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La frontera indómita

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defensa del espacio poético

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e Graciela Montes

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Primera edición: 1999


Primera reimpresión: 1999 .,!. :

Coordinación de la colección: Daniel Goldin


Diseño: Joaquín Sierra Escalante
Ilustración de portada: Mauricio Gómez Morin

D.R_ © 1999 FONDO DE CULTURA ECONOM!CA


Carr. Picacho-Ajusco 227, CoL Bosques del Pedregal
14200, México, D.E

SE PROHIBE LA REPROD!JCCION PARCL\L O TOTAL DE ESTA OBRA


[tJ
-POR Ct:ALQUIER MEDID-- SIX lA ANUE!'ICL\ POR ESCRITO
FONDO DE CULTURA
DEL TITULAR DI; lDS DERECHOS CORRESPONDIENTES.

ISBN 968-16-5972-4
ECONOMICA
Impreso en México
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día:-, y por otr; está el contar, el pasaje de ida y vuelta a ese La frontera indómita
mundo que o .:a persona, en otro cierto día, construye con
dos ingredient .s fundamentales: su tiempo y su voz. Y esto es
básicamente :í siempre, aun· cuando se haya pasado de la

·

audiCión de e entos a la lectura: el lector le sigue prestando


su tierripo y s .'voz interior al cuento, y sólo en, ese tiempo el
,cuento vive. !
·

SÚencio, es por comenzar la ceremonia.Pendemos de la Cada uno está solo en el corazón de la Tierra

voz o de la let a. "Había uná vez . . :: y·se abre la casa imagi­

atravesado por un rayo de sol:
naria, nos dej que la habitemos. Al principio es extraña y tal y de pronto anochece.
vez nos sorprenda que haya cosas que nos recuerden tanto el
mundo, aunque todo el ritual -la voz, la modulación de esa ,,:.
Amo mucho esos versos de Salvatore Quasimodo;9 los evoco
voz, el libro- nos señale constantemente que lo que ahí su­ siempre y en circunstancias muy divesas. Son para mí un re­
cede "es" y "no es" al mismo tiempo.Poco a poco nos vamos cordatorio y, a la vez, una especie de conjuro contra la estu­
familiarizando. Le descubrimos los trucos a la casa imagina­ pidez y contra las vanidades. No conozco ninguna imagen
ria, notamos que suelen estar dispuestas de cierta manera las más apretada y genuina de la precaria -y luminosa- condi­
habitac_iones. A esa palabra que viene ahí ya la estábamos es­ ción humana, del fugaz e intenso destello de la conciencia y
per�Iido, y a esa repetición también. Nos gusta anticiparnos su obra.
y corearla junto con el que cuenta el cuento. ' Curiosamente, suelen encabalgárseme en la memoria con
.. El .cuento sigue, es un hilo que no se corta.De pronto, al otros versos, menos prestigiosos tal vez, pero seguramente
doblar un recodo, nos acompafia hasta la puerta. Colorín co­ más populares:
lonido: por aquí se sale; este cuento se ha acabado: ya esta­
. :rpos afuera. Otra vez en el mundo. Exiliados, hasta la próxi­ fuguemos en el bosque
ma· ilusión, de ese sitio donde las nueces eran y no eran al mientras el lobo no está.
. mismo tiempo.
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' El lobo, que está ahí nomás, a la vuelta de la esquina, se pa­
;
(Buenos Aires, 1993) rece mucho a la noche indefeCtible; el bosque es, como la
/
r-­ Tierra, la casa, el sitio donde se está, provisoriamente; el
f/ r---.J
/
jugar se parece mucho al rayo de sol. que nos atraviesa.Por
/
otra parte, ambos poemas coinciden en lo frágil de la estan-
.
'cia: un dramático "de pronto" en los versos de Quasimodo y

9 De Aque e·terre.

48 49
un sabio "mientras" en la ronda infantil se ocupan de recor­ Winnicott empieza por el principio. Su punto de .partida
darnos la precariedad del juego. es el niño recién arrojado al mundo que, esforzada y creati­
Ambas citas me parecen pertinentes cuando se propone vamente, debe ir construyendo sus fronteras y, paradójica­
,

uno hablar del lugar q:ue ocupanlos cuentos -la ficción, la, li.­ mente, c;.onsolando su soledad, ambas cosas al mismo
·_·


. teratura, los mundos imaginarios- en la vida de las person�. tiempo,JJor un lado, está su apasionada y exigente subjetivi­
Al fin de cuentas, es sólo en esa breve cuña de conciencia dad, sugran.deseo; del otro lado, el. objeto deseado: la madre,
y oportunidad, en esa estrecha y dramática frontera -el rayo y, en el medio, todas las construcciones imaginables, una di-
de luz que precede a la indefectible noche, el jugar mientras fícil e intensa frontera de transición, el único margen dond .
el lobo todavía está lejos- donde tienen lugar todas las co:hs­ realmen'te se puede ser libre, es, decir, no condicionado potl .

tructiones humanas, su cultura y, por supuesto, su literatura. dado, no obligado por las demandas propias ni por los lírn :.. /
Hablar de literatura sin tener en cuenta ese contexto elemen­ tes del afuera. El niño espera a la madre, y en la espera, en:I .
¡; .
¡! demora, crea. : '
tal puede conducir a muchas equívocos, y sobre todo a mu­
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¡! chos vacíos; Es ese contexto el que le otorga sentido a lo ·que Wi_?nicott llama a este espaci9,tercera��'?.na o �u�ªI_]20ten-
¡i .
Cial. . -�
hacemos. ·

11
·

. --�laro que hay muchos para los que el sentido no es algo co­ A e.ka zona pertenecen-lo§ 'ºhjetos Q.Y�Winnicott llama :.: '
1
·

diciable, ql,l� descreen de las significaciones. No es: mi caso; ��S::ra·mañta:·���yo borde se chU:pa devotamente-�
el oso de peluche al que uno se abraza para tolerar la a usen- ..
,......-;
soy de los q11e creen, justamente, que la. búsqueda siempre di­
fícil, muchas veces dramática y a veces insatisfactoria de signi­ cía-, los rituales consoladores, el juego en general y, tambi�;n, .
la cultura. lO
·

ficaciones �? exactamente lo que nos compete a las personas.


P
¿ or qu�1hacer literatura? ¿Por qué leer literatura? P
¿ or qué Esta tercera zona no se hace de una vez y para siempre. Se
ed�tar literatura? ¿Por qué enseñar literatura? ¿Por qué insÍS'" trata de un territorio en constante conquista,·, nunca con-
tir bn que la literatura forme parte de la vida de las personas?
1
lO
¿Dónde está esto que llamamos literatura? ¿Dónde debemos La preoaipación por encontrar un sitio para esas cosas de la vida "que-nos hacen sentir­
. ,
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nos vivos" es una constante en Winnicott. La cuestión del "lugar-", en él, nunca es trivial. En
.ponerla? ·
el capítÚlo 7 de Realidad y jué{o (Piaying and Reality, 1971; publicado en español pói Ge- .
. ·.;�

Pertenece, estoy· convencida,· a la frontera indómi�� allí


f
disa), qu_e se llama, justamente La ubicación de
. la experiencia cultural" y que está encabe : ;
zado por una reveladora cita de-Tagore ("En la playa de interminables mundos,/ los niños ·:J
precisamente tiene su domicilio. j_ uegan" ), se pregunta si ese sitio que él busca será el que Freud llamaba "sublimación'; al
· A esta alturavoy a tomarle prestada una idea a un pensador que, sin embargo; no lehabía reservado ubica\=ión precisa su topografía mental, e insiste en
que sólo respondiendo a esa pregunta se entendería ·en qué consiste la vida, siendo, como
que q:uiero mucho: Winnicott. Y si lo quiero y lo admiro es es, algo más que la enfermedad o la falta de ella. "Cuando se habla de un hombre, se habla
porque desarrolla su teoría sin darle la espalda a la condición de él junto con la acumulación de sus experiencias culturales .[ . ..] Y al utilizar el vocablo ,
cultura pienso en la- tradición heredada. Pienso en algo que está contenido en el acervo .
humana -más bien partiendo de su punto más dramático: la común de la humanidad, a lo cual pueden contribuir los individuos y los grupos de perso­
soledad, la separación irremediable-, y porque, una vez des­ nas, y que todos podemos usar si tenemos algún lugar en que poner lo q¡.¡e encontremos!.' Y
luego, en. el capítulo ·siguiente, reitera su búsqueda; casi obsesiva: "Deseo ahora examinar. él
plegada la teoría, no se deja atrapar por ella, como sucede a lugar -y uso la paiabra en sentido abstracto- en que nos t;ncontramos durante la maycir
'
veces, sino que sigue pensando, hasta el final, libremente. parte del tiempo cuando experimentamos vivir".

51
· ·,
50
quistado del todo, siempre en elap.oi�ción, en permanente ción, un poema son avanzadas sobre la tercera zona, construc­
hacerse; por una parte, zona de· intercambio. entre el adentro ciones pioneras, propias del borde.Por eso se suele decir que
y el afuera, entre el individuo y el mundo, pero también � son gratuitas, en el sentido de que no son necesarias, que son
más: única zona liberada. El lugar del hacer personal. � independientes de lo dado (el yo y sus exigencias; el mundo y
��
:·.


. ·

La literatu�a; como el arte e� ?eneral, como. la cultura, sus condiciones),>No porque sean novela o cuento o poema,
-.)}
·

como· toda marca humana, esta Instalada e,n esa frontera . no por su género'sino por la forma de experiencia que deter­
. :·
. · .
.· . · �: .· Una frontera espesa, que contiene de todo, e independientt:r: minan: cualquier otra cosa, de un panfleto a una receta de co­
que n o pertenece al adentro, a las puras subjetividades, ni �1 cina, se podrían leer como literatura, siempre y cuando se los
· . . .

afuera, el real o mundo objetivo. instalara en esa frontera, se lqs liberara, precisamente, de los
Un territorio necesario y saludable, el único en el que nos condicionamientos de las funciones, se los alojara en esa espe­
sentirnos realmente vivos, el único en el que brilla el breve cie de zona oblicua, esa ronda, ese círculo mágico, esa rayuela,
��:r rayo de sol de los versos de Quasimodo, el único donde se donde se construye, infatigablemente, todo lo nuevo:
,;P�,�den desarrollar nuestros juegos antes de la llegada del Eso no significa qut:! la literatura sea una experiencia tOtal­
':;Tobo. Si ese territorio de frontera se angosta, si no podemos mente indiferente al yo o al no-yo, a la realidad psíquid. o a
¡ habitarlo, no nos queda· más que la pura subjetividad y, por la realidad exterior. Claro que no: justamente, es frontera y,
ende, la locura, o la mera acomodación al afuera, que es una ��']'! por lo tanto, transición, pero no. se reduce jamás á los térmi­
·-e
·

1 forma de muerte. :-t nos que lq. enmarcan porque es un hacer independiente, que
1
La condición para que esta frontera siga siendo lo que debe & tiene sus propias reglas y su propio espacio.
se;r es, precisamente, que se mantenga indómita, es decir, que La frontera indómita de las palabras incluye una gama
,
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no caiga bajo el dominio de la pura subjetividad ni de lo ab­ muy amplia de variantes, algunas más canonizadas y presti-
solutamente exterior, �que no esté al servicio del puro yo ni del t . giosas que otras; las exploradories gozosas del balbuceo du­
f!:_
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, puro no-yo a educación, el!.-":!!1sentido más..,gener_oso que Iii


..

..
·'� rante la primerísima infancia, la deliberada y obsesiva reite­
mera enseñanza, puede contribuir considerablemente al an- ·� ración de una sílaba sabrosa, los insultos rituales, las adivi­
��"'""":_
gostam1ento o ensa,n�h,amierlto �e este terntoqo
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..

necesano:
...'""�""""-�--·-=-w:rllol»--"""""""u=��u....�DI\ll_._.,._........,..r.....�........."�" 4
� nanzas populares, los chistes o La Divina Comedia deDante.
·-��r.-.......,�..l""�"""'��lt��t'L�w..t....lll!o.o
. ,,.....--....---.,-
.

.�,.....t..)·.a.�......,_.-...:o.�_.,......,¡..

.': Es ahí donde está la literatura; ahí se abre la fTo:qtera in..,. l


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Es el lugar de los gestos, de los símbolos, de los caprichos, de
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?? mita de las palapras. las marcas perso:nales, de los e$tilos (por eso de Buffon), y
·,

: Las palabras, ya se sabe, ocupan todos los espacios, puesto


!
·.� . puede llegar a ser, o no, el lugar donde se instale gran parte
que fuimos arrojados a un mundo nombrado. Y sirven para de lo que transita por las aulas y por los programas de estu­
..


,1· muchas cosas; tienen diversas funciones, como ya dijo en su dio, es decir la tradición heredada, el acervo literario de la


momento Jakobson (y convirtieron luego en dogma los ma-
"

humanidad, que viene a ser algo así como la frontera indó­


,. !

·
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, nuales).Pero algunas, sólo algunas -y esto es algo que a veces mita de la especie, construida a fuerza de decantaciones.
hace perder la paciencia a los lingüistas-, están instaladas en Nadie parece dudar de que la escuela tiene que incluir ·d?
los márgenes, en la frontera. Una novela, un cuento, una can- algún modo la literatura entre sU:s quehaceres ni de que al: co.;:

52 53
darle: enseñar literatura no puede significar otra· cosa que
legio secundario le corresponde transmitir, mal que bien, el
educar en la literatura, que ayudar a que 'la literatura ;ingrese
acervo literario, o, al menos, cierto :repertorio nacional-o l..ui­i
en la experiencia de los a1uriu1os, en su hacer, lo que supone, .
versal que todo el mundo considera insoslayable. En cambio,
por supuesto, reingresada ·en el ;propio. ·:Educar en 'la· litera­
nadie parece preocuparse-demasiado por-preguntar lo que tan
tura es un asunto de tránsito y ensanchamiento de fronteras;
bien se pregunta vVinnicott: dónde poner ese acervo. Un tema
Y un asunto vital;·eh'él·gue necesariamente están implicados
que, ya se. dijo, parece tener ·más que ver con la educación que
·,.:;
:..�
los maestros y profesores, aurique no sólo ellos.
con-la enseñanza. No se_puede decir-que la escuela o el colegio
. ·,��
.

Claro está que es .muy difícil ayudar a ensanchar :la fron­ :·.: \1
ignoren la literatura. En la escuela y en el colegio circulan poe­
tera de otros cuando Ja propia est�. encogida, apelmazada. Es
mas, cuentos, novelas . :. Se habla induso de corrientes litera­ casi imposible hacer-que :fa cultura se convierta para otrOS· en
rias, de estilo�. Sólo que nadie sabe dónde ponerlos. Y eso es
experiencia cuando es para ·uno sólo un dato del mundo· ex­
grave, porque los poemas,los cuentos, las novelas,las corrien­
terior, un trámite; por ejemplo el requerimiento de un pro-·
tes literarias o .los estilos sólo tienen sentido si contamos con
grama. Y es difícil poner las energías en la construcción de las
un sitio dónde ponerlos, es decir, si hemos desarrollado antes
fronteras cuando se carece de :la confianza mínima -en ·el
nuestra frontera mdómita, nuestra zona liberada. Está. claro
mundo exterior, cuando no se gana · lo suficiente para ·vivir;
que no sirven para saciar las necesidades elementales del yo ni
por ejemplo, o cuando todo es tan ;hostil qué cualquier--es..,
para mollificar :drásticamente las condiciones del mundo ex­
fuerzo constructor parece perder sentido.
terior; de'hecho, sólo sirven a esa zona tercera. La cultura he­
Sin embargo, si nos ocupamos de cultura nuestro ofi ' cio es
reda,da sólo es útil en tanto puede convertirse en cultura pro­
ése, es eso ' lo que nos compete. Si ya no nos inter'esa nuestro
pia, es d�Cir, en tanto puede bJ.gresar a la propia frontera . in­
ofició, si hemos decidido remplazar toda ,reflexión sobre 'él
dómita. .:X;: pilla eso,tiene que convertirse en experienCia.
\ ..
Me doy cuenta de que esto .puede parecer una e�gencia
por comeFJ.tarios difusos acerca de :las :noticias ap : atecidas >en
los diarios, será porque ya hemos entregado una zona-consi-
desmesurada. Se I?',le dirá·que bastante tienen los·padres con
atender a la subsistenda; .que 'bastante tienen maestros y :pro­
·derable de nue-stra propia Jrontera. ·
· · , ,

Ha·gamos de- cuenta ,que eso nú ha s'ucedido, hagamos ·de


·
fesores con sus difíciles :destinos·de docentes en una sociedad
·

cu�nta que .todavía tenemos, intacto,· ese territorio indómito;.


desinteresada por la :educación?' que demasiado tienen con .
. .
·

personalísimo, hecho 'de lecturas, escrituras y otras-experieFJ.­


sus aulas so,brepobladas, sus sueldos lamentables, sus refor­
cias sorprendentes con 1as palabras,.de donde a-álgun<Ds ·n<Ds
mas educativas y sus contenidos básicos; que bastante ·tene­ surgió, cierto. día, la idea :fantasiosa de ocuparnos -especia'l­
.mos todos con nuestro mundo .estricto y a:bruinadcir :c�ino mente 'de la literatura.
para ocuparn�s, además, -de_ desiftát��t·gíiin paquete· y ·con- '
Tal vez ;:po.damos . entonces pr�gt+ntarnos_ que y '<alilién.es
vertir la cultura en . e :x;perie ncia. .
. ;han ·quericlo domesticar :Jo no .domesticable, :quiénes itueFO:lil
'f.:lay por supuesto muchas :fórmas de ver esta cuestión, y
lo.s achicadores -de ,nuestra zona :liberada. No hal;lrá .u.ma.ffie;S­
muchos .ataj_os y.coartad�s j)ar.a Otorgarle éO ·quitarle sentido a .puesta :única, ya que es condición ·indispensable .de ;esta i:fr<l:na-
lo ,que ·uno ·hace. Pero, -� -mí .modo de ver, no hay vuelta ·:que
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54

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r-::::en la qu� decidimos instalarnos el ser pro�ia e irrepeti­ El progreso se ha hecho sentir -en este terreno como en
{ .hl:: s1empre umca y en constante transformacwn. Cada uno tantos otros-, y hoy contamos con otras formas variopintas
�tendrá sus cuentas que saldar y sus reproches.Pero tal vez de domesticac�ón escolar de la literatura: selecciones por
coincidamos en algunos trazos gruesos. Los achicadores sue­ tema, clasificaciones por edades, agrupaciones por época,
lén envalentonarse a veces, y hasta elaboran t�o.:r:í.a&--genera­ cue::¡tionarios, resúmenes, conglomerados varios; manuales,
les que, con el tiempo, se vuelven más o menos oficiales y se antologías, cuadros sinóptícos, encolumnamientos. Tienen
convierten en fantasmas compartidos. la virtu_d de poner un poco de orden en la frontera indómita.
La literatura cuenta, creo, con tres que son especialmente Y de volverla de paso un poco más útil y prov�chosa. Lo gra­
poderosos y devoradores: la escolarización, la frivolidad y el tuito es siempre un desafío y un descontrol, lo que está de­
mercado. masiado vivo siempre es peligroso. Unabuena interpretación
El fantasma de la escolarización es, sin lugar a dudas, todo
. . .
psicologista, cualquier versión oficial de "lo que quiso decir
un clásico. La forma de domesticación más tradicional y
· · el autor" o un cuid�doso análisis del discurso en su plano ilo­
prestigiosa de la literatura. Hace centenares de años que se cutivo pueden servir por igual para convertir laliteratufa, esa
practica. Al menos desde la Contrarreforma, que sentó las
· especie propia de las regiones indómitas, en una mc¡.nsa y
bases de la educación europea en el siglo XVI. controlable mascota.Pero no todos los fantasmas responden
La Contrarreforma aceptó conservar los textos de la Anti­ al mismo estilo.
güedad con la condición de que se COIJ.Virtieran en "clásicos", El de la frivolidad es un fantasma más light. Se inició con
es decir: en áulicos. Recurrió para ello al método de la tijera: uri eslogan que en su momento fue muy saludable, el del
1os excerpta, 1os "trozos"1
_ . or un lado 1os ex-
, os "extractos"P "placer de leer". Se trataba de una exhortación "blanda", que
cerpta eran un impecable y eficientísimo modelo de censura nació, al parecer para contrarrestar los efectos "duros" . del
que permitía conjurar una serie de peligros: las referencias fantasma anterior. Rápidamente se lo asoció con "comodi�
políticas urticantes, el pertinaz paganismo y demás impudi­ dad" y con "facilidaci", oponiéndoselo al "trabajo", el "es-:­
cias de griegos y romanos.Por otro lado, domesticaban el fuerzo" (y el "displacer") propios de la.s prácticas de la esco­
acervo, achicaban la frontera, retiraban la literatura del sitio larizaCión.
que Winnicott tan afanosamente_ buscó definir y la instalaban El placer estaba vinculado estrechamente con el juego, y el
en una zona de triieque, la volvían "útil", la ponían al servicio descubrimiento del juego había sido, por supuesto, muy va­
de la acomodación a las demandas externas. ll lioso. Algo así como el reconocimiento oficial de la frontera
indómita,. de la zona potencial de que hablaba Winnicott.
Sólo que, muy rápidamente, el juego se convitió en consignas
11 Para una comprensión más profunda de este proceso de apropiación áulica de la cultura
de juego. Las consignas, en actividades. Y las aCtividades ter""
que llevó a cabo la Contrarreforma, puede verse el valioso libro de Marc Soriano, Guide de
littérature·pour la jeunesse, cuya traducción al español, Literatura para niños y jóvenes. Guia minaron resumiendo lo que se entendía por juego, mientras,
de exploración de sus grandes temas,_publicó la editorial Colihue en 1995, en Buerws Aires.
Y también Susan Sontag, en el articulo citado ya, habla del papel de la interpretación en el
en las bibliotecas, los blandos almohadones simbolizaban-)a
proceso domesticador del acervo cultural. facilidad, en contra de los vkjos y duros p1;1.p�tres.: .

56 57
Había hecho su aparición ·el :fantasma de 'la :frivolidad. Y los devora antes de que llegue el lobo. Y lÓs demás, los so­
comenzó a remplazarse una auténtica 'experiencia :de ,la Jíte­ brevivientes de la exclusión, no tenemos muy buen aspecto .
ratura, es decir, el -ingreso imprevisible del acervo .a 1a propia que digamos, se nos ve pálidos por el prolongado enClaus­
frontera indó.mita, por un :repertorio variado YJ>"intoresco de tramiento; acorralados, nos limitamos a satisfacer como pq­ ::'¡
·¡
consignas de juego y actividades más o·menos estructuradas, demos las exigencias de nuestras subjetividades, consu­ ¡
con las que se buscaba cubrir el vado. miendo ·obedientémehfé. Del-mundo exterior, de la dura ne­
,:l
Pero ni el fantasma tradicional de la escolarización ni el cesidad, ya no nos separa sino una falsa frontera, la · magra
más novedoso fantasma .de :la frivolidad le llegan siquiera a cultura donada, las huecas-imaginerías y los fuegos de.ar.tifi­
-los talones al .fantasma más temible y poderoso: ·el-del :mer­ cio de los medios de comunicación, que de libres no �tienen
cado y su ley de rédito máximo: lo que vende, manda. 'Para nada, ya que cuentan, como todo el mundo sabe, con :los en­
las leyes del ·mercado, las fronteras cerriles, todas 1as fronte­ tusiastas auspicios del mercado.
ras, la de la .palabra, na del arte, la de la cultura o, sencilla­ Está claro que el momento no es propicio, que las drcuiis­
mente, 1a de Ia exploración y el juego, resultan francamente tancias nos son adversas. Y, sin embargo, o por eso precisa­
irritantes en su estado cerril. Convenientemente colonizadas, merite, yo hablo aquí de ensanchar la fronter'!:, de construÍr
en cambio, pueden terminar por ser muy útiles. Domest:ica­ ima,ginarios, de fundar ciudades libres, de hacer cultura, ·de
dos, clasificados, encarrilados, pasteurizados y 'homogenei­ recuperar el .sentido, .de no dejarse domesticar, '9-e ·volver . a
zados, -los Tetoños ·de eSOS territorios salvajes pueden conver­ aprender a hacer gestos, a dejar marcas.llusa, :creo que .toda:..
tirse en fuente provechosa de ingresos. Al fin de cuentas, el vía vale la pena aprovechar que al-lobo se le ha hecho tarde
arte, la cultura, 1a educaCión, la literatura� los juguetes .Y el · para jugar un buen juego, dejarse entibiar por.un rayo de sol
juego también se :venden. Para eso están las canmrizaciones, antes de que se lleguen la noche y el silencio. ·

las qotizaciohes, los _prestigios, el ·marketing, 1a ;prensa .o' 'un


bueljl editing, para amaestrar 1as nove1as más díscolas y ajus­ (La P.}ata, 1995)
tar título, estilo y 'hasta desenlace a las demandas ·del ·todo-
poderoso mercado. �
.
.Está claro que todo con�pira hoy ·contra las fronteras in­ . ¡.
dómitas; ¿tendrá sentido recordadas? ¿Tendrá sentido !re­
cordar la libertad. de un gesto, la 'libertad del juego, 1a_gra:tni­
dad de un poema cuando vivimos, como vivimos, ·en ·un
ll
mundo saturado y saturador, que ·nos acosa 'c�m sus p.anta­
llas, sus condiCiones durísimas y sus datos? No :es lfacil, .e:n
estas circunstanCias, atrapar •uno ·de esos rayos ·Üe .sdl.dle il0s
que 'hahlaba Quasimodo ·o ,p.ermitirse .u:n áu�go.lRara .muchos
ni siquiera parece ·quedar .espaCio en el bosque: ¡}a . exdusiiDn
.

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