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Por un lado, la ordenación tiene que realizarse de tal forma que los lectores pasen
de una idea a la siguiente de forma continua; la ordenación se incrementará si
utilizamos un puntuación adecuada dentro del texto, si le damos al lector las
claves para agrupar y separar las ideas; para mejorar la continuidad se deben
utilizar adecuadamente los conectores verbales (de tiempo, de causa-efecto, de
suma, de contraste. ).
Por el otro, la precisión en la escritura se consigue utilizando las palabras justas y
llamando a cada cosa con su nombre –con los nombres reconocidos por la
academia-.
Agrupe las ideas por bloques. A cada bloque póngale un título. Redacte luego
unas indicaciones de qué es lo que va a ir dentro de cada bloque. Cuando tenga
ya todos los bloques con sus indicaciones, desarrolle cada uno en forma de guión
de ideas.
(Sólo los más importantes. Citar alguna revisión o capítulo de libros donde se
haga un repaso más exhaustivo.)
(Con algo de detenimiento, los principales autores y cómo lo han hecho y por qué
no encontraron la respuesta.)
2. La precisión
El texto científico es el peor sitio para experimentar las aptitudes literarias del
autor. La pasión accidental por dejar huella de la personalidad es una mala
tendencia, a la hora de redactar un informe científico. No se preocupe por la
individualidad de su trabajo, en el conjunto del texto quedará clara su autoría. Si
cree que le gusta imitar a algún autor literario, asegúrese de que su estilo es
compatible con la simplicidad y la precisión (Vg.: Azorín, Baroja, Hemingway... );
Cuando el contexto sea muy especializado evite expresarse sólo con la jerga del
paradigma de investigación. Si sólo le entienden media docena de personas...
imagine cuáles serían las consecuencias para su manuscrito si el revisor no
pertenece a esa media docena. Debe entenderle alguien de la disciplina, aunque
no esté trabajando en ese problema. Piense que si busca algo de “impacto” eso
significa que le lean y le citen. Se lee difícilmente aquello que no se entiende.
2.4. Uso adecuado de los tiempos verbales.
Hay expresiones coloquiales, del lenguaje hablado, a las que estamos muy
acostumbrados, que resultan imprecisas en un texto científico.
Por ejemplo, expresiones como “la mayoría”, “la mayor parte”, “casi todos”... se
entenderán de forma distinta por distintos lectores. Siempre que sea posible, hay
que sustituirlas por los datos apropiados (o indicar dónde se pueden obtener); si
no hay datos, conviene usarlas con la mayor moderación.
Cuanto más larga sea la frase más probable es que se pierda el antecedente en la
maraña de palabras; esto refuerza la idea de las frases cortas.
3.2. Anantapódoton.
INCORRECTO / CORRECTO
INCORRECTO / CORRECTO
3.4. Leísmo.
INCORRECTO / CORRECTO
Las chicas pasaron al aula. A continuación les filmaron haciendo la prueba. Los
tests fueron contestados, luego, les corregimos.
Las chicas pasaron al aula. A continuación las filmaron haciendo la prueba. Los
tests fueron contestados, luego, los corregimos.
3.5. Laísmo.
Utilizar la/s como complemento indirecto.
INCORRECTO CORRECTO
3.6. Loísmo.
INCORRECTO / CORRECTO
INCORRECTO CORRECTO
INCORRECTO CORRECTO
- Entonces se les dijo: “Acordaros __ que tenéis que traer la línea base completa”.
-Entonces se les dijo: “Acordaros de que tenéis que traer la línea base completa”.
INCORRECTO CORRECTO
INCORRECTO / CORRECTO
INCORRECTO / CORRECTO
adverbio de negación.
INCORRECTO / CORRECTO
4. Lenguaje considerado.
El científico debe ser (y se le exige) considerado con las personas con las
investiga; y debe serlo, no solo durante la obtención de la evidencia empírica sino
en el posterior informe escrito. Se debe escribir con respeto, evitando que las
personas aludidas se puedan sentir menospreciadas.
4.1.Expresiones sin carga emocional.
4.3 Sexismo.
4.4 Discriminación.
4.5 Enfermedades.
Cuando hablamos de un estilo de citación nos referimos a dos ideas: una manera
de redactar y una forma específica de citar bibliografía.
Existen disímiles estilos bibliográficos. Entre ellos, la norma ISO 690:1987 (UNE
50-10494) es el marco internacional de referencia apropiado, al establecer un
conjunto de pautas básicas para la presentación de las citas bibliográficas de
documentos impresos y publicados. Sobre la base de esta norma, diversas
instituciones: universidades, sociedades, consejos editoriales y otras muchas
agrupaciones científicas, han creado sus propios estilos de descripción
bibliográfica (Rodríguez Castilla, 2009).
Estilo Vancouver: de uso frecuente entre las revistas médicas. Se basa en gran
parte en el estilo de la National Library of Medicine. Estilo Harvard: Muy utilizado
en física, ciencias naturales e, incluso, en las ciencias sociales. Estilo MLA:
Desarrollado por la Modern Language Association (MLA). Se emplea con
frecuencia en la realización de informes y trabajos de investigación del lenguaje.
Estilo Chicago. Desarrollado por la Universidad de Chicago. Utilizado en Ciencias
Humanas. Estilo APA: Creado por la American Psychological Association (APA),
es el estilo más difundido dentro de las publicaciones científicas en psicología.
No sólo ha prevalecido dicho estilo por la organización donde fue creado, que es
la de mayor impacto en psicología a nivel mundial, sino también por su practicidad.
Es por ello que se ha adoptado como predominante en los niveles científicos de
redacción y citado. Actualmente ya existen seis ediciones de dicho manual. La
sexta edición (en inglés) se corresponde con la tercera edición en español.