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Hay cosas de uso común, unas cuantas nada más, Sentado en el borde de la vetusta cama, contempló
que a más de necesarias por su propósito práctico, un día más y como de costumbre su rostro
son también imprescindibles para nuestro bagaje avejentado y curtido en el espejo deteriorado de la
emocional, por la fascinación que provocan en antigua cómoda. Sintió como de su pelo canoso y
nuestra mente infantil y habrán de acompañarnos a lo corto, se deslizaban una gotas de sudor; aunque era
largo de nuestras vidas, y entre ellas sin duda se muy temprano, el bochorno ya se hacía notar. Paseó
encuentran las que ahora nos atañen. descuidadamente la tosca mano por su barba blanca
Espejos que reflejan nuestro rostro y nos dan una desaliñada y pensó que hoy tampoco era un buen día
visión precisa de nuestro entorno. para rasurarse. Examinó taciturno, como hacía todos
los días antes de levantar, el vacío que había en el
Ventanas que nos llevan a otros sitios, tal vez otro lado de la cama e inspiro intentando oler su
cercanos, quizás distantes. ausencia; hacía mucho tiempo que ya no lo
Espejos que nos acercan, nos empujan a explorar conseguía. Se levantó pesada y pausadamente y se
nuestro interior. dirigió hacia la desvencijada ventana. Pasó la palma
de su mano ruda y áspera por el batiente roto de la
Ventanas que permiten la entrada al aire fresco de la ventana y pensó que algún día tendría que repararlo.
tarde y oxigenan el alma. A través del cristal fracturado, observó con enojo sus
Espejos en donde vemos los estragos del paso de los campos yermos y asolados. A medio vestir, abrió con
años y el peso del pasado. dificultad el portón y salió al exterior de la humilde
Ventanas que se abren con optimismo para darnos casa. Escudriñó el cielo buscando cualquier atisbo de
una idea aproximada del futuro. nubes que pudieran traer la deseada lluvia y lanzó un
exabrupto al aire al no encontrar rastro alguno. La
Espejos que son ventanas a nuestro interior. primavera debería de haber regalado, como siempre,
Ventanas que son reflejo de nosotros mismos. sus temperaturas suaves y sus deseadas lluvias para
que los cultivos empezaran a crecer de forma
Y es así que ahora nos congregamos para rendir un vigorosa e incontenible. Sin embargo, en el meridiano
pequeño, que no insignificante, homenaje a estos de la primavera, se instaló un calor sofocante,
compañeros infalibles, a estos cuadros de madera o
sorprendente e incomprensible, que había terminado
de metal que abrazan trozos de material cristalino, por asfixiar y arrasar todos los tiernos cultivos de la
transparente o reflejante, y nos regalan
comarca de forma irreparable. Paseó la vista por su
cotidianamente, sin la crueldad de la memoria ni los
labrantía y por la de los demás labriegos y solo
artilugios del adivinador, una visión lo suficientemente encontró desolación. Su mirada fatigada por la edad y
clara de los que fue, de lo que es y de lo que alguna
por el demoledor paisaje, descansó durante unos
vez será, porque no hay presente sin pasado, como instantes en el palacete del hacendado y comprobó
no habrá de haber futuro sin la mezcla de recuerdos
como sus tierras y el frondoso jardín situado en la
del pasado con vivencias del presente.
parte anterior, estaban ahora igualmente
desbastados por el inexplicable bochorno. Le llamó
levemente la atención, que los ventanales de una de
las alas del edificio hubieran cambiado de posición.
No recordó cuando se produjeron las reformas, pero
pensó que se había desbaratado la perfecta enfermizo semblante de su prima que yacía en el
alineación simétrica que armonizaba con el resto de lecho y en la que apenas quedaban ya vestigios de
los múltiples ventanales repartidos por la fachada su vitalidad y belleza.
principal. Le pareció pueril que estos pormenores le Un día en que, en uno de los desvanecimientos de su
desviaran de sus verdaderas preocupaciones y volvió prima, alternaba la lastimosa vista de ésta reflejada
a sus sombrías cavilaciones. Cariacontecido, se en uno de los espejos con la explosión de hermosura
acicaló someramente y marchó a reunirse con el del vergel que contemplaba a través de uno de los
resto de labriegos; corría el rumor de que alguien ventanales, le dio por pensar que pareciera que todo
conocía el origen de tamaña catástrofe. el esplendor que su prima estaba perdiendo, se lo
Cuentan que pocos días después y pese a las estuviera arrebatando una taimada y pérfida
llamadas al orden y a la serenidad de las autoridades, primavera para derramarlo sobre la naturaleza. Tal
la mansión del hacendado fue violentamente era su desasosiego, que le dio por pensar que tal vez
asaltada, saqueada e incendiada por los intercambiando la situación de los ventanales por la
incontenibles y enfurecidos labriegos. de los espejos, los procesos vitales se pudieran
permutar.
Lo bueno es que Papá Jacinto aún tiene café, un bote Lamentablemente hoy es sábado y no hay Bancos.
lleno al fondo de la alacena. Ahora me da traguitos, y No podré cobrar mi cheque hoy y necesito la plata
tiene razón, las conchitas y los bolillos bien con urgencia. Tendré que caer en manos de alguno
remojados en el café con leche, saben mejor. de los dos usureros que conozco: uno que me
descontará un 10% por lo menos o aquel, que si lo
encuentro sobrio me sacará de un 10 a un 15%. reconozco. Es el viejo que estaba muerto en el baño
Ahora si no está sobrio, es muy capaz de no del garaje, en la casa de Cacho.
cobrarme intereses por hoy, pero mañana si vuelve a
estar con la Templanza, me agarrará del cogote y me
exigirá un 20%. Continuará...
Pero debo conseguir el dinero para pagar mis
deudas.
El cantinero del café donde para el segundo de ellos,
me dice que no lo ha visto en el día de hoy. ―Mala
fariña‖ pienso para mis adentros. Seguro que debe
estar sobrio.
En nombre de todas las letras
En un rapto de sinceridad le cuento al cantinero mis Indeleble
cuitas y le muestro el cheque. Silba de asombro al
ver la cantidad y lamenta no disponer de ese dinero, Martha Silva “MarthaX”
pero me confía, conoce a un viejo que me lo podría
cambiar, aunque ignora cuál es el interés que
cobraría por hacerlo. Un sonido… extraño, demasiado cercano, me
despierta. Abro los ojos tratando de ubicarlo. Busco el
Estoy desesperado. Necesito mi ración y no me reflejo en el espejo y entonces comprendo: es la
importa lo que me cobre. El buen cantinero me anota alarma de un celular, con una tonadita que no
la dirección del prestamista en un papel y hacia allá identifico. El celular no es mío, es del hombre que
voy. duerme al otro lado de la cama. Él no lo oye, duerme
Camino velozmente las siete cuadras hasta la casa apaciblemente. Yo, que quisiera el máximo silencio
del tipo. Es una casa enorme, vieja, descuidada, que para oír su respiración, aguanto estoicamente al filo
alguna vez debió ser grandiosa. Lo dice el número de del colchón. Me resisto siquiera a quitarme los
ventanas que tiene. Seis en el segundo piso, otras cabellos de la cara, por temor a moverme y
seis en el primero y cuatro más en la planta baja. despertarlo… Silencio, por fin. Entonces recuerdo por
qué debo levantarme con cuidado. Por qué debo
Golpeo la puerta con fuerza y al rato siento unos vestirme con rapidez. No debo darle oportunidad de
pasos lentos, como de alguien que arrastra los pies. descubrir mucho más de lo estrictamente necesario.
Se abre la puerta y una anciana vestida a la moda de Porque permitirle ir más allá le dará derecho a hacer
hace 60 años, me mira con altivez y me pregunta que preguntas y yo seré evasiva. Siempre han quedado
es lo que quiero. conformes con una explicación vaga, pero algo me
-Debo ver al Licenciado Giusti- le digo con amabilidad dice que él no. Siento que él es diferente y a pesar de
todo, temo moverme y despertarlo. Más bien temo
Sin decir palabra la anciana me indicó que la siguiera nuevas preguntas, no tener esta vez respuestas que
por el largo pasillo lleno de espejos de todo tipo y suenen convincentes. Convincentes también para mí
tamaño. Alcancé a contar veintiséis espejos. El más misma, para sonreírle sin amargura y enterrar de una
pequeño era del tamaño de un libro y desde ahí para vez por todas el pasado. De pronto, otro sonido, mi
arriba había de todas formas y tamaños. Con marcos sonido. De mi propio celular. Abro los ojos
dorados, otros de madera negra, otros de metal y lo completamente y me quedo otra vez quieta, sin
único que tenían en común era su antigüedad. respirar. Uno, dos, tres. El trasto se queda mudo.
Me indicó que esperara en un pequeño recibidor y Agudizo entonces mi oído, puedo apreciar que la
enseguida el Licenciado me atendería. respiración a mi espalda ha cambiado: ahora sí
despertó. Se está moviendo hacia mí y muy quedo
A los cinco minutos apareció un hombre mayor de me pregunta si no contestaré. ―Mmm… no, que
facciones conocidas. Casi me desmayo cuando lo
vuelva a sonar‖ digo indiferente. Esto le hace lanzar
una risita y apretarse junto a mí. Yo ni siquiera sonrío, En negro sobre blanco
estoy pensando en cómo sucederán las cosas ahora
que él comienza a jalar las sábanas. Va a verme, El otro
verá el tatuaje, quizá se ría o se sorprenda. Algunos
ni siquiera lo notan. Los otros invariablemente Marcelo Choren
preguntan el por qué. Uno no me creyó cuando le
aseguré que tampoco era la ―gran historia para
Tengo buena memoria, excelente.
contar‖ pero respetó mi silencio. No he adivinado aún
en qué categoría poner a este. ¡Oh no! Mi móvil Algunos recuerdos se me aparecen como imágenes
comienza a sonar otra vez, y ya sea que yo me fugaces, evocaciones momentáneas.
levante o siga atenta a sus caricias, él verá el tatuaje. Pero hay otros.
Un pitufo. Recuerdos densos, asfixiantes, donde la memoria
tiembla bajo el agobio de su carga. Pertenecen a mi
lejana niñez.
Para evocarlos sólo necesito observar la cicatriz
lívida, acordonada, que nace al borde de mi ceja
derecha y baja irregular, atravesando el pómulo,
hasta perderse en la barbilla.
La casa en el ciruelo ¿Cuántos años tendría, yo? No más de cuatro, creo.
Y estaba el espejo. Enorme, en la pared de la sala,
Poema iba desde el suelo hasta el techo. Ancho, me parecía,
más que la extensión de mis brazos. Allí vivía mi
Sergio Manganelli
único amigo.
Su sala era similar a la de mi casa, y su casa -intuí-,
Sesenta y cinco espejos,
debía ser una réplica invertida de la mía. Alguien las
bien contados,
había construido así, adosadas y falsamente
que te sugerirán
idénticas; con un cristal gigantesco interrumpiendo la
mi imagen repetida,
continuidad de la medianera, para que nosotros
y no sabrás
pudiéramos vernos, jugar sin tocarnos.
por cuál reconocerme,
ya fatigado o gris, De común acuerdo alineábamos los soldaditos de
vital o inmóvil, plomo, enfrentándolos, armando cruzadas sin
cuando temblando ganadores.
acuda tu mirada, En los días lluviosos, boca abajo sobre el suelo de
al áspero costal pino, me gustaba dibujar en hojas de papel
de la memoria. amarillento. Al terminar le mostraba el dibujo a mi
amigo, él exhibía otro igual. Yo trataba, en vano, de
El enigma es sencillo, hallar diferencias.
que sea tu piel, entonces,
una brújula. Había ocasiones propicias para las confidencias. Con
dolor descubrí que el vidrio debía ser insonorizado,
sólo se escuchaba mi propia voz menuda.
Me apenaba que mi gemelo viviera encerrado. El pelo
cortado a cepillo como yo, la mirada mortecina, los
hombros caídos, el mismo pecho angosto, y las
rodillas nudosas articulando las piernas delgadas.
Un mediodía de verano se desató otra batalla entre tocadiscos se arrastra. El mismo tema musical de
mis padres. Una más, en la guerra interminable que siempre: Only you.
sostenían. -Papá.
Quedé en medio, justo cuando le exhibía al prisionero Levanta los párpados hinchados. Parece tener que
del espejo un libro con ogros verdes y brujas arrancarse del influjo hipnótico del cigarrillo, los
moradas. escritos y la música. Él también, lo sé, va a gritar.
Los gritos iban de un extremo al otro de la casa. -¡Qué quieres!
Mamá, refugiada en la cocina, cortando verduras. -Mamá pregunta si vas a tomar la sopa.
Papá desde su despacho, tras el escritorio de roble,
cubierto de carpetas negras. -¡Dile a tu madre,- estira el cuello en dirección a la
cocina -que yo no tomo sopa hecha con caldo
No sé cómo empezó la disputa, tampoco es concentrado! ¡Que mi madre nunca le agregó a la
importante. De algún modo incierto y oscuro, yo sopa esa porquería! ¿Me entiendes?- recalca -
sentía que la responsabilidad por la falta de armonía ¡Nunca!.
familiar se asentaba sobre mí. Que yo era el culpable.
Puntualiza cada palabra con golpes del índice sobre
-¡Ignacio!- la voz aguda, nerviosa, de mamá -¡Ven la superficie lustrosa del escritorio.
aquí!
Vuelvo con la respuesta, atento a mi doble función de
Llegué trotando a sus dominios. Lo mejor era ser mensajero y rehén. Me lo tengo merecido. Ya saben
silencioso y diligente. que estuve robando galletas de la lata. Ellos, lo saben
La cuchilla caía sobre una indefensa hoja de apio que todo.
mamá sostenía contra la tabla. La velocidad era Vuelvo a encontrar al otro Ignacio. ¿Qué irá a decirle
alucinante. Los cortes, quirúrgicos. Mis ojos no a su mamá? ¿Le gustarán, como a mí, las galletas
podían seguirla: verde, plateado, verde, plateado, con azúcar pegado arriba? No lo sé.
verde. Fin. El metal centellea, y barre los trocitos
hacia un plato. Me detengo en la puerta de la cocina. De la olla se
elevan nubecitas de vapor.
Es el turno de una zanahoria. Ahora distingo naranja
contra plateado, naranja, plateado, naranja, plateado, -Dice papá que no quiere sopa, porque es distinta a
plateado. la de la abuela.
-¿Sí, mamá? En mi ausencia, la cuchilla no ha permanecido
ociosa. Ya dio cuenta de varias patatas y un trozo de
Se interrumpe para mirarme. En sus ojos marrones, ternera. Se eleva, lista para cortar en dos, el corazón
con motas verdes y doradas, el iris tiene el diámetro amarillento de un nabo. Mamá baja el brazo, la
de una cabeza de alfiler. ejecución ha sido postergada.
-¡Ve a preguntarle a tu padre- grita, y me apunta con -Ve a sentarte a la mesa- dice, y su voz sosegada es
la cuchilla-, si va a tomar sopa, de esta sopa! peor que los gritos.
-Sí, mamá. Ya en el comedor, arrastro la banqueta pintada de
Cruzo la tierra de nadie. Al pasar frente al espejo, veo azul. Me trepo y espero.
de soslayo al otro Ignacio en una diligencia similar. Los minutos pasan. Pongo el dedo en el centro de
Advierto el ceño fruncido, los hombros más cargados cada florecita del mantel. Mentalmente digo rinnn,
que de costumbre. Me pregunto si podrá llevar como si se tratara de timbres. Balanceo las piernas,
noticias distintas a las mías. me rasco las costillas. Extiendo la mano hacia la
Papá muerde un cigarrillo, otro humea en el cenicero panera, pero me detengo. Aquel Ignacio, imagino, ya
repleto. Escribe con fuerza, con saña. Desplaza las debe estar comiendo.
carpetas, golpeándolas entre sí. A sus espaldas, el Mamá trae los platos, los distribuye con fuerza. El
que me destina se le parte en las manos. Aturdido, noté la sangre. Caía a borbotones sobre el
Sobresaltado, cierro los ojos. El silencio es tan algodón de mi camisa blanca. La casa y mi amigo ya
intenso que alcanzo a oír la música tenue, no estaban, los reemplazaba un cartón sucio,
proveniente del escritorio. Only you. Cuando me apolillado, salpicado de gotas oscuras. El suelo se
atrevo a espiar, el plato ha sido reemplazado por otro. cubría de imágenes fragmentadas, dispersas.
Ahora mamá trae la sopera y me sirve. Retrocedí tambaleándome. Toqué la herida y mis
-Mamá. dedos se hundieron en una pulpa asquerosa y
blanda. En ese momento se presentó el dolor.
-¿Qué pasa, Nacho?
Entre el martilleo de mis sienes y un silbido que me
-Yo... tampoco quiero sopa. perforaba, creí oir a mamá llamándome y a papá que
No me responde enseguida. Primero, carga bien el gritaba, otra vez gritaba.
cucharón y lo vacía en mi plato. Sus movimientos son Me desmayé.
lentos, alarmantes en su precisión. Quiero que venga
papá, que la distraiga. Quiero que mamá deje de Hoy, al mirarme en un espejo veo a un hombre
prestarme atención, tanta atención. canoso, un poco miope, de sonrisa torcida y una
cicatriz irregular. Cuando puedo, me acerco hasta la
Pone la cuchara en mi mano y me obliga a hundirla superficie de algún espejo y espío hacia los lados.
en el pócima de la discordia. Empiezo a llorar en Entonces siento una alegría feroz.
silencio. Su boca, pegada a mi oído, sisea:
El otro Ignacio ha logrado escapar.
-Eres igual a tu padre.
A mi amigo no deben pasarle estas cosas.
Papá entra en el comedor y ocupa su lugar. Me
descubre tomando el brebaje tibio. Mis lágrimas caen
y se mezclan con los fideos, el caldo.
-Eres igual a tu madre- murmura con desprecio, y Memorias de una bruja… y loca
menea la cabeza.
Ventanas y espejos
Esa tarde necesité contarle todo al otro. Mientras lo
hacía, apoyé las manos, la mejilla, en el vidrio helado. Claudia Palatucci “Jezabel”
Mirando de reojo, alcancé a ver la puerta de calle, la
de su casa. ¿Estaría, también esa, cerrada con llave? Miro a través de la ventana que te ofrece el escape a
Me apreté más fuerte, el marco de madera oscura se un nuevo despertar,
interponía en mi línea de visión. Por más que empujé, descubro poco a poco el sueño que revienta la llaga
no obtuve mejores resultados. digna de un pesar,
Vencido, me paré en medio de la sala. Descubrí su no me permite llegar al luto pernicioso que se
mirada anhelante, parecía suplicarme en silencio. aguanta en tu sonrisa fingida,
esperando la llegada de un nuevo animal.
Tomé impulso y corrí.
Embestí el cristal con la cabeza en alto, dispuesto a Perturba el retoño que fluye y acaba de empezar a
liberarlo de su prisión. Desde el otro lado, mi doble sentir,
hizo lo mismo. es imposible revivir ni siquiera el recuerdo, se ha roto
Chocamos. un extraño presentimiento,
duda y cenizas quedan, se lo ha llevado todo el
El estallido, los pedazos refulgentes cayendo a mi viento,
alrededor. La sensación de rasgadura sobre mi cara. sin ganas de repartir ni delirar.
Frío, calor, más frío. Y un calor intenso.
Ya no vengas, espejo roto, ya no mires para allá, es un negocio, no me malentienda, no mercamos con
encontrarás solo la ilusión de un chiquillo, el sentimiento, trabajamos nomás. Ofrecemos un
camisa sin fuerza para soltar, servicio y buscamos hacerlo con calidad. Trabajamos
escurre el llanto silencioso, sigue sin dejarlo terminar. en equipo, somos socias, dividimos la paga en un
setenta-treinta que para mi estaba bien. Creo que
ninguna de las dos pensamos que algo así pueda
salir o estar del todo mal. Úrsula tiene habilidades
que yo no y viceversa, nos complementamos. Hasta
ahora, ellos se van contentos. La clave está en saber
elegir el cliente y saber diseñar la historia.
El séptimo duende
¿Que cómo lo hago? Pues verá, cuando abro el tema
San Antonio mencionando a mujeres como doña Estela, no
precisamente voy a continuar la historia por ahí,
Ana Ma. Gutiérrez generalmente la estrategia me lleva más a mí que yo
a ella y acabo inventando primas, hermanas, amigas
u otra cosa. A veces no tengo material para continuar
Me siento canalla cuando bebo algún licor fuerte y mejor cambio el tema y empiezo otra vez. Esa tarde
pero más cuando le cuento a un extraño y en voz a ése cliente en cuestión, le hablé de las hijas de la
alta las andanzas que nunca tuve. El otro día en la tal doña Estela, de cómo le rezaban a San Antonio
cantina era yo una afanadora en barrio rico y para conseguir novio, de cómo estaban tan
trabajaba para doña Estela una cuarentona esposa necesitadas de hombre que según veía yo bien le
de político que no hacía las labores domésticas ya harían caso a casi cualquier muchacho. Lo fui
no digamos por no dañarse el manicure sino porque haciendo fuerte, le hable de que están en el colegio
no nació para eso. Así decía ella con su voz estirada: pero que ya están grandecitas y entre charlas metí
Yo no nací para eso. datos de cosas que sé que Úrsula tiene para
Esa tarde hacía demasiado calor cuando me senté en trabajar. El chiste es abrirle la posibilidad de que
la barra del Diana's y después de sopesar la alguna fantasía puede serle cumplida, si no del todo,
potencial calidad de los parroquianos decidí tirar el al menos una parte. Como quien dice le abro una
anzuelo a un tipo que se sentó a mi lado, ventana desde el interior, una ventana que le da
despistadamente le hice platica con la excusa ya boleto directo a hacer realidad algo imposible, como
trillada del clima. No era la primera vez que lo hacía, es en este caso, que un tipo que es peón de la
Úrsula y yo ya íbamos para un año trabajando de esa construcción acabe en la cama con una niña rica que
manera, ganábamos las dos. le reza a San Antonio para tener novio a pesar de ser
Que calor hace. Dije tímidamente mirando mi vaso. linda y de familia acomodada. Charlamos un buen
Sí, mucho calor –contestó- y es que ya estamos en rato y cuando veo que amarra un poco la historia y
pleno mes de agosto, qué está tomando chula? Estoy que tengo suficientes detalles me despido. Otro día
haciendo la novena a San Antonio así que le prometí le cae el cliente a Úrsula para que le cumpla la
no tomar nada de licores así que bebo una limonada, fantasía que ya le creé un poco entre charlas, un
me pregunta interesado por qué a pesar de no poco porque ya la traía metida y a la luz de los
beber estoy en ése bar, por qué la novena o alguna alcoholes me la fue contando, yo nomás voy
otra cosa y es en esa parte donde empiezo a asintiendo o repitiendo algunos detalles a manera de
desarrollar la historia, cada hombre tiene la propia, lo espejo para asegurarme de que sí va por ahí y de
que lo mueve y conmueve. El dolor y la ira son que el cliente es seguro, porque ya otras veces me
emociones humanas tanto como las fantasías o el ha pasado que gasto mi tiempo y nada de cliente, en
deseo: Los sueños, lo prohibido, eso que nunca días como esos verdad de Dios que me dan ganas de
podrán hacer pero que repasan en su mente una y dejar la chamba. Pero otro día ahí estoy otra vez
otra vez es materia para nosotras. No es una estafa, inventándole y buscando. Los hombres son muy
soldados y civiles‖ (1891) donde destacan historias hoy llamaríamos indigencia, impelidas por algún
como ―Parker Adderson, filósofo‖ y ―El incidente del impulso misterioso de su naturaleza lo abandonaban
Puente del Búho‖, en el cual Bierce anticipa un estilo todo y seguían avanzando hacia el oeste para
dialógico que perfeccionaría James Joyce, el enfrentarse a nuevos peligros y privaciones en el
―monólogo interior o flujo de conciencia‖. Jorge Luis intento de recuperar las escasas comodidades a las
Borges, refiriéndose a su propio cuento ―El milagro que habían renunciado voluntariamente. Muchos de
secreto‖, afirmaba que era una reescritura inspirada ellos habían abandonado ya esa región buscando
en ―An Occurrence at Owl Creek Bridg‖ asentamientos más remotos, pero entre los que
Muchos de sus textos pertenecen al mejor género de quedaban estaba uno de los que fueron primeros en
terror. Pero, lo que marca ―el estilo Bierce‖ es la llegar. Vivía solo en una cabaña de leños rodeado por
profunda ironía, el sarcasmo vitriólico del autor. todas partes por el gran bosque, de cuyo silencio y
tinieblas parecía formar parte, pues nadie sabía que
De su amplia bibliografía sólo mencionaré su hubiera sonreído nunca ni hubiera pronunciado una
conocido ―Diccionario del diablo‖ (1911). palabra innecesaria. Sus necesidades simples las
Bierce desapareció en México durante la revolución obtenía mediante la venta o trueque de pieles de
de Pancho Villa, posiblemente a principios de 1914. animales salvajes en la ciudad del río, pues no crecía
nada en aquella tierra que, si hubiera sido necesario,
habría reivindicado por un derecho de propiedad
----- indisputable. Sí había algunas pruebas de «mejoras»:
unos cuantos acres de tierra situados
inmediatamente al lado de la casa habían sido
El texto que les ofrecemos, ―La ventana entablada‖ talados en otro tiempo, y los tocones podridos se
(The Boarded Window, 1891) es un cuento corto, encontraban medio ocultos por los árboles nuevos a
donde se puede encontrar a Bierce en estado puro, los que se les había permitido reparar la desolación
golpeado todavía por las secuelas de la guerra. El producida con el hacha. Evidentemente, el deseo
relato sacude al lector. Desde el sufrimiento palpable agrícola de aquel hombre había ardido con una llama
del protagonista, el autor administra las frases en una vacilante y expiró entre cenizas penitenciales.
serie de tensiones y distensiones con dosis
crecientes de horror hasta el terrible desenlace. La pequeña cabaña de leños, con la chimenea de
palos, el techo de tableros combados que se
Esperamos que disfruten de esta pequeña joya. mantenían en su sitio gracias a unos palos
atravesados, con las grietas tapadas con arcilla, sólo
tenía una puerta y, directamente en la pared de
-----
enfrente, una ventana. Sin embargo esta última
estaba tapada con tablones, sin que nadie se
acordara del tiempo en que no fue así. Nadie sabía
tampoco por qué estaba tan cerrada; ciertamente no
La Ventana Entablada porque a su ocupante le desagradara la luz y el aire,
Ambrose Bierce pues en las raras ocasiones en que un cazador había
pasado por aquel solitario lugar, normalmente había
visto al propietario tomando el sol en los escalones
En 1830, hasta sólo unos kilómetros de lo que es de entrada, si el cielo había tenido a bien satisfacer
ahora la importante ciudad de Cincinnati, había un sus necesidades de luz solar. Creo que hoy viven
bosque inmenso y casi continuo. Toda la región pocas personas que hayan conocido el secreto de
estaba poblada, escasamente, por gentes de la esa ventana, pero como verá el lector, yo soy una de
frontera: almas inquietas que tan pronto habían ellas.
levantado con leños del bosque casas bastante
Se decía que aquel hombre se llamaba Murlock.
habitables y alcanzado ese grado de prosperidad que
Parecía tener unos setenta años, aunque en realidad
sólo eran cincuenta. Algo más que el paso del tiempo vivió como viudo sirve de prueba del afecto y la
había colaborado en su envejecimiento. Su cabello y felicidad que les unía, ¿pues qué otra cosa, sino el
su barba larga y tupida eran blancos; los ojos, grises magnetismo de un recuerdo bendito, podría haber
y carentes de brillo, estaban hundidos; el rostro encadenado a un destino semejante a un espíritu
parecía singularmente cosido por arrugas que daban aventurero como aquél?
la impresión de pertenecer a dos sistemas en Un día, cuando Murlock regresaba de cazar en una
intersección. Su figura era alta y enjuta, con cierta zona distante del bosque, encontró a su esposa
inclinación de hombros: la de un porteador de cargas. postrada por la fiebre y delirando. No había médico a
Nunca le vi; estas noticias las supe por mi abuelo, a muchos kilómetros, ni vecino alguno; tampoco se
quien debo también la historia de aquel hombre, que encontraba ella en unas condiciones que permitieran
me contó cuando yo era un muchacho. Le había dejarla sola para ir a buscar ayuda. Así que se
conocido en aquellos tiempos lejanos porque vivía dispuso a alimentarla para que recuperara la salud,
cerca de él. pero al final del tercer día ella quedó inconsciente y
Un día encontraron muerto a Murlock en su cabaña. después murió, sin que por lo visto volviera a
No eran tiempos ni lugares para jueces y periódicos, recuperar la razón.
por lo que supongo que se acordó que había muerto Por lo que sabemos de una naturaleza como la de
por causa natural, pues si no hubiera sido así se Murlock, podemos atrevernos a esbozar algunos
habría comentado y yo lo recordaría. Sólo sé que con detalles del cuadro perfilado por mi abuelo. Cuando
cierto sentimiento de lo que es apropiado enterraron se convenció de que estaba muerta, Murlock tenía
el cadáver cerca de la cabaña, junto a la tumba de su todavía el suficiente sentido como para recordar que
esposa, que le había precedido hacía ya tantos años a los muertos hay que prepararlos para el
que en la tradición local apenas se había conservado enterramiento. En la ejecución de ese deber sagrado
algún indicio de su existencia. Con eso se cierra el tropezó de vez en cuando, realizó algunas cosas
último capítulo de esta historia auténtica: salvo, incorrectamente, y otras, que hizo correctamente, las
ciertamente, la circunstancia de que muchos años repitió una y otra vez. Sus ocasionales fracasos en el
después, en compañía de otro espíritu igualmente intento de ejecutar un acto simple y ordinario le
intrépido, penetré en la región y llegué a aventurarme llenaron de asombro, como el de un hombre
lo bastante cerca de la cabaña en ruinas para arrojar embriagado que se sorprende de la suspensión de
una piedra contra ella y escapar corriendo para evitar las leyes naturales familiares. También él se
al fantasma que, como sabían todos los muchachos sorprendió de no llorar: se sintió sorprendido y un
bien informados de los alrededores, habitaba en poco avergonzado; seguramente es poco amable no
aquel lugar. Pero hay un capítulo anterior que me llorar por los muertos.
proporcionó mi abuelo.
-Mañana tendré que hacer el ataúd y cavar la tumba -
Cuando Murlock construyó la cabaña y empezó a dijo en voz alta-. Entonces la echaré de menos,
trabajar con el hacha para crear una granja —entre cuando ya no pueda verla nunca, pero ahora... está
tanto el rifle era su medio de apoyo—, era joven, muerta, claro que sí, pero todo está bien... Debe estar
fuerte y lleno de esperanzas. En el condado más todo bien, de alguna manera. Las cosas no pueden
oriental de donde procedía se había casado, tal como ser tan malas como parecen.
era habitual, con una mujer joven que en todos los
aspectos era merecedora de su honesta devoción, Permaneció en pie junto al cadáver bajo la luz
pues compartió los peligros y las privaciones del menguante, arreglándole el pelo y dando los últimos
destino de Murlock con voluntarioso espíritu y toques a ese simple aseo, haciéndolo todo
corazón alegre. En ninguna parte está anotado el mecánicamente, sin poner el alma en ello. Pero por
nombre de ella; de los encantos de su mente y su su conciencia transitaba una corriente subterránea de
persona la tradición guarda silencio, y el que dude convicción de que todo estaba bien; de que volvería a
está en libertad para mantener sus dudas, ¡pero Dios tenerla como antes, y todo quedaría explicado. No
me prohibiría que yo las compartiera! Cada día que tenía experiencia en la pena; el uso no había hecho
crecer su capacidad a ese respecto. Su corazón no Se vio obligado a esperar, a esperar allí en la
podía contenerlo todo, ni su imaginación concebirlo oscuridad durante lo que le parecieron siglos,
correctamente. No sabía que había sido golpeado conociendo el máximo terror que un hombre puede
duramente; ese conocimiento vendría más tarde, conocer, y vivir para contarlo. Intentó vanamente
para no irse nunca. La pena es una artista de pronunciar el nombre de su esposa muerta, estirar
facultades tan variadas como los instrumentos con vanamente su mano a través de la mesa para saber
los que toca sus endechas funerarias, evocando en si ella estaba allí. Pero su garganta se había quedado
algunos las notas más agudas, en otros los acordes impotente y sus brazos y manos le pesaban como si
bajos y graves que palpitan recurrentemente, como el fueran de plomo. Sucedió entonces algo aterrador.
batir lento de un tambor distante. Sobresalta a Un cuerpo pesado debió lanzarse contra la mesa con
algunas naturalezas; adormece a otras. Para algunos tal impulso que la levantó contra el pecho del hombre
es como el golpe de una flecha que abre la y llegó casi a derribarle, y en ese mismo instante oyó
sensibilidad a lo fúnebre de la vida; para otros como y sintió la caída de algo en el suelo con un golpetazo
un mazazo que al golpear adormece. Podemos tan violento que el impacto sacudió la casa entera. Se
entender que Murlock se hubiera visto afectado de produjo después una refriega y una confusión de
esa manera, pues en cuanto hubo terminado su sonidos imposible de describir. Murlock se había
piadoso trabajo (y aquí nos movemos en campos puesto en pie. Por el exceso de miedo, había perdido
más seguros que el de la simple conjetura), el control de sus facultades. Lanzó las manos sobre
dejándose caer en una silla al lado de la mesa sobre la mesa y no encontró nada allí.
la que estaba el cuerpo, y observando lo blanco que Hay un punto en el que el terror puede convertirse en
era el perfil del cadáver en la creciente oscuridad, locura; y la locura incita a la acción. Sin ninguna
apoyó los brazos en el borde de la mesa y dejó caer intención definida, sin más motivo que el impulso
el rostro sobre ellos, todavía sin lágrimas, pero inexplicable de un loco, Murlock saltó hacia la pared,
indeciblemente fatigado. ¡En ese momento entró por tanteando un poco cogió el rifle cargado y disparó sin
la ventana abierta un sonido prolongado y gimiente, apuntar. Cuando el destello iluminó vivamente la
como el llanto de un niño perdido en las habitación, vio una pantera enorme que arrastraba a
profundidades de un bosque oscuro! Pero no se la mujer muerta hacia la ventana, con los colmillos
movió. Otra vez, aunque más cerca que antes, sonó clavados en su garganta. Se produjo entonces una
en sus sentidos ese grito ultraterreno. Quizás fuera oscuridad mayor todavía que la anterior, y silencio;
un animal salvaje; o quizás un sueño: pues Murlock cuando recuperó la conciencia el sol estaba alto y en
estaba dormido. el bosque se escuchaba el canto de los pájaros.
Unas horas más tarde, como se supo después, aquel El cadáver yacía cerca de la ventana, donde lo había
vigilante poco cumplidor despertó, levantó la cabeza dejado la pantera cuando se asustó por el destello y
que tenía apoyada en los brazos y escuchó el sonido del rifle. Tenía las ropas arrancadas, los
atentamente, aunque no sabía qué. En la negra largos cabellos en desorden, los miembros
oscuridad, al lado del cadáver, recordándolo todo sin extendidos de cualquier manera. De la garganta,
sobresaltarse, forzó sus ojos para ver, pero no sabía terriblemente herida, había brotado un chorro de
qué. Todos sus sentidos estaban alerta, la respiración sangre que formó un charco que todavía no había
suspendida, la sangre había aquietado su movimiento terminado de coagularse. La cinta con la que él le
como para ayudar al silencio. ¿Quién, qué le había había atado las muñecas estaba rota; las manos,
despertado, y dónde estaba? apretadas. Entre los dientes tenía un fragmento de la
De pronto la mesa se agitó bajo sus brazos, y en ese oreja del animal.
momento oyó, o creyó oír, un paso ligero y suave... y
otro más... ¡sonaba como si unos pies descalzos
caminaran sobre el suelo!
Estaba tan aterrado que no podía gritar ni moverse.
En esta edición no contamos con opiniones de Carlos Alberto Olague Alcalá (México)
lectores, esperamos que, con tu participación,
tengamos mucho que contar de gente que comparte
nuestro interés por expresarse. Soy publicista, director general de una agencia BTL.
Nacido en la ciudad de México, pero radico en
Zacatecas. Soy candidato a portador de la vela
perpetua, aunque la vela perpetua no está muy de
acuerdo. También soy monero, y la mayor parte del
tiempo no sé qué hago aquí además de ser el
responsable del diseño de portada.
Envía tus opiniones por correo electrónico a
descensor+opinar@gmail.com o llena el formulario
Opinar en la sección Contacto en nuestro website y
pasa a leerte aquí en nuestra próxima edición.
Carlampio Fresquet (España) sus raíces. Trata de escribir siempre con humor, para
no tener que pensar. Se declara ateo y considera que
la amistad es lo más valioso de la vida. Ha escrito
Artista Indisciplinar comprometido con el entorno. una gran cantidad de libros entre los que destacan
Estudiante de Bellas Artes. Director de DIAL ART 'Mujeres. Manual de uso y mantenimiento', 'Las
2003 (proyecto de extensión universitaria para la aventuras de Mirinda', 'Vida de ladrones y algo más...'
difusión de la obra del alumnado de la Facultad de y una serie de libros de cuentos, entre otros;
Bellas Artes de Valencia). Coordinador Artístico de disponibles para descarga gratuita en su tienda en
ALEACIÓN: ANTOLOGÍA ARTÍSTICA. Sor Kampana Bubok (http://zumm.bubok.com/).
1991-2008. Miembro del grupo artístico
interdisciplinar OROMATON (Poesía, música y
pintura en vivo). Su libro ‗Somos sexo‘ puede ser
adquirido o descargado desde su tienda virtual en
Lulu (http://stores.lulu.com/kafre09).
encuentra trabajando en la edición de ―Sangre de ―metiche‖ con licencia, para dar crédito a la locura de
Toro‖ -poemas y banderillas-, que se editará los ajenos, nieta de mulatos y de ojiazules españoles,
inicialmente en Buenos Aires y posteriormente en nacida en la tierra de los alacranes, Durango, México.
España. Gusta de la música árabe, flamenco y brasileña; se le
verá danzando por ahí de vez en cuando entre letras
y dibujos; diseñadora gráfica de afición, editora de
fulanas revistas independientes y organizadora de
eventos especiales (sobre todo en familia). Su
especialidad en la cocina: changüiches y sopas
Maruchan.
libro, Amando nubes, lo que le posibilita viajar por breves- que lleguen a embelesar a sus ocasionales
toda España dando recitales. En 2003 sale su libro lectores. Como tal, la indisciplina es una de sus
Ángeles sin cielo, editado por Ediciones Vitruvio, mayores ―virtudes‖; para redimirse ha prometido leer
editorial que publica en 2007 su último libro, de la A a la Z a las grandes plumas que los
Asamblea de palabras. Ha sido incluido también en entendidos recomiendan… Eso sí, sólo cuando
numerosas antologías y revistas impresas y digitales. termine de hacerlo con aquéllos que cuentan con su
Ha organizado y organiza numerosas actividades fervor aunque sean impronunciables en los círculos
poéticas. Dirige la revista digital Asamblea de literarios (es que nunca le gustó la geometría). Para
palabras. Es coordinador del Club de Lectura de la compensar sus deficiencias ―técnicas‖ -notorias y
Universidad Carlos III de Madrid. Profesionalmente se archiconocidas- se ha hecho fan del animé, donde
dedica a la interpretación, apareciendo en televisión, jura y perjura, habitan buenas historias. Confiesa sin
teatro y cine. pudor que cuando garabatea sus escritos coloca una
aguja junto al teclado ―para ayudarse a hilvanar las
palabras‖. Por lo demás, aloja sus seudo-ficciones en
El elefante funambulista
(http://elefantefunambulista.blogspot.com/), y le han
dado -insensatamente- permiso para extender sus
letras hasta este Descensor. Si se obvia todo lo
anterior y no se comete el pecado de leerlo, se
concluirá que es un buen tipo.
Jesús Humberto Olague Alcalá (México)