viene a modificar la función académica y
formativa de la escuela judicial; en este sentido, se limitan a enunciar la estruc-
tura interna e integración de unidades administrativas y órganos colegiados de
apoyo académico; oferta de eventos académicos orientados a la actualización y
capacitación, investigación y difusión de obra, independientemente de la exten-
sión del discurso legal, en algunas muy amplio y en otras muy corto, integrado
por dos o más artículos. Sin embargo, se pueden ubicar en diversos niveles,
si del análisis a la legislación que las rige se desprenden uno o más elementos
distintivos relacionados precisamente con dichos eventos.
No se consideran como indicadores las actividades de actualización y capa-
citación en forma global, la investigación y generación de nuevo conocimiento,
difusión de material documental o edición de obra individual o colectiva, en
virtud de que constituyen elementos comunes contemplados en todos los or-
denamientos, independientemente de que en la práctica se cumpla o no con
dicha disposición.
Se considera como elemento distintivo la disposición que prevé la celebra-
ción de convenios de colaboración con otras instituciones, principalmente de
educación superior, como parte de las actividades de actualización y capacita-
ción, en virtud de que no se encuentra en todos los cuerpos normativos, in-
dependientemente de que en la práctica se realicen o no. En este contexto, del
examen a las leyes orgánicas de los poderes judiciales se observan dos niveles.
El primero, involucra a las escuelas judiciales que no poseen elementos distin-

69
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

tivos. El segundo, incluye a las escuelas judiciales que han celebrado algún tipo
de convenio con instituciones de educación superior.
En el primer nivel se encuentran las escuelas judiciales del poder judicial
de: Aguascalientes (Instituto de Capacitación Judicial),11 Coahuila de Zaragoza
(Instituto de Capacitación Judicial),12 Colima (Centro de Estudios Judiciales),13
Nayarit (Escuela Judicial),14 Nuevo León (Instituto de la Judicatura),15
Querétaro (Instituto de Especialización Judicial),16 Quintana Roo (Escuela
Judicial),17 Sinaloa (Instituto de Capacitación Judicial),18 Sonora (Instituto de la
Judicatura Sonorense),19 y Zacatecas (Sin denominación);20 cuyas leyes orgáni-
cas no contemplan ningún tipo de colaboración.
En el segundo nivel, se encuentran las escuelas judiciales del Poder Judicial
de la Federación (Instituto de la Judicatura Federal);21 y de los estados de:
Baja California (Instituto de la Judicatura),22 Baja California Sur (Instituto de
Estudios Judiciales),23 Chiapas (Instituto de Estudios Judiciales),24 Campeche
(Escuela Judicial y Centro de Capacitación),25 Durango (Universidad
Judicial),26 Guerrero (Instituto para el Mejoramiento Judicial),27 Jalisco
(Dirección de Investigación y Capacitación),28 Michoacán (Instituto de la
Judicatura),29 Puebla (Instituto de Estudios Judiciales),30 Tabasco (Centro de

11
Arts. 96- 98 de la ley del estado; arts. 39 a 44 del Reglamento del Consejo de la Judicatura del
Estado.
12
Arts. 141- 143 de la Ley. Arts. 3º, 22 y 32 de su reglamento.
13
Arts. 112 y 113 de la Ley.
14
Art. 99 de la Ley y Reglamento de la Escuela Judicial del Poder Judicial.
15
Arts. 95-102 de la Ley.
16
Arts.116-118 de la Ley.
17
Arts. 99, fracción III, 101 de la Ley.
18
Art. 81- 84 de la Ley.
19
Art. 100 de la Ley.
20
Art. 11-XXVII de la Ley.
21
Arts. 92 segundo párrafo y 95 fracción VII de la Ley.
22
Arts. 176-181 de la Ley; 6, frac. IV, V, 20, 21. 34- 37, del Reglamento Interior del Instituto de
la Judicatura.
23
Arts. 100- 102 de la Ley.
24
Arts. 99 - 101, fracción VII de la Ley.
25
Arts. 182 -186 y 187 a 195 de la Ley.
26
Art. 98 -103 de la Ley.
27
Art. 90, fracción VI de la Ley.
28
Arts. 161 -166 de la Ley.
29
Arts. 105 - 106 de la Ley.
30
Arts. 114 -116 de la Ley.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Especialización Judicial),31 Tamaulipas (Escuela Judicial),32 Tlaxcala (Instituto


de Especialización Judicial),33 San Luis Potosí (Instituto de Estudios
Judiciales), y Ciudad de México (Instituto de Estudios Judiciales del Consejo
34

de la Judicatura);35 cuyos ordenamientos contemplan la posibilidad de celebrar


convenios de colaboración con instituciones de educación superior, nacionales
o extranjeras,36 que en la práctica se traducen esencialmente en dos tipos de
colaboración:

1º.- Que catedráticos de la institución educativa participen en diversos even-


tos académicos, en forma física o virtual, en este último caso, en las
instalaciones del propio órgano o en las de la institución de educación
superior.
2º.- Que las instituciones educativas impartan, en forma física o virtual, uno
o más de sus programas académicos de posgrado, al personal jurídico
que presta sus servicios en el órgano jurisdiccional con el objeto de que
al concluir el programa, la institución educativa les expida a los partici-
pantes el título de grado correspondiente.

Sin embargo, dicha colaboración, en opinión de quien esto escribe, desde el


punto de vista formativo y, a la luz del orden jurídico nacional, en especial bajo
la óptica de la legislación educativa y los acuerdos de la autoridad en la materia,
no son las mejores ni las más idóneas, en razón de lo siguiente:
a) Convenios realizados con instituciones nacionales
Sus programas y planes de estudio, así como unidades de aprendizaje,
ya están definidos por la legislación que las rige y son de carácter genérico
no especializado en temas jurisdiccionales; en este sentido, aunque cubren
adecuadamente con la formación de tipo intelectual que les es propia, no ne-
cesariamente con las necesidades de formación profesional que requiere una
escuela judicial, ni las expectativas de los servidores públicos que participan en
calidad de alumnos.
31
Arts. 158-160 de la Ley.
32
Arts. 144-146 de la Ley.
33
Arts. 87-92 Quáter de la Ley.
34
Arts. 119-124 de la Ley.
35
Arts. 272- 275 de la Ley.
36
En la mayoría de las leyes orgánicas la atribución le corresponde al Consejo de la Judicatura,
a través de la Comisión de Carrera Judicial; en otras al Tribunal en Plano o directamente
al Presidente; atribuciones que por lo general son delegadas finamente en el Director de la
Escuela Judicial.

71
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

b) Convenios realizados con instituciones extranjeras


A pesar de que cuentan con validez oficial de estudios conforme al sistema
normativo de su país, al no pertenecer al sistema educativo nacional mexicano,
esa validez oficial extranjera no es necesariamente válida en México, lo que
provoca para los egresados de las escuelas judiciales, sujetarse a un proceso
administrativo de revalidación y/o equivalencia internacional de estudios, títu-
los, diplomas y grados ante la Secretaría de Educación Pública (en su calidad
de autoridad educativa federal), conforme a los tratados internacionales en la
materia, en la hipótesis de que el interesado pretenda obtener su validez plena
para efectos académicos o profesionales, así como la expedición de la cédula
de grado;37 quien deberá cubrir los derechos de revisión y, en su caso, los de re-
validación correspondientes, conforme a la Ley Federal de Derechos;38 donde
muchas veces por improcedente no se logran los fines deseados; ello, en razón
de que, bajo la óptica de la legislación educativa, si una institución de educación
superior por iniciativa propia o por convenio con una entidad mexicana, de
cualquier naturaleza jurídica (pública o privada), imparte estudios en México,
física o virtualmente, bajo las leyes de su país, esos estudios se consideran rea-
lizados en el extranjero, y como tales se sujetan a la legislación en la materia
que se ha señalado.39

VII. Escuelas judiciales avanzadas

Se entiende por escuelas judiciales avanzadas, para los efectos de este trabajo,
aquellas a quienes las leyes orgánicas que las rigen, y la normativa interna,
materializadas en acuerdos generales de los órganos colegiados, les otorgan
atribuciones para establecer convenios de colaboración, las cuales presentan
novedades altamente significativas que vienen a modificar en forma sustantiva
la estructura administrativa, y las funciones académica y formativa en beneficio
directo e inmediato del organismo jurisdiccional, en lo general, y del servidor
público, en lo particular; esto es, su transformación y evolución en instituciones
de educación superior.

37
Art. 38, fracción XV de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; en relación
con el 61 y 10 de la Ley General de Educación.
38
Art. 186, fracción XII, inciso c); y fracción XIV, inciso c) de la Ley Federal de Derechos.
39
Ley sobre la Celebración de Tratados, en relación con los Arts. 38 de la Ley Orgánica de
la Administración Pública Federal, y 61, 62, 63, 65 fracción I y 67 de la Ley General de
Educación.

72
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Del análisis a las leyes que las regulan y del examen al orden jurídico nacio-
nal, en especial el relativo a la legislación educativa federal y estatal, particu-
larmente por lo que hace la figura “validez de estudios”40 y al modelo jurídico
“reconocimiento de validez oficial de estudios”,41 se desprenden tres tipos de
escuelas judiciales en el país: i) las que han solicitado y obtenido el recono-
cimiento de validez oficial sobre los estudios que imparten de la autoridad
educativa del estado, ii) las que han obtenido el estatus de escuela libre univer-
sitaria por Decreto del Gobernador de la entidad federativa y, iii) las que en su
calidad de entidad pública, han establecido convenio de colaboración con la
autoridad educativa federal a efecto de que éstas registren sus programas acadé-
mico-formativos y expidan la cédula de grado correspondiente a sus egresados.
El primer tipo involucra a las escuelas judiciales cuya normatividad interna
otorga a la autoridad administrativa o jurisdiccional, atribución expresa o tá-
cita42 para tramitar el reconocimiento de validez oficial de estudios REVOE
ante el secretario del ramo y conforme a ello, estén en posibilidad de impartir
directamente uno o más programas de especialidad, maestría y doctorado, con
planes y programas de estudio, con docentes propios, así como para expedir
el título de grado correspondiente. En este segmento se encuentran las escue-
las judiciales de Chihuahua,43 Guanajuato,44 Estado de México,45 Morelos,46

40
Artículos 1º y 10, en relación con el 60 de la Ley General de Educación y los relativos a las
entidades federativas.
41
Artículo 1º; 10 en su fracción VI; 54 a 59, en relación con el 60 de la Ley General de Educación
y sus correlativos a la entidades federativas.
42
El dispositivo legal es omiso en ese sentido, sin embargo se presume tácita del reconocimiento
de validez oficial de estudios, toda vez que si la intención del legislador fuera otra, existiría
ordenamiento o disposición legal que así lo especificara. Identificadas con (*).
43
Artículos 145-J, 145-k, fracción II, 145-m, fracción IX; de la Ley; y, 2º y 58 del Reglamento
de la Escuela Judicial que denomina: Centro de Formación y Actualización Judicial.
44
Artículos 177, 179, fracciones IV y VIII; 180 de la Ley; 21, fracción II, 32 del Reglamento
del Consejo; 1º, 4º y 7º, fracción III del Reglamento de la Escuela de Estudios e Investigación
Judicial.
45
Artículo 52; 63, fracciones XIX y XXIII; 153; 154, fracción III de la Ley; 4º; 7º, fracción IV;
17, fracción II; 33, fracción II; 47, 48 y 64 del Reglamento de la Escuela Judicial.
46
Artículo 117, fracción VIII; 119, fracciones II y III de la Ley y 5 y 6 del Reglamento de la
Escuela Judicial.

73
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

Oaxaca,47 Veracruz,48 y Yucatán;49 que ofrecen programas de posgrado con


reconocimiento de validez oficial de estudios.

Chihuahua

De la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Chihuahua:

Artículo 145-k. El Centro tendrá las siguientes funciones: [...]


II. Organizar maestrías, especialidades, diplomados, cursos, seminarios
[...]

Artículo 145-m. Corresponde al Director del Centro: [...]


IX. En coordinación con los jefes de departamento [...] realizar los
trámites necesarios para el reconocimiento de validez oficial [...] que en
cada caso se requiera ante las autoridades competentes;

Del Reglamento del Centro de Formación y Actualización judicial;

Artículo 2. Para los efectos del presente reglamento, se entenderá por:


Actividades. Los doctorados, maestrías, especialidades [...]
Posgrados. Los doctorados, maestrías y especialidades avaladas por las
autoridades de educación

Artículo 58.- El Centro, atendiendo a las respectivas disposiciones


legales en materia de educación, se encargará de la implementación de
programas de posgrado de nivel:
I. Especialidad;
II. Maestría; y,
III. Doctorado.

Guanajuato

De la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Guanajuato:

Artículo 177. La Escuela de Estudios e Investigación Judicial es un


órgano especializado de investigación y educación superior, dependerá
47
Artículos 93 de la Ley; 78 y 80 del Reglamento de la Ley; 1º, 3º, fracción IV y 15 del
Reglamento Interior del Instituto de Capacitación y Especialización.
48
Artículo 104 de la Ley; 7, fracción IV; 47 del Reglamento Interior del Consejo de la Judicatura;
34, fracción I; 35, fracción III; 58, fracciones II y III; 62 y 91, fracción III, del Reglamento
Interior del Instituto de Formación.
49
Artículos 112, fracción II, inciso b); 129, 132, fracción VIII de la Ley.

74
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

directamente del Consejo del Poder Judicial y gozará de autonomía


técnica para definir los contenidos académicos.

Del Reglamento Interior del Consejo:


Artículo 21. El Consejo contará con los siguientes órganos auxiliares: [...]
II. Escuela de Estudios e Investigación Judicial;

Artículo 32. La Escuela es un órgano especializado de educación


superior [...]

Del Reglamento de la Escuela de Estudios de Investigación Judicial:

Artículo 4°. La Escuela es un órgano especializado de investigación y


educación superior, dependerá directamente del Consejo del Poder
Judicial y gozará de autonomía técnica para definir los contenidos
académicos.

Artículo 7°. Corresponde a la Escuela: [...]


III. Establecer programas académicos de educación superior especializada
orientados a la profesionalización de la función jurisdiccional.

Estado de México

De la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de México:

Artículo 64.- Son facultades y obligaciones del presidente del Consejo de


la Judicatura: [...]
X. Vigilar el funcionamiento y las atribuciones del Instituto de
Capacitación y Especialización Judicial, conforme a las normas aprobadas
por el Consejo de la Judicatura

Artículo 156.- La Escuela Judicial del Estado de México tendrá como


atribuciones, el establecer: [...]
III Programas académicos de educación superior especializada
orientados a la profesionalización de la función jurisdiccional. [...]
IX. Cursos continuos de preparación para las distintas categorías de la
Carrera Judicial.

Del Reglamento de la Escuela Judicial:


Artículo 4. La Escuela es una Institución de Educación Superior
Especializada... para profesionalización a través de la Carrera Judicial,
como para los Estudios de Posgrado [...]

75
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

Como órgano desconcentrado del Consejo, es la instancia competente


para llevar a cabo la formación y actualización de los aspirantes a ingresar
o ser promovidos en cualquiera de las categorías señaladas en la Ley
Orgánica. [...]

Artículo 7. Para el cumplimiento de sus fines, la Escuela estará integrada


por: [...]
IV. La Dirección de Posgrado [...]

Artículo 17. El Director de Posgrado tendrá las siguientes facultades y


obligaciones: [...]
II. Instrumentar los programas de Especialidad, Maestría y Doctorado;
[...]

Artículo 33. La Escuela desarrollará fundamentalmente, los siguientes


programas básicos: [...]

II. El Programa de Estudios de Posgrado;

Artículo 47. La Escuela impartirá los Estudios de Posgrado contemplados


dentro del Sistema Educativo Nacional, en los siguientes niveles:
I. Especialidad;
II. Maestría; y
III. Doctorado.

Artículo 48. Los programas educativos de posgrado que se ofrezcan


dentro de la Escuela, observarán la normatividad vigente en la materia.
[...]

Artículo 64. Los estudios de posgrado comprenderán las modalidades


siguientes:
I Especialidad;
II. Maestría; y
III. Doctorado.

Morelos

De la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Morelos:

Artículo 145.- La Presidencia del Consejo de la Judicatura Estatal tendrá


bajo su dependencia a la Escuela Judicial, cuyas funciones serán las de
adiestrar el personal que deba prestar sus servicios en el Poder Judicial,
mejorar la capacidad del que esté laborando y especializar a los servidores
públicos en las distintas ramas de la administración de justicia.

76
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

La composición y funcionamiento del instituto se regirá por el


Reglamento Interior del Consejo.

Del Reglamento Interior del Consejo de la Judicatura:


Artículo 18.- Son facultades del Presidente del Consejo, además de las
señaladas en el artículo precedente, las siguientes:
IV.- Establecer y signar convenios y acuerdos con instituciones
educativas de nivel superior, o especializadas, en el Estado, en el país
o en el extranjero que tengan por objeto la capacitación, actualización y
mejoramiento de los servidores públicos del Poder Judicial;

Artículo 37.- La Carrera Judicial estará a cargo del Presidente de Consejo


y tendrá las atribuciones siguientes: [...]
VI.- Proponer al Consejo la suscripción de convenios y acuerdos con
Instituciones educativas de nivel superior o especializadas, en el estado,
en el país o en el extranjero, que tengan por objeto la capacitación,
actualización, investigación y mejoramiento de los servidores públicos
del Poder Judicial

Acuerdo del Consejo de la Judicatura:


2 Este Reglamento es de observancia obligatoria [...] para efectos de su
interpretación se entenderá por: [...]
IV. SEEM: La Secretaría de Educación del Estado de Morelos;
EJPJEM: La Escuela Judicial del Poder Judicial del Estado de Morelos;
[...]
6 los estudios impartidos por la EJPJEM de conformidad con el
Convenio de Colaboración suscrito por la SEEM y la EJPJEM, así como
lo dispuesto en el artículo 106 de la Ley de Educación del Estado de
Morelos, [...]
La EJPJEM impartirá estudios de posgrado [...]
Lo anterior de acuerdo a los requisitos establecidos por la Secretaría
de Educación Pública y relacionados con el reconocimiento de validez
oficial de estudios del tipo superior.[...]
La Maestría proporcionará [...]
El Doctorado procurará [...]

Oaxaca

Del Reglamento Interior del Instituto de Capacitación y Especialización:

77
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

Artículo 3.- El Instituto tiene como objetivos: [...]


IV. Expedir grados académicos y reconocimiento curriculares en los
términos que prevén las leyes y ordenamientos educativos

Veracruz

Del Reglamento Interior del Instituto de Formación:

Artículo 58. El Instituto impartirá los Estudios Superiores contemplados


dentro del Sistema Educativo Nacional, bajo los siguientes niveles: [...]
II. Especialidad;
III. Maestría; y
IV. Doctorado.

Yucatán

De la Ley Orgánica del Poder Judicial:

Artículo 132.- La Escuela Judicial tendrá las siguientes atribuciones: [...]


VIII.-Implementar planes de estudio formalizados con reconocimiento
de validez oficial

Las disposiciones reproducidas son criticables en razón de lo siguiente:


1º. Las escuelas judiciales, técnica y jurídicamente, se consideran entidades
del estado, de acuerdo a su naturaleza jurídica desde un punto de vista exter-
no; esto es, a la luz del orden jurídico nacional en su conjunto, como se vio
líneas arriba, en tanto órganos administrativos y/o académicos de los poderes
judiciales; atendiendo a lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 10,
fracciones V, VI y VII en relación con el 60 de la Ley General de Educación,
disposiciones que se replican en las leyes de educación de todas las entidades
federativas y Ciudad de México, que señalan en lo que interesa:

Artículo 10. [...]


Constituyen el sistema educativo nacional: [...]
V.- Las instituciones educativas del estado;
VI.- Las instituciones de los particulares, con autorización o con
reconocimiento de validez oficial de estudios;
VII.- Las instituciones de educación superior a las que la ley otorga
autonomía.

Artículo 60. Los estudios realizados dentro del sistema educativo


nacional tendrán validez en toda la República.

78
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Claramente se desprende que, al no ser instituciones particulares sujetas a


un reconocimiento de validez oficial de estudios, otorgado por el Estado, en
tanto forman parte de él, no les es aplicable la fracción VI si no la V del artículo
10 de la Ley General de Educación y las correlativas a las entidades federativas.
2º. Al parecer existe confusión entre el modelo jurídico “reconocimiento de
validez oficial de estudios” y la figura “validez oficial de estudios”. La “validez
oficial de estudios”, es la figura jurídica por medio de la cual las instituciones
de educación superior, públicas y privadas, además de impartir enseñanza en
ese tipo de estudios (esto es, licenciatura, especialidad, maestría y doctorado),
les otorga atribuciones para expedir constancias, certificados, diplomas y títu-
los de grado con efectos ante terceros. Sin embargo, la doctrina jurídica en la
materia, distingue entre validez oficial originaria o intrínseca, y validez oficial
derivada u otorgada. La primera es propia de las instituciones del Estado; esto
es, de las instituciones de educación superior de carácter público sean federales
o estatales; es decir, aquellas instituciones de educación superior creadas por
un acto jurídico de los poderes legislativo, ejecutivo y eventualmente judicial,
gracias a la atribuciones que les conceden los ordenamientos constitucionales
y legales que las rigen. La validez oficial derivada u otorgada es aquella que el
titular del Poder Ejecutivo Federal o estatal, por medio de decreto presidencial
o del gobernador, otorga el estatus de “Escuela Libre Universitaria;”50 o bien,
mediante la autoridad educativa correspondiente, otorga a las instituciones de
educación superior privada por medio de un acto jurídico de carácter admi-
nistrativo denominado “reconocimiento de validez oficial de estudios”, que les
permite expedir constancias, certificados y títulos de grado con efectos ante
terceros.
3°. El modelo jurídico de “reconocimiento de validez oficial de estudios”,
conforme a lo señalado en los artículos 55, 57 y 58 de la Ley General de
Educación, que igualmente se replican en las leyes de educación de las entida-
des federativas y Ciudad de México, señalan:

Artículo 55.- [...] los reconocimientos de validez oficial de estudios se


otorgarán cuando los solicitantes cuenten:
I.- Con personal que acredite la preparación adecuada para impartir
educación [...]

Ley Reglamentaria de las Escuelas Libres del 22 de octubre del 1929. Sentencia de 8 mayo
50

de 1933 sobre la naturaleza jurídica de las escuelas libres, Semanario Judicial de la Federación,
Quinta Época, t. XXXVII-1.

79
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

II.- Con instalaciones que satisfagan las condiciones higiénicas, de


seguridad y pedagógicas que la autoridad otorgante determine [...]
III.- Con planes y programas de estudio que la autoridad otorgante
considere procedentes. [...]

Artículo 57.- Los particulares que impartan educación [...] con


reconocimiento de validez oficial de estudios deberán: [...]
II.- Cumplir con los planes y programas de estudio que las autoridades
educativas competentes hayan determinado o considerado procedentes;
[...]
V.- Facilitar y colaborar en las actividades de evaluación, inspección y
vigilancia que las autoridades competentes realicen u ordenen.

Artículo 58.- Las autoridades que otorguen reconocimientos de validez


oficial de estudios deberán inspeccionar y vigilar los servicios educativos
respecto de los cuales concedieron […] reconocimientos.

De donde se desprende que el modelo de reconocimiento de validez oficial


de estudios tiene diversos efectos jurídicos, entre ellos: i) cumplir con los pla-
nes y programas que la autoridad determine o considere procedente, y ii) el de
inspección y vigilancia de la autoridad educativa hacia las instituciones que se le
ha otorgado. Estos efectos jurídicos adquieren suma importancia en la medida
que puede lesionar la independencia del poder judicial en sus tareas de forma-
ción, por actos de injerencia del ejecutivo en actividades del judicial. Detalle
que, en opinión de quien esto escribe, obliga a buscar otras fórmulas jurídicas
o vías legales, distintas al reconocimiento de validez oficial de estudios, que
permitan a las escuelas judiciales que hayan adquirido el estatus de institucio-
nes de educación superior, o aquellas que eventualmente pretendan hacerlo,
de acuerdo a los ordenamientos que las rigen, desarrollar sus actividades de
formación sin lesionar su independencia técnica.
El segundo tipo, involucra a la escuela judicial que le ha sido otorgado el
estatus de “Escuela Libre de Educación Superior Universitaria”, por Decreto
del gobernador del estado en ejercicio de sus atribuciones constitucionales, 51
y conforme a ello, se encuentra en posibilidad de impartir directamente uno o
más programas de especialidad, maestría y doctorado, con planes y programas
de estudio, con docentes propios, y de expedir el título de grado correspon-

Artículo 71.- Son facultades y obligaciones del Gobernador: I.- Promulgar y ejecutar las Leyes
51

y Decretos, proveyendo en la esfera administrativa lo necesario para su exacta observancia;

80
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

diente; en este segmento se ubica la escuela judicial del Estado de Hidalgo. 52


Decreto que, en lo que interesa, dispone:

PRIMERO: Se otorga al Instituto de Profesionalización e Investigaciones


Jurídicas del Poder Judicial del Estado de Hidalgo, la categoría de Escuela Libre
de Educación Superior Universitaria.

SEGUNDO: La Secretaría de Educación Pública del Estado de Hidalgo,


validará los Certificados, Constancias, Diplomas, Títulos o Grados Académicos,
que emita el Instituto de Profesionalización e Investigaciones Jurídicas del Poder
Judicial del Estado de Hidalgo, en los respectivos Planes y Programas, los que
tendrán validez en toda la República Mexicana una vez realizado dicho acto.

TERCERO: Se faculta a la Secretaría de Educación Pública del Estado de


Hidalgo, para orientar al Instituto de Profesionalización e Investigaciones
Jurídicas del Poder Judicial del Estado de Hidalgo en el desarrollo de los Planes,
Programas y Matrículas, conforme a las necesidades del servicio.

Al respecto, gracias al estatus de escuela libre universitaria, la escuela


judicial del estado de Hidalgo, denominada “Instituto de Profesionalización
e Investigaciones Jurídicas”, no necesariamente está sujeto a la inspección y
vigilancia de la autoridad educativa del estado, en el sentido de las escuelas
con reconocimiento de validez oficial de estudios expedido por el secreta-
rio del ramo; sin embargo, conforme al artículo Tercero reproducido, dicha
autoridad está facultada para “orientar”(...) “en el desarrollo de Planes, Programas y
Matriculas”. Empero, de acuerdo al artículo 10 de la Ley General de Educación,
transcrito líneas arriba y su correlativo 10 de la Ley de Educación del Estado, 53
al ubicarse en la hipótesis contenida en la fracción VI del dispositivo federal
y mismo numeral del local, así como precedentes de jurisprudencia;54 el régi-
52
Artículos 147, 148, 149, fracción II y 150, segundo párrafo de la Ley Orgánica; y, Decreto del
Ejecutivo.
53
Artículo 10.- La educación que impartan el Estado, sus organismos descentralizados, órganos
desconcentrados, y los particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial
de estudios, es un servicio público.

Constituyen el Sistema Educativo Estatal:

[...]

V. Las instituciones educativas del Estado, de sus organismos descentralizados y órganos
desconcentrados;

VI. Las instituciones de particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial
de estudios;
54
Ley Reglamentaria de las Escuelas Libres del 22 de octubre del 1929. Sentencia de 8 mayo
de 1933 sobre la naturaleza jurídica de las escuelas Libres, Semanario Judicial de la Federación.,
Quinta Época, t. XXXVII-1.

81
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

men libre por decreto constituye un procedimiento especial y privilegiado de


reconocimiento de validez oficial de estudios, en virtud de que es otorgado a la
institución educativa por el titular del ejecutivo, es este caso estatal, en ejercicio
de sus facultades reglamentarias; sin embargo, se hace notar que, conforme al
artículo Segundo, también transcrito, dicho reconocimiento de validez oficial
de estudios a la escuela opera en el egresado de la institución; es decir, una vez
concluidos sus estudios de grado, necesitará solicitar ante la autoridad educati-
va del Estado de Hidalgo la “validación de estudios”.

VIII. El caso del Instituto de la Judicatura


Federal

El tercer tipo de escuela judicial involucra al Instituto de la Judicatura Federal,


regulado por los artículos 92-97 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación; que en su calidad de “órgano auxiliar del Consejo de la Judicatura Federal
en materia de investigación, formación, capacitación y actualización de los miembros del Poder
Judicial de la Federación y de quienes aspiren a pertenecer a éste”, y “...en tanto sujeto a la
normatividad aplicable a las instituciones públicas”, el Consejo de la Judicatura cele-
bró “Convenio Marco de Colaboración” 55 con la Secretaría de Educación Pública
a efecto de registrar ante la Dirección General de Profesiones los planes y
programas de estudio, con el fin de que la citada autoridad educativa del Poder
Ejecutivo Federal expida a sus egresados la cédula de grado correspondiente a
los estudios realizados; lo que hace del Instituto de la Judicatura Federal, desde
el punto de vista normativo, dada la vía jurídica de validez oficial de estudios
elegida, la escuela judicial más avanzada del país, en tanto mantiene su inde-
pendencia técnica, lo que constituye un valor agregado, en el sentido de que los
estudios de posgrado registrados, además de los conocimientos, habilidades y
destrezas adquiridas orientadas a la función jurisdiccional de la que hablan los
artículos 95 y 96 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, los
servidores públicos o aspirantes a serlo que participan en calidad de alumnos,
egresan con el grado correspondiente a los estudios realizados; este plus del
posgrado en el Instituto de la Judicatura Federal representa para los egresados,
miembros o no miembros del Poder Judicial de la Federación, algo más que
un extra, toda vez que, independientemente del valor intrínseco de lo que re-
presenta poseer un posgrado otorgado por una de las instituciones de mayor
prestigio en el país, dicha especialización viene a representar un factor decisivo

Convenio Marco de Colaboración que Celebran el Consejo de la Judicatura Federal y la


55

Secretaria de Educación Pública. DOF de 28 de agosto de 2017.

82
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

en la vida profesional del abogado que se proyecta más allá de su permanencia


y/o pertenencia al Poder Judicial de la Federación.
Sin embargo, es preciso insistir, como también se señala arriba, que la tran-
sición de una escuela judicial en institución de educación superior requiere
diversos cambios estructurales de fondo y forma, tanto por lo que se refiere
a cuestiones orgánico-administrativas en áreas funcionales, como por lo que
hace a aspectos sicopedagógicos, en especial, aquellos relacionados con la im-
plementación de programas pedagógicos y didácticos, orientados a la capacita-
ción de profesores de posgrado; contenido de planes y programas de estudio
o unidades de aprendizaje, carga de créditos y sistemas de evaluación, estos
últimos tanto para el ingreso de aspirantes como para el egreso del posgrado;
todo ello representa un reto para el Instituto de la Judicatura Federal en su
doble estatus, por un lado, como área funcional encargada de la formación,
capacitación y actualización del personal jurídico, amén de sus tareas cotidia-
nas de capacitación de personal operativo y, por otro, como institución de
educación superior.
Ello obliga a las autoridades y órganos de decisión del Consejo de la
Judicatura Federal (al Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
y del Consejo de la Judicatura Federal, al Pleno del Consejo, a la Comisión
de Carrera Judicial y a la Dirección General del Instituto de la Judicatura
Federal), a reflexionar en el sentido de establecer un equilibrio razonable entre
la formación intelectual y la formación profesional, sin olvidar que el Instituto
de la Judicatura Federal, nace como una institución cuya tarea esencial es la
formación profesional y, en este sentido, ponderar en privilegiar el contenido
formativo propio de entidades orientadas a la formación profesional, sobre el
informativo característico de instituciones de educación superior; por otro, qui-
zá el más importante, diseñar sistemas de evaluación de egreso del posgrado
altamente especializados que corran en paralelo al tipo de formación elegida.

IX. A manera de conclusión

Las escuelas judiciales de las entidades federativas que han sido trasformadas
en instituciones de educación superior, bajo el modelo jurídico de reconoci-
miento de validez oficial de estudios (REVOE) del secretario del ramo estatal,
vía jurídica propia de instituciones privadas y no de entes públicos, como se ha
señalado, están sujetas a la evaluación, inspección y vigilancia permanente y
continua, en mayor o menor grado, de sus actividades académicas, por la auto-
ridad educativa donde operan, que fue la que les otorgó dicho reconocimiento;

83
Las escuelas judiciales en México: su eventual transformación...
Luis Fernando Barreda Vázquez

entre otras, en materia de planes y programas de estudio o unidades de apren-


dizaje, personal docente y exámenes de grado, lo que afecta su independencia
técnica; en razón de ello, es recomendable que los órganos de decisión de
estos espacios académicos de los poderes judiciales estatales analicen para
sus escuelas judiciales, en tanto instituciones públicas, rutas jurídicas distintas
al reconocimiento de validez oficial de estudios que les permita cumplir con
absoluta libertad la tarea de formar a sus cuadros profesionales sin depender
de otros entes;, en su caso, conforme a su propia realidad, replicar el modelo
del Instituto de la Judicatura Federal. Lo propio aplica para aquellas escuelas
judiciales que aún no han dado ese paso.

84
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

UNA INTERPRETACIÓN DE LA EQUIDAD BAJO LOS


CONCEPTOS GRIEGOS DE LA “ISONOMÍA” Y LA
“EPIKEIA”
AN INTERPRETATION OF EQUITY UNDER THE GREEK
CONCEPTS OF “ISONOMÍA” AND “EPIKEIA”

José Sebastián Gómez Sámano*

Resumen: En este ensayo, se estudian los conceptos griegos de


“isonomía” y “epikeia”, y se exponen ciertos paralelismos de éstos en
la actualidad, con el positivismo y en el iusnaturalismo.

Palabras clave: Isonomía; epikeia; positivismo; iusnaturalismo.

Abstract: This essay analizes the greek concepts of “isonomy”


and “epikeia”, and establish certain paralelisms of those ideas in the
positivism and iusnaturalism.

Keywords: Isonomy; epikeia; positivism; iusnaturalism.

Fecha de recepción: 09/01/2018


Fecha de aceptación: 05/04/2018

* Secretario del Juzgado Octavo de Distrito en Materia Administrativa del Primer Circuito, con
residencia en la Ciudad de México.

85
Una interpretación de la equidad bajo los conceptos griegos...
José Sebastián Gómez Sámano

Sumario: I. Introducción. II. Una interpretación del nacimiento y


evolución de la equidad. 1. De themis a dike. 2. De la isonomía a la epikeia.
3. Positivismo. Negación de la justicia y de la equidad. Derecho al
servicio del poder. 4. Principialismo. Incorporación de la justicia y
reivindicación del juez. III. Concepto de justicia y equidad. Elementos:
distributiva y conmutativa. IV. Conclusiones. V. Referencias.

I. Introducción

E n este trabajo se hará una interpretación acerca de la equidad a la


luz de los conceptos de isonomía (igualdad formal ante la ley) y de la
epikeia (igualdad sustancial entre las personas).
Se establecerá que, en el ámbito de la isonomía, existe una omnipotencia del
legislador que borra la función del juez, que es aplicar el derecho con justicia y
equidad. La equidad carece de contenido propio puesto que, en esta concep-
ción, el juez debe aplicar a rajatabla la ley impersonal, abstracta y general.
En cambio, en el ámbito de la epikeia (cuyo concepto se aborda en el cuerpo
del presente trabajo) sí existe propiamente la equidad, ya que se le concede
al juez la facultad de matizar la aplicación de la ley por medio de principios,
valores, y elementos para ponderar la situación.
Se establecerá que la equidad surge del paso de la isonomía —igualdad formal
ante la ley— al de la epikeia —igualdad sustancial traducida como equidad—. En
el modelo de la isonomía, el legislador quiso borrar cualquier diferencia entre
las personas y decidió que la ley debía aplicarse a rajatabla (dura lex, sed lex); en
cambio, en el estadio de la equidad, la justicia se vuelve más humana, ya que
percibe las diferencias socioculturales y aplica la ley en atención a las circuns-
tancias del caso.
Se indicará que el positivismo incorporó el paradigma isonomía al señalar
que la ley era la única fuente del derecho, sin considerar ningún otro valor
trascendente (como la justicia) para frenar el poder de la ley y del Estado, y
estableció como principio rector el de la igualdad formal ante la ley.
Posteriormente, en la segunda mitad del siglo XX y hasta nuestros días,
después de las atrocidades del fascismo, especialmente del nazismo, se ha
decidido retornar otra vez los principios que deben animar a la ley positiva, y
reivindicar la figura del juez al retomar a la epikeia y a los principios sustanciales
para frenar al poder.

86
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

II. Una interpretación del nacimiento y


evolución de la equidad
1. De themis a dike

En los inicios de la convivencia entre seres humanos —anteriores a la civili-


zación—, los hombres vivían sujetos a una “regla”: la ley del más fuerte. Este
estadio es el que narra Thomas Hobbes cuando afirma que existía una guerra
de todos contra todos (bellum omnium contra omnes) y que el hombre era el lobo
del hombre (homo homini lupus). Algunos griegos consideraban que la ley del
más fuerte era justa, pues así sucedía en el terreno de la naturaleza, en la cual
los animales fuertes predominaban sobre los débiles. El sofista Callicles en la
Grecia clásica, por ejemplo, en el diálogo de Gorgias de Platón, sostiene que tal
como lo muestra la naturaleza, resulta un hecho que el más fuerte o poderoso
prevalece sobre el débil, y por ello considera que lo natural o justo es que “el
fuerte domine al débil y que posea más” (483d). Éste, a grandes rasgos, era el
paradigma de themis, que presentaba una concepción del fenómeno jurídico
bajo una luz autoritaria y arbitraria.
Pronto, cuando se empezó a racionalizar el mundo, y se vio que resultaba
insostenible esta lucha encarnizada y el predominio del fuerte sobre el débil
(modelo en el cual los sujetos “resolvían” sus propios asuntos por propia mano
—autotutela—), se encomendó a un tercero imparcial para que solucionara las
diferencias entre las personas —surgimiento de la heterocomposición—. Este
tercero imparcial tenía que resolver conforme a algún criterio, por lo cual me-
diante reiterados ejercicios empezó a surgir la medida de la justicia, consistente
en que a cada quien había de dársele lo suyo. Relata así Hesíodo este cambio en
palabras del filólogo Werner Jaeger: “En su jerarquía de los seres, el hombre es
superior a las demás criaturas, pues si Zeus ordenó que los peces y los pájaros
se devoren entre sí, en estado permanente de guerra, dio al hombre el derecho,
dike, como bien supremo de la vida”.1
En este momento, se transita del paradigma de themis al de dike, y aquí nace
el juez, se manifiesta propiamente el derecho; por último, surge en este preciso
instante la justicia. No es casualidad que exista una íntima vinculación entre las
etimologías de juez, justicia y derecho, tanto en los griegos, como en el Derecho
Romano. El juez (dikastés, iudex) es el hacedor de justicia (dikaiosunê, ius-titia), es

Werner, Jaeger, La alabanza de la ley, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid,


1

1982, pp. 5-6.

87
Una interpretación de la equidad bajo los conceptos griegos...
José Sebastián Gómez Sámano

decir, el que hace ejecutar el derecho (to dikaion), que es parte de la justicia
general.2 “La tendencia general iba de una concepción autoritaria del derecho a
una concepción racional que implicaba igualdad (dike solía definirse como “lo
igual”) y obligación mutua”. 3 Por eso, Aristóteles, en su Ética a Nicómaco, afirma
que ir al juez es ir a la justicia, 4 y que el gran romanista Álvaro D´ors afirme lo
siguiente: “podremos definir el derecho como aquello que declaran los jueces
(ius, quod iudex dicit)”. 5
Sófocles narra un mito muy bello acerca de la asignación por parte de los
dioses de cualidades a los animales y al hombre, el cual se asemeja al cambio
acontecido de themis a dike. Este mito trata sobre la asignación de las herra-
mientas a los animales y a los hombres para sobrevivir. Los dioses olímpicos
encomendaron a Epimeteo, hermano de Prometeo, la tarea de dotar a los
animales y al hombre de las herramientas necesarias para lograr su super-
vivencia. Concedió a algunos animales grandes extremidades, a otros largos
pelajes, a unos, mayor agilidad. Cuando le tocó el turno al hombre, se percató
que había agotado la gran mayoría de los dones —por eso el hombre no se
distingue por alguna cualidad extraordinaria en términos físicos—, por lo cual
su hermano Prometeo vino en su auxilio, y le dio al hombre el fuego de los
dioses para compensar la insuficiencia de sus dotes naturales. Sin embargo,
con sólo la técnica del fuego, el hombre pronto empezó a utilizarlo para agredir
a su semejante y con ello se inició la violencia, la destrucción y “la humanidad
pareció a punto de perecer miserablemente por obra de sus propios inventos”.6
El hombre fue incapaz de solucionar esta situación por la mera técnica, por
lo cual Zeus, quien vio al hombre portador de una gran misión, le envió un
don que le salvaría de la autodestrucción: el don de la ley y la justicia; “y no lo
imprimió en el espíritu de algunos individuos, como ocurriera con el talento
para los inventos técnicos, sino en el corazón de todo ser humano”.7
En este paso de themis a dike, se instauró un cambio que marcará la vida del
derecho. Al igual que en la filosofía se pasó de una visión dominada por los
dioses a una visión racional del mundo (del mito al logos), en la astronomía se
pasó del geocentrismo al heliocentrismo, en el siglo XX, en algunas naciones,
2
Corral Genicio, Jerónimo, “La noción de justicia en la retórica de Aristóteles”, Revista telemática
de filosofía del derecho (RTFD), núm. 6, 2002-2003, p. 20.
3
Werner, Jaeger, op. cit., p.22.
4
Ética a Nicómaco, Libro V, Cap. 1, disponible en: http://www.filosofia.org/cla/ari/azc01128.htm
5
Perez Luño, Antonio Enrique, “¿Qué significa juzgar?”, La Justicia Procesal, Consejo General
del Poder Judicial, Madrid, 2010, p. 19.
6
Werner, Jaeger, op. cit., p. 33.
7
Idem.

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de una cosmovisión totalitaria del Estado al personalismo8 —en la que se ve a la


persona humana como el fin de todo el orden político—, en el derecho se pasó
del paradigma de la fuerza (themis) al del derecho o la razón (dike).
Posteriormente themis se fue refinando, no sólo consistió en el predominio
del más fuerte, propio de sociedades pre-jurídicas, sino que ahora themis se
transformó en la ley. La ley se convirtió pronto en el instrumento del pode-
roso y fue monopolizada por distintas formas de gobierno: la monarquía, la
aristocracia y la democracia en las formas puras o buenas de gobierno —según
Aristóteles–; o bien en la tiranía, la oligarquía o en la demagogia, como formas
impuras de gobierno.9 Así, el tirano pudo emitir leyes injustas que oprimieron
a la comunidad; los oligarcas normas que favorecieron sus intereses económi-
cos, mientras que los demagogos dictaron disposiciones que favorecieron un
régimen “de pan y circo” (panem et circences).
Tempranamente se vio que la ley desvinculada de su contenido también
podía ser injusta y oprimir a la comunidad. Esto es lo que sucede en la célebre
tragedia de Antígona, en la cual se da una confrontación entre la ley positiva
(themis) y la ley divina (dike). El tirano emite una disposición que le impide a
Antígona enterrar a su hermano muerto. Su cadáver yace en la intemperie,
sujeto a la corrupción y se convierte en comida de los animales. Antígona,
quien conoce la ley, y por ende sabe que si entierra a su hermano sufrirá una
sanción —la muerte—, decide infringirla porque considera que, en primer tér-
mino, debe respetar la ley divina. ¿Qué es preferible: la ley humana o la ley
divina?, ¿la voluntad de un hombre o la voluntad de los dioses?, ¿la prohibición
voluntarista o la justicia eterna, inmutable, imperecedera?; en suma, ¿cuál valor
será el elegido por la humanidad, themis o dike? Antígona sabe que es superior
dike a themis. Entierra a su hermano, y por ello encara y encuentra a la muerte.
El consuelo de ella y del hombre, es que respetó la voluntad de los dioses y la
de la razón.

2. De la isonomía a la epikeia

Cuando surge la ley no se hacen las distinciones necesarias. Se piensa que la


ley, al ser producto de la voluntad de la comunidad política, tiene inmersa una
“justicia” propia. Por ello, en este modelo se establece el principio de la igual-

8
Para una visión integral del personalismo véase Mounier, Emmanuel, El personalismo, Maica
(Ius), México, 2005.
9
Véase Política de Aristóteles, especialmente Libro III, Cap. VI.

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Una interpretación de la equidad bajo los conceptos griegos...
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dad formal ante la ley: la ley debe aplicarse a todos sin ninguna consideración
en específico, porque refleja la voluntad de “todos”. Este paradigma se llama
isonomía, que deriva de los términos “isos” —igualdad— y “nomos” —norma—, esto
es “igualdad jurídica para todos”. De hecho, en Grecia, cuando la “costumbre
de las ciudades” se codificó por los “sabios” legisladores,10 surgió el concepto
de isonomía.
Esta visión del derecho genera que el juez aplique sólo la ley. Aunque ya
existe la figura del juez, pues ya se pasó de themis a dike, lo cierto es que en este
paradigma su función se vuelve prácticamente intrascendente, se vuelve un
mecanismo “burocrático” de la comunidad. El juez sólo aplica la ley aprobada
por las mayorías. Por ello, la justicia de la isonomía está ciega, tiene una venda
que le impide ver la realidad. Su única percepción sensorial es la de la ley. El
legislador le quita al juez su función más importante que es la de dar la justicia.
Para esta visión del derecho el legislador, como representante popular, es quien
verdaderamente da la “justicia”. Existe una sinonimia entre justicia y ley.
Esta justicia se vuelve descarnada, etérea, alejada del común de las perso-
nas; vive en el Olimpo. Se piensa que la justicia se da en el terreno de la ley, y
no en el campo de los casos concretos. Se ven expedientes y no personas. La
mediación entre la ley y la persona —que es el juez— desaparece. La justicia ya
no es humana, vive en el terreno de la norma, en el topus uranus. Se vio que esta
visión generaba grandes injusticias en la práctica, por dos motivos: el prime-
ro, porque la ley no puede contemplar todos los asuntos, pues por su propia
naturaleza general se le escapan muchas situaciones individuales; la segunda,
porque hay casos en los que la ley no puede aplicarse a rajatabla porque genera
muchos inconvenientes o perjuicios a una de las partes. De esta visión viene
aquel adagio “summum ius, summa iniuria”, que puede traducirse como “suprema
ley, máxima injusticia”.
Por ello, ante esta injusticia, surge la epikeia (la equidad), el juez puede anali-
zar la ley en el caso en concreto, puede mitigar la fuerza de la ley. En la epikeia
ya no se ve a la justicia formal, se busca la justicia material. Se trata de aplicar
la norma al atender las circunstancias del caso. En esta labor, surge la virtud
de la prudencia contemplada en el Código Iberoamericano de Ética Judicial
(artículo 68), con el fin de que el juez pondere bien el asunto a fin de que la
justicia se aplique correctamente al caso concreto. Es interesante advertir que
en las alegorías clásicas sobre la justicia se aprecian rasgos del carácter de la

Werner, Jaeger, op. cit., p. 22.


10

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epikeia, ya que los romanos le incorporan una balanza.11 La balanza simboliza a


la prudencia, pues antes de aplicar la ley, el juez debe ponderar el asunto a fin
de que la norma general, abstracta e impersonal, no produzca una injusticia en
el caso en concreto.
Ahora bien, una vez que se ha analizado el surgimiento de la justicia por
medio del paso de themis a dike, y de la isonomía a la epikeia, lo curioso es que esta
dualidad se vuelve a presentar en nuestros tiempos con el conflicto entre el posi-
tivismo y el principialismo. ¿Cuántas luchas estériles pudo haberse ahorrado la
humanidad si hubiera comprendido los sucesos históricos? Desgraciadamente
la “maestra de la vida”, como la conceptualizó Cicerón,12 pocas veces es reme-
morada por los hombres, y parece que la historia se repite cíclicamente, por
eso son comunes los giros tipo péndulos que se dan en el devenir. Se propone
adoptar un nuevo modelo de justicia que es el que se expone al final de este
ensayo.

3. Positivismo. Negación de la justicia y de la equidad.


Derecho al servicio del poder

Jürgen Habermas, en su texto Constitucional democracy. A paradoxical union of con-


tradictory principles, afirma que la ley moderna —propia del positivismo— goza de
tres características: a. positiva; b. obligatoria o coercible, y c. individualista.13
La primera característica deriva de su propio nombre, la ley moderna es
positiva, y con ello hace referencia a que es la única fuente de validez del orde-
namiento jurídico. La etimología de positivismo viene de “impuesto”. La única
emanación del fenómeno jurídico es la ley dada por el soberano. La ley puede
tener cualquier contenido jurídico siempre y cuando respete los requisitos
formales de creación de las leyes. La ley es un mero “envoltorio” de cualquier
disposición, inclusive de una ley injusta.
La siguiente característica es una consecuencia de esta visión del derecho
impuesta, que es la obligatoriedad o coercibilidad. Como la ley es impuesta sin
ningún valor trascendente —salvo el de seguridad jurídica—, entonces la san-

11
Radbruch, Gustav, Introducción a la Filosofía del Derecho, Fondo de Cultura Económica, México,
1955, p. 139.
12
“De Oratore”, Libro II, cap. 9, 36.
13
Habermas, Jürgen, “Constitutional Democracy. A Union of Paradoxical Principles?”, Political
Theory 29, núm. 6, diciembre de 2001, p. 779, disponible en: https://my.ilstu.edu/~jkshapi/
Habermas_ConstitutionalDemocracy.pdf

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Una interpretación de la equidad bajo los conceptos griegos...
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ción se convierte en el eje nodal de la norma jurídica. No se puede entender el


derecho sin la sanción jurídica; en vez de conceptualizarse como un accidente,
se convierte en la esencia del derecho.
Por último, la ley moderna propia del espíritu burgués pregona el individua-
lismo. Se establece que todos somos iguales ante la ley y que, por ende, deben
eliminarse o reducirse las sociedades intermedias, esto es, aquellas corpora-
ciones que otorgaban privilegios a ciertas personas en el antiguo régimen (gre-
mios, aldeas, iglesias). Por ejemplo, en el caso de diversos países americanos en
los que los indígenas tenían la propiedad comunal, se estableció que ésta debía
desaparecer, ya que esas tierras, además de estar “muertas”, privilegiaban a un
cierto sector, sin que el “libre juego del mercado” interactuara en ellas.
Añadiría a las características de Habermas, que la ley positiva es volunta-
rista. Al no existir un valor supra-trascendente para la ley, ésta se convierte en
mera voluntad, en este caso, ya sea de la mayoría, o bien en la voluntad del
soberano en otras formas de gobierno. El derecho, por tanto, se estatiza y se
soslayan otras fuentes jurídicas como la costumbre, los principios, la doctrina,
etcétera. Ley y derecho se convierten en sinónimos, porque la única fuente
del fenómeno jurídico es la ley. El profesor Bugner, en Francia, decía en sus
clases: “Yo no conozco Derecho Civil, sólo enseño el Código de Napoleón”.
Consideramos que el Código Iberoamericano se pronuncia en contra del po-
sitivismo voluntarista, ya que afirma que la fuerza del código debe provenir de
la “fuerza racional de su articulado” y no de un “mero acto de voluntad de la
autoridad con competencia para ello”.14
Pero lo más trágico fue que se expulsó a la justicia del derecho. La justicia
ya no fue un criterio orientador del derecho, sino que se le desterró como a
un enemigo de las fronteras jurídicas. Algunos todavía afirmaban su existen-
cia, pero consideraban que era una materia propia de la moral, o bien de la
política legislativa.15 En palabras de Zagrebelsky: “la justicia era lo que la ley
definía como tal”.16 Algunos otros le negaron completamente su existencia,
ni siquiera ya debía nombrársela en el discurso jurídico —recuérdese la frase
de Wittgenstein, de lo que no es posible hablar es mejor callar—, pues era
un concepto metafísico. El único valor “supra-positivo” reconocido por los
positivistas fue el de seguridad jurídica. Kelsen llegó a afirmar lo siguiente:
14
“Sería inadecuado que el presente Código surgiera como un emprendimiento desarraigado en
el tiempo y en el espacio o como un mero acto de voluntad de la autoridad con competencia
para ello”. Exposición de motivos, apartado XI.
15
Zagrebelsky, Gustavo, El derecho dúctil (Ley, derechos, justicia), Trotta, Valladolid, 1997, p. 96.
16
Idem.

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“La seguridad jurídica, más que la justicia absoluta, ocupa el primer plano en
la conciencia jurídica”.17 De hecho, paradójicamente, algunos positivistas más
jacobinos —más kelsenianos que el propio Kelsen—, llegaron a decir que el
filósofo vienés era un metafísico por incorporar valores ajenos a la experiencia,
como el de seguridad jurídica.
No sólo la justicia fue eliminada del ordenamiento jurídico, sino también
la equidad, y con ello la función del juez quedó mancillada y amputada. La
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, una norma que fue
utilizada por el pensamiento positivista más obstinado, señalaba en su artículo
6 que “la ley […] debe ser la misma para todos, ya sea que proteja o que sancione.
Como todos los ciudadanos son iguales ante ella, todos son igualmente admisibles en
toda dignidad, cargo o empleo públicos, según sus capacidades y sin otra dis-
tinción que la de sus virtudes y sus talentos”.18
Es decir, recogieron el criterio de la isonomía. Todos los individuos se consi-
deraron formalmente iguales ante la ley. El velo que cubrió los ojos de la justicia
fue impuesto por el legislador al juez para concebirlo ciego, inútil e incapaz de
ver la realidad y de ver con sus propios ojos las injusticias sociales. Cabe señalar
que la venda, es un invento posterior y se utilizaba en un principio como burla
para los jueces, pues se afirmaba que los jueces desconocían el derecho, y por
ello estaban ciegos. De hecho, en una inscripción de una alegoría de la justicia
de 1517 del artista Schwanzerberg, se lee lo siguiente: “todo lo que hacen estos
necios es dar sentencias contrarias a derecho”.19 Esta alegoría es muy cierta
para el juez positivista, porque sus sentencias resultaron contrarias a derecho,
pues lo único que veían era la ley (por ejemplo, en el régimen nazi y con los
guardianes del muro en Alemania).
El juez, bajo esta cosmovisión, debe aplicar la ley a rajatabla, dura lex, sed
lex, como afirmaban los latinos. No sólo se le quitó la facultad de aplicar la
equidad en los casos sujetos a su jurisdicción, sino que se le concibió como a
un autómata de la ley, como a un privado de sus facultades cognitivas que solo
está autorizado a aplicar silogismos: premisa mayor, la norma; premisa menor,
el hecho, y la conclusión es la sentencia.
Como se aprecia, el positivismo le privó al juez su calidad de persona, ya
que afirmó que debía ser un “juez mecánico”, es decir, un mero objeto. De ser

17
Kelsen, Hans, “Los fundamentos de la democracia”, Escritos sobre la democracia y la sociedad,
Debate, Madrid, 1988.
18
Énfasis añadido.
19
Radbruch, Gustav, op. cit., p. 142.

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un sujeto, una persona, lo convirtió en un objeto, en un aplicador ciego de la


ley. Montesquieu resume sucintamente esto con la lapidaria afirmación: “[los
jueces son] la boca que pronuncia las palabras de la ley, seres inanimados que
no pueden moderar ni la fuerza ni el rigor de ellas”.20
Ya el caldo de cultivo para el surgimiento de los totalitarismos y para la
explotación del hombre por el hombre estaba dado. Bajo este modelo suce-
dieron grandes tragedias para el ser humano, tanto en el terreno de la isonomía
como en el de themis. Por ejemplo, en el paradigma de la isonomía se explotó a
los obreros por los patrones; se disolvió la propiedad comunal; desaparecieron
los gremios, etcétera. No es casualidad que surja el comunismo y el socialismo
en esta etapa, y que hayan suscitado varias revoluciones, como por ejemplo
en Francia (1848); México con la rebelión de 1910; Rusia con la revolución de
1917, etcétera. No estaban equivocados los romanos cuando afirmaban que
“summum ius summa iniuria”, que podemos traducir como “suprema ley, máxima
injusticia”.
Por su parte, en el paradigma de themis, el positivismo produjo resultados
funestos cuando el Estado se equiparó al Führer, es decir, cuando el Ejecutivo
y el Estado son equiparados, como sucedió en la Alemania nazi. Se genera el
voluntarismo en su forma más pura, y surge el régimen más parecido a themis
que en ninguna otra situación. El estado de naturaleza de Hobbes, propia de
sociedades pre-jurídicas surgió; el lobo del hombre aulló con la mayor fuerza
que se había visto en la humanidad, la sociedad se horrorizó ante ese espec-
táculo de crueldad y enemistad. Ya no existían las sociedades intermedidas
capaces de contrarrestar su poder, ni un valor supra-trascendente para frenar
la arbitrariedad; el único valor que debía seguirse era la obligatoriedad de la
norma jurídica.
El positivismo, que podríamos compendiar en la lapidaria fórmula de “la
ley es la ley”, dejó a la jurisprudencia y a la judicatura alemanas inermes contra
todas aquellas crueldades y arbitrariedades que, por grandes que fueran, fue-
sen plasmadas por los gobernantes de la hora en forma de ley.21
El positivismo, a pesar de sus teorías tan sofisticadas, a pesar de hablar de
“normas hipotéticas fundamentales”, de “centros de imputación jurídica”, y de
otros términos elaborados, sólo se convirtió en una mera técnica del poder,
en una cortina de humo o maquillaje que impidió ver las atrocidades que se

Montesquieu, Esprit des lois, XI, 5.


20

Radbruch, Gustav, op. cit., p. 178.


21

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cometieron. El derecho se vuelve un instrumento moldeable a los caprichos


del soberano.
Como se aprecia, se convirtió el derecho en su antítesis, en vez de limitar
al poder se convirtió en un instrumento de éste, mutó en una mera técnica de
poder. Como se aprecia, de dike-epikeia, se regresó al paradigma de themis-isono-
mía. Por ello, no es casualidad que Hans Kelsen, en su obra ¿Qué es la justicia?,
no se inmute del proceso injusto incoado a Jesús de Nazareth, que lo llevó a
su muerte. “El que en el caso de Jesús fuera condenado un hombre justo e
inocente no parece inquietar a Kelsen, [ya que para él] no hay más verdad [y
no hay más justicia] que la de la mayoría”.22 Sin el elemento de justicia, el poder
rápidamente se convierte en tiranía.

4. Principialismo. Incorporación de la justicia y


reivindicación del juez

Después de las atrocidades acontecidas en la Segunda Guerra Mundial de


ambos lados, desde Auschwitz a Hiroshima y Nagazaki, la humanidad se dio
cuenta que el derecho no debía reducirse a la ley, sino que la norma debía
beber de algún principio, y se eligió de manera preponderante a la justicia, la
cual en la etapa post Declaración Universal de los Derechos Humanos, se de-
sarrolla mediante los referidos derechos inherentes a la persona. Los derechos
humanos son el nuevo dike y epikeia de la ley positiva.
La característica fundamental del principialismo es que se rehabilita a la
justicia y a la equidad por medio de los derechos humanos. Esto es señala-
do por la Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando dice que “la
salvaguarda de la persona frente al ejercicio arbitrario del poder público es el
objetivo primordial de la protección internacional de los derechos humanos”.23
Los derechos humanos están impregnados del concepto de justicia. Este resur-
gimiento de los derechos humanos y de la justicia, tiene su paroxismo —a juicio
de Rodolfo Vigo— en los tribunales de Nüremberg, en los que se sancionó
penalmente a diversos funcionarios de la Alemania nazi por realizar conductas
ilícitas, a pesar de haber cumplido con una ley vigente y válida,24 en el cual se
22
Véase: http://vazquezgomez.blogspot.mx/
23
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, Sentencia de 28 de noviembre de 2003, Serie C, núm.
104, párrafo 78; Caso Palamara Iribarne, párrafo 183, y Caso Tibi vs. Ecuador, Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 7 de septiembre de 2004, Serie C,
núm. 114, párrafo 130.
24
Vigo, Rodolfo, De la ley al derecho, Porrúa, México, 2005, p. 6.

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antepuso al derecho la ley formalmente válida, es decir, los crímenes nazis fue-
ron juzgados bajo la luz del derecho y la justicia.25 Afirma Vigo que “el derecho
nazi proveía seguridad jurídica pero su injusticia lo invalidaba raigalmente”.26
Ronald Dworkin sigue esta línea de pensamiento, ya que afirma que los
derechos humanos (principios) son “exigencias de justicia, equidad u otra di-
mensión de la moralidad”.27 Como se aprecia, integra a la justicia y a la equidad
dentro del concepto de derechos humanos. Los derechos humanos se convier-
ten ahora en el límite de la ley positiva, y también se vuelven la aspiración de los
pueblos en su acepción de derechos prestacionales, o bien, como las normas
programáticas que guían a la sociedad. Lo interesante para el juez es que él es
el encargado de pronunciarse de forma definitiva y como última instancia en el
terreno de los derechos humanos. Así lo expresa el Código Iberoamericano de
Ética Judicial en su artículo 1, al señalar que una de las funciones del juez es la
de “salvaguardar los derechos fundamentales”.28
Al rehabilitar a la justicia y a la equidad se revalora la figura del juez, quien
deja de ser un objeto para convertirse en sujeto. Ahora no sólo tiene el status
de una persona, sino que con el principialismo se convierte en el nuevo pro-
tagonista de la historia, y se encuentra en posibilidad de construir una nueva
sociedad mediante la piedra angular que es la justicia. En efecto, tal como
lo marca el Código Iberoamericano, las decisiones judiciales tienen como fin
último alcanzar la justicia (artículo 35). Ello se puede dar con la principal he-
rramienta que tiene el juez: la interpretación. Recordemos que la ley es lo que
los jueces dicen que dice. John Marshall afirmó que: “the province and the duty of
the judicial department is to say what the law is”.29
Los derechos humanos son el nuevo dike. La ley positiva tiene que abrevar
de forma directa o indirecta de los derechos humanos. Las leyes procesales,
por ejemplo, tienen que garantizar el acceso a la justicia, la resolución del asun-
to en un plazo razonable, y garantizar la tutela judicial efectiva. Los derechos
humanos también son la nueva epikeia, porque se ha establecido que ya no

25
Véase Gómez Sámano, José Sebastián, “La motivación judicial”, La motivación judicial, SCJN,
México, p. 88.
26
Idem.
27
Vigo, Rodolfo L., Ética y responsabilidad judicial, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2007, p. 96.
28
Artículo 1. [...] Su razón de ser es la de garantizar a los ciudadanos el derecho a ser juzgados
con parámetros jurídicos, como forma de evitar la arbitrariedad y de realizar los valores
constitucionales y salvaguardar los derechos fundamentales.
29
Tribunales constitucionales y democracia, Suprema Corte de Justicia de la Nación, México, 2008, p.
69.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

debe hablarse propiamente de normas programáticas, sino que al contrario,


todas las normas de la Constitución gozan de vinculación directa para todas
las autoridades y para todos los ciudadanos. Como resolvió la Suprema Corte
de Justicia de México en el amparo directo en revisión 1624/2008 respecto a la
necesidad de dotar de contenido a las prerrogativas de los pueblos indígenas, si
se le diera una interpretación contraria: “convertiría el artículo 2o. en un mero
ejercicio expresivo, sin un potencial jurídico transformativo real”. 30
El juez se quita la venda que le impedía ver las desigualdades y las injusticias
sociales, los principios y la Constitución fueron el factor determinante para
despojarlo de la ceguera que lo mantenía en las sombras. El juez, con los dere-
chos anteriormente llamados de segunda generación, ahora puede intentar y
construir un mundo diferente para restaurar la igualdad material. El juez se
quitó la venda, ya puede contemplar el rostro del otro y ver las desigualdades
sociales. Ya no ve expedientes, ve a personas, a seres humanos detrás del papel
y de los argumentos de las partes. Ahora escucha ahora el reclamo del acciona-
nte, ve las desigualdades sociales, siente, en suma, la injusticia que se ha com-
etido y trata de repararla. Tal como lo ha señalado la Corte Interamericana:

Para alcanzar sus objetivos, el proceso debe reconocer y resolver los


factores de desigualdad real de quienes son llevados ante la justicia. Es así
como se atiende el principio de igualdad ante la ley y los tribunales y a la
correlativa prohibición de discriminación. La presencia de condiciones
de desigualdad real obliga a adoptar medidas de compensación que
contribuyan a reducir o eliminar los obstáculos y deficiencias que
impidan o reduzcan la defensa eficaz de los propios intereses.31

El Código Iberoamericano de Ética Judicial recoge esta tradición de carác-


ter principialista, al señalar que: “En todos los procesos, el uso de la equidad
estará especialmente orientado a lograr una efectiva igualdad de todos ante la
ley” (artículo 39).
La justicia que se adscribía bajo la tradición griega, romana y en la Edad
Media en el derecho natural, actualmente goza de un estatus constitucional
y convencional. No sólo ya está elevada a ese rango, sino que ya tiene eficacia
directa. Es cierto lo que comenta el constitucionalismo italiano cuando afirma
30
ADR 1624/2008, fallado el 5 de noviembre de 2008 por la Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
31
Opinión Consultiva OC-16/99 de 1 de octubre de 1999, solicitada por los Estados Unidos
Mexicanos: “El derecho a la información sobre la asistencia consular en el marco de las garantías del debido
proceso legal”.

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Una interpretación de la equidad bajo los conceptos griegos...
José Sebastián Gómez Sámano

que en el desenvolvimiento de los derechos humanos, en términos hegelianos,


la tesis se constituye por el derecho natural, la antítesis es el derecho positivo, y
la síntesis el Derecho Constitucional (y añadiríamos de los derechos humanos).
Riccardo Guastini hablaba de la constitucionalidad del ordenamiento jurídico,
ahora es necesario hablar de una “justicidad” del derecho.
La justicia tiene como base restaurar el debitum (lo debido), es decir, restau-
rar el equilibrio generado por una actuación ilícita. En el positivismo se veía
el debitum como una mera reacción en la cual el juez trataba de restaurar la
acción ilícita; en cambio, en el principialismo el debitum se amplía para consi-
derar que éste también se genera por omisiones en las cuales el Estado o los
particulares no han actuado, o más bien han actuado de forma distinta a la del
fraternalismo.

III. Concepto de justicia y equidad. Elementos:


distributiva y conmutativa

Sócrates sostenía que la justicia es una cosa más preciosa que el oro, 32 y
Aristóteles, citando a Eurípides, afirmaba que ni la estrella vespertina ni la
matutina eran tan maravillosas como la justicia. 33 En aquella frase que ya se ha
vuelto canónica, Rawls expresó que la justicia es: “la primera virtud de las ins-
tituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas del pensamiento”. La
justicia en la sociedad irradia todas las instituciones humanas, y es la aspiración
última de la comunidad; el valor en cuestión es análogo al de la epistemología
que tiene por fin la búsqueda de la verdad.
A lo largo de la historia han existido innumerables definiciones de justicia
que dependen del contexto cultural e histórico en que se formularon. Las
definiciones canónicas de la justicia y equidad las encontramos en la filosofía
jurídica de Aristóteles, especialmente en Ética a Nicómaco y en La retórica. La
justicia es definida por el Estagirita como: “lo que es conforme a la ley y a la
igualdad, y lo injusto será lo ilegal y lo desigual”. 34 Por su parte, la equidad es
definida en La retórica como: “mirar no a la ley, sino al legislador, y no a la letra,
sino a la intención del legislador, y no a la parte, sino al todo”.
El Código Iberoamericano de Ética Judicial señala que “el fin último de
la actividad es realizar la justicia por medio del derecho” (artículo 35). Este
32
La República, Libro I, p. 336.
33
Corral Genicio, Jerónimo, op. cit., p. 22.
34
Ética a Nicómaco, Libro V, cap. I.

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artículo del Código tiene tan poco significante —palabras—, pero presenta un
significado cuasi-infinito. Está en manos del juez dotarlo de un significado
pleno, abundante, pletórico. La interpretación de las normas es su principal
herramienta. El destino de la justicia se encuentra en nuestras sentencias, el
destino del derecho está en nuestras manos.
Por su parte, el juez equitativo es expuesto por el Código Iberoamericano en
los siguientes términos: “El juez equitativo es el que, sin transgredir el derecho
vigente, toma en cuenta las peculiaridades del caso y lo resuelve basándose en
criterios coherentes con los valores del ordenamiento, y que puedan extenderse
a todos los casos, sustancialmente semejantes.” (artículo 37)
En efecto, “en las esferas de discrecionalidad que le ofrece el derecho, el
juez deberá orientarse por consideraciones de justicia y de equidad” (artícu-
lo 38). Cuando existan diversas interpretaciones posibles a una determinada
norma jurídica, debe preferirse aquella que haga justicia material. A la inter-
pretación conforme debe dársele un contenido, y ese contenido es la justicia.
Algunos técnicos del derecho han aducido que dado la gran multiplicidad de
definiciones —hasta 12 en el diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española— brindadas a la problemática de la justicia, y por ser un concepto
metafísico, no existe propiamente esta aspiración, como lo vimos con la tesis
de Kelsen.
Contrario a esta postura, consideramos que el término de justicia
es un concepto análogo, ya que puede predicarse de distintos elemen-
tos. Por ejemplo, la justicia puede predicarse en dos cuestiones: la
justicia como valor, y la justicia como virtud, y éstas su vez tienen varias
ramificaciones, como por ejemplo, la justicia social, la conmutativa, la
universal, la distributiva, etcétera. Además, este valor vital para la huma-
nidad no debe enmarcarse en un infructuoso tema de definición, sino que
consideramos que es una cuestión fundamentalmente de experiencia-vivencia.
Al respecto, es pertinente la proposición de Carlo María Martini, quien dice
que: “en el momento dramático de la acción importan mucho más las cosas
que los nombres, y no vale la pena desatar una quaestio de nomine cuando se
trata de defender y promover valores esenciales para la humanidad”. Más allá
de toda teoría, de todo lo escrito desde Platón en La República, o bien en la
actualidad con Rawls y La teoría de la justicia, y Habermas con la Teoría de la acción
comunicativa, lo importante es que el juez lo realice, a la persona del juez se le
ha encomendado para que decida de manera definitiva sobre la aplicación de
la justicia en casos concretos. La justicia se tiene que encarnar en el juez en

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Una interpretación de la equidad bajo los conceptos griegos...
José Sebastián Gómez Sámano

su acepción de la virtud, y la justicia se debe encarnar en las sentencias en su


acepción de valor.
Ahora bien, a pesar de esta diversidad de definiciones, consideramos que
lo que subyace en este término análogo, esto es, el sustrato común al concepto
de justicia, reside en la igualdad (tanto formal, y especialmente en el sentido
sustancial). No una igualdad como lo entendía el positivismo (isonomía), sino la
igualdad como la entiende la actual corriente principialista, y que es heredera,
aunque pueda negarlo, de la tradición clásica.
El principio que sirve de fundamento a la justicia, en primer término, es
la igualdad proyectada por el principio de universalidad de los derechos hu-
manos, ya que se reconoce a todos los individuos como personas con iguales
derechos. 35 La persona es el sustrato ineludible de la justicia, ya que sólo se
puede tener una relación de justicia (un debitum) con otra persona. No se puede
tener justicia, por ejemplo, con una piedra o con un árbol (la protección del
medio ambiente, se da precisamente porque se afectan a las personas, tanto
de esta generación como de las futuras). Por eso el juez debe ser extremada-
mente prudente al momento de reconocer el carácter de personas a los sujetos.
Desgraciadamente, bajo el falso argumento del “progreso”, en ciertos países,
los jueces han llegado a desconocer el carácter de personas a “individuos” que
no tienen un estatus específico. Resulta paradójica esta posición ya que el juzga-
dor ha vivido en carne propia las nefastas consecuencias del desconocimiento
de dicho carácter; en primer término, en el modelo exegético-legalista en el
que se veía a éste como un mero objeto, una boca de la ley; también se vivió en
Iberoamérica con el caso de los indígenas, y se presentó en Estados Unidos con
los afroamericanos. El principio pro persona no sólo implica aplicar la norma
más benéfica al particular, sino también reconocer en su mayor dimensión a la
persona en su individualidad.
Una vez establecido que la igualdad es el sustrato de la justicia, es pertinente
señalar que el pensamiento actual, como lo sostiene Luigi Ferrajoli, dota al
principio de igualdad un carácter omniabarcante, ya que en este concepto se
inscribe tanto la justicia como la equidad, pues la igualdad es un principio
complejo “establecido para tutelar las diferencias y para oponerse a las des-
igualdades”. 36 Es importante distinguir entre diferencias y desigualdades, ya

35
Ferrajoli, Luigi, “El principio de igualdad y la diferencia de género”, en Cruz Parcero, Juan A.
y Vázquez, Rodolfo, Debates constitucionales sobre los derechos humanos de las mujeres, SCJN, México,
2009, p. 1.
36
Ibidem, p. 3.

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que no son sinónimos. Por diferencias, se entienden aquellas que consisten en


la diversidad de nuestras identidades personales (por ejemplo la nacionalidad,
religión, sexo); mientras que las desigualdades consisten en la diversidad de
condiciones económicas y materiales. 37 La diferencia está inscrita en la iden-
tidad, pues cada quien es único por sus cualidades innatas y sus convicciones
personales, en cambio, la desigualdad es una situación fáctica que impide a
una persona disfrutar de una condición digna. La labor del juez mediante el
principio de igualdad es la de proteger y valorizar las diferencias y de eliminar,
o cuando menos reducir las desigualdades. 38 El principio de igualdad, en razón
de esta redefinición, coincide por ello con el principio de la dignidad de las
personas. 39 Estas dos diferenciaciones de la igualdad están garantizadas en el
constitucionalismo actual, pues existen los derechos de libertad que tutelan las
diferencias de identidad, mientras que los derechos sociales buscan reducir o
eliminar las desigualdades.40
Esta caracterización de las desigualdades es, a nuestro juicio, una reformu-
lación de los conceptos clásicos de isonomía y epikeia, y de themis a dike, aunque
es pertinente su estudio porque clarifica las ideas. En la diferencia y en la
desigualdad, también se encuentran inmersos los derechos humanos, ya que
los derechos de libertad (o de “primera generación”) tienen como objetivo pro-
teger el “igual valor de las diferencias”; en cambio, la desigualdad material y so-
cial trata de ser disminuida por medio de los derechos sociales. “Precisamente
porque, de hecho, somos desiguales —desiguales respecto a las condiciones
económicas y oportunidades sociales—, se establece, nuevamente para los fi-
nes de la convivencia pacífica y de la legitimación democrática, el principio de
igualdad de los mínimos vitales”.41

IV. Conclusiones

Primera. Como se advirtió, la justicia para el mundo occidental tiene su origen


en el cambio de paradigma acontecido en la Grecia clásica, que significó pasar
del concepto de fuerza (themis) para transitar hacia el de derecho o razón (dike).
Como se aprecia, en ese cambio se transita de la autotutela —“justicia” por
propia mano— a la heterocomposición —una persona imparcial decide el asun-

37
Idem.
38
Idem.
39
Ibidem, p. 2.
40
Ibidem, p. 27.
41
Ibidem, p. 1.

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José Sebastián Gómez Sámano

to—. De ahí surge la figura del juez y nace la justicia para el mundo jurídico,
pues anteriormente se vivía bajo la ley del más fuerte, pero se transformó esta
concepción para sujetarnos a la norma de la razón o del logos.
Segunda. La equidad surge también del paso de la isonomía —igualdad for-
mal ante la ley— al de la epikeia —igualdad sustancial traducida como equidad—.
En el modelo de la isonomía el legislador quiso borrar cualquier diferencia entre
las personas, y decidió que la ley debía aplicarse a rajatabla (dura lex, sed lex); en
cambio, en el estadio de la equidad, la justicia se vuelve más humana, ya que
percibe las diferencias socioculturales y aplica la ley en atención a las circuns-
tancias del caso.
Tercera. El positivismo incorporó tanto el paradigma de themis como el de
la isonomía, al señalar que la ley era la única fuente del derecho, sin considerar
ningún otro valor trascendente (como la justicia) para frenar el poder de la ley
y del Estado (que se asemeja a themis), y estableció como principio rector el de la
igualdad formal ante la ley (isonomía). Posteriormente, en la segunda mitad del
siglo XX y hasta nuestros días, después de la Segunda Guerra Mundial se ha
decidido retornar otra vez a los principios incorporados en las constituciones y
tratados internacionales, los cuales, en principio, deben guiar al legislador. Por
ende, la figura del juez toma un poder sustancial para frenar al poder (dike) y se
retoma la epikeia para solucionar los conflictos jurídicos.

V. Referencias
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www.uv.es/CEFD/11/ruiz.pdf

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

FUNDAMENTOS Y DIMENSIONES DEL FEDERALISMO


FUNDAMENTALS AND DIMENSIONS OF FEDERALISM

Francisco M. Mora Sifuentes*

Resumen: La forma de Estado federal se encuentra entre las decisiones


políticas fundamentales en las que descansan muchas democracias
occidentales contemporáneas. Así, se ha dicho que el federalismo
pretende satisfacer las exigencias de autonomía y autogobierno de
varios centros de poder que han decidido congregarse. Para ello se
distribuyen competencias en dos esferas de gobierno, lo que crea una
unión más amplia. El presente trabajo ofrece una visión de conjunto
sobre los fundamentos del federalismo y sus dimensiones. Con tal
finalidad se destacan tres planos del diseño federal: el normativo, el
histórico y el de su diseño institucional.

Palabras clave: Federalismo; constitucionalismo; autonomía;


autogobierno; justicia constitucional.

Abstract: The political decision to adopt the form of a federal State


is a fundamental one for many contemporary western democracies.
Arguably, federalism seeks to satisfy the demands about autonomy
and self-government coming from several centres of power that have
decided to become united. This union, however, consists of two separate
spheres of government, where competences will be distributed. This
work provides an a panoramical view to the foundations of federalism
and its dimensions. Three layers in the federal desing stand out:
normative, historical and institutional.

Keywords: Federalism; constitutionalism; autonomy; self-


government; judicial review.

Fecha de recepción: 03/07/2019


Fecha de aceptación: 23/07/2019

* Doctor en Filosofía del Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid-IDHBC y


Diplomado en Ciencia Política y Derecho Constitucional por el CEPC de España. Profesor-
Investigador de tiempo completo adscrito al Departamento de Derecho-DDPG Universidad
de Guanajuato, México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Nivel 1) Conactyt.
Becario del CEP del H. Congreso del estado de Guanajuato. Miembro del Cuerpo Académico
“Democracia, Sociedad Civil y Libertades”. E-mail: fm.mora@ugto.mx

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Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

Sumario: I. Introducción. II. Aproximación a sus fundamentos. III.


Orígenes del experimento federal. IV. Elementos del diseño federal.
V. Dimensiones del federalismo. VI. A modo de conclusión. VII.
Referencias.

I. Introducción

L a forma de Estado federal se encuentra entre las decisiones po-


líticas fundamentales en las que descansan muchas democracias
occidentales contemporáneas. Y a pesar de ser un tema profusa-
mente tratado, el federalismo sigue conservando su appeal en la actualidad.
¿Por qué? Ante todo, debe decirse que el federalismo es un ideal complejo
que da sustento a un sofisticado diseño institucional. Pretende satisfacer las
exigencias de autonomía y autogobierno de varios centros de poder que han
decidido congregarse, partiendo de la división de poderes y la distribución de
competencias en dos esferas de gobierno, lo cual genera y da soporte a una
unión más amplia. No es exagerado afirmar por ello que las implicaciones
de conjunto del federalismo son muy vastas. Tampoco sorprende que sean
diversas las disciplinas que lo toman como objeto de estudio. El federalismo,
en efecto, es relevante en la literatura filosófico-política como lo es también en
la propiamente jurídica. Es un tópico que va, podemos decir, del sistema polí-
tico al sistema constitucional, que pasa del diseño constitucional a la ingeniería
institucional para llegar hasta la propia cultura política de los pueblos. Este
trabajo busca brindar una aproximación a las distintas aristas del federalismo
para ofrecer una guía sobre sus fundamentos, así como sobre algunas de sus
dimensiones.
Ahora bien, desde el comienzo debe aclararse que existen distintas estrate-
gias para tal finalidad y que, de igual forma, existen concepciones del propio
federalismo que compiten entre sí. Aquí se intentará hacer una aproximación
“normativa” o “valorativa” que destaque también su faceta “ideológica”. Tal
elección obedece a lo siguiente: cuando abordamos el federalismo desde tales
perspectivas se pone de manifiesto con toda claridad que el concepto alude a
un conjunto, más o menos ordenado, de creencias o valores que ha sido defen-
dido por un grupo determinado de personas para fines específicos1. Con ello
el concepto de federalismo se “desmitifica” y ayuda, me parece, a comprender
de mejor modo su génesis y el itinerario que ha recorrido. Estimo que al hacer

1
Véase: Railton, Peter, “Ideology”, T. Honderich (ed.), The Oxford Guide to Philosophy, 2a. ed.,
Oxford Clarendon Press, Oxford, 2005, pp. 419-420.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

tal precisión también se arroja luz sobre sus implicaciones de conjunto, lo que
proporciona cierta perspectiva de los desafíos que tal ideal debe enfrentar para
seguir siendo viable y atractivo en la actualidad.
El presente artículo se estructura en cuatro partes principales. La primera
está dedicada a sus fundamentos con la finalidad de indagar en la dimensión
normativa aludida. Para ello se hará referencia también al sentido etimológico
de la palabra a fin comprender la “promesa” que anima al proyecto federal.
Luego se recordará brevemente su surgimiento histórico, concretamente, en
los Estados Unidos de Norteamérica, al aludir a algunos de los textos funda-
cionales de El Federalista sobre la cuestión.2 La penúltima parte está dedicada a
desentrañar los elementos que integran una federación que busca comprender
sus interrelaciones y su contribución al ideal que propugna. Antes de concluir
se realizarán algunas consideraciones breves sobre las dimensiones del federa-
lismo, así como sus diversas proyecciones que ayuden a comprender su atractivo
en el mundo de hoy como forma de organizar y estructurar el poder político.
Conviene advertir, con todo, qué es lo que este trabajo no busca o no pre-
tende ofrecer. En primer lugar, no se intenta una reconstrucción completa del
origen del federalismo allá en donde dicha forma se haya ensayado, mucho
menos, un repertorio jurisprudencial sobre el tema. Tampoco se realiza un
análisis comparativo del modelo federal tal y como se ha establecido o desarro-
llado en distintas jurisdicciones, v. gr. Alemania, México o Argentina, por citar
algunos ejemplos. Por ello, conviene insistir nuevamente en que la finalidad del
escrito se centra en los argumentos de tipo normativo que pretenden justificar
el diseño federal sobre otras formas de distribución del poder; los elementos
integradores que la literatura sobre el particular considera necesarios para el
diseño federal, así como sus interrelaciones. Es evidente que cada uno de ellos
requeriría mayor tratamiento, el cual, sin embargo, no puede brindarse aquí.
Debe reconocerse, por tanto, que la pretensión de este trabajo es muy modesta:
proveer de un marco de análisis general que permita comprender la compleji-
dad que tras el diseño federal se anida.

Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, (The Gideon Edition), J.
2

Carey y A. McClellan (eds.), Liberty Fund Press Inc., Indianapolis, 2001, pp. 39-40. En este
trabajo utilizaré esta edición que se considera la primera impresa que incluyó las correcciones
de los tres autores.

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Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

II. Aproximación a sus fundamentos

A diferencia de sus manifestaciones institucionales más concretas (v. gr. sistema


político federal o federación3), el federalismo alude a y propugna un ideal en
el que es posible ensayar diversas combinaciones en la forma de distribución,
ejercicio y limitación del poder político, al dispersarlo entre distintos actores
y niveles de gobierno.4 Adviértase que el principio o ideal federal no conlleva
necesariamente el establecimiento de un sistema federal en el sentido con-
vencional en que entendemos los modernos Estados federales. Como afirma
Daniel J. Elazar, “la esencia del federalismo no debe encontrarse en un con-
junto particular de instituciones sino, más bien, en la institucionalización de
una forma especial de relacionarse entre los participantes de la vida política”. 5
De ahí que el federalismo sea, a juicio del propio autor, “un fenómeno que
provee de distintas opciones para la organización de la autoridad y el poder
político; y que, por tanto, una amplia variedad de estructuras políticas pueden
desarrollarse de conformidad con sus principios”.6
La combinación de distintas formas de distribuir, ejercer y limitar el poder
político está pues en el propio núcleo de lo que ha sido denominada la “pro-
mesa” del federalismo, que no es otra que la “unidad en la diversidad”.7 En
realidad, la idea de unidad en la diversidad hace referencia a otras ideas que
la complementan: la unidad que se busca aquí no significa uniformidad. Es
decir, se pretende conservar la diversidad de las manifestaciones sociales en
toda su riqueza y complejidad sin importar si su origen es social, biológico,
religioso, lingüístico, etc. De la misma forma, la diversidad que se alienta y
protege es una diversidad que no supone la fragmentación o la secesión de
alguna las unidades que la constituye. Por el contrario, lo que se busca es la
integración de las unidades constitutivas en una unidad mayor. En el plano
individual, supone pasar del “yo” privado al “nosotros” político, sin renunciar
a aquel ámbito o dominio fuera de interferencia y, sobre todo, lograrlo en el
mejor sentido democrático del término.

3
Sobre los distintos modelos institucionales que caen bajo la rúbrica ‘federal’, véase: Watts,
Ronald L., “Models of Federal Power Sharing”, International Journal of Social Sciences, vol. 53,
núm. 167, 2001, pp. 23-32.
4
Véase: King, Preston, Federalism and Federation, Croom Helm, London & Camberra, 1982, p.
21. Sobre este punto volveré más adelante.
5
Elazar, Daniel J., Exploring Federalism, Alabama, The University of Alabama Press, 1990, p. 12.
6
Idem.
7
King, Preston, Federalism and Federation, op. cit., p. 20.

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Su carácter normativo radica entonces en la creencia de que el federalismo


es el mejor arreglo institucional para articular la diversidad, “en el presunto va-
lor y validez de combinar unidad y diversidad, al aceptar, preservar y fomentar
diferentes identidades dentro de una unión política más amplia. La esencia del
federalismo como principio normativo es la perpetuación tanto de la unión
como de la no-centralización al mismo tiempo”. 8 Cualquier argumento que lo
presente como bueno o valioso nos aproximará al concepto desde el punto de
vista normativo y aquí, es patente que tanto la unidad como la diversidad —en-
tendidas como hemos establecido— son valiosas9. Esta forma de ver las cosas
se opone, en cierta medida, a una visión puramente instrumental de éste, se
opone a encontrar los fundamentos del federalismo sobre la base exclusiva del
cálculo egoísta de los respectivos individuos o grupos, así como de su capaci-
dad o fuerza social relativa.10
Lo dicho hasta este momento podría llevar a pensar a algunos que se asu-
me una perspectiva esencialista metodológicamente hablando, pero no es así.
Debe precisarse a estos efectos qué quiere decirse cuando se afirma que el
federalismo también es una ideología porque de esta manera el concepto se
“desmitifica”. Pues bien, con esto último simplemente sostengo que el arreglo
federal es un constructo humano —más que una forma “dada” o “natural”
de gobierno—, que tiene su legitimidad en el acuerdo, en la concurrencia de
voluntades. Ello puede corroborarse en la propia etimología de la palabra:
“federar” proviene del latín foederare que significa “unir por medio de una alian-
za”, deriva de foedus-ĕris, que a su vez significa “tratado”, “pacto”, “alianza”11.
Así, ese constructo aparece, a la vez, como un fin y como un medio. Surge de
la necesidad de encontrar un arreglo óptimo al problema de la convivencia
social, dadas unas determinadas condiciones. Ahora bien, ¿cuáles son esas
determinadas condiciones?, ¿qué es lo que se pretende salvaguardar con ese
diseño específico? Ambas están relacionadas y apuntan, en mi opinión, hacia
el artífice del pacto.
Sin duda alguna, el federalismo parte del problema de que no existe una
idea comprensiva del bien que haya sido establecida u observada en todo tiem-

8
Watts, Ronald L., Sistemas federales comparados, trad. E. Seijas, Marcial Pons, Madrid, 2006, p.
97.
9
Cfr. Weinstock, Daniel, “Towards a Normative Theory of Federalism”, International Social
Science Journal, vol. 53, núm. 167, 2001, pp. 75-83.
10
Ibidem., p. 76.
11
Véase: Coromines, Joan, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Gredos, Madrid, 2008,
p. 241.

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Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

po y lugar. Las personas, y las comunidades que aquellas conforman, suelen


disentir —en diversos grados— respecto a lo que es bueno o malo, disienten
sobre lo que debería hacerse, permitirse o no permitirse. Aunque quizá esto
haya sido así siempre, en la actualidad ha habido una cierta reafirmación, un
cierto revival, de nociones éticas, religiosas o étnicas.12 Estamos “condenados a
convivir” y, en tales condiciones, el reto consiste en cómo articular y canalizar
esta variedad de visiones de tal manera que permita el establecimiento de un
arreglo que las considere, que arbitre sus diferencias y que no termine por
imponer alguna de aquellas. En definitiva, el reto consiste en que se respeten
las dos manifestaciones de tenerlas como personas merecedoras de igual consi-
deración y respeto: su autonomía y su capacidad para autogobernarse. Y a estos
valores en su conjunto es hacia donde debemos mirar si queremos apreciar su
fuerza normativa.
En efecto, Daniel Weinstock señala tres argumentos —atribuidos a J.
Madison, A. Tocqueville y J.S. Mill, respectivamente— acordes con los valores
señalados, que se invocan a menudo como la base del atractivo normativo del
ideal federal:

• Argumento
­­­­­ de la libertad: dicho argumento es central en la defensa que
hizo Madison del federalismo norteamericano, sostiene que todo
gobierno es una amenaza para la libertad individual y que, por tanto,
la creación de distintos niveles de gobierno y los contrapesos que éstos
generan favorecen la libertad.
• Argumento de ciudadanía: la proliferación de niveles de gobierno
también incrementa el número de instancias políticas a disposición de
los ciudadanos y aumenta la probabilidad de que se desarrolle una
ciudadanía activa. Ello especialmente porque esas instancias políticas,
debido a la reestructuración federal, serán más cercanas a la gente que
aquellas ofrecidas por un gobierno central. Esto podría llamarse la
defensa tocquevilleana del federalismo.
• Argumento democrático: la creación de niveles de gobierno que ejerce
soberanía sobre distintos asuntos, pero que llegan a menos ciudadanos
que un gobierno central, brinda mayor oportunidad para que la
ciudadanía se exprese democráticamente por medio de las urnas,
aumenta el peso de cada voto y fomenta la participación democrática
ilustrada e informada al situar ciertas decisiones políticas a un nivel
cognitivo más accesible para el ciudadano común. John Stuart

Véase: Elazar, Daniel J., (comp.), Federal Systems of the World. A Handbook of Federal, Confederal
12

and Autonomy Arrangements, Longman Group, UK, 1991, pp. xi-xii.

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Número 48, julio - diciembre de 2019

Mill articula un argumento a favor de la proliferación de instancias


gubernamentales en esta línea.13

Desde una perspectiva económica, y en sentido similar, R. P. Inman identi-


fica tres valores asociados al federalismo que lo hacen atractivo desde el punto
de vista de la autonomía individual y del autogobierno.14 Tales valores o virtu-
des lo hacen deseable no sólo para filósofos políticos, juristas o economistas
sino, sobre todo, lo tornan deseable como forma de organizar el poder político
en sociedades complejas. Su virtualidad consiste en:

• Protección de derechos y libertades individuales: la mayor valía del federalismo,


para éste y otros autores, radica en su capacidad de salvaguardar
derechos y libertades individuales. Los derechos económicos asociados
a la propiedad, los derechos políticos de votar y la libertad de expresar
las propias opiniones, el derecho a profesar la religión que a uno le
plazca, la salvaguarda de la privacidad o la libertad de tránsito, son
todos derechos asegurados por las instituciones federales.15 Ahora bien,
¿de qué manera contribuye a ello?
Sostiene Inman que el diseño y las instituciones federales protegen los
derechos y libertades fundamentales de dos maneras. La primera es
que si la mayoría de una entidad sub-nacional niega esos derechos eco-
nómicos, políticos o civiles a alguna minoría, ésta tiene la posibilidad
de emigrar hacia otra entidad sub-nacional que sea menos hostil con
ella. La segunda es que, incluso en el caso de que los ciudadanos discri-
minados no cambien de residencia, las instituciones federales podrían
por sí solas brindarles protección. La propia lógica de crear dos esferas
de gobierno generará un mecanismo de Checks and Balances, tanto entre
las entidades sub-nacionales como entre éstas y la federación.16
• Participación democrática: al compartir y dividir el poder político en unidades
más pequeñas, explica Inman, se facilita el acceso a las actividades de
la clase política. Lo anterior supone menos costos para la participación
lo que abre una vía para incrementar los niveles de participación
ciudadana. Si a esas unidades se les asigna competencia de importancia

13
Weinstock, Daniel, “Towards a Normative Theory of Federalism”, cit., p. 76-7.
14
Inman, Robert P., “Federalism´s Values and The Value of Federalism”, CESifo Economic
Studies, vol. 53, núm. 4, 2007, pp. 522-560. Este es un trabajo sumamente interesante porque
contrasta empíricamente las afirmaciones que hace sobre el sistema federal. En todo caso,
debo señalar que aquí invierto el orden presentado por Inman.
15
Cfr. Inman, Robert P., “Federalism´s Values and The Value of Federalism”, cit., p. 528.
16
Idem.

111
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

en materia de políticas públicas entonces los ciudadanos percibirán que


los beneficios de participar activamente son mayores. En suma, al crear
unidades políticas más pequeñas, las federaciones minimizan costes y
maximizan beneficios. La participación política, sea mediante el voto
o de la organización comunitaria, debería ser mayor en los Estados
federales.17
Otro beneficio asociado al federalismo para Inman es que proporciona
un gobierno estable y legítimo. Al renovarse el poder por medio de
elecciones libres y periódicas con la participación de los ciudadanos
se confiere un alto grado de legitimidad a quienes resulten ganadores
tras la contienda electoral. Si se retoma el argumento que podemos en-
contrar en R. Dahl o K. R. Popper, Inman viene a decir que el respeto
por las reglas del juego ayuda a que la transición de un gobierno a otro
ocurra de forma pacífica, esto es, se realice por medio de las institucio-
nes y la normatividad que regulan la formación de gobierno18 .
• Eficiencia económica: el gobierno federal promueve la eficiencia económica
tanto en el sector público como en el privado. En primer término,
dice Inman, la existencia de múltiples gobiernos a nivel sub-nacional
permite a los residentes con movilidad que puedan elegir ‘paquetes’
de bienes públicos al menor costo. Que los ciudadanos puedan elegir
mediante la movilidad, garantiza una mejor correspondencia entre las
preferencias ciudadanas y el gasto público ejercido desde el gobierno y
sirve, también, como mecanismo disciplinario para limitar ineficiencias
y corrupción del sector público.19 (Inman 2007, 525)
De igual forma —sostiene el profesor norteamericano— el federalismo
sirve a la eficiencia del sector privado. La asignación de responsabili-
dades impositivas o regulatorias a gobiernos sub-nacionales y locales
controla la tentación de que éstos expolien la inversión empresarial por
medio de impuestos de carácter confiscatorio sobre el capital. Se evita
así, de igual forma, un exceso de regulación en materia comercial.20
Que se provean bienes públicos de forma descentralizada también
alienta una asignación más eficiente de las cargas tributarias sobre el
ciclo vital de los contribuyentes, con ello se promueve más ahorro por
parte de los trabajadores más jóvenes y estimula también una mayor
acumulación de capital interno. Impuestos y gasto público descentra-

17
Ibid., p. 527.
18
Cfr. Inman, Robert P., “Federalism´s Values and The Value of Federalism”, cit., p. 525.
19
Idem.
20
Ibid., p. 526.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

lizado, tomados conjuntamente, incentivan la inversión extranjera y


nacional, la acumulación de capital, el crecimiento económico y, como
consecuencia de lo anterior, ingresos estatales más estables.21

Andreas Follesdal,22 por su parte, también identifica razones similares a fa-


vor del federalismo en tanto que puede servir para promover, entre otras cosas:

• La paz
• La eficiencia económica
• La protección de derechos individuales
• El pluralismo
• La cooperación

Es verdad que, así como existen argumentos a favor del diseño federal,
también los existen en sentido contrario; esto es, argumentos que enfatizan
los problemas asociados a la fragmentación del poder.23 Sin embargo, no me
detendré en ello y avanzaré anotando lo siguiente. Desde mi punto de vista,
tanto el argumento de la protección de derechos y libertades como el argu-
mento democrático nos colocan en la posición de comprender por qué el fede-
ralismo pretende ser el arreglo institucional que encauce de mejor forma esos
dos valores irrenunciables —autonomía individual y autogobierno—. Se trata
de valores que, por cierto, suelen identificarse con el constitucionalismo y la
democracia respectivamente. No es extraño, por tanto, que éstos, en la versión
que de ellos tenemos actualmente, encuentren sus más destacadas fuentes en el
movimiento ilustrado de finales del siglo XVIII, y que el diseño federal fuera
ensayado con el triunfo de las revoluciones liberales en un proceso paralelo al
surgimiento del Estado-nación. Tampoco sorprende su matriz eminentemente
racionalista que se nutre de la filosofía de los derechos naturales como límites
frente al poder, de la división de poderes y la idea soberanía popular. Así, es

21
Idem., p. 526.
22
Véase la entrada: “Federalism”, The Standford Encyclopedia of Philosophy, disponible en: https://
plato.stanford.edu/entries/federalism/
23
A juicio de D. Weinstock, tales serían los argumentos i) de la eficacia, pues la fragmentación
puede obstaculizar la acción colectiva; ii) de la identidad, toda vez que, la creación de nuevas
entidades territoriales, pueden diluir la identidad política definida representada por el Estado
central; iii) de la solidaridad, pues la creación de nuevos espacios sub-políticos, y por tanto de
nuevas identidades y solidaridades, puede disminuir el logro de objetivos deseables a escala
nacional. Particularmente, puede disminuir la solidaridad que existe entre los miembros
de una sociedad reunida bajo un gobierno unitario. (Cfr. Weinstock, Daniel, “Towards a
Normative Theory of Federalism”, cit., p. 77-8).

113
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

moneda corriente ubicar las bases del federalismo moderno en la experiencia


revolucionaria norteamericana en la que se materializa organizativamente la
no-centralización, la difusión y la distribución constitucional de competencias
entre muchos centros de poder.24

III. Orígenes del experimento federal

La experiencia norteamericana sirve como ejemplo prototípico de la no-centra-


lización y difusión del poder político porque en ella se dieron las circunstancias
para arribar a tal arreglo. Ahí, la previa coexistencia e interacción de un grupo
de Estados autónomos, marcados por el fracaso de un primer intento de con-
gregarse, deciden unirse bajo un orden común que respetara sus respectivas
identidades. Sería una situación propicia para ensayar el experimento federal
porque, al encontrarse autoridad y poder dispersos en una trama de redes
y de espacios, el modelo parece dirigirse en tal dirección ya en sus propios
orígenes.25 La noción de unión por acuerdo es manifiesta aquí y nos llama la
atención —en estos mismos términos— que el grado de centralización o des-
centralización de aquella puede modificarse por esa misma vía, por la vía del
acuerdo mutuo.26
24
Véanse: Elazar, Daniel J., (comp.), Federal Systems of the World, cit., p. xiv. En el mismo sentido:
King, Preston, Federalism and Federation, cit., p. 21.
25
Insisto: no deben desconocerse los orígenes problemáticos del proceso de creación y
ratificación de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica. Existió un grupo
disidente al modelo propuesto mismo que libró una verdadera lucha ideológica contra los
defensores de la Constitución por su visión del gobierno central y de la estructura de la
rama judicial. Su oposición resultó importante para la adopción posterior del Bill of Rights,
quedando documentada en los textos “anti-federalistas”. Véanse: The Anti-Federalist Papers,
edición e introducción a cargo de M. Borden, Michigan, Michigan State University Press,
1961.
26
El surgimiento de un gobierno federal puede tener distintas dinámicas, lo que ha dado lugar
a que la doctrina identifique, al menos, dos modelos: el modelo “integrador» y el modelo
“devolutivo» [devolutionary]. El federalismo integrador, como en el caso originario de los
Estados Unidos de Norteamérica, “se refiere al orden constitucional que regula la creación
de un nuevo núcleo de soberanía por entidades constituyentes previamente independientes.
Ese nuevo núcleo de soberanía se establece junto a las entidades constituyentes mismas que
retienen al menos parte de su soberanía previa”. El federalismo devolutivo, por su parte,
refleja el movimiento opuesto y lo podemos advertir, por ejemplo, en el sistema español. Este
último tipo “refiere a una situación en la que la autoridad previamente unitaria redistribuye sus
poderes a entidades componentes que se crean de forma artificial o naturalmente, sobre una
base geográfica, económica o sociológica. Esa transferencia de soberanía tiene como objetivo
crear entidades que disfrutan de un núcleo de soberanía junto con la soberanía remanente de
la autoridad central”. Véase: Lenaerts, Koen, “Federalism: Essential Concepts in Evolution:

114
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Lo anterior también explicaría por qué los principios de autogobierno y


gobierno común funcionan mejor en aquellas sociedades donde la cultura
política esté familiarizada con el ejercicio compartido de la soberanía. Implica
en otras palabras que para su adecuado desarrollo los actores piensen federal-
mente.27 Se precisa la existencia de “federalistas”, de gente comprometida y
educada en este ideal.28 Alexander Hamilton, John Jay y James Madison pasa-
ron a la posteridad por detallar algunas de sus implicaciones, por articular un
discurso coherente en los albores de la experiencia e historia del federalismo.29
El conjunto de artículos que integran El Federalista [1780] sería un ejemplo de
esta cultura y puede ser visto, como sucede a menudo, como una acalorada
defensa de tal ideología. Una defensa, por lo demás, inserta en una compleja
lucha política y económica. 30 De ahí la suerte dispar que sigue a la aplicación
del principio federal que es dependiente de su grado de arraigo como de las
condiciones en la que se inserte.
El experimento federal norteamericano se remonta, pues, a su etapa
fundacional, a la lucha por lograr su independencia del imperio británico y,
sobre todo, a la redacción de su Constitución. 31 Como se sabe, el descuido

The Case of the European Union”, Fordham International Law Journal, vol. 21, núm. 3, 1997,
pp. 746-798.
27
Véase: Elazar, Daniel J., Exploración del Federalismo, trad. de J. Solé Alceda, , Hacer, Barcelona
1990, p. 33.
28
Me parece que ello —federalismo sin federalistas— está en el núcleo de la observación-advertencia
de Alexis de Tocqueville hace más de 200 años sobre el federalismo mexicano: “Los habitantes
de México, queriendo establecer el sistema federativo, tomaron por modelo y copiaron casi
íntegramente la constitución de los angloamericanos, sus vecinos. Pero al trasladar la letra de
la ley, no pudieron trasponer al mismo tiempo el espíritu que la vivifica. Se vio cómo se estorbaban sin
cesar entre los engranajes de su doble gobierno. La soberanía de los Estados y la de la Unión,
al salir del círculo que la constitución había trazado, se invadieron cada día mutuamente». Cfr.
Tocqueville, Alexis, Democracy in America, trans. J.T. Flisher, E. Nolla (ed.), Liberty Fund Press
Inc., Indianapolis, 2010, p. 266.
29
El Federalista, como sostienen Carey y McClellan en la introducción a la edición aquí citada,
debe anotarse “es importante no porque causase un impacto inmediato en la batalla por la
ratificación de la Constitución sino sobre todo por sus contribuciones a la comprensión del
sistema constitucional”. Cfr. J. Carey y A. McClellan, “Editor’s Introduction”, cit. p. xlvi.
30
Ackerman, Bruce, (“¿Un neofederalismo?” en: Elster, Jon y Slagstad, Rune, Constitucionalismo
y democracia, trad. de M. Utrilla, México, FCE, 1999, pp. 176-216, aquí pp. 177-178) hace un
recuento de algunos de los constitucionalistas estadunidenses más influyentes que se refieren
al federalismo como ideología.
31
Una excelente visión panorámica del proceso de gestación del constitucionalismo
estadounidense y su sistema de derechos fundamentales desde el punto de vista histórico
puede verse en: F.J. Ansuátegui Roig, Francisco Javier y De Asís, Rafael, “Los derechos
humanos en las colonias de Norteamérica”, Peces-Barba, Gregorio et. al., Historia de los derechos

115
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

de la corona con respecto los nuevos territorios y el empuje comercial de sus


habitantes, incubó un fuerte sentimiento de autogobierno, sentimiento que se
enfatizaría con el maltrato que los colonos recibieron. La desconsideración
se tradujo en leyes que gravaron algunos productos o actividades esenciales
para las colonias —tales como la navegación o el té—, y que pasaban por alto o,
mejor dicho, violaban los derechos que la tradición constitucional inglesa les
reconocían en tanto Englishmen. Sobre la base de que un gobierno que violenta
derechos y libertades individuales deviene tiránico, la Declaración de Independencia
dio como resultado la creación de 13 Estados libres y soberanos. Estados que
estaban desprovistos al momento de su independencia, sin embargo, de un
gobierno central. No eran todavía una nación unida. 32 Es aquí, en este preciso
marco espacio temporal, en el que se inserta el genio de los padres fundadores
en la lucha por el federalismo.
Tras la declaración de independencia las antiguas colonias debatían sí crear
o no una nueva nación. Como se sabe, en un primer momento se decantaron
por reforzar su soberanía en tanto comunidades políticas autónomas. El primer
esbozo constitucional americano, los Articles of Confederation and Perpetual Union,
apuntó la creación de un pacto entre las recién independizadas Entidades sin
crear un gobierno central fuerte que pudiera hacer frente a los peligros que
las acechaban —comenzando por el propio imperio británico—. Tal y como
ha sido destacado, tres fueron los problemas principales a los que tuvieron
que afrontar los redactores del texto constitucional. El primer reto fue crear
“una unión más perfecta” para mejorar las relaciones entre los Estados. El
segundo, era diseñar un sistema federal con poderes delegados y claramente
delimitados pero suficientes para gobernar con eficacia. A la vez, reservaron
a los Estados y a sus ciudadanos poderes originarios, en aras de proteger sus
derechos y libertades fundamentales — con ello se preveía alguna usurpación
por parte del poder central—. El tercer problema consistió en implementar un
“gobierno por consentimiento” a fin de conferir legitimidad al recién creado
gobierno central sobre la base del principio de soberanía popular. Todo ello
sin sacrificar la propia soberanía de los Estados que acordaron incorporarse a

fundamentales, vol. 1., Dykinson, Madrid, 1998, pp. 797-852.


Esto queda perfectamente explicitado en el dicho de un historiador que señaló: “cuando los
32

americanos pensaban en la independencia en 1775-1776, normalmente lo hacían en términos


de su propia Commonwealth, de Massachusetts, New Jersey o de Georgia, en lugar de pensar en
términos nacionales”. El futuro y sentimiento nacional, si es que alguno sobrevivió después
de la guerra de independencia, lo hizo en términos incipientes. Cfr. J. Carey y A. McClellan,
“Editor’s Introduction”, cit. p. xxiv.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

dicha Unión. 33 Pues bien, es en tal estado de cosas en donde adquieren pleno
sentido las siguientes ideas de El Federalista.
Alexander Hamilton, por ejemplo, trató de evitar que la nueva unión si-
guiese el cauce que había seguido debido a su debilidad —históricamente las
Confederaciones en su sentido clásico demostraron su fracaso como forma de
organización política ante amenazas externas—, a la vez que eludía el también
potencialmente peligroso Estado unitario —con el lastre de la monarquía y
sus documentadas derivas despóticas—. Así, se apostó por una república (con)
federada como alternativa, y como dice Montesquieu:

Me refiero a la República Confederada. Esta forma de gobierno es una


convención por la cual varios pequeños estados acceden a ser miembros de
uno mayor, que se proponen formar. Es una reunión de varias sociedades
para formar una nueve, susceptible de ampliarse por medio de nuevas
asociaciones, hasta conseguir el grado de poder necesario para defender
la seguridad de ese cuerpo unido. Una república de esta índole, capaz de
resistir a una fuerza externa puede sostenerse sin corrupciones internas.
La forma de esta sociedad evita toda clase de inconvenientes.34

La nueva unión, se ha dicho en muchas ocasiones siguiendo el párrafo ci-


tado, no pasaba por acogerse al designio de un gobierno unitario absoluto. En
esto radica el genio del experimento federal: su núcleo lo encontramos en la
división del gobierno en dos jurisdicciones con competencias específicas, que
comparten obligaciones y gozan de autonomía, estando ambos bajo el princi-
pio de separación de poderes. Leemos nuevamente ahí:

En una república unitaria, todo el poder cedido por el pueblo se coloca


bajo la administración de un solo gobierno; y se evitan las usurpaciones
dividiendo a ese gobierno en departamentos separados y diferentes. En
la compleja república americana, el poder de que se desprende el pueblo
se divide primeramente entre dos gobiernos distintos, y luego la porción que
corresponde a cada uno se subdivide entre departamentos diferentes y separados.
De aquí surge una doble seguridad para los derechos del pueblo. Los
diferentes gobiernos se tendrán a raya unos a otros, al propio tiempo que
cada uno se regulará por sí mismo.35

33
Cfr. J. Carey y A. McClellan, “Editor’s Introduction”, p. xix
34
Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, cit., pp. 39-40.
35
Hamilton, Alexander, Jay, John, y Madison, James, The Federalist, cit., p. 270 (cursivas fuera del
original).

117
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

Los federalistas siempre tuvieron en mente los potenciales problemas que


pudieran derivar de esta forma de gobierno, sobre todo, los que se atribuyen a
la ambición e ineptitud humana. La Constitución federal no pretende, y esto es
resaltado por el propio Madison en el escrito número IX de El Federalista, abo-
lir por completo la soberanía (o autonomía) de los Estados, por ello les permite
disponer de ámbitos competenciales exclusivos que abonen en su sentido de
autogobierno así como un espacio de representatividad en la estructura federal:

La Constitución propuesta, lejos de significar la abolición de los gobiernos


de los Estados, los convierte en partes constituyentes de la soberanía
nacional, permitiéndoles estar representados directamente en el Senado,
y los deja en posesión de ciertas partes exclusivas e importantísimas
del poder soberano. Esto corresponde por completo con la noción
del gobierno federal, y con todas las denotaciones racionales de esos
términos.36

Aún más, en la concepción de Madison la importancia de las partes cons-


titutivas es mayor que la del gobierno federal y proporciona varios argumentos
en tal sentido. En otra parte, El Federalista XLVII, sostiene que los Estados
pueden funcionar sin necesidad de la Federación y que, de hecho, así sucedía
antes del pacto constituyente. 37 De la misma forma, afirma que sin la inter-
vención de las legislaturas de los Estados “no podría realizarse la elección del
Presidente”. El Senado mismo sería “elegido exclusiva e íntegramente por las
legislaturas de los Estados”, e, inclusive, la Cámara de Representantes, aunque
proceda directamente del pueblo, “sería elegida bajo la influencia de la clase
de hombres que sólo por su ascendiente sobre el pueblo obtienen para sí la
elección de las legislaturas de los Estados”. Así —continúa— cada una de las
ramas principales del gobierno federal terminarían debiendo su mayoría en
mayor o menor grado al favor de los gobiernos de los Estados de tal forma que
la federación sienta una dependencia hacia ellos. 38
Es en materia de distribución de competencias donde tal preponderan-
cia se hace más evidente, pues en la propuesta de El Federalista XLV, Madison
sostuvo:

Los poderes delegados al gobierno federal por la Constitución propuesta


son pocos y definidos. Los que han de quedar en manos de los gobiernos

36
Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, cit, p. 41.
37
Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, cit, p. 295-296.
38
Idem.

118
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

de los Estados son numerosos e indefinidos. Los primeros se emplearán


principalmente con relación a objetos externos, como la guerra, la paz,
las negociaciones y el comercio extranjero; y es con este último con
el que el poder tributario se relacionará principalmente. Los poderes
reservados a los Estados se extenderán a todos los objetos que en el curso
normal de las cosas interesan a las vidas, libertades y propiedades del
pueblo, y al orden interno, al progreso y a la prosperidad de los Estados.
Las funciones del gobierno federal serán más ampliar e importantes en
épocas de guerra y peligro; las de los gobiernos de los Estados, en tiempos
de paz y seguridad. Como los primeros períodos probablemente serán
menores que los últimos, los gobiernos de los Estados gozarán aquí de
otra ventaja sobre el gobierno federal. De hecho, cuanto más adecuados
sean los poderes federales para la defensa nacional, menos se repetirán
esas escenas de peligro que podrían ayudar a que predominaran sobre
los gobiernos de los Estados particulares.39

Otro “componente indispensable de toda Constitución”, se lee en El


Federalista XXX, radica en equilibrar el poder de recaudación de impuestos
entre los dos órdenes de gobierno. “El dinero está considerado, con razón
como el principio vital del cuerpo político, y como tal sostiene su vida y movi-
mientos y lo capacita para cumplir sus funciones más esenciales”.40 Se señala
enfáticamente que deben establecerse los medios para que ambos puedan alle-
garse en cantidades suficientes y de manera continuada los fondos necesarios
para cumplir con sus cometidos, pues “cualquier deficiencia a este respecto
ocasionará uno de estos dos males: o el pueblo se verá sujeto a un saqueo
continuo, en sustitución de otro sistema más recomendable para satisfacer las
necesidades públicas, o el gobierno se extinguirá en una atrofia fatal y perecerá
en breve tiempo”.41 Es preciso que el gobierno central esté en condiciones de
recaudar lo necesario para hacer frente a sus funciones, al oponerse al esquema
donde se financie totalmente con las aportaciones de los Estados pues lo haría
dependiente de éstos por completo. El escenario de una posible usurpación de
funciones entre ambas esferas se presenta otra vez aquí, pero no debe solven-
tarse, en todo caso, privar a los Estados de fijar y cobrar impuestos. De ahí que
en El Federalista XXXIII Hamilton diga reconocer:

en toda su amplitud la justicia del razonamiento que requiere que


los Estados individuales posean una autoridad absoluta y no sujeta

39
Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, op. cit., p. 241.
40
Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, op. cit., p. 145.
41
Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, op. cit., p. 146.

119
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

a restricción ajena para recaudar sus propios ingresos y satisfacer sus


necesidades peculiares. Al conceder lo anterior, afirmo que (con la sola
excepción de los derechos de exportación e importación) conforme al
plan de la convención conservarían esa potestad del modo más absoluto
e incondicional, y que el intento de parte del gobierno nacional para
coartarles su ejercicio constituiría una arrogación violenta de poder, que
no hallaría apoyo en ninguna cláusula o artículo de la Constitución.42

Por último, en este breve repaso, ¿qué lugar ocupa el poder judicial en
el sistema norteamericano? Los federalistas tenían claro que la tarea de este
era radicalmente distinta a la de los otros dos poderes, pero también que era
medular para el correcto funcionamiento de las instituciones que estaban por
nacer. Hamilton afirmó en uno de sus escritos más importantes que había
un claro contraste entre el poder de los jueces y los otros dos, y no dudó en
considerarlo “the least dangerous branch”. Mientras que, efectivamente, el ejecutivo
se “revestía con honores” o “poseía la fuerza militar” y el legislativo “disponía
de los presupuestos” o “dictaba normas que regulan los derechos y deberes de
todos los ciudadanos”, el poder judicial, por el contrario:

no influye ni sobre las armas, ni sobre el tesoro; no dirige la riqueza ni la


fuerza de la sociedad, y no puede tomar ninguna resolución activa. Puede
decirse con verdad que no posee fuerza ni voluntad, sino únicamente
discernimiento, y que ha de apoyarse en definitiva en la ayuda del brazo
ejecutivo hasta para que tengan eficacia sus fallos.43

Hubo otros dos puntos cruciales tratados por Hamilton referente a la


rama judicial. El primero tenía que ver con la forma como los jueces federales
deberían ser nombrados y cuánto tiempo deberían durar su encargo. Desde
su punto de vista, el procedimiento debería ser similar a los demás nombra-
mientos de funcionarios federales y, sobre todo, que su cargo tendría que ser
vitalicio, siempre y cuando tuviesen buena conducta, i.e. que fuera acorde con
su jerarquía y posición. Nótese que aquí, nuevamente, se está pensando en
el mecanismo de pesos y contrapesos, pues con el nombramiento vitalicio se
asegura que los otros poderes no se adueñen de los jueces. El imperio de la ley,
la sujeción del poder político a las normas previamente establecidas late tras
estas ideas pues, asegurada su estabilidad en el cargo, los jueces no tienen otro
deber que estar al servicio de la ley. De esta forma se genera una “excelente ba-
rrera contra el despotismo del príncipe” en las monarquías y no resulta menos

Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, op. cit., p. 161.
42

Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, op. cit., p. 402.
43

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

eficaz “contra las usurpaciones y opresiones de la entidad representativa” en las


repúblicas. En definitiva, se trata del “mejor instrumento […] para asegurarse
la administración sosegada, recta e imparcial de las leyes”.44 La libertad, para-
fraseando otra parte del texto citado, no sucumbiría a la acción de un poder
judicial independiente, pero sí a la acción de éste en contubernio con alguno
de los otros dos poderes. La independencia y la estabilidad en su encargo son,
qué duda cabe, centrales por lo que han de considerarse, con razón, elementos
necesarios en toda Constitución pues, a decir de Hamilton, los jueces son “ciu-
dadela de la justicia y la seguridad públicas”.45
El otro punto tratado en El Federalista LXXVIII, y tal vez el más recordado,
es el referente a la capacidad del poder judicial para declarar nulas las leyes o
actos contrarios a la Constitución. A juicio de Hamilton tal facultad es una de
las más relevantes en una “Constitución limitada”, es decir, en una Constitución
“que contiene ciertas prohibiciones expresas aplicables a la autoridad legislativa,
como, por ejemplo, la de no dictar decretos que impongan penas e incapacida-
des sin previo juicio, leyes ex post facto y otras semejantes”.46 Podemos apreciar
aquí la importancia de dotar de garantías al judicial, puesto que este tipo de
controles sólo son efectivos allá donde la independencia y la estabilidad de los
jueces esté asegurada. “Las limitaciones de esta índole sólo pueden mantenerse
en la práctica a través de los tribunales de justicia, cuyo deber ha de ser el
declarar nulos todos los actos contrarios al sentido evidente de la Constitución”.47 Ahora,
a decir de Hamilton tal competencia no supone colocar en una posición de
superioridad a los jueces respecto del legislativo y propuso dos argumentos
para fundamentar su afirmación.48 En primer lugar, sostuvo que ningún acto
44
Idem.
45
Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, op. cit., p. 403.
46
Idem.
47
Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, op. cit., p. 403.
48
Vale la pena reproducir por completo el razonamiento de Hamilton: “Si se dijere que el
cuerpo legislativo por sí solo es constitucionalmente el juez de sus propios derechos y que la
interpretación que de ellos se haga es decisiva para los otros departamentos, es licito responder
que no puede ser ésta la presunción natural en los casos en que no se colija de disposiciones
especiales de la Constitución. No es admisible suponer que la Constitución haya podido tener
la intención de facultar a los representantes del pueblo para sustituir su voluntad a la de sus
electores. Es mucho más racional entender que los tribunales han sido concebidos como
un cuerpo intermedio entre el pueblo y la legislatura, con la finalidad, entre otras varias, de
mantener a esta última dentro de los limites asignados a su autoridad. La interpretación de
las leyes es propia y peculiarmente de la incumbencia de los tribunales. Una Constitución es
de hecho una ley fundamental y así debe ser considerada por los jueces. A ellos pertenece,
por lo tanto, determinar su significado, así como el de cualquier ley que provenga del cuerpo
legislativo. Y si ocurriere que entre las dos hay una discrepancia, debe preferirse, como es

121
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

contrario a la Constitución debe ser válido, si es que ésta quiere convertirse


en la Ley Fundamental en su sentido moderno.49 En segundo lugar, que al
declarar la inconstitucionalidad de una ley los jueces lo que estarían haciendo,
en realidad, sería reafirmar la voluntad superior del pueblo expresada en el
texto constitucional. Esa competencia sirve para mantener al poder legislativo
dentro de los límites de la autoridad concedida por la Constitución. En defi-
nitiva, “significa que el poder del pueblo es superior a ambos y que donde la
voluntad de la legislatura, declarada en sus leyes, se halla en oposición con la
del pueblo, declarada en la Constitución, los jueces deberán gobernarse por la
última de preferencia a las primeras. Deberán regular sus decisiones por las
normas fundamentales antes que por las que no lo son”. 50
Dividir y fragmentar el poder, tal y como se hizo en la Constitución ameri-
cana, forma parte de la idea seminal de la limitación del poder del constitucio-
nalismo. Los padres fundadores estuvieron influidos, entre otros, por filósofos
de primer orden tales como John Locke, Jean-Jacques Rousseau, Immanuel
Kant y, sobre todo, Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu. 51
Concretamente, influyeron al nivel de los fundamentos o principios que los
federalistas llevaron al nivel práctico o del diseño institucional, así crearon la
primera república federal propiamente dicha. Sin embargo, no debe pasarse
por alto que el diseño parece obedecer a cierta preferencia por la libertad ne-
gativa, por la no-interferencia, con las implicaciones que ello tiene, entre otras,
para la concepción de la división de poderes. 52 Tampoco pasa inadvertido que

natural, aquella que posee fuerza obligatoria y validez superiores; en otras palabras, debe
preferirse la Constitución a la ley ordinaria, la intención del pueblo a la intención de sus
mandatarios”. Cfr. Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, op. cit., p.
404.

49
Debe recordarse, en efecto, que antes de la revolución americana, el término “Constitución”
se usaba normalmente para referir los principios fundamentales sobre los que descansa un
gobierno. Después de la revolución americana comenzó a entenderse como algo más: como
un documento escrito que tenía su origen en un acuerdo entre personas que autorizaban
el establecimiento de un gobierno con poderes limitados. El cambio es importantísimo,
pues como sostienen Carey y McClellan, por primera vez las constituciones fueron vistas
como superiores y distintas a las leyes ordinarias promulgadas por los parlamentos. Así, el “hechizo de la
supremacía legislativa” emitida por el parlamento y el sistema constitucional inglés se había
roto, al menos, en teoría, aunque no siempre en la práctica. Las constituciones pasaron ahora
a considerarse con un estatus superior o de ley suprema porque no surgió de una legislatura
ordinaria, sino del pueblo, a través de sus convenciones constituyentes que las crearon,
aprobaron y ratificaron. Cfr. J. Carey, y A. McClellan, “Editor’s Introduction”, cit. p. xxxi.
50
Cfr. Hamilton, Alexander, Jay, John y Madison, James, The Federalist, op. cit., p. 404.
51
Cfr. Follesdal, Andreas, “Federalism”, The Standford Encyclopedia of Philosophy, op. cit.
52
Sobre este punto en particular, permítaseme una referencia a mi trabajo: Mora-Sifuentes,

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

su mundo era muy distinto al nuestro, sobre todo en materia de telecomuni-


caciones, servicios, transportes, migraciones, etc. En suma, el mundo de los
padres fundadores era diferente al mundo globalizado de nuestros días. Desde
mi punto de vista, lo anterior no debe ignorarse si queremos tener una repre-
sentación no sólo más ajustada del federalismo sino más atractiva para nuestro
tiempo. Los federalistas hicieron su parte: pensaban que la mejor república era
aquella que evita el despotismo y aseguraba la libertad. Para ello dividieron el
poder político y, al hacerlo, buscaron que el mismo poder sirviera en la tarea
de controlarse mediante un esquema de pesos y contrapesos.

IV. Elementos del diseño federal

El sentido del federalismo, según Guy Laforest y Jean-François Caron, consiste


en “articular un arreglo institucional que permita —en contextos de diversidad
étnica, religiosa o filosófica de las sociedades modernas— combinar aspiracio-
nes de autonomía, la separación y libertad de sus componentes con los deseos
de unidad, solidaridad e interdependencia”. 53 Es decir, el arreglo federal se
distancia de aquellos diseños que partan de la homogeneidad social y que se
expresen por medio de la centralización del poder. Se trata, en todo caso, de
un modelo que, tras partir de aquella realidad, establece una serie de equili-
brios entre varios centros de poder. Un equilibrio donde autonomía y autogo-
bierno se encuentran en permanente tensión y que precisan de un alto grado
de análisis, reflexión y concertación para articular las divergentes exigencias en
que se fundamenta. Ahora bien, según lo señalado, ¿cómo se expresa el ideal
federal?, ¿cuáles son sus componentes?
Antes de analizar los componentes, y siguiendo a Robert L. Watts, debe
decirse que por “sistema político federal” entendemos una categoría amplia
de sistemas políticos en los que hay dos o más niveles de gobierno. Se ca-
racteriza por combinar elementos de gobierno compartido [Share-Rule] en las
instituciones comunes y elementos de autogobierno regional [Self-Rule] en las
unidades constituyentes. La categoría contempla un amplio espectro de formas
más específicas no unitarias. Entre ellas se encuentra la federación. Por tanto,
la “federación” es una especie particular en la que ni el gobierno federal ni el

Francisco M., “Ideas de libertad y modelos de derechos fundamentales. Una aproximación”,


Cuestiones Constitucionales. Revista Mexicana de Derecho Constitucional, IIJ-UNAM, núm. 28, pp. 171-
210.
53
Laforest, Guy y Caron, Jean-François, “Utilidad y desafíos del federalismo en el siglo XXI”,
Activitat Parlamentaria, 21, 2010, p. 96.

123
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

gobierno de las unidades constituyentes están subordinados unos a otros cons-


titucionalmente. Cada uno de estos gobiernos tiene poderes soberanos defini-
dos por la Constitución y no por ninguna otra instancia de gobierno, cada uno
tiene autoridad para actuar directamente sobre sus ciudadanos en el ejercicio
de sus competencias y cada uno de ellos es elegido por sus ciudadanos. 54
Dicho lo anterior, podemos afirmar que el federalismo soporta y da co-
bertura una forma específica de organización de Estado: la federación. Esta
suele caracterizarse estructuralmente por los componentes que trataré a
continuación. 55

1) Dos órdenes de gobierno que actúan directamente sobre


sus ciudadanos

El invento federal surge con la premisa fundamental de que debe limitarse el


poder. Conocedores de que “la pasión, la intriga y el interés”, están presentes
en el corazón de los hombres, los federalistas buscaron un diseño que evitar
por todos los medios posibles la corrupción política, al aprovechar la expe-
riencia acumulada en el arte de gobernar. Crear dos instancias o dos esferas
de gobierno que actúan directamente sobre sus ciudadanos es el mecanismo
utilizado para tal fin, en la mejor lógica de Checks and Balances. Para ello, se
crean dos ámbitos con facultades legislativas y jurisdiccionales, esto es, dos
niveles de gobierno con capacidad para crear normas generales y para ejercer
jurisdicción, lo que significa tanto como decir que ambos tienen competencia
para determinar de forma autoritativa final cuando una norma ha sido trans-
gredida. Pero la creación de ambas jurisdicciones debe acompañarse con la res-
pectiva rendición de cuentas. Así, las dos deberán estar sometidas, al menos, al
escrutinio ciudadano por medio de elecciones libres y periódicas. Lo anterior
además de abonar a la legitimidad de las propias esferas de gobierno, ayuda en
la tarea de limitarlo, de controlarlo. No debe olvidarse, a estos efectos, que el
diseño federal ha sido pensado como un modelo desde y por el consentimiento
cuya base es el principio de soberanía popular.
La jurisdicción sobre los ciudadanos de cada orden de gobierno debe
realizarse conforme a la distribución competencial asignada a cada uno en la
Constitución. Y aquí surgen varias cuestiones. En el modelo clásico o “dualis-

Watts, Ronald L., Sistemas federales comparados, op. cit., p. 105.


54

Véanse: Watts, Ronald L., Sistemas federales comparados, op. cit., p. 106. En sentido similar:
55

Anderson, Georges, Federalism: An Introduction, Oxford University Press, Oxford, 2008, p. 3-4.

124
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

ta”, se considera que cada uno de esos órdenes de gobierno posee competen-
cias excluyentes sobre determinadas materias. Es decir, la jurisdicción asignada
por la Constitución a cada instancia, así como sus respectivas competencias,
son exclusivas. Cada una deberá diseñar las políticas públicas en el área de su
responsabilidad, usar su estructura administrativa y sus organismos públicos a
fin de cumplir con aquellas. La instancia federal, como es obvio, deberá tener
instituciones y organismos a lo largo del territorio nacional. 56 En todo caso,
adviértase que la división de poderes se aprecia aquí entre dos instancias “sobe-
ranas”, mutuamente excluyentes, limitadas recíprocamente y que se relacionan
como iguales. Desde esta perspectiva tanto el nivel federal como el nivel local
constituyen áreas de poder definidas, que deben mantenerse claramente sepa-
radas si se pretende que el diseño funcione. Incluso, hay quienes llegan a hablar
aquí de “derechos” de las entidades constituyentes frente a la federación. 57
Es importante señalar que una perfecta división de poderes y funciones
entre ambas esferas es sumamente difícil de lograr en la práctica. No se trata
de una cuestión algorítmica. Incluso aquellas constituciones que podríamos
tener como ejemplo de un diseño dualista, de hecho, no logran una clara y
tajante división de poderes. La “cláusula residual” consistente en conceder a
las unidades constituyentes aquellos ámbitos competenciales no expresamente
asignados a la federación, tampoco logra resolver todos los problemas. Ya sea
por su complejidad, por la propia dinámica política o por las interpretaciones
de la Constitución hechas por los tribunales, el modelo dualista es inalcan-
zable en algún sentido. Siempre será necesario algún grado de concurrencia
entre esferas de gobierno sobre determinadas materias. Siempre habrá espacio
para ámbitos compartidos de responsabilidad. 58 . El día a día de los distintos
arreglos federales, por tanto, muestra distintas formas de articular este punto
en específico. Así, por citar un ejemplo entre varios, se habla de “federalismo
cooperativo” como un diseño que promueve la concurrencia de competencias,
así como la integración de sus actividades. Desde esta perspectiva, por lo que
hace a la actividad regulatoria y en materia de servicios públicos, sobre todo,
se parte de unas normas, leyes, o de la estructura federal que necesariamente
incluye un rol para la implementación estatal. 59

56
Anderson, Georges, Federalism: An Introduction, op. cit., p. 21.
57
Sobre la distinción entre federalismo dualista y soberanista, remito a: Young, Ernest A., “The
Puzzling Persistence of Dual Federalism”, J. Fleming y J.T. Levy, Federalism and Subsidiarity.
NOMOS LV, New York University Press, New York, 2014, pp. 34-82.
58
Anderson, Georges, Federalism: An Introduction, cit. p. 21.
59
Cfr. Young, Ernest A., “The Puzzling Persistence of Dual Federalism”, op. cit. p. 44.

125
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

2) Reparto constitucional formal de los poderes legislativo


y ejecutivo y la distribución de fuentes de financiación entre
dos órdenes de gobierno

El principio de división de poderes debe ser reconocido en ambos órdenes


de gobierno. Es otro pilar del sistema y, por consiguiente, la distribución de
tareas, así como su financiamiento, es básico. Tradicionalmente han existido
competencias asignadas al nivel federal tales como la política monetaria, la
fiscal, la de defensa o la política exterior —esta última quintaesenciada en la
facultad de declarar la guerra a países extranjeros—. Las tareas que suponen
mayor inversión de recursos en todos los aspectos se reservan a la esfera más
grande mientras que las funciones más inmediatas o cotidianas a las unidades
constituyentes (y a los municipios). Lo anterior tiene como idea directriz el
principio de subsidiaridad, que consiste en que la organización mayor deberá
intervenir en las esferas inferiores o en los ámbitos de libertad de los individuos
únicamente cuando éstos, por sí mismos, no puedan realizar las funciones que
tengan encomendadas con miras a realizar el bien común.60
Por otra parte, el tema de la financiación es, quizás, el más sensible del
diseño federal. Resulta crucial para garantizar la adecuada o, mejor dicho,
una verdadera división de poderes. Explica George Anderson que la pregunta
de quién determina los impuestos, quién los recauda y cómo se gastan los
recursos tiene una “importancia crítica” para su funcionamiento, a tal grado
que “puede alterar significativamente la aparente división de poderes entre
los dos órdenes de gobierno [pues] los gobiernos centrales a menudo utilizan
su gran poder fiscal para influir y controlar los gobiernos de las unidades
constituyentes de diversas maneras”.61 La salud financiera de la federación, el
adecuado desarrollo de la economía o el correcto ejercicio del gasto público,
son todos temas interrelacionados. El cómo lograrlo, sin embargo, sigue siendo
una pregunta abierta. Por ejemplo, algunos economistas están a favor de incen-
tivar la competencia impositiva entre las unidades constituyentes, así como de
asignar poderes recaudatorios a ambas esferas de gobierno en el entendido de
60
La idea contemporánea de subsidiaridad, al menos en el contexto europeo -expresamente
recogida en el Tratado de Maastricht de 1992-, suele retrotraerse a la Encíclica papal
Quadragesimo Anno, que fue prominente dentro de la doctrina católica durante los años 30’s
del siglo XX, sirviendo en la lucha contra el comunismo y el fascismo de la época. Véase:
Calabresi, Steven G., y Birckford, Lucy D., “Federalism and Subsidiarity: Perspectives from
U.S. Constitutional Law”, J. Fleming y J.T. Levy, Federalism and Subsidiarity. NOMOS LV, New
York University Press, New York, 2014, pp. 123-189.
61
G. Anderson, Federalism: An Introduction, op. cit., p. 30.

126
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

que: a) favorece a la rendición de cuentas respecto a los recursos que gastan y,


con ello, se permite también que los ciudadanos puedan controlarles. b) Hay
razones de equidad relacionadas con la posibilidad de que las UC más pobres
tengan que realizar mayores esfuerzos fiscales, tener peores servicios o esperar
transferencias de recursos; y c) la posibilidad de que existan también ciertas
ventajas administrativas de centralizar cierto tipo de recaudación, incluso si la
base impositiva corresponde a las unidades constituyentes.62
La facultad legislativa de las unidades constituyentes facilita que éstas pue-
dan innovar, que puedan ampliar el abanico de opciones, bien legislativas o
bien de política pública, a las otras entidades constituyentes —o a la federación
misma— sin comprometer a todos los involucrados en la unión. Al promover
esquemas regulatorios novedosos, por medio de la prueba y el error, los Estados
funcionan como “laboratorios de experimentación jurídica”, 63 que reconocen
nuevos derechos, innovan, prestan mejores servicios, etc., para implementar
mejoras regulatorias.64 El siguiente cuadro tomado de Georges Anderson65
muestra un panorama en materia de asignación de competencias en el diseño
federal:

62
Idem.
63
La expresión tomada por Calabresi y Bickford remite, como se sabe, a lo señalado por el
Juez Louis Brandeis en el caso New State Ice Co. V. Liebmann, [285 U.S. 262]: “Permanecer
experimentando en asuntos sociales y económicos implica una grave responsabilidad.
La negación de la correcta experimentación puede estar cargada de serias consecuencias
para la Nación. Es una de las felices coincidencias del sistema federal que un solo estado
valiente puede, si sus habitantes lo deciden, servir como un laboratorio; y tratar novedosos
experimentos sociales y económicos sin ningún riesgo para el resto del país”.
64
Calabresi, Steven G., y Birckford, Lucy D., “Federalism and Subsidiarity”, op. cit., p. 130.
65
Cfr. Anderson, Georges, Federalism: An Introduction, cit. p. 24-25.

127
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

Materia Esfera de gobierno competente


Moneda Siempre federal

Defensa Siempre federal, en ocasiones Unidades Constituyentes

Ratificación de tratados Casi siempre federal y en algunas ocasiones UC


Normalmente federal, ocasionalmente concurrente o
Comercio exterior
compartido con las UC

Normalmente federal, ocasionalmente concurrente o


Comercio inter-estatal
compartido con las UC

Normalmente UC, ocasionalmente concurrente o


Comercio intra-estatal
compartido

Normalmente federal, ocasionalmente concurrente o


Infraestructura mayor
compartido con las UC

Normalmente UC, ocasionalmente concurrente o


Educación básica
compartido y raramente federal
Educación superior No existe un patrón definido
Medio ambiente Normalmente concurrente, raramente UC
Derecho Penal No existe un patrón definido
Seguridad social Combinación entre competencias federales y de las UC
Pensiones Concurrentes, compartidas y en ocasiones federal
Normalmente UC, en ocasiones concurrente o
Salud
compartido
Agricultura No existe un patrón definido
Recursos minerales No existe un patrón definido
Asuntos municipales Normalmente UC, en ocasiones concurrentes
Normalmente concurrente o compartido,
Sistema judicial
ocasionalmente federal y raramente UC
Seguridad Normalmente compartidas o concurrentes
Impuestos Casi siempre federal, en ocasiones concurrente
Impuestos personales y Normalmente concurrente o compartido, en ocasiones
corporativos federal

Tribunales supremos o
Normalmente establecidas en la Constitución.
constitucionales

128
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

3) Provisión de un foro de representación para las opiniones


de las diferentes regiones dentro de instituciones políticas
federales

Ese foro de representación se materializa en los Estados federales normalmen-


te mediante una Cámara Alta o Cámara de Senadores. A lo largo de la historia,
este órgano legislativo ha cumplido la función la de ser una cámara de revisión
de la Cámara Baja o de Representantes y servir, por tanto, como contrapeso a
las eventuales malas decisiones de ésta. Pero en los Estados federales la Cámara
Alta juega un rol adicional que resulta de primer orden para el propio diseño.
Dicho rol no es otro que servir como foro de representación de las entidades
constituyentes, de los distintos territorios, y en el que éstos puedan externar su
opinión dentro de las instituciones políticas federales. Como explica Robert
Bowie, el temor de que el propio gobierno federal pudiera devenir tiránico
sigue latente en dicha idea, sobre todo contra los territorios más pequeños, que
poseen, como es obvio, poca representación en la Cámara Baja. Lo anterior
convertiría a la Cámara Alta en otra garantía contra las amenazas del poder
federal cuyo actuar podría ser objetable al menos por tres razones, bien por-
que: a) excede la competencia que le fue conferida por la Constitución; o b) es
perjudicial para los habitantes de uno o más Estados; o c) es perjudicial para
uno o más Estados como entidades políticas.66
De la misma manera, corresponde a dicha instancia contener al poder
federal, que debe atenerse a los límites que expresamente le ha conferido la
Constitución. La Constitución es la primera garantía al confinar al poder de
la federación a las competencias que expresamente le delegaron las Entidades
pertenecientes a la Unión. Si tenemos presente que las cámaras altas nor-
malmente se configuran contra dos temores, esto es, contra el miedo de los
Estados más pequeños de ser lesionados en sus intereses por los Estados con
mayor representación en la Cámara Baja y contra el temor de todos los Estados,
sean grandes o pequeños, de que la federación pueda invadir indebidamente
su autoridad o legítimos intereses. Entonces, al intentar satisfacerlos, advierte
Bowie, se originan necesariamente otros dos problemas.67 El primer problema
tiene que ver con la forma de asignar votos entre los Estados pequeños y los
Estados grandes en la Cámara Alta. El segundo tiene que ver con si la Cámara

66
Cfr. Bowie, Robert R., “The Federal Legislature”, R.R. Bowie y C.J. Friedrich (eds.), Studies in
Federalism, Little Brown and Company, Boston-Toronto, 1954, p. 4.
67
Bowie, Robert R., “The Federal Legislature”, op. cit., p. 7.

129
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

se integra por Senadores instruidos o con mandato por parte de los Estados o
sin instrucción o mandato alguno.68

4) Constitución escrita dotada de supremacía, no reformable


unilateralmente, sino con el consentimiento de un número
considerable de unidades constituyentes

La supremacía y rigidez del texto Constitucional son también elementos nu-


cleares del modelo federal y se relacionan con los mecanismos de adición o
reforma constitucional. En este caso, podemos advertir que lo que se busca con
este arreglo institucional es asegurar dos principios tendencialmente contradic-
torios: salvaguardar el orden y la estabilidad contra decisiones apresuradas o
dañinas, por un lado, y brindar un espacio para operar el cambio o la necesaria
reforma social, por otro.69 Así, se establecen distintos métodos para asegurar
ambos principios en el plano federal consistentes en discusiones y análisis más
minuciosos de las iniciativas de reforma al texto básico y, más importante,
en la exigencia de mayorías cualificadas que imposibilitan que alguna de las
unidades constituyentes pueda, por sí misma, derogar el sistema competen-
cial establecido en la Constitución. Edward McWhinney, en su contribución
a los Studies in Federalism, identifica tres mecanismos utilizados en esta línea:
a) la utilización de pasos diferenciados para el inicio o la ratificación de las
enmiendas constitucionales, b) la necesidad de que la reforma sea aprobada por
una mayoría extraordinaria en, al menos, algún punto del procedimiento de
modificación o adición, o c) el requisito adicional de que la reforma además sea
ratificada por medio de referéndum popular.70
De hecho, el concepto de supremacía va ligado al concepto mismo de
Constitución. Para que haya Constitución, se dice, precisamos que ésta se
presente como la norma jerárquicamente superior —en nuestra tradición, ge-
neralmente escrita— del Ordenamiento. Ahora bien, como se sabe, las normas
superiores o de mayor jerarquía sirven para articular un sistema de fuentes,
puesto que, en una concepción sistemática del Derecho, la Constitución y sus
normas fundamentan la “validez” de normas inferiores. La supremacía tam-
bién se proyecta en la forma y requerimientos que precisan los mecanismos
de reforma o adición constitucional. Generalmente, consiste en la mayor difi-
68
Ibid., p. 8.
69
Cfr. McWhinney, Edward, “Amendment of the Constitution”, en: R.R. Bowie y C.J. Friedrich
(eds.), Studies in Federalism, op. cit., p. 791.
70
Idem.

130
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

cultad empleada o requerida para ello. Ello se debe no sólo a su ubicación en


el sistema de fuentes, sino también a que se considera en un plano material la
norma más importante. Pues bien, a la protección de los contenidos constitu-
cionales por medio de mecanismos de reforma o adición más agravados que
el procedimiento legislativo ordinario, podemos denominarle rigidez, con la
tipología de J. Bryce. Como recordará el lector, dicho autor distinguió entre
constituciones rígidas y constituciones flexibles. Mientras que estas últimas
son constituciones que pueden reformarse por medio de los procedimientos
legislativos ordinarios, las constituciones rígidas no. Las constituciones rígidas,
para él, son aquellas:

[...] que están por encima de otras leyes del país que regulan. El instrumento
—o instrumentos— en que están contenidas estas constituciones no
proceden de la misma fuente que las otras leyes, es promulgada por
un procedimiento distinto y posee mayor fuerza. Su proclamación no
corresponde a la autoridad legislativa ordinaria, sino a alguna persona o
corporación superior o con poder especial. Si es susceptible de cambio,
éste se llevará a efecto únicamente por dicha autoridad, persona o
corporación especial. Cuando alguna de sus medidas entra en colisión
con alguna otra de la ley ordinaria, prevalece la primera y la ley debe
ceder.71

Con todo, conviene advertir que la rigidez constitucional predicada es rela-


tiva. Hay textos que son rígidos en mayor o menor medida. Incluso, ello es así,
en el interior de un mismo texto constitucional donde no es extraño encontrar
apartados o disposiciones que son, a su vez, rígidas en distintos grados. No hay
una sola posibilidad sino un espectro de posibilidades, de mecanismos, de cláu-
sulas, etc., que pueden combinarse. En el grado superior de rigidez están las
constituciones —o, mejor dicho, las normas constitucionales— que prohíban al
legislador lato sensu su reforma. Ejemplo de este tipo de normas pueden encon-
trarse en la Ley Fundamental alemana respecto a los derechos fundamentales
y la propia forma de Estado federal. En el grado inferior, en cambio, estarán
aquellas constituciones que, al menos, agreguen algún requisito adicional —v. gr.
solemnidad, de manifestación expresa, etc., por ínfimo que parezca—, respecto
al procedimiento de reforma de ley ordinaria que se contemple con miras a
modificar o adicionar el texto constitucional. Sin embargo, debe enfatizarse
nuevamente que ni este punto ni el siguiente son inmunes a la crítica.72
71
Bryce, James, Constituciones rígidas y constituciones flexibles, [1901] trad. de P. Lucas Verdú, C.E.C.,
Madrid, 1988, p. 10.
72
En una carta dirigida a J. Madison en 1789, Th. Jefferson formuló problema que anida tras

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Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

5) Árbitro (en forma de tribunal) que regule las disputas


entre gobiernos

La existencia de un tribunal o corte que juzgue la regularidad constituciona-


lidad de las actuaciones de los gobiernos de los Estados o de la federación
misma es otro elemento clave en el esquema. Los conflictos que aquí interesan,
potenciales o reales, pueden denominarse en la mayoría de sus extremos como
problemas “federales” debido a las partes involucradas y podrían, en un primer
momento, resolverse políticamente. Sin embargo, una decisión de tal magnitud
para el correcto desarrollo intergubernamental no puede dejarse en última ins-
tancia en manos de los propios interesados, Nemo esse iudex in sua causa potest. De
ahí que resulte razonable que sea la rama judicial federal y su tribunal supremo
(o constitucional) en quien recaiga asegurar la supremacía de la Constitución.
Sobre todo, para asegurar que el orden competencial en ella establecido se
observe siempre. Sus labores en el diseño institucional se expresan, siguiendo a
Paul A. Freund, en las siguientes encomiendas. La primera es “aplicar” el texto
constitucional para asegurar su carácter normativo y garantizar su supremacía.
La segunda, no menos relevante, es la función de uniformar o armonizar el
Derecho federal en toda la nación, valiéndose de sus facultades interpretativas.
Finalmente, su tercera competencia básica radica en fungir propiamente como
árbitro o juez en las disputas que involucren a dos Estados miembros, a un
Estado miembro con la federación o bien, las disputas derivadas de las propias
competencias o funciones federales —v. gr. controversias que afecten a cónsules,
ministros públicos y demás funcionarios o representantes acreditados.73
La institución del control judicial de las leyes juega un papel central en la
tarea de afirmar la supremacía constitucional. Incluso podríamos decir que,

la rigidez o el así llamado ‘atrincheramiento constitucional’ de forma diáfana: “La cuestión


—sostuvo— es si una generación de hombres tiene el derecho de limitar a otra”. Jefferson
consideraba que el usufructo de la tierra está en manos de quienes viven, que los muertos no
tenían más derechos sobre ella. De modo similar, le resultaba inmoral que una generación
heredase las deudas de generaciones precedentes. Ninguna debía contraer deudas por más de
lo que ella misma, en su curso natural de vida, pudiera pagar. Este planteamiento lo extrapola
al ámbito político, de modo tal que, para Jefferson, “ninguna sociedad puede hacer una
Constitución perpetua, ni siquiera una ley perpetua. [Los individuos] son amos de sus propias
personas y, por consiguiente, pueden gobernarse como les plazca. […] La Constitución y
las leyes de sus predecesores se extinguen en su curso natural junto con quienes dieron su
ser”. (Cfr. Jefferson, Thomas, “Letter to James Madison (September 6, 1789)”, en: Id., Political
Writings, J. Appleby y T. Ball (eds.), CUP, Cambridge, 1999, pp. 593-598, aquí p. 593.
73
Freund, Paul A., “The Federal Judiciary”, R.R. Bowie y C.J. Friedrich (eds.), Studies in Federalism,
op. cit., p. 108.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

para el régimen federal, y para el caso norteamericano en particular, se ha


constituido en uno de sus pilares, a pesar de ser un arreglo institucional con-
trovertido. Al menos desde la sentencia del Juez John Marshall en Marbury
v. Madison [5 U.S. 137 (1803)] quedó establecida la competencia de la Corte
Suprema para determinar con carácter autoritativo final si la legislación de los
Estados o de la propia federación no contraviene los principios básicos de la
Constitución. Aunque resulta relativamente sencillo afirmar esta pretensión,
es difícil de materializarla pues está llena de dificultades.74 El propio Freund
nos advierte de ello, pues, efectivamente, declarar la inconstitucionalidad de
una ley no puede realizarse únicamente sobre la base de una lectura o aplica-
ción “literal” del texto constitucional sino que “es probable que los problemas
constitucionales que tenga que enfrentar el diseño federal supongan criterios
de interpretación o juicio que no pueden resolverse sabiamente bajo la mera
examinación semántica de un texto, sino que requieran la comprensión más
completa posible de la legislación sometida a su escrutinio en el amplio contex-
to de los hechos sociales y económico”.75
Por lo demás, son diversos los tópicos que surgen a este respecto. En primer
lugar, el diseño institucional debe ser el reflejo a su vez de todo un modelo
y entramado jurisdiccional, que decida, por ejemplo, si se constituye ad hoc
o no un Tribunal Constitucional. Cuál será su número de integrantes, cómo
se designará a sus miembros, qué duración tendrá su cargo, de qué recursos
conocerán, qué legitimación se requerirá para cada medio de defensa de la
Constitución son todas ellas preguntas cruciales aquí. Además, debe decidirse
si el tribunal tendrá una función de control judicial ex post o si también podrá
cumplir una función consultiva ex ante sobre la legislación. Otro aspecto, por
supuesto, es la competencia de poder judicial a fin de armonizar la legislación
y su interpretación en distintas materias públicas o privadas. En fin, las rela-
ciones entre el poder judicial de la rama federal y de la rama local genera la
necesidad de que los actores definan cómo debe concebirse el “federalismo
judicial” en sus distintas vertientes. Esto es, tienen que definir si la rama federal
tiene competencia y se instrumenta como instancia revisora de las sentencias

74
Esto ha dado como resultado todo un corpus de literatura concerniente al así llamado problema
contramayoritario del constitucionalismo, basado en la problemática justificación de la Judicial
Review, por una parte, y del atrincheramiento o rigidez constitucional, por el otro, desde el
punto de vista de la democracia o el principio de autogobierno. Sobre este problema desde el
punto de vista del federalismo, puede verse: Levy, Jacob T., “The Constitution Entrenchment
of Federalism”, en: J. Fleming y J.T. Levy, Federalism and Subsidiarity, NOMOS LV, New York
University Press, New York, 2014, pp. 332-360.
75
Freund, Paul A., “The Federal Judiciary”, op. cit., p., 110.

133
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

del poder judicial local o no, también si se ejercerá el control de la consti-


tucional de los actos del poder legislativo estatal o, incluso, si los tribunales
federales revisaran la eventual constitucionalidad declarada por los tribunales
constitucionales locales, cuando existan.

6) Procedimientos e instituciones para facilitar las relaciones


entre gobiernos

Finalmente, el diseño federal requiere de procedimientos e instituciones a


fin de que los distintos ámbitos de gobierno cooperen e interaccionen. Como
los demás señalados, el tema de las relaciones intergubernamentales resulta
interesante porque es muy sensible al contexto, es decir, depende de muchos
factores como, por ejemplo, qué concepción se tiene en materia de distribución
de competencias, qué grado de abstracción o detalle tienen las cláusulas cons-
titucionales, si estamos en un régimen presidencial o en uno parlamentario, si
se trata de una nación con cierto grado de cohesión social o, por el contrario,
si estamos ante un estado plurinacional que tenga un alto grado de diversidad
étnica, lingüística o religiosa, etc. Todo ello, en fin, variará también según el
tipo de cultura política dominante, esto es, si se trata de una cultura política
más bien liberal o de una cultura política autoritaria. Puede advertirse que el
término “relaciones intergubernamentales” es sumamente amplio pues habi-
tualmente se utiliza para referirse a “las relaciones entre los gobiernos central,
regional y local (así como entre gobiernos dentro de cualquier sector concreto)
que facilitan la consecución de objetivos comunes mediante la cooperación”.76
La literatura sobre el tema suele enfatizar en el tipo de arreglos a los que
pueden arribarse, e identificar que las relaciones, pero también la resolución
de conflictos, pueden tener un carácter formal (de base constitucional o legal/
tribunales) o bien pueden tener un carácter informal (espacios, foros, acuerdos
que carezcan de tal base/mediación o conciliación).77 La colaboración entre
órdenes de gobierno deviene en interdependencia en no pocas ocasiones.
Esto resulta en gran medida inevitable, como ya hemos dicho, sobre todo, en
aquellas federaciones donde la concepción de la división de poderes no sea tan
rígida. También es así donde existe un número elevado de leyes o políticas pú-
blicas federales que las unidades constituyentes están llamadas a implementar

76
Opeskin, Brian O., “Mechanism for intergovernmental relations in federations”, International
Journal of Social Sciences, vol. 53, núm. 167, 2001, pp. 129-138.
77
Véase al respecto: Chromellin, Michael, “Dispute resolution in federal systems”, International
Journal of Social Sciences, vol. 53, núm. 167, 2001, pp. 139-144.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

o ejecutar. Todo ello genera y crea amplias áreas de concurrencia, de coordi-


nación entre todos los ámbitos de gobierno. De igual forma, esa interrelación
es más obvia donde las unidades constituyentes dependen en gran medida de
la federación en términos de financiamiento del gasto público. Como afirma
Anderson, a quien sigo en esta parte, en toda federación conviven niveles de
conflicto y de acuerdo. Y lo que es más importante: en temas controversiales la
federación trata en no pocas ocasiones de presionar o persuadir a las unidades
constituyentes por medio de mecanismos legales y, sobre todo, mediante sus
poderes fiscales.78
Tanto la forma de gobierno, que puede ser presidencial o parlamentaria,
como el sistema de partidos y electoral, son elementos esenciales para de-
terminar qué tipo de relaciones y dinámicas se generan entre gobiernos. En
condiciones normales de bipartidismo, que se da en el sistema parlamentario,
la interacción entre el sistema de partidos y el régimen de gobierno es casi
natural debido a la disciplina partidista. En el sistema presidencial, en cambio,
las interacciones son más difusas dada la posibilidad de gobiernos divididos
respecto al legislativo; pero también, y paradójicamente, más fuertes debido a
que el ejecutivo federal pueda intervenir en gran medida en el gobierno de las
unidades constituyentes cuando estos provienen del mismo partido político.79
Algo similar puede decirse sobre el papel de las cámaras de senadores cuyo rol
puede cambiar dependiendo de algunas variables. En términos generales, en
todas las federaciones se genera una densa trama de relaciones interinstitucio-
nales entre los titulares del poder ejecutivo, los secretarios de Estado de ambos
niveles de gobierno, titulares de otros organismos constitucionales de los tres
niveles de gobierno, etc., algunas acapara la atención más que otras —piénsense
nuevamente en el dinero, el tema fiscal—. Es cierto que los estudios suelen
focalizarse en las relaciones de tipo vertical en detrimento de las relaciones
horizontales, es decir entre la Federación y las unidades constituyentes. De ahí
que resulte necesario analizar también las relaciones entre las distintas unida-
des constituyentes entre sí y de éstas con otros ámbitos de gobierno, como lo
son los municipios, algo sumamente relevante para el diseño en su conjunto. 80

78
Cfr. Anderson, Georges, Federalism: An Introduction, op. cit., p. 64.
79
Cfr. Anderson, Georges, Federalism: An Introduction, op. cit., p. 65.
80
Cfr. Anderson, Georges, Federalism: An Introduction, op. cit., p. 66-7.

135
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

V. Dimensiones del federalismo

Llegados a este punto, considero que cada una de las características del diseño
federal sería el corolario funcional de la búsqueda por articular, en el plano
territorial, la unidad en la diversidad. Sin embargo, parece que el diseño fede-
ral, en el fondo, sería el reflejo de tener como origen y fin del poder político
la realización de la autonomía y el autogobierno de los individuos. Es decir, el
diseño federal es la forma de organización de Estado que “reproduce”, por así
decirlo, tales imperativos en un plano mayor: autonomía y gobierno comparti-
do entre unidades territoriales constituyentes. Pues bien, en mi opinión, no es
gratuito que en los cimientos de sus imperativos estructurales se encuentren los
elementos que asociamos al constitucionalismo contemporáneo, a saber: una
constitución con un amplio catálogo de derechos fundamentales (autonomía),
la organización y división territorial de competencias, basado en el principio de
soberanía popular (autogobierno), y la existencia de un árbitro —en la mayoría
de los casos de un juez constitucional— que garantice en última instancia dere-
chos, competencias y procedimientos.
Las implicaciones de conjunto que el arreglo federal supone o refiere son
variadas, pero hay una en particular que debe destacarse: la división del po-
der, el establecimiento de garantías y, sobre todo, la existencia de derechos
individuales sería la forma de contener, en ese contexto plural, la ambición y
el deseo de imponer la propia voluntad sobre las demás. El frágil equilibrio
entre los elementos que integran el constitucionalismo y la democracia deriva
en gran parte de ello: de la existencia de unos derechos indisponibles para la
mayoría, derechos que, a su vez, están en el núcleo funcional de la democracia.
La paradoja y el precompromiso de la democracia radican en el establecimien-
to constitucional de un catálogo de derechos que, a la vez que la posibilita, la
limita al reducir el número de temas relevantes sobre los cuales puede decidir
la sociedad por medio de aquel procedimiento de toma de decisiones. 81
Creo que la lectura federal debe hacerse sin salir de aquel contexto. Sólo sí
se garantizan los derechos y libertades fundamentales en una primera instan-

Según Laforest y Caron al dividir la soberanía y multiplicar los centros de decisión, el


81

federalismo protege la libertad de las personas y su creatividad, instaura frenos a la tiranía de la


mayoría. Mientras protege la autonomía y la separación de las comunidades de proximidad,
alienta y crea también hábitos de solidaridad a partir de un tejido social muy real de las
comunidades de base y estos hábitos de solidaridad son inmensamente útiles para la gestión
adecuada del bien común. Véanse: Laforest, Guy y Caron, Jean-François, “Utilidad y desafíos
del federalismo en el siglo XXI”, op. cit., p. 97.

136
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

cia, se está en condiciones de que el federalismo pueda articular su promesa.


Por un lado, el imperativo de que la Constitución —las reglas del juego institu-
cionalizadas al más alto nivel— no sea reformable sino mediante el acuerdo de
un número importante de entes constituyentes, así como la concurrencia en la
formación del gobierno federal, refuerza el compromiso por el gobierno com-
partido. Por otro lado, el establecimiento de un ámbito de competencia directa
sobre los gobernados y de poder presupuestario a nivel local vendría a reflejar
la idea de autonomía. Los procedimientos de interacción gubernamental —en
sus distintas formas— serían algo así como “el vehículo” que permite transitar
por la ruta diseñada en este modelo.
De ahí que el federalismo se presente, en un sentido amplio, “como una
forma de justicia”, es decir, como medio y fin a la vez: pone su ímpetu en las
libertades, en la participación ciudadana en el gobierno y se enlaza con la reali-
dad del poder, ya que aquellas sólo son posibles su limitación. 82 Pero ¿por qué
sólo es posible mediante la división y fragmentación del poder? Nuevamente la
respuesta la encontramos en el artífice del pacto. El gobierno debe fragmentar-
se porque los ciudadanos desconfían de su ambición y de la de sus congéneres
por alcanzar el poder de tal forma que su obtención, ejercicios potencialmente
peligrosos. Como es peligroso también el ejercicio ilimitado del autogobierno.
El arreglo federal, nos dice D. nuevamente Elazar, parte del supuesto de que los
individuos poseen por igual virtudes y vicios y busca respuestas satisfactorias a
esta realidad: “su éxito radica en haber analizado y encauzado de modo realista
tanto los límites como las posibilidades del hombre en su saber político”. 83
Ahora bien, la forma específica que adopten los principios federales depen-
derá, a su vez, del grado de pluralismo que tenga que administrarse, así como
del tamaño, proporción y peculiaridades de las unidades constituyentes. Es
decir, nuevamente la idea de que el federalismo es un constructo, una “forma
no acabada”, le dota de cierta maleabilidad que le permiten adaptarse a situacio-
nes y demandas dispares. No sabemos a ciencia cierta qué combinaciones de
diversidad son compatibles con la unidad federal y cuáles no. Tal vez por ello
resulta tan atractivo, pues deja la puerta siempre abierta a su revisión, por su
permanente búsqueda hacia el equilibrio en un marco de acuerdos precarios,
inestables, que sigue siendo la seña característica del federalismo desde sus
orígenes, tal y como tuvimos ocasión de señalar.

Véase: Elazar, Daniel J., Exploración del Federalismo, cit., p. 118.


82

Idem.
83

137
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

VI. A modo de conclusión

En este trabajo me propuse realizar una aproximación al federalismo en tanto


ideal que propugna unos valores determinados. Dichos valores, como pudo
observarse, están referidos a la idea de autonomía y autogobierno territorial;
el estudio del federalismo se coloca en el propio núcleo de la filosofía política,
por lo que hace a sus principios. Asimismo, el diseño institucional que sustenta
dicho arreglo federal nos sitúa de lleno en el plano del sistema constitucional
y del sistema político de muchas de las modernas democracias occidentales.
Creo que tras el recorrido realizado la advertencia hecha al comienzo queda
completamente justificada: la federación, en tanto entramado institucional
que pretende articular la promesa de unidad en la diversidad, del gobierno
compartido y autogobierno, es un arreglo sumamente complejo. Baste pensar
en las implicaciones del atrincheramiento o rigidez constitucional, así como
del mecanismo del control de constitucionalidad de las leyes para advertir lo
anterior. El federalismo es un umbrella concept. Con todo, lo que pretendo con
esta investigación es que emerja una visión de conjunto, una visión, espero,
que proporcione las bases para justificar y comprender, en alguna medida, los
sistemas federales.
Si se cumple el anterior objetivo entonces se habrán sentado algunas bases
para futuras investigaciones. El abanico de posibilidades que se abre es muy
amplio en una línea de investigación de esta naturaleza. Por ejemplo, se podría
incidir en la concepción propia que en cada federación se tenga del “principio
federal”, desde el propio diseño de su sistema constitucional hasta la interpre-
tación que de él hacen los Tribunales. De igual forma, puede comenzarse un
descenso para abordar cada elemento estructural del diseño federal en particu-
lar por lo que respecta al “federalismo fiscal”, al “federalismo judicial”, etc. Los
mecanismos de resolución de conflictos y las relaciones intergubernamentales
que la dinámica federal genera en un país determinado es otro tema de estudio
que debe enriquecerse desde la perspectiva de la accountability en sentido am-
plio. Aquí, me parece, el método comparado resulta ser el más prometedor.
Por lo demás, todos y cada uno de esos tópicos necesitan abordarse también
desde una perspectiva empírica, que contraste el funcionamiento real de los
diseños institucionales con las dinámicas que se generan entre los distintos
actores políticos.
Desde mi punto de vista, tres temas siguen siendo de interés prioritario,
o permanente según se mire, en los estudios sobre el federalismo. El primero
es el acomodo y la protección de la “diversidad profunda” (Charles Taylor).

138
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Esto es el acomodo de minorías raciales, lingüísticas, éticas o religiosas, en


contextos de migración, así como de alta tensión social. En segundo lugar, exis-
te gran preocupación por rehabilitar la importancia de los gobiernos locales
(municipales) dentro de la teoría y práctica del federalismo pues, de no hacerse
podría menoscabarse “la eficacia y la legitimidad de las instituciones federales
en el siglo XXI” en los sistemas políticos maduros. En el caso de aquellos
sistemas políticos federales que están formándose, el no tener en consideración
el nivel local “puede provocar una debilidad institucional que se perpetuará
generación tras generación”. 84 El tercer tema tiene que ver con los retos que le
supone al diseño federal el influjo de la globalización puesto que aquél surgió
dentro de los márgenes del Estado-nación. El desafío, a corto plazo, radica en
seguir satisfaciendo las exigencias de autonomía y autogobierno de las comuni-
dades políticas en contextos de gobierno multi-nivel, de profunda integración
económica o transformación trasnacional.
Esto me lleva, finalmente, al último punto esbozado en mi introducción
relativo a la importancia de la educación o a la cultura política del federalismo.
Como afirman Laforest y Caron, en la actual situación de globalización, de
reafirmación de identidades culturales, religiosas y étnicas el federalismo se si-
gue presentando como la opción contrastada para darles cauce, para gestionar,
reducir y reformular esos retos. Más no sólo ello. También se presenta como el
arreglo que sería capaz de crear, en el plano de la cultura política y la educación
ciudadana, contrapesos a las tendencias dominantes tanto en el ámbito de las
mayorías como en el de las minorías: “de ahora en adelante —sostienen los pro-
pios autores— los mayores esfuerzos se deberían consagrar en una verdadera
pedagogía del federalismo ante los ciudadanos”. 85 Es decir, que el mayor reto
del federalismo para el siglo XXI no es otro que la divulgación de éste como
ideal, lo que no puede hacer más patente su carácter normativo e ideológico si
así ocurriera. 86

84
Cfr. Gibbins, Roger, “Local governance and federal political systems”, International Journal of
Social Sciences, vol. 53, núm. 167, 2001, pp. 163-170
85
Laforest, Guy y Caron, Jean-François, “Utilidad y desafíos del federalismo en el siglo XXI”,
op. cit., p. 97.
86
Esta investigación se realizó con una beca del Centro de Estudios Parlamentarios (Instituto
de Investigaciones Legislativas) del H. Congreso del Estado de Guanajuato, México. Fue
discutido en el seminario: “Retos Legislativos en México: Una visión desde Guanajuato”.
Agradezco a la Prof. Alicia I. Saavedra-Bazaga su invaluable apoyo para mejorar el presente
texto y al Mtro. Plinio Manuel E. Tafolla la confianza depositada en mi trabajo académico.
Las deficiencias subsistentes son de la exclusiva responsabilidad del autor.

139
Fundamentos y dimensiones del federalismo
Francisco M. Mora Sifuentes

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141
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

EL INTERÉS LEGÍTIMO Y SUS NOTAS DISTINTIVAS A


PARTIR DE LO RESUELTO EN LA CONTRADICCIÓN DE
TESIS 111/2013*
THE LEGITIMATE INTEREST AND ITS DISTINCTIVE NOTES FROM THE
RESOLUTION IN THE CONTRADICTION OF THESIS 11/2013

Verónica Lorena Osornio Plata**

Resumen: De lo resuelto con motivo de la contradicción de tesis


211/2013 derivan dos ideas centrales: 1) que no es factible asociar la
noción de interés legítimo de manera exclusiva y absoluta con interés
difuso o colectivo; y, 2) que las notas distintivas que se enmarcan
en la ejecutoria respectiva en relación con el interés legítimo sólo
constituyen contenidos esenciales a efecto de que no se confunda
con otro tipo de interés, pues no se pretendió construir un concepto
cerrado o acabado; sino que su integración será el resultado de la labor
cotidiana que realizan los jueces de amparo.

Palabras clave: Interés legítimo; interés jurídico; contradicción de


tesis 111/2013.

Abstract: Based on the contradiction of thesis 211/2013, two central


ideas derive: 1) that it is not feasible to associate the notion of legitimate
interest exclusively and absolutely with diffuse or collective interest;
and, 2) that the distinctive notes that are framed in the respective
execution in relation to the legitimate interest only constitute essential
contents so that it is not confused with another type of interest, since
it was not intended to construct a closed or finished concept; but
its integration will be the result of the daily work carried out by the
amparo judges.

Keywords: Legitimate interest; legal interest; Contradiction of thesis


111/2013.

Fecha de recepción: 17/04/2019


Fecha de aceptación: 23/09/2019

* El presente artículo constituye una parte del trabajo final presentado ante la Universidad
Panamericana a efecto de sustentar el examen profesional por la culminación de la Maestría
en Derecho Procesal Constitucional.
** Secretaria de Tribunal adscrita al Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Segundo Circuito, con residencia en Naucalpan de Juárez, Estado de México.

143
El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

Sumario: I. Hechos que dieron origen a la contradicción de tesis


111/2013. II. Decisión. III. Crítica y valoración. a) El interés legítimo:
un tipo específico de derecho subjetivo; b) Estándar probatorio para
efectos de acreditar la afectación alegada; c) La carga de la prueba
no es exclusiva de la parte quejosa y facultades oficiosas del juez en
materia de prueba. IV. Conclusiones. V. Referencias.

I. Hechos que dieron origen a la contradicción


de tesis 111/2013

E l uno de diciembre de dos mil once; así como el diez y veinticuatro


de febrero y diez de mayo, todos de dos mil doce, respectivamente,
se promovieron cuatro diversos juicios de amparo indirecto en los
que sus promoventes señalaron como acto reclamado destacado la omisión del
Congreso de la Unión de expedir la ley reglamentaria del juicio de amparo, con
motivo de la reforma constitucional de seis de junio de dos mil once, efectuada
a los artículos 103 y 107.
De las demandas de amparo en comento correspondió conocer, respecti-
vamente, tanto a jueces del entonces Distrito Federal, como de los Estados de
Aguascalientes y Michoacán.
Juicios cuya sustanciación trajo consigo, en unos casos, el desechamiento
de la demanda de amparo y, en otros, el sobreseimiento en el juicio, pero
ambos, sobre la consideración toral de que una eventual concesión de amparo
no podría ser armónica con el principio de relatividad de las sentencias que
rige en el juicio de amparo.
Inconformes con lo resuelto en tales juicios, los quejosos interpusieron
recursos de revisión, de los que correspondió conocer, en atención a su compe-
tencia originaria, tanto a la Primera Sala (amparo en revisión 366/2012) como
a la Segunda Sala (amparos en revisión 553/2012; 684/2012 y 29/2013) del
Máximo Tribunal del País.
Al resolver el amparo en revisión 366/2012 la Primera Sala sostuvo, en
esencia, que en el caso no analizaría los agravios hechos valer por el recurrente,
en tanto que de manera oficiosa advertía que se actualizaba la causal de im-
procedencia, relativa a la falta de interés legítimo. Para lo cual definió a dicho
interés en el párrafo 49 de la ejecutoria de que se trata de la siguiente forma:

144
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

[...] aquel interés personal —individual o colectivo—, cualificado,


actual, real y jurídicamente relevante, que pueda traducirse, si llegara
a concederse el amparo, en un beneficio jurídico en favor del quejoso.
Dicho interés deberá estar garantizado por un derecho objetivo, sin
que dé lugar a un derecho subjetivo; debe haber una afectación a la
esfera jurídica del quejoso en sentido amplio, que puede ser de índole
económica, profesional, de salud pública, o de cualquier otra índole.1

Asimismo, es importante destacar que en dicha ejecutoria distinguió entre


interés legítimo y simple (o jurídicamente irrelevante) al señalar en su párrafo
50, lo siguiente: “es aquél que puede tener cualquier persona por alguna acción u omisión
del Estado pero que, en caso de satisfacerse, no se traduce en ningún tipo de beneficio personal
para el interesado. Por la misma razón, el interés simple no supone afectación alguna a la esfera
jurídica del quejoso en ningún sentido”.2 Consideraciones que dieron lugar a la tesis
1a. XLIII/2013 de rubro: “interés legítimo en el amparo. su diferencia con
el interés simple”. 3

Por otra parte, al resolver los amparos en revisión 553/2012, 684/2012 y


29/2013 la Segunda Sala determinó de manera toral que la distinción entre
interés jurídico y legitimo descansa en el tipo de normas que cada uno de ellos
tutelan.
Así, señaló que las normas que tutelan el interés jurídico: “son susceptibles de
generar derechos subjetivos en beneficio de personas determinadas; pueden ser individualizadas
de tal manera que se afecte inmediata y directamente el status jurídico de la persona” mientras
que las normas que tutelan el interés legítimo: “no tienen la capacidad de generar
derechos subjetivos, son las que establecen los llamados intereses difusos y que se encuentran
encaminadas a producir ciertos resultados en la sociedad o en algunos núcleos o grupos que la
integran y que, como ella, carecen de personalidad jurídica”.
En consecuencia, destacó que los elementos de existencia del interés legíti-
mo para efectos de la procedencia del amparo, son los siguientes:4

1
Versión pública de la ejecutoria disponible en: http://mxscjnbiblio.scjn.pjf.gob.mx/Tematica/
Detalle.aspx?AsuntoID=139610
2
Idem.
3
Tesis 1a. XLIII/2013, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I, febrero
de 2013, p.822. Criterio que con posterioridad integraría la jurisprudencia 1a./J. 38/2016 de
rubro: “interés legítimo en el amparo. su diferencia con el interés simple”.
4
Pp. 15 y 16 de la versión pública de la ejecutoria del amparo en revisión 553/2012,
cuya versión pública es disponible en: http://mxscjnbiblio.scjn.pjf.gob.mx/Tematica/Detalle.
aspx?AsuntoID=143516

145
El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

• Presencia de una norma que establece o tutela algún interés difuso en


beneficio de alguna colectividad determinada.
• Afectación de ese interés difuso en perjuicio de la colectividad por la ley
o acto que se reclama.
• Pertenencia del quejoso a dicha colectividad.
Consideraciones que dieron lugar a la tesis XVIII/2013 de rubro: “interés
legítimo. alcances de este concepto en el juicio de amparo”.5

De lo que se colige que ambas salas dotaron de contenido y alcance diverso


al concepto de interés legítimo para efectos de la procedencia del juicio de
amparo, como se ejemplifica en el siguiente cuadro:

PRIMERA SALA SEGUNDA SALA

Identificó al interés legítimo con intereses Identificó al interés legítimo con


tanto individuales como colectivos. intereses difusos y colectivos.

La discrepancia en dichos criterios generó que el cuatro de marzo de dos


mil trece, el ministro presidente, Juan N. Silva Meza, denunciara la contra-
dicción respectiva ante el Pleno del Máximo Tribunal del País, la cual quedó
registrada con el número de expediente 111/2013.
Contradicción de criterios que se declaró existente, 6 pues se consideró que
un mismo problema jurídico —dotar de contenido al concepto de interés legíti-
mo— fue resuelto de diversa forma, en tanto que mientras la Primera Sala esta-
bleció que el interés legítimo podía ser individual o colectivo, sin precisar que
la situación especial implicara la pertenencia a un grupo colectivo, la Segunda
Sala sí lo hizo.

5
Tesis XVIII/2013, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. II, marzo de
2013, p. 1736.
6
La contradicción de que se trata fue resuelta en sesión de 5 de junio de 2014, por mayoría de
ocho votos, a favor del sentido propuesto. El ministro ponente fue Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea y secretario Javier Mijangos y González.

La Ministra Luna Ramos votó en contra y anunció voto particular. Los ministros Cossío
Díaz, Franco González Salas y Aguilar Morales reservaron su derecho de formular votos
concurrentes.

Los Ministros Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Jorge Mario Pardo Rebolledo no asistieron a
la sesión de cinco de junio de dos mil catorce, el primero previo aviso a la presidencia y el
segundo por desempeñar una comisión de carácter oficial.

146
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Asimismo, agregó que no se podía considerar que ambos criterios eran


complementarios, en razón del pronunciamiento que hizo la Segunda Sala en
cuanto a que “si bien la constitución señala que el interés legítimo es individual o colectivo,
ello refiere a que se trata de sujetos que forman parte de una colectividad, y cada uno de los
cuales tiene un interés de que el orden jurídico opere de manera efectiva, pero en el entendido
de que la afectación individual sólo podrá darse si el quejoso forma parte del grupo interesado”
acotación que, según dijo no fue establecida por la Primera Sala. Incluso, el
Pleno aclaró que no era óbice que algunos de los amparos en revisión que
dieron origen al criterio sostenido por la Segunda Sala hayan sido el resultado
de una interpretación directa a lo previsto en el artículo 107 constitucional, en
razón de que aún no se había emitido la Ley de Amparo correspondiente, pues
se destacó que dicha interpretación siguió siendo sostenida, pese a que ya había
sido publicada la ley reglamentaria respectiva.
En consecuencia, puede decirse que la contradicción se declaró existente
en la medida en que la Primera Sala reconoció que el interés legítimo tenía
un ámbito de aplicación tanto por tratarse de afectaciones individuales como
colectivas; mientras que la Segunda Sala limitó ese ámbito de aplicación, a
las afectaciones colectivas en perjuicio de personas pertenecientes a esa
colectividad.
En cuanto este apartado es menester enfatizar que el ministro Aguilar
Morales y la ministra Luna Ramos expresaron inconformidad en cuanto a la
existencia de dicha contradicción; sin embargo, después de un amplio debate,
se obtuvo unanimidad de votos en cuanto a la existencia de dicha contradic-
ción, en aras de “dotar de certeza al orden legal, así como de fijar cuáles son los alcances y el
concepto de interés legítimo, a fin de establecer un criterio que no deje lugar a dudas y que tenga
la mejor aplicación en la vida cotidiana de los órganos jurisdiccionales del país”.7

II. Decisión

En cuanto a la discrepancia de los criterios contendientes, el Pleno del Máximo


Tribunal del País concluyó que no era factible equiparar el interés legítimo
con el diverso colectivo o difuso —tal como lo había determinado la Segunda
Sala— en tanto que ello entrañaría limitar el acceso al juicio de amparo de
todas aquellas personas que tuvieran un interés individual, que no derive de
la titularidad de un derecho subjetivo, lo cual es contrario a la naturaleza del

Rojas Zamudio, Laura Patricia, El interés en el juicio de amparo, en Cossío, José Ramón et al., La
7

Nueva Ley de Amparo, Porrúa, México, 2015, p.158.

147
El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

juicio de amparo y del principio pro persona, derivado de la reforma al artículo


1° constitucional.
En otras palabras, que aun cuando el interés legítimo ha servido usualmente
para la protección de intereses colectivos y, por tanto, necesario para justificar
la legitimación de entidades de base asociativa, lo cierto es que tal función no
resulta exclusiva, mientras que la posición especial en el ordenamiento jurídico
también puede referirse a una persona en particular.
Para justificar tal conclusión, en primer orden, estableció las bases esen-
ciales de las reformas constitucionales de seis y diez de junio de dos mil once,
tanto en materia de amparo como de derechos humanos, respectivamente; asi-
mismo, atendió a lo resuelto en la contradicción de tesis 293/2011 —conforme
a la cual se determinó, en esencia, que tanto los derechos humanos contenidos
en la constitución como en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte, constituyen el parámetro de regularidad constitucional,
pero que cuando en la constitución hay una restricción expresa al ejercicio de
aquéllos, se debe estar a lo establecido en el texto constitucional—.
Enseguida, procedió a ubicar la figura del interés legítimo en un marco
conceptual y, en ese sentido, refirió que el “interés” es el “vínculo entre cierta esfera
jurídica y una acción encaminada a su protección”; igualmente, destacó que dicho inte-
rés puede ser clasificado, al atender al número de personas afectadas en: individual,
colectivo o difuso; así como en atención al nivel de afectación en: simple, legítimo
y jurídico.
En cuanto a la primera clasificación en comento, destacó que el interés indivi-
dual se refiere a la afectación que pude sufrir un individuo —con independencia
del nivel de afectación; mientras que los llamados intereses difusos o colectivos son
aquellos que corresponden a personas indeterminadas, pertenecientes a ciertos
grupos sociales, cuya afectación es indivisible, con la aclaración de que este
último aspecto, no hace que escapen de la dimensión individual, en tanto que
su afectación recae en personas identificables y ello tiene impacto en todo el
grupo.
En relación con la segunda clasificación, subrayó que el interés simple es aquel
que tiene cualquier miembro de la comunidad, por el sólo hecho de serlo, cuyo
grado de intensidad en la esfera jurídica no es cualificado, personal o directo;
mientras que el interés jurídico, se identifica con la titularidad de un derecho
subjetivo.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

En razón de lo anterior, definió al interés legítimo como un punto intermedio


entre el interés jurídico y el interés simple, pues mientras que, por una parte,
no implica acreditar la titularidad de un derecho subjetivo; por otra, tampoco
entraña reconocer a todos los integrantes de la sociedad la posibilidad de ejer-
cer la acción. Lo que lo coloca, según dijo, como una categoría diferenciada y
más amplia que el interés jurídico.
En ese mismo sentido, el Pleno también precisó que para que exista inte-
rés legítimo, se precisa de la existencia una afectación cierta —y no como una
simple posibilidad—, cuya actualización ha de verificarse bajo un parámetro de
razonabilidad —entendido este último no como un modelo argumentativo para
verificar la legalidad de una norma jurídica, como usualmente se emplea entre
los operadores jurídicos, sino como el hecho de que sea posible la existencia
de tal afectación—.
Esto último, según precisó, en tanto que si bien el nivel de afectación es
menor al exigido por tratarse del interés jurídico, ello no significa que no deba
acreditarse, por lo que no basta la mera manifestación que en ese sentido pue-
da hacer el promovente.
Una vez expuesto ese marco conceptual, señaló que lo procedente era deter-
minar cómo debía ser interpretada la fracción I del artículo 107 constitucional. 8
Al respecto, añadió que el precepto constitucional en comento expresamen-
te prevé que el interés legítimo pueda ser individual o colectivo. De igual forma
enfatizó, como se adelantó, que no era factible equiparar el interés legítimo
con el diverso colectivo o difuso —tal como lo había determinado la Segunda
Sala— en tanto que ello entrañaría limitar el acceso al juicio de amparo de
todas aquellas personas que tuvieran un interés individual, que no derive de la
titularidad de un derecho subjetivo.
Tras considerar los anteriores elementos, destacó que los elementos distin-
tivos del interés legítimo eran los siguientes:

Art. 107.- Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con excepción
8

de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos que determine la ley


reglamentaria, de acuerdo con las bases siguientes:
I.- El juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada, teniendo tal carácter
quien aduce ser titular de un derecho o de un interés legítimo individual o colectivo, siempre
que alegue que el acto reclamado viola los derechos reconocidos por esta Constitución y con
ello se afecte su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación
frente al orden jurídico.

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El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

• Entraña la existencia de un vínculo entre un derecho fundamental y una


persona que comparece a juicio, sin que dicha persona requiera de una
facultad otorgada expresamente por la norma;
• El promovente está en aptitud de expresar un agravio diferenciado al
resto de los demás integrantes de la sociedad, al tratarse de un interés
cualificado, actual, real y jurídicamente relevante;
• Una eventual concesión de amparo traería un beneficio jurídico a favor
del promovente, ya sea actual o futuro, pero cierto;
• Constituye una noción diferenciada y más amplia que el interés jurídico,
sin llegar al extremo de ser un mero interés simple;
• No se requiere acreditar la afectación a un derecho subjetivo, en tanto
basta que la existencia de un derecho objetivo;
• Debe existir una afectación a la esfera jurídica del promovente, cuya
actualización habrá de verificarse bajo un principio de razonabilidad,
cuidando que no se trate de una mera probabilidad;
• El promovente tiene un interés propio en que los poderes públicos
ejerzan sus funciones conforme al marco legal, cuando con motivo de
dicho ejercicio se afecte dicho interés;
• El promovente está en una situación jurídica identificable, surgida por
una relación específica con el objeto de la pretensión que aduce, ya sea
por una circunstancia personal o por una regulación sectorial o grupal; y,
• La asociación del interés legítimo con el interés difuso o colectivo no es
exclusiva ni absoluta.

Finalmente, es importante destacar que la identificación de las notas distin-


tivas en cuanto al interés legítimo se refiere, según precisó el propio Pleno de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sólo constituyen contenidos esenciales
a efecto de que no se confunda con otra tipo de interés, en tanto no se pretende
construir un concepto cerrado o acabado; sumado a que se tiene presente que la catego-
rización de las posibles situaciones que se puedan dar será producto de la labor
cotidiana que realizan los jueces de distrito.
Consideraciones que dieron lugar a la jurisprudencia P./J. 50/2014 9 de ru-
bro: “interés legítimo. contenido y alcance par a efectos de la procedencia
del juicio de amparo (interpretación del artículo 107, fr acción i, de la cons-
titución política de los estados unidos mexicanos)”

9
P./J. 50/2014, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, noviembre de 201,
p. 60.

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Número 48, julio - diciembre de 2019

III. Crítica y valoración


a) El Interés legítimo: un tipo específico de derecho
subjetivo

Tal como quedó precisado, en la contradicción de tesis analizada se sostuvo


que el interés legítimo exige un vínculo con una norma jurídica, la cual basta
que establezca un derecho objetivo para la procedencia del juicio de amparo,
por lo que no es necesario acreditar indefectiblemente la afectación de un de-
recho subjetivo.
En cuanto a tal determinación, se estima que se soslayó que el ejercicio del
interés legítimo entraña, sustancialmente, la misma funcionalidad que un dere-
cho subjetivo; y que aunque en aras de evitar equívocos con el interés jurídico
es pertinente tal distinción, ello no lleva a considerar una división en cuanto
a la naturaleza que comparten ambos tipos de derechos, en tanto permiten el
restablecimiento de la integridad de los intereses afectados por un acto de la
autoridad.
A efecto de justificar la anterior, es menester atender a lo dispuesto por
García de Enterría, en cuanto a que la figura del derecho subjetivo “se edifica
sobre el reconocimiento por el Derecho de un poder en favor de un sujeto concreto que puede
hacer valer a otros sujetos, imponiéndoles obligaciones o deberes, en su interés propio, recono-
cimiento que implica la tutela judicial de dicha disposición”; 10 y que, en ese sentido, el
administrado es titular de derechos subjetivos frente a la administración en dos
supuestos: 11

“Cuando ostenta pretensiones activas frente a la administración


Derechos subjetivos para la consecución de prestaciones patrimoniales, o de respeto de
típicos activos. titularidades jurídico-reales, o de vinculación a actos procedentes de la
propia administración o de respeto a una esfera de libertad formalmente
definida”.

Cuando el gobernado ha sido perturbado en su esfera


Derechos subjetivos jurídica por un acto de autoridad ilegal y el estado de
reaccionales o derecho le apodera con un derecho subjetivo dirigido a la
impugnatorios. eliminación de esa actuación ilegal y al restablecimiento de
la integridad de sus intereses.

10
García de Enterría, Eduardo et al., Curso de Derecho Administrativo II, 7ª ed., Civitas, Madrid
2000, p. 37.
11
Ibidem, p. 55.
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El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

Distinción que, tal como se adelantó, permite identificar al interés le-


gítimo como un derecho subjetivo, en tanto que permite poner el acento,
precisamente

[...] en la reacción misma frente al acto ilegal que perturba el propio ámbito
vital. Es esta lesión o perjuicio injustos lo que hace ponerse en pie el derecho subjetivo
que se ejercita, que es un derecho distinto del que subyace a la situación
atacada (como el derecho a la reparación de un daño extracontractual
causado por un tercero a una cosa propia no es un derecho real derivado
de la titularidad de dicha cosa, sino, claramente, otro derecho distinto y
nuevo).12

Así es, al tratarse del interés legítimo, no hay un derecho subjetivo a la


observancia de la legalidad por parte de la autoridad (fuera de los casos en que
sean titulares de verdaderos derechos subjetivos), en tanto que éste surge o se
revela cuando el gobernado se ve afectado en su esfera jurídica por la actuación
ilegal de la autoridad, esto es, por la conjunción de dos elementos:

Acto ilegal + perjuicio causado por dicho acto= actualización de un derecho


subjetivo (reparación/restitución) a la eliminación de dicho acto ilegal.

En ese sentido, sostiene García de Enterría que lo que se hace valer en


el proceso (en donde se alega un interés legítimo) es un verdadero derecho
subjetivo, en tanto que “[...] la acción y, consiguientemente, el derecho, no están dirigidos
a purificar por razones objetivas la actuación administrativa, sino la defensa de los propios
intereses. El recurrente es, pues, parte en el proceso y no un representante de la Ley [...] El
recurso es, pues, subjetivo y no objetivo”.13
Lo que se fortalece con la idea central de Bachof en cuanto a que:

[...] todas las ventajas (begünsstige) derivadas del ordenamiento para cada
ciudadano se han constituido en verdaderos derechos subjetivos… con
la observación de que la constitución en derechos subjetivos no surge
directamente por la inferencia de tales ventajas desde el ordenamiento,
sino sólo y únicamente cuando las mismas sufren una agresión injusta por
parte de la Administración, derechos subjetivos que tienden entonces al
restablecimiento de dichas ventajas por vía reaccional o de eliminación

Ibidem, p. 52.
12

Ibidem, p. 54.
13

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

del injusto que las niega, las desconoce o las perturba.14

Y que, incluso comparte Sánchez Moron al señalar que el interés legítimo,


“no supone a diferencia del derecho subjetivo, una obligación correlativa de dar, hacer o no
hacer exigible de otra persona, pero sí comporta la facultad del interesado de exigir el respeto
del ordenamiento jurídico y, en su caso, de exigir una reparación de los perjuicios antijurídicos
que de esa actuación deriven”.15
De lo que se concluye que si bien en aras de evitar equívocos con el interés
jurídico, sea práctico ubicar al interés legítimo con la idea de los derechos obje-
tivos, tal como se efectuó en la contradicción de tesis que se analiza, se estima
que debió ser pertinente matizar que pese a tal división, la naturaleza de ambos
es la misma.
Este matiz, se estima, hubiera permitido desestimar con mayor facilidad la
concepción adoptada por la Segunda Sala, relativa a que existen normas que
tutelan intereses jurídicos y que son susceptibles de generar derechos subjetivos
en beneficio de personas determinadas y otras normas que no tienen la capaci-
dad de generar derechos subjetivos y establecen los llamados intereses difusos.
Lo anterior, si se considera que tal distinción se sustentó, implícitamente,
en la postura doctrinal italiana de Guicciardi, basada en la distinción de normas
de relación16 y normas de acción; en donde al interés legítimo se le ubica en estas úl-
timas y se atribuye, por tanto, que no construye relaciones jurídicas, lo cual, es
inexacto, según sostiene García de Enterría en tanto que tal distinción permite
sostener que donde no hay derechos subjetivos no hay relaciones, no obstante

14
Idem.
15
Cfr. Tron Petit, Jean Claude, ¿Qué hay del interés legítimo?, Porrúa. México, 2015, p. 23.
16
“Las normas de relación imponen a la Administración una conducta, debida a los administrados,
determinados o determinables, enlazando una sanción a la conducta contraria a lo
preceptuado. Se trataría de una actividad reglada de la Administración Pública, en la que se
tutela, en forma directa e inmediata, en interés privado de los administrados.

Las normas de acción se refieren a la organización, al contenido y al procedimiento que ha de
presidir la acción administrativa, tutelando así el interés público. Acá también hay conductas
debidas por la Administración Pública; acá también hay actividad reglada. Pero el deber
jurídico no existe frente a determinados administrados, sino a la generalidad de los habitantes,
porque lo que tutela es el interés público, el interés de todos, no el interés particular de
determinados administrados. […] Pero puede ocurrir que haya algunos administrados para los
que, de la observancia o no de las normas de acción por parte de la Administración, resulte
ventaja o desventaja de modo particular respecto a los demás. Eso puede resultar de una
particular situación de hecho en que uno o algunos de los ciudadanos se encuentren. Que los
hace más sensibles que otros frente a un determinado acto administrativo (Ejemplo, frentistas
frente a desafectaciones de vías públicas […]”.Cfr. en Tron Petit, Jean Claude, op. cit., p. 14.

153
El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

que en esos supuestos de intereses legítimos “sí hay una verdadera relación, la que
se expresa en el perjuicio que el acto causa al ciudadano y en la reacción impugnatoria de éste,
relación que es, además, perfectamente disponible por el administrado, que puede aquietarse al
perjuicio o desistir de la acción, o renunciar a ésta, o transmitirla, incluso, sí transmite el círculo
de intereses donde el perjuicio se ha producido”.17
En ese sentido, se concluye que el tema del interés legítimo supone un fe-
nómeno de verdaderos derechos subjetivos; conclusión que, tal como refiere
García de Enterría,18 llegó a las doctrinas alemana, francesa e incluso italiana.
Desde luego, en la alemana (sustentada por Bachof, Henke, Lorenz) porque
en su texto constitucional se otorga jurisdicción a los derechos subjetivos y nada
más que a éstos.
Esto es, en el entendido de que:

Cuando se configura la Ley Fundamental de Bonn, con la que intentan


recuperarse por vía normativa todos los atrasos sufridos por el país en la
construcción técnica de un Estado de Derecho, se formula en un lugar
central (art. 19.4) la famosa ‘cláusula general’ de protección jurisdiccional
del ciudadano, que pretende consagrar una lückenlose Rechtsschutz, una
protección jurídica sin lagunas. Pues bien, he aquí que, no obstante
ese ambicioso planteamiento, la cláusula general declara protegibles
únicamente las lesiones que los ciudadanos sufran en sus derechos (in
seinen Rechten verletzt: lesionados en sus derechos; lo mismo el artículo
42.2 de la Verwaltungsgerichtsordnung). Una doctrina alerta, sin
embargo, y con perfecta consciencia de los valores sustanciales en juego,
va a profundizar este concepto de derecho público subjetivo para incluir
en él, además de sus contenidos tradicionales, prácticamente lo que la
doctrina italiana califica de intereses legítimos o la francesa de situaciones
protegidas mediante recursos objetivos. Los nombres de Bachof y de
Henke son aquí decisivos.19

b) Estándar probatorio para efectos de acreditar la


afectación alegada.

En la contradicción de tesis 111/2013 se estableció una regla general que es


importante retomar: “el hecho de que el interés legítimo implique un nivel de afectación
menor al exigido en el interés jurídico, no significa que el mismo no deba acreditarse”.

17
García de Enterría, Eduardo et al., op. cit., p. 48.
18
Ibidem, p. 48 y 49.
19
Ibidem, p. 43.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

La conclusión anterior exige la necesidad de establecer, para efectos de la


procedencia del juicio de amparo, cuál será el grado de prueba mínimo que se debe
tener para acreditar que el quejoso sufre la afectación que alega.
A efecto de justificar esto último se establecerá un preámbulo de la im-
portancia de formular en los procesos judiciales un estándar de prueba epis-
temológicamente adecuado, que permita superar aquella vieja concepción de
que la hipótesis a probar queda sujeta a que el juzgador sea “persuadido” o
“convencido” en razón del material probatorio aportado por las partes.
En cuanto a la necesidad de inclusión de estándares de prueba Vázquez
afirma:

[...] es indispensable enfatizar la imperiosa necesidad de establecer un


umbral que determine el grado de prueba mínimo para “tener por
probado que p” o, lo que es lo mismo, para que el juzgador tome la
decisión en uno u otro sentido. Para esto último no es suficiente la
comparación entre todas las pruebas que pretenden avalar las dos
hipótesis fácticas en juego, y no sólo porque posiblemente estén
establecidas cargas de prueba distintas, sino porque la hipótesis que
se declarará probada debería necesariamente alcanzar cierto grado de
prueba. Ese grado, por otro lado, deberá ser previamente conocido por
las partes procesales, o más precisamente, debería estar establecido en la
legislación correspondiente.20

Lo anterior, con la aclaración de que la precisión de dicho estándar de


prueba, tal como lo refiere Vázquez, no se trata de una especie de retroceso a la
regla tasada (en donde se establece de forma a priori su valoración), en tanto que
la formulación de dicho estándar se plantea principalmente en la valoración
probatoria, como criterio para la toma de la decisión final, por lo que no se
sustituye la actividad evaluativa o los criterios del juzgador.21
En cuanto a la forma habitual de determinar el valor probatorio de los
medios de prueba para resolver un problema jurídico Taruffo22 sostiene que es
frecuente una remisión de modo vago y general al sentido común del juzgador,
a su experiencia acumulada, a lo razonable o a la razonabilidad, sin definir crite-
rios más precisos y específicos.23
20
Vázquez, Carmen, Estándares de prueba y prueba científica, Marcial Pons, Madrid 2013, p. 14.
21
Idem.
22
Michele, Taruffo, La prueba, Marcial Pons. Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 2008, p. 137.
23
Así por ejemplo, explica que un estándar de prueba que se usa extensamente en los procesos
civiles del common law es el de la “preponderancia de la prueba” el cual establece que “cuando

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El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

Al respecto, agrega que:

[...] el principio de libre convencimiento del juez, de aplicación


ampliamente predominante en los ordenamientos procesales modernos,
no implica en ningún caso que el juez esté desvinculado de los criterios de
racionalidad que deben regir su razonamiento: este principio admite que
el juez valore las pruebas haciendo uso de un amplio poder discrecional,
pero esto no significa que él pueda confiar en una intuición subjetiva —que sería
sustancialmente arbitraria— al determinar si la hipótesis referida a un hecho ha
resultado o no confirmada por las pruebas disponibles.24

Incluso ha sostenido que “el principio de libre convicción desvincula al juez de las re-
glas de la prueba legal, pero no lo exime de observar criterios de racionalidad y controlabilidad
lógica del razonamiento probatorio, especialmente en los ordenamientos en los que el juez está
sujeto a la obligación de motivar su decisión con argumentos idóneos para dar una justificación
racional e intersubjetiva aceptable de la misma”.25
Razones las anteriores que, se considera, justifican la necesidad de estable-
cer un estándar probatorio para efectos de la procedencia del juicio de amparo
cuando se promueve en defensa de un interés legítimo, pues en ese sentido,
basta recordar que en la contradicción que se analiza (111/2013) el único pará-
metro general al que se aludió para efectos de acreditar la afectación respectiva,
fue un parámetro de razonabilidad. El cual, como se vio, implica un criterio poco
definido que deja al mando del proceso, al menos para efectos de la decisión
final, al principio de libre convencimiento a cargo del juzgador, el cual, como se
ha expuesto, entraña que el juez valore las pruebas haciendo uso de un amplio
poder discrecional y que, en consecuencia, las partes se vean afectadas en su
seguridad jurídica al no saber a qué atenerse al ser resuelto el juicio.

sobre un hecho existan pruebas contradictorias, el juzgador debe sopesar las probabilidades de las diferentes
versiones sobre los hechos para hacer una elección en favor del enunciado que parezca ser relativamente más
probable, sobre la base de los medios prueba disponibles”. Sin embargo, también prevé que pueden
surgir algunos problemas en la aplicación de dicho estándar de probabilidad, por ejemplo,
“se puede observar que si todas las versiones de los hechos tienen un bajo nivel de apoyo probatorio, elegir la
relativamente más probable puede no ser suficiente para considerar esa versión como verdadera” y que, por
tanto, “deberá requerirse, para que un enunciado sobre los hechos pueda ser elegido como la relativamente mejor
versión, no sólo que sea más probable que todas las demás versiones, sino también que en sí mismo sea más
probable que su negación”.
24
Michele, Taruffo, Simplemente la verdad, Marcial Pons. Madrid -Barcelona -Buenos Aires, 2010,
p. 247.
25
Michele, Taruffo, La prueba, Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 2008, p. 273.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Lo que así se fortalece, incluso, con lo afirmado por el ministro Cossío al


formular su voto concurrente, en donde en la parte que interesa sostuvo lo
siguiente: “No estoy convencido que este criterio de “razonabilidad” deba utilizarse para
evaluar o apreciar la afectación para determinar la existencia del interés legítimo, pues ello
significaría una condición de tipo prudencial”.
Así, el estándar probatorio que en su caso se estableciera para efectos de la
procedencia del juicio de amparo permitiría contestar la siguiente interrogante:
¿qué tanto se debe probar para tener por acreditada la afectación alegada? o, en otras pala-
bras, ¿qué grado de prueba mínimo se debe satisfacer para efectos de demostrar la afectación
reclamada?
Uno de los parámetros que, se estima, podría facilitar la respuesta a tal
interrogante, es el relativo a identificar, en primer orden, el tipo de interés que
se reclama, en razón del número de personas afectadas, a saber: si se trata de
un reclamo individual, colectivo o difuso.
Ello, en tanto que se considera que, en ciertos casos, la afectación a personas
individualmente consideradas exigiría, en comparación con un interés colecti-
vo, una carga probatoria mayor a efecto de demostrar la afectación reclamada.
A efecto de justificar lo anterior, se citarán dos ejemplos en donde, como
se explicará, el grado de prueba mínimo que se exige en cada uno de ellos es
distinto, en función del número de personas afectadas que solicitan el amparo.
Ejemplo uno: la mamá de un menor de edad, que acude al juicio de ampa-
ro en protección y defensa de éste, contra la orden emitida por una autoridad
estatal, mediante la cual se ordena el cierre de un hospital muy próximo a su
domicilio, en donde usualmente asiste su hijo a terapias de rehabilitación para
ser tratado del síndrome que padece. Lo anterior, bajo el reclamo esencial de
que ello merma la salud de su hijo.
En este supuesto, se advierte que el interés reclamado es uno individual
y que en ese sentido, aquello que tendría que probarse, esencialmente, es el
relativo a que su hijo efectivamente está enfermo y utilizar las instalaciones de
dicho hospital.
Ejemplo dos: vecinos que habitan en las calles X, Y y Z de la colonia B,
reclaman de la autoridad municipal la emisión de una licencia de construcción
otorgada a favor de una persona moral, que permitió la edificación de unos
locales comerciales en la calle X, al señalar que en atención a la superficie que
abarca dicha construcción, el otorgamiento de la referida licencia debió estar
supeditada a la existencia de 25 cajones de estacionamiento y que, en el caso,

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El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

sólo se cuenta con 3 cajones, lo que, dicen, afecta el tránsito vehicular sobre
las calles en las que habitan y contiguas a éstas, con ello merman, incluso, la
plusvalía de sus inmuebles.
En este segundo ejemplo, el interés reclamado deja de ser uno meramente
individual, para convertirse en colectivo, esto es, en un grupo determinado,
consistente en los vecinos que habitan en las calles X, Y, Z, de la colonia X. En
consecuencia, aquello que tendría que probarse de manera esencial, es el rela-
tivo a que son vecinos de la colonia donde se autorizó la construcción de dichos
locales comerciales y de su proximidad con estos, así como alegar o manifestar
que dicha licencia fue emitida fuera de los parámetros legales establecidos para
su emisión.
Ahora, en el primer ejemplo, la acreditación de la afectación reclamada
—falta de acceso a un servicio hospitalario— parecería colmarse con una prueba
directa, como lo es el carnet que identifica al menor como usuario del hospital
y en el que se registran sus asistencias a sesiones de rehabilitación; mientras
que en el segundo, la afectación entrañaría la utilización de una prueba indirecta,
como lo es la presunción legal que se deriva del ordenamiento normativo en el
que se establece un cierto número de cajones de estacionamiento en propor-
ción a la superficie construida como requisito legal para el otorgamiento de
una licencia de construcción, la cual llevaría al juzgador a considerar que si el
legislador aludió a ese número en concreto, fue en razón de que ya atendió y
vislumbró la serie de conflictos viales y sociales que se pueden generar de no
colmarse ese número determinado de lugares para estacionarse.
Los ejemplos anteriores ponen de relieve que mientras el ejercicio de un
reclamo individual obliga a descansar la carga probatoria en una situación indi-
vidualmente considerada usualmente (aunque no siempre) por medio del uso
de lo que se denomina “prueba directa”; al tratarse de la defensa de un interés
colectivo, la exigencia probatoria disminuye en tanto que su suficiencia descan-
sa (en muchos de los casos) en la aplicación de medios de prueba, tales como
las presunciones o máximas de experiencia (prueba indirecta o indiciaria) que
en ocasiones tienen como objetivo no proporcionar elementos probatorios,
sino tender a dispensarlos; o bien a aminorarlos.
Sin que lo anterior lleve al extremo de sostener que tratándose de intereses
difusos no existe carga probatoria alguna, sino por el contrario, en enfatizar
que toda vez que la acreditación de su afectación, en múltiples casos, pudiera
estar asociada a la presentación de pruebas indirectas (entre las que se en-
cuentran las presunciones y las máximas de experiencia) ello torna al estándar

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Número 48, julio - diciembre de 2019

probatorio más bajo en comparación con aquellos asuntos en los que se recla-
ma una afectación individual, en donde pareciera, la prueba directa juega un
mayor papel (aunque claro está, tampoco único).
Esto último en el entendido de que la prueba directa versa directamente
sobre el hecho principal que se pretende probar, mientras que la indirecta no.
Esto es, la prueba indirecta como la presuncional o una máxima de experiencia
descansan (lo que constituye una ventaja) en un hecho conocido, lo que permi-
te afirmar otro desconocido.
Lo anterior, con la aclaración de que, tal como lo afirma Gascón Abellán26 ,
tal diferencia entre pruebas (directa/indirecta) no se debe anclar en función de
si su ofrecimiento entraña en uno u otro caso la presencia de inferencias, sino
sólo y exclusivamente en razón de que versen o no directamente sobre el hecho
principal de que depende la decisión.
Esto último, toda vez que a su consideración en ambos tipos de prueba
(directa/indirecta), “están presentes inferencias de la misma clase (inductivas en concreto)
y, en consecuencia, tan teñida de subjetividad puede estar tanto la primera como la segunda”.27
De ahí que, tal como se adelantó, un elemento importante que podría
servir de parámetro al juzgador, para determinar el estándar probatorio que
en cada caso habrá de regir, es el de identificar, en primer orden, el tipo de
interés reclamado, en razón del número de personas afectadas por el acto que
se reclama, a saber: individual, colectivo o difuso; pues como se ha explicado,
mediante los ejemplos dados, cada uno de estos pareciera colocar el grado de
prueba mínimo a satisfacer en un nivel distinto.

26
Gascón Abellán, Marina, La prueba judicial, Centro de Estudios Carbonell, México, 2015, p.
24-28.
27
Para demostrar lo anterior, cita el siguiente ejemplo: “La declaración del testigo T: ‘vi a A
disparar a B y a éste caer muerto’ ejemplo de prueba directa, no prueba por sí sola (directa y
espontáneamente, sin necesidad de raciocinio) el hecho que se pretende probar (que A mató
a B); lo único que esta declaración prueba por sí sola es que ‘el testigo T dice que vio a A disparar
a B y a éste caer muerto’. La declaración de T probará que ‘A mató a B’ sólo si T dice la verdad (es
decir, si no miente, ni sufrió un error de percepción, ni ahora sufre errores de la memoria);
pero este dato (que T dice la verdad) es el resultado de una inferencia del mismo tipo que la
que define la prueba indirecta”. Gascón Abellán, Marina, op. cit., p. 26.

Asimismo, en diversa obra, la autora en cita refiere que “no hay una distinción cualitativa entre las
tradicionalmente llamadas pruebas directas (o históricas) y las pruebas indirectas. Las ‘pruebas directas’ son
también, desde el punto de vista de su estructura lógica, pruebas indirectas, presuntivas o indiciarias, y, por tanto,
producen tan sólo un resultado probable, por más que ese grado de probabilidad pueda ser mayor, habida cuenta
del menor número de pasos inferenciales que requieren”. Gascón Abellán, Marina, Los hechos en el derecho,
Marcial Ponds, 3 ed., Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 2010, p. 138.

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Verónica Lorena Osornio Plata

Con lo cual se estima, el juez de amparo habrá de prescindir para efectos


de verificar ese grado de suficiencia probatoria, criterios jurisprudenciales que
surgieron a la luz de una concepción cerrada del interés jurídico, en el que se
hablaba, por ejemplo, de que su acreditamiento no podía inferirse con base en
presunciones28 , pues como se vio, habrá casos en que éstas jueguen un papel
preponderante en atención al tipo de interés que se esté reclamando, tan es así
que en una parte de la ejecutoria de la contradicción de tesis que se analiza, se
señaló la posibilidad de utilizar inferencias lógicas, al señalarse expresamente
lo siguiente: “[…] el hecho de que el interés legítimo implique un nivel de afectación menor
al exigido en el interés jurídico, no significa que el mismo no deba acreditarse, aunque por
otra parte, no existe ningún impedimento para que la autoridad, por medio de inferencias
lógicas, arribe a la conclusión de que sí se ha actualizado el mismo”.
En esta misma postura, podría citarse lo expuesto por Tron Petit en cuanto
al acreditamiento de afectaciones a derechos de segunda y tercera generación,
el cual:

[...] ha llevado a los tribunales, en otras latitudes, a ser menos exigentes


en la demostración de conductas y sobre todo de lesiones; lo cual es
comprensible, fundados en razones objetivas que determinan calificar a
ciertas prácticas como refractarias a prueba directa y a que concurren máximas de
experiencia comunes o científicas que determinan pautas.
Ejemplo de ello son el daño ambiental donde se ha considerado que
bastan elementos fundamentales para estimar la plausibilidad de
enunciados sobre prácticas y sus consecuencias. En efecto, existen reglas
especiales aplicables en materia ambiental y especialmente en cuanto
concierne a la responsabilidad, donde exigencias de lógica formal,
atinentes al nexo causal son sustituidas, por estimar la afectación y el
consecuente beneficio recíproco basado en externalidades económicas.29

Lo anterior con la única salvedad de que al tratarse del uso de máximas de


experiencia, éste se haga de forma cauta y prudente, y atienda sólo aquellas que
constituyan criterios válidos de inferencia y de valoración.

28
Lo anterior, se observa por ejemplo en la jurisprudencia 1a./J. 168/2007 de rubro: “Interés
jurídico en el amparo. Elementos constitutivos”, en cuya parte considerativa se lee lo
siguiente: “[…] las afectaciones deben igualmente ser susceptibles de apreciarse en forma objetiva para que
puedan constituir un perjuicio, teniendo en cuenta que el interés jurídico debe acreditarse en forma fehaciente y no
inferirse con base en presunciones.”
29
Ginebra Serrabou, Xavier (coord.). Las acciones colectivas en el Derecho Mexicano, en Tron Petit,
Jean Claude. ¿Qué hay de los intereses colectivos y de su régimen probatorio?, Tirant Lo Blanch, México,
2013, p. 70.

160
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

En cuanto al uso de dichas máximas de experiencia, Taruffo cuestionando


su aplicación en el proceso, destaca las siguientes salvedades que justificarían
su uso:

[...] el juez puede recurrir a nociones de sentido común, pero a condición


de que haga uso correcto de las mismas. Esto significa por ejemplo, que
si una máxima de experiencia contradice una ley científica, el juez debe
recurrir a ésta y no a aquélla. Además, si dos máximas de experiencia
se contradicen —como sucede a menudo— el juez debe comprobar cuál
de ellas es más atendible y, si es el caso, concluir que no lo es ninguna
de las dos. Más en general, el juez debe comprobar de la manera más
cuidadosa posible el fundamento cognoscitivo de la máxima de experiencia,
eventualmente descartándola y comprobando la posibilidad de utilizar
otras máximas, hasta que pueda ‘anclar’ firmemente las nociones que
adopte sobre una base generalmente compartida. El juez por otra parte
no debe sobreestimar el valor lógico y heurístico de la noción que utiliza:
en particular, no debe considerar como general una noción que expresa
sólo la posibilidad o la eventualidad infrecuente de que un hecho se
produzca.30

c) La carga de la prueba no es exclusiva de la parte


quejosa y facultades oficiosas del juez en materia de
prueba

En primer orden debe atenderse a que doctrinalmente la noción de la “car-


ga de la prueba” se aplica en el momento en que se adopta la decisión final,
cuando “se determina que algunos hechos carecen de pruebas suficientes y tienen que extraer
las consecuencias jurídicas pertinentes de esta situación. Una de estas consecuencias es que los
efectos negativos que se derivan de la falta de prueba suficiente de un hecho se cargan sobre la
parte que formuló una pretensión basada en ese hecho”.31
Al respecto, Nieva Fenoll aduce que “no se utiliza el mecanismo de la carga de la
prueba en supuestos de duda del juez, sino sólo cuando no existe prueba”.32
Ahora, si se trata del acreditamiento de la afectación alegada en un juicio de
amparo, la carga procesal se establece en términos de los artículos 107, fracción
I, constitucional y 5, fracción I, y 61, fracción XII, de la Ley de Amparo, en
30
Michele, Taruffo, La prueba…, p. 270.
31
Ibidem, p. 146 y 147.
32
Nieva Fenoll, Jordi, La valoración de la prueba, Marcial Pons, Madrid / Barcelona / Buenos Aires,
2010, p. 49-50.

161
El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

donde se prevé que el promovente del amparo deberá demostrar una afecta-
ción real y actual a su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de
su especial situación frente al ordenamiento jurídico.
Así, se tiene que la regla general que rige para efectos del juicio de amparo
es el que la parte quejosa demuestre, por una parte, la existencia del acto de
autoridad (para el caso de que la autoridad responsable niegue su existencia y
se trate de un acto positivo) y, por otra, demuestre la afectación que dice sufrir
con motivo de dicho acto.
Al respecto, cabe agregar que la parte quejosa no podría estimarse liberada
de dicha carga por el hecho de que la autoridad responsable reconociera, en
forma genérica, al rendir su informe justificado, la existencia del acto reclama-
do en virtud de que una cosa es la existencia del acto en sí mismo y otra el perjuicio que
éste pueda deparar a la persona en concreto.
Tal distinción es importante, porque por ejemplo, pudiera acontecer que
lo reclamado en el juicio de amparo fuera un acto omisivo —como lo sería, la
omisión del titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de
Oaxaca de solicitar a la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad
Pública que active la alerta de violencia de género en el Estado mencionado,
la cual, de conformidad con el artículo 22 de la Ley General de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia, constituye un conjunto de acciones
gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia femini-
cida en un territorio determinado33 — en el que si bien, su existencia no pudiera
quedar a cargo de la quejosa por tratarse de un acto de naturaleza negativo;
ello sería independiente de la carga probatoria que tiene en cuanto a la acredi-
tación de la afectación reclamada, la cual exigiría, según se ha establecido en
la práctica jurisdiccional, que la promovente acreditara ser mujer, residente del
Estado de Oaxaca e integrante del colectivo que pudiera resultar afectado por
la omisión alegada.
Incluso, cabe señalar que jurisprudencialmente, se ha establecido que des-
de el momento en que es presentada la demanda de amparo, el juez de amparo

Al respecto ver el criterio contenido en la tesis XIII.T.A.8 A (10a.) emitido por el Tribunal
33

Colegiado en Materias de Trabajo y Administrativa del Décimo Tercer Circuito, consultable


en Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. IV, p. 2405, de rubro: “alerta
de violencia de género. el interés legítimo en el amparo contra la omisión del titular de
la defensoría de los derechos humanos del pueblo de oaxaca de solicitar que se active
dicha medida en esa entidad federativa, se acredita con la copia certificada del acta de
nacimiento de la quejosa”.

162
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

podrá verificar si la situación del promovente frente al acto de autoridad impli-


ca o no un perjuicio susceptible de ser acreditado durante la sustanciación del
juicio, estando en aptitud de actualizar una causa de manifiesta e indudable
de procedencia y desechar la demanda de amparo, cuando sea evidente que
tal aspecto no podría acreditarse al tratarse, por ejemplo, de un mero interés
simple.
Así, los jueces de amparo “deben realizar una determinación casuística del nivel de
afectación que genere el acto reclamado y distinguir entre la existencia de la titularidad de
ese interés legítimo —no simple— (cuestión de derecho), y la posibilidad de acreditarlo
(cuestión probatoria)”.34
Por lo que si al momento de presentar la demanda, al juez no le es factible
determinar con claridad si el quejoso pudiera ser titular de un interés legítimo,
deberá admitir la demanda para que esté en aptitud de acreditarse tal extremo
durante la sustanciación del juicio.
Sin embargo, se estima que en la práctica judicial, conforme al nuevo con-
texto constitucional, la aplicación de dicha regla probatoria general (conforme
a la cual es a la parte quejosa a quien compete acreditar la afectación alegada)
deberá ser cuestionada por los operadores jurídicos; pues habrá casos en los
que deba cuestionarse si la afectación que alegan deriva del propio carácter con
el que se ostentan.
Ejemplo de esto último, es un caso suscitado en el Estado de Querétaro,
en el que los promoventes del amparo reclamaban el aumento a las tarifas
del transporte público, acto en relación con el cual uno de los tribunales que
conoció del asunto resolvió que:

[...] la prestación del servicio de transporte público colectivo urbano,


por su propia naturaleza, está destinada a personas indeterminadas;
en consecuencia, la calidad de usuario puede atribuirse racional y
válidamente a toda persona que se encuentre dentro de la zona donde
aquél se brinda. Por tanto, los accionantes del juicio de amparo que
reclaman el incremento de las tarifas relativas, sobre la base de un interés
legítimo, están relevados de la carga de la prueba acerca del uso habitual
u ocasional del servicio en circunstancias precisas de tiempo, modo y
lugar, pues el carácter de usuario es inherente a su derecho de utilizarlo en el momento

Criterio contenido en la jurisprudencia 2a./J. 57/2017 publicada en la Gaceta del Semanario


34

Judicial de la Federación, Décima Época, t. II, p. 1078, de rubro: “interés legítimo. su ausencia
puede constituir un motivo manifiesto e indudable de improcedencia del juicio de amparo”.

163
El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

que lo requieran o deseen, ya que todo individuo tiene el derecho fundamental a la


movilidad personal.35

Mientras que otros tribunales sostuvieron que para acreditar su interés


legítimo, los quejosos debieron demostrar ser usuarios del servicio público de
transporte para promover el juicio de amparo contra el acuerdo tarifario.
Del caso en comento, se aprecia (sin asumir que una de esas dos posiciones
es la correcta) que habrá situaciones en las que el juez de amparo deba cuestio-
narse si se exenta o no a la parte quejosa de cierta carga probatoria en razón del
mero carácter con el que se ostenta.
Por lo que en ese sentido, debe considerarse que para efectos del interés
legítimo no existen reglas generales en cuanto a tal aspecto se refiere, sino más
bien que existen reglas susceptibles de ser moduladas, dependiendo del tipo
de reclamo que en cada caso se observe. Esto es, lo relevante es destacar que
el juzgador debe mostrar una actitud abierta en cuanto a la modulación de las
cargas probatorias.
Incluso, se estima que habrá diversos casos en los que no sea el quejoso el
que esté en mejor aptitud de probar la afectación reclamada y en ese sentido se
revierta la carga a la autoridad responsable.
En cuanto a esta idea la doctrina y la jurisprudencia argentina han desarro-
llado el concepto de carga dinámica de la prueba, el cual, según refiere López
Mesa:

[...] consiste en imponer el peso de la prueba en la cabeza de aquella


parte que por su situación se halla en mejores condiciones de acercar la prueba a
la causa, sin importar si es actor o demandado. La superioridad técnica,
la situación de prevalencia, o la mejor aptitud probatoria de una de
las partes o la índole o complejidad del hecho a acreditar en la litis,
generan el traslado de la carga probatoria hacía quien se halla en mejores
condiciones de probar.36

35
Al respecto, ver la tesis XXII.P.A.4 A, visible en Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, t. IV, p. 2775, que dice: “usuarios del servicio de transporte público
colectivo urbano. cuando reclaman el incremento de las tarifas respectivas, no tienen
la carga de probar que lo utilizan habitual u ocasionalmente”.
36
Cfr. Ginebra Serrabou, Xavier (coord.), Las acciones colectivas en el Derecho Mexicano, Tirant Lo
Blanch, México, 2013; Tron Petit, Jean Claude, “¿Qué hay de los intereses colectivos y de su
régimen probatorio?”, p. 73-74.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Doctrina que la jurisprudencia mexicana no ha sido ajena en reconocer en


temas como el de la responsabilidad civil en materia médico sanitaria y que se
estima pudiera trasladarse a un medio de control constitucional como lo es el
juicio de amparo, donde precisamente lo que está en juego es la vulneración
de derechos fundamentales, para lo cual pudiera ser justificable atender al
principio de facilidad y proximidad probatoria o incluso atender a las faculta-
des oficiosas del juzgador, en aras de obtener medios de prueba que permitan
salvaguardar tan grande objeto de protección.
Como ejemplo de ello, podría pensarse en un juicio de amparo en el que un
grupo de vecinos de la colonia “Z” reclama de la autoridad el haber otorgado
ciertos permisos y licencias para operar una gasolinera en la colonia en que
habitan, alegando que en ésta ya existen más de diez gasolineras funcionando,
lo que vulnera su derecho a un medio ambiente sano y los coloca en una situa-
ción de peligro constante ante una eventual explosión. Cabe destacar, que en
su demanda de amparo, hacen el listado en donde geográficamente se ubican
tales gasolineras y anexan a ésta fotografías de dichos lugares.
En el caso en comento, se estima que si la afectación se hace depender del
hecho de que dentro de la colonia ya existen diversas gasolineras operando,
será la autoridad responsable quien esté en mejores condiciones de acercar la
prueba al juicio, pues se entiende que ésta tiene en su poder dicha información
(consistente no sólo en el número de gasolineras en tal colonia, sino también
los documentos que sustenta su operación, entre ellos, los respectivos estudios
de impacto ambiental que autorizaron su funcionamiento).
Frente a un asunto de este tipo, un juez de amparo tradicionalmente con-
sideraría que es a la parte quejosa a quien en dado caso corresponde haber
solicitado de forma previa tal información a la autoridad reclamada y que, sólo
para el caso de que ésta no le hubiera sido otorgada, estaría en aptitud de
hacer el requerimiento respectivo, en términos del artículo 121 de la Ley de
Amparo37 que lo faculta para ello.

37
Artículo 121. A fin de que las partes puedan rendir sus pruebas, los servidores públicos tienen
la obligación de expedir con toda oportunidad, las copias o documentos que aquellos les
hubieren solicitado. Si no lo hacen, la parte interesada una vez que acredite haber hecho la
petición, solicitará al órgano jurisdiccional que requiera a los omisos y difiera la audiencia, lo
que se acordará siempre que la solicitud se hubiere hecho cinco días hábiles antes del señalado
para su celebración, sin contar el de la solicitud ni el señalado para la propia audiencia. El
órgano jurisdiccional hará el requerimiento de que se le envíen directamente los documentos
o copias dentro de un plazo que no exceda de diez días

Si a pesar del requerimiento no se le envían oportunamente los documentos o copias, el

165
El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

Lo que traería como consecuencia que si la parte quejosa no efectuó dicha


solicitud de forma previa a la autoridad responsable, pese a estar en aptitud de
hacerlo, se concluiría que no colmó la carga probatoria mínima que al respecto
le correspondía y, por tanto, se concluiría que no acreditó la afectación a su
interés legítimo.
Sin embargo, frente a tal posibilidad existe otra solución que también tiene
sustento en la propia Ley de Amparo, en la que —en atención a la enunciación
que en su demanda de amparo hizo la quejosa en cuanto a la existencia de las
gasolineras— el juez de distrito estuviera en aptitud de hacer el requerimiento
respectivo a la autoridad responsable, y que, por tanto, “[…] la exhibición de la
prueba al juicio deja de ser una ‘carga procesal’ para convertirse en una obligación que la parte
requerida está constreñida a cumplir”.38
Esto último, si se toma en consideración que mientras el artículo 80 del
Código Federal de Procedimientos Civiles (de aplicación supletoria a la Ley de
Amparo) faculta al juzgador a decretar la práctica, repetición o ampliación de
cualquier diligencia probatoria, siempre que se estime necesaria y sea condu-
cente para el conocimiento de la verdad sobre los puntos controvertidos, ello
al disponer expresamente:

Artículo 80. Los tribunales podrán decretar, en todo tiempo, sea cual
fuere la naturaleza del negocio, la práctica, repetición o ampliación
de cualquier diligencia probatoria, siempre que se estime necesaria y
sea conducente para el conocimiento de la verdad sobre los puntos
controvertidos. En la práctica de esas diligencias, obrarán como lo
estimen procedente, para obtener el mejor resultado de ellas, sin lesionar
los derechos de las partes, y procurando en todo su igualdad.

Por otra parte, el artículo 79 de la referida codificación, alude a que el juez


pueda valerse de cualquier medio (persona, cosa o documento) para conocer la verdad, siempre
que tenga relación inmediata con los hechos controvertidos; esto es, elementos indispensables
para formar su convicción según refiere el propio numeral, al señalar:

órgano jurisdiccional, a petición de parte, podrá diferir la audiencia hasta en tanto se envíen;
hará uso de los medios de apremio y agotados éstos, si persiste el incumplimiento denunciará
los hechos al Ministerio Público de la Federación.

Si se trata de actuaciones concluidas, podrán pedirse originales a instancia de cualquiera de las
partes.
38
Tesis: 1a. CCVI/2015 de la Primera Sala de la SCJN de rubro: “pruebas en el juicio.
diferencia entre obligación procesal y carga procesal”.

166
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Artículo 79. Para conocer la verdad, puede el juzgador valerse de


cualquier persona, sea parte o tercero, y de cualquier cosa o documento,
ya sea que pertenezca a las partes o a un tercero, sin más limitaciones
que las de que las pruebas estén reconocidas por la ley y tengan relación
inmediata con los hechos controvertidos.
Los tribunales no tienen límites temporales para ordenar la aportación
de las pruebas que juzguen indispensables para formar su convicción
respecto del contenido de la litis, ni rigen para ellos las limitaciones y
prohibiciones, en materia de prueba, establecidas en relación con las
partes.

De lo que se sigue que si en el caso enunciado, el juez de distrito hiciera el


requerimiento respectivo a la autoridad responsable, no se estaría sustituyendo
en ninguna carga procesal que corresponde a la parte quejosa, pues como se
vio, la información requerida para dilucidar la litis planteada, está en mejores
condiciones de ser exhibida por la responsable, sumado a que el juzgador tiene
a su cargo facultades oficiosas que encuentran su límite en los propios hechos
del asunto y en los medios de prueba que las partes hayan ofrecido (pues se le
faculta para perfeccionar éstos, mediante su práctica, repetición o ampliación).
Lo que permite concluir que en la contradicción analizada se estuvo en ap-
titud de considerar una noción anticipada del concepto de la carga probatoria,
que permitiera al juez de amparo cuestionar su aplicación estricta, lo que en el
caso, no se hizo.

IV. Conclusiones

De lo resuelto con motivo de la contradicción de tesis 211/2013 derivan dos


ideas centrales: 1) que no es factible asociar la noción de interés legítimo de
manera exclusiva y absoluta con interés difuso o colectivo; y, 2) que las notas
distintivas que se enmarcan en la ejecutoria respectiva en relación con el interés
legítimo sólo constituyen contenidos esenciales a efecto de que no se confunda
con otro tipo de interés, pues no se pretendió construir un concepto cerrado
o acabado; sino que su integración, según se dijo, será el resultado de la labor
cotidiana que realizan los jueces de amparo.
Que si bien en aras de evitar equívocos con el interés jurídico (derecho
subjetivo), sea práctico ubicar al interés legítimo con la idea de los derechos
objetivos, tal como se efectuó en la contradicción de tesis que se analiza, se
estima que se debió matizar que pese a tal división, la naturaleza de ambos
es la misma; pues como sostiene García de Enterría el interés legítimo es un

167
El interés legítimo y sus notas distintivas...
Verónica Lorena Osornio Plata

verdadero derecho subjetivo, en tanto que la acción y, consiguientemente, el


derecho, no están dirigidos a purificar por razones objetivas la actuación de la
autoridad, sino la defensa de los propios intereses.
El interés legítimo implica un nivel de afectación menor al exigido en el
interés jurídico, lo que no significa que no deba acreditarse. Por lo que resulta
necesario establecer el grado de prueba mínimo que se debe satisfacer para
acreditar que el quejoso sufre la afectación que alega, para lo cual el juez de
amparo habrá de prescindir de utilizar criterios jurisprudenciales que sur-
gieron a la luz de una concepción cerrada del interés jurídico, en el que se
hablaba, por ejemplo, de que su acreditamiento no podía inferirse con base
en presunciones, pues como se vio, habrá casos en que éstas jueguen un papel
preponderante en atención al tipo de interés que se esté reclamando, tan es así
que en una parte de la ejecutoria de la contradicción de tesis que se analiza, se
señaló la posibilidad de utilizar inferencias lógicas; o, incluso, se sugiere que
podría hacer uso de sus facultades oficiosas que en materia de elementos de
prueba tiene y que encuentran límite en los propios hechos del asunto y en las
pruebas que las partes hayan ofrecido.

V. Referencias
BIBLIOGRÁFICAS

García de Enterría, Eduardo et al., Curso de Derecho Administrativo II, 7a. ed., Civitas,
Madrid, 2000.
Gascón Abellán, Marina, La prueba judicial, Centro de Estudios Carbonell, México,
2015.
Gascón Abellán, Marina, Los hechos en el derecho, 3ed, Marcial Pons., Madrid Barcelona-
Buenos Aires, 2010.
Michele, Taruffo, La prueba, Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 2008.
-----------, Simplemente la verdad, Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 2010.
Nieva Fenoll, Jordi, La valoración de la prueba, Marcial Pons. Madrid-Barcelona-Buenos
Aires, 2010.
Rojas Zamudio, Laura Patricia, El interés en el juicio de amparo, en Cossío, José Ramón et
al., La Nueva Ley de Amparo, Porrúa, México, 2015.
Tron Petit, Jean Claude, ¿Qué hay del interés legítimo?, Porrúa, México, 2015.
Tron Petit, Jean Claude, Las acciones colectivas en el Derecho Mexicano. ¿Qué hay de los intereses
colectivos y de su régimen probatorio?, Tirant Lo Blanch, México, 2013.
Vázquez, Carmen, Estándares de prueba y prueba científica, Marcial Pons, Madrid, 2013.

ELECTRÓNICAS

Contradicción de tesis 111/2013, disponible en: http://mxscjnbiblio.scjn.pjf.gob.mx/


Tematica/Detalle.aspx?AsuntoID=139610

168
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Amparo en revisión 553/2012, disponible en: http://mxscjnbiblio.scjn.pjf.gob.mx/Tematica/


Detalle.aspx?AsuntoID=143516

NORMATIVAS

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Ley de Amparo.
Código Federal de Procedimientos Civiles

JURISPRUDENCIALES

Tesis 1a. XLIII/2013, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I.


febrero 2013.
Tesis XVIII/2013, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. II,
marzo de 2013.
Tesis XIII.T.A.8 A (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época,
t. IV, octubre de 2017.
Tesis XXII.P.A.4 A, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. IV,
septiembre de 2016.
Tesis 1a. CCVI/2015, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I,
junio de 2015.
Jurisprudencia P./J. 50/2014, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época,
t. I, noviembre de 2001.
Jurisprudencia 2a./J. 57/2017, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima
Época, t. II, junio de 2017.

169
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

OBLIGATORIEDAD DE LA JURISPRUDENCIA EMITIDA POR


LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN PARA
LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS, CONFORME AL
NUEVOPARADIGMA CONSTITUCIONAL DE LOS DERECHOS
HUMANOS
MANDATORY JURISPRUDENCE ISSUED BY THE SUPREME COURT
OF JUSTICE OF THE NATION FOR ADMINISTRATIVE AUTHORITIES,
IN ACCORDANCE WITH THE NEW CONSTITUTIONAL PARADIGM OF
HUMAN RIGHTS

Silverio Rodríguez Carrillo*

Resumen: La Segunda Sala de la Suprema Corte sostuvo que la


aplicación de la jurisprudencia no es obligatoria para las autoridades
administrativas, lo que ha generado una cultura de ilegalidad en
la emisión de los actos administrativos. De acuerdo con el nuevo
paradigma constitucional de los derechos humanos, debe adicionarse
el artículo 217 de la Ley de Amparo y emitir criterio en el que se
establezca la obligatoriedad para las autoridades administrativas
de la jurisprudencia emitida por ese órgano en materia de
inconstitucionalidad de normas.

Palabras clave: Jurisprudencia; Corte; obligatoriedad; autoridades


administrativas.

Abstrac: The Second Chamber of the Supreme Court held that


the application of jurisprudence is not mandatory for administrative
authorities, which has generated a culture of illegality in the issuance
of administrative acts. In accordance with the new constitutional
paradigm of human rights, must be an addition to article 217 of the
Law of Amparo and issue a criterion that establishes the obligatory
nature for the administrative authorities of the jurisprudence issued
by the Supreme Court who is in charge of the unconstitutionality of
norms.

Keywords: Jurisprudence; Court; mandatory; administrative


authorities.

Fecha de recepción: 01/04/2019


Fecha de aceptación: 11/06/2019

* Magistrado del Tercer Tribunal Colegiado del Trigésimo Circuito con sede en Aguascalientes,
Aguascalientes. Maestro en Derecho Fiscal por la Universidad de las Américas en Puebla.
Doctor en Derecho Fiscal por la Universidad de Durango.

171
Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte...
Silverio Rodríguez Carrillo

Sumario: I. El acto administrativo. II. Jurisprudencia y su


obligatoriedad. III. Nuevo paradigma constitucional de los derechos
humanos. IV. Conclusión.V. Referencias.

I. El acto administrativo

L a emisión de los actos administrativos está encomendada esencial-


mente al Poder Ejecutivo, quien por sí o mediante sus distintas
dependencias emite acciones hacia los particulares, lo que incide
en su esfera jurídica. El cumplimiento de los elementos esenciales de aquéllos,
otorga seguridad jurídica al gobernado y le da un sentimiento de confianza y
certeza en el sentido de la legalidad y justicia del acto que tiene enfrente.
El principio de que todo acto administrativo se encuentra emitido confor-
me a derecho, obedece a un postulado de índole práctica, pues de no operar
tal presunción, la actividad jurídica de la administración sería inicialmente ob-
jetable, lo que requiere de otro acto de autoridad que, en forma previa, valide
el actuar público —un acto administrativo debe tenerse por válido mientras
no llegue a declararse su invalidez por autoridad competente—,1 por ende, se
considera que el acto lo realiza la administración porque estima que se ha
dictado en observancia del principio de legalidad que lo rige, lo que implica
que es acorde con la Constitución Federal.
En otras palabras, un acto administrativo presupone su legitimidad —regla—
siempre que no se encuentre en contraposición con el orden jurídico positivo,
como cuando se funda en leyes declaradas inconstitucionales —excepción—.

1
El principio de legalidad —en relación con los actos administrativos— se refiere a que los actos
administrativos se reputan válidos o legítimos, y corresponde, en todo caso, al gobernado o a
los medios de control demostrar lo contrario. Martínez Morales, Rafael I., Derecho administrativo
1er. Curso. 5a. ed., Oxford, México, 2009, p. 248.

Los artículos 8 y 9 de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo, al respecto señalan:

Artículo 8. El acto administrativo será válido hasta en tanto su invalidez no haya sido declarada por autoridad
administrativa o jurisdiccional, según sea el caso.

Artículo. 9.- El acto administrativo válido será eficaz y exigible a partir de que surta efectos la notificación
legalmente efectuada.

Se exceptúa de lo dispuesto en el párrafo anterior, el acto administrativo por el cual se otorgue un beneficio al
particular, caso en el cual su cumplimiento será exigible por éste al órgano administrativo que lo emitió desde la
fecha en que se dictó o aquélla que tenga señalada para iniciar su vigencia; así como los casos en virtud de los
cuales se realicen actos de inspección, investigación o vigilancia conforme a las disposiciones de ésta u otras leyes,
los cuales son exigibles a partir de la fecha en que la Administración Pública Federal los efectúe.

172
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

De esta manera, al emitirse un acto administrativo, éste, esencialmente,


debe: i. Constar por escrito; ii. Establecer con precisión la competencia que
faculta al órgano para emitirlo; iii. Establecer el motivo, objeto y fin que se
persigue, el cual debe de estar debidamente fundado y motivado; iv. Tener
firma autógrafa; v. emitirse en el momento procesal oportuno; y, v. Hacerlo del
conocimiento al particular de manera fehaciente.2
El cumplimiento de estos lineamientos tiene como propósito otorgar se-
guridad jurídica a los gobernados frente al acto de autoridad, de manera que
éstos puedan contar con todos los elementos para saber si están frente a un acto
acorde con los citados lineamientos y conforme a la Constitución Federal y a
las leyes que de ella emanen, esto es, que respeta los principios constitucionales
y legales.
En ese tenor, es la jurisprudencia 3 y no la ley —si se atiende que la norma
por sus propias características de generalidad, impersonalidad y abstracción
no puede prever la totalidad de las situaciones jurídicas que se presentan en la
realidad— la que ha establecido hasta dónde y en qué medida las autoridades
administrativas deben cumplir los citados lineamientos para que se pueda con-
siderar que estos están apegados a Derecho —principio de legitimidad del acto
administrativo— y, por tanto, sus efectos puedan trascender legalmente en la
esfera jurídica de los particulares, sin violar sus derechos fundamentales.
Máxime que el artículo 14, párrafo tercero, de la Carta Magna, prevé para
los juicios del orden civil la emisión de sentencias conforme a la letra de la ley
o a su interpretación jurídica, cláusula constitucional que puede reinterpretarse
con un nuevo significado lingüístico constitucional coherente, en el sentido de
que la ley, conforme a los principios de generalidad y abstracción no requiere,
en principio, de reformas, porque los tribunales se encargan de su actualiza-
ción, precisamente al emitir jurisprudencia.

2
Sirve de apoyo a lo anterior, las jurisprudencias del Pleno y la Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, con el respectivo número de registro 205463 y 266850, de
rubro: “competencia. su fundamentación es requisito esencial del acto de autoridad”.
“autoridades administrativas. fundamentación y motivación de sus actos”.
3
Atendiendo a que la jurisprudencia, como se expondrá, es el producto de una confrontación
de un caso concreto, con lo establecido principalmente en la Constitución Federal, de
manera que es la interpretación válida de ésta, pues es realizada por el Poder Judicial de la
Federación—poder del Estado autorizado constitucionalmente para ello, es decir, es el órgano
garante de la constitución.

173
Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte...
Silverio Rodríguez Carrillo

II. Jurisprudencia y su obligatoriedad

En México, la jurisprudencia, tal y como la conocemos ahora, se originó en el


Congreso Constituyente de 1857; Ignacio Luis Vallarta fue su creador, debido
a la propuesta sobre el mecanismo jurisprudencial, conforme a la iniciativa que
dio origen a la Ley de Amparo de 1882. Sin embargo, existen autores que afir-
man que el creador fue Ignacio Mariscal, debido a sus propuestas presentadas
en 1989 a favor de la inconstitucionalidad de leyes declarada en amparo.4
Hoy, los criterios judiciales adquirieron obligatoriedad para todos los juz-
gadores;5 a su vez, ésta ha tomado una gran importancia, a grado tal que es
considerada más relevante que la doctrina y con igual eficacia que la ley.6 La
importancia de la jurisprudencia, se puede resumir en los puntos siguientes:7

1) Le permite al juez trasladar la generalidad y abstracción de la ley, al caso


concreto, ya que hace de puente entre las normas generales y la norma
particular, al orientar o determinar la conducta del órgano jurisdiccional.
2) Presenta mayor agilidad reguladora que la labor del legislador, debido a
que el surgimiento de los criterios jurisprudenciales, es más rápido que
las decisiones que se toman en el órgano legislativo.
3) Como consecuencia de lo anterior, la jurisprudencia ayuda a comple-
mentar el ordenamiento jurídico, para crear nuevas figuras jurídicas y
modelar las ya existentes. Sus criterios posteriormente son tomados por
el legislador para la creación de leyes, lo cual favorece a la Constitución
en cuanto a su adaptación a la cambiante circunstancia histórica de cada
momento.
4) La interpretación jurisprudencial debe estar dotada de cognoscibilidad,
uniformidad y previsibilidad para que exista seguridad jurídica. El pri-
mer aspecto implica que los tribunales de superior jerarquía permitan
conocer, tanto a los particulares como a las autoridades, los criterios
interpretativos desarrollados que son obligatorios para resolver una
4
Torres Zárate, Fermín, “La Jurisprudencia (su evolución)”, Alegatos, núm. 72, mayo-agosto,
México, 2009, p. 168.
5
Nieto Castillo, Santiago, Jurisprudencia e interpretación jurídica en la Constitución Mexicana, evolución
e implicaciones en la cultura jurídica nacional, p. 679, disponible en: http://www.sitios.scjn.gob.mx/
instituto/sites/default/files/archivos/interpretacion-juridica.pdf
6
Carbonell, Miguel, y Sánchez, Sobre el concepto de jurisprudencia en el sistema jurídico mexicano, p. 772,
disponible en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/boletin/cont/87/art/art2.pdf
7
Ibidem, pp. 773-777.

174
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

controversia. El segundo, la uniformidad, lo adopta la jurisprudencia al


depurar del sistema jurídico las interpretaciones que sean erróneas, para
lo cual se fijan los criterios correctos y obligatorios de interpretación.
Por último, la previsibilidad del comportamiento jurisdiccional propicia
la confianza de que los jueces y tribunales actuarán o dejarán de hacer-
lo en un momento concreto y sus actuaciones las harán de una forma
determinada.
5) La jurisprudencia se presenta como expresión de una racionalidad
técnico-jurídica, en virtud de las garantías que operan en el proceso.
Su creación no se encuentra influida por cuestiones sociales, ya que la
función del poder judicial es aplicar el derecho, no satisfacer demandas
sociales o interés político alguno.

La jurisprudencia tiene dos finalidades esenciales: interpretar el derecho


legislado y crear o construir el derecho en la resolución de los casos concretos
que se sometan al conocimiento de los tribunales. 8
Es así que los tribunales, al realizar la interpretación de la norma jurídica,
auxiliándose de la ciencia del derecho, pueden ratificar lo ahí establecido, ex-
plicar el sentido del precepto legal, al manifestar el pensamiento del legislador9
o hacer una integración del orden jurídico positivo mediante la elaboración de
reglas generales, abstractas e impersonales,10 cuando la norma jurídica presente
deficiencias, omisiones, imprevisiones o lagunas.
De esta manera, desde un aspecto positivo-jurisdiccional se puede decir
que la jurisprudencia “se traduce en las interpretaciones y consideraciones jurídicas integra-
tivas uniformes que hace una autoridad judicial designada para tal efecto por la ley, respecto
de uno o varios puntos de derecho especiales y determinados que surgen en un cierto número de
casos concretos semejantes que se presenten, en la inteligencia de que dichas consideraciones e
interpretaciones son obligatorias para los inferiores jerárquicos de las mencionadas autoridades
y que expresamente señale la ley”.11
Conforme al artículo 215 de la Ley de Amparo,12 la creación de jurispru-
dencia se da por medio de (i) reiteración de criterios, por (ii) contradicción de
8
Burgoa, Ignacio, El juicio de amparo, 43a. ed., Porrúa, México, 2009, p. 821.
9
Nieto Castillo, Santiago, Jurisprudencia e interpretación jurídica en la Constitución Mexicana. Evolución
e implicaciones en la cultura jurídica nacional, p. 687, disponible en: http://www.sitios.scjn.gob.mx/
instituto/sites/default/files/archivos/interpretacion-juridica.pdf
10
Burgoa, Ignacio, El juicio de amparo, 43ª, op. cit., p. 820.
11
Ibidem, p. 823.
12
Artículo 215. La jurisprudencia se establece por reiteración de criterios, por contradicción de
tesis y por sustitución.

175
Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte...
Silverio Rodríguez Carrillo

tesis y por (iii) sustitución; la cual, una vez establecida, de conformidad con el
diverso 217 de la citada ley,13 será obligatoria para los tribunales inferiores de
la autoridad que la emita, conforme a su nivel jerárquico, inclusive para las au-
toridades que pertenecen al Poder Ejecutivo, pero que materialmente ejercen
funciones jurisdiccionales como el Tribunal Electoral, el Tribunal Superior
Agrario o el Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
Es así que la jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, funcionando en Pleno o en Salas, será obligatoria para éstas al
tratarse de la que decrete el Pleno, y además para los Plenos de Circuito, los
tribunales colegiados y unitarios de circuito, los juzgados de distrito, tribunales
militares y judiciales del orden común de los Estados y Ciudad de México, y
tribunales administrativos y del trabajo, locales o federales.
La jurisprudencia que establezcan los Plenos de Circuito será obligatoria
para los tribunales colegiados y unitarios de circuito, los juzgados de distrito,
tribunales militares y judiciales del orden común de las entidades federativas
y tribunales administrativos y del trabajo, locales o federales que se ubiquen
dentro del circuito correspondiente.
De igual manera, la jurisprudencia que establezcan los tribunales colegia-
dos de circuito será obligatoria para los órganos mencionados en el párrafo
anterior, con excepción de los Plenos de Circuito y de los demás tribunales
colegiados de circuito.
La observancia de la jurisprudencia es de vital importancia para el ejercicio
jurisdiccional y su desacato acarrea diversas consecuencias para los servidores
públicos, a manera de ejemplo, los artículos 47, fracciones I y XXII de la Ley
Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos,14 así como los nume-
13
Artículo 217. La jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
funcionando en pleno o en salas, es obligatoria para éstas tratándose de la que decrete el
pleno, y además para los Plenos de Circuito, los tribunales colegiados y unitarios de circuito,
los juzgados de distrito, tribunales militares y judiciales del orden común de los Estados y del
Distrito Federal, y tribunales administrativos y del trabajo, locales o federales.

La jurisprudencia que establezcan los Plenos de Circuito es obligatoria para los tribunales
colegiados y unitarios de circuito, los juzgados de distrito, tribunales militares y judiciales del
orden común de las entidades federativas y tribunales administrativos y del trabajo, locales o
federales que se ubiquen dentro del circuito correspondiente.

La jurisprudencia que establezcan los tribunales colegiados de circuito es obligatoria para los
órganos mencionados en el párrafo anterior, con excepción de los Plenos de Circuito y de los
demás tribunales colegiados de circuito.

La jurisprudencia en ningún caso tendrá efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.
14
Artículo 47.- Todo servidor público tendrá las siguientes obligaciones, para salvaguardar

176
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

rales 131, fracciones III y XI y 135 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación,15 establecen para los juzgadores diversas sanciones que van desde
una amonestación privada o pública hasta la inhabilitación y que pueden tener
como origen el desacato de una jurisprudencia, tal y como lo ha sostenido
la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver el
incidente de inejecución 45/2000, así como la contradicción tesis 20/2015, en
las que esencialmente, determinó que un servidor público puede incurrir en
responsabilidad al no acatar una jurisprudencia obligatoria, de conformidad
con los artículos 94 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
215 a 230 de la Ley de Amparo, 178 y 179 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de
la Federación, así como del Acuerdo General 19/2013 del Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación.16

la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia que deben ser observadas en


el desempeño de su empleo, cargo o comisión, y cuyo incumplimiento dará lugar al
procedimiento y a las sanciones que correspondan, sin perjuicio de sus derechos laborales,
así como de las normas específicas que al respecto rijan en el servicio de las fuerzas armadas:

I.- Cumplir con la máxima diligencia el servicio que le sea encomendado y abstenerse de
cualquier acto u omisión que cause la suspensión o deficiencia de dicho servicio o implique
abuso o ejercicio indebido de un empleo, cargo o comisión; [...]

XXII.- Abstenerse de cualquier acto u omisión que implique incumplimiento de cualquier
disposición jurídica relacionada con el servicio público;
15
Artículo 131. Serán causas de responsabilidad para los servidores públicos del Poder Judicial
de la Federación: [...]

III. Tener una notoria ineptitud o descuido en el desempeño de las funciones o labores que
deban realizar; [...]

XI. Las previstas en la Ley General de Responsabilidades Administrativas, siempre que no
fueren contrarias a la naturaleza de la función jurisdiccional;

Artículo 135. Las sanciones aplicables a las faltas contempladas en el presente Título y en la
Ley General de Responsabilidades Administrativas consistirán en:

I. Apercibimiento privado o público;

II. Amonestación privada o pública;

III. Sanción económica;

IV. Suspensión;

V. Destitución del puesto, y

VI. Inhabilitación temporal para desempeñar empleos, cargos o comisiones en el servicio
público.
16
Tesis aislada 2a. CV/2000, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época t. XII,
agosto de 2000, con número de registro 191306, p. 364, de rubro: “Jurisprudencia. la
obligatoriedad constitucional de la sustentada por el poder judicial de la federación,
exige de los juzgadores análisis y seguimiento permanentes de los medios informativos
que la difunden”.

Jurisprudencia 2a./J. 139/2015, de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, Décima Época, t. I, diciembre de 2015, con número de registro 2010625, de rubro:
“Jurisprudencia de la suprema corte de justicia de la nación. la obligatoriedad de

177
Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte...
Silverio Rodríguez Carrillo

Sin embargo, la jurisprudencia, de acuerdo con lo que al respecto ha esta-


blecido la Segunda Sala de nuestro Alto Tribunal al resolver la contradicción
de tesis 40/2001, aun cuando verse sobre inconstitucionalidad de normas,
únicamente es obligatoria para los órganos jurisdiccionales, en términos de
lo establecido en la Ley de Amparo, pero no obliga a las autoridades admi-
nistrativas, lo que ha generado un efecto pernicioso en esas autoridades y ha
propiciado la cultura de la ilegalidad.
Cuando en distintas etapas de mi carrera judicial he cuestionado a diversas
autoridades administrativas el por qué a pesar de que existe jurisprudencia
firme de la Suprema Corte, siguen emitiendo actos evidentemente contrarios
a ella, la respuesta ha sido recurrente: es cuestión estadística y de resultados.
Me explican. Por ejemplo, de mil actos que emito, aproximadamente se re-
curren cien en una primera instancia (en recurso de revocación o en juicio
contencioso), de los cien impugnados, por errores técnicos, el particular pierde
en promedio cincuenta, y finalmente, de los cincuenta restantes sólo se llega
a conceder el amparo en treinta, aun aplicando la suplencia de la queja por
fundarse en una norma declarada inconstitucional. Luego, tengo un grado de
efectividad del 97% en los actos que emito.
En un Estado de Derecho debe privilegiarse sobre cualquier cuestión es-
tadística o de resultados, la cultura de la legalidad. Si queremos avanzar como
país, debemos comprometer, pues, a todas las autoridades, incluidas las admi-
nistrativas, a que al emitir sus actos se ajusten a la jurisprudencia firme, para lo
cual, la solución es hacerla obligatoria, no opcional.

su aplicación, en términos del artículo 217 de la ley de amparo, surge a partir de su


publicación en el semanario judicial de la federación”.

Véase también los diferentes criterios en materia de disciplina sustentados por el Consejo
de la Judicatura de la Federación, de rubro: “abuso en el ejercicio del cargo. incurre el
funcionario judicial que emite en forma deliberada una sentencia contra legem.

jurisprudencia. su inobservancia es materia de responsabilidad, cuando se pudiera
considerar notoria su aplicación

apego a la legalidad de resoluciones judiciales. el consejo de la judicatura federal
puede examinarlo al resolver sobre la responsabilidad administrativa de jueces de
distrito o magistrados de circuito.

Inclusive el artículo 268 de la Ley de Amparo, señala que se impondrá pena de uno a tres años
de prisión o multa de treinta a trescientos días y, en ambos casos, destitución e inhabilitación
de uno a tres años para desempeñar otro cargo, empleo o comisión públicos a la autoridad
que dolosamente aplique una norma declarada inconstitucional por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, mediante una declaratoria general de inconstitucionalidad.

178
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

La Segunda Sala de la Suprema Corte al resolver la citada contradicción de


tesis 40/2001, en esencia, determinó que no podía sostenerse la obligatoriedad
de las autoridades administrativas de fundar sus actos en la jurisprudencia, con
base en una interpretación de los numerales 16, primer párrafo y 94, octavo
párrafo, del ordenamiento constitucional.
Esto, en razón de que la obligación de las autoridades administrativas de
fundar y motivar sus actos, consiste en citar de manera específica la ley exac-
tamente aplicable al caso, así como en expresar las circunstancias especiales,
razones particulares o causas inmediatas que se hayan tenido en consideración
y la adecuación entre los motivos aducidos y las normas aplicables, y no en citar
también la jurisprudencia respectiva, porque la garantía de legalidad no llega
al extremo de exigir que dichas autoridades administrativas al actuar deban
también apoyarse en la jurisprudencia emitida por los órganos competentes
del Poder Judicial de la Federación; esto es, la obligación de fundar los actos
en la ley, no implica hacerlo en la forma en que haya sido interpretada por los
órganos competentes, dado que la jurisprudencia tiene notables diferencias con
la ley y no puede ser equiparable a ésta.17
Lo anterior significa que las autoridades administrativas, solamente, en los
casos en que sus actos sean impugnados mediante las vías legales conducen-
tes y anulados por las resoluciones de los órganos jurisdiccionales que hayan
aplicado algún criterio jurisprudencial, deben cumplir la nueva resolución
conforme a los lineamientos dictados por el órgano resolutor, en acatamiento
del Estado de Derecho que rige en nuestro país y cuyo incumplimiento trae
aparejadas las sanciones que establecen las leyes de la materia, lo que implica
que en este supuesto propiamente no están acatando la jurisprudencia sino la
sentencia en que se aplicó.
Debo aclarar que en la época en que se tomó esa decisión, la Ley de Amparo
de 1936 abrogada, no establecía que la jurisprudencia debía someterse al prin-
cipio de retroactividad de la ley,18 por ello, nuestro Alto Tribunal consideraba

17
Estas consideraciones dieron origen a la jurisprudencia 2a./J. 38/2002 publicada en el
Semanario Judicial de la Federación, Novena Época, t. XV, mayo de 2002, visible a p.
175, de rubro: “Jurisprudencia sobre inconstitucionalidad de leyes. Las autoridades
administrativas no están obligadas a aplicarla al cumplir con la garantía de fundar y
motivar sus actos”.
18
Esto se advierte de los diversos criterios sostenidos por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación:

Tesis de la Sala Auxiliar de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Quinta Época, t.
CXXV, con número de registro 384344, de rubro: “jurisprudencia, retroactividad de la”.

179
Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte...
Silverio Rodríguez Carrillo

que ésta únicamente se limitaba a determinar el sentido de la ley vigente, por lo


que podía aplicarse a los hechos anteriores a su publicación; en consecuencia,
si se considera que la jurisprudencia es la interpretación que tribunales hacen
de la ley, y que aquélla no constituye una norma jurídica nueva equiparable a
la ley, ya que no cumple con las características de generalidad, obligatoriedad y
abstracción, se estimaba que al aplicarse, no violaba el principio de irretroacti-
vidad, consagrado en el artículo 14 constitucional.
Bajo ese panorama, parecía justificado que la jurisprudencia no fuera obli-
gatoria para las autoridades administrativas, pues los efectos de la aplicación en
el tiempo de la ley no podían equipararse a los de la jurisprudencia.
En la Ley de Amparo en vigor se establece que la aplicación jurispruden-
cial debe estar condicionada al principio legal de proscripción retroactiva en
perjuicio de las personas, pues en la parte final del artículo 217, se dice que la
jurisprudencia en ningún caso tendrá efectos retroactivos en perjuicio de per-
sona alguna, es decir, se equipararon los efectos de la aplicación en el tiempo
con los de la ley.
Al respecto, la propia Segunda Sala de la Suprema Corte,19 fijó los alcances
de esta porción normativa y el principio de retroactividad, al señalar que la
jurisprudencia puede aplicarse a los actos o hechos jurídicos ocurridos con
anterioridad a que cobre vigencia, siempre y cuando ello no conlleve un efecto
retroactivo en perjuicio de las personas, como acontece cuando:


Tesis de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Semanario Judicial de
la Federación, Sexta Época, Volumen LXII, Segunda Parte, con número de registro 800856,
de rubro: “jurisprudencia, su variación no implica aplicación retroactiva de la ley”.

Jurisprudencia P./J. 145/2000, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XII, diciembre de 2000, con
número de registro 190663, de rubro: “jurisprudencia. su aplicación no viola la garantía
de irretroactividad de la ley”.
19
Jurisprudencia 2ª./J. 199/2016, de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, enero de 2017, con número de
registro 2013494, de rubro: “jurisprudencia. alcance del principio de irretroactividad de
aquélla tutelado en el artículo 217, párrafo último, de la ley de amparo”.

Es igualmente ilustrativa el criterio sostenido por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en la jurisprudencia P./J. 3/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima
Época, t. I, enero de 2018, con número de registro 2015996, de rubro: “ofrecimiento de
trabajo. la aplicación en el juicio de la jurisprdencia 2a./j. 39/2013 (10a.) de la segunda
sala de la suprema corte de justicia de la nación, produce efectos retroactivos en perjuicio
del trabajador si aquél se realizó bajo la vigencia de las jurisprudencias 2a./j. 19/2006 y
2a./j. 74/2010”.

180
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

a) al inicio de un juicio o procedimiento existe una jurisprudencia aplicable


directamente a alguna de las cuestiones jurídicas relevantes para la inter-
posición, tramitación, desarrollo y resolución del asunto jurisdiccional;
b) antes de emitir la resolución jurisdiccional respectiva, se emite una ju-
risprudencia que supera, modifica o abandona ese entendimiento del
sistema jurídico; y
c) la aplicación del nuevo criterio jurisprudencial impacta de manera direc-
ta la seguridad jurídica de los justiciables.

De ahí que si el gobernado orientó su proceder jurídico o estrategia legal


conforme a una jurisprudencia anterior, siguiendo los lineamientos expresa-
mente establecidos en ésta —ya sea para acceder a una instancia jurisdiccional,
para plantear y acreditar sus pretensiones, excepciones o defensas o, en general,
para realizar alguna actuación jurídica—, no es dable que la sustitución o modi-
ficación de ese criterio jurisprudencial afecte situaciones legales definidas, pues
ello conllevaría a corromper la seguridad jurídica del justiciable, así como la
igualdad en el tratamiento jurisdiccional de las mismas situaciones y casos, con
lo cual, se transgrediría el principio de irretroactividad tutelado en el citado
artículo 217, párrafo último, de la Ley de Amparo.
Con base en lo antes dicho, se advierte que en la actualidad se está en un
contexto diferente en cuanto a la aplicación de la jurisprudencia en relación
con el momento cuando se determinó que las interpretaciones de la Suprema
Corte no alcanzaban a los actos emitidos por las autoridades administrativas.

III. Nuevo paradigma constitucional de los


derechos humanos

Ahora, debe destacarse que la reforma a la Constitución de junio de 2011


entraña un nuevo paradigma constitucional, en virtud de que ha ensanchado
el horizonte de los derechos humanos de los gobernados y reforzado el Estado
de Derecho, pues se introdujeron una serie de principios, instituciones y me-
canismos, que enriquecen de manera notable nuestro Estado de Derecho; pos-
tulados, los cuales deben visualizarse de una manera global, como un modelo
normativo a favor de la libertad y una mejor justicia.20

Fix-Zamudio, Héctor y Valencia Carmona, Salvador, Las reformas en Derechos Humanos, procesos
20

colectivos y amparo como nuevo paradigma constitucional, Porrúa, México, 2015. Prefacio.

181
Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte...
Silverio Rodríguez Carrillo

En efecto, la reforma constitucional en materia de derechos humanos y


principalmente la enmienda al artículo 1o. constitucional —el cual pasó de te-
ner tres párrafos, a tener cinco—,21 tiene un impacto profundo en la concepción
de los derechos fundamentales, cuya modificación no solamente fue formal,
sino que afectó el núcleo central de la compresión de lo que son los derechos,22
así como las obligaciones del Estado en relación con esos derechos fundamen-
tales y su deber de garantizar su concreción frente a todos los gobernados.
Así, en el tercer párrafo del citado artículo, se estableció expresamente la
obligación de todas las autoridades en el ámbito de sus competencias la obli-
gación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos. En
consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las
violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.
Los efectos de estas obligaciones son tanto horizontales como verticales; ni
la división de poderes que implica diversas actividades de los órganos públicos,
ni la distribución competencial del sistema federal, han de ser obstáculo para

21
El artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual fue
reformado el 10 de junio de 2011, es del tenor siguiente:

Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio
no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta
Constitución establece.

Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a
las personas la protección más amplia.

Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de
universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado
deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los
términos que establezca la ley.

Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que
entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las
leyes.

Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la
edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones,
las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana
y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.
22
Carbonell, Miguel, “Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. de la Constitución
Mexicana”, en Las reformas constitucionales de derechos humanos: un nuevo paradigma, Porrúa, México,
2013, p. 63.

182
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

desahogar estos mandatos constitucionales.23 Las obligaciones referidas, deben


contemplarse en perspectivas muy amplias, pues éstas exigen de las autorida-
des no solamente conductas de abstención, sino que deben hacer todo lo que
esté a su alcance para lograr la eficacia plena de los derechos.24
Esta concepción es acorde con los principios instituidos en el mismo tercer
párrafo del artículo 1º constitucional, consistente en que el Estado debe de
garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de univer-
salidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, por lo que así que-
dan establecidas las premisas de interpretación y salvaguarda de los derechos
consagrados en la constitución, que se entiende deben respetarse en beneficio
de todo ser humano, sin distinción alguna; al asumir tales derechos como re-
lacionados, de forma que no es posible distinguirlos en orden de importancia
o como prerrogativas independientes, prescindibles o excluyentes unas ante
otras.
Bajo este contexto, considero que la interpretación de la Segunda Sala de
nuestro Alto Tribunal ha dejado de tener vigencia y por ello, todas la autori-
dades incluidas las administrativas, no solamente deben aplicar la ley al caso
concreto, sino hacerlo del modo en que ésta ha sido interpretada con fuerza
obligatoria por los órganos constitucionales y legalmente facultados para ello,
pues con esto se otorga seguridad jurídica a los gobernados y se fomenta la
legalidad en el actuar de la autoridad —Estado de Derecho— y principalmente
el respeto de las autoridades administrativas de nuestra norma fundamental.
Esto se aprecia de esta manera, ya que si bien las autoridades administrati-
vas están obligadas a aplicar las leyes, considero que no deben hacerlo respecto
de aquéllas que han sido declaradas inconstitucionales por la Suprema Corte,
porque es ilógico que la Constitución Federal las obligue a ejecutar normas que
no son conformes con sus propios lineamientos, ya que eso sería incongruen-
te y, por otra parte, fomenta la cultura de la ilegalidad, debido a que podría
pensarse que las autoridades administrativas están por encima de nuestra Ley
Fundamental, pues a sabiendas de que la norma que se aplica por medio de la
emisión de su acto, es contraria a los principios fundamentales aceptados por
nuestro país, la ejecuta, lo cual por consecuencia viola los derechos humanos
de sus ciudadanos y con ello, los postulados que el constituyente insertó con la
reforma constitucional de 2011.

Ibidem, p. 34.
23

Ibidem, p. 67.
24

183
Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte...
Silverio Rodríguez Carrillo

Es por ello que estimo que la emisión de los actos administrativos y, por
consecuencia, su aplicación, no debe ser rígida conforme a la letra de la ley, sino
que más bien debe ser una actividad que busque ponderar lo mejor posible los
intereses en juego,25 que trate de no incidir negativamente en la esfera del par-
ticular y que busque en todo momento el respeto, protección y cumplimiento a
los derechos humanos de los gobernados, así como de la Constitución Federal,
lo que implica el acatamiento de la jurisprudencia, pues como expuse, es medi-
ante la interpretación que hacen los órganos jurisdiccionales que se definen los
alcances que desentraña una porción normativa, así como su razón y finalidad.
Con la aplicación de la jurisprudencia a los actos administrativos se aprox-
ima a que el Estado Mexicano cumpla a mayor cabalidad con los postulados
del nuevo paradigma constitucional, pues se estaría otorgando una protección
reforzada a los derechos humanos de los gobernados y se lograría una mayor
seguridad jurídica, pues a priori los particulares pueden estar ciertos que al ex-
istir un criterio jurisprudencial sobre un tema en específico sabrán a qué atenerse
ante la actuación de la autoridad administrativa y que ésta debe acatarla, lo
que generaría confianza en la sociedad,26 y además aseguraría que las normas
utilizadas como cimiento del acto administrativo sean acordes con nuestra Ley
Fundamental.
Debo aclarar que la observancia obligatoria de la jurisprudencia por parte
de las autoridades administrativas no implicaría aplicación sin razón a un caso
más o menos parecido, sino la aplicación a los casos idénticos en los que la
norma que se utiliza como fundamento para su emisión ha sido declarada
como inconstitucional por ser violatoria de derechos fundamentales; por tanto,
en esos casos, la autoridad administrativa debe estar obligada a considerar y a
considerar la razón de la decisión —ratio decidendi—, esto quiere decir, que esa
autoridad no podrá ignorar la decisión judicial como si no existiera —como
acontece en la actualidad—, sino que puede apartarse de la decisión pero razo-

25
Palomo Carrasco, Óscar, La observancia obligatoria de la jurisprudencia emanada de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación y de los tribunales colegiados de circuito en los actos administrativos, disponible
en: https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/3964-la-observancia-obligatoria-de-la-jurisprudencia-
emanada-de-la-suprema-corte-de-justicia-de-la-nacion-y-de-los-tribunales-colegiados-de-circuito-en-los-actos-
administrativos
26
Sirve de apoyo a lo considerado por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, en la jurisprudencia 2ª/J. 103/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, t. I, de octubre de 2018, p. 847, con número de registro 2018050, de rubro:
“Confianza legítima. constituye una manifestación del derecho a la seguridad jurídica,
en su faceta de interdicción de la arbitrariedad”.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

nando por qué no se está en el mismo supuesto de la jurisprudencia,27 esto es,


argumentar de manera fundada la no aplicación del criterio obligatorio.
Considero que de estimarse viable esta propuesta, podría fortalecerse jurí-
dicamente la actividad de las autoridades administrativas, pues se fomentaría,
en la autoridad, la cultura de la legalidad, lo que generaría confianza entre los
gobernados; además produciría un impacto positivo para el acceso y adminis-
tración de justicia, debido a que muchas cuestiones que ya han sido atendidas
por los órganos de control constitucional ya no llegarían a los tribunales, lo
que lograría que la respuesta que dan las autoridades administrativas en un
asunto en particular sea con mayor prontitud y que esa determinación no sea
impugnada ante los tribunales, lo que implicaría menos procedimientos con-
tenciosos —en sede administrativa y judicial—, lo que causaría un desahogo
en la carga de trabajo tanto de las autoridades administrativas, como de los
tribunales locales y federales.
Para contextualizar ese impacto, basta observar un ejemplo, el relativo a las
pensiones que reciben los trabajadores por viudez de su cónyuge y éstos siguen
desempeñado un trabajo remunerado al servicio del Estado.
La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la juris-
prudencia 2a./J 129/2016 —la que se constituyó tras resolver cinco precedentes
en un mismo sentido—, determinó que el artículo 12, fracción II inciso c) del
Reglamento para el Otorgamiento de Pensiones de los Trabajadores Sujetos
al Régimen del Artículo Décimo Transitorio del Decreto por el que se ex-
pide la Ley Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores
del Estado, al prever que la pensión por viudez sólo puede coexistir con el
desempeño de un trabajo remunerado que no implique la incorporación al
régimen obligatorio de la citada ley del Instituto, viola el derecho a la seguridad
social, reconocido en el artículo 123, apartado B, fracción XI, inciso a), de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, conforme al cual, los
beneficiarios del trabajador fallecido tienen derecho a recibir diversas pensio-
nes, entre ellas, la de viudez, así como a seguir desempeñando, al servicio del
Estado, un empleo remunerado, aun cuando esto implique su inscripción al
régimen indicado, pues sólo así se protege su bienestar.28

Op. cit.
27

Estas consideraciones dieron origen a la jurisprudencia 2ª./J. 129/2016 (10ª), Gaceta del
28

Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. II, noviembre de 2016, con número de
registro 2012981, de rubro: “Pensión por viudez. el artículo 12, fracción ii, inciso c), del
reglamento para el otorgamiento de pensiones de los trabajadores sujetos al régimen
del artículo décimo transitorio del decreto por el que se expide la ley del instituto

185
Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte...
Silverio Rodríguez Carrillo

La citada jurisprudencia se publicó en la Gaceta del Semanario Judicial de la


Federación el 11 de noviembre de 2016, no obstante, al menos en el Tribunal
Colegiado de Circuito del cual formo parte, sólo en el año de 2018, se promo-
vieron cinco casos contra actos en los que a diversos quejosos les fue aplicado
dicha porción normativa. Tal número pudiera parecer menor, pero si los mul-
tiplicamos por todos los órganos del circuito y luego por los del país que tienen
competencia en materia administrativa, más los asuntos de aquéllas personas
que no combatieron los actos en los que se les aplicó dicha porción normativa,
se evidencia el número de actos que las autoridades administrativas siguen
emitiendo de manera ilegal, sólo en este tema.

IV. Conclusión

En conclusión, la jurisprudencia de la Suprema Corte, particularmente la


emitida en materia de inconstitucionalidad de normas, debe estimarse obliga-
toria para todas las autoridades del país, incluidas las administrativas, ello en
atención al nuevo paradigma constitucional de los derechos humanos —que
esencialmente constriñe al Estado a respetar, proteger y cumplir con los de-
rechos humanos reconocidos en la constitución— y al nivel de validez de que
gozan las interpretaciones de nuestro Máximo Tribunal como garante de la
Constitución Federal, por ser esa jurisprudencia reflejo de la decisión de un
análisis constitucional en armonía con el respeto a los derechos humanos reco-
nocidos en ésta y en los tratados internacionales de los que es parte el Estado
de Mexicano, pues de lo contrario, al no observar esas decisiones, de manera
inmediata se estarían violando los derechos humanos de los gobernados y, por
tanto, la Constitución Federal, lo que no es aceptable en un sistema de derecho.
Esta consideración implica un beneficio para que se cumpla con los fines
de impartición de justicia pronta, completa y expedita prevista en el artículo 17
constitucional,29 pero, además, se reflejaría en una reducción al gasto público
para la administración de justicia, debido a los altos costos que implica para el

de seguridad y servicios sociales de los trabajadores del estado, viola el derecho a la


seguridad social”.
29
Artículo 17. [...]

Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos
para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de
manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia,
prohibidas las costas judiciales.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Estado tramitar y resolver recursos y juicios contenciosos, así como juicios de


amparo en casos innecesarios, recursos económicos que deben ser utilizados
para otros fines, y no para judicializar y solamente dar formalidad de injusto,
mediante la impugnación ante los órganos jurisdiccionales, a un acto que desde
que se emitió es inconstitucional, por estar en contravención con una jurispru-
dencia de la Suprema Corte. 30
En consecuencia, estimo como propuestas para poder dar solución a la
problemática abordada, que podría adicionarse al primer párrafo del artículo
217 de la Ley de Amparo, para precisar que además de las autoridades ya
señaladas, la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sea
obligatoria para todas las autoridades administrativas del país.
No desatiendo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, desde el año
2001, en una propuesta para reformar o emitir una nueva Ley de Amparo,
planteó este renglón normativo que obligara a las autoridades administrativas
a acatar las interpretaciones que sobre la ley realiza el Poder Judicial de la
Federación, 31 lo cual no tuvo éxito, tal vez por la existencia de la jurisprudencia
2a./J. 38/2002 mencionada; no obstante, habría que insistir sobre ello, con
base ahora en el nuevo paradigma de aplicación de los derechos humanos,
pero lo más importante a mi juicio, es que el mismo efecto de la reforma
propuesta podría lograrse, con la modificación o superación de la multicitada
jurisprudencia, y la emisión de una diversa por la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, en la que se establezca para las autoridades administrativas la
obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por ese órgano en materia de in-
constitucionalidad de normas, lo cual podría lograrse en un tiempo mucho
más corto que el que lleva la reforma legal32 y serviría de pauta para que el
Poder Legislativo adicione la Ley de Amparo en la forma propuesta.

30
Op. cit.
31
Zaldívar Lelo de Larrea, Arturo, Hacia una nueva Ley de Amparo, disponible en: https://biblio.
juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/297-hacia-una-nueva-ley-de-amparo-1a-reimp
32
La ley es estática, requiere de su modificación o derogación mediante el proceso legislativo.
La jurisprudencia es dinámica, ya que puede cambiar la interpretación respecto de una misma
ley con determinados requisitos, pero sin las formalidades que la propia ley requiere.

187
Obligatoriedad de la jurisprudencia emitida por la Suprema Corte...
Silverio Rodríguez Carrillo

V. Referencias
BIBLIOGRÁFICAS

Martínez Morales, Rafael I., Derecho administrativo 1er. Curso. 5a ed., Oxford, México,
2009.
Burgoa, Ignacio, El juicio de amparo, 43a ed., Porrúa, México, 2009.
Fix-Zamudio Héctor y Valencia Carmona Salvador, Las reformas en Derechos Humanos,
procesos colectivos y amparo como nuevo paradigma constitucional, Porrúa, México, 2015.
Carbonell, Miguel, “Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. de la Constitución
Mexicana”, Las reformas constitucionales de derechos humanos: un nuevo paradigma,
Porrúa, México, 2013.

HEMEROGRÁFICAS

Torres Zárate, Fermín, “La Jurisprudencia (su evolución)”, Alegatos, núm. 72, mayo-
agosto, México, 2009.

ELECTRÓNICAS

Nieto Castillo, Santiago, Jurisprudencia e interpretación jurídica en la Constitución Mexicana.


Evolución e implicaciones en la cultura jurídica nacional, CNJ, México, disponible
en: http://www.sitios.scjn.gob.mx/instituto/sites/default/files/archivos/interpreta cion-
juridica.pdf.
Carbonell, Miguel, y Sánchez, Sobre el concepto de jurisprudencia en el sistema jurídico mexicano,
UNAM, México, disponible en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/
boletin/cont/87/art/art2.pdf.
Palomo Carrasco, Óscar, La observancia obligatoria de la jurisprudencia emanada de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación y de los tribunales colegiados de circuito en los
actos administrativos, UNAM, México, disponible en: https://biblio.juridicas.unam.
mx/bjv/detalle-libro/3964-la-observancia-obligatoria-de-la-jurisprudencia-emanada-de-la-
suprema-corte-de-justicia-de-la-nacion-y-de-los-tribunales-colegiados-de-circuito-en-los-actos-
administrativos.
Zaldívar Lelo de Larrea, Arturo, Hacia una nueva Ley de Amparo, UNAM, México,
disponible en: https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/297-hacia-una-nueva
-ley-de-amparo-1a-reimp.

NORMATIVAS

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Ley de Amparo.
Ley Federal de Procedimiento Administrativo.
Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos.
Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.

188
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

JURISPRUDENCIALES

Tesis P./J. 10/94, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Octava Época, mayo de
1994.
Tesis de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Semanario Judicial
de la Federación, v. LX, Tercera Parte.
Tesis 2a. CV/2000, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XII,
agosto de 2000.
Tesis 2a./J. 139/2015, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I,
diciembre de 2015.
Tesis 2a./J. 38/2002, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XV,
mayo de 2002.
Tesis aislada de la Sala Auxiliar de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Semanario
Judicial de la Federación, Quinta Época, t. CXXV.
Tesis aislada de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Semanario
Judicial de la Federación, Sexta Época, v. LXII.
Tesis P./J. 145/2000, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XII,
diciembre de 2000, p.16.
Tesis 2a./J. 199/2016, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I,
enero de 2017.
Tesis P./J. 3/2018, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I, enero
de 2018.
Tesis 2a./J. 103/2018, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I,
octubre de 2018.
Tesis 2a./J. 129/2016, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. II,
noviembre de 2016.

189
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

NULO INTERÉS DEL ESTADO MEXICANO, ANTE LA


EVIDENTE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS
POR EL RETARDO EN EL CUMPLIMIENTO DE
LAUDOS FAVORABLES A SERVIDORES PÚBLICOS
NULL INTEREST OF THE MEXICAN STATE, GIVEN THE OBVIOUS
VIOLATION OF HUMAN RIGHTS DUE TO THE DELAY IN THE
FULFILLMENT OF AWARDS FAVORABLE TO PUBLIC SERVANTS

Elba Sánchez Pozos*

Resumen: Este artículo evidencia, con claridad indiscutible, la


vulneración reiterada y sistemática en México de la que son objeto
los trabajadores al servicio del Estado, tanto a nivel municipal, local
como federal, respecto a diversos derechos humanos consagrados a su
favor en leyes nacionales y tratados internacionales, que obstaculizan
el acceso de manera pronta o en un tiempo razonable, a lo ya obtenido
en laudos condenatorios y hacen nugatorio el real acceso a la justicia.

Palabras clave: Ejecución de laudo; servidor público; vulneración de


derechos humanos; plazo razonable; derecho procesal burocrático.

Abstract: This article clearly demonstrates the repeated and


systematic violation in Mexico, to which workers at the service of the
State are subject, both at the municipal, local and federal levels, with
regard to various human rights enshrined in their favor in national laws
and internationals, which impede access promptly or in a reasonable
time, to what they obtained in convictions and obstruct the real access
to justice.

Keywords: Enforcement of judgments; public server; vulnerability of


human rights; reasonable time.

Fecha de recepción: 26/06/2019


Fecha de aceptación: 10/10/2019

* Magistrada integrante del Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito.

191
Nulo interés del estado mexicano, ante la evidente violación...
Elba Sánchez Pozos

Sumario: I. Consideraciones generales. II. Ejecución de laudos. III.


Trasgresión a los derechos humanos de propiedad privada, protección
judicial, acceso a la justicia y breve término. IV. Referencias.

I. Consideraciones generales

E s innegable que los derechos humanos no excluyen de protección


a los trabajadores al servicio del Estado a que alude el apartado B
del artículo 123 de la Constitución, a pesar de que en tales dere-
chos se reconocen las diferencias existentes entre las condiciones en que esos
trabajadores y los de la iniciativa privada se ubican frente al derecho, y que se
ven reflejadas en las restricciones correspondientes. Sin embargo, a la fecha
nada justifica la inobservancia por parte del patrón equiparado, de las normas
jurídicas tanto de derecho interno como externo, si se trata del cumplimiento
de laudos, so pretexto de un sinnúmero de evasivas que van desde la falta de
notificación o desconocimiento del requerimiento de que se trate, o de supues-
tamente acatar los procedimientos internos establecidos, hasta la inexistencia
de recursos públicos que, según aducen constantemente, les impide atender lo
ordenado.
En principio, es prioritario enfatizar la importancia de los tratados inter-
nacionales con contenido en derechos humanos en México, puesto que es un
tema que se encuentra estrictamente relacionado con el marco constitucional
del derecho procesal burocrático en México, ya que dichos tratados internacio-
nales, con motivo de la reforma constitucional de junio de 2011, tomaron una
nueva posición dentro del sistema jurídico mexicano.
En efecto, a partir de la adición al artículo 1o. Constitucional, publicada
en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio 2011,1 la preponderancia den-
tro del sistema jurídico mexicano que tienen los tratados internacionales es
incuestionable.
Dentro de los tratados internacionales con contenido de derechos huma-
nos, se pueden ubicar diversos convenios suscritos y ratificados por el Estado
mexicano en el ámbito de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
en específico los convenios: C029, C087, C098, C100, C111, C138 y C182.
1
Art. 1o.- En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio
no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta
Constitución establece.

192
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Con excepción del C098, relativo a los derechos de sindicación y negociación


colectiva.
Los tratados internacionales en materia burocrática no se limitan a
los convenios de la OIT, puesto que la Carta Internacional de Derechos
Humanos, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que com-
prende la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y sus dos proto-
colos facultativos, consignan derechos del orden laboral y de acceso a la justicia.
De igual modo, México ha suscrito otros documentos: el Sistema
Interamericano de los Derechos Humanos, correspondiente a la Organización
de Estados Americanos, del que destaca la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y el Protocolo de San Salvador, adicional a la Convención Americana
en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Sobre la jerarquía de las normas de derechos humanos contenidas en los
tratados internacionales en relación con las disposiciones constitucionales, la
Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver la contradicción de tesis
293/2011, determinó que las normas de derechos humanos, independiente-
mente del instrumento que les de origen, no se relacionan en términos jerár-
quicos, pero prevalecerán las restricciones al ejercicio de los derechos humanos
contenidas en el texto constitucional, como se lee en la tesis del siguiente rubro
y texto:

derechos humanos contenidos en la constitución y en los


tratados internacionales. constituyen el parámetro de control de
regularidad constitucional, pero cuando en la constitución haya
una restricción expresa al ejercicio de aquéllos, se debe estar a lo
que establece el texto constitucional. El primer párrafo del artículo
1o. constitucional reconoce un conjunto de derechos humanos cuyas
fuentes son la Constitución y los tratados internacionales de los cuales
el Estado Mexicano sea parte. De la interpretación literal, sistemática y
originalista del contenido de las reformas constitucionales de seis y diez
de junio de dos mil once, se desprende que las normas de derechos
humanos, independientemente de su fuente, no se relacionan en
términos jerárquicos, entendiendo que, derivado de la parte final del
primer párrafo del citado artículo 1o., cuando en la Constitución haya una
restricción expresa al ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar
a lo que indica la norma constitucional, ya que el principio que le brinda

193
Nulo interés del estado mexicano, ante la evidente violación...
Elba Sánchez Pozos

supremacía comporta el encumbramiento de la Constitución como


norma fundamental del orden jurídico mexicano, lo que a su vez implica
que el resto de las normas jurídicas deben ser acordes con ella, tanto en un
sentido formal como material, circunstancia que no ha cambiado; lo que
sí ha evolucionado a raíz de las reformas constitucionales en comento es
la configuración del conjunto de normas jurídicas respecto de las cuales
puede predicarse dicha supremacía en el orden jurídico mexicano. Esta
transformación se explica por la ampliación del catálogo de derechos
humanos previsto dentro de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, el cual evidentemente puede calificarse como parte
del conjunto normativo que goza de esta supremacía constitucional.
En este sentido, los derechos humanos, en su conjunto, constituyen el
parámetro de control de regularidad constitucional, conforme al cual
debe analizarse la validez de las normas y actos que forman parte del
orden jurídico mexicano.2

De tal forma que el derecho procesal burocrático se encuentra previsto en la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (artículo 5 y 123, apar-
tado B) y en los tratados internacionales suscritos y ratificados por el Estado
Mexicano, ya que el marco constitucional engloba estos últimos, puesto que la
propia Carta Magna en su artículo 1º les otorga esa nueva posición dentro del
sistema jurídico nacional. 3
Recientemente la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(2019) emitió un criterio respecto al principio de progresividad de los derechos
humanos y su funcionamiento en el Estado Mexicano, en el cual resaltó que
el principio aludido exige a todas las autoridades del país, en el ámbito de su
competencia, incrementar el grado de tutela en la promoción, respeto, protec-
ción y garantía de los derechos humanos y también les impide, en virtud de
su expresión de no regresividad, adoptar medidas que sin plena justificación
constitucional disminuyan el nivel de la protección a los derechos humanos.

principio de progresividad de los derechos humanos. su naturaleza


y función en el estado mexicano. El principio de progresividad que
rige en materia de los derechos humanos implica tanto gradualidad
2
Tesis: P. /J. 20/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, abril
de 2014, p. 202.
3
Art. 1o.- En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio
no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta
Constitución establece.

194
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

como progreso. La gradualidad se refiere a que, generalmente, la


efectividad de los derechos humanos no se logra de manera inmediata,
sino que conlleva todo un proceso que supone definir metas a corto,
mediano y largo plazos. Por su parte, el progreso implica que el disfrute
de los derechos siempre debe mejorar. En tal sentido, el principio de
progresividad de los derechos humanos se relaciona no sólo con la
prohibición de regresividad del disfrute de los derechos fundamentales,
sino también con la obligación positiva de promoverlos de manera
progresiva y gradual, pues como lo señaló el Constituyente Permanente,
el Estado Mexicano tiene el mandato constitucional de realizar todos
los cambios y transformaciones necesarias en la estructura económica,
social, política y cultural del país, de manera que se garantice que todas
las personas puedan disfrutar de sus derechos humanos. Por tanto, el
principio aludido exige a todas las autoridades del Estado Mexicano,
en el ámbito de su competencia, incrementar el grado de tutela en la
promoción, respeto, protección y garantía de los derechos humanos
y también les impide, en virtud de su expresión de no regresividad,
adoptar medidas que sin plena justificación constitucional disminuyan el
nivel de la protección a los derechos humanos de quienes se someten al
orden jurídico del Estado mexicano.4

En ese sentido, al partir del principio de convencionalidad, es deber de los


juzgadores atender a las normas en materia derechos humanos contenidos en
los tratados internacionales, por lo que se vuelve un referente obligado que en
materia procesal burocrática se pueda realizar una interpretación a favor de
alguna de las partes.

II. Ejecución de laudos

En otro contexto, cabe destacar que a pesar de que la Ley Federal de los
Trabajadores al Servicio del Estado no prevé tratándose de laudos de condena
al pago de prestaciones económicas, lo atinente a las cuantificaciones corres-
pondientes, necesariamente debe contenerse en éstos el salario base y la cuan-
tificación del importe de las prestaciones obtenidas, pues sólo por excepción
podrá dejarse para el incidente de liquidación tal determinación, ya que así lo
ordena el artículo 8435 de la Ley Federal del Trabajo, de aplicación supletoria.
4
Tesis 2ª. CXXVII/2015 (10ª), publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Décima Época, t. II, noviembre 2015, p. 1298.
5
Artículo 843. En las sentencias, cuando se trate de prestaciones económicas, se determinará el
salario que sirva de base a la condena; cuantificándose el importe de la prestación se señalarán
las medidas con arreglo a las cuales deberá cumplirse con la resolución. Sólo por excepción,
podrá ordenarse que se abra incidente de liquidación.
195
Nulo interés del estado mexicano, ante la evidente violación...
Elba Sánchez Pozos

Como se aprecia en las leyes reglamentarias de cada uno de los apartados


del artículo 123 constitucional (Ley Federal del Trabajo y Ley Federal de los
Trabajadores al Servicio del Estado), las Juntas de Conciliación y Arbitraje
cuentan con las herramientas del embargo, remate o hasta el arresto adminis-
trativo, para coaccionar el cumplimiento de sus condenas, pero el Tribunal
Federal de Conciliación y Arbitraje solamente puede imponer multas de hasta
mil pesos.6
Lo que hoy resulta irrisorio dado el monto de esa única sanción, prevista
en el artículo 148 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado,
para el caso de incumplimiento de una condena. De ahí que resulta evidente
el nulo interés del legislador federal por el respeto de los derechos laborales y
humanos de los trabajadores al servicio del Estado. Situación que se replica en
diversas entidades del país, puesto que la mayoría de las legislaciones burocrá-
ticas locales han reproducido esa normativa.
Coincido con Bolaños Linares en cuanto a que —en aras de resolver la
problemática a la que se enfrentan quienes han obtenido laudo favorable y no
son beneficiados con el acatamiento voluntario por parte de las autoridades
responsables de ello— se cuenta en el país con los medios legales y extralegales
siguientes:

A) Instancias jurisdiccionales

1. Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado.7

El artículo 150 de la Ley8 establece la obligación del Tribunal de proveer a


la eficaz e inmediata ejecución de los laudos, para lo cual dispone que dicha
autoridad dictará todas las medidas necesarias en la forma y términos que a su
juicio sean procedentes.
A su vez, el siguiente numeral (151)9 previene que cuando se solicite la eje-
cución de un laudo, el Tribunal despachará auto de ejecución y comisionará a
6
Artículo 148.- El Tribunal, para hacer cumplir sus determinaciones, podrá imponer multas
hasta de mil pesos.
7
Fecha de publicación 28/12/1963, fecha de última modificación: 01/08/2019.
8
Artículo 150.- El Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje tiene la obligación de proveer
a la eficaz e inmediata ejecución de los laudos y, a ese efecto, dictará todas las medidas
necesarias en la forma y términos que a su juicio sean procedentes.
9
Artículo 151.- Cuando se pida la ejecución de un laudo, el Tribunal despachará auto de
ejecución y comisionará a un actuario para que, asociado de la parte que obtuvo, se constituya
en el domicilio de la demandada y la requiera para que cumpla la resolución, apercibiéndola

196
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

un actuario para que, asociado de la parte que obtuvo, se constituya en el do-


micilio de la demandada y le requiera el cumplimiento, pero con la prevención
que de no hacerlo se le impondrá una multa de hasta por mil pesos.
Por otro lado, la propia legislación en el diverso numeral 43, fracción III10,
establece que es obligación de los titulares reinstalar a los trabajadores en las
plazas de las cuales los hubiere separado y ordenar el pago de los salarios
caídos, a que fueren condenados por laudo ejecutoriado; que en los casos de
supresión de plazas, los trabajadores afectados tendrán derecho a que se les
otorgue otra equivalente en categoría y sueldo; mientras que en su fracción IV,
dispone que de acuerdo con la partida que en el Presupuesto de Egresos se
haya fijado para tal efecto, deberán cubrirse las indemnizaciones por separa-
ción injustificada y pagar en una sola exhibición los sueldos y salarios caídos,
prima vacacional, prima dominical, aguinaldo y quinquenios.
Aunado a que el numeral 146 de la propia Ley11 establece que las resoluciones
dictadas por el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje serán inapelables
y deberán ser cumplidas, desde luego, por las autoridades correspondientes.
Además de que el diverso 14712 dispone que las autoridades civiles y milita-
res están obligadas a prestar auxilio al tribunal para hacer respetar sus resolu-
ciones, cuando fueren requeridas para ello.
De lo que se advierte el imperativo legal del cumplimiento de los laudos por
parte de los titulares condenados, a pesar de que en la práctica éstos evidencian
una total falta de respeto a las resoluciones de condena, comenzando porque el
propio Tribunal en la práctica no hace uso de las anteriores herramientas para
hacer cumplir sus determinaciones.

da (sic) que, de no hacerlo, se procederá conforme a lo dispuesto en el capítulo anterior.


10
Artículo 43.- Son obligaciones de los titulares a que se refiere el Artículo 1o. de esta Ley: […]

III.- Reinstalar a los trabajadores en las plazas de las cuales los hubieren separado y ordenar
el pago de los salarios caídos, a que fueren condenados por laudo ejecutoriado. En los casos
de supresión de plazas, los trabajadores afectados tendrán derecho a que se les otorgue otra
equivalente en categoría y sueldo[…].
11
Artículo 146.- Las resoluciones dictadas por el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje
serán inapelables y deberán ser cumplidas, desde luego, por las autoridades correspondientes.

Pronunciado el laudo, el Tribunal lo notificará a las partes.
12
Artículo 147.- Las autoridades civiles y militares están obligadas a prestar auxilio al Tribunal
Federal de Conciliación y Arbitraje para hacer respetar sus resoluciones, cuando fueren
requeridas para ello.

197
Nulo interés del estado mexicano, ante la evidente violación...
Elba Sánchez Pozos

2. Juicio de Amparo Indirecto

Constituye una herramienta realmente eficaz para lograr la ejecución de los


laudos, si se parte de la base de que, en principio, al tratarse del trabajador
opera la suplencia de la queja aún ante la ausencia de conceptos de violación o
agravios;13 aunado a que de otorgarse la protección de la Justicia Federal, la le-
gislación de amparo en su título tercero contempla herramientas eficaces para
hacer cumplir las ejecutorias que dicten los órganos constitucionales, dado que
el cumplimiento de las sentencias conforme a lo dispuesto en el artículo 21414 ,
es de orden público y por ello de estudio oficioso, lo que obliga al juzgador
federal a vigilar que se cumplan los fallos sin excesos ni defectos, no obstante
que las partes no aleguen o promuevan algo al respecto.
Así se sostiene en la tesis del rubro y texto:

recurso de inconformidad. cuando los agravios formulados por el


promovente de dicho recurso resulten inoperantes en su totalidad,
procede el estudio oficioso respecto del cumplimiento de la
sentencia de amparo. El artículo 214 de la Ley de Amparo, vigente a
partir del 3 de abril de 2013, establece que no podrá archivarse ningún
juicio de amparo sin que se haya cumplido la sentencia que concedió la
protección constitucional o no exista materia para la ejecución, y así se


13
suplencia de la queja deficiente prevista en el artículo 76 bis, fracción i, de la ley de
amparo. se surte aun ante la ausencia de conceptos de violación o agravios. La Suprema
Corte de Justicia de la Nación ha establecido diferencias tratándose de la suplencia de la queja,
advirtiendo que puede ser total ante la ausencia de conceptos de violación o de agravios, o
relativa, cuando son insuficientes, esto es, cuando solamente hay una deficiente argumentación
jurídica. Ahora bien, el artículo 76 Bis, fracción I, de la Ley de Amparo dispone que las
autoridades que conozcan del juicio de garantías deben suplir la queja deficiente, entre otros
supuestos, cuando el acto reclamado se funde en leyes declaradas inconstitucionales por la
jurisprudencia de esta Suprema Corte, sin precisar si opera de forma relativa o total, pero el
estudio del proceso legislativo de reforma de 1951 a los artículos 107 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos y del entonces 76 de la ley citada, pone de manifiesto que
dicha suplencia debe ser total, ya que se surte aun ante la ausencia de conceptos de violación
o agravios, como acontece en las materias penal tratándose del inculpado, laboral atinente al
trabajador, o respecto de menores e incapaces, porque en todos estos supuestos se pretendió
atemperar los tecnicismos del juicio de garantías, para dar relevancia a la verdad jurídica.
Jurisprudencia P./J. 5/2006, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, t. XXIII, febrero de
2006, p. 9.
14
Artículo 214. No podrá archivarse ningún juicio de amparo sin que se haya cumplido la
sentencia que concedió la protección constitucional o no exista materia para la ejecución
y así se haya determinado por el órgano jurisdiccional de amparo en resolución fundada y
motivada.

198
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Número 48, julio - diciembre de 2019

haya determinado por el órgano jurisdiccional de amparo en resolución


fundada y motivada. Por lo anterior, si los agravios expresados por
el promovente del recurso de inconformidad resultan inoperantes
en su totalidad, es preciso realizar un estudio oficioso respecto del
cumplimiento de la sentencia de amparo, a fin de dar cumplimiento al
precepto invocado; dicho estudio deberá atender de forma circunscrita
a la materia determinada por la acción constitucional y al límite señalado
por la ejecutoria donde se otorgó la protección de la justicia federal.15

Sin embargo, cabe destacar que para la procedencia del juicio de amparo
indirecto si se trata de actos que impliquen el incumplimiento de un laudo,
es menester que se esté en presencia de la afectación a un derecho sustantivo
independiente a la cosa juzgada o en su defecto, que se reclame la última reso-
lución emitida en el procedimiento de ejecución respectivo, al igual que, en la
legislación burocrática aplicable no exista un procedimiento que garantice la
plena ejecución de los laudos.
Resulta ilustrativa la jurisprudencia de la voz y contenido:

ayuntamientos. el incumplimiento a un laudo pronunciado en


un juicio laboral en el que figuraron como parte demandada no
constituye un acto de autoridad para efectos del juicio de amparo,
cuando en la legislación estatal respectiva exista un procedimiento
para ejecutarlo. De la interpretación armónica de las jurisprudencias
2a./J. 85/2011, 2a./J. 31/2014 (10a.) y 2a./J. 79/2014 (10a.), de la
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, deriva que el
incumplimiento a un laudo por parte de los Ayuntamientos no constituye
un acto de autoridad para efectos del juicio de amparo, cuando en la
legislación estatal se desarrollen los procedimientos respectivos para
ejecutarlo a través de los instrumentos legales que correspondan a ese
fin, porque en estos casos las partes en el juicio se ubican en un plano
de coordinación que caracteriza a las relaciones laborales, y a la igualdad
procesal que subyace en ellas, que se extiende al ámbito de la ejecución
de los laudos, sin que obste a lo anterior el hecho de que no se prevean
el embargo ni el auxilio de la fuerza pública, porque éstos no son los
únicos mecanismos para garantizar la plena ejecución de las resoluciones
jurisdiccionales.16

15
Jurisprudencia 1a./J. 42/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, t. I, mayo de
2014, p. 476.
16
Jurisprudencia 2a./J. 34/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, t. I, abril de
2018, p. 478.

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Nulo interés del estado mexicano, ante la evidente violación...
Elba Sánchez Pozos

3. Código Penal Federal

Esta opción que se plantea por tratarse del tema de ejecución de los laudos
dictados en materia burocrática, más que tender de manera directa a dicho
cumplimiento, pretende que el funcionario responsable sea sancionado penal-
mente por el desacato o inobservancia de la ley y de sus obligaciones respecto
a la función pública encomendada.
No obstante, de manera indirecta constituye una herramienta efectiva de
presión legal, a fin de lograr el objetivo de que sea acatado íntegramente el
laudo condenatorio. Al respecto, la propia Ley de Amparo, en el artículo 267,
fracciones primera, tercera y último párrafo, dispone que se impondrá pena de
cinco a diez años de prisión, multa de cien a mil días, en su caso, destitución
e inhabilitación de cinco a diez años para desempeñar otro cargo, empleo o
comisión públicos a la autoridad que dolosamente: “I. Incumpla una sentencia de
amparo o no la haga cumplir…III. Omita cumplir cabalmente con la resolución que establece
la existencia del exceso o defecto…Las mismas penas que se señalan en este artículo serán
impuestas en su caso al superior de la autoridad responsable que no haga cumplir una sentencia
de amparo”.
Por su parte, el Código Penal Federal, en su título Décimo Delitos por hechos
de corrupción y Décimo primero Delitos cometidos contra la administración de justicia,
prevé diversos ilícitos que clasifica en: delitos cometidos por servidores pú-
blicos y delitos cometidos contra la administración pública. Situación similar
acontece en las legislaciones penales de cada Entidad Federativa.

A) Instancias administrativas

La poca eficacia de los medios legales para lograr el cumplimiento de los lau-
dos burocráticos de condena, por la demora y técnica que per se implican, han
llevado a los empleados públicos a acudir a otros mecanismos de defensa no
jurisdiccionales, algunos de ellos tal vez menos complicados, a fin de satisfacer
sus derechos laborales transgredidos; entre esos mecanismos, podemos desta-
car a continuación los siguientes:

1. Denuncia ante la Secretaría de la Función Pública

Esto conforme al Título Cuarto De las responsabilidades de los servidores públicos y pa-
trimonial del Estado de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
pues todos los empleados de los Poderes de la Unión deben cumplir con las

200
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

obligaciones previstas en la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas


de los Servidores Públicos, a fin de salvaguardar los principios de legalidad,
honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia que debe regir el servicio público.
Aunado a que esa ley establece la obligación de dichos empleados de abste-
nerse de cualquier acto u omisión que cause la deficiencia del servicio público,
cumplir las leyes y observar buena conducta en su empleo, cargo o comisión; lo
que se contraría al incumplirse los laudos.

2. Queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos

La Carta Magna en el Articulo 102 apartado B, establece que los organismos


de derechos humanos conocerán de las quejas en contra de actos u omisiones
de naturaleza administrativa provenientes de cualquier autoridad o servicio
público, excepto si se trata de asuntos electorales y jurisdiccionales; la conse-
cuencia de tal promoción son las observaciones que finalmente se hagan a los
titulares demandados.

3. Transparencia y acceso a la Información

El derecho de toda persona de acceder a la información en posesión de los


Poderes de la Unión, de los órganos constitucionales autónomos o con auto-
nomía legal y de cualquier otra entidad federal, reconocido en la Constitución
General del país17 y reglamentado en la Ley General de Transparencia y Acceso
a la Información18 y su correspondiente Ley Federal,19 permite al trabajador
burocrático que obtuvo laudo favorable, solicitar toda la información relativa
a los trámites correspondientes tendentes a lograr su cumplimiento, lo que
17
Artículo 6 [...] Para efectos de lo dispuesto en el presente artículo se observará lo siguiente:

A. Para el ejercicio del derecho de acceso a la información, la Federación y las entidades
federativas, en el ámbito de sus respectivas competencias, se regirán por los siguientes principios
y bases: (Reformada, D.O.F. 7 de febrero de 2014) I. Toda la información en posesión
de cualquier autoridad, entidad, órgano y organismo de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y
Judicial, órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos y fondos públicos, así como de
cualquier persona física, moral o sindicato que reciba y ejerza recursos públicos o realice actos
de autoridad en el ámbito federal, estatal y municipal, es pública y sólo podrá ser reservada
temporalmente por razones de interés público y seguridad nacional, en los términos que
fijen las leyes. En la interpretación de este derecho deberá prevalecer el principio de máxima
publicidad. Los sujetos obligados deberán documentar todo acto que derive del ejercicio de
sus facultades, competencias o funciones, la ley determinará los supuestos específicos bajo los
cuales procederá la declaración de inexistencia de la información.
18
Publicada el 04 de mayo de 2015 y última actualización en dicha fecha.
19
Publicada el 09 de mayo de 2016, última reforma de 27 de enero de 2017.

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Nulo interés del estado mexicano, ante la evidente violación...
Elba Sánchez Pozos

compromete a las autoridades implicadas a ajustarse y respetar lo informado


respecto a la ejecución ordenada.

4. Difusión del incumplimiento en los medios de comunicación y redes sociales

Converjo plenamente con Bolaños Linares en cuanto a que, como última op-
ción, ante la falta de ética, de responsabilidad y de respeto a la Constitución y al
marco normativo en su conjunto, por parte de los servidores públicos encarga-
dos del cumplimiento de los laudos, puede resultar altamente efectivo acudir al
periódico, la radio, televisión, redes sociales y demás medios de comunicación
electrónica y escrita, a fin de lograr lo obtenido en un laudo, así se evidencia la
situación padecida para que sea la sociedad civil la que señale a los servidores
públicos involucrados y con ello mover el ánimo de éstos respecto al cumpli-
miento requerido, derivado de la presión social ejercida.
Por lo que hace a las leyes locales, destaca que en Tlaxcala, sabedores de las
dificultades a la que se enfrentan los empleados púbicos de dicha entidad, los
legisladores previeron el embargo de bienes de la entidad pública o municipio,
siempre que sean indispensables para prestar los servicios públicos a que está
obligado, salvo los bienes inembargables que señala la propia ley.20
Artículo 153. Una vez que sea dictado el laudo, por el Tribunal de Conciliación y Arbitraje del
20

Estado, y éste cause ejecutoria, previa certificación del Secretario, corresponde al Presidente
dar cumplimiento integral al mismo, dentro de las setenta y dos horas siguientes a la fecha en
que sea declarado ejecutoriado. Artículo 154. Realizados los trámites del artículo anterior, a
petición de la parte que obtuvo, el Presidente del Tribunal dictara auto de requerimiento y
embargo. Artículo 155. Si la parte demandada se niega a cumplir con el laudo, tratándose de
reinstalación, se procederá a dar por terminada la relación de trabajo sin responsabilidad para
el servidor público y se condenará al poder público, municipio o ayuntamiento, a indemnizar
a éste, con el importe de tres meses de salarios y el pago de veinte días por año, además
condenará al pago de los salarios vencidos hasta por un periodo máximo de doce meses.
Artículo 156. Si el servidor público se niega a aceptar el laudo que condena a la reinstalación,
el Presidente del Tribunal a petición de la parte demandada, fijará al trabajador un término
no mayor de quince días para que se incorpore al trabajo, apercibiéndolo que, de no hacerlo,
se dará por terminada la relación de trabajo, sin responsabilidad alguna para el poder público,
municipio o ayuntamiento. Artículo 157. Si la entidad pública o municipio condenado al pago
de prestaciones pecuniarias, se niega a realizar el mismo, el actuario procederá a embargar
bienes del mismo siempre que estos no sean indispensables para prestar los servicios públicos
a que está obligado. Artículo 158. Quedan exceptuados de embargo los rendimientos
de los bienes que pertenezcan a los poderes públicos, municipios o ayuntamientos, así
como las contribuciones y otros ingresos que la Legislatura Local establezca en su favor;
las participaciones federales y estatales y los ingresos derivados de los servicios públicos a
su cargo, ya sea que se manejen por cuenta propia o a través de instituciones bancarias y
financieras, por tratarse de recursos públicos (Ley Laboral de los Servidores Públicos del

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Por su parte, en Veracruz La Ley Estatal del Servicio Civil también contem-
pla el embargo de bienes para el caso de incumplimiento de los laudos.21

III. Trasgresión a los derechos humanos


de propiedad privada, protección judicial,
acceso a la justicia y breve término

En principio, destaca el Caso Cinco Pensionistas vs Perú (2003)22 , resuelto


por la Corte Interamericana, en el que concluyó que ese Estado al haberse
abstenido de adoptar por un largo periodo el conjunto de medidas necesarias
para dar pleno cumplimiento a las sentencias de sus órganos judiciales y con-
secuentemente hacer efectivos los derechos consagrados en la Convención, en
específico, el derecho de propiedad privada y el derecho de protección judicial,
incumplió la obligación estipulada en el artículo 21º del propio tratado que
dice:

Artículo 21. Derecho a la Propiedad Privada


1. Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley puede
subordinar tal uso y goce al interés social.
2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto mediante
el pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o de
interés social y en los casos y según las formas establecidas por la ley.
3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explotación
del hombre por el hombre, deben ser prohibidas por la ley.

Estado de Tlaxcala y sus Municipios).


21
Artículo 224.- Cuando se pida la ejecución de un laudo, el Tribunal o las Salas pronunciarán
la resolución correspondiente y comisionarán a un Actuario o librarán exhorto en su caso,
a quien corresponda, a fin de que, en unión de la parte que obtuvo, se constituyan en el
domicilio del condenado y lo requieran para que cumpla la resolución, apercibiéndolo de
que no de no hacerlo se procederá conforme a los dispuesto en este artículo. (Adicionado,
Segundo párrafo; G.O. 13 de abril de 2011) Cuando la parte condenada sea una autoridad
estatal o municipal, el laudo deberá cumplirse dentro de un plazo de quince días contado a
partir del siguiente al en que surta efectos su notificación. (Adicionado, Tercer párrafo; G.O.
13 de abril de 2011) Trascurrido este plazo sin que la autoridad haya dado cumplimiento
al laudo, el Tribunal dictará auto de requerimiento de pago y embargo y lo notificará a la
parte condenada, aplicando en lo conducente las disposiciones relativas al procedimiento
de embargo, previstas en la Ley Federal del Trabajo, con la finalidad de ejecutar de manera
completa esta resolución hasta lograr el pago íntegro de todas las prestaciones adeudadas,
atendiendo a lo dispuesto por la Ley de Bienes y el Código Hacendario Municipal, ambos
ordenamientos para el estado de Veracruz de Ignacio de la Llave.
22
Información disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_98_esp.pdf

203
Nulo interés del estado mexicano, ante la evidente violación...
Elba Sánchez Pozos

Lo que lleva a afirmar que, en el caso de México, estamos en presencia


exactamente de las mismas omisiones en que incurrió Perú, al no adoptar
medidas efectivas que permitan el real cumplimiento de un sinnúmero de lau-
dos emitidos tanto por el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje como
por los diversos Tribunales de varias Entidades Federativas del país, con la
consecuente vulneración a los derechos humanos de propiedad privada y de
protección judicial, al igual que el de administración de justicia en un plazo ra-
zonable, a que alude el artículo 8° de la Convención, del tenor literal siguiente:

Artículo 8. Garantías Judiciales


1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y
dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para
la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter [...]

Ibáñez y Rivas respecto a este último numeral expuso que, la jurispruden-


cia de la Corte confirma que no obstante el título que se le dio “Garantías
Judiciales”, su aplicación no se limita a los procedimientos judiciales en sentido
estricto, sino al conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias
procesales, a efecto de que las personas puedan defenderse adecuadamente
ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos.
Y que esas otras instancias procesales pueden comprender las de cualquier
materia incluida la laboral.
Asimismo, la autora aprovecha el análisis de ese numeral, para destacar
el extenso debate suscitado en la jurisprudencia y doctrina entre el derecho
convencional de garantías judiciales o acceso a la justicia y el diverso derecho
a la protección judicial contenido en el artículo 25 de la propia Convención.
Luego, explica que:

La Jurisprudencia de la Corte Interamericana ha sido constante al señalar


que las “garantías judiciales” del artículo 8 se refieren a las exigencias del
debido proceso legal, así como al derecho de acceso a la justicia.
Así, en un primer momento, en atención a lo desarrollado en la Opinión
Consultiva OC-9/87, la Corte afirmó que el artículo 8 de la Convención
consagra los lineamientos del llamado “debido proceso legal”, entendido
éste como “el conjunto de requisitos que deben observarse en las
instancias procesales, a efecto de que las personas estén en condiciones
de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto del

204
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Estado que pueda afectarlos […]


Asimismo, el Tribunal ha destacado que el artículo 8 de la Convención
consagra el derecho de acceso a la justicia, el cual, entendido por la
propia Corte como una “norma imperativa de Derecho Internacional”,
no se agota ante el hecho de que se tramiten los respectivos procesos
internos, sino que exige que el Estado garantice que estos aseguren, en
un tiempo razonable, la satisfacción de los derechos que tienen las partes
en el mismo. A partir de ello se desprende que “los Estados no deben
interponer trabas a las personas que acudan a los jueces o tribunales
en busca de que sus derechos sean determinados o protegidos”. Así
por ejemplo, de acuerdo con la Corte “cualquier norma o medida del
orden interno que imponga costos o dificulte de cualquier otra manera
el acceso de los individuos a los tribunales, y que no esté justificada por
las razonables necesidades de la propia administración de justicia”, debe
entenderse contraria al artículo 8 de la Convención.23

En la primera parte del artículo 8 en estudio, se lee que “Toda persona tiene
derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable…”, y ya antes
se explicaba que la Corte ha estimado que este numeral es aplicable a cualquier
materia, incluida la laboral, siempre que se esté en presencia de un procedi-
miento legal.
En cuanto al deber de administrar justicia en un plazo razonable, la autora
Ibáñez parafraseando consideraciones contenidas en las resoluciones emitidas
por la Corte IDH en el Caso Genie Lacayo vs Nicaragua y el diverso Caso
Hilaire, Constantine y Benjamín y otros vs Trinidad y Tobago, sigue diciendo,
que el Tribunal ha sostenido que el derecho de acceso a la justicia: “debe asegurar
la determinación de los derechos de la persona en un tiempo razonable” ya que una demora
prolongada o “la falta de razonabilidad en el plazo constituye, en principio, por sí misma,
una violación de las garantías judiciales”.
Y en concordancia con el Tribunal Europeo en el Caso Guincho vs
Portugal24 afirma que la Corte ha establecido que la razonabilidad del plazo
se debe apreciar en relación con la duración total del procedimiento —inclui-
dos los recursos de instancia que pudieran eventualmente presentarse— hasta
que se dicta sentencia definitiva y firme en el asunto, con lo cual se agota la
jurisdicción.
23
Ibáñez- Rivas, Juana María, Comentarios al artículo 8. Garantías Judiciales de la Convención Interamericana
de Derechos Humanos comentada, Konrad Adenauer Stifung, México, 2014.
24
TEDH. Caso Guincho Vs. Portugal, Judgment (Merits and Just Satisfaction, Court (Chamber),
Application. 8990/80, Sentencia 10 de julio de 1984, párr. 38.

205
Nulo interés del estado mexicano, ante la evidente violación...
Elba Sánchez Pozos

Adicionalmente destaca que, si bien en un inicio el Tribunal reconoció


que el periodo de cumplimiento de una sentencia corresponde al análisis del
artículo 25.2 c) de la Convención25 por tener éste “vinculación directa con la tutela
judicial efectiva para la ejecución de los fallos internos”, dicho estándar ha sido matizado
con posterioridad al considerar que “el análisis de la etapa de ejecución de las sentencias
también puede abordarse para contabilizar el término de duración de un proceso, con el fin de
determinar su incidencia en la prolongación del plazo razonable” de tal proceso.26
En el Caso Juan Humberto Sánchez vs Honduras27, la Corte determinó que
la razonabilidad del plazo en el cual se desarrolla un proceso debe considerar
cuatro elementos, en la misma línea de la jurisprudencia del Tribunal Europeo
en el Caso Motta vs Italia y Ruiz Mateos vs Spain: a) la complejidad del asun-
to; b) la actividad procesal del interesado; c) la conducta de las autoridades
judiciales, y d) la afectación generada por la duración del procedimiento en la
situación jurídica de la persona involucrada en el mismo.28
En este orden de ideas, la Corte ha establecido que “no es posible alegar obs-
táculos internos, tales como la falta de infraestructura o personal para conducir los procesos
judiciales para eximirse de una obligación internacional”, o “una sobrecarga crónica de casos
pendientes”.29
En todo caso la jurisprudencia establece que “corresponde al Estado demostrar
las razones por las cuales un proceso o conjunto de procesos han tomado un periodo determinado
que exceda los límites del plazo razonable”.30
Como se ve, lo que acontece también en este país en cuanto al incum-
plimiento generalizado de los laudos en materia burocrática por parte de los
empleados públicos a quienes corresponde su acatamiento, lamentablemente
repercute de manera directa en la inobservancia de la exigencia internacional

25
Artículo 25. Protección Judicial [...]
2. Los Estados Partes se comprometen: [...]
c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se
haya estimado procedente el recurso.
26
Idem.
27
Información disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_99_esp.pdf
28
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Caso Motta vs. Italia, Sentencia del 19 de febrero de
1991; y Caso Ruiz Mateos vs. España, Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
de 23 de junio de 1993.
29
Información disponible en: http://www.corteidh.or.cr/cf/Jurisprudencia2/ficha_tecnica.cfm?nId_Fich
a=203&lang=en
30
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Rosendo Radilla vs. Estados Unidos Mexicanos,
disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_209_esp.pdf

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

de administrar justicia en un plazo razonable, puesto que dicho derecho abarca


la fase de cumplimiento total de lo obtenido por sentencia o laudo ejecutoriado.
El derecho de acceso a la justicia, conlleva el derecho a ser restituido en un
plazo razonable al goce de sus derechos, pues la demora prolongada e injusti-
ficada en un juicio o en el cumplimiento de la resolución que recaiga en éste,
puede constituir una violación a los derechos humanos del justiciable, toda vez
que evidentemente está sufriendo o se encuentra expenso a sufrir un daño o
perjuicio el cual lo ha llevado a proceder en términos legales, dicho daño no
es el mismo para todos, difiere en cada caso, para unos puede ser actual para
otros futuro; sin embargo, queda claro que las autoridades tienen la obligación
de atender las diligencias procesales en los plazos que marca la ley y evaluar la
urgencia en el caso concreto para actuar en consecuencia.
De ahí que el Estado Mexicano a fin de no seguir incurriendo en responsa-
bilidad internacional, debe adecuar su legislación interna en todos los ámbitos
de su organización política, para permitir a los trabajadores a su servicio, gozar
formal y materialmente de las prerrogativas reconocidas a su favor, en específi-
co, las normas atinentes a lograr el cumplimiento de los laudos.

IV. Referencias
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Buscador de jurisprudencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, disponible
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Criterios laborales de la Comisión Substanciadora Única del Poder Judicial de la
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Semanario Judicial de la Federación, disponible en: http://sjf.scjn.gob.mx/SJFHome/
Index.html

NORMATIVA MEXICANA

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado.
Ley Federal del Trabajo.
Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información.
Ley General de Transparencia y Acceso a la Información.
Ley Estatal del Servicio Civil de Veracruz.
Ley Laboral de los Servidores Públicos del Estado de Tlaxcala y sus Municipios.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

INTERÉS LEGÍTIMO Y LEYES AUTOAPLICATIVAS:


CRITERIOS DE IDENTIFICACIÓN POR MEDIO DE LA
PRÁCTICA DEL JUICIO DE AMPARO
LEGITIMATE INTEREST AND SELF-APPLICABLE LAWS:
IDENTIFICATION CRITERIA THROUGH THE AMPARO TRIAL
PRACTICE

Fernando Silva García*

Resumen: En aplicación de la fórmula abstracta diseñada en la


jurisprudencia de la SCJN, hemos encontrado que el interés legítimo
es un concepto evolutivo cuyo contenido se va nutriendo en forma
casuística y dinámica según se pone a prueba en cada expediente. De
tal suerte que, tanto el efecto de irradiación del principio de tutela
judicial efectiva del artículo 17 constitucional, como la introducción
del concepto de interés legítimo en el artículo 107 constitucional,
han servido de catalizadores para la transformación conceptual de las
nociones de “leyes autoaplicativas y heteroaplicativas” para efectos de
la procedencia del juicio de amparo.

Palabras clave: Interés legítimo; interés jurídico; leyes


autoaplicativas.

Abstract: In application of the abstract formula designed in the


SCJN jurisprudence, we have found that the legitimate interest is
an evolutionary concept whose content is nurtured casuistically and
dynamically as it is put to the test in each file. Thus, both the irradiation
effect of the principle of effective judicial protection of Article 17
constitutional, and the introduction of the concept of legitimate interest
in Article 107 constitutional, have served as catalysts for the conceptual
transformation of the “self-applicable laws and heteroapplicative”
notions, for purposes of amparo trial proccedence.

Keywords: Legitimate interest; legal interest; self-applied laws.

Fecha de recepción: 24/08/2018


Fecha de aceptación: 07/02/2019

* Secretario Ejecutivo de Adscripción del Consejo de la Judicatura Federal.

209
Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

Sumario: I. Introducción. II. El interés legítimo como concepto


evolutivo. III. Evolución de los criterios de identificación de las
llamadas “leyes autoaplicativas” para la procedencia del juicio de
amparo. IV. Conclusiones.

I. Introducción

E n aplicación de la fórmula abstracta diseñada en la jurisprudencia


de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en diversos
precedentes hemos encontrado que el interés legítimo es un con-
cepto evolutivo cuyo contenido se va nutriendo en forma casuística y dinámica
según se pone a prueba en cada expediente; así por ejemplo, en la actualidad
ha sido reconocido cuando menos en los siguientes supuestos:

1. El interés legítimo se actualiza ante una afectación colateral o interés


jurídico indirecto.
2. El interés legítimo se actualiza en el supuesto de que la parte quejosa se
encuentre en la posición de obtener una sentencia de fondo que defina
si su pretensión entra o no en el ámbito de protección del derecho o
libertad fundamental que estima violentada.
3. El interés legítimo se actualiza ante la afectación previsible, potencial
o inminente del acto, omisión o norma reclamada en la esfera jurídica
de la parte quejosa.
4. El interés legítimo se actualiza en los casos en que las asociaciones
civiles de acuerdo con sus estatutos se encuentren en la posición de
realizar la defensa de los derechos y libertades relacionados con su
objeto social.

Asimismo, en ese orden de ideas, hemos encontrado que tanto el efecto de


irradiación del principio de tutela judicial efectiva del artículo 17 constitucio-
nal, como la introducción del concepto de interés legítimo en el artículo 107
constitucional, han servido de catalizadores para la transformación conceptual
de las nociones de “leyes autoaplicativas y heteroaplicativas” para efectos de la
procedencia del juicio de amparo.

II. El interés legítimo como concepto evolutivo

Desde 1917 y durante la vigencia de la Ley de Amparo anterior, se había reali-


zado una interpretación constante respecto del interés jurídico, al identificarlo
con un perjuicio directo en la esfera jurídica del quejoso a partir de la titula-

210
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

ridad de un derecho público subjetivo. La Suprema Corte de Justicia de la


Nación (SCJN), al interpretar la Ley de Amparo abrogada, sostuvo que dicho
interés podía identificarse con lo que se conoce como “derecho subjetivo”, es
decir, aquel derecho que, derivado de la norma objetiva, se concreta en forma
individual en algún sujeto determinado, por lo que le otorga una facultad o
potestad de exigencia oponible a la autoridad. Por regla general, para acreditar
el interés jurídico era un requisito sine qua non que existiera un derecho reco-
nocido por la ley o por la Constitución (derecho subjetivo público), entendido
como facultad o potestad de exigencia del individuo frente al Estado previsto
en la norma objetiva del derecho. Dicho interés se contraponía a la noción
de “interés simple” y a la de “mera facultad”, pues el derecho subjetivo está
presente siempre que confluyan dos elementos: una facultad de exigir y una
obligación correlativa traducida en el deber jurídico de cumplir dicha exigen-
cia, obligación que puede recaer en un particular (derecho subjetivo privado) o
en un órgano del Estado (derecho subjetivo público).
Luego de la reforma del artículo 107 constitucional de 6 de junio de 2011, el
concepto de interés jurídico fue complementado con el de “interés legítimo”,1
el cual se reguló en los artículos 5 y 61, fracción XII, de la Ley de Amparo, en
los siguientes términos:

Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo:


I. El quejoso, teniendo tal carácter quien aduce ser titular de un derecho
subjetivo o de un interés legítimo individual o colectivo, siempre que
alegue que la norma, acto u omisión reclamados violan los derechos
previstos en el artículo 1o de la presente Ley y con ello se produzca una
afectación real y actual a su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en
virtud de su especial situación frente al orden jurídico.
Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente: […]
XII. Contra actos que no afecten los intereses jurídicos o legítimos del
quejoso, en los términos establecidos en la fracción I del artículo 5o de
la presente Ley, y contra normas generales que requieran de un acto de
aplicación posterior al inicio de su vigencia.

Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con
1

excepción de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos que determine


la ley reglamentaria, de acuerdo con las bases siguientes: I. El juicio de amparo se seguirá
siempre a instancia de parte agraviada, teniendo tal carácter quien aduce ser titular de un
derecho o de un interés legítimo individual o colectivo, siempre que alegue que el acto
reclamado viola los derechos reconocidos por esta Constitución y con ello se afecte su esfera
jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación frente al orden jurídico.

211
Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

El interés legítimo se ha definido de una manera muy general como aquel


interés cualificado para cuestionar la validez de los actos de autoridad, el cual
proviene de la afectación a la esfera jurídica del individuo o colectivo, ya sea
directa o derivada de su situación particular respecto al orden jurídico,2 de
manera que mediante dicha institución procesal se faculta a todas aquellas
personas que, sin ser titulares del derecho directamente lesionado por un acto
de autoridad, es decir, sin ser titulares de un derecho subjetivo público, tienen,
sin embargo, un interés especial y justificado en que la violación del derecho o
libertad sea reparada.
Las características que permiten identificar al interés legítimo, de acuerdo
con las consideraciones vertidas en las sesiones de 3 y 5 de junio de 2013 por
el Pleno de la SCJN, en la contradicción de tesis 111/2013, son las siguientes:

• Dicho interés implica la existencia de un vínculo entre ciertos derechos


fundamentales y una persona que comparece en el proceso;
• El vínculo no requiere de la titularidad, ni una facultad conferida
expresamente por el ordenamiento jurídico; es decir, la persona con
este tipo de interés se encuentra en aptitud de expresar un agravio
diferenciado al resto de los integrantes de la sociedad, al tratarse de un
interés cualificado, actual, real y jurídicamente relevante;
• Consiste en una categoría diferenciada y más amplia que el interés
jurídico, pero no se trata de un interés genérico de la sociedad como
ocurre con el interés simple;
• La concesión del amparo, cuando se afecte este tipo de interés, se
traduciría en un beneficio jurídico en favor del quejoso; es decir, un
efecto positivo en su esfera jurídica, ya sea actual o futuro, pero cierto;
• Debe existir una afectación a la esfera jurídica del quejoso en un sentido
amplio, apreciada bajo un parámetro de razonabilidad, y no sólo como
una simple posibilidad, y
• La protección constitucional que llegue a concederse a una persona
que es titular de dicho interés puede traducirse en un beneficio jurídico
en favor del quejoso, derivado de una afectación a su esfera jurídica en
sentido amplio, que puede ser de índole económica, profesional, de
salud pública, o de cualquier otra.3

En aplicación de la fórmula abstracta diseñada en la jurisprudencia de la


SCJN en diversos precedentes, hemos encontrado que el interés legítimo es
un concepto evolutivo cuyo contenido se va nutriendo en forma casuística y
2
Dictamen de las Comisiones Unidas de Justicia; de Gobernación; y de Estudios Legislativos
del Congreso de la Unión.
3
Véase la tesis número 1a. XLIII/2013, emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, de rubro siguiente: Interés legítimo en el amparo. Su diferencia con
el interés simple.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

dinámica según se pone a prueba en cada expediente; así por ejemplo, en la


actualidad ha sido reconocido cuando menos en los siguientes supuestos:
1. El interés legítimo se actualiza ante una afectación colateral o interés jurídico indirecto.
El interés legítimo emerge cuando el acto, la omisión o la norma más allá de
que afecte a sujetos titulares de un derecho subjetivo público (interés jurídico),
también afecta a terceros con derechos subjetivos diversos de manera colateral
(interés jurídico indirecto o interés jurídico colateral), como por ejemplo la
orden de bloqueo de un sitio de internet (que afecta a su titular pero también
a posibles usuarios o titulares de derechos contenidos en la página web respec-
tiva),4 o bien la clausura de un establecimiento mercantil que afecta tanto al
propietario o titular de la licencia de funcionamiento (interés jurídico), como a
los trabajadores respectivos (interés legítimo o interés jurídico indirecto). 5
Dicho interés legítimo se ha reconocido, por ejemplo, en el amparo en re-
visión 216/2014, en que la Primera Sala de la SCJN determinó que por medio
del interés legítimo una persona no destinataria de una norma legal puede
impugnarla en su calidad de tercero, siempre y cuando la afectación colateral
alegada no sea hipotética, conjetural o abstracta. Así se establece en la tesis
de rubro: Interés legítimo en el juicio de amparo. Una persona no desti-
nataria de una norma legal puede impugnarla en su calidad de tercero,
siempre y cuando la afectación colateral alegada no sea hipotética,
conjetural o abstracta.6

2. El interés legítimo se actualiza en el supuesto de que la parte quejosa se encuentre en la


posición de obtener una sentencia de fondo que defina si su pretensión entra o no en el ámbito de
protección del derecho o libertad fundamental que estima violentada. El interés legítimo se
actualiza cuando el quejoso, a partir de su especial posición frente a los actos,
omisiones o normas reclamadas, plantea una pretensión que razonablemente
le permite obtener una sentencia de fondo en la que se defina si cae o no
dentro de la protección de los derechos fundamentales que formula en su de-
manda, cuyo ámbito de tutela es indeterminado, so pena de que una resolución
de sobreseimiento (por falta de interés jurídico o legítimo) lo deje en estado de

4
Reconocido por este Juzgador en el juicio de amparo indirecto 1612/2015, del índice del
Juzgado Octavo de Distrito en Materia Administrativa del Primer Circuito, con residencia en
la Ciudad de México.
5
Interés reconocido por este Juzgador en el juicio de amparo indirecto 822/2014, del índice
del Juzgado Octavo de Distrito en Materia Administrativa del Primer Circuito, con residencia
en la Ciudad de México.
6
Tesis: 1a. CLXXXII/2015, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I,
mayo de 2015.

213
Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

indefensión y se genere una violación al derecho de acceso a la justicia (petición


de principio).7
Es decir, cuando para definir si se actualiza o no el interés jurídico o legíti-
mo del quejoso, debe resolverse en forma previa sobre el alcance del derecho
fundamental que se estima violado, con el objeto de determinar si el quejoso
entra o no en su ámbito de protección, de manera que el juzgador no debe
desechar o sobreseer en el juicio cuando la definición de si existe o no interés
legítimo requiera como presupuesto resolver expresa o implícitamente un as-
pecto central del fondo del asunto. Dicho alcance encuentra apoyo en la tesis
siguiente:

Amparo, interés jurídico para la procedencia del. No es de tomarse


en consideración la alegación de improcedencia en el sentido de
que la fracción VI del artículo 73 de la Ley de Amparo, exige para
la procedencia del juicio constitucional que el quejoso tenga interés
jurídico de posible afectación con el acto reclamado, porque el inferior,
con criterio legal, resolvió que esa causa de improcedencia se relaciona
con el fondo del asunto y no puede fundar el sobreseimiento, porque
el interés al que quiere referirse la fracción VI mencionada, es aquel
que existe antes de operarse el acto que se juzga violatorio de garantías
individuales y no el que surge como resultado del propio acto, por lo
que si en el caso, éste se inició con el levantamiento de las actas que
constituyen los hechos fundatorios de la declaración de caducidad, y la
quejosa reclama precisamente la irregularidad de ellos, por no haberse
concedido oportunidad de defensa, resulta que no es posible aceptar a
priori, el estado de cosas que se juzga violatorio de garantías individuales,
para sobreseer por inafectación de intereses jurídicos, sino que es
indispensable examinar si esos actos deben considerarse jurídicamente
válidos por cuanto no entrañan violación constitucional alguna, lo cual
lleva necesariamente al estudio del fondo del amparo.8

Esta modalidad del interés jurídico o legítimo se presenta, por ejemplo, en


el caso de los quejosos que presentaron amparo frente a las leyes que prohíben,

7
Al respecto, resulta relevante el siguiente criterio: Controversia constitucional. Debe
darse oportunidad al actor de demostrar el interés legítimo que le asiste para acudir a
esta vía y sólo decretarse el sobreseimiento ante su falta, cuando la inviabilidad de la
acción resulte tan evidente que sea innecesario relacionarla con el estudio de fondo
del asunto. Tesis: 1a. LXV/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
t. XXV, febrero de 2007, p. 1395.
8
Tesis aislada de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Quinta Época, t. LXXVIII, p. 3153.

214
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

o regulan en forma indeterminada, el matrimonio entre personas del mismo


sexo. Lógicamente la ley aplicable no prevé el derecho subjetivo público de los
quejosos a contraer matrimonio en cuanto personas del mismo sexo, ese es el
fondo del asunto. Para definir si se actualiza o no el interés jurídico o legítimo
del quejoso, debe resolverse en forma previa sobre el alcance del derecho fun-
damental (derecho a la igualdad, al libre desarrollo de la personalidad, a la vida
privada y familiar, etcétera) que se estima violado, con el objeto de determinar
si el quejoso entra o no en su ámbito de protección.
En efecto, cuando es la ley reclamada la que niega el derecho subjetivo pú-
blico que forma parte de la pretensión del quejoso, el juzgador no debe acudir
a la misma ley a buscar ese derecho subjetivo público (interés jurídico) que
nunca encontrará, pues precisamente la demanda de fondo del promovente
es que la ley reclamada es inconstitucional por negar ese derecho subjetivo
que, en su opinión, debe corresponderle a la luz de los derechos o libertades
fundamentales que estima violadas.
3. El interés legítimo se actualiza ante la afectación previsible, potencial o inminente
del acto, omisión o norma reclamada en la esfera jurídica de la parte quejosa. El interés
legítimo quedará acreditado si del análisis de la demanda, anexos y pruebas
es razonable considerar que la norma reclamada (desde su entrada en vigor)
genera una afectación previsible que incide potencialmente en la esfera jurídica
del quejoso de manera directa o indirecta, de forma que para la procedencia
del juicio sólo se requiere acreditar el carácter de destinatario o sujeto afectable
por los actos reclamados, en atención a la existencia de indicios razonables
que permiten establecer en forma anticipada la incidencia de aquéllos sobre la
esfera jurídica del promovente.
En este supuesto, si el juzgador desecha o sobresee en el juicio y hace espe-
rar al promovente a que demuestre el perjuicio individualizado, ello implicaría
obligar al particular en forma injustificada a que soporte una privación, mo-
lestia o restricción, incluso irreparable o consumable en su esfera jurídica, que
pudo haberse evitado mediante la promoción oportuna del juicio de amparo.
Dentro de esta categoría, podemos encontrar los diversos ejemplos que
reflejan el “nuevo” entendimiento, o más bien la comprensión integral del
concepto de leyes autoaplicativas reconocido por la SCJN en su jurisprudencia,
que trataremos más adelante.

215
Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

4. El interés legítimo se actualiza en los casos en que las asociaciones civiles, de acuerdo con
sus estatutos, se encuentren en la posición de realizar la defensa de los derechos y libertades re-
lacionados con su objeto social. El interés legítimo individual y colectivo se actualiza
cuando las asociaciones civiles protegen un interés colectivo relacionado con
su objeto social.
En este supuesto, se reconoce interés legítimo a las asociaciones civiles ante
actos de autoridad, omisiones y leyes que afecten directamente o no la esfera
jurídica de la asociación civil, lo cierto es que afectan o restringen un derecho
fundamental que ésta tiene por finalidad proteger, tal como se desprenda de
su objeto social.
En diversos precedentes hemos encontrado que del derecho fundamental de
asociación, dimana el derecho de las asociaciones civiles a ejercer su finalidad y
objeto, siempre que sea lícito, sin intromisiones estatales injustificadas. En ese
sentido, debe destacarse que las asociaciones civiles son titulares del derecho
a la tutela judicial efectiva previsto en el artículo 17 constitucional, que implica
la facultad de dichas personas jurídicas de acudir a los órganos jurisdiccionales
y administrativos a defender los derechos que les son inherentes, así como al
ejercicio de sus fines y objetivos para los cuales fueron creadas.
Derivado de lo anterior, es dable concluir que las personas jurídicas —aso-
ciaciones civiles— que se hayan constituido con el fin de salvaguardar y proteger
determinados derechos tienen, a su vez, en muchos casos, el derecho de acudir
ante los órganos jurisdiccionales, incluso, mediante del juicio de amparo, para
hacer efectiva la consecución del objeto para el cual fueron creadas.
Así por ejemplo, la SCJN ha reconocido interés legítimo a las asociaciones
civiles en cuyo objeto social se encuentra la promoción de la educación, para
reclamar omisiones de las autoridades para fiscalizar el adecuado ejercicio del
presupuesto en materia de educación, y este juzgador ha reconocido a las aso-
ciaciones que tienen por objeto la protección de la salud de los consumidores,
para reclamar actuaciones de las autoridades administrativas que inciden en
los etiquetados de alimentos y bebidas, en relación con la publicidad relativa a
la cantidad de azúcar que contienen.9

9
En el juicio de amparo indirecto 1440/2015, del índice del Juzgado Octavo de Distrito en
Materia Administrativa del Primer Circuito, con residencia en la Ciudad de México.

216
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III. Evolución de los criterios de identificación


de las llamadas “leyes autoaplicativas” para
la procedencia del juicio de amparo10

De la lectura del artículo 107, fracción I, de la Ley de Amparo,11 es posible


advertir que el legislador federal estimó que las normas generales, según su
naturaleza, son susceptibles de invadir la esfera jurídica de las personas desde
su entrada en vigor, o bien, a partir del primer acto de aplicación.
Así, la interpretación de tal precepto contenida en la jurisprudencia P./J.
55/97 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente
a la Novena Época, reconoce la existencia de normas autoaplicativas y
heteroaplicativas.
Como se sabe, el tema relativo a la definición de las denominadas “leyes
autoaplicativas y heteroaplicativas” guarda una relación estrecha, desde luego,
con la procedencia del juicio de amparo y, por ende, con el mayor o el menor
grado de acceso a la justicia constitucional que tienen los particulares para la
defensa de sus derechos fundamentales.
Cabe recordar que las causales de improcedencia del juicio de garantías
deben interpretarse de manera restrictiva, por un lado, porque constituyen
reglas de excepción a la regla general de procedencia del juicio de amparo; por
otro lado, porque de esa manera es posible que sea efectiva la salvaguarda de
la Constitución y de los derechos fundamentales por medio de dicho proceso
judicial, de lo cual deriva que ante distintas posibles interpretaciones de las
fracciones que componen el artículo 61 de la Ley de Amparo, el juez deba
acoger la que evite dejar en estado de indefensión al promovente, lo que es
acorde al derecho a la tutela judicial efectiva previsto en los artículos 14, 16 y
17 de la Constitución Federal.
De esa manera, el Máximo Tribunal del país privilegia las garantías cons-
titucionales de acceso y tutela efectiva (artículos 14, 16 y 17 constitucionales)
frente a los tecnicismos formales que tienden a obstaculizar de manera injusti-
ficada la procedencia del juicio de garantías.

10
El tema no es nuevo, un análisis preliminar se realizó en Silva García, Fernando, El nuevo
concepto de “leyes autoaplicativas” en la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
disponible en: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3066/17.pdf
11
Artículo 107. El amparo indirecto procede:

I. Contra normas generales que por su sola entrada en vigor o con motivo del primer acto de
su aplicación causen perjuicio al quejoso.

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Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

En ese orden de ideas, hemos encontrado que tanto el efecto de irradiación


del principio de tutela judicial efectiva del artículo 17 constitucional, como la
introducción del concepto de interés legítimo en el artículo 107 constitucional,
han servido de catalizadores para la transformación conceptual de las nociones
de “leyes autoaplicativas y heteroaplicativas” para efectos de la procedencia del
juicio de amparo.
Así, actualmente, de la sistematización de las jurisprudencias, tesis y pre-
cedentes más relevantes sobre el tema, es posible advertir la existencia de los
siguientes criterios para identificar cuándo estamos en presencia de las deno-
minadas “leyes autoaplicativas”:
1. El Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha interpretado
que estamos ante una “ley autoaplicativa”, cuando la legislación y/o la norma
jurídica reclamada, desde su entrada en vigor y de manera automática, produce
efectos vinculantes y genera obligaciones concretas en forma incondicionada,
es decir, sin que para ello resulte necesario la emisión de acto de autoridad
alguno.
La jurisprudencia clásica que contiene dicho criterio, señala:

Leyes autoaplicativas y heteroaplicativas. Distinción basada en


el concepto de individualización incondicionada. Para distinguir las
leyes autoaplicativas de las heteroaplicativas conviene acudir al concepto
de individualización incondicionada de las mismas, consustancial a
las normas que admiten la procedencia del juicio de amparo desde el
momento que entran en vigor, ya que se trata de disposiciones que,
acorde con el imperativo en ellas contenido, vinculan al gobernado a
su cumplimiento desde el inicio de su vigencia, en virtud de que crean,
transforman o extinguen situaciones concretas de derecho. El concepto
de individualización constituye un elemento de referencia objetivo para
determinar la procedencia del juicio constitucional, porque permite
conocer, en cada caso concreto, si los efectos de la disposición legal
impugnada ocurren en forma condicionada o incondicionada; así,
la condición consiste en la realización del acto necesario para que la
ley adquiera individualización, que bien puede revestir el carácter de
administrativo o jurisdiccional, e incluso comprende al acto jurídico
emanado de la voluntad del propio particular y al hecho jurídico, ajeno
a la voluntad humana, que lo sitúan dentro de la hipótesis legal. De
esta manera, cuando las obligaciones derivadas de la ley nacen con ella
misma, independientemente de que no se actualice condición alguna,
se estará en presencia de una ley autoaplicativa o de individualización

218
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

incondicionada; en cambio, cuando las obligaciones de hacer o de no


hacer que impone la ley, no surgen en forma automática con su sola
entrada en vigor, sino que se requiere para actualizar el perjuicio de un
acto diverso que condicione su aplicación, se tratará de una disposición
heteroaplicativa o de individualización condicionada, pues la aplicación
jurídica o material de la norma, en un caso concreto, se halla sometida a
la realización de ese evento.12

En dicha tesis jurisprudencial se encuentra la aproximación tradicional a la


definición de las leyes autoaplicativas y heteroaplicativas.
Así, para la SCJN, cuando las obligaciones derivadas de la ley nacen con
ella misma, independientemente de que no se actualice condición alguna, se
estará en presencia de una ley autoaplicativa o de individualización incondicio-
nada; en cambio, cuando las obligaciones de hacer o de no hacer que impone
la ley, no surgen en forma automática con su sola entrada en vigor, sino que
se requiere para actualizar el perjuicio de un acto diverso que condicione su
aplicación, se tratará de una disposición heteroaplicativa o de individualización
condicionada, pues la aplicación jurídica o material de la norma, en un caso
concreto, se halla sometida a la realización de ese evento.
En ese sentido, las leyes autoaplicativas pueden reclamarse desde su entrada
en vigor, mientras que las leyes heteroaplicativas solamente pueden reclamarse
a partir del primer acto de aplicación en perjuicio de los justiciables.
Ahora bien, los operadores jurídicos suelen pasar inadvertido que la tesis
jurisprudencial transcrita es solamente un eslabón más en la cadena de tesis y
precedentes relevantes que se han emitido para definir el concepto de “leyes
autoaplicativas y heteroaplicativas”.
En otras palabras, la importancia de dicha jurisprudencia no implica que
sea la única que deba considerarse a esos efectos, puesto que una serie de pro-
nunciamientos anteriores y posteriores del Máximo Tribunal del país, también
jurisprudenciales (en su mayoría), complementan la definición que se ha ido
desarrollando sobre el concepto “leyes autoaplicativas” para la procedencia del
juicio de amparo.
Esa situación revela que las ideas que contiene la tesis jurisprudencial
transcrita no deban considerarse conclusivas, sino únicamente como partes y

Tesis: P./J. 55/97, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. VI, julio de
12

1997, p. 5.

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Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

elementos de la paulatina interpretación de los conceptos jurídicos dentro de


nuestro sistema jurídico (como sucede con todo precedente y jurisprudencia).
La jurisprudencia ha introducido otros criterios relacionados, pero diferen-
ciables, que complementan aquél que toma como base el concepto “indivi-
dualización condicionada”, para distinguir cuándo estamos en presencia de las
denominadas “leyes autoaplicativas”, que enseguida se precisan:
2. El Pleno de la SCJN ha interpretado que al tratarse de un sistema nor-
mativo complejo, donde es difícil establecer si su articulado es de aplicación
condicionada o incondicionada, debe atenderse al núcleo esencial de la estruc-
tura, ya que, si éste radica en una vinculación de los justiciables al acatamiento
del cuerpo legal sin mediar condición alguna, debe considerarse que todo el
esquema es de carácter autoaplicativo.
Dicha noción comenzó a gestarse desde la Octava Época, lo que puede
advertirse, por ejemplo, del siguiente criterio del Pleno de la SCJN:

Amparo contra leyes. La aplicación a la parte quejosa de


determinados preceptos demuestra su interés jurídico para
reclamar los que le han sido aplicados, así como aquellos
que regulan el sistema específico dentro del que se ubica.
La aplicación a la parte quejosa de determinados preceptos de
la ley cuya inconstitucionalidad reclama en el juicio de amparo,
demuestra su interés jurídico para combatir tales preceptos,
así como aquellos que, por la íntima relación que guardan sus
disposiciones, puedan resultarle aplicables como consecuencia,
es decir, todos aquellos que regulen el sistema específico dentro
del que se ubique. Sin embargo, esto no significa que tenga,
necesariamente, interés jurídico para combatir todo el cuerpo
legal que contiene los preceptos que le fueron aplicados, pues
el mismo puede regular hipótesis diversas, como podrían ser
impuestos diferentes o contribuyentes diversos que se rigen por
otro sistema, o bien hipótesis excluyentes entre sí, de manera
tal que la aplicación de determinados preceptos implique,
precisamente, la imposibilidad de aplicación de otros dispositivos
del mismo ordenamiento legal.13

En diversas jurisprudencias puede desprenderse dicho criterio, por ejemplo,


al resolverse el tema relativo a la constitucionalidad del Impuesto al Activo (1o.
de abril de 1992); del Impuesto Sobre la Renta; sobre el costo de lo vendido (27
de Marzo 2006); y al decidirse sobre la validez de la “nueva” Ley del Instituto

Tesis: P. XXXIX/93, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Octava Época, p. 23.


13

220
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (19 de junio


de 2008), principalmente. Las tesis jurisprudenciales son del tenor siguiente:

Activo. La ley que establece el impuesto relativo contiene


disposiciones relacionadas entre sí, lo que da lugar a que quienes se
encuentran en los supuestos de su autoaplicación, tengan interés
jurídico en reclamar cualquiera de los preceptos que regulan el
sistema específico previsto para la categoría de contribuyente que
se demostró tener. Cuando se reclama la inconstitucionalidad de la Ley
del Impuesto al Activo por considerarla autoaplicativa, no es menester
que el gobernado se sitúe dentro de cada una de las hipótesis que la
misma contempla en su articulado, sino que basta que se ubique de
manera general en la hipótesis de ser contribuyente del impuesto que
se regula, para que esté en aptitud legal de combatir cada uno de los
preceptos que puedan serle aplicables según el régimen específico
previsto para la categoría de contribuyente que demostró tener, toda vez
que por la íntima relación que guardan sus disposiciones, por ese solo
hecho, se encuentra obligado a acatar el sistema que establece, desde la
iniciación de la vigencia de la ley.14
Costo de lo vendido. Los artículos de la ley del impuesto sobre
la renta reformados y adicionados mediante el decreto publicado
en el Diario Oficial de la Federación el 1o. de diciembre de 2004,
que establecen dicha deducción, constituyen un sistema jurídico
integral de carácter autoaplicativo, por lo que es innecesario que
el gobernado se sitúe en cada una de las hipótesis que lo conforman
para reclamarlo en amparo indirecto. A partir del 1o. de enero de
2005 los contribuyentes personas morales que venían deduciendo las
compras de mercancías conforme a la legislación vigente hasta el 31 de
diciembre de 2004, quedan obligados a acatar las nuevas disposiciones
tributarias a fin de deducir el costo de lo vendido, en virtud de que siendo
autoaplicativas las normas que cambian el sistema de deducción de
compras, al de costo de ventas, este sistema trasciende a las disposiciones
que establecen condiciones, requisitos o modalidades tendentes a
complementar o desarrollar la deducción. Lo anterior porque cuando
se está frente a un sistema complejo derivado de una reforma integral,
donde es difícil establecer si su articulado es de aplicación condicionada
o incondicionada, debe atenderse al núcleo esencial de la estructura; de
ahí que si éste radica en una vinculación de los gobernados al acatamiento
del nuevo sistema sin mediar condición alguna, debe considerarse

Tesis: P./J. 121/99, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. X, noviembre
14

de 1999, p. 14.

221
Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

que todo el esquema es de carácter autoaplicativo. En ese sentido, se


concluye que es innecesario que el gobernado se sitúe en cada una de las
hipótesis que conforman el referido sistema para reclamarlo en amparo
indirecto, pues basta que demuestre estar ubicado de manera general en
la categoría de persona moral contribuyente del impuesto sobre la renta,
para que esté en aptitud de impugnar los preceptos que puedan serle
aplicables de la nueva deducción de costo de ventas.15

Igualmente, en una serie de amparos en revisión,16 el Alto Tribunal inter-


pretó que la Ley del ISSSTE es autoaplicativa, a partir del criterio de identifi-
cación antes expuesto, al resolver, en lo conducente, lo siguiente:

[...] Naturaleza de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de


los Trabajadores del Estado en vigor. Previo al examen de los conceptos
de violación hechos valer por la parte quejosa, este Alto Tribunal estima
necesario precisar que la ley en comento se integra por disposiciones
tanto de naturaleza autoaplicativa como heteropalicativa; sin embargo,
no debe soslayarse que en su conjunto conforman un sistema en tanto
regulan los aspectos relativos al financiamiento y otorgamiento de las
prestaciones que comprende el nuevo régimen de seguridad social de los
trabajadores del Estado, así como a la conservación y transferencia de los
derechos respectivos.

En tal sentido[…], este Tribunal Pleno considera que para efectos de la


procedencia del juicio de amparo, debe estimarse que las disposiciones
que integran la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado conforman un sistema y que como tal, debe
analizarse como autoaplicativo en su integridad […]

15
Tesis: P./J. 90/2006, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XXIV, julio
de 2006, p. 6.
16
Amparo en revisión 220/2008. 19 de junio de 2008. Unanimidad de diez votos. Ausente:
Genaro David Góngora Pimentel. Ponente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Amparo en
revisión 218/2008. 19 de junio de 2008. Unanimidad de diez votos. Ausente: Genaro David
Góngora Pimentel. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Amparo en revisión
219/2008. 19 de junio de 2008. Unanimidad de diez votos. Ausente: Genaro David Góngora
Pimentel. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Amparo en revisión 221/2008. 19 de junio
de 2008. Unanimidad de diez votos. Ausente: Genaro David Góngora Pimentel. Ponente:
Sergio A. Valls Hernández. Amparo en revisión 229/2008. 19 de junio de 2008. Unanimidad
de diez votos. Ausente: Genaro David Góngora Pimentel. Ponente: Juan N. Silva Meza. Los
Secretarios de Estudio y Cuenta que conformaron la comisión para realizar los proyectos de
dichos asuntos fueron: Georgina Laso de la Vega Romero, Sofía Verónica Ávalos Díaz, María
Marcela Ramírez Cerrillo, Carmen Vergara López, Gustavo Ruiz Padilla y Luciano Valadez
Pérez.

222
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Por tal motivo, si bien conforme a la técnica que rige el juicio de amparo,
tratándose de normas heteroaplicativas se requiere la demostración de un
acto concreto de aplicación en perjuicio del quejoso para la procedencia
del juicio de garantías, lo cierto es que por las razones antes apuntadas,
en el presente caso no opera la citada regla y, por ende, lo procedente es
revocar el sobreseimiento decretado en la sentencia recurrida respecto
de los artículos 63, 71, 95, 106, 110, 149, 170, 171, 204, 210, 220, 222,
225, 226, 234, 239 y 247 de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales de los Trabajadores del Estado, publicada en el Diario Oficial de
la Federación el treinta y uno de marzo de dos mil siete, sin que obste a
lo anterior, el hecho de que algunos de esos numerales se dirijan a las
dependencias y entidades, así como a los diversos órganos de gobierno
del Instituto, pues como ya quedó apuntado, las disposiciones que
integran la ley en comento conforman un sistema y como tal debe ser
analizado en su integridad.

3. El Pleno y las Salas de la SCJN han establecido que estamos ante una
ley autoaplicativa si del análisis de la demanda, anexos y pruebas es razonable
considerar que la norma reclamada desde su entrada en vigor genera una afec-
tación previsible que incide potencialmente en la esfera jurídica del quejoso de
manera directa o indirecta, de forma que para la procedencia del juicio sólo
se requiere acreditar el carácter de destinatario o sujeto afectable por los actos
reclamados, en atención a la existencia de indicios razonables que permiten
establecer en forma anticipada la incidencia de aquéllos sobre el promovente,
especialmente cuando se debe evitar que la aplicación genere un perjuicio irre-
parable o consumable en su esfera jurídica.
En este supuesto, si el Juzgador desecha o sobresee en el juicio y hace espe-
rar al promovente a que demuestre el perjuicio individualizado, ello implicaría
obligar al particular en forma injustificada a que soporte una privación, mo-
lestia o restricción incluso irreparable o consumable en su esfera jurídica, que
pudo haberse evitado mediante la promoción oportuna del juicio de amparo.
Dentro de esta categoría, podemos encontrar los diversos ejemplos que
reflejan el “nuevo” entendimiento, o más bien la comprensión integral del
concepto de leyes autoaplicativas reconocido por la SCJN en su jurisprudencia.
Dicho criterio de identificación de las leyes autoaplicativas fue emitido
por el Pleno de nuestro Máximo Tribunal al resolver los juicios de amparo
indirecto en revisión 96/2009 y 123/2009. Tales procesos constitucionales
tuvieron como objeto analizar la regularidad constitucional del sistema norma-
tivo destinado a regular el consumo de productos derivados del tabaco en los

223
Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

establecimientos mercantiles, previsto en la Ley de Protección a la Salud de los


No Fumadores en el Distrito Federal.
En tales precedentes el Pleno de la SCJN reiteró que al tratarse de sistemas
normativos complejos (compuestos por normas heteroaplicativas y autoapli-
cativas), sus destinatarios pueden reclamar en el juicio de amparo todas las
disposiciones que les sean aplicables o que eventualmente se les puedan aplicar
con motivo de su entrada en vigor, para ello, es innecesario que el justiciable
demuestre que se encuentra en cada uno de los supuestos del sistema para
impugnar su articulado desde su entrada en vigor, de modo que para la im-
pugnación de la legislación no debe esperar el impacto del acto de autoridad
privativo o de molestia que pueda dictarse en su perjuicio, pues ello generaría
la carga para el gobernado de promover una diversidad de juicios de amparo
conforme se vayan actualizando los distintos supuestos previstos por la norma,
lo que podría afectar el derecho a la tutela judicial efectiva de las personas
frente a las leyes estimadas inconstitucionales.
De los precedentes apuntados derivo la tesis aislada P. LXIV/2011, de rubro
y texto siguientes:

Protección a la salud de los no fumadores en el Distrito Federal.


La ley respectiva y su reglamento contienen un sistema normativo
destinado a regular el consumo de productos derivados del tabaco
en los establecimientos mercantiles, impugnable en amparo desde
su entrada en vigor. El Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha sostenido que tratándose de sistemas normativos
complejos es innecesario que el gobernado se sitúe en cada uno de los
supuestos del sistema para impugnar su articulado desde su entrada en
vigor, de modo que no debe esperar el impacto del acto de autoridad
privativo o de molestia que pueda dictarse en su perjuicio. Así, por
una parte, de la Ley de Protección a la Salud de los No Fumadores
en el Distrito Federal y su Reglamento deriva un sistema normativo
en virtud del cual los titulares de establecimientos mercantiles en la
entidad deben hacer cumplir la prohibición de fumar en espacios
cerrados y, por la otra, las diversas categorías de sujetos contempladas
por la Ley están vinculadas a respetar las distintas prohibiciones de
fumar, sin que para ello medie condición alguna, lo que autoriza a sus
destinatarios a impugnar en amparo todas las disposiciones que les sean
aplicables o que eventualmente se les puedan aplicar con motivo de su
entrada en vigor. Esto es así, pues si bien algunas de las obligaciones
que conforman el sistema son autoaplicativas, otras están sujetas a que
se surta el supuesto normativo concreto, por lo que una clasificación

224
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

pormenorizada entre las normas heteroaplicativas y autoaplicativas


que componen al ordenamiento generaría la carga para el gobernado
de promover una diversidad de juicios de amparo conforme se vayan
actualizando los distintos supuestos previstos por la norma, lo que podría
afectar el derecho a la tutela judicial efectiva de las personas frente a las
leyes estimadas inconstitucionales.17

Asimismo, es destacable el criterio de “afectación resentible” introducido


por la Primera Sala de la SCJN en la tesis siguiente:

Libertad de expresión y derecho de acceso a la información. Tipos de


afectación resentible a causa de normas penales. Los artículos 6o., 7o.,
39 y 40 constitucionales guardan una relación sistemática innegable, pues
juntos delinean una estructura jurídica apta para lograr el autogobierno
democrático. Por un lado, los artículos 6o. y 7o. constitucionales
reconocen los derechos de las personas a expresarse y acceder a la
información, sin los cuales no sería posible una ciudadanía política y,
por otro lado, los artículos 39 y 40 constitucionales establecen que la
forma de gobierno es democrática y representativa. Así, los referidos
derechos no sólo protegen libertades necesarias para la autonomía
personal de los individuos, sino también garantizan un espacio público
de deliberación política. Mientras existan mejores condiciones para el
ejercicio desinhibido de tales libertades, habrá mejores condiciones de
ejercicio de los derechos políticos indispensables para el funcionamiento
de la democracia representativa. Por tanto, una persona puede resentir
afectación en dichos derechos tanto en la dimensión individual como en
la colectiva y los jueces constitucionales deben ser sensibles a considerar
qué tipo de afectación alegan en un juicio de amparo. Si se trata de
una afectación que trasciende exclusivamente el ámbito de autonomía
personal, la pregunta relevante a responder es: ¿La norma combatida
impide de alguna manera el ejercicio de la autonomía personal del
quejoso? En caso de tratarse de una alegada afectación a la dimensión
colectiva, la pregunta relevante a contestar sería: ¿La norma impugnada
obstaculiza, impide o estorba de alguna manera al quejoso para
ingresar o participar en el espacio de la deliberación pública? En este
segundo aspecto, los jueces constitucionales deben considerar que las
personas acuden al juicio de amparo a exigir la protección contra una
amenaza diferenciada, la que debe obligar a dichos jueces a trascender
el ámbito analítico estrictamente personal de afectación y observar las
posibilidades de afectación del precepto impugnado en las posibilidades

Tesis aislada P. LXIV/2011, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I, p.


17

553.

225
Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

de desenvolvimiento de la persona que acude al juicio de amparo en el


espacio público de deliberación. Ello debe considerarse de una manera
muy cuidadosa y especial tratándose de normas que blinden la crítica de
información de interés público, pues el interés legítimo, en este contexto,
debe servir a las personas -y más aún a quienes desempeñan una función
de informar- para poder acceder al control constitucional cuando
estimen que no les asisten esas posibilidades de acceso y participación
en el escrutinio público.

Así también, encontramos los precedentes (juicio de amparo 42/2018 y


otros, del índice del Juzgado Octavo de Distrito en Materia Administrativa
del Primer Circuito, con residencia en la Ciudad de México) que dictamos en
el juicio de amparo frente a la Ley de Seguridad Interior (que fue reclamada
como autoaplicativa, desde su entrada en vigor), en los que se determinó, en
primer término, que la Ley de Seguridad Interior desde su vigencia sujeta a
todas las personas a la autoridad de las Fuerzas Armadas y, por tanto, restringe
con su entrada en vigor el derecho o el interés constitucional de las personas
previsto en el artículo 129 constitucional diseñado para garantizar que los
ciudadanos no se encuentren sujetos a la jurisdicción o autoridad militar en
tiempos de paz.
En dicho asunto, se complementó tal consideración bajo la idea de que se
actualiza el interés jurídico y legítimo de toda persona a cuestionar la validez
de la Ley de Seguridad Interior, pues aunque los ciudadanos no tienen un dere-
cho a diseñar directamente el modelo de seguridad interior que debe imperar
dentro del Estado, sin embargo, sí tienen un derecho a reclamar judicialmente
el modelo y el diseño de seguridad interior elegido por sus representantes
democráticos, toda vez que es un hecho notorio que del sistema de seguridad
interior que se configure dependerá la mayor o menor exposición de violencia
o paz para toda persona dentro del Estado. Asimismo, se consideró que la que-
josa cuenta con interés jurídico y legítimo para reclamar la Ley de Seguridad
Interior, porque produce desde su entrada en vigor un efecto amedrentador
sobre el derecho a la seguridad jurídica relacionado con los derechos a la vida,
a la integridad personal, así como a la libertad personal y de tránsito de las
personas en tiempos de paz, ya que el propio sentido de conservación de la
integridad personal y de la vida humana, es susceptible de llevar a las personas
a auto-inhibir el ejercicio del derecho a la libertad personal y libre tránsito
mediante acciones de “auto-reclusión” o “enclaustramiento” propios de zonas
geográficas intervenidas, con el fin de evitar cualquier daño colateral que pueda
derivar de la militarización de la seguridad interior. Finalmente, se interpretó

226
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

que la parte quejosa tiene derecho a reclamar la legislación desde su entrada


en vigor porque faculta a las Fuerzas Armadas a afectar la esfera jurídica de
las personas en tiempos de paz (actos de privación y de molestia) que, por
sus características, resultan de consumabilidad instantánea e irreparabilidad
inmediata; de modo que se actualiza el interés jurídico y legítimo de la quejosa
para reclamar desde su entrada en vigor dicha legislación, a fin de prevenir en
forma oportuna la potencial o eventual violación irreparable de sus derechos
humanos.
Bajo esa óptica, en dichos precedentes relacionados con la Ley de Seguridad
Interior, se consideró obvio no requerir para la procedencia del amparo de un
acto de aplicación de la ley reclamada (retenes, detención, revisión por sospe-
cha, recopilación de información, vigilancia, entrada al domicilio, etcétera),
puesto que ello implicaría exigir a la promovente que primero sufrieran un acto
de imposible reparación y de consumación instantánea para después reclamar
la ley cuando ya es demasiado tarde, máxime que no se descarta el escenario
de que en dicho supuesto, el operador jurídico sobresea el eventual juicio de
amparo bajo la figura de “actos consumados de modo irreparable”.
Junto con los criterios mencionados, coexiste un cuarto criterio de identifi-
cación de las “leyes autoaplicativas”, de acuerdo con lo siguiente:
4. El Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha interpretado que
una ley es autoaplicativa cuando la legislación y/o la norma jurídica reclamada,
desde el inicio de su vigencia, coloca a una categoría de sujetos, claramente
identificable, dentro de un nuevo contexto normativo, lo que transforma subs-
tancialmente su situación jurídica en relación con terceros y/o con el Estado.
En tal sentido, el Tribunal Pleno, al resolver lo relativo a la constituciona-
lidad del Impuesto Sustitutivo de Crédito al Salario (22 de abril de 2003), in-
terpretó que es autoaplicativo dicho tributo, puesto que con su sola entrada en
vigor afecta la esfera jurídica de los patrones, pues los vincula al cumplimiento
de una obligación, como es la de pagar el impuesto; con lo cual se dejó claro
que, para la procedencia del juicio de amparo, resultaba innecesario demostrar
ante el a quo la realización concreta de una erogación por la prestación de un
servicio personal subordinado, que es el hecho imponible del tributo. La tesis
jurisprudencial dice lo siguiente:

227
Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

Impuesto sustitutivo del crédito al salario. El artículo tercero


transitorio de la Ley Impuesto Sobre la Renta, vigente a
del
partir del 1o. de enero de 2002, es de naturaleza autoaplicativa.
El precepto citado establece, por una parte, que están obligados al
pago del impuesto sustitutivo del crédito al salario las personas físicas
o morales que realicen erogaciones por la prestación de un servicio
personal subordinado en territorio nacional, con la aplicación de la tasa
del 3% al total de dichas erogaciones y, por otra, que podrán optar por
no pagar ese gravamen, siempre y cuando no disminuyan del impuesto
sobre la renta a su cargo o del retenido a terceros, las cantidades que por
concepto de crédito al salario entreguen a sus trabajadores, conforme a
lo dispuesto en los artículos 115, 116, 118 y 119 de la Ley del Impuesto
Sobre la Renta. En ese sentido, el referido artículo tercero transitorio
constituye una norma de naturaleza autoaplicativa, ya que con su sola
entrada en vigor afecta la esfera jurídica de los patrones, pues los vincula
al cumplimiento de una obligación, como es la de pagar el impuesto, o
bien, a optar por absorber las cantidades que entregaron en efectivo a sus
trabajadores por concepto del crédito al salario.18

En un diverso asunto, la SCJN, si se aplica ese mismo criterio, al resolver lo


relativo a la constitucionalidad de la Ley Federal de Protección al Consumidor
(14 de junio de 2005), interpretó que las normas reclamadas resultaban de
carácter autoaplicativo, por establecer una serie de disposiciones tendentes a
regular, entre otros aspectos, los contratos relacionados con el fraccionamien-
to, construcción, promoción, asesoría o venta al público de casa habitación o
tiempo compartido.
Al respecto, el Alto Tribunal interpretó que para impugnar esa clase de nor-
mas jurídicas mediante el juicio de amparo basta que una persona demuestre la
calidad de proveedor y que se dedica a las indicadas actividades para evidenciar
que se encuentra obligada automáticamente desde su vigencia, con lo cual se
consideró innecesario acreditar ante el a quo la celebración de los contratos de
esa índole, tendentes a probar una aplicación concreta de la legislación en per-
juicio de los quejosos (proveedores). La jurisprudencia establece lo siguiente:

Protección al consumidor. Los artículos 73, 73 bis, 73 ter, 75,


86, párrafo tercero y 87 de la ley relativa (reformados mediante
decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 4 de
febrero de 2004), son de naturaleza autoaplicativa. El primero de

Tesis: P./J. 9/2003, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XVII, mayo
18

de 2003, p. 74.

228
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

los señalados preceptos precisa que la citada Ley es aplicable a los actos
relacionados con el fraccionamiento, construcción, promoción, asesoría
o venta al público de casa habitación o tiempo compartido por parte
de los proveedores que realicen tales actividades; también establece la
obligación de inscribir ante la Procuraduría Federal del Consumidor
los contratos de adhesión correspondientes que deberán contener los
requisitos mínimos establecidos en los artículos 73 TER y 75; este último
artículo, entre otras cosas, determina que los proveedores no podrán
recibir pago alguno hasta que conste por escrito la relación contractual,
excepto en gastos de investigación. En otro orden, el numeral 73 BIS
fija la obligación a cargo del proveedor de informar al consumidor sobre
la situación jurídica y técnica del inmueble objeto del contrato. Por su
parte, el párrafo tercero del artículo 86 precisa que los contratos de
adhesión en general, deben contener cláusula en la que se determine
que la Procuraduría Federal del Consumidor será competente en vía
administrativa para resolver cualquier conflicto que se presente sobre su
interpretación o cumplimiento, así como el número de registro otorgado
por aquélla. Finalmente, el artículo 87 señala el procedimiento para el
registro de los contratos de adhesión ante la Procuraduría Federal del
Consumidor y precisa como sanción en caso de omisión de su registro, el
cese de efectos contra el consumidor. Por tanto, los referidos preceptos
constituyen normas de naturaleza autoaplicativa, ya que para que se
actualice el supuesto de hecho contenido en ellas, basta que una persona
tenga la calidad de proveedor y se dedique a las indicadas actividades
para que se encuentre obligada automáticamente desde su vigencia.19

Por ejemplo, la SCJN ha determinado en su jurisprudencia obligatoria, en


relación con una reforma al Código Administrativo del Estado de México que
impedía que los notarios del Distrito Federal (ahora Ciudad de México) reali-
zaran escrituras públicas y otras actuaciones en relación con inmuebles que se
encuentran en el Estado de México, podían ser impugnadas por dichos fedata-
rios públicos sin necesidad de acto de aplicación alguno para que se actualizara
la individualización de dicha normatividad (es decir, sin que el notario de la
ahora Ciudad de México tuviera que demostrar en juicio que había realizado o
que había dejado de realizar alguna actuación en relación con bienes ubicados
en diversa entidad federativa).20

19
Tesis: P./J. 70/2005, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XXII, agosto
de 2005, p.12.
20
Notarios públicos del Distrito Federal. Las disposiciones relativas a que la
protocolización y formalización de determinados actos jurídicos deben llevarse a cabo
por notarios públicos del Estado de México, son de naturaleza autoaplicativa para

229
Interés legítimo y leyes autoaplicativas: criterios de identificación...
Fernando Silva García

Igualmente, en el juicio de amparo indirecto 926/2013 se reconoció —sin un


acto de aplicación— el interés legítimo de los notarios para reclamar normas le-
gales que prevén como sanción la pérdida de dicho carácter ante una infracción
prevista en la Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones
con Recursos de Procedencia Ilícita (por ser dicha materia competencia de las
autoridades locales), y en el juicio de amparo indirecto 877/2013 se reconoció
interés legítimo a la organización Greenpeace para reclamar —sin acto de aplica-
ción— la norma legal que restringe la legitimación activa a asociaciones civiles
por generar efectos disuasivos para reclamar daños ambientales previstos en la
Ley Federal de Responsabilidad Ambiental.

IV. Conclusiones

El artículo 17 constitucional señala que: “Siempre que no se afecte la igualdad


entre las partes, el debido proceso u otros derechos en los juicios o proce-
dimientos seguidos en forma de juicio, las autoridades deberán privilegiar la
solución del conflicto sobre los formalismos procedimentales”.
Una interpretación pro actione o pro fondo de los conceptos de interés legítimo
y leyes autoaplicativas necesariamente lleva al juzgador a entenderlos como fi-
guras evolutivas, frente a su concepción cerrada, propia de las interpretaciones
ortodoxas que ya todos conocemos.
En aplicación de la fórmula abstracta diseñada en la jurisprudencia de la
SCJN, en diversos precedentes hemos encontrado que el interés legítimo se
presenta, cuando menos, en los siguientes supuestos:

i) El interés legítimo se actualiza ante una afectación colateral o interés


jurídico indirecto;
ii) El interés legítimo se actualiza en el supuesto de que la parte quejosa se
encuentre en la posición de obtener una sentencia de fondo que defina
si su pretensión entra o no en el ámbito de protección del derecho o
libertad fundamental que estima violentada;
iii) El interés legítimo se actualiza ante la afectación previsible, potencial o
inminente del acto, omisión o norma reclamada en la esfera jurídica de
la parte quejosa;

aquellos fedatarios. Tesis: 2a./J. 62/2003, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, t. XVIII, agosto de 2003, p.236.

230
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

iv) El interés legítimo se actualiza en los casos en que las asociaciones civi-
les de acuerdo a sus estatutos se encuentren en la posición de defender
derechos y libertades de colectivos relacionados con su objeto social.
Asimismo, de la sistematización de las jurisprudencias, tesis y precedentes
de la SCJN, es posible establecer que la introducción del concepto de interés
legítimo ha servido de catalizador para la apertura conceptual de la noción
de leyes autoaplicativas, de manera que el seguimiento puntual del acervo de
criterios revela que en cualquiera de los siguientes supuestos estamos ante
la presencia de ese tipo de normas legales para la procedencia del juicio de
amparo:

i) Cuando la legislación y/o la norma jurídica reclamada, desde su entrada


en vigor y de manera automática, produce efectos vinculantes y genera
obligaciones concretas de manera incondicionada, es decir, sin que para
ello resulte necesario la emisión de acto de autoridad alguno;
ii) Al tratarse de un sistema normativo complejo, donde es difícil establecer
si su articulado es de aplicación condicionada o incondicionada, debe
atenderse al núcleo esencial de la estructura, ya que, si éste radica en
una vinculación de los particulares al acatamiento del cuerpo legal sin
mediar condición alguna, debe considerarse que todo el esquema es de
carácter autoaplicativo;
iii) Estamos ante una ley autoaplicativa si del análisis de la demanda, anexos
y pruebas es razonable considerar que la norma reclamada desde su
entrada en vigor genera una afectación previsible o afectación resentible
que incide (potencialmente) en la esfera jurídica del quejoso de manera
directa o indirecta, de forma que para la procedencia del juicio sólo se
requiere acreditar el carácter de destinatario o sujeto afectable por los
actos reclamados, en atención a la existencia de indicios razonables que
permiten establecer en forma anticipada la incidencia de aquéllos sobre
el promovente, especialmente cuando se debe evitar que la aplicación
genere un perjuicio irreparable o consumable en su esfera jurídica;
iv) Cuando la legislación y/o la norma jurídica reclamada, desde el inicio de
su vigencia, coloca a una categoría de sujetos, claramente identificable,
dentro de un nuevo contexto normativo, lo que transforma su situación
jurídica en relación con terceros y/o el Estado.

231
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

LA DIFÍCIL REGULACIÓN DE INTERNET*


THE DIFFICULT REGULATION OF INTERNET

Francisco Tortolero**
Etienne Luquet***

Resumen: Aunque la oficina del Relator Especial sobre Libertad de


Expresión de la Organización de las Naciones Unidas efectuó, desde
2011, la Declaración conjunta sobre la neutralidad del internet, y el derecho
universal de todo individuo a tener acceso a estos recursos tecnológicos,
las intenciones de acceso libre han sido imperfectas, en parte por las
diferencias que existen entre los diversos ámbitos regulatorios vigentes
en cada país.

Palabras clave: Libertad de expresión; libertad de información;


regulación; acceso a Internet; derechos digitales; libre mercado;
derecho comparado.

Abstract: Even though the Special Rapporteur on the Promotion


and Protection of the Right to Freedom of Opinion and Expression
of the United Nations elaborated the Joint Declaration to the Open Internet
Access in 2011, promoting the universal right of individual access to
digital contents and freedom of information, the expected free access
has not been fostered accordingly in every region of the world. The
current regulatory frameworks are not the same from one country to
the other.

Keywords: Freedom of expression; regulation; access to Internet;


digital rights; economic freedom; comparative law.

Fecha de recepción: 06/08/2019


Fecha de aceptación: 12/09/2019

* Esta es una segunda versión, corregida y aumentada apartir de la traducción de Anel


Ortega del artículo publicado por los autores «Faut-il Réguler le Net? Quelques réponses
constitutionnelles du domaine de la régulation et du fédéralisme Américain», en
International Journal of Open Governments, vol. 5, 2019, pp. 33-48, disponible en: http://ojs.
imodev.org/index.php/RIDDN.
** Profesor de Federalismo en la Universidad Nacional Autónoma de México e investigador
en el Instituto de Investigaciones Jurídicas (UNAM).
*** Abogado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (México), fundador de Legal Lab
Mexico Law & Tech (www.lablegal101.com).

233
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

Sumario: I. El escepticismo de regular Internet. II. La regulación de


Internet al paso del tiempo. III. Una regulación que se autoproclamó
neutra; y sin embargo… IV. Los altos y bajos de la neutralidad de Internet:
el Open Internet Order. V. Hacia una solución infra nacional en materia de
regulación de la red VI. Conclusiones.

D esde hace unos cincuenta años las telecomunicaciones comenzaron


a atraer la atención del Derecho Constitucional estadounidense
con el propósito de facilitar los intercambios entre individuos (a
partir de la base fundacional de la Primera Enmienda de la Constitución).1
Aquello contrasta con la postura dominante en Europa, donde la regula-
ción de lo digital se mantuvo ligada a elementos de la soberanía nacional.2
En un segundo momento, la cuestión trazó un vínculo con otros principios,
como la libertad de expresión y el secreto de las comunicaciones privadas.3
Posición que, dicho sea de paso, ha sido superada por la velocidad con que han
evolucionado las nuevas tecnologías. Todos estos aspectos, que se contraponen
a la lentitud inherente al proceso de creación e interpretación normativas, im-
plicaron que cualquier posible regulación constitucional europea se centrara
en la protección de las libertades. De suerte que se ha construido una división
entre comunicaciones públicas y privadas, entre su asociación a la noción de
libertades públicas y el respeto del derecho a la vida privada respectivamente.4
Sin tener la intención de ahondar en las ventajas o inconvenientes de la
tendencia europea en relación con la estadounidense, o a la inversa, nos limita-
remos a explorar dos manifestaciones de las nuevas tecnologías en los Estados
Unidos que resultan susceptibles de control normativo a partir de instrumen-
tos jurídicos tradicionales, como la regulación y el federalismo. Dado que estos
dos elementos, parecen ofrecer elementos para un debate que parece apenas
comenzar.

1
En los Estados Unidos de América, el argumento se ha anclado en el derecho a informar
mediante la prensa (Vid. Barron, J. A., “Access to the Press. A New First Amendment Right”,
Harvard Law Review, núm., .80, 1967, p. 1641; Sullivan, K. M., “Two Concepts of Freedom of
Speech”, Harvard Law Review, núm. 124, 2010, pp. 144-46).
2
Desforges, A., “Les stratégies européennes dans le cyberespace”, A. Blandin-Obernesser, A.,
(ed.), Droit et souveraineté numérique en Europe, Bruylant, Bruselas,2016, p. 81.
3
Touriño, A., El derecho al olvido y a la intimidad en Internet, Catarata, Madrid, 2019, p. 222.
4
Sobre el contraste entre la concepción europea y estadounidense (acentuada en la concepción
francesa de las telecomunicaciones), véase O. Iteanu, O., Quand le Digital Défie l’Etat de Droit,
Eyrolles, París, 2017, pp. 32-33.

234
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

En relación con los dos instrumentos jurídicos que analizaremos aquí, com-
prenderemos cómo la intención comercial de los proveedores de servicios de
telecomunicaciones, favorables a la implantación de “tarifas cero”, ha abierto el
debate sobre la neutralidad del territorio de Internet. 5 Estos precursores par-
tieron de algunas tentativas de regulación establecidas por Congresos locales
de los estados de la Unión Americana.6 Por ello, resulta importante comenzar
por establecer el contexto de las resistencias estadounidenses en relación con
la regulación de Internet.

I. El escepticismo de regular Internet

Por un lado, desde la posición liberal estadounidense, Internet es la fuente


indiscutible de la cuarta revolución cognitiva porque ha catapultado la premi-
nencia del mercado sobre el Estado, incluso logró desaparecer progresivamente
las barreras entre los agentes individuales que encarnan la oferta y la demanda
de información de las plataformas digitales.7 La regulación de esta actividad
económica ha sido confrontada, desde su puesta en marcha, a una dificultad
mayor, pues los reguladores han tenido que actuar en un medio donde segmen-
tos del mercado tienen una inclinación a imponer prácticas monopólicas. Por
ello, las normas se orientan principalmente a establecer límites a los actos de
los agentes de la competencia económica, límites que se traducen en evitar sus
abusos en lugar de los de una clientela tradicional de consumidores.8
Esta especie de centralidad de los medios de comunicación en el desarrollo
de la revolución tecnológica, contrasta con la tradición jurídica continental
europea reciente, que admite reservas en materia de regulación del mercado,

5
K. Collins, K., “Net Neutrality Has Officially Been Repealed. Here’s How That Could Affect
You”, New York Times, 11 de junio de 2018, disponible en: https://nyti.ms/2l2dEDB.
6
Véase Hurwitz, J., Profesor adjunto de Derecho y Codirector del Programa de Derecho del
Espacio, Ciberespacio y Telecomunicaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad
de Nebraska ; Skorup, Brent, Becario investigador senior del Programa de Política Pública
en Tecnología del Centro Mercatus de la Universidad George Mason; y Manne, Geoffrey
A., Director Ejecutivo del Centro Internacional de Derecho y Economía de la Sociedad
Federalista, disponible en: https://bit.ly/2zRhqId.
7
Los derechos y obligaciones fueron construidos con la intención de garantizar un acceso
universal a los servicios esenciales de Internet, pero sin disminuir la protección a sus
consumidores ni establecer condiciones inequitativas, sesgadas o distorsionadoras del mercado
propias del “monopolio natural”. Lyons, D. A., “Net Neutrality and Nondiscrimination
Norms in Telecommunications”, Arizona Law Review, vol. 54, 2012, pp. 1029-1033.
8
Kearney, J. D., y Merrill, T. W., “The Great Transformation of Regulated Industries Law”,
Columbia Law Review, vol. 98, 1998, p. 1323.

235
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

lo que otorga mayor protección a las personas. Al analizar los medios de co-
municación y el potencial inherente de intercambio de datos, la vieja noción de
libertad de expresión sigue otorgando al Estado la responsabilidad de tutelar
los derechos de las personas, como la garantía de igualdad y el principio de to-
lerancia.9 He ahí una razón por la que los europeos parecen aceptar de buena
gana que dichos derechos sólo sean restringidos por un juez, siempre y cuando
este último esté en situación de conciliar la libertad absoluta con los derechos
de terceros.10 Al definir la libertad de expresión, las convenciones europeas
retoman los textos fundamentales.11
Sin embargo, un fenómeno reciente parece acercar ambas tradiciones jurí-
dicas: la uberización de la economía.12 Esta nueva realidad económica permite a dos
particulares llegar a un acuerdo para intercambiar un bien o un servicio sin
necesidad de intermediación pública.
De esta forma, un consumidor encuentra razones prácticas y económicas
para interactuar con otro particular como él, sin requerir la intermediación del
Estado. Para ello, se acudió a una aplicación tecnológica, por medio de la cual
se controlan los pagos. La empresa tecnológica se encarga de arbitrar conflictos
o diferencias y garantizar mecanismos de enlace entre el cliente y el presta-
dor de servicios sobre la base de la auto-regulación. Estas empresas privadas
determinan por sí solas las reglas del juego, la administración del esquema
de intercambios, e imponen sanciones —en forma de castigos y recompensas

9
Price, M., y Stremlau, N., (eds.), Speech and Society in Turbulent Times: freedom of expression in
comparative perspective, Cambridge University Press, Cambridge, 2018.
10
European Commission, “Annual Country Reports on Open Internet from National
Regulators”, Report Stdy, 6 de julio de 2018, disponible en: https://bit.ly/2NGfPZR
11
A saber, el texto del artículo 4 de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789
(“La libertad consiste en poder hacer todo lo que no perjudique a los demás”.), y del artículo
10.2 del Convenio europeo para la protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales (“El
ejercicio de estas libertades, que entrañan deberes y responsabilidades, podrá ser sometido
a ciertas formalidades, condiciones, restricciones o sanciones, previstas por la ley..”.), los
cuales hablan de las libertades públicas pero también de sus eventuales restricciones. Esos
dos instrumentos establecen una garantía para los derechos de terceros, relacionada con
el cumplimiento de condiciones específicas que permiten o no a las autoridades públicas
intervenir cuando aparece o existe una amenaza para la preservación de la democracia.
12
La uberización, término derivado del nombre de la empresa Uber, describe el fenómeno
económico del uso de servicios que permiten a los profesionales y clientes ponerse en
contacto directo, casi instantáneo, gracias al uso de las nuevas tecnologías. El neologismo fue
utilizado por Maurice Lévy durante una entrevista al Financial Times, en diciembre de 2014,
véase en: https://fr.wikipedia.org/wiki/Uberisation, consultado al 24 de abril de 2019 (N. de la
T.).

236
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

comerciales basadas en la reputación del cliente—. Las empresas Airbnb13 ,


Blablacar 14 o Cabify15 representan los mejores ejemplos de este tipo de adminis-
tración digital.16 Derivado de este esquema, que deliberadamente prescinde del
estado, los europeos (algunos más que otros) se muestran preocupados por la
disolución de una implícita soberanía digital.17
Frente a la creciente complejidad de los objetos tecnológicos, los intentos
infructuosos de normalizar los comportamientos en Internet han tenido un
efecto contraproducente, lo cual sugiere que se trataría de objetos imposibles
de delimitar y, por tanto, de regular. Desde este punto de vista, los controles o
reglas difíciles de concretar (por medios jurídicos, económicos o tecnológicos)18
han arrojado resultados débiles en términos de regulación del funcionamiento
del ciberespacio.

13
Airbnb es una plataforma estadounidense que se define como un mercado comunitario para
publicar, dar publicidad y reservar alojamiento entero, por habitación o compartido entre
particulares por un precio económico en 192 países, dando importancia a la valoración o
calificación que se otorgan mutuamente huéspedes y anfitriones, véase en: https://es.wikipedia.
org/wiki/Airbnb y https://bit.ly/2vmyh2w consultados el 24 de abril de 2019.
14
Blablacar es una plataforma francesa, que nació en 2009 y actualmente se usa en 19
paíseseuropeos, además de Brasil, México e India, que permite a las personas que se desplazan
a un mismo lugar compartir un vehículo, organizar el viaje juntos y dividir gastos (combustible
y peajes) sin que exista remuneración al conductor —aspecto prohibido en Francia—, con el
fin de evitar una emisión extra de gases de efecto invernaderos y usar con mayor eficiencia el
automóvil, con oficinas únicamente en Francia y Rusia. En México debutó en 2017, véase en:
https://www.blablacar.fr/, https://es.wikipedia.org/wiki/BlaBlaCar, https://bit.ly/2PrXvpC y https://
www.blablacar.mx/, consultados al 24 de abril de 2019. (N. de la T.).
15
Cabify es una empresa española que apareció en 2011 ofreciendo conectar a usuarios
particulares y empresas con medios de transporte según sus necesidades. Opera en 11
países de Iberoamérica. En México, tras las investigaciones del feminicidio de Mara Castilla
ocurrido en septiembre de 2017, inicialmente la licencia del servicio para operar en el estado
de Puebla fue cancelada y posteriormente recuperada en noviembre del mismo año. En abril
de 2019 la empresa lanzó en España el servicio de patines eléctricos como alternativa para
transporte en medios urbanos. Al respecto, cabe señalar que a partir de mayo de 2019 en
la Ciudad de México entraría en vigor la regulación que obliga a esta plataforma y similares
como Uber y Didi a tramitar una licencia tipo E-1 y pasar revista vehicular como unidad de
transporte público, quedando bajo responsabilidad de las empresas presentar la revista de
todos los automóviles registrados en sus plataformas, véase en: https://es.wikipedia.org/wiki/
Cabify, https://bit.ly/2IFisNm y https://bit.ly/2ISOBjD, consultados al 24 de abril de 2019. (N.
de la T.).
16
Conseil d’État, Puissance publique et plateformes numériques: accompagner l’ubérisation: Étude annuelle
2017, La Documentation Française, París, 2018.
17
P. Türk y C. Vallar (dir.), La souveraineté numérique, París, Mare et Martin, 2017.
18
S. Shipchandler, “The Wild Wild Web: Non-Regulation as the Answer to the Regulatory
Question”, Cornell International Law Journal, vol. 33, p. 435.

237
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

Por el escepticismo que se genera, y que no deja de propagarse en Europa


(notoriamente, entre las generaciones más jóvenes), parece que reconforta la
perspectiva norteamericana dominante, según la cual nadie puede ser amo y señor
de la Red, lo cual está muy lejos de ser mentira.19 Es por ello que elegimos
desarrollar y exponer en este artículo dos herramientas normativas (la regu-
lación y el federalismo) que permiten abordar algunos aspectos digitales que
previsiblemente irán adquiriendo un interés creciente en los años posteriores,
muy a pesar del escepticismo que esto genera.
Tales resistencias a la regulación, más características de los Estados Unidos
que de Europa, y las consecuencias jurídicas previsibles se relacionan con el
almacenamiento y transmisión de datos (aunque también con el uso de inteli-
gencia artificial, tanto para el análisis de información, como para la toma de de-
cisiones puntuales a partir de algoritmos) son aspectos que resultan por demás
inquietantes, pero rebasan lo que pretendemos exponer en esta oportunidad.20
Baste mencionar que, para plantearlos, se deba regresar a conceptos básicos,
como la determinación de las reglas aplicables a las cuestiones elementales
del Derecho, incluso más allá de la capacidad heurística 21 de las máquinas para la
toma de decisiones.
Al respecto, revisaremos algunos aspectos de más fácil comprensión con
el fin de analizar el alcance de la regulación; no de todas las características de
Internet sino sólo del funcionamiento de ciertos servicios de tecnologías de
la información en un punto determinado del tiempo. Nuestro análisis reviste
un registro menos específico, cuya respuesta normativa implica un análisis
común a varios principios generales del Derecho que han mostrado no ser
inmunes a la revolución que hemos conocido desde el inicio del siglo XXI y
en la cual Internet se ha convertido en la manifestación más importante de
nuestra libertad de expresión y de acceso a la información, pero también en
una manifestación de nuestra libertad económica dentro del mercado digital
(que en nuestros días es el más importante y grande del mundo en términos de
cifras globales de negocio y facturación), que se caracteriza por la necesidad de
proteger sus propias condiciones de funcionamiento y de impedir toda tentati-
va de condicionar la libre circulación de información.

19
J. Goldsmith y T. Wu, Who controls the internet? Illusions of a borderless world, Oxford, Oxford
University Press, 2006, pp. 23-25.
20
B. Hawadier, L’avocat face à l’intelligence artificielle, París, Livrinova, 2018.
21
En la psicología cognitiva, es una característica propia del comportamiento humano para
descubrir, inventar o resolver problemas mediante pensamiento lateral o divergente, es decir,
mediante la denominada “creatividad” (N. de la T.).

238
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Una primera observación, prácticamente indiscutible, consistiría en afirmar


que ninguna persona puede ordenar “apagar” Internet, como si se tratara del
servicio de alumbrado público en determinadas calles de la ciudad, porque
ningún control centralizado puede condicionar el funcionamiento de la red
informática, ya que su evolución se encuentra ligada a códigos técnicos progra-
mados para garantizar su propia continuidad.22 Nadie se atrevería hoy a diseñar
una estructura jurídica coherente y exhaustiva, adaptada a la arquitectura de
Internet en su conjunto, porque la Red no encarna un objeto localizable en el
tiempo ni en el espacio, condiciones básicas para el establecimiento de una
norma jurídica, tal como las hemos conocido a lo largo de la historia.
Hay que partir de estos corolarios base: El lenguaje de los desarrolladores
informáticos supera con creces cualquier estándar normativo. En el estado
actual, no parece factible que el Derecho sea capaz de anticipar la manera en
que los protocolos y códigos informáticos puedan evolucionar, mutar y adap-
tarse. En otras palabras, cualquier limitación que se imponga a Internet deberá
concebirse a partir de la arquitectura intrínseca de la Red, en función de los
valores atribuidos a la información que transmitimos en todo momento23 y de
la manera en que dicha información se almacena, transmite, utiliza, analiza y
modifica, para poder volver a ser retransmitida, para recomenzar dicho ciclo.
Por consiguiente, desde que las nuevas tecnologías se han pretendido
someter a regulación, las normas aprobadas parecen perder su fuerza, pues
inmediatamente son rebasadas por el dinamismo evolutivo de los medios tec-
nológicos digitales. Por lo tanto, el legislador quedará siempre un paso atrás de
los esfuerzos necesarios para limitar el uso de la tecnología.
Si se quisiera generar un cuerpo regulador del Internet perfectamente
codificado, acaso se podría obtener un amasijo de reglas administrativas en
materia de telecomunicaciones,24 o tal vez un listado de determinados derechos
de autor alineados a ciertos contenidos de derecho comercial o penal, cuyo
conjunto podría, en el mejor de los casos, facilitar las transacciones comerciales
en línea. Con todo y su simplicidad, el esfuerzo sería útil, si estuviéramos en
condiciones de asegurar su permanencia.

22
L. Curtis Collins, Corpus Linguistics for Online Communication: A Guide for Research, Routledge,
2019.
23
A. Gelbukh (coord.)., Computational Linguistics and Intelligent Text Processing: 18th International
Conference, Budapest 2017, Londres, Springer, 2 vol., 2018.
24
M. A. Lemley & L. Lessig, “The End of End-to-End: Preserving the Architecture of the
Internet in the Broadband Era”, 48 UCLA L. Rev., pp. 925-930 (2001).

239
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

Desde el punto de vista del derecho continental europeo, parece que nin-
guna regulación sería concebible bajo el control de una entidad soberana, o
incluso articulada desde el seno de una unidad territorial determinada que
pudiera definir claramente la jurisdicción capaz de resolver los conflictos hasta
ahora expuestos. Si insistiéramos en la necesidad de apuntar a este género de
reglas para regular Internet, sería como si la realidad debiera seguir la forma de
las leyes o como si el flujo de la información terminara siendo incorrecto frente
a la norma.25 La estructura jurídica resulta incapaz de responder a la misma
velocidad de las evoluciones de los modelos de negocios y a las estructuras
económicas que nacen en el mundo digital.
A pesar de lo anterior, la progresiva regulación al Internet parece contra-
decir a los escépticos señalados. A continuación, exponemos algunos aspectos
interesantes del camino iniciado por los norteamericanos convencidos de la
imposible regulación de la web, que contrastan con el afán de sanción y regula-
ción, más común entre los europeos.

II. La regulación de Internet al paso del tiempo

Los estadounidenses han apostado por el acceso universal a Internet, a partir de


la idea de que es la herramienta más importante para el desarrollo económico
de un país. En efecto, desde finales del siglo XX, la asociación entre Internet y
derechos humanos respondía al espíritu de la libre circulación de ideas, incluso
en un sentido igualitario, correspondía a una cierta idea de democracia predo-
minante en esa época.26 Lo que favorece un Internet abierto (bajo el concepto
de Open internet) y modos de funcionamiento esencialmente desregulados; era
una herramienta que idealmente se encontraba libre de toda interferencia.27
Mucho antes del surgimiento de la inteligencia artificial y de los problemas
jurídicos asociados a ella, el aire de los tiempos impulsaba el intercambio entre
interlocutores inteligentes que se comunicaban por medio de “tubos tontos
(dumb pipes)”.28 La única garantía que en ese entonces podíamos exigir, en tanto

25
Thomas I. Emerson, “The Affirmative Side of the First Amendment”, Georgia Law Review,
núm. 20, 1981, pp. 795 y 796-98.
26
G. Ziccardi, Resistance, Liberation Technology and Human Rights in the Digital Age, Nueva York,
Springer, 2013.
27
L. Belli et P. De Filippi (eds.), Net Neutrality Compendium: Human Rights, Free Competition and the
Future of the Internet, Nueva York, Springer, 2018.
28
De la expresión “dumb pipes”, comprensible en una época en la que Internet se anunciaba, por
definición, como un medio de transmisión de datos desregulado. Véase L. Lessig, Code: version
2.0, Nueva York, Basic Books, 2006, pp. 1-82.

240
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

usuarios de esa red física, era tener a disposición todos los medios tecnológicos
equivalentes, acaso para resolver problemas como la comunicación entre una
Mac y una PC. Así, se nos anunciaba un escenario ideal frente a un mundo que
parecía seguir operando en un registro analógico.
No obstante, las primeras regulaciones de Internet se centraron en la tutela
de diferentes aspectos de los derechos fundamentales. Para finales de los años
90, las primeras medidas legislativas en el sistema federal estadounidense se
centraron principalmente en el comercio electrónico y en línea, en reacción
a los constantes fraudes y manipulación de datos personales que sufrían los
consumidores.29 No debe pasarse por alto que, con el fin de evitar una frag-
mentación normativa o cualquier tipo de discriminación legislativa en el trato
dado a los usuarios de Internet en los diferentes Estados de la Unión, la lógica
fue simple: la regulación debía ser federal.
Así, las leyes creadas se enfocaron en la protección de la vida privada, la
propiedad intelectual y el comercio electrónico. Sin embargo, la protección fue
construida en función de los márgenes de maniobra (bastante limitados) que
tenían los proveedores de servicios informáticos y no en función de la tutela
de los usuarios de internet, pues las empresas de comercio electrónico habían


[La expresión corresponde al principio smart endpoints and dumb pipes, que se deriva del diseño
de microservicios (que es una forma no precisa ni unívoca de describir un tipo específico
de diseño de aplicaciones de software percibidas como independientes, con características
similares en cuanto a capacidad empresarial, implementación automatizada, inteligencia en
los puntos finales y control descentralizado de idiomas y datos, término que surge entre 2011
y 2012). Originalmente el principio es inverso a esa expresión, mismo que se refiere al uso de
un esquema descentralizado para las comunicaciones por medio de equipos que trabajaban
en paralelo en diferentes aspectos de una estructura sin romper otros componentes, es decir,
los componentes del sistema usan una “tubería” (o vínculo) para comunicarse entre ellos
y esos vínculos fluyen a través de un ESB que “trata” en diferentes niveles esos mensajes
(hace revisiones de seguridad, enrutamiento, flujos de validación, o les transforma) para
posteriormente enviarles a uno o varios puntos finales, que pueden ser “tontos” porque el
ESB hace todo el trabajo por medio de sus “tuberías inteligentes”; por lo tanto, la expresión
contraria indica una situación en que los canales de comunicación han sido desprovistos del
procesamiento lógico y, por tanto, se limitan a distribuir mensajes entre componentes, dejando
a esos puntos finales la tarea de realizar el procesamiento entero (de ahí que se considere
“tonta” a esa infraestructura de tuberías), con lo cual los componentes se caracterizan por
propiedades de reemplazo y actualización independientes, siendo los puntos los que pueden
reescribir un componente sin afectar a sus colaboradores. Véase J. Lewis y M. Fowler,
“Microservices: a definition of this new architectural term”, en: https://bit.ly/2jGMDXV
29
Véanse la Ley de Decencia en las Comunicaciones (Communications Decency Act, CDA, de 1996
(47 U.S.C. § 230 (2012)) y la Ley de Derechos de Autor del Milenio Digital (Digital Millennium
Copyright Act, DMCA, de 1998 (17 U.S.C. § 512 (2012)).

241
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

puesto en práctica un modelo de empresa que albergaba y empleaba conteni-


dos e informaciones personales autogeneradas por dichos usuarios.
En una segunda etapa, la legislación comenzó a definir los alcances de un
“puerto seguro” imponiendo disposiciones de seguridad (safe habor provisions)
que limitaban la responsabilidad patrimonial de los proveedores de internet
al distinguir sus actos respecto de posteriores manipulaciones de datos perso-
nales que hacían otros operadores, léase otros particulares. 30 Los usuarios se
veían obligados a confiar en proveedores digitales porque ellos eran los únicos
responsables de la información compartida; no obstante que tales prestadores
fueran proclives a prácticas monopólicas. No fue casual que las medidas de
esta etapa se entendieran como una protección del buen samaritano porque cada
proveedor podía bloquear de buena fe los contenidos no deseados. 31 Derivado
de sus características, se pueden considerar medidas preventivas, al enfocarse
en situaciones de transgresión de derechos de autor, siempre que fueran actos
atribuibles a un cliente del proveedor. 32 La legislación debía entonces continuar
su evolución, hasta el reconocimiento federal de un derecho personal y exigible
frente a todo acto derivado de acciones de los proveedores de internet, sobre
todo cuando un tercero obtenía un beneficio por utilizar la información y datos
personales de los usuarios.
Ese cambio dio paso a un tercer momento, cuando apareció el principio de
“Neutralidad de la red”, cuando tras la proliferación de servicios de telefonía
móvil, todos los proveedores de servicios de internet tuvieron que garantizar un
trato igualitario de los materiales digitales disponibles en la red. 33 Actualmente
es posible ver cómo ese carácter neutral, deseado por los reguladores de varios
países, engendró una complejidad significativa e hizo que los estadounidenses
volvieran a pronunciarse a favor de una desregulación casi absoluta de Internet,
que coincidió con el inicio de la administración y la llegada al poder de Donald
Trump.

30
Caso BWP Media USA, Inc. v. Clarity Dig. Grp., LLC, 820 F.3d 1175, 1177-78 (10th Cir. 2016).
31
En algunas ocasiones ocurrieron excesos en dichos bloqueos, debido al carácter totalmente
discrecional en los márgenes de apreciación de esos contenidos. En 2008, una Corte de
apelaciones consideró muy invasivos los actos del sitio Ebay.com y ordenó retirar la oferta de
ciertas monedas de una lista de subastas, por considerarlas falsificaciones (Véase la resolución
del caso National Numismatic Certification v. eBay 47 U.S.C. § 230(c)(2). 455.
32
Caso Zeran v. Am. Online, Inc., 129 F.3d 327, 330 (4th Cir. 1997).
33
La expresión no apareció sino hasta quince años despúes en Wu, Tim, “Network Neutrality,
Broadband Discrimination”, Journal on Telecomm & High Tech, vol. 2, 2003, p. 141.

242
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

III. Una regulación que se autoproclamó


neutra; y sin embargo…

El 1 de junio de 2011, cuatro mecanismos internacionales para la promoción


de la libertad de expresión (representantes de los sistemas de protección de los
derechos humanos a nivel universal, europeo, africano y americano) hicieron
una declaración conjunta, para pronunciarse sobre la neutralidad de Internet, 34
bajo el postulado de que su acceso forma parte de los derechos humanos. 35
Al respecto, los países de Europa continental han ido instaurado reglas
precisas para garantizar que la libertad de expresión y el derecho a difundir
libremente información no se vean comprometidos por las fuerzas del mercado
ni por los proveedores de Internet. 36 Aunque la manifestación jurídica de la
aludida neutralidad comenzó a encontrar algunos puntos de apoyo tanto en
los Estados Unidos como en la Unión Europea, también sucedió en India, 37
pero ese progreso de integración se detuvo cuando Facebook lanzó su iniciativa
internet.org 38 en ese país.

34
“El tratamiento de los datos y el tráfico de Internet no debe ser objeto de ningún tipo de
discriminación en función de factores como dispositivos, contenido, autor, origen y/o destino
del material, servicio o aplicación”, Declaración Conjunta sobre la Libertad de expresión e Internet,
suscrita por el Relator Especial de las Naciones Unidas (ONU) para la Libertad de opinión
y de expresión, la Representante para la Libertad de los medios de comunicación de la
Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la Relatora Especial de
la Organización de Estados Americanos (OEA) para la Libertad de expresión y la Relatora
Especial sobre Libertad de expresión y acceso a la información de la Comisión Africana de
Derechos Humanos y de los Pueblos (CADHP), numeral quinto “Neutralidad de la red”,
inciso a). Disponible en el portal de la OSCE: http://www.osce.org/fom/78309
35
N. Olivarez-Giles, “United Nations Report: Internet Access is a Right”, L.A. Times, junio de
2011 en: https://lat.ms/1yH7uH4.
36
K. McCarthy, “Council of Europe Gets Tough on Net Neutrality: No Blocking, Slowing
Down, Degrading or Discriminating of Internet Traffic” en The Register, 13 de enero de 2016
en: https://bit.ly/2gPqDEA
37
Q. O’Reilly, “The EU Has Plans for an Open Internet, but What Does It Mean?”, The Journal.
IE, 11 de julio de 2015 en: https://bit.ly/2fKpYp0, https://perma.cc/NTY6-SP63.
38
Lanzada el 20 de agosto de 2013, actualmente denominada “Free basics by Facebook”, es el
resultado de una asociación entre proveedores de social networking services, concretamente
Facebook y diversas compañías de servicios de internet móvil, para dar acceso gratuito a
una selección de sitios web mediante la aplicación móvil Free Basics para Android o visitando
su sitio: https://0.freebasics.com/ desde el móvil con algunos proveedores. Ofrece servicios en
otros idiomas que no sean inglés, diseñada para países en desarrollo o economías emergentes
en África, América Latina y Asia, criticada en general por utilizar el modelo de gratuidad o
tasa cero (zero-rating) y en India, Indonesia, Brasil, Bolivia, Colombia y Panamá por considerar
que contraviene el principio de Neutralidad al atentar contra la privacidad, generar categorías

243
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

En particular, a principios de 2015, los operadores de la red en India acep-


taron una propuesta de Facebook: la multinacional ofrecería un producto infor-
mático de “auto servicio” denominado Free Basics.39 Por medio de la plataforma
internet.org concebida por Facebook en el marco de su estrategia de expansión
en África, Asia y América Latina, un número restringido de contenidos y de
servicios en línea se ofrecerían gratuitamente para algunas poblaciones en
desarrollo.
Sin embargo, con el tiempo, se develó que la estrategia de esta falsa gratui-
dad fue imitada por muchos otros proveedores de internet, con intenciones
más comerciales y estratégicas que altruistas. De esta suerte, Wikipedia Zero40
propuso acceso gratuito y libre a sus contenidos en línea, lo que constituyó una
fuente de información educativa con un interés nada despreciable. Por su parte,
Google Free Zone41 se ofrecía también como navegador para acceso a contenidos

entre los usuarios, fomentar un racismo económico, no permitir elegir a las personas qué es lo mejor
para ellos y producir competencia desleal por ser gratuita o no permitir el desarrollo tecnológico
de nuevos softwares y aplicaciones (en India, donde el país ordenó su suspensión y optó
por regular tasas diferenciales en servicios de datos). Los informes del Departamento de
Telecomunicaciones de India “Net Neutrality DoT Committee Report” y “Consultation Paper on
Differential Pricing for Data Services” (mayo y diciembre 2015), pueden ser consultados en:
https://bit.ly/2XPMd1o y https://bit.ly/2ISdY5P (consultados al 30 de abril de 2019). Continúa
en funcionamiento en Angola, Argelia, Egipto, Ghana, Kenia, Madagascar, Nigeria, Senegal,
Sudáfrica, Tanzania, Zambia, Bangladesh, Birmania, Filipinas, Indonesia, Malaui, Irak,
Pakistán, Bielorrusia, Bolivia, Colombia, Guatemala y Panamá. En Colombia y Guatemala
permite navegación en 15 sitios, entre ellos, Unicef, UN Women y el portal de Reparación
Integral de Víctimas, sin costo. Esta plataforma ha sido comparada con Projet Loon de Google,
programa piloto que desde 2013 que proporciona acceso a internet en zonas rurales y
remotas de Nueva Zelanda mediante una red inalámbrica 5G creada con globos de helio.
Véase: https://bit.ly/2XVbmaX, https://info.internet.org/en/, https://0.freebasics.com/ y https://bit.
ly/2VA39eU (N. de la T).
39
J. Russell, “Facebook Takes Internet.org and Its Free Mobile Data Services to India”,
Techcrunch, 9 de febrero de 2015, disponible en: http://techcrunch.com/2015/02/09/internet-org-
india
40
Responsable de que toda la red sea gratuita y del acceso universal a sus contenidos educativos.
Véase Wikipedia Zero Operating Principles, The Wikimedia Foundation, disponible en: https://
bit.ly/2gMk3jC] [https://perma.cc/D4XG-9CZQ
41
Asegurando el acceso libre a Gmail y Google+. Véase Press Trust of India, “Airtel Ties up with
Google to Offer Free Search, Google+ and Gmail Services”, Gadgents360, 26 de junio de 2013,
disponible en: https://bit.ly/2gdvt2b] https://bit.ly/2GJdf3w

[Google Free Zone es una iniciativa emprendida por Google en colaboración con proveedores de
servicios móviles de internet, para que esos últimos eximan de cargos de datos todo acceso a
algunos productos de la compañía, como Google search, Gmail y Google+; esa última desapareció
en abril de 2019 y se prevé que Google Hangouts (el servicio de mensajería instantánea del
correo) salga del mercado progresivamente a partir de octubre de 2019 y hasta 2020, siendo

244
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

educativos, aunque esto en nada riña con el hecho de ser el sitio que registra
el mayor volumen de búsquedas en la Red a nivel mundial (incluidas las de
tipo comercial). El dilema no es trivial: Si bien la estrategia de esas sociedades
permite a 40 millones de usuarios disponer de un acceso gratuito a internet,
sus detractores han señalado que esas plataformas son herramientas para el
mantenimiento del status quo de los sectores desfavorecidos en el mundo, los
que son susceptibles de ser controlados por medio de sus actos de caridad.42
Sin profundizar en las modalidades de los acuerdos comerciales que per-
miten la existencia del acceso gratuito a los servicios de internet (estrategia
comúnmente denominada “tarifa cero”), la neutralidad de la Red tendría que
garantizar la libertad de expresión con el objetivo de evitar que los consumido-
res fueran sometidos a los intereses del mercado; de ahí que el acceso universal
y la neutralidad podrían coexistir siempre que los operadores exonerasen a
los usuarios del pago de sus servicios a cambio de condicionarlos a utilizar
determinadas aplicaciones o servicios de internet.
La solución estadounidense se encuentra lejos de ser estrictamente neutra
porque la estrategia comercial hasta ahora desplegada para imponer la exone-
ración de tarifas por servicios gratuitos tiene un dejo, una vez más, de prácticas
monopólicas.43 De la misma manera como los servicios de televisión por cable
solían ofrecer paquetes que incluyen canales de “libre acceso” sin contemplar
las preferencias individuales de los consumidores.44

reemplazado por Hangouts Chat and Meet. Véase en: https://bit.ly/2DFAMBM y https://bit.
ly/2UfM7OX. (Nota de la T.)
42
M. Murthy, “Poor Internet for Poor People: Why Facebook’s Internet.org Amounts to
Economic Racism”, Quartz India, 17 de abril de 2015, disponible en: https://bit.ly/2IQJLEf.
43
T. Risen, “Antitrust Rules or Net Neutrality: Which Should Rule the Web?”, U.S. News &
World Report, 20 de junio de 2014, disponible en: https://bit.ly/2GNnNPe.
44
De acuerdo con Rusell, los partidarios de la neutralidad de la red creen que las leyes del
monopolio y competencia por sí solas no son suficientes para la regulación de internet,
porque los desencadenantes tradicionales de la regulación antimonopolio, como el precio,
generalmente están ausentes, aunado a que sus defensores han indicado que la regulación
antimonopolio tampoco protege adecuadamente los objetivos no económicos de dicha
neutralidad, como la protección de la libertad de expresión y el debate político (“[N]et
neutrality supporters believe that monopoly and competition laws alone are not sufficient for Internet regulation
because the traditional triggers of antitrust regulation, such as price, usually are absent on the Internet. Finally,
net neutrality proponents explain that antitrust regulation would not adequately protect against the non-economic
goals of net neutrality, such as the protection of free speech and political debate” en supra “J. Russell,
“Facebook Takes Internet.org and Its Free Mobile Data Services to India” en Techcrunch, 9 de
febrero de 2015, disponible en: http://techcrunch.com/2015/02/09/internet-org-india”.

245
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

Cada vez son más las empresas que se apropian de los datos personales y
de las preferencias individuales de sus clientes al resguardar los registros de sus
consultas en línea, con la pretensión de ofrecer servicio gratuito. Esa tendencia
no ha cesado de fortalecerse y parece que en el futuro continuará haciéndolo.
De esta suerte, los proveedores siguen pretendiendo que no imponen cargos
por sus servicios, pero suscriben acuerdos comerciales, que no tienen en cuenta
la voluntad de sus clientes, con terceras empresas como Spotify o Netflix. En esos
dos casos, la estrategia implementada fomenta entre los clientes la adquisición
de suscripciones fijas que tienen por objetivo vender paquetes de contenidos
(sobre todo películas y música) que con frecuencia son producidos por las mis-
mas empresas. Los consumidores tienden a quedar cautivos en la medida en
que pueden utilizar “gratuitamente” esas plataformas, ver o escuchar progra-
mas sin limitación, sin tener que utilizar el flujo de datos mensual autorizado
en sus paquetes de servicios de telefonía móvil.
En contrapartida, si los usuarios utilizan plataformas competidoras (en
nuestro ejemplo, Google Play o Amazon Prime Video), los propios consumidores
deberán servirse de su consumo mensual de datos para poder acceder a aque-
llos contenidos en línea.
Dado que en los Estados Unidos, cuatro proveedores de internet dominan
el mercado desde 201345 y que el éxito de la oferta de servicios de música en
línea se mantiene desde 2015, una proyección muestra que al 2019 existirán
1,500 millones de usuarios de Internet que dependerán de los contratos de
tarifa cero. A nivel mundial, la neutralidad de la Red, que supondría garan-
tizar un acceso idéntico a todas las plataformas similares, enfrentará nuevos
problemas.46

45
J. Espelien, “All’s Fair in Love and War: T-Mobile, Amazon, and the Future of Net Neutrality”,
The diffusion group research, 26 de junio de 2014, disponible en: https://bit.ly/2GU9JV9
46
La tasa cero se vuelve una técnica discriminatoria cuando los operadores de telecomunicaciones
permiten a sus clientes acceder para seleccionar en línea contenido o servicios sin costo
adicional, a través de un acuerdo previo con los proveedores de esos contenidos, de
forma que los sitios seleccionados son calificados con un costo cero para dichos clientes,
pero mediante la violación de la esencia de la neutralidad de la Red, principio que para ser
respetado requiere no discriminar entre diferentes contenidos y aplicaciones (“[z]ero rating’ is
[a] discriminatory technique where telecom operators allow customers access to select online content or services
at no additional cost through a prior arrangement with content providers. The selected sites are rated at zero
cost to the customers, violating the essence of net neutrality, which requires non-discrimination between different
content and applications”, K. Vipal Singh, “Permit Zero-Rating Schemes for a Limited Period”,
The Financial Express, 9 de julio de 2015, disponible en: https://bit.ly/2eOOpz2 y https://perma.
cc/4F7TF87P).

246
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

En el mismo orden de ideas, desde que internet.org que comenzó a brindar


sus servicios en la India, la autoridad administrativa reguladora de las teleco-
municaciones de ese país decidió prohibir las tarifas diferenciadas (compren-
didas las de tarifa cero) desde febrero de 2016. Para ese entonces, algunos
países ya habían previsto la prohibición o la restricción de ese tipo de cobros
diferenciados.
De forma posterior han surgido olas de protestas en la propia Red en dife-
rentes países. La principal preocupación expresada se relaciona con la orien-
tación del servicio ofrecido por Facebook, que se ha convertido en un filtro de
contenidos de Internet, que ha afectado a millones de usuarios de telefonía
móvil en los países en desarrollo, lo que condiciona el desarrollo social, la libre
competencia y la innovación en países enteros.
En el extremo opuesto, la agencia de regulación de Estados Unidos la Federal
Commerce Commission) ha implementado condiciones que favorecen una aparente
neutralidad de la Red, pero que dejan la puerta abierta a las tarifas cero.
Las autoridades norteamericanas, incluso en el periodo de la administra-
ción Obama, no habían permitido que el acceso a los servicios informáticos
adoptara el estándar de las normas de protección internacionales relativas a
los derechos humanos, con el fin de garantizar que la voluntad individual y la
libertad de elección en el uso de la Red —es decir, la libertad de búsqueda de
información—, no se encuentran condicionadas para las empresas que hubie-
ren suscrito un acuerdo con los operadores de telefonía móvil que ofrecieran
acceso gratuito a ciertos contenidos.47 En virtud de la noción de Internet abierto
(Open Internet), la legislación federal que fue votada en 2010 y 2015 durante la
administración Obama, elaboró reglas para garantizar la libre transmisión de
datos de extremo a extremo (end-to-end)48 sin que existiera interferencia entre
un interlocutor u otro. Entonces, la neutralidad norteamericana se fundaba en
otras estrategias para reforzar la prevención de posibles excesos en los actos de
los proveedores de servicios en relación con sus clientes.
En este aspecto, como en muchos otros, las tensiones han aparecido desde
el inicio de la administración Trump, que abiertamente ha declarado desear
reducir los controles impuestos a los proveedores de Internet. Los estadouni-

47
Center for Democracy & Tech., “The importance of internet neutrality to protecting human
rights online”, No. 5, 2013, disponible en: https://bit.ly/2gcxAEb
48
M. A. Lemley, y L. Lessig, “The End of End-to-End: Preserving the Architecture of the
Internet in the Broadband Era”, University of California in Los Angeles Law Review, vol. 48, 2001,
pp. 925 y 930.

247
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

denses se han alejado de los nuevos tiempos en los cuales Internet y el principio
de neutralidad constituyen exigencias inherentes a la protección de las liber-
tades públicas, sin que aquello implique regresar a la noción internacional de
derechos humanos. Por lo tanto, pareciera que el futuro de la protección ideal
de dicha neutralidad se ha desplazado hacia los estados de la Unión, muy lejos
de Washington D.C.

IV. Los altos y bajos de la neutralidad de


Internet: el Open Internet Order

En el marco de la administración Obama, las modalidades de regulación de


Internet se enfocaban en reducir el acceso desigual a la banda ancha, con un
contraste profundo entre las áreas urbanas y rurales.49 En 2010 y posteriormen-
te en 2015, la Federal Commerce Commission (en adelante, FCC) intentó enmarcar
la neutralidad de la Red mediante dos versiones del Open Internet Order.50
La primera versión se definía por su carácter laxo sin hacer alusión a las ta-
rifas cero, pero cinco años más tarde, la FCC definió los límites de los servicios
de banda ancha fijos y móviles sobre la base de dos componentes principales:
al establecer principios operativos y orientar ciertos comportamientos de los
usuarios de Internet.
En el caso de la primera orientación normativa, estableció tres principios
fundamentales que impuso a los proveedores de acceso a Internet para evitar la
ruptura de la neutralidad: No bloquear (“no blocking”), No limitar o detener (“no
throttling”) y No establecer pagos prioritarios (“no paid priorization”).
No bloquear supone, para dichos proveedores de acceso, 51 no imponer
obstáculos ni impedir la circulación de ciertos contenidos (como software o
aplicaciones). 52 El principio de No limitar o detener implica no permitir ninguna
49
White House, “Net Neutrality: President Obama’s Plan for a Free and Open Internet”, disponible en:
https://bit.ly/1xdiOy6.
50
Rules Protecting and Promoting the Open Internet, 80 Fed. Reg. 19,738, 13 de abril de 2015
(document retomando en 47 C.F.R. pts. 1, 8, 20), disponible en: https://bit.ly/2frYDqL
51
Es decir, una persona involucrada en la prestación del servicio de acceso a Internet de
banda ancha, en la medida en que esté involucrada, no deberá bloquear el contenido legal,
las aplicaciones, los servicios o los dispositivos no dañinos, estando sujeta a realizar una
administración de red razonable (“A person engaged in the provision of broadband Internet access service,
insofar as such person is so engaged, shall not block lawful content, applications, services, or non-harmful devices,
subject to reasonable network management”., idem, p. 112).
52
Los diseñadores de plataformas pueden negarse a alojar ciertas aplicaciones en sus plataformas,
mientras que los proveedores de Internet pueden bloquear ciertas aplicaciones para que no

248
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

degradación del tráfico de datos en Internet en relación con los contenidos y


servicios identificados por los administradores de la Red. 53 Esto llevaba al ter-
cer principio que impedía autorizar cobros o pagos prioritarios de tarifas orientadas
a beneficiar un tipo de tráfico de datos en detrimento de otros. Eso último
incluía utilizar técnicas como la modulación de banda ancha, jerarquización,
reserva u otro tipo de filtro a cambio de un trato privilegiado de parte de un
tercero.
Así, la legislación norteamericana intentó establecer un estándar para evitar
posibles interferencias perjudiciales. Los proveedores de Internet no podrían
delimitar el acceso a un contenido concreto con objeto de orientar los conte-
nidos accesibles o de impedir el acceso a determinados servicios o redes en
banda ancha mediante una diferenciación en la calidad del flujo de datos. 54 Sin
embargo, desde el inicio, este espíritu de apertura de la ley no consideró otros
aspectos que debieron ser cuestionados.
Por ejemplo, el Open Internet Order no estableció alguna regla vis-à-vis la posi-
bilidad de que los proveedores de Internet utilizaran interconexiones, 55 suscep-
tibles de difundir ciertos materiales audio visuales a velocidades de descarga
aceptables.

transfieran datos a través de sus redes. Aquí es donde entran los reguladores: los reguladores
deben garantizar que los proveedores y las plataformas no bloqueen sus puertas, sino que
alojen todas las aplicaciones, promoviendo así la innovación y asegurando bajos costos de
entrada (“Platform designers can refuse to host certain apps on their platforms, while providers are capable of
blocking certain apps from transferring data over their networks. This is where regulators come in: regulators
can ensure that providers and platforms do not block their gates, but instead host all apps, thereby promoting
innovation and ensuring low costs of entry”. Ibidem.
53
No debe degradarse el tráfico de datos en función del contenido, aplicación, servicio de
Internet o uso de dispositivo no dañino, sujetándose siempre a una administración razonable
de la red (“[S]hall not impair or degrade unlawful Internet traffic on the basis of Internet content, application,
or service, or use of a non-harmful device, subject to reasonable network management”, Idem, p. 119).
54
No deben interferir injustificadamente ni irrazonablemente con desventaja con: (i) la capacidad
de los usuarios finales para seleccionar, acceder y usar el servicio de acceso a Internet de
banda ancha o el contenido legal, aplicaciones, servicios o dispositivos de su elección, o (ii) la
capacidad de los proveedores de vanguardia para hacer que el contenido legal, las aplicaciones,
los servicios o los dispositivos estén disponibles para los usuarios finales. Debe realizarse una
administración de red razonable (“Shall not unreasonably interfere with or unreasonably disadvantage
(i) end users’ ability to select, access, and use broadband Internet access service or the lawful Internet content,
applications, services, or devices of their choice, or (ii) edge providers’ ability to make lawful content, applications,
services, or devices available to end users Reasonable network management”. loc. cit.).
55
Una interconexión ocurre cuando dos redes intercambian tráfico de datos entre sí y con otra
(Gillula, Jeremy et Kit Walsh, “The FCC is Keeping an Eye on Interconnection, But More Clarity is Needed”,
Electronic Frontier Found, 13 de abril de 2015, disponible en: https://bit.ly/2WecS7K).

249
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

Por otro lado, las tarifas cero tampoco fue claramente reguladas por esta
legislación. De manera general, las reglas de operación tuvieron por objeto
controlar “caso por caso”, sobre la base de un nivel de interferencia que pudiera
ser calificado como “no razonable” según lo estipulado en cada contrato. 56 La
complejidad en materia de vigilancia era considerable y la legislación carecía
de flexibilidad y desincentivaba la innovación porque tendía a clasificar en la
misma categoría a los proveedores de acceso a la Red y a los desarrolladores de
nuevas tecnologías, 57 lo cual favorecía significativamente a los grandes provee-
dores de Internet en detrimento de las empresas más pequeñas y de las Start
Ups de nueva creación.
Paralelamente, quedó pendiente la cuestión de la circulación diferenciada
del flujo de datos que implicaba tratar las particularidades territoriales, diferen-
ciando el acceso al servicio entre las zonas rurales y urbanas. Tras considerar
la posición federal estadounidense, los estados tienen una opinión que, en
algunas ocasiones, resulta más restrictiva respecto de la regulación federal de
los servicios de internet.
Entre los países de la OCDE, Estados Unidos ocupa el décimo sexto lugar
en cuanto al número de suscriptores por cada 100 habitantes: al 2014, el 84% de
las personas contaba con acceso a Internet (de los cuales el 68% correspondía
a acceso por medio de sus servicios de telefonía móvil) y el 70% de los hogares
contaba con acceso a internet adicional por medio de servicios de telefonía
fija. 58 El número de suscripciones a Internet a nivel nacional, por servicios de
telefonía tanto móviles como fijos, ascendía a 100 millones.
Aunque esas estadísticas ya eran prometedoras hace cinco años, las parti-
cularidades territoriales o la diferencia entre las zonas rurales y urbanas, no
aparecen en aquellos balances generales. Por ejemplo, volvamos a nuestra
afirmación inicial, donde mencionábamos que el acceso a Internet forma parte
del derecho fundamental a la libertad de expresión, que emana de la voluntad
de los pueblos y del rechazo a toda forma de autoritarismo. 59 Cuando tomamos
ese corolario, la evolución reciente del mercado muestra que la realidad está
muy alejada de ese ideal de igualdad de acceso, a pesar de que fue constante-
mente promovido por la administración Obama, al pretender implantar una
ausencia de toda referencia territorial (impuesta por la imposibilidad material
56
Open Internet Order, párr. 152.
57
Idem, párr. 138.
58
OCDE, Broadband Portal, 19 de febrero de 2016, disponible en: https://bit.ly/1cP4RGV y
https://bit.ly/2GYquii
59
E. Mozorov, The net delusion: the dark side of internet freedom, Nueva York, Public Affairs, 2012.

250
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

de establecer fronteras a los servicios de datos informáticos). Actualmente, la


era Trump se anuncia como el retorno a un espíritu formal de desregulación
encarnada por la revocación del Open Internet Order, a pesar de que esté presente,
hoy más que nunca, el debate por la regulación de Internet.

V. Hacia una solución infra nacional en


materia de regulación de la red

Entre las primeras instrucciones del presidente Trump, se encuentra la orden


de instrucción contra los tres más grandes proveedores de Internet (Verizon,
AT&T et T-Mobile) sospechosos de posibles faltas cometidas contra el Open
Internet Order,60 que habría sido solicitada desde enero de 2017. Posteriormente,
sucedió la llegada de Ajit Pai como director de la Comisión Federal de
Comunicaciones (FCC), abiertamente contrario a concebir el acceso a Internet
como un derecho fundamental y quien en lo general se habría manifestado
contra los principios de neutralidad de la Red.61 Así, la nueva administración
anunciaba “el regreso a un Internet libre”, 62 signo evidente de que el mercado
habría de recuperar sus beneficios.
Sin embargo, a pesar de la campaña por la preservación del esquema re-
gulatorio liderado por varias organizaciones de la sociedad civil y respaldado
por 28 millones de firmas, 63 el 14 de diciembre de 2017 fue establecido un
esquema federal desregulado, que además de suprimir definitivamente el
Open Internet Order, reinstauró la concepción del acceso a banda ancha como
un servicio de naturaleza privada y, por tanto, regulado por la Ley Federal de
Comunicaciones.
De hecho, el sistema evolucionó, lo que en la actualidad, permite a los pro-
veedores de internet, maximizar sus ganancias al imponer precios discrimina-
torios a las empresas de contenido de medios a cambio de velocidades de des-
cargas más rápidas64 o tratos preferenciales en la descarga de contenidos. Estos
60
A. Pressman, “Trump’s FCC Moving to Kill Probes of Zero Rating by AT&T and Verizon”, Fortune, 3
de febrero de 2017, disponible en: https://bit.ly/2GPvzIj.
61
Kang, “Trump’s FCC Quickly Targets Net Neutrality Rules”, N.Y. Times, 5 de febrero de 2017,
disponible en: https://nyti.ms/2XYIi2j.
62
Comunicado de prensa de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, Federal
Communications Commission), FCC Acts to Restore Internet Freedom, 14 de diciembre de 2017,
disponible en: https://bit.ly/2GYjeCT
63
J. Brodkin, “2 Million People - and Some Dead Ones - Were Impersonated in Net Neutrality Comments”,
Ars Technica, 13 de diciembre de 2017, disponible en: https://bit.ly/2OIrKqM
64
Explorar las posibles consecuencias de la implementación, por parte de los operadores de red,

251
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

acuerdos popularmente denominados pagar para jugar (“pay for play”) otorgan
privilegios a quienes pagan más, lo que discrimina a otros actores del sector,
como ocurre con otros servicios, por ejemplo, en el caso de las autopistas o los
servicios de acceso restringido.
Entre los especialistas, la proliferación de opiniones sobre las tarifas cero
son comunes. Por un lado, sus detractores afirman que tienen un carácter dis-
criminatorio porque afectan notoriamente a las Start-ups, que son incapaces de
competir contra los grandes proveedores.65 Por otro lado, otros sostienen que
tras analizar diversos casos en los Estados Unidos, consideran que no existen
consecuencias económicas medibles66 porque Internet es gestionada, según
ellos, por intermediarios.
No obstante el retorno de los beneficios para el mercado, en medio del
ambiente pro desregulación del acceso a Internet, una ventana se abre para los
estados de la Unión Americana inclinados a promover políticas igualitarias a
nivel infranacional, que incluyan la noción de acceso como un derecho funda-
mental, incluso si van contra la voluntad de las agencias federales.
Después de 2018, más de la mitad de los Congresos locales en los Estados
Unidos, exactamente 26 de ellos, comenzaron a analizar el rediseño de las
regulaciones respectivas sobre la neutralidad de la Red, pero a nivel local.67 En
marzo de 2018, el estado de Washington fue uno de los primeros en aprobar
su propio marco legal.68 Posteriormente, en septiembre, el estado de California
prácticamente reestableció la Open Internet Order de Obama, lo que provocó
reacciones del Ministro de la Justicia Jeff Sessions, que calificó la ley local de
completamente ilegal.69 Oregón y Vermont igualmente reinstalaron el principio de
de enrutadores inteligentes con capacidad para realizar una profunda inspección de paquetes,
facilita el monitoreo y la discriminación de datos a medida que esos paquetes transitan por la
Red (“Exploring the possible consequences of network operators’ deployment of “intelligent” routers capable
of deep packet inspection, which facilitates comprehensive data surveillance and discrimination as data packets
transit the network”, N., R. et M. Mueller, “The End of the Net as We Know It? Deep Packet Inspection
and Internet Governance ”, New Media & Society, vol. 13, 2011, p. 1142).

65
En la Universidad de Stanford, B. van Schewick, “Network Neutrality and Zero-rating”, 19 de
febrero de 2015, disponible en: https://stanford.io/2ZTgCh3

66
En la London School of Economics, D. Brake, “Mobile Zero Rating: The Economics and Innovation
Behind Free Data, Info. Tech. & Innovation Found”, 10 de mayo de 2016, disponible en: https://bit.
ly/2VgvHuz.

67
H. Neidig, “With Rules Repealed, What’s Next for Net Neutrality?”, The Hill, 23 de febrero de 2018,
disponible en: https://bit.ly/2GU2knQ.

68
J. Brodkin, “Why the First State with a Net Neutrality Law Isn’t Scared of Lawsuits”, Ars Technica, 16
de marzo de 2018, disponible en: https://bit.ly/2IwsJbp] [https://perma.cc/M933-TL9J

69
Wall Street Journal del 30 de septiembre de 2018, disponible en: https://on.wsj.com/2VaFbaF

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

neutralidad de la Red por medio de sus leyes locales, mientras que los go-
bernadores de Hawái, Nueva Jersey, Nueva York, Montana y Rhode Island,
escogieron restaurar dicho estándar pero mediante la emisión de Órdenes
Ejecutivas (Executive Orders). Así, una de las formas más eficaces de resistencia
a las políticas de desregulación de la administración Trump proviene de los
Estados de la Unión.
A pesar de que en 2018 la Corte Suprema declaró inadmisible una queja
presentada por la administración federal contra una resolución de 2016 del
Tribunal Federal de Apelaciones —que hizo valer la Open Internet Order al resol-
ver un asunto en el que garantiza un Internet libre y abierto, pero sin que su
acción pueda anular la derogación general de dicho instrumento—,70 el camino
más eficaz para reestablecer la neutralidad de la red sigue recayendo en los
Congreso locales. Pero la carrera aún continúa.

VI. Conclusiones

Desde finales del siglo XX, la Primera Enmienda de la Constitución de los


Estados Unidos ha sido interpretada como un derecho respecto del cual el
Estado tiene obligaciones positivas,71 las cuales le obligan a crear condiciones que
garanticen un trato en igualdad de circunstancias para todas las manifestaciones y
medios que permiten el ejercicio de la libertad de expresión, sin importar que
ello se realice a nivel federal o local.
En particular, para la Corte Suprema de los Estados Unidos la intervención
estatal en materia de libertad de expresión se justifica, en tanto los agentes
gubernamentales permiten aumentar el número de voces y opiniones que son
accesibles al público, posición existente entre sus precedentes desde 1919,
cuando el Juez Oliver Wendell Holmes acuñó la expresión mercado libre de ideas
(“marketplace of ideas”) en el caso Abrams v. United States 72 . Cien años más tarde, la
regulación de Internet se sirve de la noción del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos que considera el acceso a los servicios en línea como un
derecho fundamental.73

70
L. Hurley, “U.S. Supreme Court ends fight over Obama-era net neutrality rules”, Reuters, 5 de noviembre
de 2018, disponible en: https://reut.rs/2WlPWDr
71
F. Schauer, Free Speech: A Philosophical Enquiry, 1982, pp. 80-81.
72
Véase 250 U.S. 616, 630 (1919).
73
Las formas más efectivas de censura hoy en día involucran entrometerse en la confianza y
la atención, no en el discurso propiamente. Como resultado, esas formas no se parecen en
nada a las antiguas medidas de censura. Ahora parecen campañas de hostigamiento, virales o

253
La difícil regulación de internet
Francisco Tortolero / Etienne Luquet

De tal forma, considerando que la Décima Enmienda de la Constitución


americana atribuye a las constituciones estatales competencia en materia de
defensa de derechos fundamentales, es posible imaginar un esquema de con-
centración de poderes en torno a las agencias del gobierno federal, basado en
decisiones de los gobiernos locales.
De ser así, entonces la regulación de Internet o la ausencia de ello, quedaría
lejos de ser impuesta y de depender de una instancia soberana y todopoderosa;
tal vez se trata de fortalecer las políticas locales y, en ese campo, se abre una
perspectiva desde el nivel federal para la creación de nuevas herramientas
tecnológicas.

coordinadas, que se aprovechan de la dinámica de indignación viral para imponer un costo


insoportable y desproporcionado en el acto de hablar. Parecen epidemias de desinformación,
destinadas a socavar la credibilidad de las fuentes de información válidas. Parecen campañas
de arrastre y distracción alimentadas por bots o fugas puntuales de materiales pirateados,
destinados a atraer la atención de los medios tradicionales (“The most effective forms of censorship
today involve meddling with trust and attention, not muzzling speech itself. As a result, they don’t look much like
the old forms of censorship at all. They look like viral or coordinated harassment campaigns, which harness the
dynamics of viral outrage to impose an unbearable and disproportionate cost on the act of speaking out. They
look like epidemics of disinformation, meant to undercut the credibility of valid information sources. They look
like bot-fueled campaigns of trolling and distraction, or piecemeal leaks of hacked materials, meant to swamp the
attention of traditional media” en Z. Tufecki, “It’s the (Democracy-Poisoning) Golden Age of Free Speech”,
Wired, 16 de enero de 2018, disponible en: https://bit.ly/2EL3fnH).

254
_____________________________________

COMENTARIOS JURISPRUDENCIALES
_____________________________________
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

CONTRADICCIÓN DE TESIS 198/2017: COMISIÓN


FEDERAL DE ELECTRICIDAD COMO AUTORIDAD
RESPONSABLE EN EL JUICIO DE AMPARO*

Francisco Ballesteros Gallegos**

Sumario: I. Introducción. II. Objeto de la contradicción de tesis. III.


Argumentos a favor. IV. Argumentos en contra. V. Resolución de la
Segunda Sala. VI. Comentarios a la jurisprudencia. VII. Conclusiones.
VIII. Propuesta. IX. Referencias.

I. Introducción

En abril de 2018, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación estableció jurisprudencia1 en el sentido de que la Comisión Federal de
Electricidad (CFE) no es autoridad para efectos del juicio de amparo, particu-
larmente tratándose de actos previstos en el contrato de suministro de energía;
sin embargo, en dicho criterio también se establece que cuando la empresa
vulnere derechos humanos fuera de lo estipulado y aceptado por las partes,
o cuando aplique normas que sean estimadas inconstitucionales, se le puede
señalar como autoridad responsable.
En atención a dicha jurisprudencia, se analizará el contenido de la ejecuto-
ria que la originó, las repercusiones sociales y una propuesta de reforma para
casos específicos.

II. Objeto de la contradicción de tesis

La contradicción de tesis 198/2017 se suscitó entre el Séptimo Tribunal


Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito y el Segundo del
Décimo Sexto Circuito, los cuales emitieron resoluciones sobre si la CFE debe
ser considerada autoridad para efectos del juicio de amparo, cuando emita

* Contradicción de tesis 198/2017, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t.
I, abril de 2018, p. 532.
** Maestro en Derecho Constitucional y Amparo, catedrático del Centro de Estudios
Universitarios Xochicalco y titular de la Unidad de Asuntos Jurídicos de la Comisión Estatal
de Energía de Baja California.
1
Tesis 2a./J. 30/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, abril de
2018, p. 532.

257
Contradicción de tesis 198/2017: Comisión Federal de Electricidad...
Francisco Ballesteros Gallegos

actos derivados del contrato de suministro de energía eléctrica, como lo son: la


desconexión, suspensión o corte del suministro.
Asimismo, se suscitó entre el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Tercer Circuito y los Tribunales Colegiados Primero y
Segundo en Materia Administrativa del Décimo Sexto Circuito, sobre la pro-
cedencia de la vía ordinaria mercantil respecto de los actos de la CFE distintos
a la devolución de cantidades pagadas con motivo del suministro de energía
eléctrica.
De esta contradicción de tesis derivó la jurisprudencia de rubro: Comisión
Federal de Electricidad. No es autoridad para efectos del juicio de am-
paro contra actos previstos en el contrato de suministro de energía.2
De la cual se analizará con mayor énfasis lo relativo a la desconexión, suspen-
sión o corte del suministro de energía eléctrica.

III. Argumentos a favor

En este caso, se promovió juicio de amparo indirecto, principalmente en


contra de la CFE por la desconexión del suministro de energía eléctrica (en
ampliación se impugnó la orden de verificación, la constancia de verificación y
el formato de ajuste), el juez de Distrito que conoció del asunto consideró que
se actualizaba la causal de improcedencia prevista en la fracción XXIII del
artículo 61 de la Ley de Amparo, en relación con el 5o., fracción II, aplicado a
contrario sensu, toda vez que la CFE no tiene el carácter de autoridad en virtud de
que su relación jurídica con los particulares era de coordinación y no de supra
a subordinación.
El quejoso, inconforme con la determinación, promovió recurso de revi-
sión, del cual conoció y resolvió el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Tercer Circuito, quien consideró que la CFE si tiene el
carácter de autoridad de conformidad con los siguientes razonamientos:

1. La CFE actúa en un plano de supra a subordinación, porque sin


acudir a un tribunal motu proprio y sin el consenso con el particular, realiza
la desconexión del suministro de energía eléctrica, lo que implica un acto
imperativo y coercitivo, máxime que extingue el derecho del particular y
afecta su esfera jurídica.

2
Idem.

258
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

2. La relación entre el particular y la CFE no surgieron de las condiciones


de algún contrato celebrado entre la Comisión y el usuario, sino de la
Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica y de su reglamento y, por
ello, son actos de autoridad, lo cual lo dota de una facultad administrativa
cuyo ejercicio es irrenunciable.
3. No obstante que existe una tesis aislada3 sustentada por la Segunda
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el sentido de
que las controversias con la CFE son impugnables en la vía ordinaria
mercantil, la cual no tiene aplicación en el caso concreto, porque
se refiere únicamente a los actos relacionados con la devolución de
cantidades pagadas con motivo del suministro de energía eléctrica.
4. Finalmente, conforme al artículo 5o., fracción II, de la Ley de Amparo,
el juicio de amparo es procedente contra los actos u omisiones de
autoridades, con independencia de su naturaleza formal y, atendiendo a la
tesis P. XXVII/974, emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, incluso los particulares que realicen actos similares a los
de autoridad, siempre que su actuar esté debidamente reglamentado en
algún ordenamiento legal, serán considerados autoridades responsables.

IV. Argumentos en contra

Un particular promovió juicio de amparo indirecto en contra de actos de la


CFE, consistente principalmente en la negativa de proporcionar el servicio
de suministro de energía eléctrica. La autoridad jurisdiccional consideró que
se actualizaba la causal de improcedencia prevista en la fracción XXIII del
artículo 61 de la Ley de Amparo, en relación con el 5o., fracción II, aplicado
a contrario sensu, del mismo ordenamiento legal, esto es, que los actos reclama-
dos, provenían del incumplimiento de un contrato de prestación del servicio
de suministro de fluido eléctrico y por lo tanto se trataba de una relación de
coordinación y no de supra a subordinación.
El quejoso promovió recurso de revisión del cual conoció y resolvió el
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Décimo Sexto
Circuito, quien estimó que para efectos del juicio de amparo la CFE no es una
autoridad, en atención a las siguientes consideraciones:

3
Tesis: 2a. XLII/2015, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, agosto de
2015, p. 1183.
4
Tesis P. XXVII/97, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. V, febrero de
1997, p. 118.

259
Contradicción de tesis 198/2017: Comisión Federal de Electricidad...
Francisco Ballesteros Gallegos

1. Como se ha expuesto en párrafos anteriores, porque la relación


que se desprende entre la CFE y sus usuarios corresponden a una de
coordinación, y en caso de controvertir lo relativo al contrato de suministro
de energía eléctrica deben ejercitarse las acciones correspondientes en la
vía ordinaria mercantil. Sin que sea excusa que la recurrente no tenga
celebrado un contrato con dicha comisión.
2. En el caso particular, el Tribunal Colegiado consideró que se actualiza
la figura de la subrogación en términos de la fracción II, del artículo 2058,
del Código Civil Federal, por haber sido contratado por un tercero sobre
el inmueble que es propiedad de uno de los quejosos, aún y en virtud
de que todos habitan en él, disfrutan del servicio e incluso gestionaron
el cobro que estimaron incorrecto, es que se les tiene como titulares del
derecho derivado del contrato de prestación de servicio.
3. En virtud de lo señalado en los dos puntos anteriores, el Tribunal
Colegiado determinó que la CFE no tiene carácter de autoridad
responsable en el juicio de amparo respecto del corte del servicio
por adeudo, pues dicho proceder proviene del contrato del que se
subrogaron derechos y obligaciones, corresponde resolver en la vía
ordinaria mercantil los conflictos derivado de ello.

V. Resolución de la Segunda Sala

La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación realiza un in-


teresante estudio no solamente de la normatividad aplicable, sino además del
texto de exposición de motivos de la reforma energética; por ejemplo, en la ex-
posición de motivos de la Ley de la Industria Eléctrica se establece que la CFE
ya no es un organismo público descentralizado, sino una empresa productiva
del Estado, es decir, una nueva figura, con un régimen jurídico especial que
obedece al principio de máxima autorregulación, lo cual le permite contar con
libre competencia en los mercados de generación y suministro.
Por otra parte, en la exposición de motivos de la Ley de la Comisión
Federal de Electricidad se establece que la CFE se consolidó como una em-
presa productiva del Estado regulada por el Poder Legislativo Federal, ello con
la finalidad de garantizar que el Ejecutivo Federal en turno, no pueda crear y
desaparecer dichas empresas bajo argumentos políticos, y en aras de brindarle
una regulación civil o mercantil y no una administrativa. Por ejemplo, no le
es aplicable la Ley Federal de las Entidades Paraestatales ni su reglamento,
tampoco la legislación sobre contrataciones públicas, y tampoco podrá acudir-

260
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

se supletoriamente a la normatividad administrativa para colmar las lagunas


sobre el funcionamiento de dichas empresas.
Lo anterior, aunado al contenido normativo del artículo 27 constitucional
y demás dispositivos legales aplicables, llevó a la Segunda Sala a resolver de la
siguiente manera:

1. Es función de la CFE garantizar el servicio de suministro de energía


eléctrica, pero en un sistema de libre competencia, en virtud de su
naturaleza como empresa productiva.
2. La intervención del Estado consiste en asegurar, regular y controlar
su prestación por medio de las instituciones encargadas del sistema
eléctrico nacional.
3. La relación entre la CFE y el particular es de coordinación al
derivar del contrato de adhesión, al cual las partes no se someten a sus
condiciones de manera arbitraria y unilateral, aunado a que en atención
a la reforma energética, la CFE no actúa en ejercicio de una potestad
administrativa que le otorgue atribuciones ni realiza actos equiparables a
los de autoridad.
4. El contenido de los contratos de adhesión es verificado por la Comisión
Reguladora de Energía y la Procuraduría Federal del Consumidor, para
asegurar que no contengan cláusulas leoninas, abusivas o inequitativas
para el contratante.

Lo anterior no impide que la CFE sea considerada como autoridad cuando


vulnere derechos humanos, pero fuera de lo estipulado y aceptado por las
partes.

VI. Comentarios a la jurisprudencia

Aunque es cierto que nuestra Constitución no reconoce expresamente un “de-


recho a la energía” y que, pese a que han habido intentos por incorporar ese
derecho humano al texto constitucional, como sucedió en el año 2013 cuando
se pretendió adicionar un párrafo decimotercero y un decimocuarto al artículo
4o de la Constitución, el cual estableciera que toda persona tiene derecho al
suministro de energía eléctrica suficiente y de calidad, y además que el Estado
la garantizaría mediante una tarifa social justa, 5 también es cierto que otros

López Suárez, Roberto, “Iniciativa que reforma el artículo 4o. de la Constitución Política
5

de los Estados Unidos Mexicanos”, Gaceta Parlamentaria, núm. 3868-V, México, septiembre

261
Contradicción de tesis 198/2017: Comisión Federal de Electricidad...
Francisco Ballesteros Gallegos

derechos humanos reconocidos tanto en los tratados internacionales como


en la propia Constitución implican, para su ejercicio, la necesidad de energía
eléctrica, o por lo menos una cantidad mínima o básica para su goce.
En adición a lo anterior, no debe pasar inadvertido que el artículo 1o,
párrafo tercero constitucional, establece como principio de los derechos hu-
manos la denominada “interdependencia”, la cual se refiere a que éstos están
interrelacionados y dependen unos de otros, es decir, conforman una unidad y
solamente al relacionarse pueden alcanzar su objetivo, 6 pues su goce y ejercicio
están condicionados entre sí. Entonces, podemos afirmar que otros derechos
como la vida, salud, vivienda digna e incluso la educación, por mencionar al-
gunos, requieren implícitamente de la energía eléctrica, en virtud de que una
eventual suspensión en su suministro podría ocasionar un perjuicio en la salud;
por ejemplo, porque las personas dependan del funcionamiento de equipo
médico especializado como respiradores artificiales, equipo para diálisis, etcé-
tera, o bien porque al no contar con energía eléctrica para el funcionamiento
de aires acondicionados y debido a las condiciones climáticas no se permita el
desarrollo normal de un ciclo escolar, se afecte la salud de quienes no estén
en condiciones de al menos contar con energía eléctrica para el funcionamien-
to de un abanico o para que sus refrigeradores mantengan en un adecuado
estado sus alimentos. Me refiero a casos como el de la Ciudad de Mexicali,
Baja California, que ha tenido registros de sensación térmica de hasta 60 gra-
dos centígrados7 y donde cada año hay muertes a causa de las temperaturas
extremas.
Si bien el mexicano debe ser consciente de su obligación para contribuir a
los gastos públicos conforme al artículo 31, fracción IV constitucional, también
lo es que la suspensión del suministro de energía eléctrica no debe ser una
sanción contemplada en la legislación, incluso en su momento la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos recomendó que ante la falta de cumpli-
miento de las obligaciones de pago del servicio de energía eléctrica, se deben
prever soluciones alternativas a la suspensión del suministro, ya que con ésta se
potencializa el riesgo de dañar la salud y la vida de las personas, aunado a que

de 2013, disponible en: http://gaceta.diputados.gob.mx/Black/Gaceta/Anteriores/62/2013/


sep/20130924-V/Iniciativa-8.html
6
Véase Almanza Vega, Rigoberto Delfino, La reforma constitucional en materia de derechos humanos y
los nuevos paradigmas del juicio de amparo, Porrúa, México, 2015.
7
Meza Rivera, Froilán, “El lugar más caliente de la tierra es Mexicali, Baja California”, México,
junio de 2017, disponible en: http://www.cronicadechihuahua.com/El-lugar-mas-caliente-de-la-
Tierra,49064.html

262
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

dicha suspensión “trasciende a espacios de especial interés para la comunidad,


como lo son las vías públicas, los centros educativos y de salud, las dependen-
cias de gobierno, los centros de recreación y de cultura”, 8 lo cual violenta el
sistema de derechos humanos reconocido por este país.
Es importante señalar que, también la Observación General número 4 del
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha establecido expre-
samente que una vida adecuada debe contener ciertos servicios indispensables
para la salud, como es el caso de la energía para la cocina, aire acondicionado,
alumbrado, para el almacenamiento de alimentos y para los servicios de emer-
gencia. De igual manera, la Observación CEDAW-GR-27 del Comité sobre la
Eliminación de todas las formas de Discriminación hacia la Mujer, también se-
ñalan expresamente a la electricidad como un derecho por el cual los Estados
parte deben velar, el cual además deberá tener un costo asequible.
Resulta igualmente importante referirme a los criterios de nuestros tribu-
nales federales en relación al denominado “mínimo vital”, el cual consiste en
un derecho derivado del principio de dignidad humana que emana del artículo
1o. constitucional, mediante el cual se garantizan los requerimientos básicos
indispensables para una subsistencia digna de las personas en lo relativo a su
vida, alimentación, salud, educación y vivienda digna, entre otros.9 El objetivo
de este derecho es abarcar todas las medidas positivas o negativas imprescin-
dibles para que el ser humano no se vea afectado sólo por no contar con las
condiciones materiales que le permitan llevar una existencia digna.10

VII. Conclusiones

Para la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la CFE no es autoridad para


efectos del juicio de amparo, en virtud de su calidad de empresa productiva del
Estado, con un régimen especial que le permite participar en el libre mercado
y, en consecuencia, sólo es procedente accionar la vía civil en su contra.
Ahora bien, en relación con todo lo expuesto, y considerando los princi-
pios de interdependencia y progresividad de los derechos humanos, podemos
8
Plascencia Villanueva, Raúl, “Síntesis de la Comisión Nacional de Derechos Humanos”,
México, 2012, disponible en: http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Recomendaciones/2012/
Rec_2012_051.pdf
9
Tesis I.9o.A.1 CS, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. II, marzo de
2016, p. 1738.
10
Tesis 1a. XCVII/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XXV, p.
793.

263
Contradicción de tesis 198/2017: Comisión Federal de Electricidad...
Francisco Ballesteros Gallegos

concluir que, aunque la energía eléctrica no es un derecho fundamental, es


decir un derecho positivizado expresamente en nuestra Constitución, si es
un derecho humano contenido en los tratados internacionales y que además
guarda un estrecho vínculo con el goce y ejercicio de otros derechos huma-
nos; la suspensión total o corte del suministro de energía eléctrica debe ser
considerado como violatorio de derechos humanos, sin que sea pretexto su
incorporación como sanción en el contrato de adhesión de la CFE, puesto que
los derechos humanos son irrenunciables máxime si atendemos al principio
general de derecho que establece que: “las convenciones de los particulares, no
derogan al derecho público”.
En conclusión, considero que la Corte debe revalorar su postura en relación
con la suspensión en el suministro de energía eléctrica, pues la violación de
derechos existe con independencia de la suscripción de contrato de adhesión
alguno, ya sea que se considere a la CFE en su carácter de autoridad, o bien,
como particular que realiza actos equivalentes a los de autoridad.

VIII. Propuesta

Se propone la adición de un párrafo decimoquinto al artículo 4o., de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los términos
siguientes:

Artículo 4o. [...]


El Estado reconoce el derecho a gozar de un suministro de energía
eléctrica continuo y suficiente para garantizar la salud y vida digna de
las personas, dicho suministro no podrá ser suspendido tratándose
del uso doméstico o cuando se destine para instituciones de salud. La
ley establecerá la regulación de las tarifas correspondientes, las cuales
deberán ser asequibles conforme a la situación geográfica, climatológica
y socioeconómica de las personas tratándose del uso doméstico.

IX. Referencias
BIBLIOGRÁFICAS

Almanza Vega, Rigoberto Delfino, La reforma constitucional en materia de derechos humanos y


los nuevos paradigmas del juicio de amparo, Porrúa, México, 2015.

264
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

ELECTRÓNICAS

López Suárez, Roberto, “Iniciativa que reforma el artículo 4o. de la Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos”, Gaceta Parlamentaria, núm. 3868-
V, México, septiembre de 2013, disponible en: http://gaceta.diputados.gob.mx/
Black/Gaceta/Anteriores/62/2013/sep/20130924-V/Iniciativa-8.html
Meza Rivera, Froilán, “El lugar más caliente de la tierra es Mexicali, Baja California”,
Crónica de Chihuahua, junio de 2017, disponible en: http://www.cronicadechihuahua.
com/El-lugar-mas-caliente-de-la-Tierra,49064.html
Plascencia Villanueva, Raúl, “Síntesis de la Comisión Nacional de Derechos Humanos”,
Recomendaciones, CNDH, México, 2012, disponible en: http://www.cndh.org.mx/
sites/all/doc/Recomendaciones/2012/Rec_2012_051.pdf

NORMATIVAS

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Ley de Amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de


los Estados Unidos Mexicanos.
Ley de la Comisión Federal de Electricidad.
Ley de la Industria Eléctrica.
Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica.
Observación General número 4 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de la Organización de las Naciones Unidas.
Recomendación General núm. 27 sobre las Mujeres de Edad y la Protección de sus
Derechos Humanos, del Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas.

JURISPRUDENCIALES

Contradicción de tesis 198/2017, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima


Época, t. I, libro 53, abril de 2018.
Tesis 1a. XCVII/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t.
XXV, mayo de 2007.
Tesis 2a./J. 30/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, abril
de 2018, p. 532.
Tesis 2a./J.30/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, abril
de 2018.
Tesis I.9o.A.1 CS, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. II, marzo
de 2016.
Tesis P. XXVII/97, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. V,
febrero de 1997.
Tesis: 2a. XLII/2015, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I,
agosto de 2015.

265
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

CONTRADICCIÓN DE TESIS 234/2017: LIBERTAD


CAUCIONAL EN AMPARO DIRECTO EN MATERIA
PENAL
Alejandro Hernández Urías*

Sumario: I. Antecedentes. II. La suspensión del acto reclamado


en el juicio de amparo directo en materia penal. III. Libertad
provisional bajo caución. IV. Decreto de reforma de diecisiete de
junio de dos mil dieciséis. V. Aplicación del artículo 191 de la Ley
de Amparo. VI. Mecanismo para que el justiciable pueda obtener su
libertad caucional. VII. Referencias.

I. Antecedentes

E n sesión de 21 de noviembre de 2018, por mayoría de cinco vo-


tos, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
resolvió la Contradicción de Tesis 234/2017, entre las sustentadas
por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito; el
Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal y el Segundo Tribunal Colegiado
en Materia Penal, ambos del Cuarto Circuito y el Sexto Tribunal Colegiado del
Decimoquinto Circuito, la cual dio origen a la siguiente jurisprudencia:

libertad caucional en amparo directo en materia penal. de acuerdo


con la reforma al artículo 191 de la ley de amparo, publicada en el
diario oficial de la federación el 17 de junio de 2016, la autoridad
responsable, una vez decretada la suspensión del acto reclamado,
carece de facultad para proveer sobre dicho beneficio cuando es
solicitado por la parte quejosa. Tratándose del juicio de amparo
directo en materia penal, en la citada reforma se suprimió del artículo
191 de la Ley de Amparo la facultad de la autoridad responsable para
pronunciarse sobre la libertad caucional en favor del quejoso. Por tanto,
si al presentarse la demanda de amparo directo se solicita la libertad
provisional bajo caución, no es factible la aplicación ultractiva del artículo
191 de la Ley de Amparo, porque con motivo de la aludida reforma
ha desaparecido la facultad de la autoridad responsable para proveer
sobre la procedencia de dicho beneficio, de manera que debe limitarse a
decretar la suspensión de oficio y de plano de la resolución reclamada.1
* Defensor público federal adscrito al Primer Tribunal Unitario del Decimoctavo Circuito, con
residencia en Cuernavaca, Morelos.
1
Tesis: 1a./J. 77/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, diciembre
de 2018, p. 229.
267
Contradicción de tesis 234/2017: Libertad caucional...
Alejandro Hernández Urías

El problema de fondo en esta contradicción de tesis consistió en determinar


si en un juicio de amparo directo en materia penal, la autoridad responsable,
al decretar la suspensión de oficio y de plano de la sentencia reclamada, ante la
petición del quejoso de que se le otorgue la libertad caucional, debe atender al
contenido del artículo 191 de la Ley de Amparo antes de su reforma, publicada
el 17 de junio de 2016 en el Diario Oficial de la Federación, o al texto actual de
dicho precepto legal.

II. La suspensión del acto reclamado en el


juicio de amparo directo en materia penal

En términos generales, la suspensión tiene como efecto paralizar el acto recla-


mado, de manera que si éste no se ha producido, no lo haga; y si ya se inició, se
detenga temporalmente, para detener sus consecuencias ydotar de eficacia a la
resolución definitiva que se dicte en el juicio de amparo.
Uno de los temas más debatidos en la doctrina constitucional es la naturale-
za jurídica de la suspensión; al respecto, Alfonso Pérez Daza, indica:

La tendencia más aceptada en la actualidad, incluso en el seno del Poder


Judicial de la Federación, es la que la equipara con la naturaleza de una
medida cautelar, sobre la premisa de que ambas tienen como uno de sus
objetivos el mantener viva la materia de un proceso, así como evitar un
daño irreparable a las partes. En el ámbito jurídico, una medida cautelar
constituye una autorización legal para que el titular de un derecho
subjetivo asegure oportunamente su ejercicio y el cumplimiento de la
obligación correlativa.2

Es decir, se pretende impedir que el juicio de amparo quede sin materia


como consecuencia de la ejecución del acto reclamado, lo que, de forma pro-
visional, asegura el derecho fundamental que se dice vulnerado, para que en
caso de que se conceda el amparo al quejoso, sea posible restituirlo en el uso
o goce del derecho fundamental violado y, con ello, evitarle un grave e irrepa-
rable daño.
La suspensión impone a las autoridades señaladas como responsables, la
obligación de detener los efectos del acto reclamado; la obligación de abste-
nerse de realizarlo y, en consecuencia, la obligación de mantener las cosas en

2
Pérez Daza, Alfonso, “La suspensión del acto reclamado”, en J. Guadalupe Tafoya Hernández
(coord.), Elementos para el estudio del juicio de amparo, SCJN, México, 2017, p. 956.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

el estado en que se encuentran en el momento de dictarse la medida, con el


propósito de conservar la materia del juicio de amparo, o bien, evitar se causen
al quejoso perjuicios de difícil reparación, para el caso de que se conceda la
protección constitucional.
La doctrina se inclina por la idea de que dicha medida cautelar no tiene por
efecto constituir derechos que no haya tenido el quejoso antes de la presenta-
ción de la demanda; es decir, nunca tiene efectos restitutorios o destructivos de
los actos que con antelación a ella se hubieren realizado. 3
Sin embargo, la jurisprudencia además de la eficacia conservativa, reconoce
la eficacia provisionalmente restitutoria de la suspensión, incluso en materia
penal, cuando tales efectos sean necesarios para conservar la materia del litigio
o para impedir perjuicios irreparables a los quejosos.4
La suspensión en amparo directo del orden penal se debe decretar oficiosa-
mente y de plano por la autoridad que dictó la sentencia definitiva, de manera
que corresponde a ésta pronunciarse sobre su procedencia y, en su caso, fijar
los requisitos, de cuyo cumplimiento dependa que siga surtiendo efectos la
medida suspensional.
Además, si ésta comprende la pena de privación de libertad, la suspensión
surtirá el efecto de que el quejoso quede a disposición del Tribunal Colegiado
de Circuito que conozca del juicio de amparo, por medio de la autoridad
responsable.
Por tanto, los efectos de la suspensión contra una sentencia en materia pe-
nal, consisten en paralizar su ejecución, lo que impide que, mientras el amparo
respectivo no sea resuelto por el Tribunal Colegiado de Circuito, el sentenciado
compurgue la pena de prisión impuesta o sea detenido para su cumplimiento.

III. Libertad provisional bajo caución

El artículo 20, apartado A, fracción I, de la Constitución Política de los Estados


Unidos Mexicanos —en su texto anterior a la reforma publicada en el Diario
Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008— preveía como derecho funda-
mental el beneficio de libertad provisional bajo caución, el cual debía otorgarse

Burgoa Orihuela, Ignacio, El juicio de amparo, 41a. ed., Porrúa, México, 2006, p. 723.
3

Tesis: 1a./J. 15/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, agosto de
4

2018, p. 1008.

269
Contradicción de tesis 234/2017: Libertad caucional...
Alejandro Hernández Urías

a solicitud del inculpado o de su defensor y siempre que no se tratara de delitos


graves previstos en la ley.
No obstante, si se tratara de delitos no graves el beneficio podía negarse, a
solicitud del Ministerio Público, cuando el inculpado hubiera sido condenado
con anterioridad por algún delito grave, o cuando se justificara que la libertad
del inculpado representaba un riesgo para la parte ofendida o la sociedad.
La libertad provisional bajo caución no es una cuestión procesal porque
involucra uno de los derechos sustantivos más preciados del hombre, como es
su libertad, y la afectación que produce su negativa, no es susceptible de ser
reparada, aunque posteriormente obtuviera una sentencia absolutoria.
Cabe señalar que la libertad provisional bajo caución además de ser so-
licitada ante el Ministerio Público durante la averiguación previa, o ante las
autoridades judiciales que conocieran del proceso penal seguido al justiciable,
también podía solicitarse ante las autoridades que conocieran del juicio de
amparo, ya en la vía indirecta o directa.
El monto y forma de la caución debían ser asequibles para el justiciable, de
manera que, para fijarla, el juez debía considerar la naturaleza, modalidades
y circunstancias del delito; las características del inculpado y la posibilidad de
cumplimiento de las obligaciones procesales a su cargo; los daños y perjuicios
causados al ofendido; así como la sanción pecuniaria que en su caso, pudiera
imponerse al inculpado.
Al momento de resolver sobre la procedencia de este derecho se debe
aplicar la ley más benéfica, ya sea la vigente al momento en que se cometió
el ilícito, si ésta permitía que se otorgara dicho beneficio, o bien, la vigente en
la época de emisión del acuerdo respectivo, si esta última le es más favorable.
Asimismo, para que la autoridad judicial pueda decidir si procede o no con-
ceder este derecho fundamental al procesado o sentenciado, no es indispensa-
ble que éste se encuentre privado de su libertad, ni que si está libre se interne
en algún centro de reclusión y se ponga a disposición del juzgador en cuanto a
su libertad personal, porque jurídicamente tiene el carácter de detenido y si la
restricción de su libertad es inminente, debe concedérsele el mencionado be-
neficio constitucional cuando reúna los requisitos de ley; máxime que también
corresponde al juzgador fijar las condiciones que constitucional y legalmente
procedan, a efecto de que no se sustraiga a la acción de la justicia y no se afecte
la continuación del proceso.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

IV. Decreto de reforma de diecisiete de junio


de dos mil dieciséis

El 17 de junio de 2016 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto


por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones del Código
Nacional de Procedimientos Penales; del Código Penal Federal; de la Ley
General del Sistema Nacional de Seguridad Pública; de la Ley Federal para
la Protección a Personas que Intervienen en el Procedimiento Penal; de la
Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro,
Reglamentaria de la Fracción XXI del Artículo 73 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, de la Ley de Amparo, Reglamentaria de
los Artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, de la Ley
Federal de Defensoría Pública, del Código Fiscal de la Federación y de la Ley
de Instituciones de Crédito.
Este decreto entró en vigor al día siguiente de su publicación, esto es, el 18
de junio de 2016, de conformidad con el artículo transitorio primero.
La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sostiene que
la reforma pretendió, por un lado, armonizar el sistema de justicia penal de
corte acusatorio y oral que se instauró a partir de la reforma constitucional de
18 de junio de 2008 y, por otro, coadyuvar en la implementación del modelo
de justicia acusatorio, lo que implicaba hacer una adecuación a nivel federal de
distintas leyes orgánicas y sustantivas.
Dentro de los preceptos legales que fueron reformados, se encuentra el
artículo 191 de la Ley de Amparo, al que se suprimió la porción normativa “la
cual deberá ponerlo en libertad caucional si la solicita y ésta procede”.

V. Aplicación del artículo 191 de la Ley de


Amparo

Para resolver esta Contradicción de Tesis, se consideraron dos aspectos:


1. Al reformarse el artículo 191 de la Ley de Amparo, se suprimió la facul-
tad de la autoridad responsable en el juicio de amparo directo, de pronunciarse
sobre la libertad caucional en favor del quejoso si éste la solicitaba y era proce-
dente, y

271
Contradicción de tesis 234/2017: Libertad caucional...
Alejandro Hernández Urías

2. La reforma de 17 de junio de 2016, también derogó el artículo décimo


transitorio de la Ley de Amparo. Este precepto, en su párrafo segundo, dispo-
nía que en los casos donde no haya entrado en vigor el nuevo sistema de justicia
penal acusatorio, la suspensión en materia penal seguiría rigiéndose conforme
a la Ley de Amparo, publicada el 10 de enero de 1936.
La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideró que
el contenido del citado artículo décimo transitorio es de naturaleza procesal y
que la finalidad pretendida por el legislador fue la de contribuir a la seguridad
jurídica y a evitar la incertidumbre sobre los sistemas procesales aplicables;
por tanto, si el creador de la norma estableció expresamente, por medio de un
artículo transitorio, el momento específico en que una norma concreta queda
derogada y ésta es de naturaleza procesal, ha perdido observancia legal al de-
terminar la pérdida de su vigencia. 5
En ese sentido, si el Poder Legislativo Federal dispuso suprimir del artículo
191 de la Ley de Amparo la porción normativa “la cual deberá ponerlo en
libertad caucional si la solicita y ésta procede”, debe entenderse que en la ac-
tualidad ha desaparecido la facultad de la autoridad responsable para proveer
sobre la procedencia de la libertad bajo caución solicitada por la parte quejosa.
Lo anterior, con independencia de si el proceso seguido al justiciable se tra-
mitó conforme a las reglas del sistema inquisitivo-mixto o procesal acusatorio,
o bien, si en la entidad federativa respectiva se haya implementado o no el sis-
tema acusatorio, pues esas particularidades no son determinantes para aplicar
las disposiciones vigentes de la Ley de Amparo en materia de suspensión.
Así, con motivo de la entrada en vigor del decreto de reforma publicado en
el Diario Oficial de la Federación el 17 de junio de 2016, que trata de la suspensión
del acto reclamado en el juicio de amparo, se deben aplicar las disposiciones
de la Ley de Amparo vigente.

VI. Mecanismo para que el justiciable pueda


obtener su libertad caucional

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideró que el


hecho de que se haya suprimido la posibilidad de solicitar ante el tribunal de
alzada responsable la libertad bajo caución en el amparo directo, no vulnera

5
Tesis: 1a./J. 12/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. I, marzo de
2018, p. 1026.

272
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

el derecho fundamental a la libertad personal porque el legislador federal, en


aras de armonizar el Código Nacional de Procedimientos Penales y la Ley de
Amparo, previó la revisión de la medida cautelar de prisión preventiva, como
mecanismo específico para que el justiciable, en caso de ser procedente, pueda
obtener provisionalmente su libertad, de conformidad con los artículos 153 a
171 del Código Nacional de Procedimientos Penales.
De manera que mediante este mecanismo, si el justiciable se encuentra
bajo los efectos de la medida cautelar de prisión preventiva, válidamente puede
solicitar ante el órgano jurisdiccional ordinario la revocación, sustitución o
modificación de esa medida, en cuyo caso, si las circunstancias del caso lo
ameritan, la autoridad judicial podrá imponer una o varias medidas distintas
de la prisión preventiva.
Este mecanismo no es exclusivo de las personas a quienes se les haya segui-
do proceso conforme al sistema de justicia penal acusatorio, pues de acuerdo
con el artículo quinto transitorio del decreto de reforma de 17 de junio de
2016, los inculpados o imputados a quienes se les instruye proceso bajo el
sistema procesal penal tradicional o mixto, también pueden solicitar la revisión
de la prisión preventiva.
Por tanto, a partir del 18 de junio de 2016 —fecha en que entró en vigor el
decreto de reforma— para el trámite de la suspensión del acto reclamado en
el juicio de amparo directo en materia penal, la autoridad responsable deberá
atender a los lineamientos establecidos en el texto vigente de la Ley de Amparo.
Por ello, ante la solicitud del quejoso de que se conceda la libertad provisio-
nal bajo caución, no es factible la aplicación ultractiva del artículo 191 de la Ley
de Amparo, ni aun bajo las premisas de que el peticionario de amparo fue sen-
tenciado conforme al sistema penal inquisitivo-mixto, o bien, que en la entidad
federativa respectiva no se había implementado el sistema acusatorio, debido
a que esa facultad de la autoridad responsable fue suprimida por el legislador
federal con motivo de la multicitada reforma de 17 de junio de 2016, donde
se buscó hacer compatible el Código Nacional de Procedimientos Penales con
diversas legislaciones, entre ellas, la Ley de Amparo.
Por ende, si al presentarse la demanda de amparo directo se solicita la
libertad provisional bajo caución, no es factible la aplicación ultractiva del
artículo 191 de la Ley de Amparo, porque con motivo de la aludida reforma
ha desaparecido la facultad de la autoridad responsable para proveer sobre la

273
Contradicción de tesis 234/2017: Libertad caucional...
Alejandro Hernández Urías

procedencia de dicho beneficio, de manera que debe limitarse a decretar la


suspensión de oficio y de plano de la resolución reclamada.
En todo caso, en observancia al artículo 14, párrafo primero, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la única limitante en
la aplicación del artículo 191 de la ley de la materia, es la fecha de presentación
de la demanda de amparo, en virtud de que si ésta se presentó con anterioridad
al 17 de junio de 2016, entonces debe aplicarse el artículo 191 de la Ley de
Amparo en su texto anterior a la reforma; en cambio, si se presenta la demanda
con posterioridad a la reforma, entonces se debe aplicar el precepto vigente de
la ley.
Finalmente, considero que la jurisprudencia que se analiza si bien en un
principio puede generar incertidumbre sobre su aplicación debido a lo nove-
doso de su contenido, sobre todo porque en la práctica para los operadores
jurídicos no es fácil mezclar instituciones de un sistema jurídico penal en el
otro; también lo es que al señalar un mecanismo específico para poder solicitar
la revocación, sustitución o modificación de esa medida cautelar prevalece el
principio de presunción de inocencia, consagrado en el artículo 20, apartado
B, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y
artículo 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Si se contempla que la libertad es el derecho más preciado del hombre,
que no se debe restringir más allá de los límites estrictamente necesarios para
asegurar que el sujeto activo del delito no eludirá la acción de la justicia, ya que
la prisión preventiva es una medida cautelar, no punitiva.

VII. Referencias
BIBLIOGRÁFICAS

Burgoa Orihuela, Ignacio, El Juicio de Amparo, 41ª. ed., Porrúa, México, 2006.
Pérez Daza, Alfonso, “La suspensión del acto reclamado”, en Tafoya Hernández, J.
Guadalupe (coord.), Elementos para el estudio del Juicio de Amparo, SCJN, México,
2017.

NORMATIVAS

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Ley de Amparo.
Código Nacional de Procedimientos Penales.

274
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

JURISPRUDENCIALES

Tesis: 1a./J. 77/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época,
t. I, diciembre de 2018, p. 229.
Tesis: 1a./J. 12/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época,
t. I, marzo de 2018, p. 1026.
Tesis: 1a./J. 15/2018, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época,
t. I, agosto de 2018, p. 1008.

275
___________________________________________
PRIMER CONCURSO DE ENSAYO JURÍDICO.
EL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN:
UNA PROPUESTA DE CAMBIO
___________________________________________
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

JUZGAR EN LA INCERTIDUMBRE: EL DESAFÍO


ACTUAL DEL PODER JUDICIAL
JUDGING UNDER UNCERTAINTY: CHALLENGES FACING THE
JUDICIARY
Licurgo Daniel Solorio Banda

Resumen: Un repaso por las teorías del derecho dominantes revela


su insuficiencia para dar cuenta de las diversas implicaciones que tiene
la función judicial. Los nuevos paradigmas exigen repensar la decisión
judicial al momento de interpretar, aplicar y reelaborar las normas
jurídicas. Para ello se requiere un marco teórico robusto para dar cuenta
de nuestras prácticas reales. Esa necesidad se justifica considerando
que la nueva función judicial no se limita a la aplicación lógica de las
normas sino que requiere hacer evaluaciones de tipo económico,
sociológico o moral, acerca de las consecuencias de la decisión judicial
más allá de la letra de la ley. La experiencia de la escuela del realismo
norteamericano, que ha centrado su análisis en cómo razonan los
jueces, sirve de base para los nuevos desafíos en el Poder Judicial por
lo que una propuesta de cambio pasa necesariamente por al análisis
completo de la actividad judicial centrada en el momento cumbre de
la actividad que realizan los jueces: la decisión judicial.

Palabras clave: Positivismo; realismo jurídico; principios;


constitucionalismo; interpretación; pragmatismo; función judicial.

Abstrac: A review of the dominant theories of law reveals its


insufficiency to account for the various implications of the judicial
function. The new paradigms require rethinking the judicial decision
when interpreting, applying and reworking legal norms. This requires
a sufficiently robust theoretical framework to account for our real
practices. This need is justified considering that the new judicial
function is not limited to the logical application of the norms, but
requires making economic, sociological or moral evaluations about
the consequences of the judicial decision beyond the letter of the law.
The long experience of the school of legal realism, which has focused
its analysis on how judges reason, serves as a basis for new challenges
in the Judiciary so a change proposal necessarily involves a full analysis
of judicial activity focused at the peak of the activity carried out by the
judges: the judicial decision.

Keywords: Positivism; legal realism; principles; constitutionalism;


interpretation; pragmatism; judicial function.

279
Juzgar en la incertidumbre: el desafío actual del poder judicial
Licurgo Daniel Solorio Banda

Sumario: I. Introducción. II. Los paradigmas jurídicos. III. Las


teorías antes y después de Hart. IV. El juez creador del derecho. V.
Los realistas en serio. VI. A modo de conclusión. VII. Referencias.

I. Introducción

S e suele decir —o solía decirse— que el siglo XXI es el siglo de los


jueces. Después de una época en la que primó la convicción de
que los legisladores serían los que mejor personificaran la voluntad
popular, como ocurrió después de la gran revolución francesa, pasando por el
surgimiento del gran estado administrativo en la era del New Deal estadouni-
dense en el que primó el poder ejecutivo, surge el poder judicial en medio de
una nueva realidad social. Con la expansión del derecho internacional de los
derechos humanos los jueces fueron adquiriendo notoriedad y visibilidad en el
espacio público, pues correspondía a estos delimitar sus alcances y aplicarlos
frente a los otros poderes públicos, principalmente, y delinear la relación del
Estado con sus ciudadanos. En ese escenario es donde radica una de las cues-
tiones más complejas para el ideal del imperio de la ley: el papel de los jueces
en el Estado Constitucional de Derecho ante la indeterminación de las normas
jurídicas.
El Poder Judicial de la Federación ha sido receptivo de las doctrinas jurídi-
cas elaboradas en el ámbito europeo, y últimamente, con mayor fuerza, de los
precedentes judiciales del país vecino del norte. Ello se explica en función de la
diversidad de Tribunales Constitucionales que fueron configurando los alcan-
ces jurídicos de los derechos fundamentales pertenecientes al espacio común
europeo. En otras latitudes, es notoria la influencia de la Corte Suprema de
los Estados Unidos de América en el resto de los Tribunales Constitucionales
en los precedentes sobre la prohibición de discriminación, acciones afirma-
tivas, aborto, eugenesia, jornadas laborales, libertad de expresión, así como
cuestiones propias del sistema federalista. El ícono de esa influencia es Marbury
vs Madison, en la que la judicatura se atribuye el poder de revisar la constitucio-
nalidades de las leyes.
Por definición, el juez resuelve conforme a derecho, es decir, reglas preexis-
tentes a los hechos. La dificultad radica en que el juez debe pronunciarse en
todos los casos, aun y cuando no existan reglas claras fijadas con anterioridad a
los hechos que resuelvan el conflicto. Estos casos serían aquellos que la teoría
conoce como “casos difíciles”. Esas dudas se generan ya sea por las caracte-
rísticas de vaguedad o ambigüedad de las que adolece todo lenguaje, o por

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

indeterminación en la norma, según la fórmula que haya utilizado el legislador


como creador del texto normativo.
La función de aplicar el derecho también implica cuestiones meta-jurídicas
como la ideología, la formación jurídica, la escuela iusfilosofica en la que se
adscriba el juez —consciente o inconscientemente— incluidos aquí los tres gran-
des modos tradicionales de pensar la ciencia jurídica: positivismo, naturalismo
y realismo jurídico. Sin embargo, irónicamente, la teoría elaborada desde la
experiencia práctica de los abogados y jueces es la que menos atención a mere-
cido en nuestra tradición jurídica. En este panorama, es de primer orden abrir
el debate en la judicatura nacional respecto a diversos tópicos que alimentan
y giran en torno a la función judicial, pues como bien subrayó el jurista Luis
Recasén Siches, no hay nada más práctico que la teoría.

II. Los paradigmas jurídicos

Se atribuye a Thomas Kuhn el término “paradigma”1 para describir un estado


particular respecto a un tema de investigación científica sujeto a la crítica y que
ante el avance de nuevos argumentos se provoca un cambio, un cambio que
se percibe como revolucionario porque deja de lados suposiciones establecidas
acerca del derecho. En nuestra tradición jurídica se hace patente el surgimiento
de un paradigma en el reconocimiento implícito del juez como participe en
la creación del derecho, ya sea con motivo del constitucionalismo, o por la
adopción de nuevas teorías de la interpretación. Éste reconocimiento vendría,
además, propiciado por el desarrollo de los derechos humanos y la obligación
del juez de verificar no sólo la correspondencia entre la ley y la Constitución
sino además en relación con las convenciones internacionales de derechos hu-
manos. En este mar de dudas es que surge una serie de métodos interpretativos
y técnicas como la interpretación conforme o el principio pro persona.
Entre éstos, cobra relieve el papel de los jueces frente a la judicialización de
los derechos económicos, sociales y culturales que implican acercar a los jueces
herramientas de análisis familiares a las disciplinas sociológicas, económicas,
psicológicas y de moralidad social que tornan la labora del juez central en el
Estado Constitucional de Derecho.

Kuhn, Tomas, La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Económica, México,
1

1971.

281
Juzgar en la incertidumbre: el desafío actual del poder judicial
Licurgo Daniel Solorio Banda

III. Las teorías antes y después de Hart


Los estudios acerca de la naturaleza del derecho tienen su punto de quiebre
en el tema de la relación entre el derecho y la moral que se presenta en la
decisión judicial. Hans Kelsen llegó al extremo de señalar que ante la ausencia
de norma, el juez no estaría constreñido por ninguna norma del ordenamiento
jurídico por lo que sería libre para establecer la consecuencia normativa a los
hechos; de este modo caería en un ultrairracionalismo. Este modo de entender la
discrecionalidad judicial encaja en el modelo de discreción fuerte, contrario a
una visión como la de Ronald Dworkin, en la que reconoce la labor creativa
del juez pero un sentido débil, ya que esa discrecionalidad estaría limitada por
el derecho en su conjunto, entendido éste como una comprensión holística de
las prácticas jurídicas, los principios de moralidad jurídica y de justicia política.
Según el prolífico autor estadounidense, esa comprensión holística del derecho
nos conduciría a una única respuesta correcta equivalente a la mejor versión
posible acerca de lo que el derecho exige en una comunidad determinada.
En un punto intermedio, entre la pesadilla y el noble sueño,2 las teorías
intermedias explicarían que la discrecionalidad judicial no es un ejercicio para
todos los casos sino únicamente en aquellos en los que la respuesta no viene
determinada de antemano en una regla preexistente. Entre más clara sea la
norma aplicable menor será el grado de discreción, y entre mayor obscuridad
la discrecionalidad será mayor. Decía el profesor de Oxford, que el derecho
presenta “casos claros”, en los que la respuesta viene determinada por una
regla, pues existe “certeza” sobre la consecuencia que señala el texto normativo.
También habrá “casos difíciles”, en los que la norma se encuentra en lo que de-
nomina “zona de penumbra”, por lo que ante la ausencia de claridad respecto a
lo que la norma exige el aplicador tiene el deber de ejercer su discrecionalidad
Esto, es lo que llamamos el fenómeno de la indeterminación jurídica. Las teo-
rías intermedias de la interpretación otorgan a la discrecionalidad judicial un
papel relevante pero no determinante, sin embargo, no conceden un criterio
para definir cuando el caso será catalogado como claro u oscuro, lo que deja
incompleta la teorización sobre los desacuerdos en el derecho.
Después de que Hart, en su obra El Concepto de Derecho, aceptara la existencia
de un contenido mínimo moral en todo derecho positivo, pues sólo de esta forma
podría asegurarse en adecuado seguimiento de las reglas por parte de sus des-
tinatarios, se dio un cisma dentro del positivismo y de esa división surge el de-

2
Utilizo aquí la expresión de H.L.A Hart para referirse a las teorías extremas sobre la decisión
judicial en el texto que publicó el profesor inglés titulado: “American Jurisprudence Through English
Eyes: The Nightmare and the Noble Dream”.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

bate sobre la incorporación de la moral al derecho. Jules Coleman ha sido uno


de los principales exponentes de la posición a favor de la incorporación, pues
sostuvo que el derecho que incorpora cuestiones de moralidad siguen siendo
igualmente válido a condición de que el propio sistema de derecho prevea una
regla expresa para ese fin. 3
Esta posición teórica encaja bien en la aplicación de los derechos humanos
pues son derecho positivo válido, que exigen por parte de los jueces un nivel
de concreción con referencias a la moral, por ejemplo, los conceptos dignidad
humana, libertad, interés superior, y otros similares, con una carga emotiva y
moral fuerte. Aquí es donde Dworkin se vuelve importante. Su concepción del
derecho incluyente de materiales normativos distintos a las reglas tradicionales,
como los principios y las directrices constitucionales, así como la moralidad
política, son una herramienta poderosa a la hora de justificar lo que los jueces
hacen cuando configuran derechos fundamentales y dan contenido a dichas
pautas normativas constitucionales, pues esa labor del juez ya no es solamente
una labor deductiva lógica sino implica una evaluación completa del caso en
el que se evalúen consideraciones de tipo moral y de justicia acerca de cuáles
deben ser los derechos humanos que formen parte del elenco de derechos
fuertes que deben ser respetados, protegidos y promovidos por el Estado.

IV. El juez creador del derecho

La función creadora del juez está vinculada al sistema político en el que se


desenvuelve. El liberalismo político de los derechos humanos se ha expandi-
do por el mundo y ha introducido en los sistemas constitucionales derechos
morales como los derechos humanos. Ello, inevitablemente condujo a la labor
creadora del juez. Debe sumarse el papel del juez como actor fundamental en
el llamado litigio estratégico, que ha sido utilizado por los operadores jurídicos
para configurar derechos humanos de corte económico social y que esperan
del juez una directriz de política pública para dotarlos de contenido aplicado
en la realidad, es decir, el juez ya no es un mero espectador del ámbito político
sino un actor de primer orden. Por ejemplo, la Suprema Corte de Justicia de
la Nación ha definido y configurado los alcances de los derechos indetermi-
nados y que aparecen en nuestra Constitución como dignidad humana, libre
desarrollo de la personalidad, planes de vida, libertad de expresión, derecho
al agua, derecho la educación, etcétera, que ha significado para los poderes
Aparece citado en Escudero Alday, Los Calificativos del Positivismo Jurídico, Cuadernos Civitas,
3

Madrid, 2004, p. 87.

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Juzgar en la incertidumbre: el desafío actual del poder judicial
Licurgo Daniel Solorio Banda

públicos una llamada de atención en un esquema de gobernanza colabora-


cionista entre poderes. En un escenario así adquiere mayor relieve el papel
del juez pues ya no es exclusivamente un mero aplicador mecanicista de las
normas sino partícipe de la definición de contenidos, como un copartícipe en
la creación del derecho. Y es en este último sentido donde acertó el precursor
del realismo jurídico estadounidense, al subrayar la importancia de los historia
en la aplicación del derecho pues sólo conociendo la fuente y los orígenes de
las instituciones jurídicas es posible proyectar hacia el futuro las consecuencias
de las decisiones judiciales. De ahí la importancia de rescatar los sentidos del
realismo jurídico desarrolladas durante más de un siglo, surgidas no de los
libros sino de la experiencia real que fueron acumulando los jueces, pues esa
forma de concebir el derecho es la que puede dar cuenta con mayor exactitud
sobre de la función judicial.

V. Los Realistas en serio

El realismo jurídico, esencialmente, es una teoría escéptica sobre el papel que


juegan reglas al momento determinar una sentencia. No desconocen la función
del derecho positivo, pero señalan que conocer el derecho es conocer lo que
en realidad hacen los jueces en la práctica al momento de decidir sus casos, y
ahí, sólo ahí, es donde reside el sentido del derecho. Distinguen entre aquellas
razones en el papel (normas jurídicas) y las razones efectivas que determinan
verdaderamente la respuesta (factores extra jurídicos). En uno de sus extremos,
se ha caricaturizado al realismo como una doctrina que explica la decisión
judicial en función de factores irracionales o meramente emotivos como “lo
que el juez desayunó por la mañana”.
Jerome Frank fue una de las voces más significativas en los planteamientos
realistas. Abogado practicante en los años treinta, en Chicago y Nueva York,
funcionario de la administración pública federal y Juez Federal de Apelaciones
del Segundo Circuito de 1941-1957. En su obra, El derecho y la mente moderna,
describe el derecho como lo que ha sucedido o sucederá en los casos concretos.
Los precedentes y las reglas son sólo artefactos para armar4 . Las decisio-
nes pasadas sirven de guía para predecir las decisiones futuras, sin embargo,
conocer el derecho no se limitaría al estudio de los precedentes, pues Frank
propuso otro elemento relevante a considerar: la personalidad del juez.

4
Frank, Jerome, Law & the modern mind, Brentano´s, New York, 1930, (Transaction Publishers,
New Jersey, 2009, p. 297).

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

En su libro, El derecho y la mente moderna, Jerome Frank hace un ejercicio de


análisis sobre cómo funciona efectivamente el derecho en la realidad que es
aplicado por los jueces. Fue precursor de los análisis de rasgos psicológicos
y sociales en el estudio del derecho. Más que describir la función judicial en
términos de lógica deductiva, como un proceso que iniciaba con una premisa
mayor, seguida de una menor que condujera a una conclusión, sostuvo que los
jueces al leer los hechos del caso que le es sometido a su jurisdicción, primero
toman una conclusión preliminar a la que consideran que se debe llegar, para
después encontrar las premisas que justifiquen aquella decisión inicial, es decir,
que el proceso de juzgar se realiza a la inversa de lo que comúnmente se piensa.
En otras palabras, el acto de decidir comienza con una conclusión más o menos
formada, y después, se van escogiendo las premisas que den contenido a esa
conclusión. Para el realismo jurídico las reglas preexistentes son insuficientes
para eliminar la predisposición que como todos los seres humanos tienen los
jueces. 5
La concepción del realismo sólo puede ser concebida en contraste con el
formalismo. Su crítica vendrá asentada sobre la concepción de que las respues-
tas acerca de lo que el derecho exige, vienen determinadas por una deducción
lógica a partir de ciertos principios coherentes y ordenados que informan el
contenido del derecho. La vida del derecho no ha sido la lógica, sino la expe-
riencia, expresó Oliver Wendell Holmes, en su conferencia en la Universidad
de Boston en 1897, publicada con el título La Senda del Derecho. Ahí, describió
la naturaleza del derecho como una predicción sobre la reacción de los jueces
hacia los hechos que se les presentan. Estas ¨profecías¨ pueden ser tomadas en
dos vertientes. La primera, aquella que caracterizaría la predicción por medio de
los precedentes o decisiones previamente tomadas por los jueces no es proble-
mática sino hasta intuitiva, pues conocer las decisiones pasadas para profetizar
acerca de las decisiones futuras, es cómo funciona naturalmente el sistema de
precedentes. Sin embargo, Holmes enfoca su aserto en los factores de compor-
tamiento judicial, que son los estímulos provocados por los hechos alrededor
del caso, las ideologías personales y políticas, el bagaje cultural y social.
En El Concepto de Derecho, H.L.A Hart reconoció el carácter indeterminado
del derecho, pero atribuyó esa indeterminación al lenguaje en el que está for-
mulado ese derecho, mediante sus reglas. En cambio, Holmes puso el acento
en la indeterminación —ya no causada y explicada por la semántica—por la
imposibilidad de guiar el razonamiento de los jueces por medio de reglas de-

Idem, p. 108.
5

285
Juzgar en la incertidumbre: el desafío actual del poder judicial
Licurgo Daniel Solorio Banda

ducidas lógicamente. Su escepticismo se verá reflejado en su frase: siempre es


posible darle forma lógica a cualquier conclusión.
El marcado escepticismo que mostró en sus orígenes el realismo ha lleva-
do a diversos teóricos actuales a reformular las críticas exageradas iniciales
—aunque en ocasiones necesarias— sobre la función judicial. Por ello que es
necesario hacer un llamado a un nuevo realismo jurídico que rescate lo mejor
de sus planteamientos, que considere la urgencia de una teoría de la decisión
judicial que permita reconocer y discutir la práctica social de la función del juez
ante los nuevos paradigmas.

VI. A modo de conclusión

Como advierte el profesor Francisco Laporta —jubilado hace algunos años de


la cátedra de Filosofía del Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid— la
falta de predecibilidad puede ser letal para el funcionamiento del derecho como
practica social.6 Es por ello que ante nuevas formas de concebir el derecho,
como lo plantea el desafío de la constitucionalización del ordenamiento jurídico,
es indispensable que la teoría que adopten los jueces constitucionales transite
en un equilibrio entre el formalismo y el realismo jurídico, con énfasis en una
concepción multidisciplinaria en la toma de decisiones.
La historia de las ideas acumulada en las bibliotecas que hablan del ideal
del derecho y la función judicial son el camino transitado para apuntalar hacia
el futuro una mejor senda para el papel del jurista del siglo que comienza. Las
revoluciones tecnológicas y las luchas por la justicia social, en medio del triunfo
del liberalismo económico como forma de producción, sugieren que el papel
del derecho —y por ende de sus aplicadores e intérpretes— será decisivo para
la gobernabilidad. Asimismo, los desacuerdos sociales acerca de los modelos
de justicia que deben implementarse, exigen al juez una visión integral del or-
denamiento jurídico a la par de una formación ética, política y filosófica, que
proporcione marcos teóricos suficientes para evaluar la instrumentación de la
política de los derechos humanos.
En ese tenor, es importante la deferencia judicial como una forma de auto
restricción, para evitar un gobierno de los jueces en detrimento de los órganos
democráticos y representativos, pero que, a su vez, consagren la última palabra en
el momento de definir, establecer, promover y proteger los derechos humanos,
que es la principal encomienda del defensor de la Constitución. La textura
6
Laporta, Francisco, El imperio de la ley. Una visión actual, Trotta, Madrid 2007, p. 134.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

abierta de las normas con las cuales trabaja el juez contemporáneo no debe
implicar que se convierta en un actor en la arena política, sino en el ámbito del
derecho donde existen normas claras y predeterminadas, o normas delegadas
al juez que le conceden libertad para configurar los contenidos normativos.
A su vez, el carácter multidisciplinario de los derechos humanos exige que el
juez evalúe sus decisiones en cuestiones de impacto social, económico y cul-
tural. Más que autoerigirse como un actor político, el juez debe considerar su
ideología, pero sólo entendida como un cuerpo de creencias coherentes sobre la
economía, sociedad y la política social que da forma y contenido a las interro-
gantes sociales.
Asimismo, debe retomarse el aspecto psicológico de la decisión judicial que
denunciaron los primeros realistas. Con mayor razón, al considerar que la neu-
rociencia actual está dejando aquella vieja separación entre emoción y razón,7
por tanto, debe rescatarse la confianza en la intuición, en nuestra búsqueda
por la justicia y el derecho, la cual no es una manifestación innata sino que los
jueces van adquiriendo con la experiencia.
Al margen de lo anterior, es necesario un llamado a los legisladores para
contar con mejores reglas que cumplan con los estándares suficientes para que
el juez reconozca con cierta facilidad en cuales casos se le delegó la facultad
de cuasi-legislar, y también poder conocer con prontitud cuando el legislador ha
dispuesto la última palabra dejando el problema saldado que envíe un men-
saje al juez deferente hacia la creación legislativa, o inclusive, esa deferencia
se muestra útil y trascendente cuando se somete al arbitrio judicial a ciertas
áreas especializadas de la administración pública, pues en esas zonas el juez
reconoce el carácter experto de quien fija la decisión y aplica su deferencia.
Juan Carlos Bayón señala que cuanto mayor sea el número de disposiciones
constitucionales formuladas en términos muy abstractos, cuyo significado sea
esencialmente controvertido, y cuanto menor sea la autocontención de los jue-
ces constitucionales y su deferencia ante la interpretación de esas disposiciones,
tanto más podrá afirmarse que límites al poder de éste se encuentra en manos
de los jueces constitucionales. Nadie podría argumentar que es contradictorio
que los seres humanos seamos libres al mismo tiempo que estamos sometidos
al imperio de la ley; esa misma paradoja se reproduce en la labor judicial.
Antonio Damaso, médico neuro-científico, de la Universidad de Los Ángeles, en su libro “El
7

error de descartes”, propone que la razón humana depende de varios sistemas cerebrales,
que trabajan en conjunto en muchos niveles de organización neuronal, en lugar de en un solo
centro cerebral. Tanto las regiones cerebrales de “alto nivel” como las de “bajo nivel” (donde
surgen las emociones y los sentimientos) cooperan en la creación de la razón.

287
Juzgar en la incertidumbre: el desafío actual del poder judicial
Licurgo Daniel Solorio Banda

VII. Referencias
Kuhn, Tomas, La estructura de las revoluciones científicas, 1ª edición en español Fondo de
Cultura Económica, México, 1971
Escudero Alday, Los Calificativos del Positivismo Jurídico, Cuadernos Civitas, Madrid 2004
Frank, Jerome, Law & the modern mind, Brentano´s, New York, 1930; Transaction
Publishers, New Jersey, edition 2009
Laporta, Francisco. El imperio de la ley. Una visión actual. Editorial Trotta, Madrid 2007
Dworkin, Ronald, La justicia con toga, Marcial Pons, Madrid, España, 2007.
Bayón, Juan Carlos, El impero de la ley y la interpretación y aplicación del derecho: dos visiones,
Cuaderno de filosofía del derecho, edición especial, España, 2017.
Posner, Richar A., “The role of the judge in the twenty-first century”, Boston University
Law Review 1049, 2006.

288
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

EL PAPEL DEL JUEZ EN LA ACTUALIDAD FRENTE


AL PROCEDIMIENTO ABREVIADO. ANÁLISIS
DE SENTENCIAS DEL PODER JUDICIAL DE LA
FEDERACIÓN
THE ROLE OF THE JUDGE IN FRONT OF THE ABBREVIATED
PROCEDURE. ANALYSIS OF SENTENCES OF THE FEDERAL
JUDICIAL POWER

Mario Armando Sandoval Islas

Resumen: El procedimiento abreviado regulado en la Constitución


y en el Código Nacional de Procedimientos Penales debe ser
interpretado como un derecho de toda persona imputada o acusada.
Lo anterior, a la luz de la reforma constitucional de derechos
humanos de 2011 y bajo una interpretación conforme en sentido estricto. No
es adecuado el alcance que se le da al procedimiento abreviado por
parte de las y los Jueces del Poder Judicial de la Federación. Aunque la
Suprema Corte de Justicia de la Nación ha interpretado correctamente
al procedimiento abreviado, no se le ha hecho la siguiente pregunta:
¿es una facultad del Ministerio Público o un derecho de toda persona
imputada o acusada?

Palabras clave: Procedimiento abreviado; derechos humanos,


Ministerio Público; interpretación conforme en sentido estricto; Poder
Judicial de la Federación.

Absrtact: The abbreviated procedure regulated in the Constitution


and in the National Criminal Procedures Code must be interpreted as
an accused person´s right. The former, in light of the constitutional
reform of 2011 regarding human rights and under confirmity interpretation
in strict sense. The scope given to the abbreviated procedure by Federal
Judicial Power Judges is inadequate. Although the Supreme Court has
interpreted the abbreviated procedure in a correct way, it hasn´t been
asked the following question: is it a faculty of the Prosecution authority
or is it every acussed person´s right?

Keywords: Abbreviated procedure; human rights; Prosecution


authority; confirmity intepretation in strict sense; Federal Judicial
Power.

289
El papel del Juez en la actualidad frente al procedimiento abreviado...
Mario Armando Sandoval Islas

Sumario: I. Introducción II. Planteamiento del problema: facultad


exclusiva del Ministerio Público III. Análisis de sentencias del Poder
Judicial de la Federación IV. Propuesta: interpretación conforme en
sentido estricto V. Conclusiones VI. Referencias.

I. Introducción

A partir de la reforma penal de 2008 se introdujeron a nuestro sis-


tema jurídico una serie de salidas para solucionar los conflictos de
manera diferente a la tradicional. Éstas permiten descongestionar
al sistema penal acusatorio, ya que para su correcto funcionamiento se requiere
que sólo un pequeño porcentaje (10%) de causas penales lleguen a juicio oral.1
En el procedimiento abreviado (en adelante abreviado) se privilegia el
acuerdo entre Fiscal y persona imputada a efecto de concluir el proceso penal
anticipadamente. Se permite al Estado terminar el asunto con menor inversión
ante la notable existencia de datos y evidencia que apuntan a que la persona
será declarada culpable. La persona imputada adelanta y acepta su culpabilidad
y obtiene una disminución de la pena.2
La primera cuestión que me incitó a estudiar al abreviado es que escuché en
clases que su regulación abre paso a la corrupción por parte de las y los agentes
del Ministerio Público. Si la solicitud del abreviado es una facultad exclusiva
de la Fiscalía y la persona imputada quiere obtener una reducción de pena,
necesariamente tiene que convencer al Ministerio Público de solicitarlo.
Las personas que leen el presente ensayo fundadamente pueden argumen-
tar que la corrupción que caracteriza a las agencias del Ministerio Público
debe solucionarse de otras formas y de ninguna manera pretender que las y los
Jueces tienen el deber de combatir las malas prácticas que se dan en el interior
de las Procuradurías o Fiscalías. Acepto y comparto este argumento.
No obstante lo anterior, pienso que, a más de 10 años de la reforma penal,
las y los Juzgadores del Poder Judicial de la Federación están interpretando
equivocadamente al abreviado. Pienso que con una interpretación a la luz de

1
Bardales Lazcano, Erika, Medios Alternos de Solución de Conflictos y Justicia Restaurativa. Teoría y
Práctica, 2ª ed., Flores, México, 2017, p. 4.
2
Sena Velázquez, Julio Veredín, “El control constitucional del procedimiento abreviado en el
sistema procesal acusatorio”, Revista del Centro de Estudios Constitucionales, año IV, núm. 7, julio-
diciembre, México, 2018, p. 272.

290
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

la reforma de derechos humanos de 2011 alcanza para que sea entendido como
un derecho de toda persona imputada o acusada.
Si bien la Suprema Corte de Justicia de la Nación hizo un correcto pronun-
ciamiento del abreviado en el amparo directo en revisión 1619/2015, lo cierto
es que el tema que en el presente ensayo se plantea no ha sido resuelto por
el Máximo Tribunal. Tarde o temprano esta problemática llegará a la Corte
debido a que el sistema de justicia penal acusatorio sigue consolidándose.

II. Planteamiento del problema: facultad


exclusiva del Ministerio Público

Bajo una interpretación tradicionalista y sin atender a la reforma de derechos


humanos de 2011, no hay duda que existen argumentos para considerar que
la solicitud del abreviado es una facultad exclusiva del Ministerio Público. Por
cuestión de método quiero que las personas que leen el presente ensayo sepan
cuáles son estos argumentos, para que posteriormente ponderen si son sufi-
cientes ante la propuesta de este ensayo.
De acuerdo con la exposición de motivos3 del Código Nacional de
Procedimientos Penales (en adelante CNPP), la procedencia del abreviado
está a cargo de las Procuradurías. Estos órganos son los encargados de la per-
secución penal y deben controlar al interior de la institución los casos en que
proceda que la o el Ministerio Público pueda aceptar y solicitar un abreviado.
Por su parte, el artículo 201 del CNPP establece que para autorizar el abre-
viado, la o el Juez debe verificar que la o el Ministerio Público lo solicite. El
artículo 202 establece que la o el Ministerio Público podrá solicitar la apertura
del abreviado después del auto de vinculación a proceso y hasta antes del auto
de apertura a juicio oral.
El Décimo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito inter-
pretó al abreviado en el amparo indirecto en revisión 294/2018.4 Se afirmó que
3
Iniciativa con proyecto de decreto por la que se expide el Código Procesal Penal para la
República Mexicana, Cámara de origen: senadores, Exposición de motivos, México, D.F. 30 de
abril de 2013, pp. 103-107.
4
Expediente judicial relativo a la revisión penal 294/2018 del índice del Décimo Tribunal
Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito de la Ciudad de México, resuelto en la
sesión de veintisiete de febrero de dos mil diecinueve, pp. 7-9. Solicitud: Respuesta del
Consejo de la Judicatura Federal a la solicitud de información hecha vía Plataforma Nacional
de Transparencia registrada con el folio 0320000279919, de 21 de mayo de 2019. De este
amparo derivó una tesis aislada: Tesis (A): VI.2o.P.57 P (10a.), Semanario Judicial de la Federación

291
El papel del Juez en la actualidad frente al procedimiento abreviado...
Mario Armando Sandoval Islas

la facultad para solicitar la apertura del abreviado es exclusiva del Ministerio


Público porque así se lo concede tanto la Constitución como el CNPP. Se
señaló que la regulación no tutela derechos en favor de las personas imputadas.
Hasta aquí quedan enunciados los argumentos para considerar la solicitud
del abreviado como una facultad exclusiva del Ministerio Público: exposición
de motivos, los artículos 201 y 202 del CNPP y una interpretación de un
Colegiado de dichos preceptos. Ahora, ¿cómo lo están interpretando las y los
Juzgadores encargados del sistema penal acusatorio del Poder Judicial de la
Federación?

III. Análisis de sentencias del Poder Judicial


de la Federación
Me parece de la mayor importancia que las personas que se dedican a la
investigación jurídica trabajen con datos empíricos para saber la forma como
funciona nuestro sistema jurídico. Para el presente ensayo trabajé con sentencias
que desde hace meses solicité al Poder Judicial de la Federación por vía de la
Plataforma Nacional de Transparencia.
En una primera respuesta, el Consejo de la Judicatura Federal me informó
la cantidad de sentencias que se dictaron en abreviados durante el año 2018, 5 y
me especificó en una tabla de Excel los siguientes datos: número de expedien-
te, circuito, órgano jurisdiccional, fecha de la sentencia y sentido (condenatoria
o absolutoria).
De las más de 5,000 sentencias que se dictaron en 2018 por vía del abre-
viado a nivel federal tomé una muestra al azar de 382. Me cercioré que tuviera
por lo menos una sentencia de cada circuito; mientras en un circuito salieron al
azar más de 20 sentencias, en otros solamente 1. En algunos circuitos se dictan
más sentencias que en otros y esto se reflejó en la muestra.
Hecha una nueva solicitud, el Consejo de la Judicatura Federal me hizo
entrega 6 de las sentencias de manera ordenada. De las 382 sentencias, para el
presente ensayo estudié 100 que nunca había utilizado para otros fines. Me encontré

y su Gaceta, Décima Época, s.t., junio de 2019, s.p. Reg. Digital 2020087.
5
Respuesta del Consejo de la Judicatura Federal a la solicitud de información hecha vía
Plataforma Nacional de Transparencia registrada con el folio 0320001009018, de 14 de enero
de 2019.
6
Respuesta del Consejo de la Judicatura Federal a la solicitud de información hecha vía
Plataforma Nacional de Transparencia registrada con el folio 0320000054419, de 18 de
febrero de 2019.

292
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

con una serie de razonamientos que usaré para robustecer mi propuesta: el


abreviado es un derecho de toda persona imputada o acusada.
Después de analizar las 100 sentencias advertí que ningún Juez ha interpre-
tado al abreviado como un derecho de toda persona imputada o acusada. Sin
embargo, me di cuenta de algo curioso: en algunas sentencias no se respetó el
artículo 202 del CNPP referente a que el abreviado sólo puede llevarse después
de la vinculación a proceso y hasta antes del auto de apertura a juicio oral.
Por lo señalado anteriormente y para el análisis de las 100 sentencias ela-
boré una tabla de Excel donde puse los rubros siguientes:

Ministerio Público Ministerio Público no


Número de Centro de solicitó el abreviado en solicitó el abreviado en
Circuito Fecha
expediente justicia el momento procesal el momento procesal
oportuno oportuno

Mi conclusión fue la siguiente: de las 100 sentencias sólo en 3 no se cum-


plieron las reglas de oportunidad; en las 97 restantes el abreviado lo solicitó el
Ministerio Público después del auto de vinculación a proceso y antes del auto
de apertura a juicio oral. Gráficamente, mi conclusión de las 100 sentencias
analizadas quedó de la siguiente manera:

Para analizar las 3 sentencias donde no se cumplieron las reglas de oportu-


nidad realicé una nueva tabla con los siguientes datos:

293
El papel del Juez en la actualidad frente al procedimiento abreviado...
Mario Armando Sandoval Islas

Momento procesal
Número
Fecha de en que se solicitó
Circuito de Centro de Justicia Penal
resolución el abreviado
expediente
Centro de Justicia Penal
Federal en el Estado de Después del auto
26 37/2017 22/05/2018 Baja California Sur, con de apertura a juicio
residencia en La Paz oral

Centro de Justicia Penal


Después del auto
Federal en el Estado de
27 48/2018 29/10/2018 de apertura a juicio
Quintana Roo
oral
Centro de Justicia Penal
Después del auto
Federal en el Estado de
22 6/2018 12/09/2018 de apertura a juicio
Querétaro
oral

Estas tres sentencias son sumamente interesantes porque el abreviado se


solicitó y se realizó después del auto de apertura a juicio oral; la o el Ministerio
Público tiene la oportunidad de solicitarlo hasta antes de dictarse el aludido
auto. Incluso, vale la pena señalar que un Juez de juicio oral no puede conocer
de un abreviado, puesto que está reservado a las y los Jueces de Control.
Los Juzgadores que dictaron estas sentencias usaron una serie de razona-
mientos para que un abreviado se llevara sin respetar las reglas de oportu-
nidad que marca en CNPP. ¿Cuáles son los argumentos que utilizaron los
Juzgadores? Se pueden resumir en dos: control de constitucionalidad ex officio
e interpretación pro persona. Analicemos los 3 razonamientos:

• El artículo 202 del CNPP limita la celebración del abreviado hasta


antes de la emisión de apertura a juicio oral, sin embargo, en atención
al principio pro persona contemplado en el artículo 1° constitucional, se
desaplicó la porción normativa, ya que el 20, apartado A, fracción VII
de la Constitución no prevé en qué momentos deja de ser oportuno la
celebración del abreviado.7
• La formalidad exigida por el artículo 202 del CNPP no puede estar
por encima del derecho concedido en el artículo 17 constitucional,
referente a privilegiar la solución de conflictos sobre los formalismos
procedimentales. No se vulnera el principio de presunción de
inocencia ya que el acusado reconoce su participación y se allana; a

7
Sentencia de procedimiento abreviado relativa a la causa penal 37/2017 del índice del Centro
de Justicia Penal Federal en el Estado de Baja California Sur, con residencia en La Paz,
resuelto en audiencia de 22 de mayo de dos mil dieciocho, p. 2.

294
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

cambio obtiene una pena mínima reducida.8


• El abreviado comulga con el derecho fundamental de una impartición
de justicia pronta, expedita y completa, debido a que se resuelve de
manera definitiva el asunto. No se puede realizar una interpretación
armónica del artículo 202 del CNPP con el sistema acusatorio porque
se transgrede el derecho humano contemplado en el artículo 17
constitucional.9

Me parece oportuno señalar que en los tres asuntos mencionados se des-


aplicó el artículo 202 del CNPP por considerarlo contrario al derecho humano
consagrado en el artículo 17 de la Constitución. A lo anterior se le llama control
de constitucionalidad ex officio en su vertiente de inaplicación. Esta interpretación
es pertinente para el caso que nos ocupa, aunque con sus reservas.

IV. Propuesta: interpretación conforme en


sentido estricto

De acuerdo con el expediente varios 912/201010 los pasos para hacer un control
de constitucionalidad ex officio son los siguientes: interpretación conforme en sentido
amplio, en sentido estricto y finalmente la inaplicación de la ley cuando las anteriores
no sean posibles. Sostengo que para el caso que estamos analizando se debe
hacer una interpretación conforme en sentido estricto.
La interpretación mencionada implica que cuando haya varias interpreta-
ciones jurídicamente válidas, las y los Jueces deben preferir la que hace a la
ley acorde con los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los
tratados internacionales en los que el Estado mexicano sea parte. Además, las
y los Jueces deben preferir la interpretación que más favorezca a la persona. En el
caso de la solicitud del abreviado, ¿hay varias interpretaciones posibles?
Para responder esta pregunta primero hay que sentar las bases constitucio-
nales: si la solicitud del abreviado fuera una facultad exclusiva del Ministerio

8
Sentencia de procedimiento abreviado relativa a la causa penal 06/2018 del índice del
Centro de Justicia Penal Federal en el Estado de Querétaro, resuelto en audiencia de 12 de
septiembre de dos mil dieciocho, p. 2-3.
9
Sentencia de procedimiento abreviado relativa a la causa penal 48/2018 del índice del Centro
de Justicia Penal Federal en el Estado de Quintana Roo, resuelto en audiencia de 29 de
octubre de dos mil dieciocho, p. 1-8.
10
Expediente varios 912/2010, Ponente: Min. Margarita Beatriz Luna Ramos, Encargado del
Engrose: José Ramón Cossío Díaz. Resuelto por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación. Votado el 14 de julio de 2011.

295
El papel del Juez en la actualidad frente al procedimiento abreviado...
Mario Armando Sandoval Islas

Público, ¿por qué no se estableció en el artículo 21 constitucional? En este


precepto se regulan las facultades exclusivas del Ministerio Público, como los
criterios de oportunidad.
El constituyente permanente reguló al abreviado como un principio general,11
lo cual se traduce en una interpretación compleja porque sería asemejar al
abreviado, por ejemplo, al principio de presunción de inocencia. Sin embargo,
afirmó que si el abreviado es un principio general se debe procurar en todo el
proceso penal una vez que se haya dictado auto de vinculación a proceso.
La regulación constitucional sí alcanza para regular en la norma secundaria
al abreviado como un derecho de toda persona imputada. Confirma lo anterior
el hecho de que antes de la creación del CNPP, los Estados de la República re-
gularon al sistema acusatorio. Varias entidades12 establecieron que el abreviado
lo podía solicitar toda persona imputada, pues se entiende como un derecho.
Por lo que hace al CNPP, el argumento que propongo para considerar al
abreviado como un derecho es el siguiente: el artículo 131 establece las obliga-
ciones que tiene el Ministerio Público; en la fracción XVIII se establece la de
promover el abreviado como forma de terminación anticipada. Por teoría jurídica
elemental, a toda obligación le corresponde un derecho.
Cuando un deber jurídico está a cargo de un sujeto no tiene el derecho de
omitir lo que se le ordena, ya que hay una restricción de su discrecionalidad
derivada en este caso de un derecho13 en favor de toda persona imputada o
acusada. Cuando se establece la obligación del Ministerio Público de promover
el abreviado no tiene la facultad de omitir lo que se le ordena.

11
“Artículo 20. El proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá por los principios de publicidad,
contradicción, concentración, continuidad e inmediación. A. De los principios generales: VII.  
Una vez iniciado el proceso penal, siempre y cuando no exista oposición del inculpado, se podrá
decretar su terminación anticipada en los supuestos y bajo las modalidades que determine la
ley. Si el imputado reconoce ante la autoridad judicial, voluntariamente y con conocimiento
de las consecuencias, su participación en el delito y existen medios de convicción suficientes
para corroborar la imputación, el juez citará a audiencia de sentencia. La ley establecerá los
beneficios que se podrán otorgar al inculpado cuando acepte su responsabilidad […]”
12
Por poner un ejemplo, en el Estado de Zacatecas se reguló al procedimiento abreviado de la
siguiente manera: “Artículo 508: Requisitos de procedencia. El procedimiento abreviado se
tramitará si: I. El imputado lo solicita y reconoce ante la autoridad judicial, voluntariamente
y con conocimiento de las consecuencias, su participación en el delito señalado en el auto
de vinculación a proceso y existen medios de convicción suficientes para corroborar la
imputación […]”
13
García Máynez, Eduardo, Introducción al Estudio del Derecho, 36ª ed., Porrúa, México, 1984, p.
268.

296
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Cuando se ordena una acción, el deber jurídico es fundante del derecho de


ejecutar la conducta obligatoria.14 Cuando se le ordena al Ministerio Público
promover el abreviado, este deber jurídico es fundante del derecho del impu-
tado de exigirle el abreviado y en caso de una negativa, poder acudir ante el
Juez de Control para que ordene al Ministerio Público que ejecute la conducta
obligatoria.
Entonces tenemos dos interpretaciones posibles: la primera, entender al
abreviado como una facultad exclusiva del Ministerio Publico por los argu-
mentos señalados en el apartado II; la segunda, interpretar al abreviado como
un derecho que se funda en la obligación del Ministerio Público de promover esta
forma de terminación anticipada.
De acuerdo con el artículo 20 constitucional el abreviado es un principio
general de todo proceso penal. Además, con fundamento en el artículo 17
constitucional las autoridades tienen el deber de privilegiar la solución del con-
flicto sobre formalismos procedimentales. Por lo tanto, el acceso a un abreviado
es una vertiente del derecho humano a una justicia pronta, expedita y completa.
La interpretación conforme en sentido estricto queda de la siguiente forma: de las
dos interpretaciones, la de considerar al abreviado como un derecho es la que
es acorde al derecho humano establecido en el artículo 17 constitucional a
una justicia pronta, expedita y completa. Además, de las dos interpretaciones
posibles, la ya señalada es la que favorece más a la persona imputada o acusada.

V. Conclusiones

El abreviado es posiblemente la figura procesal más compleja de todo el sis-


tema jurídico mexicano. Interpretarlo no es fácil, pero no significa que haya
un obstáculo para interpretar a esta figura a la luz de la reforma de derechos
humanos de 2011. Como Estado estamos obligados a hacerlo.
Interpretar al abreviado como un derecho sería dotar de contenido al dere-
cho humano de acceso a la justicia consagrado en el artículo 17 constitucional
y privilegiar la solución del conflicto sobre formalismos. También se lograría
consolidar al sistema de justicia penal acusatorio, y reservar el menor núme-
ro de casos posibles para el juicio oral. A nadie le conviene la saturación del
sistema.

Ibidem.
14

297
El papel del Juez en la actualidad frente al procedimiento abreviado...
Mario Armando Sandoval Islas

Además, de paso y accidentalmente, se combatiría la corrupción que se rumora


que existe en las Agencias del Ministerio Público: ya no le pedirían dinero a
la persona imputada o acusada para tener acceso al abreviado y obtener los
beneficios de la ley; sería la persona imputada quien decidiera si quiere o no
un abreviado.
Si se interpreta al abreviado como un derecho, las y los Jueces jugarían
un papel sumamente importante, siempre salvaguardando y privilegiando los
derechos humanos. Este eje de actuar es, según mi formación, el papel del Juez en
la actualidad frente a la reforma de derechos humanos de 2011.

VI. Referencias
BIBLIOGRÁFICAS

Bardales Lazcano, Erika, Medios Alternos de Solución de Conflictos y Justicia Restaurativa, Teoría
y Práctica, 2a. ed., Flores, México, 2017.
García Máynez, Eduardo, Introducción al Estudio del Derecho, 36a. ed., Porrúa, México,
1984.

HEMEROGRÁFICAS

Sena Velázquez, Julio Veredín, “El control constitucional del procedimiento abreviado
en el sistema procesal acusatorio”, Revista del Centro de Estudios Constitucionales,
año IV, núm. 7, julio-diciembre, México, 2018.

NORMATIVAS

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos


Código de Procedimientos Penales para el Estado de Zacatecas (Abrogado)
Código Nacional de Procedimientos Penales
Iniciativa con proyecto de decreto por la que se expide el Código Procesal Penal para
la República Mexicana, Cámara de origen: senadores, Exposición de motivos,
México, D.F. 30 de abril de 2013.

PRONUNCIAMIENTOS DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN

Sentencia de procedimiento abreviado relativa a la causa penal 37/2017 del índice


del Centro de Justicia Penal Federal en el Estado de Baja California Sur,
con residencia en La Paz, resuelto en audiencia de 22 de mayo de dos mil
dieciocho.
Sentencia de procedimiento abreviado relativa a la causa penal 06/2018 del índice
del Centro de Justicia Penal Federal en el Estado de Querétaro, resuelto en
audiencia de 12 de septiembre de dos mil dieciocho.

298
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Sentencia de procedimiento abreviado relativa a la causa penal 48/2018 del índice del
Centro de Justicia Penal Federal en el Estado de Quintana Roo, resuelto en
audiencia de 29 de octubre de dos mil dieciocho.
Expediente varios 912/2010, Ponente: Min. Margarita Beatriz Luna Ramos, Encargado
del Engrose: José Ramón Cossío Díaz. Resuelto por el Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación. Votado el 14 de julio de 2011.
Expediente judicial relativo a la revisión penal 294/2018 del índice del Décimo Tribunal
Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito de la Ciudad de México,
resuelto en la sesión de veintisiete de febrero de dos mil diecinueve.
Tesis (A): VI.2o.P.57 P (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época,
s.t., junio de 2019, s.p. Reg. Digital 2020087.
Solicitudes hechas vía Plataforma Nacional de Transparencia y respuestas del Consejo
de la Judicatura Federal
Respuesta del Consejo de la Judicatura Federal a la solicitud de información hecha vía
Plataforma Nacional de Transparencia registrada con el folio 0320001009018,
de 14 de enero de 2019.
Respuesta del Consejo de la Judicatura Federal a la solicitud de información hecha vía
Plataforma Nacional de Transparencia registrada con el folio 0320000054419,
de 18 de febrero de 2019.
Respuesta del Consejo de la Judicatura Federal a la solicitud de información hecha vía
Plataforma Nacional de Transparencia registrada con el folio 0320000279919,
de 21 de mayo de 2019.

299
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

LA PRISIÓN PREVENTIVA OFICIOSA COMO LÍMITE


A LA FACULTAD DE PONDERACIÓN DEL JUEZ EN
MÉXICO
THE OFFICIAL REMAND ORDER AS A LIMIT TO THE JUDGES
CASE WEIGHTING FACULTY IN MEXICO

Adolfo Aldrete Solares

Resumen: Al ser elevada a norma fundamental la prisión preventiva


oficiosa impide al juez natural analizar la posibilidad de conceder o
negar al imputado una medida cautelar diversa, ello mediante una
ponderación apegada a las resoluciones internacionales en materia
de derechos humanos; con dicha reforma se vulneran los principios
de excepcionalidad, presunción de inocencia, mínima intervención y
última ratio, ante el riesgo potencial de que el Estado mexicano sea
condenado por autoridades internacionales en materia de derechos
humanos.

Palabras clave: Estado de excepción; política criminal;


interpretación conforme; medida cautelar; ponderación;
excepcionalidad; mínima intervención; presunción de inocencia.

Abstract: When being elevated to a fundamental rule, the official


remand order prevents the natural judge from analyzing the possibility
of granting or denying the defendant a different precautionary measure,
this by a case weighting according to the international resolutions
on human rights; with this reform are violated the principles of
exceptionality, presumption of innocence, minimal intervention
and ultima ratio, before the potential risk that the Mexican State is
condemned by international authorities in human rights matter.

Keywords: State of Emergency; criminal policy; interpretation


according to the constitution; precautionary measure; case weighting;
exceptionality; minimal intervention, presumption of innocence.

301
La prisión preventiva oficiosa como límite...
Adolfo Aldrete Solares

Sumario: I. Introducción. II. Desarrollo. 1. La Reforma


Constitucional. 2. La prisión preventiva frente al Derecho Internacional
de los Derechos Humanos. 2.1. La Comisión Interamericana de
Derechos Humanos. 2.2. La Corte Interamericana de Derechos
Humanos. 2.3. El Comité Contra la Tortura órgano dependiente
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos. III. Conclusión. IV. Referencias.

I. Introducción

E l presente trabajo tiene la finalidad de hacer patente que al elevar


el Constituyente Permanente a derecho fundamental la figura ju-
rídica de la prisión preventiva oficiosa, se impuso un Estado de
Excepción como política criminal; lo que se justificó en un esquema de seguri-
dad nacional, sin embargo, dicha reforma no supera un análisis de convencio-
nalidad, aun cuando las autoridades mexicanas la consideren constitucional al
estar tutelada por la Norma Suprema.
En la primera parte, se analiza la reforma constitucional y los motivos de
seguridad que se argumentaron en el Dictamen de las Comisiones Unidas de
Puntos Constitucionales y de Justicia de la Cámara de Diputados para elevar a
rango constitucional la prisión preventiva oficiosa; se analiza la figura jurídica
desde la óptica de la limitación que imponen los Poderes de la Unión a los
jueces mexicanos para hacer una ponderación sobre los riesgos que genera
durante un procedimiento penal el dejar en libertad al imputado o imponerle
una medida cautelar diversa a la prisión preventiva.
En tanto que en el segundo apartado, se confronta la prisión preventiva ofi-
ciosa frente al derecho Internacional de los Derechos Humanos, analizada des-
de las decisiones de autoridades como la Comisión y la Corte Interamericanas
de Derechos Humanos, así como las observaciones que hace al Estado mexi-
cano, el Comité Contra la Tortura órgano dependiente del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

II. Desarrollo
1. La Reforma Constitucional

Con la reforma a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos


publicada en el Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008, se elevó a

302
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

rango constitucional la figura jurídica de la prisión preventiva oficiosa, lo cual


generó un Estado de Excepción que se tradujo en la aplicación automática de
una presunción de culpabilidad.
La aludida reforma constitucional se sustenta en una política criminal con
un doble discurso pues, por una parte, se propuso la adopción de un sistema
de justicia penal de corte garantista con pleno respeto a los derechos humanos,
que fomentara el acceso a la justicia penal de los imputados, así como de las
víctimas u ofendidos, como condición para garantizar la seguridad jurídica.
En la iniciativa para reformar el artículo 19 de la Carta Magna, se argumen-
tó lo siguiente:

[…] uno de los efectos más perversos del abuso generalizado de la prisión
preventiva, que se ha demostrado estadísticamente…, es que destruye los
incentivos naturales que tendrían los participantes en el proceso penal.
La prisión preventiva se traduce en que el órgano acusador obtiene el
encarcelamiento de la persona acusada, desde los primeros minutos del
proceso, sin que haya sentencia ni pronunciamiento judicial sobre su
culpabilidad…no obstante que nuestro país ha suscrito estos tratados,
nuestro orden jurídico los contraviene ya desde el texto constitucional. En
efecto, el criterio para la aplicación de la prisión preventiva que establece
la fracción I, apartado A, del artículo 20 de la Constitución, contradice
los compromisos internacionales en la materia, desnaturalizando por
completo esta medida cautelar y convirtiéndola en una pena sin juicio…
En el párrafo segundo se propone establecer expresamente el principio
de excepcionalidad de la prisión preventiva y contemplarle como una
medida de última ratio […]1

En el Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y


de Justicia de la propia Cámara de Diputados,2 se fijaron las bases para un
Estado de Excepción, pues en lo referente a la prisión preventiva (lo cual se
elevó a norma fundamental al publicarse en el Diario Oficial de la Federación3) se
1
Proceso Legislativo del artículo 19 constitucional, publicado en el Diario Oficial de la
Federación el 18 de junio de 2008: Exposición de motivos cámara de origen: Diputados,
emitido en el entonces México, Distrito Federal, el 29 de septiembre de 2006.
2
Proceso Legislativo del artículo 19 constitucional, publicado en el Diario Oficial de
la Federación el 18 de junio de 2008: Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos
Constitucionales y de Justicia, con Proyecto de Decreto que Reforma, Adiciona y Deroga
Diversas Disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cámara
de Diputados, emitido en el entonces México, Distrito Federal, el 11 de diciembre de 2007.
3
Ello aconteció en dos parte, pues la primera reforma fue publicada en el Diario Oficial de
la Federación el 18 de junio de 2008, en la que se trasladaron al artículo 19 constitucional

303
La prisión preventiva oficiosa como límite...
Adolfo Aldrete Solares

creó la oficiosidad para los casos de delincuencia organizada, homicidio dolo-


so, violación, secuestro, delitos cometidos con medios violentos como armas
y explosivos, así como delitos graves determinados por la ley en contra de la
seguridad de la nación, en contra del libre desarrollo de la personalidad y en
contra de la salud.
Con tal disposición ninguna autoridad, incluidos los jueces mexicanos,
pueden efectuar acto tendente a considerar la aludida medida cautelar fuera de
marco constitucional; incluso, se tiene la obligación de aplicarla.
Por su parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver la contra-
dicción de tesis 293/2011, 4 determinó, en esencia, que los derechos humanos
contenidos en la constitución y en los tratados internacionales, constituyen el
parámetro de control de regularidad constitucional, pero cuando en la consti-
tución haya restricción expresa al ejercicio de aquéllos —verbi gracia excepciona-
lidad en la prisión preventiva, mínima intervención del Estado y última ratio—,
se debe estar a lo que establece el texto constitucional.
Con dicha decisión, se coartó indirectamente la labor hermenéutica que
los jueces podrían realizar mediante una interpretación conforme al aplicar el
principio pro homine, pues se limitó el acceso del imputado a que la decisión so-
bre la restricción de uno de los derechos fundamentales que rigen el sistema de
justicia penal mexicano, en este caso, la libertad durante el procedimiento, sea

los delitos a los cuales se impondría la prisión preventiva oficiosa, sugeridos en el Dictamen
de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Justicia de la propia Cámara de
Diputados, emitido el 11 de diciembre de 2007; en tanto que dicho listado se acrecentó por la
diversa reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de abril de
2019, en la que se amplió el catálogo de la prisión preventiva oficiosa en los delitos siguientes:
abuso o violencia sexual contra menores; uso de programas sociales con fines electorales;
robo de transporte en cualquiera de sus modalidades; delitos en materia de desaparición
forzada de personas y desaparición cometida por particulares; delitos en materia de armas
de fuego y explosivos de uso exclusivo del ejército, la armada y la fuerza aérea; y, los delitos
cuya media aritmética de la pena exceda de cinco años de prisión (incluidas sus calificativas,
sus atenuantes o agravantes), en la materia de hidrocarburos, petrolíferos y petroquímicos; y
en materia de corrupción.
4
derechos humanos contenidos en la constitución y en los tratados internacionales.
constituyen el parámetro de control de regularidad constitucional, pero cuando en
la constitución haya una restricción expresa al ejercicio de aquéllos, se debe estar a lo
que establece el texto constitucional. Jurisprudencia P./J. 20/2014 (10a), Décima Época,
Pleno, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, t. I, abril de 2014, Tesis: P./J. 20/2014 (10a),
p. 202.

304
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

efectuada mediante una ponderación5 sustentada en los principios contenidos


en las resoluciones internacionales en materia de Derechos Humanos.

2. La prisión preventiva frente al Derecho Internacional


de los Derechos Humanos

2.1. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos

En los párrafos 79 y 80 del informe sobre el uso de la prisión preventiva en las


Américas, 6 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos advierte como
una tendencia generalizada en la región, el que muchos Estados han planteado
como respuesta a los desafíos de la seguridad ciudadana, o al reclamo de la so-
ciedad, medidas legislativas e institucionales que consisten fundamentalmente
en un mayor uso del encarcelamiento de personas como solución al problema.
En dicho informe se sostiene que las reformas legales que, a lo largo de la
última década, han venido replicándose en los distintos Estados de la región,
están orientadas a restringir o limitar las garantías legales aplicables a la de-
tención de personas; potenciar la aplicación de la prisión preventiva; aumentar
las penas y ampliar el catálogo de delitos punibles con pena de prisión; abste-
nerse de establecer medidas alternativas a la prisión y restringir el acceso o la
posibilidad de concesión de determinadas figuras legales propias del proceso
de ejecución de la pena en las que “el recluso” progresivamente va ganando
espacios de libertad.
Consideraciones que llevaron a la Comisión Interamericana a reiterar que
cualquier disposición relativa a la regulación, necesidad o aplicación de la pri-
sión preventiva debe surgir a partir de una presunción de inocencia, y conside-
rar la naturaleza excepcional de esta medida y sus fines legítimos establecidos
por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y, en muchos casos,
por el propio ordenamiento constitucional de los Estados.
En la audiencia sobre prisión preventiva e independencia judicial en las
Américas,7 se planteó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
que los jueces encargados de decidir sobre la aplicación de la prisión preventiva
5
Corte IDH. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170. párrafo 93.
6
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre las medidas dirigidas a
reducir el uso de la prisión preventiva en las Américas, 3 de julio de 2017, información
disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/ppl/informes/pdfs/informe-pp-2013-es.pdf.
7
CIDH. Comunicado de Prensa 23/13–CIDH culmina 147º periodo ordinario de sesiones,
disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2013/023A.asp.

305
La prisión preventiva oficiosa como límite...
Adolfo Aldrete Solares

a personas sometidas a investigación penal suelen verse sometidos a presiones


por parte de otras autoridades del Estado, del propio Poder Judicial por medio
de procesos disciplinarios u otros mecanismos vinculados a su estabilidad la-
boral y de los medios de comunicación.
Concluyó la Comisión que el uso excesivo de esta medida es contrario a la
esencia misma del Estado democrático de derecho y del diseño e implementa-
ción de políticas criminales orientadas a legalizar el uso de la prisión preventiva
como una forma de justicia expedita.

2.2. La Corte Interamericana de Derechos Humanos

La función principal que tiene la Corte Interamericana de Derechos Humanos


es la de conocer, interpretar y aplicar la Convención Americana sobre Derechos
Humanos;8 las resoluciones pronunciadas por dicha instancia internacional
cuya jurisdicción ha sido aceptada por el Estado mexicano, son obligatorias para
todos sus órganos en sus respectivas competencias, cuando figuró el Estado
como parte en un litigio concreto; en tanto que el resto de la jurisprudencia
de la Corte Interamericana que deriva de las sentencias en donde el Estado
mexicano no figura como parte, tendrá el carácter de criterio orientador de
todas las decisiones de los jueces mexicanos, pero siempre en aquello que le sea
más favorable a la persona, de conformidad con el artículo 1o. constitucional.9
Al interpretar algunos artículos de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, la Corte Interamericana refirió que la prisión preventiva
debe ser aplicada en forma excepcional10 dado que es la medida cautelar más
severa que se le puede aplicar al imputado, en virtud de que se encuentra limi-
tada por los principios de legalidad, presunción de inocencia, necesidad y pro-
porcionalidad, lo cual consideró indispensables en una sociedad democrática.
Por otra parte, dispuso que la imposición de la prisión preventiva debe ser
limitada,11 máxime cuando se estime procedente en el caso de niños, por lo
que debe aplicarse siempre durante el plazo más breve posible, tal como lo
establece el artículo 37. b) de la Convención sobre los Derechos del Niño, que
8
Artículo 62.3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
9
Cuaderno de Varios 912/2010, resolución emitida por el Pleno de la Suprema Corte de la
Nación, en sesión de catorce de julio de 2011, párrafos 19 y 20.
10
Caso Acosta Calderón, párrafo 74. Caso Tibi, párrafo 106. Caso “Instituto de Reeducación
del Menor”, párrafo 228; y, Caso Suárez Rosero, párrafo 77. Cfr. La Corte Interamericana a un
cuarto de siglo, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/sitios/libros/todos/docs/cuarto-siglo.pdf
11
Caso “Instituto de Reeducación del Menor”, párrafo 231. Cfr. La Corte Interamericana a un cuarto
de siglo, op. cit.

306
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

dispone que los Estados Partes velarán porque ningún niño sea privado de su
libertad ilegal o arbitrariamente.
Por lo que respecta a la duración12 argumentó, en esencia, observar que la
prisión preventiva debe ceñirse estrictamente a lo dispuesto en el artículo 7.5
de la Convención Americana, al considerar que no puede durar más de un
plazo razonable, ni más allá de la persistencia de la causal que se invocó para
justificarla. Por lo que determinó que no cumplir con esos requisitos equival-
dría a anticipar una pena sin sentencia, lo cual contradice principios generales
de derecho universalmente reconocidos.
En lo atinente a la restricción13 de la prisión preventiva, la Corte
Interamericana consideró que en lo dispuesto por el artículo 8.2 de la
Convención deriva la obligación estatal de no restringir la libertad del detenido
más allá de los límites estrictamente necesarios para asegurar que aquél no
impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones, ni eludirá la acción de
la justicia.

2.3 El Comité Contra la Tortura órgano dependiente del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos

En las observaciones finales14 presentadas en el séptimo informe periódico


sobre México, se analizaron temas sobre la prisión preventiva oficiosa que
interesan a esta investigación.
En el párrafo 33 del documento, como una de las observaciones que se
realiza, es la preocupación al Comité del elevado número de personas en pri-
sión preventiva y el hecho de que no sólo se mantenga la prisión preventiva
12
Caso “Instituto de Reeducación del Menor”, párrafo 229. Caso Suárez Rosero, párrafo 77.
En el mismo sentido, cfr. Regla 13.2 de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de la Justicia de Menores (Reglas de Beijing), adoptadas por la Asamblea
General en su resolución 40/33 de 28 de noviembre de 1985; y Regla 17 de las Reglas de las
Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad, adoptadas por la
Asamblea General en su resolución 45/113 de 14 de diciembre de 1990, op. cit.
13
Caso Acosta Calderón, párrafo 111. Caso Tibi, párrafo 180; y, Caso Suárez Rosero, párrafo
77. op. cit.
14
El Comité contra la Tortura examinó el séptimo informe periódico de México (CAT/C/
MEX/7) en sus sesiones 1724ª y 1727ª (véase CAT/C/SR.1724 y 1727), celebradas los días
25 y 26 de abril de 2019 y aprobadas por el Comité en su 66º período de sesiones 1748ª y
1749ª, celebradas el 13 de mayo de 2019, las observaciones finales. Información obtenida
en la página web oficial de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, disponible en: https://tbinternet.ohchr.org/_layouts/15/treatybodyexternal/
Download.aspx?symbolno=CAT%2fC%2fMEX%2fCO%2f7&Lang=es

307
La prisión preventiva oficiosa como límite...
Adolfo Aldrete Solares

oficiosa, sino que además con la reforma constitucional de 12 de abril de 2019,


se amplió el catálogo de delitos que implica una medida cautelar contraria a los
estándares internacionales.
En su párrafo 34, incisos a), b) y c) impone al Estado mexicano el deber de
continuar los esfuerzos orientados a eliminar la sobreocupación en todos los
centros de detención, en particular los estatales y municipales, principalmente
mediante salidas alternas a las penas privativas de libertad; asegurar que en la
práctica la prisión preventiva no se aplique o prolongue en exceso; y, enmendar
o derogar los preceptos constitucionales que disponen la prisión preventiva
obligatoria para ciertos delitos.
Mientras que en el párrafo 36, inciso b), se dispone asegurar que la deten-
ción preventiva se aplique como último recurso y durante el plazo más breve
posible y, siempre que sea posible, aplicar medidas sustitutorias.
El propio Comité Contra la Tortura, sustentó su opinión y llamó la atención
de nuestro país, para que se siguieran las Reglas Mínimas de las Naciones
Unidas sobre las Medidas No Privativas de Libertad (Reglas de Tokio) y las
Reglas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de las Reclusas y Medidas
no Privativas de la Libertad para Mujeres Delincuentes (Reglas de Bangkok).

III. Conclusión

Al elevar el Constituyente Permanente la prisión preventiva oficiosa a norma


fundamental como política criminal —Estado de Excepción—, se imposibilitó
al juez mexicano analizar la probabilidad de conceder o negar al imputado,
una medida cautelar diversa a la prisión preventiva oficiosa, lo que impide la
decisión de restricción de uno de los derechos fundamentales que rigen el
sistema de justicia penal mexicano —la libertad durante el procedimiento—,
se hace mediante una ponderación que permita al juzgador determinar si
la imposición de la medida de prisión preventiva es idónea, necesaria y pro-
porcional en grado razonable, siguiendo las resoluciones internacionales en
materia de Derechos Humanos; con tal reforma se vulneran los principios de
excepcionalidad, presunción de inocencia, mínima intervención y última ratio.
Situación que permite concluir que el Estado mexicano ha transgredido los
derechos convencionales del imputado, al imponer una política criminal de
restricción de la libertad durante el procedimiento penal, sin darle la oportuni-
dad de demostrar ante el juez que no es un riesgo para la víctima u ofendido,
testigos o para la comunidad; al impedir que el juzgador pueda ponderar en

308
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

cada caso, si es factible o no, medir el peligro de sustracción y obstaculización


del desarrollo de la investigación, lo que de suyo resulta inconvencional, frente
a las obligaciones contraídas por nuestro país en los tratados internacionales
de los cuales forma parte.
Se llega a tal determinación puesto que las autoridades internacionales
en materia de Derechos Humanos como la Comisión y la Corte, así como la
Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos, por medio de sus
comités, han fijado como principios que la necesidad o aplicación de la prisión
preventiva debe surgir del derecho a la presunción de inocencia; además, hay
que considerar la naturaleza excepcional de esta medida y sus fines legítimos
establecidos por el derecho internacional de los derechos humanos.
Por tanto, se advierte que las autoridades mexicanas han hecho caso omiso
a tales recomendaciones, por lo que a efecto de evitar que el Estado sea conde-
nado por las autoridades internacionales debe cambiarse la norma constitucio-
nal, pues existe un precedente15 en el que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos condenó a Chile a reformar un artículo constitucional por vulnerar
el principio de libertad de expresión, tutelado por la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.

IV. Referencias
NORMATIVAS

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Convención sobre los Derechos del Niño.
Reglas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de las Reclusas y Medidas no
Privativas de la Libertad para Mujeres Delincuentes (Reglas de Bangkok).
Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad.
Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de
Menores (Reglas de Beijing).

Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las Medidas No Privativas de Libertad
(Reglas de Tokio).

Corte IDH. Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) vs Chile, Fondo,
15

Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73.

309
La prisión preventiva oficiosa como límite...
Adolfo Aldrete Solares

RESOLUCIONES

Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs Ecuador, Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 21 de noviembre de 2007, Serie
C No. 170.
Corte IDH, Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) vs Chile. Fondo,
Reparaciones y Costas, Sentencia de 5 de febrero de 2001, Serie C No. 73.
Cuaderno de Varios 912/2010, resolución emitida por el Pleno de la Suprema Corte de
la Nación, en sesión de catorce de julio de 2011.

JURISPRUDENCIALES

Tesis: P./J. 20/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, t. I, abril de 2014.

Electrónicas

Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Comunicado de Prensa 23/13—


CIDH culmina 147º periodo ordinario de sesiones. Información disponible
en: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2013/023A.asp.
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre las medidas dirigidas
a reducir el uso de la prisión preventiva en las Américas, 3 de julio de 2017,
disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/ppl/informes/pdfs/informe-pp-2013-es.pdf.
La Corte Interamericana a un cuarto de siglo, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/
sitios/libros/todos/docs/cuarto-siglo.pdf.
Observaciones finales sobre el séptimo informe periódico de México, obtenido
en la página web oficial de la Oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, disponible en: https://
tbinternet.ohchr.org/_layouts/15/treatybodyexternal/Download.aspx?symbolno
=CAT%2fC%2fMEX%2fCO%2f7&Lang=es.

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RESEÑAS
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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

RAMÍREZ VIDAL, GERARDO Y JIMÉNEZ, MANUEL DE J., ENSAYOS


SOBRE RETÓRICA JURÍDICA, IIF-UNAM, MÉXICO, 253 PP.

L a estrecha relación entre el derecho y la retórica —“el arte de la


palabra”— ha sido poco explorada en la tradición jurídica mexica-
na, por lo menos en el último siglo donde el paradigma positivista
abarcó gran parte de la teoría y de la metodología jurídica. Es por ello que de
entrada, en términos de su contenido, la obra que a continuación se reseña
cuenta con un valor intrínseco muy importante, esto es, el estudio cabal, actua-
lizado y contextualizado de la retórica en el derecho. Lo anterior no es banal y
adquiere una relevancia superlativa si se considera que actualmente, en nuestro
país, verdaderamente hacen falta estudios sobre retórica jurídica.
Como bien se señala en la “Presentación” del volumen, en el ámbito ju-
rídico el estudio de la retórica clásica quedó mucho tiempo relegado; por lo
menos en nuestra tradición europea continental, cuando no en la tradición
anglosajona del common law, donde las intersecciones entre retórica y derecho
son muy fuertes, al grado de que se puede sostener que retórica y derecho se
encuentran intrínsecamente fundidos o enlazados. Por esta razón vale la pena
retomar y promover el estudio de la retórica entre los abogados mexicanos,
máxime que actualmente el sistema de procuración de justicia se ha volcado
hacia la oralidad. Asimismo, como también se señala en la presentación, lo que
predomina en la enseñanza jurídica en nuestro país es la lógica jurídica y las
modernas teorías sobre la argumentación jurídica:

…disciplinas cuya función propia no es enseñar a expresarse de manera


escrita y oral en los procesos judiciales, sino que su finalidad primaria
es la interpretación, la evaluación de los argumentos y la adquisición de
conocimientos verosímiles. Estas tareas también son de suma importancia
para que los profesionales del derecho tomen decisiones adecuadas, pero
no sirve para que ellos o los litigantes o los juristas aprendan a elaborar
textos argumentativos. Esta competencia sólo la pueden adquirir en las
enseñanzas de la retórica jurídica cuya función primordial es producir
discursos jurídicos, ya sea judiciales, jurisdiccionales y jurisprudenciales
o iusfilosóficos.1

“Presentación”, en Ensayos sobre retórica jurídica, p. 3. Me permito utilizar esta cita textual por la
1

exactitud con la que se plantea la cuestión.

313
Reseña: Ensayos sobre retórica jurídica
Rafael Caballero Hernández

Por lo tanto, es necesaria para la educación del jurista una formación re-
tórica en términos clásicos, es decir, complementar los estudios de lógica y
argumentación jurídicas con herramientas que abonen al perfeccionamiento
práctico de la finalidad propia de la labor judicial, a saber: persuadir y conven-
cer. Por ello es ya de entrada meritorio el tema del volumen (retórica jurídica) y
el abordaje de las diferentes intersecciones que entre ambas disciplinas se dan,
pues los textos que componen la obra se refieren a diversos aspectos —todos
muy relevantes— de la aplicación de la retórica al derecho.
Respecto de su rigor conceptual, en términos generales, encontramos que
todos los trabajos que comprenden el volumen parten de un conocimiento
cabal de ambas disciplinas (retórica y derecho). Se considera que todos los
estudios parten de inquietudes auténticas que se perciben sustentadas y refor-
zadas por una experiencia académica, o bien, por una práctica profesional. En
otras palabras, los autores conocen bien sus temas e insertan sus trabajos en un
marco teórico delimitado. Ahora bien, en términos específicos, encontramos
que hay trabajos que tienen un mayor sustento teórico que otros. Esto se debe
en gran medida al hecho de que algunos trabajos de la segunda parte del libro
se refieren a cuestiones de la práctica jurídica, y, al situarse en el universo fo-
rense, el rigor conceptual no puede ser el mismo. La práctica judicial se basa en
cuestiones procedimentales que encontramos en los diversos códigos, así como
en cuestiones empíricas que sólo pueden ser verificables mediante la experien-
cia. De tal suerte que, en estos trabajos, las reflexiones en torno al papel de la
retórica en el derecho no cumplen la misma función que una investigación de
corte teórico-analítico.
Por lo que respecta a las aportaciones de esta obra al campo del conocimien-
to de la retórica y del derecho, se sostiene, en primer lugar, el redescubrimiento
de la insoslayable conexión entre retórica y derecho, así como el replantea-
miento de la importancia (actual) de la retórica jurídica. Los estudiosos de la
retórica encuentran en el derecho un área de oportunidad y un campo fértil
para desarrollar sus teorías y conocimientos en una disciplina eminentemente
práctica y dinámica, lo que les permite comprobar y verificar cuestiones reales
de la práctica retórica. Además, ahora son pocas las investigaciones sobre la
retórica jurídica en nuestro país, por lo que un estudioso de la retórica podría
hacer aportaciones realmente significativas al sistema de procuración de justi-
cia adversarial, al colaborar a la producción de mejores discursos por parte de
los operadores jurídicos, por citar un importante ejemplo. Y aún más, desde
el nacimiento de la retórica en la Atenas clásica, la cuestión jurídica fue funda-
mental para el desarrollo de aquélla, por lo que no sería descabellado afirmar

314
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

que los estudiosos de la retórica se estarían reencontrando con los orígenes


mismos de su campo de estudio.
Por su parte, los estudiosos del derecho encuentran en la retórica una téc-
nica fructífera de explicación (o interpretación) de la labor judicial y una he-
rramienta invaluable para su formación profesional (que les permite elaborar
mejores discursos). No hace falta subrayar la carente formación discursiva de
los actuales abogados, ni su pobre desempeño oratorio en el foro y en los tri-
bunales. Elocuencia, naturalidad, dominio del lenguaje, elegancia discursiva…
brillan por su ausencia en el quehacer profesional de los abogados. Esta obra,
sin duda, contribuye a concientizar a los juristas de los grandes beneficios que
conlleva una adecuada formación retórica; a la vez que promueve el surgimien-
to de nuevos estudios y debates sobre el tema.

II

Cabe resaltar que la estructura de la obra, tal y como fue propuesta por quie-
nes la coordinan, parece correcta y apropiada. La presentación-introducción
delimita bien el campo de estudio del libro y explica el orden de los trabajos,
de tal forma que resulta clara y comprensible para el lector la clasificación del
contenido. Ahora bien, la expresión escrita, la adecuación de la ortografía, la
puntuación, la construcción sintáctica y la claridad en la exposición de los ar-
gumentos son adecuadas en todos los casos. De cualquier modo, se percibe un
mejor manejo del lenguaje en algunos trabajos, así como una mayor capacidad
de redacción, lo cual se debe quizá a que algunos autores se dedican de lleno a
la academia y a la investigación.
También desde el punto de vista formal, el aparato crítico de cada capítulo
es suficiente y pertinente. En cada caso las referencias bibliohemerográficas
son amplias para dar sustento al trabajo. La bibliografía está actualizada, salvo
en los casos que por la propia naturaleza del estudio (histórico, o de recons-
trucción conceptual) el aparato crítico se remite a fuentes clásicas. Ahora bien,
en los trabajos que tienen un mayor rigor conceptual las notas a pie de página
cumplen también con dos funciones: indican el apoyo bibliohemerográfico de
la argumentación, y amplían ideas y referencias sobre el tema. Por lo tanto,
se puede concluir que de acuerdo con las características de cada capítulo la
bibliografía es suficiente y pertinente.

315
Reseña: Ensayos sobre retórica jurídica
Rafael Caballero Hernández

III

En el “Índice” se establece de manera correcta el orden del contenido del


volumen. La obra se divide en dos partes: i) La tradición retórica en el dere-
cho, y ii) Elementos de retórica jurídica. La primera aborda las importantes
aportaciones de la retórica de la antigüedad griega y romana, principalmente
en el campo de la argumentación jurídica; así como algunas teorías del dis-
curso persuasivo. La segunda parte presenta los desarrollos actuales sobre la
argumentación y el estilo en las prácticas de campo, sin referencia explícita a
la tradición, aunque sin ignorarla. De tal suerte que desde el índice el lector
puede entender el panorama de la retórica jurídica y comprender sus diversas
dimensiones.
La “Presentación” explica adecuadamente el objetivo que persigue la obra,
a quién va dirigida, y su campo de estudio (retórica jurídica), esto es, la retórica
de quienes participan en los tribunales; cuya clasificación sería la siguiente: la
retórica de los abogados litigantes (especie forense o judicial), la de los jueces
(especie jurisdiccional) y la de los juristas (especie jurisprudencial o iusfilo-
sófica). Explica también que la retórica judicial no es en absoluto novedosa,
sino muy antigua como práctica, como objeto de enseñanza y como teoría. Sin
embargo, a partir de las primeras décadas del siglo XX se desarrollaron otras
escuelas del discurso que inhibieron en buena medida los estudios y la ense-
ñanza de la antigua retórica. No obstante, la retórica clásica ha sido importante
—sobre todo en ámbito anglosajón— para el desarrollo profesional de litigantes,
jueces y estudiosos del derecho.
Asimismo, la “Presentación” señala que la principal orientación del volumen
es en torno a la argumentación retórica. Pero la retórica jurídica no se reduce
a la argumentación, sino que incluye otras prácticas: planeación, disposición,
invención, elocución, la memoria y la actuación, que nos permiten elaborar
y transmitir de manera eficaz nuestros discursos; una amplia gama de estos
temas son explorados en los diversos capítulos que componen el volumen. De
tal forma que esta introducción no sólo sirve como preámbulo y explicación
del volumen, sino que también arroja luz respecto de ciertos aspectos claves
de la relación entre la retórica y el derecho, lo que significa una verdadera
contribución teórica para el mejor entendimiento del tema estudiado.
El primer capítulo, “Cicerón y la retórica judicial” de Gerardo Ramírez
Vidal tiene como propósito defender la figura de Cicerón. Se señalan las acu-
saciones que se han hecho contra el orador-abogado romano y se relatan los

316
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

hechos que identifican el origen y los verdaderos motivos de esa acusación.


Se presentan las pruebas que muestran la importancia y las contribuciones
de Cicerón a la retórica jurídica, como orador, maestro de retórica litigiosa,
intérprete de la ley y sistematizador de la argumentación dialéctica, historiador
del derecho y maestro y teórico del ius civile. Lo anterior en una especie de
defensa judicial contra las acusaciones de que ha sido objeto. El texto es valioso
además porque es un ejercicio retórico per se, y porque está bien documentado
en un aparato crítico especializado.
El segundo capítulo, “Consideraciones sobre la retórica: Entre la persuasión
y la convicción” de María del Carmen Platas aborda dos problemas medulares
de la relación entre retórica y derecho. La particularidad de la argumentación
retórica se muestra en su finalidad, en su materia y en su forma, todo ello
sustentado en un fundamento racional en el terreno de lo contingente. Con
una bibliografía adecuada, el autor reflexiona sobre los medios de persuasión,
recordando primero la clasificación aristotélica de los géneros, las partes de
la retórica y las partes del discurso; observa que no se debe confundir la con-
firmación con la argumentación. Se trata de un buen texto que desarrolla de
manera clara y sistemática el problema planteado.
“El método de los juristas romanos: un rescate para la retórica jurídica
actual” de Francisco J. Dorantes Díaz presenta un esbozo del desarrollo de la
jurisprudencia romana y algunos de sus mayores representantes. En el trabajo
se sostiene que la retórica jugó un papel importante en el desarrollo de la
jurisprundencia porque es una herramienta eficaz para encontrar argumentos
y utilizar los principios jurídicos de manera práctica y directa. Así, los juristas
romanos cumplían su función no sólo al encontrar y verificar los principios
implícitos en las decisiones, sino en la verificación y descubrimiento de los
hechos en los procesos legales. La principal aportación del texto, me parece,
es la propuesta de actualización de técnicas de argumentación jurisprudencial.
“Presunciones. Un punto de encuentro entre la retórica y el derecho” de
Raymundo Gama centra su atención en los argumentos plausibles, un elemen-
to en el que confluyen retórica y derecho. Las presunciones son medios de
inferencia probable de carácter relativo o absoluto; su empleo argumentativo
puede resultar muy poderoso en determinados casos, cuando faltan las prue-
bas materiales, testimoniales o periciales. Se trata de un tema fundamental
de la retórica antigua. El texto narra el desarrollo de este tipo de argumentos
hasta llegar a la jurisprudencia moderna, donde la presunción se emplea con
la finalidad de revertir la carga de la prueba, de modo que sea el inculpado y

317
Reseña: Ensayos sobre retórica jurídica
Rafael Caballero Hernández

no el acusador el que deba aportar las pruebas al respecto. El autor expresa su


posición respecto de estos usos, para lo que aporta valiosas reflexiones susten-
tadas en un aparato crítico actual y pertinente.
El trabajo “Argumentación tópica y legislación. Un análisis desde de los clá-
sicos ante la problemática actual” del profesor Suárez Romero aborda la tópica
legislativa desde la perspectiva de las teorías constitucionales contemporáneas.
Se expone la problemática del proceso legislativo y de la técnica legislativa, así
como sus consecuencias interpretativas y de aplicación. El trabajo es interesan-
te porque aborda la retórica desde la óptica de la producción legislativa y su
relación con el constitucionalismo contemporáneo; rescata fuentes históricas y
posiciona incisivas críticas al respecto. Aunque ambicioso en su marco teórico
(porque desea abarcar un amplio periodo), el texto cumple en el sentido de que
propone una solución al problema planteado.
“El análisis retórico en la teoría del derecho” de Pedro Parini es un artículo
académico de investigación que centra su atención en la retórica analítica pro-
puesta por Ottmar Ballweg, desarrollada a partir de la tópica jurídica. El autor
reflexiona sobre las bondades de utilizar la retórica analítica en el estudio de
las teorías del derecho, lo que presupone diferentes niveles de retoricidad del
lenguaje. Se trata, sin duda, de un trabajo propositivo que busca estructurar
una teoría retórica del derecho basándose en una bibliografía sólida y muy
completa. Es uno de los trabajos más complejos que contiene el volumen, y
uno de los mejores en términos de una propuesta novedosa.
“Algunas fortalezas y limitaciones en la enseñanza de la oratoria básica
en los College norteamericanos. Algunos peligros y propuestas también bási-
cos” de Arturo Zárate es un texto que nos recuerda el importante legado y
las aportaciones de la tradición retórica anglosajona, la cual recogió, adecuó,
enriqueció y modificó el amplio legado sobre la enseñanza y la teoría retórica
de Grecia y Roma antiguas. El trabajo aborda el tema de la formación retórica
en las universidades norteamericanas, donde los cursos de oratoria básicos son
obligatorios en todas las carreras. El autor enfatiza la importancia de estos
cursos que, además de formar a los estudiantes en habilidades oratorias, tam-
bién atienden al uso de los argumentos y de las evidencias empíricas, lo que
promueve el aprendizaje de estrategias retóricas. Así, sin un mayor sustento
teórico-doctrinario, la gran aportación del texto es una propuesta formativa
en diez puntos, para que el estudiante de derecho adquiera habilidades para la
investigación, la argumentación y el manejo de la prueba.

318
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

“Los abogados oradores. Educar al abogado en la competencia comunicati-


va” de la profesora Aída del Carmen San Vicente apela a la concepción clásica
de educación como formación integral del individuo. Haciendo mención del
gran maestro griego Isócrates, el texto promueve la enseñanza de la compe-
tencia comunicativa a partir de elementos retóricos como son la ética del do-
cente-orador, la argumentación, el estilo, la ejecución y la actitud participativa
del alumno. El tema estudiado complementa muy bien la primera parte del
volumen, además de que el texto está escrito de manera sistemática, se inserta
en un marco de debate determinado, se aborda la problemática y se plantea
una solución o propuesta.
Ahora bien, la segunda parte expone algunas prácticas de campo y diversos
elementos y problemas de la retórica jurídica. El primer trabajo, “Retórica para
la audiencia de juicio oral” de Roberto C. Fonseca Luján, es un texto breve que
aborda la relación entre retórica y procedimiento oral, el cual equipara las par-
tes de la retórica con las partes del discurso en el proceso legal oral. Se trata de
un ejercicio interesante que hace visible la insoslayable conexión de la retórica
con la práctica judicial forense. El texto muestra un amplio conocimiento de las
etapas del juicio oral y representa una aplicación práctica real.
“El lugar de la lógica en el razonamiento jurídico. Algunas ideas sobre la
enseñanza de la lógica en el derecho” de Miguel García Godínez, defiende
un tipo de enseñanza formativa que permita al alumno adquirir una serie de
habilidades para enfrentar problemas de prueba, de relevancia, de clasifica-
ción y de evaluación, que erróneamente no son considerados competencia de
la lógica. A juicio del autor, lo que se requiere enseñar en las facultades de
derecho es una lógica de carácter multidisciplinario. En suma, se trata de una
defensa bien cimentada de los beneficios que conlleva un conocimiento amplio
de la lógica en el derecho. La virtud de este trabajo es que ofrece una visión
complementaria del fenómeno retórico al ser el único que aborda a la lógica
como tema de reflexión.
El texto “La enseñanza de la argumentación jurídica” del profesor Cruz
Parcero sostiene que para consolidar un sistema democrático, un sistema ju-
dicial más accesible a la gente y una defensa real de los derechos humanos, se
requiere de abogados y juristas altamente capacitados en técnicas de argumen-
tación material de la Constitución. La aportación de este trabajo radica en la
defensa de una enseñanza efectiva de la argumentación jurídica, acompañada
de habilidades retóricas, centrada en formar y desarrollar habilidades como:
saber escribir, expresar ideas y analizar argumentos.

319
Reseña: Ensayos sobre retórica jurídica
Rafael Caballero Hernández

En el capítulo “La concepción retórica de la prueba”, Ernesto Galindo


Sifuentes expone que la prueba tiene una función persuasiva, de naturaleza
retórica, que los abogados utilizan frente al juez. El texto se ocupa de la tensión
entre la retórica y el Estado de Derecho para demostrar que el ámbito jurídico
no es cerrado, sino que tiene un carácter argumentable. De esta forma, se
centra en los alegatos, el medio del discurso en donde se pone de manifiesto
la concepción retórica de la prueba y los distintos instrumentos persuasivos.
El trabajo se inserta en el marco de debate sobre la dimensión emocional del
derecho; establece una hipótesis y la desarrolla eficazmente para arribar a con-
clusiones relevantes.
“El estado de los derechos. La imperiosa necesidad de la argumentación y
la retórica para su consecución” de Piero Mattei-Gentili busca explicar cómo la
argumentación y la retórica auxilian en la adecuada defensa del nuevo paradig-
ma de los derechos fundamentales y del constitucionalismo contemporáneo.
El trabajo vale la pena porque reseña cómo, con el afán de encontrar técnicas
argumentativas adecuadas para el escenario actual, se han ido rescatando las
técnicas de razonamiento jurídico del derecho romano. El autor establece una
defensa del razonamiento inductivo propio de las primeras técnicas de la argu-
mentación y retórica jurídicas, que pueden servir para la defensa judicial de los
derechos humanos.
Finalmente, “En defensa del juicio verbal: el pensamiento de Julio Torri en
relación con la educación y cultura jurídicas” del poeta Manuel de J. Jiménez
se centra en las ideas expuestas por el famoso escritor Julio Torri en su tesis
para obtener el grado de abogado por la Escuela Nacional de Jurisprudencia,
la cual aborda la retórica forense en el ámbito particular de los juicios orales
para promover su enseñanza práctica en un México poco preparado para ello.
El capítulo que cierra el volumen resulta muy valioso porque inserta el matiz
literario de los estudios sobre retórica y derecho, a la vez que demuestra la
constante presencia de la inquietud sobre la retórica en el ámbito judicial. Con
este texto, el volumen logra una sinergia de los tópicos explorados en la obra,
así logra el cometido de presentar al lector el paisaje de la retórica jurídica.

Rafael Caballero Hernández*

* Profesor en la Facultad de Derecho de la UNAM.

320
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

PAULSON, STANLEY, LA FILOSOFÍA DEL DERECHO DE GUSTAV


RADBRUCH Y TRES ENSAYOS DE POSGUERRA DE GUSTAV
RADBRUCH, MARCIAL PONS, ESPAÑA, 2019, 233 PP.

E n las últimas décadas, se ha hecho un esfuerzo significativo para


transitar del Estado de derecho legal al Estado de derecho constitu-
cional. Esto es, tanto en la teoría como en la práctica los operadores
jurídicos han tratado de pasar del imperio de la ley, al de la Constitución y go-
bierno de los Jueces. Dicho fenómeno encuentra su origen en Europa después
de concluida la Segunda Guerra Mundial; sin embargo, paulatinamente se ha
convertido en una tendencia y exigencia global ya que el propósito principal de
transitar de un modelo a otro consiste en reconocer y salvaguardar la dignidad
y demás derechos fundamentales de todo ser humano.
Para alcanzar la meta anterior, es necesario abandonar la rigidez de los
sistemas iuspositivistas y reconocer la indefectible relación entre el derecho y
la moral. O, dicho en otras palabras, aunque es cierto todo sistema normativo
moderno debe contar con una estructura lógico-formal sólida, también es ver-
dad que hoy es imposible negar el vínculo entre un sistema normativo y ciertos
preceptos morales. Actuar en sentido contrario implica graves peligros para el
ser humano; negar la existencia de determinados valores y principios inheren-
tes a cualquier persona, implica abrir la puerta a la injusticia, a los atropellos y
a la impunidad.
El jurista alemán Gustav Radbruch, tras haber vivido en carne propia los
horrores de la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias extremas a las que
pueden conducir los sistemas normativos positivistas en su esencia más pura,
sostuvo hasta el día de su muerte que la injusticia extrema no es derecho. Es
decir, para considerar el derecho como tal se requiere de un piso mínimo de
Justicia en su composición normativa. En caso contrario, las leyes que emanen
de un aparato estatal, a pesar de haber sido promulgadas en cumplimiento
con las formalidades de un proceso legislativo, no dejarán de ser más que la
expresión de la tiranía y la arbitrariedad.
Tal y como se explica en el estudio biográfico del libro que se comenta,
Gustav Radbruch fue una figura extraordinaria, con tan sólo veinticinco años
de edad obtuvo el grado de Doctor en Derecho. Cabe destacar que, en sus
primeros pasos, el autor enfocó su atención al derecho penal; sin embargo,
pronto centró su interés en la filosofía y en la teoría general del derecho. Otro

321
Reseña: La filosofía del derecho de Gustav Radbruch...
Augusto Fernando Carrillo Salgado

de los notables logros de Gustav Radbruch consiste en haber comenzado a


publicar a una temprana edad; gracias a su obra Introducción a la ciencia del dere-
cho el jurista alemán alcanzaría la fama y el prestigio a nivel nacional. Gustav
Radbruch también tendría una relevante participación en la política alemana,
inclusive ocuparía varios cargos de gran relevancia y, junto con Max Weber,
sería miembro activo del partido social demócrata de Alemania.
Por cuanto hace al autor de la obra que se reseña, cabe destacar que, en
la actualidad, Stanley L. Paulson es un prestigiado profesor de la Escuela de
Derecho de la Universidad de Washington. Gracias a sus relevantes aportacio-
nes a la ciencia jurídica le fue conferido en 2004 un doctorado honoris causa por
la Universidad de Uppsala en Suiza; ese mismo año también recibió la misma
distinción por parte de la Universidad de Kiel, en Alemania. En el curso de su
fecunda vida académica e intelectual, Stanely L. Paulson se ha especializado
en filosofía y teoría general del derecho; el autor también ha destacado como
uno de los más importantes especialistas en el pensamiento de Hans Kelsen.
Su libro Filosofía del derecho de Gustav Radbruch, publicado en el mes de marzo
de 2019 por la reconocida casa editorial Marcial Pons, consta de nueve ensayos.
Los primeros seis corresponden a la interpretación hecha por parte de Stanley
Paulson acerca de la vida y obra de Gustav Radbruch. Es importante subrayar
que, tradicionalmente la obra de Radbruch ha sido dividida en dos grandes
etapas: la primera corresponde a lo publicado antes y durante las dos primeras
guerras mundiales; la segunda consta de todo lo escrito una vez concluido el
segundo gran conflicto armado. Algunos teóricos afirman que, durante su pri-
mera faceta, Gustav Radbruch se distinguió por ser un ferviente iuspositivista
y, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, el filósofo alemán transitó
hacia el iusnaturalismo.
Paulson afirma lo contrario pues asegura que no existe tal discontinuidad
en el pensamiento de Gustav Radbruch. En realidad, el jurista alemán siempre
fue un crítico de las diversas corrientes iuspositivistas; sin embargo, condicio-
nado y limitado por las circunstancias políticas del momento (toma del poder
por parte de los nazis), Radbruch se vio obligado a realizar sus críticas y valo-
raciones de manera velada. Es decir, el jurista alemán no se encontraba en una
posición que le permitiera expresar sus consideraciones jurídicas de manera
abierta ya que de haberlo hecho se habría colocado en franca oposición al
régimen nazi. En cuanto a los tres últimos ensayos de Gustav Radbruch que
presenta Stanley Paulson, éstos son conocidos como ensayos de posguerra. Los
títulos de cada uno son: i) Cinco minutos de filosofía del derecho, ii) Arbitrariedad legal y

322
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

derecho supralegal y iii) Ley y derecho. En ellos, Gustav Radbruch trata de demostrar
la indefectible relación entre el derecho y la moral. De hecho, del segundo de
los ensayos, mediante una reconstrucción teórica se ha extraído lo que hoy
se conoce como la formula Radbruch la cual ha quedado expresada en los
siguientes términos: La injusticia extrema no es derecho.
Como se precisó, el pensamiento de Gustav Radbruch, particularmente sus
ideas plasmadas en sus ensayos de posguerra, pone de manifiesto la importan-
cia de reconocer la relación entre el derecho y la moral. Radbruch, tratando
de evitar que se repitan los horrores cometidos durante la Segunda Guerra
Mundial por el régimen nazi, sostiene que, para que el derecho sea conside-
rado como tal, es necesario en su composición un piso mínimo de justicia.
Esta idea, en el decurso de las últimas décadas, se ha convertido en la pieza
fundamental para explicar el tránsito del Estado de derecho legal al Estado de
derecho constitucional.
Finalmente, cabe destacar que la traducción, introducción y notas a pie de
página del libro de Stanley L. Paulson fueron realizadas por el prestigiado
académico mexicano Prof. Doctor Alejando Nava Tovar. Dicha figura, por
medio del devenir de los años se ha convertido en un sobresaliente profesor de
diversas instituciones académicas de educación superior, entre las que destacan
la Unidad de Posgrado de la Facultad de Derecho de la UNAM y el Instituto
Nacional de Ciencias Penales (INACIPE). Además de su importante labor aca-
démica, actualmente, el Doctor Alejandro Nava Tovar, forma parte del sistema
nacional de investigadores.
Huelga decir que, en el curso de su fecunda vida intelectual, el profesor
Alejandro Nava Tovar se ha especializado, al igual que el propio Stanley L.
Paulson, en filosofía y teoría general del derecho. A decir verdad, Alejandro
Nava Tovar es un experto en filosofía alemana. Finalmente, cabe precisar que
dicho académico se distinguió como uno de los más sobresalientes alumnos
del jurista alemán Robert Alexy de quien inclusive a publicado un libro bajo el
título La institucionalización de la razón: la filosofía del derecho de Robert Alexy.

Augusto Fernando Carrillo Salgado

323
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

REVISTA DEL INSTITUTO DE LA JUDICATURA


FEDERAL

Política editorial

1. La Revista del Instituto de la Judicatura Federal es una pu-


blicación semestral que contiene estudios y reflexiones sobre el
derecho y las funciones del Poder Judicial de la Federación. Sus
principales destinatarios son los juzgadores federales, así como
todas aquellas personas interesadas en estos temas.
2. La Revista consta de las siguientes secciones:
A. ESTUDIOS. Se integra por el conjunto de artículos originales
que versan sobre un tema específico, mismo que es determinado
en la convocatoria semestral que emite el Instituto de la Judicatura
Federal-Escuela Judicial.
B. FORO. Se integra por artículos originales de diversa temática que
son seleccionados considerando su actualidad y trascendencia.
C. COMENTARIOS JURISPRUDENCIALES. Se integra por
textos breves dirigidos al análisis, crítica o estudio comparado de
alguna jurisprudencia nacional o internacional.
D. RESEÑAS. Está conformada por textos breves de evaluación o
crítica de libros, compendios, manuales, etcétera. El trabajo re-
señado deberá ser del año de publicación de la Revista o de uno
previo.
3. Sólo se publicarán aquellos textos que cumplan con los
anteriores objetivos y con los Criterios Editoriales del Instituto
de la Judicatura Federal.

Lineamientos para la presentación de


originales

1. Serán publicados aquellos trabajos originales e inéditos


escritos en lengua castellana. También se aceptarán aquellos
escritos que contengan fragmentos de anteriores trabajos o
que reproduzcan parcialmente ideas ya publicadas, siempre y
cuando se trate de un nuevo enfoque y represente una aportación

325
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Política editorial

novedosa. Asimismo, se aceptarán las primeras traducciones


al español de trabajos originales escritos en otro idioma,
siempre que se cuente con la previa autorización del autor.
2. La extensión de los trabajos no deberá exceder el número de
cuartillas que a continuación se señala:
Sección Número de cuartillas
Estudios y Foro 20 a 25
Comentarios jurisprudenciales 4 a 12
Reseñas bibliográficas 4a6
3. Los textos deberán ser enviados en formato Word para
Windows al correo: revistaijf@correo.cjf.gob.mx. La persona
que suscribe el trabajo deberá especificar la sección para
la cual presenta su texto, y precisar sus datos de contacto
(nombre, domicilio, teléfono, correo electrónico y afiliación
institucional).
4. Toda colaboración deberá ir acompañada de la declaración
de originalidad y cesión de derechos del trabajo escrito, en
la que se autoriza la publicación del trabajo en la Revista del
Instituto de la Judicatura Federal, y se declara que éste no ha sido
publicado previamente, ni está en vías de publicación en
ningún otro órgano de difusión nacional o extranjero. Este
documento deberá ser remitido en original a la Secretaría
Técnica de Investigación y Publicaciones del Instituto de la
Judicatura Federal (ubicada en calle Sidar y Rovirosa núm.
236, Col. Del Parque, Del. Venustiano Carranza, C.P. 15960,
Ciudad de México, segundo piso, ala sur).
5. Sistema de arbitraje: Cada uno de los trabajos destinado a
las secciones “Estudios” y “Foro” será objeto de evaluación
mediante el sistema de ciego simple con el fin de determinar
si el texto cumple con los requisitos formales y de contenido
establecidos en los Criterios Editoriales del Instituto de la
Judicatura Federal. Dependiendo de dicha evaluación se
aprobará o rechazará la publicación del trabajo, o bien,
se propondrán al autor las modificaciones que resulten
necesarias.
6. Los Criterios Editoriales del Instituto de la Judicatura Federal
son de observancia obligatoria. Las citas al pie de página deberán
cumplir con dichas normas. La omisión o el error en la cita de
los textos utilizados o reproducidos en un trabajo que se publique

326
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Número 48, julio - diciembre de 2019

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7. La Revista realizará las adecuaciones tipográficas y de formato que
resulten necesarias para la edición de los textos, respetando en
todo momento el estilo e intención del autor.
8. Las opiniones emitidas en los trabajos que se publiquen serán de la
exclusiva responsabilidad de sus autores y no serán consideradas
reflejo de la postura institucional.
9. No se otorgará remuneración alguna por la publicación o el envío
de los artículos. A cada autor le corresponderán tres ejemplares
del número de la Revista en la que su respectivo trabajo haya sido
publicado.

CRITERIOS EDITORIALES DEL INSTITUTO DE LA


JUDICATURA FEDERAL

Los siguientes criterios editoriales son de observancia general para todas


las publicaciones del Instituto de la Judicatura Federal-Escuela Judicial. La
remisión de trabajos presupone el conocimiento y aceptación de estas normas
editoriales por parte de quien tiene la autoría. En tanto que el trabajo se
encuentre en proceso de evaluación por parte del IJF, no podrá ser presentado
para su valoración en otras editoriales.

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al español realizada por primera vez.
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con sangría en el primer renglón, con numeración de página en
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• Los trabajos deberán contener: título del trabajo, nombre
completo de quien lo escribe, y un índice del contenido del
texto o sumario.
• El índice o sumario deberá contener los apartados temáticos
del texto, identificándolos con números romanos. Tanto los
títulos como los subtítulos deberán capturarse justificados, en
mayúsculas y minúsculas.
327
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de adscripción; de lo contrario, deberá hacer referencia a la
institución en la que labora. En todo caso, quien tiene la autoría
deberá precisar sus datos de contacto (nombre, domicilio,
teléfono y correo electrónico).
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listo para ser evaluado. Una vez presentado, éste no podrá
ser retirado para la inclusión de aspectos faltantes, mayores
desarrollos o para agregar bibliografía, tablas, cuadros, láminas,
etcétera.
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responsabilidad de quien lo suscribe; no serán consideradas
reflejo de la postura institucional.
• El trabajo deberá ir acompañado de la respectiva carta de
declaración de originalidad y cesión de derechos. No se
otorgará remuneración alguna por la aportación.

Estructura del contenido

La distribución interna de los trabajos deberá coincidir con la de los rubros


principales indicados en el índice o sumario, requiriéndose que los apartados e
incisos de cada rubro se sucedan en una secuencia lógica que permita a quien
hace la lectura ubicar que se trata de un desarrollo específico de un argumento
más general, bajo el siguiente orden.

328
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Ejemplo:

I. Jurisdicción y competencia
1. Alcances de la competencia
Los alcances de la competencia en materia laboral, se verán reflejados en la juris-
dicción a la que se encuentre adscrita la persona (…)
A. Competencia de la Junta.
Para el despacho de los asuntos de su competencia, la Junta contará con las áreas
jurídicas y administrativas, así como con las servidoras o servidores públicos
siguientes:
a. Pleno
b. Presidencia o Presidente de la Junta
c. Secretaria General de Acuerdos, Conciliación y Asuntos Colectivos
d. Secretaria General de Conciliación y Asuntos Individuales

Citas textuales

Las citas textuales deben ser excepcionales y preferir el análisis o paráfrasis de


los textos antes que la cita extensa. Cuando sea indispensable la incorporación
de transcripciones y éstas excedan de cinco líneas, deberán ponerse en párrafo
aparte, en Arial 11, con un margen equivalente al de la sangría y sin comillas.
Toda la cita deberá ir con sangría de 1.5 cms.
Ejemplo:
La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha interpretado los
principios que emanan de este artículo en la jurisprudencia que se cita a continuación:

ACCESO A LA IMPARTICIÓN DE JUSTICIA. EL ARTÍCULO 17 DE LA CONSTITUCIÓN


POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS ESTABLECE DIVERSOS PRINCIPIOS
QUE INTEGRAN LA GARANTÍA INDIVIDUAL RELATIVA, A CUYA OBSERVANCIA
ESTÁN OBLIGADAS LAS AUTORIDADES QUE REALIZAN ACTOS MATERIALMENTE
JURISDICCIONALES. La garantía individual de acceso a la impartición de justicia consagra a favor de
los gobernados los siguientes principios…2

2
Tesis: 2a./J. 192/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época t.
XXVI, octubre de 2007, p. 209

329
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Política editorial

Referencias y notas al pie

Bibliográficas

Ejemplos:

a) Si el libro fue escrito por una sola persona, se citará de la siguiente


forma:

Tena Ramírez, Felipe, La ética del juez, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Serie Ética Judicial No. 9, México, 2006, p. 3.

b) Si el libro fue escrito por dos personas:

Bobbio, Norberto y Bovero, Michelangelo, Sociedad y estado en la filosofía política


moderna: el modelo iusnaturalista y el modelo hegeliano-marxiano, trad. José Fernández
Santillán, Fondo de Cultura Económica, México, 1986, p. 23.

c) Si la obra fue escrita por más de dos personas, se empleará la abre-


viatura et al., después del nombre de la primera.

Barragán, José et al., Teoría de la Constitución, 7ª ed., Porrúa, México, 2015.

d) Cuando se haga referencia a trabajos en obras colectivas, la referen-


cia deberá presentarse de la siguiente forma:

Azuela, Mariano y Betanzos, Eber, “El principio de estricto derecho en el juicio de


amparo. Alcance y consecuencias del mismo conforme a la legislación, la doctrina y la
jurisprudencia”, en Alfonso Pérez Daza (coord.), El principio de estricto derecho, Instituto de
la Judicatura Federal, México, 2017, p. 17.

330
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Hemerográficas:

Cruz Parcero, Juan Antonio, “Hacia una teoría constitucional de los derechos
humanos”, Revista del Centro de Estudios Constitucionales, año II, núm. 3, julio-diciembre,
México, 2016, p. 31.

Electrónicas:

Sólo deberá agregarse a la ficha la dirección de la página de internet


correspondiente.

Brito Melgarejo, Rodrigo, “El principio pro persona y la protección de los derechos
humanos: alcances y perspectivas”, Revista de la Facultad de Derecho de México, México, t.
LXV, núm. 264, julio-diciembre 2015, disponible en: https://revistas-colaboracion.
juridicas.unam.mx/index.php/rev-facultad-derecho-mx/article/view/31416/28402

Normativas:

Código Nacional de Procedimientos Penales.

Jurisprudenciales:

Se aplicará el criterio y modelo que establece la Suprema Corte de Justicia de


la Nación. El orden de los elementos, que deberán estar separados por coma,
es el siguiente: Número de tesis, publicación (Semanario Judicial...), sección
o complemento (Apéndice, Boletín...), época (con altas iniciales), tomo (con
bajas, abreviado), fecha, página (abreviado, con bajas).
Ejemplo:
Tesis III.2o.C.J./15, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t.
XVII, abril de 2003, p. 1020.

331
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Política editorial

Segunda y posteriores referencias a una obra

A partir de la segunda referencia a una obra, deberán utilizarse las siguientes


abreviaturas en latín: 1) cuando se cite por segunda o posterior ocasión una
obra, deberá utilizarse: op. cit.; 2) cuando se utilicen dos o más obras de una
misma persona y se tenga que citar en repetidas ocasiones, deberá utilizarse
una parte del título de la obra seguido de puntos suspensivos y únicamente
agregar: cit.; 3) si es necesario referir la misma obra pero distinta página en la
nota posterior inmediata, deberá utilizarse: ibidem y el número de página; 4)
si se trata de la misma obra y la misma página, entonces se utilizará el vocablo:
idem (sin mayor indicación).

1
Tena Ramírez, Felipe, La ética del juez, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Serie Ética Judicial No. 9, México, 2006, p. 7.
2
Ibidem, p. 9.
3
Barragán, José et al., Teoría de la Constitución, 7ª ed., Porrúa, México, 2015, p. 33.
4
Tena Ramírez, Felipe, Derecho constitucional mexicano, 34ª ed., Porrúa, México, 2001,
p. 600.
5
Barragán, José et al., op. cit., p. 35.
6
Tena Ramírez, Felipe, La ética…, cit., p. 10.
7
Idem.

332
Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Bibliografía

Al final del texto se clasificarán las referencias utilizadas en su elaboración de


acuerdo con su fuente:

• Bibliográficas (libros y artículos académicos, diccionarios,


enciclopedias).
• Hemerográficas (artículos publicados en periódicos o
revistas de divulgación).
• Electrónicas (direcciones de internet).
• Normativas (códigos, leyes, reglamentos, etc.).
• Jurisprudenciales.

Ejemplo:

Referencias

Bibliográficas
Tena Ramírez, Felipe, La ética del juez, Suprema Corte de Justicia de la Nación, Serie
Ética Judicial núm. 9, México, 2006.
Barragán, José et al., Teoría de la Constitución, 7ª ed., Porrúa, México, 2015.

Electrónicas
Brito Melgarejo, Rodrigo, “El principio pro persona y la protección de los dere-
chos humanos: alcances y perspectivas”, Revista de la Facultad de Derecho de México,
México, t. LXV, núm. 264, julio-diciembre 2015, disponible en: https://revis-
tas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/rev-facultad-derecho-mx/article/
view/31416/28402.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Política editorial

Cuadros y gráficas

Los cuadros, gráficas o diagramas incorporados al texto se entregarán en archivo


aparte. Este material deberá ser referido en el cuerpo del texto y estar ordenado
y numerado de manera consecutiva, señalando en todo caso su fuente.
Ejemplo:

Como se ve, la solución del caso se basó en un ejercicio de interpretación


conforme (ver cuadro 1)
Cuadro 1.

Fuente: elaboración propia.

II. CRITERIOS ESPECÍFICOS: PUBLICACIONES


PERIÓDICAS
Las publicaciones periódicas de la Escuela Judicial del Poder Judicial de la
Federación son la Revista del Instituto de la Judicatura Federal y el Anuario
de Derechos Humanos.

Las respectivas secciones tendrán las extensiones siguientes:

Sección Número de cuartillas


Artículos 20 a25
Notas de investigación 15 a 20
Comentarios jurisprudenciales 4 a12
Comentarios legislativos 4 a 10
Reseñas bibliográficas 4a6

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

La extensión total de los trabajos enviados no deberá superar las páginas


indicadas para cada sección, incluidas las notas a pie de página, bibliografía y
apéndices (en su caso). La bibliografía se incluirá al final del trabajo, y deberá
contener únicamente las referencias citadas en el texto.

1. Artículos y Notas de investigación

• El encabezado del trabajo deberá contener: título del artículo y


nombre completo de quien lo escribe. El nombre del autor/a
se ubicará a la derecha, colocando en una nota al pie el cargo y
órgano de adscripción, en el caso de miembros del Poder Judicial
de la Federación; o bien, la institución en la que labora, si se trata
de autores externos.
• Si el trabajo ha sido presentado en congresos, foros, seminarios,
etcétera, estas circunstancias deberán ser referidas en una nota al
pie de la primera página.
• Todos los trabajos deberán contener su respectivo resumen (de
100 a 120 palabras) y cinco palabras clave, ambos en idioma
español e inglés. Para las palabras clave se recomienda consultar el
Tesauro jurídico de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.1
• Asimismo, se deberá incorporar un sumario que contenga los
apartados temáticos del texto, identificándolos con números
romanos.
Ejemplo:

La declaración general de inconstitucionalidad la interpretaciónconforme y el juicio


de amparo mexicano
Héctor Fix-Zamudio*

Sumario. I. Introducción. II. Establecimiento y desarrollo de la declaración


general de inconstitucionalidad. III. La declaración general de inconstitucionalidad
en América Latina. IV. La declaración general de inconstitucionalidad en el
ordenamiento mexicano. V. La interpretación conforme de la constitucionalidad
de las normas generales. VI. El juicio de amparo contra leyes en la legislación
vigente. VII. El amparo contra normas generales en el proyecto de la Nueva Ley
de Amparo.
*Investigador Emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Disponible en: https://www.sitios.scjn.gob.mx/centrodedocumentacion/


1

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Política editorial

2. Comentarios legislativos y jurisprudenciales

El encabezado o título de los comentarios deberá hacer referencia al problema


sobre el que éstos versan. Los rubros o datos de localización de la tesis o
jurisprudencia deberán ir citados como nota al pie de página del título. El
sumario no será necesario.

Ejemplos:

Contradicción de tesis 293/2011: Parámetro de control de regularidad y


jurisprudencia interamericana*
Claudia González Lora

* Contradicción de tesis 293/2011, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima


Época, t. I, libro 5, abril de 2014, p. 96

Desaparición forzada y fuerzas armadas: Rosendo Radilla vs México*

Salvador García Otero

* Corte IDH, Caso Radilla Pacheco vs. México, (Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas), Sentencia de 23 de noviembre de 2009, Serie C No. 209.

El régimen lingüístico del Estatuto de Autonomía de Cataluña. STC 31/2010

Alejandra Cardozo Ibañez

* Suplemento del Tribunal Constitucional, Sentencia 31/2010, publicada el 16 de


julio de 2010 en el Boletín Oficial del Estado, España, núm. 172.

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Revista del Instituto de la Judicatura Federal
Número 48, julio - diciembre de 2019

Ejemplo de comentario legislativo:

La permisibilidad del uso medicinal y científico de la marihuana*

Clara Zarco Zapata

* Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley


General de Salud y del Código Penal Federal. Diario Oficial de la Federación:
19/06/2017.

3. RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Las reseñas no llevarán título ni encabezado, sólo deberán hacer referencia


a los siguientes datos: nombre de la autora o autor de la obra que se reseña
(empezando por el apellido), título completo de la obra (en cursiva), editorial,
lugar de edición, año de edición y número de páginas. El nombre de quien
hace la reseña se incorpora al final del texto.

Ejemplo:

Sandel, Michael J., Justice. A reader,


Oxford University Press, Cambridge, 2007, 412 pp.

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